Poemas Desde El Subsuelo (Libro de poemas de Walter Faila)

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Último libro de Walter Faila, editado en España en agosto de 2010.-

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INTRODUCCION: Fue mi hijo quien me trajo su primer libro y pude ver en el andamiaje, la capacidad, volumen y contenido de un poeta importante, acaso el ms importante en dcadas, cardinalmente hablando, de la obra que hasta ahora conocemos de Walter Faila. Sigui luchando, el buclico se debate con el citadino y, creo que mantiene la fibra y esencia de su origen. Tiene la sensibilidad de ver cosas grandes en las ms sencillas, virtud noble, insigne probidad que trasciende ms all del hombre, en el vuelo de la poesa, cuando imagina al amor -como ovejuelas peludas- que pastorean en los prados por mientras l tae en la lira, la ternura de su tonadilla, cual ropn para la augusta razn del casto transitando por un mundo de tinieblas y sufrimientos. Humano, capaz de concebir un sueo de antemano, tan lozano como el comn que emerge de la gente, con la urgencia del rayo, en el llajta donde naciera con perfume de tanino y paseara con su traje de doncel bajo un cielo sin orillas. Y cuando ama, sutiles redondillas conjugan lo que siente para abundar la dicha de gozar lo que le anima cuando concibe sangre corriendo por el ro manada de nubes voladoras, las que le contienen en el cuenco de sus alas. Es all donde entrega sus coplas y sus trovas revelando la sinrazn de la injusticia, revelando la bronca notoria, sufrimiento y dolor compartida por el poeta. Ante tanta miseria se impone su generosidad, reflexin y altruismo frente a los diarios padeceres, en su afn de darle latigazos a la desgracia. Del mismo modo sabe dar las gracias cuando es gratificado por una caricia de su ser amado, mientras bebe la agridulce lgrima de la suave mejilla, en un grito de justicia. Con la misma voluntad es capaz de cantarle a sus recuerdos, reflejados en el espejo rojo de unos labios amados o en el andar cansino de un hermano, con sus alforjas llenas de pena y de dolor. Valientemente sostiene que ser poeta es una buena cosa, le permite navegar por el virtuoso canto de los grillos, sorteando las espinas y cuchillos, ms all del mar y su bravura, tras hacer el amor entre las algas, sin olvidar sus ovejuelas, las de Moreno, blancura que resalta a la luz de las candelas que emergen del amor por recordarlas. Cuando el hombre se revela, el poeta recatadamente corre la cortina y se deleita con lo que aquel escribe. La sentencia de aqu nadie se escapa implica un razonamiento maduro de quien, en su plenitud, observa -framente- la vida cotidiana y sabe que es imposible coger las de Villadiego, en afn de evadir responsabilidades. Sugiere bancarse lo cotidiana, con compromiso sin conformismo, vivos y con ganas de vivir, con ingenio y esperanza, con afn e imaginacin, bajo el mismo sol que tanto alumbra al rico como al pobre, en la lucha diaria por la noble misin de existir con alegra en este mundo, lejos de la avaricia y la miseria, espacio que reservado para quienes apuestan a la felicidad, lejos de oropeles y fantasas, dejando lo huella frtil de la sabidura, donde no cotizan las dudas, los miedos pero s las certezas, las que marcan rumbos, calman ansiedades, evitan el pnico, permiten tomar decisiones, proponen cambios. Me gusta Poemas desde el subsuelo, imagino a Walter Faila, hombre y poeta, poeta y hombre, preparados para mostrarse, salir de ese stano conjeturado, la experiencia les dio la valenta, conjugando la esencia humana con la virtud divina. San Pablo en Romanos, compara la cualidad del apstol con la del filsofo y la del poeta, por ser difusores de la palabra, reveladores o anunciadores de hechos importantes de la

3 humanidad, y lo que es ms, hacer de la palabra el vehculo ms importante para motivar al espritu, para conmover el alma, para el alterar el corazn, para despejar la mente. Reitero, Walter Faila, tiene fibra, su trascendencia se agranda, su calidez avanza en todos quienes le conocen, acaso muchos ms de lo que imaginamos y por encima de colegas que aun se resisten a reconocerles sus bien ganados mritos. CESAR CISNEROS DE LA HOZ / POETA Y ESCRITOR DE LA NACION. 180610 Santiago del Estero, Argentina, Junio de 2010.-

4 Callejones (a Tintina) Hay un misterio de ojos rompiendo el paisaje de stas callejas anchas, donde abundan los recuerdos. Una insensata discordia en las fachadas modernas y una conspiracin de labios pronunciando mi nombre, en la empotrada vereda. Un nio rubio y un viejo calvo, dos madres conservadoras, y atad de nogal, en medio de la represa. Hay un molino de ausencia, en estas grandes callejas, festn de aguas servidas en cordones y cunetas un tren a lea, que suena como a derrumbe por las vas infinitas en que se alarga mi mirada hasta el sinfn de la senda. Hay telegramas de olvidos debajo del calendario mis tres o cuatro mendigos rodeando una vaga mesa la voz del rito dormido y una estacin de quimeras. Misterios, misterios de ojos perdidos buscando a tientas la huella el sobre roto del tiempo, posdatada la memoria. Hay un blsamo de gloria debajo de stas callejas sepultadas junto a mi infancia mis dulces nias de seda, las manos de mi Sofa, los pechos de mi azucena. Te acuerdas? Corazn, que grande fue tu vergenza! cuando a Roco besaban tus labios por vez primera. Ay, callejas, callejas de pueblo herido baldosas flojas del tiempo races de mis eventos, vejamen de mi anatema. Hoy, un misterio de ojos rompe el paisaje en stas anchas callejas, yo fui feliz un da, corazn, acaso tu lo recuerdas?

5 Remembranzas Es mucho ms, amada ma Es entrar en el cuarto y percibir la palabra de tu voz que no habla, de tu voz que no dice Es mirar al espejo y observar tus cabellos, anudando en tus trenzas los pedazos del tiempo. Es entrar en un libro y leer en tus ojos la pestaa del beso parpadeando en la ausencia. Y es perder el origen en las manchas de hollines que rellenan de humo el mural de tu vida.. Y es buscar sin distancias en tus senos de agua Y es bucear en el vientre de tu hmedo olvido. Es crear en las sombras tu luz y cadencia Y es morir en tu nombre, y es vivir en tu grito. Es mucho ms, amada ma Ms que tu imagen tallada en retazos de bano y peascos de auroras Ms que el mausoleo de lvidas estrellas en que guardas celosa tu rastro y tu memoria. Es ms que esta escoria de un manojo de letras en que oculto la sombra de tu tmida gloria, cuando al hablarte trazo stos versos de angustias y mi ebria tristeza cojea sin rumbo ante los ojos atentos de una anmica luna.-

