Principios de Fisiología Sensorial

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Principios de fisiología sensorial Una de las funciones más importantes que realiza el sistema nervioso es la de obtener datos relativos a las condiciones del medio ambiente externo e interno y de las modificaciones que en ambos se presenten. La recolección de esta información resulta provechosa no sólo para la conservación de la homeostasia, sino también para el desarrollo de toda una serie de posibilidades, compartidas con el resto de las especies del reino animal algunas (Alimentarse, procrear, huir, etc.), específicamente humanas otras (Pensar, conocer lo sensible, proyectar, etc.). Así, para la captación, codificación y transmisión de la información acerca de las condiciones del medio externo e interno hasta los centros superiores, existen células, órganos, vías y centros especializados que, en conjunto, integran los denominados analizadores o sistemas sensoriales. Al respecto, cada analizador está especializado para responder a un tipo particular de energía provocando, al ser excitados, cierto tipo de sensación. Precisamente se denomina modalidad sensorial a esta especialización para un tipo específico de dato junto con la particular sensación que despierta. A manera de ejemplo, el estímulo específico sobre la articulación y sobre el vientre muscular durante la ejecución de un ejercicio que suponga la expresión de la flexibilidad como capacidad motora sobresaliente es el e la distensión mecánica longitudinal de los tejidos implicados, mientras que la sensación que despierta es, precisamente, la de deformación o estiramiento, y nunca la del dolor. Un conjunto de estructuras comunes conforman los denominados sistemas o analizadores sensoriales. Ellos son, a saber: Receptores. Anexos del receptor o pararreceptores. Vía aferente. Centros nerviosos primarios. Todos los cambios del medio ambiente externo e interno se presentan en la naturaleza bajo la forma de variaciones "graduadas y continuas" (Ninomiya, 1991, pág. 128) de amplísima variedad constituyendo mensajes de tipo analógico. Sin embargo, las neuronas del sistema nervioso periférico no transmiten esa información bajo la forma de potenciales de acción que, propagándose a la manera de ráfagas, constituyen un código de tipo digital, discontinuo o cuántico (Ninomiya, 1991, pág. 129). Los receptores son, precisamente, estructuras encargadas de la recolección de los mensajes analógicos y 1

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Principios de fisiología sensorial

Una de las funciones más importantes que realiza el sistema nervioso es la de obtener datos relativos a las condiciones del medio ambiente externo e interno y de las modificaciones que en ambos se presenten. La recolección de esta información resulta provechosa no sólo para la conservación de la homeostasia, sino también para el desarrollo de toda una serie de posibilidades, compartidas con el resto de las especies del reino animal algunas (Alimentarse, procrear, huir, etc.), específicamente humanas otras (Pensar, conocer lo sensible, proyectar, etc.). Así, para la captación, codificación y transmisión de la información acerca de las condiciones del medio externo e interno hasta los centros superiores, existen células, órganos, vías y centros especializados que, en conjunto, integran los denominados analizadores o sistemas sensoriales. Al respecto, cada analizador está especializado para responder a un tipo particular de energía provocando, al ser excitados, cierto tipo de sensación. Precisamente se denomina modalidad sensorial a esta especialización para un tipo específico de dato junto con la particular sensación que despierta. A manera de ejemplo, el estímulo específico sobre la articulación y sobre el vientre muscular durante la ejecución de un ejercicio que suponga la expresión de la flexibilidad como capacidad motora sobresaliente es el e la distensión mecánica longitudinal de los tejidos implicados, mientras que la sensación que despierta es, precisamente, la de deformación o estiramiento, y nunca la del dolor.

Un conjunto de estructuras comunes conforman los denominados sistemas o analizadores sensoriales. Ellos son, a saber:

Receptores. Anexos del receptor o pararreceptores. Vía aferente. Centros nerviosos primarios.

Todos los cambios del medio ambiente externo e interno se presentan en la naturaleza bajo la forma de variaciones "graduadas y continuas" (Ninomiya, 1991, pág. 128) de amplísima variedad constituyendo mensajes de tipo analógico. Sin embargo, las neuronas del sistema nervioso periférico no transmiten esa información bajo la forma de potenciales de acción que, propagándose a la manera de ráfagas, constituyen un código de tipo digital, discontinuo o cuántico (Ninomiya, 1991, pág. 129). Los receptores son, precisamente, estructuras encargadas de la recolección de los mensajes analógicos y de su conversión a potenciales de acción. Son, en cierto modo, los intérpretes del dato exterior (o interior) que, además de recibirlo, lo traducen y codifican en el idioma propio del sistema nervioso.Por pequeña que sea la energía del estímulo, al tomar contacto con el receptor, ya produce cambios en la permeabilidad de la membrana celular. Estos cambios consisten en la modificación del equilibrio eléctrico y químico del receptor provocado por el desplazamiento de iones entre el interior y el exterior de la membrana.Precisamente esta transformación de un tipo de energía (la analógica) en otra (Digital) es lo que se llama transducción. La misma consiste en la despolarización

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y disminución del potencial de membrana del receptor la cual es proporcional, en lo referente a magnitud y duración, a las características del estímulo que lo provocó. Esta despolarización se denomina potencial del receptor y dura el tiempo que se presenta el estímulo. Además, el voltaje del potencial del receptor es proporcional a la intensidad del estímulo. Así, en cierto modo, el potencial del receptor refleja fielmente, en duración e intensidad, las dimensiones del estímulo que lo provoca. Por pequeño que sea el estímulo, siempre habrá una respuesta eléctrica en el receptor el cual, como puede apreciarse, no tiene umbral. Lo que es lo mismo que afirmar que, por pequeña que sea la variación del medio ambiente, ya provocará el fenómeno de transducción.Sin embargo, para que se verifique el paso posterior, es decir, la conversión analógica-digital, la simple transducción no es suficiente. El potencial del receptor se propaga por la superficie de la membrana desde el sitio de contacto con el estímulo hasta el inicio de la fibra nerviosa aferente. Al llegar a este punto puede o no la fibra nerviosa despolarizarse y emitir ráfagas o mensajes digitales propios del sistema nervioso. En caso de que la intensidad del potencial del receptor supere el umbral de despolarización de la fibra aferente, entonces sí se generará el mensaje nervioso. De otro modo, no. Es decir, existe un nivel mínimo de estimulación debajo del cual la fibra nerviosa no responde, o sea, un umbral. Ahora bien, en caso de que el potencial del receptor alcance ese umbral, se producirá el disparo de la fibra nerviosa cuya intensidad no será proporcional a la intensidad o voltaje del potencial del receptor, sino que lo que traducirá la misma será la frecuencia de producción de potenciales de acción. Se verifica así una proporción directa entre magnitud del estímulo y frecuencia de descarga de la fibra nerviosa excitada (Ninomiya, 1991, pág. 137).Sea cual fuere el estímulo, la causa básica de la modificación del potencial de membrana es un cambio de la permeabilidad de la membrana del receptor, que permite que los iones difundan más o menos fácilmente a través de la membrana y cambien así el potencial de transmembrana (Guyton, 1989, pág. 194). Entre las distintas maneras de excitar un receptor se encuentran la aplicación de una sustancia química a la membrana, el cambio de temperatura de la misma, los efectos de la radiación electromagnética aplicada directamente sobre el receptor o, y a tener muy en cuenta para las respuestas al estiramiento muscular, la deformación mecánica del receptor que permite la apertura de los canales iónicos.Un fenómeno de especial interés para las cuestiones de la flexibilidad es el de adaptación. A pesar de que el potencial del receptor es proporcional a la magnitud o intensidad del estímulo, se observa que cuando el estímulo se mantiene constante, el potencial del receptor disminuye gradualmente al pasar el tiempo pudiendo hasta llegar a descender por debajo del umbral o nivel de disparo de la fibra aferente. Este fenómeno, conocido como adaptación, ocurre en todos los niveles del procesamiento sensorial: en la transducción, en la propagación del potencial del receptor, en los mecanismos de transmisión sináptica y, finalmente, en la magnitud de la sensación provocada en el individuo.La adaptación de los receptores es una propieda individual de cada tipo de receptor. Algunos lo hacen muy rápidamente, de manera que el estímulo deja de ser eficaz en muy poco tiempo y la sensación desaparece. Otros receptores se adaptan muy lentamente y continúan respondiendo en forma casi constante al estímulo. A los primeros se los denomina fásicos. Ellos no permiten transmitir una señal continua debida a que son estimulados solamente cuando cambia la

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intensidad del estímulo. No obstante, reaccionan intensamente mientras realmente está teniendo lugar un cambio. Inclusive, según Guyton (1989, pág. 197), el número de impulsos transmitidos está en proporción directa a la velocidad con la que tiene lugar el cambio. Por el contrario, a los receptores de adaptación lenta se los denomina tónicos. Ellos emiten señales mientras el estímulo dure, manteniendo al cerebro permanentemente informado sobre lo que en el medio externo e interno sucede.Una taxonomía clásica de los receptores es quella propuesta por Sherrington, quien los dividía en función del sitio de origen del estímulo y la sensación despertada en:Interoreceptores: Localizados en las vísceras y que son sensibles a los cambios físicos o químicos que ocurren en el medio interno.Exteroceptores: Que son sensibles a estímulos que se originan fuera del cuerpo, como los sonidos, olores, sabores, etc. Estos pueden, a su vez, subdividirse en: Teleceptores: o receptores a distancia, que son excitados por estímulos cuya fuente de origen se encuentra lejos del receptor (vista, oído, olfato). Receptores de contacto: que requieren la aplicación del estímulo directamente sobre el receptor (tacto, dolor, gusto, temperatura). Propioceptores: Que responden a estímulos mecánicos de movimiento, aceleración y peso. Están localizados en los músculos, articulaciones, tendones y en el sistema vestibular del laberinto óptico.

Otro criterio de frecuencia utilizado para la clasificación de los receptores se basa en el tipo de energía a la cual responden con máxima sesibilidad. Vistos desde esta perspectiva pueden denominarse como: Fotorreceptores: luz. Mecanorreceptores: deformación, presión, vibración, etc. Termorreceptores: cambios de temperatura. Quimiorreceptores: concentración química, ph, presión osmótica, etc. Electrorreceptores: cambio del campo eléctrico. Nociceptores: estímulos de tipo nocivo o dañino, como desgarro, sección o punción de los tejidos.

