PET-CT en pacientes con tumores de cabeza y cuello

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REV COLOMB CANCEROL 2011;15(SUPL.1):45-55 45 PET-CT en pacientes con tumores de cabeza y cuello PET-CT in Head and Neck Tumors Enrique Cadena 1 , Emperatriz Angarita 2 , Jesús Alejandro Estévez 2 , Giancarlo Buitrago 3 1 Clínica de Cabeza y Cuello, Instituto Nacional de Cancerología, Bogotá D.C., Colombia 2 Grupo de Medicina Nuclear, Instituto Nacional de Cancerología, Bogotá D.C., Colombia 3 Grupo de Investigación Clínica, Instituto Nacional de Cancerología, Bogotá D.C., Colombia Correspondencia: Enrique Cadena. Instituto Nacional de Cancerología. Av. 1ª No. 9-85. Tel. (571) 3341353. Bogotá D.C., Colombia. Correo electrónico: [email protected] Introducción Los tumores de cabeza y cuello incluyen, dentro de la clasificación oncológica, una serie de tumores malignos, cuya variedad está dada a las diferentes ubicaciones anatómicas de esta compleja región corporal. De tal manera, según la ubicación, se encuentran divididos en: cáncer de labio, de cavidad oral, de faringe, de laringe, de senos paranasales y de glándulas salivales. Según estadísticas publicadas por la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer (IARC), para 2002 se estimó que el número de casos nuevos de cáncer de cavidad oral, nasofaringe, y otros (de faringe y de tiroides) en el mundo entero fue de 484.628 casos —(que corresponden al 4,5% del total casos nuevos), y que la mayor proporción de estos fueron de origen en la cavidad oral (56,5%). A su vez, se estimaron 387.115 defunciones por estas neoplasias, lo que corresponde al 5,7% de las defunciones totales estimadas por cáncer en todo el mundo [1]. Según la Sociedad Americana de Cáncer (ACS, por sus siglas en inglés), los tumores malignos de cabeza y cuello son, aproximadamente, del 3% al 5% de todos los tumores malignos diagnosticados en Estados Unidos [2]. En nuestro país el Depar- tamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) reportó que para 2008 se certificaron 885 defunciones (0,5% del total nacional) por tumores de cabeza y cuello (códigos CIE-10: C00 a C14 y C30 a C32) [3]. Para ese mismo periodo en el INC se presenta- ron 431 casos nuevos de cáncer del área de cabeza y cuello, los cuales corresponden al 8,1 % del total de casos nuevos [4]. Los tumores del área de cabe- za y cuello se localizan especialmente en la tiroi- des (53%), en cavidad la oral (16%), en la laringe (11,1%), en la orofaringe (4,3%), en las parótidas (3,2%), en la nasofaringe (2,3%) y en la hipofaringe (0,5%). Excluyendo la glándula tiroides, el cáncer escamocelular es el más habitual en esta zona del cuerpo (29,2%) [4]. El diagnóstico temprano y preciso del estadio inicial son esenciales para definir un tratamiento y un pronóstico adecuados en los tumores esca- mocelulares del tracto aerodigestivo superior. Tra- dicionalmente se han empleado métodos clínicos y paraclínicos para clasificar las lesiones, como el examen físico, la panendoscopia, la escanografía, la ecografía y la resonancia magnética nuclear. En casos avanzados, para definir compromiso óseo es

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PET-CT en pacientes con tumores de cabeza y cuelloPET-CT in Head and Neck Tumors

Enrique Cadena1, Emperatriz Angarita2, Jesús Alejandro Estévez2, Giancarlo Buitrago3

1 Clínica de Cabeza y Cuello, Instituto Nacional de Cancerología, Bogotá D.C., Colombia2 Grupo de Medicina Nuclear, Instituto Nacional de Cancerología, Bogotá D.C., Colombia3 Grupo de Investigación Clínica, Instituto Nacional de Cancerología, Bogotá D.C., Colombia

