Poesia Juan de Dios Peza

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Adúltera Carta El callejón del beso El cuento de Margot «Este era un rey...» Fusiles y muñecas Juegos del alma Las bodas Nieve de estío Post-umbra Reír llorando

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Compendio de poesias del autos Juan de Dios Peza

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Adltera

Carta

El callejn del beso El cuento de Margot

Este era un rey...

Fusiles y muecas

Juegos del alma

Las bodas

Nieve de esto

Post-umbra

Rer llorando

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Adltera

Tienes como Luzbel, formas tan bellase el hombre olvida al verte, enamorado,que son tus ojos negros dos estrellasveladas por la sombra del pecado.

Y no turbas, hipcrita el reposoel Pobre hogar con que tu falta escudas,porque a besar te atreves al esposo,como besara a Jesucristo Judas.

An sus flores te da la primaveray ya tienes el alma envilecida!...Ya llegars a ver, aunque no quieras,el horizonte oscuro de tu vida.

Desdeas los sagrados embelesosdel casto hogar de la mujer honrada;y audaz ostentas el vender tus besoslas llamas del infierno en tu mirada.

Manchas el suelo que tu planta pisay manchas lo que tocas con la mano;te dio Lucrecia Borgia su sonrisay Mesalina su perfil romano.

Brota el deleite de tus labios rojos;se aparta la virtud de tu presencia;porque ms negras, ms negra que tus ojos,tienes, mujer, el alma y la conciencia.

Rosas de abril parecen tus mejillas;mrmol de Paros, tu ondulante seno;ms... ay!, que tan excelsas maravillasson del barro noms del cieno.

Reina del mal: t tienes por diademala infamia, que con nada se redime;el pudor es un ascua que te quema,el deber es un yugo que te oprime.

Tienen las gracias con que al mundo halagasprecio vil en mercancas repugnantes,y te envaneces de cubrir tus llagascon seda recamada de brillantes.

En este siglo en que el honor campeano te ha de perdonar ni el vulgo necio;hieren ms que las piedras de Judealos dardos de la burla y el desprecio.

Maana, enferma, pobre, abandonada,de la mundana compasin proscrita,el honor, cuando mueras humillada,sobre tu fosa escribir... Maldita!...

Carta

Con letras ya borradas por los aos,en un papel que el tiempo ha carcomido,smbolo de pasados desengaos,guardo una carta que sell el olvido.

La escribi una mujer joven y bella.Descubrir su nombre? No, no quiero!pues siempre he sido, por mi buena estrella,para todas las damas caballero.

Qu ser alguna vez no esper en vanoalgo que, si se frustra, mortifica?Misterios que al papel lleva la mano,El tiempo los descubre y los publica,

Aquellos que juzgronme felicesen amores; que halagan mi amor propio,aprendan de memoria lo que dicela triste historia que a la letra copio:

Dicen que las mujeres slo llorancuando quieren fingir hondos pesares,los que tan falsa mxima atesoran,muy torpes deben ser o muy vulgares.

Si cayera mi llanto hasta las hojasdonde temblando est la mano ma,para poder decirte mis congojas,con lgrimas mi carta escribira.

Mas si el llanto es tan claro que no pinta,y hay que usar de otra tinta ms obscura,la negra escoger, porque es la tintadonde ms se refleja mi amargura.

Aunque no soy para soar esquivas que para soar nac despierta.Me he sentido morir, y an estoy viva;Tengo ansias de vivir, y ya estoy muerta.

Me acosan del dolor fieros vestigios.Qu amargas son las lgrimas primeras!Pesan sobre mi vida veinte siglos,y apenas cumplo veinte primaveras.

En esta horrible lucha en que batallo,aun cuando dbil tu consuelo imploro,quiero decir que lloro y me lo callo,y ms risuea estoy cuando ms lloro.

Por qu te conoc? Cuando temblandode pasin, slo entonces no mentida,me llegaste a decir: te estoy amandocon un amor que es vida de mi vida!

Qu te respond yo? Baj la frente;triste y convulsa, te estrech la mano,porque un amor que nace tan vehemente,es natural que muera muy temprano.

Tus versos para m conmovedoreslos juzgu flores puras y divinas,olvidando, insensata, que las florestodo lo pierden, menos las espinas.

Yo, que como mujer, soy vanidosa,me vi feliz creyndome adorada,sin ver que la ilusin es una rosaque vive solamente una alborada.

