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    VELEIA, 28 6981, 2011 ISSN 0213 2095

    PRISIONEROS DE LOS PIRATAS:POLTICA Y PROPAGANDA EN LA CAPTURA

    DE JULIO CSAR Y CLODIO1

    :

    Resumen: El primer siglo a.C. se identifica con el momento de apogeo de la piratera medi-terrnea. Las medidas polticas y militares adoptadas por Roma para luchar con una lacra quecon sus continuas incursiones asolaba el mar contrasta con las frecuentes menciones a la cap-tura de ciudadanos romanos y con el posterior rescate exigido por su liberacin. Julio Csar yClodio, dos de los polticos ms activos de la poca, fueron prisioneros de los piratas hasta queconsiguieron reunir la cantidad pactada a cambio de recobrar la libertad. Este artculo pretendeanalizar las consecuencias que dicho cautiverio tuvo en el devenir poltico de ambos y la posibi-lidad, al menos en el caso de Julio Csar, de que fuera usado como elemento propagandstico.

    Palabras clave: Csar, Clodio, Piratera, Rescate.

    Abstract: The first century B.C. is shown as being the heyday of Mediterranean piracy. Thepolitical and military measures taken by Rome to combat a continuous plague on the high seascontrasts with the frequent mentions of Roman citizens who had been captured. Julius Caesarand Claudius, two of the most active politicians at that time, were captured by pirates untilthey paid back the ransom agreed with their captors. This article details the consequencesof their capture on their public life and the possibility, at least for Caesar, that such an eventcould have been used as propaganda by the future dictator in his forthcoming activities.

    Keywords: Caesar, Clodius, Piracy, Ransom.

    Recibido: 21-03-2011 Informado: 08-04-2011 Definitivo: 10-05-2011

    I

    ,

    , .2

    1 Este artculo se inscribe dentro del programa deperfeccionamiento postdoctoral en el extranjero delDepartamento de Educacin, Universidades e Investi-gacin del Gobierno Vasco. Forma parte, asimismo, delproyecto HAR2010-21893: El discurso sobre el impe-

    rio en la Repblica romana: Estrategias de dominacinen la oratoria diplomtica.

    2 Hom., Od., XV, 425-429: Me precio de ser deSidn, abundante en bronce, y soy hija del poderoso yrico Arybante, pero me raptaron unos piratas de Tafos

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    A su regreso, ya a las puertas de taca, Odiseo escucha la narracin del porquero Eumeo. ste,hijo de un rey, haba sido raptado por una hermosa esclava fenicia propiedad de su padre y entre-gado a unos mercaderes fenicios para que pudiera ser vendido. Por su parte, la muchacha, hija de

    un adinerado personaje de Sidn, recuerda que ella haba sido capturada por unos piratas de Ta-fos y vendida al padre de Eumeo. El relato homrico, independientemente de la historicidad quelos hechos puedan manifestar, es testimonio fiel de una de las prcticas ms extendidas en el Me-diterrneo antiguo, el de la piratera, un modo de vida con el que, a travs de la captura y del rap-to y de la posterior venta o peticin de rescate, se poda obtener un importante y rpido beneficioeconmico.

    En este sentido, las continuas incursiones de los piratas trajeron en jaque al comercio y al trn-sito martimo del Mediterrneo durante gran parte del I milenio a.C.3 Se trat de un fenmenoampliamente extendido y cuya difusin tuvo diversos focos como, por ejemplo, el Egeo4, la zonacercana a la pennsula italiana5y el Ilrico6. El siglo a.C. conoci una importante escalada en lasactividades de los piratas, especialmente en la zona de Cilicia, con lo que la seguridad en el trnsito

    martimo de mercancas y personas se vio altamente alterada. Gracias a medidas especiales toma-das por Roma se trat de poner final a dicha prctica, no sin que antes muchos ciudadanos roma-nos fueran raptados por los piratas. Claro reflejo de esta situacin son las menciones que recogenlas fuentes literarias y en las que se alude de forma explcita a la captura y posterior peticin derescate de varios ciudadanos romanos, algunos, como Clodio y, sobre todo, Julio Csar, de noto-ria importancia. El mvil econmico es, por tanto, el que impulsa los continuos ataques de los pi-ratas. Como ya indic Y. Garlan, ils paraissent dsormais sintresser, en fait de prisonniers, auxpersonnes de qualit, au gratin social (gros commerants, ambassadeurs, magistrats, membres delaristocratie) susceptibles de leur rapporter de belles ranons7.

    cuando volva del campo y me trajeron a casa de estehombre para venderme, y l pag un precio digno dem, traduccin de J.L. Calvo, Homero. Odisea, Cte-dra, Madrid 2000. Para un comentario sobre el pasa-je en cuestin, vase A. Mele, Pirateria, commercioe aristocrazia: replica a Benedetto Bravo, DHA 12,1986, 67-109.

    3 La bibliografa al respecto es realmene abundante,vanse especialmente H. Pohl, Die rmische Politik unddie Piraterie im stlichen Mitterlmeer vom 3. bis zum 1.Jh. v. Chr., De Gruyter, Berlin 1993; P. de Souza, Pira-cy in the Graeco-Roman World, Cambridge UniversityPress 2000, y las diferentes contribuciones del volumenpublicado por C. Ferone, G. Sassatelli, E. Pianezzola,

    (eds.), La pirateria nell Adriatico antico: incontro di stu-dio, Venezia, 7-8 marzo 2002, Hespera 19, LErma diBretschneider, Roma 2004.

    4 Entre otros cfr. M.K. Trofimova, Sur lhistoirede la piraterie hellnistique, VDI4, 1963, 53-74; I.B.Brasinskij, Die Pontische Seeruberei, VDI 125: 3,1973, 124-133; P. Brul, La Piraterie crtoise hellnis-tique, Annales littraires de lUniversit de Besanon,223, Paris 1978; J.J. Gabbert, Piracy in the EarlyHellenistic Period: A Career Open to Talents, G&R33:2, 1986, 156-163; E.Cantarella, C. Ferone, Lesteia. For-

    me di predazione nellEgeo in et classica, Generoso Pro-caccini, Napoli 1997; P. Perlman, Kretes aei lestai?The Marginalization of Crete in Greek Thought andthe Role of Piracy in the Outbreak of the First CretanWar, en: V. Gabrielsen et al. (eds.), Hellenistic Rhodes:Politics, Culture and Society, Studies in Hellenistic Civi-lization 9, Aarhus 1999, 132-161; H.-U. Wiemer, Krieg,Handel und Piraterie: Untersuchungen zur Geschichtedes hellenistischen Rhodos, Klio 6, Berlin 2002.