Correspondencia: Enrique Cadena. Instituto Nacional de Cancerología. Av. 1ª No. 9-85. Tel. (571) 3341353. Bogotá D.C., Colombia. Correo electrónico: [email protected]

Introducción

Los tumores de cabeza y cuello incluyen, dentro de la clasificación oncológica, una serie de tumores malignos, cuya variedad está dada a las diferentes ubicaciones anatómicas de esta compleja región corporal. De tal manera, según la ubicación, se encuentran divididos en: cáncer de labio, de cavidad oral, de faringe, de laringe, de senos paranasales y de glándulas salivales.

Según estadísticas publicadas por la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer (IARC), para 2002 se estimó que el número de casos nuevos de cáncer de cavidad oral, nasofaringe, y otros (de faringe y de tiroides) en el mundo entero fue de 484.628 casos —(que corresponden al 4,5% del total casos nuevos), y que la mayor proporción de estos fueron de origen en la cavidad oral (56,5%). A su vez, se estimaron 387.115 defunciones por estas neoplasias, lo que corresponde al 5,7% de las defunciones totales estimadas por cáncer en todo el mundo [1].

Según la Sociedad Americana de Cáncer (ACS, por sus siglas en inglés), los tumores malignos de cabeza y cuello son, aproximadamente, del 3% al 5% de todos los tumores malignos diagnosticados

en Estados Unidos [2]. En nuestro país el Depar-tamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) reportó que para 2008 se certificaron 885 defunciones (0,5% del total nacional) por tumores de cabeza y cuello (códigos CIE-10: C00 a C14 y C30 a C32) [3].

Para ese mismo periodo en el INC se presenta-

ron 431 casos nuevos de cáncer del área de cabeza y cuello, los cuales corresponden al 8,1 % del total de casos nuevos [4]. Los tumores del área de cabe-za y cuello se localizan especialmente en la tiroi-des (53%), en cavidad la oral (16%), en la laringe (11,1%), en la orofaringe (4,3%), en las parótidas (3,2%), en la nasofaringe (2,3%) y en la hipofaringe (0,5%). Excluyendo la glándula tiroides, el cáncer escamocelular es el más habitual en esta zona del cuerpo (29,2%) [4].

El diagnóstico temprano y preciso del estadio inicial son esenciales para definir un tratamiento y un pronóstico adecuados en los tumores esca-mocelulares del tracto aerodigestivo superior. Tra-dicionalmente se han empleado métodos clínicos y paraclínicos para clasificar las lesiones, como el examen físico, la panendoscopia, la escanografía, la ecografía y la resonancia magnética nuclear. En casos avanzados, para definir compromiso óseo es

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útil la gammagrafía ósea realizada en medicina nu-clear [5].

Imágenes funcionales con 18 F-fluorodeoxiglu-cosa (FDG) y la tomografía de emisión de positro-nes (PET) pueden ser útiles para precisar el tamaño tumoral, la extensión a los ganglios y otros órganos lejanos de un tumor escamocelular originado en el tracto aerodigestivo superior [5]; sin embargo, la po-bre resolución espacial brindada por la PET dificulta localizar la enfermedad, y por esta razón (durante los últimos años) se ha implementado el uso de la tomografía axial computarizada (TAC) fusionada con las imágenes de estos estudios nucleares, con el fin de precisar mejor la localización de las lesiones [5]. De esta forma surgió el estudio denominado to-mografía de emisión de positrones con tomografía axial computarizada (PET-CT), que ha revoluciona-do la clasificación inicial, así como la definición del pronóstico de los pacientes con cáncer escamocelu-lar [6].

A pesar de lo anterior, en la región de cabeza y cuello la tecnología PET-CT no ha demostrado tener, sin lugar a dudas, un mejor rendimiento que los estudios tradicionales en todos los casos, pues

las estructuras normales tienen moderados incre-mentos de actividad, y, además, algunos cánceres de esta zona no captan uniformemente la FDG; ello produce un número significativo de falsos po-sitivos y negativos, respectivamente [5].

