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Vol. 2, no. 2 Mayo - Diciembre 2004 2 5 13 21 Presentación Aurora del Río Zolezzi Caracterización del trato que reciben hombres y mujeres usuarios del sistema de salud mexicano Esteban Puentes Rosas, Tania Martínez Monroy Necesidades de salud y jefatura del hogar en áreas urbano marginadas Laura P. Torres Arreola, Héctor Gómez Dantés, Hortensia Reyes Morales, Patricia Tomé, José Luis Vázquez Martínez. El riesgo de ejercer violencia física contra la pareja: cuándo y por qué Hallazgos de un estudio con varones trabajadores en la Ciudad de México Juan Manuel Contreras Urbina

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Presentación Aurora del Río Zolezzi

Caracterización del trato que reciben hombres y mujeres usuarios del

sistema de salud mexicano Esteban Puentes Rosas, Tania Martínez Monroy

Necesidades de salud y jefatura del hogar en áreas urbano marginadas

Laura P. Torres Arreola, Héctor Gómez Dantés, Hortensia Reyes Morales, Patricia Tomé,

José Luis Vázquez Martínez.

El riesgo de ejercer violencia física contra la pareja: cuándo y por qué

Hallazgos de un estudio con varones trabajadores en la Ciudad de México

Juan Manuel Contreras Urbina

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Aurora del Río Zolezzi

Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva

La salud de las poblaciones humanas es un complejo proceso que responde amúltiples determinantes, tanto individuales como del entorno en el que se desa-rrollan, biológicos, económicos, sociales y culturales. Entre estos últimos revis-ten especial importancia los roles y estereotipos de género que influyen en laexposición a factores de riesgo para la salud, en las necesidades de saludderivadas de esta exposición, en el acceso y control de los recursos personales,familiares y comunitarios para la atención a la salud y, por ende, en la utilizaciónde los servicios, y en la calidad tanto técnica como interpersonal de los serviciosrecibidos.

Tradicionalmente se han identificado las necesidades de salud de las mujeres conlos aspectos estrictamente biológicos ligados a la función reproductiva, sin tomaren consideración otras necesidades particulares de salud que tienen su origen encaracterísticas biológicas diferentes entre hombres y mujeres y, mucho menos, enlas implicaciones de orden social que los roles genéricos tienen sobre la percep-ción de las propias necesidades de salud, los motores de la demanda de atención,los factores habilitadores, las barreras para la utilización de los servicios de saludy la satisfacción de usuarias y usuarios de los mismos.

Un aspecto de particular importancia en este sentido es distinguir entre ladisponibilidad y el acceso a los servicios de salud por parte de las mujeres y elcontrol que tienen sobre el uso de los recursos, lo que convierte el proceso dedetección de una necesidad de salud en una demanda de atención y, finalmente,en la utilización de un servicio.

Con frecuencia los servicios de salud están disponibles y son teóricamente acce-sibles para las mujeres a través de mecanismos claramente establecidos; sinembargo, éstas no siempre tienen el control del uso de los recursos necesariospara convertir ese acceso teórico en una utilización concreta. Los recursos que serequieren van desde la legitimidad del uso del tiempo en la atención a la propiasalud de las mujeres, la decisión de destinar los recursos monetarios para el pagodel transporte, de la cuota de recuperación o tarifa del servicio, la disponibilidadde apoyo para el cuidado de menores y/o enfermos durante la ausencia de lasmujeres para su atención, entre otros.

La percepción de la calidad del proceso de atención, el nivel de satisfacción conel mismo y sus resultados varían dependiendo de las expectativas que tienenquienes utilizan los servicios. En general, hombres y mujeres tienen expectativas

Secretaría de SaludBoletín Género y Salud

en Cifras

Directorio

Secretario de SaludDr. Julio Frenk Mora

Consejo DirectivoDra. Patricia Uribe ZúñigaDr. Rafael Lozano AscencioDra. Ana Langer Glas

Comité EditorialDr. Héctor Avila RosasDr. Mario Bronfman PertzovskyDr. Roberto Castro PérezDra. Sonia Fernández CantónDr. Héctor Gómez DantésDr. Benno de Keijzer FokkerMtra. Ma. de la Paz López BarajasMtra. Ma. Isabel Monterrubio GómezDr. Gustavo Olaiz FernándezDra. Laura Pedrosa IslasDra. Blanca Rico GalindoDra. Aurora del Río ZolezziDra. Ivonne Szasz PiantaDra. Margarita Velázquez GutiérrezLic. Raúl Wong LunaLic. Elena Zúñiga Herrera

EditorAlonso Restrepo

Secretaria técnicaMtra. Blanca E. López Contreras

Publicación cuatrimestral.Editada y distribuida por

el Centro Nacional de Equidad de Género y SaludReproductiva y la Dirección

General de Informaciónen Salud.

Los materiales publicadosson responsabilidad de sus autores.

Comentarios y correspondenciaescribir a [email protected]

Guadalajara 47, piso 7Col. Roma C. P. 06700

México, D. F.

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diferentes respecto del proceso de atención y ponen distinto énfasis en los compo-nentes del proceso; por ejemplo, para los hombres pueden ser más importantes losaspectos relacionados con la explicación sobre la naturaleza de sus molestias y laprescripción de exámenes y medicamentos; mientras que para las mujeres puede sermás importante el trato amable y a la vez respetuoso por parte de quienes prestan losservicios de salud, o el tiempo de espera.

En este número del boletín Género y Salud en Cifras se presentan tres reportes deresultados de investigación operativa en salud, con temas especialmente originales.

En su artículo sobre Necesidades de salud y jefatura del hogar en áreas urbano mar-ginadas, Laura P Torres Arreola y colaboradores, presentan un análisis de los datosde la Encuesta sobre Necesidad de Salud en Areas Urbano Marginadas (ENSAUM-2003), realizada por el Instituto Mexicano del Seguro Social durante 2003, a travésdel que comparan los patrones de utilización de servicios de salud de las mujeresjefas de hogar, con los de mujeres no jefas de hogar.

Llaman particularmente la atención algunos hallazgos que confirman la necesidad dereforzar los mensajes que priorizan el cuidado de la salud de las mujeres por sí mis-mas. Las mujeres jefas de hogar reportaron haberse realizado la detección oportunadel cáncer, tanto cervicouterino como mamario, con menor frecuencia que las nojefas de hogar; la prevalencia de resultados positivos fue semejante en ambos grupos,sin embargo, la proporción de las que resultaron positivas y que recibieron atencióny tratamiento fue menor entre las jefas de hogar que entre las no jefas.

El artículo que en esta ocasión presentan Esteban Puentes y Tania Martínez sobre lapercepción del trato que reciben usuarias y usuarios del sistema de salud en Méxicoresulta controversial desde la perspectiva de género.

En México hay pocos trabajos que analizan las diferencias en la calidad de la aten-ción a la salud que reciben hombres y mujeres, así como la percepción que sobre lamisma tienen los usuarios y las usuarias. Diversos estudios realizados en otros paí-ses han reportado consistentemente que las mujeres suelen recibir servicios de menorcalidad, tanto técnica como interpersonal, que los varones y que, si se utilizan instru-mentos de medición que permitan controlar las expectativas, las mujeres tambiénreportan menor satisfacción, sobre todo con la calidad del trato y la información quereciben de los proveedores sobre sus problemas de salud.

Es en este sentido que los resultados reportados por los autores sobre el análisis delos datos de la Encuesta Nacional de Evaluación del Desempeño (ENED, 2002)resultan particularmente sorpresivos. En este trabajo se establece una mayor satis-facción de las mujeres usuarias de servicios de salud con la calidad del trato recibido.Sin embargo, entre quienes reportaron malos tratos, las mujeres declararon conmayor frecuencia que la causa principal del maltrato era precisamente su condiciónde género.

A pesar de lo controversial de los resultados de este trabajo, el Comité Editorial deGénero y Salud en Cifras decidió publicarlo porque, en primer término, lametodología descrita en el mismo es apropiada para el tipo de estudio realizado; en

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segundo lugar, para estimular la discusión de los resultados entre las lectoras y loslectores de nuestra publicación y, potencialmente, promover así la ejecución de unmayor número de investigaciones que analicen los posibles diferenciales de calidadde la atención asociados al género que se pueden estar presentando en diversas insti-tuciones del Sistema Nacional de Salud.

Como ya se ha convertido en una norma, en este número también publicamos unartículo que trata sobre las características del fenómeno de la violencia de género ennuestro país. En esta ocasión se trata del artículo El riesgo de ejercer violencia físicacontra la pareja: cuándo y porqué. Hallazgos de un estudio con varones trabajadoresen la Ciudad de México. En éste, Juan Manuel Contreras Urbina, presenta los resul-tados de una muestra de 500 hombres, trabajadores de clase media baja y baja, con-tratados por tres organizaciones diferentes, localizadas en la Ciudad de México.

La prevalencia de violencia física alguna vez hacia la pareja conviviente es cercanaa 34%, mientras que en los últimos 12 meses fue de 12.2%, cifras muy próximas a loinformado por mujeres usuarias de servicios de salud en el Distrito Federal, en laEncuesta Nacional de Violencia contra las Mujeres, realizada en 2002, por el CentroNacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva, en colaboración con elInstituto Nacional de Salud Pública.

Hay muchos resultados de gran interés en este estudio, en particular en lo que hacereferencia a la descripción de los “motivos” de las agresiones, pero quizás el aportemás importante del mismo sea el estudio de la violencia de género vista desde la pers-pectiva de los agresores. Falta quizás incorporar el análisis teórico desde la construc-ción de la masculinidad, sin embargo, la simple descripción de los resultados es yauna aportación de gran valor.

Con este quinto número creemos seguir en el camino de presentar evidencias sobreposibles inequidades de género que tienen impacto sobre la salud de las mujeres y loshombres en nuestro país, e invitamos a nuestros lectores a hacernos llegar sus comen-tarios respecto de lo publicado en estas páginas, así como sus contribuciones las queserán revisadas con gran entusiasmo por el Comité Editorial.