    5 Por ejemplo, M. Giuffrida, La pirateria etrus-ca fino alla battaglia di Cuma, Kokalos 24, 1978,175-200; M. Giuffrida, La pirateria tirrenica: momentie fortuna, G. Bretschneider, Roma 1983; S. Tramonti,La pirateria ligure e sardo-corsa nel Tirreno nel sec.

    a.C.,A&R40, 1995, 197-212;6El problema de la piratera iliria, especialmente a

    partir de las primeras acciones romanas en el Ilrico, esampliamente tratado por los investigadores contempo-rneos. Vanse H.J. Dell, The Origin and Nature ofIllyrian Piracy, Historia16, 1967, 344-358; C. Ferone,Appiano, Illyr. 3 e la pirateria illirica nel sec. a. C.,Hermes132: 3, 2004, 326-337.

    7 Y. Garlan, Signification historique de la pirateriegrecque, DHA4, 1978, 7.

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    . MAREPACAVIAPRAEDONIBUS

    Esta escueta mencin viene recogida en las Res Gestaede Augusto. Con ella, y sin la inclusin

    de ningn nombre propio, se notifica el fin de la guerra de Sicilia y la derrota, en el ao 36 a.C., deSexto Pompeyo, quien, en diversas fuentes greco-latinas y una vez que fue proscrito por el propioAugusto, aparece como un hombre dedicado a la piratera9. Evidentemente, la asociacin de Sex-to Pompeyo con un pirata es ms un elemento de propaganda presente en las Res Gestae, y recor-dada en el resto de las fuentes citadas, que una realidad. No obstante, el hecho de acabar con unode los enemigos ms poderosos que se le oponan y de esta forma recobrar el control del Mediterr-neo y, lo que era ms importante, poder asegurar el abastecimiento de grano a Roma, bien podranexplicar la identificacin de Sexto Pompeyo con un pirata y, en consecuencia, su inclusin comotal en la memoria histrica de Roma10. En efecto, como ya indicara M. Molin, de esta forma Au-gusto consegua assurer la libre circulation et la scurit des hommes et des merchandises, tant lintrieur des frontires de lImperium Romanum que sur ltendue du Mare Nostrum, mme sil

    sagit l de dissimuler derrire les pirates les partisans de Sextus Pompe11

    .Apenas 30 aos antes de la guerra entre Augusto y Sexto Pompeyo, Cicern pronunciaba en laCuria el discurso conocido como de Imperio Gnei Pompeimediante el cual pretenda dar apoyo ala Lex Manilia. En varios pasajes del mismo el orador de Arpino evoca los xitos obtenidos graciasa la Lex Gabiniadel ao 67 a.C. por la que se haba investido a Gn. Pompeyo del imperiumnecesa-rio para limpiar de piratas el Mediterrneo12:

    Itaque una Lex, unus vir, unus annus non modo nos illa miseria ac turpitudine liberavit, sed etiameffecit, ut aliquando vere videremur omnibus gentibus ac nationibus terra marique imperare.

    Estas dos referencias, la mencin en las Res Gestaey el pasaje en el discurso de Cicern, aunquedispares en el tiempo, reflejan aspectos diferentes de un mismo problema, la piratera mediterrnea

    del siglo a.C., si bien ambas la evocan desde un punto de vista diferente. Por un lado, el discur-so de Cicern se refiere al problema casi endmico de la piratera cilicia, mientras las Res Gestaead-judican el estatusde pirata a un ciudadano romano de noble cuna, Sexto Pompeyo, que como con-secuencia de la situacin poltica se vio obligado a realizar actos de bandidaje. No obstante, y comoya se ha mencionado, ambas situaciones dejan de manifiesto la inseguridad que se poda encontraren el siglo a.C. al realizar cualquier tipo de travesa por el Mediterrneo.

    Sin embargo, conviene recordar que la extensin del problema pirata no se limit a una luchaentre Roma y los bandidos. Lo cierto es que en su alegato contra Verres el propio Cicern acus alexpretor de haber colaborado con los piratas en Sicilia y de haber aceptado sobornos por parte de

    8 RGDAI, 25.9 Liv., Per., CXXIII, 1, y CXXVIII, 1; App., B.C.,

    II, 106; Flor., II, 18, 2; Oros., VI, 18, 19.10 D.C. Braund, Piracy under the principate and

    ideology of imperial eradication, en: J. Rich andG. Shipley (eds.), War and society in the Roman world,London and New-York, Routledge 1993, 195-212; P. deSouza, Piracy ..., op. cit., 184 ss.; K. Welch, A. Powell,Sextus Pompeius, Duckworth, London 2002, especial-mente 215-218; A. Valentini, Un motivo di propagan-da politica nella lotta triumvirale: la morte di SestoPompeo, RCCM51, 1, 2009, 39-66.

    11 M. Molin, Circulation, transports et dplace-

    ments en Europe occidentale (IIes. av. J.-C. - IIes. apr.J.-C.): donnes indignes et apports romains, Pallas80, 2009, 210.

    12 Cic., Pomp., 56: Y as una nica ley, un hombrey un ao, no slo os libraron de aquel vergonzo infor-tunio sino que lograron que, al fin, se diera de verdadla sensacin de que erais los dueos de todos los pue-blos y naciones, por tierra y por mar, traduccin deJ. Aspa Cereza, Cicern: Discursos V, Gredos, Madrid1995, 145.

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    su lder13. La imputacin, ya grave de por s, adquiere mayor relevancia cuando precisamente lascomunicaciones martimas se estaban viendo constantemente comprometidas por las actuacionesde los piratas.

    . E LEXDEPIRATISPERSEQUENDIS LEXGABINIA, - .C.

