Prácticas artísticas colaborativas

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En la producción artística de Córdoba capital, hablar de producción de obras “participativas” o que propo-nen una cierta interacción con el espectador es un interés recurrente. Muchas de ellas refieren a la estética relacional como una forma de aludir a un tipo de prácticas artísticas basadas en la participación activa del espectador, pero pocas han dado lugar a reflexionar en torno a la cualidad de esas relaciones y la complejidad de las experiencias locales. ¿Qué tipo de relaciones sociales están produciendo/reproduciendo estas prácticas artísticas? ¿Quiénes son los invitados a participar? ¿Para qué?

Consideramos que las organizaciones sociales son un ámbito desafiante para repensar la práctica artística. Se podría observar cómo territorios en proceso de organización social han requerido el desarrollo de herramientas que faciliten sostener sus luchas y crecer en el empoderamiento de sus comunidades. En estas búsquedas nos preguntamos ¿cómo se integra la práctica artística a estas luchas sociales? ¿Qué intercambios se dan entre los actores involucrados?

Proponemos entonces analizar tres casos que de diferentes maneras han vinculado prácticas artísticas a un proceso de organización socio-comunitaria situado en Villa la Maternidad y Barrio Kronfuss: la exposición artística “Ciudad de mis desalojos” de Luciano Burba en la cual participan mujeres de Villa la Maternidad, el proyecto de extensión “Estar-siendo como estructura existencial y decisión cultural del barrio Kronfuss. Una forma de esencialización del propio horizonte simbólico que da conocimiento a la propia identidad” que se lleva a cabo con niños/as de Barrio Kronfuss y Villa la Maternidad en la elaboración de fanzines y por último, la producción gráfica de pegatinas, afiches y demás material visual que acompaña a la visualización de la misma lucha, realizadas por La Casa 1234 y otros colectivos nucleados en torno a Ignacio Ramos.

Cada experiencia supone una manera particular de integrar la práctica artística con la comunidad territorial como también con las instituciones artísticas. Para analizar esto, proponemos realizar una lectura de las rearticulaciones y colaboraciones que propusieron los proyectos a partir de entrevistas realizadas a los integrantes de estos proyectos: ¿cuáles fueron las formas de apropiación de la experiencia artística por parte de quienes en un principio podrían haber estado como espectadores? Y ¿cuáles son las articulaciones existentes entre la producción de conocimiento de esas experiencias con la formación académica?

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Las reflexiones que comparto surgen de la necesidad de destacar los procesos de expresión artística gestados por diversos colectivos sociales, fundamentalmente de aquéllos que pueden concebirse como alternativos y comunitarios. En los últimos años se ha desplegado con potencia un movimiento tendiente a construir y recuperar heterogéneas experiencias orientadas a la transformación social que nos obligan a volver-a-pensar, también en plural, las distintas maneras contemporáneas en las que el arte irrumpe en los espacios socio-culturales de nuestra región. En este contexto, en el que la emergencia de diversas subjetividades buscan, entre otras cuestiones, manifestar(se) ante Otros es que se vuelve vital interrogarse desde el campo universitario acerca de las tensiones entre la imagen “ajena” y la imagen “propia” de los organizaciones sociales, o dicho de otro modo, distinguir entre las poéticas del resistir (que implican una respuesta-a-Otros que se “nos” imponen públicamente) y las poéticas del hacer (que se vinculan a dotar-nos de una imagen propia emanada de intensos procesos de auto-reconocimiento y auto-presentación) en las creaciones generadas por estos actores sociales.

Entiendo que la inclusión de los sujetos universitarios en estos procesos exige dotar a nuestras intervenciones extensionistas de métodos y herramientas que faciliten y consoliden dichas prácticas. Dado que concibo la importancia de reivindicar los principios de la Investigación Acción Participativa (IAP), distingo junto a Fals Borda (2009) dos etapas entrelazas dentro del proceso (la activa y la reflexiva) lo que requiere articular la construcción-deconstrucción-construcción del conocimiento de y para la acción. Este compromiso existencial con los sujetos sociales nos obliga a desarrollar un hacer marcado por su potencia constructiva; situado socio-históricamente; creativo en el diseño e implementación de actividades; y con una orientación participativa.

