PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

290
PEIlRO L\ DE PE RIOno LA ¡l ISTa R 1.\ DO:-'I

description

Segundo tomo de esta valiosa investigación histórica a cargo de nuestro poeta mayor. Además de los datos y el enfoque, la prosa de Mir es brillante, de la mejor.

Transcript of PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Page 1: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

PEIlRO ~lIR

L\ ~OCIO~ DEPERIOn o

E~ LA ¡l ISTa R1.\DO:-'I 1 ~I CA~A

Page 2: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

PEDRO MIR

LA NOCION DE PERIODOEN LA HISTORIA

DOMINICANA

Volumen 11

Universidad Autónoma deSanto Domingo

SANfO DOMINGO1983

Page 3: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Publicaciones de la Universidad Autónoma de Santo Domingo

------_VOL. CCCXX~------

COLECCION HISTORIA Y SOCIEDAD 58

LA NOCION DE PERIODO EN

LA HISTORIA DOMINICANA

Tomo 11

Pedro Mir

1983Editora de la UASDApartado Postal 1355Santo Domingo, República Domincana

Impreso en los talleres gráficos de laUniversidad Autónoma de Santo Domingo

Page 4: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

[ HISTORIA DE LA~LA

PREHlSTORILa vida aborigen hasta el r

PROTOHISTODesde el Descubrimiento hast

HISTORI¡Desde las devastaciones

. --------,

rlIlSTORIA

de la Republique d'Haitio de la parte occidental

de la Isla lIispaniolaantes francesa

.---' r- ._-.I r IMOM

1804 . f----j PALO HINCADOIndeterminación na-I Primer movimiento

clonal del pueblo nacional

.. - -[,-----

E= ERA IMPERIALPredominio de la propiedad territoria

___ I605~ _

.-----~

Período de las Devastaciones Le(Ciclo Colonial)

1605 . 1809

1795Fin de la connotaciónespañola de la nacio­nalidad del pueblo

Page 5: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

HISPANIOLA

Aiescubrirniento

Sistema de la ;r-op-i-e~comunitaria de las tie:r~

r----------, - ­HISTORIA DE LA

REPUBLICA DOMINICANA(Historia del pueblo dominicano)

o de la parte oriental de la Isla Hispaniolaan tes española

1

I__-1. :-l

~íOdOamen:~~

~n ERA IMPERIALISTA

Predom.ffilOde la proPieda.d capitalista1873-19...----e1-- I

,,,

ríodo de las Anexiones(Ciclo Republicano)

1809 - 1873

.-L-._xnexión'RANCIA ¡

1844--~

J

] I....-----·k -----~--,f.1 nexión I [AneXión

a ESPA~A I a EE. UU1861 I 1870 I~----I

Constitució-;;' '1

absoluta delpueblo domi­

nicano

Page 6: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

LA EPOCA DE LAS ANEXIONES

Page 7: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

"LO QUE PRIMERO SALTA A LA VISTA ESque un pueblo que tan repetidas veces sedona,se vende, tiene el conato de donarse o de ven­derse, debe hallarse y se halla sumamente des­graciado.

"PERO NI AUN EN ESTA SUPOSICION SEresuelve tampoco la cuestión, tratándose de unpueblo librey soberano, dueño de sus destinosy en completa posesión rde los mediosde hacer­se feliz.

"ESTAS REALIDADES Y ESTOS CONATOSperpetuos deben tener una explicación que estdocultaen lasmismas cosas. . . "

PEDRO F. BONO

Page 8: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Pequeña Introducción.

Las victorias militares de 1808, MALPASO y PALO HIN­CADO, tienen la significación notable de hacer emerger en lavida pública a la masa del pueblo dominicano con todos susatributos. Entre ellos, sus contradicciones internas.

Estas contradicciones toman un carácter de clase, enrazón de la divergencia de los intereses económicos, tan pron­to como los sectores en que se divide la ciudad se proyectanhacia el poder, caracterizándose por los métodos que ponenen práctica para alcanzar sus objetivos.

En la década que va de 1810 a 1820, estos sectores seconstituyen en partidos políticos de los cuales uno, el másgenuino portavoz de los intereses populares se caracterizarápor su vocación a la independencia nacional, siguiendo unatradición que se inaugura en términos todavía regionales en1804 y que se torna nacional en 1808, para la realización desus objetivos históricos.

Otros aglutinarán políticamente los intereses económicosde los señores de la tierra y, al mismo tiempo que coincidiránen su hostilidad a los intereses populares, se dividirán respec­to de su actitud hacia el papel de la propiedad privada o delsistema comunitario en el régimen territorial.

Los rasgos de este período histórico, en el cual se originala época moderna en la historia dominicana, comienza aponerse de manifiesto desde el momento mismo en que JuanSánchez Ramírez asume el poder, y con él se inaugura unatendencia que ocupará un largo trayecto en el recorrido histó­rico de este pueblo.

En rigor, la columna vertebral de todo ese recorrido serála contradicción fundamental entre la línea de la independen-

331

Page 9: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

cia "pura y simple" sostenida por las más amplias masas delpueblo, y la inclinación pertinaz de los señores de la tierra acompartir el poder con fuerzas extranjeras, más por el temorde que este poder llegue a manos del pueblo que, como seadmite usualmente, por desconfianza en la capacidad de estepueblo en conquistar y sostener su independencia.

Debido a esta inclinación pertinaz de los señores de latierra, todo el periodo comprendido entre 1809 y 1874, secaracteriza por la lucha histórica contra las tentativas, unasveces realizadas y otras frustradas, de llevar a cabo la anexióndel país a una potencia extraña,

Pero hay que distinguir entre el período comprendidoentre 1809 y 1844, durante el cual prevalece una situación dedependencia del poder respecto de las fuerzas extranjeras, yentre 1844 y 1874, durante el cual, la tendencia anexionista,se ejerce con los atributos que otorga la República indepen­dientemente constituida.

El programa anexionista de los sefiores de la gleba se cum­ple, de 1809 a 1844, en tres ocasiones:

a) La anexión a España de 1809 (reconocida oficialmen­te por España en 1814) a 1821 (tradicionalmente de­nominada LA ESPAÑA BOBA).

b) La anexión a la Gran Colombia de fines de 1821 aprincipios de 1822 (tradicionalmente denominada LAINDEPENDENCIA EFIMERA).

e) La Anexión a Haití de 1822 a 1844 (tradicionalmentedenominada LA DOMINACION HAITIANA).

332

Page 10: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Esquema V

Epoca de las Anexiones

El segundo estilo de la Era Imperial, que se denominaEPOCA DE LAS ANEXIONES por la constancia de la políti­ca anexionista de los terratenientes, se pone de manifiesto enla medida en que esta clase social, portadora natural de laidea de la anexión, conquista las posiciones del poder público.

Comprende dos etapas:UNA la de dependencia, en la cual esta clase social delega

su iniciativa política en las clases terratenientes extranjeras, seextiende de 1809 a 1844.

OTRA la de independencia, en la cual se ampara del poderpoda fuerza, una vez establecida la República, y lo ejerce enforma despótica a fin de contrarrestar la resistencia cada vezmás vigorosa del pueblo a la anexión, y que se extiende de1844 a 1873.

La emergencia de una conciencia popular se hace tangibleen la lucha política concreta y cambia la naturaleza colonialde esta época, aún cuando las formas gubernamentales conser­van el esquema establecido por la Metrópoli, y da inicio alperíodo propiamente republicano, en el cual la orientacióndel pueblo es cada vez más conscientemente y decididamenterepublicana,

Todo el proceso seguirá las alternativas de estas dos ten­dencias: la anexión por parte de los terratenientes y la repú­blica por parte del pueblo.

El desenlace, por el hecho mismo de que la historia laconstruyen los pueblos, no podrá ser otro que el estableci­miento de la República, más tarde o más temprano. Sin ern-

333

Page 11: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

bargo, el advenimiento formal de la República no modificarátampoco el sentido o el eáracter de las luchas populares mien­tras esa República no se despoja de su contenido terratenien­te. Por esa razón, el período republicano, así caracterizadopor el sentido de las luchas populares y no por la forma queadopta el poder público, aparecerá antes y continuará des­pués de la proclamación formal de la República en 1844.

Porque el pueblo queda constituído para siempre y nosólo para este período, mientras que el anexionismo es sóloun rasgo peculiar de este período -y por eso le otorga sunombre- y, una vez que concluya desaparecerá y arrastraráen su caída a toda la ERA IMPERIAL.

La dependencia.

Durante este período se hace visible en los hechos la dife­rencia entre la noción de colonia prevaleciente antes de 1809,en la que la voluntad de la población, más o menos política­mente constituída, es parte del sistema; y la noción de depen­dencia en la cual la voluntad popular está determinada, nosolamente por su actitud hacia la Colonia sino por su activi­dad hacia la independencia.

La naturaleza republicana del proceso se materializa aho­ra en la contradicción entre la independencia y la dependen­cia y no, como podía serlo antes, entre dependencia -o auto­nomía como se le llama en otras partes- y colonia. El mismocarácter de las relaciones entre el poder público y los sectorespopulares van a poner de manifiesto la naturaleza de estecambio en el proceso histórico.

En el período que va de 1809 a 1844, la dependencia semanifiesta en tres formas:

a) La anexión a España de 1809 a 1821 (llamada tradi­cionalmente LA ESPAÑA BOBA).

b) La anexión a la Gran Colombia de fines de 1821 aprincipios de 1822 (llamada tradicionalmente LA IN­DEPENDENCIA EFIMERA).

e) La anexión a Haiti de 1822 a 1844 (llamada tradicio­nalmente LA DOMINACION HAITIANA).

334

Page 12: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Esquema V

Ciclo Republicano

EPOCA DE LAS ANEXIONES1809 - 1873

Período de laDependencia1809 - 1844

Nacimientodel Pueblo

Periodo de laIndependencia1844 - 1873

Page 13: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

PERIODO DE LA DEPENDENCIA1809-1844

Page 14: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

LA PRIMERA ANEXION A ESPAÑA(J 809 - 182])

Page 15: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

"La goma anexionista no se despega fácilmentede las manos que la tocan. . . "

GUSTA VED~LAUX

Page 16: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

-1-

El primer paso importante de Juan Sánchez Ramfrez altomar posesión del Gobierno como consecuencia de la expul­sión de los franceses, fue el envío de una Comisión a Españapara poner en manos de S. M., "esta parte preciosa de su pa­trimonio que violentamente y con todo dolor de sus naturalesse arrancó de su seno. . . "1

Este acto, de una insensatez inenarrable, resultaría ser elprimer gran fracaso de esa línea histórica de la clase terrate­niente. Y establecería un precedente funesto que costaríaríos de sangre al pueblo dominicano.

