Pensar la política, la generación de 1837 y la institucion del orden politico moderno 1830-1853

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Se estudian las formas en que la Generación del 37 pensó la política con el fin de instituir un orden político moderno en el Río de la Plata entre 1830 y 1853, en Buenos Aires y Montevideo, se reconstruyen los problemas fundamentales de una sociabilidad conceptual generacional a partir de las miradas de Echeverría y Alberdi, así como otros miembros de la Gen. del 37. Destacamos cuatro ejes de analisis que estructuran dicho discurso generacional: la conciencia histórica colectiva generacional; el lugar de la escritura como modo de gestión del espacio publico moderno, el paradigma capacitario de la política como episteme estructurador de los conceptos y lenguajes de su discurso político y la Representación como principio racional y dinamizador del orden político moderno.

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  • Universit Paris VIII- Vincennes- Saint Denis Ecole Doctorale : Pratique et thories du sens

    Laboratoire: Logiques Contemporaines de la Philosophie LLCP

    Universidad Nacional de Rosario Facultad de Ciencia Poltica y Relaciones Internacionales

    THESE en cotutelle internationale pour obtenir le grade de DOCTEUR DE LUNIVERSITE PARIS VIII

    Discipline PHILOSOPHIE

    Et le grade de DOCTOR DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO

    Discipline: SCIENCES POLITIQUES

    Mara Mercedes Betria Nassif

    PENSER LA POLITIQUE: LA GNERATION DE 1837 ET L'INSTITUTION DE L'ORDRE POLITIQUE MODERNE, 1830-1853. LES REGARDS D'ECHEVERRIA

    ET D'ALBERDI

    Directeurs de recherche: M. Patrice Vermeren et M. Eduardo Hourcade

    Date de soutenance: 20 mars 2013

    Jury:

    Mme. Gabriela Rodrguez (PR Universidad de Buenos Aires)

    Mme. Pilar Gonzlez Bernaldo de Quirs (PR Universit Paris VII)

    M. George Navet (PR Universit Paris VIII)

    Mme. Beatriz Dvilo (PR Universidad de Rosario)

    M. Eduardo Hourcade (PR Universidad de Rosario)

    M. Patrice Vermeren (PR Universit Paris VIII)

  • Resumen Estudiamos las formas en que la Generacin argentina de 1837 pens la poltica con el fin

    de instituir un orden poltico moderno en el Ro de la Plata durante los aos 1830- 1853 en

    Buenos Aires, cuando se origina el movimiento intelectual y en Montevideo, espacio del

    exilio insurreccional donde se busc propiciar una activa oposicin poltica al rosismo.

    Reconstruimos los problemas fundamentales de una sociabilidad conceptual generacional a

    partir de las miradas de Esteban Echeverra y Juan Bautista Alberdi, sin desconocer, sin

    embargo, los aportes de otros miembros de la Generacin del 37 tales como Juan Mara

    Gutirrez, Miguel Can padre, y de los espectadores Domingo F. Sarmiento y Jos

    Mrmol.

    Destacamos cuatro ejes de anlisis que estructuran dicho discurso generacional: la

    conciencia histrica colectiva generacional; el lugar de la escritura como modo de gestin

    del espacio pblico moderno; el paradigma capacitario de la poltica como episteme

    estructuradora de los conceptos y lenguajes de su discurso poltico y la Representacin

    como principio racional y dinamizador del orden poltico moderno.

    Este trabajo surge de un interrogante: cmo se piensa el orden poltico cuando el Estado

    nacional es an una entidad inexistente? y, ms especficamente, cmo pens el orden

    poltico la Generacin argentina de 1837? Cules fueron los conceptos que organizaron su

    matriz epistemolgica para pensar la poltica durante el perodo 1830- 1853.

    Nuestra investigacin intenta contribuir desde la historia conceptual y la filosofa poltica a

    la pregunta acerca de los modos de pensar la poltica en el siglo XIX argentino; procura

    realizar, en trminos de Pierre Rosanvallon, una historia conceptual de lo poltico en

    nuestro siglo XIX que permita comprender los problemas que constituyeron ese trabajo

    histrico de las elites letradas que ms tarde se materializara en un orden poltico estable

    denominado Repblica Argentina.

  • Abstract

    We study the ways argentinian generation of 1837 thought politics for institute modern

    political order in Rio de la Plata between 1830- 1853 in Buenos Aires at the origins of

    intellectual movement as well as in Montevideo place of insurrectional exile where they

    intended to build a political opposition to rosism.

    We reconstruct the fundamental problems of a conceptual and generational sociability

    whith Echeverrias and Alberdis works but whithout forgetting the contributions of Juan

    Maria Gutirrez, Miguel Can father and the so called spectators of Generation of 37

    Domingo F. Sarmiento and Jos Marmol.

    We underline four themes that estructurate the generational political discourse: the

    historical and collective conscience; the importance of writing as a way of creating a

    modern public space; the capacity paradigm of politics as a structure that orders their

    political language and the Representation as a rational and dynamic principe in political

    order.

    These work came up of these first questions: how was that they thouth political orden when

    National State didnt exist and, more specifically, which were the concepts that organized

    their political discurse to think politics?

    Our reserch intents to contribute conceptual history and political philosophy to interpretate

    the forms of political thougt in argentinians 19 century. In terms of Rosanvallons works,

    we hope to contribute to a conceptual history of politics that can give answers to the ways

    that literate lite built a political order called Argentinian Republic.

  • A Ricardo Falcn, mi maestro en esta batalla

  • INDICE INTRODUCCION pgs Introduccin terico- metodolgica 1

    1. Delimitacin del objeto de estudio, metodologa y corpus 4 2. La Nueva Generacin . Descripcin y tesis principales 11 3. Lecturas sobre la Generacin del 37 32 4. Poltica e historia. Marco terico y categoras de anlisis 35 5. Organizacin de la tesis 48

    CAPITULO 1 Invencin y disputa en la Generacin de 1837 55

    1. La autoevaluacin: Echeverra o el que suscribe 55 2. Espectadores de la Generacin del 37 73

    La mirada de Sarmiento 74 La mirada de Jos Mrmol 86

    3. La consagracin de un objeto de estudio 92 Juan Mara Gutirrez y la Edicin de las Obras Completas de Echeverra 92 Jos Manuel Estrada: La poltica liberal bajo la tirania de Rosas 97

    4. La disputa entre Alberdi y Sarmiento 103 CAPITULO 2 Una generacin de publicistas 111

    1. El tiempo del publicista 117 El siglo XIX: un siglo abierto y moderno 117 La Moda: una filosofa del tiempo 132

    2. El lugar del publicista 144 La generacin del 37 hacedora de movimiento intelectual 151

    3. La labor del publicista 160 El arte socialista: una epistemologa de lo social 166 De dogmticos, coleccionistas y visionarios. Algunas polmicas 177 CAPITULO 3 Una ciencia de la poltica 194

    1. Los aos de Echeverra en Paris: la sociabilidad liberal de Le Globe 206 El hilo de Ariadna: una carta de Echeverra a Frderic Stapfer 211

    Entre la silla y el poder: la organizacin de una clase poltica moderna 232

    Alberdi: la voluntad filosfica 254 Breve manual para constituir el pas: las Bases 270

  • CAPITULO 4 Instituir el orden poltico moderno 275

    1. El rosismo espacio de experiencia: objeto de estudio y desquicio de lo social 283

    Rosas como objeto de estudio. El caso del Fragmento Preliminar 291 Las jvenes capacidades o el momento de la razn 299 Rosas como usurpador del poder legtimo y desquicio de lo social 304

    2. El paradigma capacitario de la poltica 309 El mundo liberal de la Generacin del 37: entre Benjamin Constant y Francois Guizot 312

    3. El gobierno representativo de los capaces: de la voluntad general a la razn colectiva 319

    La crtca a la ley de 1821: del sufragio universal al sufragio capacitario 322 La jerarqua de las capacidades 324 Organizar la democracia y gobernar la herencia de Rosas 333

    CAPITULO 5 Construir una oposicin poltica a Rosas 347

    1. Una amplia red de sociabilidad: los emigrados mazzinistas y la Generacin del 37 354

    La edicin crtica del Dogma Socialista a cargo de Alberto Palcos 354 Gian Battista Cuneo, Organizador mazzinista en el Ro de la Plata 358 Miguel Can: un Iniciador 362 Luigi Rossetti en el Rio Grande do Sul republicano 368 Gutirrez y Alberdi 374

    2. El lenguaje insurreccional de la oposicin poltica 379 al rosismo

    CONCLUSIONES 388 FUENTES Y BIBLIOGRAFIA 395 ANEXO 428

  • Abreviaturas

    Archivo General de la Nacin Argentina: AGN

    Biblioteca Nacional de Francia: BF

    Biblioteca del Arsenal Francia: BA

    Archivos Nacionales de Francia: ANF

    Fondo Gian Battista Cuneo: Fondo GBC

    Escritos Pstumos: EP

    OC: Obras Completas

  • 1

    Introduccin terico- metodolgica

    El objetivo de esta tesis es comprender las formas en que la Generacin argentina de

    1837 pens la poltica con el fin de instituir un orden poltico moderno en el Ro de la

    Plata durante los aos 1830- 1853, fundamentalmente, en Buenos Aires, cuando se

    origina el movimiento intelectual y en Montevideo, espacio del exilio

    insurreccional donde se busc propiciar una activa oposicin poltica al rosismo. De

    esta manera, buscamos reconstruir los problemas y conceptos fundamentales de un

    discurso poltico generacional, con sus similitudes y diferencias, a partir de las

    miradas de Esteban Echeverra y Juan Bautista Alberdi en sus textos del perodo

    mencionado sin desconocer, sin embargo, otras producciones que contribuyen a

    interpretarlos, as como los aportes de otros miembros de la Generacin del 37 tales

    como Juan Mara Gutirrez y Miguel Can padre, as como de los que llamamos

    espectadores, Domingo F. Sarmiento y Jos Mrmol.

    Hemos detectado cuatro ejes de anlisis que estructuran dicho discurso generacional

    y que permiten organizar la presentacin de nuestra tesis: la conciencia histrica

    colectiva generacional; el lugar de la escritura como modo de gestin del espacio

    pblico moderno; el paradigma capacitario de la poltica como episteme

    estructuradora de los conceptos y lenguajes de su discurso poltico y la

    Representacin como principio racional y dinamizador del orden poltico moderno.

