Precursores libertarios · Dioses y Hombres de Huarochirí. Por. Jhonatan L. Salazar Fernández...
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AROLDO EGOAVIL TRIGOS Precursores Bicentenario de la Independencia del Perú DESDE YAUYOS - LIMA Libertarios
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AROLDO EGOAVIL TRIGOS
Precursores
Bicentenario de la Independencia del Perú
DESDE YAUYOS - LIMA
Libertarios
Bicentenario de la Independencia del Perú
AROLDO EGOAVIL TRIGOS
Precursores
DESDE YAUYOS - LIMA
Libertarios
Bicentenario de la Independencia del Perú
AROLDO EGOAVIL TRIGOS
Precursores
DESDE YAUYOS - LIMA
Libertarios
“La Historia no solo pertenece a los historiadores. Es de todos”
JUAN LUIS ORREGOHistoriador y profesor del Departamento de
Humanidades de la PUCP.
© Aroldo Egoavil TrigosProlg. Amazonas 930 Chilca - Huancayo Telf. 064-222573Celular: 364 999112Email: geodesia2006@gmail.
Primera edición: Huancayo, diciembre de 2017
Diagramación y carátula: Imprenta Editora PresscomJr. Cuzco N° 519 - Huancayo - Cel: 964923245
Hecho el depósito le gal en la Biblioteca Nacional del Perú: 2017-XXXISBN: XXX
Impreso en Huancayo: imprenta XXXPrimera edición en español: Huancayo, diciembre de 2017500 ejemplares
Permitida la reproducción total o parcial del texto y de las características gráficas de este libro siempre y cuando se mencione la referencia
bibliográfica.
“La Historia no solo pertenece a los historiadores. Es de todos”
JUAN LUIS ORREGOHistoriador y profesor del Departamento de
Humanidades de la PUCP.
© Aroldo Egoavil TrigosProlg. Amazonas 930 Chilca - Huancayo Telf. 064-222573Celular: 364 999112Email: geodesia2006@gmail.
Primera edición: Huancayo, diciembre de 2017
Diagramación y carátula: Imprenta Editora PresscomJr. Cuzco N° 519 - Huancayo - Cel: 964923245
Hecho el depósito le gal en la Biblioteca Nacional del Perú: 2017-XXXISBN: XXX
Impreso en Huancayo: imprenta XXXPrimera edición en español: Huancayo, diciembre de 2017500 ejemplares
Permitida la reproducción total o parcial del texto y de las características gráficas de este libro siempre y cuando se mencione la referencia
bibliográfica.
Contenido
Sobre el autor
Presentación:Heraclio L. Sandoval Casas
Prólogo:Jhonatan L. Salazar Fernández
Introducción
HECHOS POCO CONOCIDOS DE LA HISTORIA
JUAN EVANGELISTA VIVAS PINEDA
EL TESTAMENTO DE JUAN EVANGELISTA VIVAS PINEDA
ARBOL GENEALÓGICO DE LA FAMILIA VIVAS
JUAN DE DIOS VIVAS RUIZ
EL INEFABLE PEDRO ANTONIO TUPIÑO
RUTA LIBERTARIA Y DEL POSTILLON EN YAUYOS
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Contenido
Sobre el autor
Presentación:Heraclio L. Sandoval Casas
Prólogo:Jhonatan L. Salazar Fernández
Introducción
HECHOS POCO CONOCIDOS DE LA HISTORIA
JUAN EVANGELISTA VIVAS PINEDA
EL TESTAMENTO DE JUAN EVANGELISTA VIVAS PINEDA
ARBOL GENEALÓGICO DE LA FAMILIA VIVAS
JUAN DE DIOS VIVAS RUIZ
EL INEFABLE PEDRO ANTONIO TUPIÑO
RUTA LIBERTARIA Y DEL POSTILLON EN YAUYOS
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AROLDO EGOAVIL TRIGOS nació en el distrito de Huancaya, en enero de 1945, vivió en este lecho hasta los 11 años de su edad, luego emigró al valle del Mantaro, a la metrópoli de Huancayo, donde reside actualmente.
Ligado a su terruño, no sólo por lazos de parentescos, sino atraído y preocupado por cuidar, proteger tanta belleza que la naturaleza plasmó en estas tierras, así como revalorar los saberes locales de cada pueblo, hasta la fecha le ha dedicado algunas publicaciones: “Los Yauyos, 2013” y “Río viajero, 2015”, este último con ocasión de la celebración del Centenario de la creación política del distrito de Huancaya.
Sobre el autor:
AROLDO EGOAVIL TRIGOS nació en el distrito de Huancaya, en enero de 1945, vivió en este lecho hasta los 11 años de su edad, luego emigró al valle del Mantaro, a la metrópoli de Huancayo, donde reside actualmente.
Ligado a su terruño, no sólo por lazos de parentescos, sino atraído y preocupado por cuidar, proteger tanta belleza que la naturaleza plasmó en estas tierras, así como revalorar los saberes locales de cada pueblo, hasta la fecha le ha dedicado algunas publicaciones: “Los Yauyos, 2013” y “Río viajero, 2015”, este último con ocasión de la celebración del Centenario de la creación política del distrito de Huancaya.
Sobre el autor:
Presentación:Por. Heraclio L. Sandoval Casas
Con mucho agrado realizó la presentación de este magnífico libro “Precursores libertarios desde Yauyos – Lima” del maestro Aroldo Egoavil Trigos, un huancayano de trascendencia intelectual que sobrepasa el reconocimiento de nuestra geografía regional de la serranía limeña.
Debo confesar que en mis años de vida estudiantil en las emblemáticas instituciones educativas de Huancaya y Tomas, en los cursos de historia y geografía ha sido siempre una limitante para los docentes la enseñanza de nuestra historia local, pues se carecía de aquella información, y solo nos avocábamos a recordar a modo de memorización el nombre de algunas personalidades, pero desconocíamos los hechos de su gesta, que en la mayoría de veces estuvieron atravesados entre lo bueno y malo.
Con estos antecedentes, he leído con complacencia este libro, pues nos quita la venda a los lectores sobre las personalidades y los hechos de quienes no conocíamos mucho, o teníamos un conocimiento confuso. Por eso reitero mi alegría, ya que este tipo de publicaciones debe ser dirigido a nuestra población en general, pero fundamentalmente a la comunidad estudiantil, ya que son los alumnos quienes aprenderán procesos históricos desconocidos y los docentes impartirán sin titubeos información importante que ayudará a formarse una idea propia sobre nuestra historia local. Asimismo, insto a que los decentes conozcan sobre la información de la mayoría de los libros que tratan sobre estos temas, aunque no la compartan, es bueno conocerla para impartirla de manera mas imparcial a nuestros educandos.
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Precursores Libertarios desde Yauyos - Lima
Actualmente continua con una producción literaria permanente en diversos medios del Valle del Mantaro. Ha publicado en la revista de la juventud huancayana “El Edén” temas sociohistóricos; en la revista “El Huacón” sobre la depredación del Huaytapallana y el problema de agua; en la revista “El Estepario”, una crónica sobre su promoción de 1964 de la Gran Unidad Escolar Santa Isabel; en la revista “Voz Vitisina”, una crónica escueta sobre los orígenes de la negrería en nuestros pueblos, acompañado de un poema. Asimismo, publica artículos de opinión en medios digitales a través de la mula.pe.
Cuenta con una gran producción cuentística y poética que será parte de otras publicaciones, así como de un estudio sobre “Sexo y Religión en Yauyos, Lima de antes”, basado en la traducción que hiciera el amauta José María Arguedas sobre Dioses y Hombres de Huarochirí.
Presentación:Por. Heraclio L. Sandoval Casas
Con mucho agrado realizó la presentación de este magnífico libro “Precursores libertarios desde Yauyos – Lima” del maestro Aroldo Egoavil Trigos, un huancayano de trascendencia intelectual que sobrepasa el reconocimiento de nuestra geografía regional de la serranía limeña.
Debo confesar que en mis años de vida estudiantil en las emblemáticas instituciones educativas de Huancaya y Tomas, en los cursos de historia y geografía ha sido siempre una limitante para los docentes la enseñanza de nuestra historia local, pues se carecía de aquella información, y solo nos avocábamos a recordar a modo de memorización el nombre de algunas personalidades, pero desconocíamos los hechos de su gesta, que en la mayoría de veces estuvieron atravesados entre lo bueno y malo.
Con estos antecedentes, he leído con complacencia este libro, pues nos quita la venda a los lectores sobre las personalidades y los hechos de quienes no conocíamos mucho, o teníamos un conocimiento confuso. Por eso reitero mi alegría, ya que este tipo de publicaciones debe ser dirigido a nuestra población en general, pero fundamentalmente a la comunidad estudiantil, ya que son los alumnos quienes aprenderán procesos históricos desconocidos y los docentes impartirán sin titubeos información importante que ayudará a formarse una idea propia sobre nuestra historia local. Asimismo, insto a que los decentes conozcan sobre la información de la mayoría de los libros que tratan sobre estos temas, aunque no la compartan, es bueno conocerla para impartirla de manera mas imparcial a nuestros educandos.
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Precursores Libertarios desde Yauyos - Lima
Actualmente continua con una producción literaria permanente en diversos medios del Valle del Mantaro. Ha publicado en la revista de la juventud huancayana “El Edén” temas sociohistóricos; en la revista “El Huacón” sobre la depredación del Huaytapallana y el problema de agua; en la revista “El Estepario”, una crónica sobre su promoción de 1964 de la Gran Unidad Escolar Santa Isabel; en la revista “Voz Vitisina”, una crónica escueta sobre los orígenes de la negrería en nuestros pueblos, acompañado de un poema. Asimismo, publica artículos de opinión en medios digitales a través de la mula.pe.
Cuenta con una gran producción cuentística y poética que será parte de otras publicaciones, así como de un estudio sobre “Sexo y Religión en Yauyos, Lima de antes”, basado en la traducción que hiciera el amauta José María Arguedas sobre Dioses y Hombres de Huarochirí.
Por. Jhonatan L. Salazar FernándezSociólogo por la UNCP.
Prólogo:
Desde que procuro tener una conciencia crítica, siempre he pensado que el nacimiento de un buen libro debe ser una fiesta de celebración, más aún, si el libro es relacionado a los lugares de tus añoranzas, del pequeño territorio que procuras conocer, pues a l imentarte de su contenido sociohistórico te fija territorialmente para conversar y compartirla con los demás.
Esa es la razón del libro que tiene en manos, pues busca que el lector lo lea, relea y corrobore la información, criticando objetivamente el contenido, como también aprendiendo y ampliando nuestros conocimientos. Pues uno nunca termina de des-aprender en el sano proceso consiente de asumir con humildad que nuestros conocimientos son limitados, y nuestra mentalidad frágil.
Por ello, el texto de Aroldo, enmarcado dentro de las celebraciones por el Bicentenario del Perú (2021), merece un punto de vista crítico, y una ubicación dentro del panorama histórico nacional.
En las discusiones académicas se están debatiendo diversas interpretaciones sobre la independencia peruana. Los aportes bien sustentados identifican tres posturas: i) Conseguida, caracterizada por la toma de conciencia de los peruanos que vivían oprimidos por la monarquía española, se levantan en rebelión y consiguen la independencia peruana; ii) Concedida, los peruanos no tuvieron la iniciativa de luchar por la independencia, fueron ejércitos extranjeros que forzaron y
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Aroldo Egoavil Trigos
Además, este libro, así como las demás contribuciones históricas y literarias de Aroldo debe ser leído por todas aquellas personas que pretenden u ostentan algún cargo político, ya que conocerán de primera fuente los hechos históricos que nos explican el suceder de lo que somos como sociedad, y de los hechos que debemos conocer para evitar que las acciones negativas vuelvan a suceder.
Mi compromiso con la cultura y la educación será siempre incondicional, pues sostengo que mientras más diversa y de mejor calidad sea la educación impartida, se formarán mejores ciudadanos en democracia que sabrán tomar decisiones mas correctas para su bienestar personal, familiar y social.
Felicitaciones por el gran aporte Aroldo.
Lima, diciembre de 2017.
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Precursores Libertarios desde Yauyos - Lima
Por. Jhonatan L. Salazar FernándezSociólogo por la UNCP.
Prólogo:
Desde que procuro tener una conciencia crítica, siempre he pensado que el nacimiento de un buen libro debe ser una fiesta de celebración, más aún, si el libro es relacionado a los lugares de tus añoranzas, del pequeño territorio que procuras conocer, pues a l imentarte de su contenido sociohistórico te fija territorialmente para conversar y compartirla con los demás.
Esa es la razón del libro que tiene en manos, pues busca que el lector lo lea, relea y corrobore la información, criticando objetivamente el contenido, como también aprendiendo y ampliando nuestros conocimientos. Pues uno nunca termina de des-aprender en el sano proceso consiente de asumir con humildad que nuestros conocimientos son limitados, y nuestra mentalidad frágil.
Por ello, el texto de Aroldo, enmarcado dentro de las celebraciones por el Bicentenario del Perú (2021), merece un punto de vista crítico, y una ubicación dentro del panorama histórico nacional.
En las discusiones académicas se están debatiendo diversas interpretaciones sobre la independencia peruana. Los aportes bien sustentados identifican tres posturas: i) Conseguida, caracterizada por la toma de conciencia de los peruanos que vivían oprimidos por la monarquía española, se levantan en rebelión y consiguen la independencia peruana; ii) Concedida, los peruanos no tuvieron la iniciativa de luchar por la independencia, fueron ejércitos extranjeros que forzaron y
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Aroldo Egoavil Trigos
Además, este libro, así como las demás contribuciones históricas y literarias de Aroldo debe ser leído por todas aquellas personas que pretenden u ostentan algún cargo político, ya que conocerán de primera fuente los hechos históricos que nos explican el suceder de lo que somos como sociedad, y de los hechos que debemos conocer para evitar que las acciones negativas vuelvan a suceder.
Mi compromiso con la cultura y la educación será siempre incondicional, pues sostengo que mientras más diversa y de mejor calidad sea la educación impartida, se formarán mejores ciudadanos en democracia que sabrán tomar decisiones mas correctas para su bienestar personal, familiar y social.
Felicitaciones por el gran aporte Aroldo.
Lima, diciembre de 2017.
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Precursores Libertarios desde Yauyos - Lima
Por lo tanto, el año 2021 será la celebración de nuestro Bicentenario, la cual debe convertirse en una celebración que sirva para superar, como diría el recordado José Matos Mar, la división entre el Perú Oficial y el Otro Perú, ese Perú aún olvidado por la mayoría de los gobiernos nacionales que hemos tenido y por quienes deberían de ser la voz y los hechos de los oprimidos, los gobiernos regionales, provinciales y locales.
Por consiguiente, recalcamos la importancia del aporte de este libro, ya que casi ningún libro de interés nacional a considerado el tema de la independencia desde los pueblos de Yauyos, quizá con honrosas excepciones. Esto en cierta medida se debe a la escueta labor educacional y de investigación que se ha tenido en nuestras aulas locales, y más bien se ha rebosado de muchos escritores con labor de imprecisión e imaginación desbordada de datos falsos.
Entonces, de lo que se trata es de buscar una nueva relación entre la historia nacional y las múltiples historias regionales o locales, que reflejan la existencia de muchas memorias provenientes de una sociedad tan diversa y compleja como la nuestra.
Por lo tanto, es de gran valor el texto, puesto que en sus líneas no solo se trata del desarrollo de la participación de yauyinos en la independencia nacional, sino un proceso independentista local, en la cual, diferentes personalidades valiéndose de sus influencias y su preparación, se aprovecharon de la humildad de la población; en la que también por compromiso y convicción de ciertas personalidades, apoyados en muchos casos por las mujeres, alcanzaron, utilizando diversas destrezas la independencia de su localidad, lo cual les permite una vida mas plena, aprovechando los recursos que les prevé su geografía local.
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Aroldo Egoavil Trigos
empujaron hacia el proceso independentista; iii) Concebida, la independencia peruana es parte del proceso de las revoluciones liberales en Hispanoamérica, que busca la liberación de las colonias, expresada en el deseo de los pobladores criollos o acomodados que vivían en las colonias, que buscan defender sus intereses y patrimonios, para lo cual se suman al proceso de la oleada independentista que se estaba desarrollando en
1Hispanoamerica . Entonces el libro de Aroldo sobre la independencia desde los pueblos de Yauyos se enmarca en la interpretación de la independencia concebida.
Ahora bien, el Perú es el último país en celebrar su Bicentenario en comparación a países como México, Colombia, Argentina, Bolivia, Ecuador y Chile. Muchos de estos países celebraron su independencia en relación al inicio de los procesos independentistas, es decir al inicio de las luchas. Si tuviésemos que aplicar esta misma lógica en el Perú tendríamos que haber desarrollado nuestras celebraciones en relación a los gritos libertarios desarrollados antes de 1821: Túpac Amaru II (Cuzco 1780 y 1782), Francisco de Zela (Tacna, 1811), Enrique Paillardelle (Tacna, 1813), Mateo Pumacahua y los hermanos Angulo (Cuzco, 1814). Entonces, la declaración de independiente peruana se gestó en relación a la consolidación de los hechos y no al inicio de la misma.
Es necesario también re-conocer que el Perú ya celebró en tres oportunidades el aniversario de la independencia. En 1871 se cumplió el Cincuentenario con el presidente José Balta y Montero, en 1921 el Centenario con el segundo gobierno de Augusto Bernardino Leguía y Salcedo, y en 1971 el Sesquicentenario con el notable Juan Velasco Alvarado. Cada celebración contó con sus particularidades, aciertos y defectos.
1. Ver Carlos Contreras y Luis Miguel Glave (eds.) “La Independencia del Perú ¿Concedida, Conseguida, Concebida?”, 2015. IEP.
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Precursores Libertarios desde Yauyos - Lima
Por lo tanto, el año 2021 será la celebración de nuestro Bicentenario, la cual debe convertirse en una celebración que sirva para superar, como diría el recordado José Matos Mar, la división entre el Perú Oficial y el Otro Perú, ese Perú aún olvidado por la mayoría de los gobiernos nacionales que hemos tenido y por quienes deberían de ser la voz y los hechos de los oprimidos, los gobiernos regionales, provinciales y locales.
Por consiguiente, recalcamos la importancia del aporte de este libro, ya que casi ningún libro de interés nacional a considerado el tema de la independencia desde los pueblos de Yauyos, quizá con honrosas excepciones. Esto en cierta medida se debe a la escueta labor educacional y de investigación que se ha tenido en nuestras aulas locales, y más bien se ha rebosado de muchos escritores con labor de imprecisión e imaginación desbordada de datos falsos.
Entonces, de lo que se trata es de buscar una nueva relación entre la historia nacional y las múltiples historias regionales o locales, que reflejan la existencia de muchas memorias provenientes de una sociedad tan diversa y compleja como la nuestra.
Por lo tanto, es de gran valor el texto, puesto que en sus líneas no solo se trata del desarrollo de la participación de yauyinos en la independencia nacional, sino un proceso independentista local, en la cual, diferentes personalidades valiéndose de sus influencias y su preparación, se aprovecharon de la humildad de la población; en la que también por compromiso y convicción de ciertas personalidades, apoyados en muchos casos por las mujeres, alcanzaron, utilizando diversas destrezas la independencia de su localidad, lo cual les permite una vida mas plena, aprovechando los recursos que les prevé su geografía local.
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Aroldo Egoavil Trigos
empujaron hacia el proceso independentista; iii) Concebida, la independencia peruana es parte del proceso de las revoluciones liberales en Hispanoamérica, que busca la liberación de las colonias, expresada en el deseo de los pobladores criollos o acomodados que vivían en las colonias, que buscan defender sus intereses y patrimonios, para lo cual se suman al proceso de la oleada independentista que se estaba desarrollando en
1Hispanoamerica . Entonces el libro de Aroldo sobre la independencia desde los pueblos de Yauyos se enmarca en la interpretación de la independencia concebida.
Ahora bien, el Perú es el último país en celebrar su Bicentenario en comparación a países como México, Colombia, Argentina, Bolivia, Ecuador y Chile. Muchos de estos países celebraron su independencia en relación al inicio de los procesos independentistas, es decir al inicio de las luchas. Si tuviésemos que aplicar esta misma lógica en el Perú tendríamos que haber desarrollado nuestras celebraciones en relación a los gritos libertarios desarrollados antes de 1821: Túpac Amaru II (Cuzco 1780 y 1782), Francisco de Zela (Tacna, 1811), Enrique Paillardelle (Tacna, 1813), Mateo Pumacahua y los hermanos Angulo (Cuzco, 1814). Entonces, la declaración de independiente peruana se gestó en relación a la consolidación de los hechos y no al inicio de la misma.
Es necesario también re-conocer que el Perú ya celebró en tres oportunidades el aniversario de la independencia. En 1871 se cumplió el Cincuentenario con el presidente José Balta y Montero, en 1921 el Centenario con el segundo gobierno de Augusto Bernardino Leguía y Salcedo, y en 1971 el Sesquicentenario con el notable Juan Velasco Alvarado. Cada celebración contó con sus particularidades, aciertos y defectos.
1. Ver Carlos Contreras y Luis Miguel Glave (eds.) “La Independencia del Perú ¿Concedida, Conseguida, Concebida?”, 2015. IEP.
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Precursores Libertarios desde Yauyos - Lima
Introducción
Lo recogido en estas páginas, no son biografías, ni historia propiamente dichas, en su conjunto, llevan de éstas, pero son crónicas de lo que aconteció en el suelo yauyino, empezado en épocas de mucha convulsión, zozobra y desconcierto, debido al largo tiempo sumergidos en el coloniaje, con los ciudadanos dominados, sumisos al credo religioso de la cristiandad, que fue el componente esencial para la subyugación.
Así pasó largo tiempo dormitando, la gesta emancipadora reunió a muchos combatientes que aquí no se mencionan o se dice muy escuetamente, como a la familia “Lovera” de Huancaya que, según nuestras indagaciones, no fue de Tomas como algunos afirman, la Familia “Lovera” moraba enraizada en Huancaya, aparecen hasta los años 1920, que son adjudicatarios de parcelas de tierras productivas, según el reparto de 1910. Desempeñó una misión muy importante, controlando el camino principal entre Lima y Jauja.