En el título de esta comunicación empleaba el término desacralizar con el objetivo de poder identificar reflexivamente los siguientes movimientos dentro del campo de desarrollo artístico (los cuales no poseen, en absoluto, un vínculo

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de causalidad pero que sí se encontrarían ligados): la ruptura y el abandono del mito del “genio creador”; la interrogación y explicitación de los procesos de producción creativa; la apertura a diversas otredades ajenas/lejanas al hacer-artístico pero que se acercan buscando conquistarlo; y la decisión de apostar a procesos de intervención comunitaria para la transformación de las realidades socio-culturales.

En este sentido, al artista-sujeto-universitario le cabe una responsabilidad en términos de generar conocimientos en y desde el campo artístico dando cuenta de los procesos experimentados, lo que implicaría desplegar una acción tendiente a desnaturalizar las prácticas de la creación y la realización artística. Esta decisión en absoluto es inocente porque en última (y primera) instancia implica poner en suspenso una creencia ingenua o mecánica, para volver sobre ella con una mirada escrutadora; o dicho de otro modo “el proceso de creación de la obra artística pasó de ser un misterio alimentado por los mitos y leyendas en torno al genio creador, a ser una pieza clave en la comprensión del hecho creativo y del arte de nuestro siglo” (Zafra Alcaraz, 2003:398).

Sumado a lo anterior es vital poder ligar este tipo de pensamiento con acciones concretas que nos permitan instituir, desplegar y consolidar redes poiéticas “capaces de producir y crear en y a través de interacciones transformadoras” (Najmanovich, 2008:132). De este modo se puede acentuar ese tipo de actividad tendiente a la creación y a la producción, conjugando (y entre-lazando) el movimiento/actuar/pensar “vivo” del sujeto con una voluntad de acción, y una conciencia de dicho proceso.

El mundo humano, desde estas perspectivas, no es un mundo “natural”, la experiencia no es algo que nos sucede pasivamente, sino el fruto de nuestras posibilidades poiéticas, de nuestra capacidad de construir un sistema de símbolos, de producir sentido, de apropiarnos del mundo y re-crearlo en nuestra interacción con él. (Najmanovich, 2001)

Es por ello que aludo a la poiesis común(itaria) a los fines de destacar la necesidad de re-conocer y destituir la progresiva acumulación de escisiones que alcanzaron con la Modernidad su apogeo. ¿Cuál es ese tipo de experiencia que pretendo recuperar? Aquella en la que no prime la división entre razón y emoción, en la que no se expulse a “la imaginación del proceso cognitivo legítimo, cortando las raíces sensibles del conocimiento y estereotipando la expresión de los resultados” (Najmanovich, 2001). O quizás en la que se destaque el hombre sentipensante, identificación que recupera Fals Borda a partir de sus diálogos (y escuchas) con pescadores de la ciénaga colombiana que puede caracterizarse como:

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el hombre sentipensante que combina la razón y el amor, el cuerpo y el corazón, para deshacerse de todas las (mal) formaciones que descuartizan esa armonía y poder decir la verdad, tal y como lo recoge Eduardo Galeano en el Libro de los abrazos, rindiendo homenaje a los pescadores de la costa colombiana. (Moncayo, 2009:10)

Las prácticas artísticas-extensionistas que se vuelven sentipensantes podemos pensar que son aquéllas que apuestan, desde la práctica, a generar y difundir intervenciones basadas en metodologías para el acercamiento a los sujetos sociales. Y es quizás, con esta orientación, que retomamos ciertos pronunciamientos sobre los cuales vuelve Fals Borda para subrayar que el ser sentipensante sintetizaba el pensamiento propio de la investigación participativa

y las formas como se va creando o recreando la cultura, envolviendo la ciencia con el arte. Porque parece más productivo casar a estas dos hermanas, como lo canta un poeta, que seguir amándolas por separado como si fuesen enemigas (Fals Borda, 2009:328)

De esta manera se intenta tomar una distancia de todas aquellas posturas que recalan en el quiebre y proponer, en cambio, la articulación de las prácticas artísticas con las sociales y las científicas en pos de garantizar un trabajo que busque la transformación social, lo que implicaría poder transformar nuestros modos de vivir, de sentir, de pensar. Por eso es subyugante (enormemente seductor) el lugar de la tensión; porque la tensión nos exige estar atentos, desacomodados, buscando nuevas respuestas, y profundamente implicados.

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Bibliografía

Fals Borda Orlando (2009), Una sociología sentipensante para América Latina, Siglo del Hombre Editores, Bogotá.