    Este trabajo surge de un interrogante: cmo se piensa el orden poltico cuando el

    Estado nacional es an una entidad inexistente? y, ms especficamente, cmo pens

    el orden poltico la Generacin argentina de 1837? Cules fueron los conceptos que

    organizaron su matriz epistemolgica para pensar la poltica durante el perodo 1830-

    1853? Nuestra investigacin intenta contribuir desde la historia conceptual y la

    filosofa poltica a la pregunta acerca de los modos de pensar la poltica en el siglo

  • 2

    XIX argentino; procura realizar, en trminos de Pierre Rosanvallon, una historia

    conceptual de lo poltico en nuestro siglo XIX que intente comprender los problemas

    que constituyeron ese trabajo histrico de las elites letradas que ms tarde se

    materializara en un orden poltico estable denominado Repblica Argentina. Nuestro

    punto de vista es recuperar esos conceptos que conforman un discurso poltico a

    partir de una sociabilidad generacional, esto es, a partir de la voluntad generacional

    reivindicada por los miembros de dicha generacin, en particular, por Esteban

    Echeverra y por Juan Bautista Alberdi, ambos exponentes consagrados, usando la

    metfora de Paul Bnichou, de la Generacin del 37, a la que contribuyeron a darle

    vida y legitimidad poltica.

    Devenir y construccin de lo que llamamos un objeto de estudio difcil. Si para los

    analistas la Generacin del 37 es un objeto de estudio consagrado del denominado

    pensamiento nacional, una entidad historiogrfica fundante o que se encuentra en

    los orgenes del pensamiento argentino, nosotros buscamos deconstruir ese objeto

    consagrado para repensarlo desde adentro, restituyndolo en su propia historicidad

    con sus certezas y sus dificultades.

    En este sentido, la constatacin general es que el relato fundacional acerca de la

    Generacin del 37, de la que ella misma ha formado parte, la identifica con los

    orgenes de una historia liberal antirrosista olvidando el dilogo difcil que

    mantuvieron con el rosismo en tanto sistema poltico que se prolong en el Estado

    provincial de Buenos Aires durante diecisiete aos. Nosotros intentaremos abordar

    este tema a partir de considerar al rosismo como orden poltico existente y no en

    trminos de un apoyo personal o ideolgico a Rosas.

    Nuestra tesis es que Esteban Echeverra fue el organizador de la Generacin del 37

    intentando, desde la Asociacin de la Joven Generacin Argentina, constituirla en

    una clase poltica moderna apta por su capacidad poltica para ocupar un rol

    predominante en un futuro gobierno representativo. Crtico del sufragio activo y

    ampliado de 1821 implementado por los rivadavianos en Buenos Aires, propuso un

    sufragio capacitario basado en los mritos personales del publicista, tal como en

  • 3

    Francia lo sostenan los liberales doctrinarios y los filsofos eclcticos. Juan Bautista

    Alberdi, por su parte, comparti esta visin capacitaria de la poltica. Tempranamente

    comenz a escribir libros dogmticos que deban dar cuerpo a lo que llamaron

    ciencia de la poltica, es decir, un saber sistematizado sobre el orden poltico. Si

    Echeverra se caracteriz por su rol de organizador, sobre todo en 1838 con la

    fundacin de la Asociacin y en 1846 cuando intent rearmarla desde Montevideo,

    Alberdi lo hizo por lo que llamamos su voluntad filosfica es decir, un lugar de

    escritura que pensaba objetos de estudio con un mtodo y una doctrina cientfica

    que deban servir al arte de gobernar las sociedades y que, por lo tanto, era una

    escritura que mantena una explcita o implcita tensin dialgica con el Poder.

    Esta generacin se pens a s misma a partir de su rol de movimiento intelectual, lo

    que implicaba una cierta concepcin de la historia y un lugar de escritura colectivo.

    Su voluntad fue la de constituirse en publicistas modernos, gestores de un espacio

    pblico estructurado en base a temas que definan los locus conceptuales para pensar

    la poltica a partir de los cuales, adems, legitimaron su pretensin de ser la futura

    clase poltica de la Repblica Argentina. Hijos del siglo XIX, propusieron que el

    pensamiento no poda ser individual, a la manera de los Filsofos de la Ilustracin, de

    los cuales, sin embargo, seran herederos, sino que deba ser colectivo, generacional,

    nuevo y moderno; el producto de una nueva poca abierta en 1789 y que ahora, ms

    tranquila, deba terminar la revolucin. De este modo, el tiempo de su escritura no

    fue el pasado tampoco el futuro sino lo contemporneo, un estado actual al que el

    publicista deba ayudar a comprender. Es en relacin a esa concepcin del tiempo que

    analizamos su derrotero en empresas colectivas tales como La Moda y El Iniciador,

    la Joven Argentina y, una vez en el exilio en Montevideo, su intento de conformar

    una oposicin poltica a Juan Manuel de Rosas, que reconstituyera, desde afuera, el

    lazo social para ellos desquiciado por el gobernador de Buenos Aires.

  • 4

    Delimitacin del objeto de estudio, metodologa y corpus

    Nuestro objeto de estudio es la sociabilidad conceptual generacional promovida por

    la Generacin argentina de 1837 para pensar la institucin del orden poltico moderno

    entre 1830 y 1853 en Buenos Aires y Montevideo. Nos referimos as a los conceptos

    y a la red de sociabilidad que sostuvo un discurso generacional sobre lo poltico en

    el Ro de la Plata durante esos aos.

    Algunos de los miembros ms representativos de dicha generacin fueron Esteban

    Echeverria, Juan Bautista Alberdi, Juan Mara Gutirrez, Miguel Can padre, Vicente

    Fidel Lpez, Flix Fras y Jos Manuel Quiroga Rosas reunidos en Buenos Aires en

    el Colegio de Ciencias Morales y la Universidad de Buenos Aires y, ms tarde, en el

    Saln Literario y la Joven Generacin Argentina. Domingo Faustino Sarmiento y

    Jos Mrmol fueron espectadores de dicha generacin, contribuyendo desde afuera

    a la constitucin de su discurso generacional.

    Ese discurso est configurado por cuatro ejes tericos que guan nuestra

    investigacin: la conciencia histrica colectiva generacional; la constitucin del

    publicista como gestor del espacio pblico moderno con una ciencia de la poltica;

    el paradigma capacitario de la poltica como episteme estructuradora de los conceptos

    centrales de ese discurso y, finalmente, la Representacin como principio racional y

    dinamizador del orden poltico moderno. El discurso generacional, al mismo

    tiempo, se constituye por algunos conceptos polticos claves tales como soberana de

    la razn, capacidad poltica, Representacin, Democracia y soberana del

    pueblo de los cuales intentamos dar cuenta a lo largo de nuestra investigacin.

    Estos conceptos forman un discurso generacional que se constituye gracias a una

    red de sociabilidad generacional. En efecto, desde nuestra perspectiva, el discurso

    slo puede visualizarse a partir de la reconstruccin de una sociabilidad generacional

    simblica y material, es decir que esa sociabilidad es a un mismo tiempo, condicin

    de produccin del discurso y del sujeto colectivo que, al enunciarlo, se autoinstituye

    como Generacin del 37.

  • 5

    Realizamos la reconstruccin de esta sociabilidad conceptual generacional con dos

    estrategias, por un lado, la textual a partir de los trabajos escritos de dos exponentes

    consagrados por la historiografa sobre el tema: Esteban Echeverra (1805- 1851) y

    Juan Bautista Alberdi (1810- 1884) y, la otra, con una perspectiva de las

    sociabilidades que intenta reconstruir redes de sociabilidad. En cuanto a la primera

    estrategia, debemos sealar que fueron algunos de sus libros y empresas colectivas

    las referencias centrales a partir de las cuales se conformara una trama de

    sociabilidad conceptual y generacional que contribuira a delimitar una identidad

    colectiva y un discurso generacional sobre la poltica, formado por problemas y

    expectativas comunes. En efecto, tanto Echeverria desde su lugar de organizador

    como Alberdi con su voluntad filosfica coadyuvaron a la existencia de una

    Generacin del 37. En este sentido son exponentes consagrados porque ambos

    dedicaron gran parte de sus esfuerzos intelectuales, a partir de 1846, a exponer, es

    decir, a relatar el sentido del trabajo intelectual que haba tenido esta generacin en el

    Plata. Cada uno, a su manera, y con posiciones dismiles respecto a esos problemas

    comunes contribuy, en forma convergente, a hacer de la Generacin del 37 un

    objeto de estudio, al mismo tiempo que intentaron desde 1837 consagrarla como clase

    poltica moderna protagonista de un gobierno representativo estable en el Ro de la

    Plata.

    La marginalidad poltica fue un signo compartido de su escritura aunque desde ese

    lugar de ausencia e incomprensin ellos convocaron y evocaron a la Generacin

    del 37. En el caso de Echeverra esa marginalidad tendra una impronta temprana: a

    pesar de su formacin en Paris durante 1826- 1830 cerca de los crculos liberales ms

    activos de la poca, no lograra insertarse en el aparato estatal ni el espacio pblico

    como publicista a su regreso; exiliado aos despus en Montevideo tambin tendra

    una escasa exposicin pblica en el diarismo. Esta marginalidad tuvo su marca final

    trgica al fallecer en 1851 slo un ao antes de la cada de Rosas en Caseros en

    febrero de 1852.

  • 6

    En el caso de Alberdi esa marginalidad se hara patente despus de la derrota de

    Rosas cuando, a partir de la dcada del 50 y a pesar de ser el padre fundador de la

    Constitucin nacional, se alejara polticamente de Bartolom Mitre y Sarmiento

    quienes llegaran a la Presidencia. Si bien acept el cargo de Ministro

    Plenipotenciario en el gobierno de Justo Jos de Urquiza ante Espaa, Inglaterra y

    Francia, renunci al poco tiempo y slo volvera al pas durante una breve estancia a

    fines de 1879. Como se calific a s mismo siguiendo una metfora de su amigo

    Miguel Can, Alberdi sera un permanente ausente 1 de la Repblica Argentina un

    eterno peregrino o miembro de una provincia flotante (Alberdi s/f: 72)2

    En suma, Echeverra y Alberdi representan en sus trayectorias de vida personales lo

    que terminara siendo un destino generacional: el haber sido publicistas sin Estado.

    En efecto, si se presentaron pblicamente en tanto grupo a partir de 1837 reclamando

    lo que llamaron consideracin social a su capacidad poltica, su relacin difcil con

    el rosismo y su decisin colectiva de exiliarse para conformar una oposicin a dicho

    sistema poltico, contribuira a la imposibilidad de consolidarse como clase poltica

    moderna en el Plata a pesar que, una vez cado Rosas, algunos lo hicieran en forma

    personal, en trminos de su propia carrera poltica.

    .

