Problematica Politica Instituciones y Subjetividad

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Problemática política, instituciones y subjetividad* Alberto Ascolani Palabras preliminares. Cuando comencé a desarrollar el tema, pensado en el marco que establecían las jornadas, advertí que tal vez no llegaría a ser más que un conjunto de ideas, que forzosamente resultaría fragmentario. O una especie de programa que como tal, estaría destinado a ser sobrepasado por las circunstancias. Ya en el momento de la exposición dije que a menudo ocurría en estos eventos que uno siente que restan cosas por decir y los participantes quedan con la sensación de que habrían cuestiones que aclarar y/o ampliar. En parte para paliar esa sensación, propuse una continuidad a través del correo y entre los aportes que escuché y sugerencias posteriores, que agradezco, incluí algunas ideas y aclaraciones que espero hagan más comprensibles algunos tramos. 1. ¿Por qué problemática? Una problemática es informulable en sí misma, pero te obliga a pensar. Como lo decía Althusser hace mucho tiempo, son las condiciones conceptuales y condiciones reales que permiten que se formulen problemas en un determinado momento de una ciencia. Hace unos veinte años yo lo tomaba parafreseándolo, diciendo que es lo que se daba en un momento de una práctica 1 . En todo caso, una práctica social que contenía en su interior, junto con otras prácticas, algo del orden de lo que Althusser denominaba “práctica científica”. Me estaba refiriendo a lo que llamé “problemática de lo institucional” como lo que había surgido como un nuevo cuestionamiento en las ciencias sociales. En esa propuesta incluíamos la necesidad de pensar el cruce de lo político, lo jurídico, lo histórico y lo subjetivo en esa trama. 2 En estos tiempos he retomado ese tema incluyendo el aporte de Giles Deleuze, quien lo extiende y profundiza tomando especialmente ideas de Kant, pasando por Althusser e integrándolo finalmente en el planteo de sus postulaciones de una filosofía de la diferencia 3 . El planteo de Althusser, veinte años después, seguía siendo ignorado. El de Deleuze, veinte años después de la traducción del texto donde lo desarrolla, sigue siendo prácticamente ignorado. Y mi trabajo, veinte años después, salvando la distancia que hay con esos autores, sigue siendo ignorado. Me parece que puede ser tomado como un analizador de la dificultad que existe en el mundo académico, de la reflexión sobre su propia pensamiento. ¿Por qué pensamos como pensamos? ¿Qué es lo que nos determina en nuestro pensamiento?, perecen ser cuestiones casi ausentes. * Escrito en base a la presentación realizada en las Jornadas sobre Instituciones, organizaciones, movimientos y redes. Facultad de Psicología. UNR. Abril de 2004. 1 Ascolani A.: Problemática psicológica. En: Ascolani A.: Psicología e institución de la formación. Rosario, Ed. del Arca. 1996. Althusser L.: Para leer el Capital. México. Siglo XXI. 1969. 2 Ascolani A.: Reflexiones sobre lo institucional. En: Ascolani A.: Derivas...de la psicología al análisis institucional. Rosario. Ed. del Arca. 1996. Segunda Edición. 3 Deleuze. G.: Diferencia y repetición. Madrid. Júcar Ediciones. 1988. 1

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Problemática política, instituciones y subjetividad*

Alberto Ascolani Palabras preliminares. Cuando comencé a desarrollar el tema, pensado en el marco que establecían las jornadas, advertí que tal vez no llegaría a ser más que un conjunto de ideas, que forzosamente resultaría fragmentario. O una especie de programa que como tal, estaría destinado a ser sobrepasado por las circunstancias. Ya en el momento de la exposición dije que a menudo ocurría en estos eventos que uno siente que restan cosas por decir y los participantes quedan con la sensación de que habrían cuestiones que aclarar y/o ampliar. En parte para paliar esa sensación, propuse una continuidad a través del correo y entre los aportes que escuché y sugerencias posteriores, que agradezco, incluí algunas ideas y aclaraciones que espero hagan más comprensibles algunos tramos. 1. ¿Por qué problemática?

