Ponencia. Manifestaciones Patriarcales en La Lírica Griega Arcaica.

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{PAGE } LAS MANIFESTACIONES PATRIARCALES EN LA LÍRICA GRIEGA AR- CAICA. IMÁGENES DE LA MUJER M.L. Manuel Antonio Alvarado Murillo Por todos es conocido el hecho de que la cultura de la Grecia antigua fue, si se quie- re, excesivamente patriarcal y, por qué no pensar que, dado el grado de influencia tenido por ella sobre el Occidente, haya sido la principal transmisora de esta visión de mundo y esta estructura social. No fue, por supuesto, que los habitantes de los Balcanes fueran pa- triarcales desde su ignoto principio, sino que esta tendencia la adquirieron a partir de su fusión con los pueblos indoeuropeos, venidos probablemente del Norte y quienes comen- zaron su arribo a la Península Balcánica ya en el segundo milenio antes de nuestra era. Anterior a la llegada de los indoeuropeos, los minoicos, quienes vivían en este territorio, dieron un culto muy especial a la naturaleza y a su principal manifestación: la diosa-madre, el principio femenino generador y dador de todo; no practicaron la guerra y sus ciudades, pacíficamente se extendían sobre abiertas llanuras sin ninguna protección amurallada. La llegada de los indoeuropeos marca un cambio drástico en la cultura de la civilización mi- noica pues introduce la idea de un orden jerárquico regido por el varón, la trilogía divina masculina, el método de la guerra como estrategia de dominio y, sobre todo, la minimiza- ción de los roles femeninos en la sociedad. Como es bien sabido, los cambios sociales, políticos, económicos y religiosos no so- lo se manifiestan en sus ámbitos respectivos, sino también en la literatura, la cual actúa como un canal de divulgación y, muchas veces de promoción, de la ideología imperante en una determinada sociedad. Así pues, la literatura de la Grecia antigua no fue ajena a este comportamiento casi que inherente al quehacer literario, y ya en la épica homérica y hesió- dica, las primeras manifestaciones de esta indiscutible literatura clásica, encontramos los primeros atisbos de esta paulatina imposición ideológica. No obstante, no hemos seleccio- nado este espacio para dedicarlo a la épica, estudio ya de por sí exhaustivo e interesante, sino a una selección de aspectos que podemos percibir en la lírica, cuyos orígenes se pier- den en la Edad Heroica y sus primeros textos datan del siglo VII antes de nuestra era. Es a mediados de esta centuria en donde, según Francisco Rodríguez Adrados (1986, p. 11), se coloca la ἀκμή de Arquíloco y Terpandro, y a partir de ellos hacen su aparición todos los

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Literatura griega

Transcript of Ponencia. Manifestaciones Patriarcales en La Lírica Griega Arcaica.

  • {PAGE } LAS MANIFESTACIONES PATRIARCALES EN LA LRICA GRIEGA AR-

    CAICA. IMGENES DE LA MUJER

    M.L. Manuel Antonio Alvarado Murillo

    Por todos es conocido el hecho de que la cultura de la Grecia antigua fue, si se quie-

    re, excesivamente patriarcal y, por qu no pensar que, dado el grado de influencia tenido

    por ella sobre el Occidente, haya sido la principal transmisora de esta visin de mundo y

    esta estructura social. No fue, por supuesto, que los habitantes de los Balcanes fueran pa-

    triarcales desde su ignoto principio, sino que esta tendencia la adquirieron a partir de su

    fusin con los pueblos indoeuropeos, venidos probablemente del Norte y quienes comen-

    zaron su arribo a la Pennsula Balcnica ya en el segundo milenio antes de nuestra era.

    Anterior a la llegada de los indoeuropeos, los minoicos, quienes vivan en este territorio,

    dieron un culto muy especial a la naturaleza y a su principal manifestacin: la diosa-madre,

    el principio femenino generador y dador de todo; no practicaron la guerra y sus ciudades,

    pacficamente se extendan sobre abiertas llanuras sin ninguna proteccin amurallada. La

    llegada de los indoeuropeos marca un cambio drstico en la cultura de la civilizacin mi-

    noica pues introduce la idea de un orden jerrquico regido por el varn, la triloga divina

    masculina, el mtodo de la guerra como estrategia de dominio y, sobre todo, la minimiza-

    cin de los roles femeninos en la sociedad.