No era una Reconquista. Varias razones revelan el carác­ter absurdo de esa calificación falsa que se perpetúa en nues­tra historiografía. Aunque la expulsión de los franceses fuellevada a cabo en nombre de España, fue SIN su participación)l SIN su autorización y aún SIN su aprobación siquiera. "LaJunta Central de España tiene ya conocimiento de todo, sinembargo de que no he recibido todavía su aprobación", 2 co­municaba el Gobernador de Puerto Rico a Sánchez Ramírezen febrero de 1809.

No se trataba tampoco de conquista. Tal acción habríasido una violación al Tratade de Basilea, por medio del cualesa parte había sido cedida voluntariamente a Francia, sinque hubiera tenido lugar la retrocesión que, de no haber sidoaceptada por Francia, habría justificado tal vez una acción defuerza.

Por tanto, Sánchez Ramírez no tenía derecho alguno aasumir el Gobierno de la antigua parte española, 'll virtud deun nombramiento que en mí hizo este pueblo en trece de

Sánchez Rarnrrez, Juan: DIARIO DE LA RECONQUISTA, Apén­dice, DOCUMENTO 124, Parte Oficial de la capitulación francesa,página 306.

2 Idem, DOC. 34 (in fine), página 269.

343

Page 17: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

diciembre") de l8U8, si no era contra la voluntad al mismotiempo de Francia que de España, como un acto soberano deindependencia.

España no se 10 diría nunca a Sanchez Ramírez con laspalabras, pero sí con los hechos.

y además desde los primeros instantes. "Ni inmediata­mente después de la reconquista -nos cuenta Mori1las- ni enlos once años subsiguientes se había impartido la Real apro­bación a los empleos y ascensos militares que el Caudillo deaquella empresa, Sdnchez Ramírez, habia concedido ~ losnaturales. . . ni percibian el sueldo ni tenían la consideraciónque les correspondía por su grado. . . "2

Los situados que ahora debían venir de Venezuela, los150 mil pesos que con otros 150 mil de México debían com­pletar los 300 mil necesarios para el pago de burócratas ymilitares. "fueron ilusorios, no llegando a hacerse efectivosnunca ni en ningfln tiempo ",3 como cuenta Garcfa. La miseriacampeó por sus reales en el seno de una generación que noconocía la experiencia del pasado. Ningún tipo de socorrovenía de un Gobierno metropolitano prácticamente acéfaloen aquellos momentos y consciente y voluntariamenterenuente después.

Lo que vino fue el representante metafísico del podermetropolitano, Francisco Javier Caro, trayendo en las manos,en lugar de los recursos esperados, un conjunto de leyes desti­nadas a materializar el retomo a la soberanía española.

Hé aquí como el historiador García, quien alcanzó poresta vez a comprender y plantear el sentido anti-feudal de lacorriente popular en esos días, retrata la situación presididapor el emisario:

"Dtsctpulo de la escuela absolutista que se sobrepuso mdstarde con el rey don Fernando VII, lejos de aprovechar elensayo de algo nuevo que pudiera contribuir a facilitar el

1 Parte oficial de la capitulación francesa, citado.

2 Morillas, José María: SIETE BIOGRAFIAS DOMINICANAS,Santo Domingo, 1946, página 51.

3 García, COMPENDIO, obra citada, Tomo 11, página 23.

344

Page 18: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

tardio despacho de los negocios públicos, desenterrá lamisma organizaci6n que tenia la colonia antes de lacesión hecha en la Francia en 1795. . . pero todo estobajo leyes calculadas para impedir el nacimiento del espí­ritu público (el subrayado es nuestro, no de García) ymatar toda idea de independencia y soberania popular,como si fuera fácil detener la corriente civilizadora de lostiempos con simples medios artificiales, ni oponerse a lamarcha natural de la humanidad por la senda del progre­so, sin que ella rompa tarde o temprano las ataduras conque se pretende mantenerla estacionada. . . "*

-2-

El 19 de abril de 1810 estalló la revolución de indepen­dencia en Venezuela y no tardaría en México en escucharse elGrito de Dolores, precisamente en esos países de donde debíavenir el situado y hacia donde se dirigían todas las esperanzascon los ojos angustiosos y el estómago pegado al espinazo.

El más elemental sentido común indicaba que el momen­to. para poner al país el manto protector de España, habíasido elegido con una visión muy estrecha y un cálculo muyprimitivo de la oportunidad, aunque con una lógica "hatera"muy notoria.

Quedaron así planteadas todas las condiciones para esoque García denominaba "el nacimiento del espíritu público":una situación emancipadora nacida al calor de la lucha contralos franceses y que no se ha'Jía apagado aún; una inconformi­dad económica, alimentada por la miseria, el despotismo y lainjusticia social; una ineficacia, indiferencia, impotencia otodas ellas juntas por parte de la metrópoli; un favoritismo yuna politiquería de la peor escuela por parte del Gobierno, y,por encima de todo, una conciencia republicana en el mismocorazón de las masas que engarzaba como una perla en elproceso republicano continental, intensamente sensibilizadopor los estallidos de Venezuela y México.

• Idem, página 17.

345

Page 19: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Como una verdadera flor de esas premisas históricasvamos a ver por primera vez al Gobierno constituído dirigirseal pueblo dominicano, dejando así constancia documental dela presencia de aquel pueblo que habíamos conocido ya enembrión, a través de sus palpitaciones·.de 1804 en Santiago delos Caballeros, en el justo y preciso corazón de la Isla.

Este documento, dictado el 8 de junio de 1810 por elGobernador y Capitán General don Juan Sánchez Ramfrez,responde al pánico que cundió entre los "hateros" al cono­cerse los acontecimientos de Venezuela. No hay que olvidarque, sólo dos años atrás, similares acontecimientos en España,que por cierto estaban en el corazón de los de Venezuela,habían producido el cambio del cual Sánchez Rarnfrez y sus"hateros" eran los beneficiarios, si es que realmente lo eran,en Santo Domingo. Por consiguiente, había cundido el pánicode manera incoercible y se manifestó en este documento dedos maneras: por el improperio contra los revolucionariosvenezolanos y las atronadoras amenazas contra sus eventualessecuaces de Santo Domingo, de un lado, y la actitud relamiday demagógica hacia el pueblo dominicano, del otro. El párra­fo central del documento, después de afirmar que "Caracas seha separado de las riendas de un Gobierno sabio y recto. . .sin arraigarse los unos con las operaciones de los otros" diceque:

': . .no ha quedado a los insurgentes otro recurso que elde propagar papeles sediciosos para corromper el buenorden cimentado a las demás Provincias de A mérica y ex­ponerlas a entrar en su despreciable lid; y aunque la acen­drada lealtad y patriotismo tan acreditado del PUEBLODOMINICANO en todas las épocas, máxime en la presen­te, hace honor a cada individuo en particular, de que elGobierno tiene pruebas nada equívocas, no dan motivo nisospecha para que tome las providencias convenientes afin de impedir la introducción en la Parte Española deesta Isla de dichos papeles y de las personas que puedanconducirlos, seguro de que los mismos naturales, en obse­quio del amor a su Soberano, no darian lugar a su propa­gación sin que cada uno se interesase en el soberano (bis)castigo que les corresponde aplicar a unos hombres TAN

346

Page 20: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

CRIMINALES; con todo, por honor del encargo que seme ha confiado y porque soy sólo el responsable, debotomar las medidas oportunas que nos liberten de la intro­ducción de UNA TAN BAJA SEMILLA y poder aplicarcon justicia y rigor la pena que merezca el que faltare acualquiera de los articulas siguientes", * etcétera.Este documento posee para nosotros varios méritos:

uno, se da entrada documental en la Historia al pue­blo dominicano;

dos, se deja constancia de la actitud de los terrate­nientes en el poder, respecto a la independencia americana engeneral y a la dominicana en particular;

tres, se da igualmente constancia del contexto conti­nental en que se inscribe la presencia del pueblo dominicanodesde sus albores;

cuatro, se patentiza el grado de violencia que es capazde ejercer el Gobierno anexionista contra el pueblo, en laeventualidad de la introducción de "una tan baja semilla"como la de la independencia dominicana;

cinco, en fin, se patentiza igualmente el grado de con­ciencia política alcanzado por el pueblo dominicano.

-3-

Es evidente que este documento refleja un salto cualita­tivo en el proceso histórico de nuestro pueblo. Desde aquellosdías no muy lejanos de 1790, en que manifestó su solidaridadactiva y enérgica en ocasión de la entrega de Ogé y Chavanne,aún sin una clara conciencia de su nacionalidad; pasando porel invierno caliente de Santiago de los Caballeros en 1804, enque esa conciencia se manifestó en términos regionales peroya vigorosos y transparentes; hasta las batallas campales deMALPASO y de PALO HINCADO en que ella comienza adifundirse por todo el territorio; se contempla un proceso dedesarrollo que culmina en esta simple Circular de SanchezRamírez en la cual, por primera vez, el poder hace públicamanifestación, primero, de la existencia y, después de surespeto textual, al pueblo dominicano.

* Apéndice al DIARIO citado, DOC. 159, pago 342.