Los sistemas sensoriales tienen, en ciertos casos, estructuras anexas o pararreceptoras que reciben la energía del estímulo antes de que éste alcance al receptor a los efectos de colectarla y enfocarla (como el caso del pabellón de la oreja y de los medios transparentes del ojo), amplificar el estímulo (como el martillo, el yunque y el estribo, que amplifican 22 veces la presión del sonido antes de que llegue al órgano de Corti) o proteger al receptor de estímulos demasiado intensos (los párpados y el iris del ojo). Además de los receptores y de los pararreceptores, los sistemas sensoriales tienen vías nerviosas que conducen información desde el receptor hasta los centros superiores ya que, de otro modo, la misma carecería de utilidad. Se las denomina vías aferentes y, ya sea por los nervios craneales sensitivos o por las raíces posteriores de la médula espinal, conducen la información hasta el área específica de recepción primaria en la corteza cerebral no sin antes haber realizado varias escalas o relevos sinápticos, establecido conexiones colaterales con la formación reticular y atravesado algún núcleo talámico (a excepción de la vía olfatoria).

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Existen fibras aferentes de todos los tamaños y, cuanto mayor es el diámetro, mayor es la velocidad de conducción. Los fisiólogos de la sensibilidad suelen separarlas en los siguientes cinco grupos: Grupo Ia: fibras provenientes de las terminaciones anuloespinales de los husos musculares, con diámetro promedio de alrededor de 17 micras. Su velocidad de conducción es de aproximadamente 120 m/s. Grupo Ib: fibras provenientes de los Órganos Tendinosos de Golghi, con un diámetro promedio de 16 micras. Su velocidad de conducción es de 90 m/s. Grupo II: fibras provenientes de receptores táctiles cutáneos determinados y también de las terminaciones en ramillete de flores de los husos musculares, con un diámetro promedio de alrededor de 8 micras. Su velocidad de conducción oscila entre los 30 y 60 m/s. Grupo III: fibras que transportan sensaciones de temperatura, tacto grosero y dolor por pinchazo. Su diámetro promedio es de alrededor de 3 micras. Su velocidad de conducción está entre los 6 y los 30 m/s. Grupo IV: fibras no-mielinizadas que transportan sensaciones de dolor, temperatura y tacto grosero. Tienen de 0.5 a 3 micras de diámetro. Su velocidad de conducción oscila entre los 0,5 a los 2 m/s. En varios sistemas sensoriales existe un mecanismo de inervación eferente cuyas fibras terminan haciendo sinápsis con el receptor o en su vecindad, o bien inervando a los pararreceptores de éste (Ninomiya, 1991, pág. 142). Estos mecanismos eferentes permiten modular la actividad del receptor ante un estímulo determinado, de manera que éste pueda alcanzar o no el umbral excitatorio, como es el caso de las fibras motoras gamma, cuyas señales tienen efecto sobre la excitabilidad del huso muscular. Ahora bien, el lector podrá posiblemente preguntarse acerca de la necesidad o no de incluir toda esta suerte de consideraciones que aparentemente nada tienen que ver con el problema de la flexibilidad. Sin embargo, de cada aspecto analizado pueden inferirse una serie de consecuencias para la práctica del entrenamiento de la flexibilidad, algunas de las cuales se explicarán a continuación. Una de ellas tiene que ver con el umbral de excitabilidad de los receptores. En este sentido, dos de los que mayor consideración merecen debido a sus estrecha vinculación con el tema de la flexibilidad son los husos neuromusculares (en rigor, las fibras intrafusales) y los Órganos Tendinosos de Golghi. Los primeros son sensibles a la deformación muscular provocada por el estiramiento longitudinal, y los segundos recogen y transmiten os datos referidos al grado de tensión soportado por el tendón. Si bien la excitación de estos receptores desencadena dos reflejos de efecto diametralmente opuesto (y de trascendental importancia desde el punto de vista técnico), pueden sus umbrales de excitación verse afectados por las condiciones del ph del medio interno que los rodea. Así, cuando el medio circundante se torna circunstancialmente ácido debido a la acumulación de lactato producto del metabolismo glucolítico muscular, el umbral de los husos neuromusculares desciende y el de los Órganos Tendinosos de Golghi se eleva. Así, en estas condiciones, un pequeñísimo estiramiento puede desencadenar, por estimulación de los husos neuromusculares, una fuerte descarga contráctil del resto de las fibras mientras que, por otro lado, la respuesta inhibitoria producida por el desencadenamiento del reflejo miotático inverso a partir de la estimulación de los Órganos Tendinosos de Golgui, puede demorarse mucho más que en

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circunstancias normales, es decir, libres de fatiga local promovida por acumulación de ácido láctico. Todo lo cual sugiere que el insistir con el entrenamiento de la flexibilidad en condiciones de fatiga, sobre todo luego de extenuantes cargas de trabajo de naturaleza glucolítica lactácida no resulta, en absoluto, recomendable. En estos casos, los estiramientos submaximales contribuyen apreciablemente a la remoción del ácido láctico y, desde ese punto de vista, suaves ejercicios de elongación son totalmente recomendables pero, de ninguna manera, el entrenamiento de la flexibilidad como capacidad motora en sí, es decir, con fuertes ejercicios de flexibilización. Además, no sólo estos dos receptores pueden, en condiciones de fatiga, ver alterado su umbral de excitabilidad, sino también los receptores articulares y los nociceptores. Así, pueden fallar también los mecanismos de corrección técnica de la ejecución del ejercicio, es decir, adoptar posiciones incorrectas y, no obstante, no captar el error (ni mucho menos rectificarlo); o no percibir el daño que se le confiere a los tejidos y continuar avanzando en la amplitud del recorrido articular provocando lesiones de consideración que luego "afloran" cuando se produce el enfriamiento y los efectos de la fatiga local se han disipado un poco. Otro aspecto que merece un comentario especial es el referido a la adaptación de los receptores. Los receptores no sólo mantienen, al ser excitados, informado al cerebro sobre los cambios producidos en el medio ambiente circundante sino que, además, algunos de ellos desencadenan respuestas reflejas (cuestión que será tratara más adelante) que pueden, según su condición, restringir o favorecer el alcance de mayores amplitudes de movimiento. Sin embargo, conforme al receptor se adapta y, tanto el potencial de receptores como los de acción, disminuyen, las respuestas reflejas también tienden a reducirse hasta, inclusive, desaparecer. Al mismo tiempo, y adelantando aspectos a tratar luego con mayor detenimiento, si se tiene en cuenta que cuando se estira un músculo este responde inmediatamente, por activación del reflejo miotático de tracción, con una contracción que luego cede progresivamente para luego, inclusive, reducirse aún más por desencadenamiento del reflejo de inhibición autógena de los Órganos Tendinosos de Golghi, podrá el lector deducir fácilmente que la duración de los estiramientos musculares deberá ser tal que permita conquistar dos posibilidades: en primer lugar, la adaptación de los husos musculares con la correspondiente reducción y minimización de la respuesta contráctil; y, en segundo término, el predominio de la respuesta inhibitoria a partir de la estimulación del aparato de Golghi. Sin embargo, esa misma duración, que más adelante se sugerirá explícitamente, no habrá de ser tal que incorpore la adaptación de los receptores cuya estimulación desencadena la relajación muscular, puesto que si ello así ocurre se promueve el fenómeno de la prepotencia y efecto rebote que, indeseablemente, realza la magnitud de la respuesta contráctil inicial. Otro punto que vale la pena tratar concierne a los distintos tipos de receptores y del efecto que sobre la motoneurona alfa del músculo a estirar su estimulación produce. Por una extraña tradición suele asociarse el estudio casi exclusivo de los propioceptores con las respuestas musculares al estiramiento cuando, en realidad, son varios los receptores cuya excitación ejerce algún efecto, ya sea despolarizante o hiperpolarizante, sobre la unidad motora del músculo que, en cuestión, se está estirando. Por ejemplo, tanto las señales visuales como las auditivas ejercen cierta influencia sobre la motoneurona alfa. Cabe así preguntarse: ¿Qué tipo de colores resultarán más favorables para el

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entrenamiento de la flexibilidad? ¿Qué tipo de música puede favorecer la relajación muscular y, consecuentemente, al estiramiento? ¿Podría hablarse de algo más abarcativo que la Facilitación Neuromuscular Propioceptiva como, por ejemplo, la facilitación neuromuscular perceptiva? (las iniciales ni siquiera se modifican). La propuesta del autor consiste, precisamente, en no restringir el estudio de la estimulación de los receptores al ámbito excluyente de la propiocepción sino, por el contrario, en abrir este marco a todos los receptores que, como los propioceptores, también depositan al ser excitados sus mensajes sobre la misma vía final común que es la motoneurona alfa y, particularmente, en los recursos didácticos que provoquen la mayor activación de aquellos cuyo efecto es, sobre la motoneurona, de carácter inhibitorio.

Principios generales de la Actividad Refleja

Quizá sea éste el ámbito de mayor trascendencia susceptible de ser relacionado con los aspectos técnico-metodológicos del entrenamiento de la flexibilidad. El estudio de las distintas propiedades y aspectos funcionales de la actividad refleja del organismo humano puede aportar importantísimas orientaciones conducentes al esclarecimiento de todo un conjunto de interrogantes que, sintéticamente, podrían expresarse a través de las siguientes preguntas:

¿Cuál es el lapso de tiempo óptimo de mantenimiento de la posición final de estiramiento para obtener los mayores resultados en cuanto a incremente de la amplitud de movimientos se refiere?

¿Resulta conveniente la aplicación de los mismos términos tanto cuando se pretende mejorar las condiciones de flexibilidad del vientre muscular, que cuando se procura lo propio para la cápsula articular y los ligamentos?

¿Qué efecto producen sobre la actividad del músculo a estirar el desencadenamiento de ciertos reflejos?

¿Qué efecto producen esos mismos reflejos sobre la musculatura antagonista?

¿Qué características de adaptación presentan aquellos reflejos que, al ser desencadenados, incrementan la actividad contráctil y, con ello, la resistencia a la deformación longitudinal?

¿Qué reflejos afectan al músculo de manera contraria, es decir, inhibiendo a las motoneuronas alfa y, con ello, provocando la relajación muscular?

¿A través de qué procedimientos se pueden excitar aquellos receptores cuyo corolario es el desencadenamiento de un reflejo inhibitorio?

¿Se puede aprovechar el efecto combinado de dos o más reflejos inhibitorios?

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¿Resulta lo mismo la activación sucesiva que la simultánea de dos o más reflejos inhibitorios?

¿Conviene estirar con dolor?

¿Qué efecto produce la creación de autoimágenes cuyo contenido informativo promueve la relajación muscular?

¿Resulta conveniente la utilización de recursos que, con el propósito de activar reflejos inhibitorios, apelan a la máxima contracción del músculo a ser estirado y que es, en definitiva, el destinatario final del proceso relajatorio?