6 Remembranzas contrapuestas No aprendieron mis ojos a olvidar tu mirada, Ni mis manos supieron derrumbar tus recuerdos. Palmo a palmo se cayeron los sueos y en el cristal del mundo se rompieron mis alas.Fueron los desdenes la materia y la sustancia que labraron las rutinas de todos los empeos. Y a la flcida greda de tu alma puso velos la polvareda de la vida con telones a dos aguas. Han sido mis desvelos como platos de balanzas inclinando la osada a las huellas de tu cuerpo, y asistieron con cordura a la hora de tu entierro sin cargar entre mis manos un racimo de palabras Nunca pudo ni podr sta clula de hierro detener tus nenfares en medio de la nada, vistiendo tu memoria en pilagos azules desnudando tu nombre en bajeles de esperanzas. Ests escrita con mi sangre sobre el tiempo ests adjunta a los guiones de sta fbula, no podrn tus madreselvas navegar en el leteo ni mi boca lisonjera esquivar tanta nostalgia

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Remembranzas contritas Es un nio viejo que camina en la infancia Descolando barriletes en el tiempo Cazando mariposas en su barba. Es un cuerpo etreo en la tormenta Con olor a heno, a barro y bosta de relojes. Con perfume a fresas verdes a plvora, a cobre y a cuchillo, a besos de amantes, a burdel y prostitutas. Es la fragua cindose a mi pecho, por tu boca celeste y tu mirada negra Por tu ebria aventura, por tu noche sucia. Es la pierna aserrada de la nube Un dios vegetal con su sexo de abeja. Es algo ms que el orfanato de mi alma. Es buscar la maana y encontrarla dormida Es hurgar en la tarde con los ojos cerrados Es mancharse los dedos con las sombras del sol. Es hablarte y decirte, aunque se que no escuchas, que en mis letras se rompen tus vocales sin verbos que conjugo tus aos en paredes mugrientas que tu mrmol me ofrenda epitafios de luna. Es algo ms, amada ma. Es exceso y quebranto, es cincel y martillo. Es mirarte sin ojos y es beberte sin prisa Es tallar la memoria con las manos vacas Es quedarse parado en la huella cuando el paso se hace rastro al otro lado de la vida.

8 Remembranzas de domingo Una junta de adoquines se dilata en la calleja, bajo el sol implacable de Santiago. Declinan dos gestos a la vera de tus cejas buscando explicaciones en el silencio irascible de mi crneo. No hay mculas que borren tus sudarios Ni brasas que consuman mi noveno cigarrillo. Los laureles han quedado ya amarillos y los chopos se durmieron desvelados de roco. Estoy diciendo que no vuelven los cauces de los ros a besar los pies de su madre en las montaas. Que el viento no regresa despus que ya se ha ido ni los remos empujan dos veces igual agua. Que no hay acero que soporten a las fraguas ni flores que perduren con aliento de retoo. Que remendando inventarios en las hojas del otoo he quedado hurgando los vestidos de la infancia. Estoy diciendo que hoy te extrao ms que nunca que es domingo de orfandad y de nostalgia. Que ordeno mostradores en el sesgo de las horas y no hay espacio que no tenga tu mirada. Que se muy bien que ya te has ido Que la vida devoraste en la cena de los tiempos. Que no regresan los ptalos perdidos ni vuelven los rosales a crecer en el invierno Estoy diciendo que soy un perro herido ladrndole a una mancha soez de tus luceros.-

9 QUE MAS DA No te digo que escuches porque ya no te hablo Ni que nada concedas porque nada te pido. Solo quiero que entiendas que no soy tu esclavo sino un hombre que a medias camina aun herido. Que me duele en el alma saber has perdido la rienda del mundo en manos del hombre cuando alguna maana al quedarte dormido te cambiaron los sueos, la dicha y el nombre. Me dijeron que andabas buscando el ensayo de un bautizo de gracia que devuelva tu verbo Que trocaste tu estampa una noche de mayo al llegar a la casa donde mora tu ciervo. Me contaron que al alba perdiste las rutas en un puesto de hierbas del mercado del cielo Que fumabas dos porros con cirujas y putas y apostabas milagros con sabor a consuelo. Si recobras el mundo y has tomando consciencia solo espero que cambies por amor tantos leos Que no crezcan los nios sin tener en su esencia una cuota de dicha que alimente sus sueos. Si retornas triunfante de sta guerra de fuego a la diestra del padre del que yo no me ufano no te olvides que el mundo ya no juega tu juego y aun confan en ti mil millones de hermanos. Por mi lado concluyo stos versos que abordo que me juzgue quien quiera por haberte juzgado si cuando ellos te hablan tu te haces el sordo que mas da que al hablarme yo me quede callado.

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POSDATA Es tiempo muerto en la ciudad, el sol acaricia las verdes hojas de los rboles serenos y gozosos. Una que otra paloma se acerca buscando las migajas en la vereda de un bar. Camino sin rumbo por las calles vacas en un martes extrao de fiesta patria. Miro las paredes aun hmedas donde una araa teje su esperanza y el colibr ignora los musgos para darle besos de amor a una margarita. Todo me sabe a primavera en ste otoo que niega su presencia. Esquivo mis escombros y mi sombra vulnerando los motivos de sta estancia que carcome la mente por las noches. Dejo que la brisa acaricie mi rostro y los senderos que marcan mis arrugas. No me pregunto!, no quiero preguntarme, es un da necesario para esconderme del dolor y la desdicha. Mirar en la hierba como duermen las gotas de roco extasiadas de placeres y de sueos. Pensar en tus manos blancas en tus ojos de luz y de esmeraldas. Recordar tus gemidos y susurros tu piel nacarada, tu beso indestructible. No me pregunto!, no quiero preguntarme. No me detengo ante el paso del mendigo No miro los pies de los nios de la calle Dejo que me abrace el ruido de mis pasos sin otro pensamiento que las hiedras de la nada. No rezo ni blasfemo, ni me hago cargo de los burdeles enllamados del infierno. Hoy es un buen da para pensar en ti para escapar de la crcel de la ausencia para escribirle una carta a mi destino para agregar una posdata a mi existencia.-

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Dernier Voyage Las nubes invaden la maana de Buenos Aires De la voz de Murane me llega Dernier Voyage como un suave martillo dando golpecitos al alma. Las copas de los rboles parecen embriagadas y se mueven bamboleando sus ramas y sus flores. Miro los pjaros desde mi habitacin prestada en ste quinto piso de la linda Avellaneda. Nadie entra ni sale, solo esos pjaros que pasan con un signo de interrogacin en sus destinos. Sabrn ellos que apoyado en la ventana yo los miro cuando surcan el espacio con sus vuelos acrobticos? Sabrn que mis iris se pierden detrs sus alas y me duelen los ojos cuando miro la tierra? Podrn entender las complejidades de mis sueos? La ira y la desdicha que me hunde en los abismos cuando busco en la mirada de algn nio el proceso ineludible de los aos y la vida? Quiz huyan de los prados donde el hombre construye telaraas de edificios y espejismos Construyen y destruyen, viven, gimen, gritan, matan, mueren. Tal vez huyan de los hombresno del prado, No puedo descifrar de sus ojos una lgrima porque esos pjaros lloran en silencio, porque ellos aman sta vida, porque ellos no saben que estoy triste. Buenos Aires sigue mustia, no hay en mis odos un tango arrabalero, ni una chacarera de mis pagos ni una gota de entusiasmo ni un refresco de ternura. El amor se ha cado por el hueco de las alcantarillas Apesta el aire el olor a oquedad e hipocresa se rompe la magia de los sueos, de la vida. Murane concluye con su canto el ltimo viaje no puedo comprender que mas me dice pero tampoco los pjaros me entienden pero tampoco he logrado yo entenderlos. En medio de mis costillas se ha dormido un grito acurrucado como un feto, en las fallebas herrumbradas del destino.La maana de Buenos Aires est griscomo mi alma.-

