Planificación Física - Cuba �

ReSUMen

Las proporciones territoriales ocupan un lugar especial y son objeto de estudio tanto de la economía regional como de la planificación regional y física.

En este artículo el autor retoma un tema tratado por él du-rante los años setenta-ochenta del pasado siglo, pero hacien-do énfasis en algunas consideraciones teóricas y prácticas. Más que pretender agotar el tema, el objetivo fundamental es el de sugerir nuevos enfoques en correspondencia con las necesidades actuales de la planificación territorial.

IntROdUccIón

PRoPoRCIón, según el diccionario (Nuevo Peque-ño Larousse), significa disposición o corresponden-

cia entre las cosas, mientras que proporcionalidad signi-fica relación.

Las proporciones en arquitectura se definen como las relaciones entre las formas y dimensiones de las distin-tas partes de un edificio, monumento u otra obra arqui-tectónica. En matemáticas se definen como la igualdad entre dos razones, mientras que en economía se suelen identificar como las correlaciones entre los elementos, partes y subdivisiones de la producción, así como entre las ramas y territorios. ¿Qué encontramos de común en estas definiciones? La existencia de una necesaria rela-ción entre los elementos componentes del objeto estudiado. Si esta relación se viola, ello conduciría al surgimiento de una desproporción, cuyas consecuencias podrían tener di-ferentes connotaciones.

En economía, como se verá más adelante, la falta de proporcionalidad entre los distintos elementos del sis-tema económico objeto de estudio afectan, en mayor o menor grado, el proceso de la reproducción social. El propio ciclo económico que caracteriza a la economía ca-pitalista, con sus fases de auge y de crisis, es un ejemplo

de ello. De otra parte, la economía socialista, aún tratán-dose de economía de planificación centralizada, tampo-co está exenta de generar sus propias desproporciones económicas.

Proporciones territoriales

Dentro de las proporciones económicas, las territo-riales ocupan un lugar especial y son objeto de estudio tanto de la economía regional como del ordenamiento territorial y el urbanismo.

Desde el punto de vista clásico de la economía regional, las proporciones territoriales reflejan la distribución espacial de las fuerzas productivas en el país, así como la correlación entre las diferentes instancias político-administrativas respecto, entre otros aspectos, a la creación y utilización del ingreso nacional.

El académico Nekrasov, cuyos trabajos tuvieron amplia divulgación en nuestro país en la década de los años ochenta del pasado siglo, postulaba que “las proporciones territoriales de la economía nacional de-terminaban el nivel de desarrollo económico de todo el sistema de las regiones del país y de la relación

Proporciones territoriales

Lic. José Antonio Perdomo ConcepciónInstituto de Planificación Física

Algunas consideraciones conceptuales

Cuando podemos medir aquello de

lo que hablamos y expresarlo en

cifras, sabemos algo de ello; cuando

no podemos medirlo ni expresarlo

en cifras, nuestro conocimiento es

débil e insatisfactorio.

Lord KeLvin

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entre las mismas, así como los niveles y el carácter de las relaciones interregionales de producción”.

Las proporciones territoriales son dinámicas y cambian en la medida que se desarrolla la economía. Su esencia económica consiste en la distribución te-rritorial del trabajo social, con el objetivo de garan-tizar el sistemático incremento de la eficiencia de la producción social. Así vistas, las proporciones terri-toriales adquieren mayor relevancia en países con re-giones ricas en recursos naturales y con una marcada diferenciación en el desarrollo territorial.

Para un país en vías de desarrollo deviene un objeti-vo fundamental el de garantizar una mejor distribución de las fuerzas productivas, a fin de elevar la eficacia de la producción social con base en la sucesiva especiali-zación y desarrollo proporcional de la economía de sus territorios.

Resulta evidente que las proporciones territoriales constituyen un reflejo en el plano espacial de la estruc-tura de la economía nacional y que en la medida que se modifique esa estructura económica se modificarán, en consecuencia, las proporciones territoriales.

Conviene señalar, en aras del rigor científico, que una desproporción no es equivalente a una desigualdad. La existencia de una desproporción implica una falta de correlación entre elementos del organismo económico objeto de estudio que pone en peligro el proceso de pro-ducción o la realización eficiente de la actividad. A ni-vel de una industria en particular, un “cuello de botella” constituye un sencillo ejemplo de falta de proporcionali-dad entre los elementos de la producción.