Moncayo Víctor Manuel (2009), “Presentación. Fals Borda: hombre hicotea y sentipensante”, En Fals Borda Orlando, Una sociología sentipensante para América Latina, Siglo del Hombre Editores, Bogotá.

Najmanovich Denise (2001), “Arte-Tecnología para reinventar la fiesta del conocimiento”, Presentado en las Jornadas As redes cotidianas de conhecimentos e a tecnología no espaço/tempo da escola e em outros espaços/tempos educativos, Universidad del Estado de Río de Janeiro, Junio 2001.

Najmanovich Denise (2008), Mirar con nuevos ojos: nuevos paradigmas en la ciencia y pensamiento complejo, Editoral Biblos, Buenos Aires.

Zafra Alcaraz Remedios (2003), “Procesos creativos en la poesía experimental”, en Arañó Juan C. y Mañero Alberto (edit.), Actas Congreso INARS La investigación en las artes plásticas y visuales, Universidad de Sevilla.

*

Cristina Andrea Siragusa es Magister en Ciencias Sociales con Mención en Metodología de la Investigación. Actualmente es docente titular del Seminario de Investigación Aplicada, del departamento de Cine y Televisión en la facultad de Artes perteneciente a la Universidad Nacional de Córdoba. Titular de Metodología de la Investigación Audiovisual en la Universidad Nacional de Villa María.

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A continuación se presenta -a grandes rasgos- el contexto en el que se desarro-llan las experiencias estudiadas. Entre la gran variedad de manifestaciones visuales y producciones simbólicas que tienen lugar en Villa la Maternidad, hemos seleccionado tres ejemplos en los que participan egresados o tesistas que han pasado por la formación aca-démica en Artes Visuales. Para ello trabajamos a partir de entrevistas realiza-das a algunos de sus integrantes durante el corriente año para el proyecto de investigación realizado para la Cátedra Diseño e Interrelación de las Artes de la Universidad Nacional de Córdoba. Este material está orientado a conocer cómo conciben la práctica artística en vinculación a la problemática territorial de Villa la Maternidad, qué posiciones asumen como artistas y cómo ven inter-pelada su formación académica en este contexto.

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Villa la Maternidad es una de las villas céntricas más antiguas de la

ciudad de Córdoba. Creció vinculada al funcionamiento del ferrocarril y las actividades económicas localizadas en barrio San Vicente, dentro del cual se ubica. Hasta mediados del año 2003 habitaban en ella aproximadamente 400 familias, gran parte de las cuales fueron trasladadas a un conjunto de viviendas llamado “Ciudad de mis sueños”. Este respondía a la implementación del pro-grama habitacional provincial “Mi casa, Mi vida” el cual surge a partir de las inundaciones del año 2000 que afectaron a varios asentamientos ubicados en los márgenes del río Suquía y que es impulsado por el gobierno de Juan Manuel de La Sota (no se si poner su nombre o por el mismo gobierno que el actual, para no entrar en terrenos partidarios) . A mediados del año 2004 se pretende trasladar el total de las familias a Ciudad de mis sueños, ante el desalojo se resisten 32 familias.

El gobierno inicia acciones legales por usurpación y a su vez los vecinos recla-man la posesión de las tierras, desde allí se transcurren una serie de negocia-ciones que hasta la actualidad no llegan a una solución concreta. Desde ese momento algunas familias que habían aceptado la relocalización vuelven a la villa y también se suman nuevos habitantes que ven en el predio la posibilidad de construir sus viviendas, hoy el número aumento a 120 familias.

Debido a sus características el desalojo cobró rápidamente carácter público implicando así el compromiso de profesionales, organismos de derechos hu-manos y otras agrupaciones para acompañar a las familias. Lo que en este momento surgió como una estrategia de defensa luego se transformó en la idea de apropiarse del territorio como forma de resistencia al conflicto.

El barrio Kronfuss fue diseñado durante los primeros años del siglo XX por el arquitecto Juan Kronfuss, quien seguía el encargo del gobierno provincial de construir un complejo frente a la necesidad de infraestructura generada por el desarrollo de los ex Molinos Leticia. El barrio obrero se compuso por 100 casas y una plaza triangular en el ingreso del barrio. Gracias a sus particularidades arquitectónicas estas casas son reconocidas como parte de los inmuebles de valor patrimonial de la ciudad de Córdoba.