Cuntos de los crepsculos que admiras,pasamos entre dulces vaguedades,las verdades juzgndolas mentiras,las mentiras creyndolas verdades!

Me hablabas de tu amor, y absorta y loca,me imaginaba estar dentro de un cielo,y al contemplar tus ojos y tu bocatu misma sombra me causaba celo.

Al verme embelesada al escucharte,clamaste,-aprovechando mi embeleso-,Djame arrodillar para adorarte,y al verte de rodillas te di un beso.

Te bes con arrojo, no se asombreun alma escrupulosa o timorata:la insensatez no es culpa. Bes a un hombre,porque toda pasin es insensata.

Debo aqu confesar que un beso ardiente,aunque robe la dicha y el sosiego,es el placer ms grande que se sientecuando se tiene un corazn de fuego.

Cuando toqu tus labios fue precisosoar que aquel placer se hiciera eterno.Mujeres: es el beso un parasopor donde entramos muchas al infierno.

Despus de aquella vez, en otras muchas,apasionado t, yo enternecida,quedaste vencedor en esas luchastan dulces en la aurora de la vida.

Cuntas promesas, cuntos devaneos!El grande amor con el desdn se paga;toda llama que avivan los deseos,pronto encuentra la nieve que la apaga.

Te quisiera culpar y no me atrevo;es, despus de gozar, justo el hasto;yo, que soy un cadver que me muevo,del amor de mi madre desconfo.

Me engaaste, y no te hago ni un reproche,era tu voluntad y fue mi anhelo;reza, dice mi madre, en cada noche;y tengo miedo de invocar al cielo.

Pronto voy a morir; esa es mi suerte.Quin se opone a las leyes del destino?Aunque es camino obscuro el de la muerte,quin no llega a cruzar, ese camino?

En l te encontrar; todo derrumbael tiempo, y t caers bajo su peso:tengo que devolverte en ultratumbatodo el mal que me diste con tu beso.

Maana he de vivir en tu memoria?En aquella regin quiz sombramostrar a Dios podremos nuestra historia.Adis... Adis... hasta el terrible da.

Le estas lneas y en eterna ausenciaesa cita fatal vivo esperando...Y sintiendo la noche en mi conciencia,guard la carta y me qued llorando.

El callejn del beso

Una noche invernal, de las ms bellascon que engalana enero sus rigoresy en que asoman la luna y las estrellascalmando penas e inspirando amores;noche en que estn galanes y doncellasolvidados de amargos sinsabores,al casto fuego de pasin secretaparodiando a Romeo y a Julieta.

En una de esas noches sosegadas,en que ni el viento a susurrar se atreve,ni al cruzar por las tristes enramadaslas mustias hojas de los fresnos mueveen que se ven las cimas argentadasque natura visti de eterna nieve,y en la distancia se dibujan vagoscopiando el cielo azul los quietos lagos;

lleg al pie de una angosta celosa,embozado y discreto un caballero,cuya mirada hipcrita escondacon la anchurosa falda del sombrero.Seal de previsin o de hidalguadejaba ver la punta de su aceroy en pie qued junto a vetusta puerta,como quien va a una cita y est alerta.

En gran silencio la ciudad dormida,tan slo turba su quietud serena,del Santo Oficio como voz temidadbil campana que distante suena,o de amor juvenil nota perdidaalguna apasionada cantilenao el rumor que entre plidos reflejossuelen alzar las rondas a lo lejos.

De pronto, aquel galn desconocidolevanta el rostro en actitud violentay cual del alto cielo desprendidoun ngel a su vista se presenta-Oh Manrique! Eres t? Tarde has venido!-Tarde dices, Leonor? Las horas cuenta.Y el tiempo que contesta a tal reprochedaba el reloj las doce de la noche.

Y dijo la doncella: - "Debo hablartecon todo el corazn; yo necesitola causa de mis celos explicarte.Mi amor, lo sabes bien, es infinito,tal vez ni muerta dejar de amartepero este amor lo juzgan un delitoporque no lo unirn sagrados lazos,puesto que vives en ajenos brazos.

"Mi padre, ayer, mirndome enfadadame pregunt, con duda, si era ciertoque me llegaste a hablar enamorado,y al ver mi confusin, l tan experto,sin preguntarme ms, agreg airado:prefiero verlo por mi mano muertoa dejar que con torpe alevosamancille el limpio honor de la hija ma.

