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Los Cuadernos de Arte PERAS Y MANZANAS: HISTORIA SECRETA DE UN CUADRO DE URCULO Nacho Qꭐntana En el castañar de Corao, 1982. 50 P eras y manzanas. Homenaje a Frassine- lli». Así titula Urculo uno de sus lu- juriosos y recientes bodegones. Romper el secreto de esta misteriosa leyenda, supone hacer pública la complicidad en el es- erzo por recomponer la figura de un singular asturiano de adopción: Don Roberto Frassinelli Burnitz. Urculo inicia así, con este cabalístico homenaje, lo que, dentro de cinco años, deberá ser la conmemoración del primer centenario de la muerte del entrañable «Alemán de Corao», que quiere organizar el Centro Asturiano de Madrid. Descubrimos el personaje de la mano de Ale- jandro Pidal y Mon, quien en su nota necrológica de 1887 nos dio la pista de este «extranjero ar- queólogo y artista, que enamorado de la grandiosa naturaleza asturiana, renunció a todas las ventas de la vida pa sumir su alma en la contemplación de aquellas bellezas sublimes...» En nuestros últimos veranos en el Oriente de Asturias, comptimos con amigos el rastreo de las huellas del «dulce y sabio alemán». La espesa niebla de los años -la «encainada»- que las cubre, hace sugeridor el camino y amena la tertulia. Co- rao, con sus vestigios romanos y su pasado más reciente de próceres y artesanos, donde Frassine- lli sentó sus reales y, para admiración de sus veci- nos, cultivaba una primorosa pomarada con vein- tiséis clases distintas de manzanas. La Cueva del Cuélebre, testigo de sus meditaciones y de algu- nos de sus descubrimientos arqueológicos. Santa Eulalia de Abamia, el antiguo panteón del rey Pelayo y su esposa, rodeado de tejos seculares, lug donde hoy yacen los restos de don Roberto, bajo esa modesta lápida de pizarra que reconoce las condecoraciones y métos oficiales de aquel que e académico de la Historia y de Bellas Ar- tes. Covadonga a cuyo engrandecimiento y re- construcción tantos eserzos dedicó. Los Picos de Europa donde -como nos dice su compañero de andaduras- «dormía sobre las últimas matas del enebro», «se bañaba al amanecer en los solita- rios lagos de la montaña» y, en las noches de luna, dibujaba «los ntásticos picachos de la caliza, los rones desgrados de la niebla, los ventisqueros olvidados entre las rocas, el águila erguida sobre la peña colosal, el rebeco trasponiendo la cortante arista de la cumbre...». Precisamente allí, los pas- tores bautizaron con el nombre de «El pozo del alemán», un hermoso rincón del río Pomperi me- dio oculto entre las hayas. El notable erudito, bibliógra y arqueólogo, el consumado dibante de monumentos históricos y paisajes, el cionado a la arquitectura, la botá- nica y la medicina, el incansable y enamorado caminante de Los Picos, se nos e apeciendo en cada vuelta del camino, siempre con la espe- ranza de que el conocimiento del personaje era ocupando lo que hasta ahora sólo llena, en gran medida, la imaginación. Urculo pintó su homenaje a Frassinelli a la vuelta de un largo camino por Los Picos, camino
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Los Cuadernos de Arte
PERAS Y MANZANAS:
HISTORIA SECRETA
DE UN CUADRO DE
URCULO
Nacho Quintana
En el castañar de Corao, 1982.
50
Peras y manzanas. Homenaje a Frassinelli». Así titula Urculo uno de sus lujuriosos y recientes bodegones. Romper el secreto de esta misteriosa leyenda,
supone hacer pública la complicidad en el esfuerzo por recomponer la figura de un singular asturiano de adopción: Don Roberto Frassinelli Burnitz. Urculo inicia así, con este cabalístico homenaje, lo que, dentro de cinco años, deberá ser la conmemoración del primer centenario de la muerte del entrañable «Alemán de Corao», que quiere organizar el Centro Asturiano de Madrid.
Descubrimos el personaje de la mano de Alejandro Pidal y Mon, quien en su nota necrológica de 1887 nos dio la pista de este «extranjero arqueólogo y artista, que enamorado de la grandiosa naturaleza asturiana, renunció a todas las ventajas de la vida para sumir su alma en la contemplación de aquellas bellezas sublimes ... »
En nuestros últimos veranos en el Oriente de Asturias, compartimos con amigos el rastreo de las huellas del «dulce y sabio alemán». La espesa niebla de los años -la «encainada»- que las cubre, hace sugeridor el camino y amena la tertulia. Corao, con sus vestigios romanos y su pasado más reciente de próceres y artesanos, donde Frassinelli sentó sus reales y, para admiración de sus vecinos, cultivaba una primorosa pomarada con veintiséis clases distintas de manzanas. La Cueva del Cuélebre, testigo de sus meditaciones y de algunos de sus descubrimientos arqueológicos. Santa Eulalia de Abamia, el antiguo panteón del rey Pelayo y su esposa, rodeado de tejos seculares, lugar donde hoy yacen los restos de don Roberto, bajo esa modesta lápida de pizarra que reconoce las condecoraciones y méritos oficiales de aquel que fue académico de la Historia y de Bellas Artes. Covadonga a cuyo engrandecimiento y reconstrucción tantos esfuerzos dedicó. Los Picos de Europa donde -como nos dice su compañero de andaduras- «dormía sobre las últimas matas del enebro», «se bañaba al amanecer en los solitarios lagos de la montaña» y, en las noches de luna, dibujaba «los fantásticos picachos de la caliza, los girones desgarrados de la niebla, los ventisqueros olvidados entre las rocas, el águila erguida sobre la peña colosal, el rebeco trasponiendo la cortante arista de la cumbre ... ». Precisamente allí, los pastores bautizaron con el nombre de «El pozo del alemán», un hermoso rincón del río Pomperi medio oculto entre las hayas.
El notable erudito, bibliógrafo y arqueólogo, el consumado dibujante de monumentos históricos y paisajes, el aficionado a la arquitectura, la botánica y la medicina, el incansable y enamorado caminante de Los Picos, se nos fue apareciendo en cada vuelta del camino, siempre con la esperanza de que el conocimiento del personaje fuera ocupando lo que hasta ahora sólo llena, en gran medida, la imaginación.
Urculo pintó su homenaje a Frassinelli a la vuelta de un largo camino por Los Picos, camino
Los Cuadernos de Arte
Peras y manzanas. Homenaje a Frassinelli. Incluido en el «Eduardo Urculo», Servicio de Publicaciones. Caja de Ahorros.
Don Roberto Frassinelli «El alemán de Corao» (1811-1887).
que, por Bulnes, nos llevó al pie de ese imponente tótem que es el Naranjo. Allí estuvimos, náufragos en aquel inmenso mar de piedra. Quizás por eso los frutos de su cuadro -las peras y las manzanas de Corao- se amontonan como las rocas lisas y ciclópeas de Los Urrieles.
Hoy las mujeres, las vacas y los frutos de Urculo, contemplan con celos las nuevas búsquedas que su pintor trama solitario y sentado frente a un paisaje. Son búsquedas (pictóricas), en las que Frassinelli promete estar presente, y que Villa Pastur considera «próximas a la intimidad ehumana en su vertiente mágica». ¿Estaría el crítico de arte en el secreto?
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