Prevalencia del síndrome de burnout

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Resumen Este artículo pretende estudiar la prevalencia del síndrome de burnout, así como su relación con los factores sociodemográficos y el estado de salud general de las diplomadas universitarias de enfermería (DUE) adscritas al área de urgencias de un hospital de tercer nivel de Barcelona. La muestra fue de 70 DUE con una edad media de 31,5 años. Los instrumentos utilizados fueron una encuesta sociodemográfica, el Maslach Burnout Inventory Instrument (MBI) y el General Health Questionnaire (GHQ). Como resultado más destacado, la muestra presentó un grado medio de burnout en las 3 subescalas; además, ni la antigüedad profesional ni el tipo de contratación ni la unidad de especialización están relacionados con el grado de desgaste profesional. El 17,14% de las enfermeras estudiadas presentaron síntomas psíquicos o físicos de origen psicológico que podrían requerir atención especializada, y éstos se correlacionaban con el cansancio emocional y la despersonalización. Finalmente, destacamos que las enfermeras que desean cambiar su horario de trabajo (42,9%) o de profesión (32,9%) puntuaron más alto en la subescala de cansancio emocional. Las conclusiones a que se ha llegado han sido que, de entre la población estudiada, el perfil epidemiológico de riesgo de padecer burnout sería el de mujer casada con pocas horas de ocio a la semana y que desea cambiar su horario de trabajo. Palabras clave: Burnout. Maslach Burnout Inventory (MBI). Estado general de salud (GHQ). Variables sociodemográficas. Enfermeras de urgencias. Prevalence of burnout syndrome and general health status in a group of nurses in a Barcelona hospital (Spain) The aim of the present article was to determine the prevalence of burnout syndrome, as well as its relationship with sociodemographic factors and general health status, in registered nurses working in the emergency department of a level III hospital in Barcelona (Spain). The sample comprised 70 registered nurses with a mean age of 31.5 years. The instruments used were a sociodemographic survey, the Maslach Burnout Inventory (MBI) and the General Health Questionnaire (GHQ). The most important results of our study were that the sample showed a high degree of burnout in the three subscales. Moreover, neither length of service, nor type of contract nor unit of specialization were related to the degree of professional burnout. A total of 17.14% of the nurses studied presented psychological or psychosomatic symptoms that could require specialist care and these symptoms correlated with emotional tiredness and depersonalization. Finally, a notable finding was that nurses who wished to change their work schedule (42.9%) or profession (32.9%) scored higher on the subscale of emotional Originales 142 ENFERMERÍA CLÍNICA 2004;14(3):142-51 Prevalencia del síndrome de burnout y el estado general de salud en un grupo de enfermeras de un hospital de Barcelona NÚRIA IBÁÑEZ MARTÍNEZ a , ANNA VILAREGUT PUIGDESENS b yANNA ABIO ROIG b a Psicóloga y Diplomada en Enfermería. Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Barcelona. b Doctora en Psicología y Psicoterapeuta Familiar. Universitat Ramon Llull. Barcelona. b Psicóloga. Facultad de Psicología. Universitat Ramon Llull. Barcelona. España. 20 Este trabajo ha sido realizado en la Facultat de Psicologia i Cièncias de l’Educació i l’Esport de la Universitat Ramon Llull de Barcelona. Correspondencia: N. Ibáñez Martínez. C/ Sant Antoni M. a Claret 100, 5. o 1. a . 08025 Barcelona. España. Correo electrónico: [email protected] Aceptado para su publicación el 15-09-2004.

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Artículo sobre burnout

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Resumen

Este artículo pretende estudiar la prevalenciadel síndrome de burnout, así como su relación

con los factores sociodemográficos y el estado desalud general de las diplomadas universitarias deenfermería (DUE) adscritas al área de urgencias de un hospital de tercer nivel de Barcelona.

La muestra fue de 70 DUE con una edad media de 31,5 años. Los instrumentos utilizados fueron unaencuesta sociodemográfica, el Maslach BurnoutInventory Instrument (MBI) y el General HealthQuestionnaire (GHQ). Como resultado másdestacado, la muestra presentó un grado medio deburnout en las 3 subescalas; además, ni la antigüedadprofesional ni el tipo de contratación ni la unidad deespecialización están relacionados con el grado dedesgaste profesional. El 17,14% de las enfermerasestudiadas presentaron síntomas psíquicos o físicosde origen psicológico que podrían requerir atenciónespecializada, y éstos se correlacionaban con elcansancio emocional y la despersonalización.Finalmente, destacamos que las enfermeras quedesean cambiar su horario de trabajo (42,9%) o deprofesión (32,9%) puntuaron más alto en la subescalade cansancio emocional. Las conclusiones a que se ha llegado han sido que, de entre la población

estudiada, el perfil epidemiológico de riesgo depadecer burnout sería el de mujer casada conpocas horas de ocio a la semana y que deseacambiar su horario de trabajo.

Palabras clave: Burnout. Maslach Burnout Inventory (MBI).Estado general de salud (GHQ). Variables sociodemográficas.Enfermeras de urgencias.

Prevalence of burnout syndrome andgeneral health status in a group of nursesin a Barcelona hospital (Spain)

The aim of the present article was to determinethe prevalence of burnout syndrome, as well as itsrelationship with sociodemographic factors andgeneral health status, in registered nurses workingin the emergency department of a level III hospitalin Barcelona (Spain).

The sample comprised 70 registered nurses witha mean age of 31.5 years. The instruments usedwere a sociodemographic survey, the Maslach Burnout Inventory (MBI) and the General HealthQuestionnaire (GHQ). The most important resultsof our study were that the sample showed a highdegree of burnout in the three subscales. Moreover,neither length of service, nor type of contract norunit of specialization were related to the degree of professional burnout. A total of 17.14% of the nurses studied presented psychological orpsychosomatic symptoms that could requirespecialist care and these symptoms correlated withemotional tiredness and depersonalization. Finally, a notable finding was that nurses who wished tochange their work schedule (42.9%) or profession(32.9%) scored higher on the subscale of emotional

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Prevalencia del síndrome de burnout y el estadogeneral de salud en un grupo de enfermeras

de un hospital de Barcelona

NÚRIA IBÁÑEZ MARTÍNEZa, ANNA VILAREGUT PUIGDESENSb y ANNA ABIO ROIGb

aPsicóloga y Diplomada en Enfermería. Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Barcelona.bDoctora en Psicología y Psicoterapeuta Familiar. Universitat Ramon Llull. Barcelona.

bPsicóloga. Facultad de Psicología. Universitat Ramon Llull. Barcelona. España.