347

Page 21: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

El documento refleja al mismo tiempo un salto cualitati­vo en la lucha emancipadora de todo el Continente, y portanto en la influencia de ese proceso en el seno del pueblodominicano, toda vez que ha saltado de la influencia relativaque infunde la Revolución haitiana, debido a la ausencia deun esclavo activo en esta parte y de la más relativa aún de losEstados Unidos por la ausencia de una burguesía de grandesarrollo en nuestro país; a la influencia directa de Vene­zuela y México, países de los cuales recibe apoyo material ycon los cuales existen lazos de diversa índole que, de unamanera o de la otra, tienden a conformar una concienciahispanoamericana.

y asimismo refleja la hostilidad consustancial de la claseterrateniente ligada al sector agrario de los "hateros" orien­tales, respecto de la tendencia histórica de las masas popula­res hacia la independencia. El hecho de que manifieste, tanpronto como llega al poder, su disposición a servirse de laviolencia para impedir el desarrollo de ese proceso histórico,hace risible hoy la glorificación que su representante máscalificado y también más dispuesto a llevar esa violenciahasta sus últimos términos, Juan Sánchez Rarnfrez, ha reci­bido cuando esa "baja semilla" floreció en la República Do­minicana. En esta República, respecto de la cual él desplegótodo su odio y organizó todas las formas del rigor y del terrorpara hacerla imposible, una provincia entera lleva su nombre,multitud de calles perpetúan su memoria y se le coloca en ellugar supremo de los padres de la patria...

-4-Esta certificación documental de la presencia del pueblo,

tan pronto como su esfuerzo militar y su presión política hasido desviada en dirección de la anexión a España, va acom­pañada materialmente de una actividad que efectivamentedesencadena la represión gubernamental en todos sus grados.

Hasta nosotros sólo han llegado aquellas acciones delpoder que, como ha testificado Engels, constituyen la historiausual de acuerdo con una idea que es tan antigua como lahistoriografía misma, la cual considera esas acciones como lasúnicas decisivas y dignas de ser recogidas por los documentos.A eso se debe, aunque no lo dice Engels, que la literatura his-

348

Page 22: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

toriográfica conservadora, al menos en nuestro país, se ciñade manera intransigente al contenido de los documentos,mostrándose airada cada vez que una conclusión o una afir­mación, por más que siga estrictamente las líneas del método,se aparta de la letra.

Durante el Gobierno de Sánchez Ramírez sólo encontra­mos en esa virtud, las acciones represivas emprendidas parafrenar la acción popular hacia la independencia y para aterro­rizar a las masas.

En cambio, sólo por vía deductiva y siguiendo la líneadialéctica de la interacción de los procesos y de las luchas declases, se puede restablecer la linea histórica de la luchapopular, el "movimiento silencioso y realmente impulsor queprocede como trasfondo de esassonoras escenas. . . "

Es indudable que esa línea histórica no podía ser otra quela de la independencia, inaugurada a nivel continental por laRevolución de la Independencia de los Estados Unidos y en elplano insular y latinoamericano por la Revolución haitiana. Yparticularmente esta última debía presionar intensamentesobre las masas populares, por los antiguos vínculos entreambas colonias, por la proximidad física y por el trasiego deindividuos politizados de una parte y la otra.

La actividad popular se puso en claro pronto. Desconoce­mos en absoluto cual fue la naturaleza de un "molote'', quees la palabra así subrayada y utilizada por Fray Cipriano deUtrera para calificarlo, el cual tuvo lugar intramuros de laCapital después de la ocupación de la Plaza por las tropasinglesas que comandaba Carmichael, hacia ellO de julio de1809. *

Lo único que sabemos es que la situación ha debido sersuficientemente importante para que Carmichael dispongaque se ponga en conocimiento de ella a Sánchez Ramfrez yque concretamente se señala como responsables a dos oficia­les de las tropas "españolas", un tal Vicente cuyo apellido nose recoge y Foleau de quien sí sabemos que era teniente del70. batallón de Morenos en 1810, oriundo de Cabo Haitiano,sastre, establecido y casado en la Capital y quien será fusiladomás tarde por conspirador.I I

* DIARIO, página 232, Nota 402.

349

Page 23: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Sin embargo, este dato es significativo en la situación decambio creada por la evacuación francesa y la ocupacióneventual de la Plaza por tropas extranjeras, después de unesfuerzo popular que arrancaba de la batalla de MALPASO yque había resultado decisivo en PALO HINCADO. La únicareferencia que llega a nuestras manos es una comunicaciónoficial de Walton a Sánchez Ramírez en la cual le informaque

"el General Carmichael acaba de saber que dos oficialesdel ejército español, los señores Foleau y Vicente, queda­ron en la ciudad la noche pasada Y. como crecen animo­sidades entre ellos y los habitantes de la ciudad. desea queV.E. ponga los medios necesarios para que no se hagadesorden ninguno, que le seria muy sensible; y me encar­ga que le haga a V.E. esta observación antes que sucedaalguna desgracia, pero al mismo tiempo sen tiria su deseode mantener aquel orden y tranquilidad que deben reinarentre vencedores y vencidos. . . ".Resulta candoroso suponer que un elemento como

Foleau, de origen haitiano y conspirador nato, se introdujeraen la Capital estando concentrado con sus tropas en las afue­ras, sólo con el propósito de divertirse. Debemos presumirque este agitador se encontraba allí con fines políticos y nonecesariamente orientados a consolidar el poder de SánchezRamfrez, Y lo único que podemos sacar en conclusión es que,ya desde esos momentos, antes de que se constituyera elGobierno de Sánchez Ramírez, existía un clima político yuna actividad, más o menos orientada hacia una situaciónnueva, indiscutiblemente distinta y superior a la simpleanexión a España.

-5-

Tan pronto como Sánchez Ramírez constituyó el Gobier­no autónomo de esta parte de la Isla, bajo el remiso patroci-

• Idem, DOC. 114, página 302.

350

Page 24: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

nio de España, desató una ola de represiones contra unaoposición popular que no podemos ver en otro sentido que elindicado. Ya que solamente han llegado hasta nosotros lasacciones represivas y han permanecido ocultas las raíces ymotivaciones populares que dieron motivo a ellas.

La primera conjura de la' que se tiene noticia, arroja unasola víctima, aunque es difícil concebir la conjura de un solopersonaje. Lo que sabemos es que don Manuel Delmonte fueencarcelado, sumariado y remitido a España bajo partida deregistro, por supuestos tratos con la República de Haití paraincorporar la parte española a ella, según refiere Morillas sinindicar a cual de las dos partes en-que se dividía entonces elpoder en Haití, y sin que se pudiera probar el cargo. Una cosasi es evidente y es, cualesquiera que fueran sus proyeccionesulteriores, que esta conjura representa una oposición concretaa la anexión a España. El alcance de esta oposición así comolas raíces populares de ella, no son reportadas por las fuentes.Delmonte pertenecía a las clases distinguidas del país y esprobable que su actividad política se moviera en las esferasgubernamentales. Pero de todos modos y en cualquier medi­da, refleja una situación de cambio que se traduce ya en acti­vidad política.

Una segunda conjura es fraguada también por un persona­je único, el habanero Fermín, único personaje que fue apre­sado y que sufrió siete años de prisión tras de lo cual fuedeportado a la Península. García refiere que, con motivo deesta conspiración, el Lic. Nüñez de Cáceres aconsejó a San­chez Ramírez la conveniencia de llevar a cabo la emancipa­ción de la Colonia y, en tal caso, existen justos fundamentospara considerar que la anexión a España era un hecho profun­damente rechazado en amplios sectores del país.

Una tercera conjura, la famosa "conspiración de los Ita­lianos", no fue ya de una sola persona pero, según el parecerdel historiador García "sólo puede sacarse en limpio que setrataba de una conspiración contra el orden de cosas existen­tes". Pero ya es bastante. Esta conspiración, que incluía avarios militares fue reprimida salvajemente, y determinó elacuertelamiento de tropas y llamamiento de todos los hom­bres capaces de tomar las armas.

351

Page 25: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Entre los conjurados figuró Santiago Foleau, el mismopersonaje envuelto en la oscura agitación que reportó Canni­chael en los días de su permanencia en el mando de la Plazade Santo Domingo. También aparecieron envueltos en laconspiración Cristóbal Húber y Ciriaco Ramírez, los héroesde MALPASO y de la campaña de Azua contra Aussenac.Estos dos personajes, decididamente opositores a SánchezRamírez, se vieron acusados de mantener relaciones conPetión en un vagó entendimiento relativo a la independencia,y ojalá algún día aparezca esta correspondencia o testimoniosmás concretos. Pero lo único que queda claro y es suficientepara configurar la situación del momento, es siempre esatentativa de conducir los acontecimientos hacia el cambio.

Todavía se habla de una conspiración de sargentos fran­ceses que menciona vagamente Morillas y recoge Moya Pons, 1

aunque no se conoce de ella más que la supuesta e inverosí­mil tentativa de restituir, sin tropas, la soberanía francesa.Probablemente se trata de una acusación falsa para ocultarmotivos reales, en el cuadro conspirativo general. Yesos sonlos hechos que han llegado hasta nosotros.

-6-

En 1811 muere Sánchez Ramírez sin haber recogido losfrutos de su hazaña, pero dejando un ejemplo perdurable."Vi a la Corona injustamente desposeída de una de sus máspreciosas posesiones por un medio tan alevoso como inde­bido. . . ", 2 dice en su lecho de muerte en carta a la Corona, enla que demanda auxilio póstumo para su familia. Ya vimosque en el parte oficial de la torna de la Plaza, le informa aS.M. que le restituye "esta parte preciosa de su patrimonioque violentamente y con todo dolor de sus naturales se arran­có de su seno': Y este pensamiento recurre constantemente

1 Moya Pons, Frank: HISTORIA COLONIAL DE SANTO DOMIN­GO, Santiago, 1974, página 405.

2 DIARIO DE LA RECONQUISTA, ob, cit. Apéndice. Doc. 175,página 355.

352

Page 26: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

a su pluma "en la creencia de que hacía falta a su corona (deS.M.) la primera joya que desttná la providencia en medio delos mares de las antillas para decoro de los reinos de Castilla",sin percatarse de que ese error involucraba una ofensa, ya quele imponía a esa Corona la violación de un Tratado sin teneren cuenta su voluntad.

La muerte vino a resarcirle 'oportunamente de las conse­cuencias que esa conducta le reservaba para lo porvenir yque sólo serían conocidas en cabeza de otro miembro de esamisma clase social cuando volviera sobre los pasos equivoca­dos de este ilustre antecesor y cometiera en 1861 exactamen­te el mismo error...