¿Pueden los reflejos excitatorios ser empleados como recurso inhibitoiro del músculo antagonista y, de ese modo, contribuir a una mayor relajación del mismo?

Muchas de estas preguntas encuentran su respuesta en el estudio de los distintos aspectos funcionales de la actividad refleja del organismo humano. Nada más conveniente, entonces, que comenzar pos esclarecer lo que, en el contexto de este artículo, se entiende por reflejo. Así, según Ninomiya (1991, pág. 14):

"El reflejo es una acción simple del organismo, en la cual interviene el sistema nervios central, que resulta de la excitación de una vía sensitiva y que se presentan en forma de actividad coordinada motora o secretoria"

Vale aclarar que, mediatizada por el sistema nervioso central, la actividad refleja puede, en su fase eferente, ser controlada por la voluntad del hombre o modificada, siempre en sus consecuencias, por factores emotivos o afectivos, tales como, por ejemplo, los estados anímicos transitorios. Este acto es enfatizado por el hecho de que , en el ámbito del entrenamiento de la flexibilidad no basta sólo con confiarse o entregarse exclusivamente a los efectos de actividad refleja. Lejos de ello, la "concentración", entendida en este contexto como la dirección y el mantenimiento de la atención hacia cierto conjunto de datos evitando, merced al esfuerzo voluntario, la dispersión hacia otras fuentes informativas, resulta, en todo sentido, el complemento imprescindible de cualquier posibilidad refleja empleada con fines inhibitorios.

Varios fisiólogos entienden al reflejo como la unidad funcional del sistema nervioso. Algunas propiedades de los reflejos que revisten especial importancia desde el punto de vista técnico-metodológico del entrenamiento de la flexibilidad son los siguientes:

1. El umbral del estímulo que produce el reflejo es dependiente de las condiciones que acompañan su estimulación. En este sentido, distintas circunstancias pueden hacer que una misma respuesta refleja no pueda repetirse dos veces de la misma manera en la misma persona y con las variables exteriores aparentemente controladas. Entre estas condiciones figuran, por ejemplo, el estado de excitabilidad del sistema nervioso que, cuanto mayor es, peor lo es

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también para el entrenamiento de la flexibilidad; y las formas de estimulación aplicadas sobre el receptor. Así, en relación a estos últimos datos cabe preguntarse si, por ejemplo, para activar el reflejo de inhibición autógena del Órgano tendinosos de Golghi tanto da una contracción isométrica que una auxotónica concéntrica, una excéntrica o un fuerte masaje aplicado sobre la superficie misma del tendón. Desde ya que se cree que no es, de hecho, lo mismo, y es por ello que, entre otras, son algunas variables investigadas por el autor y de cuyos resultados se da cuenta en este sitio.

2. Por encima del umbral, la graduación del estímulo no es seguida de una similar graduación de la respuesta. Al respecto baste solo con recordar aquel tan conocido consejo relativo a la magnitud de una contracción isométrica cuyo propósito es el de activar el reflejo de inhibición autógena del Órgano Tendinoso de Golghi. Varios autores recomiendan la realización de una fuerte contracción estática puesto que, según sus argumentos, a mayor contracción anterior, mayor relajación posterior. Lejos de ello, el autor reconoce el valor de la actividad contráctil isométrica como recurso válido para el desencadenamiento del reflejo miotático pero no de carácter máximo sino, por el contrario, tenue. Nuevamente remitiendo al lector al capítulo siguiente, la investigación de campo demuestra que las contracciones isométricas submaximales parecen ser más eficaces que las máximas cuando son puestas al servicio del desencadenamiento de este reflejo inhibitorio.

3. Si el estímulo es repetitivo, la respuesta no sigue este ritmo o lo hace en forma parcial y limitada. De ninguna manera se pretende, bajo este principio, justificar el método del "rebote" para el entrenamiento de la flexibilidad: numerosas investigaciones, algunas de ellas citadas cuando hablamos de "Entrenamiento de la Flexibilidad", dan cuenta de su escasa eficacia. Pero lo que sí vale enfatizar es la gran utilidad de los métodos dinámicos para el desarrollo de esta capacidad. En estos métodos el rasgo sobresaliente es el empleo de insistencias no acelerativas, es decir, de velocidad uniforme (y siempre lenta) en donde progresivamente se procura lograr mayor amplitud de movimiento. Junto con cada insistencia se produce la estimulación de las fibras de bolsa nuclear dinámicas cuyo corolario es la activación del reflejo miotático de tracción dinámico, el cual concluye con una fuerte y rápida contracción del músculo estirado. Sin embargo, ante la repetición del procedimiento no se sigue la misma respuesta en cuanto a contracción muscular se refiere. Lejos de ello, junto a cada insistencia la respuesta contráctil parece disminuir progresivamente permitiendo, de esta manera, el logro de una mayor amplitud de recorrido articular.

4. Los estímulos únicos en un nervio sensitivo son poco adecuados para una respuesta refleja. En general, es necesaria una suma temporal de estímulos. Al respecto, una pregunta clave en flexibilidad podría expresarse de la siguiente manera: ¿Se puede sumar el efecto de dos o más reflejos con un propósito común, cual es el de inhibir a las unidades motoras que componen el músculo a ser estirado? Bien, la propiedad citada en este punto parece responder a la pregunta en forma concluyente. Pero a lo que no responde es a la cuestión relativa a la forma en que dos o más reflejos  pueden ser combinados para promover un mayor índice de relajación muscular. En relación a ello, las dos posibilidades que con mayor facilidad se pueden identificar son la sumatoria

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temporal o estimulación sucesiva de reflejos, y la sumatoria espacial o activación simultánea de los mismos. ¿Cuál de las dos podría resultar más efectiva? Si, por ejemplo, se pretenden activar los reflejos de inhibición autógena de Golghi y el de inhibición recíproca del antagonista, ¿da exactamente lo mismo hacerlo en forma sucesiva que en forma simultánea? Para responder a esas preguntas el autor apelará inicialmente al conocimiento teórico, recurriendo al principio de "oclusión" para justificar su inclinación hacia el interjuego sucesivo (sumatoria temporal) de pares de reflejos evocados en forma simultánea (sumatoria espacial). Según Ninomiya (1991, pág. 59), se puede, definir a la oclusión como la interrelación de dos reflejos evocados simultáneamente, por lo cual sus efectos se suman, pero el resultado es menor que la suma teórica de sus acciones aisladas. Para poder explicar este fenómeno resulta imprescindible establecer que las formas de relacionarse de las fibras aferentes a una centro nervioso con sus neuronas pueden agruparse en dos grandes posibilidades:

Divergencia: en la misma, la fibra aferente hace conexión con varias neuronas (en particular, y para el interés de esta obra, cabe señalar que las neuronas sensoriales y/o interneuronas divergen en el centro nervioso conectándose, cada una, con varias motoneuronas).

Convergencia: en la cual la misma neurona recibe varias fibras provenientes de otras tantas neuronas.

Una vez establecida esta diferencia, considerese un conjunto de neuronas aferentes, menores en cantidad, cuyos axones inervan a un conjunto de motoneuronas, mayor en cantidad, de un musculo. Un subconjunto del grupo de las motoneuronas es excitado exclusivamente por una u otra vía aferente. Sin embargo, otro subconjunto es excitado en forma compartida por esas dos aferencias sensitivas. Imagínese el lector que el conjunto de neuronas aferentes está formado por dos vías, la "a" y la "b" y que, por otro lado, el conjunto de las motoneuronas está formado por un total de cinco unidades. De estas cinco unidades, la vía aferente "a" inerva las cuatro primeras, y la vía aferente "b" las cuatro últimas, es decir, que las motoneuronas compartidas son las 2°, 3°, y 4°, mientras que la 1° pertenece solo a la vía "a" y la 5° sólo a la vía "b". Ahora bien, en caso de estimularse la vía "a", se excitará no solo la motoneurona exclusiva, es decir, la 1°, sino que también lo harán las motoneuronas 2°, 3°, y 4°, es decir, las compartidas. Por otro lado, la excitación de la vía "b" pondrá en marcha a su motoneurona exclusiva, la 5° y, de la misma manera, a las compartidas, osea, la 2°, 3°, y 4°.

Sin embargo, en el caso de excitarse las dos vías aferentes al mismo tiempo sus efectos se sumarán, es decir, se activarán las motoneuronas 1, 2, 3, 4, y 5, pero, y he aquí lo importante, esta no será la suma simple de ambas aferencias independientes porque en el efecto de cada estimulación separada se habrán incluído las neuronas compartidas por ambas vías. La oclusión es, precisamente, la medida del grado de superposición que existe entre los grupos de neuronas activadas por cada vía sensorial.

Cabe aquí, entonces, tres claras posibilidades de interacción: 

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a. La sumatoria espacial: es decir, la estimulación simultánea de dos reflejos inhibitorios, la cual tiene un aspecto a favor y otro en contra. Por un lado, la excitación simultánea de dos vías aferentes permitirá que no solo se activen las motoneuronas exclusivas, sino también las compartidas; pero, por otro lado, el total de las motoneuronas afectadas serían sólo cinco y nunca más de cinco (obviamente, según el ejemplo citado).

b. La sumatoria temporal: es decir, la estimulación sucesiva de dos reflejos inhibitorios lo cual a semejanza del punto anterior tiene un aspecto a favor y otro en contra. Así, si bien por un lado se corre el riesgo de que ciertas neuronas, precisamente las no compartidas, no alcanzen a ser estimuladas; por otro, si primero se estimula una fibra ya se tienen cuatro motoneuronas afectadas y si luego se estimula la otra vía se suman otras cuatro motoneuronas más, es decir, un total de ocho vías eferentes puestas en actividad en relación a cinco del caso anterior, es decir, de la sumatoria espacial.

c. La tercera posibilidad es la de promover la estimulación suseciva de pares de reflejos evocados simultáneamente. Para ello no basta con conocer las posibilidades inhibitorias de solamente un reflejo, sino que se deben estudiar y aplicar como mínimo dos o tres. Merced a ello, no solo existe mayor probabilidad de que las neuronas compartidas se activen sino de que, además, sea mayor el número total de motoneuronas afectadas por los impulsos inhibitorios y, consecuentemente, mayor la relajación muscular. Al respecto, cuando el lector tome contacto con el siguiente texto, podrá apreciar los resultados de la investigación por el autor, en la cual, efectivamente, se combinan en forma sucesiva pares de reflejos evocados simultáneamente. Casualmente, resultó ser éste el procedimiento que, entre todos los investigados, produjo el mayor índice de relajación muscular permitiendo, inmediatamente, el alcance de una mayor amplitud de movimiento.