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Siempre que un individuo interactúa con el sistema desalud hay una serie de factores más allá del tratamientomédico que influyen en su bienestar. Uno de los objetivosesenciales de los sistemas de salud es fortalecer todos esosfactores, con el fin de responder a las expectativas de sususuarios en lo que tiene que ver con los aspectos no médi-cos de su relación con los proveedores de servicios desalud.1 Esta capacidad de responder a las expectativas nomédicas ha sido denominada como trato adecuado y, confines de operacionalizarlo y de abarcar los diferentesaspectos relacionados con la interacción entre usuarios yproveedores, se ha dividido en ocho componentes odominios: 1) autonomía, definida como la capacidad del

usuario para participar en la toma de decisiones respecto asu salud; 2) trato digno, que significa que los usuarios delos servicios deben ser tratados como seres humanos – nocomo “pacientes” – en pleno uso de sus derechos funda-mentales; 3) comunicación, que mide la forma en la que elusuario recibe información sobre su padecimiento ytratamiento; 4) confidencialidad, que evalúa si el usuariotiene control sobre el manejo de la información relaciona-da con su salud; 5) atención pronta, que evalúa si todo eltiempo transcurrido desde que se inicia la búsqueda de

atención no ha provocado molestias adicionales a las queprodujeron dicha búsqueda; 6) capacidad de elección delproveedor; 7) apoyo social, que se refiere a la posibilidadde mantenerse en contacto con amigos y familiares cuandose está hospitalizado, y 8) condiciones de los servicios ycomodidades básicas. Tanto la definición de trato adecua-do como su operacionalización fueron consensuados enreuniones de expertos, coordinados por la OrganizaciónMundial de la Salud.2

Algunos de estos dominios tienen más relación que otros encuanto a su asociación con el sexo de los usuarios. Porejemplo, las condiciones de las comodidades básicas en

realidad son un aspecto estructural que ofrece las mismasventajas y desventajas, tanto para hombres como paramujeres. En sentido opuesto, es más plausible hallar dife-rencias entre hombres y mujeres en dominios como el deautonomía o trato digno, particularmente cuando se evalúanestas diferencias con su interacción con edad y escolaridad.También, en el caso de la capacidad de elección, puedenencontrarse diferencias asociadas al sexo de los usuarios,toda vez que ha sido documentado que existen ciertas prefe-rencias sobre el sexo y la edad del médico tratante.3

Esteban Puentes Rosas, Tania Martínez Monroy.Dirección General de Evaluación del Desempeño, Secretaría de Salud, México.

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Aunque existen estudios previos sobre la asociación entresatisfacción y sexo del usuario, la satisfacción delpaciente suele estar fuertemente asociada al desenlace dela atención, por lo que el papel que juega el componenteinterpersonal no médico no está bien determinado.Además, la satisfacción de los pacientes no depende sólode la calidad de la atención, sino de una compleja mezclade expectativas individuales y necesidades percibidas, lascuales suelen estar mediadas por experiencias previas.4-6 Eltrato adecuado, tanto conceptual como metodológica-mente, evita enfrentarse con estas desventajas y se enfocaexclusivamente en los aspectos no médicos de la interac-ción entre proveedores y usuarios, considerando que elcomponente clínico se verá reflejado en la medición delas condiciones de salud. Para lidiar con el problema delas expectativas, la aproximación metodológica usa unaserie de pequeñas historias ficticias, pero verosímiles, lascuales son denominadas viñetas que permiten medir ycontrolar las expectativas de los usuarios en relación conlos diversos componentes del trato adecuado.7, 8

El objetivo del presente trabajo es mostrar algunos resul-tados relacionados con la percepción del trato brindado enel sistema de salud mexicano, enfocándose principal-mente en las diferencias entre hombres y mujeres. Semuestran también algunas evidencias sobre las diferenciasexistentes en el nivel de expectativas que existen entrehombres y mujeres y, finalmente, algunos resultados queincorporan el ajuste por expectativas, y algunas cifras rela-cionadas con reporte de maltrato en los servicios de salud.

Material y métodosLos datos para la elaboración de este trabajo se obtu-vieron de la Encuesta Nacional de Evaluación delDesempeño (ENED, 2002), realizada en México, entrenoviembre de 2002 y marzo de 2003, por la Secretaría deSalud con la participación del Instituto Nacional de SaludPública y la Organización Mundial de la Salud. La ENEDes una encuesta con diseño muestral probabilístico, porconglomerados y polietápico, con un total de 38 746 indi-viduos entrevistados. El diseño muestral de la encuestafue calculado para permitir hacer inferencias en el ámbitoestatal cuando la prevalencia de la variable estudiadafuera al menos de 3%.

La información sobre trato proviene de entrevistas reali-zadas a individuos mayores de 18 años de edad selecciona-dos aleatoriamente y que hubieran tenido una experienciaclínica en el último año o una experiencia quirúrgica en losúltimos cinco años. A cada uno de los entrevistados se lesinterrogaba directamente acerca de su percepción sobrecada uno de los dominios que componen el trato adecuado,con escalas tipo Likert que permitían al sujeto entrevistadocalificar su experiencia en una escala de cinco opcionesque iban de “muy malo” a “muy bueno”. Con finesdescriptivos se consideró que un individuo aprobaba su

experiencia si calificaba ésta como buena o muy buena.

Adicionalmente, la encuesta contenía una serie de reactivos,llamados “viñetas”, que presentan breves historias ficticiasa los entrevistados, para medir sus expectativas sobre losservicios, con el fin de realizar ajustes posteriores que per-mitieran comparar a todos los entrevistados sobre unamisma base. (Ver anexo 1, en el cual se muestran, a manerade ejemplo, las cinco viñetas correspondientes al dominiode acceso a redes de apoyo social).

En este estudio se consideraron rurales las localidades conmenos de 2 500 habitantes; urbanas las poblaciones de2 500 a 99 999 habitantes, y ciudades o áreas metropoli-tanas aquellas con 100 000 y más habitantes.

En todos los casos, las estimaciones puntuales y el cálcu-lo de la varianza se efectuaron tomando en cuenta elmuestreo complejo de la ENED 2002.

Resultados

Utilización de servicios de saludEl 58% de los informantes fue del sexo femenino. Lamediana de edad fue de 37 años. El 46.5% tenía estudiosmáximos de primaria y 23% de la población vivía en elmedio rural. El 56% reportó no tener ningún tipo deseguro médico; 41% de los informantes manifestó recibirservicios médicos a través de alguno de los subsistemas deseguridad social y sólo 1.5% de los entrevistados manifestótener algún tipo de seguro voluntario.

El 71.3% de los encuestados reportó haber necesitadoasistencia médica para ellos o para alguno de sus hijosmenores de 12 años de edad. El 57.9% de los encuestadosreportó haber recibido asistencia médica ambulatoria o adomicilio durante los últimos 12 meses, y 19.8% refirióhaber estado hospitalizado durante los últimos cinco años.La asistencia ambulatoria se efectuó principalmente enunidades privadas (38.5%), seguida de la Secretaría deSalud (28.4%) y del Instituto Mexicano del Seguro Social(IMSS) (25.1%).

Las mujeres utilizaron con más frecuencia los servicios desalud que los hombres. Del total de usuarios de atenciónambulatoria, 52% residía en áreas metropolitanas y 24.2%en comunidades rurales; en relación con la atención hos-pitalaria, los porcentajes correspondientes son 57% y19%, respectivamente.

Percepción del trato recibido en los serviciosde saludEn términos generales, las mujeres presentaron mayoresporcentajes de aprobación que los hombres para siete delos ocho dominios del trato. El único dominio donde no seobserva esta situación es en la atención pronta en el

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ámbito de la atención ambulatoria. Las mayores diferen-cias se observan en la comunicación y en la capacidad deelección en la atención hospitalaria (cuadro I).

Las diferencias entre sexos estuvieron influidas por varia-bles como la edad y la escolaridad. En algunos casos,como en la atención pronta, al analizar sólo a los indivi-duos mayores de 60 años de edad las diferencias entresexos, que fueron mínimas (1.9 puntos porcentuales), seacrecentaron hasta alcanzar seis puntos. En otros casos,

por el contrario, las diferencias que se observaron en lasrespuestas crudas de hombres y mujeres se diluyen. Estaes la situación en capacidad de elección, en la cual ladiferencia, que era de cuatro puntos, desaparece por com-pleto. De hecho, aquí se observa el efecto contrario, lasdiferencias se maximizan cuando se analiza sólo a indi-viduos menores de 40 años de edad, estrato en el cual losporcentajes se separan por cinco puntos porcentuales.

Muy malo Malo Moderado Bueno Muy bueno

Mujeres Hombres

100 %80 %60 %40 %20 %0 %

1.3

1.5 39

25.6

1.626.1

2.26.6

5.34.4

1.4

0.9

B

C

A

D

E

B

C

A

D

E

34.3

24.1

74

2.78.6

0 % 20 % 40 % 60 % 80 % 100 %

28.1 0.9

8.6

Calificaciones otorgadas al grupo de viñetas* relacionadas con acceso a redes de apoyo social en individuos mayores de 60 años de edad. Encuesta Nacional de Evaluación del Desempeño, México 2002

FIGURA 1

* Las letras A a E se refieren a cada una de las cinco viñetas presentadas, siendo A la mejor situación descrita y E la peor de las situaciones.

Género y Saluden cifras

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DominiosTrato dignoAtención prontaComunicaciónAutonomíaConfidencialidadCapacidad de elecciónCondición de las comodidades básicasApoyo social

%Mujeres89.375.688.886.289.383.488.6- - -

%Hombres87.075.887.684.988.482.087.6- - -

%Mujeres87.082.188.883.487.077.086.785.2

%Hombres86.080.285.882.684.473.884.882.8

HospitalariaAmbulatoria

*Por porcentaje de aprobación se entiende que los individuos contestaron muy bueno o bueno.

CUADRO I

*Porcentajes de aprobación para el trato adecuado por tipo de atención y sexo. Encuesta Nacional de Evaluación del Desempeño, México 2002

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ViñetasUn análisis exhaustivo de las variables que se asocian a las expectativas de la gente mostróque la variable más fuertemente asociada a ellas fue el tipo de institución donde la gente seatendía, lo cual, a su vez, puede estar indicando que las experiencias previas determinan engran medida lo que los usuarios esperan de los servicios que se les brindan.9 Por ejemplo,el análisis de cómo influyen algunas variables en la probabilidad de responder en alguna delas categorías ordinales presentadas, muestra que los individuos más educados ubican suspuntos de corte (el nivel de desempeño en el que ellos deciden cambiar de una categoría ala siguiente) en un nivel más alto, lo mismo que sucede en el caso de los usuarios de servi-cios privados, cuando se compara con usuarios de la seguridad social. Por el contrario, losusuarios de los servicios de la Secretaría de Salud ubican sus puntos de corte en niveles másbajos que los usuarios del Instituto Mexicano del Seguro Social, quienes fueron usadoscomo categoría de referencia en este ejercicio.

En relación específicamente con el sexo de los usuarios, se observan sutiles diferencias entodos los dominios. Las diferencias más notables se detectan cuando se controla por edad.Si se analizan sólo usuarios de 60 años o más de edad, se observa que las mujeres calificanmejor que los hombres el mismo tipo de situaciones (figura 1). Por ejemplo, para lasituación específica descrita en la mejor viñeta de apoyo social,* el porcentaje de mujeresque calificó como muy buena esta situación (39%) es significativamente superior al por-centaje correspondiente en los hombres (34.3%). En el mismo sentido, las mujeres quecalificaron como muy buena (1.6%) la peor situación** descrita en la serie de viñetas es,nuevamente, mayor que en los hombres (0.9%).

Similar situación puede observarse en los dominios de comunicación y de trato digno. En losotros cinco dominios se observan diferencias, pero de menor magnitud.