"Y alguien que estaba all dijo imprudente:Ah! yo a Manrique conoc en Sevilla,es guapo, decidor, inteligente,donde quiera que est resalta y brilla,mas conozco tambin a una inocentemujer de alta familia de Castilla,en cuyo hogar, cual spid, se introdujoy la minti pasin y la sedujo.

Entonces yo celosa y consternadale pregunt con rabia y amargura,sintiendo en mi cerebro desbordadala fiebre del dolor y la locura:-Esa inocente vctima inmoladahoy llora en el olvido su ternura?Y el delator me respondi con saa:-No! La trajo Manrique a Nueva Espaa.

"Si es la mujer por condicin curiosay en inquirir concentra sus anhelos,es ms cuando ofendida y rencorosasiente en su pecho el dardo de los celosy yo, sin contenerme, loca, ansiosa,sin demandar alivios ni consuelos,le pregunt por vctima tan bellay en calma respondi: -Vive con ella.

"Despus de tal respuesta que ha dejadodudando entre lo efmero y lo ciertoa un corazn que siempre te ha adoradoy slo para ti late despierto,tal como deja un filtro envenenadoal que lo apura, sin color y yerto:no te sorprenda que a tu cita acudapara que t me aclares esta duda".

Pas un gran rato de silencio y luegoManrique dijo con la voz serena-"Desde que yo te vi te adoro ciegopor ti tengo de amor el alma llena;no s si esta pasin ni si este fuegome ennoblece, me salva o me condena,pero escucha, Leonor idolatrada,a nadie temo ni me importa nada.

"Muy joven era yo y en cierto dalibre de desengaos y dolores,llegu de capitn a Andaluca,la tierra de la gracia y los amores.Ni la maldad ni el mundo conoca,vagaba como tantos soadoresque en pos de algn amor dulce y profundoven como eterno carnaval el mundo.

"Encontr a una mujer joven y pura,y no s qu la dije de improviso,la asegur quererla con ternuray no puedo negrtelo: me quiso.Bien pronto, tom creces la aventura;so tener con ella un parasoporque ya en mis abuelos era fama:antes Dios, luego el Rey, despus mi dama.

"Y la llev conmigo; fue su anheloseguirme y fue mi voluntad entera;surgi un rival y le mat en un duelo,y despus de tal lance, aunque quisierapintar no puedo el ansia y el desveloque de aquella Sevilla, dentro y fuera,me dio el amor como tenaz castigodel rapto que me pesa y que maldigo.

"A noticias lleg del Soberanoesta amorosa y juvenil hazaay por salvarme me tendi su mano,y para hacerme diestro en la campaame mand con un jefe veteranoa esta bella regin de Nueva Espaa...Abandonaba a la mujer aquella?soy hidalgo, Leonor, vine con ella!

"Te conoc y te am, nada te importela causa del amor que me devora;la brjula, mi bien, siempre va al norte;la alondra siempre cantar a la aurora.No me amas ya? pues deja que soportea solas mi dolor hora tras hora;no demando tu amor como un tesoro,bstame con saber que yo te adoro!

"No adoro a esa mujer; jams acudoa mentirle pasin, pero t piensaque soy su amparo, su constante escudo,de tanto sacrificio en recompensa.T, azucena gentil, yo cardo rudo,si ofrecerte mi mano es una ofensanada exijo de ti, nada reclamo,me puedes despreciar, pero te amo".

Despus de tal relato, que en franquezaninguno le excedi, call el amante,inclin tristemente la cabeza;cerr los ojos mudo y anhelanteira, celos, dolor, miedo y tristezahiriendo a la doncella en tal instanteparecan decirle con voz ruda:la verdad es ms negra que la duda.

Quiere alejarse y su medrosa plantade aquel sitio querido no se mueve,quiere encontrar disculpa, mas le espantade su adorado la conducta aleve;quiere hablar y se anuda su garganta,y helada en interior como la nievemira con rabia a quien rendida adoray calla, gime, se estremece y llora.

Es el humano corazn un cielo!Cuando el sol de la dicha lo iluminaparece azul y vaporoso veloque en todo cuanto flota nos fascina:si lo ennegrece con su sombra el duelo,noche eterna el que sufre lo imagina,y si en nubes lo envuelve el desencantoruge la tempestad y llueve el llanto.

Ah! cun triste es mirar marchita y rotala flor de la esperanza y la ventura,cuando sobre sus restos solo flotael negro manto de la noche obscura;cuando vierte en el alma gota a gotasu ponzoosa esencia la amarguray que ya para siempre en nuestra vidala primera ilusin est perdida.