    Sin duda alguna, el perodo de mayor actividad pirtica se sita en la primera mitad del siglo a.C.,momento en el que destacan por encima de todos los piratas cilicios, y en el que se suceden las elec-ciones de magistrados destinados en exclusiva a la lucha contra los piratas. As mismo, se destaca lacaptura de varios ciudadanos romanos con vistas a pedir un posterior rescate por su liberacin.

    Como ya sealara H.A. Ormerod, se puede decir que el ltimo siglo de la Repblica Romanaconoci uno de los mayores desarrollos de la piratera que el Mediterrneo haya sufrido14. Las fuen-tes reflejan una creciente actividad por parte de los piratas y, al mismo tiempo, presentan un mo-

    delo de respuesta por parte romana acorde a este crecimiento. Es, adems, el momento en el que lapresencia de prisioneros romanos en manos de los piratas es ms notable.La principal caracterstica de este perodo es que, por primera vez, Roma decide llevar a cabo

    una poltica destinada en exclusiva a acabar con este problema. La actuacin romana se articula entorno a dos decisiones: por una parte, la sucesiva designacin de generales destinados a luchar con-tra los piratas, empezando por Marco Antonio y el consiguiente otorgamiento de poderes especia-les para llevar a cabo su misin; por otra, la promulgacin de una Lex de piratis persequendis.

    La primera accin militar conectada directamente con el problema de la piratera es la campaallevada a cabo en el ao 102 a.C. por el pretor Marco Antonio. Aunque la verdadera naturaleza delimperiumdel que fue investido Marco Antonio es una cuestin que se ha debatido durante largotiempo15, lo cierto es que su accin, de la que no se tienen demasiadas noticias, s que tuvo sus con-secuencias, dado que segn informa Plutarco obtuvo un triunfo16. Parece ser, sin embargo, que nofue del todo efectiva.

    El que Marco Antonio no acabara con los piratas lo puede demostrar el hecho de que enel ao 101 a.C. o en su defecto, en el ao 100 a.C., se promulgara la llamada Lex de provinciispraetoriis, tambin conocida como la Lex de piratis persequendis o the Piracy Law, conservadaparcialmente en dos epgrafes hallados en Cnidos y Delfos17, y las posteriores actividades lleva-das a cabo por diversos generales. En cuanto a la piratera se refiere, el texto se preocupaba, so-bre todo, de la seguridad de los ciudadanos y de los aliados romanos, para que as no sufrieranpeligro en la navegacin18.

    13 Cic., Verr., V, 25, 62: Hodie omnes sic habent quideius sit vos coniectura adsequi debetis istum clam a pi-

    ratis ob hunc archipiratam pecuniam accepisse.14 A.H. Ormerod, Piracy in the Ancient World. An

    essay on Mediterranean History, Liverpool UniversityPress, 1978, 190 [facsmil de la edicin de 1924].

    15A.H. Ormerod, op. cit., 208; E. Marti, On theproblem of M. Antonius Creticus Imperium Infinitum,AAntHung 19, 1971, 259-272; A.N. Sherwin-White,Rome, Pamphylia and Cilicia,JRS66, 1976, 4.

    16 Plut., Pomp., XXIV, 10.17Vase especialmente M.H. Crawford (ed.), Ro-

    man Statutes, vol. I, Institute of Classical Studies, Lon-

    don 1996, 231-270. Cfr. as mismo E. Marti, op. cit.;M. Hassal etal., Rome and the Eastern Provinces at the

    end of the Second Century B.C. The so-called PiracyLaw and a new inscription from Cnidos, JRS 64,1974, 195-220; G.V. Sumner, The Piracy Law fromDelphi and the Law of the Cnidos Inscription, GRBS19, 3, 1978, 211-225; H. Pohl, Die rmische ..., op. cit.,208 ss.; P. De Souza, op. cit., 108 ss.; R.M. Kallet-Marx, Hegemony to empire. The development of theRoman Imperium in the East from 148 to 62 B.C., Uni-versity of California Press 1995, 232-233.

    18 P. de Souza, op. cit., 135.

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    Es evidente que la medida no fue demasiado efectiva dado que el mayor grado de desarrollo dela piratera tuvo lugar en la poca de las Guerras Mitridticas, durante las cuales los piratas llega-ron a extenderse por todo el Mediterrneo19. Las fuentes nos informan de varios episodios en los

    que se vieron envueltos los generales o gobernadores romanos. Apiano seala que el sucesor de Silaen el gobierno de la provincia de Asia, L. Licinio Murena, no logr los xitos deseados. La mismanoticia informa que tampoco la tuvo P. Servilio Vatia, aunque, puesto que recibi el cognomen deIsurico por el sometimiento de la regin conocida como Isauria, podramos pensar que obtuvo unmayor xito en su empresa que el conseguido por su predecesor20.

    A pesar de todo, el xito de Servilio no acab con el problema de la piratera. En efecto, los au-tores clsicos parecen mostrar un paisaje an ms desolador a partir del inicio de la III Guerra Mi-tridtica en el ao 74 a.C. Los ataques se van a suceder por todo el Mediterrneo, asaltando in-cluso en algunos casos las costas italianas y tomando como cautivos a ciudadanos romanos21. Encierto momento, el propio Cicern notifica el ataque al puerto romano de Ostia y la destruccin dela flota asignada a un cnsul22.

    Tras P. Servilio Vatia es Marco Antonio Crtico, hijo del magistrado que dirigi la campaa enel ao 102 a.C., padre del futuro triunviro y pretor el ao 74 a.C., el encargado de enfrentarse a lospiratas. El Senado le otorg un imperium infinitum, cuestin que ha hecho correr ros de tinta,conel que reciba autoridad sobre las regiones costeras de todo el Mediterrneo y que le fue prorrogadohasta el ao 71 a.C.23Tras su muerte, en este mismo ao24, Quinto Cecilio Metelo Crtico se en-carg de acabar con la piratera cretense.

    La ltima y la ms importante de las decisiones tomadas por el Senado es la llamada Lex Gabi-nia, segn la cual se envesta por un perodo de tres aos a Gn. Pompeyo con un mandato con elque se pretenda acabar de una vez por todas con la piratera Mediterrnea25. Muchas fuentes ofre-cen, en mayor o menor grado, un relato de la accin llevada a cabo por Pompeyo, pero son Plutar-co y Apiano quienes mejor nos informan de los hechos y acciones realizadas por ste26.