Trato adecuado ajustado por expectativasLa evidencia de que la edad, el sexo, la escolaridad y el tipo de institución donde se recibela atención son variables que modifican las expectativas de la población y, por lo tanto,pueden provocar que las respuestas otorgadas de manera directa a las preguntas sobre tratose encuentren sesgadas, justifica la utilización de metodologías que permitan controlar estosfactores. Los análisis exploratorios realizados con otras variables no mostraron evidencia deque dichas variables, como el ingreso o el gasto per cápita, influyeran en las respuestas alas preguntas sobre trato. El cuadro II muestra los resultados (en una escala de 0 a 100) paracada uno de los dominios de trato adecuado después de incorporar la información obtenidacon las viñetas y de ajustar por edad, sexo, escolaridad y proveedor del servicio. El efectode estos ajustes puede observarse claramente en el dominio de comunicación, donde losporcentajes crudos presentaban diferencias significativas, y en las calificaciones ajustadasse ha diluido prácticamente por completo dicha diferencia. (ver cuadro II)

No obstante, para la mayor parte de las estimaciones, las mujeres siguen manteniendomejores calificaciones que los hombres, diferencia que es particularmente más marcada enel caso de la capacidad de elección. En sentido opuesto, las diferencias entre sexos en aten-ción pronta ambulatoria, en comunicación y en condiciones de las comodidades básicas, noson estadísticamente significativas.

En todos los casos la variabilidad de las calificaciones individuales es menor entre lasmujeres, lo cual indica que no sólo reciben un mejor trato, sino que las variaciones entre lasmujeres usuarias de servicios de salud son menores.

Interacción entre las variables asociadas a trato y percepciónCuando sólo se analiza a los habitantes de áreas rurales, las diferencias entre hombresy mujeres se hacen más pequeñas y sólo son significativas en el caso de confidencialidad ytrato digno. En el caso de las áreas metropolitanas, las diferencias son significativas en losmismos dos dominios, a los cuales se agrega el de autonomía. En todos los casos men-cionados las calificaciones son mejores entre las mujeres.

* Cuando René estuvo hospi-talizado pudo recibir visitasdurante todo el día. Cada vezque necesitó comunicarse consu familia, su trabajo o susamigos pudo hacerlo fácil-mente, ¿cómo calificaría laposibilidad de mantenerse encontacto con el mundo exteriormientras estuvo internado?(ENED 2002).

** Cuando Sergio estuvo en elhospital no pudo recibir visitasni regalos de sus familiares. Enel hospital no había teléfonos,de manera que no pudo tenernoticias del exterior, ¿cómocalificaría la facilidad pararecibir visitas de familiares yamigos? (ENED 2002).

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significativas, además de los dominios mencionados ante-riormente, en capacidad de elección y en atención pronta.

MaltratoLa frecuencia de reportes de maltrato es similar en hom-bres (2.8%) y mujeres (2.7%) en la atención ambulatoria.En la atención hospitalaria, en cambio, la frecuencia demaltrato es alrededor de 50% más alta en hombres que enmujeres (5.3% y 3.4%, respectivamente).

Del mismo modo, un análisis por diferentes grupos deedad muestra que las diferencias entre hombres y mujeresson consistentes, independientemente del grupo de edadestudiado, en los dominios de autonomía, trato digno yconfidencialidad.

Una situación ligeramente diferente se presentó cuando seanalizaron los resultados por condición de aseguramiento:en este caso, entre los usuarios que se atendieron enunidades de la seguridad social, se encontraron diferencias

Mujeres Hombres

Sexo 16%

Edad 16%

Falta de dinero 22%

Clase social 22%

Grupo étnico 7%

Tipo de enfermedad 10% Nacionalidad 4%

Sexo 22%

Edad 15%

Falta de dinero 25%

Clase social 20%

Grupo étnico 6%

Tipo de enfermedad 9% Nacionalidad 3%

Principales causas de maltrato, por sexo, en atención ambulatoria. Encuesta Nacional de Evaluación del Desempeño, México 2002

FIGURA 2

Género y Saluden cifras

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DominiosTrato dignoAtención prontaComunicaciónAutonomíaConfidencialidadCapacidad de elecciónCondición de las comodidades básicasApoyo social

%Mujeres82.2*70.282.4

68.2*69.1*60.282.2- - -

%Hombres80.9*69.982.3

67.5*68.1*59.881.8- - -

%Mujeres81.2*71.8*80.2

66.9*67.2*57.1*82.3

78.8*

%Hombres80.3*70.5*80.0

65.4*66.2*54.8*80.3

77.6*

HospitalariaAmbulatoria

*Diferencia estadísticamente significativa (p<0.05)‡ Las cifras se presentan en una escala continua de 0 a 100, con cifras ajustadas por edad, sexo, escolaridad y proveedor delservicio.

CUADRO II

Calificaciones ajustadas ‡ para los dominios de trato adecuado en ambos tipos de atención.Encuesta Nacional de Evaluación del Desempeño, México 2002

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Sin embargo, son notables las diferenciasen el tipo de causa de maltrato referidapor los individuos afectados. En ambossexos las principales causas de maltratoson de origen económico (falta de dineroo clase social), las cuales suman entre 39y 47%, dependiendo del sexo y el ámbitode atención, pero en las mujeres es másfrecuente el maltrato asociado precisa-mente con su propia condición de mujer.La figura 2 muestra estas diferencias en elcaso específico de la atención ambulatoria.

DiscusiónEl trato adecuado tiene un valorintrínseco: tratar adecuadamente a losusuarios de los servicios de salud impactadirectamente en el bienestar de éstos. Unsistema preocupado por los aspectos nomédicos de la interacción entre usuariosy proveedores genera una dinámica quecontribuye a mejorar la salud al favorecerque los usuarios “se abran” ante el médi-co y asimilen mejor la información sobresu salud. 5,10

Cuando se habla de trato no sólo esimportante el nivel promedio alcanzado;también es importante identificar lasposibles diferencias en el trato que sebrinda a diferentes tipos de usuarios. Nopuede asumirse que un sistema de saludbrinda un trato adecuado si se trata ade-cuadamente a algunos mientras que aotros se les humilla o se les hace esperarlargos minutos para ser atendidos.11

Tradicionalmente, la medición del tratobrindado por el sistema de salud se haefectuado a través de encuestas de satis-facción. Sin embargo, este tipo de evalua-ciones enfrenta diversas limitaciones. Porun lado, este concepto generalmente nose mide a través de un continuum quevaya desde completamente insatisfechohasta completamente satisfecho, lo quehace que las mediciones resulten en unadicotomía no siempre fácilmente explica-ble y que dificulta la calibración del nivelreal de calidad de los servicios.2 Por otrolado, la satisfacción del paciente es resul-tado no sólo de la interacción no médica,sino de todos los componentes que inter-vienen en la relación entre médicos yusuarios, y está fuertemente moduladapor las expectativas sobre lo que sucederáy sobre lo que debería suceder, las cuales,

a su vez, están relacionadas con el con-texto social y con las experiencias pre-vias en la utilización de servicios.4-6

Para controlar el efecto de las expectati-vas se ha sugerido el uso de pequeñashistorias que son presentadas a los entre-vistados, con el fin de que sean califi-cadas en la misma forma como evalúansu propia interacción con el sistema desalud.8 Un trabajo previo mostró que lavariable más fuertemente asociada a estasexpectativas es el lugar donde se atiende lagente; sin embargo, los resultados mostra-dos en este trabajo indican que tambiénexisten algunas diferencias en las expecta-tivas entre hombres y mujeres respecto aciertos dominios del trato adecuado:comunicación, trato digno, apoyo social.9

Estas diferencias deberían ser tomadassiempre en cuenta cuando se evalúa eltrato mediante auto-reporte. Sin embar-go, a pesar de estas diferencias en lasexpectativas, los resultados ajustadosmuestran que, efectivamente, las mujeresreciben, en términos generales, un mejortrato que los hombres. Es evidente quelos resultados mostrados en este trabajosólo se refieren a un estrecho margen detodo el fenómeno de la atención a losusuarios, sin embargo, pueden contribuiral aportar datos y evidencias para estu-dios que profundicen más en el tema.

Llama la atención el hecho de que losdominios donde las diferencias entrehombres y mujeres se mantienen signi-ficativas y constantes a favor de lasmujeres son aquellos más fuertementeasociados a derechos humanos básicos.12

Particularmente las diferencias son consis-tentes en el caso de la autonomía.Autonomía incorpora el concepto deempoderamiento. En ciertos ámbitos se haconsiderado el derecho a rehusar lostratamientos como un elemento necesariodel derecho individual a la auto determi-nación. No obstante, el derecho a rehusartratamiento no es absoluto y debe consi-derarse de manera conjunta con factorescomo el bienestar público y la competenciareal del paciente para tomar su decisión.2

Impulsar la autonomía de los usuarios delos servicios de salud implica cambiar deraíz el modelo predominante en la atenciónmédica, el cual suele ser el paternalista.13

Género y Saluden cifras

10

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Género y Saluden cifras

11

Aunque bajas, las cifras de maltrato pre-sentadas en este documento no son des-preciables. En sentido estricto no deberíaser admisible ni un sólo reporte de mal-trato. Uno de los reclamos más comunesentre los usuarios de los servicios desalud es el de “humanizar” el trato enéstos.14 Llama la atención la importanciaque tiene en el caso de las mujeres elmaltrato asociado a su propia condiciónde mujer. Esto tiene raíces, fundamental-mente, en una tradición social y educati-va que debería ser atendida precisamenteen esos ámbitos. Los maltratos más fre-cuentes, en términos generales, estánasociados a cuestiones económicas, lascuales en ocasiones también tienen raícesculturales, pero que pueden deberse aldiseño y estructura de los servicios desalud, en los cuales, a veces, el serviciopuede ser negado si no se es beneficiariode la seguridad social o si no se demues-tra la capacidad de pago.

Después de identificar cuál es lasituación del sistema de salud mexicanoen materia de trato, es necesario impulsarlas acciones que puedan corregir lasfallas detectadas. Tomando en cuenta elfuerte componente educativo involucra-do en los dominios que muestran desem-peños más deficientes, una estrategiapara corregir las fallas es impulsar unafuerte campaña de sensibilización entrelas nuevas generaciones de trabajadoresde la salud. Lograr mejorar el trato ofre-cido en los servicios de salud favorecerála utilización de éstos por quienes así lorequieran, mejorará el bienestar de lapoblación en general y es una muestra derespeto por los derechos fundamentalesde los usuarios.12

ANEXO 1Se presentan las cinco viñetas deldominio de acceso a redes de apoyosocial. Cada una de las viñetas debía sercalificada en la misma escala ordinal uti-lizada para evaluar el desempeño del sis-tema en el dominio correspondiente. Elsexo del personaje de la viñeta era ajusta-do para que empatara con el sexo delentrevistado. Se le pedía a cada uno delos entrevistados que asumiera que él seencontraba en la situación descrita parahacer una valoración más adecuada. Tal ycomo se aplicaron, las viñetas no están

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ordenadas, para no influir en las califica-ciones de los entrevistados.

1. Cuando Rubén estuvo ingresado en elhospital pudo recibir visitas durante todoel día. Cada vez que necesitó comuni-carse con su familia, su trabajo o susamigos, pudo hacerlo fácilmente, ¿cómocalificaría la posibilidad para recibir visi-tas de familiares y amigos?