20

Este trabajo ha sido realizado en la Facultat de Psicologia i Cièncias del’Educació i l’Esport de la Universitat Ramon Llull de Barcelona.

Correspondencia: N. Ibáñez Martínez.C/ Sant Antoni M.a Claret 100, 5.o 1.a. 08025 Barcelona. España.Correo electrónico: [email protected]

Aceptado para su publicación el 15-09-2004.

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tiredness. We conclude that among the populationstudied, the epidemiological profile of professionalsat risk of suffering from burnout corresponds to:married women with little weekly leisure time whowant to change their work schedule.

Key words: Burnout. Maslach Burnout Inventory (MBI).General health status. Sociodemographic variables. Emergencynurses.

Introducción

Las profesiones de ayuda se caracterizan por elhecho de que la profesión no es algo externo al

individuo, sino que abarca la totalidad de la persona.Entre estas profesiones de ayuda se encuentran losprofesionales de enfermería. La actividad que desa-rrollan comporta un compromiso personal y una in-teracción directa con las personas a las que estánatendiendo y, por tanto, suelen trabajar con los as-pectos más intensos del cuidado del paciente (su-frimiento, ira, frustración, miedo, muerte...). Todoello, sumado a pequeñas, medianas o grandes dosisdiarias, puede hacer que dicho colectivo tenga unapredisposición a experimentar un cierto grado dedesgaste profesional que puede conducir a la mani-festación de actitudes y sentimientos desfavorablestanto para el profesional como para la persona a laque ofrece su servicio. Este conjunto de actitudes ysentimientos nos conducen hasta el llamado “síndro-me de burnout” o “síndrome del quemado por es-trés laboral asistencial” (Maslach y Jackson)1.

El concepto de estrés profesional o síndrome deburnout fue introducido por el psiquiatra psicoana-lista norteamericano Freudenberger2, y para elloescribió el texto siguiente, en el que a modo de me-táfora, explica y refleja lo que representa el “síndro-me del quemado”:

“Si ha visto un edificio destruido por el fuego, sabehasta qué punto puede ser devastadora una tragediasemejante. Lo que antes era una estructura llena de vi-da, ahora no es más que una estructura desértica. Allídonde antes había un edificio bullente de actividad,ahora no quedan más que escombros para recordar-nos toda la vida y la energía que allí reinaba. Puedeque aún quede algún trozo de pared en pie, puede queaún se distingan algunas ventanas; incluso puede quepermanezca intacta la estructura exterior, pero si seasoma al interior se quedará impresionado por la grandestrucción que allí existe [...]. Me he dado cuenta deque la gente a veces es víctima de un incendio, comolos edificios. Bajo la tensión producida por la vida ennuestro complejo mundo, sus recursos internos seconsumen como bajo la acción de las llamas, dejandosólo un inmerso vacío interior, aunque la envoltura in-terna parezca más o menos intacta” (p. 13).

Según Freudenberger, el síndrome del quemadono es un estado fijo o crónico, sino más bien un pro-ceso fruto del intercambio interactivo entre la perso-na, con sus variables de naturaleza psicológica e in-dividual, y el medio ambiente. En algún momento deeste proceso, la persona puede sentir que los esfuer-zos que realiza en su ámbito asistencial no corres-ponden a sus expectativas profesionales.

Por tanto, el burnout o desgaste profesional seconcibe como una variable continua que se puede ex-perimentar en bajo, moderado o alto grado, y no comouna variable discontinua que está presente o ausente.

En 1981, Maslach y Jackson confeccionaron uninstrumento de medida para valorar el desgaste pro-fesional, el Maslach Burnout Inventory (MBI). Paraestas autoras, el síndrome de burnout pueden pade-cerlo todos los profesionales que trabajan con perso-nas y que se implican en ellas.

El MBI es un cuestionario autoadministrado cons-tituido por 22 ítems, a modo de escala tipo Likert,que miden la frecuencia de los sentimientos perso-nales y actitudes del profesional hacia las personas alas que ofrece su servicio y hacia su trabajo. A pesarde la influencia de numerosas causas y variables eneste proceso de desgaste profesional, las autoras delMBI las agruparon en 3 constructos o 3 subescalas:el cansancio emocional, la despersonalización y larealización personal.

Siguiendo la definición de Maslach y Jakson, lapersona con burnout siente que está exhausta y va-cía emocionalmente; en otras palabras, es una perso-na que siente que ya no puede ofrecer psicológica-mente nada a los demás y que en muchos casos optapor actuar con una actitud fría, distante e inclusonegativa hacia las personas a las que da su servicio;tiene además una percepción negativa de sí misma,en la que los logros y el rendimiento laboral no sonvalorados como algo positivo sino como un fracaso ocomo insuficientes, con lo que se incrementa así labaja autoestima y la mala percepción de uno mismoy de los demás.

El MBI fue validado en la población española porSeisdedos1, y por su alta fiabilidad y validez ha consti-tuido un instrumento muy utilizado y reconocido a ni-vel mundial para medir el grado de burnout en losprofesionales de los servicios humanos, y así lo de-muestran numerosas investigaciones en este campo3-5.

Por otro lado, en las publicaciones españolas en-contradas en los 10 últimos años, pocas han utilizadoel MBI como instrumento para medir el grado deburnout en las enfermeras españolas, utilizando pa-ra ello otras herramientas metodológicas como cues-tionarios de elaboración propia que evalúan el gradode satisfacción laboral6-9.

Cabe destacar también la importancia de estudiosrealizados sobre los diferentes estresores ocupacio-

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nales del personal de enfermería10-12. Todos ellosconstatan que los profesionales de enfermería sonvíctimas indiscutibles del estrés laboral asistencial eincluso, a nivel comparativo con otros profesionales,las enfermeras puntúan más alto en la escala de ago-tamiento emocional en comparación con los médicosy el personal auxiliar de clínica13.

