Por Ilustraci6n de · 2009-03-08 · cuerpo y el de los demas. Pero esa bur-buja no es igual para...

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Todos necesitamos nuestro espacio vitaL Y a menudo nos vemos agredidos en la intimidad si desconocidos, 0 incluso familiares y amigos, se entrometen en nuestro drculo. Por Xavier Guix. Ilustraci6n de PepMontserrat S ea cierto 0 no que la canciller alemana Angela Merkel se quejo de que el presidente frances Nicolas Sarkozy era demasiado "tocon,l, el caso es que todos habitamos en unas burbujas 0 capsulas personales que significan los limites entre nuestro cuerpo y el de los demas. Pero esa bur- buja no es igual para todos. Imhginese la siguiente situacion: sale usted de un edificio y toma un ascensor, en el que ya hay tres personas mas alas que no conoce. El corto trayecto hasta la salida.se hace algo incomodo por los silencios, por no saber donde rnirar y, sobre todo, por evitar rozarse con alguien. Una vez en la calle, usted accede a un transportepublico, metro 0 autobus, que varepleto. Se siente ensartado entre cuer- pos, que 10rozan e induso estrujan. Aun- que tambien es una situacion incomoda, sobrevive hasta llegar al destino. Respirando de nuevo el aire de la calle, entra en un restaurante, bastante lleno, y Ie colocan en una mesa solitaria casi codo con codo con sus vecinos de mesa. Esta tan cerca que parece que este corniendo con ellos y participando silen- ciosamente ensus conversaciones, aun· que se hace el despistado por aquello de no parecer un cotilla. Metido en sus' cosas, cena un poco e intenta agrandar el pequeno estrecho que Ie separa de su vecindario. De nuevo en la calle, se acerca a tomar una copaal pub 0 la discoteca de moda. Lleno basta la bandera. Para lograr acercarse a--la-barra tiene que recorrer una pistade cuerpos, como si de una prueba de obsrnculos se tratara. Todas estas situaciones tienen en comun la percepcion de uno rnismo res· pecto a los demas. Cuanta menos gente, mas presencia del yo individual. Cuanta mas gente, mayor despersonalizacion. Dicho de otro modo, la burbuja perso- nal se agranda 0 se estrecha en funcion

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Todos necesitamos nuestro espacio vitaL Y a menudo nosvemos agredidos en la intimidad si desconocidos, 0 inclusofamiliares y amigos, se entrometen en nuestro drculo.Por Xavier Guix. Ilustraci6n de PepMontserrat

Sea cierto 0 no que la cancilleralemana Angela Merkel se quejode que el presidente francesNicolas Sarkozy era demasiado

"tocon,l, el caso es que todos habitamosen unas burbujas 0 capsulas personalesque significan los limites entre nuestrocuerpo y el de los demas. Pero esa bur-buja no es igual para todos.

Imhginese la siguiente situacion: saleusted de un edificio y toma un ascensor,en el que ya hay tres personas mas alasque no conoce. El corto trayecto hasta lasalida.se hace algo incomodo por lossilencios, por no saber donde rnirar y,sobre todo, por evitar rozarse con alguien.Una vez en la calle, usted accede a untransportepublico, metro 0 autobus, quevarepleto. Se siente ensartado entre cuer-pos, que 10rozan e induso estrujan. Aun-que tambien es una situacion incomoda,sobrevive hasta llegar al destino.

Respirando de nuevo el aire de lacalle, entra en un restaurante, bastantelleno, y Ie colocan en una mesa solitariacasi codo con codo con sus vecinos demesa. Esta tan cerca que parece que estecorniendo con ellos y participando silen-ciosamente en sus conversaciones, aun·que se hace el despistado por aquello deno parecer un cotilla. Metido en sus'cosas, cena un poco e intenta agrandarel pequeno estrecho que Ie separa de suvecindario.

De nuevo en la calle, se acerca atomar una copa al pub 0 la discoteca demoda. Lleno basta la bandera. Paralograr acercarse a--la-barra tiene querecorrer una pista de cuerpos, como side una prueba de obsrnculos se tratara.

Todas estas situaciones tienen encomun la percepcion de uno rnismo res·pecto a los demas. Cuanta menos gente,mas presencia del yo individual. Cuantamas gente, mayor despersonalizacion.Dicho de otro modo, la burbuja perso-nal se agranda 0 se estrecha en funcion

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de los contextos. Pasamos de ser uno aser uno mas. Yeso 10cambia todo, tantoqtte-en los extremos podemos-pasar-deser unos senores tranquilos y educadosa convertirnos en unos autenticos ener-gumenos.

LAPROxEMICA"Quienes mantenemos abiertos10sojos podemos leervolillnenesenteros en 10 que contemplamosa nuestro alrededor" (E. T. Hall)

Metidos en el terreno de la comunica-cion no verbal, la proxemica es la encar-gada de estudiar el uso y percepcion delespacio social y personal. Una de susespecialidades es la observacion de lasdistancias conversacionales y como estasvarian seglin el sexo, el estatus, los roles,

((8sode marcar territorio, aunque aparentaser muy anima~es tamhien una conductahumana quepracticamos a diario"

la orientacion cultural y otros facto resque, en resumen, sirven para marcarnuestra territorialidad, 0- sea, los-espa-cios intocables.

