Profesor Alvaro M. Valenzuela F. - LA BELLE ÉPOQUE Y LA … · 2017-01-12 · 1 De familia...
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La Belle époque y la familia Fuenzalida Kirkwood. Álvaro Valenzuela Fuenzalida, Viña del Mar – Chile, 2016.
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LA BELLE ÉPOQUE Y LA FAMILIA FUENZALIDA
KIKRWOOD
Álvaro M. Valenzuela Fuenzalida
Viña del Mar
01 Octubre 2016.
La Belle époque y la familia Fuenzalida Kirkwood. Álvaro Valenzuela Fuenzalida, Viña del Mar – Chile, 2016.
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La Belle époque y la familia Fuenzalida Kirkwood
Para los descendientes de Rafael Fuenzalida Guzmán y María
Luisa Kirkwood Novillo no ha sido fácil rememorar la época en que ellos
se unieron en matrimonio y menos aún reconstruir el ambiente cultural
y social de Iquique y de Viña del Mar en el primer cuarto del siglo XX.
La generación de los años treinta, en la que me sitúo, vivió los últimos
esplendores de esos años, en los relatos del abuelo, ya que María Luisa
su esposa había fallecido muy tempranamente en Viña del Mar (1927).
El abuelo Rafael que conocimos era parco en palabras, sufría de
una grave depresión por la muerte de su esposa y por la pérdida de gran
parte de su fortuna por obra de estafadores que lo llevaron a invertir en
acciones de yacimientos mineros bolivianos, en verdad inexistentes.
Pero, había testimonios de esa primera vida de la familia en
Iquique. Estos eran principalmente fotografías, mobiliario doméstico,
cartas y relatos de sus hijas quienes al llegar a Viña del Mar en 1920
(circa) gozaron de la vida en la casona de Chorrillos, de la ciudad, de
sus playas y de sus juegos en la Quinta de Limache. Ha sido ese acerbo
transmitido a las generaciones siguientes el que nos ha permitido
reconstruir en parte esa época de la familia y llegar a algunas
conclusiones sobre su modo de vida, sus ilusiones, sus angustias y las
del entorno familiar y social.
¿Cómo caracterizar una época, sin caer en la caricatura o ceñirla
exclusivamente a algún grupo social? No pretendo evitar estos sesgos.
Pero, el mundo europeo del atlántico y parte del americano que vivieron
los abuelos entre el final del siglo XIX y el primer cuarto del siglo XX, se
ha calificado como “La belle époque”, término francés que constituye
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una pista importante del significado cultural de aquellos tiempos y que
podría utilizarse como hipótesis de la búsqueda de sentido de la historia
familiar del hogar que nace de la unión de Rafael y María Luisa.
Ciertamente no podría dar razón de todos los elementos y situaciones
de esa historia, pero sí de algunos.
LAS FAMILIAS
Las diferencias entre la historia familiar Fuenzalida y la Kirkwood
en los albores del siglo eran grandes y manifiestas.
En el caso Fuenzalida se trataba de un miembro de una estirpe
que hundía sus raíces en los años de la llegada de los primeros
españoles a Chile. Al parecer procedían de Toledo. Llegaron con los
conquistadores y luego de unos quinientos años de habían asentado en
Talca, en Santiago y en otros lugares. Don Rafael había estudiado
Derecho en la Universidad de Chile en Santiago y se movía en ese
ambiente como por su casa. Y, era precisamente el ejercicio de esa
profesión – la de abogado – la que lo había llevado a Iquique e insertado
en la alta sociedad de empresarios, mayoritariamente ingleses.
Cuan diferente era el caso de Doña María Luisa, hija de James
Kirkwood y de Raquel Novillo Ginés 1. Su padre – James - había nacido
en Escocia, hijo de un Pastor de la Iglesia de Escocia en la ciudad de
Dunbarney (Perth) 2 Había nacido en Tacna 16 de Diciembre 1879.
Según Julia Fuenzalida Kirkwood eran distinguidos, pero la plata era
muy escasa. Ya había llegado a la edad núbil sin contraer matrimonio y
el encuentro con un Rafael joven y con medios, significó un futuro que
ambos habían anhelado. Y, aunque en esos lugares la población de
origen británico era importante, ella era de la primera generación de
inmigrantes, de todos modos ni siquiera ingleses, sino escoceses. Sin
1 De familia procedente de Argentina. 2 Debemos a Juan Valenzuela Cruzat, hijo de Juan Valenzuela Fuenzalida – nacido en Nigeria (1974) - actualmente residente en Buenos Aires, muy buen genealogista, una buena parte de la información que tenemos de la familia Kirkwood de Escocia.
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duda que hablaba el inglés y talvez el gaélico mejor que el español. Pero
hubo comentarios. Para la familia en Talca el matrimonio con una
peruana, que ciertamente identificaban como indígena, era un mal paso.
Este juicio cambió radicalmente cuando conocieron su apostura y
distinción.
Visto lo anterior queda claro que en ambos casos había un factor
común: la pertenencia a familias de marcado cuño conservador. Rafael
pertenecía a una antigua familia talquina muy cercana a la cultura
agrícola del valle central y a los centros de poder de la capital y María
Luisa a una familia de inmigrantes – por ambos lados, doña Raquel
provenía de Argentina – para la que Tacna y más adelante Iquique no
podrían ser sino algo parecido a Tombuctú. 3
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Se hará frecuentes referencia a Rafael Fuenzalida Guzmán. Recuerdos de su vida y de
la familia que formó. Texto escrito por su hija, Julia Fuenzalida Kirkwood. Quilpué Mayo de 1994. Julia Fuenzalida Kirkwood nació en Iquique el 18 de Mayo de 1915 y falleció en Quilpué el 19 de Marzo de 2003. Texto digital de 18 carillas.
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María Luisa Kirkwood Novillo. Iquique (1905) Época de su matrimonio.
