Poskeynesianos y regulacionistas: ¿Una alternativa a la crisis de la economía estándar?

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11 Poskeynesianos y regulacionistas: ¿Una alternativa a la crisis de la economía estándar? * Robert Boyer ** RESUMEN Los dos programas de investigación (el poskeynesiano y el regulacionista) coinciden en el hecho de proponer una alternativa a la economía estándar, cuya incapacidad para dar cuenta de los hechos fundamentales observados –desde la década de los setenta y en parti- cular durante la crisis actual– resulta evidente. Una posible convergencia se manifestó, por un lado, en la formalización del régimen económico de la posguerra –como una for- ma particular de crecimiento acumulado–, y por el otro en el análisis de los impulsos es- peculativos que han tenido lugar sucesivamente desde la década de los noventa. La rela- tiva rareza de estas convergencias se explica, en primer lugar, por una referencia más kaleckiana y marxista que keynesiana, en el caso de los regulacionistas. En segundo lu- gar, por una postura epistemológica diferente: la gran teoría con vocación universal, por un lado, y el análisis situado histórica y espacialmente, por el otro. La profundidad de la crisis que atraviesa la economía estándar, en cuanto a su epistemología implícita, sus conceptos fundadores y sus métodos abre un espacio de colaboración entre poskeynesia- nos y regulacionistas. El artículo sugiere cuatro caminos para tal cooperación: reconoci- miento de la función de las instituciones no sólo en política económica, sino para com- pensar las fallas del mercado; el análisis sistemático de la pertinencia de las diversas clases de modelos, y no exclusivamente de su coherencia teórica; el enriquecimiento de los mecanismos típicamente keynesianos, con el fin de dar cuenta de la multiplicidad de las interdependencias observadas en las economías contemporáneas; y, finalmente, la asociación con cualquier régimen de crecimiento de largo plazo de los factores que lo pueden desestabilizar, de acuerdo con un proceso de endometabolismo, característico de una economía capitalista. La evolución de las instituciones académicas, nacionales y mundiales, quizá constituya el principal obstáculo para poner en marcha estas investiga- ciones. Palabras clave: poskeynesianos, regulacionistas, modelos de crecimiento económico y crisis económica. Clasificación JEL: E12, E13, E44, G28. * Fecha de recepción: 19/05/2011. Fecha de aceptación: 01/08/2011. Traducciones del fran- cés de Vania Galindo Juárez. ** Economista, desarrolla sus investigaciones en el Centro de Investigación Económica y sus Aplicaciones (Centre pour la Recherche Économique et ses Applications, CEPREMAP). Es profesor visitante durante el periodo 2010-2011 del Wissenschaftskolleg zu en Berlín. Correo electrónico: robert.boyer@wiko_berlin.de

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Los dos programas de investigación (el poskeynesiano y el regulacionista) coinciden enel hecho de proponer una alternativa a la economía estándar, cuya incapacidad para darcuenta de los hechos fundamentales observados –desde la década de los setenta y en particulardurante la crisis actual– resulta evidente. Una posible convergencia se manifestó,por un lado, en la formalización del régimen económico de la posguerra –como una formaparticular de crecimiento acumulado–, y por el otro en el análisis de los impulsos especulativosque han tenido lugar sucesivamente desde la década de los noventa. La relativarareza de estas convergencias se explica, en primer lugar, por una referencia máskaleckiana y marxista que keynesiana, en el caso de los regulacionistas. En segundo lugar,por una postura epistemológica diferente: la gran teoría con vocación universal, porun lado, y el análisis situado histórica y espacialmente, por el otro. La profundidad de lacrisis que atraviesa la economía estándar, en cuanto a su epistemología implícita, susconceptos fundadores y sus métodos abre un espacio de colaboración entre poskeynesianosy regulacionistas. El artículo sugiere cuatro caminos para tal cooperación: reconocimientode la función de las instituciones no sólo en política económica, sino para compensarlas fallas del mercado; el análisis sistemático de la pertinencia de las diversasclases de modelos, y no exclusivamente de su coherencia teórica; el enriquecimiento delos mecanismos típicamente keynesianos, con el fin de dar cuenta de la multiplicidadde las interdependencias observadas en las economías contemporáneas; y, finalmente, laasociación con cualquier régimen de crecimiento de largo plazo de los factores que lopueden desestabilizar, de acuerdo con un proceso de endometabolismo, característico deuna economía capitalista. La evolución de las instituciones académicas, nacionales ymundiales, quizá constituya el principal obstáculo para poner en marcha estas investigaciones.

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    Poskeynesianos y regulacionistas: Una alternativa a la crisis de la economa estndar?*

    Robert Boyer** Resumen

    Los dos programas de investigacin (el poskeynesiano y el regulacionista) coinciden en el hecho de proponer una alternativa a la economa estndar, cuya incapacidad para dar cuenta de los hechos fundamentales observados desde la dcada de los setenta y en parti- cular durante la crisis actual resulta evidente. Una posible convergencia se manifest, por un lado, en la formalizacin del rgimen econmico de la posguerra como una for-ma particular de crecimiento acumulado, y por el otro en el anlisis de los impulsos es-peculativos que han tenido lugar sucesivamente desde la dcada de los noventa. La rela-tiva rareza de estas convergencias se explica, en primer lugar, por una referencia ms kaleckiana y marxista que keynesiana, en el caso de los regulacionistas. En segundo lu-gar, por una postura epistemolgica diferente: la gran teora con vocacin universal, por un lado, y el anlisis situado histrica y espacialmente, por el otro. La profundidad de la crisis que atraviesa la economa estndar, en cuanto a su epistemologa implcita, sus conceptos fundadores y sus mtodos abre un espacio de colaboracin entre poskeynesia-nos y regulacionistas. El artculo sugiere cuatro caminos para tal cooperacin: reconoci-miento de la funcin de las instituciones no slo en poltica econmica, sino para com-pensar las fallas del mercado; el anlisis sistemtico de la pertinencia de las diversas clases de modelos, y no exclusivamente de su coherencia terica; el enriquecimiento de los mecanismos tpicamente keynesianos, con el fin de dar cuenta de la multiplicidad de las interdependencias observadas en las economas contemporneas; y, finalmente, la asociacin con cualquier rgimen de crecimiento de largo plazo de los factores que lo pueden desestabilizar, de acuerdo con un proceso de endometabolismo, caracterstico de una economa capitalista. La evolucin de las instituciones acadmicas, nacionales y mundiales, quiz constituya el principal obstculo para poner en marcha estas investiga-ciones.

    Palabras clave: poskeynesianos, regulacionistas, modelos de crecimiento econmico y crisis econmica.Clasificacin jel: E12, E13, E44, G28.

    * Fecha de recepcin: 19/05/2011. Fecha de aceptacin: 01/08/2011. Traducciones del fran-cs de Vania Galindo Jurez. ** Economista, desarrolla sus investigaciones en el Centro de Investigacin Econmica y sus Aplicaciones (Centre pour la Recherche conomique et ses Applications, cepremap). Es profesor visitante durante el periodo 2010-2011 del Wissenschaftskolleg zu en Berln. Correo electrnico: robert.boyer@wiko_berlin.de

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    AbstRAct

    Post-Keynesian and rgulation research programs have in common to have constructed an alternative to standard economics whose inability to account for the stylized facts observed since the 1970s, and even more in the current crisis, is clear. A first convergence has been about the modeling of the economic post-war growth as a particular form of cumulative causation theory. A second one relates to the analysis of speculative financial booms that have been recurring since the nineties. The relative rarity of these convergences can be explained firstly by the fact that regulation approach is referring more to a Marxist and Kaleckian than typically Keynesian tradition. Secondly, these two research programs rely upon to different epistemological stances: a grand and universal theory one hand, a series of historically and spatially located analyses on the other. The depth of the crisis in mainstream economics implicit epistemology, its founding concepts and methods opens a space for collaboration between post-Keynesians and regulationists. The article suggests four avenues for such a cooperation: recognition of the role of institutions, and not just of economic policy, in offsetting market failures, systematic review of the empirical relevance of the various classes of models and not only of their theoretical coherence, enrichment of typically Keynesian mechanisms in order to reflect the multiple inter-dependencies found in contemporary economies, and finally association to any long-term growth model of the various factors that may destabilize it, according to a process endometabolism, typical of a capitalist economy. The adverse evolution of academic institutions, both at the national and global level, is perhaps the main obstacle to the implementation of such an intellectually challenging research agenda.

    Key words: poskeynesian, regulation approach, economic growth models, economic crisis.Classification jel: E12, E13, E44, G28.

