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BOLETÍN DEL CENTRO DE ESTUDIOS PERSPECTIVA SUR 7 DE JUNIO DE 2011 / AÑO 1 / NRO. 2 Mundo del trabajo, mundo político. La CGT y la política hoy: el moyanismo ¿etapa superior del vandorismo? por Gabriela Rodríguez y Marcos Schiavi Los dilemas de la efervescencia: activismo de base y acción sindical por Federico Fuchs La CTA en su laberinto por Jimena Valdez

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Política y Sindicalismo

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BOLETÍN DEL CENTRO DE ESTUDIOS PERSPECTIVA SUR 7 DE JUNIO DE 2011 / AÑO 1 / NRO. 2

Mundo del trabajo,mundo político.La CGT y la política hoy: el moyanismo¿etapa superior del vandorismo?por Gabriela Rodríguez y Marcos Schiavi

Los dilemas de la efervescencia:activismo de base y acción sindicalpor Federico Fuchs

La CTA en su laberintopor Jimena Valdez

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por Federico Fuchs*

Los dilemas de laefervescencia: activismo debase y acción sindical

Una de las características más sobresalientes del resurgi-miento sindical post-2003 ha sido la reactivación de lasbases luego del invierno militante del menemismo. Este fe-nómeno, muchas tamizado por el lente simplificador de losmedios hegemónicos es en realidad complejo.

Ciertamente, el contexto posterior a la crisis de 2001-2002 hainsuflado nueva vida a la peor versión del sindicalismo verná-culo: las burocracias devenidas en sindicalismo de negocios conel neoliberalismo, como los resonantes casos del gremio de co-mercio y el de los ferroviarios, y su correlato, las patotas que uti-lizan la violencia para mantener el control de la organización.

EditorialEl desafío sindicalEn los últimos meses, el escenario político estuvoatravesado por las tensiones entre el gobierno y lossindicatos de la CGT. Esta situación marca un nuevo nivelde complejización de la relación entre el universo político yel socioeconómico en el marco de un proceso decrecimiento con fuerte acento en la creación de trabajo. Sibien el conflicto sindical en inherente a la naturalezamisma de la sociedad capitalista, las articulaciones entrelas organizaciones de los trabajadores y las institucionesestatales y partidarias son contingentes a sus acciones y alcontexto en el que tienen lugar. Es por ello que se hacenecesario plantearse algunos interrogantes: ¿qué significapara la política partidaria la “irrupción” de la CGT?, ¿cuálesson los espacios políticos que desea ocupar?, ¿cuál debeser el rol de las organizaciones de los trabajadores en unademocracia expansiva de derechos?

El crecimiento del poder de los sindicatos no estuvoúnicamente relacionado con la expansión del mercadoformal de empleo sino también con la construcción deuna relación diferente entre el capital y el trabajo,posibilitada por las políticas reguladoras del gobiernonacional. Esto permite al actual modelo sindical garantizara los trabajadores niveles salariales y derechos por encimade la media de los países emergentes. Además, fortalecela legitimidad de los liderazgos al interior de lasorganizaciones y los vínculos políticos con el gobiernonacional. Sin embargo, muchas veces ello convive con unadébil institucionalidad democrática de las prácticasorganizacionales, lo cual evidencia un posible limitante alas expectativas planteadas por la conducción de la CGT.Al mismo tiempo, el mundo del trabajo excedeampliamente a los sectores organizados en torno a lahistórica central. La CTA y los trabajadores informalestambién se ven involucrados en la actual reconfiguracióndel escenario político.

Este segundo número de Perspectiva hace foco sobre trespuntos de la relación entre lo político partidario y estatalcon las organizaciones de los trabajadores. Todos ellos seexpresa más allá de las condiciones subjetivas y tienen unfuerte impacto tanto sobre los actores involucrados comosobre la política argentina en general. En ese sentido, lastensiones que se derivan de esta relación debenobservarse como parte de un proceso más complejo,donde la necesidad y dirección de la autonomía de lopolítico estatal asume preponderancia por sobre el restode los factores sociales y económicos.

por Gabriela Rodríguez yMarcos Schiavi*

La CGT y la política hoy: elmoyanismo ¿etapa superiordel vandorismo?