    Cabe sealar que la campaa de Pompeyo se vio coronada por el xito27. Dividi el mar entresus legados adjudicando un rea concreta a cada uno de ellos y llev a cabo en apenas tres mesesel cometido para el que lo haban investido de poderes especiales por espacio de tres aos. G. Ma-rasco seala que el xito de la campaa de Pompeyo, el sucesivo reordenamiento del Mediterrneo

    19 G. Marasco, Roma e la pirateria cilicia, RSI99, 1987, 135-136.

    20 App., Mithr., 93; Liv., Per., 93. Para las cam-paas de Servilio Vatia, cfr. por ejemplo P.T. Keyser,Sallusts Historiae, Dioskorides and the Sites of theKorykos captured by P. Servilius Vatia, Historia46: 1,1997, 64-79.

    21 Sirvan de ejemplo los ataques a Sicilia, Oros.,VI, 3, 5; o a Campania, Flor., I, 41, 6.

    22 Cic.,Pomp., 33.23 A.H. Ormerod, op. cit., 224 ss.; E. Marti, op.

    cit.; Sh. Jameson, Pompeys imperium in 67, Histo-ria19, 1970, 539-560; E.S. Gruen, The Last Generationof the Roman Republic, University of California Press,London 1974, 534 ss. En lo referente al cognomenobte-nido por Marco Antonio vase J. Linderski, The Sur-name of M. Antonius Creticus and the cognomina exvictis gentibus,ZPE80, 1990, 157-164.

    24 En su momento, basndose en Flor., I, 42, 3,P. Foucart, Les campagnes de M. Antonius Creticuscontre les pirates en 74-71,JS4, 1906, 581, seal queMarco Antonio falleci en cautiverio tras haber sidoapresado por los piratas.

    25La naturaleza del imperiumconcecido a Pompeyoha sido tambin debatida ampliamente. La cuestin ha

    sido tratada recientemente por KM. Girardet, Rom aufdem Weg von der Republik zum Prinzipat, Bonn 2007.Cfr. tambin A.H. Ormerod, op. cit., 224 ss.; E. Marti,op. cit.; Sh. Jameson, op. cit.

    26 Plut., Pomp., XXV-XXVIII; App.,Mithr., 94-96.27 Curiosamente Flor., II, 18, 2 seala que el padre,

    Gn. Pompeyo acab con la piratera, mientras que elhijo, Sexto Pompeyo, se dedic a dicha actividad, crean-do as una oposicin en el carcter de padre e hijo.

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    oriental, la eliminacin de Mitrdates el ao 63 a.C. y la creacin de la provincia de Siria conver-tan en insignificante la amenaza pirata, y, de hecho, el fenmeno no alcanzara ya cotas tan eleva-das como las habidas a lo largo de este perodo28.

    . P

    La captura y posterior rescate de ciudadanos romanos pertenecientes a la aristocracia se conden-sa sobre todo en la primera mitad del siglo a.C. Las fuentes escritas de las que disponemos varanen cuanto a su informacin. Algunas nos ofrecen un relato bastante preciso, sealando tanto losnombres como los cargos de las personas capturadas, mientras que otras tan slo nos informan deque cierto personaje ha cado en poder de los piratas.

    La presencia de gran cantidad de prisioneros en manos de los piratas y la intencin de pedir unrescate por los mismos est atestiguada con claridad en un pasaje de Apiano, en el que el historia-

    dor alejandrino describe lo que encuentra Pompeyo en las bases de los piratas29

    : , , , , , , .

    La informacin contenida en esta cita es, desde luego, muy significativa. Pompeyo se encontrcon una infraestructura verdaderamente impresionante, pues los piratas le entregaron gran canti-dad de armas, acabadas o en proceso de fabricacin; naves, algunas ya botadas y preparadas parasu uso y otras todava en los astilleros; y los materiales necesarios para la construccin. Por ltimo,y en lo que a la cuestin de los prisioneros concierne, encontr gran cantidad de los mismos, algu-

    nos de los cuales estaban a la espera de ser rescatados30

    .Una de las fuentes indispensables es el ya citado discurso de Cicern llamado de Imperio GneiPompei, en el que el clebre orador de Arpino debate acerca de la conveniencia o no de otorgar po-deres especiales a Pompeyo para el abastecimiento de grano. En un pasaje del mismo, Cicern ma-nifiesta la preocupacin que sinti ante la situacin en la que se encontraba el Mediterrneo antesde la promulgacin de la Lex Gabiniaen el ao 67 a.C.31:

    An tibi tum imperium hoc esse videbatur, cum populi Romani legati, quaestores praetoresque capie-bantur?

    28 G. Marasco, op. cit., 145-146. Para las campa-as de Pompeyo vase asimismo C. Rubino, Pom-

    peyo Magno, los piratas cilicios y la introduccin delMitrasmo en el Imperio romano segn Plutarco, La-tomus65: 4, 2006, 915-927.

    29 App.,Mithr., 96: Tambin le entregaron, al mis-mo tiempo, muchas armas, unas ya acabadas y otras envas de fabricacin, naves, algunas de las cuales todavaestaban en los astilleros a medio construir y otras nave-gando ya, bronce y hierro, reunidos para la fabricacinde estas cosas, telas de lino, cables, madera de distintasclases y una gran cantidad de prisioneros, unos, en es-pera de ser canjeados mediante rescate y, otros, encade-

    nados a sus respectivos trabajos, traduccin de A. Sn-chez Royo,Apiano: Historia Romana I, Gredos, Madrid

    1980, 570.30 Se debe subrayar el uso del trmino ,

    dado que generalmente se aplica a aquellos prisioneroscapturados en acciones de guerra, mientras que en elcaso de la piratera las capturas tenan un origen y unafinalidad bien distinta.

    31 Cic., Pomp., 53: Te parece a ti que tenamosese imperio cuando se haca prisioneros a los legados,cuestores y prestores del pueblo romano?, traduccinde J. Aspa Cereza, op. cit., 143.

