Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

download Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

of 38

Transcript of Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    1/38

    Traduccin de

    MARCOS MAYERPierre Rosanvallon

    Serie Brevesdirigida por

    ENRIQUE TANDETER or un historiconceptu l

    de lo poltico

    Leccin inauguralen el Collge de France

    ~ rCESIBIBLIOTECA

    6 5

    FONDO DE CULTURA ECONMICA

    Mxico - Argentina - Brasil - Chile - ColombiaEspaa - Estados Unidos de Amrica

    Per - Venezuela

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    2/38

    7

    } ' - - \ U L '

    Primera edicin en francs, 2003Primera edicin en espaol, 2003

    Seor director,mis queridos colegas:

    ISBN: 950-557-545-9

    Les agradezco que me reciban entreustedes. Hoy, en este momento inau-gural, estoy absolutamente conscientede la responsabilidad que me corres-

    ponde ante vuestra decisin de abrirtambin vuestras enseanzas al msacuciante de los problemas de lapo-lis contempornea. Pero me interesaaun ms la formidable posibilidadque se me da de este modo. Una po-sibilidad, en lo que espero que sea la

    mitad del recorrido de mi trabajo,de poder insuflar un nuevo aliento amis investigaciones inscribindolas,a partir de ahora, en un sitio intelec-tual nico por su radical libertad,ms all de cul sea el programa,y

    Pour une histore conceptuelle du politiqueo 2003, ditions du Seuil

    ISBN de la edicin original: 2-02-057932-4

    2002, Fondo de Cultura Econmica,S.~.El Salvador 5665; 1414 Buenos AiresAv. Picacho Ajusco 227; DelegacinTlalpao, 14.200 MxicoD. F.

    Fotocopiar libros est penado por la ley. Prohihida. su re-produccion total o parcial por cualquier medio de Impre-sin o digital, en forma idntica, extractada o modlflc~-da en castel lano o cualquier otro idioma sin autonzaClonex~resa de la editorial .

    Impreso en Argentina -Printed in ArgentinaHecho el depsito que previene la ley 11.723

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    3/38

    l College de Frunce. Ctedra de semiologaliteraria. Leccin inaugural impartida el viernes 7de enero de 1977 por Roland Barthcs. Incluidaen El placer del texto seguido de Leccin inaugu-ral, Mxico, SigloXXI, 1979.

    ta alegra se debe al hecho de poderhablar de una investigacin en el mis-mo momento en que se la realiza, ale-

    gra que nace de estar ante una prue-ba movilizadora, ante una obligacinpositiva.

    Mi reconocimiento se dirige muyparticularmente a Marc Fumaroli, quienles present a ustedes este proyectode ctedra de historia moderna y con-

    tempornea de10 poltico. Es en prin-cipio a la amplitud de sus intereses ya su elocuente conviccin que debo elestar esta noche entre ustedes.

    Seoras y seores, quiero agregar sindemora a esta lista de agradecimientosa alguien que no est aqu esta noche

    para escucharme, Francois Furet. Enefecto, fue l quien me ayud a dar unpaso decisivo a comienzos de los ochen-ta al ingresar a la Escuela de Altos Es-tudios en Ciencias Sociales cuando yoera un joven doctorado, al margen dela Universidad, en una posicin de fran-

    que no est empeado en la busque-- da de gradosy diplomas ni siente que

    sea obligatorio acotar los trabajos a

    las habituales barreras disciplinarias.Esta oportunidad de un nuevo iniciono habr de tener para m el aspectoambiguo y melanclico de balanceque implica inevitablemente eso quese conoce como honores acadmicos,que suelen estar destinados a poner

    en evidencia que se juzga una obra ala que se considera acabada al menosen lo esencial. Por eso har mas laspalabras de Roland Barthes: Mi ingre-so al College de France es ms unaalegra que un honor; pues el honorpuede ser inmerecido pero la alegra

    no lo es jams .' Evidentemente es-

    8 9

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    4/38

    cotirador intelectual y en una situa-

    cin un tanto precaria. Tambin mepermiti encontrar una cierta uni-dad en mi vida y realizar aquello a loque aspira todo hombre o mujer: ha-cer de su pasin un oficio. Fue con ly con Claude Lefort, uno historiadory el otro filsofo, que aprend a tra-

    baj ar sin caer en rutinas acadmicasy en modas intelectuales. Ambos fue-ron grandes maestros para m, ade-ms de inseparables amigos y compa-eros de trabajo. Los miembros delCentro de Investigaciones PolticasRaymond Aron, con quienes nos pro-pusi .ros hace veinte aos renovar elestu lo tanto tiempo aletargado delo ; .oltico, saben tambin cunto ledebo a cada uno de ellos. Me sientofeliz de que esta pequea comuni-dad de historiadores, socilogos y fi-lsofos vea de algn modo reflej adala originalidad de su trabajo en el mo.Aun cuando la lista de todos aque-

    110s a los que debo agradecer seramuy grande, me lin1itar a citar a ~segran medievalista que fue Paul Vg-nauX. En efecto, fueron p~obable-mente los lazos de amistad frater~alque mantuve a comienzos de los anossetenta con quien fuera uno de lospadres fundadores del sindicalismodemocrtico en Francia los que hi-cieron que el joven militante que erayo por entonces pudiera tomar pro-gresiva conciencia -a contramano delrecorrido de una gran parte de la ~e-

    . , de 1968- de que una vidaneraClon .consagrada a la comprensin ~iguro-sa del mundo implica la capaCldad decambiarlo; que hay una complem~n-tariedad absoluta entre lavita actIvay la vita contemplatva.

    ***

    Historia moderna y contemporneade lo poltico. Aun de manera lateral,

    11

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    5/38

    I1I,

    el estudio de 10 poltico encontr aveces un lugar en el College bajo ttu-los que 10 aludan de un modo ms o

    menos oblicuo. Naturalmente, hay que

    mencionar aqu de manera particu-lar a Andr Siegfried, el autor de Ta-bleau Politique de la France de l Ouest[Cuadro poltico del oeste de Francia]quien, siendo titular de una ctedrade geografa econmica y poltica, fueuno de los pioneros del anlisis elec-

    toral en este pas. La cuestin del po-der y de su gnesis estuvo en el cen-tro de las enseanzas vinculadas conla sociologa y Con la filosofa. BastaConpensar en los trabajos de RaymondAran o de Miche1 Foucault que tan-to han influido en mi generacin, aun-

    que de manera muy diferente. Se co-no~e tambin el papel decisivo queha Jugado ms recientemente Mauri-ce Agulho n con su estudio de lasmen-talidades y culturas polticas del sigloX X francs.

    12

    Esta nueva ctedra se inscribe enesta historia, aun cuando estos ante-cedentes inmediatos no constituyen

    una genealoga en sentido estricto.Tambin esta ctedra est prxima,si no en contenido al menos en esp-ritu, a ciertas enseanzas impartidasaqu durante el siglo XIX. Pienso so-bre todo en los intentos de Miche-let por esclarecer las vicisitudes delpresente reconstruyendo la gnesisdel Estado y de la nacin en Fran-cia. Debo hacer referencia tambin.a Renan. Aun siendo titular de unactedra tan especializada como la delenguas hebrea, caldea y siria, el gransabio se hizo tiempo para dedicarsea reflexionar sobre la orientacin alargo plazo de la polis, esclareciendoe interpelando a su tiempo, oponi~n-dose as a toda ceguera y a todo fa-cilismo. En muchos aspectos, la pers-pectiva de mi investigacin no estmuy alejada de esa filosofa de la

    t 13

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    6/38

    historia contempornea 1 a a que pre-

    ten1~

    llegar ..~inalmente, Edgar Qui-neto El tambin entra al College deF~ance, en1841, a cargo de una mate-na tradicional. Pero los cursos dt di e es-e ar lente republicano se aventuran

    ;uy pronto en tierras ms arriesga-as,.pue.s se ocupa sucesivamente de

    los Jesurtas (al igual que Michelet)del ultramontanismo de 1 lacid

    .. ,as re aClO-nes el cristianismo con laR 1 . F evo ucion

    rancesa. Me siento muy a gusto conuno de los clebres planteas del au-tor de La Ruolution: L df . a emocra-cia rancesa ha perdido ... su equIpaJe.

    s necesano que rehaga t d bd o o su a-gaje e ideas . Adopto d be uen gra-

    o este programa deQ .uinet y mSIento o. ed prximo a su intento por ayu-

    ar a fundar el futuro vinculando el

    anlisis del presente con la compren-sin de las desdichas del pasado.Con la apreciable diferencia de quela cuestin slo tendra hoy sentidodentro de un cuadro comparativo

    lTIucho ms vasto.

