“Pistas para conseguir una educación para la paz en la escuela contemporánea”

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“Pistas para conseguir una educación para la paz en la escuela contemporánea Por Brenda Bär Kwast “No hay camino para la paz; la paz es el camino” Mahatma Gandhi 0. Introducción. ¿Por qué educar para la paz? Nuestra sociedad actual cambia a una velocidad de vértigo y los valores éticos y morales a veces quedan diluidos dentro de un río que sólo apunta al progreso, sin siquiera saber que significa éste en nosotros cómo seres sociales. Los organismos internacionales hablan de principios universales sobre a igualdad de las personas, la cooperación entre los pueblos y la construcción de un mundo de paz y solidaridad; pero vivimos en constante contradicción, ya que, participamos de una sociedad jerarquizada, individualista y competitiva, en la que el “tener” ha convertido en sustituto del “ser” y donde importa el triunfo y el logro personal sobre cualquier cosa. La escuela no es ajena a ésta problemática: como reflejo de la sociedad, se ve impregnada de valores contraproducentes, competitivos y poco solidarios de ésta; pero como motor de cambio de la sociedad, se ve en la obligación de abogar por una educación en valores para un mundo donde lideren unos principios básicos para todos y todas: justicia, libertad, paz y solidaridad. Considerando que los grandes problemas de la humanidad en el siglo XX y lo que llevamos de siglo XXI están relacionados con los conflictos y las violaciones de los derechos humanos, así como los niveles de violencia en aumento; observamos unas grandes necesidades de paz en nuestro entorno. De ahí nace la preocupación del profesorado de ayudar a entender mejor las cuestiones relacionadas con la paz y el conflicto, y educar para que haya cambios en estos grandes retos. Pedagogas de la talla de María Montessori, han considerado la Educación para la paz,

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“Pistas para conseguir una educación para la paz en la escuela contemporánea”

Por Brenda Bär Kwast

“No hay camino para la paz; la paz es el camino” Mahatma Gandhi

0. Introducción. ¿Por qué educar para la paz?

Nuestra sociedad actual cambia a una velocidad de vértigo y los valores éticos y morales a veces quedan diluidos dentro de un río que sólo apunta al progreso, sin siquiera saber que significa éste en nosotros cómo seres sociales. Los organismos internacionales hablan de principios universales sobre a igualdad de las personas, la cooperación entre los pueblos y la construcción de un mundo de paz y solidaridad; pero vivimos en constante contradicción, ya que, participamos de una sociedad jerarquizada, individualista y competitiva, en la que el “tener” ha convertido en sustituto del “ser” y donde importa el triunfo y el logro personal sobre cualquier cosa. La escuela no es ajena a ésta problemática: como reflejo de la sociedad, se ve impregnada de valores contraproducentes, competitivos y poco solidarios de ésta; pero como motor de cambio de la sociedad, se ve en la obligación de abogar por una educación en valores para un mundo donde lideren unos principios básicos para todos y todas: justicia, libertad, paz y solidaridad.

Considerando que los grandes problemas de la humanidad en el siglo XX y lo que llevamos de siglo XXI están relacionados con los conflictos y las violaciones de los derechos humanos, así como los niveles de violencia en aumento; observamos unas grandes necesidades de paz en nuestro entorno. De ahí nace la preocupación del profesorado de ayudar a entender mejor las cuestiones relacionadas con la paz y el conflicto, y educar para que haya cambios en estos grandes retos. Pedagogas de la talla de María Montessori, han considerado la Educación para la paz, la única posibilidad de que tiene el ser humano para hacer desaparecer la guerra del planeta1. Los problemas que encontramos se dan a diferentes niveles en nuestro entorno, tanto en el estado del planeta, de la sociedad y de la educación; y en este sentido la propuesta que se hace desde la educación para la paz no se centra solo en aquellos relacionados con el entorno escolar, sino que intenta responder a los problemas del conflicto y la violencia en escalas que se extienden entre lo global, nacional, local y personal (Hicks, 1999: 23). Igualmente creemos que Llegar a la paz no es fácil. La paz conlleva unas dimensiones económicas, políticas, éticas y sociales muy importantes. No se puede conseguir la paz, sólo mediante la educación. Pero sí es un medio privilegiado para acercarse.