12 De Barro y Cristal Hoy te he visto en la plaza aun jugaban dos nios, uno tena mi gesto y mi rostro el otrono s, era de aspecto lejano y difuso. Cuanto tiempo ha pasado por encima del tiempo sin que nadie perciba la postal de tus ojos, sin que nadie te nombre, sin que nadie te busque! Ser que el adis ya se ha echado a la suerte y en la voz silenciosa ha crecido el olvido? Hoy he visto tus alas rozando las nubes a la luz de la tarde, al caer el crepsculo. Cuanto escombro ha esquivado tu boca? Cuanta muerte ha bebido tu vida? De barro y cristal vestas el aire De barro y cristal soabas desnuda A que espejo robaste tu forma? Cigea de trapo! Arcngel herido! Mujer de nieve, que palpaste mi sueo En que bano oscuro tallaste tu dicha? Hoy he visto tu alma en la plaza, vagabas errante por medio los nios Acaso tu los mirabas, envuelta de hiedras, detrs del peasco de tus grandes muros? Cunto tiempo a pasado por encima del tiempo! Cunto acoso de sombras! Cuanto grito ahogado, cuanta llama perdida! De barro y cristal te he visto en la plaza clamando y gimiendo detrs de las nubes aun la brisa no enjugaba el llanto Aun jugaba solitario un nio!

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Negaciones A qu juega la vida con el pobre deseo con el hombre perdido, con el cndido beso. Por qu cie la vida sus oscuros cejos por el filo del vidrio de su plido espejo. Por qu no lava los pies de los nios enfermos ni condice su gloria con los gritos del viento Es acaso esa vida tus cuarteles de invierno y los hombres las ramas para hacer tu fuego? Negar toda forma que me quite la risa Negar que me has visto caminar por el tiempo! Si es que acaso la vida que pusiste en mi pecho no reparte la paz que menciona tu verbo. A que juega la vida que inventaste sin verlos consumidos de hambre en la arteria del cielo? Si al mover tus alfiles los peones murieron y la reina dormida se qued sin deseos. Que me trague el dolor si blasfeman mis versos! Si es acaso mentira que subsidias infiernos Si Belceb no rinde los honores pequeos con burdeles y putas a tus pies de bohemio. Que se quiebre mi paso y se rompa mi aliento si es verdad que ste grito no es el grito del pueblo Si es mentira que existe tu abandono inquieto entregado a placeres en los bares eternos. Que es acaso esa vida que inventaste en tu juego mientras gime errabundo un arcngel del suelo Es que burla la fama que le dio su dueo al crearnos mirando como mueren los sueos? Negar toda forma que me arranque la risa que me enfre el alma con varillas de hielo Negar que me viste siendo nada en la brisa Negar que te he visto temblando de miedo.

14 Negaciones II Eres una urea sedienta en medio de la noche divagando entre los astros azules de los sueos. Proyectas sombras de una misma sombra y caminas confundido, extraviado por las huellas ilusorias que trazan tu destino. Eres el espa de un susurro que empaa los espejos cuando el aliento se suicida en oquedades Una estampa que proyecta negligencias en los hijos de tus hijos, en los vientres de tus madres. Dejaste suelto los espermas clandestinos que ungieron pariciones de cuervos y de lobos te olvidaste de abortar las creaciones por tu asco a la sangre y tu anemia divina. Ahora te pregunto si es posible provocar desde tu aliento un suspiro de inocencia que contenga a la desdicha. Un ngel que se cuele por debajo de la mesa y sople las llagas de los pies ensangrentados. Ahora, que nadie desva el viento norte con el golpe de un poema ni acaricia la tempestad que envuelve tu cintura Ahora que se llena de niebla el horizonte de tus labios. mientras tu libro sagrado atesora secretos desprolijos. Ahora te pregunto si es posible Que mi alma y que su alma se unan en un grito Que nazcan rosas blancas en todas las banderas que se mezan como nios inocentes los poderes que nos pisan el orgullo. Ahora te pregunto, y tu me niegas Ahora te reclamo y no respondes Eres un pjaro sediento en medio de la noche! aleteando entre las frondas azules de una acacia.-

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Negaciones III (Final) Un placido ensueo atrapa tu tenue fatiga desde el vidrio escarchado en que miras los despojos del rbol del bien y del mal. Quiz por los muros repletos de sal en que el mundo desliza su cruel condicin carcelero te sientes de aquella prisin mientras gozas la muerte detrs del cristal. Por eso te niego y negar toda gracia que me invite el deseo de llegar a tu casa Si es que existe una huella que me deje el espacio volver por el vientre que me ha dado la vida. Porque he visto a los nios mendigando en la calle oliendo y volando, sin sueo y con hambre Porque he visto quebrado el estambre del santo sudario de la dignidad perdida. Porque de oro y de plata es tu justicia divina y de las flacas almas que subyuga y domina se sirve en el plato de tu rota balanza humeante y cuantiosa tu pronta comida. Sin ser Pablo, sin ser Pedro, sin ser Judas negar que me has dado solo gotas de vida Negar que al mirarte me has abierto una herida que no cierra mis aos, ni tu torpe desidia . Negar que las luces las proveen del infierno cinco ramas de un rbol que mantienen el fuego. Negar hasta la muerte cuando muera de nuevo con los ojos cerrados de esta muerte que llevo. Negars con tus libros y tus hijos de negro que es mentira que existen celestes vicios sin temores ni miedos Negars que yo existo, negars lo que siento

16 Negaremos los dos, sin ponernos de acuerdo Tu, con tu ancho de espada disolviendo mis versos Yo, con la voz de los viejos que se mueren enfermos. Con el fusil sangrante de un soldado sediento Con la pena del pobre y la lepra del cielo. Negars que me has visto escribiendo estos versos Negar que te he visto en el bar del infierno.Finitud Sin orden, sin juicio, sin esperas. Sin una ilusin corta, sin un sueo largo. As fue, as ser. La vereda ancha, la calle angosta, un remiendo a cada paso, un agujero en la avenida. Ni un da distinto, ni una cama perecida, ni una queja igualitaria! No quedan ya ni telones ni escenarios, para los cuartos menguantes que amanecen con la luna. Esta brevedad de amor quepa en unas cuerdas de violines afinados con las flacas gotas de la lluvia! Este latir entra en la palma de mi mano cerrada, en mi pulso de sombra, en mi oquedad de utopas irascibles. Sin Gngora, sin Quevedo, sin Mart, sin una prosa maldita, ni una rima sagrada, ni un soneto preciso. Esta vida cabe en el hueco de una pared sangrante en la herida repulsiva de un misterioso grito. Cuanta pena mas te hace falta?, Cunta tristeza? No hay maderas para armar el fuego Ni tampoco brasas para dispersar cenizas Desde ste incmodo borde donde agoto el equilibrio, Donde no existen verdades ni preguntas sin censuras. Donde nada comienza y donde nada termina. No queda ya una carta entre las manos ni siquiera la posdata en lo ancho del camino Los sobres rotos, las letras enquistadas, el beso interrumpido.