El presente capítulo recopila los resultados en la generación de indicaciones de la PET-CT como prueba diagnóstica en las diferentes fases de tumores de cabeza y cuello en el INC, a través de una revisión sistemática de la literatura y un método participativo. La metodología ya fue presentada en el capítulo con tal denominación.

Resultados de la revisión sistemática

Como resultado de la búsqueda sistemática de la li-teratura se encontraron diez revisiones que evalúan la eficacia del uso de la PET-CT en la evaluación de los tumores malignos de cabeza y cuello. Los estudios seleccionados se evaluaron mediante el instrumento SIGN, y se presentan a continuación, en la Tabla 16:

Tabla 16. Resumen de evidencia evaluada para el uso de la PET-CT en la evaluación de los tumores de cabeza y cuello

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La Tabla 16 presenta las cuatro revisiones siste-máticas que se incluyeron para definir las indica-ciones de la PET-CT en el protocolo, al obtener una calificación adecuada (++ o +) según el instrumen-to SIGN; tres de ellas incluyeron metaanálisis. Los restantes estudios se excluyeron, ya que no corres-pondían a revisiones sistemáticas, sino a revisiones narrativas.

En los estudios incluidos se evalúo la utilidad de la PET-CT en pacientes con tumores de cabeza y cuello, en diferentes momentos de evolución de la enfermedad: diagnóstico inicial, estadificación, evaluación de tratamiento y seguimiento.

Revisión sistemática de la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias de Polonia

La primera revisión sistemática con evaluación suficiente que se incluyó en la generación de las indicaciones del protocolo la desarrolló la Agencia para la Evaluación de Tecnologías Sanitarias de Polonia [9]. En dicha revisión se evaluó esta nueva tecnología en tres escenarios:

El primero es en el diagnóstico de tumores ma-lignos de cabeza y cuello, para lo cual encontraron un estudio primario desarrollado por Branstetter y cols. (2005) [6], quienes compararon directamen-te la eficacia de la PET-CT frente a la TAC en el diagnóstico de lesiones primarias: estadificación, evaluación recurrencia y localización de tumor pri-mario desconocido con compromiso ganglionar en 65 pacientes. Las pruebas de referencia fueron: la histopatología, el seguimiento clínico y la estadifi-cación con imágenes convencionales. La PET-CT obtuvo una sensibilidad del 98% (IC95% 88-100), una especificidad del 92% (IC95%84-97) y una exactitud del 94% (IC95% 89-98). Estos paráme-tros diagnósticos fueron mejores que los obtenidos por la TAC (74% IC95% 89-98, 75% IC95% 64-84 y 74% IC95% 66-82, respectivamente).

El segundo escenario donde se evaluó la eficacia diagnóstica de la PET-CT por la AETS de Polonia, fue en la detección del compromiso óseo en tu-mores malignos orales comparada con la TAC con-trastada y la SPECT/CT. En este escenario, solo se encontró el estudio de Goerres y cols. (2005) [16], en donde se evaluó prequirúrgicamente a 34 pa-cientes con tumores malignos orales y compromiso

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Esta revisión recopiló el estudio primario prospec-tivo elaborado por Freudenberg (2005) [19], quién evaluó el uso de la PET-CT en la detección de tu-mores primarios ocultos en pacientes (n=21) con metástasis a ganglios linfáticos cervicales. Dicho estudio concluyó que la PET-CT tiene mayor sen-sibilidad (57% IC95% 36-75) para detectar tumo-res primarios de origen desconocido con metástasis cervicales comparada con la TAC (23% IC95% 10-45), y no encontró grandes diferencias respecto a la PET sola o a la fusión visual de la PET - TAC (52% IC95% 32-71).