Así como él, hay muchas personalidades de nuestra geografía yauyina que no se nombran por la poca información a la que se tiene acceso, pero considero que deben existir informaciones arrinconadas en pequeñas bibliotecas o superviven tenuemente en la memoria de algunas personas mayores, con quienes se necesita dialogar para extraer la sabiduría que custodian.
Es oportuno la narración de estos hechos, para anidar en el conocimiento de todos los yauyinos, especialmente de los de zona Norte y rememorar la épica marcha de estos valientes, hasta
19
Aroldo Egoavil Trigos
En suma, consideró que Aroldo es una de las pocas personalidades quien no tiene reparos en decir lo que piensa y pensar lo que dice. En el Valle del Mantaro tiene un merecido espacio dentro del espacio intelectual. Sin embargo, su punto de vista acido sobre el devenir histórico y social, genera chispas con sus pares intelectuales, del cual soy privilegiado testigo.
Huancayo, diciembre de 2017.
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Precursores Libertarios desde Yauyos - Lima
Introducción
Lo recogido en estas páginas, no son biografías, ni historia propiamente dichas, en su conjunto, llevan de éstas, pero son crónicas de lo que aconteció en el suelo yauyino, empezado en épocas de mucha convulsión, zozobra y desconcierto, debido al largo tiempo sumergidos en el coloniaje, con los ciudadanos dominados, sumisos al credo religioso de la cristiandad, que fue el componente esencial para la subyugación.
Así pasó largo tiempo dormitando, la gesta emancipadora reunió a muchos combatientes que aquí no se mencionan o se dice muy escuetamente, como a la familia “Lovera” de Huancaya que, según nuestras indagaciones, no fue de Tomas como algunos afirman, la Familia “Lovera” moraba enraizada en Huancaya, aparecen hasta los años 1920, que son adjudicatarios de parcelas de tierras productivas, según el reparto de 1910. Desempeñó una misión muy importante, controlando el camino principal entre Lima y Jauja.
Así como él, hay muchas personalidades de nuestra geografía yauyina que no se nombran por la poca información a la que se tiene acceso, pero considero que deben existir informaciones arrinconadas en pequeñas bibliotecas o superviven tenuemente en la memoria de algunas personas mayores, con quienes se necesita dialogar para extraer la sabiduría que custodian.
Es oportuno la narración de estos hechos, para anidar en el conocimiento de todos los yauyinos, especialmente de los de zona Norte y rememorar la épica marcha de estos valientes, hasta
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Aroldo Egoavil Trigos
En suma, consideró que Aroldo es una de las pocas personalidades quien no tiene reparos en decir lo que piensa y pensar lo que dice. En el Valle del Mantaro tiene un merecido espacio dentro del espacio intelectual. Sin embargo, su punto de vista acido sobre el devenir histórico y social, genera chispas con sus pares intelectuales, del cual soy privilegiado testigo.
Huancayo, diciembre de 2017.
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Precursores Libertarios desde Yauyos - Lima
Hechos Poco Conocidos De La Historia
Al aproximarse las celebraciones del Bicentenario de la independencia del Perú del yugo de la dominación española, que durante más de tres siglos sojuzgó y explotó a los nativos de Sud América y acarreó ingentes riquezas al reino de España; el empeño nuestro en esta ocasión es resaltar algunas gestas heroicas o hechos resaltantes librados en diferentes puntos de nuestro territorio, liderados por grupos de personas de diferente condición social, política y económica que, muchas veces se hallan opacadas, otras olvidadas y muchas ya desaparecieron del conocimiento de las nuevas generaciones, que por falta de un interés genuino y patriótico, fueron dejados a la vera del camino, esquivando de esta forma varios de los hechos sobresalientes
Sólo se conoce algunos hechos más visibles, escritos por ciertos historiadores y olvidados, más que nada, por el gran desinterés de los gobernantes incultos y oportunistas que pasaron elección tras elección o tras los golpes de estado, que nunca se preocuparon por el rescate de estos pequeños movimientos en aras de librarnos del Virreinato. El afán de estar presente en esta conmemoración, de los 200 años de vida republicana del Perú, impulsó a poner al alcance de la juventud nacional, especialmente de los hijos yauyinos, estos sobresaltos muy marcados y acaecidos en nuestro territorio.
Si bien es cierto, el relato que ofrezco se inicia en un pueblito apartado de nuestra serranía, que fue creciendo el grito de libertad, llegando a involucrar a gran parte de la sierra del hoy departamento de Lima y fue en su momento escuchado y
21
Aroldo Egoavil Trigos
llegar a Yauyos, la capital provincial, por caminos escabrosos y pesados, que hoy difícilmente nos atreveríamos a recorrer, puestos que estas vías se están borrando o están deterioradas por la acción humana.
Desde cualquier trinchera, seguiré pregonando lo mucho que nos falta por aprender y amar a nuestra tierra, sus ríos, sus animales, su paisaje y ese respeto y estima entre hermanos yauyinos, dueños de una historia que nos unen y abrazan, como encontrarán en estos relatos, donde los jinetes son los protagonistas de hechos sorprendentes y reales. El jamelgo llegado con los españoles, se adaptaron a los diferentes tipos de clima, y en particular en la sierra adaptaron su fisonomía para el viaje por territorios agrestes.
El jinete sobre caballo ha sido también significado de un sin número de anécdotas y composiciones, como los famosos Morochucos de pampa Cangallo en Ayacucho que le compusieron un sitial en sus huaynos. Tambien, como recuerdo local, se rememora en el acervo tomasino la narración del encuentro de un tomasino con un huancayano en la que ensalzan las cualidades de sus corceles. El huancayano alardea indicando que su caballo es tan veloz que por eso su apodo el “pisa zorros”, a lo que quisquilloso el tomasino retruca que su caballo no sólo pisa zorros, sino también es “gana bala”.
También se cuenta con hermosas canciones como las composiciones de los mexicanos, o poemas de grandes intelectuales en la que idolatran la presencia del caballo en los diversos acontecimientos del ser humano. Por lo cual, dicho animal en la actualidad goza del mayor aprecio del hombre.
Indicó la presencia del caballo, pues en buena parte de las crónicas que se podrá leer, el caballo es el requisito mínimo para la constitución de los grandes relatos históricos.
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Precursores Libertarios desde Yauyos - Lima
Hechos Poco Conocidos De La Historia
Al aproximarse las celebraciones del Bicentenario de la independencia del Perú del yugo de la dominación española, que durante más de tres siglos sojuzgó y explotó a los nativos de Sud América y acarreó ingentes riquezas al reino de España; el empeño nuestro en esta ocasión es resaltar algunas gestas heroicas o hechos resaltantes librados en diferentes puntos de nuestro territorio, liderados por grupos de personas de diferente condición social, política y económica que, muchas veces se hallan opacadas, otras olvidadas y muchas ya desaparecieron del conocimiento de las nuevas generaciones, que por falta de un interés genuino y patriótico, fueron dejados a la vera del camino, esquivando de esta forma varios de los hechos sobresalientes
Sólo se conoce algunos hechos más visibles, escritos por ciertos historiadores y olvidados, más que nada, por el gran desinterés de los gobernantes incultos y oportunistas que pasaron elección tras elección o tras los golpes de estado, que nunca se preocuparon por el rescate de estos pequeños movimientos en aras de librarnos del Virreinato. El afán de estar presente en esta conmemoración, de los 200 años de vida republicana del Perú, impulsó a poner al alcance de la juventud nacional, especialmente de los hijos yauyinos, estos sobresaltos muy marcados y acaecidos en nuestro territorio.
Si bien es cierto, el relato que ofrezco se inicia en un pueblito apartado de nuestra serranía, que fue creciendo el grito de libertad, llegando a involucrar a gran parte de la sierra del hoy departamento de Lima y fue en su momento escuchado y
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Aroldo Egoavil Trigos
llegar a Yauyos, la capital provincial, por caminos escabrosos y pesados, que hoy difícilmente nos atreveríamos a recorrer, puestos que estas vías se están borrando o están deterioradas por la acción humana.
Desde cualquier trinchera, seguiré pregonando lo mucho que nos falta por aprender y amar a nuestra tierra, sus ríos, sus animales, su paisaje y ese respeto y estima entre hermanos yauyinos, dueños de una historia que nos unen y abrazan, como encontrarán en estos relatos, donde los jinetes son los protagonistas de hechos sorprendentes y reales. El jamelgo llegado con los españoles, se adaptaron a los diferentes tipos de clima, y en particular en la sierra adaptaron su fisonomía para el viaje por territorios agrestes.
El jinete sobre caballo ha sido también significado de un sin número de anécdotas y composiciones, como los famosos Morochucos de pampa Cangallo en Ayacucho que le compusieron un sitial en sus huaynos. Tambien, como recuerdo local, se rememora en el acervo tomasino la narración del encuentro de un tomasino con un huancayano en la que ensalzan las cualidades de sus corceles. El huancayano alardea indicando que su caballo es tan veloz que por eso su apodo el “pisa zorros”, a lo que quisquilloso el tomasino retruca que su caballo no sólo pisa zorros, sino también es “gana bala”.
También se cuenta con hermosas canciones como las composiciones de los mexicanos, o poemas de grandes intelectuales en la que idolatran la presencia del caballo en los diversos acontecimientos del ser humano. Por lo cual, dicho animal en la actualidad goza del mayor aprecio del hombre.
Indicó la presencia del caballo, pues en buena parte de las crónicas que se podrá leer, el caballo es el requisito mínimo para la constitución de los grandes relatos históricos.
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Precursores Libertarios desde Yauyos - Lima
encañada tan estrecha e intransitable, que hoy se conoce con el nombre “Uchco” (hueco), entonces deciden regresar por donde habían entrado y en ese trance, avistaron a mucha gente que oteaban desde las alturas del cerro “Tunsho Palpa” e inmed ia t amente in i c i a ron su a s c en so , e s c a l ando dificultosamente, para conocerlos y saber de ellos, más los futuros tomasinos, desde su posición ventajosa, llenaron de galgas a los intrusos, por lo que los sitiadores esperaron la caída de la noche y aprovechando la visibilidad de la luna, pudieron subir por diferentes sitios, llegando a dominarlos. Los valientes resistieron heroicamente y al verse superados huyeron, abandonando sus viviendas; el ejército Inca al no encontrar acogida ni buena información se trasladó hacia Ñaupahuasi, por otro camino que pasa por el pueblo de Huancaya. Pasado este episodio, los sobrevivientes optaron por bajar a ocupar la quebrada y se establecieron muy cerca a “Quimsa pampa” formando las primeras casas en el lugar que llamaron “Wuillca Tupe” (nietos de los Tupes).
Posteriormente llegan los españoles en su primera incursión, al mando de Juan Pizarro y Diego de Alcántara, realizando la misma ruta que siguieron los Incas y al no encontrar más camino hacia el Sur, retornan hasta el lugar llamado Tambillo (pequeño tambo), el 28 de octubre de 1533 y toman el camino que va hacia el hoy pueblo de Huancaya.
Pasado cerca de medio siglo de esta primera llegada de los españoles, ya en la colonia, se había terminado la repartija de los tesoros que se hallaban al alcance de sus manos. Recién entonces se empeñan en buscar los lugares del origen de tanta riqueza metálica, llegan hasta esta zona ambiciosos españoles que residían en el valle del Mantaro, especialmente desde Jauja. Informados de la existencia de plata y oro en los cerros, afanosos buscan el codicioso metal, abriendo diversas boca minas,
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Aroldo Egoavil Trigos
apoyado por los ejércitos llegados al Perú en busca de sellar la independencia Sud Americana.
Al pequeño pueblo de Tomas, hoy distrito de la provincia de Yauyos, le cupo ser la cuna de estos hechos, así como también el de sus hijos que, comandaron estas acciones. Las primeras referencias históricas nos llevan hasta el Pre-Incanato, donde se resalta la aparición de las primeras agrupaciones de viviendas en
2las alturas del cerro “Tunsho Palpa” (ofrendas al cerro Tunshu) , con los nombres de: “Cacañan” y “Ragra Machay”, traducidos como: “En el mismo cerro” y “cueva en la rajadura del cerro” respectivamente, que fueron nombres puestos para explicar la dimensión de la naturaleza y las características geográficas de cada lugar. Habitaban en estos sitios los primeros pobladores, de origen Huari y posteriormente por los Yauyos y con ellos los Tupe; posteriormente llegan los Incas, que bajaron por la quebrada de “Singua”, siguiendo el curso del río del mismo nombre, hasta su confluencia con el río Huancachi, en donde se ubica una pequeña planicie, enclavada entre tres imponentes cerros denominados: Al Sureste “Human Huarco” o “Callapa”, al Norte “Tunshu Palpa” y al Oeste “Chilca chilca”, a esta planicie le denominan “Quimsa pampa” (las tres pampas), allí se cultivaban diversidad de productos agrícolas para su sustento.
La comitiva del Inca, llegado hasta este lugar, no encontraron habitante alguno, sólo sembríos y al querer seguir su viaje hacia “Ñaupahuasi”, se vieron imposibilitados por no encontrar camino que pudiera sacarlos de ese encierro, el sendero por el curso del río se presentaba trunco, porque el agua se filtra por una
2. “Tunsho Palpa”, que en quechua Tunsho se refiere al tuétano de los huesos y palpa es la ofrenda. Contamos no muy lejos con un próximo nevado sobresaliente en la cordillera occidental de los Andes, con el nombre de “Tunsho” y que antiguamente era venerada muy efusivamente dicho nevado; pero a la llegada de los españoles y luego de la extirpación de idolatrías, obligó a los creyentes nativos, a ofrendar al Apu, sin la necesidad de llegar hasta sus inmediaciones, bastaba subir a un cerro, desde donde se podía divisar al Apu, y desde allí realizar la ofrenda.
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encañada tan estrecha e intransitable, que hoy se conoce con el nombre “Uchco” (hueco), entonces deciden regresar por donde habían entrado y en ese trance, avistaron a mucha gente que oteaban desde las alturas del cerro “Tunsho Palpa” e inmed ia t amente in i c i a ron su a s c en so , e s c a l ando dificultosamente, para conocerlos y saber de ellos, más los futuros tomasinos, desde su posición ventajosa, llenaron de galgas a los intrusos, por lo que los sitiadores esperaron la caída de la noche y aprovechando la visibilidad de la luna, pudieron subir por diferentes sitios, llegando a dominarlos. Los valientes resistieron heroicamente y al verse superados huyeron, abandonando sus viviendas; el ejército Inca al no encontrar acogida ni buena información se trasladó hacia Ñaupahuasi, por otro camino que pasa por el pueblo de Huancaya. Pasado este episodio, los sobrevivientes optaron por bajar a ocupar la quebrada y se establecieron muy cerca a “Quimsa pampa” formando las primeras casas en el lugar que llamaron “Wuillca Tupe” (nietos de los Tupes).
Posteriormente llegan los españoles en su primera incursión, al mando de Juan Pizarro y Diego de Alcántara, realizando la misma ruta que siguieron los Incas y al no encontrar más camino hacia el Sur, retornan hasta el lugar llamado Tambillo (pequeño tambo), el 28 de octubre de 1533 y toman el camino que va hacia el hoy pueblo de Huancaya.
Pasado cerca de medio siglo de esta primera llegada de los españoles, ya en la colonia, se había terminado la repartija de los tesoros que se hallaban al alcance de sus manos. Recién entonces se empeñan en buscar los lugares del origen de tanta riqueza metálica, llegan hasta esta zona ambiciosos españoles que residían en el valle del Mantaro, especialmente desde Jauja. Informados de la existencia de plata y oro en los cerros, afanosos buscan el codicioso metal, abriendo diversas boca minas,
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apoyado por los ejércitos llegados al Perú en busca de sellar la independencia Sud Americana.
Al pequeño pueblo de Tomas, hoy distrito de la provincia de Yauyos, le cupo ser la cuna de estos hechos, así como también el de sus hijos que, comandaron estas acciones. Las primeras referencias históricas nos llevan hasta el Pre-Incanato, donde se resalta la aparición de las primeras agrupaciones de viviendas en
2las alturas del cerro “Tunsho Palpa” (ofrendas al cerro Tunshu) , con los nombres de: “Cacañan” y “Ragra Machay”, traducidos como: “En el mismo cerro” y “cueva en la rajadura del cerro” respectivamente, que fueron nombres puestos para explicar la dimensión de la naturaleza y las características geográficas de cada lugar. Habitaban en estos sitios los primeros pobladores, de origen Huari y posteriormente por los Yauyos y con ellos los Tupe; posteriormente llegan los Incas, que bajaron por la quebrada de “Singua”, siguiendo el curso del río del mismo nombre, hasta su confluencia con el río Huancachi, en donde se ubica una pequeña planicie, enclavada entre tres imponentes cerros denominados: Al Sureste “Human Huarco” o “Callapa”, al Norte “Tunshu Palpa” y al Oeste “Chilca chilca”, a esta planicie le denominan “Quimsa pampa” (las tres pampas), allí se cultivaban diversidad de productos agrícolas para su sustento.
La comitiva del Inca, llegado hasta este lugar, no encontraron habitante alguno, sólo sembríos y al querer seguir su viaje hacia “Ñaupahuasi”, se vieron imposibilitados por no encontrar camino que pudiera sacarlos de ese encierro, el sendero por el curso del río se presentaba trunco, porque el agua se filtra por una
2. “Tunsho Palpa”, que en quechua Tunsho se refiere al tuétano de los huesos y palpa es la ofrenda. Contamos no muy lejos con un próximo nevado sobresaliente en la cordillera occidental de los Andes, con el nombre de “Tunsho” y que antiguamente era venerada muy efusivamente dicho nevado; pero a la llegada de los españoles y luego de la extirpación de idolatrías, obligó a los creyentes nativos, a ofrendar al Apu, sin la necesidad de llegar hasta sus inmediaciones, bastaba subir a un cerro, desde donde se podía divisar al Apu, y desde allí realizar la ofrenda.
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intentaron colocar una pequeña fundición para el mineral, pero por tener un espacio reducido y no reunir las condiciones, optaron por instalar los modernos buitrones de tratamiento en Huancachi, ubicado aproximadamente a cinco kilómetros río arriba de Tomas. Estuvieron en esta afanosa labor los experimentados Pedro Klepetco y José Cairo, mineros asentados con anterioridad en la zona de Yauli La Oroya y Morococha.
Estos tres barrios que podemos llamarlos así, remplazan la planicie del Quimsa pampa antiguo, que son las bases conformantes para la creación del pueblo de Tomas, perteneciente desde su nacimiento a “Cocha Laraos”, que fue la cede del cabildo, la parroquia, y la prominencia de las principales autoridades durante la época colonial y parte de la república.
Posteriormente, por muchas razones que se justificaron en su oportunidad el diputado por Huancayo don Francisco Miculicich, ante el Congreso Regional que se reunía en Chincha Alta, durante el segundo gobierno de don Augusto Bernardino Leguía y Salcedo, gestionó elevar a la categoría de “Villa”, título honorífico, como tantos otros que se acostumbraban dar en esa época, costumbre llegada al Perú con los españoles, seguidos por los políticos de turno, para beneficiarse con su apoyo electoral; así consiguieron este nombre mediante una disposición única en 1928. Pero Tomas, siguió como anexo, primero de Cocha Laraos y después de Alis, hasta su creación como distrito en el año de 1933.
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Aroldo Egoavil Trigos
suscitando enfrentamientos con los indios de la zona, tal como atestigua un documento de más de 100 folios, donde se informan de un pleito sucedido en los parajes de Laraos, que posteriormente serían las minas de Yauricocha y alrededores, protagonizado por un español, hijo de don Carlos de Andrade, quien hizo el denuncio ante las autoridades coloniales como dueño de estos yacimientos en el año de 1567.
El descubrimiento de estos recursos metálicos y el adueñarse de las riquezas que encerraban, ocasionó la oposición de un grupo de indios, dirigidos por el entonces Curaca de Cocha Laraos don Manuel Chumpe, quien era poseedor de gran parte de este territorio y autoridad principal de Cocha Laraos. Hoy todavía permanece el nombre de este Curaca en el lugar que funciona la planta concentradora de minerales del asiento minero de Yauricocha, conocido actualmente como Chumpe.
En 1595, los primeros mineros, buscan lugares apropiados para tratar el mineral, con moliendas y amalgamas, que cuente con el indispensable recurso de agua en abundancia, llegando a ocupar “Quimsa pampa”, empezando el proceso de descarte de los sembríos e instalan sus precarios molinos de piedras, aprovechando la fuerza del agua que movían las ruedas de estos artefactos, que fueron creciendo en número, formando en sus alrededores residencia para los trabajadores y se cambia de nombre al lugar de “Quimsa pampa” por el de las tomas, lugar de las tres tomas de agua, llegando a simplificarse posteriormente como Tomas.
Las tomas de agua tenían nombres específicos como el que estaba al lado derecho como “Jatun toma” (toma grande), el del centro “Cocha quishuar” (laguna del quishuar) y el de la izquierda “Mata muchca” (dos morteros juntos). Es así como va creciendo estas instalaciones de trabajo y vivencia. Incluso
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intentaron colocar una pequeña fundición para el mineral, pero por tener un espacio reducido y no reunir las condiciones, optaron por instalar los modernos buitrones de tratamiento en Huancachi, ubicado aproximadamente a cinco kilómetros río arriba de Tomas. Estuvieron en esta afanosa labor los experimentados Pedro Klepetco y José Cairo, mineros asentados con anterioridad en la zona de Yauli La Oroya y Morococha.
Estos tres barrios que podemos llamarlos así, remplazan la planicie del Quimsa pampa antiguo, que son las bases conformantes para la creación del pueblo de Tomas, perteneciente desde su nacimiento a “Cocha Laraos”, que fue la cede del cabildo, la parroquia, y la prominencia de las principales autoridades durante la época colonial y parte de la república.