“Fijada ya la fecha de la boda, mi papá fue con mi mamá a la tienda más elegante en ropa
femenina, la presentó y pidió que le hicieran todo el ajuar que ella pidiera, que cerraran la
tienda y se dedicaran a eso nomás y así lo hicieron. Era muy generoso y el amor que sintió
por ella fue más fuerte que la muerte. Al enviudar no quiso casarse de nuevo y eso que él
era muy buen mozo y simpático”. Julia Fuenzalida op.cit.
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Iquique. Don Rafael y dos hijas en la puerta de su casa – oficina frente a la plaza.
Por lo que ya hemos adelantado se puede distinguir en la vida de
Rafael Fuenzalida Guzmán, las siguientes etapas: su infancia en Talca,
sus estudios universitarios en Santiago, sus trabajos como abogado en
varios lugares de Chile y en la ciudad de Iquique, su matrimonio con
María Luisa Kirkwood Novillo, su primera vida familiar en Iquique, el
traslado de la familia a Viña del Mar, la muerte de María Luisa, los años
de la juventud y del matrimonio de las cuatro hijas mayores y su
ancianidad en su casa de Calle Limache en Chorrillos – Viña del Mar.
Es en el período viñamarino de esta historia - 1920 a 1956, fecha de su
muerte - que se sitúan los hechos que se referirán.
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Iquique 1914, las hijas Fuenzalida Kirkwood.
EL CAMBIO DE ÉPOCA
La historia de Chile de fines del siglo XIX quedó marcada por dos
hechos: la Guerra del Pacífico y la Revolución del 91. El balance grosso
modo favoreció en ambos casos a la joven república. De pronto un país
que lindaba por el norte con Copiapó, llevaba su frontera a la latitud de
Arequipa, dando impulso a una actividad minera prodigiosa. Por otra
parte el fracaso de la gestión de José Manuel Balmaceda y el
fortalecimiento del Congreso Nacional le aseguraban una estabilidad
política de largo plazo. A estos dos hechos agregamos otro: la
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conmemoración del Centenario de la Independencia (1910), que dio voz
a una actividad crítica de la gestión del nuevo país, en particular en
temas sociales 4. En ese contexto a Rafael Fuenzalida G. le
correspondió ser testigo de los hechos de la Escuela Santa María de
Iquique (1907) en que tropa del ejército de Chile abrió fuego contra
manifestantes mineros, cobijados en dicha escuela, con el resultado de
varios cientos de muertos. Tal vez la gravedad de estos hechos y de
que conociera personalmente al general a cargo de las fuerzas, Roberto
Silva Renard, fue uno de los motivos que persuadió a Don Rafael a dejar
la ciudad de Iquique y trasladarse a Viña del Mar.
Los hechos de la Escuela Santa María de Iquique tuvieron larga
repercusión en la familia. Muchos años después Julia – llamada
cariñosamente Julita por sus sobrinos, escribía:
“Silva Renard les rogó que fueran a un local donde pacíficamente se arreglaran las cosas,
pero ellos no quisieron. El ejército abrió fuego y cayeron hombres, mujeres y. niños,
muchos, muchos, tantos que tuvieron que recogerlos en carretas. Bueno, después de eso
se rindieron y los que quedaron se fueron al lugar indicado. Mi papa presenció todo desde
la Intendencia, nunca lo olvidó y lo dejó impresionado toda la vida. A todo esto, como se
creía que iba a haber saqueo , mi papa consiguió que mi mamá con una guagua que creo
tenia y mi abuelita fueran a pasar la noche a bordo de un buque que estaba en el puerto y
así se hizo”. 5
Del conjunto de estos factores se puede concluir que ese período
de la historia de Chile se caracterizó por un importante desarrollo el nivel
de vida en general y de una apertura del país al mundo, particularmente
a la Europa atlántica. De ser un país exportador de trigo, cueros y poco
más, se benefició del salitre como un bien muy necesitado en Europa.
Una vez que se hubo desechado el legado hispánico e ignorado el
indígena, el país entró en la vorágine de la adopción de la moda
extranjera y de las tecnologías acompañantes.
4 La primera ley social aprobada por el Congreso fue la presentada por Miguel Cruchaga
Tocornal sobre habitaciones obreras en 1906. En 1907 había una población de 3.250.000 habitantes. Manual de Historia de Chile, Francisco Frías Valenzuela, ZigZag 21a ed. 2001 pags. 401 y 405. 5 RAFAEL FUENZALIDA GUZMAN. Recuerdos de su vida y la familia que formó. Escrito
por su hija Julia Fuenzalida Kirkwood. Quilpué, Mayo de 1994. pag. 5.
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Probablemente el período de mayor bienestar en esta parte del
mundo fue aquel que precedió a la Primera Guerra Mundial (1914-
1918), aun cuando este conflicto tocó sólo levemente a este país tan
alejado del teatro de guerra. No obstante, hubo jóvenes ingleses y de
otras nacionalidades residentes en Chile – cerca de trecientos cincuenta
- que acudieron a las filas, algunos de los cuales dejaron sus vidas en
los campos de Europa. 6
LA BELLE ÉPOQUE
En este contexto se dio en el mundo occidental el fenómeno
denominado Belle époque, cuyos ecos en Chile y más precisamente en
la familia Fuenzalida Kirkwood reseñaremos a partir de los testimonios
que poseemos. Estos son en primer lugar relatos de las hijas de la paeja
fundadora, algunas fotografías, recuerdos personales de la Casa de los
Leones y recuerdos de la vieja ciudad de Viña del Mar de los años 40.
Haremos uso asimismo de la investigación del profesor Jorge Salomó
Flores sobre la Belle Époque viñamarina (2007) 7.
Este fenómeno social puede propiamente situarse entre los años
1880 y 1914, aun cuando en Chile y para nuestro tema puede
prolongarse hasta los años 40 del siglo XX. El término mismo belle
époque dice mucho. En primer término belleza es decir ponderación de
la apariencia: vestuario y arquitectura. Luego disposición y uso de
tecnologías innovadoras y transformadoras del ritmo de la vida social :
la luz eléctrica, los automóviles, el teléfono, la radio, los vapores,
aviones, trenes, la arquitectura y la medicina.