    ***

    2Edgar Quinet Cr d .(1867) , . I itique e la Ruolution

    I en La Rvolution, 5a ed P . 1t::8mo 1 1\ '1 ans, o o I to-I p. .

    No es la primera vez,stricto sensu,que el trmino poltica figura en elttulo de una ctedra del College deFrance. Pero ahora se considera alob-jeto poltico moderno y contempo-rneo como lo central de un progra-ma. Al inscribirse plenamente en la

    continuidad que acabamos de men-cionar, el proyecto de una historiade lo poltico tiene a ese solo ttulouna originalidad. Conviene precisar-la atenindose a la propia definicin

    de su objeto.Lo poltico, tal como lo entiendo,

    corresponde a la vez aun campo Y a15

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    7/38

    un trabajo. Como campo, designa unlugar donde se entrelazan los mlti-ples hilos de la vida de los hombresy las mujeres, aquello que brinda un

    marco tanto a sus discursos como asus acciones. Remite al hecho de laexistencia de una sociedad que apa-rece ante los ojos de sus miembrosformando una totalidad provista desentido. En tanto que trabajo,10 po-ltico califica el proceso por el cual

    un agrupamiento humano, que no esen s mismo ms que una simple po-blacin , toma progresivamente. losrasgos de una verdadera comunidad.Una comunidad de una especie cons-tituida por el proceso siempre con-flictivo de elaboracin de las reglas

    explcitas o implcitas de lo partici-pable y lo compartible y que danforma a la vida de lapolis.

    No se puede aprehender el mun-do sin darle un lugar a este orden sim-blico de lo poltico, salvo que se

    adopte un punto de vista falsamentereduccionista. En efecto, la compren-sin de la sociedad no podra limi-tarse a la suma y a la articulacin de

    sus diversos subsistemas de accin (eleconmico, el social, el cultural, et-ctera) que estn lejos de ser inme-diatamente inteligib1es salvo cuandoson relacionados dentro de un marcointerpretativo ms amplio. Ms allde la toma de decisiones culturalesy

    sociales, de las variables econmicasy de las lgicas institucionales, la so-ciedad no puede ser entendida ensus ncleos esenciales si no se actua-liza 'ese centro nervioso del cualprocede el hecho mismo de su insti-tucin. Uno o dos ejemplos bastarn

    para convencernos.Para comprender la especificidadde un fenmeno como el del nazis-mo, se ve claramente que no alcanzacon analizar las diferentes tensionesy los mltiples bloqueos de la Ale-

    II,1

    16 17

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    8/38

    I I

    IJ

    I

    mania de los aos treinta -salvo quese lo banalice paradjicamente, con-siderndolo como una simple respues-ta exacerbada a la crisis del rgimende Weimar-. El objetivo del nazismode hacer surgir un pueblo Unoy ho-mogneo no es comprensible si no selo relaciona con las condiciones deresimbolizacin y de recomposicinperversas de este orden global de lopoltico que trat de establecer. Paratomar otro ejemplo, la crisis que atra-viesa hoy un pas como la Argentinano puede interpretarse simplemente.a partir de factores econmicos y fi-nancieros que son su causa inmedia-ta. No tiene sentido a menos que sela site en la historia prolongada de

    una declinacin ligada a la dificultadrecurrente en hacer existir una na-cin fundada en el reconocimientode las obligaciones compartidas.

    Por lo tanto, conviene analizar lascosas en un nivel que podramos ca-

    lificar como globalizante para es-clarecer de manera fructfera mu-chas de las ms acuciantes preguntascontemporneas. Ya sea que se tratede pensar las formas futuras en Eu-ropa, de analizar las transformacio-nes de la democracia en la era de lamundializacin, de aprehender el des-tino de la forma nacin, de compren-der las mutaciones del Estado debienestar, de evaluar las condicionesen que se tornen en cuenta los pro-blemas de largo plazo en las socieda-des que estn sometidas a la dictaduradel presente, es siempre a esa cues-tin clave de lo poltico que regresannuestras perplejidades e inquietudesactuales.

    .,1

    i

    I

    I

    Al hablar sustantivamente delo po-ltico califico tambin de esta mane-ra a una modalidad de existencia de lavida comunitaria y a una forma dela accin colectiva que se diferencia

    18 19.r-,

    -

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    9/38

    implcitamente del ejercicio de la po-,. --------- ltica. Referirse a lo poltico y no a la

    poltica es hablar del poder y de la ley,del Estado y de la nacin, de la igual-

    dad y de la justicia, de la identidad yde la diferencia, de la ciudadana y dela civilidad, en suma, de todo aque-llo que constituye a la polis ms alldel campo inmediato de la competen-cia partidaria por el ejercicio del po-der, de la accin gubernamental delda a da y de la vida ordinaria de lasinstituciones.

    Esta cuestin adquiere la mayor im-portancia en las sociedades democr-ticas, es decir, en aquellas donde lascondiciones para la vida en comn no

    estn definidas a priori, establecidaspor una tradicin o impuestas por una

    autoridad. En efecto, la democracia

    constituye a la poltica en un camposumamente abierto a partir de las ten-

    siones e incertidumbres que subya-

    cen en ella. Si despus de ms de dossiglos sigue apareciendo como el in-

    dispensable principio organizador detodo orden poltico moderno, el im-perativo que traduce esa evidencia estambin tan intenso como impreci-so. Dado que es fundadora de una ex-periencia de libertad, la democraciano deja nunca de constituir una solu-cin problemtica para instituir una

    polis de hombres libres. En ella se unendesde hace mucho tiempo el sueodel bien y la realidad de 10 confuso.Esta coexistencia tiene de particularque no se tratara de un ideal lejanocon el cual estara de acuerdo todoel mundo. Las divergencias sobre sudefinicin remiten al orden de me-dios empleados para realizarla. Slo

    por esto, la historia de la democraciano es una experiencia fracasada o

    una utopa traicionada.Bien lejos de corresponder a una

    sim ple incertidumbre prctica sobre

    , I

    I I, I

    .. III I

    . - .,

    21

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    10/38

    , 1

    I

    ,1

    I1

    1

    1

    i-1 -

    sus distintos modos de funcionamien-

    to, el sentido flotante de la democra-

    cia participa fundamentalmente desu esencia. Alude a un tipo de rgi-

    n1en que no ha dejado de resistirse a

    una categorizacin que resulte libre

    de discusiones. De all procede, ade-

    ms, la particularidad del malestar

    que subyace en su historia. El corte-

    jo de decepciones y la sensacin de

    traicin que la han acompaado des-

    de siempre han sido tan intensos co-

    mo consecuencia de que su defini-

    cin no ha logrado completarse. Una

    vacilacin como sta constituye el

    impulso de una bsqueda y de unainsatisfaccin que pugnan simult-

    neamente por explicitarse. Hay que

    partir de este hecho para compren-

    der la democracia: en ella se encabal-

    gan la historia de un desencanto y la

    his toria de una indeterminacin.

    Esta indeterminacin se inserta en

    un sistema complejo de equvocos y

    de tensiones que estructuran desde

    su origen a la modernidad poltica,

    como lo muestra el estudio de las re-

    voluciones inglesa, norteamericana y

    francesa. En principio, un equvoco

    sobre el sujeto mismo de esta demo-

    cracia, pues el pueblo no existe sino

    a travs de representaciones aproxi-

    mativas y sucesivas de s mismo. El

    pueblo es un amo indisociablemen-

    te imperioso e inapresable. Es un no-

    sotros o un se cuya figuracin es-

    t siempre en disputa. Su definicin _

    constituye un problema al mismo

    tiempo que un desafo. En segundo

    lugar, una tensin entre el nmero y

    la razn, entre la ciencia y la opi-

    nin, pues el rgimen moderno ins-

    tituye la igualdad poltica a travs

    del sufragio universal al mismo tiem-

    po que plantea su voluntad de cons-

    truir un poder racional cuya objeti-

    v idad implica la despersonalizacin.