    La propuesta respecto a las redes de sociabilidad generacional es, no tanto describir

    con nuevos datos los lugares de sociabilidad tales como el Saln Literario, la Joven

    Argentina, los peridicos o la vida en el exilio, sino dar cuenta de esa sociabilidad

    generacional en los diferentes mecanismos de produccin simblico- materiales de

    subjetividad, tales como el flujo de correspondencia entre los miembros de la

    Generacin del 37 y otros que permiten hacer observables redes de amistad por donde

    circularon las ideas. Como lo ha sostenido Roger Chartier (1991) las cartas son

    verdaderos textos performativos, tan importantes para el siglo XIX como los libros y

    1 As se nombra en Palabras de un ausente en que explica a sus amigos del Plata los motivos de su alejamiento (1874), Paris: Dumont. Publicado en el Tomo VII de sus Obras Completas. Seguimos aqu la versin en Tern, 1996: 249. 2 Vase su Autobiografa: Mi vida privada que se pasa toda en la Repblica Argentina, s/f, coleccin a cargo de Alberto Palcos en Jackson editores, pgs. 72, 74 y 75.

  • 7

    los peridicos en la circulacin de las ideas. La reconstruccin de ciertas

    sociabilidades, como las relaciones interpersonales, no es un dato anecdtico sino un

    elemento que proponemos considerar para integrar al nivel conceptual/intelectual del

    anlisis de los lenguajes polticos, otro ms profundo que toca una de las

    instituciones ms importantes de constitucin de un campo intelectual en el siglo

    XIX, la sociabilidad como sinnimo de civilidad (Gonzlez Bernaldo, 2008) es decir,

    las redes de amistades personales.

    Adems de la correspondencia, otro de los modos de produccin de sociabilidad

    generacional fue el uso de elementos intertextuales en su propia escritura, tales como

    homenajes, dedicatorias, citas o transcripciones de textos escritos entre ellos.

    Finalmente, esa red de sociabilidad debe ser densificada en su calidad de red con la

    valoracin de los personajes menores no estudiados por la historia de las ideas, en

    general ms atenta a los clsicos de la historia poltica.

    Hay dos momentos en esta tesis en donde utilizamos ms consecuentemente esta

    perspectiva de las sociabilidades. La reconstruccn del Echeverria de Paris en una red

    de sociabilidad que lo acercaba al grupo liberal del peridico Le Globe, a partir de

    una carta dirigida por Echeverria a su amigo Frderic Albert Stapfer, fechada en Paris

    en 1827 y existente en el Tomo V de sus Obras Completas. A travs de este medio y

    no slo por la via de sus lecturas, Echeverria se acerc a conceptos que le permitieron

    pensar la poltica a partir de lo que llamamos paradigma capacitario y el rol del

    publicista que lo impulsaron a organizar una clase poltica moderna con una ciencia

    de la poltica protagonizada por los jvenes estudiantes de la Universidad. El otro

    momento, es la reconstruccin de la sociabilidad mazzinista de esta generacin en su

    accin insurreccional en Buenos Aires y Montevideo a partir del rol de Miguel Can

    en el Iniciador y en la fundacin de la Joven Argentina.

    Respecto a la metodologa utilizada en esta investigacin es cualitativa, de anlisis de

    textos, peridicos y correspondencias. Los puntos de anclaje de nuestra lectura son

    dos libros donde lograron plantear los problemas y las tensiones sobre los cuales

    habra de constituirse una identidad generacional en las ideas y que ordenan el resto

  • 8

    del corpus estudiado, el Fragmento Preliminar al Estudio del Derecho (1837) de

    Alberdi y la Ojeada Retrospectiva del movimiento intelectual en el Ro de la Plata

    (1846) de Echeverria. Entre estos textos se juega la historia y la trayectoria

    generacional. En el caso de Alberdi, su intencin manifiesta era sacar de la apata

    poltica a sus compaeros y de brindar un programa de trabajos para la inteligencia

    argentina interpretando, a la manera de Thodore Jouffroy y sus manifiestos en Le

    Globe, dos elementos fundamentales de toda labor generacional en el siglo XIX: la

    necesidad de un trabajo intelectual colectivo capaz de interpretar la propia

    contemporaneidad. En el de Echeverria, debemos recordar que fue el prlogo con el

    que reedit el texto colectivo generacional Cdigo o declaracin de principios que

    constituyen la creencia social de la Repblica Argentina (1838). Al hacerlo, se

    autoconstitua como el referente de la organizacin de dicha empresa colectiva con un

    protocolo de lectura e interpretacin que se volvera hegemnico en los estudios

    sobre el tema. Es nuestro propio punto de partida en la investigacin.

    Estos textos constituyen dos momentos fuertes del corpus terico generacional a

    partir de los cuales hemos estructurado el anlisis del resto del corpus analizado

    compuesto de fuentes ditas e inditas. En el primer caso hemos analizado,

    fundamentalmente, las obras polticas de Echeverra y Alberdi escritas entre 1830 y

    1853. El criterio de definicin de obra poltica lo indica nuestra doble estrategia de

    lectura, la textual referida al contenido donde nos interesa destacar la reflexin en

    torno a la institucin de un orden poltico moderno, y la performativa que alude al

    efecto buscado en el espacio pblico conformado por los lectores y detractores de

    dichas obras.

    As, sin distincin de gnero de escritura, las obras polticas consideradas para el

    corpus de esta investigacin son sus ensayos, panfletos, discursos, manuales y textos

    literarios- ficcionales publicados en sus Obras Completas y, en el caso de Alberdi, en

    algunos tomos de sus Escritos Pstumos. Asimismo, respecto a las obras ditas,

    hemos incorporado las que expresan la labor generacional y colectiva por excelencia.

    Nos referimos tanto al Cdigo, redactado por Echeverra, Gutirrez y Alberdi, as

  • 9

    como tambin a los peridicos que editaron juntos, centrndonos en el anlisis de La

    Moda3 y El Iniciador4 y El Nacional5

    Damos, asimismo, un lugar relevante a la correspondencia, tanto dita como indita.

    Ella es el soporte complementario necesario de los textos porque materializa, por

    medio de la escritura, una red de sociabilidad generacional, conformando un

    verdadero espacio pblico de circulacin de ideas. Las cartas nos interesan por este

    rol performativo, ms que el textual, aunque ciertamente muchos datos de inters se

    encuentran en estos papeles de destinarios privados con efectos pblicos. El anlisis

    de los textos junto al de la correspondencia permite hacer observable la relacin que

    hemos establecido entre el discurso generacional y la red de sociabilidad que

    denominamos sociabilidad conceptual generacional.

    , ste ltimo segn lo amerite la exposicin de

    los temas. Dedicamos tambin nuestra atencin a los escritos de gnero

    autobiogrfico a los que consideramos pertenecientes al mbito pblico ya que, por

    su intermedio, se presentan como autores, realizando en ellos una autoreflexin y

    legitimacin de su propia labor poltica e intelectual en tanto publicistas y escritores

    polticos.

    Esa sociabilidad trascendi a los miembros especficos de la Generacin del 37

    ubicndolos en una red ms amplia, de dilogo trasatlntico con otras generaciones

    coetneas, especialmente, la de los jvenes liberales franceses que participaron en las

    revoluciones de 1830 y 1848, as como con los exiliados mazzinistas en el Rio de la

    Plata comprometidos con los procesos nacionalistas europeos con quienes

    confraternizaron en su oposicin pblica a Rosas durante los aos de exilio en

    Montevideo. Nuestro supuesto metodolgico, en este sentido, es que la revolucin

    francesa de 1830 es una bisagra histrico- poltica importante en su proceso de

    subjetivacin identitaria como miembros de una generacin con la misin de dar

    3 Editado por Juan Bautista Alberdi y Rafael Corvaln en Buenos Aires del 18 de noviembre de 1837 al 21 de abril de 1838. 4 Editado por Miguel Can padre y Andrs Lamas en Montevideo entre el 15 de abril de 1838 y el 1 de enero de 1839. 5 Nuestra fuente es el Pstumo nmero XIII editado por la Universidad Nacional de Quilmes en 2002.

  • 10

    inteligibilidad a su propia poca. De esta forma, hemos realizado la reconstruccin de

    algunas redes de sociabilidad transatlntica a travs del anlisis de correspondencia

    indita en repositorios archivsticos de Buenos Aires, Pars y Roma que nos permite

    ubicar a la Generacin del 37 en un movimiento generacional ampliado de jvenes

    que compartieron muchas de sus motivaciones para pensar y hacer la poltica en el

    siglo XIX. Ello nos ha conducido, asimismo, a visibilizar otros miembros de la

    generacin a los que les dedicamos menos espacio en esta investigacin pero que

    ubicamos, sin embargo, en un lugar de relevancia destacndose, en este sentido, el

    editor de El Iniciador Miguel Can padre.

    Finalmente, hemos sealado que en la reconstruccin del corpus y en la

    problematizacin sobre la Generacin del 37, incluimos a los que denominamos en

    sentido kantiano espectadores: Sarmiento y Mrmol. En estos casos, el corpus

    seleccionado est conformado por los textos y correspondencias donde puede

    observarse una interseccin y una disputa generacional; esto es, los textos que

    hacen posible observar los momentos en que desean y pertenecen a un mundo de

    ideas generacional as como tambin los momentos cuando se diferencian.

    Sin adentrarnos a analizar la obra de Sarmiento pues no participara del ncleo

    organizativo de la Generacin del 37 en Buenos Aires y estara exilado en Chile

    durante este perodo, algunos textos de polmica con Alberdi as como su obra ms

    clsica, el Facundo, nos resultan relevantes para realizar un contrapunto con aquel.

    Respecto a Mrmol, su novela sobre la poca de Rosas, Amalia, realiza un homenaje

    a esta generacin a la vez que consagra desde la literatura, con fuertes efectos

    performativos, el lugar de oposicin antirrosista de la Generacin del 37.

  • 11

    La Nueva Generacin. Descripcin y tesis principales

    Se ha dicho que 1830 no slo fue una fecha significativa para la historia y la poltica

    moderna sino, sobre todo, que constituy una fecha de resonancia moral6

    1830 inaugurara la posibilidad de una nueva conciencia histrica entre las

    generaciones de jvenes estudiantes a ambos lados del Atlntico haciendo de la

    juventud una cualidad del pensamiento, una verdadera capacidad que permita

    inaugurar lo nuevo y lo moderno distinto de lo clsico y antiguo que deba morir

    bajo los escombros de aquella revolucin popular.