En indicaciones varias del uso de la PET-CT en tumores de cabeza y cuello, esta revisión sistemática reportó 5 estudios primarios: Zimmer (2005) [20], Branstetter (2005) [6], Rodel (2004) [21], Schoder (2004) [22] y Zanation (2005) [23]; todos incluyeron una variedad de pacientes con diagnóstico confirmado o con sospecha de tumores malignos primarios, así como tumores recurrentes u ocultos de cabeza y cuello.

Zimmer (2005) evaluó a 47 pacientes con sospecha de recurrencia de tumores de cabeza y cuello, y encontró que la PET-CT tiene una sensi-bilidad del 95% (IC95% 76-99), una especificidad del 60% (IC95% 23-88) y una exactitud del 88% (IC95% 70-96) para el diagnóstico de recurrencia. Específicamente para carcinoma escamocelular, la PET-CT obtuvo una sensibilidad del 94% (IC95% 72-99), una especificidad del 50% (IC95% 9-91) y una exactitud del 89% (IC95% 70-96). Por todo ello, el autor concluyó que la PET-CT es una herra-mienta importante en el seguimiento del carcinoma de cabeza y cuello recurrente o residual posterior a cirugía o procedimientos de quimioterapia y ra-dioterapia. Adicionalmente, esta tecnología permi-tió detectar de manera temprana el tumor frente a las imágenes convencionales, pronosticó un mayor éxito en la terapéutica y disminuyó la morbilidad quirúrgica, al reducir las intervenciones innecesa-rias [20].

Los resultados del estudio desarrollado por Branstetter (2005) [6] fueron mostrados previa-mente en la revisión sistemática realizada por la revisión sistemática de la AETS de Polonia.

En el estudio de Rödel (2004) [21] se evaluó a 51 pacientes con carcinoma de cabeza y cuello, mediante la comparación de la PET-CT frente a la PET sola. En el análisis por lesión los dos métodos

óseo mandibular. La histopatología posquirúrgica fue el patrón de oro. Este estudio reporta que la sensibilidad de la PET-CT fue del 100% (IC95% 74-100), en contraste con la del SPECT/CT 92% (IC95% 62-100) y de la TAC 92% (IC95% 62-100). En cuanto la especificidad, la PET-CT mostró ma-yor valor (91% IC95% 71-99) frente al SPECT/CT (95% IC95% 65-97), aunque con menor desem-peño respecto a la TAC contrastada (100% IC95% 85-100). La exactitud de la PET-CT fue ligeramen-te menor (94% IC95% 80-99) respecto a la TAC contrastada (97% IC95% 85-100), pero mayor al SPECT/CT (88% IC95% 73-97). Los autores con-cluyeron que en la evaluación de la erosión corti-cal con la información de la TAC contrastada y del componente TAC de la PET-CT, son los métodos más confiables para detectar invasión en pacientes con carcinoma en la cavidad oral. La captación de FDG vista en las imágenes de la PET-CT no mejoró la identificación de la infiltración ósea.

Finalmente, se evalúo el impacto de la PET-CT en la toma de decisiones terapéuticas, para lo cual se reportaron los estudios de Wild (2005) [17] y Koshy (2005) [18]. Tanto la histopatología como el seguimiento clínico fueron los patrones de re-ferencia utilizados en ambos estudios. Wild [17] reportó que los hallazgos de la PET-CT modifican el tratamiento en el 43% de los pacientes (n=21), mientras que Koshy reportó modificaciones en el 25% de los pacientes (n=36). Las modificaciones al tratamiento fueron, principalmente: el ajuste de las áreas y de la dosis de la radioterapia, y la adición de quimioterapia o radioterapia antes del tratamiento quirúrgico.

Los resultados de los dos estudios anteriormen-te mencionados se resumieron en un metaanálisis, donde la PET-CT complementó a los métodos diagnósticos convencionales y modificó de manera global el tratamiento en el 32% de los pacientes con tumores de cabeza y cuello, y evitó así procedi-mientos innecesarios [9].