17 Sobre ste lmite abrazo la finitud de la vida.

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Cuando nazcas (Romance para mi muerte) Ser que tu cuando nazcas, me traers rosas frescas? Petunias lilas y blancas un gran balcn con adelfas? Vendrs con tus ojos pardos sobre alguna piel morena con tus fogatas de talas y con una urna alfarera? Ser que me traigas patrias que carezcan de fronteras y un pasaporte de lunas con un visado de estrellas? Acaso cuando tu nazcas un da de primavera pretendas traerme versos para mirar hacia fuera por la ventana infinita donde escapa la tristeza. Ser que tu cuando nazcas muy junto a la luna llena para mi, traigas en blsamo una muerte mas serena mas razonable y mas justa que sta muerte que me apena? Ser que cuando tu nazcas me traers azucenas? Un campo sin espinillas y un mundo sin tanta guerra? Ojos cargados de dicha Un amor sin tanta espera. Ay, al fin cuando tu nazcas! Como musgos en la piedra trepando para taparme la palidez de la idea no te olvides de traerme petunias lilas y blancas algn balcn con adelfas Una fogata de talas, y con una urna alfarera. Una cubierta para mi alma un umbral y una escalera Muchos sueos cargando hadas

19 mi lapicera de pluma mi manantial de tristeza Ay, si a lo mejor pudieras! traerme cuando tu nazcas alivio para mis penas.-

VOY Solo s, amor, que voy, en un trpico nocturno debajo de la lluvia. Empaando cristales con el humo de mi boca. Que extiendo la mirada en el norte de la luna que instruyo mis suspiros al roce con el viento. Porque consiento que el camino conduce a alguna parte y no es Roma el final de cada huella. Intuyo que el estambre que cubre tus auroras es un hilo de sueos escondido esperando vida que mi alma lo revele. Y voy como un temporal de pjaros de greda sobrevolando las aldeas de adobe que colapsan los pablados de tu vida. Privado de la sabia geometra que traza la lnea paralela de mi gloria.. Aullando como un lobo entre bambes en la selva impenetrable de la vida. Porque s que an me esperas, voy Desconozco si aun soy barro en las retinas desprendida de los dioses, o una brizna de olvido en las manos encogidas de la noche. No s en que espuma est grabado mi destino Ni en que pgina del labio el beso se desglosa Pero voy, amor, Con mi ltima huella hacia los nardos de tu cuerpo Con mi ltima luz hacia el poniente de tu boca.-

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Plido Verso sta terca costumbre de beber la poesa y embriagar la locura De encontrar lo que no busco y alcanzar lo que no sueo sta absurda irona de ser piedra y llenar de musgos mis maanas. Estas vanas ideas de canjear en el verbo el latido y la risa, de mirar sin miradas y quebrarme en las luces. De calar en la noche una sombra confusa. Estas huellas sin pasos, ste nombre sin letras, sta rama sin rbol. Este beso sin labios, esta voz sin palabras, ste mudo alarido. Y aquel otro segundo, aquel otro momento, Aquel soplo preciso que alojaba mis manos en la piel de tu cuerpo Aquel hijo dormido Magdalena ingenua! que buscabas ansiosa mirando mis ojos subir a tu vientre. Aquel sitio prohibido de atisbos y leyes Aquel trino extraviado, aqul sol iracundo, aquel cuarto creciente. Entre estos y aquellos han pasado los aos Ofrend a tu memoria dos pedazos de alma un nirvana de ensueos, un clavel de obsesiones, un velln de esperanzas. Aterriz mi lengua en misterios de pjaros Despeg mi secreto palpitando las sienes Intent rescatar de tu cielo fugado la ltima estrella pero todo fue vano Est torpe intriga de borrar con los dedos las manchas del planeta Esta resistencia intil de pensarte dormida ignorante del beso De dormir con un sueo y esperar sin anuncios milagrosos regresos. sta maldita rutina de estar vivo, da a da, en el sepulcro de la vida De trepar a una espiga masticando la harina del trigal y la hierba. Esta herida tan triste, ste claro de luna ste plido verso.-

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22 HOY TE AMO Te amo, y suenan los arpegios de tu voz y surgen desde la arena, asfixiada de xtasis, veletas de banos rosados, que son bajeles etreos en el ocano de tu piel y de mis sueos. Libero plenilunios que mutilan la noche y subo a tu hombro mi aliento de ceniza Avanzo entre hachearles de infortunios por la in cordura sutil de tus suspiros y es un conjuro de hierbas el jardn de tu horizonte por donde muerde el sol tu cintura sudada y presurosa. Hoy te amo, cabalgando en un rectngulo mudo desde las crines sedosas de tus talle y es un coro perenne e implacable tu clamor ante el eclipse Corazn Salvaje! Bebo en tu vertiente la savia de tu ombligo y emerjo hacia tus ojos para descubrir mi delirio en los montes de tu selva Te amo, y el muro oculta su lepra de musgos y los borrachos del mapa zigzaguean por los fronteras del derrumbe, donde ya nada impide el exilio hasta sus senos, y nada bloquea mi xodo de labios al borde interminable de tu abismo.

23 Noche insensata Por qu ser que stos dientes aprietan tanto grito, que sta boca cierra el ministerio de la palabra, invocando liturgias en las piras de los bonzos, maldiciendo la rutina sin plato de los pobres, los dedos encallados de los nios en la fra madrugada de junio. Por que ser que no acostumbro a revestir de paos negros la mirada, ni consigo achatar mi corazn en tanta mugre de lisonjas, de necedades barbudas en medio de la nada. Por qu no logro hacer envejecer a los abismos, para cortarle los cabellos a los Sansones del poder y la desdicha, caballeros de la orden de la reina, burcratas chantajistas de las almas divagantes y borrachas. Por qu me sabr a estircol ste aire de prosa vagabunda, que navega desolada por los ros putrefactos de ste invierno de miseria y lejana. Por qu ser que se inunda en la garganta un diccionario de vergenzas y estallan rebeliones de dolor en cada verbo, y revientan sin esquirlas los pregones de la absurda anarqua de la vida. Por qu, Dios mo, no supe encontrarte en el camino, para entregarte una parte de sta carga que dobla mis rodillas ante el tiempo, que rebasa por las cumbres de mis sienes. Por qu ser que en sta noche necesito mas que nunca mi costilla, la mano limpia de mi hermana, la sonrisa de mi madre, el consejo de mi padre y la inocencia perdida, en las calles de piedra que enterraron los aos de mi infancia.Por qu no encuentro el lmite que detenga mi bramido, cuando el crneo dilata los msculos del pecho y se vuelve vagabunda la sustancia que alimenta, insensata, mi paz y mi querencia.