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    IntRoduccIn: un oRIgen comn

    A mediados de la dcada de los setenta la brecha entre las predicciones del para-digma estndar y la evolucin macroeconmica de los grandes pases de la ocde se hizo ms amplia. Por ello, este momento resulta clave para ambos programas de investigacin: el poskeynesiano y el regulacionista. As, los poskeynesianos pretenden proponer enfoques opcionales tanto al modelo neoclsico de creci-miento como al empobrecimiento del mensaje keynesiano vinculado con la difu-sin del modelo is/lm (Harcourt, 1987). Una nueva generacin relevar los tra-bajos de Sidney Weintraub, Paul Davidson, Hyman Minsky, Jan Kregel y tambin, aunque en menor medida, de Joan Robinson, Nicolas Kalecki y Nicho-las Kaldor (Asensio et al., 2011).

    Esta fecha tambin es el punto de partida de otro programa de investiga-cin: el anlisis de la regulacin y de la crisis del capitalismo estadounidense (Aglietta, 1976) dio origen a una serie de trabajos que se prolongaron hasta los anlisis de la gran crisis surgida en 2008 y sobre los cuales esta publicacin con-tina dando cuenta, siguiendo los pasos de la Revue de la Rgulation. Sin lugar a dudas, los fundadores de este enfoque conocen y utilizan los conceptos y las he-rramientas de los poskeynesianos, pero son inversamente pocos aquellos poskey-nesianos que hacen referencia a la contribucin, en un sentido complementario, de los regulacionistas.

    De dnde proviene esta relativa desvinculacin? Acaso es inherente a los respectivos fundamentos de estos dos programas de investigacin? Acaso la prdida de legitimidad y la falta de pertinencia de la teora macroeconmica es-tndar frente a una crisis que se conoce como venida de fuera no abren una se-gunda oportunidad de acercamiento con miras a proponer una alternativa? ste es el hilo conductor del presente artculo.

    I. el suRgImIento de los enfoques de lA RegulAcIn: ms mARxIstA y ApegAdA A lA hIstoRIA que cARActeRstIcAmente keynesIAnA

    Los momentos fundacionales son esenciales, pues es cuando se constituyen pre-guntas, mtodos y prcticas de investigacin que perdurarn, ms all de los ajus-tes y redefiniciones ulteriores. Los enfoques de la regulacin, en efecto, siguen marcados por su origen. Los primeros trabajos provienen de macroeconomistas o ingenieros economistas que trabajaban para la administracin econmica, para

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    retomar el trmino de aquella poca, un tanto desvalorizado por el triunfo de la creencia en la superioridad intrnseca de los mercados con respecto a un inter-vencionismo ilustrado. As, Michel Aglietta intervino en la construccin de uno de los modelos macroeconmicos utilizados a principios de la dcada de los se-tenta por el insee, fifi, mientras que Bernard Billaudot y despus Robert Boyer y Jacques Mazier participaron en la elaboracin de dos generaciones de modelos en el seno de la Direccin de Previsin del Ministerio de Finanzas (Direction de la Prvision du Ministre des Finances, deca, star).

    En el primer caso, la apertura a la competencia internacional convierte la competitividad de la oferta en el factor determinante del crecimiento a mediano plazo, de modo que las polticas keynesianas de gestin de la demanda pierden progresivamente su eficacia. De esta forma, se explica el progresivo pero conti-nuo incremento del desempleo en Francia desde 1967. As, se introduce el eje rector de las investigaciones ulteriores: cmo se transforman las estructuras del capitalismo y, por tanto, las eventuales regularidades macroeconmicas? El inte-rs de Michel Aglietta se desplaza entonces de la situacin de la Francia contem-pornea al capitalismo estadounidense; la estanflacin y la crisis que se inici en 1973 atestiguan la llegada al lmite, en la dcada de los setenta, de un rgimen de acumulacin sin precedente: el fordismo.

    Una ruptura equivalente de las regularidades incorporadas a los modelos economtricos y de simulacin referentes a Francia es el punto de partida de las reflexiones de Bernard Billaudot, Robert Boyer y Jacques Mistral sobre los lmi-tes de una teora macroeconmica ahistrica (Boyer y Mistral, 1978). En estas circunstancias, la crtica se dirige, por supuesto, a la teora neoclsica de la poca y a la ilusin de una teora del equilibrio general (teg) como fundamento cient-fico. Sin embargo, el blanco esencial es la teora marxista, o cuando menos su vulgata, que convierte la ley de la cada de la tasa de ganancia en el alfa y omega del anlisis de la dinmica del capitalismo. Ahora bien, las investigaciones sobre los capitalismos, tanto estadounidense (Aglietta, 1976) como francs (Benassy et al., 1978) dan lugar a una transformacin en la jerarqua de las formas institucio-nales. Esta transformacin es de tal magnitud que, hasta principios de la dcada de los setenta, el compromiso salarial fordista y el podero de una moneda de crdito impulsan un rgimen de acumulacin sin precedente, en el cual se man-tiene una elevada y estable tasa de ganancia, pero a costa de la permanencia de la inflacin, incluso en los periodos de recesin.

    A partir de entonces, resulta importante dar cuenta de lo anterior a la luz de los modelos de dos secciones productivas, bienes de produccin versus bienes

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    de consumo, en la tradicin de los esquemas de reproduccin propuestos por Marx en El capital. Sin embargo, la eleccin de los parmetros ad hoc se reem-plaza por su justificacin a partir de las caractersticas efectivamente observadas gracias a los datos de contabilidad nacional y a los cuadros input-output rela- tivos a las dos secciones productivas y a la dinmica de los salarios (Bertrand, 1983).

    II. pRImeRA conveRgencIA: los modelos de cRecImIento kAldoRIAnos

    No obstante, un modelo de este tipo supone una fuerte inversin estadstica, de modo que resultaba tentador convertir estos modelos en una formalizacin que operara en el plan agregado. Dicha formalizacin permite cotejar los datos ma-croeconmicos estndar con las teoras alternativas (Boyer, 1988 a y 1988 b). En este contexto, se produce un encuentro con algunas de las investigaciones pos- keynesianas: en efecto, la formalizacin del rgimen de crecimiento fordiano se inscribe, como la especificacin de una forma particular de crecimiento acumu-lativo, en la tradicin de los trabajos de Nicholas Kaldor (1985). Cabe destacar que para que un rgimen de esta naturaleza exista y sea resistente se deben cum-plir ciertas condiciones precisas: existencia de rendimientos crecientes a escala, indexacin moderada de los salarios reales a la productividad, poca apertura de la economa a la competencia mundial. A su vez, estas condiciones suponen una configuracin particular de las relaciones salariales, de la competencia y de la insercin internacional. Entonces, si las formas institucionales se disponen de manera diferente o evolucionan bajo el efecto del xito del rgimen de acumula-cin correspondiente, la economa puede converger en otras configuraciones: un crecimiento alimentado por el continuo incremento de la competencia (Petit, 1998) y por el dinamismo de las exportaciones (Boyer y Petit, 1989). De este modo, llegamos a uno de los modelos clave de la influencia kaldoriana, en el cual el peso de la balanza comercial determina el ritmo de crecimiento y limita la posibilidad del pleno empleo (Thirlwall y McCombie, 1994).

    1. Un primer encuentro entre poskeynesianos y regulacionistas

    ste es el primer encuentro con los poskeynesianos: la contribucin de los regu-lacionistas (figura 1) radica en subrayar el carcter institucionalmente situado de todo modelo macroeconmico, en oposicin a una teora macroeconmica que

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    se presentara como universal y atemporal. Este mensaje tuvo poco eco en el campo de los poskeynesianos, salvo raras excepciones (Setterfield, 2007). Ade-ms, los regulacionistas, preocupados por las tendencias de largo plazo, no deja-ron de indagar los mecanismos del crecimiento y su modificacin tras la extin-cin y la crisis del fordismo, mientras que los poskeynesianos concentraron sus esfuerzos en las discusiones sobre poltica econmica, es decir, sobre modelos de corto-mediano plazo.

    Figura 1. Crecimiento acumulativo y rgimen de acumulacin fordista

    Ruptura de las regularidades macroeconmicas; dcada de los setenta.

    Crecimiento por el incremento de la competencia.

    Crecimiento derivado de las exportaciones.

    El fordismo como rgimen de acumulacin.

    Modelos de dos seccionesproductivas (Bertrand, 1983).

    Un modelo ampliado del fordismo (Boyer, 1988 a).

    Variedad de regmenes.

    Larga historia de los capitalismos en Estados Unidos y Francia.

    Convergencia con losposkeynesianos.