1 Jares, J. (27)

En este trabajo nos vamos a situar las aportaciones que la escuela como institución podría realizar para fomentar una cultura de paz desde la Educación para la paz. Buscamos realizar una serie de reflexiones en busca de propuestas que tengan coherencia dentro del planteamiento y las acciones orientadas a promover entre los alumnos una formación en actitudes para la paz. Buscamos ver cuáles son los cambios que deben darse en las escuelas para conseguir una verdadera educación para la paz que elimine las situaciones de rechazo, complejo y marginación y trabaje unos valores solidarios que favorezcan actitudes positivas hacia la paz.

Creemos que la escuela muchas veces tiene la intención formal de trabajar actitudes y valores cívicos, pero en repetidas ocasiones éstas se han supuesto implícitas con el trabajo ordinario y de aparición “cuasi-mágica” mientras se trabajaban los aprendizajes procedimentales y conceptuales. O incluso que sus prácticas han sido contrarias a sus intenciones, ya que en ocasiones en la escuela se predican actitudes solidarias y de cooperación, para luego pedir a sus alumnos que compitan entre ellos por una mejor nota o por simplemente ganar un juego, lo cual crea contradicciones para los alumnos. Pero ello previamente a explicar cómo debería funcionar una educación para la paz desde las escuelas, nos hemos querido plantear de manera crítica que factores del funcionamiento de las instituciones escolares actualmente no favorece una educación para la paz y serían interesantes recalcar.

Entendemos según Puig (1991), que la captación de los valores no se produce solamente a través del intelecto, por el contrario, responden a la lógica del sentimiento y no únicamente desde un ideal de justicia sino también desde ideales de felicidad. Por lo tanto, tendremos en cuenta que adquirimos los valores conjuntamente con nuestras vivencias, principalmente con aquellas que entendemos como vivencias justas para todos, así como las que favorecen que seamos felices y tengamos un mayor bienestar. Así aspectos como la relación que establece con los alumnos, el clima de clase que propicia, la metodología utilizada, etcétera, cobran especial relevancia para el trabajo en valores. En este sentido, para favorecer una educación en valores en nuestras clases, debemos no solo predicar sobre ellos sino involucrarnos nosotros y hacer que se involucren los niños. Por eso creemos necesarios cambios globales en la escuela para conseguir este objetivo y dentro del segundo punto, queremos presentar algunas metodologías que pueden ser interesantes para el trabajo de la educación para la paz. Queremos dejar constancia que no son las únicas existentes, como ya discutiremos durante el trabajo, sino simplemente algunos ejemplos de maneras que se han propuesto y creemos válidas para llevar a cabo los objetivos de la Ed. para la paz. Luego discutiremos algunas dificultades que creemos hay que vencer para conseguir una verdadera cultura de paz en las escuelas, que pueden darnos pistar sobre cómo articular este planteamiento. Para finalizar con unas conclusiones y reflexiones sobre el trabajo.

El presente trabajo se ha elaborado para una presentación en la asignatura cultura de paz y resolución de conflictos con alumnos de ciencias políticas, que tuvo lugar posteriormente a una clase introductoria por parte del profesor -por lo que aquí no se incluyen explicaciones sobre conceptos básicos sobre cultura y educación para la paz que se daban por trabajados-. Durante la presentación, se intentaron llevar a cabo diferentes dinámicas relacionadas con las metodologías que para trabajar la educación para la paz se proponen. Las explicaciones iniciales se dieron mediante la técnica del puzle del aprendizaje cooperativo, donde los

alumnos en grupos pudieron leer y discutir sobre una metodología de las presentadas, y luego se formaron otros grupos mixtos con un alumno con conocimiento (“experto”) sobre cada propuesta para discutir una serie de preguntas, las conclusiones de las cuales tenían que compartir mediante cartulinas en la pizarra. Estos bloques se corresponden con los capítulos del trabajo y así pudimos trabajarlos conjuntamente. Luego se realizaron una serie de dinámicas para puntualizar algunos aspectos, y existía la intención –que no pudo materializarse por falta de tiempo- de trabajar actividades relacionadas con el teatro social. Como las conclusiones de los grupos eran muy interesantes, a cada capítulo se le añadirán estas reflexiones trabajadas en clase para complementar la información que podamos exponer con la de los compañeros de clase.

1. ¿Por qué no educamos para la paz?

Si partimos desde una concepción de paz que no sólo se limita a la visión de paz negativa, sino que afrontamos la idea más amplia de paz positiva de Galtung, variadas podrían ser las críticas que podríamos hacerle a las escuelas. Para poder afrontar esta crítica de una manera estructura nos ha parecido útil la realizada en el manifiesto firmado por distintas organizaciones internacionales llamado “para educar para una ciudadanía global”2. En él se resumen de manera concisa algunos factores, que pueden ayudarnos a reflexionar sobre porque las instituciones educativas no siempre están educando para la paz, a los cuales hemos añadido otros matices que creemos importantes.