2. La esposa de Juan dio a luz en el hos-pital, él pudo visitarla a cualquier hora dela mañana o de la tarde. Su esposa pudoestar en comunicación con su familia yamigos una vez al día, ¿cómo calificaríala posibilidad para recibir visitas defamiliares y amigos?

3. Cuando Paco estuvo ingresado en elhospital durante dos semanas, su familialo visitó cada día en el horario de latarde, pero durante el resto del día per-maneció solo. Tenía poca lectura o posi-bilidad de hacer algo. De vez en cuando,las enfermeras le traían un radio para quelo escuchara durante unas horas, ¿cómocalificaría la posibilidad de mantenerseen contacto con el mundo exterior mien-tras estuvo ingresado?

4. La esposa de Samuel sólo puede visi-tarlo en el hospital por las tardes, debidoa los horarios y porque tiene que cuidar asus hijos. En una ocasión llevó consigo asus hijos, y la enfermera, que estabaleyendo el periódico, dijo que ella no ibaa cuidarlos, por lo que Samuel recibiómenos visitas de su esposa, ¿cómo califi-caría la posibilidad para recibir visitas defamiliares y amigos?

5. Cuando José estuvo ingresado en elhospital no pudo tener visitas ni recibirregalos de sus amigos o familiares. En elhospital no había teléfonos, de maneraque no pudo tener noticias del exterior,¿cómo calificaría la posibilidad de man-tenerse en contacto con el mundo exteriormientras estuvo ingresado?

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en cifras12Género y Salud

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Género y Saluden cifras

13

La medición de las necesidades de salud se utiliza cadavez más como un componente esencial para definir laspolíticas de atención, garantizar la equidad en el acceso alos servicios médicos y evaluar las intervenciones ensalud dirigidas a los diferentes grupos poblacionales. Eldesarrollo de indicadores específicos para exploraralgunos aspectos de las necesidades,1,2 así como la evalua-ción de las respuestas de los sistemas de salud, es un fenó-meno reciente 3,4 y ha demostrado que la utilización de losservicios de salud puede variar de acuerdo con las condi-ciones del área estudiada, las características de lapoblación, al acceso a los servicios de salud y a las barrerasculturales y económicas para su utilización.5,6 Es por elloque reconocer que las áreas urbano marginadas del país seencuentran en condiciones muy particulares de riesgo ycon necesidades muy específicas de salud, resulta perti-nente y necesario en vista de la magnitud de la poblaciónasentada en esas áreas, su rápido crecimiento y la impor-tancia que tiene una población eminentemente joven,económicamente activa y con demandas de empleo, edu-cación y vivienda muy concretas. Adicionalmente, resultade particular interés explorar las necesidades de salud y elperfil de utilización de servicios de salud de las mujeresjefas del hogar en vista de su importancia como grupo enel contexto nacional y, en particular, en el escenario urbanomarginado.

La jefatura femeninaEl número de hogares mexicanos encabezados por unamujer como jefa de hogar se incrementó de 17.3% (1990)a 21.4% en 2002. De estas mujeres, 55 % son económica-mente activas y se encuentran entre los 25 a 49 años deedad.7 Entre los factores que contribuyen a la formaciónde hogares con jefatura femenina se encuentran: la mayoresperanza de vida al nacer de las mujeres lo cual ocasionaun número mayor de mujeres viudas; la emigración tem-poral masculina; la dinámica de la economía informal; lamayor participación de las mujeres en la economíarespecto a décadas anteriores; los bajos salarios, el desem-pleo particularmente en situaciones de extrema pobreza;el embarazo adolescente y no deseado, y el incremento enla incidencia de divorcios y separaciones.8 Las cifras nosindican que la participación de las mujeres mayores de 12años de edad en la economía se duplicó de 17.6% en 1970

a 36.4% en 2000.9,10 Un cambio importante asociado a estaparticipación creciente se dio en paralelo a los logros enel control reproductivo, ya que hoy en día, las mujeresentre 35 y 44 años de edad, con niveles de instrucciónmayor a secundaria, divorciadas o separadas y con 1 a 2hijos son las que tienen mayores tasas de participación.11

La evolución y rápido crecimiento de las tasas de jefaturafemenina de 1990 y 2002, de acuerdo con datos de laConferencia Económica para América Latina y el Caribe(CEPAL), muestran una tasa de crecimiento del orden de10 puntos porcentuales sobre el valor observado en 1990en 11 de los 16 países analizados.12 En vista de que lasdeterminantes no muestran señales de cambio, es deesperarse que la proporción de hogares dirigidos pormujeres aumentó tanto en las zonas urbanas como en lasrurales. Este rol debe distinguirse del que tiene la mujertrabajadora que contribuye al sustento familiar indistinta-mente de su rol como cónyuge o hija, ya que la mujer jefade hogar asume responsabilidades adicionales dentro yfuera del hogar, por lo que se encuentra expuesta a unadiversidad mayor de factores de riesgo que pueden afec-tar su salud y repercutir en la de su familia. Por un lado,llevan la carga de las labores domésticas junto con elcuidado y la educación de sus hijos y, por el otro, asumenla responsabilidad y el estrés físico y mental relacionadocon el trabajo fuera de casa. A las largas horas de trabajo,producto de la doble jornada, debe sumarse la carga de serlas responsables -no sólo contribuyentes- del sustentoglobal de su familia bajo presiones múltiples e ingresoscomparativamente menores a los recibidos por los hom-bres en ocupaciones similares.11,13,14

Si bien la literatura se concentra en los problemas de saludde la mujer trabajadora, casi siempre asociados a su vidareproductiva, son muy pocos los que abordan las necesi-dades y la utilización de los servicios de salud desde laperspectiva de la jefatura de la familia. En vista de que nose dispone de suficiente información que describa lascondiciones de salud de las mujeres que fungen comoresponsables de 4.6 millones de hogares mexicanos,muchos de los cuales son hogares pobres, aprovechamosla oportunidad de explorar y describir las necesidades desalud de las mujeres jefas del hogar incluidas en la

Laura P. Torres Arreola1, Héctor Gómez Dantés 1, Hortensia Reyes Morales1,Patricia Tomé1, José Luis Vázquez Martínez2

1 Unidad de Investigación en Epidemiología y Servicios de Salud, Coordinación de Investigación en Salud, Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS),México, DF, México

2 División Técnica de Información Estadística en Salud, Dirección de Prestaciones Médicas, IMSS, México, DF, México

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Encuesta sobre Necesidades de Salud en Areas UrbanoMarginadas del país. El presente trabajo tiene comopropósito describir las diferencias en la utilización de losservicios de salud de las mujeres jefas del hogar en vistade que son mujeres que pudieran estar en condiciones demayor riesgo y vulnerabilidad que las que no tienen bajosu responsabilidad la jefatura del hogar.

Características de la encuesta de necesidadesde salud en población urbano marginadaLa Encuesta sobre Necesidades de Salud en Áreas UrbanoMarginadas (ENESAUM-2003) realizada por el InstitutoMexicano del Seguro Social (IMSS) en 2003, tuvo comoobjetivo evaluar las necesidades de salud de las familiasresidentes en zonas urbano marginadas de México, para locual se llevó a cabo una encuesta en 15 áreas urbano mar-ginadas ubicadas en cinco regiones: norte, sur, sureste,centro y Ciudad de México. De cada región se selec-cionaron aleatoriamente tres ciudades, una de cada estra-to, definidos por el número de habitantes: estrato 1:menores de 100 000 habitantes, estrato 2: entre 100 000 y500 000 habitantes y el estrato 3: más de 500 000 habi-tantes. En la Ciudad de México los estratos estuvieronconstituidos por las delegaciones políticas de acuerdo consu número de habitantes. Al interior de cada ciudad sedefinieron las colonias y/o barrios marginados, con baseen la ausencia mayoritaria de al menos uno de los siguientesindicadores: pavimento, drenaje, luz y agua potable. La

confirmación visual de las áreas garantizó que las condi-ciones de la vivienda cumplieran con los requisitos demarginación.

La jefatura del hogar se definió a partir de la entrevistacon el o la responsable de la familia y por medio de la pre-gunta directa sobre quién era el jefe de la familia recono-cido como tal por los miembros del hogar. En vista de quela encuesta omitió la obtención de información sobreingreso de cada uno de los integrantes de la familia no sepuede construir la jefatura de la familia como responsabili-dad económica, como tampoco definir el nivel de depen-dencia al no identificar la contribución de los miembrosde la familia al sustento de la misma. La información seobtuvo de un cuestionario que exploró la estructura familiar,las características de la vivienda, los riesgos familiares y losdaños a la salud para los diferentes grupos de edad, (niñosmenores de 10 años de edad, adolescentes entre 10 y 19años, mujeres y hombres entre 20 y 59 años y adultosmayores de 60 años), y un cuestionario dirigido a la evalua-ción de la depresión en sujetos mayores de 11 años deedad. Para medir la utilización de servicios de salud seincluyeron las variables relacionadas con utilización deservicios preventivos, atención ambulatoria y de hospi-talización. En esta parte se incluyó información sobre elacceso a los servicios, las barreras para la atención y lapercepción de la atención recibida. (Cuadro I).

CUADRO I

Estructura de la Encuesta sobre Necesidades en Salud en Areas Urbano Marginadas, realizada a los integrantes de la familia marginada, por grupos de edad y sexo. Instituto Mexicano del Seguro Social, 2003.

Dominio

Encuesta del hogar

Salud positiva

Nutrición

Salud reproductiva

Daños

Salud mental

Utilización de servicios

Estructura familiar, condiciones de vivienda, datos sociodemográficos

Vacunas, redes de apoyo y

percepción delestado de salud

Infecciones respiratorias agudas,enfermedades diarreicas; accidentes.

déficit sensorial y del lenguaje

Percepción del estado de salud

Estado nutricio (índice de masa corporal)

Patrones reproductivos, planificación familiar y ETS. Mujeres: atención prenatal. Climaterio y menopausia

Lesiones, accidentes, violencia, diabetes, hipertensión arterial, Enfermedades crónicas, tuberculosis y discapacidad

Adicciones (alcohol, tabaco, drogas duras y controladas) y depresión

Percepción de la atención, acceso y barreras para la utilización de servicios preventivos, ambulatorios y hospitalarios

Inmunizaciones

Lactancia,ablactación y

estado nutricio

Menores de 1 año de edad

1 a 9 años de edad

Adolescentes10 a 19 años

de edad

Adultosmayores de 60 años de edad

Hombres20 a 59

años de edad

Mujeres20 a 59

años de edad

Género y Saluden cifras

14

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Género y Saluden cifras

15

CUADRO II

Características sociodemográficas de las Mujeres jefas y no jefas de familia.Encuesta de Necesidades de Salud en Areas Urbano Marginadas.

Instituto Mexicano del Seguro Social, 2003.