Posteriormente, por muchas razones que se justificaron en su oportunidad el diputado por Huancayo don Francisco Miculicich, ante el Congreso Regional que se reunía en Chincha Alta, durante el segundo gobierno de don Augusto Bernardino Leguía y Salcedo, gestionó elevar a la categoría de “Villa”, título honorífico, como tantos otros que se acostumbraban dar en esa época, costumbre llegada al Perú con los españoles, seguidos por los políticos de turno, para beneficiarse con su apoyo electoral; así consiguieron este nombre mediante una disposición única en 1928. Pero Tomas, siguió como anexo, primero de Cocha Laraos y después de Alis, hasta su creación como distrito en el año de 1933.
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suscitando enfrentamientos con los indios de la zona, tal como atestigua un documento de más de 100 folios, donde se informan de un pleito sucedido en los parajes de Laraos, que posteriormente serían las minas de Yauricocha y alrededores, protagonizado por un español, hijo de don Carlos de Andrade, quien hizo el denuncio ante las autoridades coloniales como dueño de estos yacimientos en el año de 1567.
El descubrimiento de estos recursos metálicos y el adueñarse de las riquezas que encerraban, ocasionó la oposición de un grupo de indios, dirigidos por el entonces Curaca de Cocha Laraos don Manuel Chumpe, quien era poseedor de gran parte de este territorio y autoridad principal de Cocha Laraos. Hoy todavía permanece el nombre de este Curaca en el lugar que funciona la planta concentradora de minerales del asiento minero de Yauricocha, conocido actualmente como Chumpe.
En 1595, los primeros mineros, buscan lugares apropiados para tratar el mineral, con moliendas y amalgamas, que cuente con el indispensable recurso de agua en abundancia, llegando a ocupar “Quimsa pampa”, empezando el proceso de descarte de los sembríos e instalan sus precarios molinos de piedras, aprovechando la fuerza del agua que movían las ruedas de estos artefactos, que fueron creciendo en número, formando en sus alrededores residencia para los trabajadores y se cambia de nombre al lugar de “Quimsa pampa” por el de las tomas, lugar de las tres tomas de agua, llegando a simplificarse posteriormente como Tomas.
Las tomas de agua tenían nombres específicos como el que estaba al lado derecho como “Jatun toma” (toma grande), el del centro “Cocha quishuar” (laguna del quishuar) y el de la izquierda “Mata muchca” (dos morteros juntos). Es así como va creciendo estas instalaciones de trabajo y vivencia. Incluso
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JUAN EVANGELISTA JUAN EVANGELISTA VIVAS PINEDAVIVAS PINEDA
JUAN EVANGELISTA VIVAS PINEDA
El Sargento Mayor don Juan Evangelista Vivas Pineda, natural de Tomas, pueblo formado por los pequeños mineros y gente foránea llegados de distintas partes como mano de obra al territorio de “Quimsa Pampa” (tres pampas). Nacido en 1739, fue hijo legítimo de don José Vivas y de doña Eulalia Pineda, el padre un mestizo y pequeño minero, que vivía en el valle del Mantaro, posiblemente en el pueblo de Jauja por ser el de mayor grupo poblacional; pero también en el pueblo de Sicaya, quienes, informados de la existencia de yacimientos de minerales en la zona de Yauyos, codiciosos se dirigen hacia allí y se dedican a explorar y explotar los filones auríferos, que se presentaban, adornados de plata y otros metales, junto a febriles trabajadores, acumulaban su pequeño tesoro en los buitrones y molinos, que funcionaban artesanalmente, tanto en la localidad de Tomas, así como en Huancachi.
Posteriormente, poco a poco van incursionando en la ganadería, que para entonces en esta zona estaba descuidada. En la población habitaban pocos oriundos con conocimientos endebles del pastoreo, la mayoría eran foráneos y se dedicaban a los trabajos en las minas, con una disminución de sus habitantes por las nuevas enfermedades llegadas con los intrusos, el traslado de “mitmas” en tiempo de los Incas, y las sucesivas guerras entre españoles y estos pocos no tomaron empeño en la crianza de los nuevos animales como las ovejas, vacas, caballos y otros.
Dentro de este escenario familiar, de fuerte creencia religiosa, nace Juan Evangelista, el primogénito, bautizado con un nombre
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JUAN EVANGELISTA JUAN EVANGELISTA VIVAS PINEDAVIVAS PINEDA
JUAN EVANGELISTA VIVAS PINEDA
El Sargento Mayor don Juan Evangelista Vivas Pineda, natural de Tomas, pueblo formado por los pequeños mineros y gente foránea llegados de distintas partes como mano de obra al territorio de “Quimsa Pampa” (tres pampas). Nacido en 1739, fue hijo legítimo de don José Vivas y de doña Eulalia Pineda, el padre un mestizo y pequeño minero, que vivía en el valle del Mantaro, posiblemente en el pueblo de Jauja por ser el de mayor grupo poblacional; pero también en el pueblo de Sicaya, quienes, informados de la existencia de yacimientos de minerales en la zona de Yauyos, codiciosos se dirigen hacia allí y se dedican a explorar y explotar los filones auríferos, que se presentaban, adornados de plata y otros metales, junto a febriles trabajadores, acumulaban su pequeño tesoro en los buitrones y molinos, que funcionaban artesanalmente, tanto en la localidad de Tomas, así como en Huancachi.
Posteriormente, poco a poco van incursionando en la ganadería, que para entonces en esta zona estaba descuidada. En la población habitaban pocos oriundos con conocimientos endebles del pastoreo, la mayoría eran foráneos y se dedicaban a los trabajos en las minas, con una disminución de sus habitantes por las nuevas enfermedades llegadas con los intrusos, el traslado de “mitmas” en tiempo de los Incas, y las sucesivas guerras entre españoles y estos pocos no tomaron empeño en la crianza de los nuevos animales como las ovejas, vacas, caballos y otros.
Dentro de este escenario familiar, de fuerte creencia religiosa, nace Juan Evangelista, el primogénito, bautizado con un nombre
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a su hija María Donata; otro cuarto, sala y despensa a su hija Fernanda; un cuarto, cocina y tiendas a su hijo Santos; y una tienda, sala, cuarto y patio a su hijo Toribio. Más tarde compra todas sus minas y el Ingenio de Huancachi que está situada a una legua de este pueblo de Tomas, que pertenecía a don Luis Roo, hijo legítimo de la principal doña Manuela Cairo, arreglado en 1830 por el precio de 2000 pesos; 1500 que le debía el finado don José Guillermo Cairo, y 500 pesos que en dinero pagó a Luis Roo.
Poco sabemos de su etapa de juventud. El 9 de julio de 1803 a los 64 años inicia un proceso de reclamo al alcalde de Tomas don Tomás Delzo de los derechos que le corresponde de pertenencia de varias parcelas de pastizales. Juan Evangelista era un hombre de muchos conocimientos y tal vez el mejor preparado dentro de la comunidad, es por eso que el pueblo lo nombra como su personero; con este cargo exige al pueblo le dé un documento que certifique su posición de las extensas y mejores tierras de este pueblo que son: “Singua”, “Aquilla”, “Huayunca” y “Pomacancha”. En recompensa, ofrece alcanzar al pueblo 500 pesos de ocho reales, dos arrobas de coca y una botija de aguardiente, que se esfumaría en una borrachera acostumbrada.
En la hacienda “Señora Purísima de Singua” construyó varias casas y aposentos para su solazada permanencia y para sus servidores, así como galpones y corrales para el ganado mayor y menor, y hasta una capilla en el paraje denominado “Quichque”, jurisdicción de este mismo pueblo de Tomas. Poseía varias bocaminas de plata registradas a su nombre. Igualmente, en el valle del Mantaro poseía varias haciendas: “Collpas”, “Rupan cancha” y “Mata vilo” adquirido en compra al coronel Don Manuel Rivero; este predio está ubicado al Oeste del pueblo de Sicaya a 3700 metros en línea recta; donde tenían construidos
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Aroldo Egoavil Trigos
buscado en los escritos evangélicos, nombre escogido por sus padres, como clara muestra de su adhesión fanática al catolicismo. El pequeño Juan va creciendo dentro de muchas comodidades económicas, con buena educación, posiblemente enrolado al ejército por sugerencia de sus padres, hasta obtener el grado de Sargento Mayor en la capital.
A su regreso a Tomas, se dedica a las labores de sus padres, la minería principalmente y la ganadería consecutivamente. Muchos investigadores indican que fue natural de Laraos, pero esta afirmación no es sólida, porque en su testamento alude diciendo que es de Tomas. Su partida de nacimiento encontrado en Laraos no afirma su procedencia, puesto que todo el coloniaje y gran parte de la época republicana “Cocha Laraos” fue administrado desde este distrito que controlaba todos los pueblos de la zona norte de Yauyos.
Ya mayor, don Juan Evangelista se une en matrimonio con doña Isabel Ruíz, tomasina ella; como él mismo refiere que fue “casado y velado”, refiriendo a su unión legítima, tanto civil como religiosa, cumpliendo los ritos y costumbres de los enlaces matrimoniales impuesto por los españoles. Como fruto de este matrimonio engendraron catorce hijos legítimos, de los cuales ocho murieron prematuramente y seis vivieron, los cuales son: Toribio, Juan de Dios, Bernabé, María Donata, Fernanda y Santos Vivas Ruiz.
Esta nueva familia va adquiriendo muchos bienes en el pueblo de Tomas. Como ejemplo se puede mencionar lo adquirido del minero huancaíno Juan Agustín Torres, un Ingenio para la molienda de metales en el mismo pueblo y varias casas y terrenos, que luego de repararlas sirvieron de vivienda y locales de negocios. De los muchos bienes que poseía en este pueblo algunos fueron cedido a sus hijos: Una sala con su cuarto
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a su hija María Donata; otro cuarto, sala y despensa a su hija Fernanda; un cuarto, cocina y tiendas a su hijo Santos; y una tienda, sala, cuarto y patio a su hijo Toribio. Más tarde compra todas sus minas y el Ingenio de Huancachi que está situada a una legua de este pueblo de Tomas, que pertenecía a don Luis Roo, hijo legítimo de la principal doña Manuela Cairo, arreglado en 1830 por el precio de 2000 pesos; 1500 que le debía el finado don José Guillermo Cairo, y 500 pesos que en dinero pagó a Luis Roo.
Poco sabemos de su etapa de juventud. El 9 de julio de 1803 a los 64 años inicia un proceso de reclamo al alcalde de Tomas don Tomás Delzo de los derechos que le corresponde de pertenencia de varias parcelas de pastizales. Juan Evangelista era un hombre de muchos conocimientos y tal vez el mejor preparado dentro de la comunidad, es por eso que el pueblo lo nombra como su personero; con este cargo exige al pueblo le dé un documento que certifique su posición de las extensas y mejores tierras de este pueblo que son: “Singua”, “Aquilla”, “Huayunca” y “Pomacancha”. En recompensa, ofrece alcanzar al pueblo 500 pesos de ocho reales, dos arrobas de coca y una botija de aguardiente, que se esfumaría en una borrachera acostumbrada.
En la hacienda “Señora Purísima de Singua” construyó varias casas y aposentos para su solazada permanencia y para sus servidores, así como galpones y corrales para el ganado mayor y menor, y hasta una capilla en el paraje denominado “Quichque”, jurisdicción de este mismo pueblo de Tomas. Poseía varias bocaminas de plata registradas a su nombre. Igualmente, en el valle del Mantaro poseía varias haciendas: “Collpas”, “Rupan cancha” y “Mata vilo” adquirido en compra al coronel Don Manuel Rivero; este predio está ubicado al Oeste del pueblo de Sicaya a 3700 metros en línea recta; donde tenían construidos
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buscado en los escritos evangélicos, nombre escogido por sus padres, como clara muestra de su adhesión fanática al catolicismo. El pequeño Juan va creciendo dentro de muchas comodidades económicas, con buena educación, posiblemente enrolado al ejército por sugerencia de sus padres, hasta obtener el grado de Sargento Mayor en la capital.
A su regreso a Tomas, se dedica a las labores de sus padres, la minería principalmente y la ganadería consecutivamente. Muchos investigadores indican que fue natural de Laraos, pero esta afirmación no es sólida, porque en su testamento alude diciendo que es de Tomas. Su partida de nacimiento encontrado en Laraos no afirma su procedencia, puesto que todo el coloniaje y gran parte de la época republicana “Cocha Laraos” fue administrado desde este distrito que controlaba todos los pueblos de la zona norte de Yauyos.
Ya mayor, don Juan Evangelista se une en matrimonio con doña Isabel Ruíz, tomasina ella; como él mismo refiere que fue “casado y velado”, refiriendo a su unión legítima, tanto civil como religiosa, cumpliendo los ritos y costumbres de los enlaces matrimoniales impuesto por los españoles. Como fruto de este matrimonio engendraron catorce hijos legítimos, de los cuales ocho murieron prematuramente y seis vivieron, los cuales son: Toribio, Juan de Dios, Bernabé, María Donata, Fernanda y Santos Vivas Ruiz.
Esta nueva familia va adquiriendo muchos bienes en el pueblo de Tomas. Como ejemplo se puede mencionar lo adquirido del minero huancaíno Juan Agustín Torres, un Ingenio para la molienda de metales en el mismo pueblo y varias casas y terrenos, que luego de repararlas sirvieron de vivienda y locales de negocios. De los muchos bienes que poseía en este pueblo algunos fueron cedido a sus hijos: Una sala con su cuarto
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exactas. En cambio, la familia Vivas con sus diversos enlaces y vínculos en el negocio de minerales estaban al corriente de las noticias llegadas al Perú y causó honda preocupación en esta familia, perturbó su tranquilidad y vieron amenazadas su posición económica, llegando a quitarles el sueño.
Juan Evangelista se daba perfecta cuenta de que los ejércitos de Bolívar y San Martín llegarían pronto a territorio peruano, no había duda; en esta situación no había otra salida que apoyar o involucrarse con ellos, protegiendo así los intereses familiares; preocupado, en las noches conversaban con sus hijos y parientes y demás mineros de la zona, sobre la conveniencia de apoyar estos proyectos independentistas; ya que en los últimos años se veían agobiados por muchos impuestos que el virreinato decadente obligaba al pueblo y a sus contribuyentes.
Por otro lado, se acercaban los ejércitos del norte. Simón Bolívar ya estaba en Quito y San Martín ya había independizado Chile y se dirigía al Perú, entonces Juan Evangelista Vivas Pineda, decide plegarse a los libertadores, porque sabe que de todas maneras llegarán estos ejércitos al Perú y si continúan apoyando al ejército del Virreinato pueden perder sus haciendas y minas; entonces bien analizado la situación social, económica y política, emprenden organizar un grupo de guerrilleros en colaboración de otros que se hallaban en condiciones similares, de mineros exprimidos por los elevados impuestos en la postrimería del coloniaje español, como José Guillermo Cairo y Pascual Cairo. Los Cairo, mineros de larga experiencia, procedentes de Yauli La Oroya, afincados en Huancachi aprovechan la convulsión libertaria y seguros de beneficiarse con la llegada de San Martín al poder, toman tal decisión en su beneficio.
Que quede claro, que la principal intención de Juan Evangelista, fue proteger así su ingente riqueza de pastizales y
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Aroldo Egoavil Trigos
varias casas y galpones. Estas haciendas fueron incrementándose paulatinamente con compras a los vecinos, como el adquirido a don Pedro Gutarra y Fracisco Poneca, buenas tierras de cultivo en la jurisdicción del pueblo de Sicaya.
Las tareas tanto en las minas y las haciendas, requería de mucha mano de obra, por lo que tenía a su servicio gran cantidad de peones, caporales, pastores, obreros en las minas, molineros en los buitrones y especialistas en el procesamiento de los minerales, así como arrieros. Pero lo que más destaca son sus siete esclavos negros africanos, comprados para las tareas domésticas; más tarde, acosado por la avanzada edad y males de salud, distribuye sus esclavos de la siguiente manera: a una de ellas nombrada “Juana”, le regala a su hija María Donata; “Francisco” a su hijo Toribio; “María Pasca” a su hija Fernanda; los cuatro restantes que son: “José Paz”, “María del Carmen”, “Clemencia” y “Timoteo”, estuvieron al servicio de su esposa y menores hijos: Santos, Juan de Dios y Bernabé.
Armado el documento de posesión de las haciendas, con la respectiva firma por parte de las autoridades del pueblo, legalizando su pertenencia de las tierras, busca refrendarlos ante el Juez de Primera Instancia de Jauja el 12 de diciembre de 1813; con la concurrencia del Notario Santiago Peña. Posteriormente don Juan Evangelista empoderado políticamente, solicita en noviembre de 1824, ante el Juez Real y Sub delegado, pidiendo se le ministrase posesión de los pastizales que señalamos; que fue aprobado sin la respectiva concurrencia los terrenos por parte de los peritos y de las autoridades comunales, como debería ser un deslinde legal, para fijar los hitos correspondientes.
La gran noticia de la independencia de los pueblos Sud
Americanos llegaba a estos lares apartados muy tarde y deformados, y la gran mayoría de personas ni tenían las noticias
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exactas. En cambio, la familia Vivas con sus diversos enlaces y vínculos en el negocio de minerales estaban al corriente de las noticias llegadas al Perú y causó honda preocupación en esta familia, perturbó su tranquilidad y vieron amenazadas su posición económica, llegando a quitarles el sueño.
Juan Evangelista se daba perfecta cuenta de que los ejércitos de Bolívar y San Martín llegarían pronto a territorio peruano, no había duda; en esta situación no había otra salida que apoyar o involucrarse con ellos, protegiendo así los intereses familiares; preocupado, en las noches conversaban con sus hijos y parientes y demás mineros de la zona, sobre la conveniencia de apoyar estos proyectos independentistas; ya que en los últimos años se veían agobiados por muchos impuestos que el virreinato decadente obligaba al pueblo y a sus contribuyentes.
Por otro lado, se acercaban los ejércitos del norte. Simón Bolívar ya estaba en Quito y San Martín ya había independizado Chile y se dirigía al Perú, entonces Juan Evangelista Vivas Pineda, decide plegarse a los libertadores, porque sabe que de todas maneras llegarán estos ejércitos al Perú y si continúan apoyando al ejército del Virreinato pueden perder sus haciendas y minas; entonces bien analizado la situación social, económica y política, emprenden organizar un grupo de guerrilleros en colaboración de otros que se hallaban en condiciones similares, de mineros exprimidos por los elevados impuestos en la postrimería del coloniaje español, como José Guillermo Cairo y Pascual Cairo. Los Cairo, mineros de larga experiencia, procedentes de Yauli La Oroya, afincados en Huancachi aprovechan la convulsión libertaria y seguros de beneficiarse con la llegada de San Martín al poder, toman tal decisión en su beneficio.
Que quede claro, que la principal intención de Juan Evangelista, fue proteger así su ingente riqueza de pastizales y
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varias casas y galpones. Estas haciendas fueron incrementándose paulatinamente con compras a los vecinos, como el adquirido a don Pedro Gutarra y Fracisco Poneca, buenas tierras de cultivo en la jurisdicción del pueblo de Sicaya.
Las tareas tanto en las minas y las haciendas, requería de mucha mano de obra, por lo que tenía a su servicio gran cantidad de peones, caporales, pastores, obreros en las minas, molineros en los buitrones y especialistas en el procesamiento de los minerales, así como arrieros. Pero lo que más destaca son sus siete esclavos negros africanos, comprados para las tareas domésticas; más tarde, acosado por la avanzada edad y males de salud, distribuye sus esclavos de la siguiente manera: a una de ellas nombrada “Juana”, le regala a su hija María Donata; “Francisco” a su hijo Toribio; “María Pasca” a su hija Fernanda; los cuatro restantes que son: “José Paz”, “María del Carmen”, “Clemencia” y “Timoteo”, estuvieron al servicio de su esposa y menores hijos: Santos, Juan de Dios y Bernabé.
Armado el documento de posesión de las haciendas, con la respectiva firma por parte de las autoridades del pueblo, legalizando su pertenencia de las tierras, busca refrendarlos ante el Juez de Primera Instancia de Jauja el 12 de diciembre de 1813; con la concurrencia del Notario Santiago Peña. Posteriormente don Juan Evangelista empoderado políticamente, solicita en noviembre de 1824, ante el Juez Real y Sub delegado, pidiendo se le ministrase posesión de los pastizales que señalamos; que fue aprobado sin la respectiva concurrencia los terrenos por parte de los peritos y de las autoridades comunales, como debería ser un deslinde legal, para fijar los hitos correspondientes.
La gran noticia de la independencia de los pueblos Sud
Americanos llegaba a estos lares apartados muy tarde y deformados, y la gran mayoría de personas ni tenían las noticias
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A su paso por cada pueblo son escuchados y aprobadas el nuevo accionar de estos patriotas, que van encarneciendo sus filas en Huancaya, Vitis, Huaquis y Carania. Llegan a Yauyos la capital en la madrugada del 19 de noviembre de 1820 que fue tomado por sorpresa, cayendo preso Andrés Pizarro, último alcalde realista. Desde aquí envían emisarios a los diferentes pueblos de Yauyos instándoles a plegarse y apoyar la rebelión, y desde la tribuna arengan a plegarse a la lucha libertaria, porque asumían que no había otra salida por el momento. Pueblos como Pampas se pliegan a la rebelión, contando como voluntario a don Francisco Villafanes, que recorre los pueblos de Tupe, Cacra, Cachui, Viñac y Chocos. En el pueblo de Ayavirí se levanta Mariano Brun y con efectivos de su mando llegan hasta Quinches, Huañec, Pilas y Omas. Así también sucedería con José Palomo en Tauripampa.
En el marco de una asamblea soberana, presente la legión de guerrillas en armas y numerosa concurrencia de patriotas, proclamaron la independencia de Yauyos, el 9 de febrero de 1821. Como primera gestión de gobierno local, decretaron el nombramiento de don José Guillermo Cairo como el primer gobernador de la Provincia.