Vemos que la escuela actualmente: Favorece una organización escolar disciplinar y aislada del contexto social y cultural.

No se relaciona con el entorno en el cual se encuentra. Privilegia la acumulación de saberes fragmentados y parciales y no su relación y visión

crítica. No valora las dimensiones sociales y relacionales del aprendizaje. Sobreestima la utilización de los libros de texto, delegando frecuentemente en estos la

responsabilidad del proceso de enseñanza aprendizaje. Subestima la importancia de los lenguajes audiovisuales y las nuevas TIC. Sobreestima las relaciones jerárquicas rígidas fundamentadas en las funciones

tradicionales del enseñante (que trasmite los conocimientos) y del alumno (que recibe y demuestra haber adquirido estos conocimientos).

Favorece cada vez más la comercialización de la educación que, en lugar de ser entendida como un derecho de todas las personas, ha comenzado a ser percibida por los poderes políticos y económicos como un servicio (de pago) a proveer a la ciudadanía.

Opera en base a currículos igualitarios que todos los niños han de cumplir por igual basándose en sus edades biológicas.

Separa a los niños según sus cualidades y supuestas posibilidades.2 Manifiesto para una Ciudadanía Global en http://intranet.ucodep.org/educiglo/images/stories/manifesto_internazionale/manifesto_internazionale_es.pdf [consultado 01.06.2013]

Fomenta una cultura de la competencia y no de la cooperación. Intenta evitar el conflicto en lugar de trabajar con él.

El cuadro siguiente, si bien no se centra solamente en la escuela, nos ayuda de una manera muy concisa a identificar aquellos problemas que se dan en nuestra sociedad, y por lo tanto también en las instituciones educativas, que son contrarios a una cultura de paz. Por lo que a cada uno de ellos se le corresponden unos valores a conseguir, que nos acercarían a una situación de paz y por lo tanto deberían guiar una educación para la paz.

Problemas para la paz Valores subyacentes a la paz

Violencia y guerra No violencia

Desigualdad Bienestar económico

Injusticia Justicia social

Daño ambiental Equilibro ecológico

Alienación Participación

Galtung 1976 (Cuadro extraído de Hicks, 1993:25)

A estos factores podemos agregar aquellos que fueron comentados en clase por los alumnos para su complementación:

2. ¿Cómo se educa para la paz?

Como ya hemos avanzado en el apartado anterior, existen unos valores de la cultura de paz que han de guiar a cualquier centro educativo que intente educar para fomentar esta cultura de paz. En este sentido estos valores han de guiar unos principios básicos a aplicarse en las escuelas para transoformarlas y que se conviertan en verdaderas instituciones que eduquen para la paz. La red de educadores y educadoras para el cambio social3 resumen como debería ser una educación guiada por estos principios de una manera concisa e interesante en:

“ Educación reflexiva y crítica : que sea capaz de aportar elementos (tanto técnicos como ético-políticos) para el análisis crítico de la realidad (relación causas-consecuencias-alternativas de los problemas de injusticia), desde una perspectiva de diálogo y construcción colectiva. Educación orientada a la acción: que sea capaz de inspirar comportamientos individuales y/o proyectos colectivos que, partiendo del análisis de la realidad, respondan al reto de generar alternativas más justas y solidarias. Educación como proceso: no como una suma de contenidos, sino como un itinerario en espiral ascendente que va construyendo una manera de ver la realidad y verse a sí mismo como actor o actriz de cambio de dicha realidad, adaptando los contenidos y las metodologías a los procesos y momentos de desarrollo personal y del grupo. Educación en y desde el conflicto : no negándolo o evitándolo, sino partiendo de su inevitabilidad como elemento que potencia el diálogo, la empatía, la capacidad de negociar y la búsqueda de alternativas colaborativas. Educación holística e interdisciplinar : que trabaje desde y para el desarrollo integral de la persona, ayudando así a generar una mirada interdisciplinar de la realidad, sin compartimientos estancos que desconecten y descontextualicen conocimiento y los saberes.”

Siguiendo estas directrices la Educación para la paz debe plantearse desde diferentes aspectos para poder ser llevada a la acción. Tanto su estructura, forma y contenidos se debe tener una perspectiva de paz para poder influir en la educación, por ello hemos querido analizar en estos tres aspectos cuales serian algunos aspectos a considerar para materializar esta transformación en las escuelas.

