Poemario digital jhon

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SAFO DE LEBOLS Bajo tierra estarás Bajo tierra estarás, nunca de ti, muerta, memoria habrá ni añoranza; que a ti de este rosal nada las Musas dan; ignorada también, tú marcharás a esa infernal mansión, y volando errarás, siempre sin luz, junto a los muertos tú. De la hermosa luna De la hermosa luna los astros cerca hacia atrás ocultan luciente el rostro cuando aquella brilla del todo llena sobre la tierra...

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SAFO DE LEBOLS

Bajo tierra estarás

Bajo tierra estarás,nunca de ti,

muerta, memoria habrá

ni añoranza; que a tide este rosal

nada las Musas dan;

ignorada también,tú marcharás

a esa infernal mansión,

y volando errarás,siempre sin luz,

junto a los muertos tú.

De la hermosa luna

De la hermosa luna los astros cercahacia atrás ocultan luciente el rostrocuando aquella brilla del todo llena

sobre la tierra...Desde Creta ven, Afrodita

Desde Creta ven, Afrodita, aquía este sacro templo, que un bello bosquede manzanos hay, y el incienso humea

ya en los altares;suena fresca el agua por los manzanos

y las rosas dan al lugar su sombra,y un profundo sueño de aquellas hojas

trémulas baja;pasto de caballos, el prado allí

lleno está de flores de primaveray las brisas soplan oliendo a miel...

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Ven, chipriota, aquí y, tras tomar guirnaldas,en doradas copas alegremente

mezclarás el néctar para escanciarlocon la alegría

Dicen que una tropa de carros

Dicen que una tropa de carros unos,otros que de infantes, de naves otros,es lo más hermoso en la negra tierra;

que uno ama.Y es sencillo hacer que cualquiera entienda

esto, pues Helena, que aventajabaen belleza a todos, a su marido,

alto en honores,lo dejó y se fue por el mar a Troya,y ni de su hija o sus propios padres

quiso ya acordarse, pues fue llevada

y esto me recuerda que mi Anactoriano está presente,

de ella ver quisiera su andar amabley la clara luz de su rostro antes

que a los carros lidios o a mil guerrerosllenos de armas.

En mi sueño cerca se me aparece

En mi sueño cerca se me aparecetu graciosa imagen, sagrada Hera,

la que los ilustres reyes Atridasvieron con ruegos;

pues llegado el fin de la empresa de Ares,junto al Escamandro voraginoso,

no pudieron ir desde aquí sus naveshasta su casa

sin hacer ofrendas a ti y a Zeusy al amable dios que engendró Tiona.Sacrificios puros te ofrece el pueblo

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hoy como entonces:

las doncellas traen un hermoso peploy a tu altar se agrupa junto con ellas

la apretada fila de las mujeres...

Inmortal celeste

Inmortal celeste, de ornado trono,dolotrenzadora, Afrodita, atiende:

no atormentes más con pesar y angustiasmi alma, señora,

sino ven aquí, si mi voz de lejosotra vez oíste y me escuchastey dejando atrás la dorada casa

patria viniste,

tras uncir el carro: gorriones lindosa la negra tierra tiraban prestos

con sus fuertes alas batiendo el airedesde los cielos.

Y llegaron pronto, y tú, dichosa,con divino rostro me sonreías

preguntando qué me pasaba, a qué otravez te llamaba

y que qué prefiero que en mi alma locame suceda ahora: « ¿A quién deseas

que a tu amor yo lleve? Ay dime, Safo,¿quién te hace daño?

Pues, si huyó de ti, pronto irá a buscarte;si aceptar no quiso, dará regalos;

te amará bien pronto, si no te ama,aun sin quererlo».

Ven también ahora y de amargas penaslíbrame, y otorga lo que mi alma

ver cumplido ansía, y en esta guerra,sé mi aliada.

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Me parece igual a los dioses

Me parece igual a los dioses esehombre que ahora está frente a ti sentado,

y tu dulce voz a tu lado escuchamientras le hablas

y tu amable risa; lo cual, te juro,en mi pecho el alma saltar ha hecho:pues te miro apenas y mis palabras

ya no me salen

se me queda rota la lengua y, suave,por la piel un fuego me corre al punto,

por mis ojos ya nada veo, y oigosólo un zumbido,

me destila un frío sudor y enteraun temblor me apresa, y cual la paja

amarilla estoy y mi muerte sientopoco alejada.

Pero todo habrá que sufrirlo, incluso...

Muéstrate, Gongula

...muéstrate, Gongula, que aquí te llamo

ven con tu vestido color de leche:¡cómo vuela ahora el deseo en torno

a tu belleza!

pues con sólo ver tu pequeña capasiento ya el hechizo, y estoy contentade que sea la diosa nacida en Chipre

quien te reprocha

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Sigue siendo mi amigo

Sigue siendo mi amigopero busca una esposa más fresca,

que vivir no podría contigosiendo yo la más vieja.

Y la noche entera con sus canciones

...y la noche entera con sus canciones

celebrando pasan tu amor las virgenesy el de tu mujer de florido seno,

junto a la puerta;mas, despierta, novio, que los amigos

de tu edad te esperan; puese deseamosver hoy menos sueño que los pardales

gorgoriteantes.

Y cuando te miro de frente creo

...

y cuando te miro de frente creoque jamás Hermíona fue tan bella

y que no está mal que a la rubia Helenayo te compare.

De verdad que morir yo quiero

de verdad que morir yo quieropues aquella llorando se fue de mí.

Y al marchar me decía: Ay, Safo,qué terrible dolor el nuestro

que sin yo desearlo me voy de ti.

Pero yo contestaba entonces:No me olvides y vete alegre

sabes bien el amor que por ti sentí,

y, si no, recordarte quiero,por si acaso a olvidarlo llegas,

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cuánto hermoso a las dos nos pasó y feliz:

las coronas de rosas tantasy violetas también que tú

junto a mí te ponías después allí,

las guirnaldas que tú trenzabasy que en torno a tu tierno cuello

enredabas haciendo con flores mil,

perfumado tu cuerpo luegocon aceite de nardo todo

y con leche y aceite del de jazmín.

recostada en el blando lecho,delicada muchacha en flor,al deseo dejabas tú ya salir.

Y ni fiesta jamás ni danza,ni tampoco un sagrado bosque

al que tú no quisieras conmigo ir.…

...pienso yo que jamás

...pienso yo que jamásjoven habrá

viendo la luz del sol,que se pueda decir

que en su saberse te parezca a ti...

...ponte guirnaldas, oh Dica

...ponte guirnaldas, oh Dica, por tus graciososcabellos

tras enlazar con tus manos suaves los tallos de eneldo,que hasta las flores las Gracias siempre felices se acercan,

pero rechazan la vista de quien guirnaldas no lleva.

WILLIAN SHEPIARE

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I

De los hermosos el retoño ansiamos para que su rosal no muera nunca, 

pues cuando el tiempo su esplendor marchite guardará su memoria su heredero. Pero tú, que tus propios ojos amas, para nutrir la luz, tu esencia quemas 

y hambre produces en donde hay hartura, demasiado cruel y hostil contigo. 

Tú que eres hoy del mundo fresco adorno, pregón de la radiante primavera, sepultas tu poder en el capullo, 

dulce egoísta que malgasta ahorrando. 

Del mundo ten piedad: que tú y la tumba, ávidos, lo que es suyo no devoren. 

II

Cuando asedien tu faz cuarenta inviernos y ahonden surcos en tu prado hermoso, 

tu juventud, altiva vestidura, será un andrajo que no mira nadie. 

Y si por tu belleza preguntaran, tesoro de tu tiempo apasionado, 

decir que yace en tus sumidos ojos dará motivo a escarnios o falsías. 

¡Cuánto más te alabaran en su empleo si respondieras: " Este grácil hijo 

mi deuda salda y mi vejez excusa ", pues su beldad sería tu legado! 

Pudieras, renaciendo en la vejez, ver cálida tu sangre que se enfría. 

III

Mira a tu espejo, y a tu rostro dile: ya es tiempo de formar otro como éste. 

Si no renuevas hoy su lozanía, al mundo engañas y a una madre robas. 

¿Quién es la bella del intacto seno que tu cultivo marital desdeñe? 

y ¿quién tan loco para ser la tumba de un amor egoísta sin futuro? 

Tu madre encuentra en ti, que eres su espejo, 

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la gracia de su abril, su primavera; así, de tu vejez por las ventanas, 

aunque mustio, verás tu tiempo de oro. 

Mas si pasar prefieres sin memoria, muere solo y tu imagen morirá. 

IV

Derrochador de encanto, ¿por qué gastas en ti mismo tu herencia de hermosura? 

Naturaleza presta y no regala, y, generosa, presta al generoso. 

Luego, bello egoísta, ¿por qué abusas de lo que se te dio para que dieras? 

Avaro sin provecho, ¿por qué empleas suma tan grande, si vivir no logras? 

Al comerciar así sólo contigo, defraudas de ti mismo a lo más dulce. Cuando te llamen a partir, ¿qué saldo 

podrás dejar que sea tolerable? 

Tu belleza sin uso irá a la tumba; usada, hubiera sido tu albacea.

V

Las horas que gentiles compusieron tal visión para encanto de los ojos, sus tiranos serán cuando destruyan 

una belleza de suprema gracia: porque el tiempo incansable, en torvo invierno, 

muda al verano que en su seno arruina; la savia hiela y el follaje esparce 

y a la hermosura agosta entre la nieve. 

Si no quedara la estival esencia, en muros de cristal cautivo líquido, 

la belleza y su fruto morirían sin dejar ni el recuerdo de su forma. 

Mas la flor destilada, hasta en invierno, su ornato pierde y en perfume vive.

VI

No dejes, pues, sin destilar tu savia, que la mano invernal tu estío borre: 

aroma un frasco y antes que se esfume enriquece un lugar con tu belleza. No ha de ser una usura prohibida 

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la que alegra a quien paga de buen grado; y tú debes dar vida a otro tú mismo, feliz diez veces, si son diez por uno. 

Más que ahora feliz fueras diez veces, si diez veces, diez hijos te copiaran: 

¿qué podría la muerte, si al partir en tu posteridad siguieras vivo? 

No te obstines, que es mucha tu hermosura para darla a la muerte y los gusanos. 

VII

¡Ve! si en oriente la graciosa luz su cabeza flamígera levanta, 

los ojos de los hombres, sus vasallos, con miradas le rinden homenaje. 

Y mientras sube al escarpado cielo, como un joven robusto en su edad media, 

lo siguen venerando las miradas que su dorada procesión escoltan. 

Pero cuando en su carro fatigado deja la cumbre y abandona al día, 

apártanse los ojos antes fieles, del anciano y su marcha declinante. 

Así tú, al declinar sin ser mirado, si no tienes un hijo, morirás.

XV

Cuando pienso que todo lo que crece su perfección conserva un mero instante; que las funciones de este gran proscenio 

se dan bajo la influencia de los astros; y que el hombre florece como planta a quien el mismo cielo alienta y rinde, 

primero ufano y abatido luego, hasta que su esplendor nadie recuerda: 

la idea de una estada tan fugaz a mis ojos te muestra más vibrante, 

mientras que Tiempo y Decadencia traman mudar tu joven día en noche sórdida. 

Y, por tu amor guerreando con el Tiempo, si él te roba, te injerto nueva vida. 

XVI

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¿Y por qué no es tu guerra más pujante contra el Tirano tiempo sanguinario; 

y contra el decaer no te aseguras mejores medios que mi rima estéril? En el cenit estás de horas risueñas. 