Sin embargo, todavía no era el tiempo de la cultura de masas y
los beneficiados por estas novedades casi siempre pertenecieron a la
clase social que incluía a la vieja aristocracia colonial, a la elite
gobernante incluida la militar, a los empresarios, a los profesionales y
6 Testimonio de los sobrevivientes. Chile y la segunda guerra mundial. Mónica Kast. Centro
de Estudios Bicentenario, Santiago 2005. Testimonio del soldado escocés William Reid. 7 La belle époque viñamarina a través de la caricatura de Mundo. Jorge Salomó Flores.
Ediciones Universitarias de Valparaíso. PUCV, 2007.
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sobre todo a algunos grupos de inmigrantes, en particular a ingleses,
alemanes y franceses. En Viña del Mar la distancia entre clases sociales
era clara en algunos sectores de la ciudad. La clase alta de la época
había construido sus casas y luego sus chalets en la Población Vergara
y más tarde en Miraflores, mientras los obreros y personal de servicio
se ubicaban en la naciente población de Santa Inés, en las inmediación
es de la Refinería de Azúcar – que edificó una de las primera
poblaciones para sus trabajadores - y a los lados de la calle Quillota.
Para esa época, el mundo que dictaba la pauta era el del
mediterráneo y particularmente el europeo, en el que se destacaban
Francia, Inglaterra, Alemania, Austria y Rusia. La Ciudad Luz, Paris era
la cumbre de la belleza y de la distinción. En efecto, la cultura francesa
ejercía una atracción sin par sobre la clase alta chilena. Ir a Paris era la
aspiración de las personas cultas. El otro polo mayor eran los EEUU de
América
No era sin embargo el brillo del mundo fabril – importante luego
de la instalación de la Refinería de Azucar CRAV, de la construcción del
muelle en la Población Vergara y de los astilleros ubicados en La Caleta
Abarca - sino la imagen de placer y hedonismo de ciertos lugares
europeos los que daban la pauta. A la postre la Viña del Mar de
comienzos de siglo fue medida por la vara de Biarritz, Niza, Monte Carlo,
Dauville, las termas alemanas, los casinos, los hipódromos, los hoteles
y las grandes tiendas de los Estados Unidos de América y de Europa.
La VIÑA DEL MAR de la BELLE ÉPOQUE.
A comienzos del siglo XX, Viña del Mar, era aún un pequeño
poblado a la vera del ferrocarril que unía Valparaíso con Santiago. La
actividad agrícola era menor y no había en ella una caleta pesquera. En
el lado norte del estero había algunos potreros y extensos arenales. No
había aún camino costero a Concón y había que avanzar hacia el río
Aconcagua por las mesetas cercanas a la costa.
Por lo tanto y consecuentemente, Benjamín Vicuña Mackenna –
con su habitual entusiasmo - le había dado el nombre de la ciudad de
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los rieles. Hubo sin embargo un hecho fortuito que significó un cambio:
el terremoto de 1906. Este sismo echó por tierra a Valparaíso y lo que
había de Viña del Mar, que era poco. Entre otras la vieja casa de los
Vergara, en la Quinta, se vino abajo. Como con secuencia muchas
familias compraron lotes en la Población situada al norte del estero,
urbanizada por un hijo de Don José Francisco Vergara.
A partir de entonces la ciudad comenzó a desarrollarse
adquiriendo un sello propio que muchos consideraron equivalente al de
los centros de vacaciones europeos. El crecimiento urbano y social se
debió en gran medida al tesón y aporte de vecinos, principalmente de
algunos alcaldes 8. Los hitos destacables fueron: el Club de Viña del
Mar (1910) 9, el Casino Municipal (1930), el Teatro Municipal (1930), el
Valparaíso Sporting Club y el Granadilla Country Club (1920). La
importancia de la ciudad se vio reforzada por la construcción del Palacio
Presidencial en el Cerro del Castillo. Esta obra de los arquitectos Luis
Browne y Manuel Valenzuela González fue concluida a mediados de
Enero de 1930.
Otro aspecto importante fueron los lugares de vida social y de
alojamiento, entre otros el Gran Hotel de Viña del Mar (1875) 10 el Hotel
O’Higgins (1935), y las playas y baños. Conjuntamente, si algo pudo
identificar a la ciudad en esos años, junto al de ciudad jardín era el
apelativo de balneario. Esto le calzaba sobre todo por la posibilidad de
tomar baños de mar con agua tibia, siguiendo la moda europea. El lugar
de estos baños fue la Playa de Miramar, situada al lado sur de la
desembocadura del Estero de Viña del Mar.11
8 Entre ellos hay que mencionar a Don Manuel Valenzuela Quintana (03 Mayo 1913 a 03
Mayo 1914) y a su hermano Jorge Valenzuela Quintana ( 24 Mayo 1920 a Mayo 1921), único caso de dos hermanos alcaldes en la Ciudad de Viña del Mar 9 En 1927 el Club levantó la Pérgola, lugar célebre por sus tardes y noches bailables. La
intensa vida social incluía además el “apéritif dominical, el Derby Dinner, y la celebración del desfile y elección de Miss Viña del Mar “. Jorge Salomó, op.cit. pag. 59. 10 Construido por Don José Francisco Vergara, inaugurado en 1875. 11 El estero, cuyo nombre indígena perdura Marga Marga, no tenía pretiles de contención
y todos los años en invierno inundaba parte de la ciudad.
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De modo que la vida social de la ciudad, más que cualquier otra
cosa, fue pronto el atractivo que hacía que familias santiaguinas se
trasladaran durante los meses de verano con camas y petacas a Viña
del Mar arrendando casas 12 y pasaran esos meses con lujo, placer y
seguridad, disfrutando del clima sin par de esta ciudad.