    Como es bien sabido, los cambios sociales, polticos, econmicos y religiosos no so-

    lo se manifiestan en sus mbitos respectivos, sino tambin en la literatura, la cual acta

    como un canal de divulgacin y, muchas veces de promocin, de la ideologa imperante en

    una determinada sociedad. As pues, la literatura de la Grecia antigua no fue ajena a este

    comportamiento casi que inherente al quehacer literario, y ya en la pica homrica y hesi-

    dica, las primeras manifestaciones de esta indiscutible literatura clsica, encontramos los

    primeros atisbos de esta paulatina imposicin ideolgica. No obstante, no hemos seleccio-

    nado este espacio para dedicarlo a la pica, estudio ya de por s exhaustivo e interesante,

    sino a una seleccin de aspectos que podemos percibir en la lrica, cuyos orgenes se pier-

    den en la Edad Heroica y sus primeros textos datan del siglo VII antes de nuestra era. Es a

    mediados de esta centuria en donde, segn Francisco Rodrguez Adrados (1986, p. 11), se

    coloca la de Arquloco y Terpandro, y a partir de ellos hacen su aparicin todos los

  • {PAGE } dems poetas, corales y mondicos, que engalanan las pginas de la historia literaria grie-

    ga.

    Aparte de lo relacionado con la ideologa patriarcal, resulta tambin interesante sea-

    lar que es en el gnero lrico donde vamos a encontrar por primera vez en la literatura grie-

    ga, la autora femenina. En el gnero anterior, el pico, la mujer no escribe, muy posible-

    mente porque los temas heroicos y aventureros no se avenan a su condicin de mujer: ella

    no participaba de las batallas, no haca viajes, no practicaba la pedagoga ni tena la sufi-

    ciente libertad de movimientos para recorrer los palacios y ciudades cantando como lo hac-

    an los aedos. La lrica, en cambio, vino a servirle como un espacio de refugio desde el

    cual trat temas acordes con su esfera domstica y estrechamente vinculados a lo cotidia-

    no, a sus sentimientos, gustos y reflexiones, los cuales no invadan en absoluto la esfera

    pblica dominada por el varn y donde los temas preponderantes se referan a la poltica,

    la arenga guerrera, el mundo del simposio, la gloria deportiva o los asuntos filosficos.

    Las poetas hablaron de la mujer y de los temas femeninos. Tambin los poetas hablaron de

    la mujer, pero las imgenes que de ella presentaron pueden calificarse de estereotipos

    construidos por la visin androcntrica, de ah que como lo seala la filloga costarricense

    Mara Ester Conejo, la apreciacin masculina de las mujeres en la lrica griega es sola-

    mente un acercamiento ms o menos idealizado hacia lo positivo o hacia lo negativo de esa

    realidad que fue la mujer griega (1996, p. 91). Sobre estas imgenes hablaremos se-

    guidamente.

    Arquloco, por ejemplo, presenta a la mujer en relacin con los sentimientos y la pa-

    sin que despiertan en l (Mercedes Madrid, 1995, p. 91). As, unas sern bellas y desea-

    bles si el amor est embargando el corazn del poeta y otras, en cambio, sern viejas y

    despreciables si el rencor envuelve su corazn; Nebula, por ejemplo, es deseable en cuan-

    to despierta la pasin: Ojal me fuera dado tocar la mano de Nebula! (Frag. 204), ...y

    caer sobre el odre dispuesto a hacer algo y colocar el vientre sobre el vientre y los muslos

    sobre los muslos (Frag. 205). Cuando la muchacha ha dejado de importarle sexualmente,

    el poeta se desborda en versos de un vil menosprecio hacia ella que tienden a degradarla:

    No est tan floreciente como antes su suave piel, pues ya se marchita y el surco de la ve-

    jez funesta te derrota (Frag. 80) o alguno peor: Gorda, mujer pblica, prostituta, co-

    rrompida (Frag. 88).