Leonor oyendo la vulgar historiadel hombre que encontrara en su camino,mir eclipsarse la brillante gloriade su primer amor, casto y divino;su ms dulce esperanza fue ilusoria,culpaba, no a Manrique, a su destinoy al fin le dijo a su galn callado:-"Bien; despus de lo dicho, qu has pensado?

"Tanta pasin por ti mi pecho encierraque el dolor que me causas lo bendigo;voy a vivir sin alma y no me aterra,pues mi culpa merece tal castigo.Como a nadie amar sobre la tierrallorando y de rodillas te lo digo,haz en mi nombre a esa mujer dichosa,porque yo quiero ser de Dios esposa.

Call la dama y el galn, temblando,dijo con tenue y apagado acento:-"Har lo que me pidas; te estoy dandopruebas de mi lealtad, y ya presientoque lo mismo que yo te siga amandome amars t tambin en el Convento;y si es verdad, Leonor, que me has queridodame una ltima prueba que te pido.

"No tu limpia pureza escandalicescon este testimonio de ternurano hay errores, ni culpas, ni desliceentre un hombre de honor y un alma pura;si vamos a ser ambos infelicesy si eterna ha de ser nuestra amargura,que mi postrer adis que tu alma invocalo selles con un beso de mi boca".

Con rabia, ciega, airada y ofendida,-"No me hables ms, -repuso la doncella-slo pretendes verme envileciday mancillarme tanto como a aqulla.Te adoro con el alma y con la viday maldigo este amor, pese a mi estrella,si hidalgo no eres ya ni caballeroni debo amarte, ni escucharte quiero".

Manrique, entonces la cabeza inclina,siente que se estremece aquel recinto,y sacando una daga florentina,que llevaba escondida bajo el cintocomo un tributo a la beldad divinaque am con un amor jams extinto,altivo, fiero y de dolor deshechodiciendo : -"Adis, Leonor", la hundi en su pecho.

La dama, al contemplar el cuerpo inerteen el dintel de su mansin cado,maldiciendo lo negro de la suerte,pretende dar el beso apetecido.Llora, solloza, grita ante la muertedel hombre por su pecho tan querido,y antes de que bajara hasta la puertala gente amedrentada se despierta.

Leonor, a todos sollozando invocay les pide la lleven al conventojunto a Manrique, en cuya helada bocaun beso puede renovar su aliento.Todos claman oyndola: "Est loca!"y ella, fija en un solo pensamientoconvulsa, inquieta, lvida y turbadacae, al ver a su padre, desmayada.

Y no cuentan las crnicas aejasde aquesta triste y amorosa hazaa,si hall asilo Leonor tras de las rejasde algn convento de la Nueva Espaa.Tan ftil como todas las consejas,si sta que narro a mi le lector extraa,sepa que a la mansin de tal suceso,llama la gente: "El Callejn del Beso".

El cuento de Margot

Vamos Margot, repteme esa historiaQue estabas refirindole Mara,Ya vi que te la sabes de memoriay debes de ensermela, hija ma.

-La s porque yo misma la compuse.-Y as no me la dices ? Anda, ingrata.-Tengo compuestas diez! -Cmo! repuse,Te has vuelto los seis aos literata?

-No, literata no! pero hago cuentos...-No temas que tal gusto te reproche.-Al ver mis hermanos tan contentosyo les compongo un cuento en cada noche.

-Y cmo dice el que contando estabas?-Es muy triste, pap, que no lo oste?-Slo o que lloraban y llorabas.-Ah! si, todos lloramos; es muy triste!

Imagnate un nio abandonadode grandes ojos de viveza llenos,rubio, risueo, gordo y colorado:Como mi hermano Juan, ni ms ni menos

Figrate una noche larga y fra,de muda soledad, sin luz alguna,y ese nio muriendo, en agona,encima de la acera, no en la cuna.

-En las heladas losas ? -Si, en la acera,Es decir, en la calle... -Qu amargura!-Hubo alguien que pasando lo creyeraun olvidado cesto de basura.

Yo pasaba, lo vi, baj mis brazosQueriendo darle maternal abrigoy envuelto en un paal hecho pedazoslo alc mi pecho y lo llev conmigo.

Lloraba tanto y tanto el angelitoque ya estaban sus prpados muy rojos..Y a cada nueva queja, a cada gritoel alma me sacaba por los ojos.

Me lo llev mi cama: entre plumonesLo hice dormir caliente y sosegado...Cmo hubo en este mundo corazonescapaces de dejarlo abandonado!