    En tercer lugar, incertidumbre sobre

    3

    -

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    11/38

    I ', las formas adecuadas del poder so-cial, pues la soberana popular tratade expresarse a travs de institucio-nes representativas que no logran en-contrar la manera de llevarla a la prc-tica. Finalmente, una dualidad queconvive en la idea moderna de eman-cipacin entre un deseo de autono-ma de los individuos (con el derechocomo vector privilegiado) y un pro-yecto de participacin en el ejerciciodel poder social (que, en consecuen-cia, pone a la poltica en el lugar demando). Una dualidad entre la liber-tad y el poder, o entre liberalismo y de-mocracia, para decirlo de otro modo.

    ***

    acabo de definirlo ms que restitu-yendo de manera evidente el espe-sor y la densidad de las contradic-ciones y ambigedades que subyacen

    en ello. Por10 tanto, mi ambicin espensar la democracia retornando elhilo de su historia. Pero es necesarioprecisar enseguida que no se trata so-lamente de decir que la democraciatiene una historia. Hay que conside-rar ms radicalmente que la demo-

    cracia es una historia, indisociablede un trabajo de investigacin yex-perimentacin, de comprensin y deelaboracin de s misma.

    Entonces, el objetivo es rehacerla genealoga extensa de las cuestio-nes polticas contemporneas paraque resulten totalmente inteligibles.La historia no consiste solamente enapreciar el peso de las herencias, en esclarecer simplemente el presen-

    .te a partir del pasado, sino que in-tenta hacer revivir la sucesin de

    , .,

    . ,,

    Esta concepcin de lo poltico con-duce a que el enfoque histrico sea lacondicin necesaria para su comple-ta comprensin. En efecto, no se pue-de aprehender lo poltico tal como

    4

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    12/38

    presentes tomndolos como otras ex-periencias que informan sobre la nues-

    --------tra. Se trata de reconstruir la mane-ra corno los individuosy los gruposhan elaborado sucomprensin de lassituaciones, de enfrentar los recha-zos y las adhesiones a partir de loscuales han formulado sus objetivos,de volver a trazar de algn modo lamanera como su visin del mundoha acotadoy organizado el campo desus acciones.El objeto de esta historiapara decir las cosas de otra manera',es seguir el hilo de las experienciasy de los tanteos, de los conflictosy lascontroversias, a travs de los cualesla polis ha buscado encontrar su for-ma legtima. Para dar una imagen,consiste en publicar el texto real dela pieza en la cual se insertan las pues-tas en escena sucesi vas de la vida encomn. Adems, al tratar de encon-trar este hilo conductor, este reco-rrido me lleva en parte a seguir los

    pasos de los publicistas e historia-dores del sigloXIX -como Guizot,Quinet o Tocqueville, por no citarms que tres nombres- que inten-

    taron concienciar a' sus contempor-neos desarrollando aquello que ha-ban definido como una historia de lacivilizacin. Comparto con ellos unamisma preocupacin, que es la de es-cribir una historia que se pueda cali-ficar como global.

    La historia as concebida esellabo-ratorio en actividad de nuestro pre-sente y no solamente el esclarecimien-to de su trasfondo. Por esta mismarazn, la atencin a los problemas con-ternporneos ms explosivosy msurgentes no puede disociarse de una

    meticulosa reconstruccin de su g-nesis. Partir de una cuestin contem-pornea para reconstruir su genealo-ga antes de hacerla regresar al finalde la investigacin, rica en ensean-zas del pasado, se debe ser el me-

    ; ,

    26 27

    -

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    13/38

    II

    i

    i i, ,1

    I, I

    I I' - - - --- - -

    II

    I

    .. ,. ' I

    :, I

    todo a desarrollar para alcanzar laprofundidad indispensable en un an-lisis poltico. Es en ese dilogo per-manente entre el pasado y el pre-

    sente que puede volverse legible elproceso instituyente de las socieda-des y que puede surgir una compren-sin sinttica del mundo, Esto im-plica postular una historia a la quese podra calificar de comprensiva:inteleccin del pasado e interroga-

    cin del presente participan en ellade un mismo recorrido. Actualiza lasresonancias entre nuestra experien-cia de lo poltico y la de los hombresy mujeres que nos han precedido, dan-do de esta manera su sentido msfuerte a la frmula de Marc Bloch: La

    incomprensin del presente nace fa-talmente de la ignorancia del pasado )

    En efecto, hay que ir por partes, demanera estructural, entre la bsque-da apasionada de la actualidad y laatencin escrupulosa a la historia.

    Se trata, por lo tanto, de una historiaque tiene como funcin restituir pro-blemas ms que describir modelos.

    Su trabajo termina en cierta manerapor mezclarse con el de la filosofapoltica .

    Antes que nada, entonces, la his-

    toria de lo poltico enfocada con es-te espritu se distingue por su propioobjeto de la historia de la poltica

    . propiamente dicha. Esta ltima, ade-

    ms de la reconstruccin de la suce-sin cronolgica de los aconteci-mientos, analiza el funcionamiento

    de las instituciones, desmenuza losmecanismos de toma de decisionespblicas, interpreta el resultado delas elecciones, echa luz sobre las ra-zones de los actores y el sistema desus interacciones, describe los ritua-

    3 Marc Bloch,Apologie ur l histoire ou m-tier d historien t ed., Pars,Armand Colin, ]974,p.47.

    28 29

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    14/38

    Ii '

    les y los smbolos que organizan la vi-da. La historia de lo poltico incorpo-ra, obviamente, esos diferentes apor-

    tes. Con todo lo que puede acarrearde batallas subalternas, rivalidades en-tre personas, confusiones intelectua-les, clculos de corto alcance, la activi-dad poltica stricto sensu es, en efecto,aquello que limita y permite en laprctica la realizacin de lo poltico.Es inseparablemente una pantalla y

    un medio. Las deliberaciones racio-nales y las reflexiones filosficas ele-vadas no se pueden disociar de laspasiones y de los intereses. El majes-tuoso teatro de la voluntad generalest atravesado permanentemente porescenas tomadas en prstamo a los

    pasos de comedia ms habituales delpoder. Refugiarnos en el cielo supues-tamente apacible de las ideas tampo-co nos garantizar comprender losmecanismos y las dificultades de lainstitucin de la pol s No se lospuede

    aprehender ms que examinando lascontingencias ordinarias, envueltas co-

    mo siempre estn en la minucia de

    los acontecimientos. Esto debe decir-se con claridad. Pero al mismo tiem-po hay que subrayar con fuerza que

    no se puede permanecer all si se pre-tende resolver el enigma de lo polti-co. Por ejemplo, no se podra com-prender la inestabilidad estructural

    de un rgimen conformndose conhacer el relato de las crisis ministe-riales que pueden llegar a ocurrir en

    la zona visible de la escena.

    ; i

    I

    :1

    , I1

    , o-rI

    I

    ,I

    4 Recordemos que es exactamente por estarazn que los historiadores de losAnnales no se in-teresaban en la poltica. Notemos tambin que espor ese mismo motivo que Durkheim no conside-raba que la polticastricto sensu fuera un objetopertinente para el socilogo. Las guerras, los trata-dos, las intrigas, los gabinetes o las asambleas, losactos de los hombres de Estado , escribe, son com-binaciones que jams se parecen a s mismas; no sepuede hacer otra cosa que contarlas, no parecensurgir de ninguna ley definida ( Sociologa y cien-

    3031

    1 I

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    15/38

    1, III

    II

    . . -t .-- --_

    ,

    '., ., ,

    De una manera ms general, sepuede adems considerar que la his-toria de 10 poltico tal como preten-do practicarla se nutre de los aportesde diferentes ciencias socialesy queprocura unificar sus recorridos, pero,al mismo tiempo, investiga con unaatencin particular, un conjunto dehechos y de problemas que se sitanen aquello que se podra llamar su ngulo muerto . Parapoder compren-derlo y no quedarse en consideracio-nes de mtodo demasiado abstractas,puede ser til mostrar, a partir de unospocos ejemplos, la contribucin a lacomprensin de nuestras sociedadesque propone esta perspectiva distintade los aportes de la historia social, de

    la sociologa y de la teora polticatanto como de la historia de las ideas.