Estos meses son claves en la relación entre el gobierno na-cional y la CGT. En medio de las paritarias distintas vocesdel gobierno les exigen a los sindicatos actitudes inteligentes,que eviten procederes que puedan ser funcionales a sectoresopositores al modelo kirchnerista de acumulación social ypolítica. Una y otra vez se pide racionalidad y prudencia a lahora de las demandas salariales. Es decir que se pide que,por encima de sus intereses inmediatos, coloquen las nece-sidades del proyecto nacional. ¿Es esto posible?

Por su parte, la CGT repite que no habrá ni piso ni techoen las negociaciones, pero recuerda que en los últimosaños han sido muy responsables. Mucho más que en elpasado remoto y no tanto. En paralelo a esto, la centralobrera anuncia su intención de incursionar en política,de pegar un salto cualitativo pues, afirman, es en la política“partidaria” desde donde se cambia la vida de los ciuda-danos. Se plantea la necesidad de que el sindicalismo sedesprenda de la visión que lo encasilla sólo en la defensadel trabajador e interpele a toda la sociedad. ¿Podrá el li-derazgo cegetista actual dar ese paso?

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En relación a la apuesta política de la CGT, la resolución se-guramente no será en el corto plazo. En su momento, haceya muchos años, la discusión fue si la CGT era una ramamás del movimiento político peronista y por ende se debíasometer a él o, en realidad, era un grupo de presión más conrespecto a los restantes núcleos de poder. ¿La discusión hoyes la misma? En todo caso, veremos si el movimiento obreroactual se mantiene circunscripto a estas dos opciones o sifinalmente salta el cerco, y hace política con los políticos ycontra ellos, pero en los términos de lo que se suele llamarcompetencia democrática.

* GR es doctora en Ciencias Sociales (UBA) y Filosofía (París 8).

MS es licenciado en Historia (UBA).

Sin embargo, hay al menos dos expresiones que muestranotras tantas caras de la reactivación sindical. La primera deellas es el surgimiento de comisiones internas disidentes.Potenciadas por la negligencia de las cúpulas, estas expre-siones remiten en muchos casos a la acción de militantescombativos antes desplazados y al activismo de corrientesde la izquierda local que apostaron por la construcción gre-mial. La segunda es la reactivación de sindicatos y dirigen-tes otrora combativos que recuperan sus reflejosacicateados por el contexto económico favorable y por lasdemandas de sus afiliados, tendencia reforzada por lassombrías perspectivas que enfrentan dirigentes como Pe-draza, Cavalieri y Zanola.

En los meses que siguen, la cuestión de la acción sindical debase promete estar en el centro de la palestra. En una ten-dencia que se ha acentuado los últimos años, la variedad desituaciones políticas de los gremios se expresa en sendos re-clamos gremiales, muchas veces en torno a al reconoci-miento o encuadramiento legal de nuevas legitimidades(como los casos del subte y los trabajadores del petróleo),un aspecto que será persistente en tanto se mantenga el ac-tivismo en la base.

Las negociaciones colectivas serán también un ámbito en elque se expresen situaciones diversas. Si bien existen nume-rosos reclamos que aún se encuadran con facilidad en un es-píritu de moderación, como el que parece profesar laconducción cegetista, hay sectores en los que se registranimportantes atrasos salariales, y rentabilidades muy disími-les entre pequeños y grandes establecimientos, en particularen la industria, dónde las bases son más activas.