Ay! yo s por mi libro de lecturaque estudio en mis mayores regocijos,que ni los tigres en la selva oscuradejan abandonados a sus hijos.

Pobrecito! Yo s su mal profundo,Le curo como madre toda pena:Parece que este nio en este mundono es hijo de mujer sino de hiena.

De mi colchn en el caliente huecoduerme para que en lgrimas no estalle;y llorando Margot, mostr el muecoque en cierta noche se encontr en la calle.

Este era un rey...

Ven mi Juan, y toma asientoen la mejor de tus sillas;sintate aqu, en mis rodillas,y presta atencin a un cuento.

As ests bien, eso es,muy cmodo, muy ufano,pero ten quieta esa mano,vamos, sosiega esos pies.

ste era un rey... me maltratael bigote ese cario.ste era un rey... vamos nio.que me rompes la corbata.

Si vieras con qu placerese rey... Jess! qu has hecho!Lo ves? en medio del pechome has clavado un alfiler!

Y mi dolor te da risa?Escucha y tenme respeto:ste era un rey... deja quietoel cuello de mi camisa.

Or atento es la leyQue a cumplir aqu te obligo.Deja mi reloj... prosigo.Atencin: ste era un rey...

Me da tormentos cruelestu movilidad chicuelo,ves? has regado en el suelomi dinero y mis papeles.

Responde: me has de escuchar?ste era un rey... qu locura!Me tiene en grande torturaque te muevas sin parar.

Mas ya ests quieto? S, s,al fin cesa mi tormento...ste era un rey, oye el cuentoinventado para ti...

Y agrega el nio, que es duchoen tramar cuentos a fe :ste era un rey... ya lo sporque lo repites mucho.

-Y me gusta el cuentecito-y mira, ya lo aprend:ste era un rey, no es as?-Qu bonito! Qu bonito!

Y de besos me da un ciento.y pienso al ver sus carios:Los cuentos para los niosno requieren argumento.

Basta con entretenersu espritu de tal modoque nos puedan hacer todolo que nos quieran hacer.

Con lenguaje grato rudoun nio, sin hacer caso,va dejando paso pasoa su narrador desnudo.

Infeliz del que se escamacon esas dulces locuras;Si estriba en sus travesurasel argumento del drama!

Oh Juan! me alegra y me agradatu movilidad tan terca;te cuento por verte cercay no por contarte nada.Y bendigo mi fortuna,y oye el cuento y lo sabrs:Era un rey a quien jamsle sucedi cosa alguna.

Fusiles y muecas

Juan y Margot, dos ngeles hermanosque embellecen mi hogar con sus carios,se entretienen en juegos tan humanosque parecen personas desde nios.

Mientras Juan, de tres aos, es soldadoy monta en una caa endeble y hueca,besa Margot con labios de granado,los labios de cartn de su mueca.

Lucen los dos sus inocentes galasy alegres suean en tan dulces lazos;l, que cruza sereno entre las balas;ella, que arrulla a un nio entre sus brazos.

Puesto al hombro el fusil de hoja de lata,el kepis de papel sobre la frente,alienta el nio en su inocencia gratael orgullo viril de ser valiente.

Quiz piensa, en sus juegos infantiles,que en este mundo que su afn recrea,son como el suyo todos los fusilescon que la torpe humanidad pelea.

Que pesan poco, que sin odios lucen,que es igual el ms dbil al ms fuerte,y que, si se disparan, no producenhumo, fragor, consternacin y muerte.

Oh, misteriosa condicin humana!Siempre lo opuesto buscas en la tierra;ya delira Margot por ser anciana,y Juan, que vive en paz, ama la guerra.

Mirndoles jugar, me aflijo y callo;cual ser en el mundo su fortuna?Suea el nio con armas y caballo,la nia con velar junto a la cuna.

El uno corre de entusiasmo ciego,la nia arrulla a su mueca inerme,y mientras grita el uno: Fuego, Fuego,la otra murmura triste: Duerme, Duerme.

A mi lado ante juegos tan extraos,Concha, la primognita, me mira:es toda una persona de seis aosque charla, que comenta y que suspira!

Por qu inclina su lnguida cabezamientras deshoja inquieta algunas flores?Ser la que ha heredado mi tristeza?ser la que comprende mis dolores?

Cuando me rindo del dolor al peso,cuando la negra duda me avasalla,se me cuelga del cuello, me da un beso,se le saltan las lgrimas, y calla.