El conjunto de esos elementos explican por qué Don Rafael
Fuenzalida Guzmán y María Luisa Kirkwood, que se anticipaban a la
etapa de casamiento de sus seis hijas, decidieran dejar su casa de en
Iquique y se trasladaran a Viña del Mar, para completar su educación
y conocer jóvenes de buena familia con quienes fundar sus propios
hogares.
LA FAMILIA EN VIÑA DEL MAR.
No hay registros de las circunstancias del viaje entre el puerto
salitrero y la Ciudad Jardín. Tuvo que ser un viaje en barco, ya que en
esa época no había otro modo de llegar, para una familia, a
Valparaíso.13 desde Iquique. Lo que se llamaría La Red Norte de los
FFCC sólo funcionaría, aproximadamente desde el año 1940.
Los recuerdos de la llegada y de los primeros años han sido
recogidos por Julia Fuenzalida Kirkwood y fueron transmitidos a este
cronista. Por ella sabemos que Don Rafael fue amigo de Doña Blanca
Vergara Álvares – nacida en 1866 - hija de Don José Francisco Vergara
fundador de la ciudad y que llegó con su familia y sus pertenencias a
una casa de la familia Vergara, en el vecindario de la Quinta Vergara,
en lo que hoy es la calle Quinta.
12 Conocí de cerca esa situación, la familia Valenzuela Fuenzalida era numerosa y para
costear su educación y manutención durante años se arrendó en el verano la casa de Tres Norte trasladándose todos a su quinta en Villa Alemana. 13 Lo que se llamó la Red Norte y que comunicó a La Calera con Iquique solo se normalizó
en 1940
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Viña del Mar 1915 aprox. A la izquierda de negro Juana Kirkwood, luego Doña María
Luisa Kirkwood Novillo, Don Rafael Fuenzalida Guzmán y su hermano Gilberto Fuenzalida
Guzmán, sacerdote y Rector del Seminario de Santiago. Y cinco de sus seis hijas. Abajo
De izq. a der.. María Mercedes, Raquel y Elsa. Arriba Olga, y María al lado de Don Rafael.
Faltaría Julia.
La casona de los Vergara en la Quinta había caído con el
terremoto de 1906 y el palacio que allí existía desde 1910 y que
permanece hoy día, había sido construido con estilo neogótico
veneciano por los arquitectos Petri, Ettore y Alejandro. Doña Blanca era
una dama principal de la ciudad y era la heredera de las dos haciendas
que constituían los solares de la que hoy es Viña del Mar: la hacienda
de las Siete Hermanas – el sector sur del valle, hasta El Salto y la
hacienda Viña del Mar , al norte del estero hasta Concón. De tal modo
que la familia Fuenzalida Kirkwood pudo codearse desde la llegada con
La Belle époque y la familia Fuenzalida Kirkwood. Álvaro Valenzuela Fuenzalida, Viña del Mar – Chile, 2016.
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los fundadores de la ciudad, lo cual auguraba éxito en lo soñado por
Rafael y María Luisa.
Mercedes Álvares de Vergara. Oleo de Raimond Monvoisin. Madre de Blanca
Vergara Álvares .
Para muchos la vida de Blanca Vergara Álvares fue una expresión
perfecta de esa joie de vivre característica de esa “efímera” belle
époque de Viña del Mar, la que se alteró trágicamente en el año 1917
con el asesinato de John de Saulles marido de su hija Blanca Elena, por
mano de la propia Blanca Elena, que a consecuencia de este hecho fue
a parar a la cárcel en los EEUU. Lo sucedido con el marido de Blanca
Elena no está presente en la memoria de la familia Fuenzalida, lo que
permite pensar que ya era historia olvidada a la llegada de la familia
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Fuenzalida. Este hecho nunca fue comentado ni por Don Rafael, ni por
sus hijas, que nosotros lo sepamos. 14
La capacidad económica de Don Rafael, fundamentalmente sus
ahorros, pronto le permitió adquirir dos bienes raíces que tendrían
mucha importancia en la vida de esa familia. Adquirió una propiedad en
la calle Limache – que era el único camino hacia el pueblo de Limache
- casi al frente de una estación del ferrocarril que unía la capital con
Valparaíso. Era una amplia casona de dos pisos, con dos salones en el
primer piso: uno para visitas y otro para música con dos pianos, cinco o
seis dormitorios en el segundo piso y a lo menos un jardín de dos mil
metros2 que colindaba con el estero de Viña. En su pórtico una escala
de anchos peldaños, flanqueada por dos leones, llevaba a su puerta
principal. Los leones fueron decisivos en le elección del nombre que la
posteridad dio a esa casa: La Casa de los Leones.
La otra propiedad adquirida fue una parcela de varias hectáreas
en las cercanías del Estero Pelamote 15 a la entrada de Limache. Era
una quinta con árboles frutales, prados, pesebrera y una casa que
permitía alojar a toda la familia. Este lugar fue habitado por la familia en
las vacaciones escolares de las niñas.
Nuevamente Julita nos presenta el ambiente de la parcela limachina.
“Bueno, de todos modos, gozó él e hizo gozar mucho a toda su familia…., se compró en
Limache una quinta que tenía una casa grande con salón, comedor, galería y baño, etc, la
que fue agrandando, llegando a tener ocho dormitorios y cuatro baños, además de todo lo
demás. Afuera hizo un baño todo de baldosas para las visitas, porque a mis hermanas, que
eran muy bonitas, iban a verlas amigos de Viña y mi papá no quería que usaran los baños
de nosotras. Era Muy delicado en eso”.16
14 Recomendamos abrir en Internet: La joie de vivre de Blanca Vergara Álvares.
Brugmann.cl. Sus bellas fotografías y su texto dan un buen respaldo a esta crónica. 15 Para preparar el mote de maíz había que pelarlo con ayuda de ceniza. De allí el
nombre de ese arroyo. 16 RAFAEL FUENZALIDA GUZMAN. Recuerdos de su vida y la familia que formó. Escrito
por su hija Julia Fuenzalida Kirkwood. Quilpué, Mayo de 1994. Pag. 7.