    Reevaluacin crtica de los esquemas de reproduccin de Marx.

    Modelo de crecimiento acumulativo(Kaldor, 1985).

    Crecimiento limitado por la balanza de pagos (Thirlwall, McCombie, 1994).

    Regulacin y crisis del capitalismo(Aglietta,

    1976).

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    III. segundA conveRgencIA: lA vIAbIlIdAd de un RgImen de cRecImIento deRIvAdo de lAs fInAnzAs; el modelo mInskIAno

    Desde la dcada de los setenta, los regulacionistas intentaron definir con qu nuevo rgimen de crecimiento y modo de regulacin podra converger la evolu-cin de las formas institucionales. Con el retorno a una regulacin competitiva debido a la multiplicidad de estrategias de flexibilizacin de la relacin salarial? Con la dominacin del imperativo de competitividad que se encuentra bajo el efecto de la continua reduccin de las barreras al comercio internacional? Estas transformaciones s influyeron pero no al grado de imponer su lgica, ya que a partir de la dcada de los ochenta la liberalizacin y la innovacin financiera im-pulsaron una transformacin ms importante en la gestin de las empresas en nombre del valor accionario, ya fuera el ajuste al empleo, la gestin de la cober-tura social muy particularmente de las jubilaciones y, finalmente, la conducta de la poltica monetaria. Esta conjuncin de cambios estructurales permite man-tener tasas de inflacin muy bajas, aun cuando la tasa de inters permanece en niveles muy moderados. El fcil acceso al crdito origina, especialmente en Es-tados Unidos y en el Reino Unido, un nuevo periodo histrico en el que se suce-den, primero, la burbuja Internet gracias al laxo financiamiento de las empresas emergentes basadas en Internet, y despus, cuando dicha burbuja estalla, la bur-buja inmobiliaria que surge del relajamiento de las restricciones crediticias, in-cluso para aquellos estadounidenses cuyo ingreso se estanca y resulta insuficien-te para garantizar el reembolso de su crdito hipotecario.

    Por consiguiente, los regulacionistas diagnostican, desde finales de la dcada de los noventa la constitucin de un rgimen de crecimiento motivado por la financiarizacin (Aglietta, 1998) que, desde Estados Unidos, difunde sus efectos sobre la cuasi totalidad de las dems economas. En este contexto, vuelve a tener sentido la interrogante de Hyman Minsky: Es posible que sobrevenga una crisis tan grave como la de 1929?. Sus discpulos y los regulacionistas coin-ciden y dan una respuesta positiva (Boyer, 2000; Aglietta y Rebrioux, 2004). De este modo, al interior de la escuela de las convenciones se impulsaron los anlisis de la Teora general basados en las consecuencias de la incertidumbre acerca del funcionamiento de los mercados financieros: el mercado burstil, por ejemplo, lejos de converger con un mtico valor fundamental, utiliza el meca-nismo de la alternancia entre las fases al alza y las fases a la baja (Orlan, 1990). A partir del momento en que las finanzas imponen su lgica a las dems formas

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    institucionales y se incorporan al comportamiento y a las previsiones de los acto-res, los impulsos especulativos son los que ponen en marcha la economa. El es-tallido de la burbuja de las subprimes es entonces ms que un ciclo financiero caracterstico, ya que marca el desplome de un sistema financiero en el cual el riesgo radica en la titulizacin de agentes incapaces de evaluar su naturaleza y amplitud (Boyer, 2011 b). Esta crisis financiera sistmica significa tambin el fi-nal de un rgimen de crecimiento en el cual el crdito se percibe como la solu-cin a los problemas relacionados con el estancamiento del ingreso medio real y la agudizacin de las desigualdades.

    La hiptesis de la inestabilidad financiera a la Minsky tiene entonces un destacado retorno, pues es una de las pocas problemticas junto con los mode-los del acelerador financiero que introdujeron sus mecanismos en la economa estndar que vuelve inteligibles las consecuencias de la liberalizacin financie-ra. Por lo tanto, sta es la segunda convergencia entre poskeynesianos y regula-cionistas, al grado de sustentar formalizaciones originales que toman en cuenta el hecho de que son los hogares los que se transformaron en especuladores Pon-zi, lo cual introduce una dinmica novedosa con respecto al modelo original, que trataba exclusivamente sobre la estrategia de las empresas (Charpe, 2009). Del mismo modo, cuando se integra la taxonoma de las estrategias financieras (co-bertura, especulacin, Ponzi), se observa que el crecimiento puede estar ya sea favorecido, ya sea hipotecado, segn la distribucin de las tres estrategias y el nivel de la tasa de inters fijado por el banco central (Nishi, 2011a). As, como respuesta a la crisis iniciada en 2008, emergi un programa de investigacin con-junto entre los poskeynesianos y los regulacionistas (vase figura 2).

    En este caso, cul es la aportacin de estos ltimos? sta radica en el uso y la interpretacin de dichos modelos. En su permanente querella por la legi-timidad, en contraposicin con la macroeconoma estndar, los poskeynesianos aseguran que sus modelos son los buenos, gracias a su superioridad terica. En contraste, los regulacionistas insisten en la variedad de regmenes cuando cam-bian los parmetros, que son reflejo del impacto de las formas institucionales par-ticulares sobre las regularidades macroeconmicas. La coherencia terica es fun- damental, pero la pertinencia de las hiptesis no lo es menos: qu inters habra en razonar precisamente acerca de figuras falsas, a sabiendas de que cada intento terminara en un error? El enfoque de la regulacin llama a confrontar, de mane-ra permanente, los datos obtenidos mediante la observacin e invita a cambiar algunas hiptesis ya sean paralelas o tcnicas, al interior de una misma teora en caso de que el modelo arroje conclusiones sistemticamente contradictorias con la observacin.

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    Figura 2. Inestabilidad financiera y acumulacin generada por las finanzas

    Iv. unA cItA fAllIdA: tIempo hIstRIco y dInmIcA del cApItAlIsmo en lA lneA de joAn RobInson y mIckAl kAleckI

    En vista del impacto de la crisis de la dcada de los setenta sobre el curso de los trabajos poskeynesianos, habramos podido anticipar que el acento se desplaza de la defensa de la teora keynesiana stricto sensu hacia un anlisis de la dinmi-ca de la acumulacin, de sus obstculos y de la transformacin de las institucio-nes del capitalismo, tanto a escala nacional como internacional. Por un lado, la visin de Mickal Kalecki de la primaca de la acumulacin y la imposibilidad de un pleno empleo duradero debido al poder otorgado a los asalariados se con-verta en una visin mucho ms pertinente que la del mismo Keynes, muy mar-cada por las caractersticas de la crisis de la economa britnica a lo largo de la

    Exploracin de alternativas al fordismo.

    Inestabilidad estructural de las finanzas(Minsky, 1986).

    Modelizacin macroeconmica (Taylor y OConnell, 1985).

    Formalizacin de regmenes dominados por las finanzas (Aglietta y Rbrioux, 2004; Boyer, 2000).

    Anlisis de los fundamentos monetarios y financieros del capitalismo(Aglietta y Orlan, 1998 y 2002).

    Incertidumbre caractersticade los mercados financieros(Keynes, 1936).

    La racionalidad reflexiva de los mercados financieros(Orlan, 1990).

    Figura 2 Inestabilidad financiera y acumulacin generada por las finanzas

    Extensionesregulacionistas

    del enfoque minskiano(Charpe, 2009; Nishi, 2011).

    Escuela de las convenciones,

    Revue Economique, 1989.

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    dcada de los aos treinta. Esto es lo que Joan Robinson destaca en el artculo que le dedica en 1974. Por otro lado, de manera ms general, la misma autora opone los enfoques en trminos de equilibrio, caractersticos de la teora neocl-sica, a la comprensin de los procesos histricos: En cuanto admitimos que la incertidumbre de las previsiones es la que gua los comportamientos econmi-cos, el equilibrio pierde su pertinencia y la historia ocupa su lugar (Robinson, 1974, p. 1). Esta crtica se dirige a la teora walrasiana lo cual no le impedir, dos dcadas ms tarde, invadir la macroeconoma con los modelos del ciclo real de negocios (rbc, por sus siglas en ingls) y luego, con los modelos de equilibrio general dinmicos y estocsticos (dsge, por sus siglas en ingls)... hasta volver imposible y por tanto incomprensible la crisis de las subprimes!