En el caso de los territorios, la diferencia entre des-proporciones y desigualdades es más sutil y por lo gene-ral las primeras no sólo se asocian a esa falta de corre-lación, sino que se identifican con una distribución no equitativa del desarrollo económico y social.

Proporciones territoriales en cuba

Al triunfo de la Revolución las proporciones territo-riales en Cuba eran el reflejo espacial de una economía estructuralmente deformada, lo que daba lugar a profun-das desproporciones territoriales, de ahí que modificar esta situación fuese un objetivo de la Revolución pre-sente desde los primeros años, aunque el concepto de proporcionalidad territorial no estuviese explícitamente formulado.

Desde el surgimiento de la planificación física en Cuba (mayo de 1960), esta actividad tuvo entre sus principales objetivos el de propiciar una “desconcentración” del de-

sarrollo que básicamente se localizaba en las provincias habaneras, y en particular en la capital del país.

En 1958 en la Ciudad de La Habana, con alrededor del 20% de la población del país, se localizaba el 75%

de la industria no azucarera, el 49% de los servicios co-mercializables, el 66% de las capacidades hoteleras, el 40,7% de las camas hospitalarias, el 48% del personal de la salud pública y el 75% de los profesionales del país.

En 1979, el autor de este artículo presentó una po-nencia en la IX Conferencia de Científicos Regionalis-tas miembros del CAME celebrada en La Habana con el título de “Proporciones económicas territoriales en la República de Cuba”. Este fue, quizás, el primer tra-bajo sobre el tema realizado en Cuba. En dicho trabajo se evidenció que pese al esfuerzo realizado por la Revo-

Indicadores económicos y sociales de desempeño y de equipamiento

Superiores a la media

Alrededor de la media

Inferiores a la media

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lución, aún se manifestaban serias “desigualdades” en el desarrollo económico y social de los territorios Las provincias occidentales, consideradas de conjunto, mos-traban indicadores muy por encima de la media nacional; las centrales, indicadores que oscilaban en torno a esa media, mientras que en las orientales estaban muy por debajo de la media.

Cuando en Cuba se acometió, en 1978, la elaboración de una “Estrategia de Desarrollo Económico y Social hasta el año 2000” y un “Esquema de Distribución de las Fuerzas Productivas”, el tema de las proporciones económicas territoriales adquirió notoria relevancia. Estos trabajos trajeron a un primer plano la conceptua-lización de la proporcionalidad y de las desigualdades territoriales.

Habíamos señalado anteriormente la no equivalencia entre una desproporción y una desigualdad que tratare-mos de ejemplificar ahora con un sencillo ejemplo.

Si de conformidad con el nivel de desarrollo econó-mico alcanzado por el país se adopta la política de ga-rantizar la matrícula en círculos infantiles a los hijos de madres trabajadoras, deberá entonces existir una cierta correlación entre el número de madres trabajadoras y las plazas en círculos infantiles (dado un número promedio de hijos por madre). Si esa “proporcionalidad” se viola, entonces ello podrá tener una repercusión negativa en la incorporación de la mujer al trabajo y consecuentemente en el promedio de mujeres trabajadoras.

Sin embargo, si se considera solamente el valor ab-soluto de la matrícula en círculos infantiles o su relación con el total de mujeres (sean o no trabajadoras), encon-traríamos diferencias que estarían reflejando “desigual-dades” y no “desproporciones”, en el sentido estricto del término, teniendo en cuenta el criterio adoptado para crear las capacidades en los círculos infantiles.

Para evitar confusiones, el autor de este artículo prefiere emplear el término de “proporciones y des-igualdades”, ya que al considerarlas de conjunto se abarca el universo de situaciones que determinan las diferencias en el desarrollo económico y social de los territorios. En nuestra opinión, las desproporciones están ligadas fundamentalmente con el concepto de eficiencia, mientras que las desigualdades con el de equidad. Durante la década de los años ochenta se lle-varon a cabo diferentes estudios sobre esta temática y bajo estas mismas consideraciones. En la mayoría de estos estudios se empleó un reducido número de indi-cadores, tanto económicos como sociales, que a través de un proceso de homogeneización y ponderación per-mitieron obtener un índice sintético para comparar el desarrollo alcanzado por los diferentes territorios (pro-vincias y municipios).