Debido a la proximidad ambos barrios comparten problemáticas similares. La ciudad cuenta con una renovación urbana en transcurso que implica la trans-

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formación de áreas centrales a través de la rehabilitación de áreas degradadas. Este proceso se da concretamente las inmediateces de estos barrios como consecuencia de su cercanía al centro de la ciudad. En un promedio de solo tres años se han construido a sus alrededores el centro cívico de la ciudad de Cór-doba y la ampliación de la terminal. Este entorno aumenta y revaloriza las tierras ubicadas en barrio Kronfuss y en villa la Maternidad produciendo un mayor interés de parte de empresas privadas y estatales para futuras inversio-nes. Con este contexto la villa se ve constantemente amenazada por la idea de nuevos desalojos, lo cual implica un pedido constante de las familias por la urbanización del barrio y el reconocimiento a cada familia de la titularidad de su tierra. A su vez los vecinos de barrio Kronfuss, con la necesidad de recuperar la zona como lugar histórico, están en proceso de pensar y trabajar comunita-riamente.

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El proyecto de extensión “Estar-siendo como estructura existencial y decisión cultural del Barrio Kronfuss. Una forma de esencialización del propio

horizonte simbólico que da reconocimiento a la propia identidad” es integrado por Ana Pistone, Noelia González y Andrea Molina. El mismo fue uno de los proyectos seleccionados por la Secretaria de extensión de la Universidad Nacional de Córdoba en la convocatoria de becas del año 2013. La propuesta tiene como antecedente la tesis de Licenciatura en Artes Visuales de Ana Pistone en Barrio Kronfuss.

Como punto de partida este proyecto plantea, a partir de la observación de múltiples problemáticas que atraviesan a la zona y el barrio, un trabajo conjunto con la comunidad para revalorizar el espacio, la arquitectura como patrimonio cultural, construir un universo simbólico del territorio que habitan y pensar sobre su propia cultura. De esta manera se propone poner en evidencia las problemáticas compartidas entre los diversos grupos en tensión que componen estos espacios, provenientes tanto de Barrio Kronfuss como de villa La maternidad, y afianzar sus vínculos a partir de ellas. Paralelamente se sugiere el proyecto como un aporte a la academia de la cual es parte, en tanto suma nuevas perspectivas de trabajo y de entender la práctica artística.

La metodología que se adopta para trabajar es un taller semanal, destinado a niños/as y adolescentes de ambos barrios, en el que se brinden herramientas gráficas para la confección de fanzines y consignas que contribuyan al reconocimiento y visibilización de las problemáticas. La elección del fanzine como herramienta de trabajo fue pensada por sus características de reproducción masiva, de bajo costo y de flexibilidad en cuanto a sus procesos de elaboración. Su estética remite al uso histórico que se le ha dado como medio de difusión de muchos grupos contraculturales frente a los medios dominantes y oficiales.

El proyecto se inició a principios de este mismo año, poniendo su funcionamiento en la biblioteca Heraldo Eslava que tiene lugar en el barrio villa La maternidad. La propuesta se da en un principio, y atendiendo a la duración de la beca, por lo que resta del año y continuando en funcionamiento durante todo el año próximo.

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Imagen realizada en el taller de producción de fanzines, 2013, Biblioteca Heraldo Eslava, Córdoba Capital, foto: gentileza Ana Pistone.

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“Ciudad de mis desalojos” de Luciano Burba fue una de las obras presentadas en la exposición “Recursos/hacia una ética del encuentro” que tuvo lugar en el mes de noviembre del año 2012 en el Espacio Cultural Museo de las Mujeres de la ciudad de Córdoba. La obra se enmarca en uno de los ejes conceptuales que atraviesan gran parte del trabajo del artista, la reflexión sobre su condición de ciudadano. Para ello plantea una serie de preguntas a propósito de la obra “¿Es posible hacer que una ciudad se expanda hacia dentro? ¿Dónde empieza la periferia? ¿Qué queda de cuando estuvimos Afuera? ¿Es aún posible proponer operaciones estéticas que sean relevantes respecto a los problemas sociales contemporáneos? ¿Dejaremos de acudir a ciudades imaginarias?”