1.1. Estructura

La estructura del sistema educativo ha sido considerada como el elemento más problemático con el que se encuentra la Ed. para la paz, considerada por muchos autores como una estructura violenta en sí misma. Según Jares4 este es un punto contradictorio que las personas que se dediquen a la educación no pueden obviar. Educar en la paz nos tiene que hacer conscientes de las contradicciones, a veces insalvables, de educar para la paz en un medio, que por su naturaleza y funcionalidad, es violento. Ya que si bien la violencia directa ha desaparecido de las aulas en gran medida, al menos en nuestro contexto educativo en España 3 Documento “Centros educativos transformadores. Ciudadanía global y transformación social” disponible en http://www.kaidara.org/es/recurso/263 [consultado 10/06/2013]4 Ob cit. pág 176.

y Europa, la violencia estructural subsiste en las aulas en diversas formas. Galtung 5 destacaba que la violencia estructural subsiste en formas usuales como una visión del trabajo fuertemente vertical, expresada en la comunicación en un solo sentido y la imposibilidad de desarrollar una interacción horizontal, organizarse y cambiar esta dirección.

También podemos identificar otros factores, como la función clasificatorio del aparato educativo, así como sus valores contrarios a la educación para la paz por fomentar la competitividad, el individualismo, la dependencia, conformismo, pasividad. Además de la rigidez de la estructura escolar en lo que se refiere a horarios y asignaturas. Incluso la rigidez d elos propios edificios pensados con criterios de control y cuantitativos. Pero estos son aspectos que ya hemos ido tratando en el apartado anterior. Aquí lo que intentaremos es esbozar que cambios deberían darse para solventar o apaciguar estas problemáticas. El mismo Galtung aventuraba que es de ingenuos pensar que pueda haber una verdadera educación para la paz dentro de los sistemas escolares de la mayoría de países6. Pero de cambiar estos sistemas y maneras de funcionar se trata, lo que implica voluntades e interés. Además de buenos planteamientos para comenzar que es lo que intentamos plantear.

Son interesantes en este sentido las indicaciones dadas por la Red de educadores por una transformación social sobre la organización escolar, los cueles podríamos resumir en algunos puntos y los cuales complementaremos con aspectos que Jares puntualiza:

- Los centros han de estar fomentados en principios democráticos de organización. Tanto en lo que respecta a los valores de promoción como a la toma de decisiones, a la participación en ellas, como a la voluntad de las reevaluación de las prácticas. Esta cultura participativa ha de fomentarse buscando la participación de todos los grupos, incluso aquellos con más dificultades para ello.

- Los grupos han de ser heterogéneos y los docentes actuar como facilitadores/as en unos momentos y como ponentes en otros. El/la docente puede ser apoyado/a por otras personas adultas dentro del aula en determinados momentos.

- La distribución horaria tiene cierto grado de flexibilidad y no está compartimentada por materias o áreas del conocimiento, sino por modos de organizar el trabajo (individual, en parejas, en grupos cooperativos, en gran grupo, etc.) Este modelo horario permite también la exposición y el intercambio del conocimiento construido por el alumnado.

- Las aulas se conciben como espacios para la investigación, el intercambio, el debate, el autoaprendizaje cooperativo, con lo cual se organizan de forma que se facilite este modo de trabajo. Estas aulas no son espacios asépticos y despersonalizados. El grupo-clase tiene su aula como espacio de trabajo propio, aunque no exclusivo. Han de utilizarse técnicas cooperativas de gestión del aula y los centros. Fomento de asambleas, de espacios autogestionados, etc.

- Se da importancia al acompañamiento tutorial, lo que se traduce en la apertura de espacios semanales para el encuentro entre el tutor/a y el grupo (asambleas de aula), y entre el tutor/a y el alumno/a. Puede haber programas de “alumnado ayudante” o “tutoría entre iguales”. 5 En Jares ob cit 1756 Ob. Cit. pág. 324

También se facilita la verbalización compartida del universo afectivo personal de todos los miembros del grupo (autobiografías, presentaciones, etc.).

- Hay espacios para la coordinación, la reflexión compartida y la sistematización entre el profesorado que forma cada equipo docente.

- Hay espacios para la participación sustantiva de todos los sectores implicados, con lo cual se transforman plataformas que ya existen (consejo escolar, asamblea de delegados y delegadas, asamblea de la AMPA, etc.). Se fomenta la cohesión y creación de un grupo donde pueda existe una relación de confianza, fomento de la compresión y la fraternidad.