El General don José de San Martín en reconocimiento a la valiente y oportuna creación de estas guerrillas, tomó varias acciones, como el nombramiento de Juan Evangelista Vivas Pineda, como Comandante de Guerrillas, encargado de defender la provincia de Yauyos; don José Guillermo Cairo como Gobernador Político de Yauyos; don Pascual Cairo, Ciriaco Lovera, Francisco Villafanes y Mariano Brun como comandantes de Guerrillas de sus respectivos pueblos. También el General Álvarez de Arenales, acantonado en Huancayo, enterado del alzamiento y jura de la independencia en Tomas, envió armas y municiones para los guerrilleros.
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Aroldo Egoavil Trigos
obrajes en las minas que poseía en Tomas, Huancachi y Sicaya. Como todo movimiento al comienzo eran pocos los que acuden a su llamado, algunos obligados, como sus operarios y peones en el pastoreo en sus haciendas o sus compadres unidos a él por lazos de amistad, pero con el correr del tiempo y viendo que su accionar llamaba a la rebelión masiva, se plegaban más patriotas y más pueblos. Es así que en Tomas llama a sus pocos paisanos, especialmente a la gente empleada en su hacienda a sumarse a las filas de hombres en lucha por la independencia del Perú. Tal como menciona el profesor Brígido Varillas Gallardo en su obra “Yauyos en el perfil histórico y cultural de sus pueblos”:
“En este distrito (Tomas) haciéndose eco la difusión de ideas liberales que recorrían agitando los pueblos, en asamblea extraordinaria de valerosos ciudadanos, reunidos en la plaza principal, con juramento de lealtad a la Patria, investido de resolución ciudadana y encarnando las virtudes de sus antepasados, don Juan Evangelista Vivas se erigió en el caudillo de la revolución, proclamando el 12 de noviembre de 1820 el primer grito de libertad en la Provincia de Yauyos”.
El grito de Tomas repercutió con eco de rebelión puesta en marcha, originando gran inquietud y general expectativa. Sin tiempo que perder los pueblos se movilizaron, Huancachi se levanta, encabezado por José Guillermo Cairo (también Pascual Cairo) y se une al caudillo de la revolución. Sin tregua al adversario, en primera acción de conjunto, ajustician a unos españoles, quienes, con codicia metálica, en minas de la cercanía (Huancachi), explotaban oro y plata con prepotencia abusiva a indefensos naturales. Al día siguiente en viaje a Huancaya, los nuevos voluntarios a la causa libertaria, ya se encontraban en armas. Pueblos del mismo destino, unidos en la historia y nexo geográfico Tomas, Huancachi y Huancaya acaudillados por Juan Evangelista Vivas, José Guillermo Cairo y Ciriaco Lovera respectivamente.
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Precursores Libertarios desde Yauyos - Lima
A su paso por cada pueblo son escuchados y aprobadas el nuevo accionar de estos patriotas, que van encarneciendo sus filas en Huancaya, Vitis, Huaquis y Carania. Llegan a Yauyos la capital en la madrugada del 19 de noviembre de 1820 que fue tomado por sorpresa, cayendo preso Andrés Pizarro, último alcalde realista. Desde aquí envían emisarios a los diferentes pueblos de Yauyos instándoles a plegarse y apoyar la rebelión, y desde la tribuna arengan a plegarse a la lucha libertaria, porque asumían que no había otra salida por el momento. Pueblos como Pampas se pliegan a la rebelión, contando como voluntario a don Francisco Villafanes, que recorre los pueblos de Tupe, Cacra, Cachui, Viñac y Chocos. En el pueblo de Ayavirí se levanta Mariano Brun y con efectivos de su mando llegan hasta Quinches, Huañec, Pilas y Omas. Así también sucedería con José Palomo en Tauripampa.
En el marco de una asamblea soberana, presente la legión de guerrillas en armas y numerosa concurrencia de patriotas, proclamaron la independencia de Yauyos, el 9 de febrero de 1821. Como primera gestión de gobierno local, decretaron el nombramiento de don José Guillermo Cairo como el primer gobernador de la Provincia.
El General don José de San Martín en reconocimiento a la valiente y oportuna creación de estas guerrillas, tomó varias acciones, como el nombramiento de Juan Evangelista Vivas Pineda, como Comandante de Guerrillas, encargado de defender la provincia de Yauyos; don José Guillermo Cairo como Gobernador Político de Yauyos; don Pascual Cairo, Ciriaco Lovera, Francisco Villafanes y Mariano Brun como comandantes de Guerrillas de sus respectivos pueblos. También el General Álvarez de Arenales, acantonado en Huancayo, enterado del alzamiento y jura de la independencia en Tomas, envió armas y municiones para los guerrilleros.
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obrajes en las minas que poseía en Tomas, Huancachi y Sicaya. Como todo movimiento al comienzo eran pocos los que acuden a su llamado, algunos obligados, como sus operarios y peones en el pastoreo en sus haciendas o sus compadres unidos a él por lazos de amistad, pero con el correr del tiempo y viendo que su accionar llamaba a la rebelión masiva, se plegaban más patriotas y más pueblos. Es así que en Tomas llama a sus pocos paisanos, especialmente a la gente empleada en su hacienda a sumarse a las filas de hombres en lucha por la independencia del Perú. Tal como menciona el profesor Brígido Varillas Gallardo en su obra “Yauyos en el perfil histórico y cultural de sus pueblos”:
“En este distrito (Tomas) haciéndose eco la difusión de ideas liberales que recorrían agitando los pueblos, en asamblea extraordinaria de valerosos ciudadanos, reunidos en la plaza principal, con juramento de lealtad a la Patria, investido de resolución ciudadana y encarnando las virtudes de sus antepasados, don Juan Evangelista Vivas se erigió en el caudillo de la revolución, proclamando el 12 de noviembre de 1820 el primer grito de libertad en la Provincia de Yauyos”.
El grito de Tomas repercutió con eco de rebelión puesta en marcha, originando gran inquietud y general expectativa. Sin tiempo que perder los pueblos se movilizaron, Huancachi se levanta, encabezado por José Guillermo Cairo (también Pascual Cairo) y se une al caudillo de la revolución. Sin tregua al adversario, en primera acción de conjunto, ajustician a unos españoles, quienes, con codicia metálica, en minas de la cercanía (Huancachi), explotaban oro y plata con prepotencia abusiva a indefensos naturales. Al día siguiente en viaje a Huancaya, los nuevos voluntarios a la causa libertaria, ya se encontraban en armas. Pueblos del mismo destino, unidos en la historia y nexo geográfico Tomas, Huancachi y Huancaya acaudillados por Juan Evangelista Vivas, José Guillermo Cairo y Ciriaco Lovera respectivamente.
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Precursores Libertarios desde Yauyos - Lima
asistiendo a las reuniones de las autoridades y políticos, y es nombrado como diputado por Lima, por la mucha influencia y amistades que había desarrollado dentro del círculo militar y es llamado a integrar la Confederación Perú – Bolivia, en su calidad de diputado por Lima hasta fines de 1839, asistiendo a la reunión y formación de esta alianza en la Villa de Huaura el 6 de agosto de 1836. Fallece en mayo de 1840 en Lima, a los 101 años, sus restos deben estar enterrados en el cementerio “Presbítero Maestro”.
Es notorio que, en todos estos movimientos y alzamientos, no estaban presentes ninguno de sus hijos ya mayores, debe ser que ellos estaban más ocupados en la administración y conducción de sus bienes u ocupando altos cargos en la insipiente formación de la burocracia peruana por sus extensos vínculos militares. Por ejemplo, su Hijo Juan de Dios era coronel del ejército, así como también su hermano Bernabé; Juan Artemio era doctor en medicina, o el brigadier don Bartolomé Vivas; todas estas familias poseían muchas comodidades, con bienes inmuebles tanto en Tomas, Sicaya, Jauja y por su puesto en la capital del Virreinato, Lima.
Por estas acciones heroicas, y buscando esclarecer muchos pasajes de su vida que, son muy pocos y muchas veces distorsionadas tratando de esconder, algunos hechos que desmerecen su actitud frente al pueblo de Tomas, no tanto por mala actitud, sino porque en la Colonia estaba establecido la explotación, el esclavismo y el abuso ante las humildes gentes que, estaban a su disposición, además su condición de militar le facultaba realizar transacciones abusivas. Por todo esto hay que entender su proceder y separar lo malo de lo bueno y que la balanza de la justicia sea la que demuestre la realidad.
Héroe, por haber comandado los levantamientos a favor de la independencia del Perú, en los escarpados cerros y profundas
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Aroldo Egoavil Trigos
El 1 de octubre de 1821, se emitió el decreto, creando unas medallas distintivas, que todos los guerrilleros debían llevar en la parte izquierda del pecho, donde tenían gravadas las siguientes inscripciones: En el anverso “El valor es mi divisa” y en el reverso “A la partida de guerrillas”. Otro decreto ordenaba otorgar a los habitantes yauyinos, desde los 15 hasta los 50 años de edad, llevar en la manga del brazo izquierdo un escudo elíptico de paño rojo con letras bordadas con hilios de plata, con la siguiente inscripción: “A los constantes patriotas de Yauyos”.
El 3 de abril de 1823, Ciriaco Lovera ofrece valiente enfrentamiento a los realistas que se encaminaban hacia Tomas, acopiando ganados, en este desigual combate pierde 14 de sus valientes hombres que fueron apresados y fusilados en la estancia llamada Jatunhuasi (casa grande); ese mismo día 3 de abril llegan las tropas españolas al pueblo de Tomas, un grueso del ejército, por la quebrada de Paticancha y el resto por las cumbres del mismo cerro, bajan a Siria y toman por sorpresa a Tomas, donde se apoderan de todos los objetos de valor, finalizando con el incendio de las casas. Esta incursión, que no pudo ser frenado por los valientes de Juan Evangelista Vivas, trajo como consecuencia su destitución, siendo remplazado por Pascual Cairo en sus funciones.
Como se podrá advertir, el desempeño como Comandante General de las guerrillas de Juan Evangelista dura muy poco tiempo, debido más que nada a su avanzada edad de 82 años en 1821. Posteriormente ocupa cargos de poco movimiento, estacionado en la capital de la Provincia, hasta que su delicada salud le va condicionando a permanecer en su hacienda y su casa en Lima, donde tenían una buena mansión en los “Barros Altos”.
En 1833, redacta su testamento a los 94 años de edad. Según relata en este documento, superado sus dolencias, continúa
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Precursores Libertarios desde Yauyos - Lima
asistiendo a las reuniones de las autoridades y políticos, y es nombrado como diputado por Lima, por la mucha influencia y amistades que había desarrollado dentro del círculo militar y es llamado a integrar la Confederación Perú – Bolivia, en su calidad de diputado por Lima hasta fines de 1839, asistiendo a la reunión y formación de esta alianza en la Villa de Huaura el 6 de agosto de 1836. Fallece en mayo de 1840 en Lima, a los 101 años, sus restos deben estar enterrados en el cementerio “Presbítero Maestro”.
Es notorio que, en todos estos movimientos y alzamientos, no estaban presentes ninguno de sus hijos ya mayores, debe ser que ellos estaban más ocupados en la administración y conducción de sus bienes u ocupando altos cargos en la insipiente formación de la burocracia peruana por sus extensos vínculos militares. Por ejemplo, su Hijo Juan de Dios era coronel del ejército, así como también su hermano Bernabé; Juan Artemio era doctor en medicina, o el brigadier don Bartolomé Vivas; todas estas familias poseían muchas comodidades, con bienes inmuebles tanto en Tomas, Sicaya, Jauja y por su puesto en la capital del Virreinato, Lima.
Por estas acciones heroicas, y buscando esclarecer muchos pasajes de su vida que, son muy pocos y muchas veces distorsionadas tratando de esconder, algunos hechos que desmerecen su actitud frente al pueblo de Tomas, no tanto por mala actitud, sino porque en la Colonia estaba establecido la explotación, el esclavismo y el abuso ante las humildes gentes que, estaban a su disposición, además su condición de militar le facultaba realizar transacciones abusivas. Por todo esto hay que entender su proceder y separar lo malo de lo bueno y que la balanza de la justicia sea la que demuestre la realidad.
Héroe, por haber comandado los levantamientos a favor de la independencia del Perú, en los escarpados cerros y profundas
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El 1 de octubre de 1821, se emitió el decreto, creando unas medallas distintivas, que todos los guerrilleros debían llevar en la parte izquierda del pecho, donde tenían gravadas las siguientes inscripciones: En el anverso “El valor es mi divisa” y en el reverso “A la partida de guerrillas”. Otro decreto ordenaba otorgar a los habitantes yauyinos, desde los 15 hasta los 50 años de edad, llevar en la manga del brazo izquierdo un escudo elíptico de paño rojo con letras bordadas con hilios de plata, con la siguiente inscripción: “A los constantes patriotas de Yauyos”.
El 3 de abril de 1823, Ciriaco Lovera ofrece valiente enfrentamiento a los realistas que se encaminaban hacia Tomas, acopiando ganados, en este desigual combate pierde 14 de sus valientes hombres que fueron apresados y fusilados en la estancia llamada Jatunhuasi (casa grande); ese mismo día 3 de abril llegan las tropas españolas al pueblo de Tomas, un grueso del ejército, por la quebrada de Paticancha y el resto por las cumbres del mismo cerro, bajan a Siria y toman por sorpresa a Tomas, donde se apoderan de todos los objetos de valor, finalizando con el incendio de las casas. Esta incursión, que no pudo ser frenado por los valientes de Juan Evangelista Vivas, trajo como consecuencia su destitución, siendo remplazado por Pascual Cairo en sus funciones.
Como se podrá advertir, el desempeño como Comandante General de las guerrillas de Juan Evangelista dura muy poco tiempo, debido más que nada a su avanzada edad de 82 años en 1821. Posteriormente ocupa cargos de poco movimiento, estacionado en la capital de la Provincia, hasta que su delicada salud le va condicionando a permanecer en su hacienda y su casa en Lima, donde tenían una buena mansión en los “Barros Altos”.
En 1833, redacta su testamento a los 94 años de edad. Según relata en este documento, superado sus dolencias, continúa
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EL TESTAMENTO DE JUAN EL TESTAMENTO DE JUAN EVANGELISTA VIVAS PINEDAEVANGELISTA VIVAS PINEDA
EL TESTAMENTO DE JUAN EVANGELISTA VIVAS PINEDA
El Sargento Mayor, Juan Evangelista Vivas Pineda, poseedor de ingentes riquezas tanto en oro y plata, con en ganados ovinos, vacunos y muchas minas, deja a sus hijos muchos bienes muebles e inmuebles, como se desprende de su testamento, redactado en vida, ejecutados mediante sus albaceas y que a continuación la transcribo:
***
“En el nombre de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo tres personas distintas y un solo Dios verdadero”.
Sea notorio a todos los que el presente testamento respectivo, vienen como yo el Sargento Mayor del Ejército Don Juan Evangelista Vivas vecino de la Santísima Trinidad de Tomas, provincia de Yauyos, hijo legítimo de Don José Vivas y Doña Eulalia Pineda, estando enfermo en cama con la enfermedad que Dios, nuestro Señor se ha dignado darme y estando en mi sano y entero juicio otorgo el presente, creyendo como verdaderamente creo en los misterios de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo y en la encarnación de nuestro Señor Jesucristo y en las purísimas entrañas de la Santa María, y creo con igual firmeza en todos los misterios que cree y confiesa la Santa Madre Iglesia, Católica, Apostólica y Romana y en cuya fe y creencia mi voluntad, vivir y morir, elijo como mi Abogada a la Reyna de los Ángeles y Hombres, María Santísima,
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Aroldo Egoavil Trigos
quebradas del agreste territorio de los Yauyos. Recorrió muchos kilómetros por sinuosos y estrechos caminos, arriesgando su vida y la de sus valientes adherentes de los muchos pueblos de la provincia de Yauyos, abusando de la noble y silenciosa ayuda de mulas y corceles que, como gatos se aferraban a las resbalosas rocas o desafiaban la bravura de las correntadas de los ríos profundos, olvidando las fatigas del largo andar que demandaba las gestas libertarias, emulando en miniatura el extenso viaje del ejército libertador nacional. Reconocido por el Generalísimo don José de San Martín, por la oportuna, decidida y valiente acción de armas, en los momentos previos de la lucha final de la independencia americana, a los audaces montoneros, que llenó de gloria a la estirpe de los Yauyos, que lucharon contra la intromisión española desde los primeros días en que éstos pusieron los pies en estas tierras; derramaron tanta sangre, sudor y lágrimas tratando de impedir que trastocaran su cultura y contaminaran sus creencias con costumbres y acciones de las hordas bárbaras que donde pisaban sus caballos no volvía a crecer la hierba y donde pisaban éstos, desaparecían la sabiduría y riqueza del opulento Tahuantinsuyo.
Villano, por pertenecer a la “Villa de Tomas”, y ser causante de tantos dolores y llantos de humildes paisanos y explotados peones, mal pagados mineros de los primeros socavones en las heladas cumbres de nuestra serranía; villano por los muchos abusos cometidos contra su pueblo, en su afán morboso de acumular riqueza, que trascendió hasta después de su muerte, mediante sus herederos, especialmente Juan de Dios Evangelista Vivas.
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EL TESTAMENTO DE JUAN EL TESTAMENTO DE JUAN EVANGELISTA VIVAS PINEDAEVANGELISTA VIVAS PINEDA
EL TESTAMENTO DE JUAN EVANGELISTA VIVAS PINEDA
El Sargento Mayor, Juan Evangelista Vivas Pineda, poseedor de ingentes riquezas tanto en oro y plata, con en ganados ovinos, vacunos y muchas minas, deja a sus hijos muchos bienes muebles e inmuebles, como se desprende de su testamento, redactado en vida, ejecutados mediante sus albaceas y que a continuación la transcribo:
***
“En el nombre de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo tres personas distintas y un solo Dios verdadero”.
Sea notorio a todos los que el presente testamento respectivo, vienen como yo el Sargento Mayor del Ejército Don Juan Evangelista Vivas vecino de la Santísima Trinidad de Tomas, provincia de Yauyos, hijo legítimo de Don José Vivas y Doña Eulalia Pineda, estando enfermo en cama con la enfermedad que Dios, nuestro Señor se ha dignado darme y estando en mi sano y entero juicio otorgo el presente, creyendo como verdaderamente creo en los misterios de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo y en la encarnación de nuestro Señor Jesucristo y en las purísimas entrañas de la Santa María, y creo con igual firmeza en todos los misterios que cree y confiesa la Santa Madre Iglesia, Católica, Apostólica y Romana y en cuya fe y creencia mi voluntad, vivir y morir, elijo como mi Abogada a la Reyna de los Ángeles y Hombres, María Santísima,
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quebradas del agreste territorio de los Yauyos. Recorrió muchos kilómetros por sinuosos y estrechos caminos, arriesgando su vida y la de sus valientes adherentes de los muchos pueblos de la provincia de Yauyos, abusando de la noble y silenciosa ayuda de mulas y corceles que, como gatos se aferraban a las resbalosas rocas o desafiaban la bravura de las correntadas de los ríos profundos, olvidando las fatigas del largo andar que demandaba las gestas libertarias, emulando en miniatura el extenso viaje del ejército libertador nacional. Reconocido por el Generalísimo don José de San Martín, por la oportuna, decidida y valiente acción de armas, en los momentos previos de la lucha final de la independencia americana, a los audaces montoneros, que llenó de gloria a la estirpe de los Yauyos, que lucharon contra la intromisión española desde los primeros días en que éstos pusieron los pies en estas tierras; derramaron tanta sangre, sudor y lágrimas tratando de impedir que trastocaran su cultura y contaminaran sus creencias con costumbres y acciones de las hordas bárbaras que donde pisaban sus caballos no volvía a crecer la hierba y donde pisaban éstos, desaparecían la sabiduría y riqueza del opulento Tahuantinsuyo.
Villano, por pertenecer a la “Villa de Tomas”, y ser causante de tantos dolores y llantos de humildes paisanos y explotados peones, mal pagados mineros de los primeros socavones en las heladas cumbres de nuestra serranía; villano por los muchos abusos cometidos contra su pueblo, en su afán morboso de acumular riqueza, que trascendió hasta después de su muerte, mediante sus herederos, especialmente Juan de Dios Evangelista Vivas.
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Precursores Libertarios desde Yauyos - Lima
Declaro que contiguas a las tierras referidas en la cláusula anterior he comprado otro pedazo con semillaje de don Pedro Gutarra, en veinticuatro pesos y otro pedazo con semillaje de dieciocho collas a don Francisco Poneca, en el precio de dieciocho pesos, ambos vendedores son vecinos del referido pueblo de Sicaya, lo que declaro para que conste.
Declaro que, en el ingenio, casas, cercos que actualmente estoy en posesión en este pueblo de Tomas, las compré de don Juan Agustín Torres, vecino de la ciudad de Huancayo lote ingenios y casas, estuvieron todos caídos y gracias a mi esfuerzo y trabajo las he puesto al estado en que al presente se hallan; cuyos documentos se hallan entre mis papeles, lo que declaro para que conste.
Declaro que la sala con su cuarto que estaba cedidos doy a mi hija María Donata, otro cuarto, sala y dispensa que están en los solares de la comunidad cedidas a mi hija Fernanda, un cuarto, cocina y tiendas cedidos a mi hijo Santos, y la tienda, sala y cuarto y patio que goza mi hijo Toribio, quedan para que cada uno goce con su parte y con la bendición de Dios y la mía, así declaro para que conste.
Declaro que en el ingenio de Huancachi que está situada a una legua de este pueblo de Tomas, y todas sus minas las tengo en calidad de compra, por contrato verbal con don Luis Roo, hijo legítimo de la principal doña Manuela Cairo, con cuyo consentimiento y Poder Judicial de esta señora, vino a esta provincia el expresado menor por el mes de setiembre del año de mil ochocientos treinta, en pago de esta compra entraron un mil quinientos pesos, que me debía el finado don José Guillermo Cairo, a esta cantidad se agregan quinientos pesos que en dinero sanalmente di al mencionado Luis Roo, bajo documento habiéndome el expresado Roo, prometido enviarme la escritura de venta y títulos pertenecientes al mencionado ingenio y minas desde Lima. Lo que no verificado hasta la fecha, por hallarse
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Aroldo Egoavil Trigos
para con el Santo Ángel de mi guarda, Santo de mi nombre, Santos y Santos de la Corte del Cielo, intercedan por el bien de mi alma en la presencia del Señor.