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    El lamento de Cicern, como se ver a continuacin, no carece de base, dado que, efectiva-mente, ciudadanos romanos de tal condicin fueron apresados en varias ocasiones. Los trminosque el orador de Arpino utiliza para referirse a la captura de ciudadanos romanos merecen una

    atencin especial. Mientras en el fragmento recin citado hace uso del verbo capioen pasivo, enotros dos pasajes del mismo discurso recurre a dos formas diferentes para ref lejar esta misma rea-lidad, in praedonum potestatem pervenerinty a praedonibus esse sublatos32. Las frmulas, y las con-secuencias de los actos, son parecidas, caer en manos de los piratas o ser arrebatados por los mis-mos. Suetonio alude a la captura de Csar mediante una expresin casi calcada de la de Cicern,a praedonibus captus est, y Plutarco se vale de la forma verbal 33, cuyo significado esprcticamente idntico.

    El anlisis de la presencia de ciudadanos romanos en poder de los piratas se puede dividir entres bloques principales. El primero es el que recoge aquellos casos de los que no se tienen ms quenoticias escuetas del apresado y en los que, generalmente, no se cita el nombre o los nombres de losprisioneros. En el segundo y tercer apartados, en cambio, se citan dos casos concretos, los de Clo-

    dio y Csar, dado que, por la importancia poltica que tuvieron ambos personajes, su captura que-d reflejada ms ampliamente en las fuentes literarias.

    A) Romanos en poder de los piratas

    El primer ciudadano romano que se vio en peligro fue L. Licinio Lculo, cuestor el ao 87 a.C.Ciertamente, no se puede comparar la situacin de Lculo respecto a la de otros personajes, dadoque en ningn momento cay directamente en manos de los piratas, aunque las fuentes sealanque corri dicho riesgo. En el contexto de las Guerras Mitridticas Apiano seala que Sila envi aLculo camino de Abidos despus de que ste llegara tras correr el riesgo de caer en manos de lospiratas numerosas veces. Plutarco ofrece idntica noticia, aunque especifica que fue en el viaje en-

    tre Cirene y Alejandra cuando corri el riego de ser capturado. Nos informa que mientras Lculoconsegua escapar muchas de sus naves fueron capturadas34.Un segundo grupo de referencias hacen mencin a la captura de dos pretores romanos. Cicern

    seala en la misma noticia la captura y posterior pago de rescate por los embajadores romanos y elhecho de que el mar era tan inseguro que doce lictores fueron aprisionados por los piratas; Apianoseala que los piratas se hiceron con dos pretores con las insignias propias de su cargo; por ltimoPlutarco da los nombres de los dos pretores capturados, Sextilio y Belino, adems de sealar que sellevaron a los doce lictores35.

    Otra de las capturas a las que aluden las fuentes es la de la hija de Marco Antonio, el cnsulque obtuviera un triunfo por su accin contra los piratas. Este suceso, en la mayora de los casos,viene relatado en todas las fuentes inmediatamente despus del anterior. Cicern hace referencia

    a que en las cercanas de Miseno los piratas se llevaron a los hijos de un hombre que ya haba lu-

    32 Ibid. 32 y 33.33 Suet., Caes., IV, 1-2; Plut., Caes., I, 8.34 App., Mithr., 56: . La edicin de Loeb sita

    el suceso en el ao 84 a.C. Las palabras de Plutarcono dejan margen al error: , Plut., Luc., II, 5.

    35 App., Mi th r., 93: ... ; Plut. Pomp., XXIV, 9.

    Aunque no es segura la correspondencia entre las tresnoticias, no es descabellado pensar que se refieren entodos los casos a un mismo suceso, Cic., Pomp., 32.La edicin de Gredos (supra. n. 12), p. 132 como notaa pie de pgina informa: No sabemos a qu legadosse refiere. Slo que el escoliasta anota: su mujer res-cat con dinero a cierto legado hecho prisionero porlos piratas.

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    chado contra ellos36; Apiano se muestra igual de impreciso a la hora de sealar la identidad de loscapturados, eso s, deja claro que se trata de mujeres de noble cuna37; de las tres fuentes que se ci-tan para este caso, el nico que hace una mencin explcita es Plutarco, quien seala que una hija

    de Marco Antonio fue tomada por los piratas y, despus, rescatada a cambio de una gran suma dedinero38.

    B) Clodio

    El primer ciudadano romano de relevancia conocido que cay prisionero de los piratas fue eleterno rival de Cicern, Publio Claudio Plcher, ms conocido como Clodio. Din Casio nos ofre-ce dos escuetas noticias referentes a este hecho.

    La primera simplemente nos informa de la captura de Clodio por los piratas y su posterior li-beracin por el miedo que stos profesaban a Pompeyo39. Mientras en el caso de la hija, o hijas, deMarco Antonio y en la liberacin de los pretores romanos se indica el pago de un rescate, en este

    caso, la liberacin se produce tan slo por el miedo que produce el nombre de Pompeyo. No envano el suceso se produce en el ao 67 a.C., el mismo en el que el Senado, por medio de la Lex Ga-binia,encarga a Pompeyo la misin de acabar con los piratas. La segunda noticia es an ms bre-ve y menos significativa, puesto que simplemente informa de que Clodio plane vengarse de Ptolo-meo, el rey de Chipre, por no haberlo liberado cuando fue capturado por los piratas40.

    Sin embargo, y contradiciendo en parte a Casio Din, otros dos autores, Estrabn y Apiano,indican que el rey Ptolomeo s que aport una cantidad para la liberacin de Clodio. El gegrafode Amasia seala que tras la captura de Clodio, el rey Ptolomeo envi un rescate tan nfimo quehasta los propios piratas se avergonzaron y liberaron a Clodio sin tomar dinero alguno. Conse-cuencia directa de este suceso, sera el envo de Catn a Chipre cuando Clodio accedi al tribuna-do de la plebe41.

    Apiano ofrece un cuadro prcticamente idntico al de Estrabn. As, nos informa que MarcoPorcio Catn, quaestor pro praetoreel ao 58 a.C., es enviado a Chipre para quitar la isla al rey Pto-lomeo quien slo haba contribuido con dos talentos al rescate de Clodio42.