    . En efecto,

    si en 1830 las Tres Gloriosas en Francia seran un momento de eclosin de las

    esperanzas de los jvenes liberales, los ecos de la misma en el Ro de la Plata

    encontraran tambin una juventud estudiosa dispuesta a sumarse a ese movimiento

    desde las ideas en su entramado intelectual y moral. Pero no slo sera en clave de

    recepcin que la Nueva Generacin, nombre que pronto adoptara el grupo de

    estudiantes reunidos en el Saln Literario de 1837, constituira su identidad

    generacional mirando hacia Europa sino que, por el contrario, sera la interpretacin

    de que el Ro de la Plata contena elementos nuevos para proseguir una revolucin

    en las ideas que esos jvenes se supieron y se pusieron en un verdadero dilogo

    transatlntico con las ideas modernas a travs de sus lecturas de libros, revistas,

    peridicos y correspondencias.

    El pensamiento joven era el pensamiento abierto al futuro, un pensamiento vaco que

    se despojaba de sus prejuicios las ruinas del pasado- para ir comprendiendo por

    etapas hacia delante, progresivamente; un pensamiento, como dira Sthendhal citado

    por los jvenes en El Iniciador, que examina, que ejerce la crtica usando con libertad

    la razn y que no se paraliza ante una tradicin o autoridad establecida.

    De esta forma, el pensamiento de la Generacin de 1837 estuvo situado en su

    presente; el tiempo fuerte de su escritura fue lo contemporneo desde donde pudieron

    6 1830 est plus quune date historique dans le XIX sicle, cest une date morale. Les hommes de 1830 sont marqus dun cachet particulier, comme les hommes de 1789 Legouv, Soixante ans de souvenirs, 1886 citado por Gusdorf, 1993: 145.

  • 12

    evaluarse a s mismos como partes de un proceso histrico nacional y,

    fundamentalmente, transnacional y humanitario. Fue porque tuvieron una

    comprensin global de la historia, precisamente, que pudieron sentirse no slo parte

    del proceso abierto en 1830, sino legtimos co-constructores de ese nuevo mundo

    moderno al cual pertenecan en todo derecho.

    La historiografa sobre la Generacin del 37 ha consensuado en denominar de este

    modo a un grupo de jvenes, casi todos estudiantes educados en las instituciones

    rivadavianas como el Colegio de Ciencias Morales y la Universidad de Buenos Aires

    nacidos entre 1805 y 1820. Entre ellos se destacan Esteban Echeverra, Juan Bautista

    Alberdi, Juan Mara Gutirrez, Miguel Can padre, Vicente Fidel Lpez, Flix Fras,

    Manuel Jos Quiroga Rosas, por nombrar a los ms representativos. Provenientes

    algunos de las provincias, confluyeron en Buenos Aires para educarse en las

    instituciones del Estado porteo que prevea un sistema de becas para los jvenes

    prometedores. En dicha ciudad tuvieron acceso a las nuevas doctrinas que llegaban

    del otro lado del Atlntico pudiendo leer a autores romnticos, doctrinarios y

    eclcticos, especialmente franceses tales como Vctor Hugo, Lamartine, Lammenais,

    Eugne Lerminier, Francois Guizot, Alexis de Tocqueville, Vctor Cousin, Thodore

    Jouffroy y Pierre Leroux. Muchas de estas lecturas las hicieron a travs de revistas

    que marcaron el campo liberal de las primeras dcadas del siglo XIX francs tales

    como Le Globe, Le National, La Revue Encyclopedique, la Revue de deux Mondes, lo

    que les provey no slo de contenidos tericos para pensar la poltica, sino de un

    modelo de escritor pblico cuyo espacio de escritura se encontraba entre dos

    pretensiones intelectuales necesarias para constituir la sociabilidad moderna: el

    doctrinarismo como conocimiento sistematizado de la poltica a partir de las ciencias

    morales, y la reforma de costumbres como pedagoga social sobre un mundo de

    lectores que conformaban el soberano moderno que progresivamente ira asumiendo

    un rol ms activo en el ejercicio del gobierno.

    Asimismo y bajo el influjo de la Ideologie revolucionaria que an primaba en el

    espritu de las Ctedras, los jvenes se identificaran con la joven nacin de 1810. En

  • 13

    efecto, relacionando este hecho con sus nacimientos, se supieron e identificaron como

    hijos de los hroes de mayo lo que les permiti fundamentar su pretendida

    autonoma poltica en un emblema nacional que confiaron suficiente para instalarlos

    en un lugar neutral frente a la prolongada lucha de facciones en el Ro de la Plata.

    Pero, al mismo tiempo, postularon que esa filosofa del siglo XVIII haba caducado

    junto a la Revolucin; as como en materia poltica propusieron la abnegacin de las

    simpatas unitarias y federales para conformar una nueva sntesis poltica, esta

    epistemologa de lo sinttico propia de su visin romntica de la historia fue

    postulada como una necesaria filosofa de la sntesis, un abordaje en la resolucin de

    problemas que vena a ser la superacin de la mirada analtica cartesiana consumada

    en el siglo XVIII con una Revolucin cuyos efectos nocivos haba que moderar. Si el

    siglo XVIII con la potencia de la razn pura y abstracta haba podido destruir lo viejo,

    los jvenes confiaban que el siglo XIX con su nueva filosofa de la sntesis deba

    propiciar un orden nuevo y moderno.

    Diversas tradiciones intelectuales en la primera mitad del siglo XIX se dieron a este

    objetivo compartido, tales como el liberalismo, el sansimonismo, el romanticismo, el

    eclecticismo filosfico y el mazzinismo. Todas ellas confluyeron en un paradigma

    capacitario de la poltica en el que participaba la Generacin del 37, coincidiendo,

    por lo menos, en tres postulados. En primer lugar, que la soberana de la razn

    deba primar sobre la voluntad general roussauniana separando la fuente del poder

    poltico moderno del ejercicio del gobierno; en segundo lugar, que la poltica era un

    objeto de saber y un campo de conocimientos que requera sistematicidad y estudio y,

    en tercer lugar, que el principio vital de la institucin de lo poltico era la

    representacin sustentada en la capacidad poltica y reflexiva. A pesar de sus

    diferencias especficas, dichas tradiciones convenan en que haba que terminar la

    revolucin evitando los excesos de sus padres y habilitando hacia el futuro, la

    posibilidad de que las fuerzas impulsoras de la Recolucin de 1789 - la igualdad, la

    libertad y la fraternidad- disearan un orden poltico moderno.

  • 14

    De esta forma, la Generacin del 37 participando de estas ideas gracias a la formacin

    de Echeverra en Francia durante la Restauracin entre 1826 y 1830 pero, tambin,

    directamente, por sus lecturas de los peridicos y de los libros ms representativos de

    esas tradiciones, compartieron con ellos un paradigma capacitario de la poltica

    proponiendo que deban ser los capaces quienes se ocuparan de pensar la cosa

    pblica. En efecto, como destac Tulio Halpern Donghi (1997), uno de los rasgos

    permanentes de esta generacin fue el hecho de concebir a la poltica a partir del rol

    protagnico del letrado; herencia de los tiempos del Virreinato pero tambin

    conviccin compartida con intelectuales contemporneos como Vctor Cousin y

    Francois Guizot, respecto a que el orden poltico moderno deba estructurarse en

    torno a la soberana de la razn para conjurar viejos y nuevos fantasmas: el

    legitimismo monrquico y su reverso, el exceso democrtico de la soberana popular

    revolucionaria, la omnipotencia de las mayoras teorizada por Tocqueville y que los

    jvenes identificaran con el orden rosista (Echeverria [1838] 1940: 185)7

    Como seal Jorge Myers, la poltica del Estado institucionalizador rivadaviano

    (Myers, 1998: 386)

    .

    8

    7 Cdigo o Declaracin de principios que constituyen la creencia social de la Repblica Argentina escrito en 1838 y publicado en 1839. Nos referiremos a esta obra como Echeverria [1838] 1940 segn la edicin crtica de Alberto Palcos en la Universidad de la Plata.

    contribuy a esta mirada ya que su sistema de becas permiti a

    los jvenes talentos de distintas provincias estudiar en instituciones estatales y laicas

    tales como el Colegio de Ciencias Morales y en la Universidad de Buenos Aires. Para

    quienes no pudieron completar esta formacin, como en el caso de Echeverra, el

    viaje a Europa ofici como reemplazo calificado ya que ste se form en los cursos

    del Ateneo Real de Paris y en lecturas de peridicos como Le globe que tuvo la

    ventaja sobre otros de haber sido el locus de confluencia de las diversas tradiciones

    liberales arriba mencionadas y que compartieron una visin capacitaria de la poltica.

    Verdadera empresa editorial liberal y espacio de difusin de conocimientos durante la

    8 Myers, Jorge La revolucin en las ideas: La generacin de 1837 en la cultura y en la poltica argentinas pp. 383- 445 en Goldman, 1998.

  • 15

    Restauracin, llen en gran medida el vaco institucional formal en Paris en una

    poca de Ctedras censuradas9

    As, es la condicin de estudiantes en una Buenos Aires estable, y no la carrera de las

    armas en la Revolucin, a la manera de la generacin anterior, el punto de partida

    para comprender el modo en que los jvenes configuraron sus propias aspiraciones

    polticas. La legitimidad de su rol poltico fue planteado a partir de su saber

    doctrinario y de su prescindencia poltica previa en la lucha de facciones, de all que,

    como seal Donghi, se creyeran capaces de proponerse como cercle de pense

    (Donghi, 1997: 15) tanto cerca del grupo federal, primero, como del unitario despus.

    .

    El contexto poltico de la dcada de 1830 pareca favorecer la certeza generacional de

    que su misin era organizar y que la poca de la espada haba terminado. En efecto,

    en 1835 Rosas haba llegado al gobierno de la provincia de Buenos Aires por segunda

    vez, convalidado por las masas con un plebiscito popular y apoyado por la Sala de

    Representantes con la Suma del Poder pblico y las Facultades extraordinarias para

    gobernar, promoviendo una centralizacin del Poder Ejecutivo provincial que

    constitua una verdadera novedad poltica en el Ro de la Plata si se considera la

    imposibilidad de organizar gobiernos estables durante las dcadas anteriores. As, el

    orden rosista fue una condicin material de posibilidad que coadyuvara a este nuevo

    paradigma generacional sobre la poltica si bien, como se sabe, el impulso

    hegemnico y plebiscitario del rosismo se mostr impermeable a la sntesis de los

    contrarios y agudizara la poltica de facciones en la que, inevitablemente, se vera

    sumida la Generacin del 37.