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Reclusin Y llega la hora en que tengo que besar, y noto en la boca el sabor de la sangre, los colmillos sucios, los labios hinchados por el tiempo y por la muerte. Y se aproxima el momento de la breve caricia, y veo en mis dedos espinas secas, playas vacas y rocas vulneradas. Entonces comprendo el collar de cactus que envuelve mi cielo y el sexo del sol violando mis ansias. Me quedo mirando el camino donde pasan los extraos y los ausentes, y me siento un mendigo alegando a los pjaros mis vuelos imposibles.Y aun as, me niego al mundo, me escondo en stanos misteriosos y en tneles ftidos, socavando en tumbas dormidas mis sueos de bardo. Entiendo que la poesa sirve para disfrazar el horizonte y decir que la luna viste camisones de seda. Que es til para descargar el arroyo que se rebasa en mi nimo, ante la ferviente crecida de mis lluvias internas.Ha comenzado el fro en el sur de mi alma y veo que nada florece entre las hojas secas; me empeo en llevar a contrapelo la piel del destino, a caminar por las sombras suplicando una palabra que alimente mi osamenta, entre tanta ruina descalza, entre tanto escombro maldito.Confirmo que la poesa es til para falsearle a la piedra, que ha parido dos flores en plena madrugada, que sirve para tapar la mierda que corroe las dentaduras de hierro con que me muerde la vida. Y aun as, me guardo los trapos hmedos en los bolsillos rotos y salgo por las tardes para esconderme, de los espejos y los diablos que moran bajo los maderos de mi cama, hasta que llega la hora en que tengo que besar, y me doy cuenta que el sabor a sal que llevo en la boca no es mas que una gota de lgrima que zozobra bajo el techo de cinc que contiene la tormenta oscura de mi sangre de poeta.Es la hora de mentirle al sol, que sus hilos de oro entran como rayos de vida a travs de la ventana, es hora de sentarse bajo el sauce, a mirar como pasa imperturbable por el lecho del ro, el barco de los sueos, llevando en su proa el cadver mutilado de mis ltimos versos.Es hora de llorar, amor, como lloran los pjaros cantando hacia el silencio.-

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Presiento que he de amarte Como un aborigen que huele el agua antes que se haga la lluvia, presiento que he de amarte De una manera cndida y serena, de una forma intuitiva y soberana Te amar como el sol cuando penetra en la maana para besar las algas en el lecho del mar. Como cuando salta el xido de todos los cerrojos en las jaulas de roco de tu urea corporal. Presiento que he de amarte como presiente un ave el cercano vendaval. Como vislumbra las ctaras un canto de sirena cuando las manos de Apolo las vuelven a tocar. Sospecho que te he de amar hasta que el hombre aprenda a alimentar al hombre y desarme la furia de todas sus banderas. Que te amar como un infante a su zapato cuando la mgica noche de reyes llega contemplativa a su ilusin de cera. Como aman los soldados al silencio con el alma cautelosa de las piedras. Como aman las estrofas de sus himnos los nios desgraciados de la guerra Como el mendigo a sus harapos y la gaviota a cada nueva primavera. Intuyo que he de amarte Como intuye el tapiz al pincel y la acuarela. Como el monje ama a su abada como Cristo a Mara Magdalena. Te amar con mis guerrillas contenidas en los montes clandestinos donde pan y reposan mis frgiles quimeras.

26 Te amar hasta que el aire se termine hasta que sea solo mrmol y bronce la luz definitiva de toda mi conciencia.Carrusel Hubiera mirado el horizonte por sus ojos aquella tarde, cuando los lapachos lloraban sus lgrimas violetas, en un carrusel arremolinado de verbos silvestres y quejidos etreos. Hubiese sembrado en el jardn de su obligo, el desparpajo de un ptalo rebelde, soando con otoos de hogueras y de tlamos. Era la primara vez que la paz y la batalla se liaban en los besos. Era quiz la ltima ocasin de observar, cuando algo parecido al universo, confunda en dioses vegetales su sexo de abeja ,crislida y ameba. Entonces yo, lo hubiese logrado. Hubiese podido observar la piel senil de la aurora, masticando cardos y margaritas entre los tules tenues de la vida. Tal vez lograba que nazca desde su pezn herido, el man para aqul pjaro que se muri en la nieve, reclamando su morada a los rboles blancos. Pero ya ves, en ste carrusel sigo girando, sin que nadie me diga que el tiempo es viejo y la maana vomita putrefacta sus relojes de soles y de nubes. Nunca me avisaron que la noche no era virgen, que engendrando fantasmas para sus saudades en el hueco oscuro de mi crneo, taladrando gestas de infantes, en los campos ambiguos de la heredad condicional de mis auroras. Perdname, amor mo, de haberlo sabido no hubiese bebido la sangre del odio, ni hubiere roto mi palabra en un verso. Perdname, vida, de haberlo imaginado, no habra arrancado los lirios de tu pecho.-

27 Angustias sta noche soy el vencedor de la memoria y emergen necesidades como un arroyo turbio desde el ocano de mi pecho. Mi destino de rumbo aun no sabe su meta y regreso sin ir, por un cofrade de natalidades perversas, por los suburbios de los mercados, donde mendigan los pjaros las migajas de las luces, y los hombres le hacen el amor a las sombras de la miseria. No quiero evadirme del espanto de la risa, ni rerme espantado de todos los recuerdos, solo quiero naufragar abrazado a mi madera de saudades y escribir un poema que se desangre entre ausencias y tristezas. Por eso te pido No me niegues la hoguera del infierno, no me hundas en antagnicos olvidos Djame desmembrar el esqueleto del enigma y besar los labios de la muerte Es necesario desfallecer entre el oleaje de los verbos y enfermar una vez ms ante el evento inevitable. No te olvides que agonizo entre tus brazos No abandones mis residuos de aire y de materia No me dejes caminando en la sordera de un crepsculo, con el grito adherido a los biombos de la idea. Estoy golpeando mi propia puerta, atiende por favor, mi sbito reclamo Que su silencio trenza rastros en la peregrinacin interminable de todas mis angustias y es mi alfabeto silvestre un cachorro extraviado en el papiro de su alma.-