Revisión sistemática de la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias del Reino Unido

El segundo estudio secundario evaluado se desa-rrolló en el Reino Unido, por su Agencia de Eva-luación de Tecnologías en Sanitarias (2007) [10].

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tuvieron similar sensibilidad, la cual fue del 95%, pero con una mayor especificidad de la PET-CT en comparación con la PET sola (78% y 65%, respec-tivamente).

Schöder (2004) [22] comparó, en un grupo de 68 pacientes con tumores de cabeza y cuello, la eficacia diagnóstica de la PET-CT con la PET sola en múltiples indicaciones: en la estadificación de tumor primario, en la detección de tumor primario de origen desconocido, en la evaluación de enfer-medad residual posquimioterapia o radioterapia y en la detección de enfermedad recurrente.

En este estudio la PET sola mostró resultados positivos en 157 áreas, y la PET-CT permitió una mejor localización anatómica en 100 de ellas (74% mejor localización en regiones previamente tratadas quirúrgicamente o irradiadas vs. 58% áreas no tratadas). La exactitud diagnóstica de la PET-CT fue ligeramente mayor: 97% (IC95% 92-99) respecto a la PET sola: 92% (IC95% 85-96), disminuyendo el número de lesiones equívocas en un 53%. El estudio concluyó que la PET-CT es más exacta que la PET sola en la detección y la localización anatómica de los tumores de cabeza y cuello, y tiene gran potencial para realizar modificaciones en el tratamiento del paciente (en 12 de los 68 pacientes evaluados).

Zanation (2005) [23] desarrolló un estudio retrospectivo donde realizó 97 estudios PET-CT en 87 pacientes, con el fin de evaluar la estadificación primaria, la presencia de metástasis a distancia, la localización de recurrencia tumoral y la detección del tumor primario de origen desconocido con metástasis cervicales confirmadas por histopatología. En el análisis por lesión el estudio reportó para la PET-CT una sensibilidad del 75% (IC95% 63%-87%), una especificidad del 69% (IC95% 55-82%) y una exactitud del 72% (IC95% 63%-81%). En el análisis por paciente la exactitud de la PET-CT fue del 69% (IC95% 59%-79%), y modificó el manejo de los pacientes en el 22% de los casos evaluados (IC95% 14%-30%).

En la planeación de radioterapia (RT) para tumores de cabeza y cuello, la revisión sistemática desarrollada por la AETS del Reino Unido recopiló 3 estudios primarios:

Ciernik (2003) [24] comparó en 12 pacientes

con tumores de cabeza y cuello las imágenes de

la PET-CT y la TAC previas a la radioterapia. Sus resultados mostraron que la PET-CT incrementó el valor del volumen tumoral grueso (GTV, por las siglas en inglés de Gross Tumoral Volumen 8) en un 25% o más en dos de los 12 pacientes, y redujo en el mismo porcentaje el GTV en 4 de los 12 pacien-tes. El volumen tumoral grueso fue modificado en un 32%, y el volumen blanco planeado (PTV, por las siglas en inglés Planning Target Volumen) se mo-dificó en un 20% por los resultados de la PET-CT.

Koshy (2005) [18] planificó la radioterapia en 36 pacientes con tumores de cabeza y cuello, y encontró que al emplear la PET-CT modificó el puntaje TNM en 13 pacientes (36%) y la estadificación de la AJCC de 5 pacientes (14%). A su vez, el volumen de los campos de radioterapia y la dosis fueron modificados en 5 pacientes (14%) y 4 pacientes (11%), respectivamente. En 5 pacientes quienes inicialmente fueron clasificados con carcinomas primarios desconocidos mediante la PET-CT, se confirmó tumor primario orofaríngeo en dos y se detectó un cáncer sincrónico de pulmón en un paciente.