Los incultos jardines virginales darían para ti vivientes flores, 

a ti más semejantes que tu efigie. 

Tendrías vida nueva en vivos trazos, pues ni mi pluma inhábil ni el pincel 

harán que tu nobleza y tu hermosura ante los ojos de los hombres vivan. 

Si a ti mismo te entregas, quedarás por tu dulce destreza retratado. 

XVII

¿Quién creerá en el futuro a mis poemas si los colman tus méritos altísimos? 

Tu vida, empero, esconden en su tumba y apenas la mitad de tus bondades. 

Si pudiera exaltar tus bellos ojos y en frescos versos detallar sus gracias, 

diría el porvenir: " Miente el poeta, rasgos divinos son, no terrenales ". 

Desdeñarían mis papeles mustios, como ancianos locuaces, embusteros; 

sería tu verdad " transporte lírico ", " métrico exceso " de un " antiguo " canto. 

Mas si entonces viviera un hijo tuyo, mi rima y él dos vidas te darían.

XVIII

¿A un día de verano compararte? Más hermosura y suavidad posees. 

Tiembla el brote de mayo bajo el viento y el estío no dura casi nada. 

A veces demasiado brilla el ojo solar, y otras su tez de oro se apaga; 

toda belleza alguna vez declina, ajada por la suerte o por el tiempo. 

Pero eterno será el verano tuyo. No perderás la gracia, ni la Muerte 

se jactará de ensombrecer tus pasos 

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cuando crezcas en versos inmortales. 

Vivirás mientras alguien vea y sienta y esto pueda vivir y te dé vida.

XIX

Mella, Tiempo voraz, del león las garras, deja a la tierra devorar sus brotes, arranca al tigre su colmillo agudo, 

quema al añoso fénix en su sangre. Mientras huyes con pies alados, Tiempo, 

da vida a la estación, triste o alegre,y haz lo que quieras, marchitando al mundo

Pero un crimen odioso te prohíbo:

no cinceles la frente de mi amor,ni la dibujes con tu pluma antigua;permite que tu senda siga, intacto,

ideal sempiterno de hermosura.

O afréntalo si quieres, Tiempo viejo:mi amor será en mis versos siempre joven.

XX

Pintado por Natura el rostro tienesde mujer, dueño y dueña de mi amor;

y de mujer el corazón sensiblemas no mudable como el femenino;tus ojos brillan más, son más lealesy doran los objetos que contemplas;

de hombre es tu hechura, y tu dominio robamiradas de hombres y almas de mujeres.

Primero te creó mujer Naturay, desvariando mientras te esculpía,de ti me separó, decepcionándome,

al agregarte lo que no me sirve.

Si es tu fin el placer de las mujeres,mío sea tu amor, suyo tu goce.

XXI

No me sucede lo que a aquel poetaque versifica a una beldad pintada,

y al cielo mismo emplea como adorno,midiendo cuánto es bello con su bella;

y en henchidas imágenes la acopla

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al sol, la luna y a las gemas ricasy a las flores de abril y a las rarezas

que el aire envuelve en este globo vasto.

Sincero amante, la verdad escribo.Mi amor es tan gentil, podéis creerme,como cualquier hijo de madre, y brillamenos que las candelas celestiales.

Dejad que digan más los habladores;yo no quiero ensalzar lo que no vendo.

XXII

No creeré en mi vejez, ante el espejo,mientras la juventud tu edad comparta;

sólo cuando los surcos te señalenpensaré que la muerte se aproxima.Si toda la hermosura que te cubre

es el ropaje de mi corazón,que vive en ti, como en mí vive el tuyo,

¿cómo puedo ser yo mayor que tú?

Por eso, amor, contigo sé prudente,como soy yo por ti, no por mi mismo;

tu corazón tendré con el cuidadode la nodriza que al pequeño ampara.

No te ufanes del tuyo, si me hieres,pues me lo diste para no volverlo.

XXIV

Como actor vacilante en el proscenioque temeroso su papel confunde,

o como el poseído por la iraque desfallece por su propio exceso,así yo, desconfiando de mí mismo,callo en la ceremonia enamorada,

y se diría que mi amor decaecuando lo agobia la amorosa fuerza.

Deja que la elocuencia de mis libros,sin voz, transmita el habla de mi pecho

que pide amor y busca recompensa,más que otra lengua de expresivo alcance.

Del mudo amor aprende a leer lo escrito,que oír con ojos es amante astucia.

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XXIV

Pintores son mis ojos: te fijaronsobre la tabla de mi corazón,

y mi cuerpo es el marco que sostienela perspectiva de la obra insigne.A través del pintor hay que mirar

para encontrar tu imagen verdadera,colgada en el taller que hay en mi pecho

al que brindan ventanas tus dos ojos.

Y observa de los ojos el servicio:los míos diseñaron tu figura,

los tuyos son ventanas de mi pechopor las que atisba el sol, feliz de verte.

Mas algo falta al arte de los ojos:dibujan lo que ven y al alma ignoran.

XXV

Que los favorecidos por los astrosde honores y de títulos se ufanen;

yo, que la suerte priva de esos triunfos,hallo mi dicha en lo que más venero.Los favoritos de los grandes príncipesabren al sol sus hojas cual caléndulas,

y su orgullo sepultan en sí mismospues los abate un ceño que se frunce.

El célebre guerrero laborioso,derrocado una vez tras mil victorias,

es del libro de honores suprimidoy de su gesta lo demás se olvida.

Feliz de mí, que amando soy amado,y ni cambiar ni ser cambiado puedo.

XXVI

Señor del amor mío, cuyo méritoobliga mi homenaje de vasallo,

te envío esta embajada manuscrita,mi devoción probando y no mi ingenio.

Grande es mi devoción: mi pobre espíritula muestra sin ropaje de vocablos

y espera, aunque desnuda, que en tu almale dé tu comprensión fácil albergue;

hasta que el astro que mi andanza guía

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me señale con brillo favorable,y al ornar mis andrajos amorosos

haga que yo merezca que me mires.

Así podré exhibir mi amor ufano,pero hasta entonces rehuiré la prueba.

XXVII

Extenuado, hacia el lecho me apresuroa calmar mis fatigas de viajero,

pero empieza en mi ánimo otro viaje,cuando acaban del cuerpo las faenas.Porque mis pensamientos, alejándose

en tu busca, celosos peregrinos,de mis párpados abren el agobioa la tiniebla que los ciegos miran.

Sólo que mi visión imaginariatrae tu sombra hasta mis ojos ciegos,como un joyel que cuelga de la noche

y el rostro oscuro le rejuvenece.

Así, por ti y por mí, nunca reposande día el cuerpo y a la noche el alma.

XXIX

Cuando hombres y Fortuna me abandonan,lloro en la soledad de mi destierro,

y al cielo sordo con mis quejas cansoy maldigo al mirar mi desventura,

soñando ser más rico de esperanza,bello como éste, como aquél rodeado,

deseando el arte de uno, el poder de otro,insatisfecho con lo que me queda;

a pesar de que casi me desprecio,pienso en ti y soy feliz y mi alma entonces,

como al amanecer la alondra, se alzade la tierra sombría y canta al cielo:

pues recordar tu amor es cal fortunaque no cambio mi estado con los reyes.

XXX

Cuando en sesiones dulces y calladashago comparecer a los recuerdos,

suspiro por lo mucho que he deseado

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y lloro el bello tiempo que he perdido,la aridez de los ojos se me inunda

por los que envuelve la infinita nochey renuevo el plañir de amores muertos

y gimo por imágenes borradas.

Así, afligido por remotas penas,puedo de mis dolores ya sufridosla cuenta rehacer, uno por uno,y volver a pagar lo ya pagado.

Pero si entonces pienso en ti, mis pérdidasse compensan, y cede mi amargura.

XXXI

Los corazones que supuse muertospues me faltaban, a tu pecho ocupan;

en él reinan amor y sus virtudesy los amigos que creí enterrados.¡ Cuánta lágrima pía de mis ojos

robó el amor leal por esos muertosque no son más que seres que han cambiado

de lugar y que yacen en ti ocultos!

Tú eres la tumba donde vive amor;de mis amores los trofeos te ornan;

cada uno te dio mi parte suyay ahora es tuyo el bien que fue de muchos.

Veo en ti las imágenes que amé:soy tuyo entero pues las tienes todas.

XXXII

Si a mis días colmados sobrevives, y cuando esté en el polvo de la Muerte 

una vez más relees por ventura los inhábiles versos de tu amigo, 

con lo mejor de tu época compáralos, y aunque todas las plumas los excedan, guárdalos por mi amor, no por mis rimas, 

superadas por hombres más felices. 

Que tu amor reflexione: "Si su Musa crecido hubiera en esta edad creciente, 

frutos más caros a su edad le diera, dignos de incorporarse a tal cortejo: 

pero ha muerto; en poetas más notables estilo buscaré y en él amor". 

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XXXIII

He visto a la mañana en plena gloria los picos halagar con su mirada, 

besar con su oro las praderas verdes y dorar con su alquimia arroyos pálidos; 

y luego permitir el paso oscuro de fieros nubarrones por su rostro, y ocultarlo a la tierra abandonada 

huyendo hacia occidente sin ventura. 

Así brilló mi sol, un día, al alba, sobre mi frente, con triunfal belleza; 

una hora no más lo he poseído y hoy me lo esconden las aéreas nubes. 

No desdeñes mi amor: si el sol del cielo se eclipsa, han de velarse los del mundo. 

XXXIV

¿Por qué me prometiste un día hermoso y a viajar sin mi capa me obligaste, si me dejaste sorprender por nubes 

que en su bruma ocultaron tu destello? No me basta que surjas de la niebla y que la lluvia enjugues en mi rostro, 

pues no ha de ponderar ninguno el bálsamo que cicatriza pero no remedia. 

Ni tu vergüenza a mi dolor aplaca, ni tu remordimiento a lo perdido: del ofensor la pena poco alivia 

a quien la cruz soporta del agravio. 

Pero tus lágrimas de amor son perlas y su riqueza todo el mal rescata. 

XXXV

No te acongojes más por lo que has hecho; fango y espina tienen fuente y rosa; 

a la luna y al sol vela el eclipse; vive el gusano en el capullo suave. Todos cometen faltas, yo también pues disculpo con símiles la tuya, 

y por justificarte me corrompo y excuso tus pecados con exceso. 

A tu yerro sensual le doy mi ayuda; de opositor me vuelvo tu abogado 

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y comienzo a pleitear contra mí mismo. Tanto el amor y el odio en mí combaten 

que no puedo dejar de ser el cómplice del ladrón tierno que cruel me roba. 

XXXVI

Déjame confesar que somos dos aunque es indivisible el amor nuestro, así las manchas que conmigo quedan 

he de llevar yo solo sin tu ayuda. No hay más que un sentimiento en nuestro amor 

si bien un hado adverso nos separa, que si el objeto del amor no altera, dulces horas le roba a su delicia. 

No podré desde hoy reconocerte para que así mis faltas no te humillen, 

ni podrá tu bondad honrarme en público sin despojar la honra de tu nombre. 

Mas no lo hagas, pues te quiero tanto que si es mío tu amor, mía es tu fama. 

XXXVII

Como un padre decrépito disfruta al ver de su hijo las empresas jóvenes, 

así yo, mutilado por la suene, en tu lealtad y mérito me afirmo. 

Pues sea la hermosura o el linaje, el poder o el ingenio, uno o todos, 

quien te corone con mejores títulos, yo incorporo mi amor a esa riqueza. 