    Desafortunadamente son pocos los poskeynesianos que tomaron en serio la inclusin de la historia en la teora macroeconmica. Ciertamente, la controversia sobre la medicin del capital demostr que las funciones de produc-cin estimadas con base en datos histricos, lejos de provenir de limitaciones tecnolgicas, no hacan ms que expresar las interacciones entre acumulacin, cambio tcnico y crecimiento. Sin embargo, habra sido fundamental reflexionar sobre los cambios institucionales posteriores a la segunda Guerra Mundial, que alejan a las economas britnica y estadounidense de la configuracin de la entre-guerra: uso pleno de la moneda de crdito, institucionalizacin de los derechos de los asalariados y el inicio de una fuerte socializacin de la inversin y la cir-cunscripcin de las finanzas en el nivel nacional e internacional. No obstante, en el seno mismo de la problemtica de la Teora general, estas instituciones y for-mas de organizacin van a desempear una funcin determinante en la disminu-cin de la incertidumbre a la que se enfrentan tanto empresarios como inver- sionistas. A pesar de que los agentes, abandonados a su suerte, van a generar expectativas que conduzcan a una inestabilidad intrnseca de los mercados finan-cieros, la mediacin entre instituciones y polticas puede ayudar a canalizar estas fuerzas desestabilizadoras (Shackle, 1974). ste es el fundamento de la renova-cin de las teoras institucionalistas modernas (Escuela de las Convenciones, 1989; North, 1990; Aoki, 2002): convenciones, organizaciones e instituciones canalizan las expectativas y participan en la coordinacin econmica en la mis-ma medida que los mercados cuyas fallas pueden contrarrestar. En retrospectiva, es una lstima que los poskeynesianos no hayan echado mano de esta dialctica entre incertidumbre e instituciones, ya que probablemente as habran podido cortar de raz la contrarrevolucin de las previsiones racionales. Al argumen- tar, con justa razn, que si las polticas econmicas y las reglas del juego cambian

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    los agentes econmicos adaptan su comportamiento, Robert Lucas (1983) en realidad estaba reintroduciendo una macroeconoma prekeynesiana, basada en el uso abusivo de la teora walrasiana, puesto que se construy sobre una econo-ma de un solo agente representativo que optimiza su comportamiento en un ho-rizonte intertemporal.

    Sin embargo, en sus ltimos trabajos, Joan Robinson tambin subray otra historicidad de las economas capitalistas: en cuanto los tericos terminaron de entender los mecanismos y condiciones de un rgimen de crecimiento, este ltimo entr en crisis y los oblig a poner nuevamente en marcha sus esfuerzos para comprender las economas contemporneas. No se trata ms que del eje rector de las investigaciones regulacionistas: no existe un rgimen de acumula-cin dotado de estabilidad estructural a largo plazo, pues las crisis, de gravedad desigual, son la expresin misma de la lgica de este modo de produccin: el capitalismo. As, no slo podemos concebir y observar diversos regmenes de es-te tipo en un momento dado, sino que adems cada uno de ellos es portador de crisis cclicas y, sobre todo, de grandes crisis especficas.

    Numerosos poskeynesianos se ven tentados a considerar que la posibili-dad de formalizar estos procesos histricos est fuera de todo alcance. Algunos regulacionistas fueron ms audaces y propusieron formalizaciones que explica-ban, dentro del mismo marco analtico y sin hacer referencia a un choque exge-no en particular, las fluctuaciones regulares a lo largo de una trayectoria de crecimiento y, luego, una violenta sacudida de la economa que la llevara a cam-biar el curso de su trayectoria (Lordon, 1997 b). Esta discontinuidad es acorde con las observaciones histricas de las grandes crisis: la crisis de 1929, la que empez en 1973 y luego la gran sorpresa que result para los partidarios de la macroeconoma estndar el colapso del sistema financiero estadounidense en septiembre de 2008. No obstante, una parte del gremio sigue argumentando una serie de perturbaciones venidas de afuera: un brutal afn de lucro y prdida de moralidad en Wall Street, una cada de la productividad en el mercado inmobilia-rio y una ola de irracionalidades por parte de los prestamistas. La primaca de la hiptesis de la eficiencia de los mercados y de su estabilidad intrnseca condujo a la macroeconoma contempornea a un impasse.

    sta es la circunstancia ideal para una conjuncin de las investigaciones poskeynesianas y regulacionistas en torno de la construccin de modelos que formalicen estos procesos endgenos de desestabilizacin de una configuracin institucional (figura 3). En efecto, se puede observar la inclusin de los cam- bios estructurales en algunos trabajos poskeynesianos, pero sta se asocia con la

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    bsqueda de senderos de crecimiento estables a largo plazo que garanticen el pleno empleo (Pasinetti, 1981). Ahora bien, Kalecki y Goodwin coinciden en que esto contradice la lgica y los motivos que implica un rgimen capitalista. Por consiguiente, resulta factible hacer una hibridacin de estos dos programas de investigacin. Su atractivo debera reforzarse con las enseanzas de la crisis iniciada en 2008 (Setterfield, 2011):

    En los capitalismos dominados por las finanzas, un crecimiento fuerte y estable seguido de un brutal colapso, antes de que demostraran ser nece-sarias las intervenciones pblicas masivas.Una incertidumbre radical en cuanto a las reformas que permiten reducir un desempleo que se ha vuelto estructural.Una fuerte diferenciacin de las trayectorias nacionales.

    Entonces, las teoras deben tomar en cuenta la irreversibilidad y la no ergodici-dad de los sistemas econmicos, y los poskeynesianos forman parte activa de esta reevaluacin (Asensio y Lang, 2010).

    1. Una cita pendiente, pero un campo de investigacin futuro

    Figura 3. El endometabolismo de los regulacionistas como prolongacin de la historicidad de los regmenes de crecimiento de Joan Robinson.

    Un campo abierto a la

    colaboracin?

    Endogeneidad de la desesta-bilizacin de

    un modo de regulacin.

    Dinmica rpida/lenta: modelos de

    endometabolismo(Balasko y Boyer,

    1983; Lordon, 1997 b).

    Cambios estructurales e histresis(Setterfield,

    2007).

    Conflicto / complementariedad

    capital / trabajo.

    Posible origen de los ciclos endgenos(Goodwin, 1967).

    Historicidad y carcter transitorio de los regmenes de crecimiento

    (Robinson, 1974).

  • poskeynesianos y regulacionistas: una alternativa a la crisis de la economa? 23

    v. dIfeRencIAs de enfoque: IncompAtIbIlIdAd o posIble complementARIedAd?

    A la luz de esta breve retrospectiva, cmo explicar el reducido nmero de en-cuentros entre poskeynesianos y regulacionistas, siendo que comparten un mis-mo objetivo: construir un marco analtico que d cuenta de las evoluciones ob-servadas desde la dcada de los setenta, es decir, la gran cantidad de anomalas de la economa estndar que se alej de la revolucin keynesiana? El resultado se contrasta en el cuadro 1.

    Cuadro 1. Cul es el grado de compatibilidad entre los dos programas de investigacin?

    Programa

    CaraCterstiCasPoskeynesianos regulaCionistas

    1. Epistemologa

    Implcita / explcita De un enfoque implcito a la Kuhn (el paradigma keynesiano es una alternativa a la teora estndar) a un realismo crtico a la Lawson.

    De cierto tipo de positivismo a un enfoque constructivista (Palombarini).

    2. Metodologa

    Modelizacin Principalmente con miras tericas.

    Terica y prctica a la vez

    Naturaleza de la prueba.

    Conformidad con los hechos estilizados y la calibracin.

    Pertinencia de las hiptesis, conformidad con los hechos fundamentales, pruebas economtricas.

    Relacin con las dems ciencias sociales.

    Poca relacin explcita Imbricacin de la economa en las ciencias sociales (historia, poltica, sociologa).

    3. Concepcin del tiempo

    Ms bien cinemtico o histrico dbil, incluso si hay histresis.

    Superposicin de diversas escalas de tiempo (econmico e institucional). Fuerte historicidad de los regmenes econmicos.

    4. Concepcin de la poltica econmica

    Visin Esencial para la estabilizacin macroeconmica.

    El complemento para una arquitectura institucional, no su fundamento.

  • economa: teora y prctica Nueva poca, nmero 35, julio-diciembre 201124

    Programa

    CaraCterstiCasPoskeynesianos regulaCionistas

    4. Concepcin de la poltica econmica

    Accin sobre la demanda?

    Necesaria, ya que la demanda efectiva se aparta de la demanda del pleno empleo.

    Parte integrante de un rgimen de acumulacin.

    Eleccin entre presupuesto y moneda.

    Al momento de las depresiones, trampa para la liquidez; por lo tanto, necesidad de una accin va el presupuesto.

    Su eficacia relativa vara segn el modo de regulacin.

    Papel de las reformas institucionales.