La ventaja de la utilización del MBI para medir elgrado de estrés laboral asistencial es que puede corre-lacionarse con múltiples variables, ampliando así lasposibilidades de investigación. Entre estas variablesestán las de carácter epidemiológico, edad, sexo, esta-do civil, horario de trabajo, sobrecarga laboral, horasde ocio, tipo de contrato y condiciones laborales. Através del análisis de las mismas aparecería la existen-cia de un perfil epidemiológico de riesgo. Según la in-vestigación de Atance14, el perfil epidemiológico deriesgo fue el de una mujer de más de 44 años, sin pare-ja estable, profesional de atención especializada, conmás de 19 años de antigüedad en la profesión y más de11 años en el centro, y con una jornada laboral de en-tre 36 y 40 horas semanales.

Otros autores, como Da Silva, et al13, encontraronque el cansancio emocional se correlacionaba esta-dísticamente con una mayor ingesta de analgésicos ytranquilizantes y una peor salud general. Estos mis-mos autores encontraron que el ocio diario está rela-cionado con el grado de burnout: a más horas deocio, menos despersonalización y menos riesgo depadecer el síndrome.

En otras investigaciones, el grado de burnout secorrelaciona con el tipo de área asistencial y es ma-yor en las enfermeras que trabajan en el ámbito hos-pitalario y, dentro de este grupo, en las que trabajanen áreas especializadas, como urgencias y cuidadosintensivos13,15-17.

Ya Seyle18 identificó en 1976 la profesión de enfer-mería como una de las ocupaciones más estresantes,y a partir de entonces se propiciaron numerosas in-vestigaciones, sobre todo en Estados Unidos. Sinembargo, en nuestro territorio éstas siguen siendoinsuficientes, por lo que este estudio pretende am-pliar la cuantificación de este síndrome y su relacióncon diversas variables. Para ello nos hemos plantea-do los siguientes objetivos:

1. Estudiar la prevalencia del síndrome de burnout

en los diplomados universitarios de enfermería (DUE)pertenecientes a unidades de especialización dentrodel ámbito hospitalario y más concretamente en el áreade urgencias.

2. Evaluar el estado de salud general de la pobla-ción objeto de estudio.

3. Analizar la relación que existe entre las varia-bles personales (edad, sexo, estado civil, hijos, horasde ocio...) y laborales (turno de trabajo, años de an-tigüedad, tipo de contrato...) estudiadas con la posi-

ble aparición del síndrome de desgaste profesional yel estado de salud.

4. Establecer un perfil epidemiológico de riesgo depadecer burnout dentro del propio grupo de estudio.

Método

MuestraLa muestra del presente estudio se compuso de

70 DUE de ambos sexos (8 de sexo masculino y 62de sexo femenino) con una media de edad de 31,5años (mínima, 21; máxima, 53) seleccionada al azar.Como criterios de inclusión se utilizó únicamente quefueran diplomados de enfermería, puesto que en elpresente estudio nos interesaba conocer si existíandiferencias entre el personal fijo y el personal de su-plencias, así como el tiempo de ejercicio de la profe-sión o el tiempo de trabajo en la misma unidad.

Se repartió un total de 100 encuestas en 3 servi-cios: urgencias, semicríticos y la sala de la Purísima(servicio de medicina interna) del Hospital de laSanta Creu i Sant Pau de Barcelona; fueron contes-tadas correctamente 70 encuestas, 26 no fueroncumplimentadas y 4 estaban mal cumplimentadas,por lo que quedaron fuera de la muestra. De estamuestra, 31 enfermeras trabajaban en urgencias, 28en semicríticos y 11 en la sala de la Purísima. Todoslos encuestados fueron informados previamente delas características del estudio, así como de la confi-dencialidad de la información que proporcionaran.

InstrumentosLos instrumentos de evaluación utilizados para

los fines del presente estudio fueron en total 3, y sepresentaron por el siguiente orden:

1. Encuesta sociodemográfica, que fue elaboradapara este estudio y que constaba de 18 preguntas ce-rradas con múltiples respuestas. En ella se recogen losdatos sociodemográficos, laborales y de consumo másrelevantes que se han visto relacionados con la sus-ceptibilidad al desarrollo de burnout. Los datos quepretendían controlarse fueron la edad, el sexo, el esta-do civil, si tenían hijos, el tipo de contrato, los años quellevaban trabajando como enfermeras, el horario detrabajo, el tiempo que trabajan en el mismo turno, siles gustaría cambiar su horario de trabajo, el lugar detrabajo, el tiempo que llevaban trabajando en esa uni-dad, si cambiarían de trabajo, el consumo de tabaco,analgésicos e inductores del sueño, si han requeridobajas médicas en los 2 últimos años –excluyendo la ba-ja por maternidad–, si disponen de tiempo de ocio y li-fe events en los últimos 2 años. Los life events fueronextraídos del cuestionario Vital Sucess (V.S. de Durány Wulff, 1986)19.

2. Inventario Burnout de Maslach (MBI; Mas-lach Burnout Inventory de Maslach y Jackson). El

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MBI está constituido por 3 subescalas que preten-den medir conjuntamente el grado de estrés laboralasistencial: cansancio emocional, despersonalizacióny realización personal1.

Estos ítems son valorados entre 0 y 6, de tal ma-nera que 0 supone que el suceso en cuestión nuncaocurre y 6 que ocurre todos los días, y las demáspuntuaciones intermedias se reservan para las fre-cuencias que aparecen entre los 2 extremos citados.Así, los individuos que presentan burnout puntua-rán alto en cansancio emocional y en despersonali-zación, y bajo en realización personal. La interpreta-ción de los resultados obtenidos en el MBI debe serhecha teniendo en cuenta los valores numéricos ob-tenidos; sin embargo, la categorización en forma depuntuaciones, bajas, medias y altas obtenidas a par-tir de un punto de corte ayuda a la interpretación delos datos obtenidos.