    En principio, lahistoria social. Ellapone el acento sobre la interpreta-'cin de los conflictos de podery dela oposicin de intereses. Provee asuna grilla explicativa que estableceun vnculo entre las posicionesy lasconductas dentro del campo propia-mente poltico -el de las elecciones olas filiaciones partidarias-y las varia-bles culturales, econmicas o socialesque caracterizan a los diferentes gru-pos. El problema es que este enfoqueno da cuenta ms que de una partede la realidad. Tomemos el ejemplo dela conquista del sufragio universal.Una historia social reconstruir elconflicto entre las impaciencias delpueblo y los temores de las elites,describir las estrategias de las fuer-zas cuya presencia resulta visible. Sepodr analizar efectivamente en estostrminos al movimiento de la refor-

    cias sociales , texto de 1903 escrito en colabora-cin con Paul Fauconnet, en mile Durkheim,Tex-tes, Pars, d. de Minuit, 1975, tomoI, p. 147) (eldestacado es mo). [Trad. esp.:Obras completas, to-mo I, Madrid, Planeta-Agostini, 1985.]

    3 33

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    16/38

    I 1

    ma electoral que polariza en sucesi-. .. . ~ r- -- +- vas oportunidades la atencin duran-

    te la monarqua de Julio. Pero la in-

    terpretacin sigue siendo parcial. Noda cuenta de la posicin de los ultrasni de los legitimistas que se erigen enese momento en campeones de la so-berana del pueblo. Tampoco explica lavacilacin de una gran parte del cam-po republicano que se percibe a tra-

    vs de la defensa que algunos de elloshacen del sufragio en dos niveles oincluso la reticencia permanente a em-plear el trmino sufragio universal,prefiriendo la frmula de reformaelectoral y traduciendo as una incer-tidumbre sobre elobjetivo inmediato

    a alcanzar y no slo una prudenciatctica. En este caso, la historia no es-t nicamente atravesada por un con-flicto entre 10 alto y lo bajo de la so-ciedad; est igualmente estructuradapor una tensin subyacente en la no-cin misma de sufragio poltico: ten-

    sin entre el sufragio como smbolode la inclusin social, expresin de laigualdad entre los ciudadanos (y que,por lo tanto, exige imperativamentesu universalizacin) y el sufragio co-mo expresin del poder social, formadel gobierno de la sociedad (y que,esta vez, invita a plantear la pregun-ta por la relacin entre nmeroy ra-zn, entre derecho y capacidad). Esesta ltima historia, a la que podemoscalificar de interna , la que tambinhay que reconstruir.

    La sociologa, por su parte, se pro-pone desenmascarar a la poltica, ha-cer manifiestos los mecanismos so-ciales reales que estructuran su campo,ms all de las doctrinas explcitas,de los discursos de los actores y delfuncionamiento visible de las insti-tuciones. A comienzos del sigloxx,algunas obras pioneras trazaron el mar-co de esta disciplina. Roberto Mi-chels fue el primero en desarrollar

    3534

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    17/38

    '1 ,

    I1

    una exposicin minuciosa de las con-diciones en las cuales un poder ol-

    -- ---- grquico se instala inevitablemente

    dentro de las organizaciones demo-

    crticas. Moisei Ostrogorski, en otraobra fundadora, muestra por su par-te cmo el advenimiento y la am-pliacin de los partidos polticos con-ducen en la prctica a transformar

    a fondo el conjunto del sentido deun gobierno representativo. Se po-

    dra nombrar la obra de Max Webery de otros si hubiera que reconstruirla formacin de esta disciplina. N a-die se atrevera a discutir su fecundi-dad cientfica y su importancia ciu-dadana; algunos de estos pesimistaspblicos (la expresin es de Michels)

    que acabamos de citar han sido muytiles profesores de lucidez. Yo mis-mo he trabaj ado durante los aos se-tenta para que vuelvan a estar dispo-nibles algunas de estas obras. Pero esteenfoque tambin deja escapar algu-

    nas cosas. Tomemos como ejemploel anlisis del funcionamiento real del

    gobierno representativo, que es elncleo de la mayora de estas obras.

    La sociologa poltica va a II develarlos modos de confiscacin del poder,

    las formas de manipulacin que sedesarrollan a la sombra del mecanis-mo representativo. Pero no se ocupade comprender aquello que consti-tuye en cierta manera el ncleo del

    problema de la representacin mo-derna: es decir, la dificultad de figu-racin de la democracia. Al sacrali-zar la voluntad por sobre el orden dela naturaleza o de la historia, la pol-tica moderna confa efectivamenteel poder al pueblo, al mismo tiempo

    que el proyecto de emancipacin quevehicula conduce a convertir a 10 so-cial en abstracto. El desarrollo de lasconvenciones y ficciones jurdicas es-t as ligado a la bsqueda por asegu-rar una igualdad de tratamiento y

    36 37

    -

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    18/38

    i '. 1' ,.1

    : l; I

    'I--C-~-

    I I

    ; I

    : I1,

    ll

    ,1

    ; : 1 1

    :; 1,1 , 1

    I I 1

    :

    por instituir un espacio comn entre

    hombres y mujeres muy diferentes.

    En este sentido, la abstraccin es una

    condicin necesaria de la integracin

    social en un mundo de individuos,

    mientras que, por el contrario, en las

    sociedades tradicionales son las dife-

    rencias concretas las que constituyen

    el factor de insercin (el orden jerr-

    quico tiene por principio reunir tan-

    to las particularidades como las com-

    plementariedades). La democracia seinscribe doblemente en el rgimen

    de la ficcin. En principio sociolgi-camente, al reformar de manera sim-

    blica el cuerpo artificial del pueblo.

    Pero tambin tcnicamente, pues el

    desarrollo de un Estado de derecho

    presupone generalizar lo social , vol-verlo abstracto si se prefiere, para ha-

    cerla gobernable por medio de leyes

    uni versales. Si esta formalidad es un

    principio de construccin social en la

    democracia, al mismo tiempo vuelve

    ms incierta la constitucin de un

    pueblo concreto. Aparece aqu mis-

    mo una contradiccin que se instala

    entre el principio poltico de la demo-cracia y su principio sociolgico: el prin-cipio poltico consagra el poder de

    un sujeto colectivo cuyo principio

    sociolgico tiende a disolver su con-

    sistencia y a reducir su visibilidad.

    Es desde el punto de vista de esta

    otra contradiccin interna que el

    historiador de 10 poltico tal como 10propongo aborda la cuestin del go-

    bierno representativo. Por ejemplo,

    estudia tambin la historia de las tc-nicas electorales como una sucesin

    de intentos por dar una respuesta a

    este dficit originario de figuracin.

    Este enfoque presenta adems la

    ventaja de superar una cierta contra-

    diccin estructural de la sociologa po-

    ltica y de las ciencias sociales en ge-

    neral: en efecto, los trminos con los

    cuales dan cuenta del funcionamien-

    38 39

    -

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    19/38

    I I

    . ,,

    :i

    to social conducen implcitamente aconsiderarlo en un estado estable esdecir, en sus regularidades. Por10 tan-to, para comprender el cambio hay queapelar a otros conceptos. La historia de10 poltico entrelaza las dos dimensio-nes, estructura e historia (al margen,se puede sealar que esta caractersti-ca formal ha constituido por muchotiempo uno de los principales atrac-tivos analticos del marxismo).