Eso de marcar territorio, aunqueaparenta ser muy animal, es tambienuna conducta humana que practicamosa diario, y no solo con los desconocidos.Tambien en el seno familiar solemoscontraer 0 expandir nuestra subjetivaburbuja personal segun con quien nosrelacionemos. Incluso en las relacionesmas intimas, los espacios y las distanciassuelen tener sus significados. Nuestrosestados internos 0 la valoracion de larelacion con el otTOse traducen en con-ductas visibles, aunque silenciosas. Lapresencia del otro, sobre todo cuandono nos apetece, cuando estamos enfada-dos, por ejemplo, se hace intrusiva y

puede llegar a ser vivida como unacontaminaci6n de nuestro espacio einduso una violaci6n de nuestra-esferapersonal.

Observen que cuando una personaesta muy irritada, cualquier acerca-mien to tiene como respuesta ese reite-rado "No me toques".

Algo as! suelen sentir aquellas perso-nas que sufren cuando su interlocutor esde esos que las agarran pOIel brazo, se lesacercan mucho y les hablan con la bocapracticamente pegada a la oreja.

Ciertamente, el sentido de la proxe-mica pasa inadvertido para muchas per-sonas que, lejos de captar la incomodi-dad que puede sentir el otro, creen queno hay mejor senal de su sincera con-fianza. iQue lejos estan a veces las con-ductas de las intenciones! >

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saludables.

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ACERCAMIENTOSCULTURALESL1BROS'La comunicacion no verbal: de Mark L.Knapp (Paidos.1982).

',Que dice este gesto?: de Paul Ekman(RBA.2004).'La isla de los cinco faros: de FerranRamon-Cortes (RBA, 2007).

PELiCULAS'Mejor imposible: de James L. Brooks.'Atraccion fatal: de Adrian Lyne.'Darshan. el abrazo: de Jan Kounen.

CANCIONES'La huella de tu mirada: de JorgeDrexler. En el disco 'Uueve:

'EI mar de tus caricias: de SergioDalma. Del album '1000 10 que quieras:

'Dibuix: de Uuis Uach. Del album'Somniem:

> EFECTOSDELACONDUCTATAcTIL

':A.menudo hablamos de comohablamos, y frecuentementetratamos de ver como vemos,pero, por aIguna razon, raramentehemos paIpado como paIpamos"(Desmond Morris)

Parece que nuestras primeras e},:perien-cias tactiles, en la infancia, resultandecisivas para la adaptaci6n mental yemocional posterior. Me imagino queen la mas tierna infancia, entre los arru-macos, los vaivenes en diferentes bra-zos y la frustraci6n de no poder elegir nicuando ni c6mo ni a quien tocar, acruacomo un registro sensitivo que va a con-dicionarnos el resto de la vida.

Pero ademas de ser tocados, estanuestra experiencia tactil, nuestro des-pertar alas texturas y 10que inconscien-temente asociamos a ellas segtin 10quenos proporcionan. S610 asi se explicanreacciones viscerales ante caras, gestos yconductas ajenas. Por eso solemos usar

expresiones como" es una cuesti6n depiel" para designar la incompren-

sible conducta de acercamientoo de rechazo que sentimoshacia unos u otros.

No s610 las pieles son dis-criminadoras. Habitualmente

10 suelen ser mas las situacio-nes que facilitan 0 inhiben laexpresi6n tactil. Entonces, al ana-lizar cualquier contacto interper-

sonal, deberemos acudir a estas tressimples preguntas: ;.quien toca a

quien?, ;,d6nde?, y ;,en que medida? Dosanalistas, Heslin y Boss, observarondiferentes pautas de conducta tactil ypropusieron una taxonomia con dife-rentes gradaciones, desde el contactomas impersonal hasta el autenticamente

intimo: funcional-profesional, social-cortes, amistad-calidez, amor-intimi-dad, excitaci6n sexual.

MlRARYTOCAR"EI noventa por ciento de todafelicidad s6lida y duradera se debeaI afecto" (Clive Staples Lewis)

AI ser humano Ie gusta, de hecho nece-sita, ser reconocido. Yeso s61010puedehacer otro ser humano. Mas alla de losmeritos por 10 que hacemos 0 de lostalentos por los que podemos ser admi-rados, existe un reconocimiento que noes valorativo, sino incondicional, esen-cial: el gesto de aprecio. Cuando to donos va mal, cuando sufrimos los avataresde la existencia, 10 Unico que nos con-suela es el afecto de los demas. Tambiencuando nos instalamos en el bienestar yen la alegria del coraz6n somos mas sen-sibles al abrazo, alas sonrisas, alasmuestras de carillo que rozan a veces elhistrionismo.

Dice la voz popular que "el racehace el carino". Sin lugar a dudas, nohay palabras, ni teorias ni argumenta-ciones que suplan la experiencia de lamirada, del tacto, de las caricias, los.abrazos y los efectos que conllevan. Losmejores poemas, las canciones masentranables, muchas expresiones artls-ticas son una abstracci6n de esa expe-riencia 0 de su ausencia.

Los limites de nuestra piel son lafrontera can el mundo exterior y can losdemas.

Por eso el race entre pieles acabasiendo 10mas intimo entre el yo y el ill. Yeso no 10 despierta cualquiera, sinoaquellos 0 aquellas que, par el misteriode la vida, tienen un pasaporte magi copara cruzar sutilmente nuestras fronte-ras personales .•

((c.J\(uestrasprimeras experieneias tdetiles,en la infaneia, resultan deeisivas para laadaptaeion mental y emoeional posterior"