Una problemática es informulable en sí misma, pero te obliga a pensar. Como lo decía Althusser hace mucho tiempo, son las condiciones conceptuales y condiciones reales que permiten que se formulen problemas en un determinado momento de una ciencia. Hace unos veinte años yo lo tomaba parafreseándolo, diciendo que es lo que se daba en un momento de una práctica1. En todo caso, una práctica social que contenía en su interior, junto con otras prácticas, algo del orden de lo que Althusser denominaba “práctica científica”. Me estaba refiriendo a lo que llamé “problemática de lo institucional” como lo que había surgido como un nuevo cuestionamiento en las ciencias sociales. En esa propuesta incluíamos la necesidad de pensar el cruce de lo político, lo jurídico, lo histórico y lo subjetivo en esa trama.2 En estos tiempos he retomado ese tema incluyendo el aporte de Giles Deleuze, quien lo extiende y profundiza tomando especialmente ideas de Kant, pasando por Althusser e integrándolo finalmente en el planteo de sus postulaciones de una filosofía de la diferencia3. El planteo de Althusser, veinte años después, seguía siendo ignorado. El de Deleuze, veinte años después de la traducción del texto donde lo desarrolla, sigue siendo prácticamente ignorado. Y mi trabajo, veinte años después, salvando la distancia que hay con esos autores, sigue siendo ignorado. Me parece que puede ser tomado como un analizador de la dificultad que existe en el mundo académico, de la reflexión sobre su propia pensamiento. ¿Por qué pensamos como pensamos? ¿Qué es lo que nos determina en nuestro pensamiento?, perecen ser cuestiones casi ausentes.

* Escrito en base a la presentación realizada en las Jornadas sobre Instituciones, organizaciones, movimientos y redes. Facultad de Psicología. UNR. Abril de 2004. 1 Ascolani A.: Problemática psicológica. En: Ascolani A.: Psicología e institución de la formación. Rosario, Ed. del Arca. 1996. Althusser L.: Para leer el Capital. México. Siglo XXI. 1969. 2 Ascolani A.: Reflexiones sobre lo institucional. En: Ascolani A.: Derivas...de la psicología al análisis institucional. Rosario. Ed. del Arca. 1996. Segunda Edición. 3 Deleuze. G.: Diferencia y repetición. Madrid. Júcar Ediciones. 1988.

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Y bien entonces, si decimos “problemática”, sepamos que no podemos soslayar esas preguntas, y si las pensamos, debemos saber que tal vez ello nos lleva a cuestionar las bases desde las que pensamos temas como “política, instituciones y subjetividad”. Esto sumado a otros determinantes socio-históricos que se cruzan y contribuyen a hacer tambalear nuestras seguridades, ubicándonos frente a un campo lleno de incertidumbre. 2. Lo político y la política.