    Debo subrayar, en tercer lugar, enqu difiere mi proyecto del dela teo-ra poltica, al menos tal como se lacomprende hoy de maneradominan-te. Como para movernos con una re-ferencia accesible,se puede aludir aqua las obras deRawls y de Habermasque durante los setenta y los ochen-ta otorgaron una nueva centralidad aeste enfoque. Su caracterstica es lade ser esencialmentenormativas. Di-cen en qu debera consistir una de-liberacin racional, lo que habra que

    entender por soberana del pueblo,aquellos que podran ser los criteriosuniversalmente aceptables de justi-

    cia o aquellos sobre los cuales debe-ra reposar la legitimidad de las reglasjurdicas. Todos conocemos el papelsaludable que cumplieron estas obrasal plantear como actuales estas cues-tiones que las ciencias sociales no ha-ban considerado til abordar. Tam-

    bin constituyeron el ncleo de unainnegable renovacin del pensamien-to poltico, llevando as a que en lossetenta s acostumbrara a hablar de un retorno de lo poltico . Pero, de cier-ta manera, estos emprendimientos in-telectuales tampoco se ocupan de laesencia aportica de lo poltico. Lodemuestra el hecho de que su pers-pectiva esencialmente centrada en losprocedimientos los ha llevado a acer-carse al derecho y a la moral. Se ad-vierte claramente en los autores queacabamos de citar cmo el desplie-

    4 41

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    20/38

    gue de una visin racionalizadora delestablecimiento del contrato sociallos l1eva a formalizar la realidad. EnRawls, aquel que decide en estado deignorancia adopta un punto de vistaacabadamente universal-racional aun-que disponga de poca informacinsobre los hechos del mundo real. Larazn no se afirma en esta perspecti-va sino pagando el precio de la abs-traccin, de la toma de distancia conlos sonidos y las furias del mundo.

    Por el contrario, partir de la com-plejidad de lo real y de su dimensinaportica conduce a interesarse porla H cosa misma de lo poltico. As, enprimer lugar, hay que considerar elcarcter problemtico del rgimenpoltico moderno para comprender sufuncionamiento y no para buscar re-solver su enigma imponindole unanormatividad, como si una ciencia pu-ra del lenguaje o del derecho pudie-ra indicar a los hombres aquella solu-

    cin razonable a la cual no tendranotro remedio que adecuarse. Por10tanto es tambin tomar un camino

    falso tratar de exorcizar la movedizacomplejidad de la bsqueda demo-crtica por medio de un ejercicio ti-polgico. Lo interesante no es distin-guir distintas maneras de gobiernorepresentativo o de buscar cmo ha-cer encaj ar en algunos casos bien de-

    finidos las posiciones de los actores olas caractersticas de las institucio-nes. Por el contrario, hay que tomarcomo objeto el carcter siempre abier-to y bajo tensin de la experienciademocrtica. El objetivo no es ya so-lamente oponer banalmente el uni-

    verso de las prcticas con el de lasnormas. De 10 que se trata es de par-tir de las antinomias constitutivas delo poltico, antinomias cuyo carcterse revela nicamente en el transcur-so de la historia. Si se toma el ej em - .plo de la justicia social, se tratar de

    443

    -

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    21/38

    , ) I

    I

    ,1,

    mostrar a travs de una historia del

    Estado de bienestar cmo han evolu-

    cionado en la prctica las percepcio-

    nes de una re d istribucin considera-da como legtima y cules fueron las

    determinaciones de esas percepcio-

    nes. As, habr que partir de la con-

    tradiccin que est en la matriz del

    problema: por un lado, el principio

    de ciudadana impone el reconoci-

    miento de una deuda social objeti-va ; mientras que, por el otro, los

    principios de autonoma y de res-

    ponsabilidad personales conducen avalorar los comportamientos indivi-

    duales, subjetivos , Es nicamente

    la historia, una vez ms, la que pue-

    de en este caso conducir al 1/ concep-

    to . Es por esto que la historia es la

    materia y la forma necesaria de unpensamiento total de 10 polt ico. Losconceptos polticos (se trate de la

    democracia, la libertad, la igualdad,

    etctera) no pueden comprenderse

    sino en el trabajo histrico de su pues-

    ta a prueba y de sus intentos de elu-cidacin. Me siento cercano en este

    sentido al proyecto de fenomcnolo-ga emprica recientemente plantea-

    do por Anne Fagot-Largeault.>Por ltimo, en cuarto lugar, esta

    historia de lo poltico se sita bien

    lejos de la historia de las ideas y delas doctrinas. Por cierto, ambas histo-

    rias se interesan por las mismas obrasfundamentales. Pero estas obras no

    pueden seguir siendo comprendidas

    en s mismas como simples teoras

    autnomas, imponentes carcasas de

    navos naufragados en las costas del

    pasado. Deben ser analizadas como

    elementos de un imaginario socialms global. Constituyen casos testi-

    go que hay que recolocar en un con-

    l'I

    Ill' ,,i I :

    ,:,1, I

    5 College de France, ctedra de filosofa delas ciencias biolgicasy mdicas: Leccin inau-gural impartida el jueves10 de marzo de2001 porAnne Fagot-Largeault , p. 29.

    44

    I

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    22/38

    , .'

    texto ms general de interpretacin

    y de investigacin. Dentro de esta pers-

    pectiva, las representaciones y las ideasconstituyen una materia estructuran-te de la experiencia social. Lejos de

    poder ser comprendidas de manera au-

    tnoma, en estrechas genealoCTascon-

    sideradas dentro del circulob

    ce~rado

    de sus relaciones o de sus diferencias ,estas representaciones constituyen rea-

    les y poderosas lIinfraestructuras dela vida de las sociedades. A diferenciade una visin desencarnada que se

    desentiende de tomar en cuenta las

    fuerzas que modelan el marco de la

    accin de los hombres, su objetivo es,

    por el contrario, enriquecer y com-

    plejzar la nocin de IIdeterminacinSe trata de tener en cuenta todas las

    representaciones activas que orientan

    la accin, que limitan el carripo de 10

    posible a travs del campo de 10 pen-sable y delimitan el marco de las con-troversias y los conflictos. Al igual

    que las fe tia les romanas -seala su- .gestivamente Michel de Certeau-los

    relatos marchan por delante de las

    prcticas para abrirles un territorio. 6Es un planteo que hago mo con pla-

    cer. En efecto, los relatos y las repre-

    sentaciones tienen como una clara

    funcin posible abrir un teatro 'de le-gitimidad a las acciones efectivas .

    Contrariamente a la historia de las

    ideas, la materia de esta historia delo poltico, a la que califico de con-

    ceptual' no puede por lo tanto limi-

    tarse al anlisis y comentario de lasgrandes obras, aun cuando se las pue-

    da considerar habitualmente y con

    justicia como grandes momentos que

    cristalizan las preguntas que se plan-

    6 Michel de Certeau, L lnventian du quoti-dien, tomo 1, Arts de [aire, nueva edicin, Pars,Gallimard, 1990, p. 185. [Trad. esp.:La invencinde lo cotidiano, tomo 1, Artes de hacer, Mxico,ITESO/UIAlCFEMC, 1996.]

    7 Ibd., p. 183.

    46 47

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    23/38

    , 'I

    I

    . . . . . .. .~ .- -y . . _I

    i

    tea una poca y las respuestas que in-tenta darse. Imprime claramente a lahistoria de las ideas la preocupacin

    por incorporar el conjunto de elemen-tos que componen ese objeto com-plejo que es una cultura poltica: elmodo de lectura de los grandes tex-tos tericos} la recepcin de las obrasliterarias} el anlisis de la prensa y delos movimientos de opinin} el des-

    tino de los panfletos} la construccinde los discursos de circunstancias lapresencia de las imgenes} la impron-ta de los ritos e}incluso} el rastro ef-mero de las canciones. Pensar lo po-ltico y hacer la historia viviente delas representaciones de la vida en co-

    mn se superponen en este enfoque.Pues es a un nivel bastardo que hayque aprehender siempre lo poltico}en los entrelazamientos de las prc-ticas y las representaciones.

    Es siempre en las condiciones de supuesta a prueba que puede descifrar-se 10 poltico. Su historia es porestoJen principio} atencin al trabajo desus antinomias} anlisis de sus lmitesy sus puntos de equilibrio} examende las decepciones y los desarraigosque suscita.

    Por esta razn} mi trabajo toma co-mo objetos privilegiados lo inacaba-do} las fracturas} las tensiones} los l-mites y las negaciones que dibujan laimagen en huecograbado de la de-mocracia. En efecto}el fondo de lo po-ltico no se deja realmente aprehenderms que en esos momentos y situacio-nes que subrayan que la vida en demo-cracia no es una vida de confrontacincon un modelo ideal sino la investi-gacin de un problema a resolver.

    ***

    Ya he hecho breve mencin de algu-nas de las antinomias estructurantesde la democracia que he tenido la

    4948

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    24/38

    I. ,1

    , I

    .,J'- ,- ----'I;

    , .: 1 .