No hizo más que llegar el Gobernador español CarlosUrrutia en sustitución de Sánchez Ramírez, cuando ocurrióun alzamiento de esclavos en Mojarra que, si refrescó en laCorte de Madrid la impresión de que esta Isla era "un cdnceragarrado a las entrañas de cualquiera que fuese su dueño ",como había dicho el favorito Godoy en sus memorias y pro­bablemente repetido en los consejos de Estado cuando eraPrimer Ministro, a causa de la Revolución de los esclavos enHaití, podría explicar la conducta posterior de la Metrópolicon respecto a esta colonia y pondría, además, en evidencia lamagnitud del error cometido por Sánchez Ramírez al impo­nerle la retrocesión.

La conspiración de los esclavos en Mojarra, nacida segúnGarcía "del descontento muy marcado que germinaba ya entodas las clases sociales";" debe ser inscrita en la línea generalde un proceso que apunta claramente hacia la independencianacional.

Pero este punto exige un replanteo del problema de laEsclavitud, ya que antes se ha dejado establecida la desapari­ción de esa institución a raíz de las DEVASTACIONES, disol­viendo sus rasgos clasistas y raciales, por lo que no fue real­mente contenida ni expresada en las aboliciones haitianas de1801 y 1821. La presencia de un alzamiento de esta natura­leza en las haciendas de Jainamosa, el ingenio Enjuagador y

• Ob. cit.

353

Page 27: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

otros establecimientos esclavistas, parece desmentir aquellasaseveraciones.

Como se ha dicho, los españoles fueron sumamente sensi­bles al rendimiento extraordinario del sistema moderno deplantaciones de la vecina colonia en tiempos de los franceses.En razón de ello, el sistema esclavista tuvo algún nivel deresurgimiento en esta parte, en concordancia con cierto des­pertar de la propiedad privada como resultado de los inter­cambios comerciales entre ambas colonias.

Mas, para que este resurgimiento pudiera haber llegado acaracterizar la esclavitud española en los términos de la fran­cesa -que era la esclavitud verdadera- era preciso que todala producción fuera dirigida al mercado mundial y que elladeterminara la explotación del esclavo al máximo de su capa­cidad de rendimiento, en los siete años que él lo podía resis­tir. Tal explotación supondría, PRIMERO, una explotaciónde tipo capitalista, SEGUNDO, una explotación brutal delesclavo, TERCERO, toda la economía colonial organizadaen esos términos, y no tales o cuales establecimientos aislados.

De modo que, para considerar aplicables a Santo Dornin­go estos rasgos definidores, uno de los factores que hay quetener en cuenta es la situación general de la economía delpaís en esos momentos.

Heredia y Mieses cuenta en su ya mencionado informe alCabildo de Santo Domingo en 1812, justamente el afio delalzamiento de Mojarra, que

".. .aunque hasta ahora no ha sido posible reunir el censogeneral de la parte española, puede calcularse en 80 milalmas el número de su población, de las que contendráalgo más de la décima parte el recinto de la capital y lamitad de la restante vive dispersa por los campos sin elfreno ni las ventajas de la vida civil. .'. " *Contando que 30 mil colonos, que viene a ser menos de la

mitad de la población total de la parte española, pudierandedicarse a la explotación esclavista, esto vendría a ser sobrepoco más o menos la misma cantidad de colonos que hubo en

* En INVASIONES HAITIANAS. Ob. cit. página 165.

354

Page 28: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Haití en sus mejores tiempos. Pero allí había entonces muchomás de 300 mil esclavos, o mucho más de diez esclavos paracada colono.

Si en esta parte había unos 15 mil, como dice Delmonte,"de esos que se llaman esclavos y de los cuales más de lamitad está empleada en .el servicio doméstico", la proporciónresulta a la inversa, ya que sólo sería aprovechable la mitaa dela cantidad total, y entonces corresponderían cuatro colonospara cada esclavo, lo que cae rotundamente en la categoríadel absurdo. Esto sin tomar en cuenta que nunca hubo 30 milcolonos esclavistas ni siquiera 3 mil y tal vez ni siquiera 3 enlos términos franceses.

Ocurre que allí mismo Heredia y Mieses ha dicho que "lapoblación se ha repuesto con alguna parte de los emigradosque regresaron; pero acaso no hay una familia que tenga loque sacó, y generalmente los ricos han vuelto pobres y estos,miserables. . . "

En ese cuadro es difícil incorporar la esclavitud moderna.El informe comenta el cuadro relacionando los productos quearrojaba el trabajo del esclavo y esto nos permitirá comprobarsi podrían satisfacer las demandas insaciables del mercadomundial y tipificarse de ese modo genuinamente como escla­vitud moderna. Inmediatamente después del extracto queantecede. dice su autor:

"Comienza a progresaralgo la agricultura, aunque todavíaen muchos años tendrá que venir de fuera, como hastaahora, el azúcar que se consume, limitando el comerciosus extracciones al poco tabaco sobrante, algunos cuerosy maderas de todas clases, especialmente caobas, cuyovalor apenas alcanzará a pagar la mitad de las importacio­nes; de suerte que abonándose el resto en moneda y fal­tando, como han faltado, los situados que la introducían,es increible la miseria que hoy aflije a la Capital."Aumenta la confusión el ser muchos los que vivien delErario y nunca haber tenido éste, desde la reconquista,con qué llenar sus cargas, de lo que ha resultado una cade­na de créditos incobrables mientras no pueda pagar eldeudor.primitivo, y un ansia por buscar remedios paliati­vos que agravarian los males, muy natural en los que

355

Page 29: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

sufren pero inconsiderada, y que podrá tener malas conse­cuencias. . . "El joven historiador Moya Pons advierte con mucha pro­

piedad que "esta era una agricultura conuquera, orientada ala subsistencia y al consumo de la ciudad de Santo Domingoy en ningún modo puede pensarse que fuera ni por asomouna agricultura de plantaciones orientada hacia la exporta­ción. La única zona, agrega, donde la tierra se cultivaba paraexportar sus frutos era el Cibao, donde el tabaco era la basede la economía. En el sur la ganaderia y los cortes de caobaquedarian como las actividades económicas fundamentales.Después de tres siglos y medio de dominación colonial, Espa­ña no ha sido capaz de desarrollar la agricultura en SantoDomingo. . . " ..

No es necesario insistir en que ni el tabaco del norte nila ganadería y los cortes de madera del sur, que constituíanlos pivotes de la economía colonial, se basaban en la explota­ción esclavista. Y ese agresivo sobrenombre de "Carlos Conu­co" que se le endilgó al Gobernador español, por organizarnada menos que en beneficio del Estado esta agriculturaconuquera en las inmediaciones del Palacio de Gobierno,caracteriza más que una novela el clima económico y políticoprevaleciente en esos días y el lugar que correspondía a laanexión perpetrada por Sánchez Rarnfrez contra su pueblo.

Y, pues, con estos rasgos no puede, ni medianamenteinspirados en un entusiasmo esclavista, considerar la esclavi­tud imperante entonces en Santo Domingo como Esclavitudmoderna de plantaciones. Allí no hay más que la típica rela­ción de señores a siervos que resulta de un ordenamiento máso menos característicamente feudal de la explotación econó­mica, aunque ciertas situaciones y establecimientos determi­nados, tiendan pálidamente a dar a esta esclavitud algunosmatices modernos para fines literarios. Pero la ausencia de losmás modestos brotes de capitalismo de gran agricultura, liga­do al mercado mundial y a la esclavitud de plantaciones,impiden salir a este régimen de los rígidos marcos feudales en

.. Moya Pons, Frank: HISTORIA COLONIAL DE SANTOnOMlNGO. Ob. cit., pago 408.

356

Page 30: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

que se hallaba aprisionado, después de una serie inenarrablede devastaciones consecutivas.

García nos explica que el alzamiento de Mojarra de 1812,"fué tramada por Leocadio, Pedro de Seda, Pedro Henriquezy otros muchos LIBRES y ESCLA VOS. . . " y que la tramano era tanto social como política, toda vez que "el pretextotomado para esta obra inicua era que el Gobierno tema usur­pada la libertad que las Cortes generalesy Extraordinarias dela nación hablan concedido a todos los esclavos. . . .. .

Asi pues, la acción se orienta a atacar al Gobierno impe­rante. Lo demás pertenece al orden de los alegatos que seenarbolaron en su defensa durante el juicio y que de todasmaneras acabó con la sentencia de muerte. Por esa razón estaconspiración se enmarca en el cuadro general de la oposiciónal régimen feudal y es, por lo menos en esa línea antifeudalque pugna por incorporarlos a todo el pueblo, donde se revelael proceso que vive entonces toda la sociedad. Porque losobjetivos de una conspiración en la que participan negroslibres y negros esclavos, no pueden ser exclusivamente laemancipación de la esclavitud, a menos que los esclavosdirijan el movimiento, y en tal caso los libres no participaríanen él. Esos objetivos irían más allá de los intereses exclusivosde los esclavos. y todo esto hace pensar que tarobién estaconspiración, presentada por los hacendados como un levan­tamiento de negros contra blancos para ganarse el apoyo delresto de la población, sigue el curso general de la línea anti­feudal de aquellos días.

-7-

El caso es que este alzamiento de negros volvió a poner enel tapete de la política colonial -española el problema de lacesión de su parte de Santo Domingo. Otra vez el fantasma dela revolución venía a perturbar la tranquilidad cortesana recu­perada en 1795.

• Ob. cit.

357

Page 31: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

En aquel entonces, en 1795, la Corte se sintió tan recon­fortada al librarse de este clavo ardiente que, como sabemos,premió inmediatamente al gestor directo de la cesión, el favo­rito Godoy, con el flamante título de Príncipe de la Paz. Peroesto no lo entendieron los serviles "hateros" de LA ESPAÑ"O­LA cuya hazaña jamás fue reconocida y menos premiada contítulo alguno, ni tampoco el "tnconsulto caudillo" SánchezRamírez quien todavía en su lecho de muerte clamaba por unpóstumo auxilio para su familia desamparada. Y otra vez laintención oculta se revela en los hechos.