Ni pobre ni ofendido soy, ni inválido, que basta la substancia de tu sombra para colmarme a mí con su opulencia, 

y de una parte de tu gloria vivo. 

Busca, pues, lo mejor: te lo deseo; seré feliz diez veces, si lo hallas. 

XXXVIII

¿Cómo puede buscar temas mi Musa mientras tú alientas, que a mi verso infundes 

tu dulce inspiración, harto preciosa para exponerla en un papel grosero? 

Agradécete a ti, si algo de mi obra digno de leerse encuentra tu mirada: 

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¿quién tan mudo será que no te escriba cuando tu luz aclara lo que inventa? 

Sé la décima Musa y sé diez veces mejor que las antiguas invocadas, 

y otorga a quien te invoque eternos versos que sobrevivan a lejanos siglos. 

Si al futuro censor mi Musa encanta, mía será la pena y tuyo el lauro.

XXXIX

¿Cómo puedo elogiarte con modestia cuando tú eres de mí la mejor parte? 

¿Qué me puede otorgar mi propio elogio y qué hago con tu elogio sino el mío? 

Vivamos separados, y que pierda su nombre de indiviso nuestro amor, para que pueda darte, al separarnos, 

lo que mereces tú, tú solamente. 

¡Oh ausencia, cuál sería tu suplicio, si tu amarga quietud no nos dejara 

burlar al tiempo en el amor pensando, engaño dulce del pensar y el tiempo, 

y no enseñaras a hacer dos con uno, aquí elogiando a quien está distante! 

XL

Toma, amor, todos, todos mis amores, ¿qué más posees de lo que tenías? 

Ningún amor, mi amor, que sea cierto; pues ya antes era tuyo todo el mío. 

Si a quien me ama por mi amor recibes, no puedo reprocharte que lo goces, mas te reprocho tu perverso engaño 

si rechazas mi amor y no al que me ama. 

Ladrón gentil, me robas y te absuelvo por más que me hurtes mis escasos bienes, 

y eso que duelen más, amor lo sabe, las heridas de amor que las del odio. 

Gracia inconstante en quien el mal es bello, no seas mi enemiga, aunque me mates. 

XLI

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Las dulces faltas en que osado incurres si de tu corazón estoy ausente, 

cuadran a tu hermosura y a tus años porque la tentación siempre te sigue. 

Te querrán conquistar, pues eres noble; te querrán asediar, pues eres bello; 

¿qué hijo de mujer, antes que triunfe, dejará a una mujer cuando lo acosa? 

¡Ay! deberías respetar mi sitio y a tu edad reprender y tus encantos 

que en su fuga te arrastran al extremo de violar obligado una fe doble : 

la de ella, que ha tentado tu hermosura; la tuya, infiel a mí con su belleza. 

XLII

No sólo sufro porque la posees, aunque en verdad la quise con ternura, 

más hondo es mi dolor porque eres suyo y esa pérdida siento más cercana. 

Así disculpo vuestra ofensa, amantes: tú la quieres pues sabes que la quiero, 

y ella me engaña por amor de mí, dejando que mi amigo la haga suya. 

Si te pierdo, mi amada te recobra, si la pierdo, mi amigo es quien la encuentra; ambos se encuentran y a los dos los pierdo 

y por mi amor me imponen esta cruz. 

Pero al ser uno solo yo y mi amigo, ¡oh lisonja! yo soy quien ella quiere.

XLIII

Veo mejor si cierro más los ojos que el día entero ven lo indiferente; 

pero al dormir, soñando te contemplan y brillantes se guían en lo oscuro. 

Tú, cuya sombra lo sombrío aclara, si ante quienes no ven tu sombra brilla, 

¡qué luz diera la forma de tu sombra al claro día por tu luz más claro! 

¡Ay, qué felicidad para mis ojossi te miraran en el día vivo, 

ya que en la noche muerta, miro, ciego, de tu hermosura la imperfecta sombra! 

Page 20: Poemario digital jhon

Los días noches son, si no te veo, y cuando sueño en ti, días las noches.

LIII

¿Qué substancia es la tuya, qué te forma que millones de sombras te acompañan? 

Su propia sombra tiene cada uno pero tú puedes producirlas todas. Si describen a Adonis, su retrato es tu pobre parodia; y te repintan

con traje griego si a la bella Helena embellecen con máximo artificio. 

Si hablan del año joven o maduro, primavera es la sombra de tu gracia 

y lo es de tu esplendor el tiempo fértil; en todo lo feliz te descubrimos. 

Contribuyes a toda la hermosura, mas nada se parece a tu constancia. 

LV

Ni el mármol, ni los áureos monumentos, durarán con la fuerza de esta rima, 

y en ella tu esplendor tendrá más brillo que en la losa que mancha el tiempo impuro. 

Cuando tumbe la guerra las estatuasy el desorden los muros desarraigue, ni la espada de Marte ni su incendio destruirán tu memoria siempre viva. 

Irás contra la muerte y el olvido. Acogerá tu elogio la mirada 

de la posteridad que, consumiéndolo, hasta el juicio final fatigue al mundo. 

Así, hasta el día en que también te juzguen, aquí estarás y en los amantes ojos. 

LXI

Si nada es nuevo, si lo que es ya ha sido, ¡cómo se engaña nuestra inteligencia 

cuando, empeñada en busca de invenciones, de un niño ya nacido lleva el peso! 

¡Ay, si mirando atrás quinientos añospudiera presentarme la memoria 

tu imagen en un libro muy remoto, ya que el alma empezó a expresarse en letras! 

Page 21: Poemario digital jhon

¡Si pudiera saber lo que inspiraron tus maravillas al antiguo mundo, 

y ver si es nuestra o suya la ventaja o si los ciclos son iguales todos! 

Seguro estoy que los pasados genios exaltaron objetos menos dignos. 

LX

Como en la playa al pedregal las olas, nuestros minutos a su fin se apuran, cada uno desplaza al que ha pasado 

y avanzan todos en labor seguida. El nacimiento, por un mar de luces, 

va hacia la madurez y su corona;combaten con su brillo eclipses pérfidos 

y el Tiempo sus regalos aniquila. 

El Tiempo orada el juvenil adorno, surca de paralelas la hermosura, se nutre de supremas maravillas 

y nada existe que su hoz no abata. 

A pesar de su mano cruel, mi verso dirá tu elogio en tiempos que esperamos. 

LXI

¿En verdad quieres que tu imagen abra mis párpados al tedio de la noche, 

mientras las sombras que se te parecen de mí se burlan y a mi sueño quiebran? 

¿Mandas así fuera de ti tu espíritu, lejos, para que aceche mis acciones 

y mis horas espíe de flaqueza,que son blanco y dominio de tus celos? 

No; tu amor, aunque grande, no lo es tanto: es el mío el que me abre los dos ojos, 

mi propio amor quien mi descanso vence y en centinela para ti se cambia: 

pues por ti velo mientras te desvelas, muy distante de mi, muy cerca de otros. 

LXII

El pecado de amarme se apodera de mis ojos, de mi alma y de mí todo; y para este pecado no hay remedio 

pues en mi corazón echó raíces. 

Page 22: Poemario digital jhon

Pienso que es el más bello mi semblante, mi forma, entre las puras, la ideal; 

y mi valor tan alto conceptúo que para mí domina a todo mérito.

Pero cuando el espejo me presenta, tal cual soy, agrietado por los años, 

en sentido contrario mi amor leo que amarse siendo así sería inicuo. 

Es a ti, otro yo mismo, a quien elogio, pintando mi vejez con tu hermosura. 

LXV

Si la muerte domina al poderío de bronce, roca, tierra y mar sin límites, 

¿cómo le haría frente la hermosura cuando es más débil que una flor su fuerza? 

Con su hálito de miel, ¿podrá el verano resistir el asedio de los días, 

cuando peñascos y aceradas puertasno son invulnerables para el Tiempo? 

¡Atroz meditación! ¿Dónde ocultarte, joyel que para su arca el Tiempo quiere? ¿Qué mano detendrá sus pies sutiles? Y ¿quién prohibirá que te despojen? 

Ninguno a menos que un prodigio guarde el brillo de mi amor en negra tinta. 

LXXI

Cuando haya muerto, llórame tan sólo mientras escuches la campana triste, 

anunciadora al mundo de mi fuga del mundo vil hacia el gusano infame. 

Y no evoques, si lees esta rima, la mano que la escribe, pues te quiero 

tanto que hasta tu olvido prefirieraa saber que te amarga mi memoria. 

Pero si acaso miras estos versos cuando del barro nada me separe, ni siquiera mi pobre nombre digas 

y que tu amor conmigo se marchite, 

para que el sabio en tu llorar no indague y se burle de ti por el ausente. 

XCI

Page 23: Poemario digital jhon

Unos se vanaglorian de la estirpe, del saber, el vigor o la fortuna; 

otros, de la elegancia extravagante, o de halcones, lebreles y caballos; cada carácter un placer comporta cuya alegría a las demás excede; 

pero estas distinciones no me alcanzanpues tengo algo mejor que las incluye. 

En altura, tu amor vence al linaje; en soberbia al atuendo; al oro en fausto; 

en júbilo al de halcones y corceles. Teniéndote, todo el orgullo es mío. 

Mi única miseria es que pudieras quitarme todo y en miseria hundirme. 

XCIV

Tu capricho y tu edad, según se mire, provocan tus defectos o tu encanto; 

y te aman por tu encanto o tus defectos, pues tus defectos en encanto mudas. Lo mismo que a la joya más humilde 

valor se da en los dedos de una reina, se truecan tus errores en verdades 

y por cosa legítima se tienen. 

¡Cómo engañara el lobo a los corderos,si en cordero pudiera transformarse! Y ¡a cuánto admirador extraviarías, si usaras plenamente tu prestigio! 

Mas no lo hagas, pues te quiero tanto que si es mío tu amor, mía es tu fama. 

CVI

Cuando en las crónicas de tiempos idos veo que a los hermosos se describe 

y a la Belleza embellecer la rima que elogia a damas y señores muertos, observo que al pintar de sus dechados la mano, el labio, el pie, la frente, el ojo, 

trataba de expresar la pluma arcaica una belleza como la que tienes. 

Así, sus alabanzas son presagiosde nuestro tiempo, que te prefiguran, y pues no hacían más que adivinarte, 

no podían cantarte cual mereces. 

Page 24: Poemario digital jhon

En cuanto a aquellos que te contemplamos con absorta mirada, estamos mudos. 

CXXIII

Tiempo, no has de jactarte de mis cambios: alzas con nuevo brío tus pirámides 

y no son para mí nuevas ni extrañas sino aspectos de formas anteriores. Por ser corta la vida, nos sorprende 

lo antiguo que reiteras y que impones, cual si fuera lo nuevo que deseamos 

y si no conociéramos su historia. 

Os desafío a ti y a tus anales;no me asombran pasado ni presente, 

pues tus anales y lo visto engañan al transformarse mientras te apresuras. 

Por mí, te juro que he de ser constante a pesar de tu hoz y de ti mismo. 

CXLVI

Pobre alma, centro de culpable limo a la que burla, indócil, quien la ciñe, 

¿por qué adentro sufrir afán y hambre si pintas lo exterior de alegre lujo? 

Si el contrato es tan breve, ¿por qué gastas ornando tu morada pasajera? 

¿Tendrá por fin tu cuerpo sustentar al gusano que herede tu derroche? 

Vive, alma, a expensas de tu servidor; que aumenten sus fatigas tu tesoro; 

y cambia horas de espuma por divinas. Sé rica adentro, en vez de serlo afuera. 