    Se menciona poco, salvo en el sistema internacional.

    Determinante en las grandes crisis para reajustar la compatibilidad de las formas institucionales.

    Relacin con el poder poltico.

    Convencer a los polticos del acierto de la teora poskeynesiana y, por lo tanto, de las medidas que sta propone.

    Comprender los procesos sociales que dan forma a las polticas econmicas.

    1. Postulados epistemolgicos: Una convergencia notoria

    El tema es decisivo, ya que los vicios de los modelos tipo rbc y dsge pusieron de manifiesto la fragilidad epistemolgica de esta corriente que utiliza y abusa de la facilidad del como si para imponer un modelo normativo exento de toda re-futacin. En efecto, calibrar los parmetros y reducir la dinmica econmica a choques exgenos lo liberan del criterio popperiano de falsabilidad (o refutabili-dad) que, al trmino de la segunda Guerra Mundial converta, tericamente, el anlisis econmico en la ciencia social ms avanzada.

    La primera generacin de autores poskeynesianos le produce al observa-dor externo la impresin de que para ellos la publicacin de la Teora general es el momento de la ruptura epistemolgica. Ahora bien, este texto dista de presen-tar un paradigma nico, tal como lo demuestra la diversidad de modelos que se derivaron de l: la reintegracin en la sntesis del esquema is/lm, la economa del desequilibrio de Clower a Benassy, la irreductibilidad de la incertidumbre a la Schakle, el modelo de la inestabilidad financiera posterior a Minsky, la teora de la economa monetaria de produccin, sin dejar de lado su prolongacin en materia del crecimiento (Harrod, Domar y Kaldor), as como una posible conver-gencia con Kalecki y el acento en la dinmica de la acumulacin impulsado por

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    Joan Robinson. En consecuencia, los sucesores de Keynes no pudieron oponer el equivalente de los modelos rbc y dsge a la invasin de la macroeconoma por parte de la teora walrasiana, sobre todo porque esos modelos se presentaban como una generalizacin del modelo is/lm. Segn otra interpretacin, estos modelos pertenecen ms bien al mismo paradigma en el sentido de Thomas Kuhn (1962), pero los keynesianos no supieron, o no pudieron convencer a los polti-cos, quienes por lo contrario sucumbieron primero al encanto del monetarismo y luego al de la nueva teora clsica. La tarea consistira entonces en reafirmar la pertinencia del enfoque keynesiano. Esta tesis recupera vigor despus de sep-tiembre de 2008: acaso no todos los gobiernos volvieron a ser keynesianos, en el sentido de que reconocen la necesidad de una herramienta presupuestaria o cuando menos de los estabilizadores automticos para contener los riesgos de depresin?

    De hecho, la segunda generacin de poskeynesianos parece haber relati-vizado la concepcin de Kuhn; tanta fue la influencia del cinturn protector de las hiptesis adjuntas para incitar a la mayora de los macroeconomistas a con-servar el paradigma walrasiano, enmendado nicamente por las hiptesis ad hoc: como siempre, la rigidez de los salarios, un comportamiento un tanto irracional de los consumidores y tambin cada vez ms por parte de las finanzas, sin renun-ciar a la hiptesis de la eficiencia (Boyer, 2010). En este contexto, el realismo crtico provee una representacin ms exacta del trabajo de los economistas (Lawson, 2003). Realismo porque algunas propiedades econmicas existen, in-dependientemente de la forma en que trata de explicarlas el anlisis. Crtico por-que pertenece al debate de buscar cules de sus caractersticas son pertinentes para una poca y para una sociedad determinada. Los poskeynesianos, al menos algunos de ellos, parecen abandonar la pretensin de un conocimiento irrefutable de las propiedades intrnsecas de un modelo econmico (Asensio y Lang, 2010).

    Ahora bien, la nueva generacin de regulacionistas confluye hacia una concepcin anloga en materia de epistemologa econmica, a partir de una posi-cin inicial marcada por un tipo de positivismo. En efecto, el acento de los pri-meros trabajos sobre las pruebas economtricas que muestran la alta probabilidad de ruptura del rgimen de crecimiento fordista incitaba a cierto optimismo en cuanto a la posibilidad de elaborar una teora ms respetuosa de la informacin obtenida de la observacin. No slo las pruebas estadsticas deban ser utilizadas para delimitar el grado de viabilidad del concepto de fordismo, sino que podan ser utilizadas para refutar la macroeconoma dominante de la poca, y ms an las pretensiones de la teora walrasiana de sustituir a la de Keynes.

  • economa: teora y prctica Nueva poca, nmero 35, julio-diciembre 201126

    Tres dcadas ms tarde, es necesario reconocer que la nueva ortodoxia resisti la gran cantidad de anomalas que aparecieron al momento de su apli-cacin: parmetros inverosmiles provenientes de la calibracin de los modelos, falsa exogeneidad de los choques de productividad que dan origen a los ciclos, errores sistemticos entre las predicciones de estos modelos y las observaciones que culminan con la incapacidad de anticipar la crisis iniciada en 2008.

    Este aggiornamento en materia epistemolgica tuvo lugar, sobre todo, cuando el programa de investigacin regulacionista se preocup por introducir lo poltico en el marco conceptual inicial. Un enfoque normativo basado en la cien-tificidad de los modos de regulacin alternativos que entr en crisis en la dca- da de los setenta apareci rpidamente, desprovisto de sentido, puesto que no haca sino repetir, agravndola, la ilusin de los keynesianos en cuanto a su nece-saria victoria en materia de poltica econmica, dada la superioridad de su para-digma! Pareca mucho ms realista y productivo subrayar el carcter construido de la comprensin cientfica, la inconmensurabilidad de las lgicas que sostienen el discurso terico y el discurso poltico (). La comprensin de lo existente, es decir, su formalizacin racional, es el fin ltimo de la actividad cientfica (). Esto supone una fractura definitiva entre el momento de la comprensin terica de lo real (posible solamente ex post) y el momento de la accin poltica (Pa-lombarini, 1999, p. 97).

    Por consiguiente, este punto de encuentro es una buena noticia en lo re-ferente a la posibilidad de construir colaboraciones, pero entonces se presentan otras dificultades en un nivel distinto.

    2. Dar cuenta de los procesos histricos o buscar una nueva Teora general?

    En materia de estrategias de investigacin, parece que los poskeynesianos se en-focan mucho en la construccin terica, cuya coherencia y poder deberan escla-recer de manera pertinente los problemas macroeconmicos contemporneos. Desde hace dos dcadas, la estrategia de los regulacionistas ha consistido en acu-mular estudios histricos de larga duracin y comparaciones internacionales, con el fin de ampliar la gama de regmenes econmicos, mucho ms all de la oposi-cin entre regulacin competitiva/regulacin administrada, o entre acumulacin extensiva e intensiva. Los conceptos bsicos se revisan a la luz de estos resulta-dos, se introducen nuevamente, y la lista de los factores y mecanismos que con-tribuyen a la coherencia de una forma de desarrollo no cesa de alargarse y la taxonoma de las arquitecturas institucionales, de extenderse. Por poner tan slo

  • poskeynesianos y regulacionistas: una alternativa a la crisis de la economa? 27

    un ejemplo: desde 1978, la dinmica de la economa china obliga a reexaminar seriamente la posibilidad de una acumulacin y un rgimen de crecimiento en el cual la competencia sea la forma institucional dominante y, sin embargo, esto no es en lo ms mnimo la repeticin de un episodio de industrializacin equiva-lente que tuvo lugar en Europa en la poca del capitalismo competitivo (Boyer, 2011a). A riesgo de simplificar y, por tanto, de caricaturizar, los poskeynesianos avanzan por medio de la teora, y los regulacionistas por medio del anlisis his-trico y comparativo. Por lo pronto, sta es la explicacin de la relativa autono-ma de sus respectivas trayectorias de investigacin. Podra ser sta la fuente de complementariedad, en vista de que las dos comunidades aceptaran colaborar en un proyecto preciso y, por tanto, estaran obligadas a discutir acerca de sus resulta-dos y perspectivas? Por ejemplo, podran responder a la pregunta: qu teora (s) y formalizaciones puede haber despus de la crisis de las subprimes?. Sera la oportunidad para los poskeynesianos de confrontar sus diferentes modelos con el conjunto de hechos fundamentales caractersticos de las tres dcadas pasadas y, para los regulacionistas, de evaluar el ncleo de su teora macroeconmica.