En los últimos tiempos la política se ha constituido en un problema teñido por la desconfianza y el rechazo de muchos, tal vez de la mayoría de la gente, constituyendo una situación muy importante porque ello significa el cuestionamiento a una institución casi sagrada en nuestra cultura, tanto que aún sigue sosteniendo lugares sacralizados en la estructura de poder, verdaderos herederos de la tradición religioso-teológica4, como son las investiduras y los fueros. Pero lo más significativo es que ese cuestionamiento surge de la gente misma, desde el malestar, desde el dolor de existir, desde el deseo de persistir en la propia existencia, como diría el maldito de Spinoza, desde el deseo de vivir mejor. Esto nos muestra que el pensamiento no piensa desde sí mismo, sino que lo hace porque es forzado a pensar. Hoy estamos acá, pensando, dialogando porque la acción y el pensamiento de la gente y nuestra propia vida, con sus dolores y deseos, nos ha estado obligando a ello. Las multiplicidades de puras intensidades, los flujos del deseo, cuando se tranforman en una problemática nos obliga a pensar, decía Deleuze en el texto al que hice referencia. Y en diálogo con Foucault, hace ya muchos años decían que la gente, el pueblo sabe pensar y piensa bien, aunque lo hayamos ignorado, alienados en los poderosos aparatos de poder que se han encargado por milenios de negar esa capacidad del común. ". "El intelectual teórico ha dejado de ser un sujeto, una conciencia representante o representativa. Los que actúan y los que luchan han dejado de ser representados ya sea por un partido o un sindicato que se arrogara el derecho de ser su conciencia. ¿Quién habla y quién actúa? Es siempre una multiplicidad, incluso en la persona. No existe ya la representación, no hay más que acción, acción de teoría, acción de práctica en relaciones de conexión o redes". "Los intelectuales han descubierto después de la avalancha reciente, que las masas no tienen necesidad de ellos para saber, saben claramente, mucho mejor que ellos; y lo afirman extremadamente bien. Pero existe un sistema de poder que obstaculiza, que prohibe, que invalida ese discurso y ese saber". Ellos mismos, intelectuales, forman parte de ese sistema de poder, la idea de que son agentes de la "conciencia" y del discurso pertenece a este sistema. El papel del intelectual es ante todo luchar contra las formas de poder allí donde éste es a la vez el objeto y el instrumento: en el orden del saber, de la verdad, de la conciencia, del discurso"5. Se expresa en esto el meollo de la cuestión que tiene que ver con esta región problemática que constituye la idea de “subjetividad”. Si lo podemos pensar así, ello significa que la gente, la multitud, las masas, no son lo que la antropología, la psicología social o aún el psicoanálisis decían. Las masas piensan bien y dicen bien cuando logran imponerse a los poderes represivos. Hemos estado diciendo que estas cuestiones corresponden a “lo político”, como presencia inherente a la vida social que es necesario diferenciar de “la política”, como lo que alude a las formas en que se actualiza lo político en diferentes coyunturas. Por ello, en el “que se vayan todos”, se expresa una gran verdad, se expresa lo que Deleuze y Foucault decían, No a la representación, sí a la acción, acción de teoría, acción de práctica en relaciones de conexión o redes".

4 Ascolani A. y otros: La novela de occidente. Rosario. ArcaSur y Laborde. 2000. 5 Deleuze G. y Foucault M.: Los intelectuales y el poder. En: Microfísica del poder. Bs.As. La Piqueta. 1992.