3. Cuestionario de Salud General (GHQ-28; Ge-neral Health Questionnaire, de Golberg y Williams20).Es un test de cribado destinado a detectar a los indivi-duos que padecen psicopatología no psicótica en me-dicina general y en la comunidad. Consta de 28 pre-guntas que se agrupan en 4 subescalas de 7 ítems cadauna, y cada subescala explora un área diferente: sínto-mas somáticos de origen psicológico, sintomatologíade ansiedad e insomnio, disfunción social, y sintoma-tología depresiva.

Procedimiento

Antes de pasar definitivamente el cuestionario,se realizó una prueba piloto con 20 encuestas y

se observó que fueran bien cumplimentadas, de for-ma que la encuesta quedó validada. A partir de esemomento se pasaron 80 encuestas más, que fuerondistribuidas una por una a cada participante. Todoslos encuestados fueron informados previamente delas características del estudio, así como de la confi-dencialidad de la información que proporcionaran.No obstante, a modo de excepción, los encuestadosdesconocían que el primer cuestionario al que con-testaban era el MBI, hecho que se ocultó porque estecolectivo tiene un alto conocimiento del síndrome yello podría condicionar las respuestas. Las personasque quisieran contestarlas tenían un plazo de 2 se-manas para depositarlas en una urna donde se ibanrecogiendo todas las encuestas.

El cuestionario se repartió entre los meses deseptiembre y octubre del 2001, puesto que en estafecha es cuando puede encontrarse un número simi-lar entre personal fijo y eventual, debido a la cober-tura del período vacacional del personal fijo.

El análisis estadístico se realizó con el paquete in-formático SPSS-WIN versión 10.0 y los resultados seevaluaron utilizando distintos diseños estadísticos.

El intervalo de confianza fijado fue de 0,05. Laspruebas estadísticas que se utilizaron fueron ANOVApara la comparación de medias, la prueba de correla-ción de Pearson, la prueba de la t de Student paramuestras independientes y regresiones múltiples,donde las variables dependientes fueron las diferen-tes subescalas del burnout. Para el subgrupo de va-rones (n = 8) se realizó la prueba exacta de Fisherpara muestras pequeñas.

Resultados

A continuación se presentan los resultados delanálisis de los datos aportados por los partici-

pantes en el presente estudio.Los niveles medios de burnout para la totalidad

de la muestra en cada una de las 3 subescalas delMBI fueron:

– Cansancio emocional (X– = 21,8; DE = 10,27).

– Despersonalización (X– = 7,19; DE = 4,97).

– Realización personal (X– = 35; DE = 8,09).

El grado de burnout se interpretó de acuerdo conlas divisiones en niveles de alto, medio y bajo grado,según los valores obtenidos en cada una de las 3 su-bescalas en los estudios realizados por Maslach yJackson (tabla 1).

En el análisis de la varianza (ANOVA) entre los 3 gru-pos –enfermeras de urgencias, semicríticos y sala demedicina interna– no se pudo encontrar diferencias sig-nificativas, y se mantuvo un nivel de burnout similar enlos 3 grupos (tabla 2).

En cuanto a los resultados hallados en el GHQ-28,destacamos los siguientes, según el área de estudio:

1. Síntomas somáticos de origen psicológico: lopresentó el 11,4% de la población total estudiada (n = 8).

2. Sintomatología de ansiedad e insomnio: aparecióen el 14,73% de la población total estudiada (n = 10).

3. Disfunción social: se encontró tan sólo en el4,3% de la población total estudiada (n = 3).

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TABLA 1. Comparación de los niveles de burn-out

de nuestra muestra con la muestra total obtenidapor Maslach y Jackson (1981)

Clasificación Estadística

Baja Media Alta MediaDesviación

típica

Cansancio emocional < 15 15-24 > 24 20,86 11,3

N = 70 21,8 21,8 10,27

Despersonalización < 4 04-9 > 9 7,62 5,81N = 70 7,1 7,1 4,97

Realización personal < 33 33-39 > 39 35,71 8,08

N = 70 35 35 8,09

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4. Sintomatología depresiva: no se encontró enningún caso sintomatología depresiva.

Por otro lado se evaluó la relación entre las subes-calas del burnout y las diferentes áreas descritaspor el GHQ-28. Se encontró que en nuestra muestrala sintomatología somática de origen psicológico secorrelacionaba significativamente (p = 0,01) con elcansancio emocional y con la despersonalización (p= 0,01). Otra relación significativa a nivel de análisisestadístico fue entre la sintomatología de ansiedad einsomnio y el cansancio emocional (p = 0,003). Sinembargo, el área de disfunción social no se correla-cionó con ninguna subescala del burnout.

Para el análisis de las variables sociodemográficas yde salud se realizó una tabla de frecuencia (tabla 3).

Respecto a la variable sexo, sólo pudimos ob-servar una diferencia estadísticamente significativa(p = 0,005) entre varones y mujeres en lo que se re-fiere a la subescala de realización personal. Compa-rando las medias, pudimos observar que los varonestenían una mayor realización personal y, por tanto,menos riesgo de padecer burnout (tabla 4). Los va-rones también tenían un mejor estado de salud ge-neral: tan sólo el 1% de la muestra de varones pre-sentó sintomatología de ansiedad e insomnio, frenteal 14,5% de mujeres que presentaron la misma sinto-matología (tabla 5).

En cuanto a la edad, se encontró una significaciónestadística con la realización personal (p = 0,005; r =–7,4315).

Para analizar el estado civil, esta variable se agru-pó en 2 grupos, casados frente a no casados (divor-ciado, separado, viudo, soltero independizado y sol-tero no independizado); de esta forma conseguimostener una muestra equiparable formada por 35 per-sonas en cada grupo. Tan sólo se observó una dife-rencia estadística significativa (p = 0,05) en relacióncon la realización personal. Comparando las mediaspudimos observar que los no casados tienen mayor