    En Calino y Tirteo, representantes de la elega guerrera, la presencia de la mujer es

    mnima y, cuando aparece, siempre lo hace en relacin con el tema blico.

  • {PAGE } Calino de feso hace una sola vez mencin de la mujer en los fragmentos que de l

    se conservan, y es precisamente en el momento en que se llena de indignacin ante la co-

    barda de los jvenes que se resisten a ir a la guerra. Ante esta situacin, opuesta a la idea

    de aret manejada en la Edad Heroica, el poeta persuade a los mancebos con un estereoti-

    pado argumento logocntrico: Hasta cundo permaneceris sin obrar? Cundo, oh

    jvenes, llegaris a tener un corazn valeroso? [...]. Porque es honroso y bello para un

    hombre luchar con el enemigo por su tierra y sus hijos y su esposa legtima (Frag. 1). En

    otras palabras, Calino insiste en presentar a la mujer como un ser desvalido, incapaz de

    cuidarse a s misma y, por tanto, subordinada al varn, el fuerte, su protector. Y ni qu

    hablar de la sutileza del poeta al sealar que dicha proteccin la da el hombre a la mujer

    legtima ( ), pues de ella se infiere la existencia de la concubina (), cuyo desprecio social se desprende finalmente de los versos expuestos.

    Tirteo, por su parte, al igual que Calino, solo en una ocasin menciona a la mujer y lo hace en el mismo sentido del poeta de feso: Porque es hermoso que un valiente muera, cado en las primeras filas, luchando por su patria, pues es doloroso vivir como un mendigo, abandonado de la patria y errante con la madre querida, el padre anciano, los hijos an nios y la esposa legtima... (Frag. 6). De nuevo se percibe la idea del hombre fuerte que protege a quienes son sus subordinados: la madre y el padre viejos, los hijos y la esposa legtima.

    Semnides podra ser catalogado como el ms misgino de los lricos griegos, pues su ataque a las mujeres es violento e inadmisible. l establece una especie de catlogo en el que hace descender a las mujeres de distintos animales caracterizados por su aspecto desprecia-ble, su astucia, perversidad o estulticia. Y finaliza su Yambo 8 con una exaltacin de una sola mujer que, para l, es la nica que le ser til al hombre y no lo avergonzar ni lo dejar en ridculo: aquella nacida de la abeja, pues esta sola no da lugar a murmuraciones y la hacienda florece y aumenta por su casa. Amante de su marido, envejece junto a l, que la ama a su vez, y engendra una prole hermosa y de ilustre nombre. Llega a ser ilustre entre todas las mujeres y la envuelve una gracia divina [...]. Estas son las mujeres mejores y ms inteligentes que Zeus hace presente a los hombres...

    Hiponacte es otro poeta en que la mujer aparece pocas veces, pero cuando la mencio-na, sus referencias hacia ella, quizs de un tono festivo, estn cargadas de androcentrismo: Dos son los das ms agradables con la mujer: cuando uno se casa con ella y cuando la saca a enterrar (Frag. 68).

    Foclides sigue en su poesa, con respecto a la mujer, una lnea similar a la de Semni-des, aunque segn el crtico alemn O. Immisch, citado por Rodrguez Adrados, para finales del siglo VII antes de nuestra era poda existir en Grecia una tendencia generalizada de des-

  • {PAGE } precio hacia las mujeres, dadas algunas creencias populares que sealaban lo perniciosas que eran (en Rodrguez Adrados, 1986, p.p. 234-235): ...las distintas clases de mujeres nacieron de estos cuatro animales: de la perra, de la abeja, del terrible jabal y de la yegua de larga crin. Estas ltimas son robustas, rpidas, corretonas, hermosas; la hija del terrible jabal no es ni buena ni mala; la de la perra, es insoportable y brutal; y la de la abeja, buen ama de casa y sabe hacer su trabajo: de esta pide alcanzar a los dioses, oh amigo, la boda codiciable (Mxima # 2).