5. Después de una respuesta refleja se puede observar un período de disminución de la excitabilidad. Esta propiedad justifica, en gran medida, la recomendación metodológica de realizar todas las repeticiones del mismo ejercicio en forma continuada antes de pasar al ejercicio siguiente. Entre un estiramiento y otro del mismo músculo se verifica una disminución apreciable de la resistencia a la deformación producida, precisamente, por la reducción de la excitabilidad del reflejo miotático de tracción. Así, no resulta de la misma eficacia trabajar una repetición por ejercicio para, luego de una primera vuelta al "circuito", retomar y ejecutar una segunda repetición del primer movimiento. Para ese momento, la excitabilidad del reflejo miotático de tracción habrá recuperado sus niveles normales ofreciendo, entonces, una resistencia similar al primer intento. Por lo contrario, cuando se apela a la activación de reflejos inhibitorios a los efectos de promover un mayor índice de relajación muscular previo al estiramiento, en lugar de repetir el mismo procedimiento, la sugerencia es de emplear distintos recursos en las distintas repeticiones del mismo ejercicio. De esta manera, supuestamente, podrá aprovecharse al máximo la excitabilidad de cada uno de los reflejos inhibitorios empleados sobre el mismo músculo, sin que la repetición del mismo procedimiento pierda la efectividad por disminución natural de la excitabilidad por los reflejos solicitados.

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6. La respuesta refleja generalmente continúa bastante tiempo después de cesado el estímulo. La prescripción metodológica de mayor relevancia derivada de esa propiedad se refiere, concretamente, a la necesidad de extremar las precauciones a los efectos de evitar, por medio del empleo de rebotes o movimientos balísticos, las fuertes estimulaciones de los husos neuromusculares con la consecuente descarga del reflejo miotático de tracción. Así, a pesar de que los rebotes hayan cesado por completo, en el músculo persiste un notable nivel de actividad mioeléctrica poco favorable para la ulterior puesta en práctica del ejercicio y técnicas para el incremento de la flexibilidad. De la misma manera, esta propiedad nos pone en advertencia respecto de lo inconveniente que resulta el empleo de técnicas de Facilitación Neuromuscular Propioceptiva durante la actividad pre-competitiva o la entrada en calor. Mucho menos recomendables son, inclusive, cuando en la actividad competitiva posterior predominan gestos demandantes de velocidad y fuerza explosiva como capacidad motora relevante. En este sentido, el desencadenamiento de reflejos inhibitorios durante la entrada en calor, baja notablemente los niveles de excitabilidad muscular perjudicando ostensiblemente la manifestación de la fuerza máxima y de la fuerza rápida o explosiva. El músculo tiene la apariencia de estar como fatigado, pesado, aplastado, tardándose inclusive varios minutos en recuperar la excitabilidad óptima y necesaria para las demandas de la competencia en cuestión.

7. La respuesta refleja que involucra varios grupos de músculos está organizada en el espacio en el tiempo de manera coordinada en la prosecución de un objeto preciso. En este sentido, el estudio de los sutiles aspectos relativos a la manera en que los distintos grupos musculares interactúan durante una respuesta refleja puede aportar un gran número de consideraciones metodológicas y técnicas que posibilitan la potenciación de los mecanismos inhibitorios desencadenables previos a un estiramiento de un grupo muscular en particular. Así, por ejemplo, en el caso del reflejo extensor cruzado, la contracción de un músculo determinado de un miembro produce, simultáneamente, la inhibición de su antagonista y también del agonista contralateral. De este modo, podría perfectamente sugerirse (como lo sugiere el autor más adelante) como recurso técnico para inhibir a cierto músculo a estirar, la contracción de su agonista contralateral. A la manera de ejemplo, si se quieren relajar los músculos isquiotibiales de la pierna derecha, pueden contraerse los de la pierna izquierda antes o inclusive durante el estiramiento de la pierna derecha.

8. Cuando el estímulo aumenta de intensidad, la respuesta refleja se irradia en forma siempre igual. Es decir, se propaga involucrando otros grupos musculares, en forma desordenada sino siguiendo un patrón más o menos constante. La irradiación es confinada por lo general estrictamente a ciertos grupos musculares que son los que cooperarán en el objetivo de la respuesta (Ninomiya, 1991. pág. 49). Resulta harto interesante y atractivo el gran cúmulo de posibilidades didácticas que pueden surgir de sugerirse no sólo la estimulación de propioceptores en el músculo a estirarse (obviamente, con el propósito de la activación de reflejos inhibitorios) sino también de grupos musculares de función similar y vecinos al que inmediatamente se deformará. Sería interesante, como propuesta de investigación, dilucidar lo que sucedería cuando, para favorecer la extensión de, por mencionar algún grupo muscular, los isquiotibiales de una pierna, se desencadenan reflejos inhibitorios en el glúteo mayor y en los gemelos

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de ese mismo miembro inferior. Se podría suponer, de antemano, que los procesos inhibitorios en glúteos y gemelos se irradiarían hacia los isquiotibiales promoviendo en ellos un mayor índice de relajación y, con ello, una mayor posibilidad de extensión. Sugestiva hipótesis susceptible, sin duda, de ser corroborada por la investigación de campo.

9. Si bien la voluntad no interviene en los reflejos, en algunos casos es justamente la acción voluntaria la que puede oscurecer la respuesta refleja. Para el caso de la flexibilidad, la voluntad debe, lejos de oscurecer, iluminar los efectos de las respuestas reflejas inhibitorias. De poco sirve la aplicación de complejos procedimientos de estimulación de propioceptores si, por otro lado, la persona no contribuye por vía de la concentración y de la relajación general a la potenciación de los efectos inhibitorios. Es quizás este factor, el de la concentración, el de mayor incidencia sobre el entrenamiento de la flexibilidad y, en este sentido, algunas de sus posibilidades serán tratadas en esta misma sección.

10. Así como la mayor parte de la información somestésica no necesariamente pasa por la conciencia sino que "sólo es posible que pase" (Le Boulch, 1972); de la misma manera, una respuesta refleja puede, a pesar de que en la mayoría de los casos esto no ocurre, ser concientizada en virtud de la atención selectiva de la persona que, neutralizando diversos focos de posible distracción, se concentra única y exclusivamente en aquello que en sus tejidos ocurre. Ahora bien, ¿por qué puede resultar importante la concientización de las respuestas reflejas para el entrenamiento de la flexibilidad? Muy sencillo: para la autorregulación y/o autocontrol de la intensidad de los estiramientos a los efectos de lograr su grado óptimo evitando, de esta manera el sobreestiramiento que, lejos de favorecer, perjudica el normal desarrollo de esta capacidad, Nada mejor que la propia persona para saber se la intensidad del trabajo es adecuada. Sin embargo, para detectar tales límites resulta necesario, mejor dicho imprescindible, que el alumno sea enseñado respecto de aquellas sensaciones que indican la calidad de ejecución de un trabajo. La persona debe aprender a detectar áreas o zonas de intensidad respecto a la magnitud de un estiramiento y, fundamentalmente, a discernir entre la sensación de deformación y la de dolor. La aparición de este último, no sólo que no promueve un mayor desarrollo de la flexibilidad sino que, además, genera acciones reflejas locales cuyo resultado es el incremento del nivel de actividad contráctil de la fibra muscular y, con ello, una mayor resistencia al estiramiento.

11. La inervación recíproca es otra propiedad de los reflejos de incidencia gravitante sobre los aspectos técnico - metodológicos del entrenamiento de la flexibilidad. La actividad de un centro reflejo está organizada de manera tal que, cuando las motoneuronas que inervan a cierto músculo son excitadas, aquéllas que inervan a su antagonista son inhibidas y viceversa; es decir, que cuando un reflejo inhibitorio tiende a relajar cierto músculo, su antagonista se tiende a contraer. Así, por ejemplo, y merced a toda una serie de conmutaciones a nivel de las neuronas que constituyen el centro reflejo, cuando en un músculo se produce el reflejo miotático de tracción, su antagonista se relaja lo cual, a su vez, crea premisas favorables par un mejor estiramiento del mismo. Otro ejemplo significativo lo otorga la activación del

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reflejo de inhibición recíproca de antagonista par ser utilizado como recurso relajatorio del músculo agonista previamente o durante su estiramiento. En este sentido, resulta frecuente escuchar la sugerencia de contraer fuertemente el grupo muscular antagonista en forma isométrica par luego elongar o flexibilizar a su agonista. Inclusive, algunos métodos de entrenamiento de la flexibilidad proponen la ejecución de intensas y sostenidas contracciones del grupo muscular antagonista por un lapso de tiempo superior a los 8 o 10 segundos. Sin embargo, si bien se mira, una contracción de tal magnitud y duración tiende a desencadenar en ese mismo músculo el reflejo de inhibición autógena del Órgano Tendinoso de Golghi provocando su relajación. En tales condiciones, debido precisamente a la propiedad de inervación recíproca, el músculo agonista, es decir, aquel que se pretende estirar, tiende a contraerse. Por consiguiente, la propuesta del autor consiste en someter al grupo muscular antagonista a contracciones no superiores a los 4 segundos de duración para que, por un lado, la activación del reflejo de inhibición recíproca contribuya a una mayor relajación del músculo a ser estirado y para que, por otro lado, dicha contracción no se convierta en estímulo adecuado par la activación del reflejo miotático inverso en el grupo muscular antagonista puesto que, en tal caso, el grupo muscular agonista probablemente incremente su excitabilidad y, junto con ello, su resistencia al estiramiento.