    Sin embargo, se plantea una segunda pregunta metodolgica a la cual los dos bandos dan respuestas diferentes: es metodolgicamente correcto explicar la economa con la economa y, por tanto, cerrar la disciplina sobre s misma y considerar como exgenas la tcnica, la demografa, las normas sociales y la po-ltica? La prctica de los poskeynesianos sugiere que tal concepcin no genera algn problema; por lo contrario, permite oponerla a la economa estndar y construir una alternativa. En contraste, el enfoque de los regulacionistas, desde su origen, critic tal idea, mostrando que de esta forma se estaba ignorando el aprendizaje de la historia econmica, de la sociologa, del derecho y del anlisis poltico, los cuales deben dar informacin al economista para la eleccin de sus hiptesis ms esenciales al menos si ste pretende privilegiar la pertinencia, aunque fuera en detrimento de la elegancia y la parsimonia (Boyer y Saillard, 1995 y 2002). Acaso se trata de un abismo infranqueable? Seguramente lo es, si seguimos a pie juntillas las lneas de investigacin que, en la escala internacio-nal, estructuran el campo profesional de los economistas. Pero tal vez no lo es, si regresamos a Keynes: acaso no fue l el observador y en ocasiones el actor de los principales cambios que siguieron a la primera Guerra Mundial? Hay una lectura histrica de la Teora general, presente en su ltimo captulo: no slo la construccin de Pigou es tericamente incorrecta en su tratamiento de la mo- neda, del trabajo y de la adopcin de la ley de Say, sino que adems manifiesta un alejamiento creciente de aquello en lo que se convirtieron las estructuras del

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    capitalismo bajo los efectos de la concentracin, el peso de las finanzas en las decisiones de inversin y el cambio en las relaciones laborales bajo los efectos de la sindicalizacin (Boyer, 1985). Por tanto, es importante reexaminar las con-diciones del capitalismo y tomarlas en cuenta para cualquier esfuerzo de teoriza-cin. Establecer un diagnstico compartido sobre el tema podra resultar fructfero y no tan difcil, si leemos entre lneas la representacin que tienen los poskeyne-sianos del capitalismo contemporneo.

    3. Las grandes crisis: Innovaciones institucionales y no slo una reafirmacin de las polticas keynesianas

    Toda teora macroeconmica tiene implicaciones relacionadas con los objetivos y las herramientas de la poltica econmica. Es el caso en particular de los key-nesianos y los poskeynesianos, cuyos anlisis muestran cmo los mercados, de-jados a su suerte, conducen al desempleo involuntario y/o a la inestabilidad financiera. La poltica econmica entonces es decisiva: no siempre es una inter-ferencia perjudicial para la eficacia econmica, contrariamente a lo que afirma la nueva teora clsica. Por su parte, los enfoques regulacionistas reconocen tal inestabilidad, pero sta proviene del proceso de acumulacin del capital tanto productivo como financiero. No es posible contenerla, al menos durante un tiem-po, ms que para ciertas arquitecturas institucionales que combinan formas espe-cficas para la competencia, el tabulador salarial y el rgimen monetario y finan-ciero. Las relaciones Estado-economa forman parte de estas condiciones, pero su desempeo no es exclusivo. El alejamiento de los preceptos keynesianos se puede medir en cada una de las grandes etapas que se fueron sucediendo despus de la crisis de la dcada de los treinta.

    La tradicin keynesiana considera que la profundidad de la depresin estadounidense observada entre 1929 y 1932 se debe a errores manifies-tos en la conducta de la poltica econmica: tentativas desesperadas de reducir los dficit pblicos y polticas monetarias demasiado restrictivas. Las investigaciones regulacionistas ms bien destacan la contradiccin inherente a un rgimen de acumulacin intensiva, basada en la produc-cin masiva, sin un movimiento equivalente del consumo. A su vez, este desequilibrio estructural deriva de la incoherencia entre una revolucin de las condiciones sociales y las tcnicas de produccin, por un lado, y un tabulador salarial que sigui siendo competitivo. En efecto, aun cuando

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    los asalariados se convierten en mayora, su consumo permanece acorde con el crecimiento anterior, moderado, de los ingresos en el mismo mo-mento en que estalla la produccin. Tal divergencia explosiva que se manifiesta por un nivel muy elevado de las tasas de beneficio al ser im-posible de sostener, no hubiera podido compensarse por un incremento del gasto pblico salvo si imaginamos, por ejemplo, un camino hacia una economa de guerra, como fue el caso de Alemania durante el Tercer Reich. Cualquiera que sea el caso, una reconfiguracin institucional se impona para que la economa de Estados Unidos recuperara un camino de crecimiento duradero.Lo anterior es lo que interviene a favor del new deal y de las reformas emprendidas al trmino de la segunda Guerra Mundial. El poder confe-rido a los asalariados para negociar acuerdos colectivos instituye una importante desvinculacin del salario con respecto a la situacin del mercado del empleo, es decir, del desempleo. Esto garantiza una sin-cronizacin ex ante entre la extensin de las capacidades de produccin y la formacin de la demanda, generada por el consumo de los asalaria-dos. A partir de que este motor del modelo de acumulacin fordista se pone en marcha, las polticas monetarias y presupuestales vienen a limar las evoluciones macroeconmicas, acelerando el ritmo en caso de rece-sin y frenndolo cuando despunta la inflacin. La adopcin de los prin-cipios keynesianos por parte de todos los gobiernos sin importar su orientacin poltica viene a coronar una arquitectura institucional naci-da de un compromiso sociopoltico fundador. Dependiendo de los enfo-ques, esta configuracin se conoce como economa mixta si insistimos en las relaciones privado/pblico (Shonfield, 1967), o de Estado social, si le damos preponderancia a la funcin determinante de la cobertura social (Billaudot, 2008), y, por supuesto, de Estado keynesiano, si pre-tendemos insistir en la funcin determinante de la poltica econmica para estabilizar la economa. Para la corriente regulacionista, el conjunto de estas caractersticas fue lo que le dio coherencia al rgimen de la pos-guerra: fue a la vez fordista, beveridiano o bismarkiano (segn el tipo de cobertura social financiada por los impuestos o las cotizaciones socia-les), y finalmente keynesiano en cuanto a la conducta de la poltica eco-nmica.Esta caracterizacin implica algunos anlisis de la crisis iniciada en 2008, que no necesariamente convergen entre poskeynesianos y regulacionistas.

  • economa: teora y prctica Nueva poca, nmero 35, julio-diciembre 201130

    Para estos ltimos se abri un periodo de recomposicin del conjunto de formas institucionales, dado que los regmenes de acumulacin deriva-dos de las finanzas llegaron a su lmite. El impasse surgido de esta crisis no se debe solamente al abandono de los principios keynesianos. Tres episodios se adjudican la relativizacin del impacto de las polticas eco-nmicas, entendidas en sentido estricto, frente a una gran crisis en el sentido del enfoque de la regulacin. En la dcada de los ochenta, los gobiernos que haban perseverado en las polticas de relanzamiento, con miras a contener la crisis de los regmenes posteriores a la segunda Gue-rra Mundial, finalmente se vieron obligados a abandonarlas: el keynesia-nismo, en un pas abierto a la competencia internacional y con un siste-ma productivo frgil, conduce al fracaso, tal como lo demuestra la experiencia francesa de 1981 a 1983. La misma leccin se impone frente al fracaso de las tentativas, repetidas a lo largo de casi dos decenios, de las autoridades japonesas para reactivar la economa mediante el gasto pblico: slo el dinamismo de las exportaciones evit el colapso del cre-cimiento y el hecho de que un endeudamiento pblico acumulativo hipo-tecara la credibilidad del yen. El uso y el abuso del acelerador no com-pensara las fragilidades del motor del crecimiento nipn. Sin embargo, el ejemplo ms significativo es el estadounidense: despus de septiem-bre de 2008, los estabilizadores automticos y la reduccin de la fiscali-dad y la abundancia de liquidez seguramente evitaron, desde la primave-ra de 2009, una posible depresin; pero esta intervencin masiva de los poderes pblicos no permiti al sector privado retomar el camino de la in-versin y del crecimiento: las ganancias nuevamente alcanzan niveles elevados, pero el dinamismo de la demanda se atrasa. Habremos recono-cido eso que los tericos de las Social Structures of Accumulation (ssa) denominan un ciclo no productivo y los regulacionistas, una gran cri-sis. Ante un episodio de esta naturaleza, ms vale ser adepto a los princi-pios keynesianos que a los de la macroeconoma walrasiana, pero el comportamiento de la poltica monetaria y presupuestaria est lejos de ser un sustituto eficaz para una recomposicin general de las formas ins-titucionales.