La antigua colonia española vuelve al regazo materno, nopor la hazaña de Sánchez Ramrrez, sino por retrocesión acor­dada en el Tratado de París de 1814. Y ya con este derechoreconocido en las manos, empieza España a ejercer la potes­tad de disponer de sus súbditos antillanos como si fueran "unatajo de bestias" ofreciendo al mejor postor "esta parte pre­ciosa de su patrimonio"

y prueba al canto: un documento altamente secreto yextrafiamente postergado por nuestra historiografía, que hoyno es tan secreto ni lo fue en su época, fue recibido por elDuque de San Carlos, a la sazón Embajador de España enLondres, como una verdadera bofetada para el servilismoantillano. En él se imparten instrucciones al Embajador paraque gestione la cesión de la parte española que acaba de recu­perar, en favor de Inglaterra. La "minuta de oficio", fechadacabalfsticamente el 80. día del 80. mes de 1818 y que seencuentra en el legajo 88 del Archivo General de Indias, dicetextualmente ,.

MUY RESERVADO. Excelenttsimo Señor: Si ademdsde todas las concesiones que se ofrecen, y que veráV.E. en el Papel de Materiales que va por separado,encuentra V.E. ocasión muy oportuna, y se persuadaa que puede acabar de decidir al Gabinete Inglés la

• lncháustegui, J. Marino. DOCUMENTOS PARA ESTUDIO. Aca­demia Dominicana de la Historia. Vo. VI. Buenos Aires, 1957,página 479.

358

Page 32: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

idea de alguna cesión en aquellos Mares, puede V.E.dejar caer, naturalmente de palabra, la especie de quecree que acaso no se hallaría dificultad en el ánimodel Rey N.S. de complacer al Ptrinctpe] Regente CE­DIENDO LA PARTE QUE TIENE EN LA ISLA DESANTO DOMINGO, lo que sería útil a la ilustración,como a la seguridad de aquellos Mares,' y aún si lepareciese a V.E. LO PROPONDRA ".

Este documento revela que en 1818 la actitud de 1795 nohabía sufrido la más mínima alteración. Y se explica.

La pertinaz inclinación de España a desprenderse de estaColonia obedecía a su incapacidad de beneficiarse de susriquezas fuera del sistema de la esclavitud, que por lo demásella misma había destruido en el Siglo XVI. Todos sus esfuer­zos por restablecer el sistema, hasta el último que representael CODIGO CAROLINO, fueron baldíos. En lugar de recibiralgún beneficio de un territorio que no sabía explotar sinmartirio, se veía obligada ahora a enviar 300 mil pesos anua­les que no podría sacar como antes de México y de Venezue­la. Esta realidad generaba en ella una urgencia galopante desepararse de una colonia que sólo le proporcionaba compro­misos y dolores de cabeza. Por consiguiente, la anexión aEspaña fue un inmenso fracaso.

El anónimo articulista de LE PROPAGATEUR HAITIENen 1822, mencionado ya, describía la situación histórica enlos siguientes términos que nos merecen la más atenta consi­deración: *

"Los habitantes de este vasto territorio, después de habersido donados a Francia en 1795, sin que se dignara con­sultarles, habían sido igualmente devueltos a España en1814. Después de esa época no fue cuestionada la ten­dencia a disponer de los habitantes de ese territorio comosi se tratara de un donativo que podria ser agradable a un

* Le Propagateur Haitien. Port au Prince, Juin, 1822. "De la reunionde la ci-devant Partie Espagnole a la Republique d'Haiti", par K...No.1, página 14.

359

Page 33: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

soberano extranjero, o como un sacrificio que podría sernecesario para consumar un arreglo politico; se habíahablado de venderles como un atajo de bestias y de con­vertir su valor en especie contante y sonante. Esta cir­cunstancia humillante para hombres que aprecian su dig­nidad, había aumentado el alejamiento que los españolesde América experimentaban generalmente por el gobiernode la España europea. La corrupción, la avaricia de losfuncionarios, la venalidad de la justicia, la ausencia de eseorden público que en todas partes protege a la persona y ala propiedad y que bajo el antiguo Gobierno de SantfJDomingo envalentonaba a los ladrones y los asesinos; losimpuestos monstruosamente absurdos sobre todos losobjetos de importación y de exportación, la preferenciaexclusivamente concedida a los europeos sobre los crio­llos en la admisión a los empleos; el orgullo de los prime­ros, el odio concentrado de estos últimos, las trabasgubernamentales a la extensión de las luces de la enseñan­za, el perfeccionamiento de la industria; todas estascausas aumentaban en nuestros vecinos el deseo que ellosalimentaban de unirse a sus hermanos del continente ame­ricano. . . "Esta descripción nos introduce de lleno en los aconteci­

mientos de 1820, donde se expresa en toda la plenitud de loshechos, ese anhelo de realización continental.

360

Page 34: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

LA ANEXION A LA GRAN COLOMBIA( 1821 )

Page 35: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Pequeña Introducción

El fracaso de la anexión a España -en el orden político,económico, social e inclusive moral (por el descrédito de losterratenientes nativos que la auspiciaron) plantea una doblesalida:

a) la independencia nacional, si se atribuye el fracaso alhecho mismo de la anexión. Esa es la salida popular

b) una nueva anexión a una potencia extranjera, si elfracaso se atribuye a la política de España. Esa es lasalida terrateniente.

Esta disyuntiva domina los acontecimientos del ciclo re­publicano y, contemplada desde nuestra época, permiteobservar:

a) que la independencia nacional no se presenta desde elprimer momento como una realidad acabada, clara­mente definida, en sus formas y su contenido en razónde la ausencia de una burguesía suficientemente desa­rrollada y vigorosa, capaz de sustentar a sus ideólogosy portavoces frente al embate de sus enemigos. Laindependencia se presenta como un ideal borrosocuyos contornos deberán definirse sobre la marcha,tanto en sus fundamentos teóricos como en los instru­mentos que deben hacer posible y viable la República.

b) que la conducta de los patrocinadores de la anexión,determinada por la incertidumble respecto al destinoque la independencia le reserva a los terrenos comune­ros, consiste en impedirla por cualquier medio oapoderarse de su dirección a fin de salvar desde den­tro la perpetuidad del sistema de la propiedad comúnde las tierras.

En este cuadro de contradicciones se abre para Santo Do­mingo una vida política nueva el año de 1820, que configuraya todo el futuro político del pueblo dominicano y desembo­ca en la Anexión II bajo el patrocinio ideal y en gran medidaequívoco de la Gran Colombia.

363

Page 36: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

-1-

La lucha popular, que en 1808 había despuntado en laesfera militar i bajo la dirección de un caudillo, sin más hori­zonte visible que la victoria inmediata, sigue rápidamente unproceso de politización y de conciencia revolucionaria quealcanza ya un nivel esplendoroso y moderno, apenas 12 añosdespués, en 1820. .

La ocasión se presenta con toda claridad en ocasión deuna acentuación de la autoridad metropolitana. El Goberna­dor Carlos Urrutia y Matos o "Carlos Conuco", fue un fun­cionario mediocre que no veía el mundo circundante más alláde su conuco palaciego. Pero no así su sustituto. El nuevoGobernador, Don Sebastián Kindelán y O'Regan, era unnoble español de gran mostacho y no pequeña soberbia, muypagado de sus títulos de Brigadier de los Ejércitos Reales, Ca­ballero del Hábito de Santiago, de la Orden de San Fernandode 3a. Clase, de Cruz y Plata de la Orden de San Hermenejil­do y otras excelencias santorales. Venía de La Habana, im­pregnado hasta los huesos de los severos e inconmovibles pre­juicios de aquella espléndida isla rodeada de ingenios de azú­car por todas partes. La soberbia de Kindelán se alimentabade la prosternación a que se veía sometida la "gente de color"bajo el imperio de un aparato represivo extremadamente rigu­roso e implacable. Este poderío social proporcionaba a Kin­delán una encarnadura distinta y podía hacerle creer que erauna criatura humana de otra sustancia camal cuando contem­plaba a la luz del espejo el resplandor de sus entorchados. Y ala luz de ese espejo miró a Santo Domingo.

Pero Kindelán no llegó en el mejor de los momentos. LaConstitución muy liberal española de 1812, que había llena­do de inmenso regocijo a las masas populares cuando fue pro­mulgada y jurada en el país en ese mismo afio, había sidoigualmente saludada en 1820 a raíz de un Decreto Real quedisponía que fuera jurada de nuevo en el seno de algunas ins­tituciones representativas.

364

Page 37: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

El mal momento consistió en que la Constitución dispues­ta para juramento era profundamente liberal mientras que elGobernador era de la cepa absolutista y reaccionaria queinundaba a Cuba y que le ha dado tanto quehacer histórico ala propia España.

Una de las instituciones donde debía efectuarse el jura­mento solemne de esta Constitución era la NACIONAL YPONTIFICIA UNIVERSIDAD DEL ANGELICO DOCTORSANTO TOMAS DE AQUINO, de la cual era Rector el Pres­bítero Doctor don Bernardo Correa y Cidrón. Este era unpersonaje de mucho talento aunque se le achacaban algunosrasgos oportunistas que le permitían olfatear a distancia lassituaciones emergentes. Sirvió a los franceses y ocupaba ahoraesa elevada posición después de haber abandonado el país trasla capitulación y haber publicado una notable "vindicación",1

hoy la llamaríamos "autocritica", para librarse de esos ante­cedentes.

Precisamente esa cualidad indica el peso de la corrientepopular en esos días, ya que él toma partido en favor de ellapronunciando un elocuente discurso en el acto del juramentouniversitario. Allí saludó con toda su elocuencia el contenidoemancipador de la Constitución de 1812 en una forma tanexaltada que no podía menos que sacudir de arriba a abajo ala sociedad entera. Y que, desde luego, no podía ser la expre­sión de su estado de ánimo individual sino de una situaciónque ascendía de las mismas entrañas del pueblo:

"Efectivamente -dijo- ya estaba tan consolidado el siste­ma servil, que en las Universidades pasaba por un dogmacatólico el que dice que "SOLO LOS REYES PUEDENHACER LEYES", Y casi la totalidad del pueblo estabatan persuadido de su legítima esclavitud, que la promulga­ción de la Constitución les ha parecido lapromulgación delAlearon de Mahoma". 2

1 Vindicación de la Ciudadanía y Apología de la Conducta Pública del Dr. Bernar­do Correa y Cidrón, natural de Santo Domingo de la Isla Española, escrita porel mismo, año de 1820. Santo Domingo Imprenta del Gobierno, 1820. "Clio,número 81, pág. 40.