La propuesta curatorial del ciclo se basa en iniciar un proceso artístico a partir de la palabra ‘recursos’, brindando un presupuesto de 1500 pesos destinado a la producción de obra y honorarios. Con estas condiciones el artista decide como punto de partida generar un mecanismo que ponga en tensión tres ejes, el propio MuMu como espacio que depende del estado provincial destinado a las mujeres, el hecho atípico del otorgamiento que la institución hace del dine-ro y los programas de erradicación de villa miseria que comienza el gobierno provincial de De la Sota en el año 2003.

Con el dinero otorgado el artista contrata por un lado a dos mujeres de Villa La Maternidad para que confeccionen horneros de barro, pagándole 40 pesos por cada hornero. Y por otro a un ayudante para el montaje de obra a quien desti-na los 300 pesos restantes.

La instalación del proyecto contiene horneros hechos de arcilla dispuestos en el suelo de manera tal que recrean un barrio en miniatura. En la sala aledaña un gráfico que representa una síntesis de los ejes puestos en interacción y algunas de las preguntas que lo inspiraron. Junto a estos se disponen sobre una estruc-tura base formularios, basados en el formato del plan del gobierno provincial “hogar clase media”, que podrán llenar los espectadores para participar del sorteo que se realizara como cierre de la muestra donde se adjudicaran los treinta horneros.

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Instalación de Ciudad de mis desalojos, Septiembre-Noviembre 2012, Museo de las Mujeres, Córdoba Capital, registro público de Luciano Burba, foto: facebook Luciano Burba.

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Ignacio Ramos, egresado de la Escuela Superior de Bellas Artes Dr. José Figue-roa Alcorta, forma parte de un grupo que realiza intervenciones de pegatinas surgidas con la intención de visibilizar problemáticas sociales y luchas como las de Villa la Maternidad. Las imágenes que se plasman en estas forman parte de un amplio recorrido de la producción visual que Ignacio viene desarrollando en distintos colectivos como Insurgentes, La Casa 1234 y el taller de serigrafía entre otros.

A partir del año 2008 Ignacio, junto con insurgentes, comienza a participar en varias actividades de Villa la Maternidad, entre ellas experiencias de serigrafía que acompañaban las acciones y manifestaciones contra el avance de las especulaciones inmobiliarias y el desalojo de la comunidad. En el año 2011 muere Heraldo Eslava (situación no esclarecida en la actualidad) (cambié orden de la frase), uno de los vecinos más comprometidos con la lucha. Para su homenaje Ignacio trabaja una fotografía de su cara y el texto “Luchador popular asesinado el 24-08-2011. La tierra es nuestra”, el resultado es llevado a una pegatina que se realiza en la casa de Heraldo. Esta es, entre otras, una de las imágenes representativas de la Villa que más tarde fue pegada en las paredes del centro de la Ciudad.

La producción gráfica también abarca otros formatos como afiches, serigrafías y parches cuyas imágenes son facilitadas por Ignacio, con la característica de ser dispositivos en circulación libre para ser reproducidas y apropiadas por quien quiera.

El conflicto de Villa la Maternidad todavía no es resuelto, y por ello la comunidad sigue manifestándose mediante actividades, marchas y festivales, donde las producciones de Ignacio siguen siendo una herramienta de visibilización.

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Acción colectiva, Agosto 2013, Estación Ferrocentral centro, Córdoba Capital, foto: facebook Villa La Maternidad Resiste.

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Conocer aquello que ha contribuido a la generación de cada tipo de práctica nos permite comprender con mayor complejidad el modo en que se sitúan estos ejemplos en relación a las demás prácticas artísticas. En relación al eje de esta publicación identificamos como factores de motivación aquellas inquietu-des y situaciones que favorecieron a surgir prácticas artísticas que se relacio-nan con problemáticas sociales.