12. Otra propiedad de extrema importancia es la de "rebote de la respuesta refleja". Según Ninomiya (1991, pág. 58):

"Cuando un reflejo ha sido inhibido por otro de mayor prepotencia, al cesar la acción inhibitoria, el reflejo original se manifiesta con mayor fuerza que antes de la inhibición"

La trascendencia de esta propiedad radica en que, precisamente, es sobre su base, que el autor argumenta su propuesta respecto del tiempo de mantenimiento de las posiciones finales de estiramiento tanto para los trabajos de elongación como para los de flexibilización. La misma consiste en conservar por un lapso de tiempo comprendido entre los 8 y 12 segundos la posición final de extensión muscular cuando el propósito es el de flexibilizar, y entre 6 y 8 segundos cuando el objetivo es el de simplemente elongar durante una entrada en calor y entre 8 y 12 segundos durante una vuelta a la calma. Se sugiere un periodo de tiempo comprendido entre los 8 y los 12 segundos para flexibilizar debido a las siguientes razones: en primer lugar, par permitir el gradual descenso del nivel de contracción muscular producido por la disminución de la efectividad del reflejo miotático de tracción la cual, a su vez, es la consecuencia natural de la adaptación de los receptores intrafusales (específicamente, la fibras de bolsa nuclear estática y las de cadena nuclear cuya respuesta, si bien es menos intensa que la provocada por la estimulación de las fibras intrafusales de bolsa nuclear dinámica). En segundo término, la respuesta del tiempo mínimo de 8 segundos surge a partir de la necesidad de tener que "esperar" a que las aferencias sensoriales activadas por el reflejo de inhibición autógena del Órgano Tendinoso de Golghi conquisten a la vía final común, es decir, a la motoneurona alfa y, de ese modo, el músculo se relaje. Ahora bien, y en tercer lugar, si bien dicha relajación favorece el logro de una mayor amplitud de movimiento, la "vigencia" del reflejo miotático inverso también habrá de verse limitada por los mismos

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mecanismos de adaptación. De esta manera, si por este motivo la descarga inhibitoria disminuye, la original respuesta excitatoria reaparecerá, probablemente, con mayor fuerza que al comienzo. En otras palabras, así como las fibras intrafusales se adaptan y con ello se reduce la magnitud de la actividad contráctil, de la misma manera los Órganos Tendinosos de Golghi se adaptan y, con ello, la respuesta inhibitoria también decae. El problema estriba en que, si esto último se produce el reflejo miotático de tracción (que precisamente era el que en primera instancia "inclinaba" a la motoneurona alfa a su favor) "reaparece" con mayor intensidad que al principio. Por consiguiente, se aconseja no extender el tiempo de estiramiento a un lapso mayor a los 12 segundos a los efectos de aprovechar la óptima vigencia del efecto inhibitorio antes de que la adaptación de los Órganos Tendinoso de Golghi provoque su disminución y, junto con ello, el "resurgimiento" de la respuesta contráctil.

Cabe remarcar que dicha propuesta se extiende solamente a aquellos casos en los cuales la principal resistencia al estiramiento es de carácter contráctil y no articular. Así cuando el objetivo es la deformación de los componentes plásticos de la cápsula y los ligamentos, se recomiendan tiempos superiores (siempre y cuando, de hecho, la resistencia contráctil no interfiera en el logro de la amplitud de movimiento necesaria par que la posición final realmente incida sobre el tejido capsular y ligamentario).Respecto a los tiempos sugeridos par elongar, el lector habrá podido detectar dos posibilidades distintas: una para la entrada en calor y otra para la vuelta a la calma. ¿Cuál es el fundamento de esta diferencia? Concretamente, el siguiente: en una entrada en calor, el propósito del estiramiento es el de "preparar" a la musculatura para un mejor rendimiento reduciendo. Al mismo tiempo, el riesgo de que se produzcan lesiones de índole no traumática. Para ello se estiran los músculos y no para incrementar "en sí" la flexibilidad. En caso de mantener la posición final de estiramiento por encima de 8 segundos, es muy probable que también se produzca una descarga inhibitoria sobre el músculo la cual, si bien favorece su extensión, resulta perjudicial para el rendimiento deportivo, sobre todo se éste supone la expresión de la fuerza máxima y explosiva. Por ello, un estiramiento comprendido entre los 6 y 8 segundos basta para deformar los componentes elásticos y plásticos sin promover, en gran escala, la inhibición de grupo muscular en cuestión.

Por el contrario, durante la vuelta a la calma los ejercicios de elongación pueden, al igual que los de flexibilización, durar entre 8 y 12 segundos ya que precisamente, lo deseable es la inhibición muscular. Con esto no debe bajo ningún respecto interpretarse que durante la vuelta a la calma se deba flexibilizar. Lo que se quiere significar es que los estiramientos, si bien submaximales (elongación), pueden durar el lapso sugerido puesto que la reducción de la excitabilidad muscular, no deseada durante la entrada en calor, de hecho es bienvenida durante la vuelta a la calma.

 

Descripción de algunos reflejos, en relación con la flexibilidad y sus posibilidades de estimulación.

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Resulta harto difícil determinar, de la totalidad de reflejos estudiados por los neurofisiólogos, cuáles de ellos son relevantes para la obtención de algún rédito técnico - metodológico en relación a la flexibilidad y cuáles de ellos podrían considerarse como poco significativos. Debido precisamente a la propiedad de inervación recíproca, cualquier reflejo, sea excitatorio o inhibitorio, puede ser aprovechado efectivamente para el logro de una mayor relajación del músculo a estirarse. Así, por ejemplo, un mismo reflejo excitatorio, aplicado sobre el grupo muscular antagonista al que será sometido a la acción de estiramiento puede promover sobre éste, un elevado índice de inhibición. Inversamente, el desencadenamiento de un reflejo inhibitorio sobre el grupo muscular antagonista puede generar, sobre el músculo a estirarse, un incremento de la actividad contráctil restringiendo temporariamente sus posibilidades de deformación longitudinal. No obstante, antes de ingresar dentro del marco de tales consideraciones conviene analizar dos de los reflejos que, tradicionalmente, mayor relación han tenido con la problemática técnico-metodológica del entrenamiento de la flexibilidad: el reflejo miotático de tracción y el reflejo de inhibición autógena de Órgano Tendinoso de Golghi.

El Reflejo Miotático de Tracción

El receptor de reflejo miotático es fusiforme y se lo conoce con el nombre de huso neuromuscular. Se encuentra preferentemente en la zona central o ecuatorial del músculo y dispuesto en forma paralela al resto de las fibras musculares estriadas o extrafusales. El huso muscular toma inserción en el sarcolema de las fibras musculares o en el tendón sufriendo, de esta manera, exactamente los mismos procesos de deformación que los componentes elásticos paralelos del tejido padecen. Su tamaño es de alrededor de 10 mm, es decir, lo suficientemente espacioso como para contener entre 3 y 12 fibras musculares que precisamente, por estar en el interior del huso, se denominan intrafusales.

Cada fibra intrafusal es una fibra muscular esquelética muy pequeña envuelta parcialmente por una cápsula de tejido conectivo la cal, en la zona ecuatorial o central de la fibra, se ensancha. Este espacio central de la fibra intrafusal tiene pocos o ningún filamento de actina o miosina y está, por el contrario, ocupado por una sustancia lubricante parecida al humor vítreo (Houssay. 1989, pag. 162). La porción ecuatorial del huso alberga una gran cantidad de núcleos careciendo, al mismo tiempo, de propiedades contráctiles. En lugar de ello, trabaja como el receptor sensitivo del estiramiento muscular.

Las porciones polares o terminales del huso, a diferencia de la central, pueden contraerse en virtud de la excitación provocada por la innervación de las pequeñas fibras eferentes o neuromotoras gamma, denominadas de esta manera en contraposición a las grandes motoneuronas alfa que inervan a las fibras esqueléticas extrafusales. Las motoneuronas gamma, al provocar la contracción de las porciones finales de la fibra intrafusal, pueden también generar cierto grado de deformación de la porción central convirtiéndose, de esta manera, en estímulo efectivo para el desencadenamiento del reflejo miotático de tracción.

Envolviendo en forma espiralada a la porción central de la fibra intrafusal se encuentra el origen de la vía sensitiva que informa al sistema nervioso central

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sobre el grado de estiramiento sufrido por la fibra intrafusal. Esta, en cuestión, puede deformarse longitudinalmente en virtud de dos mecanismos: a) por la elongación de todo el músculo, y b) por la contracción de las porciones polares de las fibras intrafusales, generada a partir del incremento de la corriente excitatoria eferente gamma.

Sobre la base de estudios mecánicos e histoquímicos se han descrito tres tipos de fibras intrafusales responsables del desencadenamiento de dos tipos de reflejos de tracción. Ellas son las fibras de bolsa nuclear dinámicas, las fibras de bolsa nuclear estáticas (más gruesas y largas que las dinámicas) y las fibras de "cadena nuclear" que a diferencia de las dos primeras, la disposición de los núcleos en la porción central, lejos de ser "abultada", es en fila y, por ello, la dilatación ecuatorial resulta prácticamente imperceptible. Cada huso neuromuscular tiene un número variable de fibras intrafusales. Sin embargo, suelen predominar las fibras de cadena nuclear.

Dos tipos de terminaciones sensoriales suelen inervar a las fibras intrafusales en su área receptora, es decir, la central: las fibras Ia. y las fibras II. Las fibras Ia. También denominadas terminal primario o terminación anuloespiral, inervan a las porciones centrales de las fibras de bolsa nuclear dinámicas. Son mielinizadas, de un diámetro promedio de 17 micras, de alta velocidad de conducción (70 - 120 m por segundo) y transmiten información relativa a la velocidad de cambio en la longitud del músculo.

Según Guyton (1989, pág, 239) cuando la longitud de un receptor intrafusal aumenta solo una fracción de micrón, de producirse este incremento en una fracción de segundo, el receptor primario transmite un enorme número de impulsos adicionales hacia la fibra Ia, pero únicamente mientras la longitud está realmente creciendo. Tan pronto como la longitud ha dejado de aumentar, la frecuencia de descarga de impulsos aferentes vuelve a su nivel original. Por su parte las fibras II, denominadas usualmente como terminaciones secundarias (o a veces terminación en ramillete o rosetón), inervan tanto a las fibras de bolsa nuclear estáticas como a las fibras de cadena nuclear. Son más pequeñas, con un diámetro promedio de 8 mieras y velocidad de conducción del impulso nervioso más lenta que las fibras Ia (60-30 m. Por segundo). A pesar de que también inervan a las fibras de bolsa nuclear dinámicas, solamente informan al sistema nervioso central acerca de los cambios de longitud de movimiento pero no sobre la velocidad en que dicho cambio ocurre.

El estiramiento de la porción ecuatorial de la fibra muscular intrafusal, generado ya sea por la extensión mecánica de todo el músculo o por la contracción de las porciones polares de la fibra a partir de la descarga gamma, deforma al terminal primario y al secundario. La consecuencia de esta deformación es la despolarización de los mismos dando lugar a un potencial generador de (Houssay, 1989, pág. 163). Al respecto se ha postulado que el estiramiento genera la apertura de los canales de calcio. (Ca ++) produciendo una rápida despolarización de la vía sensitiva. A esta primera fase se la denomina dinámica y la frecuencia de descarga generada es proporcional a la velocidad en que se produce el estiramiento muscular.