Devora tú a la Muerte y no la nutras, pues si ella muere, no podrás morir.

FRANCISCO DE QUEVEDO

Page 25: Poemario digital jhon

«A los moros por dinero; a los cristianos de balde.» 

¿Quién es ésta que lo cumple? Dígasmelo tú, el romance. 

Yo, con mi fe de bautismo, tras ella bebo los aires; 

por moro me tienen todas: dinero quieren que gaste. 

En lenguaje de mujeres, que es diferente lenguaje, de balde es dos veces dé, 

cosa que no entendió nadie. 

Todas me llaman Antón, todas me cobran Azarque, 

y son, al daca y al pido, mis billetes Alcoranes. 

El sombrero que les quito se les antoja turbante, y mi prosa, algarabía, 

por más español que hable. 

Sin duda, romance aleve, que, por sólo el consonante, 

a los pordioseros fieles les diste alegrón tan grande. 

Y aquella maldita hembra, para burlar el linaje 

de los Baldeses de paga, tocó a barato una tarde. 

Iuego que el romance oí, me llamaba por las calles cristianísimo, sin miedo 

del rey de Francia y sus Pares. 

¿Adónde están los cristianos que gozan de aqueste lance?: 

que en el reino de Toledo los Pedros pagan por Tarfes. 

Si la que lo prometiste en esa cazuela yaces, 

Page 26: Poemario digital jhon

más gente harás, si te nombras, que las banderas de Flandes. 

Doña Urraca diz que fue la del pregón detestable: 

que cosa tan mal cumplida no pudo ser de otras aves.

EDGAR ALAN POEA Elena

Te vi a punto.Era una noche de julio,

Noche tibia y perfumada,Noche diáfana...

De la luna plena límpida,Límpida como tu alma,

DescendíanSobre el parque adormecido

Gráciles velos de plata.

Ni una ráfagaEl infinito silencio

Y la quietud perturbabanEn el parque...

Evaporaban las rosasLos perfumes de sus almas

Para que los recogierasEn aquella noche mágica;Para que tú los gozases

Su último aliento exhalabanComo en una muerte dulce,

Como en una muerte lánguida,Y era una selva encantada,

Y era una noche divinaLlena de místicos sueñosY claridades fantásticas.

Toda de blanco vestida,Toda blanca,

Sobre un ramo de violetasReclinada

Te veíaY a las rosas moribundas

Y a ti, una luz tenue y diáfana

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Muy suavementeAlumbraba,

Luz de perla diluidaEn un éter de suspiros

Y de evaporadas lágrimas.

¿Qué hado extraño(¿Fue ventura? ¿Fue desgracia?)

Me condujo aquella nocheHasta el parque de las rosas

Que exhalabanLos suspiros perfumados

De sus almas?

Ni una hojaSusurraba;No se oía

Una pisada;Todo mudo,

Todo en sueños,Menos tú y yo

-¡Cuál me agitoAl unir las dos palabras! -

Menos tú y yo... De repenteTodo cambia.

¡Oh, el parque de los misterios!¡Oh, la región encantada!

Todo, todo,Todo cambia.

De la luna la luz límpidaLa luz de perla se apaga.El perfume de las rosas

Muere en las dormidas auras.Los senderos se oscurecen.

Expiran las violas castas.Menos tú y yo, todo huye,

Todo muere,Todo pasa...

Todo se apaga y extingueMenos tus hondas miradas.

¡Tus dos ojos donde arde tu alma!Y sólo veo entre sombrasAquellos ojos brillantes,

¡Oh mi amada! Todo, todo,Todo cambia.

De la luna la luz límpidaLa luz de perla se apaga.

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El perfume de las rosasMuere en las dormidas auras.Los senderos se oscurecen.

Expiran las violas castas.Menos tú y yo, todo huye,

Todo muere,Todo pasa...

Todo se apaga y extingueMenos tus hondas miradas.

¡Tus dos ojos donde arde tu alma!Y sólo veo entre sombrasAquellos ojos brillantes,

¡Oh mi amada!

¿Qué tristezas irreales,Qué tristezas extrahumanas!

La luz tibia de esos ojosLeyendas de amor relata.¡Qué misteriosos dolores,Qué sublimes esperanzas,Qué mudas renunciaciones

Expresan aquellos ojosque en la sombra

Fijan en mí su mirada!

Noche oscura. Ya DianaEntre turbios nubarrones,

Lentamente,Hundió la faz plateada,

Y tú solaEn medio de la avenida,

Te deslizasIrreal, mística y blanca,

Te deslizas y te alejas incorpóreaCual fantasma.

Sólo flotan tus miradas.¡Sólo tus ojos perennes,

Tus ojos de honda miradaFijos quedan en mi alma!

A través de los espacios y los tiempos,Marcan,

Marcan mi senderoY no me dejan

Cual me dejó la esperanza.Van siguiéndome, siguiéndomeComo dos estrellas cándidas;

Cual fijas estrellas doblesEn los cielos apareadas

Page 29: Poemario digital jhon

En la noche solitaria.

Ellos solos purificanMi alma toda con sus rayos

Y mi corazón abrasan,Y me prosterno ante ellosCon adoración extática,

Y en el díaNo se ocultan

Cual se ocultó mi esperanza.

De todas partes me siguenMirándome fijamente

Con sus místicas miradas.Misteriosas, divinales

Me persiguen sus miradasComo dos estrellas fijas,

Como dos estrellas tristes,¡Como dos estrellas blancas!

Alegre río, tu cristalino fulgor

Alegre río, tu cristalino fulgor,Tu curso límpido, tu agua errante,

Son un emblema invocadorDe la belleza: el corazón abierto,

El risueño serpenteo del arteEn la hija del viejo Alberto.

Mas cuando ella en ti se mira y, de repente,Tus aguas se iluminan y estremecen,

Entonces, el más bello torrenteY su humilde devoto se parecen,

Pues ambos llevan su imagen anclada,Uno en el cauce, otro en el corazón

En ese corazón que su miradaIntensa, honda, enciende de emoción.

Amigos que por siempre nos dejaron

Amigos que por siempreNos dejaron,

Caros amigos para siempre idos,¡Fuera del Tiempo

Y fuera del Espacio!

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Para el alma nutrida de pesares,Para el transido corazón, acaso.

Arriba

Annabel Lee

Hace muchos, muchos años, en un reino junto al mar,Habitaba una doncella cuyo nombre os voy a dar,

Y el nombre que daros puedo es el de Annabel Lee,Quien vivía para amarme y ser amada por mí.

Yo era un niño y era ella una niña, junto al mar,En el reino prodigioso que os acabo de nombrar.

Mas nuestro amor fue tan grande como jamás yo presentí,Mucho más que amor compartimos, yo y mi bella Annabel Lee,

Y los nobles en su estirpe de abolengo señorial,Los ángeles en el cielo envidiaban tal amor,

Los alados serafines nos miraban con rencor.

Aquel fue el solo motivo, ¡hace tanto tiempo ya!Por el cual, de los confines del océano y más allá,

Un gélido viento vino de una nube y yo sentíCongelarse entre mis brazos a mi bella Annabel Lee.

La arrancaron de mi lado en solemne funeral,A encerrarla la llevaron por la orilla del mar

A un sepulcro en ese reino que se alza junto al mar,Los arcángeles que no eran tan felices como nosotros dos,Con envidia nos miraban desde ese Reino que es de Dios.

Ese fue el solo motivo, bien lo podéis preguntar,Pues lo saben los hidalgos de aquel reino junto al mar,

Por el cual un viento vino de una nube carmesíCongelando una noche a mi bella Annabel Lee.

Nuestro amor era tan grande y aún más firme en su candorQue aquel de nuestros mayores, más sabios en el amor.

Ni los ángeles que moran en su cielo tutelar,Ni los demonios que habitan negros abismos bajo el mar

Podrán apartarme nunca del alma que mora en mí,Espíritu luminoso de mi bella Annabel Lee.

Pues los astros no se elevan sin traerme la miradaCelestial que, yo adivino, son los ojos de mi amada.

Y la luna vaporosa jamás brilla ya en vano,Pues su fulgor es ensueño de mi bella Annabel Lee.

Yazgo al lado de mi amada, mi novia bien amada,Mientras retumba en la playa la nocturna marejada,

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Yazgo en su tumba labrada cerca del mar rumoroso,En su sepulcro a la orilla del inmenso océano.

Balada nupcial

En mi dedo el anillo,La guirnalda nupcial mi sien decora;

De sedas y diamantes busco el brillo,Y soy feliz ahora.

Y mi señor me brinda amor seguro;Pero al decirme ayer cuánto me adora,Tembló mi corazón, como al conjuro,

De quien cayó en la guerra, al pie del muro,Y es feliz ahora.

Pero él tranquilizóme, y en mi frenteBesó la palidez que le enamora.

Y he aquí que en un ensueño, vi presente,Al muerto D'Elormy: -suyo, en mi frente,

Fue el beso; y suspiré -¡cuán dulcemente!-:"-¡Ah, soy feliz ahora!"

Y si pude otorgar palabra nueva,Así el voto juré, y aunque traidora,

Y aunque un luto de amor el alma lleva,Ved brillar ese anillo que prueba

Que soy feliz ahora.

¡Ah! Ilumíneme Dios aquel pasado,Pues si sueña o no sueña el alma ignora,

Y el corazón se oprime, y conturbadoPregúntase, oh Señor, si el olvidado

Será feliz ahora.

De todos cuantos anhelan tu presencia

De todos cuantos anhelan tu presencia como una mañana,De todos cuantos padecen tu ausencia como una noche,

Como el destierro inapelable del sol sagradoAllende el firmamento; de todos los dolientes que a cada instante

Te bendicen por la esperanza, por la vida, ah, y sobre todo,Por haberles devuelto la fe extraviada, enterradaEn la verdad, en la virtud, en la raza del hombre.

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De todos aquellos que, cuando agonizaban en el lecho impíoDe la desesperanza, se han incorporado de pronto

Al oírte susurrar con dulzura: "¡Que haya luz!",Al oírte susurrar esas palabras acentuadas

Por el sereno brillo de tus ojos.

De todos tus numerosos deudores, cuya gratitudRaya la veneración, recuerda, oh no olvides nunca

A tu devoto más ferviente, al más incondicional,Y piensa que estas líneas vacilantes las habrá escrito él,

Ese que ahora, al escribirlas, se emociona pensandoQue su espíritu comulga con el espíritu de un ángel.

GARCILASO DE LA VEGA

Cuando me paro a contemplar mi estado y a ver los pasos por dó me ha traído, hallo, según por do anduve perdido,

que a mayor mal pudiera haber llegado;

mas cuando del camino estoy olvidado, a tanto mal no sé por dó he venido:

Sé que me acabo, y más he yo sentido ver acabar conmigo mi cuidado.

Yo acabaré, que me entregué sin arte a quien sabrá perderme y acabarme,

si quisiere, y aun sabrá querello:

Que pues mi voluntad puede matarme, la suya, que no es tanto de mi parte, Pudiendo, ¿qué hará sino hacello?

II

En fin, a vuestras manos he venido, do sé que he de morir tan apretado,

que aun aliviar con quejas mi cuidado, como remedio, me es ya defendido;

mi vida no sé en qué se ha sostenido, si no es en haber sido yo guardado para que sólo en mí fuese probado

cuanto corta una espada en un rendido.