Se podría decir que los entrevistados plantean un posicionamiento, de manera simultánea a la posición que se asume frente a las prácticas artísticas, en el cual predomina su condición de individuo. Luciano Burba se identifica como ciudadano y después artista, refiriéndose al primero como una serie de respon-sabilidades que asume como actor social desde los lenguajes que utiliza, de diversas maneras, para la realización de sus obras artísticas. Es así que en cada una de estas se asume un carácter crítico ante el contexto social e institucional del arte incitando al espectador a la reflexión. Mientras que Ana Pistone se refiere, más que a una condición previa, a un modo de comprender la vida cotidiana de manera múltiple e integrada, donde las experiencias vitales em-papen todas las áreas. Esta postura es la que orienta sus prácticas desde el lugar que habita en barrio Kronfuss, donde la práctica artística emerge como respuesta a este contexto social que la rodea e interpela. En este mismo senti-do Ignacio Ramos aporta su práctica gráfica participando de otros grupos de trabajo que acompañan la lucha y organización de los vecinos de Villa la Ma-ternidad. Es en la convivencia de estos distintos espacios donde se potencia la inquietud por la participación y la elección del espacio público como escenario para el encuentro con la mirada del otro. Ignacio se refiere a una experiencia que nos atraviesa, como una condición esencial que genera búsquedas donde se incorpora el diálogo con lo distinto. En esta misma línea Luciano Burba recalca el valor del estar ahí (...) conocer las cosas que operan en el momento de vivir puntualmente en Villa la Maternidad (...) ver la problemática desde adentro.

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Podríamos mencionar, frente a una misma problemática barrial, diferentes grados de participación o modos de integrar la comunidad

con procesos de producción visual. En el caso de Ana Pistone se opta por el formato taller como espacio de encuentro y producción. La opción por realizar fanzines permite compartir un tipo de producción accesible y flexible a las diversas circunstancias que se dan día a día como son el número de asistentes y el margen de edad de los mismos. Este formato de trabajo ¿permitiría la apro-piación de los medios de producción prescindiendo del taller originario? ¿En qué medida un taller de estas características permite la producción de una imagen propia de la comunidad?

Por otra parte, los colectivos en los cuales participa Ignacio articulan su pro-ducción visual en otras instancias de movilización, locreadas o actividades que se dan en Villa la Maternidad, con la misma gente del barrio o con otros colec-tivos de trabajo. En este marco la práctica-oficio de hacer serigrafía y pegati-nas los acompaña como parte de su quehacer cotidiano, una práctica que vienen sosteniendo como colectivo tiempo antes de vincularse a esta proble-mática en puntual. Aquí la imagen se constituye de algún modo como un lugar de encuentro e identificación. La reproducción de las imágenes que han surgi-do en torno a la lucha de villa la maternidad, llevadas a otros espacios, contex-tos y territorios, tratan de poner en visibilidad la continuidad de un modelo manifestando que no son luchas aisladas. Sin embargo, si pensamos la partici-pación de Villa la Maternidad en la construcción de un lenguaje visual propio, ¿en qué medida la comunidad ha logrado apropiarse de los medios de produc-ción y herramientas técnicas para el desarrollo de una visualidad propia?

Luciano Burba plantea incorporar en sus procesos de producción de obra, la participación de actores ajenos al campo del arte. Esta obra ligada al sistema propio de enunciación del arte contemporáneo y de su estructura propone la participación de mujeres de Villa la Maternidad. Más allá de las intencionalida-des del autor, ¿cuáles serán las lecturas que se generan desde la comunidad de VLM en relación a esta experiencia? ¿Qué sentidos entran en juego al estable-cer un vínculo a partir del trabajo asalariado, del modo que propone la obra, considerando que la lógica asistencialista es la dominante en las estructuras políticas? en qué medida esta obra corre el riesgo de reproducir aquellas rela-ciones de poder?

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Por otro lado, asumiendo el riesgo que conlleva la articulación de las prácticas artísticas con las políticas, sobre todo en la recurrente “ilustración de la letra política”, la obra de Luciano es un aporte que enriquece al lenguaje visual tra-dicional que han asumido las luchas políticas. Sin embargo sería interesante indagar sobre el lugar que ocupa el lenguaje poético en la construcción de sentidos y procesos simbólicos de Villa la Maternidad y cómo en todo caso, éstas potencian la práctica política.

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Asumiendo que las prácticas implican posiciones –conscientes o no- respecto a los modos de hacer y pensar la pro-ducción visual, consideramos necesario reconocer qué relaciones se establecen con el mundo del arte, como también qué sentidos se disputan en cada contex-to.