En el Sistema de la Planificación Física, en el pe-ríodo 2000-2005, se llevaron a cabo estudios orien-tados a identificar lo que se denominó “munici-pios críticos” respecto a un determinado conjunto de indicadores, y que en esencia evidenciaban las desigualdades existentes entre ellos. En estos estu-dios se ha observado que las provincias occidentales siguen mostrando los mayores niveles de desarrollo socioeconómico, las centrales siguen girando en torno a la media, mientras las orientales continúan siendo las de menor desarrollo relativo. Todos los municipios identificados como críticos están en las provincias orientales.

Otras entidades emprendieron estudios similares, y como ejemplo de ellos tenemos el estudio sobre el Índi-ce de Desarrollo Humano (IDH) en Cuba llevado a cabo por el Programa de las Naciones Unidas para el Desa-rrollo (PNUD) en coordinación con el Centro de Estu-dios de la Economía Mundial, y la investigación sobre el desarrollo humano y equidad realizado también por estas instituciones. En ambos trabajos se abordó la pro-

Provincias Valor del IdH

Ciudad de La Habana 0,7278

Cienfuegos 0,7203

Villa Clara 0,6856

Matanzas 0,6796

La Habana 0,6748

Sancti Spíritus 0,6492

Ciego de Ávila 0,6249

Pinar del Río 0,5382

Santiago de Cuba 0,5194

Holguín 0,4932

Guantánamo 0,4661

Camagüey 0,4641

Las Tunas 0,4348

Granma 0,3724

IDH por provincias

Nota: En la medida que el IDH se acerca a la unidad es indicativo de una mejor situación.Obsérvese que los siete primeros lugares lo ocupan las provincias occidentales y centrales, mientras que los últimos siete están ocupados por las orientales. Pinar del Río ha sido siempre la excepción, y por lo general sus indicadores se asemejan más a los de las provincias orientales.

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blemática territorial (utilizando la provincia como unidad de observación).

Proporciones económicas territoriales en la etapa actual

Si se parte del principio de localizar cada actividad en el lugar en que existan, a corto plazo, mejores con-diciones para su desarrollo tendremos que, bajo esta premisa, la proporcionalidad territorial obtenida si bien puede garantizar un adecuado funcionamiento de la economía, puede no contribuir a un desarrollo so-cioeconómico homogéneo y a un desarrollo territorial más equilibrado en el largo plazo. Para lograr esto últi-mo se requiere de una voluntad política, de aprovechar al máximo las potencialidades de los diferentes terri-torios, así como de las actividades de libre localización (aquellas con factores locacionales poco restrictivos) que pueden ser orientadas hacia las localidades con un menor desarrollo relativo.

La proporcionalidad territorial no se limita al logro de un desarrollo económico y social más racional y equitativo, ni puede expresarse solamente a través de indicadores económicos que reflejen la participación de los diferentes territorios en la creación y utilización del ingreso nacional. Hay un aspecto de singular im-portancia, sobre todo para el ordenamiento territorial, que consiste en lograr la necesaria correlación entre los elementos físicos espaciales que sirven de soporte material a las actividades económicas y sociales. Sin una adecuada infraestructura técnica y social no es posible lograr el desarrollo de la producción y los ser-vicios. La estructura de la producción, su natura-leza y sus requerimientos específicos determinan el carácter de la infraestructura técnica que le sirve de sustento.

Para la mayoría de los regionalistas soviéticos, en-cabezados por el académico N. Nekrasov, al analizar la proporcionalidad territorial, el énfasis se hacía en pa-rámetros del desarrollo económico y social, y las uni-dades territoriales consideradas eran por lo general las regiones y macrorregiones. Este enfoque primó en los estudios que sobre este tema se llevaron a cabo en Cuba en las décadas de los años setenta y ochenta.

La situación creada a partir de los años noventa en lo que respecta a la gradual eliminación de las despro-porciones y desigualdades territoriales en nuestro país obliga a abordar estos estudios bajo una nueva óptica que debe privilegiar el estudio de las proporciones in-trarregionales o, mejor aún, intraterritoriales, o sea, aquellas que se establecen hacia el interior de un terri-torio y que responden a las necesarias relaciones que

deben existir entre el complejo de factores físico-es-paciales, que de violarse conducen inevitablemente a un ineficaz funcionamiento del territorio como unidad económico-productiva.