- Se promueve y se facilita la salida del centro en gran grupo o en grupos reducidos, ya sea en el entorno más inmediato (barrio, municipio) o más distante, para realizar determinadas actividades (visitas culturales o de cohesión grupal, investigación fuera del centro, trabajo de campo, sensibilización y denuncia ciudadana, proyectos de aprendizaje-servicio, etc.

- El centro busca la implicación efectiva y coordinada de determinados agentes externos que colaboran en determinadas tareas educativas, tanto dentro del aula y la escuela, como fuera de ellas: familia, servicios sociales, psicopedagogos/as, educadores sociales, mediadores culturales e intérpretes, oficinas de información juvenil, ONGs, etc.”

1.2. Contenidos

En relación a los contenidos que se deberían tratar en una Educación para la paz no existe un acuerdo entre los autores que hemos podido consultar. Estas diferencias están motivadas por la diversidad de enfoques y modelos que existen de la educación para la paz. Igualmente debemos considerar que estos diversos enfoques no son contradictorios, sino que son complementarios, por lo que tampoco se estaría entrando en una disputa transcendental sobre contenidos, sino más bien de acentuación. Para algunos autores deberían priorizarse los contenidos concluyentes de investigaciones para la paz, otros los resultantes de estudios sociales (conocimiento del mundo, derechos humanos,…), otros los problemas mundiales.

Igualmente, respetando el debate, creemos que es posible esbozar unas directrices generales que han de cumplir los contenidos de un currículo para la paz. Un currículo participativo e integrado ha de considerar unos requerimientos básicos: revisar y repensar determinados contenidos para que sean vinculados con la vida y con la sociedad fuera de la escuela; una percepción más interactiva y activa de la comunicación; una diversificación de las tareas escolares que incluyan variedad de actividades activas; y el fomento de una evaluación o auto-evaluación que no tenga tanto énfasis en el rendimiento homogéneo sino más bien en elementos como el proceso, la autonomía, la creatividad, la cooperación, el diálogo, etc.

Desde esta perspectiva, puede que no tengan sentido las programaciones de área y sería interesante explorar otras posibilidades de organización. Pero para cualquiera de estas

organizaciones, Jares7 destaca algunos contenidos concretos que para conseguir una cultura de paz, son importantes que se influyan o reformule su manera de incluirlos desde la escuela. Él habla de una revisión y reformulación de determinados conceptos, hechos y principios que fomentan un etnocentrismo, androcentrismo, conformismo y racismo desde la escuela. Además de la introducción de determinados contenidos como son desarme, dependencia-dominación, derechos humanos, violencia, información sobre conflictos, re pensamiento del Estado-Nación, pacifismo, comprensión entre nosotros mismos, educación crítica en medios de comunicación, entre otros. Los cuales algunos no se contemplan dentro de los currículos y otros ya se tratan desde la escuela, pero él aboga porque se replanteen en función de los valores de una educación para la paz.

Una educación para la paz debe incluir unos contenidos que formen a los alumnos y les den las herramientas teóricas necesarias para que puedan participar como ciudadanos responsables con una cultura de paz en nuestra sociedad. Por lo que hacen falta conocimientos teóricos además de prácticas en unas dinámicas y técnicas que favorezcan actuaciones en los valores de la paz. En este sentido es interesante la obra del educador libertario brasileño Paulo Freire. Su opinión es que el aprendizaje debe ligarse a la fuerza vital del educando y sitúa el desarrollo personal de un individuo en la esencia del currículum. Para que los alumnos sean más activos y participen más en el proceso de aprendizaje escolar es preciso ayudarles a salir de la “cultura del silencio”, esa condición opresiva en que las personas no son conscientes de las fuerzas sociales que actúan contra ellas8. Esto requiere afirma Freire, un proceso de concienciación. Al aprender a percibir las contradicciones sociales y políticas en sus vidas, las personas aumentan la conciencia de su realidad social y desarrollan una capacidad para transformarla.

1.3. Forma

La manera en la cual educamos, aquella metodología que utilizamos, es un aspecto que todos los expertos consideran muy relevante a tratar dentro de la educación para la paz. Dentro de las concepciones de la educación para la paz tan importante es el medio como el fin a conseguir. Pero hay muchas maneras de llevar a cabo estos fines, por eso en este apartado nuestra intención era remarcar unos principios básicos que las prácticas de una escuela que pretenda educar para la paz deberían cumplir; a la vez que presentar unos ejemplos prácticos de metodologías que los trabajan. Esto no quiere decir que los ejemplos que aquí presentamos sean los únicos, sino que son eso, unos ejemplos de otros tantos que podrían formularse.