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TABLA 3. Tabla de frecuencia de las diferentesvariables sociodemográficas y de salud

n %

Estado civil 70 100Convive en pareja 35 50Divorciado/separado/viudo 2 2,9Soltero independizado 14 20Soltero no independizado 19 27,1Tener hijos 70 100Sí tienen hijos 19 27,1No tienen hijos 51 72,9Tipo de contrato 70 100Contrato fijo 34 48,6Contrato eventual 36 51,4Horario de trabajo 70 100Mañanas 6 8,6Tardes 8 11,4Noches 28 40Canguros 11 15,7Todos, dependiendo del contrato 17 24,3Años que trabaja de enfermero 70 100< 3 años 16 22,9Entre 3 y 5 años 10 14,3Entre 5 y 10 años 17 24,3> 10 años 27 38,6Unidad de trabajo 70 100Urgencias 31 44,3Semicríticos 28 40La Purísima (Medicina Interna) 11 15,7¿Le gustaría cambiar su horario de trabajo? 70 100Sí 31 42,9No 39 57,1¿Le gustaría cambiar de trabajo

si tuviera la oportunidad? 70 100Sí 23 32,9No 47 67,1Consumo de tabaco 70 100No fuma 35 51,4De 1 a 5 cigarrillos/día 5 7,1De 5 a 10 cigarrillos/día 10 14,3De 10 a 20 cigarrillos/día 14 20> 20 cigarrillos/día 5 7,1Consumo de inductores del sueño 70 100No consume 51 72,9Sí, diariamente 2 2,9De 1 a 3 veces a la semana 3 4,3Sólo de forma ocasional 14 20Consumo de analgésicos 70 100No consume 35 50Sí, diariamente 0 0De 1 a 3 veces a la semana 3 4,3Sólo de forma ocasional 32 45,7Área de ocio 70 100Dispone de 1 h de ocio/día 8 11,4Dispone de 2 a 3 h de ocio/día 49 70Sólo dispone de ocio los fines de semana 9 12,9No dispone de ocio 4 5,7Baja médica en los 2 últimos años 70 100Sí 15 21,4No 55 78,6Motivo de la baja médica 70 100Sin baja médica 55 78,6Problemas musculares 8 11,4Problemas respiratorios 1 1,4Gripe 4 5,7Intervenciones quirúrgicas 2 2,9

TABLA 2. Análisis ANOVA entre los 3 grupos

n X–

DE p

Cansancio emocional 0,867Urgencias 31 21,1935 10,4129Semicríticos 28 22 11,1322La Purísima 11 23,0909 8,0057Total 70 21,8143 10,265

Despersonalización 0,593Urgencias 31 6,7742 4,4774Semicríticos 28 7 4,9441La Purísima 11 8,5455 6,4709Total 70 7,1429 4,9732

Realización personal 0,581Urgencias 31 34,6774 10,1764Semicríticos 28 36,1429 5,9859La Purísima 11 33,2727 6,0347Total 70 35,0429 8,0855

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realización personal (X– = 36,91) que el grupo de los

casados (X– = 33,17) y, por tanto, menos riesgo de pa-

decer burnout.En relación a las características laborales no se

encontró diferencia entre los diferentes turnos y elgrado de burnout, característica que podía debersea la disparidad numérica en los diferentes grupos dela muestra global.

En cuanto a la antigüedad profesional, hemos po-dido observar que los diferentes grupos no están dis-tribuidos homogéneamente y no se pudo encontrarsignificación estadística entre los años trabajados yel síndrome de burnout.

Asimismo, a un elevado número de enfermerasencuestadas les gustaría cambiar su horario de tra-bajo (42,9%), y para poder encontrar la existenciade una relación entre esta variable y el burnout serealizó el análisis de la varianza (ANOVA) de un fac-tor; se encontró significación estadística (p < 0,002)entre el cansancio emocional y el deseo de cambiarel horario de trabajo (fig. 1).

Por otro lado pudimos observar que a más de untercio de las enfermeras encuestadas (32,9%) lesgustaría cambiar de trabajo si tuvieran la oportunidadde hacerlo. En este caso pudimos observar que tam-bién existía una fuerte relación estadísticamente sig-nificativa (p < 0,000) entre el deseo de cambiar detrabajo y el cansancio emocional, así como una ten-dencia a la despersonalización en este grupo (p < 0,1)(fig. 2).

En cuanto al tipo de contratación, no se encontrósignificación estadística entre el tipo de contrato y lapredisposición a padecer el síndrome.

Finalmente, con respecto a las horas de ocio, apre-ciamos que la mayoría (70,0%) dispone de 2 a 3 hdiarias de ocio, y que sólo el 5,7% de la muestra refie-re no disponer de horas de ocio. Para evaluar esta va-riable agrupamos la muestra en 2 grupos: los que dis-ponen de 2 a 3 h de ocio diarias (n = 49) y los quedisponen de poco o nada de ocio (n = 21). De estaforma pudimos realizar la prueba de la t para mues-tras independientes y encontramos una relación es-tadísticamente significativa (p = 0,003) en relación alcansancio emocional. Comparando las puntuaciones

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TABLA 4. Comparación de los niveles de burnout

de la muestra global en relación al sexo con lamuestra total obtenida por Maslach y Jackson

Baja Media Alta X–

DE p

Cansancio

emocional < 15 15-24 > 24 20,8 11,3N = 70 21,8 21,8 10,27 0,035Mujeres (n = 62) 22,4 22,4 10,54Varones (n = 8) 16,6 16,6 5,97

Despersonalización < 4 4-9 > 9 7,6 5,81N = 70 7,1 7,1 4,97 0,755Mujeres (n = 62) 7,2 7,2 5,02Varones (n = 8) 6,6 6,6 4,8

Realización

personal < 33 33-39 > 39 35,7 8,08N = 70 35 35 8,09 0,005Mujeres (n = 62) 34,1 34,1 8,01Varones (n = 8) 41,62 41,6 5,31

TABLA 5. Comparación del estado general de salud en relación con el sexo

MuestraSíntomas somáticos Sintomatología

Disfunción socialSintomatología

de origen psicológico de ansiedad e insomnio depresiva

Mujeres (n = 62) 12,9% (n = 8) 14,5% (n = 9) 4,8% (n = 3) 0% (n = 0)Varones (n = 8) 0% (n = 0) 1% (n = 1) 0% (n = 0) 0% (n = 0)

Fig. 1. ¿Le gustaría cambiar su horario de trabajo?

Fig. 2. ¿Le gustaría cambiar de trabajo si tuviera la

oportunidad?