Ana Pistone define la práctica artística desde un sentido amplio. Trata de evitar una fragmentación en la vida cotidiana según si algo es artístico o no y es en esta búsqueda que se refiere a una experiencia vital que empapa todo. Donde el énfasis no está por ejemplo, en generar el fanzine en el taller sino en valorar las relaciones y la dinámica social que este taller comienza a tramar. En el marco del proyecto de extensión se refiere al principio de horizontalidad, de un aprendizaje recíproco, en el que procuran incluirse dentro de ese espacio y ese espacio incluirlo dentro de sus vidas. Desde esta perspectiva parecería no tener lugar definiciones como la de artista o arte. Hasta cierto punto, el marco de proyecto de extensión, permite abrirse a cuestionamientos y problemáticas que atañen a la cultura visual local y no sólo limitada a las definiciones de la institución arte. Se podría decir que tiene más que ver con la construcción del pensamiento visual que con la producción artística. En todo caso estamos hablando de producciones culturales que no son consideradas artísticas y por tanto marginadas de aquellas voces que marcan el espectro de lo visible y categorizable de las producciones visuales. Y por tanto toda una serie de prác-ticas visuales-culturales que se están privando de poner en discusión las prácti-cas artísticas locales ya legitimadas.

En coincidencia con esto, Ignacio se considera comunicador visual junto a los colectivos de trabajo. La producción visual la entiende no como una herra-mienta accesoria a las luchas sociales, sino como parte de la batalla visual en los espacios públicos, enfrentando a las estrategias simbólicas que apuntan a dominar la mirada. Cabe aclarar que aun cuando las acciones son desarrolladas de manera colectiva, la gráfica es elaborada en un ámbito de creación personal que Ignacio considera necesario para enfocarse con las dinámicas de produc-ción personales. Cuestión que no reduciremos a una diferenciación de “lo colectivo” y “lo personal” considerando que como producciones culturales requieren de mayor complejidad en el análisis de su construcción. La integra-ción de la producción visual con la comunidad es favorecida en cierta medida por la participación en la lucha diaria y el acompañamiento a la comunidad en

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este tiempo y en diferentes instancias. Como así también las decisiones res-pecto a realizar recursos gráficos de libre circulación que sostienen el lenguaje de la fotocopia para esto mismo.

Por otro lado, la posición de Luciano Burba se define claramente como artísti-ca. Entiende su producción como resultado de un diálogo con un contexto socio-político-artístico. Se refiere a un compromiso como ciudadano que antecede al de artista, siendo el lenguaje artístico al que recurre para decir determinadas cosas, asumiéndolo como uno más dentro de las posibles formas de manifestar su pensamiento.

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Las relaciones con las instituciones artísticas son dinámicas y variadas.

Las prácticas seleccionadas han coincidido en el valor otorgado a espacios alternativos para su formación, cuestión fundamental que responde a la misma necesidad de un trabajo en el que confluyan y se enriquezcan diversas discipli-nas.

Ana Pistone acude al entrecruzamiento con lecturas de la filosofía de la libera-ción y del pensamiento latinoamericano como formación que consideraba necesario incorporar o profundizar en relación a lo que había recibido de la formación académica en artes. Así también Luciano Burba menciona a Casa 13 (casa autogestionada por artistas) como espacio de formación artística que le aportó una forma de entender las prácticas artísticas como desbordadas junto al trabajo en colaboración con otros agentes culturales, artistas y no artistas. Experiencia que no encontró en su paso por la universidad o sólo en algunos docentes o cátedras puntuales. Al mismo tiempo, Ignacio Ramos también reconoce como fuertes espacios de formación y crecimiento a la Casa 1234 y los diferentes colectivos con los que ha trabajado.

Sobre todo diferencian, tanto Luciano Burba como Ana Pistone, el tipo de cuestionamientos que proporciona la academia respecto a la práctica artística, considerándola más ligada a los grandes temas respecto a la problemática general del arte y lejana a la práctica real-local. Mientras que Ignacio al referir-se a la formación académica y desde su participación como adscripto en la cátedra de Grabado, cuestiona las predominantes lecturas formalistas y no del contexto del cual surgen y son parte. Una vez más estaríamos aludiendo a la importancia de contar con herramientas para realizar una lectura de la produc-ción artística como parte de la trama cultural y social.

Por otro lado, la vinculación con espacios ajenos al artístico han sido también factores que interpelan las instituciones artísticas. Luciano Burba particular-mente, ve tensionada la práctica artística al trabajar con la colaboración de mujeres de Villa la Maternidad. En el proceso de elaboración de las diferentes partes que constituía su obra, se ve la preocupación por evitar mecanismos que manifiesten un uso de la imagen de pobreza. En este caso en particular, ¿se corre el riesgo de tomar la colaboración de no artistas o aludir a un esfuerzo colectivo como recurso que luego es trasladado a un escenario institucional en el que éste es traducido en beneficio o reconocimiento personal?