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Así, una fuerte y veloz extensión origina, a partir de la estimulación de las terminaciones primarias, una salva de descargas de alta frecuencia en la fibra la que recibe el nombre de respuesta primaria o dinámica. A la siguiente fase se la suele denominar como estática y, aunque a menor velocidad y frecuencia informa al sistema nervioso central acerca del grado de estiramiento producido durante todo el tiempo en que éste se verifique. Este dato es generado tanto desde las fibras de cadena nuclear como desde los de bolsa de nuclear estática y las dinámicas inclusive aunque, según se cree, mayormente de las dos primeras.

La contracción de las porciones polares de las fibras intrafusales también genera la deformación de las porciones centrales. Al respecto, las motoneuronas gamma, alojadas en las astas anteriores de la médula espinal, de axón mielinizado pero relativamente baja velocidad de conducción, inervan los extremos contráctiles de las fibras intrafusales. Funcionalmente se han distinguido dos tipos de motoneuronas gamma: en primer lugar, las gammas dinámicas, que inervan a las fibras de bolsa nuclear dinámicas; y, en segundo lugar, las gammas estáticas que se conectan con las fibras de bolsa nuclear estáticas y las fibras de cadena nuclear. Esta inervación, según Houssay (1989, pág. 164) puede ser por axones separados para cada clase de fibra o por axones comunes. Sea como fuere, sólo a partir de una sumatoria temporal de impulsos motores (aún en el caso de los dinámicos) pueden producirse la contracción de las porciones polares de las fibras intrafusales.

Por su parte, la contracción de los extremos genera el estiramiento de la zona central de la fibra intrafusal, despolarizandose las terminales secundarias y primarias dando lugar a la aparición de un potencial generador de receptor y a la producción de potenciales de acción que, a través de las ramas sensitivas se dirigen a la médula espinal. Ahora bien, dicha contracción de las porciones polares no solamente deforma a las porciones centrales sin que necesariamente existe un estiramiento sino que, y he aquí el inconveniente cuando de flexibilidad se trata, aumenta la sensibilidad de los usos neuromusculares. Por su parte, las motoneuronas gamma dinámicas aumenta a sensibilidad de las fibras de bolsa nuclear dinámicas a la velocidad de los cambios de longitud y, por otro lado, las motoneuronas gamma estáticas hacen lo mismo con las fibras de bolsa nuclear estáticas y las fibras de cadena nuclear respecto a la magnitud y duración de los cambios de longitud. Todo lo cual indica que, en sus dos vertientes, el incremento de la actividad gamma, tanto dinámica como estática, atenta contra la buena ejecución de los ejercicios de flexibilidad potenciando y facilitando las respuestas contráctiles generadas a partir del reflejo miotático de tracción. En este sentido, una cuestión clave consiste en descifrar que tipo de estímulos o situaciones incrementan o disminuyen la eferencia gamma a los efectos de, durante el entrenamiento de la flexibilidad, evitar los primeros y promover los segundos.

El sistema eferente gamma es excitado primariamente por la región bulbopontorreticular facilitadora del tronco encefálico cuyas aferencias de mayor importancia y acción moduladora provienen del cerebelo, de los ganglios de la base de la corteza cerebral. En particular, toman relieve las aferencias que, provenientes del lóbulo límbico, actúan sobre la formación reticular incrementando o reduciendo el caudal eferente gamma. De esta manera quizá se facilite la comprensión de por que ciertos estados emotivos y anímicos repercuten

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directamente sobre la respuesta al estiramiento y las posibilidades de entrenamiento de la flexibilidad en un momento determinado.

Luego de haber establecido las características generales y las formas de estimulación, se hará referencia a la manera en que la función del huso neuromuscular se manifiesta, a saber: al reflejo miotático de tracción. Dicho de otro modo: siempre que la porción ecuatorial de una fibra intrafusal es deformada por estiramiento, se produce una excitación cuyo corolario es la contracción refleja de las fibras extrafusales de ese mismo músculo. Al ingresar por las astas posteriores de la médula espinal, tanto las fibras sensitivas Ia y II hacen sinapsis directamente con las grandes motoneuronas alfa que, egresando por las astas anteriores de la médula espinal, se dirigen hacia las fibras musculares provocando su contracción. Así, al excitarse el huso neuromuscular se genera un potencial de acción cuyo contenido (duración y frecuencia de ráfagas por unidad de tiempo) viaja por la neurona sensitiva hasta la médula espinal donde, sin intermediación alguna, despolariza a las motoneuronas alfa generando un potencial de acción que concluye con la contracción de las fibras extrafusales. Se trata, entonces, de un reflejo monosináptico y bineuronal cuyas manifestaciones son dos: una respuesta dinámica y otra estática. El reflejo miotático dinámico es desencadenado a partir de la estimulación de las fibras intrafusales de bolsa nuclear dinámicas transmitida por las terminaciones primarias. Provoca una contracción refleja instantánea y fuerte como respuesta inmediata al cambio de longitud del músculo. Dicha respuesta es tanto más potente cuanto más brusco y rápido sea el cambio de longitud. Por otro lado, la estimulación de la fibras intrafusales de bolsa nuclear estática y de cadena nuclear genera una señal aferente cuya expresión es el reflejo miotático de tracción estático, más débil que el primero pero que continua durante un tiempo más prolongado.

Muy a pesar de que el reflejo miotático de tracción atenta contra el incremento de la amplitud de recorrido angular articular, el mismo cumple una serie de funciones de extrema importancia tales como contribuir al soporte de pesos (reflejo de carga), evitar algunos tipos de oscilación y sacudidas de los movimientos corporales (Guyton, 1989, pág. 241) actuando a la manera de mecanismo de amortiguación para suavizar la contracción muscular o, por el contrario, colaborando efectivamente en la expresión de la fuerza máxima y explosiva.

Antes de pasar al análisis del reflejo de inhibición autógena, se hará una breve mención de un tercer tipo de motoneuronas, descriptas por Y. Laporte (citado por Houssay, 1989, pág. 167), denominadas beta o esqueleto-fusimotoras. Ellas inervan tanto a los husos como a las fibras extrafusales y las hay de dos tipos: las dinámicas (que inervan simultáneamente a las fibras intrafusales de bolsa nuclear dinámicas y a las extrafusales de contracción lenta o slow-twitch - ST-) y las estáticas (que inervan a las fibras intrafusales de cadena nuclear y a las fibras extrafusales de contracción rápida o fast-twitch - FT -). Las motoneuronas beta reciben inervación monosináptica des las aferencias Ia y II. Según Houssay (1989, pág. 167) "su función es la de evitar que el uso sea puesto fuera de función por la contracción muscular, sobre todo en aquellos casos donde no hay coactivación alfa - gamma, como ocurre en los movimientos rápidos o balísticos". La gran tentación a partir de estos datos es la de establecer interferencias respecto a la proporción de fibras de contracción rápida y de contracción lenta que posee una

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persona y las posibilidades de entrenabilidad de la flexibilidad para cada caso. ¿ES la misma la respuesta contráctil al estiramiento? Visto desde la perspectiva opuesta, ¿puede la estimulación de los reflejos miotáticos de tracción, trátese del dinámico o del estático, mejorar selectivamente la excitabilidad de los FT o de los ST en función de la velocidad y duración de la ejecución del estiramiento que actúa como desencadenante de la respuesta contráctil? ¿Qué tipo de estiramiento "entre series" podría favorecer mayormente la expresión de tal o cual tipo de fuerza? Quizás se trate de una suerte de conjeturas apresuradas e infundadas. Sea como fuere, el anhelo del autor de esta obra es que la práctica, el ámbito técnico y metodológico sean consecuencia, efecto, corolario, de un proceso cuyo comienzo está sellado por el estudio técnico en primera instancia, las conjeturas en torno a las posibilidades de relación entre variables en segundo lugar y la investigación de campo en un tercer nivel precediendo, todo ellos, a la práctica en sí pero admitiendo, bajo todo punto de vista, el crecimiento y reformulación del proceso en virtud de un mecanismo de retroalimentación permanente que enriquece a las etapas iniciales conforme posteriores van acaeciendo.

Reflejo Negativo de Estiramiento

Cuando un músculo es acortado bruscamente, se producen efectos exactamente inversos (Guyton, 1989, pág. 240). Cualquier disminución repentina de la longitud muscular provocará la inhibición refleja del mismo, tanto dinámica como estática. Muy posiblemente el lector se pregunte el motivo de esta consideración y, quizás también, si pueden extraerse alguna sugerencia práctica de la misma. Precisamente la causa de su incorporación es que puede, desde el punto de vista técnico metodológico, recomendar lo siguiente: al trabajar las técnicas asistidas dinámicas (ver capítulo de "Técnicas…") se debería acentuar la precaución de incrementar la amplitud de movimiento en forma regular, lenta y sin aceleración alguna pero se podría, al retroceder antes de cada nueva insistencia, hacerlo en forma rápida. Ello promoverá la activación del reflejo miotático negativo, tendiendo a generar cierto grado de inhibición antes de reiniciar una nueva insistencia para el logro de una mayor amplitud de articular.

Esquema

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del Circuito Gamma (Tomado de LEBOULCH P. 130

Reflejo de Inhibición Autógena

El Órgano Tendinoso de Golghi se trata de un receptor localizad a nivel de la unión músculo-tendinosa, en serie con las fibras musculares. Está constituido por fibras colágenas agrupadas en fascículos, rodeadas por una cápsula. Entre las fibras colágenas se distribuye asimétrica e irregularmente el terminal nervioso no mielinizado b. Aproximadamente de 10 a 15 fibras musculares están conectadas en serie con cada órgano tendinoso de Golghi, el cual es estimulado por la tensión muscular. Precisamente, la función de este receptor es la de sensar la actividad de las fibras musculares en cuanto a su magnitud y velocidad de contracción.

Según Houssay (1989, pág. 148) el mecanismo de transducción se inicia por la deformación del terminal nervioso Ib, debido al estiramiento de las fibras colágenas como consecuencia de la contracción del músculo. Las señales generadas son transmitidas a través de fibras nerviosas tipo Ib, de con función rápida, con un diámetro promedio de 16 micras (sólo un poco más pequeñas que las fibras sensitivas del terminal primario del huso neuromuscular), hacia la médula espinal. Así, luego de ingresar por sus astas posteriores, en lugar de establecer contacto sináptico con las motoneuronas alfa que inervan el mismo músculo, que se conectan con interneuronas de naturaleza inhibitoria que al ser estimuladas, lejos de despolarizar, hiperpolarizan a las motoneuronas alfa generando (al contrario que el reflejo miotático de tracción) la relación muscular. Se trata, entonces, de un reflejo bisináptico y trineuronal de efecto inhibitorio sobre el músculo del cual el tendón forma parte de efecto excitatorio sobre el músculo antagonista.