2 Aparece completo en Coiscou Henríquez, Máximo: DOCUMENTOSPARA LA HISTORIA DE SANTO DOMINGO, Tomo n, Madrid,1973, página 95.

365

Page 38: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Donde se ve que el discurso de Correa y Cidrón documen­taba una realidad que tenía su asiento en las masas populares.Seguidamente declaraba que esta Constitución era "la mdssabia de todas las de los antiguos y modernos", y daba unarazón que no se iba a quedar en el simple registro de la situa­ción, sino que se iba a incorporar. a ella dándole nuevos im­pulsos: porque, dijo, "ha proclamado solemnemente la liber­tad y soberanía de la Nación española, publicando MUY AR­TICULADAMENTE la igualdad de todos los ciudadanos. . . "

Pero todavía este discurso no hubiera alcanzado categoríahistórica si se hubiera mantenido en el aura teórica, ponde­rando entusiásticamente sus excelencias y virtudes: Es quedando un paso más concreto, lanzó una andanada directa alpoder, encarnado allí por el Gobernador Kindelán quien,como es de rigor en un acto solemne, ha debido exhibir encruces y medallas los atributos del poder y de la nobleza queera su fundamento. El momento no puede dejar de evocar elfamoso discurso del fraile Antón de Montesinos, pronunciadoexactamente tres siglos atrás ante las mismas barbas de losencomenderos. Hé aquí el momento más comprometido desu perorata:

"Véase, léase y estúdiese la Constitución y no se hallaráun solo período que hagarelación a la nobleza: ya se aca­bó el tiempo de los caprichos y prestigios: hemos llegadoal tiempo de la verdad y de la realidad: ya para obtenerlas primeras plazas del Reyno no se buscan los apolilladospergaminos, que escritos con letras de oro han venido talvez a parar en manos de un estúpido, de un vicioso, de uncriminal; ahora solo se pide honradez, virtudes, talentos,con estos preciosos titulos elhiio del pastor, del labrador,del artesano aspira con preferencia a las más distinguidasdignidades de la Iglesia y del Estado, a las primeras Prela­cías, a las plazas de Alcalde, de Regidor, de Consejero deEstado, sin que le quede otro arbitrio al orgulloso nobleinmoral que jactarse de su pretendida nobleza en loscorrillos de sus semejantes. . . "

La andanada no podía ser más directa e inevitablementeel Gobernador acusó el golpe. Pero lo importante es que él,como nos ocurre a nosotros hoy, advertía que esas palabras

366

Page 39: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

no emanaban de una personalidad exaltada y engrerda sinoque reflejaban todo un movimiento popular que debía serrápida y enérgicamente detenido. Con ese propósito lanzóuna Proclama que exigió ocho días de reflexión, lo que leobligó a explicar que no lo había hecho antes, porque noquiso "interrumpir las solemnes fiestas con que habéis cele­brado la promulgación y jura de la Constitución polüica de laMonarquía española, trayéndoos a la memoria amargos y las­timosos recuerdos que pudieran acibararvuestra alegria. . . ".

Según nos cuenta García, la Proclama fue fijada en todaslas puertas de la Ciudad -El Conde, la Misericordia, San Die­go y otras- y desde sus primeras palabras anunciaba que supropósito era el de ''proponeros una lección de grandisimaimportancia para que caminéis sin tropiezos por la nueva sen­da del orden constitucional. . . "

La lección, palabra que sugería la cátedra universitaria,iba a ser dictada para que se entendiera en qué consistía esaigualdad que "muy articuladamente", como decía Correa yCidrón, aparecía consagrada en el documento constitucional:

"Sabéis muy bien -rezaba la Proclama- que nuestra po­blación se compone de gente de varios colores y condicio­nes: hay blancos, hay pardos, hay morenos, y en estas dosúltimas clases hay libres y esclavos. Los genios perturba­dores, aprovechándose de esta variedad, han comenzado asembrar la cizaña a la sombra de los derechos de libertad,igualdad e independencia, que la Constitución asegura atodos los ciudadanos españoles, y por error o malicia per­suaden a los menos instruidos que YA SE ACABO todadiferencia entre blancos, pardos y morenos, entre libres yesclavos. . . "

La frase 'ya se acabó" indica que esta lección iba dirigidaa contrarrestar la que había dado Correa y Cidrón en la Uni­versidad. Y, como que éste había subrayado que las libertadesciudadanas se expresaban muy articuladamente en la Consti­tución, el Gobernador se obligó a defender su lección "ex cá­tedra" precisando que "aunque estas explicaciones no fueranconformes a la letra y el espíritu de la Constitución. . . todas

• Igualmente completo en la obra citada.

367

Page 40: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

están sacadas de la SABIDURIA de sus articulos. .. " 0 dichode manera directa, de la sabiduría del Gobernador.

y la lección era que los blancos eran españoles y ciudada­nos mientras que los libertos eran españoles pero no eran ciu­dadanos. Y los esclavos "ni son españoles ni-son ciudadanos"Probablemente, cosas.

y a continuación el Gobernador apelaba a su verdaderasabiduría, profiriendo estas escalofriantes amenazas contraaquellos que se aventuraran a difundir o a creer que el articu­lado de la Constitución decía otra cosa que aquella que dispo­nía el Gobernador:

"El objeto del Gobierno, en haceros esta explicaci6n, esevitar que vuelva a representarse la desgraciada escena del29 de agosto del año pasado de 1812 en que José Leoca­dio, Pedro de Seda, Pedro Henrique y otros muchos libresy esclavos seducidos de los malos o alucinados de las mis­mas ideas falsas de libertad, de igualdad, se atrevieron aperturbar el sosiego público. Acordaos del pronto y ejem­plar castigo que se ejecutó en todos ellos, condenados aperder la vida en un patibulo para escarmiento de otrosfacciosos. No hay duda que los beneficios de la Cartaconstitucional van a ser copiosos, y del más alto preciopara todos en común, pero no por esto deja el esclavo deserlo, ni el hombre de color se pone de repente al niveldel ciudadano blanco. Todos permanecen sujetos a lasleyes y deberes de su estado, clase y condición y el quepropagare especies o doctrinas contrarias a la verdaderainteligencia de estos principios, entienda desde ahora queserá perseguido y castigado ejecutivamente como sedicio­so y perturbador de la quietud pública. . . "

Debemos hacer notar "en passant" que aquí se deja tras­lucir que la desgraciada escena evocada por Kindelán fueinducida por los propios blancos, con lo que el alzamiento deMojarra en 1812 recupera su sentido histórico en la línea po­pular, enraizada en la anexión de Sánchez Ramfrez en 1809.Y, precisamente, no podemos perder de vista aquellos aconte­cimientos, que Kindelán ligaba con toda corrección a estos,porque así se comprende que el discurso de Correa y Cidrón,expresaba la culminación y materialización de un proceso

368

Page 41: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

que, naturalmente, no se iba a detener a causa de que Kinde­lán hiciera lo que hacen los Kindelanes del mundo, apelar a laviolencia.

Antes bien, la Proclama de Kindelán debía producir efec­tos contraproducentes. En lugar de introducir un elementodivisionista introdujo un elemento unitario que se canalizórápidamente en dirección de la ruptura con la Metrópoli. Kin­delán se convirtió automáticamente en el elemento realmenteperturbador y subversivo y no tardaría en ser providencial­mente sustituído por un nuevo Gobernador, Pascual Real,mucho más moderado y pacífico, bajo cuyos pies se deterioróde manera irreparable la situación colonial.

En efecto, una vorágine emancipadora se extendió portoda la población y permitió que en todos los rostros se reco­nociera la presencia del pueblo. Pocas veces se había sentidoel estremecimiento de la onda popular como en aquellos apa­sionantes días. Más que el advenimiento de la esperanza, erala explosión de una realidad nueva: el florecimiento súbito dela dignidad humana en todos los corazones.

-2-

Tendencia Política en 1820

Por un periódico de la época podemos tener hoy una ima­gen de aquel escalofrío. Se trata del mismo articulista, anóni­mamente firmado K... que en 1822 escribía un extenso alega­to para explicar históricamente la conducta de Boyer, en esemismo ejemplar del periódico LE PROPAGATEUR HAI­TIEN· del que era agente en nuestro país nada menos que donTomás Bobadilla, aunque no consta que su segundo apellidofuera Briones. En su artículo, K... cree que el desarrollo delos acontecimientos tiene su origen en el rechazo que Boyerhizo de una petición de intervenir en la situación para cuyademanda se le presentó en Cabo Haitiano una "comisión de

• En LE PROPAGATEUR HAITIEN. página 16.

369

Page 42: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

notables" de esta parte. El articulista K... no puede conocerla naturaleza de un proceso de desarrollo popular que vienede mucho tiempo atrás y en el que se encuentran envueltasotras circunstancias mucho más complejas. Se dejó arrastrarpor la idea de que la susodicha "comisión de notables" repre­sentaba efectivamente a toda la población y expresaba el pen­samiento de toda la sociedad. Pero lo que nos importa es larealidad objetiva que él describe, independientemente de losorígenes que él le atribuye, cuya culminación crítica seencuentra precisamente en la Proclama de Kindelán. Dice K...que en aquellos momentos:

"Los espíritus se caldearon tanto en la ciudad de SantoDomingo como en los campos: las Constituciones másheterogéneas fueron concebidas Y. aunque se diferencia­ban por su naturaleza, todas concordaban en el mismopunto: el rompimiento con la Metrópoli española. . . "Y, sin percatarse de que la susodicha "comisión de nota­

bles" representaba a lo sumo una corriente de opinión quedebía ser considerada también como una "tendencia o parti­do", nos brinda esta preciosa información:

"Entonces aparecieron alli dos tendencias o partidos quesin escuchar otro consejo que el de la exaltación que inva­dia a todas las cabezas, y siguiendo ciegamente el objetivoque cada una de ellas se proponía, olvidaban como escomún en esos casos las dificultades que iban a levantarsecon cada nuevo día.