    Es en la lrica coral de Alcmn en donde la presencia femenina se percibe con mayor fuerza. l exalta la gracia y hermosura de las jvenes espartanas en sus partenios, principal-mente en el primero y tercero, donde menciona a gido, semejante a la luz y de pies sonan-tes; a Hegescora, la segunda en belleza, con rostro de plata y cabellos de oro, y a Astimelesa, cual estrella fugaz y suave como un plumn. Tambin menciona a Nanno, Areta, Silcide, Cleesisera, Astfide, Filila, Demareta, Viantmide, Enesmbrota, Clesmbrota y Magalstrata.

    Resulta importante destacar cun distinta es la valoracin de la mujer hecha en la lrica de Alcmn, aunque de igual forma se deduzcan de ella los atributos que la sociedad masculi-na deseaba tuvieran las mujeres. Pese a esto, la mujer no es comparada aqu con ningn animal despreciable, astuto o peligroso; por el contrario, es elevada a la cima metafrica de la belleza y exaltada principalmente por su inteligencia.

    No es de extraar que dicha visin se tuviera en Esparta, la patria de Alcmn, y tam-bin en Lesbos, regiones donde segn parece las mujeres eran altamente valoradas por su belleza y talento (Sara Pomeroy, 1999, p. 32), e incluso, no era mal visto el hecho de que entre ellas se dieran relaciones homoerticas. Sobre esto ltimo, algunos estudiosos, anali-zando la situacin desde una ptica androcntrica, han afirmado que las relaciones sexuales entre las mujeres se dieron al ser despreciadas por los hombres; sin embargo, Sara Pomeroy aclara que ms bien pudieron amarse entre s en un medio ambiente en el que la totalidad de la sociedad tena a las mujeres en gran estima y las educaba en forma semejante a los hombres de su misma clase, permitindoles continuar en su madurez los afectos formados en el contexto social y educativo, enteramente femenino, de la juventud (1999, p. 71).

    En el resto de la lrica coral, la presencia de la mujer se circunscribe a la mencin de las grandes heronas del mito, pero no por sus cualidades o acciones realizadas, sino por su con-dicin de madres, esposas o hijas de los grandes hroes, y como tales son valoradas. bico, por ejemplo, menciona a la rubia Helena y le achaca la destruccin de Troya, la ciudad del gran Pramo; tambin se refiere a Casandra como la hija del rey Dardnida, y a Hilis, madre de Cianipo, el segundo hroe ms bello que luchara en la Ilon: ...de Pramo Dardnida la gran ciudad ilustre y rica destruyeron, de Argos partiendo por los designios del gran Zeus, por la belleza de la rubia Helena entrando en lucha celebrada en cantos a lo largo de guerra

  • {PAGE } rica en lgrimas; y a Prgamo subi, la ciudad sufridora, la desdicha por causa de Cipris de rubia cabellera (Frag. 1).

    Estescoro compuso al menos tres poemas que tenan por ttulo nombres femeninos: Erifila, Europa y Helena; pero de ellos nada ha quedado. Aparte de esto, en los fragmentos conservados cita a mujeres como Calrroe, madre de Menetes; Helena, Hermo-ne y Polixena, hija de Pramo; mas lo ruinoso del texto no permite obtener conclusiones vli-das sobre la visin de la mujer tenida por este poeta. Igualmente seran del todo imprecisas las afirmaciones que pudieran hacerse sobre las Palinodias, aunque parece ser que en ellas Estescoro reivindicaba la castidad de Helena y atacaba a Homero, quien hizo que la hija de Tndaro marchara a Troya, y a Hesodo, quien se refiriera a una aventura de la joven con el ateniense Teseo (Rodrguez Adrados, 1986, p. 213): No es verdad ese relato: ni te embar-caste en las naves de hermosos bancos ni llegaste a la ciudadela de Troya (Frag. 55).