    La diferencia entre las fuentes es notoria, pues tanto Estrabn como Apiano dejan claro que shubo rescate econmico por Clodio, aunque no especifiquen el montante total de la operacin.Ambos se muestran de acuerdo en que la cantidad era irrisoria, aunque tan slo Apiano incida enel hecho de que fueron dos talentos. Casio Din, a su vez, se limita a decir que fue el miedo a Pom-peyo la razn principal por la que Clodio fue liberado.

    36 Cic., Pomp., 33: ex Miseno autem eius ipsius liberos.El trmino utilizado por Cicern no deja de ser signif ica-tivo. No hace referencia explcita a la hija de Marco An-

    tonio pues usa el plural liberos. Gracias a las referenciasen el resto de fuentes se puede pensar que se trata de unahija (o ms de una) del citado Marco Antonio.

    37 App.,Mithr., 93: .

    38 Plut., Pomp., XXIV, 10: .39 Cass.Dio, XXXVI, 17, 3. Merece destacar el

    trmino utilizado por Din Casio para referirse a lospiratas en este pasaje en concreto, puesto que en lugarde usar los ms usuales, o , elige. Para las cuestiones relacionadas con

    la terminologa vanse, entre otros, Y. Garlan, op. cit.;M. Clavel-Lvque, Brigandage et piraterie: reprsenta-tions idologiques et pratiques imprialistes au dernier

    sicle de la Rpublique, DHA 4, 1978, 17-31. P. deSouza, op. cit., 3 ss.; C. Ferone, Lesteia. Forme di pre-dazione nellEgeo in et classica, Napoli 1997, 43-67; yE. Pianezzola, Le parole dei pirati. Schede lessicali,en: L. Bracessi (ed.), La pirateria nellAdriatico antico,Hespera 19, 1998, 11-19.

    40 Cass.Dio, XXXVIII, 30, 5. La edicin de laLoeb sita la venganza de Clodio el ao 58 a.C., 9 aosdespus de ocurridos los sucesos.

    41 Strab., XIV, 6, 6.42 App., B.C., II, 23.

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    C) Julio Csar

    Sin lugar a dudas el caso de Julio Csar es el ms llamativo de entre los ciudadanos romanoscados en poder de los piratas. Es, adems, con gran diferencia el ms citado por las fuentes anti-guas43. La importancia del acontecimiento no reside tanto en el momento en el que esto sucede,sino en el hecho de que es precisamente Julio Csar quien pasa a ser un prisionero de los piratas.

    La captura de Csar acontece en el viaje que realiza camino de Rodas en el ao 75/74 a.C.Csar, que haba nacido el ao 100 a.C. contaba, por tanto, con 25 26 aos y, aunque su figu-ra empezaba a ser conocida en Roma, no en vano haba tenido que marchar al exilio para evitara Sila, distaba todava mucho de alcanzar la importancia que obtendra en las dcadas siguientes.Hoy en da, los estudiosos se muestran de acuerdo a la hora de sealar dicha fecha como la msprobable, aunque las fuentes de las que disponemos dan pie a interpretaciones diversas. As, mien-tras Veleyo Patrculo, Suetonio y Aurelio Vctor sitan el hecho el ao 75/74 a.C., Plutarco lo si-ta el ao 80 a.C.44

    El hecho en s no destacara de los ya sealados en el apartado anterior si no fuera precisamenteporque el actor principal del mismo es Csar y por la forma en la que el propio joven romano aca-ba con sus captores. Como seala L. Canfora, no sera extrao que la fuente principal de la anc-dota fuera el propio Csar a quien se debera tambin el sentido irnico que se aprecia en todo elpasaje45.

    Los dos relatos ms importantes los ofrecen Plutarco y Suetonio, siendo sin embargo bastantems conciso el segundo de ellos46. Segn Plutarco, Csar fue capturado por los piratas en las cerca-nas de la isla Farmacusa y permaneci 38 das prisionero. Suetonio, simplemente, seala que estu-vo prisionero cerca de 40 das. Al parecer, Csar qued en poder de los piratas mientras enviaba alos miembros de su comitiva en busca del rescate que debera pagar para obtener su libertad. TantoPlutarco como Suetonio nos informan de que slo se qued en compaa de dos criados y un m-dico. Al volver los enviados con el rescate establecido, Csar fue liberado, pero lejos de permanecer

    inactivo organiz una pequea flota con la que sorprendi a los piratas en su propia base, los cap-tur y tras la inaccin de Marco Junio Junco, gobernador de Asia, se tom la justicia por su manocrucificndolos a todos.

    La noticia del castigo infligido a los piratas por Csar tambin es recogida por Suetonio, aun-que sin seguir un orden cronolgico en su relato, dado que pospone dicha referencia hasta el lti-mo tercio del Divus Iuliusdonde aludiendo a la clebre clementia Caesarisseala que crucific a lospiratas, pero no sin antes estrangularlos47, castigo que, segn H.A. Ormerod, Csar no debera ha-ber podido ejecutar48.

    J. Gascou, uno de los mejores especialistas en Suetonio, seala que la intencin del autor es lade ofrecer las noticias con cuentagotas. En lugar de relatar la noticia de forma lineal y continua-

    43 Para un anlisis de las fuentes, vase L.-M. Gn-ther, Caesar und die Seeruber - eine Quellenanalyse,Chiron29, 1999, 321-337.

    44 A.M. Ward, Caesar and the pirates, CPh 70,1975, 267-268, y Caesar and the pirates II. The elu-sive M. Iunius Iuncus and the year 75/74, AJAH II,1977, 26-36. Cfr. tambin L.R. Taylor, Caesars EarlyCareer, CPh 36, 1941, 113-132; R. Schulz, Caesarund das Meer, HZ271, 2, 2000, 283-285; A. Alfon-so Ossorio, Los piratas y Roma. Estudio socioeconmico

    y cultural de la piratera cilicia (143-36 a.C.), EditorialGrficas Sol, cija 2008, 95-97.

    45 L. Canfora, Giulio Cesare: il dittatore democrati-co, Laterza, Bari 1999, 9.

    46 Plut., Caes., I, 8 II; Suet., Caes., 4, 1-2.47 Suet., Caes., 74, 1; Vell.Pat., II, 42, 3, y Val.

    Max., VI, 9, 15 mencionan, asimismo, la crucifixin delos piratas.