Sí (n = 23) No (n = 47)

Sí (n = 31) No (n = 39)

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medias en ambos grupos, se puso de manifiesto queel grupo que dispone de más horas de ocio (entre 2 a3 h de ocio diario) tiene menos cansancio emocionalque el grupo que dispone de pocas horas de ocio oque no dispone en absoluto. Para el resto de subesca-las no se encontraron diferencias estadísticas signifi-cativas.

Al estar todas las variables laborales interrelaciona-das entre sí y con el síndrome de burnout, quisimosrealizar un análisis multivariable con todas ellas contal de encontrar las variables que tengan más relacióncon el síndrome y, por tanto, más significación. Paraello se realizó una regresión lineal múltiple introdu-ciendo las variables de tipo laboral con las 3 subesca-las de burnout. Mediante este análisis se encontróque la variable antigüedad profesional era predictorade realización personal (p = 0,0006; r = 0,326), de for-ma que, a mayor número de años trabajados, menorrealización personal.

Asimismo se analizaron las características de con-sumo y salud según los diferentes apartados:

1. Tabaco. Nos encontramos con que aproxima-damente la mitad de la muestra fuma (49,6%), perosólo el 7,1% fuma más de 20 cigarrillos diarios. A losfumadores se les preguntó dónde se daba el mayorconsumo de tabaco, a lo que el 14,3% respondió queen el lugar de trabajo y el 30% que indistintamente,es decir, fuera y dentro del lugar de trabajo. Encuanto a la relación que pudiera existir entre el hábi-to tabáquico y el síndrome de burnout, no se pudoencontrar diferencias estadísticas significativas.

2. Inductores del sueño. En relación al consumode inductores del sueño, observamos que el 72,9%de la muestra no consumía, sólo el 2,9% consumíadiariamente y el 20% lo hacía de forma ocasional.Esta variable se correlaciona significativamente (p =0,001) con la subescala de cansancio emocional.

3. Analgésicos. El 50% consume analgésicos,aunque sólo el 4,3% lo hace de forma habitual y el45,7% de forma ocasional. Esta variable correlacionósignificativamente (p = 0,002) con la subescala decansancio emocional.

4. Baja laboral. Sólo el 21,4% de la muestra re-quirió una baja laboral en los 2 últimos años –se ex-cluyó la baja por maternidad–, y el motivo más fre-cuente (11,4%) fueron lesiones musculoarticularesproducidas en el trabajo.

5. Life events. En la corrección de la escala de Li-

fe events (Duran y Wulff)19 percibimos que el 14,3%de la muestra no había sufrido ningún acontecimien-to vital estresante, el 4,3% señaló haber tenido un li-

fe event muy estresante (enfermedad, accidente re-ferido a él mismo o a alguien muy cercano y signifi-cativo, etc.), el 25,7% reconocía haber tenido acon-tecimientos de vida de estrés moderado (ruptura depareja, separación, embarazo actual, abortos, etc.) yel 55,7% restante afirmó haber tenido acontecimien-tos de vida de estrés leve (cambio de vivienda, re-ducción de ingresos, problemas con los hijos, etc.).No se encontraron diferencias estadísticas significa-tivas entre los 3 grupos (urgencias, semicríticos, me-dicina interna), aunque se vio que sólo el estrés mo-derado se correlacionaba con el cansancio emocio-nal (p = 0,003).

6. Análisis cualitativo de la respuesta abierta

opcional. Un total de 19 personas (27,14%) rellenóeste apartado, y la totalidad de ellas hacía referenciaa la dificultad que habían tenido a la hora de rellenarel primer cuestionario, el MBI. La dificultad resideen su escala de frecuencia, que, según los encuesta-dos, es difícil de cumplimentar (tabla 6).

Son muchas las variables estudiadas hasta ahora,y lo que más nos interesaba era averiguar cuál era elpeso específico de cada variable con la aparición delsíndrome de burnout. Para ello se realizó una regre-sión lineal múltiple en la que las variables de tipocualitativo se convirtieron en variables binarias para,de esta forma, convertirlas todas en variables de tipocuantitativo. Se clasificó como variable dependientecada subescala del burnout, y como variables inde-pendientes, la edad, el sexo, el estado civil, el tipo decontrato, etc. Las variables predictoras de cansancioemocional fueron el ocio, con una significación de0,009. El ítem “Si tuviera la oportunidad, ¿cambiaríade trabajo?” obtuvo una significación estadística de0,001, y el ítem “¿Le gustaría cambiar su horario detrabajo?”, una significación estadística de 0,003. Lavariable predictora para la realización personal fueel sexo (p = 0,01), y para la subescala de desperso-nalización no lo fue ninguna.

Por otro lado, quisimos averiguar cuál es la varia-ble o variables que intensifican la relación entre lasvariables dependientes con las independientes. Paraello analizamos la odds ratio, de forma que el mode-lo estadístico sólo aceptó 2 variables: deseo de cam-

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TABLA 6. Escala de frecuencia de sentimientos del MBI

0 1 2 3 4 5 6Nunca Pocas veces al año Una vez al mes Unas pocas veces Una vez a la semana Pocas veces a la Todos los días

o menos o menos al mes semana

TABLA 7. Odds ratio (OR) de las variablessignificativas

Variables p OR

Cambio de horario 0,002 7,177Sexo (varón) 0,067 0,134

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biar de horario de trabajo y la variable sexo (tabla7). La interpretación de este modelo nos acerca apoder decir que las personas que desean cambiar dehorario de trabajo tienen una predisposición 7,17 ve-ces superior de padecer burnout que las personasque no desean cambiar de trabajo. Sin embargo, enla variable sexo sucede a la inversa, y el modelo esta-dístico nos dice que por el hecho de ser varón se tie-ne, haciendo el cálculo inverso, una probabilidad 7,5veces inferior de padecer burnout.

Discusión

Lo más característico de este estudio es que seha pretendido encuestar a todo el servicio de ur-

gencias de un gran hospital como es el Hospital de laSanta Creu i Sant Pau de Barcelona. Por otro lado,podemos afirmar que es el primer estudio que se rea-liza sobre el burnout y el estado de salud general enlas enfermeras de dicho hospital, y más concreta-mente a las enfermeras de urgencias. Otro aspectosignificativo del estudio es que sólo se ha encuestadoa enfermeras, y que entre éstas se ha incluido tantoal personal fijo como el de suplencias. El porcentajede respuesta ha sido del 70%, y una vez realizada lainterpretación conjunta de los resultados expuestosen el apartado anterior, se puede establecer las si-guientes conclusiones.