Sin embargo, no es la contracción muscular el único estímulo eficiente para desencadenar este reflejo que, tanto en su manifestación dinámica (respuesta de magnitud proporcional a la intensidad del estímulo) como en la estática (respuesta de magnitud proporcional a la duración del estímulo) promueve el

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establecimiento de condiciones óptimas para la deformación longitudinal del músculo y, con ello, la estación de adaptaciones relevantes a nivel del tejido conectivo. En este sentido, resultaría muy conveniente el detenerse en el análisis de aquellas formas de estimulación de los G.T.O. que podrían ser las más efectivas para potenciar sus propiedades inhibitorias sobre el músculo a ser estirado.

Esquema de un órgano tendinoso de Golgi. Al ser traccionado por la contracción de las fibras musculares que

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toman inserción en él, las terminaciones de la fibra Ib, que lo inerva, son estiradas, lo cual produce su despolarización con la consiguiente generació

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n de un potencial de acción. (Adaptado de GRIDGMAN. C. F., 1965, tomado de HOUSSAY, 1989. P. 168)

La primera alternativa metodológica para desencadenar este reflejo inhibitorio es el mismo estiramiento muscular. Si bien los G.T.O. informan sobre los cambios de tensión y la velocidad con la cual ella varía durante la actividad muscular, la tensión del tejido conectivo del vientre muscular provocada por el estiramiento es 'transmitida' a los tendones deformando a las fibras de colágeno del Órgano Tendinoso de Golghi. Sin embargo, para que el estímulo del estiramiento muscular sea significativo en cuanto a magnitud de inhibición producida, se recomienda esperar un lapso de tiempo no menor a los 8 segundos para que, disminuida (por adaptación y fatiga) la respuesta tónica del reflejo miotático de tracción estático, la respuesta inhibitoria pueda lograr predominio a nivel de las motoneuronas alfa y, consecuentemente, el músculo se relaje y se puedan lograr mayores amplitudes de movimiento.

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Otra posibilidad técnica para estimular a los G.TO. son las contracciones isométricas. Sin embargo , no todas sus modalidades pueden resultar igualmente efectivas. La recomendación expresa del autor es la de utilizar contracciones isométricas tenues o submaximales de 10 segundos de duración localizadas aproximadamente a la mitad del recorrido articular total. Los argumentos son los siguientes:

 

Una contracción isométrica máxima, si bien puede generar mayor índice de inhibición, eleva simultáneamente el grado de actividad mioeléctrica facilitando los mecanismos de acortamiento y dificultando considerablemente las posibilidades de relajación del músculo en cuestión.

  La ubicación de la contracción isométrica debería ser aquella en la cual se verificará un óptimo índice de formación de puentes cruzados de actina y miosina. Como alternativa parecida, en cuanto a su efectividad se refiere, se proponen las contracciones isométricas al inicio del recorrido articular por resultar altamente estimulantes sobre el tendón por afectar, precisamente, las fibras musculares de inserción directa sobre los G.T.O.. No se sugieren con la misma confianza las contracciones isométricas localizadas al final del recorrido articular puesto que, en esa posición, no solo que resulta mas difícil la expresión de la fuerza sino que, además, muy escaso nivel de tensión genera sobre el tejido conectivo.

 Otro recurso viable para la estimulación de los G.T.O. y el desencadenamiento del reflejo de inhibición autógena lo constituyen las contracciones auxotónicas excéntricas del mismo músculo (Barbany, Cairó, 1986, pág. 265). El trabajo excéntrico generaría un doble efecto inhibitorio: por un lado, al elevar el nivel de tensión soportado por el tejido conectivo paralelo, dicha tensión se transmitiría al tendón convirtiéndose, así, en estímulo adecuado; y, por otro lado, el progresivo estiramiento que supone el ejecutar un trabajo excéntrico produciría un efecto de adaptación (y fatiga) progresiva de los husos musculares disminuyendo sus posibilidades de excitación durante la fase de estiramiento posterior. Por el contrario, no se recomiendan, como recurso excitatorio de los G.T.O., las contracciones auxotónicas concéntricas debido al escaso margen de tensión que las mismas generan a nivel del tejido conectivo.Continuando la descripción de las posibilidades metodológicas para el desencadenamiento del reflejo miotático inverso, aparece la manipulación o masaje tendinoso. La fuerte presión sobre los tendones deforma en forma directa (mecánica) al terminal Ib pero, a diferencia de los recueros anteriores, sin elevar ni en lo mas mínimo o, mejor dicho, escasamente, la actividad mioeléctrica. Tanto como para esta alternativa, como para la del trabajo excéntrico, el auto recomienda un lapso de tiempo de estimulación de aproximadamente 10 segundos de duración.Otro recurso factible de ser empleado con el mismo propósito es el estiramiento lateral-transversal del vientre muscular en lo posible, en las zonas próximas a la transición tendinosa (pero no sobre el tendón). Esta tracción de 90° de dirección en relación a la disposición de los husos musculares no ejerce efecto

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excitatorio sobre los mismos pero si sobre el tendón, deformando a las fibras de colágeno de los G.T.O. y a las terminales Ib. Inclusive al no percutir mecánicamente en forma directa sobre el tendón, no hay fibra muscular alguna que se estire. Es decir, el masaje tendinoso, al presionar sobre el tendón, no deja de estirar a una pequeña cantidad de fibras y, con ello, excitar, aunque en escaso margen, a los husos neuromusculares con la consecuente descarga contráctil. Debido a ello se podría suponer que la tracción lateral generaría mayor índice de relajación que el mensaje tendinoso y que éste, a su vez, mayor inhibición que la contracción isométrica tenue-submáxima de 10 segundos. En este sentido, la investigación realizada por el autor (cuyos resultados se presentan en el siguiente capítulo). Permite arrojar cierta luz sobre estos supuestos que, aun a pesar de la confirmación empírica, no abandonan la categoría de tales.Finalmente, cabe la posibilidad de combinar estas alternativas entre si y, justamente en ello se cifran algunas propuestas del autor presentadas en el capítulo dedicado a Técnicas de Entrenamiento de la Flexibilidad.

Reflejo de inhibición Recíproca del Antagonista

En virtud de del desencadenamiento de este reflejo, conforme se produce la excitación de un determinado grupo muscular, se verifica la inhibición del grupo antagonista. Así, por ejemplo, cuando se excita un músculo debido a la aparición del reflejo de estiramiento, se inhiben los antagonistas. Según Guyton (1989, pág. 247) éste es el fenómeno de inhibición recíproca, y el mecanismo neuronal que causa esta relación es la inervación recíproca (por ejemplo, un reflejo inhibitorio provoca, precisamente debido al mecanismo de la inervación recíproca, la excitación del grupo muscular antagonista no pudiéndose hablar, en este caso, lógicamente, de inhibición recíproca). Ahora bien, una vez explicitada la diferencia entre inhibición recíproca e inervación recíproca, cabe recordar que este reflejo, no sólo se desencadena debido a la aparición de un reflejo excitatorio en el músculo opuesto. En este sentido, la misma emisión de impulsos eferentes voluntarios hacia un grupo muscular determinado general la inhibición del grupo muscular antagonista. Dicho de otra manera, al ordenarle a un músculo que se contraiga, su antagonista se relaja. Dicha relajación puede obedecer a una doble causalidad: por un lado, a nivel medular, la excitación de motoneuronas alfa que reciben su aferencia no desde la perisferia sino desde el córtex motor genera, por conmutaciones a nivel de las astas anteriores, la inhibición de las motoneuronas alfa que inervan al grupo antagonista: y, por otro lado ya desde la misma corteza cerebral y descendiendo a través de la vía córtico-espiral, el mismo mensaje neutral "contiene" no solamente los datos destinados a regular la inhibición del grupo muscular antagonista.

Sea simple o doble el mecanismo, lo cierto es que la contracción de músculo antagonista al cual se pretende estirar resulta un excelente recurso técnico-metodológico para promover un mayor índice de relajación y favorecer, así, la deformación longitudinal del tejido conectivo con un mayor alcance de amplitud. En este sentido, cualquier tipo de contracción muscular del grupo muscular antagonista puede contribuir efectivamente a la inhibición del músculo a elongar. No obstante, ciertas consideraciones relativas a la duración de la contracción isométrica, deben ser tenidas en cuenta. Como ya se argumentó anteriormente,

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se sugiere que las mismas no excedan los 4 segundos de duración puesto que, de prolongarse, el mismo músculo contraido se inhibiría por desencandenamiento del reflejo de inhibición autógena provocando, por mecanismo de inervación recíproca, la excitación del mismo músculo que se pretende estirar.

Tal como más adelante se tratará (ver apartado de  "Técnicas…") interesantes combinaciones y posibilidades de empleo de este reflejo pueden aprovecharse no solamente para el desarrollo exclusivo de la flexibilidad, sino también para el entrenamiento de otras capacidades motoras en asociación con la misma.

Reflejo Extensor Cruzado

Se lo puede explicar muy simplemente de la siguiente manera: cuando se produce la contracción de un determinado músculo, se inhibe no solamente su antagonista, sino también el grupo muscular agonistaContralateral (al tiempo que se excita su antagonista contralateral). Así, por ejemplo, cuando se contrae voluntariamente el grupo muscular flexor de la rodilla (isquiotibiales) se relaja el cuádriceps de mismo miembro y se excita el del miembro contrario pero, y he aquí lo interesante, se inhiben los flexores de la rodilla de la pierna contralateral. De esta manera, la contracción voluntaria de los isquiotibiales del muslo izquierdo puede contribuir a la relajación de los isquiotibiales del muslo derecho y consecuentemente, facilitar las acciones de estiramiento sobre el mismo. Se sugieren, igualmente, tiempos cortos de contracción que no excedan los 4 segundos totales de duración.Antes de pasar a otros reflejos que pueden resultar significativos desde el punto de vista de la flexibilidad, cabe señalar que, según la experiencia del autor, interesantes resultados se obtienen a partir de la asociación, por sumatoria espacial, de los reflejos de inhibición recíproca y extensor cruzado, Su aplicación práctica puede explicarse de la siguiente manera: supóngase que se desea estirar el grupo muscular isquiotibial del muslo derecho; pues bien, antes de su extensión asistida, se procede a la contracción simultánea del cuádriceps de muslo derecho y de los isquiotibiales del muslo izquierdo. Este procedimiento combina el efecto inhibitorio de dos reflejos que, sobre las motoneuronas alfa del músculo a estirarse, ejercen el mismo efecto hiperpolarizante. Al ser dos los reflejos evocados se podría suponer que el resultado final, en cuanto a relajación se refiere, superaría al de la simple estimulación de sólo un reflejo. No obstante, dicha conjetura debería ser investigada antes de ser confirmada o contrastada. Por lo pronto específicamente en cuanto a la combinación de los reflejos extensor cruzado y de inhibición recíproca se refiere, el autor aún no ha iniciado pesquisa correspondiente.