28 DESCONCIERTO Suena una msica lejana sobre los prismas recluidos del horizonte otoal y pueblerino. El enigma equidistante, irresoluto, me conduce a preguntarme cunta irona cabe en tu palabra adversa?, all donde el testimonio cobra el coraje de un verso y se vuelve corrupta la desidia del razonamiento. He visto amanecer al sol, coqueteando con sus brillos a la cara oscura de la luna, detrs de dos cuartetas cubiertas de roco. He descubierto la contemplacin plena de los ojos cerrados, y la ceguera absoluta de las necias miradas, justo cuando hablaba con los jueces, una maana de mayo, antes ser arrojado a las hogueras del silencio. He palpado la voluntad tergiversada de un poema roto, en la audaz degeneracin de la originalidad contempornea, imbuido en el mito de un sueo esperanzado de grandeza. Y sin embargo, aun no puedo descubrir cuanta irona cabe en tu palabra adversa. No he podido aprender a caminar ese territorio de milagros, para des gangrenar los mensajes oscuros de las sucias estrellas. Y de pronto me veo con tribulaciones iracundas, in retricas, banales, hastiado del hasto y encadenado a la desdicha. Ignorante de la desnudez del alba y de sus senos de sombras, mientras un fro sudor de angustias moja los pies de la ausencia, recordando las horas en que solo esperaba el momento para amarte. Hoy la tarde menstrua su gtica adolescencia de resplandores bizantinos, miscelneas de perversas y prostituidas soledades en los cajones encorvados del tiempo, y es la palabra, esa palabra, todas las palabras, las que sucumben como presas insalvables de Artemisa, en un campo de algodones donde sangran a tus pies, escasos de ilusiones, mis plidos poemas.

29 Son Poetas Se juntan en una esquina, se amontonan, se besan, se muerden, se sirven un caf, se acusan, se coaccionan. Sufren hasta que la lluvia toca sus gargantas, sienten la vergenza del amor vegetal y el dolor del nudismo de todas las alegras. Se rompen los dedos una y otra vez con igual piedra, aman y odian, bostezan y tiritan, emigran y retornan. Riegan sobre endecaslabos la greda temporal de la palabra, miden, suman, restan, mueren, matan. Son los herederos de la cripta, los guerrilleros de la luz y del subsuelo. Alucinan como mariposas al amparo de la luna, lamen la inercia del cosmos disfrazados de gerentes y de obreros, tocan la epidermis de los hongos con la mueca sublevada entre los cejos. Son hombres como yo, mujeres como tu, hombres y quiz mujeres, mujeres y quiz hombres, arrugando las tensiones, cantando y puteando contra el mundo. Nostlgicos gemidos de cielo y de pantanos, en un universo de transistores y pantallas planas. Burbujean como lavas de volcanes, violan la solemnidad de los sonetos y las cuartetas, avanzan, investigan, rezan y blasfeman, enfatizan la caldera donde se cocina el verso, para bombardear el templo de la bestia y agotar la risa en misterios de metforas y espontneas cavilaciones.Son ellos, sembrados de consciencias entre ngeles ausentes y dioses presentidos, estallan en la plenitud de la creacin y germinan civilizaciones entre las hojarascas del camino. Son vestigios del pasado, son la pista del presente, son las guas del futuro, olvidados o inmortales, son la tierra, el canto, el dolor, la alegra, la tristeza. Son hombres y mujeres, o ambas cosas Llevan el signo encarnado en el germen, se confunden con su sombra y se asustan ante los espejos, se reproducen y disipan, recorriendo las huellas del rbol y el gemido. Se destruyen y modelan, abren y cierran la tumbas y las puertas, se elevan como globos simbiticos cegando las fronteras de las jaulas y los gritos, con los ojos brillantes en la noche, con el pecho abierto a la batalla, con las manos desgarradas en la nada, con el hueco posedo en las venas rimbombantes de su don y su flaqueza.

30 Caminar Caminar, caminar y tropezar, sentir en el aire, embebido de holln y de azahares, una extraa mezcla de vida y de muerte. Voltear una sonrisa en el camino donde se cosechan las lgrimas. Mutilar un eclipse con anteojos de sol en el alma. Caminar, avanzar mientras te rompes las uas, con las piedras del sendero que trazaste, sin prevenir los desatinos de las controversias y el sometimiento de lo absurdo y lo mundano. Caminar, caminar sin encontrar, en la bsqueda improlija, el bifurcado espejo que te puso ante la vida. Trepar por los rincones donde se esparcen los abismos y cantan los crespines, la leyenda de un suelo lejano, donde el zupay gobierna su salamanca, poblada de brujas y de duendes. Caminar en el hechizo de lo incierto y un bocado de ansia entre los dientes. Qu puede pretender un errabundo? Qu puede pretender la anarqua de un poeta? La razn se deshizo en los dedos de mis pies inquietos, de mi corazn anclado en espejismos! Busco los inciensos que aromaron la magia absurda de mis ngeles poblanos! Intento vivir entre los surcos, donde las semillas imploran el agua, y la lluvia se burla de los ptalos que destroza su granizo. Caminar, mirar las manos estiradas del mendigo y hurgar en el bolsillo solo oquedad y miseria. Sentir a cada paso el dolor de los dolidos, la exclusin de los indigentes, la ambicin de un puado de bastardos, que cuelgan carteles de justicia, en el estmago flaco del hambre y la cultura. Caminar, cansado, herido, agotado, sin querer hacerlo, sin tener ms que hacer y sentirme entre la niebla gris de la existencia, claudicar como un grano de arena ante las olas. Caminar hasta que se acabe ya el camino, o el camino que conduce hasta mi ser Caminar entre historia de reyes, arquitectos y matanzas, en la lujuria detallada de la blasfema y la soberbia de cinco siglos de tormentos memoriosos. Cerrar los puos impotentes, apretar los ojos

31 conteniendo en ellos las rocas milenarias de los templos. Entender que nada es distinto, sentarme a la vera del mar mientras los peces flotan inertes y llorar con lagrimas contaminadas sobre los musgos negros de la vida.-

32 Paisajes La lluvia le hace cosquillas a la tierra Los rboles se ren contagiando a los pjaros su hmeda alegra. Las nubes han tapado las montaas y desde su ombligo urbano, parado frente a una ventana veo transcurrir el tiempo en la quietud sombra del alba. Las luces se encienden fugaces en el destello hiriente del cielo Los techos lloran desaguando cascadas de agua pura que se asfixian entre el herrumbre de las cubiertas de chapas que amontonan los aos declarados de sus vidas. Me interrogo en sta instancia donde asumo ignorante la razn de la consciencia en que punto la vida te designa mercenario del sueo y la quimera jinete del amor y las palabras? Hasta donde somos constructores del destino y de los pasos sin la mano de la suerte o de la gracia? Absoluto o relativo? Si acaso las cadenas se rompieran uniendo los extremos donde se juntan los cuerpos y las alas Si acaso una caricia se cayera desde el eco infinito en que cantan las maanas, y un clarn de mil silencios anunciara en un latido su llegada, le hara yo tambin, como la lluvia, un manojo de cosquillas a la tierra contagiando a mis poemas la hmeda alegra de los pjaros.-

33 Suicidas Quien dijo que morir era tan fcil. Tal vez un vaso con cicuta Un revolver apuntando hacia el cerebro Una bala en el centro de tu pecho, un alma que se queda ciega y muda. A quin se le ocurri la idea loca de pensar que morir era tan fcil. Hace falta ver flamear como bandera sobre un mstil el hasto en la saliva de tu boca. Se necesita no sentir que tu pasin es asesina Poseer los ovarios de Alfonsina, la frialdad sin pensamiento de una roca. Saberse responsable del fracaso o de la gloria. No poder enderezar la cruel balanza Sentir que el amor es una noria. Quien dej librado a ultranza La irona de la muerte de los cuerpos Si viviendo ya saban que haban muerto que mas daba terminar con tanta historia.