    En los fragmentos de Simnides se menciona a Alcmena, por su condicin de madre de Heracles: Ni el fuerte Plux lanzara sus puos contra l, ni el frreo hijo de Alcmena... (Frag. 4). Tambin hay un poema en el que Dnae eleva una splica lastimera a Zeus, para que este la proteja junto con su hijo Perseo, de la muerte a la que han sido condenados por la ambicin de un poder patriarcal. El eterno tema de la madre y el hijo, de connotaciones altamente logocntricas, es presentado ahora por Simnides y reforzado con la idea de una mujer insignificante que en su humildad se atreve a dirigir una splica al omnipotente padre, portador de la justicia, y por su audacia, rasgo no propio del paradigma femenino patriarcal, implora el perdn del gran dios: Hijo, qu sufrimiento tengo!; y t duermes en tanto y con tu ser de nio que mama an sigues dormido en este leo inhspito de broncneos clavos, brillante como la noche [...]. Yo te lo pido, duerme, nio, y duerma el mar y duerma la des-gracia sin medida; y venga un cambio, padre Zeus, de ti. Y la palabra que o demasiado au-daz o fuera de justicia yo pronuncio, perdname por ella. (Frag. 26).

    En la poesa de Pndaro, dada su naturaleza temtica, las mujeres tienen una mayor presencia; pero como el inters del poeta est centrado en las hazaas heroicas de grandes hombres, las heronas no realizan por lo general ninguna actividad ni tienen un papel en el desarrollo del relato mtico, sino que el poeta las trae a colacin como referentes para preci-sar mejor la identidad de un personaje masculino o evidenciar los entronques de las estirpes de los hroes protagonistas, y cuando en algn caso se detiene en la historia de alguna mujer, el inters est siempre centrado en el esposo, o en el hijo, es decir, la historia de la herona es subsidiaria de la del hroe (Mercedes Madrid, 1995, p. 139).

    Aunado a lo anterior, es evidente el hecho de que algunas de estas mujeres mticas sean presentadas no tanto por la relacin que puedan tener con un hroe, sino por las acciones nefastas cometidas en contra de un varn. As, aparecen Clitemnestra, a quien el poeta califi-

  • {PAGE } ca de implacable mujer por asesinar al Atrida Agamenn, y condena su enamoramiento de Egisto como el ms enemigo error para las jvenes esposas (Ptica XI, v.v. 16-26); Corni-de, la que despus de unirse a Apolo y quedar embarazada del dios, tuvo tamaa ceguera y se acost con un extranjero, razn por la cual el hijo de Leto envi a su hermana para que la abatiera con su ureo dardo (Ptica III, v.v. 8-44), e Hiplita, que con artes dolosas con-venci a su marido Acasto para que acabara con la vida de Peleo, ya que supuestamente este haba tratado de seducirla (Nemea IV, v.v. 57-60).

    En las Odas de Baqulides, el tratamiento de las mujeres no es menos marginal que en Pndaro. Aparecen Dextea, a la que someti Minos y de cuya unin naci Euxancia, que sera soberano de Ceos (Oda I, v.v. 115-127); la hermosa Eribea, madre del valeroso hroe Ayante (Oda XIII, v.v. 94-115) y Deyanira, quien perdida por la amplia fuerza de los celos caus la muerte de Heracles y por ella, su propio ahorcamiento (Oda XVI, v.v. 22-35). Se detiene el poeta de Ceos un poco en las figuras de las Prtides, las cuales por algn acto de impiedad cometido contra Hera, enfermaron de locura y recorrieron durante trece meses la Arglide y el Peloponeso, y en Altea, a la que Baqulides califica de despiadada, madre malhadada e intrpida mujer, por haber apresurado la muerte de su hijo Meleagro, des-pus de que este diera muerte a sus dos tos maternos (Oda V, v.v. 137-144).

    En general, puede que los poetas lricos griegos tienen una visin bastante superficial de la mujer: ven en ella su juventud y belleza, y por eso la desean, o su madurez y prdida de atractivo, y por eso la abandonan y la desprecian; la toman como objeto sexual para satisfacer sus impulsos y la desprecian cuando adopta un comportamiento contrario a la moral del pa-triarcado; la mencionan cuando ha sido la progenitora de un hroe o cuando ha tenido algu-na participacin marginal en las hazaas heroicas y es el blanco del vituperio cuando sus ac-tos afectan la condicin propia del varn en la sociedad patriarcal.