    I

    , ,1

    , 1: I

    ocasin de estudiar. Hay muchasotras que deben tomarse en conside-racin. Pienso en especial en todo loque se vincula con las contradiccio-nes de forma . Hasta hoy no han si-do investigadas. Habra que aprehen-der sobre todo de manera minuciosaaquello que llam el problema del tercer organizador . Nombro de es-ta manera el hecho de que la expre-sin colectiva es prcticamente incon-cebible sin que intervenga una ciertaexterioridad. Por ejemplo, no hay co-micios posibles sin la existencia decandidaturas que obliguen autom-ticamente a los ciudadanos a elegir.Esta imposibilidad lgica de una de-mocracia inmediata y directa ha sidoobjeto desde hace dos siglos de ml-tiples interrogantes cuya historia me-recera ser reconstruida. Esta historiaconducira a una mejor apreciacindel sentido que conviene atribuir al

    carcter consecuentemente reflexivo

    del rgimen representativo y perm1-tira evaluar de manera diferente losfundamentos de la legitimidad de-mocrtica.

    Pero sobre todo deseara llamar laatencin sobre otra contradiccin deforma que me parece que no ha sidotomada demasiado en cuenta: la dela cuestin de las relaciones de la de-mocracia con el tiempo. En efecto, elestudio de10 poltico es generalmen-te focalizado sobre el anlisis de losactores de los procedimientos y delas inst:tuciones considerando al tiem-po como una variable esencialmenteneutra (la duracin). Si la dem~cr~-cia define un rgimen de autolnstl-tucin de lo social, me parece nece-sario considerar al tiempo como unavariable activa y constructiva. En efec-to, la poltica est tambin armadaen forma de tiempo social, marcadosimultneamente por el trabajo de lamemoria y por las upaciencias de

    50 51

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    25/38

    : : ' ':

    , , 10

    1

    I

    1. , ' HH-

    i o'1

    l' la voluntad, es arraigo e invencin..--- - Deseara comprender a la democra-

    cia a partir del examen de sus apo-ras, partiendo de la tensin entre eltiempo-recurso y el tiempo-obliga-cin. La pregunta est ejemplarmenteplanteada desde los finales del sigloXVIII en el gran debate entre Ed-mund Burke y Thomas Paine sobreel sentido de los derechos del hom-bre. Paine formula el programa mo-derno de una emancipacin radical dela tradicin al oponerse a las opinio- ,nes de Burke: Es imposible que exis-ta alguna vez o en algn pas un Par-lamento que tenga derecho a atar a laposteridad hasta el final de los siglos

    [... ]. Cada siglo, cada generacin de-be tener la misma libertad de accin,en todos los casos, que los siglos ygeneraciones que la precedieron .

    , '1

    ..

    , . .o

    .'. ,':

    1 \

    8 Thomas Paine, Les Droits de l homme(1791), Pars, Belin, 19R 7, p. 74. [ Trad. esp.:De-

    52

    La afirmacin de la voluntad gene-ral presupone para los revoluciona-rios norteamericanos o franceses unacapacidad permanente -al menos encada generacin- de invencin delfuturo de manera tal que10 que unageneracin ha elegido libremente nose convierta para las siguientes enun destino inexorable. De all el de-bate, central en ambos mrgenes del

    Atlntico durante el sigloXVIII, so-bre el buen uso de un texto constit-cional a fin de que no tome la formade 10 que se asemejara a un precon-trato (el problema sigue vigente hoy,como 10 muestran los trminos enlos cuales suele seguir siendo abor-

    dada la cuestin del carcter demo-crtico del control de la constitucio-nalidad). Todas las democracias hanhecho suyas las inquietudes de Marx

    rechos del hombre, Madrid, Alianza, 1984.)

    ,

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    26/38

    9 Karl Marx, Le 18 Brumaire de Louis Na-po o (1852), Pars,ditions sociales, 1969, p.15. [Trad. esp.:El 18 Brumario de Luis Bonapar-

    te, Barcelona, Ariel, 1968.]

    introduciendo una temporalidad lar-

    ga en la vida comunitaria. Es tambin

    evidente que vivimos en un mundo

    en el que la vitalidad econmica est

    ligada a la capacidad de las polticas

    pblicas de planificar sobre perodos

    cada vez ms extensos (en materia

    de investigacin, entre otras) y en lascuales tomar en cuenta los proble-

    mas del medio ambiente conduce a

    razonar con horizontes que no pue-

    den compararse con los de los ritmos

    electorales. Los tiempos de la demo-

    cracia aparecen as susceptibles de un

    doble desfase: demasiado inmediatos ,para una preocupacin de largo pla-

    zo, demasiado lentos para la gestin

    de 10 urgente. En ambos casos, quedacuestionada la pertinencia de la idea

    de voluntad general.

    Esta tensin entre temporalidades

    no cesa de profundizarse y de ali-mentar un conjunto de perplejidades

    y de conflictos. Las posiciones pue-

    cuando se lamenta de que la tradi-

    cin de todas las generaciones muer-

    tas pesa como una pesadilla sobre el

    cerebro de los vivos .

    La atraccin actual por el corto

    plazo que deploran muchos no provie-

    ne solamente de una especie de acele-

    racin de la historia artificialmente

    impulsada por las impaciencias del

    mundo meditico. Se trata mas bien de

    un fenmeno estructural. En efecto,

    para dar fuerza visible a la voluntad

    general, la democracia est constan-

    temente tentada de hacer prevalecer

    los caprichos del instante (la expre-

    sin es de Renan), que se imponen a

    su vez como un amo destructor.

    Por otro lado, el derecho -percibi-

    do por todos como una necesaria pro-

    teccin- no puede tomar forma sino

    55

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    27/38

    ;

    den oscilar entre una visin radical-mente instantanesta de la democracia,presta en consecuencia a aferrarse aun poder ejecutivo que se autojustifi-cara en la fuerza de10 excepcional,y una justificacin opuesta de su po-der por parte de los expertos, consi-derados como los nicos aptos para representar los intereses sociales delargo plazo en nombre del conoci-miento que pudieran llegar a poseer.La historia extendida de esos con-flictos permitira aclarar numerososinterrogantes contemporneos. Abri-ra tambin el camino a una compren-sin renovada de la democracia comoconjugacin de tiempos. En efecto,quisiera demostrar que elsujeto de lademocracia debe ser comprendi-do como un sujeto indisociablemen-te jurdico (el pueblo de los ciudada-nos-electores) e histrico (la nacinque vincula la memoria con la prome-sa de un futuro compartido).

    56

    Pero las formas de la democraciamantienen tambin una relacin conla pluralidad del tiempo. Lejos de to-da aproximacin unvoca que se fo-calizara nicamente en el procedi-miento de la legitimacin electoral,se podra elegir subrayar de qu mo-do la perspectiva de una complejiza-cin de las formas de soberana (yen-do desde la simple toma de posicincontestataria a la institucin de esaespecie de memoria de la voluntadgeneral que representa una constitu-cin) va necesariamente unida al to-mar en cuenta y ocuparse de la mul-tiplicidad de las temporalidades queconstituyen la experiencia humana.

    Estos diferentes aspectos de la in-determinacin democrtica, me gus-tara subrayarlo, se prolongan en unacrisis permanente dellenguaje pol-tico. En efecto, definir esas nocionesesenciales -la igualdad, la ciudada-na, la soberana, el pueblo, etctera-

    57

    'l.il: '

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    28/38

    genera problemas. Esta franja de pa-labras ha sido significativamenteconsiderada como dramtica duran-

    te la Revolucin Francesa. En el mo-mento en que lanza junto a Sieyes suIournal d instruction sociale 1793),Condorcet comprueba que la alte-racin del sentido de las palabras ha-bla de una alteracin en las propias

    10 U d 1 bosas . no e os o servadores ms

    perspicaces del Terror puede llegartambin a sealar a propsito de Ro-bespierre y de sus amigos que lesustraen a todas las palabras de la len-gua francesa su verdadero sentido 11

    10 e d S 1n orcet, ur e sens du mot rvolu-tionnaire , en Iournal d instructuni sociale, nm.1,1 de junio de 1793, p. la.