Primeramente, declaro que, si Dios Nuestro Señor fuese servidor llevar mi alma de esta temporal vida a la eterna, sea mi cuerpo amortajado con el hábito de la Religión de mi Padre San Francisco y mi cuerpo sea sepultado en la iglesia de este pueblo con misa cantada de cuerpo presente. Declaro que soy casado y velado según el orden de nuestra Santa Madre Iglesia, con Doña Isabel Ruíz, con quien procreamos catorce hijos legítimos de los cuales ocho son muertos y seis viven que son: Toribio, Juan De Dios, Bernabé, María Donata, Fernanda y Santos Vivas, lo que declaro para que conste.
Declaro y digo que, de todo el remanente de mis bienes, queden libres la tercera parte a disposición de mi esposa doña Isabel Ruíz y las dos partes para mis hijos, quienes mejorando a Juan De Dios y Bernabé en igual parte de los que los mayores han tocado al tiempo de sus casamientos, sería partibles por igual entre los seis hijos arriba referidos, así es mi voluntad y declaro para que conste.
Declaro que al tiempo en que mi finado hijo Tomás se casó con doña Vicenta Pachaco, le doné parte de mis bienes lo que quiero y es mi voluntad que la citada mi hija política doña Vicenta los goce, y encargo a mi albacea que ninguno de mis herederos le ponga traba alguna así declaro que para que conste.
Declaro que en la provincia de Huancayo poseo una suerte de tierras en el paraje denominado “Colpas”, “Rupan cancha” y “Mata Vilo” las que compré con todos sus títulos del finado coronel Don Manuel Rivero. Al tiempo que compré estas tierras no hubo en ellas fábrica alguna, las casas, corrales y demás fábricas que en el día existen, son todas hechas a mi costa, así declaro para que conste.
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Precursores Libertarios desde Yauyos - Lima
Declaro que contiguas a las tierras referidas en la cláusula anterior he comprado otro pedazo con semillaje de don Pedro Gutarra, en veinticuatro pesos y otro pedazo con semillaje de dieciocho collas a don Francisco Poneca, en el precio de dieciocho pesos, ambos vendedores son vecinos del referido pueblo de Sicaya, lo que declaro para que conste.
Declaro que, en el ingenio, casas, cercos que actualmente estoy en posesión en este pueblo de Tomas, las compré de don Juan Agustín Torres, vecino de la ciudad de Huancayo lote ingenios y casas, estuvieron todos caídos y gracias a mi esfuerzo y trabajo las he puesto al estado en que al presente se hallan; cuyos documentos se hallan entre mis papeles, lo que declaro para que conste.
Declaro que la sala con su cuarto que estaba cedidos doy a mi hija María Donata, otro cuarto, sala y dispensa que están en los solares de la comunidad cedidas a mi hija Fernanda, un cuarto, cocina y tiendas cedidos a mi hijo Santos, y la tienda, sala y cuarto y patio que goza mi hijo Toribio, quedan para que cada uno goce con su parte y con la bendición de Dios y la mía, así declaro para que conste.
Declaro que en el ingenio de Huancachi que está situada a una legua de este pueblo de Tomas, y todas sus minas las tengo en calidad de compra, por contrato verbal con don Luis Roo, hijo legítimo de la principal doña Manuela Cairo, con cuyo consentimiento y Poder Judicial de esta señora, vino a esta provincia el expresado menor por el mes de setiembre del año de mil ochocientos treinta, en pago de esta compra entraron un mil quinientos pesos, que me debía el finado don José Guillermo Cairo, a esta cantidad se agregan quinientos pesos que en dinero sanalmente di al mencionado Luis Roo, bajo documento habiéndome el expresado Roo, prometido enviarme la escritura de venta y títulos pertenecientes al mencionado ingenio y minas desde Lima. Lo que no verificado hasta la fecha, por hallarse
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para con el Santo Ángel de mi guarda, Santo de mi nombre, Santos y Santos de la Corte del Cielo, intercedan por el bien de mi alma en la presencia del Señor.
Primeramente, declaro que, si Dios Nuestro Señor fuese servidor llevar mi alma de esta temporal vida a la eterna, sea mi cuerpo amortajado con el hábito de la Religión de mi Padre San Francisco y mi cuerpo sea sepultado en la iglesia de este pueblo con misa cantada de cuerpo presente. Declaro que soy casado y velado según el orden de nuestra Santa Madre Iglesia, con Doña Isabel Ruíz, con quien procreamos catorce hijos legítimos de los cuales ocho son muertos y seis viven que son: Toribio, Juan De Dios, Bernabé, María Donata, Fernanda y Santos Vivas, lo que declaro para que conste.
Declaro y digo que, de todo el remanente de mis bienes, queden libres la tercera parte a disposición de mi esposa doña Isabel Ruíz y las dos partes para mis hijos, quienes mejorando a Juan De Dios y Bernabé en igual parte de los que los mayores han tocado al tiempo de sus casamientos, sería partibles por igual entre los seis hijos arriba referidos, así es mi voluntad y declaro para que conste.
Declaro que al tiempo en que mi finado hijo Tomás se casó con doña Vicenta Pachaco, le doné parte de mis bienes lo que quiero y es mi voluntad que la citada mi hija política doña Vicenta los goce, y encargo a mi albacea que ninguno de mis herederos le ponga traba alguna así declaro que para que conste.
Declaro que en la provincia de Huancayo poseo una suerte de tierras en el paraje denominado “Colpas”, “Rupan cancha” y “Mata Vilo” las que compré con todos sus títulos del finado coronel Don Manuel Rivero. Al tiempo que compré estas tierras no hubo en ellas fábrica alguna, las casas, corrales y demás fábricas que en el día existen, son todas hechas a mi costa, así declaro para que conste.
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hijo mayor Toribio Vivas, para que éste con arreglo a las leyes cuide de ella y de los bienes que le correspondan en la partición y división que se haga de todos mis bienes, así declaro para que conste.
Declaro y mando que mis albaceas, manden decir dieciocho misas cantadas por el alma de mis padres, pagándose de mis bienes, así declaro para que conste.
Declaro que dejo tres libros de caja en las que constan: primero el ganado de la estancia de “Singua”; cargos y descargos de los pastores y del mismo modo de los operarios de minas, por lo que mis albaceas pagarán a todos los que tienen alcance y cobrarán a los que deben, así declaro para que conste.
Declaro que dejo un cuaderno de repartos, para carneros y otros cambios el que queda libre para que mi esposa doña Isabel Ruíz cobre por el sin que mis herederos tengan que entrometerse, así declaro para que conste.
Declaro que toda mi plata labrada de cata, y todos mis bienes entren generalmente al cúmulo de todos mis bienes, para que evaluados todos sean partidos entre mi esposa y mis herederos en la forma y modo como queda expresado en la tercera cláusula de este testamento, lo que declaro así para que conste.
Para que en todas sus partes sean cumplidos y guardados todos lo que dejo dispuesto en las cláusulas de este testamento, nombro como albacea, tutor de mis menores hijos y tenedor de mis bienes, en segundo lugar a mi hijo Toribio Vivas, en tercer lugar a mi hijo Juan de Dios Vivas, para que estos por sí o por sus apoderados de cumplimiento a todo lo dispuesto; a quienes doy todo mi poder cumplido, el que de derecho se requieran plena facultad para que guarden todo lo contenido en las cláusulas arriba indicadas, bien sean judicial o extrajudicial y entren y hagan entrar a mis herederos
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ausente de la capital. Además de los mil ochocientos pesos referidos arriba tengo gastados en las refacciones la cantidad de setecientos pesos, por haber estado el ingenio todo arruinado al tiempo que lo tomé, que de todo esto con testigos los moradores de todos estos circuitos. Por todo lo que declaro son míos el declarado ingenio y todos mis intereses y caso de que la referida doña Manuela quiera deshacer el contrato de venta, satisfará los dos mil quinientos pesos a mi albacea y herederos, declaro así para que conste.
Declaro que en el lugar nombrado “Señora Purísima de Singua”, tengo formado una estancia de ganado mayor y menor, en ella tengo fabricada una capilla y casa, las que quedan a disposición de mi albacea y de mis herederos para que los gocen con la bendición de Dios y la mía.
Declaro que en el paraje denominado “Quichque”, juridicción de este mismo pueblo de Tomas, tengo varias bocaminas de plata, que mismo las descubrí y trabajo hasta el presente, cuyos registros y documentos de posesión existen entre mis papeles, por lo que estos intereses serán acumulados para que mis herederos las gocen con la bendición de Dios y la mía, así declaro para que conste.
Declaro que tengo siete fieras de esclavos de la raza africana de estos, a uno nombrada “Juana”, la tengo dada a mi hija María Donata; “Francisco” a mi hijo Toribio; “María Pasca” a mi hija Fernanda; los cuatro restantes que son: “José Paz”, “María del Carmen”, “Clemencia” y “Timoteo”, quedan para mi esposa y menores hijos: Santos, Juan de Dios y Bernabé, lo que declaro para que conste.
Declaro que conozco el genio disipado de mi hijo político don Juan Santiago Cabreros, esposo de mi hija Santos, este en muy corto tiempo gastó toda la dote que le di a mi hija Santos, al tiempo de su casamiento, por tanto nombro como tutor de mi hija Santos, a mi
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hijo mayor Toribio Vivas, para que éste con arreglo a las leyes cuide de ella y de los bienes que le correspondan en la partición y división que se haga de todos mis bienes, así declaro para que conste.
Declaro y mando que mis albaceas, manden decir dieciocho misas cantadas por el alma de mis padres, pagándose de mis bienes, así declaro para que conste.
Declaro que dejo tres libros de caja en las que constan: primero el ganado de la estancia de “Singua”; cargos y descargos de los pastores y del mismo modo de los operarios de minas, por lo que mis albaceas pagarán a todos los que tienen alcance y cobrarán a los que deben, así declaro para que conste.
Declaro que dejo un cuaderno de repartos, para carneros y otros cambios el que queda libre para que mi esposa doña Isabel Ruíz cobre por el sin que mis herederos tengan que entrometerse, así declaro para que conste.
Declaro que toda mi plata labrada de cata, y todos mis bienes entren generalmente al cúmulo de todos mis bienes, para que evaluados todos sean partidos entre mi esposa y mis herederos en la forma y modo como queda expresado en la tercera cláusula de este testamento, lo que declaro así para que conste.
Para que en todas sus partes sean cumplidos y guardados todos lo que dejo dispuesto en las cláusulas de este testamento, nombro como albacea, tutor de mis menores hijos y tenedor de mis bienes, en segundo lugar a mi hijo Toribio Vivas, en tercer lugar a mi hijo Juan de Dios Vivas, para que estos por sí o por sus apoderados de cumplimiento a todo lo dispuesto; a quienes doy todo mi poder cumplido, el que de derecho se requieran plena facultad para que guarden todo lo contenido en las cláusulas arriba indicadas, bien sean judicial o extrajudicial y entren y hagan entrar a mis herederos
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Aroldo Egoavil Trigos
ausente de la capital. Además de los mil ochocientos pesos referidos arriba tengo gastados en las refacciones la cantidad de setecientos pesos, por haber estado el ingenio todo arruinado al tiempo que lo tomé, que de todo esto con testigos los moradores de todos estos circuitos. Por todo lo que declaro son míos el declarado ingenio y todos mis intereses y caso de que la referida doña Manuela quiera deshacer el contrato de venta, satisfará los dos mil quinientos pesos a mi albacea y herederos, declaro así para que conste.
Declaro que en el lugar nombrado “Señora Purísima de Singua”, tengo formado una estancia de ganado mayor y menor, en ella tengo fabricada una capilla y casa, las que quedan a disposición de mi albacea y de mis herederos para que los gocen con la bendición de Dios y la mía.
Declaro que en el paraje denominado “Quichque”, juridicción de este mismo pueblo de Tomas, tengo varias bocaminas de plata, que mismo las descubrí y trabajo hasta el presente, cuyos registros y documentos de posesión existen entre mis papeles, por lo que estos intereses serán acumulados para que mis herederos las gocen con la bendición de Dios y la mía, así declaro para que conste.
Declaro que tengo siete fieras de esclavos de la raza africana de estos, a uno nombrada “Juana”, la tengo dada a mi hija María Donata; “Francisco” a mi hijo Toribio; “María Pasca” a mi hija Fernanda; los cuatro restantes que son: “José Paz”, “María del Carmen”, “Clemencia” y “Timoteo”, quedan para mi esposa y menores hijos: Santos, Juan de Dios y Bernabé, lo que declaro para que conste.
Declaro que conozco el genio disipado de mi hijo político don Juan Santiago Cabreros, esposo de mi hija Santos, este en muy corto tiempo gastó toda la dote que le di a mi hija Santos, al tiempo de su casamiento, por tanto nombro como tutor de mi hija Santos, a mi
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ARBOL GENEALoGICO DE LA ARBOL GENEALoGICO DE LA FAMILIA VIVASFAMILIA VIVAS
ARBOL GENEALoGICO DE LA FAMILIA VIVAS
en el goce de la legítima que a cada uno y a todos en general les corresponde; y así firmara revoco y anulo todos y cualquier testamento, antes de éste hubiese hecho y en adelante hiciese, que si no hago especial mención del presente y quiero que este siga en todo a conciencia.
Por no haber en esta provincia, escribano público y estando el
sub Prefecto de la Provincia a distancia de quince leguas otorgo el presente ante el Juez de esta población don Basilio Rodríguez y testigos que se hallaron presentes a este otorgamiento.
Fecha en este pueblo de Tomas a cuatro de marzo de mil ochocientos treinta y tres, firmado: Juan Evangelista Vivas, Bacílio Rodríguez, Santos Maldonado y una ilegible.
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ARBOL GENEALoGICO DE LA ARBOL GENEALoGICO DE LA FAMILIA VIVASFAMILIA VIVAS
ARBOL GENEALoGICO DE LA FAMILIA VIVAS
en el goce de la legítima que a cada uno y a todos en general les corresponde; y así firmara revoco y anulo todos y cualquier testamento, antes de éste hubiese hecho y en adelante hiciese, que si no hago especial mención del presente y quiero que este siga en todo a conciencia.
Por no haber en esta provincia, escribano público y estando el
sub Prefecto de la Provincia a distancia de quince leguas otorgo el presente ante el Juez de esta población don Basilio Rodríguez y testigos que se hallaron presentes a este otorgamiento.
Fecha en este pueblo de Tomas a cuatro de marzo de mil ochocientos treinta y tres, firmado: Juan Evangelista Vivas, Bacílio Rodríguez, Santos Maldonado y una ilegible.
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JUAN DE DIOS VIVAS RUIZJUAN DE DIOS VIVAS RUIZJUAN DE DIOS VIVAS RUIZ
Posterior a la muerte de Juan Evangelista Vivas Pineda, quedan posesionando sus bienes sus hijos, especialmente el coronel Juan de Dios, que llegó a ser diputado por Yauyos; así también fueron de gran prestigio el coronel Bernabé, el Doctor Juan Artemio Vivas y otros parientes cercanos como el Brigadier Bartolomé Vivas y Manuel Vivas, tal como escribe en 1946 Julio C. Vivas (arpista, el músico viajero) en su “Monografía sobre Tomas” recordando de sus parientes cercanos.
Éstos usurpaban siempre los bienes de la comunidad de Tomas, que por entonces estaban poco organizados por ser un pueblo que no tenían posibilidades de llegar a tener alguna instrucción educacional, entonces la composición de su población era en su mayoría analfabeta y por otro lado la dominación española había corroído su acervo cultural y el pueblo se hallaba dominado por la creencia religiosa impuesta por los españoles y su fe religiosa los aprisionaba y los consolaba con la esperanza de gozar después de muertos, y el abuso se perpetraba mediante sobornos y compadrazgo con algunas de las familias, viéndose obligada la comunidad en otorgarle poder a don Juan de Dios Vivas Ruiz, para que pueda defenderlos de las usurpaciones sufridas en sus parcelas por parte de las comunidades vecinas de Orcotuna y Mito.
El 4 de setiembre de 1848 se reúne la población en la casa consistorial del pueblo de Tomas y buscando defender los continuos intentos de apoderarse de los pastos, por las comunidades de Mito, Orcotuna y los hacendados de “Jatun
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Aroldo Egoavil Trigos
Ÿ Juan de Dios Vivas Ruiz, es posible que su segundo nombre haya sido FRANCISCO, según se constata en diferentes documentos. Se casa con su prima hermana Ildaura Vivas (1), que no se conoce con certeza, hija de cuál de los hermanos o hermanas de Juan Evangelista Vivas fue.
Ÿ Dentro de este matrimonio nace Ildaura (2) Vivas Vivas.
Aclaración a este árbol genealógico:
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JUAN DE DIOS VIVAS RUIZJUAN DE DIOS VIVAS RUIZJUAN DE DIOS VIVAS RUIZ
Posterior a la muerte de Juan Evangelista Vivas Pineda, quedan posesionando sus bienes sus hijos, especialmente el coronel Juan de Dios, que llegó a ser diputado por Yauyos; así también fueron de gran prestigio el coronel Bernabé, el Doctor Juan Artemio Vivas y otros parientes cercanos como el Brigadier Bartolomé Vivas y Manuel Vivas, tal como escribe en 1946 Julio C. Vivas (arpista, el músico viajero) en su “Monografía sobre Tomas” recordando de sus parientes cercanos.
Éstos usurpaban siempre los bienes de la comunidad de Tomas, que por entonces estaban poco organizados por ser un pueblo que no tenían posibilidades de llegar a tener alguna instrucción educacional, entonces la composición de su población era en su mayoría analfabeta y por otro lado la dominación española había corroído su acervo cultural y el pueblo se hallaba dominado por la creencia religiosa impuesta por los españoles y su fe religiosa los aprisionaba y los consolaba con la esperanza de gozar después de muertos, y el abuso se perpetraba mediante sobornos y compadrazgo con algunas de las familias, viéndose obligada la comunidad en otorgarle poder a don Juan de Dios Vivas Ruiz, para que pueda defenderlos de las usurpaciones sufridas en sus parcelas por parte de las comunidades vecinas de Orcotuna y Mito.
El 4 de setiembre de 1848 se reúne la población en la casa consistorial del pueblo de Tomas y buscando defender los continuos intentos de apoderarse de los pastos, por las comunidades de Mito, Orcotuna y los hacendados de “Jatun
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Ÿ Juan de Dios Vivas Ruiz, es posible que su segundo nombre haya sido FRANCISCO, según se constata en diferentes documentos. Se casa con su prima hermana Ildaura Vivas (1), que no se conoce con certeza, hija de cuál de los hermanos o hermanas de Juan Evangelista Vivas fue.
Ÿ Dentro de este matrimonio nace Ildaura (2) Vivas Vivas.
Aclaración a este árbol genealógico:
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Precursores Libertarios desde Yauyos - Lima
Pedro Canales, Agustín Bino, Juan de Dios Vivas, Doroteo Ramírez, Rufino Rodríguez, Mateo Cóndor, Ciriaco Gago, Doroteo Santos, Juan Fernández, Nicolás Fernández, Felipe Fernández y Lino Gago.
Juan de Dios Vivas, emprende la búsqueda de estos documentos en el distrito de Cocha Laraos, donde era Síndico Procurador del distrito. Parece que no ha buscado bien en los archivos de Cocha Laraos o es que no pudo distinguir los muchos mapas y derroteros existentes en los archivos de la comunidad de Cochas Laraos. Al no encontrar se dirige a Yauyos, Cañete y Chincha Alta, sin hallar algún documento que pueda servirle, busca el testimonio en diferentes lugares hasta que se entera que existe una copia en el pueblo de Huancaya, allí solicita una copia de la autoridad competente que es entregado en la que indica:
“CERTIFICA: Yo el infrainscrito Juez de Paz que suscribe de este pueblo de Huancaya, que la presente copia es fiel, legal y verdadero conforme en todo con el testimonio original que existe entre los documentos de este pueblo, que tengo en mi poder y que antes de entregar a la comunidad he sacado la presente a pedimento de la parte legítimos que es el señor Síndico Procurador de esta Doctrina don Juan de Dios Vivas, y en señal de estar cierta, corregida y concertada la firmo con los testigos de mi actuación por la que presenciaron y suscriben: En Huancaya a los 14 días del mes de octubre de 1849. Eugenio Salazar agricultor de 70 años de edad, Juez de Paz; Pedro Caso, testigo; Alejo Condezo, testigo”.
Juan de Dios, solicita al Juez de Primera Instancia que certifique y legalice este documento, luego gestiona la protocolización del mismo ante el notario de la Provincia, para usarla en la defensa del deslinde de pastos con el Síndico de Orcotuna. Este acto es refrendado y garantizado por el sacerdote,
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Aroldo Egoavil Trigos
huasi” del corregimiento del Hanan Huanca de la provincia de Jauja, con quienes colindaban sus tierras, para lo cual nombran como Personero para la defensa a Juan de Dios por ser el único letrado dentro de toda la población. El pueblo se vio obligado a entregar este cargo y poder por no tener algún documento que pudiera certificar la posesión de sus terrenos. Los documentos se habían extraviado o simplemente el descuido los privó durante muchos años, porque cuando todos estos pueblos pertenecían a Cocha Laraos, tenían documentos elaborados en sucesivos deslindes con las huancas, desde 1595, especialmente con los de Chongos, Mito y Orcotuna, elaborado por el Teniente General don Juan de Arvixo en 1718.