Sueltas sus trenzas claras y sedosas,y oprimiendo mi mano entre sus manosparece que medita muchas cosasal mirar como juegan sus hermanos.

Margot que canta en madre transformada,y arrulla a un nio que jams se queja,ni tiene que llorar desengaada,ni el hijo crece, ni se vuelve vieja.

Y este guerrero audaz de tres abrilesque ya se finge apuesto caballero,no logra en sus campaas infantilesmanchar con sangre y lgrimas su acero.

Inocencia! Niez! Dichosos nombres!Amo tus goces, busco tus carios;como han de ser los juegos de los hombres,ms dulces que los juegos de los nios.

Oh, mis hijos! No quiera la fortunaturbar jams vuestra inocente calma,no dejis esa espada y esa cuna;cuando son de verdad, matan el alma.

Juegos del alma

Mientras yo carcajadas me rea,en otra habitacin Margot lloraba;Qu contraste form con mi alegrala pena que su llanto revelaba!

Corro al instante a verla y la pregunto:Por qu con tal dolor ests llorando?Di... por qu gritas? y responde al puntoes porque estoy a lgrimas jugando.

Cmo? Jugar a lgrimas! Ignoraslo que dices Margot! Vives de prisa!Mientras t alegre juegas a que llorasyo estoy con mi dolor jugando a risa.

Las bodas

Dos sillones sirvindoles de altares!Los dos nios cogidos de la mano,de blanco y coronada de azaharesse va a casar Margot con Juan su hermano.

Por infantil y extraa anomalaque no s si a los telogos asombre,en cura de almas se cambi Maray oficia el acto convertida en hombre.

Es graciosa la novia; su vestido,entindase mejor, el nupcial traje,es un chal de burato desteidocuyos rasgones suplen al encaje.

Las flores que le adornan en la frente,ms que corona semejando venda,han crecido en los bordes de la fuenteque tiene el jardincillo de la hacienda.

El traje del galn no tiene pero,es un frac de papel, por m cortado;usa en la ceremonia mi sombrero,bastn de borla y paoln bordado.

Ni curiosos ni amigos imprudentesasisten la boda de que os hablo,no hay suegros, ni padrinos, ni parientes,ni la epstola citan de san Pablo.

Con suma sencillez el cura dice:T sers el marido y t la esposa.Los junta, los contempla, los bendice,y concluye la fiesta religiosa.

Despus, cediendo al poderoso lazo,con el grave ademn de los seores,la dama y el galn que le da el brazose alejan por los anchos corredores.

-Oigan, les grita el cura femenino,que no vuelva a mirarlos enfadadosy ellos dicen siguiendo su camino,Enfadarnos? jams; somos casados!

Espectador que al verlos se enajenaera yo aquella vez, y me entrometoy pregunto los hroes de esta escenasin miedo a que me falten al respeto.

-Ya vi lo que habis hecho, y necesitoque aqu sin engaarme ni engaarse,me digan, t, Margot, o t, Juanito,lo que habis entendido por casarse.

Y en seguida el varn contesta ufanosin temor un regao ni una ria:-Casarse, no lo ves? es dar la manocada vez que se quiere a alguna nia.

Nunca enfadarse ni reir por nada,sentarse juntos y jugar contentos,ir correr los dos por la calzaday contarse en la noche muchos cuentos.

-Y es la primera vez que te has casado?y me responde Juan con irona:-No, pap; van tres veces, y he pensadoen casarme esta tarde con Mara!

Al or esta frase sentenciosade la boca infantil de aquel marido,quedme enfrente de la humana prosaen hondas reflexiones sumergido.

El pecado, pens, vive en lo impurode una alma enferma, desgarrada seca.Por qu peca el polgamo maduro?Por qu el nio polgamo no peca?

Nieve de esto

Como la historia del amor me apartade las sombras que empaan mi fortuna,yo de esa historia recog esta cartaque he ledo a los rayos de la luna.

Yo soy una mujer muy caprichosay que me juzgue a tu conciencia dejo,para poder saber si estoy hermosarecurro a la franqueza de mi espejo.

Hoy, despus que te vi por la maana,al consultar mi espejo alegremente,como un hilo de plata vi una canaperdida entre los rizos de mi frente.

Abr para arrancarla mis cabellossintiendo en mi alma dolorosas luchas,y cul fue mi sorpresa, al ver en ellosesa cana crecer con otras muchas.