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Establecida la familia en un hogar definitivo se atendió a su
educación escolar. La elección recayó en uno de los pocos colegios
particulares de la ciudad: el Colegio de las Monjas Francesas de Viña
del Mar, situado en las cercanías de Agua Santa. En ese colegio
estudiaron todas las hijas Fuenzalida Kirkwood. Aquello incluyó el
aprendizaje del idioma francés y la introducción a los modales propios
de niñas de sociedad. Todas las asignaturas eran servidas por
religiosas francesas – no había profesores seglares – y casi todas las
clases se impartían en francés17 al inicio de cada clase – todas de pie -
se rezaba en esa misma lengua.
Elsa, una de las hijas, recordaba que ella aprendía piano entre las
clases regulares con una religiosa que la iba a buscar a su sala. En esos
años sus exámenes no tenían valor formal para la Educación Fiscal,
pero eso no importaba mucho porque ninguna de ellas iba a continuar
con una carrera universitaria. En esa época las mujeres ni votaban ni
aspiraban a títulos profesionales. 18 El abuelo Rafael, iba al colegio en
el mes de Noviembre y anunciaba a las monjas que las niñitas no
asistirían más al colegio hasta la llegada del próximo año,
entendiéndose que todas serían promovidas al curso siguiente. Hecho
lo cual se procedía al traslado a Limache.
El trabajo escolar se complementaba con algunas lecturas. En la
casa había una edición completa – 20 tomos – del TESORO DE LA
JUVENTUD, obra británica para niños y adolescentes, traducida en los
años 20 al español. Constaba de 20 tomos en los que se presentaban
entre otros temas: vidas heroicas, costumbres de grupos humanos, y
17 El colegio de las Monjas Francesas de Viña del Mar se fundó en el año 1904 en un local
cercano al actual Club de Viña del Mar y como casi todo lo edificado en la ciudad quedó por el suelo en 1906. Posteriormente se trasladaron a la calle Álvares, lugar donde está actualmente. Durante un tiempo ocuparon una casa que perteneció a la familia Subercaseaux que también daba a la misma calle. (Información entregada por María Blanca Prieto ss.cc). 18 Los religiosos de la Congregación de los Sagrados Corazones – todos franceses -
llegaron a Valparaíso en el año 1834 en la fragata La Sylphide y fueron conocidos como padres franceses.. Eran cuatro religiosos, los que en lugar de seguir camino a las Islas Gambier en el Pacífico Sur, se quedaron en Valparaíso y fundaron un colegio. Las religiosas lo hicieron poco tiempo después y fundaron colegios en Valparaíso y Santiago. En Viña del Mar también lo hicieron a comienzos del siglo XX en un local de la Calle Álvarez.
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uno que, en cierto modo, era una introducción al mundo de la Ciencia:
el Libro de los Por Qué. Nos preguntamos qué otras lecturas
frecuentaban las Fuenzalida. De los libros escolares no tenemos
información, pero no dudamos que leyeron la revista EL PENECA
fundada en 1908 por Blanca Santa Cruz Ossa, que se publicó hasta los
años 60.
En Chile ya había aparecido una revista semanal ilustrada, uno de
cuyos temas era la vida social. Se trata de ZIG ZAG (1905 – 1964). Y,
nuevamente pensamos que ellas debieron tener acceso a esta
publicación.
Una de las novedades de Zig Zag fue la utilización de fotografías. Aquí, la cubierta del
ejemplar N° 150, con una dama de la familia Gatica Amengual.
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Viña del Mar (1915 aprox.) Tía Juana, María Luisa , las niñas y Gilberto Fuenzalida Guzmán.
Todo parecía ir muy bien. Las hijas crecían, se educaban y se
preparaban para un futuro matrimonio. Sin embargo dos sucesos
cambiaron radicalmente la vida familia: el fallecimiento de la esposa y
madre, Doña María Luisa Kirkwood Novillo (1927) y la pérdida de una
cuantiosa suma de dinero acontecida como resultado de una inversión
accionaria en papeles que no tenían valor alguno, más o menos en la
misma fecha. A pesar de todo aquello la familia salvó la casa de Los
Leones y se mantuvo el nivel de vida con muchas restricciones. Ni el
autor de esta crónica, ni ninguno de los nietos de Don Rafael conoció
en vida a Doña María Luisa. Dado el propósito de este trabajo, volvemos
al tema principal: el modo como la familia sobrevivió a esta verdadera
catástrofe y se integró a la sociedad viñamarina.
Con gran coraje y no pocas dificultades la vida familiar restableció
su ritmo. Desde Concepción vino Don Gilberto Fuenzalida Guzmán,
obispo de esa ciudad para acompañar y confortar al viudo. Así mismo
llegó de Tacna una hermana de María Luisa para acompañar a las
niñas. Cariñosamente la recibieron como la “abuela Juana”, aún cuando
sólo era una tía. Como era costumbre todas ellas y Don Rafael vistieron
de negro riguroso por varios meses y restringieron toda actividad de
diversión. El más dañado era el padre quien no podía ocultar su pena.
Sin embargo había que vivir y él se dedicó a hacer de su jardín una
granja productiva montando un gran gallinero y posteriormente criando
pavos y conejos, con tecnología norteamericana de última generación.
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La vida en la Casa de Los Leones poco a poco restableció su
alegría y las tareas escolares se complementaron con los estudios de
piano y los juegos. La familia Fuenzalida tanto de Talca como de
Santiago los visitaba a menudo y eso ayudaba a levantar el ánimo.
Sabemos por Elsa que eran frecuentes las cabalgatas – había una
pesebrera y varias yeguas, además de perros – por el estero hacia la
costa y por los cerros del lado norte de Viña del Mar, en esa época
completamente inhabitados.