    La labor intelectual y poltica de esta generacin coincidi durante el perodo

    trabajado con la hegemona de Juan Manuel de Rosas en la Confederacin Argentina

    con quien mantuvieron una relacin intelectual y poltica difcil, una tensin dialgica 9 Fundado, entre otros, por Paul Dubois, Pierre Leroux, Victor Cousin y Francois Guizot, quienes escribieron all largos artculos crticos y fomentaban la popularidad de sus cursos privados. Para una lectura sobre la historia de Le Globe, vase el texto clsico de Goblot (2005). Hemos trabajado con artculos microfilmados de dicho peridico, entre el perodo 1824- 1830, existentes en la Biblioteca Nacional de Francia.

  • 16

    y agnica en su intento de comprenderlo en cuanto objeto de estudio de la poltica al

    mismo tiempo que de combatirlo como obstculo a lo que deba ser un gobierno

    representativo moderno.

    Desde un punto de vista conceptual, ese perodo fue caracterizado como un

    momento romntico (Palti, 2009) de la historia intelectual argentina, ya que uno de

    sus grandes rasgos fue el de haber coincidido con el nacimiento y afirmacin de

    una cultura nacional (Mlonio, 2001). Como se sabe, los jvenes del 37 fueron los

    primeros en postular la necesidad de constituir una nacionalidad y una nacin

    argentina (Herrero, 1996) concebida, no tanto como una entidad folklrica a la

    manera del romanticismo alemn clsico sino como una entidad poltica de afinidad

    en las ideas que segua la tradicin francesa de 1789 (Chiaramonte, 2004).

    En este sentido, teorizaron la adecuacin de la joven nacin argentina a las

    tradiciones progresivas de naciones imitables como Francia, verdadero modelo

    en el siglo XIX ya que funcionaba como un mito movilizador10 de la Repblica,

    combinando 1789 como apertura de nuevas fuerzas de la historia, la igualdad,

    libertad y fraternidad con la consagracin del Pueblo como fundamento del poder

    poltico moderno en 183011. Esta filiacin en las ideas fue postulada en los Discursos

    inaugurales del Saln Literario de 1837 a cargo de Marcos Sastre, Juan Bautista

    Alberdi y Juan Mara Gutirrez12

    10 El mito movilizador en el sentido de SOREL, George (1972) Rflexions sur la violence, Paris: Marcel Rivire.

    quienes subrayaron tres tpicos o lneas

    programticas para la consecucin de la nacionalidad: la recuperacin de las

    tradiciones progresivas de Mayo, la necesidad de la emancipacin de la lengua

    11 Vase ROSANVALLON, Pierre (2002) Le peuple introuvable, Paris: Gallimard. JOKOBOWICZ, Nathalie, (2009) 1830 le peuple de Paris. Rvolution et reprsentations sociales, Presses Universitaires de Rennes. 12 Sobre el Saln Literario de 1837, el nico libro que se conoce es el ya clsico de WEINBERG, Flix (1958) El Saln Literario de 1837, Buenos Aires: Hachette. Los Discursos fueron: Ojeada filosfica sobre el estado presente y la suerte futura de la Nacin Argentina; Doble armona entre el objeto de esta institucin, con una exigencia de nuestro desarrollo social; y de esta exigencia con otra general del espritu humano y Fisonoma del saber espaol: cul deba ser entre nosotros respectivamente. Para estos documentos y otras fuentes estudiadas en esta tesis, salvo mencin expresa, utilizamos ECHEVERRA, Esteban (1940) Dogma Socialista. Edicin Crtica y Documentada, La Plata: Universidad Nacional de la Plata. Vase Echeverria, 1940: 229.

  • 17

    argentina adoptando los giros de la lengua francesa y la creacin de una literatura

    nacional y original. Con una marcada hispanofobia en lo cultural (Falcn, 2004 y

    2011)13

    A partir de 1838, en ocasin de la primera intervencin francesa en el puerto de

    Buenos Aires con el recrudecimiento del enfrentamiento de su gobernador con los

    franceses y la quiebra del consenso federal (Donghi, 1972) les sera difcil a los

    jvenes ser consecuentes con su poltica de abnegacin de las identidades

    facciosas. De esta manera, la coyuntura poltica los termin de ubicar en una postura

    claramente opositora a Rosas que se materializara con su decisin, voluntaria y

    colectiva, de exiliarse a Montevideo. Quienes optaron por dicha ciudad, como es el

    caso de Alberdi y Echeverra, aceptaron acercarse y convivir con los integrantes del

    partido unitario, ex miembros de la elite ministerial rivadaviana que con el

    asesinato de Manuel Dorrego ejecutado por Juan Lavalle, se vi forzada al ostracismo

    poltico a partir de 1828 en la Banda Oriental.

    , en la cuestin poltica, por lo menos hasta fines de 1838, se trataba de

    mantener una postura neutral y de acompaar a Rosas en cuanto Gobierno existente

    como lo haba solicitado a sus compaeros el propio Alberdi en el Prefacio del

    Fragmento Preliminar, un libro destinado a marcar profundamente la historia de la

    Generacin del 37.

    Al mismo tiempo que los franceses bloqueaban el puerto de Buenos Aires, los

    jvenes se reunan en la Asociacin de la Joven Generacin Argentina, una

    asociacin secreta que se sumaba a la red de jvenes mazzinistas que en Europa, a

    instancias de Giusseppe Mazzini, combatan desde la semiclandestinidad por la

    insurreccin armada y por la pluma en diversos peridicos a favor de la unificacin

    nacional de Italia y otras naciones europeas subyugadas por el Imperio Austro

    Hngaro. En el Ro de la Plata y Brasil, conducidos por los Organizadores 13 La Generacin del 37 rechaz la cultura espaola tanto en materia de lengua como de literatura, a excepcin de autores como Mariano Jos de Larra por ser considerados representantes literarios de una joven Espaa. Sin embargo, esta postura no fue siempre homognea: es el caso de Alberdi quien, a partir de los aos 60, revisara sus concepciones sobre el tema y comenzara a definirse como parte de los espaoles en Amrica.

  • 18

    mazzinistas Gian Battista Cuneo y Luigi Rossetti, los italianos buscaron

    confraternizar en una joven Amrica, proyecto en el que algunos miembros de la

    Generacin de 1837, como Miguel Can, participaron activamente.

    Hacia fines de 1838, en consonancia con su sociabilidad compartida con los exilados

    italianos, los jvenes decidieron tomar las armas y optaron por una va insurreccional

    para construir una oposicin poltica a Rosas. En efecto, si el objetivo original, tal

    como lo habra deseado Echeverra a partir del modelo de algunas asociaciones

    francesas, era estudiar cuestiones de poltica, historia y economa para formar un

    programa de trabajos y propagar sus ideas organizando filiales en todo el territorio de

    la Confederacin, la Asociacin decidi finalmente posponer la pluma para tomar las

    armas. Desde Montevideo se alent esta opcin. Miguel Can14

    A partir de fines de 1838 comienza el exilio de parte de la Generacin del 37 a

    Montevideo. Alberdi, a la cabeza de esta inciativa, se reunira all con Can para

    , que se encontraba en

    dicha ciudad ejerciendo su profesin de abogado en el bufet de su cuado, Florencio

    Varela, representante del partido unitario, promovera esta va insurreccional. Can

    era amigo del principal representante de Mazzini en el Ro de la Plata, Gian Battista

    Cuneo, quien lo haba iniciado en el mazzinismo y sumado como miembro a la

    Congregacin Central para el trabajo de la Joven Italia en Amrica del Sur con sede

    en Montevideo, es decir, la asociacin representante de la Joven Italia en Amrica del

    Sur. No casualmente, Miguel Can alentara la publicacin del quincenario El

    Iniciador, de filiacin mazzinista, en cuyo nmero final, el 1 de enero de 1839,

    fueron publicadas las quince Palabras Simblicas que en forma colectiva haban

    discutido y acordado los jvenes en la Asociacin. Dichas Palabras fueron

    encabezadas con el ttulo: Cdigo o Declaracin de principios que constituyen la

    creencia social de la Repblica Argentina y slo adquiriran formato de libro en 1846

    cuando Echeverra aspirando a reorganizar a sus amigos lo publicara en Montevideo

    como Dogma Socialista de la Asociacin de Mayo (1846).

    14 En esta Tesis nos referimos al padre del autor de Juvenilla, salvo aclaracin.

  • 19

    colaborar en El Nacional, un peridico de activa participacin juvenil sostenido

    oficialmente por el gobierno del Presidente de la Repblica de Uruguay, Fructuoso

    Rivera. Los contactos de Can permitiran que los jvenes pudieran tener un rol

    activo en la prensa en Montevieo como difusores de la nueva alianza poltica entre

    unitarios, franceses y orientales. En efecto, a travs de su cuado, Can mantena

    estrechas vinculaciones con los unitarios exilados que se reunan en la Comisin

    Argentina, as como con el cuerpo diplomtico francs residente en esa ciudad y con

    el novel aparato estatal uruguayo a travs de su amigo Andrs Lamas, a la sazn,

    secretario de Rivera; cabe agregar como lo ha sealado Alma Novella Marani, que

    Miguel Can tuvo un importante rol en la sintona poltica entre Rivera y Bento

    Goncalves da Silva, Presidente de la Repblica de los farraphos en Rio Grande do

    Sul, Brasil.

    Mientras desde Montevideo Alberdi y Can alentaban la alianza con Francia, en la

    Confederacin Argentina algunos miembros de la Asociacin combatan a Rosas por

    las armas en varios alzamientos como la conspiracin de Maza a principios de 1839,

    la insurreccin de los hacendados del sur de Buenos Aires y el movimiento en el

    Norte entre algunas provincias coaligadas con Marco Avellaneda como jefe de las

    mismas. A la espera de poder sumar fuerzas a la columna de Juan Lavalle, quien no

    entrara con sus hombres en Buenos Aires, como se lo haba previsto, estos

    movimientos, finalmente, fracasaron15

    Fue precisamente despus de la derrota de Lavalle en 1840 que Echeverra decidi

    exiliarse a Colonia, Uruguay, para recin despus de diez meses pasar a Montevideo

    en 1841. Echeverra era propietario de una estancia de 2500 hectreas en San Andrs

    de Giles, Lujn, y no deseaba abandonar esta propiedad hasta que los hechos polticos

    se precipitaron con la mencionada derrota de la Campaa de Lavalle.

    .

    15 Un texto clsico sobre el alzamiento de los hacendados del sur de Buenos Aires es el de CARRANZA, ngel J. (1919) La revolucin del 39. En el Sud de Buenos Aires, Buenos Aires: Vaccaro. Nuevas contribuciones al tema en GELMAN, Jorge (2009) Rosas bajo fuego. Los franceses, Lavalle y la rebelin de los estancieros, Buenos Aires: Sudamericana, donde el autor establece que otro grupo socioeconmico importante en la rebelin fue el de los comerciantes (Gelman, 2009: 75).