1. Nos encontramos ante una población joven,con una media de edad de 31,5 años (mínimo, 21;máximo, 53) y con una antigüedad profesional me-dia relativamente corta, de 5 años (mínimo, 3 meses;máximo, 5,5 años). Por otro lado, la profesión de en-fermería está representada en su mayoría por muje-res, y nuestra muestra, constituida por el 88,6% demujeres (n = 62) y sólo el 11,4% de varones (n = 8),no es una excepción. Ello evidencia una limitación ala hora de establecer relaciones estadísticamentesignificativas entre los diferentes subgrupos, ya queexiste poca representatividad de varones o del esca-so personal del turno de mañanas. Sin embargo, nose puede obviar que la muestra ha presentado ungrado medio de burnout en las 3 subescalas, y estosresultados son equiparables a otros estudios14,15,21,22.Al parecer, en nuestro estudio ni la antigüedad pro-fesional ni la unidad de especialización ni el tipo decontratación están relacionados con el grado de des-gaste profesional, aunque otros autores11 indican, enun estudio más amplio, que los servicios especiales–como cuidados intensivos, urgencias y hemodiáli-sis– puntúan más alto en estrés que unidades comoenfermedades infecciosas, oncología o quirófano. Encuanto a la diferencias entre personal fijo o suplente,existe un estudio que señala que los profesionalesjóvenes presentan un nivel de estrés más alto al ini-cio del ejercicio profesional, por lo que sus expecta-

tivas son muy altas y a menudo se ven frustradas.Esta tendencia se observa sobre todo en los profe-sionales que llevan menos de 6 meses trabajando.Asimismo señalan que a medida que aumenta la an-tigüedad del profesional, aumenta el desgaste profe-sional porque se ven frustradas las expectativas deautorrealización. Este último punto es comparablecon lo encontrado en nuestro estudio, donde, al rea-lizar una regresión lineal múltiple entre todas las va-riables de tipo laboral, hemos encontrado que a ma-yor número de años trabajados, menor realizaciónpersonal23.

2. Sólo el 17,14% de las enfermeras estudiadaspresentó síntomas psíquicos o físicos de origen psico-lógico que podrían requerir atención especializada.De entre éstos destacan los síntomas de origen ansio-so (14,73%) y los síntomas somáticos de origen psi-cológico (11,34%). A la vez se encontró que ambosse correlacionaban con el cansancio emocional y ladespersonalización. Quisiéramos señalar que nuestrapoblación objeto de estudio presentó mejor salud ge-neral que los estudios realizados por Lomeña et al16 yDa Silva et al13, que encontraron una prevalencia su-perior a la nuestra (31 y 30,72%, respectivamente).Por otro lado, el 21,4% de la enfermeras estudiadaspresentó una baja laboral en los 2 últimos años, y enel 11,4% se debió a lesiones musculoarticulares pro-ducidas durante el ejercicio profesional, lo que noslleva a reflexionar sobre la seguridad y la higiene pos-tural que tienen estos profesionales, por lo que es ne-cesario replantear la necesidad de realizar formaciónadecuada para su prevención.

3. En nuestra población, algunos de los factoressociodemográficos y de salud explorados guardanuna relación estrecha con el síndrome de desgasteprofesional; entre ellos destacamos el sexo, el estadocivil y la edad, que mayoritariamente se correlacio-nan con la realización personal. De esta forma podría-mos decir que los varones se sienten más realizadospersonalmente que las mujeres, y que los solteros/astienen más realización personal. Por otro lado, a me-dida que la edad aumenta, las personas se sientenmenos realizadas, y esto último coincide con el estu-dio realizado por Ribera et al23. Sin embargo, paraAtance14, las personas con más de 44 años sin parejaestable constituirían un perfil epidemiológico deriesgo de padecer el síndrome. Nosotros no pode-mos llegar a constituir un perfil debido a que nuestrapoblación es joven, heterogénea y con poca antigüe-dad profesional.

4. El ocio diario está relacionado con el grado deburnout, de tal forma que entre 2 y 3 h de ocio al díadisminuyen el cansancio emocional y, por lo tanto,es un factor protector. Da Silva et al13 también en-contraron que a más horas de ocio, menos cansancioemocional, aunque parece que a más horas de ocio,

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más despersonalización. Nosotros, sin embargo, nohemos podido encontrar esta relación en nuestramuestra.

5. El consumo de tranquilizantes y analgésicos es-tá relacionado con el grado de burnout. Las enfer-meras que consumen analgésicos y tranquilizantespresentan un nivel más elevado de cansancio emo-cional, así como peor salud general; así lo indica tam-bién el estudio realizado por Da Silva et al13. Aunqueen otros estudios se encontró que a niveles altos deburnout, las personas tendían a consumir drogas yalcohol, en este estudio dicha variable se obvió, yaque la muestra es pequeña y posiblemente las enfer-meras se mostrarían reacias a contestar o podrían nohacerlo sinceramente.

6. El consumo de tabaco se da en casi el 49,6% dela población estudiada, pero no existe relación direc-ta entre el consumo y el estrés laboral asistencial,aunque en el estudio de Lomeña et al16 se encontróque las enfermeras fumaban más cuando trabajaban,y el consumo se daba sobre todo con mayor intensi-dad en el turno de noche y durante las guardias.

7. En la población estudiada existe un porcentajeelevado (42,9%) de enfermeras que quieren cambiarde horario de trabajo y un porcentaje significativo deenfermeras a las que les gustaría cambiar de trabajo(32,9%). Además se ha podido comprobar que lasenfermeras que desean cambiar su horario de traba-jo tienen 7,17 veces más probabilidad de padecerburnout.

Todo ello nos hace pensar que la organización delHospital de la Santa Creu i Sant Pau debería favore-cer los cambios de horario de trabajo en las personasque así lo precisen, fomentar la movilidad y ofrecerla oportunidad de cubrir bajas largas o bajas por ma-ternidad o excedencias en el turno deseado o prefe-rente, mejorando así la relación con el personal deenfermería fijo y, por tanto, previniendo la aparicióndel burnout.