Este tipo de enfoque resulta aún más necesario cuando se pretende llevar a cabo un proceso de des-centralización que otorgue más facultades y poder de decisión a las instancias municipales.

Es por ello que el municipio deberá constituir la unidad territorial básica de análisis y planeamiento, al menos en lo que a los factores físico-espaciales se refiere.

Estudios recientes han puesto nuevamente en evi-dencia algunas desproporciones territoriales dadas por la falta de correspondencia entre algunos factores condicionantes del desarrollo económico y social. Un ejemplo de ello se tiene en la región norte-oriental del país, donde la disponibilidad de agua no está en corres-pondencia con la demanda de este recurso por parte de actividades económicas que se han ido localizando en este territorio.

Lo planteado anteriormente no niega el continuar buscando alternativas de desarrollo en los territo-rios más deprimidos, y en particular en las provincias orientales. Este desarrollo no puede sustentarse por el momento, como lo hizo en el período 1978-1989, en un fuerte proceso inversionista que en aquellos años contaba con el respaldo de fuentes de financiamiento externo, en condiciones extraordinariamente ventajo-sas para nuestro país. El desarrollo actual de estos te-rritorios debe basarse, salvo excepciones, en un mejor aprovechamiento de los recursos locales y utilizando racionalmente las oportunidades que brinde el desarro-

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llo de las actividades priorizadas, entre las cuales me-rece destacarse por su importancia el turismo.

La proporcionalidad en el desarrollo de los terri-torios está determinada, como se ha visto anterior-mente, por la distribución espacial de las activida-des productivas, y en las actuales condiciones esta distribución puede dar lugar a la profundización de algunas desigualdades en el desarrollo económico y social de dichos territorios. La inteligencia está en buscar alternativas de desarrollo local que com-pensen estas tendencias y contribuyan a minimizar los efectos negativos que sobre el territorio pudiera ejercer la actual coyuntura económica.

Para que un territorio cualquiera (provincia o municipio) pueda funcionar eficazmente como una unidad económica territorial deberá existir una ade-

cuada proporcionalidad entre todos los elementos que, de una forma u otra, garantizan ese funciona-miento. En todo territorio cabe distinguir lo que constituye su “anatomía”, dada por la presencia de los diferentes elementos físico-espaciales que la conforman, y su “fisiología”, o sea, el funciona-miento de cada uno de sus elementos componentes (vistos individualmente) y del territorio conside-rado como un todo, es decir, como un sistema. Al igual que un ser vivo que presente anomalías ana-tómicas no puede “funcionar” de manera adecuada, un territorio mal estructurado o deficientemente equipado no puede tener un buen desempeño eco-nómico y social, y mucho menos ser capaz de desa-rrollarse correctamente.

Sin una adecuada red vial, en correspondencia con las capacidades de producción y de servicios, no se puede garantizar un consecuente flujo de car-gas y pasajeros; sin una adecuada correspondencia entre el tamaño y la localización de las fuentes de abasto de agua y los consumidores de este recur-so, tampoco es posible lograr un buen “funciona-miento” del territorio en lo que a este aspecto se refiere.

En la etapa actual, el ordenamiento territorial debe continuar profundizando en el estudio de las relacio-nes existentes entre los factores económicos y los fí-sico-especiales que le sirven de soporte material, y a través de los cuales los primeros tienden a manifes-tarse tratando de identificar y cuantificar las poten-cialidades de los territorios para potenciar el aprove-chamiento de sus propios recursos con un mínimo de gastos de inversión.

BIBlIOgRAfíA

Perdomo, José A. “Proporciones económicas territoria-les en la República de Cuba”. Ponencia presentada en la IX Conferencia de Científicos Regionalistas celebra-da en La Habana en 1979.

_______________. “Proporciones económicas territo-riales en la República de Cuba”. Cuestiones de la Eco-nomía Planificada No. 2 de 1980. En colaboración con la Lic. Norma Montes Rodríguez.

_______________. Conferencias impartidas en dos cur-sos de postgrado sobre las proporciones territoriales. Instituto de Planificación Física, 1987 y 1988.

NekrAsov, NikolAi N. Economía regional. Editorial Científico-Técnica, Ministerio de Cultura. La Habana, 1979.