  • 20

    De este modo, una generacin que Echeverra esperaba ver sentada en la silla del

    poder, termin sumida en la dinmica facciosa. La labor de la Generacin del 37, en

    efecto, estuvo tensionada entre la insurreccin y el orden y la formacin de la Joven

    Argentina en su doble carcter de asociacin por un lado, y joven mazzinista por

    el otro, da cuenta de estas tensiones.

    Sin embargo, a pesar del exilio y de la toma de las armas, la va insurreccional fue

    tambin un modo de preservar el orden poltico pues lo que estaba en juego en su

    oposicin al gobierno de Rosas no era la revolucin por otros medios, sino la

    necesidad de conformar una oposicin poltica desde el exilio. Es que el horizonte

    poltico de esta generacin, a pesar de sus decisiones de poltica prctica fue

    terminar la revolucin y organizar un orden poltico estable con un gobierno

    representativo protagonizado por los capaces. La insurreccin apareci como otra va

    para lograr ese objetivo.

    Es que la dialctica entre insurreccin y orden constituye una marca de los

    liberalismos del siglo XIX herederos de las dinmicas contradictorias que dieron vida

    a la Revolucin Francesa. La trayectoria poltica e intelectual de la Generacin del

    37, deudora lejana de esa experiencia, estara marcada por esta tensin entre el orden

    y la insurreccin en el Ro de la Plata. La necesidad de armonizar las pulsiones

    transformadoras de las sociedades modernas cuyo principio rector es la igualdad de

    condiciones, tal como lo haba advertido Tocqueville, con la necesidad de

    construccin y conservacin de un nuevo orden en el cual convivir, se tradujo, en el

    liberalismo romntico de la Generacin del 37 (Palti, 1994- 1995), en un pensamiento

    modelado y tensionado por distintas frmulas (igualdad- libertad; orden- progreso;

    soberana de la razn voluntad general) para las cuales intentara encontrar una

    sntesis superadora.

    Nacida en la dcada de 1810, reconoca como suya la herencia revolucionaria y

    republicana de sus padres los unitarios pero busc completar lo que crea haba

    quedado inconcluso: la consolidacin de un orden poltico estable a partir de un

    sustratum intelectual moderno.

  • 21

    Esta empresa fue concebida como una tarea generacional cuyo sentido era el de poner

    coto a los excesos indebidos del siglo XVIII y el de encomendarse a la misin

    constructiva a la cual se sentan llamados en tanto hijos del siglo XIX. Uno de los

    rasgos de esta frmula general fue el de la crtica a la consagracin de la voluntad

    general como componente activo del gobierno ya que a travs de la extensin del

    sufragio con la ley electoral de 1821 aquella pas a ser, no slo el fundamento

    democrtico reconocido del poder poltico moderno sino, tambin, un modo de

    ejercicio del poder, lo cual, a los ojos de esta generacin, constitua una anomala

    poltica. La Generacin del 37 reconoca en la legitimidad democrtica como fuente

    del poder poltico una de las tradiciones progresivas de Mayo de 1810 pero en

    materia de gobierno busc una frmula que combinara la soberana del pueblo con la

    limitacin del ejercicio de la ciudadana.

    Siguiendo las precauciones de Benjamin Constant y Francois Guizot, para quienes los

    excesos democrticos de la teora de Rousseau se haban materializado en el Terror

    del 93, los jvenes adoptaron una nueva frmula de moderacin/mediacin de la

    soberana: el reemplazo de la voluntad general por la razn colectiva que deba

    traducirse en el gobierno de una nueva clase poltica letrada formada por los

    estudiantes del Colegio de Ciencias Morales y la Universidad de Buenos Aires.

    Lo que sostuvo la adopcin de este concepto soberana de la razn fue una nueva

    interpretacin de la poltica como espacio de saber superador de la poltica en tanto

    conflicto entre facciones. En efecto, a pesar de su participacin en la lucha

    antirrosista, la Generacin del 37 concibi la poltica como el lugar de la razn capaz

    de sintetizar, depurndolos, los desequilibrios de la sociedad civil. Su cosmovisin

    poltica estuvo fuertemente modulada por los debates del mundo liberal francs de la

    primera mitad del siglo XIX en su intento de pensar la sociedad posrevolucionaria

    aceptando los cambios sociales que se haban suscitado con la Revolucion de 1789

    pero buscando, en la esfera poltica, un orden mediatizado con la razn. En este

    sentido, los conceptos del liberalismo doctrinario tuvieron fuerte insidencia. El

    gobierno surgido de la revolucin de 1830, al cual el liberalismo doctrinario, en tanto

  • 22

    liberalismo de oposicin primero a los Borbones y en tanto liberalismo de

    gobierno despus (Roldn, 2007: 336) contribuy a formar, les pareci, en un primer

    momento, exitoso ya que combinaba un gobierno fuerte y popular un rey francs

    elegido por el pueblo revolucionario- acompaado de la parte ilustrada de la

    sociedad, tales como Cousin y Guizot, verdaderos ejemplos del filsofo y publicista

    convertidos en funcionarios de Estado. Decimos en un primer momento porque esta

    lectura que haba permitido sobre todo a Alberdi hacer una cierta analoga entre Luis

    Felipe y Rosas sera reemplazada hacia fines de 1838 por la opcin por la

    insurreccin y el desconocimiento de la autoridad de Rosas con el consiguiente exilio

    poltico. En materia filosfica, y en consonancia con la crtica que le hacan al

    gobierno de Luis Felipe y a sus funcionarios el sector ms reformista del ala liberal

    de 1830, la Generacin del 37 tambin legitimara su oposicin pblica al rosismo

    con crticas al eclecticismo y al doctrinarismo tal como las formuladas en las Notas

    del Fragmento Preliminar. Pero, esas crticas, dirigidas ms a lo que Natalio Botana

    ha llamado orleanismo (Botana, 1997: 119)16

    El orden poltico democrtico deba ser construido desde arriba en dos sentidos: en

    primer lugar, y como punto de partida, lograr un consenso estable de las opiniones

    no implicaron un abandono de aquellos

    conceptos compartidos, como lo demuestran el Fragmento Preliminar, el Cdigo, la

    Carta al Vicepresidente de la Asociacin de Echeverria (1838) y hasta un texto

    escrito al calor de las ideas de Leroux como es La Revolucin de Febrero en Francia

    (1848) tambin de Echeverria; en todos ellos se defiende la idea de soberana de la

    razn y de los capacitados como guas del pueblo. Los conceptos de soberana de la

    razn y de capacidad poltica, formulados por el doctrinarismo liberal y compartidos

    por otras tradiciones de ideas como el eclecticismo, el sansimonismo y el

    mazzinismo, moldearon su concepcin capacitaria de la poltica donde los mejores,

    no necesariamente coincidentes con los ms ricos, deban conducir el progreso de la

    nacin.

    16 Se refiere al rostro poltico de la solucin surgida en 1830 cuyo rostro terico fue el liberalismo doctrinario de autores como Francois Guizot.

  • 23

    dentro de la lite y, una vez alcanzado, expandir los derechos polticos al pueblo. De

    all que si el segundo trmino de la ecuacin orden democrtico refera al

    fundamento del poder poltico consagrado en 1810, la soberana del pueblo, el

    primero resida, fundamentalmente, en la calidad de representatividad de ese orden,

    es decir, del establecimiento de un sistema de gobierno representativo que canalizara

    la voluntad general roussauniana en la razn general, para lo cual era indispensable

    una lite devenida en clase poltica estable.

    Los jvenes de la Generacin del 37 se sentan capacitados para relevar a sus padres y

    constituirse en una nueva clase poltica: vivan en un siglo moderno, hijo de las

    revoluciones del siglo XVIII que encontraba en las ideas las herramientas principales

    para la tarea constructiva a la que los llamaba la poca. Esas ideas provenientes de

    Europa a travs de autores franceses, iban a ser un insumo bsico con el cual

    construir deliberada y contradictoriamente una tradicin intelectual propia. A falta de

    un pasado moral, intelectual, a falta de densidad histrica - la nacin argentina haba

    nacido en el siglo XIX- esta generacin de publicistas busc llenar el vaco con una

    filiacin ideolgica a Francia.

    El nombre Francia fue una verdadera inspiracin; significaba la revolucin y la idea

    de repblica ligada a ella. El contrapunto ideal para oponer a la dupla

    Francia/Repblica fue la de Espaa/ Absolutismo (Alberdi [1837] 1955: 80, 81).

    Francia era para ellos hija de la revolucin, no de la anarqua, porque haba sido

    antecedida por una evolucin previa en el pensamiento que la haba preparado para

    los progresos representativos as como tambin le haba sucedido a Inglaterra y a

    los Estados Unidos. Si bien haba cado en los excesos del Terror, el proceso abierto

    en 1789 haba concluido con el orden de Napolen Bonaparte, reivindicado por

    Alberdi en varias ocasiones (Alberdi [1837] 1955: 260)17

    17 En la vida de las naciones se han visto desenlaces que tuvieron necesidad de un hombre especial para verificarse. Nadie sabe cmo hubieran podido concluir las revoluciones francesas de 1789 y 1848 sin la intervencin personal de Napolon I y de Napolen III (Alberdi [1852] 1998: 265).

    .

  • 24

    En este mismo sentido, 1830 fue una revolucin de barricadas que haba encontrado

    en un rey elegido por el pueblo la solucin mixta de una monarqua parlamentaria. El

    aprendizaje del gobierno parlamentario sera difcil en la propia Francia pero su

    prestigio, como ha expresado Daro Roldn, permanecera vivo entre las lites

    rioplatenses (Roldn, 1999, 2007). En efecto, si bien aceptaban que en Mayo de 1810

    la joven nacin haba entrado, bajo la estela francesa, en el movimiento de progreso

    universal, esto mismo implicaba un nuevo trabajo que la obligaba a ponerse a la

    altura de la civilizacin que le era ofrecida, un trabajo que concerna a las elites

    ilustradas ya que slo ellas podan aportar la razn al progreso y la filosofa que deba

    legitimar la revolucin.

    La Generacin del 37 estaba convencida que los restos del colonialismo medieval

    es decir retardatario del progreso de una Espaa que no participaba del movimiento

    universal de la razn, imposibilitaban el desarrollo intelectual necesario para sostener,

    en los hechos, los principios de repblica y democracia proclamados en 1810 y

    aceptados como puntos de partida incuestionables para pensar la institucin de lo

    poltico en la futura Repblica Argentina.