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Hay una sabiduría en esas acciones de la multitud, porque ella no dice que se vayan los políticos en tanto personas, sino que se vaya el que se arroga el papel de representante. 3. Problemática política hoy: Lugar de las instituciones, organizaciones, movimientos y redes. Producción de subjetividades y determinaciones del pensamiento. Por ello, la trama problemática expresa que las instituciones y organizaciones como parte de los aparatos de Estado o como expresión de leyes consuetudinarias que se articulan con aquel poder, están siendo sacudidas por instituyentes que vienen de sus propias entrañas y por otros que actúan desde los movimientos y sus redes. Cuando empleamos estos términos, es conveniente no olvidar que hay una polisemia y que cada uno puede articularse con un polo que hace a lo instituido por un lado y a lo instituyente por otro, cuestiones que han dado lugar a multitud de malentendidos a través del tiempo. De ellos, me interesa señalar los malentendidos a que ha dado lugar el término movimiento. En la política tradicional ha aludido a la incorporación a una instancia unificadora que subsume diferencias dentro de una estructura de poder determinada. En Argentina ha sido marcado especialmente por la concepción de “movimiento” en el peronismo, como organización que incorporaba sectores muy diferentes, desde la extrema derecha hacia el centro y tal vez hacia la izquierda a sectores que restaban alienados al pensamiento, a la voluntad y a las órdenes del líder. En ese caso, los componentes de ese movimiento quedan totalmente capturados en ese poder que se asienta en determinaciones imaginarias y en estructuras jurídico-burocráticas férreas. No es ésa la concepción de movimiento que se expresa en la acción y en la vida de los denominados “movimientos sociales”. En primer lugar, la naturaleza de los mismos es el rechazo a la institucionalización en el sentido de la captura por estructuras jurídico-burocráticas, aunque pueden aparecer plasmados fragmentariamente en organizaciones. Si pensamos en lo que se ha constituido en paradigmático como son los movimientos de género, diseminado en todo el mundo, con características diferenciales variadas, con historias y dinamismos diferentes, mal se podría pensar en que podrían subsumirse a algo que sea pensado como institución, ni a un liderazgo único que los comande. En ellos se percibe un fluir instituyente, un cierto nomadismo que por otro lado pueden facilitar el pensamiento de qué será eso de la producción de subjetividades de la que tanto se habla. Estas realidades han hecho que se rompa con la idea de “subjetividad” como lo que alude a un pensamiento, predominantemente individual que surge de la organización psíquico-afectiva y que induce a tomarlo como lo que se conecta con la realidad con un nivel de aleatoriedad, de imaginario, de lo que puede ser pasible de error. Esto tenía explícita o no, la contraparte de lo “objetivo” y del pensamiento que supuestamente asumía la capacidad de pensar lo real tal cual es6. No se trata de eso, subjetividad alude a una realidad colectiva, a las formas perceptivas, de sentir, de pensar que se articulan a la constitución y a la existencia de un sujeto colectivo. Sujeto que se va construyendo a partir de su acción y de un pensamiento que critica y propone alternativas a las “verdades” de los discursos hegemónicos. En ese proceso va construyendo su propia verdad, va accediendo a ser en un proceso que no se cierra. En ese sentido, los movimientos sociales, en tanto nuevos sujetos, se constituyen en agenciamientos de subjetivación y consecuentemente de enunciación. En tanto tales, implican creación cultural y conllevan a nuevas formas de hacer política7.

6 Guattari F.: Caósmosis. Bs.As. 7 Tomo agenciamiento o disposición, como a veces se ha traducido, en sentido de una composición compleja de componentes personales, subjetivos, materiales e inmateriales que cofuncionan en un proceso, produciendo efectos determinados.

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Ese ser, es un ser revolucionario en su misma esencia, y su devenir no puede ser otra cosa que eso: revolucionario, porque lo que se va instalando a partir de su presencia y de su hacer, no puede volver atrás, no puede ser reducido. 3. Cambios sociales.

a. Toma del poder y caída en la miseria de la estrategia. Los cambos sociales se pensaron en muchos tiempo a partir de dos posiciones predominantes. Teorías evolucionistas que pensaban esos cambios como efecto de la dinámica interna a la estructura política vigente. Los cambios que permitiría la democracia y la evolución de ésta hacia formas más perfectas sin salirse del sistema de distribución del poder vigentes. Teorías rupturistas que planteaban los cambios a partir de la idea de revolución. En la actual coyuntura, los primeros parecen que han adquirido más vigencia y los segundos la han estado perdiendo. Sin embargo, la situación no es clara. No se sabe bien cuales serían los cambios que podrían darse desde la vigencia de este sistema democrático. Por ejemplo, si el “que se vayan todos”, implica que se vayan los representantes, esos cambios, en algún sentido serían revolucionarios, aunque entre quienes lo postulan hay muchos que lo piensan dentro del sistema. Pero si nos situamos en los sectores tradicionalmente ubicados en la “izquierda”, correspondería hacer alguna discriminación. Están los que siguen con la propuesta de la revolución para la toma del poder, tributarios de la concepción de la revolución como producto de la lucha de clases en el sentido clásico. Lucha encarnada por un sujeto, la clase obrera.