Por lo que respecta a los principios básicos ya los hemos ido esbozando en apartados anteriores en hablar de manera general cómo debería ser una escuela que eduque para la paz. Pero aquí concretaremos algunos puntos sobre las prácticas:

- Las prácticas han de ser compatibles con los valores de la paz: justicia, cooperación y no violencia. Las maneras que se escojan para transmitir los contenidos han de seguir estos

7 Ob. cit. pág. 2328 En Hicks, D. (Comp). (1993) “Educación para la paz”. Madrid: Ediciones Morata. pág 46

principios, lo que implicará la utilización de métodos dialógicos, experienciales y de investigación, que fomenten el trabajo en equipo, la participación, cooperación, etc.

- Mantener un enfoque crítico con los conflictos y el orden mundial existente, pero con un enfoque positivo sobre la humanidad. No enseñar simplemente qué sucede sino que han de dar herramientas de ejercitación de una visión crítica y una reflexión sobre la conflictividad existente, pero con una visión positiva sobre aquello que une a la gente mediante su capacidad de trabaja conjunto y cooperación. Mantener de alguna manera la positividad sobre que existen posibilidades de crear un mundo donde predominen los valores de la cultura de paz.

- Visión multiescalar de los ámbitos de actuación de la educación para la paz. Superar la dicotomía cambio estructural o personal, sino que las prácticas de la Ed. para la paz pueden trabajar en diversas escalas y incluso establecer vinculaciones entre ellas, ya que están conectadas. Desde la escuela estaríamos hablando de esta máxima que a veces se repite de “piensa globalmente, actúa localmente”.

- Pedagogía activa y vivenciada. En la línea de Freire, se aboga por una pedagogía activa que haga participar al individuo y lo empodere de herramientas y capacidad de acción dentro de las actividades educativas. Así es que luego podrá actuar de esta manera fuera de la escuela, en su día a día. En este mismo sentido las metodologías han de basarse en un enfoque socio-afectivo, es decir, de provocar experiencias que conlleven las vivencias en primera persona, para reflexionar y compartir lo que hemos sentido, y de aquí aportar nuevos conocimientos, todo ello nos llevará a obtener nuevos aprendizajes emocionales, procedimentales y conceptuales.

- Compromiso por parte del educador para que no haya contradicción en la forma de educar y la forma de vivir. La educación para la paz exige un compromiso por parte del educador entre su práctica y sus actuaciones dentro y fuera del aula. Según Lederach9 “el estudiante notará los valores y objetivos que proponemos viviendo y experimentándolos mediante la forma de educar y el estilo de vida y enseñanza del profesor”.

En esta línea la diferente literatura propone el uso de juegos de rol, dilemas morales, dinámicas con temáticas relacionadas con la paz, trabajos colaborativos, actividades de fomento de la creatividad, entre otros. Nos centraremos en la explicación de tres ejemplos de metodologías vinculadas a este tipo de prácticas: El aprendizaje cooperativo, el teatro social y la educación emocional.

El aprendizaje cooperativo

Una frase que podría representar al aprendizaje cooperativo es la de Alexandre Dumas de “Los tres mosqueteros”: “Todos para uno, y uno para todos”. Este tipo de metodología son las que se basan en trabajar con los alumnos mediante situaciones cooperativas. Estas situaciones con aquellas en la que las metas de los individuos separados van tan unidas que existe una correlación positiva entre las consecuciones o logros de sus objetivos, de tal forma que un 9 En Jares Ob cit. pág 203

individuo alcanza su objetivo sólo si también los otros participantes alcanzan el suyo. Por tanto, estas personas tenderán a cooperar entre sí para conseguir sus objetivos. Vemos así el aprendizaje cooperativo como un conjunto de dinámicas y estrategias, seleccionadas por el profesor, que planifican la interacción entre un grupo de alumnos que se responsabiliza de su aprendizaje de manera que las metas de los individuos van unidas. Por lo tanto, existe una correlación positiva entre las consecuciones o logros de sus objetivos, de tal forma que un individuo alcanza su objetivo si y sólo también los otros participantes alcanzan el suyo. Para disipar dudas: no nos referimos a una organización cooperativa de la escuela como institución sino a la aplicación de la cooperación en las estrategias de enseñanza y aprendizaje de nuestras sesiones; tampoco se trata de un trabajo en grupo, la cooperación es mucho más que estar físicamente cerca unos estudiantes de otros, discutiendo sobre el tema que se está tratando, ayudando a otros estudiantes o repartiendo el material entre los restantes miembros del grupo, aunque cada uno de estos aspectos es importante en el aprendizaje cooperativo 10 . Ya desde Rousseau y pasando por Ferrer, Cousinet, Nelly, Freinet, etc., han sido muchos los pedagogos radicalmente opuestos a la competición como técnica escolar para motivar al alumno, por considerarla perjudicial para la formación psicológica, social y moral del alumno. Lo que motiva al alumno es el reto, lo que pasa es que este reto en el aprendizaje competitivo siempre suele ser superar al otro, aunque podrían plantearse retos diferentes (superar un tiempo, conseguir un objetivo común, superar un número de actividades, etc.).