    En este desfasaje entre los principios proclamados y una realidad cultural que

    observaban inmadura, se ubic la tarea que se dio a s misma esta generacin:

    instituir un orden poltico moderno18. Sin embargo, el hiato de esa inadecuacin era

    profundizada por el rosismo que rpidamente pas de ser considerado un dato

    objetivo de la realidad que deba ser estudiado, a ser menospreciado como un

    subproducto de las decisiones polticas errneas de los rivadavianos, convirtindose

    as, el rosismo, en un trauma para pensar la poltica19

    18 De modo que el progreso representativo es paralelo del progreso inteligente. De modo que la forma de gobierno es una cosa normal, un resultado fatal de la respectiva situacin moral e intelectual de un pueblo, y nada tiene de arbitraria y discrecional: pues que no est en que un pueblo diga- quiero ser Repblica- sino que es menester que sea capaz de serlo (Alberdi [1837] 1955: 57).

    .

    19 Segn el Breve Diccionario Etimolgico de Corominas, trauma deriva del griego truma que significa herida (Corominas [1961] 1997: 582) El gobierno de Rosas ser considerado una fisura que impedira el cierre sobre s mismo, la racionalidad, del orden poltico moderno.

  • 25

    En efecto, es en este espacio de experiencia (Koselleck, 1993: 49) dominado en lo

    poltico por la hegemona de Juan Manuel de Rosas en Confederacin Argentina, que

    se ubica la labor intelectual y poltica de la Nueva Generacin, especialmente, en el

    caso de Alberdi quien tuvo desde sus primeros escritos la voluntad filosfica de

    comprender a Rosas como un objeto de estudio de una nueva concepcin del

    derecho y de la poltica. Tambin, en el caso de Esteban Echeverra, el rosismo fue un

    elemento insoslayable de su pensamiento, no slo como contexto poltico de su labor

    intelectual sino como una forma indeseable del universo democrtico: la

    omnipotencia de las masas que haba que moderar. As, el rosismo fue un referente

    importante, explicito o implcito, de la labor intelectual de la Nueva Generacin, con

    el que tuvo tanto momentos dialgicos como agnicos durante todo este perodo20

    En la dcada de 1830 los gobiernos de Rosas, el primero en 1829 y el segundo en

    1835 parecan brindar, como dato de la realidad, la consolidacin de un poder

    gubernativo despus de dcadas de revolucin y de guerra. Como seal Donghi, era

    un hecho poltico que crean destinado a durar (Donghi, 1997: 12). En efecto, en 1835

    Alberdi y Echeverra tienen frente a s un fenmeno poltico novedoso: la

    consolidacin en el estado provincial de Buenos Aires de un Poder Ejecutivo fuerte

    concentrado en la persona de Rosas quien haba sido electo por la Sala de

    Representantes y ratificado mediante un plebiscito popular. A esto se agregaba, como

    deca Alberdi, su grande capacidad de intuicin (Echeverria [1837] 1940: 141) para

    ejercer un rol dominante sobre el resto de los gobernadores de la Confederacin con

    altos niveles de consenso entre las masas y las clases pudientes.

    . Es

    que el rosismo, paradjicamente, fue una configuracin poltica nueva de

    concentracin de poder en el Ejecutivo provincial que permiti las condiciones

    materiales para poder enunciar ciertos conceptos sobre la poltica, a la vez que se

    convertira, ante la mirada generacional, como el nico obstculo a combatir para la

    formacin del gobierno representativo en la Repblica Argentina.

    20 Vase Mouffe, 2005: 36.

  • 26

    Es en el espacio de experiencia de ste orden consolidado, entonces, que la tarea de la

    joven generacin es autoconcebida y puede expresarse como necesidad de terminar la

    revolucin y pensar la institucin de un orden poltico moderno, esto es, de un

    gobierno representativo protagonizado por los capaces. Es porque exista esta

    concentracin de poder que logr minimizar la lucha de facciones intralite en la

    Confederacin, que la Generacin del 37 pudo pensar la poltica, decirla desde la

    ctedra y el diarismo y, sobre todo, concebirla como un campo de saberes que deban

    estar al servicio de la construccin del poder poltico, tanto en sentido ascendente en

    la autoridad poltica (su ejercicio) como en sentido descendente en la formacin del

    soberano, esto es, la educacin del pueblo (su fundamento).

    Sin embargo, a pesar que Rosas reclamaba para s el nombre de Restaurador de las

    leyes y que su gobierno mantuvo las formalidades republicanas de gobierno (Myers,

    1995) los jvenes consideraron que esta experiencia poltica si bien era democrtica

    no era sin embargo, representativa, es decir, racional; reconocan que Rosas era

    un gobernante popular y altamente representativo (Alberdi [1837] 1955: 62) pero

    no era considerado, sin embargo, un sistema de gobierno representativo.

    Por el contrario Rosas y su estilo que llamaron demagogia implicaba para los

    jvenes una aberracin poltica, el producto de una mala decisin de poltica

    institucional por parte de la clase dirigente anterior, los rivadavianos. An cuando

    Rosas fue catalogado como minotauro, monstruo, dspota, tirano y otros

    eptetos que ilustraban, no tanto el rechazo a Rosas per s, sino el rechazo de los

    jvenes a su modo de entender la poltica como no mediatizada por una verdadera

    Representacin, el rosismo fue un elemento central del campo discursivo de esta

    generacin, tanto en sus momentos dialgicos21

    21 Podemos denominar momento dialgico al perodo 1830- 1838. Como veremos, en esos aos los jvenes son en general neutrales frente a Rosas pero apoyan el sistema de gobierno, es decir, la constitucin de una autoridad poltica. Se expiden contra las revoluciones de poder y el asesinato poltico y plantean una poltica de abnegacin de las identidades unitaria o federal. En 1846/1847 hay una reconsideracin de Rosas. En un sentido ms general, el dilogo con el Poder fue una

    como en sus momentos agnicos

    durante el exilio montevideano.

  • 27

    El problema que articula el discurso generacional respecto al poder de Rosas entre

    1837 y 1839 se refiere a los alcances de la legitimidad de su poder teniendo en cuenta

    las diferentes respuestas que Alberdi, primero, y Echeverria, despus, se dieron a la

    pregunta de si era un orden poltico legtimo en razn de ser un sistema plebiscitario

    con alto consenso entre las masas y la elite econmica, sin divisin de poderes.

    A partir de su lectura del primer tomo de la Democracia en Amrica (1835) de

    Tocqueville, la Generacin del 37 concibi al rosismo como un gobierno democrtico

    pero no como un verdadero gobierno representativo ya que la idea del gobierno de los

    hombres primaba por sobre la de mediacin racional de las capacidades en lo que

    denominaron, con maysculas, Representacin22

    El dilema para los jvenes sera organizar un gobierno representativo abierto al

    mrito de los capaces. La solucin que encontraran, en la propuesta de Echeverra,

    sera la de organizar una clase poltica que impidiera un nuevo personalismo poltico

    . Su rechazo a Rosas a partir de 1839

    se solap con su principal crtica a los unitarios: con la implementacin del

    sufragio universal en Buenos Aires en 1821 lejos de haber cerrado la brecha entre

    principios polticos y realidad cultural, la haban agudizado. Rosas no era ms que el

    subproducto de un error poltico que haba permitido con aquella ley los excesos de

    la democracia. En otras palabras, la fuerza de la voluntad general que haba sido

    necesaria durante la Revolucin de 1810 ya no poda ser un principio poltico

    adecuado para instituir un orden poltico estable; en su reemplazo haba que

    consagrar a la soberana de la razn. Es que en el centro de la reflexin poltica de

    la Generacin del 37, con sus diferentes posturas, se encontraba la cuestin de cmo

    organizar un gobierno representativo en una sociedad que, nacida en Mayo de 1810,

    deba ser democrtica en lo social pero que estaba sumida en el despotismo rosista

    a causa de la democracia poltica que, errneamente, haban habilitado los

    rivadavianos.

    caracterstica permanente de esta Generacin ya que su ciencia de la poltica deba servir para gobernar. 22 Un gobierno legal y racional como dira Alberdi en sus Bases (Alberdi [1852] 1998: 219).

  • 28

    o la demagogia republicana como le llamaron en el Cdigo al sistema de Rosas

    (Echeverra [1838] 1940: 223).

    La gran anomala del contexto poltico en que se formaron los jvenes estudiantes,

    resida, en su evaluacin, en que las instituciones heredadas del rivadavismo en la

    provincia de Buenos Aires eran ms perfectas que los hombres que tenan que darle

    vida y conducirlas, hombres que a pesar de su ttulo de Doctores o de haber

    protagonizado la carrera de las armas durante la Revolucin, no posean una ciencia

    social adecuada a las nuevas circunstancias de la paz poltica y que, al contrario, se

    haban perdido en abstracciones y en imitaciones ftiles. En el caso del grupo

    poltico y de funcionarios de Rosas, tambin los criticaban porque eran unos infames

    especuladores imbciles beatos (Echeverra [1846] 1940: 99). Las distintas

    polmicas que se suscitaran con el que llamaban escritor oficial de Rosas, Pedro de

    ngelis traduca no un odio personal, sino la distinta concepcin acerca del publicista

    y su relacin con el saber poltico que tenan los jvenes, su concepcin capacitaria

    de la poltica que los llev a postular la necesidad de una ciencia de la poltica

    (Alberdi, 1900b: 502).

    En la concepcin de la Generacin del 37 la tarea poltica posrevolucionaria deba ser

    la conformacin de un gobierno moderno con una clase poltica preparada para

    sentarse en la silla del poder. Si en 1810 las elites haban debatido, en pos de lograr

    una nueva unidad poltica separada de Espaa, la cuestin de la soberana del

    pueblo o la soberana de los pueblos; si en 1820 la cuestin se tradujo en la de los

    derechos de los pueblos en una organizacin federal o la de la utilidad pblica en la

    constitucin de una unidad Argentina (Dvilo, 2011), en la dcada de 1830 la

    Generacin del 37 instalara el problema de la necesidad de constituir una clase

    poltica moderna capacitada para el ejercicio de la poltica en tanto soporte de la

    autoridad legtima constituida en un gobierno representativo superador de la

    solucin confederal as como tambin de la solucin unitaria.

    El objetivo generacional, aquello que est en el ncleo de sus reflexiones polticas,

    con sus vaivenes, sus contradicciones y con sus diferencias, es la gestin de un

  • 29

    espacio pblico moderno que, en el aspecto social, conformara una sociabilidad

    moderna, cemento civil adecuado de un gobierno representativo cuya institucin

    especfica era el poder legislativo y su principio filosfico autoregulador la capacidad

    poltica, la cual, por ser un principio democrtico e igualitario, no aristocrtico, poda

    imprimir movimiento, modernidad y progreso al orden poltico articulando la

    sociedad y la poltica con la Representacin.