b. Nuevas estrategias: acumulación de poder en los movimientos. Esto es lo que ya desde hace tiempo ha hecho surgir crítica, aún dentro del pensamiento marxista. Tal es el caso de Perry Anderson, quien planteó que así como en algún momento se cayó en la miseria de la filosofía y en otro en la miseria de la teoría, ahora se plantearía la caída en la miseria de la estrategia, supeditada a un sujeto de la historia8. Plantea entonces que en la presente coyuntura del mundo, han ido surgiendo en la realidad, otros sujetos sociales que han logrado poder, aunque éste se halle diseminado rizomáticamente en una multiplicidad de territorios. En consecuencia, esa estrategia supuestamente debería contemplar la participación de hecho y de derecho de esos sujetos. De todos modos quedaba pendiente en esta posición, cuáles serían los caminos posibles para lograr instancias de unificación estratégica y bajo qué mandos quedaría configurada.

a. Una posición. Cambiar el mundo sin tomar el poder: John Holloway. En otra posición dentro de un marxismo releído y que propone otra articulación con la acción de los movimientos se encuentra Holloway. Ya se ha planteado en otro trabajo9 el acuerdo con el objetivo genérico y con ciertos aspectos de la estrategia, pero que disentimos con las bases ideológico-teóricas desde las que se lo explica. Decíamos allí que este autor piensa esto como “una situación ante la cual surge el grito como negatividad, como reacción o acción secundaria. Si bien esto podría aceptarse en un plano fenomenológico y tal vez superficial, no lo tomamos en el mismo sentido que el autor citado. En ese planteo aparece una concepción dialéctica en la que el sujeto es situado como negatividad, implicada en una ontología negativa cuyas raíces explícitas van de Hegel a Marx. Y que pareciera totalizar relaciones subjetivas que en realidad son parciales”.

8 Anderson P.: Tras las huellas del materialismo histórico. Bs.As. Siglo XXI. 9 Aguirre J.L., Bonicatto E. Y Ascolani A.: Grito-acción en las calles e intersticios del sistema. www-nomadesdelsur.org.ar.

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En este caso, de alguna manera se sitúa al “ser” en el capital y en la apropiación del trabajo y su producto y el “no” como reacción. d. Otra posición: De Deleuze y Guattari a Antonio Negri. La posición anterior niega que para que el sujeto asuma en algún momento el “no”, tiene que haber vivido en un devenir que sólo puede pensarse desde la afirmación de la vida en actos concretos, sobre todo aquellos que remiten a la sociabilidad, a los encuentros, a la amistad, al amor y en esa trama, acciones productivas que no pueden quedar acotadas a las otras caracterizaciones genéricas del trabajo. Todos ellos efectos de un positividad que actúa como potencia desde el plano de la multiplicidad y a través del plano de consistencia que va creando caminos al deseo, hasta llegar al plano de organización, donde sí, pueden sucederse algunos sí y algún no a la estructuración del poder en la sociedad. Decíamos también en el trabajo mencionado que tomamos el grito como acción que remite a una positividad original, a una potencia y poder que antecede a toda negatividad, aún cuando ésta se haga presente, positividad más profunda y abarcadora que el aspecto en el que se da la reacción y que puede ser pensada con mayor entidad articulada con un pensamiento que vaya más allá de la dialéctica como pensamiento de la diferencia, del acontecimiento. Pensamiento que tiene su historia y cuyas referencias principales son Spinoza, Nietzsche, Deleuze y Negri. 4. Sujeto y subjetividad. Una ontología de la libertad, decisión, voluntad, verdad,

para un nuevo sujeto o el ser como ser revolucionario. De la revolución al devenir revolucionario.

