Política Fiscal 1980-1990
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POLÍTICA FISCAL 1980-1990
¿Qué tipo de política fiscal se siguió: expansionista o contraccionista?
A inicios de los ochenta el gobierno fomentaba una clara política de expansión fiscal;
el gasto en fomento económico representaba cerca del 40.5% del total, y el gasto destinado
al desarrollo social alcanzó uno de sus niveles máximos, ya que representaba el 33.2% del
gasto total.
La política fiscal expansiva generó un déficit financiero del sector público de 11.1%
como porcentaje del PIB, que aunado a un aumento paulatino de la deuda interna y externa,
ocasionó que gran parte del presupuesto de egresos se dedicara al pago de ésta. Así, el gasto
para el fomento económico, muy en particular el gasto destinado a la inversión pública,
disminuyó provocando un freno de la actividad económica del país.
¿Cuáles fueron sus efectos sobre la economía mexicana?.
La caída del precio del petróleo a inicios de los ochenta dejó al país con pocos ingresos, lo
que aunado a una profunda crisis económica obligó al gobierno federal a cambiar de un
modelo económico basado en la política de sustitución de importaciones a una política de
apertura comercial y libertad económica; así, en 1983 se implementó el Programa
Inmediato de Reordenación Económica (PIRE), donde se fijaron dos objetivos principales:
la estabilización de la economía y el cambio estructural mediante una política neoliberal y
de apertura económica. Para lograrlo era de suma importancia sanear las finanzas públicas,
aumentando los ingresos del gobierno a través de la venta de empresas públicas, además de
aplicar fuertes recortes de personal y de una disminución del gasto público. Por lo anterior,
de 1983 a
1987 el crecimiento de la economía se vio frenado, ya que el motor del mismo era el
gasto público, y ante la disminución real de éste, la actividad económica del país
disminuyó.
A pesar de la renegociación de la deuda, el pago de intereses y amortizaciones representaba
cerca del 50% del presupuesto, que aunado a la baja recaudación fiscal y a una reducción
de los ingresos provenientes del petróleo provocó que el gasto, sobre todo en el área social
como salud, vivienda y educación, disminuyera. En general, de 1988 hasta la primera
mitad de la década de los noventa se mantiene una política de disminución del gasto
público, ya que el objetivo principal de la política económica fue estabilizar el nivel de
precios a través de un equilibrio presupuestario.
La crisis financiera de finales de 1994 generó un fuerte ajuste del gasto público; de
hecho existió un cambio de estructura del mismo, lo que implica una aplicación racional de
los recursos y una disminución drástica de los estímulos fiscales En adelante y hasta el año
2000, se agudizó aún más la racionalización del gasto, y éste no presentó crecimientos
importantes.