Paulino (2005) [25] reportó que el uso de

la PET-CT comparado con la TAC sola en la planeación de radioterapia de 40 pacientes con carcinoma escamocelular de cabeza y cuello. El GTV promedio para el PET-CT y la TAC fue de 20,3 cm³ y 37,2 cm³, respectivamente. La PET-CT redujo el GTV en 30 pacientes (75%), lo incrementó en 7 (18%), y fue similar en 3 (8%) respecto al GTV calculado por la TAC.

Revisión sistemática realizada por Dong y cols. Dong y cols. (2008) [7] evaluaron específicamente la exactitud diagnóstica de la PET sola y de la PET-CT en la detección de tumores primarios de origen desconocido no identificados por seguimiento con-vencional con metástasis a ganglios cervicales. Esta revisión sistemática recopiló 28 estudios publica-dos entre 1990 y 2007. De los estudios recopilados, 21 estudios utilizaron FDG-PET, y 8 FDG-PET-CT, evaluando 910 pacientes en total. Mediante metaa-nálisis se resumieron los parámetros de desempeño diagnóstico para cada tecnología (sensibilidad, es-pecificidad y exactitud), los cuales se presentan en la Tabla 17.

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Tabla 17. Comparación de la eficacia diagnóstica resumida para la detección de tumor primario de origen desconocido con metástasis cervicales con FDG-PET vs. FDG-PET-CT, según la revisión sistemática realizada por Dong y cols.

N. R.: No reportado.

De los 21 estudios que evaluaron el desempeño de la FDG-PET, 13 incluyeron a pacientes con metástasis a ganglios linfáticos cervicales; 4 estudios, a pacientes con tumores primarios de cabeza y cuello; y un estudio, a pacientes con tumores primarios de origen desconocido, con metástasis extracraneales. Los otros estudios incluidos se consideraron como los de pacientes con carcinoma primario de origen desconocido multimetastásicos.

La FDG-PET detectó el 28,5% (n=137) de los tumores que no fueron diagnosticados por otras modalidades diagnósticas (examen físico y segui-miento convencional previo). Adicionalmente, la FDG-PET sola mostró las más baja sensibilidad en la detección de tumores localizados en la base de la lengua y las amígdalas, que fueron del 68,2% y el 76,7%, respectivamente.

De los ocho estudios que evaluaron el rendi-miento diagnóstico de la PET-CT, uno incluyó a pa-cientes con cáncer de amígdalas oculto, otro estu-dio incluyó a pacientes con adenopatías cervicales de un carcinoma escamocelular y otros cinco estu-

dios incluyeron a pacientes con tumores primarios de origen desconocido con múltiples metástasis. El número total de tumores primarios detectados por la PET-CT fue del 31,4% (n=135).

Los autores concluyen que la PET sola y la PET-CT son técnicas de gran utilidad para detec-tar tumores primarios con metástasis ganglionares linfáticas cervicales, dados su altos valores de sensi-bilidad y de especificidad.

Revisión sistemática realizada por Liu y cols.

En la revisión sistemática que desarrollaron Liu y cols. (2007) [8] en China se recopilaron 21 estu-dios primarios (n=1.813 pacientes) que reportaban la eficacia de la PET sola frente a la TAC y la RNM en el diagnóstico de carcinoma nasofaríngeo local residual o recurrente. Los resultados fueron resu-midos mediante un metaanálisis, y se muestran en la Tabla 18.

Tabla 18. Comparación de la eficacia diagnóstica resumida para la detección de carcinoma nasofaríngeo residual local y recurrente con la PET sola vs. la TAC y la RNM en los estudios primarios de la revisión sistemática de Liu y cols.

Los autores concluyeron que la mejor modalidad diagnóstica para detectar carcinoma nasofaríngeo local residual o recurrente es la FDG-PET sola, dada su mayor sensibilidad y especificidad resumida.

En la Tabla 19 se presentan los resultados de los estudios primarios recopilados por las revisiones sistemáticas.