Mis lágrimas han sido derramadas donde la sequedad y la aspereza dieron mal fruto dellas y mi suerte:

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¡basten las que por vos tengo lloradas; no os venguéis más de mí con mi flaqueza;

allá os vengad, señora, con mi muerte!

III

La mar en medio y tierras he dejado de cuanto bien, cuitado, yo tenía;

y yéndome alejando cada día, gentes, costumbres, lenguas he pasado.

Ya de volver estoy desconfiado; pienso remedios en mi fantasía;

y el que más cierto espero es aquel día que acabará la vida y el cuidado.

De cualquier mal pudiera socorrerme con veros yo, señora, o esperallo, si esperallo pudiera sin perdello;

mas no de veros ya para valerme, si no es morir, ningún remedio hallo,

y si éste lo es, tampoco podré habello.

IV

Un rato se levanta mi esperanza: mas, cansada de haberse levantado, torna a caer, que deja, mal mi grado,

libre el lugar a la desconfianza.

¿Quién sufrirá tan áspera mudanza del bien al mal? ¡Oh corazón cansado!

Esfuerza en la miseria de tu estado; que tras fortuna suele haber bonanza.

Yo mesmo emprenderé a fuerza de brazos romper un monte, que otro no rompiera,

de mil inconvenientes muy espeso.

Muerte, prisión no pueden, ni embarazos, quitarme de ir a veros, como quiera,

desnudo espirtu u hombre en carne y hueso.

V

Escrito está en mi alma vuestro gesto, y cuanto yo escribir de vos deseo; vos sola lo escribisteis, yo lo leo

tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

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En esto estoy y estaré siempre puesto; que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,

de tanto bien lo que no entiendo creo, tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros; mi alma os ha cortado a su medida;

por hábito del alma mismo os quiero.

Cuando tengo confieso yo deberos; por vos nací, por vos tengo la vida,

por vos he de morir, y por vos muero.

VI

Por ásperos caminos he llegado a parte que de miedo no me muevo;

y si a mudarme a dar un paso pruebo, y allí por los cabellos soy tornado.

Mas tal estoy, que con la muerte al lado busco de mi vivir consejo nuevo;

y conozco el mejor y el peor apruebo, o por costumbre mala o por mi hado.

Por otra parte, el breve tiempo mío, y el errado proceso de mis años,

en su primer principio y en su medio,

mi inclinación, con quien ya no porfío, la cierta muerte, fin de tantos daños, me hacen descuidar de mi remedio.

VII

No pierda más quien ha tanto perdido, bástate, amor, lo que ha por mí pasado;

válgame agora jamás haber probado a defenderme de lo que has querido.

Tu templo y sus paredes he vestido de mis mojadas ropas y adornado,

como acontece a quien ha ya escapado libre de la tormenta en que se vido.

Yo había jurado nunca más meterme, a poder mío y mi consentimiento,

en otro tal peligro, como vano.

Page 35: Poemario digital jhon

Mas del que viene no podré valerme; y en esto no voy contra el juramento;

que ni es como los otros ni en mi mano.

VIII

De aquella vista buena y excelente salen espirtus vivos y encendidos,

y siendo por mis ojos recibidos, me pasan hasta donde el mal se siente.

Entránse en el camino fácilmente, con los míos, de tal calor movidos, salen fuera de mí como perdidos,

llamados de aquel bien que está presente.

Ausente, en la memoria la imagino; mis espirtus, pensando que la vían,

se mueven y se encienden sin medida;

mas no hallando fácil el camino, que los suyos entrando derretían,

revientan por salir do no hay salida.

IX

Señora mía, si yo de vos ausente en esta vida turo y no me muero,

paréceme que ofendo a lo que os quiero, y al bien de que gozaba en ser presente;

tras éste luego siento otro accidente, que es ver que si de vida desespero,

yo pierdo cuanto bien bien de vos espero; y ansí ando en lo que siento diferente.

En esta diferencia mis sentidos están, en vuestra ausencia y en porfía, no sé ya que hacerme en tal tamaño.

Nunca entre sí los veo sino reñidos; de tal arte pelean noche y día,

que sólo se conciertan en mi daño.

X

¡Oh dulces prendas, por mí mal halladas, dulces y alegres cuando Dios quería,

Juntas estáis en la memoria mía, y con ella en mi muerte conjuradas!

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¿Quién me dijera, cuando las pasadas horas que en tanto bien por vos me vía,

que me habiáis de ser en algún día con tan grave dolor representadas?

Pues en una hora junto me llevastes todo el bien que por términos me distes, lleváme junto el mal que me dejastes;

si no, sospecharé que me pusistes en tantos bienes, porque deseastes verme morir entre memorias tristes.

XI

Hermosas ninfas, que, en el río metidas, contentas habitáis en las moradas de relucientes piedras fabricadas

y en columnas de vidrio sostenidas;

agora estéis labrando embebecidas o tejiendo las telas delicadas, 

agora unas con otras apartadas contándoos los amores y las vidas:

dejad un rato la labor, alzando vuestras rubias cabezas a mirarme, 

y no os detendréis mucho según ando,

que o no podréis de lástima escucharme, o convertido en agua aquí llorando, podréis allá despacio consolarme.

XII

Si para refrenar este deseo loco, imposible, vano, temeroso,

y guarecer de un mal tan peligroso, que es darme a entender yo lo que no creo.

No me aprovecha verme cual me veo, o muy aventurado o muy medroso, en tanta confusión que nunca oso

fiar el mal de mí que lo poseo,

¿qué me ha de aprovechar ver la pintura de aquél que con las alas derretidas

cayendo, fama y nombre al mar ha dado,

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y la del que su fuego y su locura llora entre aquellas plantas conocidas

apenas en el agua resfrïado?

XIII

A Dafne ya los brazos le crecían, y en luengos ramos vueltos se mostraba;

en verdes hojas vi que se tornaban los cabellos que el oro escurecían.

De áspera corteza se cubrían los tiernos miembros, que aún bullendo estaban:

los blancos pies en tierra se hincaban, y en torcidas raíces se volvían.

Aquel que fue la causa de tal daño, a fuerza de llorar, crecer hacía

este árbol que con lágrimas regaba.

¡Oh miserable estado! ¡oh mal tamaño! ¡Que con llorarla crezca cada día

la causa y la razón porque lloraba!

XIV

Como la tierna madre, que el doliente hijo le está con lágrimas pidiendo alguna cosa, de la cual comiendo,

sabe que ha de doblarse el mal que siente.

Y aquel piadoso amor no le consiente que considere el daño que, haciendo

lo que le pide hace, va corriendo y aplaca el llanto y dobla el accidente,

así a mi enfermo y loco pensamiento, que en su daño os me pide, yo querría

quitarle este mortal mantenimiento.

Mas pídemele y llora cada día tanto que cuanto quiere le consiento,

olvidando su muerte, y aun la mía.

XV

Si quejas y lamentos pueden tanto, que enfrenaron el curso de los ríos, y en los diversos montes y sombríos

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los árboles movieron con su canto;

si convertieron a escuchar su llanto los fieros tigres, y peñascos fríos;

si, en fin, con menos casos que los míos bajaron a los reinos del espanto,

¿por qué no ablandará mi trabajosa vida, en miseria y lágrimas pasada, un corazón conmigo endurecido?

Con más piedad debría ser escuchada la voz del que se llora por perdido

que la del que perdió y llora otra cosa.

XVI

No las francesas armas odïosas, en contra puestas del airado pecho,

ni en los guardados muros con pertecho los tiros y saetas ponzoñosas;

no las escaramuzas peligrosas, ni aquel fiero rüido contrahecho

de aquel que para Júpiter fue hecho, por manos de Vulcano artificiosas,

pudieron, aunque más yo me ofrecía a los peligros de la dura guerra, quitar una hora sola de mi hado.

Mas infición del aire en sólo un día me quitó el mundo, y me ha en ti sepultado,

Parténope, tan lejos de mi tierra.

XVII

Pensando que el camino iba derecho, vine a parar en tanta desventura,

que imaginar no puedo, aún con locura, algo de que esté un rato satisfecho.

El ancho campo me parece estrecho, la noche clara para mí es escura;

la dulce compañía, amarga y dura, y duro campo de batalla el lecho.

Del sueño, si hay alguno, aquella parte sola, que es imagen de la muerte,

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se aviene con el alma fatigada.

En fin que como quiera estoy de arte, que juzgo ya por hora menos fuerte,

aunque en ella me vi, la que es pasada.

XVIII

Si a vuestra voluntad yo soy de cera, y por sol tengo sólo vuestra vista,

la cual a quien no inflama o no conquista con su mirar, es de sentido fuera;

¿de do viene una cosa, que, si fuera menos veces de mí probada y vista, según parece que a razón resista, a mi sentido mismo no creyera?

Y es que yo soy de lejos inflamado de vuestra ardiente vista y encendido

tanto, que en vida me sostengo apenas;

mas si de cerca soy acometido de vuestros ojos, luego siento helado cuajárseme la sangre por las venas.

XIX

Julio, después que me partí llorando de quien jamás mi pensamiento parte,

y dejé de mi alma aquella parte que al cuerpo vida y fuerza estaba dando,

de mi bien a mí mismo voy tomando estrecha cuenta, y siento de tal arte

faltarme todo el bien, que temo en parte que ha de faltarme el aire sospirando;

y con este temor mi lengua prueba a razonar con vos, oh dulce amigo, del amarga memoria de aquel día

en que yo comencé como testigo a poder dar, del alma vuestra, nueva

y a saberla de vos del alma mía.

XX

Con tal fuerza y vigor son concertados

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para mi perdición los duros vientos, que cortaron mis tiernos pensamientos luego que sobre mí fueron mostrados.

El mal es que me quedan los cuidados en salvo destos acontecimientos,

que son duros, y tienen fundamientos en todos mis sentidos bien echados.

Aunque por otra parte no me duelo, ya que el bien me dejó con su partida,

del grave mal que en mí está de contino;

antes con él me abrazo y me consuelo; porque en proceso de tan dura vida

ataje la largueza del camino.

FEDERICO GARCIA LORCA

GRANADA

Granada, calle de Elvira, donde viven las manolas, 

las que se van a la Alhambra, las tres y las cuatro solas. 

Una vestida de verde,otra de malva, y la otra, 

un corselete escocés con cintas hasta la cola. 

Las que van delante, garzas la que va detrás, paloma, abren por las alamedas muselinas misteriosas.

¡Ay, qué oscura está la Alhambra! ¿Adónde irán las manolas 

mientras sufren en la umbríael surtidor y la rosa? 

¿Qué galanes las esperan? ¿Bajo qué mirto reposan? 

¿Qué manos roban perfumes a sus dos flores redondas? 

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Nadie va con ellas, nadie; dos garzas y una paloma. 

Pero en el mundo hay galanes que se tapan con las hojas. 

La catedral ha dejado bronces que la brisa toma; 

El Genil duerme a sus bueyes y el Dauro a sus mariposas. 

La noche viene cargadacon sus colinas de sombra; 

una enseña los zapatos entre volantes de blonda;la mayor abre sus ojos y la menor los entorna. 

¿Quién serán aquellas tres de alto pecho y larga cola? 

¿Por qué agitan los pañuelos? ¿Adónde irán a estas horas? 

Granada, calle de Elvira, donde viven las manolas,

las que se van a la Alhambra, las tres y las cuatro solas. 

LLUVIA 

La lluvia tiene un vago secreto de ternura,algo de soñolencia resignada y amable,

una música humilde se despierta con ellaque hace vibrar el alma dormida del paisaje. 