Por qu se pone mi cabello cano?Por qu est mi cabeza envejecida?Por qu cubro mis flores tan tempranocon las primeras nieves de la vida?

No lo s. Yo soy tuya, yo te adoro,con fe sagrada, con el alma entera;pero sin esperanza sufro y lloro;tiene tambin el llanto primavera?

Cada noche soando un nuevo encantovuelvo a la realidad desesperada;soy joven, en verdad, mas sufro tantoque siento ya mi juventud cansada.

Cuando pienso en lo mucho que te quieroy llego a imaginar que no me quieres,tiemblo de celos y de orgullo muero;(Perdname, as somos las mujeres).

He cortado con mano cuidadosaesos cabellos blancos que te envo;son las primeras nieves de una rosaque imaginabas llena de roco.

T me has dicho: "De todos tus hechizos,lo que ms me cautiva y enajena,es la negra cascada de tus rizoscayendo en torno a tu faz morena".

Y yo, que aprendo todo lo que dices,puesto que me haces tan feliz con ello,he pasado mis horas ms felicesmirando cun rizado es mi cabello.

Mas hoy, no elevo dolorosa queja,porque de ti no temo desengaos;mis canas te dirn que ya est viejauna mujer que cuenta veintin aos.

Sern para tu amor mis canas nieve?Ni a suponerlo en mis delirios llego.Quin a negarme sin piedad se atreveque es una nieve que brot del fuego?

Lo niegan los principios de la cienciay una anttesis loca se parece?pues es una verdad de la experiencia:cabeza que se quema se emblanquece.

Amar con fuego y existir sin calma;soar sin esperanza de ventura,dar todo el corazn, dar toda el almaen un amor que es germen de amargura.

Buscar la dicha llena de tristezasin dejar que sea tuyo el hado impo,llena de blancas hebras mi cabezay trae una vejez: la del hasto.

Enemiga de necias presuncionescada cana que brota me la arranco,y aunque empae tus gratas ilusioneste mando, ya lo ves, un rizo blanco.

Lo guardars? Es prenda de alta estimay es volcn este amor a que me entrego;tiene el volcn sus nieves en la cima,pero circula en sus entraas fuego.

Post-umbra

Con letras ya borradas por los aos,en un papel que el tiempo ha carcomido,smbolo de pasados desengaos,guardo una carta que sell el olvido.

La escribi una mujer joven y bella.Descubrir su nombre? No!, no quiero!pues siempre he sido, por mi buena estrella,para todas las damas, caballero.

Qu ser alguna vez no esper en vanoalgo que si se frustra, mortifica?Misterios que al papel lleva la mano,el tiempo los descubre y los publica.

Aquellos que juzgronme felice,en amores que halagan mi amor propio,aprendan de memoria lo que dicela triste historia que a la letra copio:

Dicen que las mujeres slo llorancuando quieren fingir hondos pesares;los que tan falsa mxima atesoran,muy torpes deben ser, o muy vulgares.

Si cayera mi llanto hasta las hojasdonde temblando est la mano ma,para poder decirte mis congojascon lgrimas mi carta escribira.

Mas si el llanto es tan claro que no pinta,y hay que usar otra tinta ms oscura,la negra escoger, porque es la tintadonde ms se refleja mi amargura.

Aunque no soy para soar esquiva,s que para soar nac despierta.Me he sentido morir y an estoy viva;tengo ansias de vivir y ya estoy muerta.

Me acosan de dolor fieros vestigios,qu amargas son las lgrimas primeras!Pesan sobre mi vida veinte siglos,y apenas cumplo veinte primaveras.

En esta horrible lucha en que batallo,aun cuando dbil, tu consuelo imploro,quiero decir que lloro y me lo callo,y ms risuea estoy cuanto ms lloro.

Por qu te conoc? Cuando temblandode pasin, slo entonces no mentida,me llegaste a decir: Te estoy amandocon un amor que es vida de mi vida.

Qu te respond yo? Baj la frente,triste y convulsa te estrech la mano,porque un amor que nace tan vehementees natural que muere muy temprano.

Tus versos para mi conmovedores,los juzgu flores puras y divinas,olvidando, insensata, que las florestodo lo pierden menos las espinas.

Yo, que como mujer, soy vanidosa,me vi feliz creyndome adorada,sin ver que la ilusin es una rosa,que vive solamente una alborada.

Cuntos de los crepsculos que admiraspasamos entre dulces vaguedades;las verdades juzgndolas mentiras,las mentiras creyndolas verdades!