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Ana Pistone prefiere optar por una relación de negociaciones con la institución, uso lo que me sirve y lo que no lo transformo. En cambio Ignacio Ramos consi-dera que, al menos desde la formación artística en la que él transitó, veía sub-estimada ciertas prácticas como las pegatinas. En alguna medida, evitar las definiciones de lo artístico y quiénes se asumen “artistas” podría ser considera-do como un factor que limite su reconocimiento institucional y por tanto mar-ginado del campo de estudio. Por el contrario, consideramos que la academia y las instituciones artísticas deberían complejizar el campo de la producción artística hacia las múltiples experiencias visuales de los que artistas y no artis-tas son parte.

Del mismo modo y en relación a la obra de Luciano Burba, las lecturas que se encuentran de “ciudad de mis desalojos” predominan la mirada artística-formal aludiendo quizás a algunos leves aspectos metafóricos, pero sin Valorar contextualmente los procesos simbólicos que entran en juego. Así como tam-bién en las prácticas de Ignacio nociones como la calle, los espacios, el ocultar la identidad o no, la coyuntura política, son aspectos que forman parte de la construcción de sentidos.

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A continuación, proponemos una serie de sociogra-mas que acompañen la visualización de algunas arti-culaciones que genera cada proyecto entre las dife-rentes instituciones, espacios y actores sociales.

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INDICE

Texto curatorial…………………………………………………………………………. 2

¿Por qué pensar la participación en las prácticas artísticas? …. 4

El subyugante lugar de la tensión: desacralización artística

y poiesis común(itaria) por Cristina Siragusa …………………….. 5

Introducción a los casos …………………………………………………………….... 9

Villa la Maternidad y Barrio Kronfuss …………………………….…. 11

Taller de extensión*producción de fanzines ………………….….. 13

Ciudad de mis desalojos ………………………………………………... 15

Producción gráfica y pegatinas ………………………………………. 17

Reflexiones sobre la colaboración ………………………………………………… 19

¿Qué factores motivaron esta iniciativa? ………………………….. 20

¿Cómo se integra la producción visual con la comunidad

de Villa la Maternidad?.......................................................... 21

¿Qué posiciones se asumen respecto a la práctica artística?.. 23

¿Qué relaciones se generan con las instituciones artísticas?.. 25

Redes y articulaciones ……………………………………………………………….. 24

Indice.……………………………………………………………………………………… 28

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La Parra Editora Noviembre 2013 FA/UNC

Equipo Editorial de La Parra Luciana Sánchez y Rocío Pérez Colaboradores en esta publicación: Cristina Siragusa

Imágenes de Portada: Edición de La Parra. Imágenes utilizadas:

-Dibujo realizado en el taller de producción de fanzines,2013, Biblioteca Heraldo Eslava, Córdoba Capital, foto: gentileza Ana Pistone. - Acción colectiva, Agosto 2013, Biblioteca Heraldo Eslava, Córdoba Capital, foto: Face-book El Nachito.

- Instalación de Ciudad de mis desalojos, Septiembre-Noviembre 2012, Museo de las Mu-jeres, Córdoba Capital, registro público de Luciano Burba, foto: facebook Luciano Burba.

Contacto: [email protected]

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La Parra editora es una editorial que propone dar visibilidad a aquellas prácti-cas artísticas que participan de espacios de organización social ubicadas en la provincia de Córdoba. Por medio de estas publicaciones pretendemos poner en circulación estas experiencias para fortalecer las articulaciones y diálogo entre los espacios de formación artística y las organizaciones sociales. Como también motivar el ejercicio de la sistematización de experiencias y su análisis crítico, ensayando reflexiones que contemplen la complejidad de los fenóme-nos sociales y las particularidades de la teoría del campo del arte.

En esta primera publicación reunimos tres proyectos que articulan de diferen-tes maneras la producción visual con la lucha socioterritorial que se desarrolla en Villa La Maternidad. ¿Qué tipo de relaciones sociales están producien-do/reproduciendo estas prácticas artísticas? ¿Qué posición ocupan los artistas en este contexto? ¿En qué aspectos interpelan estas experiencias a la forma-ción académica? A partir de la descripción y del análisis de estas iniciativas quisiéramos aportar elementos para una lectura de nuestro contexto local.