Es un besar azul que recibe la Tierra,el mito primitivo que vuelve a realizarse.El contacto ya frío de cielo y tierra viejos

con una mansedumbre de atardecer constante. 

Es la aurora del fruto. La que nos trae las floresy nos unge de espíritu santo de los mares.

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La que derrama vida sobre las sementerasy en el alma tristeza de lo que no se sabe. 

La nostalgia terrible de una vida perdida,el fatal sentimiento de haber nacido tarde,

o la ilusión inquieta de un mañana imposiblecon la inquietud cercana del color de la carne. 

El amor se despierta en el gris de su ritmo,nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,pero nuestro optimismo se convierte en tristezaal contemplar las gotas muertas en los cristales. 

Y son las gotas: ojos de infinito que miranal infinito blanco que les sirvió de madre. 

Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbioy le dejan divinas heridas de diamante.

Son poetas del agua que han visto y que meditanlo que la muchedumbre de los ríos no sabe. 

¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,la que llorosa y triste sobre las cosas caes! 

¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotasalmas de fuentes claras y humildes manantiales!Cuando sobre los campos desciendes lentamente

las rosas de mi pecho con tus sonidos abres. 

El canto primitivo que dices al silencioy la historia sonora que cuentas al ramajelos comenta llorando mi corazón desierto

en un negro y profundo pentagrama sin clave. 

Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,tristeza resignada de cosa irrealizable,

tengo en el horizonte un lucero encendidoy el corazón me impide que corra a contemplarte. 

Page 43: Poemario digital jhon

¡Oh lluvia silenciosa que los árboles amany eres sobre el piano dulzura emocionante;das al alma las mismas nieblas y resonanciasque pones en el alma dormida del paisaje! 

CANCION OTOÑAL 

Hoy siento en el corazónun vago temblor de estrellas,

pero mi senda se pierdeen el alma de la niebla.

La luz me troncha las alasy el dolor de mi tristeza

va mojando los recuerdosen la fuente de la idea. 

Todas las rosas son blancas,tan blancas como mi pena,y no son las rosas blancas,que ha nevado sobre ellas.

Antes tuvieron el iris.También sobre el alma nieva.

La nieve del alma tienecopos de besos y escenas

que se hundieron en la sombrao en la luz del que las piensa. 

La nieve cae de las rosas,pero la del alma queda,

y la garra de los añoshace un sudario con ellas. 

¿Se deshelará la nievecuando la muerte nos lleva?¿O después habrá otra nievey otras rosas más perfectas?

¿Será la paz con nosotroscomo Cristo nos enseña?

Page 44: Poemario digital jhon

¿O nunca será posiblela solución del problema? 

¿Y si el amor nos engaña?¿Quién la vida nos alientasi el crepúsculo nos hunde

en la verdadera cienciadel Bien que quizá no exista,

y del Mal que late cerca? 

¿Si la esperanza se apagay la Babel se comienza,qué antorcha iluminará

los caminos en la Tierra? 

¿Si el azul es un ensueño,qué será de la inocencia?

¿Qué será del corazónsi el Amor no tiene flechas? 

¿Y si la muerte es la muerte,qué será de los poetasy de las cosas dormidas

que ya nadie las recuerda?¡Oh sol de las esperanzas!¡Agua clara! ¡Luna nueva!¡Corazones de los niños!

¡Almas rudas de las piedras!Hoy siento en el corazón

un vago temblor de estrellasy todas las rosas son

tan blancas como mi pena. 

JOHN MILTONEl paraíso perdido (fragmento)

Canta celeste Musa la primera desobediencia del hombre.Y el fruto de aquel árbol prohibido cuyo funesto manjar

Trajo la muerte al mundo y todos nuestros malesCon la pérdida del Edén, hasta que un Hombre, más

grande,

Page 45: Poemario digital jhon

Reconquistó para nosotros la mansión bienaventurada.En la secreta cima del Oreb o del Sinaí tú inspirasteA aquel pastor que fue el primero en enseñar a la

escogida greyCómo en su principio salieron del caos los cielos y la

tierra;Y si te place más la colina de Sión o el arroyo de Siloé

Que se deslizaba rápido junto al oráculo de Dios,Allí invocaré tu auxilio en favor de mi osado canto;

Que no con débil vuelo pretendo remontarmeSobre el monte Aonio al empeñarme en un asuntoQue ni en prosa ni en verso nadie intentó jamás.

Y tú singularmente ¡Oh Espíritu! que prefieresA todos los templos un corazón recto y puro,

Inspírame tu sabiduría. Tú estabas presente desde el principio

Y desplegando como una paloma tus poderosas alasCubriste el vasto abismo haciéndolo fecundo,

Ilumina mi oscuridad; realza y alienta mi bajezaPara que desde la altura de este gran propósito

Pueda glorificar a la Providencia eternaJustificando las miras de Dios para con los hombres.

Di ante todo, ya que ni la celestial esferaNi la profunda extensión del infierno ocultan nada a tu

vista,Di qué causa movió a nuestros primeros padres,

Tan favorecidos del cielo en su feliz estado,A separarse de su Creador e incurrir en la única

prohibiciónQue les impuso siendo señores del mundo todo.

¿Quién fue el primero que los incitó a su infame rebelión?La infernal Serpiente. Ella con su malicia animada

Por la envidia y el deseo de venganzaEngañó a la Madre del género humano.

Por su orgullo había sido arrojada del cieloCon toda su hueste de ángeles rebeldes

Y con el auxilio de éstos, no bastándole eclipsarLa gloria de sus próceres, confiaba en igualarse

Al Altísimo si el Altísimo se le oponía.

El paraíso perdido (fragmento)

¡Salud, mundo infernal! Y tú, profundo Averno,Recibe a tu nuevo señor, cuyo espíritu

No cambiará nunca, ni con el tiempo, ni en lugar alguno.El espíritu vive en sí mismo, y en sí mismo

Page 46: Poemario digital jhon

Puede hacer un cielo del infierno, o un infierno del cielo.¿Qué importa el lugar donde yo resida,si soy el mismo

que era,Si lo soy todo, aunque inferior a aquel

A quien el trueno ha hecho más poderoso?Aquí, al menos, seremos libres,

Pues no ha de haber hecho el Omnipotente este sitioPara envidiárnoslo, ni querrá, por lo tanto, expulsarnos de

él;Aquí podremos reinar con seguridad, y para mí,

Reinar es ambición digna, aun cuando sea sobre el infierno,

Porque más vale reinar aquí, que servir en el cielo.Pero, ¿dejaremos a nuestros fieles amigos,

A los partícipes y compañeros de nuestra ruina,Yacer anonadados en el lago del olvido?

¿No hemos de invitarlos a que compartan con nosotrosEsta triste mansión, o intentar una vez más,

Con nuestras fuerzas reunidas, si hay todavía algo queRecobrar en el cielo, o más que perder en el infierno?"

CHARLES BAUSELAIRE

El albatros

Por distraerse, a veces, suelen los marinerosDar caza a los albatros, grandes aves del mar,Que siguen, indolentes compañeros de viaje,

Al navío surcando los amargos abismos.

Apenas los arrojan sobre las tablas húmedas,Estos reyes celestes, torpes y avergonzados,

Dejan penosamente arrastrando las alas,Sus grandes alas blancas semejantes a remos.

Este alado viajero, ¡qué inútil y qué débil!Él, otrora tan bello, ¡qué feo y qué grotesco!

¡Éste quema su pico, sádico, con la pipa,Aquél, mima cojeando al planeador inválido!

El Poeta es igual a este señor del nublo,Que habita la tormenta y ríe del ballestero.Exiliado en la tierra, sufriendo el griterío,Sus alas de gigante le impiden caminar.

Elevación

Page 47: Poemario digital jhon

Por encima de estanques, por encima de valles,De montañas y bosques, de mares y de nubes,Más allá de los soles, más allá de los éteres,Más allá del confín de estrelladas esferas,

Te desplazas, mi espíritu, con toda agilidadY como un nadador que se extasía en las olas,Alegremente surcas la inmensidad profunda

Con voluptuosidad indecible y viril.

Escápate muy lejos de estos mórbidos miasmas,Sube a purificarte al aire superior

Y apura, como un noble y divino licor,La luz clara que inunda los límpidos espacios.

Detrás de los hastíos y los hondos pesaresQue abruman con su peso la neblinosa vida,

¡Feliz aquel que puede con brioso aleteoLanzarse hacia los campos luminosos y calmos!

Aquel cuyas ideas, cual si fueran alondras,Levantan hacia el cielo matutino su vuelo

-¡Que planea sobre todo, y sabe sin esfuerzo,La lengua de las flores y de las cosas mudas!

Arthur Rimbaud

Sueño para el invierno

En el invierno viajaremos en un vagón de trencon asientos azules.

Seremos felices. Habrá un nido de besosoculto en los rincones.

Cerrarán sus ojos para no ver los gestos en las últimas sombras,esos monstruos huidizos, multitudes oscuras

de demonios y lobos.Y luego en tu mejilla sentirás un rasguño...

un beso muy pequeño como una araña suavecorrerá por tu cuello...

Y me dirás: «¡búscala!», reclinando tu cara-y tardaremos mucho en hallar esa araña,

por demás indiscreta.

paul verlaine

Page 48: Poemario digital jhon

Primavera

Tiernamente la joven mujer de cabello rojizoConmovida ante tanta inocencia

Le dijo a la rubia muchachaEstas palabras en suave voz

"Savia que se eleva; flores que se abrentu juventud es una glorieta

permite a mis dedos vagar por la hierbadonde se estremece el capullo de la rosa

Déjame por entre el herbaje puroBeber las gotas del rocío

Que humedece a la tierna rosa,..

De modo que el placer, mi cariñoAvive tu rostro

Como el amanecer el azul del cielo

Su adorado cuerpo bello, armoniosoPerfumado, blanco como el blanco

Rosa, emblanquecido con pura leche, rosadoComo un lirio bajo un cielo púrpura

Bellos los muslos, enhiestos los pechosTu espalda, hombros, vientre, un banquete

Para los ojos y para las curiosas manosPara los labios y todos los sentidos

"Pequeña niña, deja ver si tu lechotiene aún debajo de la roja cortina

la hermosa almohada que llevay las salvajes sábanas. Oh a tu lecho.

William Blake

Para ver el mundo en un grano de arena, Y el Cielo en una flor silvestre, 

Abarca el infinito en la palma de tu mano Y la eternidad en una hora.

Page 49: Poemario digital jhon

Aquel que se liga a una alegríaHace esfumar el fluir de la vida; 

Aquél quien besa la joya cuando esta cruza su caminoVive en el amanecer de la eternidad. 

Tú, rubio ángel de la nocheAhora, cuando el sol descansa sobre las montañas, la luz

abrillanta la antorcha del amor; tu radiante corona¡ ponla y sonríe sobre nuestro lecho nocturno !

Sonríe a nuestros amores,y mientras echas las azules cortinas del cielo,

esparce tu helada de plata sobre cada flor que cierra sus dulces ojoscon oportuno sueño.

Deja que tu viento del este duerma sobre el lago;habla el silencio con tus parpadeantes ojos,

Y lava la oscuridad con plata. Pronto, muy pronto,te retiras, entonces el lobo se enfurece,

y el león se queda a través del bosque pardo,Las pelajes de nuestros rebaños están cubiertos con tu sagrada helada,

protégelos con tu influencia.

El árbol que mueve algunos a lágrimas de felicidad,en la Mirada de otros no es más que un objeto Verde

que se interpone en el camino.Algunas personas Ven la Naturaleza como algo Ridículo y Deforme,

pero para ellos no dirijo mi discurso;y aun algunos pocos no ven en la naturaleza nada en especial.