    48 A.H. Ormerod, op. cit., 55.

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    da, la divide en dos partes, la primera en el momento de la vida de Csar que le corresponde, en sujuventud. La segunda, en cambio, fuera de contexto tanto cronolgico como temtico, por lo quela memoria del lector es un factor indispensable para volver a situar esos sucesos concretos49. As,

    guardando algunos detalles, pretende incidir en la actitud de Csar, dado que el tono jocoso o bur-lesco que ste muestra para con los piratas no es ms que una fachada, tal y como se deduce de laresolucin del evento.

    R.M. Kallet-Marx, con unos trminos excesivamente modernos, seala que an impertinentgraduate student named C. Iulius Caesar appeared before him [M. Iunius Iuncus] to demand theimmediate punishment of some pirates he had rounded up50. La presencia de Csar ante el gober-nador M. Junio Junco no parece ofrecer dudas, ni tampoco la accin posterior, en la que el jovenromano se toma la justicia por su mano. Es cierto que uno de los propsitos de la estancia de Csaren el Mediterrneo Oriental era la de acudir a Rodas para completar su formacin con ApolonioMoln, clarissimo tunc dicendi magistro51, pero, sin duda, el llamar impertinent graduate studentalfuturo dictador es excesivo, dado que la nica impertinenciaposible de Csar es la de exigir el cas-

    tigo que, en su opinin, merecen los piratas que lo haban secuestrado.Lo reseado en los prrafos anteriores se refiere en rasgos generales a la captura y posterior li-beracin de Csar, pero el episodio est lleno de pequeas ancdotas que demuestran el carctery la clara intencin propagandstica de Csar. La actitud irnica, desdeosa y hasta cierto pun-to burlesca de Csar respecto a los piratas se puede notar desde el mismo momento de su captu-ra. Segn Plutarco, los piratas exigieron 20 talentos por su rescate. Csar, les ech en cara el quedesconocieran a quin haban capturado y les prometi la entrega de 50 talentos52. Suetonio anva ms lejos al sealar que fueron 150, pero se puede entender como un error, bien sea del pro-pio Suetonio como de los posteriores copistas. En cualquier caso, independientemente del mon-tante real, es notable la estima que el propio Csar tena de su persona. La cantidad es llamativaen ambos casos, tanto si los cilicios exigieron 20 talentos, como si el propio Csar se valoraba as mismo en 50.

    La grandeza de Csar y la comparacin entre el comportamiento de un ciudadano romano conel de los piratas se muestran en la actitud del prisionero en el perodo en el que tuvo que permane-cer a la espera de la llegada del rescate. Vuelve a ser Plutarco quien nos relata que Csar trataba concierto desdn a sus captores, compona poesas y discursos, teniendo a los propios piratas como au-ditorio, e incluso los insultaba tratndolos de ignorantes y brbaros. Por ltimo, y no menos im-portante, una y otra vez los amenazaba con volver a por ellos y crucificarlos en el momento en elque fuera liberado, cosa que efectivamente llev a cabo.

    . C:

    A pesar de lo sealado, y dada la importancia que las capturas tanto de Clodio como de Csardebieron tener en su momento, resulta extrao que las fuentes literarias no hagan ms mencionesque las referidas y que tampoco les dieran mayor relevancia a ninguna de las dos. Ambas capturasparecen quedar como una mera ancdota de la Antigedad.

    49 J. Gascou, Sutone Historien, cole Franaise deRome 1984, 351-353.

    50R.M. Kallet-Marx, op. cit., 300.51 Suet., Caes., 4, 1.

    52 Val.Max., VI, 9, 15, tambin contempla la entre-ga de 50 talentos. Vell.Pat., II, 42, 2, por su parte, diceque fue liberado gracias a dinero pblico, publica civi-tatium pecunia redemptus est.

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    Sin embargo, hay que tener en cuenta un ltimo factor que no ha sido asociado con estos su-cesos. Plutarco informa que en el momento en el que Aulo Gabinio propone la ley que llevar sunombre, la famosa Lex Gabinia, el pueblo recibe con placer el proyecto. El Senado, sin embargo,

    parece estar en desacuerdo acerca de la decisin de conceder poderes especiales a Pompeyo, aun-que hay una excepcin, Julio Csar, que al parecer la apoy. Plutarco incluye una explicacin a esterespaldo: Csar aprobaba la decisin, pero no por favorecer a Pompeyo, sino por un simple clculopoltico para as atraerse al pueblo53. Es evidente que Csar segua sus propios intereses. La estrellade Pompeyo se encontraba en pleno auge mientras que Csar todava debera esperar varios aospara poder llegar a equiparrsele.

    En vista de lo ocurrido en su juventud, cabe la posibilidad de que, conocedor de la causa al ha-ber sufrido en su propia persona la accin de los piratas, Csar realmente diera su apoyo a Pompe-yo para que llevara a cabo su cometido. No se debe descartar la intencin populista sealada porPlutarco, como tampoco el hecho de que las objeciones encontradas por Csar de parte de M. Ju-nio Junco lo llevaran a apoyar una ley que precisamente acabara con un problema con el que l

    mismo se haba enfrentado apenas 7 aos antes.La victoria de Pompeyo sobre los piratas fue incontestable, pero las medidas que tom en con-tra de los mismos contrastan con las acometidas por Csar en su momento. Ya se ha visto que ste,ante la indecisin del gobernador, decidi tomarse la justicia por su mano. Pompeyo, en cambio, semuestra ms condescendiente con los piratas, hasta tal punto que en algunos casos los instal envarias ciudades54. Por tanto, a pesar del expreso apoyo de Csar a la concesin de poderes a Pompe-yo, la resolucin que este ltimo tom respecto a los numerosos prisioneros que haba hecho diver-ge completamente de la decisin tomada por el primero.