Variable Mujeres jefas delhogar

> 15 años de edad

Mujeres no jefas delhogar

> 15 años de edad

NúmeroEdad15 a 19 años20 a 59 años60 años y más

Estado civilCasadaSolteraMadre solteraUnión libreViudaDivorciada / separada

Tipo de familiaUnipersonalExtensa compuestaNuclear monoparentalNuclear biparental con hijosNuclear biparental sin hijos

EscolaridadNingunaPrimaria incompletaPrimaria completaSecundariaPreparatoriaSuperior

OcupaciónAma de casaCampoServiciosObreraEmpleadaComercianteProfesionistaEstudianteDesempleadaJubilada / pensionadaTécnicaOtras

No.1378

201092

2661378

169116258103331394

1371

261310759

3513

1378

304291427216

9540

1373

6228

19168

227134

317

2222

135

1368

%.100

1.579.219.3100

12.38.5

18.87.5

24.128.7100

18.922.555.1

2.50.9100

22.121.231.115.7

6.92.9100

45.50.6

14.05.0

16.69.82.30.51.61.60.12.6100

No.4671

1954297

1794671

309434

71508

34

4650

0906

03246

5194671

549764

15951255

383107

4653

389618

14075

248130

6615

916

622

4641

%100

4.292.0

3.8100

66.50.70.2

32.40.10.1100

019.4

069.511.1100

11.816.434.327.0

8.22.3100

83.90.43.01.65.32.81.40.30.20.30.10.5100

Para el caso concreto de este trabajo sepresentan los resultados preliminaressobre los patrones de utilización de servi-cios de salud por parte de las mujeres quefungen como jefas del hogar en las áreasurbano marginadas y sus comparativoscon las mujeres no jefas del hogar (ocu-padas y no ocupadas).

Resultados Características sociodemográficas De los 6 190 hogares encuestados, 22.3 %de las mujeres mayores de 15 años deedad entrevistadas se reconoció como jefadel hogar donde vivía, en comparacióncon 77.7% de los hombres mayores de 15años de edad entrevistados, que se identi-ficaron como jefes del hogar. Entre lascaracterísticas que destacan de las jefasdel hogar es que 19.3% de ellas sonmujeres mayores de 60 años de edad, encomparación con las que no tienen a sucargo la jefatura del hogar (3.8%). El esta-do civil nos dice que una mayor propor-ción de las jefas de hogar son viudas(24.1%) o divorciadas (28.7%), en com-paración con las mujeres no jefas, 0.1% y0.1%, respectivamente. La ocurrencia demadres solteras en las jefas de hogar es de18.8%, mientras que en los hogares conjefe de familia fue de 0.2%. En cuanto altipo de familia, las jefas de familia vivenen familias nucleares monoparentales(55.1%) y unipersonales (18.9%), a dife-rencia de las mujeres no jefas del hogarque viven en familias nuclearesbiparentales con hijos (69.5%) y extensascompuestas (19.4%). Destaca el hallazgode que 18.9% de las jefas de familia vivansolas (hogares unipersonales) (Cuadro II).

En vista de que las jefas de familia son demayor edad, encontramos que 22.1% delas jefas del hogar no cursaron la primariao no la terminaron (21.2%), en compara-ción con las no jefas del hogar, 11.8% y16.4%, respectivamente. Una menor pro-porción de las jefas de hogar alcanzó laeducación media (6.9%) y superior(2.9%), comparadas con las no jefas(8.2% y 2.3%, respectivamente). En loreferente a su ocupación, encontramos que45.5% de las jefas del hogar se identificacomo ama de casa. Este perfil de ocu-pación difiere del de las mujeres no jefasdel hogar, ya que 83.9% de ellas se dedicaal hogar. (Cuadro II).

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Género y Saluden cifras

16

Uso de servicios preventivosLa información vinculada con los aspectosde protección a la salud en las mujeres nospermite explorar las áreas de salud repro-ductiva, planificación familiar y detecciónoportuna de cáncer cérvico uterino y delde mama. En general, 93.1% de las jefasdel hogar ya tuvieron experiencia repro-ductiva aunque no todas continúen conuna vida sexual activa (40.9%). En térmi-nos de su paridad, las jefas tienden a tenermás hijos que las mujeres que no son jefasdel hogar en vista de las diferencias en laestructura por edad aunque la utilizaciónde métodos de planificación familiar esmuy semejante en ambos grupos demujeres (71%). Las jefas del hogarrefieren el uso de métodos definitivos conmayor frecuencia (57.1%) que las no jefas(43.5%) en quienes predominan tambiénlos métodos temporales. La prevalencia deinfecciones de transmisión sexual (ITS)fue muy parecida en ambos grupos(Cuadro III).

Dentro de los programas de detecciónoportuna encontramos diferencias encuanto a la frecuencia de la realizacióndel Papanicolaou como prueba detamizaje para el cáncer cervical, ya que59.4% de las jefas del hogar la reportócomo realizada en el último año, en com-paración con 64.9% de las mujeres nojefas en quienes, además, resultó positivaen una proporción similar (4.7%) que enlas jefas del hogar (4.3%). (Cuadro IV).Sin embargo, la atención y el tratamientofue significativamente más frecuente(85.5%) en las mujeres no jefas que enlas jefas del hogar (75%). La detecciónde otra importante patología femenina, elcáncer de mama, se realiza en menor pro-porción en las jefas de hogar (23.7%) queen las no jefas (27.3%); su positividad esmuy parecida (1.9% y 2.2%, respectiva-mente) y de nueva cuenta las jefas delhogar reciben tratamiento en menos oca-siones que las mujeres no jefas (40% vs77.3%).

Utilización de servicios ambu-latorios y de hospitalizaciónLas diferencias señaladas en cuanto a losaspectos reproductivos se manifiestan enmagnitud variable cuando se explora lautilización de servicios de salud en elámbito ambulatorio y hospitalario.

CUADRO III

Utilización de los servicios de salud reproductiva y planificación familiar. Encuesta de Necesidades de Salud en Areas Urbano Marginadas.

Instituto Mexicano del Seguro Social, 2003

Variable Mujeres no jefas delhogar 15 a 59 años

de edad

PPF : Planificación familiarVSA : Vida sexual activaOTB : Oclusión tubo ováricaDIU : Dispositivo intrauterino

No.1104

1028

15141030111847

1027

451

320

1824

13156813110

13319

44215

No.1886

1558

28771539711643

1558

1465

1042

4536

7971

2328771

340

1042

26717

%.100

82.6

18.445.925.5

7.42.8100

77.7

71.1

43.50.67.66.8

22.38.36.80.33.8

0.13.70.9

%.100

93.1

14.739.929.311.54.6100

40.9

71.0

57.11.34.14.7

21.34.13.40.04.1

0.43.81.4

Antecedente de embarazoSíParidad12 a 34 a 6 7 a 9>10

Actualmente con vida sexual activaSíUso de método de PPFen mujeres con VSASíTipo de métodos de PPFOTBVasectomiaOralesInyectablesDIUCondónRitmoCoitos interrumptusOtros

Prevalencias de:SífilisGonorreaVerrugas

Mujeres jefas delhogar 15 a 59 años de edad

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Género y Saluden cifras

17

En primer lugar, resalta la derechohabiencia institucional, ya que 31% delas jefas del hogar son aseguradas por el IMSS; 57.3% no tiene ningunaseguridad social y las otras instituciones gubernamentales son responsa-bles de 1.7%. El uso de servicios médicos privados fue muy bajo (1.5%)(Cuadro V). En el caso de las mujeres no jefas del hogar la pertenenciaal IMSS fue discretamente mayor (36.4%).

El uso de servicios ambulatorios es muy similar entre las mujeres jefas delhogar (40.9%) que en las no jefas (40%). Los motivos por los que lasjefas del hogar recurren más a los servicios de salud son la diabetes melli-tus y la hipertensión arterial debido a la estructura por edad más enveje-cida. Una situación de desventaja para las jefas del hogar es que se lescobra la atención más (42.1%) que a sus contrapartes mujeres (35.5%).

En cuanto a la utilización de servicios hospitalarios, las mujeres, indistin-tamente de su condición de jefatura (7.7%) o estado conyugal (6.4%), losutilizan en igual proporción. Las jefas del hogar pagan por los servicioscon mayor frecuencia (36.8% ) que sus contrapartes mujeres (26.7%).Losmotivos por los cuales demandan servicios difieren entre los dos grupos.Las mujeres jefas del hogar acuden por parto, cesárea y problemas delembarazo (30.8%), enfermedad (20.2%) y cirugía (17.3%) mientras quelas no jefas, siendo mas jóvenes, demandan servicios de hospitalizaciónpor parto, cesárea y problemas del embarazo en una mayor proporción(49.8%).

Adicional al perfil de salud descrito se incluyó información sobre la mag-nitud de la discapacidad en esta población. La discapacidad registradamuestra prevalencias similares (3%) en hombres y mujeres jefes del hogary un poco mayor en las mujeres que no son jefas del hogar (4.1%). Estosresultados son un poco superiores a los reportados por la EncuestaNacional de Salud 2000 para la población en general (2.5%).15

CUADRO IV

Utilización de programas preventivos. Encuesta de Necesidades de Salud en AreasUrbano Marginadas. Instituto Mexicano del Seguro Social, 2003.

Variable Mujeres jefas delhogar 15 a 59 años de edad

Detección de cáncercervicouterinoSíPositivoTratamiento

Detección de cáncer demamaSíPositivoTratamiento

No.1089

6472821

1089

25852

%.100

64.94.7

85.5

100

27.32.2

77.3

No.3601

233811094

3601

9832217

%.100

59.44.3

75.0

100

23.71.9

40.0

Mujeres no jefas delhogar 15 a 59 años

de edad

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9 Secretaría de Salud. DirecciónGeneral de Estadística. CensoNacional de Población 1970. MéxicoDF; 1972.

10 Instituto Nacional de Estadística,Geografía e Informática - Secretaríadel Trabajo y Previsión Social.Encuesta Nacional de Empleo 2000.Aguascalientes: INEGI; 2001.

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CUADRO V

Utilización de servicios de salud ambulatorios y de hospitalización. Encuesta de Necesidades de Salud en Areas Urbano Marginadas.

Instituto Mexicano del Seguro Social, 2003.

Variable Mujeres jefas delhogar

> 15 años de edad

Mujeres no jefas dehogar

> 15 años de edad

Institución de pertenenciaIMSSOtra gubernamentalPrivadaSSAOtras

Solicitó atención ambulatoriaSíPrincipal motivo de consultaDiarreasIRADiabetes mellitusHipertensión arterialLesiones por accidentes y/o agresión VacunaciónPPFCuidado del embarazoDetección PapanicolaouAtención dentalPláticas educaciónOtros

Pago por la atenciónSíEstuvo hospitalizadaSíPrincipal motivo CirugíaEnfermedadLesiones / accidentesPartoCesáreaProblemas del embarazoOtro

Pagó por hospitalizaciónSíPresencia de alguna discapacidadSíPercepción del estado de saludBueno y muy buenoRegularMalo y muy malo

No.