    1 J Edme Petit, Discurso del 28 de fructidorao (14 de septiembre de 1794),Archives par~lamentaires, 1a serie tomo XCVII p 175 'r. h,.. lras a-ber desparramado el desastre en todas partes, laincertidumbre y la ignorancia +contina- intro-dujeron en el lenguaje una infinidad de palabrasnuevas, de denominaciones con las cuales desig-

    58

    mientras que Brissot, por su lado,apostrofa con encono a aquellos a losque llama ladrones de palabras .12

    Es por esta razn que Camille Des-moulins se fij a como programa, enLe Vieux Cordelier, hacer de la liber-tad de prensa, con la confrontacinpermanente entre las palabras y lascosas que implican, la clave de la cons-truccin de la experiencia democr-tica. El carcter de la democracia-subraya entonces- es llamar a loshombres y a las cosas por su norn-bre .13 Por el contrario, la ideologaes la manifestacin ms evidente-

    nan a su voluntad a los hombresy las cosas segnel odio o el amor del pueblo engaado [ibd.).

    12 Cf B' . D 1rissot, e que ques erreurs dans lesidees et dans les mots relatifsa la Rvolution Fran-caise , La Chronique du Mois ou les Cahiers Pa-triotiques, vol. S, marzo de 1793.

    13 Camille Desmoulins, Le Vieux Cordelier,nm. 7, edicin establecida por Pierre Pachet, Pa-rs, Belin, 1987, p. 123.

    59

    -

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    29/38

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    30/38

    vez esclarecida en su brutal desnu-

    dez. As, de Hanna Arendt a Claude

    Lefort, se ha operado toda una reno-

    vacin del pensamiento de 10 polti-co' desde los aos cincuenta a los se-

    tenta, a partir del anlisis del hecho

    totalitario. Lejos de los enfoques pu-

    ramente descriptivos que no vean en

    l ms que el resurgimiento agrava-

    do de las figuras conocidas de la tira-

    na o la dictadura, la originalidad de

    estos autores ha sido mostrar que los

    regmenes implicados deban ser com-

    prendidos como formas desviadas de

    la modernidad democrtica, como una

    especie de realizacin negativa de s-

    ta. En efecto, se puede analizar el fan-

    tasma activo de un poder que absor-

    ba totalmente a la sociedad -que es

    lo que caracteriza al totalitarismo- co-

    mo una exacerbacin utpica del

    principio representativo, que en un

    mismo movimiento pretende cons-

    tru ir artificialmente una sociedad per-

    fectamente legible en su unidad ~ un

    poder con el que se supone que est

    totalmente identificada, tratando de

    resolver en su origen el hecho mis-mo de la separacin entre lo social y

    10 poltico. El impulso de la empresatotalitaria deriva de esta pretensin

    que se prolonga en la utopa de hacer

    existir un poder totalmente confun-

    dido con la sociedad, no disociado

    en absoluto de ella. Por esta razn, elpoder totalitario est marcado por

    una imperiosa lgica de la identifica-

    cin. Al radicalizar y erigir en abso-

    luta la figura del partido de clase, pre-

    tende superar las aporas primeras de

    la representacin e instituir un po-

    der que represente realmente a lasociedad. Es el partido el que organi-

    za esta cadena imaginaria de identi-

    ficacin que conduce a hacer del bu-reau poltico e, incluso, del primersecretario -se al que Solzhenitsyn

    llamaba el egcrata- la perfecta en-

    63

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    31/38

    ,,,

    carnacin del pueblo. Por lo tanto el ,partido excede en este caso la fun-cin de representacin: es la sustan-

    cia misma del pueblo.La aprehensin de los lmites mis-

    mos de lo poltico ha consistido esen-cialmente hasta hoy en explorar laszonas tempestuosas y de desvo enlas cuales se hunde la democracia. Es-ta ((expedicin por los abismos sigue

    constituyendo un camino de compren-sin privilegiado. Naturalmente de- ,ben continuarse las investigacionespor esta direccin, los acontecimien-tos nos obligan a hacerla de maneraacuciante, me doy cuenta y hago miparte. Sin embargo, hay que recono-

    cer que hoy nos enfrentamos tambina lo inverso, a un desgaste y ya no auna exacerbacin de lo poltico. Com-probamos una aparente disolucin yun desvanecimiento: sensacin de unadeclinacin de la soberana, percep-cin de un desvanecimiento de la vo-

    luntad y de un aumento paralelo enpotencia de las fuerzas de derecha odel mercado. Las fronteras del gobier-

    no y de la administracin, de la ges-tin y de la poltica se han vuelto si-multneamente ms dbiles. Habraque precisar bien este diagnstico. Pe-ro lo esencial es subrayar que tam-bin desde ahora habr que abordar lopoltico partiendo de estas zonas gri-

    ses, tomando en consideracin estasescasas energas, estas derivas inmvi-les, estas descomposiciones discretas.

    Sin embargo, los sobresaltos delmundo contemporneo no incitan so-lamente a reflexionar sobre las for-mas lmites de 10 poltico. Tambin

    el espacio de lo poltico est hoy so-metido a tremendas pruebas. Esta cues-tin es abordada desde hace veinteaos por mltiples autores que par-tieron de la constatacin de la diso-ciacin y de la diferenciacin cre-cientes de las relaciones de fuerza y

    64 65

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    32/38

    de territorio, vinculadas en otra po-

    ca por la figura del Estado soberano.

    Estos trabajos de ciencia poltica o

    jurdica sobre la descomposicin ex-

    terna de la soberana y su disemina-cin son bien conocidos. Pero no se

    le ha acordado an demasiada aten-

    cin a la tendencia concomitante a

    la fragilizacin interna de los Esta-

    dos-nacin a causa del debilitamien-

    to del contrato social y del estrecha-

    miento de las identidades colectivas.La aceleracin de los movimientos

    de secesin constituye su rnanfesta- .

    cin ms evidente. En efecto, tiende

    a crecer el nmero de Estados al mis-

    mo tiempo que los motivos de esta

    multiplicacin han cambiado de natu-

    raleza. Las cifras son elocuentes. Loscuarenta y cuatro Estados de 1850 no

    se haban convertido en ms de se-

    senta en vsperas de la Segunda Gue-

    rra Mundial. Fueron los procesos de

    descolonizacin de los aos cincuen-

    ta y sesenta y de descomposicin de

    la Unin Sovitica, en sentido amplio,

    a partir de 1989, los que constituye-

    ron hasta hoy el vector de una for-

    midable descomposicin de Estados;su nmero era de 118 en 1963 y de

    196 en el ao 2000. El movimiento

    contina, agudizado por los muchos

    casos de conflictos tnicos y religio-

    sos. Los especialistas en relaciones in-

    ternacionales observan con preocupa-

    cin este fenmeno. Pero convendratambin analizarlo estableciendo un

    vnculo entre este proceso de seg-

    mentacin estatal y la dimensin de

    la secesin social que parece jugar

    ahora un papel determinante. En efec-

    to muchas de estas deconstruccio-

    nes derivan de un rechazo por partede ciertas entidades a continuar con

    la vida en comn, con todo lo que es-

    ta ltima implicaba en materia de re-

    distribucin para manejar las dife-

    rencias aceptadas. Estos mecanismos

    -

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    33/38

    de retraccin de lo poltico correspon-

    den entonces a una puesta a prueba delos lmites del contrato social a la cualhay que darle su importancia. Este

    fenmeno crucial no siempre es bienevaluado.En efecto, la paradoja es quela declinacin contempornea del Es-tado-nacin -como forma social- sedisimula detrs de la multiplicacinde los Estados-nacin como entidadessoberanas. Los conflictos de reparto

    que se resolvan normalmente den-,tro de compromisos sociales internosse transforman en ciertos casos enconflictos de identidad que se ex-ternalizan atravesando las fronteras.En otros trminos, la lgica agregati-va de lostiempos de la conquista y dela defensa de los derechos suele con-vertirse en segregativa.La eclosin ac-

    tual de los nacionalismos demuestraen el mismo movimiento un retrocesoy ya no una difusindel modelo hist-rico de nacin. Las naciones original-

    ..... .~---1.

    I~I I,

    I;i

    ,i '

    i'l:;1,1

    ,1\

    J I

    :,.