Esa vida incluía una dimensión religiosa bastante intensa19. Era
costumbre la misa dominical en la Iglesia de los Padres Benedictinos de
Chorrillos 20 y la oración para celebraciones como el Mes de María. Las
hijas seguían rezando el rosario, pero se las arreglaban para abreviarlo.
19 La cercanía de Don Rafael con su hermano sacerdote se hizo notar en la vida familiar.
Don Gilberto había estudiado en Roma acompañado de José María Caro, que en esos años era párroco en Iquique y que luego sería nombrado obispo y más tarde Cardenal – el primero en recibir esa categoría en Chile. Todas las hijas de Rafael y María Luisa fueron bautizadas en Iquique por Don José María Caro, quien visitó a Don Rafael en Chorrillos siendo ambos ancianos. 20
El Templo y el monasterio de monjes benedictinos españoles prestó servicio hasta
mediados del siglo XX. Los monjes se trasladaron a un nuevo monasterio en Lliu Lliu
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Casa de Los Leones (1927 aprox.)
Una vez cumplido el luto, las hijas de Don Rafael adoptaron la
moda femenina de la época y poco a poco se integraron a la vida social
de Viña del Mar, la que como hemos dicho incluía no pocas
oportunidades de conocer jóvenes y de disfrutar de los bailes de la
época. Y, a medida que crecían y desarrollaban sus atributos femeninos
comenzaron llegar a la casa de calle Limache jóvenes que soñaban con
algo más que sólo amistad. El principal lugar de reunión social era el
Club de Viña del Mar. Y fue en ese lugar donde se tomaron lagunas de
las escasas fotografías que se han guardado.
La fotografía había llegado a Chile a fines del siglo XIX y para ese
entonces sólo había algunos profesionales que se dedicaban al retrato
y a algunas situaciones familiares especialmente matrimonios y fiestas
sociales. Sin lugar a dudas la pintura era el arte que inmortalizaba
figuras y rostros. Sin embargo, no se conserva ningún retrato – obra de
un pintor - de la familia Fuenzalida, ni de la Kirkwood y sí algunas
fotografías. Aquellas de la familia Kirkwood – en Tacna - son obra de
profesionales, en cambio las de las “Fuenzalida” ya mostraban la mano
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de aficionados. Faltaba mucho para que las máquinas fotográficas
pudiesen estar en manos particulares, ya que el proceso de revelado
era químico y por lo tanto complejo e incluso peligroso.21
Considerando que La belle époque en buena medida asentó su
atracción por la cultura de las apariencias, es ineludible mencionar el
tema de la moda, más aún cuando se trata de una familia constituida –
con excepción el padre – sólo por mujeres. Las fotografías que
conservamos nos muestran un vestuario de día sencillo y recatado, el
que daba lugar a uno más vistoso, colorido y ajustado al cuerpo en las
tenidas de noche, sin que ni lejanamente se pudiese acercar a la moda
de estos inicios del siglo XXI. No sólo las espartanas costumbres
chilenas, sino el luto de la muerte de una madre, explican esta realidad.
La moda entre guerras era dictada por los ingleses más que por
lo franceses y algunas de las novedades que aparecían en Chile venían
de Londres y de Nueva York, más que de Paris. En efecto la presencia
británica en Valparaíso y en Viña del Mar se manifestaba tanto en los
espacios abiertos como el Valparaíso Sporting Club, como en la Pérgola
del Club de Viña o en los salones del Casino Municipal.
Un detalle de la época es el de los sombreros, algunos de ala muy
ancha copa mediana y banda ornamentada, seguramente del gusto
británico –como el retrato de Doña María Luisa en Iquique y otros
pequeños y muy calzados en la cabeza, llamados cloché, por su
semejanza con una campana (cloche). La moda femenina de diario
incluía una falda hasta las rodillas – lo cual ya era atrevido, y arriba ropa
de lana o de punto. De noche la moda era diferente según la edad y la
formalidad de la fiesta. Por lo general las damas usaban traje largo,
algunas con corte del tipo moda imperio y guantes que cubrían el brazo
21 La casa de fotografía Valck se había instalado en Valparaíso en el año 1900.
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hasta el codo. En el caso de los varones el traje de noche era el más
formal, oscuro corbata humita y camisa blanca. 22
Sombrero de moda tipo cloche. Al centro Elsa Fuenzalida Kirkwood.
En un lugar como Viña del Mar el paseo a la playa era habitual.
Hay testimonios fotográficos de que las hijas de Don Rafael iban con
frecuencia a la más cercana a la ciudad: la de Miramar y que más tarde
concurrieron a la de Las Salinas. La tenida de baño al comienzo fue muy
conservadora tanto para varones como para damas. Sabemos que
algunas de estas niñas fueron buenas nadadoras y con otros jóvenes
disfrutaron de aquellos ambientes. Por el contrario no hay registros de
que Don Rafael se uniese a esa entretención.23 Los paseos a pie a Viña
del Mar – es decir a la Plaza y a la Calle Valparaíso, eran frecuentes.
Elsa cuenta que Don Rafael las invitaba a caminar a la sin rumbeque y
22 No hay que olvidar que en Chile hasta comienzos del siglo XX la tenida femenina fuera
de la casa era predominantemente de traje negro en toda época. 23 En los años 30 todavía los varones usaban un traje de baño de una pieza que los
cubría desde los hombros hasta las caderas.
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que en una oportunidad pasaran frente al Hotel O´Higgins en
construcción. Nunca había habido un hotel semejante en Chile.24
En esos años Viña del Mar tenía las playas que Valparaíso no
tenía. Eran principalmente dos la de Miramar y la de Salinas. La primera
entre la desembocadura del estero y el Peñón que cerraba la de Caleta
Abarca que en ese tiempo tenía bastante arena blanca y buen sector
para estacionar los automóviles que ya circulaban por la ciudad, junto a
las victorias que aún transitan, con dificultad por el tráfico. Salinas
estaba hacia el norte a unos cuatro kilómetros de la Plaza. 25 Estar en
Viña del Mar en el verano significaba ir a la playa. Era una ciudad no
solo jardín, sino un balneario.