En la reunión realizada el sagaz Juan de Dios, manifestó que, para hacer valer sus derechos, la población tomasina tendría que poseer sus títulos o por lo menos algún documento que certifique su pertenencia, que por desgracia no existían. El pueblo concluyó que Juan de Dios era el único salvador, capaz e influyente de conseguir y gestionar ante las autoridades. Al principio se negó Juan de Dios, aduciendo que ya desde antes, tanto su padre, el finado don Juan Evangelista, como su hermano mayor, habían buscado dichos documentos y no habían conseguido y que en esa búsqueda habían gastado ingentes sumas de dinero y mucho tiempo perdido, haciendo ver que era una tarea muy difícil. Insistieron los comuneros, logrando que acepte el encargo con la condición impuesta de que dichos terrenos si se recuperasen y sean defendidos, pasarían a su pertenencia en lo sucesivo, agregando que como la tarea era incierta los gastos de las gestiones la deberían de asumir los pobladores. Aceptan y firman a continuación: León Melo Juez de Paz, José Melitón Ruíz, Ángel Gómez, Tomás Gago, José Olivera, M. Rodríguez, Valentín Ruíz, Tadeo Delzo, Benito Rodríguez, Bernardo Rodríguez, Antonio Rodríguez, Fermín Ruíz, José Gutiérrez, Santiago Maravi, Guillermo Tolentino, Ramón Gómez, Santos Peraro,
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Pedro Canales, Agustín Bino, Juan de Dios Vivas, Doroteo Ramírez, Rufino Rodríguez, Mateo Cóndor, Ciriaco Gago, Doroteo Santos, Juan Fernández, Nicolás Fernández, Felipe Fernández y Lino Gago.
Juan de Dios Vivas, emprende la búsqueda de estos documentos en el distrito de Cocha Laraos, donde era Síndico Procurador del distrito. Parece que no ha buscado bien en los archivos de Cocha Laraos o es que no pudo distinguir los muchos mapas y derroteros existentes en los archivos de la comunidad de Cochas Laraos. Al no encontrar se dirige a Yauyos, Cañete y Chincha Alta, sin hallar algún documento que pueda servirle, busca el testimonio en diferentes lugares hasta que se entera que existe una copia en el pueblo de Huancaya, allí solicita una copia de la autoridad competente que es entregado en la que indica:
“CERTIFICA: Yo el infrainscrito Juez de Paz que suscribe de este pueblo de Huancaya, que la presente copia es fiel, legal y verdadero conforme en todo con el testimonio original que existe entre los documentos de este pueblo, que tengo en mi poder y que antes de entregar a la comunidad he sacado la presente a pedimento de la parte legítimos que es el señor Síndico Procurador de esta Doctrina don Juan de Dios Vivas, y en señal de estar cierta, corregida y concertada la firmo con los testigos de mi actuación por la que presenciaron y suscriben: En Huancaya a los 14 días del mes de octubre de 1849. Eugenio Salazar agricultor de 70 años de edad, Juez de Paz; Pedro Caso, testigo; Alejo Condezo, testigo”.
Juan de Dios, solicita al Juez de Primera Instancia que certifique y legalice este documento, luego gestiona la protocolización del mismo ante el notario de la Provincia, para usarla en la defensa del deslinde de pastos con el Síndico de Orcotuna. Este acto es refrendado y garantizado por el sacerdote,
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huasi” del corregimiento del Hanan Huanca de la provincia de Jauja, con quienes colindaban sus tierras, para lo cual nombran como Personero para la defensa a Juan de Dios por ser el único letrado dentro de toda la población. El pueblo se vio obligado a entregar este cargo y poder por no tener algún documento que pudiera certificar la posesión de sus terrenos. Los documentos se habían extraviado o simplemente el descuido los privó durante muchos años, porque cuando todos estos pueblos pertenecían a Cocha Laraos, tenían documentos elaborados en sucesivos deslindes con las huancas, desde 1595, especialmente con los de Chongos, Mito y Orcotuna, elaborado por el Teniente General don Juan de Arvixo en 1718.
En la reunión realizada el sagaz Juan de Dios, manifestó que, para hacer valer sus derechos, la población tomasina tendría que poseer sus títulos o por lo menos algún documento que certifique su pertenencia, que por desgracia no existían. El pueblo concluyó que Juan de Dios era el único salvador, capaz e influyente de conseguir y gestionar ante las autoridades. Al principio se negó Juan de Dios, aduciendo que ya desde antes, tanto su padre, el finado don Juan Evangelista, como su hermano mayor, habían buscado dichos documentos y no habían conseguido y que en esa búsqueda habían gastado ingentes sumas de dinero y mucho tiempo perdido, haciendo ver que era una tarea muy difícil. Insistieron los comuneros, logrando que acepte el encargo con la condición impuesta de que dichos terrenos si se recuperasen y sean defendidos, pasarían a su pertenencia en lo sucesivo, agregando que como la tarea era incierta los gastos de las gestiones la deberían de asumir los pobladores. Aceptan y firman a continuación: León Melo Juez de Paz, José Melitón Ruíz, Ángel Gómez, Tomás Gago, José Olivera, M. Rodríguez, Valentín Ruíz, Tadeo Delzo, Benito Rodríguez, Bernardo Rodríguez, Antonio Rodríguez, Fermín Ruíz, José Gutiérrez, Santiago Maravi, Guillermo Tolentino, Ramón Gómez, Santos Peraro,
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Estas familias llegaron a tener mucha influencia y acceso a muchas transacciones comerciales. Como ahora sabemos la hacienda “Cochas” fue adquirida en remate público por la señora: Escolástica Olivera, esposa de Toribio Vivas y a su vez, éste, hijo de Juan Evangelista Vivas, por el año de 1850; pero ¿quiénes fueron estas familias? y ¿cómo es que lograron adquirir estas tierras? Por ese entonces, la familia Vivas ostentaban un gran poder económico y mucha influencia política, debido a su vínculo familiar con el caudillo de la independencia, el sargento mayor del ejército don Juan Evangelista Vivas Pineda, que pasado la etapa de las luchas por la independencia, se habían encumbrado por su participación en estos movimientos y podían exigir muchas recompensas, y así se beneficiaban con varios favores políticos, como también fueron surgiendo abusos y atropellos en contra de las comunidades campesinas. Esta familia vende la hacienda a la “Sociedad Ganadea de Junín” en el año de 1855.
En el año de 1910, después de 60 años de esta apropiación, seguían sufriendo los pobladores tomasinos el abuso de esta familia Vivas Ruiz. Les habían cerrado el paso por los caminos de sus estancias y en ocasiones les cobraban por diferentes motivos, hasta que llegó a despertar el pueblo, por la entereza de algunos padres de tratar de educar a sus hijos, y no continuar siendo presa del atropello y arrebato de sus terrenos pastizales.
Varios hijos tomasinos, estudiantes por esos años en el Colegio “Santa Isabel” de Huancayo, serían recordados como hijos ilustres y luchadores por su pueblo, entre ellos figuran: Pedro R. Pérez, Flavio Bonilla, Hermógenes Ruiz. Estos jóvenes acompañaron en una ocasión a sus padres, tratando de solucionar los muchos abusos y atropellos que ocasionaban los familiares de don Juan de Dios Vivas Ruiz, que no permitían el deslinde de sus parcelas, se aferraban a adueñarse de gran parte de
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Aroldo Egoavil Trigos
quien como era costumbre en esa época, hizo jurar a los actuantes, para darle validez a esa copia.
Con este documento de inminente valor, Juan de Dios está listo para hacer respetar los linderos de sus futuras parcelas. A su vez, el Juez de Orcotuna solicita a las autoridades a acompañar en el proceso de deslinde, que después de muchas citaciones solicita la presencia del hacendado de Jatunhuasi, Reverendo padre Prepósito de la congregación de San Felipe de Nieri, sin reconocer a Sánchez Barra, administrador de la hacienda y que era el gestor de esta denuncia, buscando entorpecer el acto.
El 19 de noviembre de 1850, se apersonaron al lugar el Juez de Primera Instancia, los peritos nombrados: don Toribio Vivas y don Basilio Rodríguez; más los pobladores de Tomas y cuatro ciudadanos de Huancaya: don Eugenio Salazar, Pedro Palomares, Antonio Tolentino y Braulio Tolentino. El personero de Huancaya presentó el mapa y título de fecha de 1595 y refrendado en 1849, así instruidos se dio inicio al deslinde y amojonamiento respectivo.
Pasado un año, don Juan de Dios Vivas Ruiz, se presenta ante el Juez de Paz del pueblo de Tomas, buscando se cumpla lo acordado, puesto que había conseguido el título y el plano respectivo, realizado el 11 de abril de 1718 por el Teniente General don Juan Arbizu, y confirmado por el Virrey Príncipe de Santo Buono el 11 de diciembre de 1719. Exige que quede a su disposición dichos pastos y poder disponerlos a su antojo y tener la facultad de dejarlos en herencia a sus herederos legítimos. Desde luego es aceptado y consentido por el juez León Melo, en base a los acuerdos iniciales desarrollados. Asimismo, toda la documentación obtenida de los linderos y el plano refrendado por el juez, quedó en posesión de esta familia para ser usado en el futuro, pasando a disfrutar de todos estos terrenos.
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Precursores Libertarios desde Yauyos - Lima
Estas familias llegaron a tener mucha influencia y acceso a muchas transacciones comerciales. Como ahora sabemos la hacienda “Cochas” fue adquirida en remate público por la señora: Escolástica Olivera, esposa de Toribio Vivas y a su vez, éste, hijo de Juan Evangelista Vivas, por el año de 1850; pero ¿quiénes fueron estas familias? y ¿cómo es que lograron adquirir estas tierras? Por ese entonces, la familia Vivas ostentaban un gran poder económico y mucha influencia política, debido a su vínculo familiar con el caudillo de la independencia, el sargento mayor del ejército don Juan Evangelista Vivas Pineda, que pasado la etapa de las luchas por la independencia, se habían encumbrado por su participación en estos movimientos y podían exigir muchas recompensas, y así se beneficiaban con varios favores políticos, como también fueron surgiendo abusos y atropellos en contra de las comunidades campesinas. Esta familia vende la hacienda a la “Sociedad Ganadea de Junín” en el año de 1855.
En el año de 1910, después de 60 años de esta apropiación, seguían sufriendo los pobladores tomasinos el abuso de esta familia Vivas Ruiz. Les habían cerrado el paso por los caminos de sus estancias y en ocasiones les cobraban por diferentes motivos, hasta que llegó a despertar el pueblo, por la entereza de algunos padres de tratar de educar a sus hijos, y no continuar siendo presa del atropello y arrebato de sus terrenos pastizales.
Varios hijos tomasinos, estudiantes por esos años en el Colegio “Santa Isabel” de Huancayo, serían recordados como hijos ilustres y luchadores por su pueblo, entre ellos figuran: Pedro R. Pérez, Flavio Bonilla, Hermógenes Ruiz. Estos jóvenes acompañaron en una ocasión a sus padres, tratando de solucionar los muchos abusos y atropellos que ocasionaban los familiares de don Juan de Dios Vivas Ruiz, que no permitían el deslinde de sus parcelas, se aferraban a adueñarse de gran parte de
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quien como era costumbre en esa época, hizo jurar a los actuantes, para darle validez a esa copia.
Con este documento de inminente valor, Juan de Dios está listo para hacer respetar los linderos de sus futuras parcelas. A su vez, el Juez de Orcotuna solicita a las autoridades a acompañar en el proceso de deslinde, que después de muchas citaciones solicita la presencia del hacendado de Jatunhuasi, Reverendo padre Prepósito de la congregación de San Felipe de Nieri, sin reconocer a Sánchez Barra, administrador de la hacienda y que era el gestor de esta denuncia, buscando entorpecer el acto.
El 19 de noviembre de 1850, se apersonaron al lugar el Juez de Primera Instancia, los peritos nombrados: don Toribio Vivas y don Basilio Rodríguez; más los pobladores de Tomas y cuatro ciudadanos de Huancaya: don Eugenio Salazar, Pedro Palomares, Antonio Tolentino y Braulio Tolentino. El personero de Huancaya presentó el mapa y título de fecha de 1595 y refrendado en 1849, así instruidos se dio inicio al deslinde y amojonamiento respectivo.
Pasado un año, don Juan de Dios Vivas Ruiz, se presenta ante el Juez de Paz del pueblo de Tomas, buscando se cumpla lo acordado, puesto que había conseguido el título y el plano respectivo, realizado el 11 de abril de 1718 por el Teniente General don Juan Arbizu, y confirmado por el Virrey Príncipe de Santo Buono el 11 de diciembre de 1719. Exige que quede a su disposición dichos pastos y poder disponerlos a su antojo y tener la facultad de dejarlos en herencia a sus herederos legítimos. Desde luego es aceptado y consentido por el juez León Melo, en base a los acuerdos iniciales desarrollados. Asimismo, toda la documentación obtenida de los linderos y el plano refrendado por el juez, quedó en posesión de esta familia para ser usado en el futuro, pasando a disfrutar de todos estos terrenos.
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buscó a sus amigos y parientes que podían ayudar en esta hazaña, convocándoles a una reunión de urgencia, obteniendo aceptación, y logrando elaborar el plan para asaltar la hacienda.
El acuerdo en conjunto fue encontrarse el día 10 de mayo de 1913 por la tarde en el lugar de “Tambo machay”, muy próximo a la hacienda, hasta donde deberían de llegar los refuerzos que vendrían de Huancaya. El asalto lo realizarían por la noche del mismo día. De Huancaya viajaban sus compadres, don Aniceto y Miguel Sandoval, Juan Tolentino (yerno de Tomas), Sacarías Salazar y Alejandro Hinostroza. Estos huancayanos salieron de forma muy sigilosa, ayudados por la luna, preparados para cualquier eventualidad, llevando dos mulas, en una iban dos arrobas de pisco y en la otra las armas necesarias. Ya cerca al lugar convenido se encontraron los dos grupos en el vado del río, se sirvieron varios vasos del licor, lo que genero la perdida valiosos minutos y cuando empezaron a subir a una colina, bastante cerca a la hacienda, se dieron cuenta que era demasiado tarde, porque empezaba a amanecer y ellos no deseaban ser vistos ni reconocidos, por lo que optaron postergar la acción hasta la siguiente noche, acordando refugiarse en la cueva de” Tambo machay” durante todo el día. Pero por alguna casualidad, ese día realizaba la ronda acostumbrada don Pedro Fernández, caporal de la hacienda, caminaba por el camino del frente, oteando minuciosamente, alcanzando a ver al grupo de personas en la cueva que están armados, generando la sospecha de que algo grave podría suceder. Regresa presuroso a dar aviso a sus patronas; indicando que en dicha cueva se ocultaban un aproximado de 20 hombres bien armados.
En la hacienda se encontraba la señora Ildaura Vivas viuda de Juan Artemio Vivas, quien estaba casado con su prima y murió en el pueblo de Carania en 1911 y don Juan de Dios Vivas que fue el padre de Artemio Vivas, que había muerto en Huancayo en
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los mejores sitios de pastoreo. Allí estos hijos se dan cuenta de la prepotencia con que actuaban los hacendados y humillaba a sus padres y sirvió como la luz de la antorcha para que se fermente las ansias de poner fin al abuso y terminar con el atropello y salvar el honor de sus progenitores.
Pedro R. Pérez, con algunos años de preparación en el colegio mencionado, se inició como profesor en 1913 en el vecino pueblo de Huancaya. Por el compromiso y empeño que tenía en impartir sus conocimientos, fue apreciado y valorado por los ciudadanos y alumnos. Cierto día, encontrándose en éste pueblo, en una reunión con sus compadres huancayanos, sirviéndose de una buena pachamanca, vino a la conversación los abusos que cometían los descendientes del prócer de la independencia Juan Evangelista Vivas, posesionario de su hacienda en el paraje de “Singua”; para entonces ya habían fallecido los hijos de Evangelista: Juan Artemio Vivas y Juan de Dios Vivas, estando en la hacienda la viuda de Francisco Vivas la señora Ildaura y dos de sus hermanas, Donatilda y Agripina Vivas hijas de Juan de Dios, quienes se rodeaban y protegían por muchos tomasinos bien sobornados como caporales y otros tantos servidores vinculados por compadrazgos y dádivas. La reunión sostenida del profesor Pedro R. Pérez y los pobladores huancayanos terminó con la sugerencia de parte de la concurrencia, el de tomar acciones en defensa de los comuneros tomasinos. La principal idea fue el de asaltar la hacienda, para apropiarse de los documentos que ostentaban esta familia Vivas, como sustento de sus atropellos.
Esa misma noche aprovechando el alumbrar de la luna, don Pedro R. Pérez viajó escondido de Huancaya a Tomas, a ponerse en contacto con sus amigos coetáneos y exponer la idea en mente; enrumbó por el caminito de Icho, un sendero bastante peligroso y estrecho, para no presentar sospechas. Llegado a su destino,
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buscó a sus amigos y parientes que podían ayudar en esta hazaña, convocándoles a una reunión de urgencia, obteniendo aceptación, y logrando elaborar el plan para asaltar la hacienda.
El acuerdo en conjunto fue encontrarse el día 10 de mayo de 1913 por la tarde en el lugar de “Tambo machay”, muy próximo a la hacienda, hasta donde deberían de llegar los refuerzos que vendrían de Huancaya. El asalto lo realizarían por la noche del mismo día. De Huancaya viajaban sus compadres, don Aniceto y Miguel Sandoval, Juan Tolentino (yerno de Tomas), Sacarías Salazar y Alejandro Hinostroza. Estos huancayanos salieron de forma muy sigilosa, ayudados por la luna, preparados para cualquier eventualidad, llevando dos mulas, en una iban dos arrobas de pisco y en la otra las armas necesarias. Ya cerca al lugar convenido se encontraron los dos grupos en el vado del río, se sirvieron varios vasos del licor, lo que genero la perdida valiosos minutos y cuando empezaron a subir a una colina, bastante cerca a la hacienda, se dieron cuenta que era demasiado tarde, porque empezaba a amanecer y ellos no deseaban ser vistos ni reconocidos, por lo que optaron postergar la acción hasta la siguiente noche, acordando refugiarse en la cueva de” Tambo machay” durante todo el día. Pero por alguna casualidad, ese día realizaba la ronda acostumbrada don Pedro Fernández, caporal de la hacienda, caminaba por el camino del frente, oteando minuciosamente, alcanzando a ver al grupo de personas en la cueva que están armados, generando la sospecha de que algo grave podría suceder. Regresa presuroso a dar aviso a sus patronas; indicando que en dicha cueva se ocultaban un aproximado de 20 hombres bien armados.
En la hacienda se encontraba la señora Ildaura Vivas viuda de Juan Artemio Vivas, quien estaba casado con su prima y murió en el pueblo de Carania en 1911 y don Juan de Dios Vivas que fue el padre de Artemio Vivas, que había muerto en Huancayo en
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los mejores sitios de pastoreo. Allí estos hijos se dan cuenta de la prepotencia con que actuaban los hacendados y humillaba a sus padres y sirvió como la luz de la antorcha para que se fermente las ansias de poner fin al abuso y terminar con el atropello y salvar el honor de sus progenitores.
Pedro R. Pérez, con algunos años de preparación en el colegio mencionado, se inició como profesor en 1913 en el vecino pueblo de Huancaya. Por el compromiso y empeño que tenía en impartir sus conocimientos, fue apreciado y valorado por los ciudadanos y alumnos. Cierto día, encontrándose en éste pueblo, en una reunión con sus compadres huancayanos, sirviéndose de una buena pachamanca, vino a la conversación los abusos que cometían los descendientes del prócer de la independencia Juan Evangelista Vivas, posesionario de su hacienda en el paraje de “Singua”; para entonces ya habían fallecido los hijos de Evangelista: Juan Artemio Vivas y Juan de Dios Vivas, estando en la hacienda la viuda de Francisco Vivas la señora Ildaura y dos de sus hermanas, Donatilda y Agripina Vivas hijas de Juan de Dios, quienes se rodeaban y protegían por muchos tomasinos bien sobornados como caporales y otros tantos servidores vinculados por compadrazgos y dádivas. La reunión sostenida del profesor Pedro R. Pérez y los pobladores huancayanos terminó con la sugerencia de parte de la concurrencia, el de tomar acciones en defensa de los comuneros tomasinos. La principal idea fue el de asaltar la hacienda, para apropiarse de los documentos que ostentaban esta familia Vivas, como sustento de sus atropellos.
Esa misma noche aprovechando el alumbrar de la luna, don Pedro R. Pérez viajó escondido de Huancaya a Tomas, a ponerse en contacto con sus amigos coetáneos y exponer la idea en mente; enrumbó por el caminito de Icho, un sendero bastante peligroso y estrecho, para no presentar sospechas. Llegado a su destino,
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Vivas, vecino del pueblo de Concepción de Achi, para otorgan un amplio poder a favor de don Pedro Antonio Tupiño, vecino de Yauyos para que los represente y defienda en todos los juicios que tenemos y los que se podría tener en lo sucesivo, sean estos juicios civiles, penales, criminales o administrativos, y en especial en el juicio por despojos iniciado por nuestro albacea y coheredero don Juan Artemio Vivas, contra la comunidad de Tomas, sobre despojo de nuestras haciendas de “Singua”. Firman todos los actuantes más los testigos: Blever Suárez y Erasmo M. Posadas, al final el Notario Público don Santiago Peña.
Es así como se da el inicio del fin de la gran hacienda la “Purísima de Singua”, repartidos entre los servidores antiguos que cobraban los adeudos de antaño y el resto fue vendido a los hacendados de “Jatun huasi” y “Consac” y la mayor parte entregado a don Pedro Antonio Tupiño, gamonal y terrateniente de la provincia de Yauyos.
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enero de 1912. En la hacienda se hallaban también las hermanas de la viuda: Donatilda y Agripina Vivas, quienes, tomando conocimiento de este relato, no dudaron que corrían peligro y era inminente el despojo que sufrirían. Las damas hacendadas ordenan acarrear los caballos necesarios para llevar los objetos más valiosos y emprender la huida hacia sus dominios en el Valle del Mantaro, y cerca a las 12 del día emprendieron el viaje escalando el morro de “Aquilla” que a la postre resultaría ser un viaje sin retorno.