34 Volver a empezar Calla el grito penoso e insurgente Al fin el hombre olvida la distancia En silencio regresa hacia la fuente para beber de la fe en que sustancia su gran alma de Fnix malherida con su spero rostro y sin prestancia. Quiz dentro del sueo y conmovida ella extiende el valor sin lontananza quitando del pecho y en mitad partida la sangrante punta de la msera lanza. En el lapso en que todo ha perecido sienten ellos un maana con augurio. Porque saben que no hay nada ms espurio que dejar en los escombros el olvido. Y marchan procurando los motivos que causaron sus males y sus manchas Con las alas de unos pjaros heridos y las manos dispuestas en revanchas. Sabe Dios!, si tal vez han merecido tanto odio de la tierra y sus falacias Pero no ser un pueblo derrotado ni vencido aun poniendo a sus pies diez mil desgracias! Porque el hombre es amor, tambin castigo! Sabedor de sus trampas y sus redes No habr en el universo ni un testigo viendo morir su corazn entre paredes.

35 Yo s que fuiste buena Ha nacido entre rocas y es un musgo que va por humedades y buscando el sentido real de una palabra. Ella sale en las noches sin un rumbo llega al ro que la abraza con sus aguas. No conoce la verdad de su destino No percibe si es certera su nostalgia solo suea con el rostro de algn nio que sonriendo le alegre su mirada. Ha nacido entre las piedras e iracundo su canto se expandi por las montaas sin saber de que fueron los asuntos que un da la colmaron con sus lgrimas. Desde entonces ella vaga por los limbos en el lmite mortal y abandonada Arrastrando sus cadenas cual verdugo que se re de la sangre mientras sangra. No sabr que yo la observo ciego y mudo en el latido que me entrega con sus alas Nunca supo ni sabr que fui el testigo de su dolor y su muerte no anunciada. Ella busca su panten en un poema donde pueda descansar de la falacia que carg cuando pasando por la vida se encontr con el vicio de la trampa Ay, almita, yo se que fuiste buena Que triste es saber que ya te marchas Con tus alas remendadas de tristezas en el llanto inmoral de mi palabra.-

36 Sin ganancia Me perd por los caminos de la vida entre flores silvestres y palomas blancas. La luna me vio pasar de prisa en un silencio de duendes y de algas, envuelto en el luto de la noche fra siguiendo la huella de la fiel manada. Desprovisto de corazas y de miedos me fui alejando una maana con el corazn entre los dedos y un puado de arena en la mirada. Pero aun as me sigues queriendo como queriendo sigue el lucero al alba aunque a su paso fugaz encienda solo un destello en cada madrugada. Y yo te sigo queriendo (si bien suena a un verbo paria) te sigo queriendo aunque tu amor y el mo ya no dejen ganancias. Es que del labio no se pierde el beso repartido en abundancia ni del pecho se te quita lo que siembra cada instante la nostalgia. Y tu amor distancia Cabalgando la cintura del eclipse perdida entre los pliegues de tu falda Seguirs presta a tus sueos Seguirs siendo cristal y hacha. Y yo amordistancia Buscando entre las hierbas hmedas acaso encuentre un musgo de esperanza Quiz la piedra me devuelva en versos tal vez la vida me resople el alma

37 INGENUIDADES Ella era una ciudad de jaspe y una gota perenne perfor su mrmol. Mercachifles embusteros colmaron su orificio con ojivas de ilusiones y cntaros de barro. La habit desde la pintura de sus letras porque ella era una acuarela de estrellas y un pincel de sombra ennegreci su arte. Y la hambruna de su alma entr en sequa, y la tormenta desgarr su pecho, y sus ranchos de adobe se fueron por el ro. Ella era una mujer calcrea un peasco de mi artesana infancia, y se perdi con las vas detrs del horizonte cuando mis aos fueron derritiendo minerales, esculpiendo en su tiempo cicatrices tallando en su cintura ingenuas libertades.-

38 AMORES CONTRAPUESTOS Vengo del ltimo gemido, del labio rojo de un beso Llego esta noche desde la vspera de la nostalgia, borracho de su sabor a mujer y de mi amarga tierra. Un temblor de flautas me acompaa en el camino donde el inca cabalga un caballo rengo en cinco siglos de historia desmembrada Llego del ltimo beso, extasiado y malherido. Desde su contorno sublime de hembra, y la realidad obesa de una aldea que se rompe. Como separar tus manos clidas de mi boca de la greda seca de mi ciudad callada? Como disfrutar ste momento de pasin sublime cuando se mueve en el pecho la sinrazn de mi patria? Cctel de amor que me embriaga y desconcierta: Piel de roco, con cortijo de barro y techo de caa Senos despiertos, con nios dormidos en trochas oscuras Tu lo entiendes, Mujer, se que lo entiendes! Gracias por decirme adis con tu arroyo de fuego Por dejar tus huellas en mi carne finita. Llevo conmigo tu aliento de amante indestructible La piel encendida por tus manos de ncar Llevo en el pecho sta asombrosa mezcla de tus labios dulces y de mi pas amargo. Vengo de tus cabellos hmedos y tu mirada rubia. Con una paradoja de amor y un latido de pueblo que me apena. Me marcho, parado al borde del olvido, por un bulevar del alma donde se cruzan los sentidos y el cuerpo es una despedida que la razn no comprende.

39 SIGNOS DE AMOR DE ESPALDAS AL MAR Aun no ha nacido el amor en su pausa de playa. pero su llanto atraviesa las ventanas del aire, y se mezcla entre los rayos del sol. Aun yace pegado a su placenta, pero su cuerpo sucio de sangre se lava con la lgrima del tiempo no surgido. Aun no ha llegado la hora en que la brisa seque sus cantaros vacos en medio de la tarde prometida sin embargo es mas veloz que la sombra del guila, mas notorio que la luz de los espejos, mas augusto que las huestes supremas del caudillo. Y mueve el mar como envuelto en un chaleco de fuerzas, queriendo explorar la osada de la dicha venidera.Pero todos corren, nadie lo mira, nadie lo toca, huyen de espaldas al faro en busca de sus signos. Creen que sus pupilas son los ojos de la historia, que sus aleteos convictos son horizontes de pjaros, que en la luna amanecen las nimiedades de sus huellas. Huyen distrados en medio de la bruma Sin advertir la desesperacin rutinaria de sus pasos Se cuelgan de una almeja, de un Chandon o de un guiso de lentejas. Devoran tiempo y precipicio en autobuses de dos pisos o automviles importados con energa nuclear. Ya no hay horas disponibles para decir te quiero Ni limpiar los mocos de los nios o las heridas intangibles de las almas.Aun no ha nacido el amor en su pausa de playa Acorralado de lucirnagas observa pasar la tormenta entre gritos mutilados de relojes y de ruedas. El agua vuelve a ser virgen, la noche vuelve a ser casta. El mar espera con su vientre de espumas, para parir el sereno esplendor de la paz que esquivan, los hombres que corren entre sus pginas blancas esquivando anatemas de sollozos y conjuros. Mientras tanto, mujer ma,

40 es el momento de excavar en tu cuerpo De extraer de tus labios el polen de la aurora, cerrando con candados las ventanas del cuarto para que nada perturbe tu gemido de ngel.