En la idea de producción de subjetividad y capacidad de enunciación, estaba implicada la de que en los movimientos hay autocreación y autoposición de sujeto. En trabajos anteriores había tomado este tema planteando cuestiones generales. 10En otro trabajo había analizado esos procesos en la posición asumida por sujetos a los que normalmente se niega capacidad de pensamiento y acción más allá de la conducta primaria para sobrevivir, como sucedió con un grupo de cartoneros11. Ahora, tomo algunas ideas de Toni Negri12 para preguntar en primer lugar si en estos fenómenos no aparece una nueva humanidad que debe mostrarse, salir fuera, irrumpir. Pero éste se trata de un momento de expresión pero que hará necesario que en algún otro se constituye el de la representación. La problemática de la política, las instituciones y la subjetividad han sido representadas por ideas que son las vigentes y que establecen las medidas de todos las cosas. El problema estriba en que esta acciones, estas expresiones, la imaginación que las motoriza, implica “un tipo de medida, de mesura que es inmediatamente desmesura”, como dice este autor. El primer salto es el de una potencia instituyente que aparece como decisión, de elegir un mundo nuevo, de producción de subjetividad. Y la posibilidad de nuevos sujetos políticos, debe confrontarse con la voluntad de revelar la sustancia, de hacer irrumpir a esos sujetos políticos. La elección es un acontecimiento que se realiza en un campo de total inmanencia, desde los cuerpos y sus pasiones, desde las contingencias de los sujetos, desde la afirmación existencial. Y es creación, construcción de un nuevo ser.

- 10 Constitución de la subjetividad y movimientos sociales. Simposio de

Pensamiento contemporáneo: La crítica y sus saberes: intervenciones, entrecruzamientos e interferencias. Fac.de Humanidades y Artes. UNR. Mayo-junio de 2001. Campo social y constitución de la subjetividad. www.nomadesdelsur.org.ar.

11 Ascolani A.: Cambios socio-históricos, instituciones, subjetividades. En: Ascolani A. y otros: La novela de occidente. Cit. 12 Negri T.: Decidir un sujeto. Logos. Anales de metafísica. 2001.

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Por ello se afirma aquí un presupuesto que simultáneamente teórico y biográfico, porque en materia ético-política, biografía y metafísica no pueden distinguirse. Hay posibilidad de elección libre y no importa el resultado, porque hay productividad, construcción de ser y responsabilidad. Una responsabilidad que no está sujeta a ningún ser dado, sino que produce ser. Pero la decisión libre no es individual. Nada que ver con la lógica tradicional, trascendentalista que quiere unificar a la multitud para arrebatar los cuerpos, entristecerlos y dominarlos. Esta constitución del ser, es una multitud que avanza en tanto multiplicidad de seres singulares que constituyen lo real. Decir no entonces al transcentalismo que quiere reducir todo al fantasma de lo uno en cualquiera de sus máscaras: Dios, padres, mercado, saber, poder. Decir sí a un mundo hecho de la “infinita diversidad de los actos y del devenir, de las elecciones y de las decisiones de la multitud”. Hay un hacer y un devenir de la multitud, con su imaginación y sus deseos, con su elección y sus decisiones, produciendo ese “ser de la subjetividad en tanto que movimiento”. Potencia de la multitud, construcción de la multitud como acontecimiento de los cuerpos o como elección común de la comunidad. Pero si decimos que el ser es revolucionario, ¿qué se puede decir de la revolución? Hoy puede decirse poco si la pensamos como cambio global en un tiempo determinado, porque estamos en un tiempo de expresión de algo que aparece como nuevo, nueva subjetividad, nuevos sujetos, de desmesura. Tiempo de expresión tiempo de lenta construcción de representación, de construcción de nuevas medidas, de nuevas estrategias. Por ello, podemos hablar con más propiedad de devenir revolucionario, porque en la elección, en la decisión, en los actos, en la construcción de subjetividad y por lo tanto de ser, se afirma un cambio irreversible, aunque fragmentario13. Pero son fragmentos que van multiplicándose al infinito y que esperamos, deseamos que en la continuidad de la afirmación existencial, en la lucha por la permanencia en el ser que estamos construyendo, podamos ir atisbando en el horizonte, la luz de la revolución. Rosario, abril 23 de 2004.

13 DeleuzeG. Y Guattari F.: Mil Mesetas. Valencia. Pre-textos.

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