"La primera de estas tendencias, compuesta por una débilminoría, propugnaba la alianza con la República de Co­lombia, sin considerar que esta República, separada de laIsla por vastos mares y careciendo de marina, no podíaaportarles ningún tipo de protección.Y agrega inmediatamente:

"La segunda quería la Independencia pura y simple, sinpreguntarse si una población, a lo sumo de 130 mil almas,podta aspiraral Estado independiente. . . ,,*

* Idem.

370

Page 43: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

y esta es una información de la que debemos quedar pro­fundamente agradecidos al articulista K... porque ella nos per­mite conocer más profundamente las esencias históricas denuestro pueblo y de paso explicarnos la naturaleza de algunosacontecimientos que, de otra manera, continuarían totalmen­te envueltos en una densa bruma. Según el articulista, esosdos partidos, el de la tendencia "colombiana" y el que aspira­ba a la independencia "pura y simple":

"se encontraban asi frente a frente; su sangreiba a correry nuestra tranquilidad tenía que ser forzosamente afecta­da.. . "

Bien. Hoy sabemos que la situación no era tan sencilla,que ella no era debido a un hecho tan aislado como el even­tual rechazo de Boyer a las aspiraciones de una "comisión denotables" y que las tendencias no eran dos sino cinco, inclu­yendo esa misma tendencia haitiana que el articulista con­templa como una tendencia universal. Dorsainvil solo registracuatro y no se sabe por qué omite una,.muy importante, queveremos a pocas páginas de aquí: "Los ciudadanos del Este,dice, unidos para destruir, estaban divididos en cuatro grupospolittcos. Uno permanecía fiel a España. Otro quería la inde­pendencia sin ambages; el tercero, una tndépendencia prote­gida por la alianza con Colombia, y el cuarto, que deseabavivamente la fusión con la República de Haití para realizarlaunidad politica de la Isla. La acción de Boyer aseguró eltriunfo a éste ". *

Pero el hecho para nosotros fundamental es que todasesas corrientes giraban precisamente en derredor de aquellaque estaba dotada de las más profundas esencias históricas,la tendencia popular hacia la independencia ''pura y simple"sin ambages, a la cual debemos entregar de inmediato nuestraatención más fervorosa.

* Dorsainvil, J. C.: MANUEL D'HISTOIRE D'HAITl, Port-au-Prin­ce, 1925, página 232, citado por Ricardo Patee, LA REPUBLlCADOMINICANA, Madrid, 1967, página 112.

371

Page 44: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

-3-

El Primer Partido Político de Raíz Popular

Hoy podemos reconocer la fisonomía histórica de estatendencia popular, gracias al retrato que nos ha dejado de ellael Dr. Andrés López Medrano en un notable MANIFIESTOlanzado con su firma para protestar del resultado de las elec­ciones que tuvieron lugar en Santo Domingo del 11 al 18 dejunio de 1820.'"

Según todos los indicios, esas elecciones se celebraron enel clima de tensiones que ilustró la sofrenada controversiaentre el Gobernador Kindelán y el Rector de la Universidad,Correa y Cidrón, y en la cual ha debido estar sumergido elpropio López Medrano, que era profesor de Lógica y nos hadejado un volumen de esta asignatura destinado al uso de susestudiantes.

En las mencionadas elecciones, tal como había ocurridoya en 1814, vigente ya esa Constitución según se nos hacesaber en el documento, fueron escamoteados los cargos públi­cos por los oportunistas y politiqueros de siempre, valiéndosede los mismos artilugios y componendas con que suele burlar­se la voluntad popular.

El MANIFIESTO de López Medrano apareció en esosdías para denunciar, en defensa de los derechos del pueblodominicano, las acciones del elemento reaccionario o, segúnsus propios términos, "anti-constituctonalista",

La información más importante que nos revela este docu­mento es que para entonces había sido constituido ya un par­tido político, con una organización y un programa, destinadoa servir de vehículo de las aspiraciones populares. Y, hastadonde podemos saberlo, este fue el primero que se constituyóen la que muy pronto, aunque no oficialmente, sería denomi­nada la República Dominicana.

El nombre adoptado por este partido no podía ser, paraun partido inaugural en toda nuestra historia, ni más impre­sionante ni menos significativo. Se denominaba PARTIDODEL PUEBLO. Y tenía por divisa: "el interés mds justo".

... Aparece completa en Coiscou Henrlquez, obra citada, T. II

372

Page 45: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

No queda la más mínima duda de que el programa deesta organización popular estaba inspirado en la "iusticiasocial" con un contenido de clase que asombra para unaépoca tan distante y en un país social, política y económica­mente tan atrasado como el nuestro a la altura de la segundadécada del Siglo XIX.

Es de suponer que en un escenario donde había dejadotan profunda huella la Revolución Francesa, por la profundi­dad del estallido revolucionario que había dado origen en lacolonia vecina al despuntar el siglo, se reflejara en aquellosdías en esta parte de la Isla el contenido teórico que tanardientemente había actuado sobre los espíritus y quecomenzó a agitar al pueblo desde los ya lejanos días de laentrega de Ogé y Chavanne a sus victimarios del otro lado dela frontera.

Este partido, según el MANIFIESTO de López Medrano,se inspiraba en el modelo burgués de los partidos de Inglate­rra, Francia, Norte-América y la España liberal "en los ampli­simos territorios de su Imperio" y recoge sus proyeccionesdemocráticas y populares (y su tendencia burguesa).

El autor denuncia los procedimientoss que se pusieron enpráctica en contra del incipiente Partido tan pronto como seconocieron sus propósitos democráticos:

"Apenas se concibió y se sospecharon las órbitas sobreque giraba, se proyectó frustrarlo por los medios másopuestos a la moral, armonía y civilidad. El dolo y lacalumnia fueron las fuerzas motrices que emplearon loscontrarios. Dijeron para arredrar a los pusilánimes, paraalucinar a los incautos y para disminuir la firme cohesión(de sus filas) que estaba alimentada por una torpe y abo­minable intriga".

Sin embargo, esta intriga nos permite conocer hoy el con­tenido real y de extrema significación histórica del Partidodel Pueblo. Según el autor, las calumnias que se hicieron pro­palar en contra del Partido, fueron las siguientes:

"que se había fraguado contra la nobleza, clero y catala­nes: que se despreciaba a los militares, se desechaba a losjefes y sólo se admitian a los de la más infima estirpe:

373

Page 46: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

"que era necesario tachar a uno de sus miembros de sub­versivo, nada mas que porque repartirla listas con el dicta­do de CIUDADANO:

"que se corroboraba con los votos de jóvenes, que noteniendo veinte y cinco años, no estaban en el ejercicio deciudadanos, como si el genuino sentido de la Constitu­ción, que sólo lo expresa para las elecciones pasivas, nosuperase en sana lógica (estas) apuradas sutilezas; y que"bajo el pretexto de estos actos se trabajaba por otracosa. . . "

López Medrano admite que, en efecto, "en permitidahipótesis", el programa del Partido "pudo ser contra la noble­za para librarla. . . de los que la zahieren", "pudo ser contrael respetable clero" para eximirlo de los cabildeos que perju­dican a su pureza, ya que en 1814, de doce miembros quecorresponderían a la parroquial mayor, nueve eran eclesiásti­cos; "pudo ser contra los (comerciantes) catalanes" ya quecuatro de ellos ocuparon cargos en el Ayuntamiento valiéndo­se de supuestos servicios a las elecciones; y pudo ser contralos militares para que el pueblo no llegara a figurarse "quenos arrastraba con su brillo JI. Ya continuación agrega: "Perono fueron estos ni otros siniestros fines los móviles del Parti­do sino los deseos de consultar el beneficio común". Porque

"El pueblo, que como dicen los politicos, es buen calcula­dor de sus intereses, los valora siempre por lo que siente,desconfía de lo que no entra materialmente por sus senti­dos, y sólo cree lo que palpa independiente de abstraccio­nes. Así es que se atiene a los consecuentes que toca, y noa los antecedentes que no escudriña,' asi es a nuestro pro­pósito que observará la Constitución más por la práctica,que por la teórica de los principios que envuelve: así esque habiendo visto que esta misma Constitución fue abo­lida por las maquinaciones de los palaciegos, egoístas yaduladores; que los nobles volvieron a supeditarle en elintentado balance y que el alimento lo paladeó sin haber­lo confortado. ¿Qué diría si notase que en el primerarranque de la organización se anteponían a los que siem­pre han sido los señores?

374

Page 47: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Cuando en nuestro país se habla alguna vez de ausenciade tradiciones democráticas y populares, se comete unadeplorable injusticia. Este documento que es, desgraciada­mente más argumentativo que informativo y que se basa enunos hechos que supone conocidos por todo el mundo, comoen efecto debió haberlo sido en aquellos días, es una de lasmás preciosas joyas que el pueblo dominicano posee acercade su propio pasado y sus lejanos orígenes. Con él quedaredondeado todo el proceso de su formación histórica que vadesde sus primeros y nebulosos balbuceos en las batallas deMALPASO y de PALO HINCADO y sus correrías por SABA­NAMULA y LA ZOLETA, hasta su organización en un Parti­do debidamente fundamentado en consideraciones teóricas ydirigido a la acción práctica.

Según el articulista de 1822 ya mencionado, este Partidotuvo que enfrentar a un adversario que se pronunciaba enfavor de la unión con Colombia hasta un punto de tensiónque les hizo temer a los haitianos "que corriera la sangre".Este es un testimonio digno de consideración porque, tratán­dose de un documento que hace esa referencia para justificarla determinación interventora de Boyer, tenía que ser cono­cida por todo el mundo para que pudiera servir de base a lajustificación. En el texto del MANIFIESTO s610 se registrauna vaga referencia que podría ajustarse a estos informescuando menciona "la contraposición que se concitó de otropartido, porque si fuera pecaminoso armarlos, una maldadno se vence con otra, y si asi sucede no por eso deja de sermaldad...