Entendemos que el aprendizaje cooperativo parte de la convicción de que los alumnos de que no sólo aprenden porque el profesor les enseña, sino que también gracias a la interacción que se establece entre ellos, enseñándose los unos a los otros, puesto que la cooperación entre iguales que aprenden juntos, en una relación más simétrica, es tan importante como la intervención más asimétrica entre estos y el profesor que les enseña. En las estructuras cooperativas los grupos son heterogéneos y el profesor comparte la responsabilidad de enseñar con los alumnos, la ayuda mutua entre sus miembros se fomenta de forma expresa, y el trabajo en equipo, acompañado de la responsabilidad individual de cada uno de sus miembros es un elemento esencial de esta estructura de aprendizaje.

Teatro social

Ya que unos de los objetivos de la educación para la paz es dar herramientas para ser capaces de denunciar y aflorar los conflictos sociales con el objetivo de plantear los problemas y buscar soluciones transformadoras socialmente, el teatro social nos ofrece muchos recursos para investigar en esta dirección. Ya que brinda la posibilidad de estudiar las relaciones que se dan y las situaciones de opresión contrarias a una cultura de paz, así como brinda un espacio de replanteamiento y “ensayo” de las mismas, para un posible cambio.

Siguiendo la propuesta de perspectivas del teatro social que plantea Marc Klein las relaciones que se establecerían con la EP serian11:

10 JOHNSON, D, JOHNSON, R y HOLUBEC, E. (2001) El aprendizaje cooperativo en el aula. Buenos Aires, Paidós.11 En http://escolapau.uab.cat/img/programas/educacion/publicacion008e.pdf [consultado: 25/05(2013]

ÀMBITOS DEL TEATRO SOCIAL VINCULOS CON LA EDUCACIÓ PARA LA PAZ Y LA CULTURA DE PAZ

Instituciones sociales con vocación teatral (teatro a precios populares, locales accesibles a cualquier grupo amateur…)

Para la construcción de una cultura de paz es importante la creación de condiciones estructural igualitarias, donde toda persona pueda acceder a la educación y la cultura para su formación personal y social, necesaria para capacitarse para construir relaciones noviolentas.

Obras teatrales donde el tema prioritario es el planteamiento de problemáticas sociales. Compartidas entre actores y espectadores

Éste es quizás el punto con más vinculo, pues para la educación para la paz, la toma de consciencia de los problemas sociales para imaginar soluciones y construir cambios es fundamental. En este sentido técnicas como las del teatro del oprimido han dado resultados evidentes. Esta perspectiva del teatro social puede ser una fuente desde donde broten nuevas formas de construir el dialogo social.

Readaptación de técnicas teatrales al servicio de un objetivo (reinserción social, terapia…)

Crear condiciones estructurales igualitarias y fomentadoras de una cultura de paz pasa por buscar herramientas para responder a los problemas sociales, como puede ser la inserción social. También para crear un sistema educativo que eduque para la convivencia, en este sentido, los procesos educativos que se logran a través del trabajo expresivo son de evidente y contrastada eficacia.

Empresas colectivas con vocación de trabajo teatral Empresas de economía social (creación colectiva, igualdad de salarios…)

Siguiendo el argumento de los puntos 1 i 3, crear condiciones estructurales fomentadoras de una cultura de paz pasa por buscar formas de socializar, y socializar la economía (eje fundamental de nuestro sistema social) es clave. Desde el compromiso y ejemplo personal y grupal de estas empresas se trabaja para la paz.

Colectivos y grupos que socializan el propio proceso de creación teatral (grupos con actores disminuidos y otros que no; algunos presos y otros en libertad…) para "retejer"las relaciones sociales desde el teatro

Este es una forma interesante, pues para la construcción de una cultura de paz, a más de crear unas condiciones macrosociales equitativas, es fundamental construir relaciones de apoyo mutuo y cooperativas entre las personas. En este sentido es fundamental encontrar nuevas formas de desarrollarlas en un marco social más bién adverso.