41 Falacias No se puede separar lo que queda es falacia. Ni la burla, ni la gracia, ni el rosal que se desploma, ni el ruiseor que canta. El fastidio de la duda, la certeza de las canas. El limn que se hace dulce, en una boca extraa. La reja que no se rompe, la ilusin ensangrentada, Los pies sobre el abismo en la noche destemplada. No se puede separar. Lo que queda, es nostalgia. Ni una cuerda que no afloje ni un yunque en que se forje un amor comprometido. Slo queda el torbellino de la vida que nos pasa. Algn cuerpo clandestino, y otra vez.el desatinola falacia. Es como el oxgeno en el agua, como una primavera donde no florece nada. Echado sobre la tierra, como la semilla vana. Con un escalofro en la dicha y dos dioses incas, en el templo de las lgrimas. No se logra separar. Ya no hay ms ganas. Solo queda la montura del corcel que cabalgaba, en las tardes iracundas de bohemia enamorada.

42 Solo queda la manada deambulando por el mundo, y esos olores nauseabundos, de los que cremoseran almas .De aqu nadie se escapa De aqu nadie se escapa Ni el ateo, ni el mstico, ni el santo No hay salida para el rengo para el mudo, para el manco. No se escapa ni el perfecto ni el marino, ni el prefecto. Ni los das trabajados Ni las horas del asueto. No se evade ni la sombra ni la boca que te nombra ni los labios que te rezan ni las almas que te odian ni los ojos que te besan. Si en tu dicha hay una cama duerme!, y al llegar cada maana levanta tu alegra con nobleza Si en cambio ni una cama te ha dado tu pobreza descansa sobre el banco de una plaza y aun as, al despertar, vers el sol reflejado entre tus cejas. Que de aqu nadie se escapa Ni la bolsa de comercio Ni la alforja del mercado. Ni la idea de ser necio Ni el humilde humanizado. Si ves un burdel domesticado por el claro sendero de la vida Seoritas con licencias concedidas que tienen corazn bien arriba de sus piernas al abrir sus bellos muslos no te olvides que late una mujer dentro de ellas. Nunca dudes que ests solo en ste mundo aunque miles y millones te parezcan Que eres solo un errabundo Que de aqu nada te llevas. Para qu guardar tanta avaricia Para qu mostrar tanta miseria.

43 Que de aqu nadie se va, Que eso nadie ya lo arregla Y si piensas que has pasado sin dejar alguna huella Que tan solo te han quedado tus dudas, tus certezas, tus miedos y tu suerte, puedes estar seguro que ste es un espacio de reservas de la muerte Por eso, hijo mo, No te olvides que de aqu nadie se escapa que no llevas mas que lmpara oscuras sin fortuna, sin amor, sin tristeza. Es hoy toda hermosura Es hoy cosa tan bella. Si tienes un camino lo caminas si en cambio los caminos se te niegan ve al costado de las ruinas y juega a ser feliz con las estrellas.

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ngel y Diablo La noche es eje cautivo, girando en idlico verso. Vocablo que suena, en hoja que an est blanca. Grito anciano, de un canto servil y sereno, con el placer y dolor que circunda en su seno, corcoveando en la huella, con alterna templanza. Afinidad de amor que denota esperanza, en el paso que imprime su huella silente. Hembra que gime en su piel de borrego. Loba que trepa mi carne, guardando en celo, el nveo esplendor, de sus filosos dientes. Estrella y crepsculo, fusin del hermoso poniente. Magdalena consagrada, exaltacin del pecado. Mujer de arena, que seduce al infierno candente, y en la tierra reclama, insumisa, y nada prudente, las alas benditas, de un serafn humano. Salamanca dormida, que presta, suspira a mi lado, surcando la senda empolvada de un cliz divino. Nctar de uva, gnesis del mejor vino. Mujer de secretas bodegas, que me embriagas hasta en las sombras del ocaso. Yo me bebo stas lneas de plebeyo mutante, proveyendo, pasin y delirio, al vaivn de tus pasos, a la sierpe que enrolla mi andar peregrino, a la falda que cubre, insensata, tus muslos de diantre. Anglica dama, que desdobla su signo anhelante, encallando en sus muelles, un temple de lvido manto, entono por ti, en la noche, un himno de lrico canto, que clamen mis letras, zurciendo tus pliegues errantes, que muera, mi vida boca, en tu boca, de ldica amante.-

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46 Djalas arder como candelas Coplas de amor como ovejuelas peludas y pastoras por el campo deambulan mascando las brunelas con la lrica ternura de su canto. Coplas de amor que son un manto a la noble razn del inocente que camina creyendo incandescente un mundo tan oscuro y tan amargo. Al decir quien bien deca que los sueos se forjan de antemano yo he sabido de sueos ms lozanos que nacen sin crecer entre la gente. Coplas de amor que son urgentes como rayos cayendo por la villa se pasean por un cielo sin orillas con su traje de doncel ambivalente. Si el amar te hace decir tan sutilmente redondillas que nacen de tu palma no te olvides al decir que nunca es calma esa dicha de gozar con tanto apuro Que tus versos de amor sean ms duros que las flores que dejaste en la ventana No renuncies a decir que en la maana viste sangre corriendo por el ro que no es pura la puesta del esto cuando hay nubes voladoras que hacen sombra con sus alas. Dale al mundo tus coplas trovadoras sin negar la sinrazn de la injusticia Que no sea tu voz solo avaricia de un beso engalanando tu morada. Coplas de amor gritando fuerte que salgan como ltigo a la frente de quien mira sin ver tanta desgracia. Coplas de amor que den las gracias por recibir de tu amada una caricia sin que deje de caer de tu mejilla una lgrima y un grito de justicia. No te digo que no cantes al recuerdo ni que niegues la sonrisa de tus labios solo pido que pongas en tus versos las penas y el dolor de tus hermanos. Ser poeta es buena cosa, camarada, Se puede navegar como un humano por el canto virtuoso de los grillos

47 caminar entre espinas y cuchillos y vigilar el mar con la mirada Luchar entre redes y corrillos y hacer el amor entre las algas. Coplas de amor, como ovejuelas, paseando su blancura por el alba djalas arder como candelas djalas pastear sobre las almas.-

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