4259821

78542

1371

561

958676417

48

2646

71

254561

236

106

1821

522

82

28104

39

41

652560160

1372

No.

1694299

692458

1354655

1864

36212

93109

3727

122179242

226

7741859

660

300

4939

4114201558

299

80

193

26281764

2644656

%

36.46.41.5

52.82.9100

40.0

1.911.45.05.92.01.56.69.6

13.01.20.3

41.6100

35.5

6.4

16.413.0

1.338.1

6.75.0

19.4100

26.7

4.1

56.537.9

5.7100

%

31.07.11.5

57.33.1100

40.9

1.610.311.911.43.00.71.44.68.21.20.2

45.3100

42.1

7.7

17.320.2

4.821.2

7.71.9

26.9100

36.8

3.0

50.741.9

7.4100

11 Instituto Nacional de Estadística,Geografía e Informática - Secretaríadel Trabajo y Previsión Social.Encuesta Nacional de Empleo 2001.Aguascalientes: INEGI; 2002.

12 Conferencia Económica paraAmérica Latina y El Caribe. Pobrezay desigualdad desde una perspectivade género. En: Panorama Social deAmérica Latina 2002-2003. CapítuloIII. Santiago de Chile: CEPAL;2004: 3-37.

13 Acosta-Díaz F. Hogares con jefasmujeres y bienestar familiar enMéxico. En: Schmuckler B. (coordi-nadora). Familias y relaciones degénero en transformación. Cambiostrascendentales en América Latina yel Caribe. México, DF: PopulationCouncil / Edamex; 1998:151-207.

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16 Launer LJ, Villa J, Kestler E, DeOnis M. The effect of maternal workon fetal growth and duration of pregnancy. A prospective study. Br.J. Obstet Guinaecol 1990;97:62-70.

17 Savitz DA, Whelan EA, RowlandAS, Kleckner RC. Maternal employ-ment and reproductive risk factors.AM J Epidemiol 1990; 132:933-945.

18 Aquino EM, Menezes GM,Marinho LFB. Women, health andlabor in Brazil: Challenges for newaction. Cad Saúde Publica 1995;11(2):281-290.

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En cuanto a la percepción global del esta-do de salud la encuesta nos muestra quelas jefas del hogar se perciben en nivelesde salud más pobres (regular, malo y muymalo) que las mujeres no jefas del hogar(49.3% vs 43.6%). En ambos casos, lasmujeres tienen una percepción menossaludable que los hombres jefes del hogar(37.2%).

Reflexiones finalesLos resultados preliminares de la encues-ta nos señalan una proporción (22.3%) demujeres jefas de familia en las áreasurbano marginadas muy similar a loreportado por otras encuestas de carácternacional (21.4%) no obstante que ladefinición operativa de jefatura del hogarno identifica de forma precisa al respon-sable económico de la familia. En estesentido, puede ser que los resultados noshablen de una concepción muy particularde la jefatura del hogar en estas áreas y deahí que una de cada cinco mujeres jefesde familia sea adulta mayor, que pre-dominen las mujeres viudas y divorcia-das, las madres solteras; que una mayorproporción de ellas estén jubiladas o pen-sionadas, tengan menores niveles deescolaridad y se ubiquen preferentementeen familias nucleares monoparentales. Deacuerdo con el Censo General dePoblación y Vivienda (INEGI 2000), enMéxico existen 3.6 millones de hogaresmonoparentales y 81.7% de éstos sondirigidos por mujeres.

Por otro lado, se reconoce que 90% de loshogares que se atribuyen jefatura femeninano tienen cónyuge y sólo en el 13% de losque refieren jefatura masculina están enesta situación.13 En nuestro caso, cerca de70% de los hogares con jefatura femeninano cuentan con cónyuge. Estos resultadosnos hablan de una proporción importantede hogares encabezados por mujeres solasy que tienen mayores problemas pues laobtención de recursos para la manutenciónde los integrantes de su familia es muchomás complicada para las jefas de hogar, encomparación con los hombres jefes delhogar que son más jóvenes, están casados,tienen mejores condiciones de empleo yeducación y viven en familias nuclearesbiparentales.

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En relación con las condiciones de salud,la información existente sobre la salud delas mujeres jefas de hogar no es específi-ca, dado que los estudios realizados sehan enfocado a conocer cómo se encuen-tra la salud de las mujeres trabajadorasprivilegiando el análisis de su funciónreproductiva.15-19 Es importante, por lotanto, considerar que el estudio sobre lascondiciones de salud de la mujer traba-jadora debe ir más allá de la funciónreproductiva, dado que ésta asume rolesque influyen de manera directa sobres suscondiciones de salud. La gama de servi-cios y enfermedades reportadas, el cobromás frecuente de la atención, la menorderechohabiencia a la seguridad social yla menor atención de sus necesidades desalud refleja las condiciones de desventajade las mujeres jefas de hogar. La carenciade seguridad social y la problemática desalud detectada es una condición queobliga a las mujeres a buscar otras alter-nativas de atención y quizás de ello sederive la demanda del programa deSeguro Popular, que en su mayoría cuen-ta con mujeres jefas del hogar.

En el caso de los programas preventivosdestaca que las coberturas y la positivi-dad de las detecciones de problemascomo los cánceres de mama y cervicalsea muy similar para ambos grupos demujeres y que, sin embargo, sean lasjefas del hogar las que menos tratamien-to reciben. Esta desventaja sugiere que enel momento de distribuir los recursos alinterior de la familia, las jefas del hogarsacrifican el tratamiento de sus condi-ciones de salud para proteger a su núcleofamiliar al contrario de lo que sucede conel resto de las mujeres donde una mayorproporción recibe tratamiento. Aunado alo anterior, las jefas del hogar tienen quepagar por la atención con mayor frecuen-cia. Esto se puede deber a que la uti-lización de los servicios de salud públi-cos lo aprovechan mejor las mujeresamas de casa a diferencia de las jefas defamilia quienes por su jornada de trabajonecesitan acudir a los servicios privadosque no tienen horarios tan restrictivos.

La autopercepción menos favorable de suestado de salud de las jefas de familiamarca diferencias con las mujeres nojefas y, posiblemente, se deba a la mayor

responsabilidad ejercida por el rol dejefas junto al menoscabo real de suscondiciones de salud vinculadas a sumayor edad. En el contexto urbano mar-ginado, esta inequidad en la atención y elpago por los servicios se multiplica dadaslas condiciones de desventaja para lasfamilias bajo una jefatura femenina ya depor sí difíciles en un contexto de mar-ginación.

Los resultados nos demuestran que lajefatura del hogar en la mujer la colocaen una situación de inequidad respecto ala utilización y acceso a los servicios desalud. A edades mayores, sin pareja obuenos empleos, enfermas, la condiciónde marginación descubre un escenario dealta vulnerabilidad social y destaca losriesgos bajo los cuales viven las mujeresresponsables de las familias. Los resulta-dos de esta encuesta deben contribuir a lapropuesta de programas de atencióndirigidos a las mujeres y, en particular, alas necesidades concretas de las jefas dehogar en las áreas urbano marginadas, asícomo a establecer políticas que permitanerradicar las barreras para la incorpo-ración de las mujeres al mercado de tra-bajo en condiciones de igualdad yequidad con los hombres.

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IntroducciónLa investigación multidisciplinaria en elámbito académico es fundamental en losesfuerzos que se llevan a cabo para pre-venir y erradicar la violencia domésticaen contra de las mujeres por parte de susparejas varones, ya que éste es el mediomás efectivo para llegar a una compren-sión integral del problema. En México, elestudio sobre violencia conyugal es relati-vamente reciente y sus orígenes datan definales de los años setenta del siglo XX.Hasta ahora se han logrado grandesavances, sin embargo, aún se requiere deuna mayor generación de conocimientoque establezca las condiciones quefavorecen o no el surgimiento de la vio-lencia.

Actualmente es reconocida la complejidadde este tipo de violencia; es por ello quecada vez se hace más evidente la necesi-dad de analizarla desde una perspectivaamplia y dinámica que incluya en su estu-dio a todos los actores sociales que inter-vienen en ella. Sin embargo, hasta ahora,la mayor parte de las investigaciones hantomado únicamente a las mujeres comopoblación objeto de estudio. Siendo queson precisamente los varones quienesejercen en la mayoría de los casos la vio-lencia, el hecho de no incorporar su puntode vista resulta contradictorio.

Por este antecedente se decidió realizaruna encuesta con varones trabajadoresen fábricas de la Ciudad de México en elaño 2002. Este trabajo presenta algunosde los principales hallazgos. Cabe señalarque la encuesta forma parte de un proyec-to de investigación más amplio, el cualutiliza distintas fuentes de información yhace uso de diversas metodologías paraidentificar los elementos principales quese encuentran relacionados con la vio-lencia física perpetrada en contra de lasmujeres por parte de sus parejas varones.

Material y métodosUn total de 500 entrevistas “cara a cara”fueron llevadas a cabo con varones quetuvieran entre 20 y 40 años de edad, ycon al menos un año de vivir con su parejaactual. La encuesta no cuenta con repre-sentatividad a larga escala, pero se con-sideró que 500 era una muestra suficien-temente grande para con ella poderexplorar variables que pudieran estarestadísticamente asociadas a la violenciafísica en la pareja. La informaciónobtenida proveé básicamente informa-ción descriptiva, generalizable numéri-camente para la población en estudio.

La investigación se realizó en tres lugaresde trabajo en la Ciudad de México. Todosellos contaban en su mayoría con per-sonal masculino en edades reproductivas,pertenecientes a clase social entre mediabaja y baja. En general, los entrevistados

Juan Manuel Contreras Urbina. Candidato a doctor por la LondonSchool of Hygiene and Tropical Medicine,

University of London.

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cumplen con el perfil del prototipo de varón que vive enla Ciudad de México, por lo cual es muy factible suponerque sus comportamientos presentan grandes similitudescon los patrones de comportamiento de la mayor parte delos varones que viven en la capital mexicana. Sin embar-go, una limitante del estudio es que deja afuera a sectoresespecíficos de la población que podrían distinguirse porpresentar comportamientos particulares que repercuten enel ejercicio de la violencia. Por ejemplo, por un ladodestacan, entre otros, los desempleados, los encarcelados yaquellos que se encuentran realizando actividades ilícitaso de naturaleza violenta. Estos varones representan unaminoría, sin embargo, es muy probable que quienespertenecen a estos grupos sean los que presenten los casosde violencia más severa. Y por otro lado, se omite aempresarios o directivos quienes posiblemente muestrenlos niveles de violencia física más bajos, dado que endiversos estudios anteriores llevados a cabo en México1,2

se ha observado que a mayor nivel socio-económico corres-ponden menores índices de violencia contra la pareja. Espor ello que se considera que el presente estudio se enfo-ca en mayor medida a un tipo de violencia más “ordina-ria” que es ejercida por el hombre “común” en México.