Grupos donde su creación teatral la definen como la respuesta a una demanda concreta de una entidad social

La entiendo como un uso de las técnicas teatrales para buscar solución a problemas concretos de entidades concretas. En este sentido se vincularía con la educación para la paz en que, para ella, el desarrollo de la creatividad como fuente de soluciones a los conflictos es fundamental, no sólo para trabajar las habilidades personales, sino para ofrecer técnicas y herramientas a grupos delante de problemas concretos.

Educación emocional

La educación emocional es un proceso educativo que busca el desarrollo de las competencias emocionales de las personas para poder brindarles una educación integral para la vida. De esta

manera pueden conseguir una formación completa que fomente su bienestar personal y el social de todos los individuos. Es un tema que ha de tratarse en todas las etapas de la educación y funciona como una prevención específica de conflictos y un mejor trato de los mismos en el momento de su aparición. Su práctica está vinculada a la prevención del

consumo de drogas, del estrés, ansiedad, depresión, violencia, etc.

Los objetivos de la misma podrían resumirse en:

- Trabajar un mejor conocimiento de las propias emociones e identificar las emociones de los demás;

- Desarrollar la habilidad para regular las propias emociones;- Prevenir los efectos nocivos de las emociones negativas y desarrollar la habilidad para

generar emociones positivas;- Desarrollar la habilidad de automotivarse;- Adoptar una actitud positiva ante la vida;- Aprender a fluir, gestionar los conflictos de forma positiva

Este trabajo puede llevarse a cabo de diversidad de maneras, trabajando dinámicas específicas o incluyendo los contenidos dentro de otras actividades o juegos a realizar. Así como mediante reflexiones personales o de grupo donde se haga a la persona reflexionar, concienciarse sobre sus emociones, como así de sus orígenes y posibilidades de actuación ante ellas.

Igual que anteriormente, sumamos aquello extraído en las clases con el grupo-clase:

3. Conclusiones ¿Qué es necesario vencer?

Creo que las palabras de Paulo Freire12, pueden ayudar a entender mejor la idea general que intenta transmitir este trabajo, que consiste en plantear la necesidad de una revisión y reflexión sobre nuestras prácticas educativas para poder repensarlas desde los valores de una cultura de paz.

“(…) Por eso, cuanto más pienso críticamente, rigurosamente, la práctica de la que participo o la práctica de otros, tanto más tengo la posibilidad, primero, de comprender la razón de ser de la propia práctica, y segundo, por eso mismo, me voy volviendo capaz de tener una práctica mejor. Así, pensar

mi experiencia como práctica insertada en la práctica social es trabajo serio e indispensable…”.

Es interesante esta manera de entender la educación y la propia práctica que tiene Freire porque nos ayuda a entender lo que ya hemos ido comentando a lo largo del trabajo. No existe una lista de cambios, metodologías o actividades que debemos aplicar para poder conseguir una educación para la paz. Si bien durante este trabajo hemos querido esbozar y dar algunos ejemplos o ideas, estos no son los únicos, ni tienen porqué ser los mejores a aplicar según el contexto en el cual nos encontremos. Lo más importante es tener unos valores acordes a la cultura de paz y una capacidad de reflexionar sobre las propias prácticas de una manera crítica

12 Freire, P. (1997): “La educación en la ciudad”. México DF: Siglo XXI. pág. 125

y con voluntad de cambio. Obviamente, el poder contar luego con recursos e ideas para poder aplicar en la práctica educativa, se convierte en una ayuda fantástica.

El papel central de los profesores. Estos deben preguntarse en todo momento ¿Qué es lo que hacemos?, ¿Cómo lo hacemos?, ¿para qué lo hacemos?

Los educadores a veces se ven como burócratas de la educación, se dedican a enseñar más que a educar. (Ruiz Delgado, B). Esto responde a una lógica de mercancía de la Educación. Como si esta fuera un valor de intercambio más que un valor cultural. “Competitividad, eficacia, control, racionalización, optimización

No me gustaría hacer ciencia de mi experiencia personal. Pero el año pasado realicé un curso sobre Derechos de la infancia, donde por primera vez, Unifec se estaba planteando que más que

Las evaluaciones de los sistemas educativos más preocupadas por resultados cualitativos, que por otras finalidades que también tiene la educación. Resultados que después dde su mediatización, hacen tomar decisiones políticas, más orientadas a la mejora de estos resultados mediante la dedicación de más horas a materias avaluables, que a otro tipo de aprendizajes igual o más útiles para el desarrollo de la educación del individuo.