    68

    mente consideradas como universosreducidos son sustituidas cada vez ms

    por especies de naciones restrictiva-mente concebidas como particulari-

    dades ampliadas, Es un fenmeno quedebe analizarse urgentemente y conprecisin si se quiere intentar con-jurar sus efectos deletreos. Tambinse vuelve necesario articular un anli-sis interno y un anlisis externo delo poltico, cambiar un enfoque en tr-

    minos de relaciones internacionalespor un anlisis sostenido en el pun-to de vista del contrato social ydelas formas de identidad colectiva yde solidaridad percibidas como per-

    tinentes.Las antinomias, los lmites, enton-

    ces,pero tambin las decepciones. Meparece aun ms necesario abordar lacomprensin de lo poltico bajo untercer aspecto: explorando el fenme-no de la decepcin democrtica. Unagran parte de los interrogantes con-

    69

    j'

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    34/38

    temporneos se concentra alrededordel diagnstico de una desaparicin

    - que se percibe como peligrosa: decli-

    nacin de la voluntad, descomposi-

    cin de la soberana, desagregacin delas figuras de 10 colectivo, etctera.Estos interrogantes, me gustara recor-darlo, no son del todo inditos, auncuando impliquen formulaciones re-novadas cada vez. En principio, es enla imposibilidad de disociar lo polti-

    co y la poltica que encuentra su ori-gen una cierta decepcin ante el r-gimen moderno. En efecto, -nunca essimple separar 10 noble de 10 vulgar,los pequeos clculos egostas y lasgrandes ambiciones, el lenguaje filo-so de la verdad y las astucias de la se-

    duccin y la manipulacin, la aten-cin al largo plazo y el sometimiento

    a las urgencias. Si debe ref1exionarsey trazarse una frontera entre ellos,sta permanecer siempre mvil yfluctuante, determinada como est por

    7

    el prisma de los intereses y condena-da a las diferencias de opinin.

    Nace as, alrededor de 10 poltico,una demanda que no puede ser satis-fecha de una manera determinada.Todo ocurre como si hubiera al mis-mo tiempo demasiada y no suficien-te poltica, expresin de una espera ymanifestacin de un rechazo. Deseode poltica junto a la aspiracin a undominio de la colectividad por s mis-

    ma, conviviendo con la ilusin de vertomar forma a una comunidad en lacual haya lugar para todos. Per tam-bin rechazo a los enfrentamientos es-triles y a la bsqueda simultnea deuna felicidad nicamente privada.Sentimos al mismo tiempo una exas-

    peracin ante un demasiado lleno yuna nostalgia ante lo que percibimos

    como una declinacin. A la vez, la po-ltica se nos aparece como una suertede residuo vergonzante, al que habraidealmente que eliminar y como una

    71

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    35/38

    'lloi .. -'_ . --';1Iili\

    '1

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    36/38

    mostrar tambin que la decepcinnace de la dificultad de hacer vivirel ideal democrtico en la realidadcotidiana: ese ideal no ha dejado de

    oscilar entre el miedo al conflicto yla angustia ante su ausencia, entre laaspiracin a la autonoma individualy la bsqueda de una participacin enel ser colectivo.

    Los interrogantes contemporneossobre la disolucin de la poltica no

    podran ser aprehendidos solamentea partir del anlisis, muy rpidamen-te aludido, de las formas de disemina-cin y recomposicin de la soberana.stas estn igualmente inscriptas enuna historia continua de desencanta-miento democrtico que no es ms,

    tal vez, que la otra cara de una histo-ria del odio a la democracia, odio quesuele crecer enmascarado bajo la pre-tensin de poner en la picota slo asu forma llamada liberal o burgue-sa . Eso sera, si se quiere, tratar de

    i

    ,r

    ,11 ,

    1;

    escribir una historia negativa de lademocracia.

    Esta tarea de una historia de lo polti-

    co alcanza su mayor importancia eneste despertar del tercer milenio, en elmomento en que percibimos con in-quietud creciente que lila historia nos

    , muerde los talones , para decirlo conun lugar comn. Nos alcanzar aqu,para dar una breve imagen, con aludir

    a las condiciones en las cuales la glo-balizacin econmica modifica el es-pacio de la democracia y hace ms di-fcil la realizacin del inters general ycon constatar el advenirniento de ununiverso en el cual las formas de go-bernabilidad estalladas y diseminadas

    son sustituidas cada vez ms por unejercicio legible y responsable de la so-berana, o con mencionar las perturba-ciones causadas por la presin de lostiempos mediticos, con recordar losconflictos vinculados a la crispacin

    74 75

    -

    1j,

    1'

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    37/38

    de las identidades nacionales o conaludir a los problemas planteados porla entrada a un universo en el que ca-da da se afirma ms el peso de pode-

    res tan inasibles como tremendamenteamenazantes. Es alrededor de interro-gantes acuciantes como stos que seorganizan hoy numerosas investiga-ciones en las ciencias sociales. La his-toria de10 poltico, tal como intentdefinir sus caractersticas, puede, meparece, aportar una contribucin espe-cfica a la comprensin de estas cues-tionescolocndolas en una perspectivaamplia y de largo plazo. Debe tambinpermitir superar las hoy tan extendi-das tentaciones de refugiarse en la po-sicinde un retiro desengaado o aban-donar perezosamente el gobierno delmundo a los automatismos, considera-dos como suficientes, del mercado o ala sola fuerza del derecho.

    ~1,

    ***

    76

    En materia de ciencias -sealaba Mar-cel Mauss- ninguna lentitud es sufi-ciente; en materia de10 prctico, no sepuede esperar. 14 No me preocupa ol-

    vidar que esta diferencia no podra abo-lirse sin perjuicios. Considerando quese trata de problemas contemporneosuniversalmente debatidos, es muy gran-de el riesgo de ver desaparecer la dife-rencia entre el trabajo paciente y el co-mentario apresurado, en una palabra,entre la ciencia y la opinin. Pero lahistoria moderna y contempornea de10 poltico no sabra desentenderse delmundo y encerrarse en un recinto pre-servado pero inaccesible a los movi-mientos de la vida. Por el contrario, suambicin es descender a la arena cvi-ca y aportar all un suplemento de in-teligibilidad, un aumento de la lucidez.Debe proponerse una lectura crtica y

    14 Mareel Mauss,CEuvres, tomo lII, Pars, d.de Minuit, 1969, p. 579.

    77

    ..7 I

    l'

  • 8/10/2019 Por Una Historia Conceptual de Lo Politico0001

    38/38

    '1,i

    serena del mundo all donde dominan

    con tanta frecuencia el clamor de las

    pasiones, las versatilidad de las opi-

    niones y la comodidad de las ideolo-

    gas. Por 10 tanto, el trabajo cientficoms riguroso y las adquisiciones ms

    pacientes de la erudicin participan

    directamente de la actividad ciudada-

    na, nacen de la confrontacin con el

    acontecimiento y permanecen ligados

    a l. Pretendo inscribirme, con mo-

    destia pero tambin con una firme de-

    terminacin, en la lnea de aquellos

    sabios que lo fueron tambin por su

    propia obra de infatigables ciudadanos

    y que no se dieron tregua en maridar el

    pesimismo de la inteligencia con el op-

    timismo de la voluntad, para retomar

    una expresin de Romain Rolland, po-

    pularizada por Gramsci, que sirvi du-

    rante mucho tiempo de gua a una

    gran parte de mi generacin.

    Reflexionando sobre la especifici-

    dad de los cursos que se daban entre

    1111i[

    I

    78

    estas paredes, Michelet sealaba: No

    es en absoluto una enseanza 'pro-

    piamente dicha. Es el examen de las

    grandes cuestiones realizado en p-

    blico. No se habla a alumnos sino a

    iguales't Hay seguramente algo de

    ilusorio en este enfoque del curso p-

    blico, que no funciona igual para las

    diferentes disciplinas. Sin embargo,

    corresponde a una visin saludable

    de la prueba particular que constitu-ye el tipo de palabra que se arriesga

    entre estas paredes. Quizs es, ade-

    ms, en esta prueba que se halla el

    origen de la alegra que mencionaba

    al principio de esta leccin sin poder

    todava definirla: participar de unautopa acadmica que vale la pena

    mantener para hacer vivir la polis.

    15 Michelet, Cours l CoLlege de France, to-mo 1 1838-1844 Pars, Gallimard, 1995,p. 20.,

    79