Por otro lado, cabe señalar que los participantes fueronelegidos aleatoriamente y las entrevistas se efectuaron encompleta privacidad, con la previa aceptación del entrevis-tado de contestar las preguntas de manera voluntaria. Cadaparticipante fue ampliamente informado sobre el estudio,el cual fue presentado como una investigación sobre saludy familia en general. Experiencias previas de investi-gación en estos temas sugieren que una encuesta de estanaturaleza no debe ser conocida específicamente comoun estudio de violencia, debido a que esto podría causarun alto nivel de rechazo entre los participantes, además deque pudieran sentirse juzgados y alterados lo cual fue evi-tado en todo momento. Finalmente, se les aseguró confi-dencialidad, anonimato y que el estudio era totalmenteindependiente de su trabajo, por lo cual su participaciónno afectaba de ninguna manera su condición laboral.

El cuestionario incluyó, entre otras, las siguientes temáti-cas: características socio-demográficas del entrevistado,aspectos sobre la dinámica conyugal y situaciones de vio-lencia física en la pareja. Respecto a las preguntas rela-cionadas con violencia, se evitó utilizar términos como“abuso” o “violencia”, ya que así ha sido recomendadopor diversos autores que han hecho investigaciones sobreeste tema.3 Específicamente, para averiguar sobre violen-cia, se utilizó el término de uso de fuerza física y, además,se fue preguntando por eventos concretos de violenciafísica que van desde empujones hasta el uso de armas. Eldiseño de esta parte de la encuesta tuvo como base laampliamente utilizada Conflict Tactics Scale.4,5 Es impor-tante aclarar que las preguntas se formularon en términosde que si ellos y sus parejas habían estado involucrados enestos eventos. Preguntarles directamente como si ellos

fueran los principales responsables de la situación podríagenerar que adoptaran una actitud defensiva y negar elevento o, al menos, sería más difícil el reconocimiento deéste. Se está consciente de que existe la posibilidad de serla mujer la única agresora; sin embargo, son pocas lassituaciones de violencia que presentan este patrón.

Características socio-demográficas de los entre-vistadosLa edad media de los entrevistados fue de 30.8 años. Susparejas tienden a ser un poco más jóvenes; la edad mediade ellas fue 28.3. Más de la mitad llevan al menos seisaños de unión con su actual compañera. El 8.6% no tienehijos, casi 40% tiene uno, 33% dos y 18.6% tres o más.Prácticamente 1 de cada 4 se encuentra viviendo en uniónlibre; 40.8% ha estudiado al menos un año de secundaria,46.6% al menos uno de preparatoria y 12.6% tiene estu-dios únicamente de primaria.* En promedio, la escolaridadde las parejas es ligeramente menor a la de ellos. A su vez,el nivel de ocupación de los entrevistados en su mayoríafue medio (66.6%), alrededor de 23% tuvo ocupación denivel bajo y solamente 10.8% tuvo una ocupación conside-rada de nivel alto.**

Niveles de violencia física Se encontró que 33.8% de los entrevistados (n=169),declaró haber estado involucrado, al menos una vez, enactos de violencia física con su actual pareja. La preva-lencia encontrada para los últimos 12 meses fue de 12.2%(n=61), es decir, poco más de 1 de cada 10 dijo haber par-ticipado en violencia física en el último año. Destaca queestos números son muy similares a los de estudios especí-ficos y a encuestas a escala nacional2,6-9 lo cual resulta bas-tante significativo, ya que en este caso provienen derespuestas de varones.

De acuerdo con los entrevistados, la mayoría de las situa-ciones de violencia física correspondían a empujones,sacudidas, pellizcos y cachetadas. Pocos fueron los casos(alrededor de 7% respecto al total general) en los cuales,además, también hubo mordidas, jalones de cabello,golpes con puño, patadas o torceduras de brazo. Del totalde los que han ejercido violencia, únicamente 7% aceptóque los eventos habían ocurrido muchas veces; el restodijo que pocas veces o sólamente en una ocasión.

¿Cuándo se presenta la violencia con mayor frecuencia?Un primer acercamiento al estudio de la violencia esexplorar en qué etapa del ciclo de vida ocurren con mayorfrecuencia las agresiones. Las gráficas 1, 2 y 3 presentanel porcentaje de varones que han estado involucrados enviolencia física en los últimos 12 meses, de acuerdo con laedad, el tiempo de unión y el número de hijos, respectiva-mente. La gráfica 1 muestra que el mayor porcentaje deindividuos involucrados en violencia física está entre los

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más jóvenes, y este porcentaje disminuyeconforme la edad aumenta. En la gráfica2 se aprecia que aquellos que únicamentehan estado un año viviendo juntos tienenel porcentaje más alto de violentos, ydicho porcentaje también va disminuyendoen relación con el incremento del tiempo

* La distribución del nivel de escola-ridad resultó ligeramente más alta a laregistrada para los varones en laCiudad de México. De acuerdo con elXII Censo General de Población yVivienda, 2000 (INEGI, 2001), en elDistrito Federal 23.7% de los varonescuentan con primaria, 28.5% consecundaria y 47.8% con preparatoriay más.

** Todos los trabajadores con unaocupación “manual” fueron conside-rados en el nivel “bajo” y “medio”.Los trabajadores ubicados en la cate-goría “alto” ocupan puestos conside-rados “no manuales”, es decir, comosupervisores, oficinistas, etcétera. Ladiferencia entre “bajo” y “medio” sehizo de acuerdo con los rangosjerárquicos utilizados por las mismasfábricas. Por ejemplo, el personal delimpieza, los cargadores, bodegueros,etcétera. se consideró que ocupanpuestos de nivel “bajo”; mientras quelos choferes, mecánicos, operadores,etcétera fueron categorizados en“medio”.

de unión de la pareja. A su vez, la gráfica3 muestra que el porcentaje de violentoses alto cuando la pareja aún no ha tenidohijos, alcanza su climax cuando la parejatiene al primer hijo y después disminuyepaulatinamente a partir del segundo.

Porce

ntaje

20.0

18.0

16.0

14.0

12.0

10.08.0

6.04.0

2.0

0.0

20-24 25-29 30-34 35 y más

Años de edad

Porcentaje de varones involucrados en violencia física contra su pareja actual en los últimos 12 meses, según su edad. Ciudad de México, 2002

GRÁFICA 1

Porcentaje de varones involucrados en violencia física contra su pareja actual en los últimos 12 meses según el número de años de unión. Ciudad de México, 2002

GRÁFICA 2

Años de unión

Porce

ntaje

1

20.0

2 a 3 4 a 5 6 y más

18.0

16.014.0

12.010.0

8.06.0

4.02.0

0.0

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Estos resultados sugieren que el inicio de la relación es laetapa de mayor riesgo de ejercer violencia y, más aún, conla llegada del primer hijo; es una etapa de tensión en dondese presenta la necesidad de adaptarse a nuevas exigenciasy de asumir nuevas responsabilidades. Aparentemente sonlos jóvenes los que tienen más dificultades a estaadaptación o tienen menos recursos para enfrentar los con-flictos que se van presentando. Diversas investiga-ciones1,2,10 identifican que los índices más altos de violen-cia se encuentran entre las parejas más jóvenes.

Al analizar el momento en el que se encontraba la relaciónen el instante del primer evento se observó que de losvarones que han ejercido al menos una vez violencia 8%señaló que fue durante el noviazgo cuando ocurrió laprimera agresión, mientras que 40% dijeron que fuedurante el primer año de la unión; es decir, prácticamentela mitad de los involucrados ejercieron violencia físicadesde los comienzos de su relación. En términos demográ-ficos resalta que en un corto periodo de tiempo se concen-tra gran parte de este problema. Los resultados tambiénarrojaron que 1 de cada 2 varones que ejercieron violenciafísica declararon que la primera vez que ocurrió el inci-dente aún no tenían hijos, mientras que 1 de cada 4 dijoque esto ocurrió cuando ella estaba embarazada.

MotivosRespecto al por qué de la violencia, el tema de los celossalió a relucir como la razón principal por la cual los indi-viduos agreden a sus parejas. Cuando se les preguntó

directamente cuál había sido la principal causa del con-flicto que desembocó por primera vez en violencia, 1 decada 4 mencionó que habían sido problemas por celos,siendo éste el motivo que obtuvo la proporción mayor. Asu vez, se les preguntó que en qué situaciones los varonestenían derecho de pegar a sus parejas, y se planteaban seiscircunstancias diferentes: dos, relacionadas con el com-portamiento de la pareja en las labores del hogar; una, conel rechazo de ella a tener relaciones sexuales; una, con loscelos de ella, y otras dos, con los celos de él. Fueron pre-cisamente las del último grupo las que tuvieron mayornivel de respuesta afirmativa: 1 de cada 10 varones dijotener derecho a golpear a sus parejas si ellas eran infieles,y 1 de cada 5 si la veía “coqueteando” con otros hombres.

Dada la importancia del tema de los celos en la violencia,en la encuesta se les preguntó a los varones su percepciónrespecto a sus propios celos. El 18.2% se autodefiniócomo muy celosos, 59.8% como poco celosos y 22.0%nada. El cuadro I muestra que existe una relación estadís-ticamente significativa (de acuerdo con la prueba Ji cuadra-da) entre el nivel de celos y el perpetrar violencia física.Más de 40% de los varones que se consideraron celosos haejercido violencia y más de 20% lo hizo en el último año.Para confirmar la importante relación que existe entre estavariable y el hecho de ejercer o no violencia física contrala pareja se hicieron análisis logísticos bivariado y multi-variado. Los resultados en el cuadro II muestran que entremás celos más riesgo de ejercer violencia. Por ejemplo,aquellos muy celosos tienen 2.7 veces más riesgo de estarinvolucrados en estas acciones que aquellos nada celosos

Porcentaje de varones involucrados en violencia física contra su pareja actual en los últimos 12 meses, según el número de hijos con su pareja. Ciudad de México, 2002

GRÁFICA 3

Hijos1 2 3 y más

20.018.016.0

14.012.010.0

8.06.04.0

2.00.0

0

Porce

ntaje

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(4.1 de hacerlo en el último año). Al aislarel efecto de variables socio-demográficasy económicas la tendencia se mantiene y,aunque el efecto de los celos disminuye,éste continúa siendo altamente significa-tivo en términos estadísticos, de acuerdocon la prueba Wald. Investigaciones ante-riores de alguna manera también hanmostrado que los celos son un temaimportante en la violencia entre pare-jas.2,8,11

Consideraciones finalesLa complejidad de la violencia entreparejas demanda nuevas aportacionespara el avance de su entendimiento. Estapropuesta, la cual tiene como una de susprincipales relevancias el incorporar lavisión de los hombres sobre su propio

ejercicio de la violencia, pretende ser uneslabón más en este esfuerzo por combatireste importante problema prioritario parala salud pública.

Dentro de los hallazgos, lo primero quedestaca es que los niveles de violenciason bastante altos lo cual, por un lado,confirma la gravedad de este fenómenoen México pero, por otro, muestra unpanorama alentador al poner de mani-fiesto que los hombres sí hablan sobreeste tema. El reconocimiento del ejerciciode la violencia por parte del comúnmentelado agresor, puede ser un importanteestímulo para el desarrollo de programasadecuados de intervención dirigidos aellos.