Los decididos vengadores resguardados en la cueva de “Tambo machay” esperaron hasta la noche para emprender el asalto, sin presagiar que las hacendadas estaban muy lejos y a buen recaudo. Llegada la esperada noche, entraron a la hacienda violentamente y no encontraron más que a la cocinera María Rosa en compañía de un menor de edad Jorge Lam y un mulato joven de nombre Víctor Oscani; todos ellos asustados y muy tristes contaron la verdad de la huida; entonces rebuscaron todos los aposentos, tratando de hallar el botín de los valiosos documentos de posesión, pero no recogieron gran cosa. En uno de los almacenes se guardaba gran cantidad de vellones de lana de oveja que se llevaron lo que podían cargar como único trofeo. Llegado a la división del camino degustaron el sobrante de los barriles de pisco, se despidieron y cada grupo siguió su rumbo. Los tomasinos, llegando a su pueblo tocaron las campanas y se reunieron en asamblea general para emprender un viaje a la capital de la Provincia y si es posible hasta Lima para iniciar un juicio de despojo de los hacendados, recayendo el encargo a los señores Pedro R. Pérez Ruiz y Estanislao Palomares Rodríguez.
Mientras tanto en Jauja, se presentaban ante el Notario Público el 10 de junio de 1913, las señoras Ildaura Vivas vecina de Jauja, viuda de Artemio Vivas y las señoras Donatilda y Agripina Vivas vecinas del pueblo de Laraos y don Estanislao
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Vivas, vecino del pueblo de Concepción de Achi, para otorgan un amplio poder a favor de don Pedro Antonio Tupiño, vecino de Yauyos para que los represente y defienda en todos los juicios que tenemos y los que se podría tener en lo sucesivo, sean estos juicios civiles, penales, criminales o administrativos, y en especial en el juicio por despojos iniciado por nuestro albacea y coheredero don Juan Artemio Vivas, contra la comunidad de Tomas, sobre despojo de nuestras haciendas de “Singua”. Firman todos los actuantes más los testigos: Blever Suárez y Erasmo M. Posadas, al final el Notario Público don Santiago Peña.
Es así como se da el inicio del fin de la gran hacienda la “Purísima de Singua”, repartidos entre los servidores antiguos que cobraban los adeudos de antaño y el resto fue vendido a los hacendados de “Jatun huasi” y “Consac” y la mayor parte entregado a don Pedro Antonio Tupiño, gamonal y terrateniente de la provincia de Yauyos.
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enero de 1912. En la hacienda se hallaban también las hermanas de la viuda: Donatilda y Agripina Vivas, quienes, tomando conocimiento de este relato, no dudaron que corrían peligro y era inminente el despojo que sufrirían. Las damas hacendadas ordenan acarrear los caballos necesarios para llevar los objetos más valiosos y emprender la huida hacia sus dominios en el Valle del Mantaro, y cerca a las 12 del día emprendieron el viaje escalando el morro de “Aquilla” que a la postre resultaría ser un viaje sin retorno.
Los decididos vengadores resguardados en la cueva de “Tambo machay” esperaron hasta la noche para emprender el asalto, sin presagiar que las hacendadas estaban muy lejos y a buen recaudo. Llegada la esperada noche, entraron a la hacienda violentamente y no encontraron más que a la cocinera María Rosa en compañía de un menor de edad Jorge Lam y un mulato joven de nombre Víctor Oscani; todos ellos asustados y muy tristes contaron la verdad de la huida; entonces rebuscaron todos los aposentos, tratando de hallar el botín de los valiosos documentos de posesión, pero no recogieron gran cosa. En uno de los almacenes se guardaba gran cantidad de vellones de lana de oveja que se llevaron lo que podían cargar como único trofeo. Llegado a la división del camino degustaron el sobrante de los barriles de pisco, se despidieron y cada grupo siguió su rumbo. Los tomasinos, llegando a su pueblo tocaron las campanas y se reunieron en asamblea general para emprender un viaje a la capital de la Provincia y si es posible hasta Lima para iniciar un juicio de despojo de los hacendados, recayendo el encargo a los señores Pedro R. Pérez Ruiz y Estanislao Palomares Rodríguez.
Mientras tanto en Jauja, se presentaban ante el Notario Público el 10 de junio de 1913, las señoras Ildaura Vivas vecina de Jauja, viuda de Artemio Vivas y las señoras Donatilda y Agripina Vivas vecinas del pueblo de Laraos y don Estanislao
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El 20 de julio de 1913 se inicia el juicio por despojo, emprendida por la comunidad de Tomas contra la familia Vivas; ante el juez de primera instancia de la Provincia de Yauyos se presenta don: Demetrio Rodríguez y actuando como secretario don: Martín Quintana, natural de Jauja, casado con doña Eudocia Delzo del pueblo de Tomas y hermana de don Manuel Delzo.
Después de 3 años de juicio y no presentando la comunidad documento alguno sobre los terrenos que reclamaban, ya que la documentación lo tenían la familia Vivas y ahora lo usaba Pedro Tupiño, en defensa de los Vivas. En junio de 1916 comisionan a Yauyos al don Manuel Delzo, para constatar el estado en que se encontraba dicho juicio; el comisionado llega al pueblo de Yauyos, y visita a su hermana cerca de las 10 am, comunica de sus intenciones de su vista, y conversa con su cuñado que servía de actuario o secretario del juez. Éste le dice que el día anterior, el juez dictaminó a favor de don Pedro Tupiño, hombre de gran influencia en la provincia. Sorprendido con esta noticia don Manuel no pudo contener la cólera y la tristeza que le embargaba por la tamaña afrenta a su pueblo y le cayeron muchas lágrimas.
El comisionado no podía regresa con esta noticia, por lo que indaga y conversa sobre qué acciones se podría tomar para frenar que se consume este arrebato, a lo que su cuñado Quintana, experimentado en leyes y argucias judiciales le sugiere retornar inmediatamente a Tomas, llevando una carta a las autoridades. Pero, tiene que salir de Yauyos muy sigilosamente, tratando de que nadie lo reconozca, así de inmediato sin que noten su
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EL INDESEABLE EL INDESEABLE PEDRO ANTONIO TUPInOPEDRO ANTONIO TUPInO
EL INDESEABLE PEDRO ANTONIO TUPInO
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El 20 de julio de 1913 se inicia el juicio por despojo, emprendida por la comunidad de Tomas contra la familia Vivas; ante el juez de primera instancia de la Provincia de Yauyos se presenta don: Demetrio Rodríguez y actuando como secretario don: Martín Quintana, natural de Jauja, casado con doña Eudocia Delzo del pueblo de Tomas y hermana de don Manuel Delzo.
Después de 3 años de juicio y no presentando la comunidad documento alguno sobre los terrenos que reclamaban, ya que la documentación lo tenían la familia Vivas y ahora lo usaba Pedro Tupiño, en defensa de los Vivas. En junio de 1916 comisionan a Yauyos al don Manuel Delzo, para constatar el estado en que se encontraba dicho juicio; el comisionado llega al pueblo de Yauyos, y visita a su hermana cerca de las 10 am, comunica de sus intenciones de su vista, y conversa con su cuñado que servía de actuario o secretario del juez. Éste le dice que el día anterior, el juez dictaminó a favor de don Pedro Tupiño, hombre de gran influencia en la provincia. Sorprendido con esta noticia don Manuel no pudo contener la cólera y la tristeza que le embargaba por la tamaña afrenta a su pueblo y le cayeron muchas lágrimas.
El comisionado no podía regresa con esta noticia, por lo que indaga y conversa sobre qué acciones se podría tomar para frenar que se consume este arrebato, a lo que su cuñado Quintana, experimentado en leyes y argucias judiciales le sugiere retornar inmediatamente a Tomas, llevando una carta a las autoridades. Pero, tiene que salir de Yauyos muy sigilosamente, tratando de que nadie lo reconozca, así de inmediato sin que noten su
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EL INDESEABLE EL INDESEABLE PEDRO ANTONIO TUPInOPEDRO ANTONIO TUPInO
EL INDESEABLE PEDRO ANTONIO TUPInO
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carta recomendando minuciosamente los planes. Cumplida la tarea retornó a Alis para despistar las huellas de los planes, regresando a las dos de la mañana, contándoles que su caballo se había escapado mientras abría el corral hasta “Uchcopampa” y por la oscuridad no lograba alcanzarlo. Sacó el pisco que guardaba en la alforja y convidó a todos relatándoles que el juicio de su pueblo lo habían perdido, y se quedó por dos días en el pueblo de Alis, sospechando que pudieran denunciarlo y para disimular la osadía programada.
Don Flavio Bonilla Castillo, Agente Municipal, ciudadano leal al pueblo, desde el instante que recibió el encargo, abandonó la cama y se lanzó a la calle en busca de personas valientes y honestas en quien confiar, decididos para realizar el viaje de urgencia, pero sin levantar ninguna sospecha, en completo secreto. Esperaba encontrar alguna persona confiable, sentado en la pequeña plazoleta ensayaba mentalmente la selección de sus paisanos, ahí le alcanzó el día, amaneció y luego llegó el sol como siempre bastante tarde, por la cortina que hacían los enormes cerros.
Cerca a las 9 de la mañana ingresaron al pueblo tres jinetes, don Francisco Ruíz Pérez, su hermano Matías y don Segundino Fernández; llegaban a asentar una partida de nacimiento del hijo de Segundino; don Flavio Bonilla los recibió y los llevó al local de la agencia municipal y les relató la pérdida del juicio con el inefable Tupiño; también les comentó del plan urdido para el asalto al postillón. Estos valientes, jinetes diestros, especialmente don Francisco y su hermano, arrojados e intrépidos domadores de caballos, aceptaron gustosos el viaje, para lo cual se prepararon debidamente, con buenos ponchos, gorras, sogas, armas y buen fiambre.
Inscribieron la partida de nacimiento al que llegaban y salieron presurosos, pero ninguno de los viajantes conocía el
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presencia sale jalando su caballo, acompañado por su cuñado hasta la portada, donde le obsequia una botella de pisco, más la carta para las autoridades. Le indica que debe llegar hoy mismo en secreto a Tomas y que depende de él y de las autoridades que es momento que asuman plenamente sus responsabilidades y se ajusten bien los pantalones y se organicen para asaltar al postillón que sale el día jueves. El tiempo era corto, el portador de la documentación en favor de Pedro Tupiño saldrá de Yauyos por el camino de Huantán, para lo cual deben esperarle en la ruta del “Canipaco”, en territorio de los Huancas.
Don Manuel, saltó sobre su caballo y emprendió el viaje con la sola idea de llegar lo más rápido a Tomas, dar la noticia y entregar la carta en el que detallaba los pormenores de las acciones a tomar. El camino es largo, el caballo acostumbrado a grandes jornadas de viaje corría a galopes y trotes en las partes planas y el jinete aferrado a la montura resistía los sacudones acostumbrados. El jinete llega al pueblo de Alis a las 8 de la noche a la casa de su primo don Domingo Delzo, para tomar un respiro, pero sin presagiar que se encontraban de fiesta, por la culminación del techado de su vivienda, en donde la mayoría de los pobladores ya estaban algo debidos, quienes lo invitan a quedarse.
Manuel acepto la invitación y desensilló su caballo en presencia de todos los festejantes, pero su pensamiento estaba en llegar a Tomas a como dé lugar y se ingenió en como burlar la invitación. Le suplicó a su primo que le preste un corral cercano, para poner a descansar a su caballo; una vez aceptado, éste llevó el caballo al lugar señalado, pero no lo dejo en el corral, sino que se montó sin los aperos correspondientes y en pelo cabalgó a ritmo de velocidad hacia Tomas. A la entrada al pueblo, dejó su penco y entró a pie a la casa de su concuñado don Flavio Bonilla, por entonces Agente Municipal a quien avisó del encargo, y dejó la
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carta recomendando minuciosamente los planes. Cumplida la tarea retornó a Alis para despistar las huellas de los planes, regresando a las dos de la mañana, contándoles que su caballo se había escapado mientras abría el corral hasta “Uchcopampa” y por la oscuridad no lograba alcanzarlo. Sacó el pisco que guardaba en la alforja y convidó a todos relatándoles que el juicio de su pueblo lo habían perdido, y se quedó por dos días en el pueblo de Alis, sospechando que pudieran denunciarlo y para disimular la osadía programada.
Don Flavio Bonilla Castillo, Agente Municipal, ciudadano leal al pueblo, desde el instante que recibió el encargo, abandonó la cama y se lanzó a la calle en busca de personas valientes y honestas en quien confiar, decididos para realizar el viaje de urgencia, pero sin levantar ninguna sospecha, en completo secreto. Esperaba encontrar alguna persona confiable, sentado en la pequeña plazoleta ensayaba mentalmente la selección de sus paisanos, ahí le alcanzó el día, amaneció y luego llegó el sol como siempre bastante tarde, por la cortina que hacían los enormes cerros.
Cerca a las 9 de la mañana ingresaron al pueblo tres jinetes, don Francisco Ruíz Pérez, su hermano Matías y don Segundino Fernández; llegaban a asentar una partida de nacimiento del hijo de Segundino; don Flavio Bonilla los recibió y los llevó al local de la agencia municipal y les relató la pérdida del juicio con el inefable Tupiño; también les comentó del plan urdido para el asalto al postillón. Estos valientes, jinetes diestros, especialmente don Francisco y su hermano, arrojados e intrépidos domadores de caballos, aceptaron gustosos el viaje, para lo cual se prepararon debidamente, con buenos ponchos, gorras, sogas, armas y buen fiambre.
Inscribieron la partida de nacimiento al que llegaban y salieron presurosos, pero ninguno de los viajantes conocía el
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presencia sale jalando su caballo, acompañado por su cuñado hasta la portada, donde le obsequia una botella de pisco, más la carta para las autoridades. Le indica que debe llegar hoy mismo en secreto a Tomas y que depende de él y de las autoridades que es momento que asuman plenamente sus responsabilidades y se ajusten bien los pantalones y se organicen para asaltar al postillón que sale el día jueves. El tiempo era corto, el portador de la documentación en favor de Pedro Tupiño saldrá de Yauyos por el camino de Huantán, para lo cual deben esperarle en la ruta del “Canipaco”, en territorio de los Huancas.
Don Manuel, saltó sobre su caballo y emprendió el viaje con la sola idea de llegar lo más rápido a Tomas, dar la noticia y entregar la carta en el que detallaba los pormenores de las acciones a tomar. El camino es largo, el caballo acostumbrado a grandes jornadas de viaje corría a galopes y trotes en las partes planas y el jinete aferrado a la montura resistía los sacudones acostumbrados. El jinete llega al pueblo de Alis a las 8 de la noche a la casa de su primo don Domingo Delzo, para tomar un respiro, pero sin presagiar que se encontraban de fiesta, por la culminación del techado de su vivienda, en donde la mayoría de los pobladores ya estaban algo debidos, quienes lo invitan a quedarse.
Manuel acepto la invitación y desensilló su caballo en presencia de todos los festejantes, pero su pensamiento estaba en llegar a Tomas a como dé lugar y se ingenió en como burlar la invitación. Le suplicó a su primo que le preste un corral cercano, para poner a descansar a su caballo; una vez aceptado, éste llevó el caballo al lugar señalado, pero no lo dejo en el corral, sino que se montó sin los aperos correspondientes y en pelo cabalgó a ritmo de velocidad hacia Tomas. A la entrada al pueblo, dejó su penco y entró a pie a la casa de su concuñado don Flavio Bonilla, por entonces Agente Municipal a quien avisó del encargo, y dejó la
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Francisco para desatarle las manos, hecho esto y después de advertirle que no se levantara hasta que le de aviso, también se retiró del lugar.
Huyeron veloces hasta el pie del cerro “Pirhua huara”, distante aproximadamente de dos kilómetros del lugar de asalto, se sentaron a descansar y a comer algo, aflojando las sinchas de sus caballos. Muy contentos ellos, revisaban los papeles, cuando de pura casualidad uno de ellos advierte que se acercan tres jinetes en su persecución, eran custodios del postillón, gente de Tupiño que se habían retrasado un poco; entonces sacaron sus armas y descargaron varios tiros para hacer el alto, logrando detenerlos; arreglaron las monturas y cabalgaron hacia la quebrada de “Yana veta”, que está por el lugar de “Huajoto”, “Chaucha ricop”, estancia de don Flavio Bonilla, donde terminaron por revisar los papeles confiscados y descansaron aquella tarde.
Al día siguiente don Flavio Bonilla bajó a Tomas, los demás se dirigieron hacia sus estancias. Con la noticia en favor de los hechos, se dio un pequeño festejo con Manuel Delzo y Pedro R. Pérez, cuidando de no levantar la mínima sospecha porque era un secreto que debían guardar celosamente.
Pasado 25 días, hizo su aparición en el pueblo 15 gendarmes de la Provincia de Yauyos, acompañados por un representante de Pedro Tupiño, traían orden de captura para las autoridades, para don Manuel Delzo y para Francisco Ruíz, que había sido reconocido por el empleado de correos. A Manuel lo buscaban por haber estado averiguando en la capital de la provincia sobre el litigio, pero en su defensa pidió certificación de los vecinos de Alis de haber estado dos días bebiendo en la casa de su pariente, afirmación que el pueblo de Alis certificó, así también los demás asaltantes presentaron diversos certificados justificando que
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camino por la ruta del “Canipaco”, iban pensando de quien valerse como guía, hasta que don Matías Ruiz recordó tener un compadre, don Tereso Bueno en el paraje de “Rumi sunto”, que tenía su estancia de pastoreo, ubicado en esa dirección, quien los ayudaría. Después de varias horas de bregar por los pequeños caminos, en partes imperceptible, llegaron a la estancia, siendo recibidos por varios perros que no dejaban acercarse; llamaron al pastor y salió de su choza don Tereso Bueno, natural de Laraos; amablemente los recibe y pregunta sobre el motivo de su visita. Los visitantes informan del encargo, y este humilde pastor acepta servir de guía, continuando el viaje desde aquella misma tarde, viajaron toda la noche a caballo, soportando el frio inclemente de las altas cumbres de la serranía limeña. Pasada las 5 de la mañana llegaron al camino principal y desmontaron, escondieron los caballos y esperaron pacientemente agazapados y tiritando de frío.
Como a las 9 de la mañana apareció a lo lejos un viajero arreando una mula, seguido de su perro, ellos ocultos entre las rocas y pajonales, esperaron acercarse para reconocerlo, una vez confirmado que se trataba del postillón, salió a prisa al camino don Francisco Ruíz Pérez, pistola en mano, sorprendió al correo viajero con un sonoro: “¡alto, esto es un asalto¡, ¡si no quiere morir, entregue el dinero que lleva¡ El postillón asustado, manifestó no llevar dinero, sólo cartas y que su nombre es Alejandro Rivero, natural del pueblo de Huantán. Pancho Ruíz le ordenó echarse al suelo, jaló la chalina del cuello y le amarró las manos a la espalda, luego con el poncho le cubrió la cabeza, advirtiéndole que no se moviera, jaló la mula a un costado del camino, avisó por señas a sus compañeros, para que se acerquen y sacaron la carga, buscaron en el costal de la valija, abrieron y encontraron los expedientes deseados, volvieron a cerrar todo y cargaron nuevamente la mula, le invitó un poco de fiambre al perro, los cuatro se alejaron rápidamente, quedando sólo don
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Francisco para desatarle las manos, hecho esto y después de advertirle que no se levantara hasta que le de aviso, también se retiró del lugar.
Huyeron veloces hasta el pie del cerro “Pirhua huara”, distante aproximadamente de dos kilómetros del lugar de asalto, se sentaron a descansar y a comer algo, aflojando las sinchas de sus caballos. Muy contentos ellos, revisaban los papeles, cuando de pura casualidad uno de ellos advierte que se acercan tres jinetes en su persecución, eran custodios del postillón, gente de Tupiño que se habían retrasado un poco; entonces sacaron sus armas y descargaron varios tiros para hacer el alto, logrando detenerlos; arreglaron las monturas y cabalgaron hacia la quebrada de “Yana veta”, que está por el lugar de “Huajoto”, “Chaucha ricop”, estancia de don Flavio Bonilla, donde terminaron por revisar los papeles confiscados y descansaron aquella tarde.
Al día siguiente don Flavio Bonilla bajó a Tomas, los demás se dirigieron hacia sus estancias. Con la noticia en favor de los hechos, se dio un pequeño festejo con Manuel Delzo y Pedro R. Pérez, cuidando de no levantar la mínima sospecha porque era un secreto que debían guardar celosamente.
Pasado 25 días, hizo su aparición en el pueblo 15 gendarmes de la Provincia de Yauyos, acompañados por un representante de Pedro Tupiño, traían orden de captura para las autoridades, para don Manuel Delzo y para Francisco Ruíz, que había sido reconocido por el empleado de correos. A Manuel lo buscaban por haber estado averiguando en la capital de la provincia sobre el litigio, pero en su defensa pidió certificación de los vecinos de Alis de haber estado dos días bebiendo en la casa de su pariente, afirmación que el pueblo de Alis certificó, así también los demás asaltantes presentaron diversos certificados justificando que
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camino por la ruta del “Canipaco”, iban pensando de quien valerse como guía, hasta que don Matías Ruiz recordó tener un compadre, don Tereso Bueno en el paraje de “Rumi sunto”, que tenía su estancia de pastoreo, ubicado en esa dirección, quien los ayudaría. Después de varias horas de bregar por los pequeños caminos, en partes imperceptible, llegaron a la estancia, siendo recibidos por varios perros que no dejaban acercarse; llamaron al pastor y salió de su choza don Tereso Bueno, natural de Laraos; amablemente los recibe y pregunta sobre el motivo de su visita. Los visitantes informan del encargo, y este humilde pastor acepta servir de guía, continuando el viaje desde aquella misma tarde, viajaron toda la noche a caballo, soportando el frio inclemente de las altas cumbres de la serranía limeña. Pasada las 5 de la mañana llegaron al camino principal y desmontaron, escondieron los caballos y esperaron pacientemente agazapados y tiritando de frío.