Pero, las hijas de Don Rafael estaban más preocupadas de mirar
y de ser miradas por jóvenes y no les faltaba compañía. Tenemos
algunas fotografías de sin mayor información de lugar y de personas,
pero que con toda seguridad tienen que haber correspondido a Fiestas
de la Primavera, Noche de Año Nuevo, y otros eventos. El lugar
preferido era la Pérgola del Club de Viña del Mar
24 El hotel fue la obra de los arquitectos Vicente Colovich, Fernando Silva y Armando Barison. Contaba con 260 apartamentos con sus baños privados y teléfonos. Fue entregado en el verano de 1935. 25 Desconocemos el origen del nombre. Probablemente hubo allí alguna faena de
extracción de sal de mar.
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Fiesta de la Primavera. (1928 aprox.)
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Gala en el Club de Viña del Mar. 1928.
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Pérgola del Club de Viña del Mar, 1929 aprox. Al centro de las damas Elsa FK y a sus
pies Álvaro VG.
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AIRE DE BODAS
Un hogar con seis jóvenes casi todas casaderas, de buena familia
y con excelente educación no pudo sino ser algo muy notorio en esa
Viña del Mar de los años 30. Sin la madre presente para el abuelo tuvo
que ser difícil tomar decisiones. Hubo pretendientes, con diversa suerte.
Elsa tuvo uno de nombre Douglas, que luego casó con una mujer
bastante mayor que él. Entre los jóvenes de familia inglesa no faltaron
los pretendientes, aun cuando alguno no llegó al altar por haber
regresado a Inglaterra.
Era de rigor pedir la mano con formalidad. El novio acompañado
por un familiar – Álvaro Valenzuela fue acompañado por su hermana
Gabriela - , solicitaba ser recibido por los padres de la novia, en este
caso solo por el padre y brevemente exponía su caso y tal vez respondía
preguntas sobre el modo como sustentaría a su esposa e hijos. Esto fue
lo que sucedió con los cuatro jóvenes que pidieron la mano de las cuatro
hijas mayores: María Inés, María Mercedes, Elsa y Olga.
Los pretendientes elegidos fueron: Alfredo García Fernández
militar, José Miguel Infante abogado, Álvaro Valenzuela González
abogado y Enrique Pinedo Goicochea también abogado, quienes
contrajeron matrimonio con las hijas mayores en ese mismo orden.
Ninguno de ellos tenía en ese momento una situación económica
establecida y contaban solo con su preparación profesional para el inicio
de su vida conyugal. Don Rafael conocedor de esa situación invitó a los
jóvenes matrimonios a instalarse en la casa de Los Leones, lugar en
que nacieron los primogénitos : Alfredo García Fuenzalida, María
Mercedes Infante Fuenzalida y Álvaro Valenzuela Fuenzalida.
“Para el matrimonio de la Mariita a mi papá le quedaban algunos conchos de su fortuna y
le hizo un matrimonio bueno. Vino mi tío Gilberto de Concepción a casarla, ya que era el
padrino de la Mariita. se contrató una orquesta de piano, violín y chelo y se mando a hacer
el buffet. No salió muy alegre porque había pasado sólo año de la muerte de mi mamá.
Después se caso la EIsa. También vino a casarlos mi tío Gilberto, pero ya no hubo ni
orquesta ni buffet, lo hicimos todo en casa. Al año siguiente se casó la Mercedes. Ya parecía
epidemia. Ese matrimonio resultó mejor y aunque no se contrató orquesta y el buffet lo
hicimos en casa y las Infante ayudaron, se hicieron unos arreglos florales que mandó hacer
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mi papá y fue bastante gente. Los casó el Padre Carlos Monje ss.cc. Pobre papá, antes de
dos años, otro matrimonio, la OIga con Enrique y mi papá. sin su mujer que lo apoyara y
ayudara. No sé como no se puso neurasténico. Al contrario, estaba contento porque los
yernos eran buenos. Se puede decir que los últimos tres eran como los hijos de mi papá,
esos hijos que él no había tenido. Con ellos ya no estaba entre puras mujeres, aunque para
mi, el fue padre, madre y amigo.” Julia Fuenzalida Kirkwood, op.cit pag. 13.
Elsa y Álvaro. Pintura de Camila Valenzuela Sepúlveda, hija de Felipe Valenzuela
Fuenzalida y Anita Sepúlveda Trucco. 2008, Acrílico.
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1933. Casa de Los Leones. Álvaro Valenzuela, su hijo Álvaro Miguel y Elsa su madre.
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LA REUNIÓN DOMINICAL
En la casa de Calle Limache en Chorrillos Viña del Mar 1938 aprox.
Arriba los yernos: Enrique Pinedo. Miguel Infante, Álvaro Valenzuela y Alfredo García.
Sentadas las hijas Julia, Olga , Marrita, Don Rafael, Mercedes, Elsa y Raquel. Con ellas:
X, María Luisa, Eduardo, María Mercedes. Sentados abajo: Leonel, José Miguel, Sergio,
Álvaro, Alfredo, Guillermo, Juan y otros.
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Julia Fuenzalida Kirkwood con Álvaro Valenzuela Fuenzalida y su hermano, en la casa de
Chorrillos (1940 aprox.)
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EPILOGO
El relato presentado no constituye una historia de la familia
Fuenzalida Kirkwood, pero puede ayudar a recordar esa época en que
el tronco principal de la familia, Don Rafael Fuenzalida Guzmán era el
vínculo que unía a las familias de sus cuatro hijas casadas. Casi no
tenemos imágenes de los rincones de la casa de Los Leones, pero sí
de las dos casas construidas en la parte colindante a la calle Limache y
los chalets que posteriormente se construyeron en un pasaje al lado
poniente de la propiedad. En una de las casas de Calle Limache vivió
Don Rafael hasta su muerte y sus dos hijas menores, Raquel y Julia,
que posteriormente se trasladaron a Quilpué, donde compraron una
casa y vivieron hasta su muerte.