CUADRO I

Porcentaje de varones que alguna vez ejercieron violencia física en contra de su pareja actual, y porcentaje de quienes la ejercieron en los últimos 12 meses, según el nivel de celos.

Ciudad de México, 2002

% Involucrado alguna vez

21.835.542.933.8

% Involucrados enlos últimos 12 meses

6.411.4 22.012.2

Sig: significancia

Nivel de celosNada celosoPoco celosoMuy celosoTotalPrueba Ji cuadrada:* Variable significativa al nivel 0.05

Sig

*

Sig

*

N

110299

91500

CUADRO II

Modelo de regresion logística para la asociación entre violencia en contra de la pareja alguna vez y en el último año y el nivel de celos. Ciudad de México, 2002

Violencia alguna vez

Violencia en el último año

* Ajustada por diversas características socio-económicas y demográficas N = 500

Nivel de celosNada celosoAlgo celosoMuy celoso

Nivel de celosNada celosoAlgo celosoMuy celoso

ORcruda

1.001.972.69

1.001.894.14

PruebaWald

0.0090.002

0.1400.002

IC 95%

1.18 – 3.281.45 – 4.97

0.81 - 4.391.67 - 10.32

IC 95%

1.21 - 3.511.37 - 4.90

0.77 - 4.291.37 – 8.82

ORajustada*

1.002.062.59

1.001.823.47

PruebaWald

0.0080.003

0.1730.009

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7. Nájera A. Relaciones de género enla salud reproductiva. En: Mendoza Det al. Encuesta de salud reproductivacon población derechohabiente:informe de resultados. SerieInvestigación y Evaluación 8.Mexico, DF: Instituto Mexicano delSeguro Social; 2000: 123-164.

8. Instituto Nacional de SaludPública. Secretaría de Salud.Encuesta Nacional sobre Violenciacontras las Mujeres (ENVIM).México, DF: INSP; 2003.

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9. Instituto Nacional de Estadística,Geografía e Informática. EncuestaNacional sobre la Dinámica de lasRelaciones en los Hogares (ENDI-REH). Aguascalientes: INEGI; 2004.10. Nájera A. Violencia de género enla población atendida por el IMSS.Género y Salud en Cifras. México,DF: Secretaría de Salud 2003; 1(1):10-13.

11. Ramírez J, Uribe G. Mujer y violencia: un hecho cotidiano. SaludPublica Mex 1993; 35(2): 148-160.

12. Valdez R, Sanín L H. La violenciadoméstica durante el embarazo y surelación con el peso al nacer. SaludPublica Mex 1996; 38(5): 352-362.

13. Freyermuth G. Matrimonio, violencia doméstica y redes deapoyo: factores constitutivos de losriesgos durante la maternidad. Elcaso de Chenalhó, Chiapas. En:Tuñón E, (comp.). Género y salud enel Sureste de México. San Cristóbal:El Colegio de la Frontera Sur (ECO-SUR), Consejo Estatal de Poblaciónde Chiapas (COESPO), Fondo dePoblación de Naciones Unidas(UNFPA);1999: 31-78.

14. Castro R, Peek-Asa C, Ruiz A.Violence against women in Mexico:A study of abuse before and duringpregnancy. Am J Public Health 2003;93 (7): 1110-1116.

15. Domen M. Perfil del hombregolpeador: aspectos interaccionales.En: Corsi J. (comp.). Violencia mas-culina en la pareja: una aproximaciónal diagnóstico y a los modelos deintervención. Buenos Aires: Paidós;1995: 111-130.

16. González S, Contreras JM. Laviolencia conyugal en la poblaciónderechohabiente del IMSS. Análisisde la ENSARE 98. México, DF. Enprensa.

Género y Saluden cifras

26

Además, presentar un análisis descriptivo sobre el cuándo y el por qué de la violencia, esun primer paso para saber en dónde se ubica el problema. Como se pudo observar, son losjóvenes en su primera etapa de relación quienes se encuentran en el nivel máximo de riesgode ejercer violencia física contra sus parejas. Es precisamente en esta etapa, en la quemuchas mujeres se encuentran embarazadas, condición que aumenta los riesgos para susalud, cuando son agredidas, lo cual ya ha sido constatado ampliamente por estudiosanteriores. 12-14

Respecto al por qué, los celos resultaron ser un condicionante altamente significativo. Seha constatado que México es una sociedad que se caracteriza porque existen estrictoscontroles sobre la sexualidad femenina. Este control es un reflejo del orden de géneroprevaleciente en este país el cual tiene una base primordialmente patriarcal. En este caso,los celos por parte de los varones constituyen, entre otras cosas, una expresión de controlde la sexualidad de las mujeres y, el riesgo de ejercer violencia se manifiesta cuando poralguna razón el varón considera que ha perdido dicho control.15 El varón celoso tiene lanecesidad de tener la exclusividad en el acceso al cuerpo de su pareja y en ocasiones jus-tifica el uso de la violencia cuando dicha exclusividad se pone en riesgo.16 Es así comoel derecho de la mujer de ejercer de manera autónoma su sexualidad se ve coartado, yaque el ejercicio de ese derecho puede resultar en una agresión física hacia su persona porparte del varón.

Los resultados confirman la estrecha asociación existente entre la violencia y la saludsexual y reproductiva de las mujeres. Es por ello que se sugiere tomar en cuenta los condi-cionantes expuestos en este trabajo para el desarrollo de futuras intervenciones y, así, sen-tar las bases respecto hacia dónde deben estar orientadas las políticas de prevención.

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Género y Saluden cifras

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EN EL HOGAR

1. Porcentaje de mujeres que se dedican en el hogar al cuidado de niños, ancianos y enfermos:1 71

2. Porcentaje de hombres que se dedican en el hogar a esta misma actividad:1 29

3. Promedio de horas semanales que dedican las mujeres al cuidado de niños, ancianos y enfermos:1 29.7

4. Porcentaje de mujeres que trabajan con sueldo y realizan actividades de cuidado de niños, ancianos o enfermos:1 38

5. Porcentaje de mujeres que trabajan en su negocio y realizan actividades de cuidado de niños, ancianos o enfermos:1 51.6

6. Hogares con ancianos encabezados por mujeres en México:2 3 de cada 10

7. Hogares con ancianos encabezados por mujeres en elDistrito Federal:2 4 de cada 10

8. Porcentaje de hogares que cuentan con algún seguro en salud:3 45.3

9. Promedio mensual de gastos médicos en hogares con jefaturas femeninas:2 213 pesos

10. Promedio mensual de gastos médicos en hogares con jefaturas masculinas:2 321 pesos

11. Porcentaje de mujeres entrevistadas en los servicios de salud públicos que declaró sentirse cansada, nerviosa, angustiada o triste:4 entre 60 y 69

12. Porcentaje de mujeres que declaró tomar algún medicamento para calmarse o dormir:4 14

13. Porcentaje de hogares en México que en el año 2000 tenían entre sus miembros al menos a una persona con discapacidad:2 7

14. Porcentaje de varones con discapacidad que declararon ser jefes de hogar:2 53.8

15. Porcentaje de mujeres con discapacidad que declararon ser jefas de hogar:2 24.9

16. Porcentaje de población femenina mayor de 18 años de edad que califica su salud como buena:3 62

17. Porcentaje de población masculina mayor de 18 años de edad que califica su salud como buena:3 70

1. Instituto Nacional deEstadística, Geografía e

Informática. Diferencias degénero en las aportaciones alhogar y en el uso del tiempo,

1996. Aguascalientes: INEGI;2002.

2. Instituto Nacional deEstadística, Geografía e

Informática / InstitutoNacional de las Mujeres.

Mujeres y hombres, 2000.Aguascalientes: INEGI /

Inmujeres; 2004.

3. Secretaría de Salud. Salud:México 2002. México DF:Secretaría de Salud; 2003.

4. Secretaría de Salud /Instituto Nacional de SaludPública. Encuesta Nacional

sobre Violencia contra lasMujeres 2002. Cuernavaca:Instituto Nacional de Salud

Pública; 2003.

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CONGRESOPRIMER CONGRESO MEXICANO DE

SALUD EN ADOLESCENTES Y JÓVENES. Del 9 al 12 de marzo de 2005, en el

Hotel Misión de los Ángeles, Oaxaca, México. Organiza la Asociación Mexicana para la Salud de la

Adolescencia, A. C. entre otras instituciones. Informes: Asociación Mexicana para la Salud de la

Adolescencia, A.C.TEL/Fax: (0155) 55 74 02 67

Correo electrónico: [email protected]

CONGRESOII CONGRESO CUBANO Y I CONGRESO

CARIBEÑO DE SALUD INTEGRAL EN LA ADO-LESCENCIA

Del 21 al 25 de febrero de 2005, en el Centro deConvenciones Heredia en Santiago de Cuba.

Informes: Dra. Francisca Cruz SánchezCorreo electrónico: [email protected]

[email protected]éfonos: 53-7-55-2559 / 55-2560

Fax: 53-7-55-2558

CONGRESOCONGRESO DE CÁNCER DE MAMA

Del 8 al 11 de diciembre de 2004, en San Antonio Texas,

Estados Unidos de AméricaInformes:

http://www.unizar.es/gine/congresos.htm

CONGRESOPRIMER CONGRESO NACIONAL DE LA

ACADEMIA MEXICANA DE CITOPATOLOGÍADel 5 al 9 diciembre de 2004, en Monterrey, México.

Informes: www.amcp.info

4º CONGRESO INTERNACIONAL CEREBRO YMENTEDel 27 de febrero al 2 de marzo de 2005, en Acapulco,Guerrero, México. Invitan: la Asociación Latinoamericana de Neurología(ALAN) y la Facultad de Psicología de la UniversidadNacional Autónoma de México. Mayores informes: [email protected] en el sitio web: http://mx.geocities.com/cdarturito/ostrosky/congreso/congreso.htm

CONFERENCIACONFERENCIA INTERNACIONAL DE ENVEJE-CIMIENTO, COGNICIÓN Y NEUROCIENCIADel 15 al 17 de diciembre de 2004 en Madrid, España.Invitan el Centro de Investigación en Envejecimiento yEnfermedades Neurodegenerativas (Instituto deInvestigación de la UNED) y la Facultad de Psicología.Informes: Telefono: 34 91 3986227 Fax: 34 91 3987958 Correo electrónico: [email protected]

III FORO DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBESOBRE VIH/SIDADel 11 al 16 de abril de 2005, en Santiago de Chile. Organizan: Grupo de Cooperación Técnica Horizontal deAmérica Latina y el Caribe sobre VIH/SIDA y las sieteRedes Comunitarias Regionales de Trabajo enVIH/SIDA, junto con agencias internacionales como laOPS, el ONUSIDA, DFID, entre otras. Informes en el sitio web: http:// www.foro2005.cl

CENTRO NACIONAL DE EQUIDAD DE GÉNERO Y SALUD REPRODUCTIVA

DIRECCiÓN GENERAL DE INFORMACIÓN EN SALUD