Como a las 9 de la mañana apareció a lo lejos un viajero arreando una mula, seguido de su perro, ellos ocultos entre las rocas y pajonales, esperaron acercarse para reconocerlo, una vez confirmado que se trataba del postillón, salió a prisa al camino don Francisco Ruíz Pérez, pistola en mano, sorprendió al correo viajero con un sonoro: “¡alto, esto es un asalto¡, ¡si no quiere morir, entregue el dinero que lleva¡ El postillón asustado, manifestó no llevar dinero, sólo cartas y que su nombre es Alejandro Rivero, natural del pueblo de Huantán. Pancho Ruíz le ordenó echarse al suelo, jaló la chalina del cuello y le amarró las manos a la espalda, luego con el poncho le cubrió la cabeza, advirtiéndole que no se moviera, jaló la mula a un costado del camino, avisó por señas a sus compañeros, para que se acerquen y sacaron la carga, buscaron en el costal de la valija, abrieron y encontraron los expedientes deseados, volvieron a cerrar todo y cargaron nuevamente la mula, le invitó un poco de fiambre al perro, los cuatro se alejaron rápidamente, quedando sólo don
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“Quichque” y se aleja a galope, mientras sus captores adoloridos por la caída y la pérdida de sus cabalgaduras demoraron en recuperar sus acémilas. Después de un largo rato los burlados prosiguieron su viaje de retorno a Laraos, perdiendo su codiciada recompensa.
La historia parece no acabar, pasado más de 10 años, ya nadie recordaba que la búsqueda a don Francisco Ruiz seguía latente, pero nuevamente es detenido en el pueblo de Tomas, por el nuevo gobernador de Laraos. Entonces, el 24 de diciembre de 1924 don Pancho que asistía a la fiesta costumbrista en navidad es sacado del grupo de la pandilla de bailantes, apresado y conducido a la pequeña cárcel del pueblo. Recluido el preso y privado de la festividad, asumió el destino, mientras que su captor se involucraba en el ritual de la fiesta, confiado de que no escaparía, ya que estaba custodiado por los alguaciles.
Las autoridades y la población trató por diversos medios de llegar a un arreglo, pero no se tuvo buen resultado. En vista de la negativa, don Pedro R. Pérez, se encarga en urdir un medio de escape, se pone de acuerdo con el anciano don Bonifacio Dionicio, más conocido como “Tayta Hicho”, para que ingrese a la cárcel cuando se acerque la noche, pretextando realizar un arreglo urgente ya que se llevaban a don “Pancho”. El anciano acepta, y suplica a los aguaciles que le dejasen ingresar. Una vez adentro el preso y el anciano cambian de vestidura y se retira el supuesto “Tayta Hicho” ataviado con ropaje ajeno, agradeciendo su comprensión a los guardianes y ofreciéndoles invitar una gustosa bebida acopiado en la fiesta, quedando encerrado el verdadero anciano, favorecido por la ausencia de la iluminación.
Con la puesta del crepúsculo y del amanecer del día siguiente, se dan cuenta que el preso que vigilaban era otro. El anciano invento la historia que, una vez ingresado el preso sacó
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Aroldo Egoavil Trigos
deberían estar libres de toda sospecha, menos don Francisco Ruíz, que había sido identificado por el postillón que se encontraba como fugitivo, acusado por tres faltas graves: Asalto a mano armada, robo del expediente y desacato a la autoridad; todos estos trámites duró más de un año.
En el mes de setiembre de 1919, en una reunión muy alegre acostumbrada cuando terminan con el techado de una casa nueva, en el caserío de “Rumi sunto”, próximo a “Huancachi”, sorprendió la presencia del gobernador de Laraos don Abdón Avellaneda, que con ayuda de sus dos alguaciles, apresaron a don Francisco Ruíz, que se divertía, sin presagiar que le seguían persiguiendo. El gobernador, sin escuchar las súplicas de las autoridades y vecinos, tampoco sin aceptar algún arreglo ofrecido; pues nadie tenía conocimiento de las jugosas recompensas que habían ofrecido en la provincia; después se enteraron que había de por medio una buena suma de dinero como gratificación por la captura de don Pancho. Como el gobernador y sus alguaciles ansiosos de cobrar la referida recompensa, aseguraron la captura y decidieron conducirlo inmediatamente a Yauyos. Los captores partirían a caballo, mientras don Francisco tendría que hacerlo a pie, pero de inmediato acudió a su cuñado don Hermógenes Ruíz, que le preste un caballo sólo hasta Tomas, lo cual fue accedido.
Adelantaba Francisco escoltado por los alguaciles a paso lento hacia Tomas, llegado a la pampa de “Siria”, Pancho, calculó bien y dio unos espolones al caballo y se adelantó un poco, luego en una rápida maniobra giró su caballo y arremetió a las mulas tanto del gobernador como de los alguaciles, con verteros y fuertes golpes de la penca en las orejas de las acémilas, estas bestias asustadas por los pencazos, saltaron y echaron por tierra a sus ocupantes, Francisco Ruíz, jinete de diestro conocimiento, guía con maestría su caballo, cruza el río, toma el camino a
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“Quichque” y se aleja a galope, mientras sus captores adoloridos por la caída y la pérdida de sus cabalgaduras demoraron en recuperar sus acémilas. Después de un largo rato los burlados prosiguieron su viaje de retorno a Laraos, perdiendo su codiciada recompensa.
La historia parece no acabar, pasado más de 10 años, ya nadie recordaba que la búsqueda a don Francisco Ruiz seguía latente, pero nuevamente es detenido en el pueblo de Tomas, por el nuevo gobernador de Laraos. Entonces, el 24 de diciembre de 1924 don Pancho que asistía a la fiesta costumbrista en navidad es sacado del grupo de la pandilla de bailantes, apresado y conducido a la pequeña cárcel del pueblo. Recluido el preso y privado de la festividad, asumió el destino, mientras que su captor se involucraba en el ritual de la fiesta, confiado de que no escaparía, ya que estaba custodiado por los alguaciles.
Las autoridades y la población trató por diversos medios de llegar a un arreglo, pero no se tuvo buen resultado. En vista de la negativa, don Pedro R. Pérez, se encarga en urdir un medio de escape, se pone de acuerdo con el anciano don Bonifacio Dionicio, más conocido como “Tayta Hicho”, para que ingrese a la cárcel cuando se acerque la noche, pretextando realizar un arreglo urgente ya que se llevaban a don “Pancho”. El anciano acepta, y suplica a los aguaciles que le dejasen ingresar. Una vez adentro el preso y el anciano cambian de vestidura y se retira el supuesto “Tayta Hicho” ataviado con ropaje ajeno, agradeciendo su comprensión a los guardianes y ofreciéndoles invitar una gustosa bebida acopiado en la fiesta, quedando encerrado el verdadero anciano, favorecido por la ausencia de la iluminación.
Con la puesta del crepúsculo y del amanecer del día siguiente, se dan cuenta que el preso que vigilaban era otro. El anciano invento la historia que, una vez ingresado el preso sacó
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Aroldo Egoavil Trigos
deberían estar libres de toda sospecha, menos don Francisco Ruíz, que había sido identificado por el postillón que se encontraba como fugitivo, acusado por tres faltas graves: Asalto a mano armada, robo del expediente y desacato a la autoridad; todos estos trámites duró más de un año.
En el mes de setiembre de 1919, en una reunión muy alegre acostumbrada cuando terminan con el techado de una casa nueva, en el caserío de “Rumi sunto”, próximo a “Huancachi”, sorprendió la presencia del gobernador de Laraos don Abdón Avellaneda, que con ayuda de sus dos alguaciles, apresaron a don Francisco Ruíz, que se divertía, sin presagiar que le seguían persiguiendo. El gobernador, sin escuchar las súplicas de las autoridades y vecinos, tampoco sin aceptar algún arreglo ofrecido; pues nadie tenía conocimiento de las jugosas recompensas que habían ofrecido en la provincia; después se enteraron que había de por medio una buena suma de dinero como gratificación por la captura de don Pancho. Como el gobernador y sus alguaciles ansiosos de cobrar la referida recompensa, aseguraron la captura y decidieron conducirlo inmediatamente a Yauyos. Los captores partirían a caballo, mientras don Francisco tendría que hacerlo a pie, pero de inmediato acudió a su cuñado don Hermógenes Ruíz, que le preste un caballo sólo hasta Tomas, lo cual fue accedido.
Adelantaba Francisco escoltado por los alguaciles a paso lento hacia Tomas, llegado a la pampa de “Siria”, Pancho, calculó bien y dio unos espolones al caballo y se adelantó un poco, luego en una rápida maniobra giró su caballo y arremetió a las mulas tanto del gobernador como de los alguaciles, con verteros y fuertes golpes de la penca en las orejas de las acémilas, estas bestias asustadas por los pencazos, saltaron y echaron por tierra a sus ocupantes, Francisco Ruíz, jinete de diestro conocimiento, guía con maestría su caballo, cruza el río, toma el camino a
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se reúne la población y acuerdan viajar a Lima y buscar un contendor, nombrando una comisión integrada por los señores Pedro Pérez y Estanislao Palomares. Ya en Lima la comisión en compañía de muchos residentes en esta capital, recurren ante el yauyino Ciro Napanga Agüero, honorable paisano con bastante influencia en el aparato del gobierno, quien ocupaba una dirección de bibliotecas y museos. Napanga, honesto residente en Lima, ayuda en la identificación de una personalidad con bastantes cualidades en el escenario político, recayendo en la persona del Dr. Carlos Concha Eguiguren, como contendor de Tupiño. En apoyo a esta candidatura los tomasinos ayudan en el proceso de la campaña; para lo cual se organizan y forman un grupo de 30 jinetes, dirigidos por los licenciados del ejército don Leopoldo Ruíz, Román Melo, Hilarión Ruíz y el cabo de infantería don Víctor Melo Gago, quienes ya en las finales de la campaña, se dirigieron por las alturas de Laraos y Huantán, llegando a Huamuchaca y Magdalena para custodiar estos pueblos para proteger y facilitar la llegada de Carlos Concha.
Asimismo, días después se encargó a 4 jinetes para dar alcance al Dr. Carlos hasta el puente Auco, llegando sin contratiempos a las 8 de la mañana, de allí en compañía de su comitiva arriban hasta Yauyos a las 10 de la mañana con gritos de victoria y palmas de mucha gente, acercándose a la mesa de sufragio donde es recibido con varios tiros de armas de fuego de parte de la gente de Tupiño que se encontraban ocultos en algunas casas. Los tomasinos se dividen en dos flancos, unos repelen y buscan a los tiradores y el resto dispone la protección de las ánforas. En medio de la aspereza los tomasinos custodian el proceso para que se continúe con la votación, hasta la proclamación del ganador. Terminado este proceso, los vigilantes de las elecciones arremeten a balazos contra los grupos de Tupiño, logrando sacarlo de sus escondites. Pedro Tupiño con la suerte echada por la borda, opta por esconderse y en la siguiente
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un cuchillo y le obligó a sacarse la ropa, amenazándolo de no contar nada. Producto de este hecho se generó una tremenda riña entre al gobernador y los alguaciles y el anciano; cuando esto sucedía, llegaron un grupo de aguerrida tomasinas que se abalanzaron sobre los jinetes, se prendieron de las riendas y obligaron al gobernador a soltar al preso. El anciano aprovechó este instante para soltarse y escapo raudo por una callecita estrecha, bloqueada por varias personas, cruzó el río, trepó por las rocas hacia el escarpado del cerro, seguido por los alguaciles, pero don Bonifacio soltaba gran cantidad de piedras en su ascenso, para no ser alcanzado. Rendidos las autoridades, desmayaron en su persecución del anciano y se alejaron del pueblo.
En vista de la constante persecución y acechanza, don Francisco Ruíz Pérez, hombre valiente y sensato optó por alejarse de Tomas para estar seguro y llevar una vida tranquila, empezando a vivir en la hacienda de “Consac” y el distrito de LLocllapampa en la provincia de Jauja, con pequeños trabajos y muchas amistades que forjó en este pueblo, aunque económicamente languidecía en ocasiones, asistido siempre por la comunidad que no olvidaban la valentía y el sacrificio de vivir alejado de su pueblo. El pueblo acordó asignarle una pensión y siempre le llevaban carne y otros alimentos como presente de parte de los comuneros, amigos y parientes. Murió en el ostracismo, lejos de la tierra que tanto amó, lejos de sus seres queridos, en su sepelio estuvieron presentes muchas autoridades y familiares, que le evocaban ¡Gloria a ti hermano!
El odio hacia Tupiño quedó cincelado en los cerros y conocimiento de los pobladores de Tomas, ansiosos de resarcir la afrenta, se enteran que Pedro Antonio Tupiño se presentaba como candidato a diputado por Yauyos en las elecciones de 1925, los tomasinos buscarán por todos los medios de frenar que un enemigo del pueblo ascienda a este mandato; es entonces que
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se reúne la población y acuerdan viajar a Lima y buscar un contendor, nombrando una comisión integrada por los señores Pedro Pérez y Estanislao Palomares. Ya en Lima la comisión en compañía de muchos residentes en esta capital, recurren ante el yauyino Ciro Napanga Agüero, honorable paisano con bastante influencia en el aparato del gobierno, quien ocupaba una dirección de bibliotecas y museos. Napanga, honesto residente en Lima, ayuda en la identificación de una personalidad con bastantes cualidades en el escenario político, recayendo en la persona del Dr. Carlos Concha Eguiguren, como contendor de Tupiño. En apoyo a esta candidatura los tomasinos ayudan en el proceso de la campaña; para lo cual se organizan y forman un grupo de 30 jinetes, dirigidos por los licenciados del ejército don Leopoldo Ruíz, Román Melo, Hilarión Ruíz y el cabo de infantería don Víctor Melo Gago, quienes ya en las finales de la campaña, se dirigieron por las alturas de Laraos y Huantán, llegando a Huamuchaca y Magdalena para custodiar estos pueblos para proteger y facilitar la llegada de Carlos Concha.
Asimismo, días después se encargó a 4 jinetes para dar alcance al Dr. Carlos hasta el puente Auco, llegando sin contratiempos a las 8 de la mañana, de allí en compañía de su comitiva arriban hasta Yauyos a las 10 de la mañana con gritos de victoria y palmas de mucha gente, acercándose a la mesa de sufragio donde es recibido con varios tiros de armas de fuego de parte de la gente de Tupiño que se encontraban ocultos en algunas casas. Los tomasinos se dividen en dos flancos, unos repelen y buscan a los tiradores y el resto dispone la protección de las ánforas. En medio de la aspereza los tomasinos custodian el proceso para que se continúe con la votación, hasta la proclamación del ganador. Terminado este proceso, los vigilantes de las elecciones arremeten a balazos contra los grupos de Tupiño, logrando sacarlo de sus escondites. Pedro Tupiño con la suerte echada por la borda, opta por esconderse y en la siguiente
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un cuchillo y le obligó a sacarse la ropa, amenazándolo de no contar nada. Producto de este hecho se generó una tremenda riña entre al gobernador y los alguaciles y el anciano; cuando esto sucedía, llegaron un grupo de aguerrida tomasinas que se abalanzaron sobre los jinetes, se prendieron de las riendas y obligaron al gobernador a soltar al preso. El anciano aprovechó este instante para soltarse y escapo raudo por una callecita estrecha, bloqueada por varias personas, cruzó el río, trepó por las rocas hacia el escarpado del cerro, seguido por los alguaciles, pero don Bonifacio soltaba gran cantidad de piedras en su ascenso, para no ser alcanzado. Rendidos las autoridades, desmayaron en su persecución del anciano y se alejaron del pueblo.
En vista de la constante persecución y acechanza, don Francisco Ruíz Pérez, hombre valiente y sensato optó por alejarse de Tomas para estar seguro y llevar una vida tranquila, empezando a vivir en la hacienda de “Consac” y el distrito de LLocllapampa en la provincia de Jauja, con pequeños trabajos y muchas amistades que forjó en este pueblo, aunque económicamente languidecía en ocasiones, asistido siempre por la comunidad que no olvidaban la valentía y el sacrificio de vivir alejado de su pueblo. El pueblo acordó asignarle una pensión y siempre le llevaban carne y otros alimentos como presente de parte de los comuneros, amigos y parientes. Murió en el ostracismo, lejos de la tierra que tanto amó, lejos de sus seres queridos, en su sepelio estuvieron presentes muchas autoridades y familiares, que le evocaban ¡Gloria a ti hermano!
El odio hacia Tupiño quedó cincelado en los cerros y conocimiento de los pobladores de Tomas, ansiosos de resarcir la afrenta, se enteran que Pedro Antonio Tupiño se presentaba como candidato a diputado por Yauyos en las elecciones de 1925, los tomasinos buscarán por todos los medios de frenar que un enemigo del pueblo ascienda a este mandato; es entonces que
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En todos estos hechos se nota nítidamente al buen jinete, conocedores minuciosos de las bondades de sus caballos y el altanero y veloz caminante de las estepas serranas, que raudos desafían el castigador soplido de los vientos, las heladas temperaturas, enfundados en su chalina, su poncho y con buenas botas. En muchos pasajes de esta historia resumida, podemos afirmar sin lugar a equivocarnos que son los “gana balas”, como han sido motejados, auténticos jinetes que marcaron huellas en los hombres, en el barro, en la tierra y hasta en las rocas, con pisadas indelebles.
Ojalá se mantenga siempre en el recuerdo del accionar de los buenos hombres y que las nuevas generaciones no manchen ese sitial ganado hace mucho tiempo con valiente y sincera existencia, para con su pueblo, sus amigos, familiares y la patria entera.
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madrugada huye de Yauyos disfrazado de mujer; mientras que el Dr. Carlos Concha Eguiguren regresa a Lima triunfante, protegido por los bravos jinetes tomasinos y de otras localidades.
El final de todas estas luchas y gestiones llega a los primeros días del año de 1942. El personero de la Comunidad indígena de Tomas don Simón H. Ruíz, en el juicio seguido contra Pedro Tupiño, presenta un alegato contundente que desbarata toda pretensión de los abogados, teniendo como sus argumentos principales:
1. El testimonio presentado por la viuda de Juan Evangelista Vivas y otros herederos, como dueños y poseedores de las haciendas carecen de valor legal por ser una copia certificada, otorgada por el alcalde de Tomas, y que los habitantes de este pueblo existen desde cientos de años enmarcados en este territorio y siendo Tupiño un simple comprador no le asiste amparo alguno, esto con respecto a las haciendas de “Singua” y otras.
2. Sobre los terrenos adjudicados posteriormente a Juan de Dios Vivas en 1849 ante el juez, lo hizo por comisión una simple diligencia, por lo cual es nula. Además, en el presente se halla trabajada y usufructuada todas las parcelas por los ciudadanos comuneros de este pueblo.
El 28 de agosto de 1942 termina el tedioso litigio que duró muchos años, pero quedó consagrado para la historia lo que puede hacer el conocimiento, la honestidad, el sacrificio épico de los ciudadanos tomasinos, en especial de muchas madres e hijas que a veces nos olvidamos a incluir en nuestros relatos. Acciones como de las bravas y valientes fiesteras que se prendieron de los caballos del gobernador de Laraos o de las sufridas compañeras que tenían que cargar con las tareas dejadas por sus compañeros mientras ellos realizaban viajes de tanta valía.
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En todos estos hechos se nota nítidamente al buen jinete, conocedores minuciosos de las bondades de sus caballos y el altanero y veloz caminante de las estepas serranas, que raudos desafían el castigador soplido de los vientos, las heladas temperaturas, enfundados en su chalina, su poncho y con buenas botas. En muchos pasajes de esta historia resumida, podemos afirmar sin lugar a equivocarnos que son los “gana balas”, como han sido motejados, auténticos jinetes que marcaron huellas en los hombres, en el barro, en la tierra y hasta en las rocas, con pisadas indelebles.
Ojalá se mantenga siempre en el recuerdo del accionar de los buenos hombres y que las nuevas generaciones no manchen ese sitial ganado hace mucho tiempo con valiente y sincera existencia, para con su pueblo, sus amigos, familiares y la patria entera.
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madrugada huye de Yauyos disfrazado de mujer; mientras que el Dr. Carlos Concha Eguiguren regresa a Lima triunfante, protegido por los bravos jinetes tomasinos y de otras localidades.
El final de todas estas luchas y gestiones llega a los primeros días del año de 1942. El personero de la Comunidad indígena de Tomas don Simón H. Ruíz, en el juicio seguido contra Pedro Tupiño, presenta un alegato contundente que desbarata toda pretensión de los abogados, teniendo como sus argumentos principales:
1. El testimonio presentado por la viuda de Juan Evangelista Vivas y otros herederos, como dueños y poseedores de las haciendas carecen de valor legal por ser una copia certificada, otorgada por el alcalde de Tomas, y que los habitantes de este pueblo existen desde cientos de años enmarcados en este territorio y siendo Tupiño un simple comprador no le asiste amparo alguno, esto con respecto a las haciendas de “Singua” y otras.
2. Sobre los terrenos adjudicados posteriormente a Juan de Dios Vivas en 1849 ante el juez, lo hizo por comisión una simple diligencia, por lo cual es nula. Además, en el presente se halla trabajada y usufructuada todas las parcelas por los ciudadanos comuneros de este pueblo.
El 28 de agosto de 1942 termina el tedioso litigio que duró muchos años, pero quedó consagrado para la historia lo que puede hacer el conocimiento, la honestidad, el sacrificio épico de los ciudadanos tomasinos, en especial de muchas madres e hijas que a veces nos olvidamos a incluir en nuestros relatos. Acciones como de las bravas y valientes fiesteras que se prendieron de los caballos del gobernador de Laraos o de las sufridas compañeras que tenían que cargar con las tareas dejadas por sus compañeros mientras ellos realizaban viajes de tanta valía.
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RUTA LIBERTARIA Y DEL POSTILLON RUTA LIBERTARIA Y DEL POSTILLON EN YAUYOSEN YAUYOS
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Este libro se terminó de imprimiren el mes de diciembre de 2017
en los talleres de Imprenta Editora PresscomSu edición consta de 500 ejemplares
Para su diagramación se utilizó tipografía Agaramond y CaligulaDodgy
Este libro se terminó de imprimiren el mes de diciembre de 2017
en los talleres de Imprenta Editora PresscomSu edición consta de 500 ejemplares
Para su diagramación se utilizó tipografía Agaramond y CaligulaDodgy