Pero para los ojos de la persona de imaginación,la Naturaleza es imaginación misma.

Así como un hombre es, ve.Así como el ojo es formado, así es como sus potencias quedan establecidas.

"No poseo nombre:pero nací hace dos días."

¿Cómo te llamaré?"Soy feliz.

Me llamo alegría."¡Que el dulce júbilo sea contigo!

¡Bonita alegría!Dulce alegría, de apenas dos días,

te llamo dulce alegría:así tú sonríes,

mientras yo canto.¡Que el dulce júbilo sea contigo!

Cuando los verdes bosques ríen con la voz del júbilo,y el arroyo encrespado se desplaza riendo;

Page 50: Poemario digital jhon

cuando ríe el aire con nuestras divertidas ocurrencias,y la verde colina ríe del estrépito que hacemos;

cuando los prados ríen con vívidos verdes,y ríe la langosta ante la escena gozosa; 

cuando Mary y Susan y Emilycantan "¡ja, ja, ji!" con sus dulces bocas redondas.

Cuando los pájaros pintados ríen en la sombradonde nuestra mesa desborda de cerezas y nueces,

acercaos y alegraos, y uníos a mí,para cantar en dulce coro el "¡ja, ja, ji!"

Tigre, tigre, que te enciendes en luzpor los bosques de la noche ¿qué mano inmortal, qué ojo

pudo idear tu terrible simetría?

¿En qué profundidades distantes,en qué cielos ardió el fuego de tus ojos?

¿Con qué alas osó elevarse?¿Qué mano osó tomar ese fuego?

¿Y qué hombro, y qué artepudo tejer la nervadura de tu corazón?Y al comenzar los latidos de tu corazón,¿qué mano terrible? ¿Qué terribles pies?

¿Qué martillo? ¿Qué cadena?¿En qué horno se templó tu cerebro?

¿En qué yunque?¿Qué tremendas garras osaronsus mortales terrores dominar?

Cuando las estrellas arrojaron sus lanzasy bañaron los cielos con sus lágrimas

¿sonrió al ver su obra?¿Quien hizo al cordero fue quien te hizo?

Tigre, tigre, que te enciendes en luz,por los bosques de la noche¿qué mano inmortal, qué ojo osó idear tu terrible simetría?

¡ Despierta, despierta, mi pequeño !Tú eras la única alegría de tu madre;

¿Por qué lloras en tu sueño tranquilo?¡Despierta! Tu padre te protege.

Oh, ¿que tierra es la Tierra de los Sueños?¿Cuáles son sus montañas, y cuáles sus ríos?

¡Oh padre! Allí vi a mi madre,Entre los lirios junto a las bellas aguas.

Page 51: Poemario digital jhon

Entre los corderos, vestida de blanco,Caminaba con su Thomas en dulce deleite.

Lloré de alegría, como una paloma me lamento;¡Oh! ¿Cuándo volveré allí?

Querido hijo, también yo junto a ríos placenterosHe caminado la noche entera en la Tierra de los Sueños;Pero por serenas y cálidas que fuesen las anchas aguas,

No pude llegar hasta la otra orilla.

¡Padre, oh padre! ¿Qué hacemos aquíEn esta tierra de incredulidad y temor?

La Tierra de los Sueños es mucho mejor, allá lejos,Por sobre la luz del lucero del alba

Constantino Cavafis

LA CIUDADDijiste: "Iré a otra ciudad, iré a otro mar.

Otra ciudad ha de hallarse mejor que ésta.Todo esfuerzo mío es una condena escrita;

y está mi corazón - como un cadáver - sepultado.Mi espíritu hasta cuándo permanecerá en este marasmo.

Donde mis ojos vuelva, donde quiera que mireoscuras ruinas de mi vida veo aquí,

donde tantos años pasé y destruí y perdí".Nuevas tierras no hallarás, no hallarás otros mares.

La ciudad te seguirá. Vagaráspor las mismas calles. Y en los mismos barrios te harás viejo

y en estas mismas casas encanecerás.Siempre llegarás a esta ciudad. Para otro lugar -no esperes-

no hay barco para ti, no hay camino.Así como tu vida la arruinaste aquí

en este rincón pequeño, en toda tierra la destruiste.

Walt Whitman

Creo que una brizna de hierba

Creo que una brizna de hierba no es inferior a la jornada de los astros

Y que la hormiga no es menos perfecta ni lo es un grano de arena

Page 52: Poemario digital jhon

Y que el escorzo es una obra de arte para los gustos más exigentes

Y que la articulación más pequeña de mi mano es un escarnio para todas las máquinas.

Quédate conmigo este día y esta noche y poseerás el origen de todos los poemas.

Creo en ti, alma mía, el otro que soy no debe humillarse ante ti,Ni tú debes humillarte ante el otro.

Retoza conmigo sobre la hierba, borra el freno de tu garganta.

Creo que podría retornar y vivir con los animales, ellos son tan plácidos y autónomos.

Me detengo y los observo largo rato.Ellos no se impacientan ni se lamentan de su situación.

No lloran sus pecados en la oscuridad de un cuarto.No me fastidian con sus discusiones sobre sus deberes hacia

Dios.Ninguno está descontento. Ninguno padece la manía de poseer

objetos.Ninguno se arrodilla ante otro ni ante los antepasados que

vivieron hace milenios.Ninguno es respetable o desdichado en toda la faz de la tierra.

Así me muestran su relación conmigo y yo así lo acepto.

No pregunto quién eres, eso carece de importancia para mí.No puedes hacer ni ser más que aquello que yo te inculco.

Fernando Pessoa

A veces, y el sueño es triste

A veces, y el sueño es triste,En mis deseos existeLejanamente un país

Donde ser feliz consisteSolamente en ser feliz.

Se vive como se nace,Sin querer y sin saber.En esa ilusión de ser,

El tiempo muere y renaceSin que se sienta correr.

El sentir y el desearNo existen en esa tierra.

Y no es el amor amar

Page 53: Poemario digital jhon

En el país donde yerraMi lejano divagar.

Ni se sueña ni se vive:Es una infancia sin fin.

Y parece que reviveEse imposible jardín

Que con suavidad recibe.

Elizabeth Barret Browning

Almas de flores

Elizabeth Barret Browning

Nos quedamos contigo, rezagadas,las últimas de aquella muchedumbre,

como voz de quien cantay sus propias canciones le enamoran.

Somos perfume y almade la flor y el capullo.

Tus pensamientos nos llevamos, cuandonuestro aliento respiras,

hacia los amarantos de esplendores,que en las colinas arden,

hacia tiernas campanas de los liriosy grises heliotropos;

hacia llanos cubiertos de amapolas, que guardantal aliento de sueño y tal sonrojo,

que, al cruzarlas, los ángeleshabrán de parecerte más blancos todavía;

hacia el sesgo del río, de ajo silvestre orlado,donde te solazaste un día entero,

hasta que tu sonrisa trocábase en devotay el rezo florecía;

hacia la rosa oculta en el boscaje,que vertía sus gotas de rocío en tu sueño;

y hacia aquellos asfódelos floridosdonde tu paso hundiste.

Tiramos de tu ropay tu pelo alisamos;

desfallecemos entre nuestras quejasy sufrimos, perdidas por los aires.

Page 54: Poemario digital jhon

Aléjate de mí...

Aléjate de mí. Mas sé que, para siempre,he de estar en tu sombra. Ya nunca, solitaria,

irguiéndome en los mismos umbrales de mi vidarecóndita, podré gobernar los impulsos

de mi alma, ni alzar la mano como antaño,al sol, serenamente, sin que perciba en ella

lo que intenté hasta ahora apartar: el contactode tu mano en la mía. Esta anchurosa tierra

con que quiso alejarnos el destino, en el míodeja tu corazón, con latir doble. En todo

lo que hiciere o soñare estás presente, como

en el vino el sabor de las uvas. Y cuandopor mí rezo al Señor, en mis ruegos tu nombre

escucha y ve en mis ojos mezclarse nuestras lágrimas.

Elio Campos

Elio Vacía, por dentro y por fuera

Entre los vientos que soplansolo los de primavera

traen verdadeslas que se robaron a las  flores.

Tu robas sueñosy  los cargas como el viento

pero te olvidas esas flores lo lloraran

cuando eso pasecaerán al vacíoy se depositaran

sobre otra florque escucho el llanto “entre tu viento”

la acunaratransformándola en una nueva flor

más bella, más amada.Y tú

seguirás tu caminosolo soplando

hasta ser, solo viento frío.Elio Campos

Page 55: Poemario digital jhon

RAINER MARIA RILKE

Canción de amor 

¿Cómo sujetar mi alma paraque no roce la tuya?¿Cómo debo elevarla

hasta las otras cosas, sobre ti?Quisiera cobijarla bajo cualquier objeto perdido,

en un rincón extraño y mudodonde tu estremecimiento no pudiese esparcirse. 

Pero todo aquello que tocamos, tú y yo,nos une, como un golpe de arco,

que una sola voz arranca de dos cuerdas.¿En qué instrumento nos tensaron?

¿Y qué mano nos pulsa formando ese sonido?¡Oh, dulce canto!

Canciones de los ángeles

No he soltado a mi ángel mucho tiempo,y se me ha vuelto pobre entre los brazos,se hizo pequeño, y yo me hacía grande:

Page 56: Poemario digital jhon

de repente yo fui la compasión;y él, solamente. un ruego tembloroso.

Le .di su cielo entonces: me dejóél lo cercano, de que él se marchaba;a cernerse aprendió. yo aprendí vida,

y nos reconocimos . lentamente...

Aunque mi ángel no tiene ya deber,por mi día más fuerte desplazado,

baja a veces su rostro con nostalgia,como si no quisiera ya su cielo.

Querría alzar de nuevo, de mis pobresdías, sobre las cimas de los bosques

rumorosos, mis pálidas plegariasbasta la patria de los querubines.

Allí llevó mi llanto originarioy pensamientos; y mis diminutosdolores se volvieron allí bosques

que susurran sobre él...

Sí algún día, en las tierras de la vida,entre el ruido de feria y de mercado,

la palidez olvido de mi infanciaflorecida, y olvido el primer ángel,su bondad, sus ropajes y sus manosen oración, su mano bendiciendo;

conservaré en mis sueños más secretossiempre el plegarse de esas alas,

que como un ciprés blancoquedaban detrás de él...

Sus manos se quedaron como ciegospájaros que, engañados por el sol,cuando, sobre las olas, los demásse fueron a perennes primaveras,

han de afrontar los vientos invernalesen los tilos vacíos, sin follaje.

Había en sus mejillas la vergüenzade las novias, que el espanto del alma

tapan con púrpuras oscurasante el esposo.

Y en los ojos habíaresplandor del primer día:

pero sobre tododescollaban las alas portadoras...

Page 57: Poemario digital jhon

Había expectación en la llanurapor un huésped que no acudió jamás:

aún pregunta tal vez el jardín trémulo:su sonrisa después se vuelve inválida.

Y por los barrizales aburridosse empobrece en la tarde la alameda,

las manzanas se angustian en las ramasy les hacen sufrir todos los vientos.

Es donde están las últimas cabañasy casas nuevas que, con pecho angosto,

se asoman estrujadas, entre andamios miedosos,quieren saber dónde empieza el campo.

Allí la primavera siempre es pálida, a medias,el verano es febril tras esas tablas:enferman los ciruelos y los niños,y tan sólo el otoño allí tiene algo

de remoto y conciliador: a vecesson sus tardes de suave derretirse:

dormitan las ovejas, y el pastor con zamarrase apoya, oscuro, en la última farola.