    En definitiva, las fuentes nos muestran un claro contraste de comportamiento entre un ciu-dadano romano de clase noble y unos piratas. Una situacin en la que en algunos momentos pa-rece que los papeles se intercambian y que quien tiene casi como prisioneros a los piratas es, enrealidad, Csar. El hecho de que pudiera ser l mismo el origen de tales informaciones no hacesino aumentar la sensacin de que se trata de un caso ms de propaganda, destinado a engrande-cer la figura del futuro dictador. Lo importante no es que cayera prisionero de los piratas, puesno fue el nico, sino el resto del relato, adornado para su propio beneficio. No en vano el propioPlutarco muestra un cuadro completamente opuesto al citado al sealar que los piratas, cuandose enteraban de que alguno de sus prisioneros era romano, se burlaban del mismo, le pedan per-dn y simulaban tener miedo55, esto es, la misma actitud que en este caso muestra Csar respec-to a sus captores.

    Si la noticia de Apiano, segn la cual Ptolomeo slo entreg dos talentos para el rescatede Clodio es cierta, an no sabiendo cul podra ser el montante total, est claro que el mis-mo debi ser bastante ms cuantioso que los dos talentos citados, aunque posiblemente la can-tidad de veinte talentos exigidos para liberar a Csar fuera excesiva, tanto para uno como paraotro.

    La posibilidad de que Csar engrandeciera su captura con objetivos propagandsticos cobra ma-yor fuerza si se compara con las medidas planteadas por Clodio tras su liberacin, pues resulta cla-ro que su cautiverio tuvo una importante influencia en algunas de las decisiones que tom conposterioridad. Casio Din seala que pretenda vengarse de Ptolomeo y, en parte, el envo de Ca-

    53 Plut., Pomp., XXV, 8.54 App., Mithr., 96; Cass.Dio, XXXVI, 37, 6;

    Plut., Pomp., XXVIII, 4; Vell.Pat., II, 32, 4-6.

    55 Plut., Pomp., XXIV, 11-13.

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    tn a Chipre para hacerse cargo de la isla puede inscribirse en este contexto. No en vano, es graciasa una ley propuesta por Clodio que Catn lleva a cabo su cometido56.

    Las conclusiones que podemos extraer de estos dos casos particulares, se articulan, sobre todo,

    en torno a su posible incidencia en la actividad poltica de ambos. Parece claro que afect de llenoa las decisiones de Clodio, ya que motivos personales como el deseo de venganza por lo que consi-deraba un agravio contra su persona lo indujo a enviar a Catn a Chipre. Por tanto, su captura de-bi ser un suceso perfectamente conocido en la vida poltica romana.

    Tambin se ha sealado la posibilidad de que las razones por las que Csar dio su apoyo a la LexGabiniafueran debidas a su experiencia personal. An tratndose de una especulacin, si al mos-trarse favorable a dicha ley Csar tena en mente los sucesos de su juventud, entonces, tambin sepodra decir que la actividad poltica del futuro dictador se vio mediatizada por su estancia comoprisionero entre los piratas.

    Si, en cambio, tomamos las palabras de Plutarco en sentido literal, y Csar, slo se sirvi de laLex Gabiniapara atraerse al pueblo, la situacin no cambia demasiado. Los efectos propagandsti-

    cos de su apresamiento seran tan conocidos en el seno de la sociedad romana como la captura deClodio y, con seguridad, se servira de ellos para sus fines polticos.Sin embargo, existe una interrogante bastante llamativa a la que hasta el momento no se ha

    prestado la atencin debida. A pesar de que hasta el ao 70 a.C. Julio Csar no desempeara uncargo de relevancia como la cuestura, si su caso fuera tan conocido, tan relevante, y ste le hubieradado la notoriedad que es de esperar, podra haber sido citado por Cicern junto al resto de ejem-plos relatados en el discurso pronunciado el ao 67 a.C. Ciertamente, las referencias a estas captu-ras son bastante vagas, pues no entra a detallar ni los nombres de los prisioneros ni la forma en laque fueron rescatados por lo que el peso especfico que estos ciudadanos pudieran tener en el pa-recer del Senado sera mnimo. Por el contrario, el caso de Csar, del que conocemos hasta los msmnimos detalles de su estancia entre los piratas, ni se cita y probablemente sera un argumentocon el que reforzar su alocucin.

    Cicern recuerda en su discurso la buena actuacin llevada a cabo por Pompeyo en contra delos piratas y la excelente acogida que su labor haba conseguido. An en abierta oposicin a la opi-nin de muchos de los senadores, Julio Csar respald la decisin del orador de Arpino, por lo quevuelve a surgir la duda planteada.

    Probablemente, para dar su visto bueno a la propuesta, Csar dirigira a su vez un discurso o, almenos, unas palabras con las que justificara su postura. Es indudable que a lo largo de su explica-cin estara presente su propia experiencia en la captura por los piratas cilicios y puede que, en esaocasin, proporcionara pblicamente los detalles de los que nos informan las fuentes estudiadas.Qu mejor momento para engrandecer su figura al mismo tiempo que se otorgaba al que sera surival en el futuro el poder necesario para acabar con una lacra que afectaba, por encima de a ciuda-danos particulares, al comercio martimo.

    La ausencia de dicho suceso en el discurso de Cicern es, por lo tanto, si cabe an ms llama-tiva. A la hora de recabar apoyos para que la propuesta saliera adelante, parecera lgico por partede Cicern aludir directamente a las penurias sufridas por uno de los miembros del Senado, unapersona conocida, que adems estaba presente y podra corroborar hasta el detalle todo lo vivido.

    En definitiva, el uso poltico de sucesos tan graves como la captura de ciudadanos romanosy la posterior peticin de rescate parece estar presente en el posterior devenir de Clodio y Csar.

    56 Vell.Pat., II, 45, 4; Liv., Per., 104.

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    La propaganda que se podra obtener a travs de tales vivencias no dejara de ser aprovechadapor ninguno de los dos, aunque la cantidad de detalles ofrecidos por las fuentes sobre el caso delfuturo dictador parecen indicar que ste supo gestionar mejor la situacin. Mientras que Clodio

    trat de vengarse por la escasa ayuda obtenida, Csar pudo haber magnificado su propia captu-ra para conseguir un elemento propagandstico ms destinado a consolidar su ascendente carrerapoltica.

    D P-SAusonius - URM 5607

    Universit Michel de Montaigne - Bordeaux III