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Tabla 19. Resumen de estudios primarios recopilados por las revisiones sistemáticas con datos comparativos de desempeño diagnóstico de la PET-CT vs. la TAC y la PET en la evaluación de tumores de cabeza y cuello

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Continúa

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Resultados del método participativo

Según los resultados de la revisión sistemática de la literatura, el comité organizador diseñó las siguien-tes preguntas, que fueron resueltas por el grupo de expertos de los grupos de medicina nuclear, cirugía de cabeza y cuello y radioterapia (n=10) durante el consenso realizado el 11 de julio de 2009. Se formularon 7 preguntas, donde se valoraron las in-dicaciones generales del uso de la PET-CT en las diferentes etapas de la evaluación de los tumores de cabeza y cuello: estadificación, planeación de tratamiento (radioterapia), detección de primario de origen desconocido y recurrencia. Las preguntas formuladas fueron:

Diagnóstico

En el INC, ¿usted indicaría la PET-CT para 1. evaluar el tamaño tumoral (T) en pacientes con carcinoma escamocelular (EC) de cavidad oral?

En el INC, ¿usted indicaría la PET-CT para de-2. tectar metástasis a ganglios linfáticos cervicales en pacientes con carcinoma escamocelular de cavidad oral?

En el INC, ¿usted indicaría la PET-CT para 3. diagnosticar compromiso óseo mandibular en los pacientes con carcinoma escamocelular de lengua y piso de la boca?

N. R.: No reportado.

Estadificación

4. En el INC, ¿usted indicaría la PET-CT para estadificar metástasis a distancia en pacientes con carcinoma escamocelular de cabeza y cuello local y regionalmente avanzado?

Planeación del tratamiento

5. En el INC, ¿usted indicaría la PET-CT para pla-neación del tratamiento con radioterapia como manejo inicial, en pacientes con carcinoma es-camocelular de cabeza y cuello en estadios III-IV?

Diagnóstico tumor primario origen desconocido

6. En pacientes con tumor primario de origen desconocido que debuta con adenopatías en cuello y con estudios convencionales negativos, en el INC, ¿usted indicaría la PET-CT como opción diagnóstica?

Evaluación enfermedad recurrente

7. En el Instituto Nacional de Cancerología, ¿us-ted indicaría la PET-CT, para detectar enfer-medad recurrente o persistente en pacientes con carcinoma nasofaríngeo?

Los resultados de la votación de los expertos son presentados en la tabla 20 según lo planteado en el capítulo de la metodología para la realización del consenso.

Continuación

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Convenciones para la interpretación de las puntuaciones del consenso que generó las indicaciones del uso de la PET-CT en el manejo de los tumores de cabeza y cuello

Tabla 20. Resumen de las puntuaciones y rondas iterativas de consenso para generar las indicaciones del uso de la PET-CT en la evaluación de tumores de cabeza y cuello

En la evaluación de los tumores de cabeza y cuello existió consenso del grupo de expertos para no indicar la PET-CT en los escenarios clínicos for-mulados en las preguntas 1-3.

En la evaluación de los tumores de cabeza y cuello existió consenso del grupo expertos para in-dicar la PET-CT en los escenarios clínicos formula-dos en las preguntas 4-7.

Indicaciones

En el INC la PET-CT está indicada para esta-1. dificar metástasis a distancia en pacientes con carcinoma escamocelular de cabeza y cuello, local y regionalmente avanzado.

En el INC la PET-CT está indicada para la pla-2. neación del tratamiento con radioterapia como

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manejo inicial en pacientes con carcinoma escamocelular de cabeza y cuello en estadios III-IV.

En el INC está indicada la realización de la 3. PET-CT como opción diagnóstica en pacientes con tumor primario de origen desconocido que debuta con adenopatías en cuello y con estu-dios convencionales negativos.

En el INC la PET-CT está indicada para de-4. tectar enfermedad recurrente o persistente en pacientes con carcinoma nasofaríngeo.

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