Me hablabas de tu amor, y absorta y loca,me imaginaba estar dentro de un cielo,y al contemplar mis ojos y mi boca,tu misma sombra me causaba celo.

Al verme embelesada, al escucharte,clamaste, aprovechando mi embeleso:djame arrodillar para adorarte";y al verte de rodillas te di un beso.

Te bes con arrojo, no se asombreun alma escrupulosa y timorata:la insensatez no es culpa. Bes a un hombreporque toda pasin es insensata.

Debo aqu confesar que un beso ardiente,aunque robe la dicha y el sosiego,es el placer ms grande que se sientecuando se tiene un corazn de fuego.

Cuando toqu tus labios fue precisosoar que aquel placer se hiciera eterno.Mujeres: es el beso un parasopor donde entramos muchas al infierno.

Despus de aquella vez, en otras muchas,apasionado t, yo enternecida,quedaste vencedor en esas luchastan dulces en la aurora de la vida.

Cuntas promesas, cuntos devaneos!El grande amor con el desdn se paga:toda llama que avivan los deseospronto encuentra la nieve que la apaga.

Te quisiera culpar y no me atrevo,es, despus de gozar, justo el hasto:yo que soy un cadver que me muevo,del amor de mi madre desconfo.

Me engaaste y no te hago ni un reproche,era tu voluntad y fue mi anhelo;reza, dice mi madre cada noche;y tengo miedo de invocar al cielo.

Pronto voy a morir; esa es mi suerte;quin se opone a las leyes del destino?Aunque es camino oscuro el de la muerte,quin no llega a cruzar ese camino?

En l te encontrar; todo derrumbael tiempo, y t caers bajo su peso;tengo que devolverte en ultratumbatodo el mal que me diste con un beso.

Mostrar a Dios podremos nuestra historiaen aquella regin quiz sombra.Maana he de vivir en tu memoria...?Adis... adis... hasta el terrible da.

Le las lneas y en eterna ausenciaesa cita fatal vivo esperando...Y sintiendo la noche en mi conciencia,guard la carta y me qued llorando.

Rer llorando

Viendo a Garrik -actor de la Inglaterra-el pueblo al aplaudirlo le deca:"Eres el ms gracioso de la tierra,y ms feliz..." y el cmico rea.

Vctimas del spleen, los altos loresen sus noches ms negras y pesadas,iban a ver al rey de los actores,y cambiaban su spleen en carcajadas.

Una vez, ante un mdico famoso,llegse un hombre de mirar sombro:sufro -le dijo-, un mal tan espantosocomo esta palidez del rostro mo.

Nada me causa encanto ni atractivo;no me importan mi nombre ni mi suerte;en un eterno spleen muriendo vivo,y es mi nica pasin la de la muerte.

-Viajad y os distraeris. -Tanto he viajado!-Las lecturas buscad. -Tanto he ledo!-Que os ame una mujer. -Si soy amado!-Un ttulo adquirid. -Noble he nacido!

-Pobre seris quiz? -Tengo riquezas.-De lisonjas gustis? -Tantas escucho!-Qu tenis de familia? -Mis tristezas.-Vais a los cementerios? -Mucho... mucho.

-De vuestra vida actual tenis testigos?-S, mas no dejo que me impongan yugos:yo les llamo a los muertos mis amigos;y les llamo a los vivos, mis verdugos.

Me deja -agrega el mdico- perplejovuestro mal, y no debe acobardaros;tomad hoy por receta este consejo"Slo viendo a Garrik podris curaros".-A Garrik? -S, a Garrik... La ms remisay austera sociedad le busca ansiosa;todo aquel que lo ve muere de risa;Tiene una gracia artstica asombrosa!-Y a m me har rer? -Ah! s, os lo juro;l s; nada ms l; ms... qu os inquieta?-As -dijo el enfermo-, no me curo:Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.

Cuntos hay que, cansados de la vida,enfermos de pesar, muertos de tedio,hacen rer como el actor suicida,sin encontrar para su mal remedio!

Ay! Cuntas veces al rer se llora!Nadie en lo alegre de la risa fe,porque en los seres que el dolor devorael alma llora cuando el rostro re!

Si se muere la fe, si huye la calma,si slo abrojos nuestra planta pisa,lanza a la faz la tempestad del almaun relmpago triste: la sonrisa.

El carnaval del mundo engaa tanto,que las vidas son breves mascaradas;aqu aprendemos a rer con llanto,y tambin a llorar con carcajadas.