    As, esta divergencia de anlisis y por consiguiente de consejo de pol-tica econmica nos regresa, en primer lugar, al asunto de la incorporacin de las instituciones en la macroeconoma. Si los poskeynesianos pretenden proveer una

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    teora que trascienda las configuraciones institucionales (Pasinetti, 1981), el di-logo con la corriente regulacionista, a priori, es difcil. En segundo lugar, y sobre todo, acaso podemos asimilar legtimamente las crisis de 1929 y de 2008 como un ciclo, simplemente ms marcado que los observados en un modo estabilizado de regulacin? Por lo contrario, para el enfoque en trminos de endometabolis-mo, se trata de una discontinuidad que marca una bifurcacin en el camino de la evolucin. Ahora bien, son pocos los modelos poskeynesianos que manifiestan esta propiedad. Acaso podemos concebir que se inicie un proyecto para produ-cir formalizaciones de este tipo al interior mismo del paradigma keynesiano? Algunos trabajos, muy anteriores, que sugieren la existencia de comportamien-tos no lineales de la inversin y del ahorro, pueden servir de base a la investiga-cin de bifurcaciones; es decir, pueden dar cuenta de la especificidad de las depresiones, en contraposicin a las recesiones moderadas que operan en las in-mediaciones de un camino (Kaldor, 1940).

    4. Poder de persuasin o comprensin de los procesos polticos de formacin de la poltica econmica?

    Acaso el economista puede y debe ser normativo y valerse de la especificidad de estas investigaciones para convertirse en consejero del rey? Este punto ya fue abordado en la discusin de los problemas epistemolgicos suscitados, dentro de la corriente regulacionista, por la introduccin de lo poltico. De conformidad con un enfoque realista, es necesario cuestionarse acerca del proceso que condu-ce de la construccin de una teora a sus eventuales efectos sociales. Por otra parte, regresa rpidamente la tentacin favorita del economista terico: su cons-truccin es demasiado coherente como para no representar una parte importante del mundo econmico. Slo los prejuicios, la herencia de las teoras ya obsoletas desde hace mucho tiempo y la grandsima novedad de un descubrimiento, proh-ben a los actores echar mano y tomar en cuenta esta construccin. sta ya era la posicin que expresaba Keynes en las conclusiones de la Teora general. Ahora bien, el avance de la sociologa de las ciencias abre una perspectiva totalmente nueva: la naturaleza de la insercin de los economistas en la sociedad determina, en gran medida, la direccin de sus esfuerzos y el tipo de difusin de sus trabajos con los actores. Las configuraciones correspondientes evolucionan en un largo periodo, como lo muestra la trayectoria francesa de 1815 a 1950 (Le Van-Lemesle, 2004) y pueden diferir notoriamente en funcin de las sociedades, tal como lo

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    explicita una comparacin entre Estados Unidos, el Reino Unido y Francia desde 1890 (Fourcade, 2010).

    A este tipo de programa de investigacin es precisamente al que se adhi-rieron varios regulacionistas. Primero, al construir una topologa general de lo social en la cual la moneda, el derecho y la intelectualidad son las tres mediacio-nes de base que pueden concretarse en diferentes configuraciones dotadas de cierta coherencia (Thret, 1999). Segundo, al mostrar a qu grado una misma poltica puede recibir mltiples y sucesivas justificaciones y que lo cognitivo en este caso, la diversidad de representaciones de la economa desemboca en una cuestin de poder, particularmente en materia de poltica econmica (Lordon, 1997a). Por consiguiente, es necesario tomar en serio la estructuracin del cam-po poltico, su grado de reaccin a las demandas de los ciudadanos y de diversos grupos de inters, ya que ste puede ser el origen de crisis tanto polticas como econmicas (Palombarini, 2001; Amable y Palombarini, 2005 y 2009). De ma-nera recproca, las grandes crisis no se superan mediante la puesta en marcha de un plan racional y coherente, sino mediante un proceso de reajuste de las relacio-nes de poder que atraviesan tanto lo econmico como lo poltico. La crisis que dio inicio en 2008 no es la excepcin (Boyer, 2011b).

    Qu consecuencias se pueden obtener de esta confrontacin entre dos estilos y dos programas de investigacin?

    vI. hAcIA posIbles coopeRAcIones

    Si a partir de los desarrollos previos tenemos la impresin de que existe una compatibilidad, o incluso una complementariedad deseable entre ellos, podemos proponer algunos de los siguientes campos de trabajo:

    1. Tomar en serio la funcin de las instituciones en la coordinacin entre actores, es decir, la macroeconoma

    A partir del momento en que se renuncia a la visin de los mercados autoinstitui-dos, y luego autorregulados, y que se toman en cuenta los desequilibrios impul-sados por la acumulacin y la innovacin, resulta necesario cuestionarse acerca de los mecanismos susceptibles de reequilibrar estas inestabilidades recurrentes. Una larga tradicin terica, desde Commons y Veblen, responde que sa es la funcin de las reglas del juego, las normas sociales, las organizaciones y las ins-tituciones. Finalmente, esto fue lo que introdujo, en los anlisis de inspiracin

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    marxista, la macroeconoma histrica e institucionalista del enfoque regulacio-nista (Boyer y Saillard, 1995). La corriente poskeynesiana estara dispuesta a examinar esta opcin o prefiere, por comodidad, enfrentar a la macroeconoma estndar, al seguir fingiendo que las instituciones no desempean papel alguno o si acaso marginal, o pensando que pueden obtenerse muchos resultados genri-cos, es decir, independientes del contexto histrico? Esto ltimo sera una lsti-ma, pues significa olvidar que las reglas del juego y las instituciones tienen una funcin de reduccin de las inestabilidades, algunas de las cuales no son propen-sas a ser reabsorbidas exclusivamente por la poltica econmica. De este modo se explican, por ejemplo, los comportamientos de la economa alemana: la natu-raleza de las reglas de coordinacin fuera del mercado es mucho ms determi-nante en este contexto que la adhesin a los principios keynesianos, que parecen no haber sido nunca dominantes (Boyer, 2011d).

    A un nivel ms terico, el tratamiento de las interacciones entre agentes es una etapa necesaria de cualquier transicin de lo micro a lo macro, y vicever-sa. Por ejemplo, la formacin de los salarios est tratada en la teora estndar como keynesiana, por el asunto de la racionalidad de las previsiones de la infla-cin, tanto de su formacin como de su incorporacin, de donde derivan los po-sibles cambios en la forma de las relaciones de Phillips (Palley, 2011). Adems, as podemos demostrar que, dependiendo del grado de coordinacin respectiva de los empresarios y los asalariados, su forma cambia radicalmente (Bowles y Boyer, 1988). Por qu no confrontar estos dos enfoques con miras a una investi-gacin conjunta?

    2. Comprobar sistemticamente el poder explicativo de las diversas generaciones de modelos tericos y organizar as su seleccin

    El propsito no es reiterar la ilusin positivista de que la refutacin permanente de las teoras debera orientarse hacia la deteccin del verdadero modelo de la economa. Esto se excluye si adoptamos una epistemologa realista crtica para la cual pueden coexistir representaciones inconmensurables de un mismo siste-ma econmico. Por lo contrario, es importante retomar el criterio de pertinencia respecto del criterio de coherencia en la investigacin en macroeconoma: la ele-gancia y la parsimonia no podran justificar la persistencia de teoras y modelos incapaces de reproducir el ms mnimo hecho estilizado y cuyo irrealismo en las hiptesis y las conclusiones es an ms patente frente a la crisis iniciada en 2008 (Krugman, 2009).

  • economa: teora y prctica Nueva poca, nmero 35, julio-diciembre 201134

    Por tanto, es tarea de todo programa de investigacin detectar aquellos caminos que llevan a un impasse y reportar sus esfuerzos en las avenidas, donde una primera exploracin mostr una riqueza de enfoques. Sin embargo, no es po-sible mantener la ilusin de que este proceso bastar para disolver las diferencias de paradigma. Una amplia fraccin de la trayectoria intelectual de la corriente regulacionista se explica de la siguiente manera: invalidacin de la generalidad del rgimen fordista, reevaluacin drstica de la hiptesis de un retorno a una regulacin competitiva, refutacin de la visin que hace de la globalizacin el vector de la convergencia de los capitalismos o, ms an, el cuestionamiento acerca de la creencia en la eficiencia de los mercados financieros y de la viabili-dad de unas finanzas sin ningn tipo de regulacin.

    Sera posible imaginar que la productiva corriente poskeynesiana pro-cediera a una reevaluacin del mismo tipo, con la finalidad de poder confrontar sus resultados con aquellos que, en el pasado, los regulacionistas intentaron ob-tener a partir de diferentes investigaciones y publicaciones colectivas?