    Ante esta superficialidad de tratamiento, las poetas elaboran un discurso impugnador en el que se van a manifestar tal cuales son, en su mundo, en la definicin y expresin de sus sentimientos, en las relaciones con sus seres amados, en sus juegos y en todas aquellas peque-as cosas que los hombres no pueden captar de ellas por el exceso de logos e insensibilidad que el patriarcado les haba conferido.

    Safo de Lesbos es, sin duda alguna, la ms importante poeta de toda la literatura griega antigua. Su poesa, impregnada totalmente de la presencia femenina, constituye un verdade-ro monumento a la valoracin de la mujer en un mundo casi exclusivo de los hombres. En su escuela o casa de las Musas ( ), como ella misma la llam (Frag. 50), Safo canta por primera vez al amor en forma personal y profunda, haciendo caso omiso de las convenciones sociales, religiosas o literarias; ella, como mujer, concibe y define un senti-miento distinto: si los hombres buscan la belleza fsica y el sexo, y aman la poltica y la guerra,

  • {PAGE } ella, como mujer, opina de manera opuesta: Ya dicen que la tropa montada en carros, ya la de los infantes, ya la de los navos, sobre la tierra negra es lo ms bello; pero yo, que es aque-llo que uno ama (Frag. 16).

    El amor en Safo no es amor a lo fsico o a lo sexual, es un sentimiento ntimo y verda-dero que produce tanto el deseo, la alegra, la plenitud, como el dolor, la insatisfaccin, los celos y el odio. Ella ama a sus discpulas y cuando estas deben partir, las aora con tal ve-hemencia, que desea morir: quiero morirme sin engao, ella me abandon entre sollozos... (frag. 94). En otras ocasiones invoca a Afrodita, su gran aliada en la batalla del amor, para que la socorra y le ayude: Inmortal Afrodita de polcromo trono, hija de Zeus, trenzadora de engaos, yo te imploro... (Frag. 1). Y en los himeneos y epitalamios, aunque se mencio-na a los varones, el protagonismo es femenino: la novia es la doncella separada de la madre en la hora vespertina (Frag. 104), la dulce manzana inalcanzable (Frag. 105a), el jacinto blanco de las montaas (Frag. 105b).

    En cuanto a sus relaciones familiares, no parece darse en Safo, de acuerdo con los da-tos biogrficos conservados, una subordinacin de ella como mujer ante los varones: Safo es, sin duda, el centro de la vida de su familia (Rodrguez Adrados, 1986, p. 342); es la mu-jer que ordena, que aconseja, que soporta los embates polticos, que invoca a Afrodita y a las Nereidas para que ayuden a su hermano Caraxo y sobre todo, la que ama entraablemente a su hija: Tengo una bella nia, de aspecto semejante a las flores de oro, mi querida Cleis, a cambio de la cual ni Lidia entera ni la deseable... (Frag. 132).

    Otras poetas griegas tambin presentaron sus imgenes de s mismas y de las dems mujeres desde el entorno que les haba construido el patriarcado, tales como Corina de Ta-nagra, Telesila de Argos y Praxila de Sicin; pero este espacio no nos permite profundizar en ellas. Sin embargo, despus de realizar un somero anlisis de las imgenes femeninas mos-tradas por los poetas que la tradicin literaria ha sealado como clsicos, podemos afirmar que las imgenes de los poetas son superficiales y estereotipadas, ligadas a un deseo de domi-nio sexual y social; mientras que las imgenes femeninas de las poetas ponen de manifiesto su capacidad creadora dentro del espacio cotidiano cerrado en el que se movan, y dicha capa-cidad creadora no debemos verla nicamente en la concepcin de hijos para los hombres, ni en el trenzado de urdimbres y tramas, ni en la preparacin diaria de los alimentos, sino en la creacin de un mundo potico que no poda expresar ms que aquello a lo que los hombres las haban confinado: lo cotidiano, lo domstico. Mas las poetas rompieron este espacio y fueron capaces de matizar esta esfera con sus deseos, ansiedades y anhelos reprimidos que queran salrseles y empujarlas a un ms all donde comprenderan que no todo era encierro, maternidad, hilos, alimentos y sumisin.