Por otro lado, el personal de suplencias ha mos-trado el mismo nivel de burnout que los profesiona-les con contratación indefinida. Si enmarcamos es-tos datos en un contexto geográfico más amplio, nosería de extrañar que apareciera un abandono pro-gresivo de la profesión por parte de los profesionalesque se sientan “quemados”, lo que les llevaría a cu-brir la demanda de enfermeras que se propician enotros países como Inglaterra, Alemania e Italia, conlo que en un futuro no muy lejano tendríamos la ne-cesidad de importar enfermeras para cubrir nuestrapropia demanda, compartiendo con ellos la preocu-pación por el déficit de personal de enfermería debi-damente entrenado. Quisiéramos añadir que la pre-sencia de ítems como “¿Desea cambiar su horario detrabajo?” y “¿Desearía cambiar de trabajo si tuvierala posibilidad?” se correlaciona directamente con el

cansancio emocional, y por tanto son ítems predicto-res del mismo24-27.

Asimismo creemos que es necesario recalcar quela enfermera no es un “oficio” sino una profesión, yaque responde a una necesidad social. Así pues, comotal debe tener una sólida carrera profesional en laque se reconozca el prestigio que socialmente se me-rece, y para ello la propia empresa deberá reconocerel importante e imprescindible papel que desarrollanestos profesionales y fomentar su participación y de-sarrollo en los diferentes ámbitos en los que traba-jan. Por tanto, se debe luchar por consolidar unaidentidad propia en la que a la enfermera se le reco-nozcan sus conocimientos y experiencia y puedaampliar su marco de actuación.

Las conclusiones comentadas hasta ahora, en suconjunto, nos llevan a una visión compartida por lamayoría de los investigadores que han estudiado laprevalencia del burnout entre los profesionales de lasalud, y entre ellos la enfermería. A partir de los resul-tados obtenidos en la realización del estudio y de lasconclusiones a las que se ha llegado a partir de dichosresultados, creemos necesario hacer un breve apuntesobre las posibles líneas futuras de investigación.

Una vez realizado este estudio se nos plantea lanecesidad de realizar estudios más cualitativos, me-diante la formación de grupos de discusión, que pre-tendan dar voz a estos profesionales para que pue-dan manifestar abiertamente la problemática queconlleva su tarea asistencial, objetivar sus preocupa-ciones, frustraciones y posibles vías de prevención ysolución. Tal como aconsejan Reig Ferrer et al12, senecesita ampliar los estudios de los estresores profe-sionales específicos para así diseñar programas tera-péuticos que ofrezcan soluciones eficaces contra elestrés laboral.

Por otro lado, quisiéramos apuntar que el burnout

ha sido a menudo conceptualizado en la literatura co-mo una expresión de inadaptación al estrés. Las for-mulaciones de las investigaciones teórica y empíricahan tendido a focalizar los estudios en los diferentesefectos que experimentan los trabajadores de los ser-vicios humanos, pero estos estudios podrían ser útilespara considerar la función homeostásica del burnout

si fuéramos capaces de entender las señales y los sín-tomas que nos muestra como una forma positiva deinformación que nos puede ayudar a entender el su-frimiento y, de esta forma, promover cambios en la sa-lud y en nuestras vidas. Para ello sería necesario queen el propio servicio de salud laboral de cada centroasistencial se elaborasen programas conjuntos para laprevención y la detección del mismo. En este sentido,y siguiendo la línea de Atracos et al22, es necesario es-tablecer, desde el servicio de salud laboral, un controlsobre el clima de las relaciones personales, las actitu-des de los trabajadores y de la gestión por parte de las

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supervisoras para obtener un mayor beneficio en lasalud individual y colectiva.

Por otro lado, se nos plantea la necesidad de desta-car que es posible que la escala tipo Likert de fre-cuencia de sentimientos que utiliza el MBI resulta po-co clara y confusa a la hora de determinar la apariciónde los sentimientos. Valdría la pena realizar estudiosque adapten otro tipo de evaluación, quizá una másconocida y estandarizada para evitar de esta formaconfusiones a la hora de rellenar el cuestionario.

No debemos olvidar que cuando Freudenberger es-cribió sobre el burnout en 1973, lo hizo en forma decrítica a la sociedad estadounidense o anglosajona.Realizó una fuerte crítica al cuestionamiento de losvalores religiosos y sexuales, a las tradiciones, al indi-vidualismo feroz y el capitalismo salvaje que, según elpropio autor, han contribuido a la ambigüedad denuestras vidas, cultivando de esta forma un suelo fér-til para la aparición del burnout. Debemos recordar,por tanto, que el burnout es un constructo de la épo-ca posmoderna en la que vivimos, es el reflejo de estasociedad, y que “luchar” contra él también es “luchar”contra todo un sistema de valores y de pensamientosintrínsecos en nuestra forma de vivir y de ver la vida28.

Agradecimientos. Al Dr. Lluís Botella, psicólogo, psicoterapeuta yprofesor titular de la Facultad de Psicología y Ciencias de la Educa-ción y del Deporte, de la Fundación Blanquerna y la UniversidadRamon Llull, por sus valiosos comentarios que han ayudado a mejo-rar la calidad de este artículo. A Ignaci Gich, estadísitico del serviciode Epidemiología del Hospital de la Santa Creu y Sant Pau, por suparticipación activa en el estudio y análisis de las variables, así co-mo por su calidez, que, sumada a su cualidad como profesional, haayudado a enriquecer este trabajo. A la Dra. C. Durán y al Dr. J.Wulff, así como a todos los miembros que participan y colaboran enla Unidad de Psicosomática del Servicio de Medicina Interna delHospital de Sant Pau, no sólo por darnos su apoyo incondicional si-no por ayudarnos a tener una visión global traspasando la mera in-terpretación cuantitativa. A los Dres. Pep Lloret, Mireia Fornells yBoris Daussà, que con sus comentarios nos han ayudado a reflexio-nar y a enriquecer este trabajo. Finalmente, quisiéramos dar lasgracias a todas las enfermeras y enfermeros que con su participa-ción han hecho posible la realización de este estudio.

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