Hasta el año 1956, en que murió Don Rafael, las familias que
vivían en Viña del Mar – los Valenzuela, los Infante y los Pinedo - se
reunieron dominicalmente en su hogar, y mientras los yernos y las
hermanas conversaban, los niños – nosotros entonces – jugábamos en
el amplio espacio de la quinta, llena de rincones, de conejeras,
gallineros y un gran taller, además de algunos frutales como damascos
y uva. Y… una misteriosa puerta que la comunicaba con el Estero de
Viña.
La época dorada de Viña del Mar estaba por terminar y con ella lo
que hemos denominado La Belle Époque. La familia Fuenzalida
Kirkwood había florecido en nuevas cepas y entraba a la medianía del
siglo llevando una herencia vigorosa y perdurable. A lo largo de los años
finales del siglo XX perduró la unidad de los yernos y de los nietos de
Rafael y en estos inicios del siglo XXI entrando a la ancianidad procuran
no olvidar sus raíces.
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El gran cambio de la ciudad se inició en los años 60. Recuerdo
bien haber salido con mi padre Álvaro por el sector de “La Lora”26, actual
Forestal, entonces solo una cincuentena de casas y observar los cerros
aledaños. Aquí me dijo habrá una gran población. Y así fue, hoy por lo
menos alberga a unas cincuenta mil almas. Él lo sabía porque junto a
mi hermano Rafael, su hijo, estaban a cargo del loteo, por cuenta de la
sucesión Vergara.
En la actualidad, la ciudad ya no es solo el ferrocarril –
actualmente bajo un túnel – ni la Calle Valparaíso, la Quinta Vergara,
Miraflores y la Población Vergara y Santa Inés, sino una urbe que cubrió
todos los cerros aledaños, abarcó Reñaca Alto y la Hacienda las Siete
hermanas hacia el Salto. En la práctica ya hay una conurbación que une
sin discontinuidad a las playas de Viña del Mar, con los cerros de
Peñablanca.
En los años 60 la Población Vergara – que en verdad sólo llegaba
hasta la calle Ocho Norte, progresivamente se extendió hacia su límite
– la calle de Quince Norte. En poco tiempo desaparecieron las industrias
que allí estaban. Lejos en el borde costero, desde 1929 estaba el
Sanatorio Marítimo y el Regimiento Coraceros.27 El cambio se completó
ya que junto a lo anterior dejó de correr el tren que unía a la CRAV con
el muelle. Más aún, esa poderosa industria – creada por Don José
Francisco Vergara - que había hecho tanto por Viña del Mar y por Chile,
murió sin pena ni gloria.
Parte del cambio fue el inicio de la construcción en altura, que
poco a poco terminó con los clásicos chalets de la Población Vergara.
Consecuencias: aumento exponencial de la población del sector con
pérdida de la tranquilidad de la villa – balneario; y atochamiento por el
26 El nombre estaba dado por una farmacia ubicada en la esquina de Calle Álvares con la
calle que subía por la quebrada, la que creo se llamaba La lora. 27 El Sanatorio Marítimo es una institución de la Orden Hospitalaria San Juan de Dios. El
edificio en la Avenida Marina no existe desde 2007 y se edificó un nuevo local en la Población Gómez Carreño. El Regimiento Coraceros tampoco existe allí y fue trasladado por el Ejército de Chile a la zona cordillerana de Osorno. En sus terrenos y en la meseta adjunta se ha construido un importante conjunto de edificios.
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flujo de vehículos. Y, aun cuando el municipio ha propiciado el lema de
VIÑA DEL MAR CIUDAD BELLA, la verdad es que en este aspecto hay
una indudable decadencia.
AGRADECIMIENTOS:
A Julia Fuenzalida Kirkwood la menor de las hijas Fuenzalida Kirkwood,
que nos dio tanta información sobre esos años de la familia. Que Dios
la tenga en Su Reino.
A mi hermano Felipe quien revisó cuidadosamente este texto.
A Ximena Valenzuela Fuenzalida, quien ha guardado y resguardado
álbumes fotográficos de los que provienen varias de las fotografías de
este trabajo.
A Pablo hermano y guía, siempre tan cerca de la historia de la familia.
Y a todos mis hermanos y hermanas.
A mis primos y primas de la Generación de los Años 30 algunas ya
bisabuelas que guardan tantos recuerdos y que los han transmitido a
las nuevas generaciones.
A María Isabel mi esposa, a Matías y Claudia mis hijos y a Lucía
Trinidad y Bernardita María mis nietas, con mucho gozo.
A Sergio Salomó Flores, historiador que ha escrito varios libros sobre
esta época y que hemos consultado. En particular: La belle époque
viñamarina a través de la caricatura de Mundo, EUV 2007.
A Renzo Pechennino Raggi (Lucas), a quien conocimos y admiramos,
cuya obra sobre Viña del Mar Apuntes viñamarinos. Cien años de
urbanidad. EUV, (1974) hemos leído y vuelto a leer con gran interés.
Junto a Renzo está el recuerdo de Juan nuestro hermano gran amigo
suyo.
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INVITACIÓN A LA FAMILIA
Agradezco el envío de observaciones, correcciones y datos omitidos en este texto.
Alvaro Miguel Valenzuela Fuenzalida, Viña del Mar 14 de septiembre de 2016. 28
28 Alvaro M. Valenzuela Fuenzalida nació el 29 Septiembre de 1932, hijo de Álvaro
Valenzuela González y Elsa Fuenzalida Kirkwood. Por lo tanto, es nieto de Don Rafael Fuenzalida Guzmán y de Doña María Luisa Kirkwood.