    De inspiracin hegeliana a travs de la filosofa eclctica francesa que haca de la

    sntesis un valor filosfico como modo de conocimiento superador del anlisis

    cartesiano, lo que propusieron fue la necesidad de consolidar en el Rio de la Plata,

    una clase poltica conformada por publicistas, verdadero estamento de capaces

    destinados, por sus esfuerzos, conocimientos y mritos, a ocupar la silla del poder

    que en la ilustrativa metfora echeverriana (Echeverria [1837] 1940: 269) se refera a

    la primera magistratura, pero tambin al poder legislativo, poder que, debemos

    recordar, se encotraba en proceso de conformacin a partir de las reformas

    rivadavianas. Como sealara Alberdi ms tarde:

    Por qu no nos educamos para el gobierno propio, en lugar de educarnos como

    cuando eramos gobernados por la Metrpoli? Tenemos carrera militar, carrera

    eclecistica, carrera de abogado, carrera de mdico, etc. Por qu la magistratura

    (poder judicial); por qu la administracin (poder ejecutivo); por qu la materia

    del publicista (poder legislativo), no son carrera igualmente? Al examinar qu

    ensean nuestras Universidades, no se dira que ha cambiado el rgimen poltico

    de Amrica (Alberdi [1896] 1970: 193, 194)23

    .

    La Generacin del 37 particip de la vida poltica con la aspiracin de convertirse en

    publicistas gestores del espacio pblico moderno con una ciencia de la poltica a la

    23 En La Monarqua como mejor forma del gobierno en Sud Amrica, Pea Lillo editor, Buenos Aires. Subrayado en el original.

  • 30

    manera de los escritores de Le Globe en Francia, que Echeverria haba conocido de

    cerca a travs de su amigo Frderic Stapfer.

    El publicista, a travs de su escritura pblica, se legitima para aspirar a ser miembro

    de la clase poltica dndole con sus mritos y saberes, la racionalidad y

    representatividad que necesita el gobierno representativo. Como caras de una

    misma moneda, el publicista y la clase poltica, no eran el resultado de una carrera

    personal sino que fueron concebidos como una verdadera tarea generacional; slo

    desde lo colectivo, valor de preeminencia entre la Generacin de 1837, se poda

    pensar y hacer la poltica.

    El orden al que aspiraban, en tanto reconoca su herencia en Mayo, era en su forma

    republicano, lo llamaban Repblica Argentina, pero lo importante para ellos era la

    representatividad de esa repblica, es decir, la capacidad poltica como fuerza

    racional instituyente y autorreguladora del orden poltico. Los jvenes, a diferencia

    de la generacin de Mayo, no se preocuparon por las formas polticas24, por pensar la

    Repblica en oposicin a la Monarqua25

    24 El tema de la forma en poltica haba sido para ellos uno de los principales escollos en la organizacin definitiva de la Repblica Argentina. Criticando a los unitarios deca Echeverria: No se puede constituir un gobierno sin declarar de antemano su forma? La forma en todas las cosas producidas por el hombre, la determina la concepcin, el hecho (Echeverrria [1847b] 1940: 412).

    ; ms an, casi no se referan a la

    Repblica sino para referirse a la Repblica Argentina sinnimo de patria y

    nacin en tanto orden poltico nacional, sntesis de lo particular, las provincias, y lo

    general, la unidad nacional. Adems, tempranamente, como lo demostraron en el

    Cdigo, la cuestin de la forma unitaria o federal estaba saldada desde su punto de

    vista ya que ambas deban armonizarse como, por otra parte, lo demostraba el

    ejemplo norteamericano (Echeverria [1847] 1940: 399). Su inters radicaba en el

    principio motorizador del rgimen poltico, es decir, del gobierno representativo

    25 El texto pstumo de Alberdi denominado por sus editores La Monarqua como mejor forma del gobierno en Sud Amrica (1896) no es una excepcin a la regla ya que all utiliza el concepto de monarqua como sinnimo de centralizacin del poder poltico en una autoridad estable llamada Gobierno. Es lo que haba propuestoen sus Bases y puntos de partida para la organizacin poltica de la Repblica Argentina (1852).

  • 31

    sustentado en la capacidad poltica como garanta de racionalidad y modernidad del

    sistema, moderando, de esta forma los excesos posibles de la democracia.

    Al mismo tiempo, el gobierno representativo deba ser la expresin de una ciencia de

    la poltica. En efecto, antes del advenimiento del positivismo como corriente

    consagrada en los modos de estudio de los fenmenos sociales a fines del siglo XIX

    que permitira delimitar disciplinas sociales especficas, los publicistas de la

    Generacin del 37 aspiraron a una ciencia de la poltica en tanto voluntad racional

    de conocimiento de los fenmenos polticos para poder contribuir desde el

    pensamiento doctrinario, como le llamaban, a un orden poltico racional.

    Esa ciencia de la poltica era un campo difuso, y en eso radicaba su originalidad, que

    haca de la historia y, especialmente, de la filosofa moral, las herramientas para

    pensar lo poltico. De lo que se trataba para ellos era de abordar los fenmenos

    polticos mediante la escritura de libros doctrinarios, es decir, con un mtodo

    cientfico y con una doctrina ordenamiento lgico de ideas en torno a un objeto de

    estudio- que permitiera comprenderlos. Esta tarea que era la del publicista, no deba

    ser, sin embargo, solitaria; el lugar subjetivo del pensamiento no deba ser la razn

    individual aislada del filsofo en su gabinete, sino una sociabilidad colectiva; era la

    tarea colectiva de pensar, y de pensar escribiendo en tanto miembros de una misma

    generacin, lo que constitua el campo de lo poltico como espacio de saber superador

    de lo poltico ligado a la revolucin y a la guerra. Las mltiples empresas

    periodsticas como La Moda, El Iniciador, El Nacional y la redaccin del Cdigo,

    son una muestra elocuente de ello.

    No obstante esta voluntad organizativa y filosfica para pensar la poltica, sta fue

    una generacin de publicistas sin estado. A diferencia de los doctrinarios franceses

    a quienes admiraban, su relacin difcil con el rosismo y la decisin de exiliarse les

    impedira, finalmente, ocupar cargos polticos de importancia ni menos actuar

    colectivamente como grupo poltico en la Confederacin Argentina. A pesar que

    dialogaron en sus escritos con el poder, que ofrecieron programas, ideas y

    advertencias, incluso homenajes y biografas, no sera sino hasta despus de la cada

  • 32

    de Rosas a partir de 1853 que regresaran al pas. An as, su identidad poltica

    generacional se diluira en carreras individuales y ya no se reivindicaran como

    miembros de una generacin.

    Lecturas sobre la Generacin del 37

    Podemos mencionar dos grandes tpicos que han preocupado a las diversas

    disciplinas que se han dedicado a estudiar a la Generacin del 37. Desde la crtica

    literaria y la historia, las lecturas que se han hecho sobre la Generacin del 37

    comparten algunas dificultades metodolgicas y epistemolgicas que son propias del

    enfoque llamado historia de las ideas. Dichas dificultades se ubican, por un lado, en

    torno al problema de las tradiciones polticas y las consiguientes influencias

    tericas sobre los autores y, por otro, en la cuestin de los orgenes y la formacin del

    estado- nacin en la Argentina. Esos problemas dieron lugar a diversas claves de

    lectura, ms all de las diferencias entre las disciplinas especficas que se han

    ocupado de esta generacin. En primer lugar, lo que denominamos el enfoque

    hagiogrfico. Este tipo de lectura se interesa por seguir el hilo de la biografa

    intelectual y poltica de algn miembro destacado de la Generacin del 37. Los casos

    ms recurrentes y considerados clsicos del pensamiento argentino son, como se

    sabe, Echeverra (Ingenieros, 1999; Garca Merou, 1947; Estrada, 1942; Chanetn,

    1944; Morales, 1950; Palcos, 1940, Palcos, 1960; Weinberg, 1958, Weinberg 2006),

    Alberdi (Canal Feijoo, 1961; Mayer, 1963) y Sarmiento (Verdevoye, 1988;

    Weinberg, 1988) por mencionar slo algunos trabajos sobre el tema.

    Las biografas no se interesan por encontrar los elementos comunes o dismiles del

    entramado discursivo colectivo que justifica la aceptacin de la existencia de una

    Generacin del 37 a la que, sin embargo, los bigrafos aluden. En consonancia con

    este enfoque hagiogrfico, aquellos trabajos que abordan las ideas o

    pensamientos de dichos grandes personajes buscan el recorrido coherente y sin

    fisuras de esas ideas a lo largo de sus obras y entre diversos momentos de sus vidas.

    En este sentido, una clave de lectura arraigada en la gran masa de obras referidas a

  • 33

    Esteban Echeverria, por ejemplo, es que introdujo el romanticismo en el Ro de la

    Plata (Rojas, 1948: 268, 269) y, en el caso de Alberdi, que sus escritos se ubican en

    los orgenes intelectuales del constitucionalismo argentino (Adelman, 2007: 86).

    En relacin al problema de las tradiciones intelectuales y de las influencias, se ha

    estudiado a esta generacin en relacin al romanticismo (Weinberg, 1958, Weinberg,

    2006; Baticuore, 2005), al liberalismo (Donghi, 1997; Myers, 1998), al sansimonismo

    (Orgaz, 1934) y al republicanismo (Botana, 1997; Villavicencio, 2008). Todas estas

    obras mencionadas aportan datos valiosos sobre la vasta y heterognea grilla

    intelectiva de los jvenes del 37 que nos sirven para conceptualizar el paradigma

    capacitario de la poltica en los elementos que aquellos sistemas de ideas comparten,

    a pesar de sus diferencias.

    Asimismo esta generacin ha sido objeto de una vieja disputa entre historiadores

    llamados revisionistas (Julio Irazusta, 1952; Fermn Chvez, 1982) y liberales

    (Donghi, 1951; Palcos, 1960). El primer grupo ley la trayectoria generacional en

    base a ciertas dicotomas que junto con Elas Palti (1996) consideramos

    epistemolgicamente errneas tales como liberalismo en oposicin al nacionalismo y

    polticamente anacrnicas tales como patria- antipatria; pero tambin en

    descripciones valorativas que oscurecen el anlisis terico, tales como las de

    antirrosistas, unitarios o francfilos.

    En relacin a estas consideraciones debemos destacar como una marca en los estudios

    so