    3. Enriquecer los mecanismos keynesianos para aprehender mejor la dinmica macroeconmica

    Si bien el principio de la demanda efectiva es central, ste no podra, por s mis-mo, resumir el conjunto de los feedbacks (positivos y negativos) que rigen la di-nmica de economas en las cuales los mercados financieros ocupan un lugar central. A este respecto, el encadenamiento de sucesos posteriores a la quiebra de Lehman Brothers muestra la fuerza de la espiral que vincula el exceso de endeu-damiento, las ventas de pnico y la deflacin en la lnea del modelo de Irving Fisher (1933), ms an porque sta repercute desde el mercado de los productos hasta el mercado de los activos financieros, y viceversa. Del mismo modo, los efectos de la riqueza, tanto inmobiliaria como financiera, conformaron la parti-cin consumo/ahorro de los hogares, y ms an porque las restricciones al otor-gamiento de crditos se haban relajado considerablemente. Asimismo, los efec-tos de la reverberacin entre mercados inmobiliarios, de crdito y la bolsa deben ser tomados en cuenta, pues su conjuncin puede ayudar a que la economa atra-viese el umbral de la inestabilidad estructural (Boyer, Dehove, Plihon, 2004).

    Se abre entonces un programa de investigacin con miras a una formali-zacin realista de los mercados financieros y de sus interacciones con la econo-ma real (Chiarella et al., 2009). Sin embargo, no habra que desatender los mecanismos clsicos (Flaschel et al., 1997) y marxistas (Dumnil y Lvy, 1993 y

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    2002) que gobiernan la distribucin de los ingresos y la acumulacin del capital productivo. Aunque, sin lugar a dudas, esto significa replantearse, a la luz de la crisis actual, la cuestin de los anlisis cruzados que nos brindan las corrientes marxistas y keynesianas, un tema ya explorado para la crisis de la dcada de los treinta (Baran y Sweezy, 1969) y, luego, para la crisis de la dcada de los setenta (Dumnil, 1977). Tomando en cuenta los orgenes de los enfoques de la regula-cin, convergencia de una filiacin marxista crtica, de la escuela histrica de los Anales y de las herramientas de la macroeconoma kaleckiana y keynesiana, una ramificacin de este tipo no queda fuera del alcance.

    4. Asociar a cualquier modelo una dinmica lenta, susceptible de erosionar su estabilidad estructural

    En la misma medida en que Keynes se preocupaba por la formacin de un equili-brio de corto plazo, cuya sucesin terminaba por definir una trayectoria ex post, los macroeconomistas contemporneos adoptaron la doble hiptesis de los mer-cados walrasianos y de las expectativas racionales e impusieron que cualquier modelo debe exhibir un equilibrio de largo plazo dotado de estabilidad. Si ade-ms procedemos a la linealidad a lo largo de este camino, slo los choques ex-genos tecnolgicos, monetarios y financieros pueden perturbar transitoria-mente esta evolucin regular. Fieles a esta prctica y a este credo, algunos economistas persisten y sealan: la crisis iniciada en 2008 no proviene ms que de un choque exgeno y negativo de la productividad del sector inmobiliario es-tadounidense (Minford, 2009).

    A su manera, algunos poskeynesianos son sensibles al hecho de que un modelo, para ser satisfactorio, debe tener propiedades (de largo plazo) asintti-cas tales que exista un camino estable de largo plazo. Esta rigurosa metodologa es bienvenida para los modelos llamados Stock-Flow-Consistent (sfc), ya que de este modo delimitan las importantes restricciones que pesan sobre los ajustes monetarios y financieros (Godley y Cripps, 1983; Godley y Lavoie, 2007). Sin embargo, si se restringen as los parmetros del modelo, por su construccin, ninguna crisis financiera puede intervenir. La propuesta derivada de los anlisis en trminos de endometabolismo sera la de completar esta primera etapa con otras dos. Primero, tomando en cuenta algunas no-linealidades, acaso el modelo puede presentar varios caminos de evolucin? Despus, si esto sucede, acaso se pue- de formular una hiptesis basada en la lenta evolucin de algunos parmetros, la

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    cual es susceptible de introducir una brutal discontinuidad de las variables ma-croeconmicas debido al vaivn entre un camino y otro?

    La anterior sera una forma de introducir, en las teorizaciones poskeyne-sianas, la nocin de gran crisis y la idea de que, en ciertas configuraciones, un cambio a priori marginal es susceptible de tener grandes consecuencias. Esto es especialmente pertinente cuando concierne a la gnesis de las crisis financieras; en particular, las crisis burstiles. En efecto, los modelos que formalizan las inter- acciones entre agentes heterogneos, dentro de los mercados financieros, pueden reproducir sin dificultad una fase de aceleracin que se propaga por mimetismo, seguida de un brutal colapso (Sornette, 2003). As, una serie de transformaciones marginales puede desembocar en una bifurcacin, un antdoto contra la prctica de la macroeconoma estndar, que sigue invocando choques excepcionales ex-ternos para rendir cuenta de las crisis.

    conclusIn: los obstculos InstItucIonAles que se deben supeRAR

    Menudo programa! Habr alguna posibilidad de llevarlo a cabo, al menos par-cialmente? Una apreciacin realista se impone, ya que por qu habran de ser posibles hoy en da las colaboraciones que, en el pasado, no fueron ms que epi-sdicas y no tuvieron un impacto significativo en ninguno de los dos programas de investigacin?

    En primer lugar, en el plano intelectual y en el plano ms fundamental, la teora marxista de donde derivan los enfoques de la regulacin y el keynesianismo, al cual a su vez se encomiendan los poskeynesianos no puede integrarse fcilmente en una sntesis, pues los seguidores de uno y de otro enfoque van a polemizar y a argumentar que el suyo es clara-mente superior y/o puede englobar al otro. La intencin no es lograr una gran unificacin de dos heterodoxias mayores, sino incorporar elemen-tos y mecanismos probadamente pertinentes en una base comn de mo-delos macroeconmicos que respondan a la situacin actual de los diver-sos capitalismos. As como la macroeconoma walrasiana contempornea tena un modelo de base y los economistas evolucionistas encontraron los medios para construir una plataforma comn que permitiera compa-rar diversas generaciones de modelos multiagente, por qu no ponerse de acuerdo para armar un modelo, ciertamente simplificado, pero que

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    capture lo esencial de las hiptesis e intuiciones poskeynesianas y regu-lacionistas? Un esfuerzo equivalente se emprendi para medir las res-pectivas contribuciones de los mecanismos schumpeterianos y keynesia-nos a la explicacin de la estabilidad y la intensidad del crecimiento (Dosi, 2008).Por otra parte, no debemos olvidar la creciente influencia de las incita- ciones propias del mundo acadmico sobre las elecciones de los investi-gadores economistas. Los mecanismos vinculados a las condiciones de acceso a la profesin, a las facilidades de promocin, a la jerarqua de las publicaciones y a la capacidad de obtener financiamiento son los que seguramente explican, en gran medida, que jvenes y talentosos econo-mistas inscriban sus trabajos en el marco de modelos tipo dsge, que has-ta la fecha creen infundados. Frente a este poderoso atractivo, la tenta-cin de reagruparse es fuerte para los disidentes (los heterodoxos), pero si siguen fraccionados en pequeas comunidades en las que cada grupo slo venera a sus fundadores: Marx, Keynes, Schumpeter, Polanyi, Com-mons..., de manera a veces subrepticia, se introduce un segundo sesgo: cada heterodoxia pretende reemplazar a la ortodoxia. A veces, una hete-rodoxia logra que la ortodoxia adopte alguna de sus intuiciones, sin que nunca se le reconozca como tal. La historia de la incorporacin de los rendimientos crecientes en la teora del crecimiento endgeno es ilustra-tiva de este quid pro quo, que es doloroso para los heterodoxos.

    Entonces, por qu los heterodoxos no podran construir un espacio de discusin en el cual pudieran peridicamente confrontar sus avances y trataran de construir un campo base comn, a partir del cual cobraran sentido las elec-ciones estratgicas de cada programa de investigacin?

    El fracaso abismal de la macroeconoma ortodoxa y el largo y doloroso trayecto (muddling throng, diran los colegas anglosajones) que detona la crisis iniciada en 2008 permiten augurar un periodo de renovacin de las teoras eco-nmicas, equivalente al que aconteci a partir de la dcada de los treinta. Sin embargo, este periodo ser an ms difcil debido a la manera en que se han he-cho complejas las interacciones e interdependencias que le dan forma al devenir de las economas capitalistas.

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