 

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Inervación - Inhibición recíprocas a análisis de un corte transversal de la autoexcitacion monos

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ináptica del "propio" huso muscular y la inhibición disináptica de su antagonista cuando el uso muscular a través de su axón la activa las células nerviosas en

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la médula espiral (E=motoneurona: extensora; F=motoneurona flexora). B. Conexiones centrales de las fibras aferentes Ib que aseguran el contacto ent

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re el órgano de Golghi y la médula espinal. Todas las conexiones hacia las motoneuronas ocurren a través de interneuronas. En el reflejo mediado por el

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sistema aferente Ib. Interneuronas inhibitorias (en negro) inhiben a motoneuronas que se dirigen hacia el músculo de origen y a sus sinergistas e interneur

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onas excitatorias excitan a las antagonistas. (Adaptado de KANDEL y SCHWARTZ, 1981 Tomando de ASTRAND y RODHAL, 1982, P.69

 

Reflejo Tónico - Vibratorio

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Se lo puede describir de la siguiente manera: la vibración del músculo producida por continuas y repetitivas sacudidas exteriores puede estimular a las aferencias Ia y provocar su contracción refleja. Ahora bien, en cuando a flexibilidad se refiere, el aprovechamiento de este reflejo se justifica a partir del hecho de que, conforme por un lado aumenta la excitabilidad de un determinado grupo muscular, por el otro lado inhibe al grupo muscular antagonista. Dicho efecto inhibitorio puede ser usufructuado con el propósito de potenciar la relajación antes de la extensión asistida del músculo en cuestión o, inclusive, durante la misma realización del ejercicio de estiramiento. Con respecto a los tiempos de estimulación del grupo muscular antagonista por acción de la vibración tónica, se sugiere un lapso de aproximadamente 10 segundos de duración. En lo posible, la vibración debe comprometer a la mayoría de las fibras que componen al músculo en cuestión.

Reflejo de Hoffman

Otra manera de excitar las aferencias Ia es por medio de la estimulación eléctrica a través de la piel. Para ello no hace falta la colocación de electrodos que, desde afuera, envíen hacia el estímulo corrientes eléctricas. En este sentido, un recurso valioso es la fricción manual de la piel que recubre a cierto músculo lo cual provoca, reflejamente, su excitación al tiempo que la musculatura opuesta resulta inhibida. Este mismo reflejo puede encontrarse bajo la denominación de "Reflejo de Tacto ligero" o "Fricción Cutánea" el cual, vale recordar, sólo se procura desencadenar a nivel de grupo muscular antagonista al que se elonga puesto que su naturaleza es de carácter excitatorio sobre el primero e inhibitorio sobre su opuesto. Se recomiendan, al igual que el Reflejo Tónico Vibratorio, períodos de estimulación cuya duración oscile entre los 8 y los 12 segundos, es decir, 10 segundos como término ideal.

Reflejos Cervicales Tónicos Simétricos y Asimétricos

Se trata de reacciones de adaptación postural que se producen por la estimulación de los receptores laberínticos ( mácula sacular, mácula utricular y conductos semicirculares) y de los receptores propioceptivos localizados en las cápsulas y ligamentos de las articulaciones cervicales. Del conocimiento del mecanismo de su funcionamiento pueden inferirse interesantes conclusiones relativas a la posición ideal de la cabeza durante la ejecución de un ejercicio de la elongación o de flexibilización.El propósito de ubicar la cabeza en una determinada posición tiene que ver con el hecho de que, según como el cuello sea movido, ciertos músculos tenderán a excitarse y otros a inhibirse. De hecho, para estirar un músculo conviene elegir aquella posición de la cabeza que, por estimulación de los reflejos cervicales tónicos, provoque la inhibición del mismo.

El estudio de los reflejos cervicales tónicos simétricos enseña que cuando el cuello se flexiona:

Aumenta el tono de los músculos extensores de los miembros inferiores. Aumenta el tono de los músculos flexores de los miembros superiores.

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Disminuye el tono de los músculos flexores de los miembros inferiores. Disminuye el tono de los músculos extensores de los miembros superiores.

Por otro lado, al extenderse el cuello, la reacción se invierte: Aumenta el tono de los músculos extensores de los miembros superiores. Aumenta el tono de los músculos flexores de los miembros inferiores. Disminuye el tono de los músculos flexores de los miembros superiores. Disminuye el tono de los músculos extensores de los miembros inferiores.

Finalmente, el análisis de los reflejos cervicales tónicos asimétricos muestra que cuando la cabeza se voltea hacia un lado, aumenta el tono de los músculos extensores de este mismo lado y disminuye en el otro hemicuerpo, mientras que los flexores del lado hacia el cual se gira la cabeza se inhiben mientras que los del otro lado se excitan.Así, a simple vista, resulta hasta un poco complicado deducir la posición ideal de la cabeza cuando elongamos cierto grupo muscular. Una primera recomendación sugeriría en este sentido, lo siguiente: Extensor de Miembros Inferiores: Cuello Extendido. Flexor de Miembros Inferiores: Cuello Flexionado. Extensor de Miembros Superiores: Cuello Flexionado. Flexor de Miembros Superiores: Cuello Extendido. Hemicuerpo Derecho - Grupo Extensor: Cuello rotado hacia izquierda. Hemicuerpo Derecho - Grupo Flexor: Cuello rotado hacia la Derecha. Hemicuerpo Izquierdo - Grupo Extensor: Cuello rotado hacia la Derecha. Hemicuerpo Izquierdo - Grupo Flexor: Cuello rotado hacia la Izquierda.

Sin embargo, el problema surge cuando se estiran los músculos biarticulares que ejercen acción flexora sobre cierta articulación y extensora sobre otra como, por ejemplo, el bíceps femoral o el recto anterior. Para aquellos casos, la recomendación del autor es la de conservar la cabeza en una posición neutra, es decir, sin flexionar ni extender el cuello. No obstante, para el caso de músculos monoarticulares que cumplen tan sólo una de las dos funciones, puesto que lo que se procura es lograr el mayor índice de relajación posible, la prescripción técnica es la de ubicar la cabeza tal como lo indica el análisis realizado.Reacción Positiva de ApoyoTal es el nombre que se le otorga al reflejo en virtud del cual, cuando se ejerce presión sobre la planta del pie, en ese miembro inferior se verifica un notable incremento del tono de su musculatura extensora. Se trata de un reflejo intenso que compromete a un complejo circuito de interneuronas similar a las responsables de los reflejos flexor y extensor cruzado. Su propósito es el de mantener el equilibrio corporal evitando la caída del cuerpo. Inclusive, la localización de la presión determina, del total de músculos, fascículos y fibras, aquellos que activarán a los efectos de contrarrestar el desequilibrio producido.En cuanto a flexibilidad se refiere, puede deducirse que, al elongar o flexibilizar cualquier grupo muscular de los miembros inferiores cuanto menor sea la presión ejercida sobre la planta del pie, menor será también el aumento del tono extensor

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y mayor la relajación del músculo a estirar lo cual, a su vez, crea premisas aún más favorables para el entrenamiento de la flexibilidad. De ahí que la selección de ejercicios desde la posición de sentado o decúbito puedan resultar más efectivos que aquellos que se ejecutan (siempre par miembros inferiores) desde la posición de pie.Propósito del Desencadenamiento de Mecanismos Inhibitorios Reflejos.Indefectiblemente, al estirar un músculo y deformar las fibras intrafusal de los husos neuromusculares, se genera una señal aferente que viaja hasta la médula espinal y tiende, luego de descargar neurotransmisor excitatorio, a despolarizar a las grandes motoneuronas alfa gestando un potencial de acción que regresando hacia el mismo músculo, lo contrae. Sin embargo, la vía eferente del arco reflejo puede no despolarizarse de la misma manera en todas las circunstancias. Puede, por el contrario, encontrarse en un estado en el cual, alejado su umbral de excitación, se torne realmente dificultosa su despolarización y se requieren, so pena de no lograr el objetivo, mayores cantidades de acetilcolina (neurotransmisor excitatorio) que lo habitual par generar un potencial de acción que, posteriormente se traduzca en una respuesta muscular contráctil limitante del estiramiento.Al recibir la descarga de neurotransmisor inhibitorio (glicina, ácido gammaminobutírico, alanina, taurina, etc.) la motoneurona alfa eleva se negatividad debido a la apertura de los canales de Potasio y Cloro lo cual permite el ingreso al interior de la misma de Cloro (CI-) y el egreso de Potasio (K+). Sin embargo, a diferencia de la excitación, no se produce la apertura de los canales de Sodio (Na++) quedando este catión concentrado en le exterior de la motoneurona. En estas condiciones, verificado el flujo de Potasio (K+), el influjo del Cloro (CI-) y la imposibilidad de ingreso del Sodio (Na++), la carga negativa de la neurona se eleva considerablemente. Este aumento del grado de negatividad intracelular se denomina hiperpolarización y, precisamente, la activación de reflejos inhibitorios antes de los estiramientos procura elevarla a los niveles máximos. En estas condiciones, elevado el valor de la negatividad de la motoneurona, la vía eferente del reflejo miotático de tracción queda "neutralizada" en el sentido de que sólo estiramientos superiores en amplitud a los normales recién podrían activarla. Dicho en otros términos: resulta harto más difícil despolarizar a una motoneurona hiperpolarizada que a una motoneurona con potencial normal de reposo. Al resultar más dificultosa su excitación, el estiramiento puede extenderse a una amplitud mayor que la normal antes de que la respuesta contráctil aparezca para restringir la extensión del estiramiento.De esta manera, "retrasada" o "neutralizada" la respuesta contráctil por inhibición de la vía eferente del reflejo miotático de tracción, los ejercicios de flexibilización pueden alcanzar mayor magnitud de recorrido incidiendo efectivamente sobre el tejido conectivo el cual, en definitiva, es el que sufre las principales adaptaciones al entrenamiento de la flexibilidad. Las Técnicas de Facilitación Neuromuscular Propioceptiva estudian, precisamente (y en relación a la flexibilidad), aquellos procedimientos que, en virtud del desencadenamiento de reflejos inhibitorios hiperpolarizan a la motoneurona alfa del músculo a ser estirado posibilitando, por disminución y retraso en la aparición de la respuesta excitatoria, mayores amplitudes de rango de recorrido angular articular por reducción de la resistencia opuesta por los componentes contráctiles del tejido muscular deformado.

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