Burocracias asediadas sindical y judicialmente, dirigenciasque han (re)construido su prestigio encabezando demandassalariales y un pujante tejido de organismos de base activa-dos. Así las cosas, con la economía en crecimiento y la infla-ción como un tema inminente, el panorama sindical vistodesde abajo augura un difícil futuro para la moderación sa-larial, casi un imperativo político para la CGT en su alianzaestratégica con un gobierno que enfrentará este año el vere-dicto de las urnas.

* FF es licenciado en Ciencia Política (UTDT).

Generalmente cuando desde un gobierno se les propone alos sindicatos acuerdos de moderación salarial que implicancierta subutilización de su poder de mercado a corto plazo,se les ofrece un reconocimiento de su influencia política.Aquí primero debemos preguntarnos si la CGT tiene la ca-pacidad o voluntad de practicar esa moderación. Luego, siel gobierno está dispuesto a otorgarle nuevas posiciones depoder y de qué tipo serán estas, es decir, ventajas corporati-vas o políticas. ¿Puede en todo caso llegar el gobierno aacuerdos salariales sin otorgar contraprestación alguna? Seacomo fuere, en los próximos meses y ante la coyuntura elec-toral, la capacidad de presión en el armado de las listas par-tidarias no será un tema menor. Y quienes tienen mayor pesoplebiscitario en la opinión pública lógicamente pueden pre-ferir que el movimiento obrero sea la columna vertebral perono el cerebro de su proyecto político.

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por Jimena Valdez*

La CTA en su laberinto

La CTA nace a inicios de los noventa cuando el tradicionalsindicalismo peronista negociaba dividido las reformas libe-rales: frente a un enemigo contundente, aparece el espaciopara una organización alternativa y la CTA logra ubicarse enun lugar potente, como posible referente de un campo pro-gresista amplio y desarticulado. A más de diez años de suscomienzos, sin embargo, la CTA no se ha consolidado.

A partir del nuevo gobierno de 2003, esta organización iniciaun proceso que, muy brevemente, podemos contar como deexpectativa, oposición, acompañamiento y finalmente luchainterna, que culmina en la reciente fractura. En un país dóndela lucha económica y social se estructura tradicionalmente através del sindicalismo, vale preguntarse por las posibilida-des de organizar ciudadanos y no trabajadores. Más allá deldevaneo teórico, lo cierto es que la CTA no logró su come-tido: movimientos sociales y sindicalismo van hasta el díade hoy por carriles separados (con la pregunta pendiente depor qué el movimiento sindical no recoge el guante de la de-manda de los informales), y esta organización no ha sidoprotagonista de los variados conflictos que han sucedido nipor uno ni por otro lado.

Precisamente frente a un gobierno que ha sido concesivo nosólo en temas laborales, sino también de derechos ciudada-nos (con la AUH como el último estandarte), la CTA no haencontrado su lugar: oscila entre una oposición absoluta -que lo acerca a posiciones que ocupa la derecha- o un acom-pañamiento que no le deja lugar a diferencias -y que lo hacepalidecer ante las poderosas organizaciones peronistas.Efectivamente, los aumentos salariales reales para la pobla-ción asalariada formal logrados en los últimos años han sidoobviamente mérito del sindicalismo del sector privado, y nodel estatal, lo que se suma a la evidente menor relevancia deeste sector en términos de la estrategia económica del país.Lo cierto es que hay muchas mejoras laborales pendientes,hay problemas en la organización sindical peronista, y etc.varios, de modo que el lugar para esta organización sigueallí. La receta pareciera ser muy material: más organización,con penetración y articulación real en los espacios existentes,tanto laborales como territoriales.

* JV es licenciada en Economía (UBA).

El Centro de EstudiosPerspectiva Sur (CEPS) es elcentro de estudios de GeneraciónPolítica Sur (GPS). Su objetivo esproducir conocimiento paraprofundizar la democracia.

PERSPECTIVA es la publicaciónperiódica del CEPS para pensar losprincipales desafíos que nospresenta la realidad política,económica y social. En cadanúmero colaboran jóvenesinvestigadores con breves textosque expresan su punto de vista.

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