Alguna vez ocurre en la honda nocheque se despierta el viento, como un niño,

y pasa la alameda, solitario,quedo, quedo, llegando hasta la aldea.

Y a tientas va marchando hasta el estanquey se para después a oír en torno:y las casas están pálidas todas

y las encinas mudas...

GUSTAVO ADOLFO BECQUER

Como se arranca el hierro de una heridasu amor de las entrañas me arranqué,¡aunque sentí al hacerlo que la vida

me arrancaba con él!Del altar que le alcé en el alma mía

la Voluntad su imagen arrojó,y la luz de la fe que en ella ardía

Page 58: Poemario digital jhon

ante el ara desierta se apagó.Aun para combatir mi firme empeñoviene a mi mente su visión tenaz...

¡Cuándo podré dormir con ese sueñoen que acaba el soñar!

Yo me he asomado a las profundas simasde la tierra y del cielo,

y les he visto el fin o con los ojoso con el pensamiento.

Mas ¡ay! de un corazón llegué al abismoy me incliné un momento,

y mi alma y mis ojos se turbaron:¡Tan hondo era y tan negro!

En la clave del arco mal segurocuyas piedras el tiempo enrojeció,

obra de cincel rudo campeabael gótico blasón.

Penacho de su yelmo de granito,la yedra que colgaba en derredor

daba sombra al escudo en que una manotenía un corazón.

A contemplarle en la desierta plazanos paramos los dos.

Y, ese, me dijo, es el cabal emblemade mi constante amor.

¡Ay!, es verdad lo que me dijo entonces:verdad que el corazón

lo llevará en la mano... en cualquier parte...pero en el pecho no.

¡Los suspiros son aire y van al aire!¡Las lágrimas son agua y van al mar!

Dime, mujer: cuando el amor se olvida,¿sabes tú a dónde va?

Las ondas tienen vaga armonía,las violetas suave olor,

brumas de plata la noche fría,luz y oro el día,yo algo mejor;

Page 59: Poemario digital jhon

¡yo tengo Amor!

Aura de aplausos, nube radiosa,ola de envidia que besa el pie.Isla de sueños donde reposa

el alma ansiosa.Dulce embriaguez

¡la Gloria es!

Ascua encendida es el tesoro,sombra que huye la vanidad.

Todo es mentira: la gloria, el oro,lo que yo adorosólo es verdad:¡la Libertad!

Así los barqueros pasaban cantandola eterna canción

y a golpe de remo saltaba la espumay heríala el sol.

-¿Te embarcas? gritaban, y yo sonriendoles dije al pasar:

Yo ya me he embarcado, por señas que aún tengola ropa en la playa tendida a secar.

Rubén DaríoLOS TRES REYES MAGOS

Yo soy Gaspar. Aquí traigo el incienso.Vengo a decir: La vida es pura y bella.

Existe Dios. El amor es inmenso.¡Todo lo sé por la divina Estrella!

Yo soy Melchor. Mi mirra aroma todo. Existe Dios. Él es la luz del día.

¡La blanca flor tiene sus pies en lodoy en el placer hay la melancolía!

Soy Baltasar. Traigo el oro. Aseguro que existe Dios. Él es el grande y fuerte. 

Todo lo sé por el lucero puroque brilla en la diadema de la Muerte.

Gaspar, Melchor y Baltasar, callaos. Triunfa el amor, ya su fiesta os convida. 

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¡Cristo resurge, hace la luz del caosy tiene la corona de la Vida!.

PABLO NERUDA

Amor

Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por bebertela leche de los senos como de un manantial,por mirarte y sentirte a mi lado, y tenerte

en la risa de oro y la voz de cristal.Por sentirte en mis venas como Dios en los ríosy adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,

porque tu ser pasara sin pena al lado míoy saliera en la estrofa --limpio de todo mal--.

¡Cómo sabría amarte, mujer cómo sabríaamarte, amarte como nadie supo jamás!

Morir y todavíaamarte más.

Y todavíaamarte más.

Ángela Adónica

Hoy me he tendido junto a una joven puracomo a la orilla de un océano blanco,

como en el centro de una ardiente estrellade lento espacio.

De su mirada largamente verdela luz caía como un agua seca,

en transparentes y profundos círculosde fresca fuerza.

Su pecho como un fuego de dos llamasardía en dos regiones levantado,y en doble río llegaba a sus pies,

grandes y claros.

Page 61: Poemario digital jhon

Un clima de oro maduraba apenaslas diurnas longitudes de su cuerpo

llenándolo de frutas extendidasy oculto fuego.

Mario BenedettiTÁCTICA Y ESTRATEGIA

Mi táctica esmirarte

aprender como sosquererte como sos

mi táctica eshablarte

y escucharteconstruir con palabras

un puente indestructiblemi táctica es

quedarme en tu recuerdono sé cómo

ni sécon qué pretexto

pero quedarme en vosmi táctica es

ser francoy saber que sos francay que no nos vendamos

simulacrospara que entre los dos

no haya telónni abismos

mi estrategia esen cambio

más profunda y mássimple

mi estrategia esque un día cualquiera

no sé cómoni sé

Page 62: Poemario digital jhon

con qué pretextopor fin

me necesites.

LORD BIRON

Acuérdate de mí

Llora en silencio mi alma solitaria, excepto cuando está mi corazón

unido al tuyo en celestial alianza de mutuo suspirar y mutuo amor. 

Es la llama de mi alma cual lumbrera,que brilla en el recinto sepulcral:

casi extinta, invisible, pero eterna...ni la muerte la puede aniquilar.

¡Acuérdate de mí!... Cerca a mi tumba no pases, no, sin darme una oración;para mi alma no habrá mayor torturaque el saber que olvidaste mi dolor. 

Oye mi última voz. No es un delitorogar por los que fueron. Yo jamás

te pedí nada: al expirar te exijo que vengas a mi tumba a sollozar.

Adiós

¡Adiós! si dicha se concede al hombrede una plegaria en premio, ésta tu nombre

elevará hasta el trono del Señor. Promesas, quejas, llanto, fueran vanos;

Page 63: Poemario digital jhon

más que el lloro, exprimido, ya sangrante,de ojos sin luz, tenaz remordimientoesta palabra dice... ¡Adiós! ¡Adiós!

Secos están mis ojos, extinguidami voz, pero al dejarte, de mi vida

se adueña para siempre un gran dolor.Aunque el pesar y la pasión torturanmi corazón, quejarse no le es dado...

Yo sólo sé que en vano hemos amado...Sólo puedo sentir... ¡Adiós! adiós.

Al cumplir mis 36 años

¡Calma, corazón, ten calma!¿A qué lates, si no abatesya ni alegras a otra alma?

¿A qué lates?

Mi vida, verde parral,dio ya su fruto y su flor,

amarillea, otoñal,sin amor.

Más no pongamos mal ceño!¡No pensemos, no pensemos!

Démonos al alto empeñoque tenemos.

Mira: Armas, banderas, campode batalla, y la victoria,

y Grecia. ¿No vale un lampode esta gloria?

¡Despierta! A Hélade no toques,Ya Hélade despierta está.Invócate a ti. No invoques 

más allá

Viejo volcán enfriadoes mi llama; al firmamento

alza su ardor apagado.¡Ah momento!

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Temor y esperanza mueren.Dolor y placer huyeron.

Ni me curan ni me hieren.No son. Fueron.

¿A qué vivir, correr suerte,si la juventud tu sien

ya no adorna? He aquí tu muerte.

Y está bien.Tras tanta palabra dicha,el silencio. Es lo mejor.

En el silencio ¿no hay dicha?y hay valor.

Lo que tantos han halladobuscar ahora para ti:

una tumba de soldado.Y hela aquí.

Todo cansa todo pasa.Una mirada hacia atrás,y marchémonos a casa.

Allí hay paz.

PERCY SHELLEY

A una alondra

¡Sé bienvenido, jubiloso espíritu!No fuiste nunca un pájaro,

tú, que desde los cielos o cerca de sus lindes,el corazón derramas

en profusos acentos, con arte no pensado.

Alta, siempre más alta,de la tierra te lanzascomo nube de fuego;por el azul revuelas

y cantando, te ciernes y, cerniéndote, cantas.

En dorados relámpagosdel sol, ya trasmontado,

donde se encienden nubes,flotas tú y te deslizas

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como gozo sin cuerpo que empieza su carrera.

La tardecita pálida y purpúrea, en tornode tu vuelo se funde:

como estrella del cielo,al ser día, invisible

eres tú, pero escucho tu voz dulce y aguda,

fina como las flechasde la esfera de plata,cuya viva luz menguaen la blanca alborada,

y ya, sin verla apenas, lejana la sentimos.

Todo el aire y la tierrade tus trinos se colman:así, en la noche pura,desde una nube sola,

derrama luz la luna y se inundan los cielos.

No sabemos quién eres.Ya ti más parecido

¿qué habrá? De la irisada nube no fluyen nuncagotas tan radiantes,

como de tu presencia nos llueven melodías.

Así un poeta ocultoen luz de pensamientos,

que entona sus canciones,hasta sentir el mundo

temores y esperanzas que no advirtiera nunca.

Así un alta doncellaen torre de un palacio,que alivia pesadumbres

de amor secretamente, con música tan dulcecomo el amor, fluyendo de su estancia.

Tal dorada luciérnagaen valle de rocío,

que esparce, sin ser vista,aéreos, sus fulgores,

entre flores y hierba que a los ojos la ocultan.

Cual rosa retiradaentre sus hojas verdes,deshojada por brisas

tibias, hasta que sienten desmayo, por excesode aroma, sus ladrones de vuelo fatigado.

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Al son de los chubascosde primavera, en hierbas relucientes,

a flores despertadas por la lluvia,a todo lo que hubiere

de alegre, claro y fresco, tu música aventaja.

Dinos, ave o espíritu,tus dulces pensamientos:

nunca oí una alabanzadel amor o del vino,

que tan divino arrobo, ardiente, derramara.

Los coros de Himeneo,los cantos de victoria,

junto a los tuyos fueranostentación vacía,

aquello en que se siente alguna falla oculta.

JOHN KEAT

A quien en la ciudad estuvo largo tiempo

A quien en la ciudad estuvo largo tiempoconfinado, le es dulce contemplar la serenay abierta faz del cielo, exhalar su plegaria

hacia la gran sonrisa del azul.¿Quién más feliz, entonces, si, con el alma alegre,

se hunde, fatigado, en la blanda yacijade la hierba ondulante y lee una acabada,una gentil historia de amor y languidez?

Si, atardecido, vuelve al hogar, ya en su oídola voz de Filomela, y acechando sus ojosla fúlgida carrera de una pequeña nube,lamenta el deslizarse del presuroso día,

desvanecido como la lágrima de un ángelque cae por el éter claro, calladamente.

A Reynolds

¿DÓNDE hallar al poeta? Nueve Musas,mostrádmelo, que Pueda conocerlo.

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Es aquel hombre que ante cualquier hombrecomo un igual se siente, aunque fuere el monarca

o el más pobre de toda la tropa de mendigos;o es tal vez una cosa de maravilla: un hombre

entre el simio y Platón;es quien, a una con el pájaro,

reyezuelo o bien águila, el camino descubreque a todos sus instintos conduce; el que ha escuchado

el rugir del león, y nos diríalo que expresa aquella áspera garganta;

y el bramido del tigrele llega articulado y se le adentra,como lengua materna, en el oído.