Pero todo esto está dicho en un estilo sibilino y en basea insinuaciones que impiden recoger hoy la realidad concretaen todos sus detalles. No podemos saber, al menos contandocon estas fuentes que a duras penas llegan a nuestras manos,cuál era esa maldad que de ninguna manera dejaba de sermaldad. Algo se alcanza, pero en ese mismo clima, en la'célebre VINDICACION que Correa y Cidrón se vio obligadoa publicar para destruir las maquinaciones de otro sacerdote,

375

Page 48: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

el Dr. Manuel Márquez J6vel, CI' ) quien seguramente a raíz del

discurso de la Universidad llego a creer que Correa y Cidrónaspiraba al cargo de Diputado a Cortes y le impediría ser ele­gido. En esa VINDICACION, sin duda brillante, dice el Rec­tor:

"¿Quién creerá que en Santo Domingo, cuya parroquiamayor tiene cerca de siete mil almas de feligresia no asis­tieron a las elecciones para compromisarios sino solosesenta y tres personas, y éstas solo las que fueron llama­das por las listas que él mismo hizo repartir, y aún estenúmero fue preciso completarlo con una docena de sol­dados que hizo venir a votar un amigo suyo militar? Deotro partidillo que se había formado sólo asistieron cincoo seis inclusos en los sesenta y tres y de estos mismos losmás visibles votaron por el partido del Canónigo, noteniendo ánimo para contrariarlo?"

S610 los hechos históricos pueden, en su curso general,esclarecer el contenido de esos acontecimientos.

Sobre todo porque hay en el MANIFIESTO un puntonegro. El documento fue impreso en Santo Domingo el 25de junio de 1820 con una extensión de 12 páginas de 198por 142 milímetros (unas 6 x 8 pulgadas). Todo este largorecorrido está impregnado de conciencia democrática sin quese manifieste ninguna consideración de tipo racial que, de unsolo tajo, habría echado por suelos la calumnia de sus adver­sarios y habría ubicado netamente el Partido en la línea ultra­conservadora del gobernante de tumo. Pone en cambio de unlado al pueblo y dice que se le acusa de poner del otro lado alos nobles, al Clero, a los comerciantes catalanes y a los mili­tares. En ningún momento establece 'división alguna en elPueblo y, antes bien, recrimina las tentativas de "disminuir lafinne cohesión" de sus filas.

Sin embargo, hay una claudicación. Después de enumerardetenidamente los pasos que debe seguir la actividad popular,

(*) Los enemigos del alma (o de la patria)son tresBobadilla, Márquezy Valdéz

376

Page 49: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

entre las cuales destaca la de "no sufrir que se age (atropelle)a nuestros hermanos y se anonade indirectamente nuestrosuelo ", recomienda "aprender si es posible hasta de memoria,la proclama del Jefe superior politico de esta Provincia acercade la libertad e igualdad civiles, para no equivocarse en susacepciones, ni inventar una desigualdad entre los ciudadanos,que solo se advierte entre los que ella especifica. . . "

Esta recomendación incalificable, solo puede tener senti­do si está destinada a burlar la terrible amenaza, nada menosque el patfbulo, que el Jefe superior había proferido contraaquellos que expresaran ideas de igualdad como las que secontienen en el documento. Es posible admitir esta justifica­ción si se contempla que todo el documento es, en síntesis,una violenta diatriba contra la Proclama de Kindelán, contrasus pronunicamientos antidemocráticos y su actitud de pro­funda controversia con la propia Constitución que tenía pormisión suprema velar. En ninguna otra parte, salvo en estaalusión convencional, se hace la más mínima alusión a lasdiferencias de condición, lo que debió obligarle a hacer reser­vas raciales. Y la Historia demostraría con creces que elesquema contenido en la lección que pretende dar Kindelánen su proclama, era un producto artificial, ,traído por el Go­bernador en su cabeza desde Cuba y que carecía de raíceshistóricas y de práctica notoria en el seno del pueblo domini­cano.

Las palabras finales del documento son las siguientes:

"Artistas, maestros de oficios, ..que se han denominadobajos, hombres reputados por plebeyos, si sois ciudada­nos, si no tenéis perdidos ni suspendidos vuestros dere­chos, conoced el precio de esta igualdad, que los Roma­nos y Espartanos supieron estimar. Los titulados, losJefes, los Eclesiásticos, los Militares, los Nobles, los Mag­nates, los Personajes, los que os había sobrepujado e!l larepresentación pública son vuestros iguales, y s610 esmejor el que tuviere más virtudes. Gobernaos por estaregla, seréis perfectos Constitucionales y vuestras eleccio­nes carecerán de recelos, hablillas y dicterios. VuestroConciudadano, Andrés Lopez Medrano".

377

Page 50: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

y en verdad que, inclusive con sus convencionales claudi­caciones frente a la amenaza del patíbulo, el documentotiene una sonoridad revolucionaria que le salvan como granmomento histórico del desarrollo del pueblo dominicano.

-4-

"Apenas se concibió, como decía López Medrano ref\­riéndose al PARTIDO DEL PUEBLO, y se echaron las órbitassobre que giraba, se hicieron visibles las acciones más directasy las combinaciones más sutiles para aplastarlo. Y es naturaly lógico que así ocurriera. Pero, ¿cuál podría ser la raíz deesa hostilidad?

La experiencia histórica de todos los países debería sumi­nistramos una respuesta inmediata: la clase terrateniente.

En Santo Domingo, empero, esta respuesta no puede seradoptada mecánicamente ni aquella experiencia aprovechadasin recelo. Lo primero que habría que someter a una conside­ración detenida es la noción de terrateniente.

LA NOCION DE TERRATENIENTE ENSANTO DOMINGO

La noción de terrateniente, si nos atenemos a su denota­ción etimológica, designa el hecho de la tenencia de la tierra.En principio todo individuo que ejerce un dominio sobre unadeterminada porción de tierra es un terrateniente, de la mis­ma manera que aquel que lo ejerce sobre un determinadonúmero de casas, es un casateniente . . . Así contemplada, estanoción involucra, aparte de una determinada extensión detierras que puede inclusive llevar a la calificación de latifun­dista, un elemento que le es esencial, la propiedad privada.

378

Page 51: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Tan pronto .como se introduce la propiedad privada en elproblema, la situación en Santo Domingo se carga de rasgospeculiares, hasta el punto de que resulta cuestionable si en elperíodo que tenemos bajo consideración, es aplicable lanoción de terrateniente.

El problema surge de la circunstancia de que en SantoDomingo la tenencia de la tierra es de naturaleza comunitaria,o dotada con una fuerte gravitación de la propiedad comúnsobre la propiedad privada. Precisamente, el rasgo que carac­teriza el problema de las tierras y que comienza a agudizarseen el período que observamos, es la contradicción producidaen toda la sociedad por la inclinación de ciertos sectores haciael desarrollo de la propiedad privada y el consiguiente desa­rrollo en dirección capitalista, y la resistencia por parte deotros sectores, interesados en conservar la indeterminación dela propiedad que es característica del régimen comunero. fre­nando el desarrollo de la inversión de capitales.

Tanto la crianza de ganado como el corte de la caoba y lafabricación de azúcar, que constitutían el grueso de la pro­ducción económica de entonces, requieren grandes extensio­nes de terreno, unos para el pastoreo de los animales, otrospara el aprovechamiento de la caoba, cuyas unidades no seconcentran en parcelas delimitadas, sino que hay que buscarlos árboles allí donde los ha sembrado el azar por lo menos25 afios antes; y otros en fin para sustituir los terrenos "can­sados", después de sucesivas moliendas de caña en la fabrica­ción del azúcar.

La comunidad de las tierras permitía el aprovechamientolibre de sus frutos sin las limitaciones que impone el derechode propiedad claramente definido por medio de cercas alam­bradas.

Esto significa que la parcelación de la propiedad comune­ra, al impedir el libre usufructo de los terrenos, debía conver­tirse en la ruina de los agricultores ligados a esta forma deexplotación de las tierras. De ahí su resistencia feroz a todatentativa de superar la indivisión de los terrenos comuneros.

Por el contrario, a medida que se iba desarrollando en elpaís el cultivo del tabaco, que es esencialmente opuesto a lavagancia de los animales y que requería cierta atención aso­ciada a la limitación del territorio bajo cultivo, se desarrolla-

379

Page 52: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

ba al mismo tiempo una tendencia hacia la parcelación de lastierras o cuando menos un desprendimiento cada vez mayorrespecto del sistema de los terrenos comuneros, que dejabande ser así el factor determinante de sus actitudes políticas,como no fuera para hacerles resistencia.

Estas dos posiciones contradictorias, derivadas de la natu­raleza del aprovechamiento del sistema territorial vigente yque reunía en su torno las fuerzas económicas y por consi­guiente políticas más influyentes del país, se expresaban entérminos geográficos: los sectores más estrechamente ligadosa los terrenos comuneros y hostiles a cualquier tentativa deparcelación, tenían su centro principal en la región sur delterritorio: los "hateros" del Este, concentrados en el Seibocon un centro "caobero" en Higüey, y los hacendados azu­careros del Sur de la zona de Azua y Baní. Y formando grupoaparte, los sectores tabacaleros del Norte, principalmente enlas ricas "vegas" del Cibao. Vamos a caracterizar estos gruposinmediatamente.

1.- Les "hateros" del Este.

Este sector fue el que menos debía recibir la influencia delos intercambios comerciales que se desarrollaron a partir dela segunda mitad del Siglo XVIII con Haití, debido a su aleja­miento físico de las zonas fronterizas y las inconvenienciasdel traslado del ganado hasta la otra parte. Por consiguiente,conservó con mayor pureza que cualquiera otra las caracterís­ticas recolectoras del régimen original: la "montería", comoforma de aprovechamiento del ganado y el corte libre demaderas: caoba, cuayacan y campeche.

El "hato" madre del Siglo XVII, que no tiene nada quever con su antecesor del Siglo XVI, sufrió a la vuelta del siglouna modificación esencial: el producto dejó de orientarseexclusivamente al sustento del núcleo familiar como fue ensus orígenes ya lejanos y se orientó al comercio con extranje­ros. Ese giro cambió las relaciones de producción dando ori­gen a un señor típicamente feudal que se enriquecía princi­palmente con la exportación de la caoba desde el puerto deSanto Domingo a las islas vecinas, y un núcleo de trabajado-

380

Page 53: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

res que seguían en calidad de siervos las directrices tantoeconómicas como políticas de este señor feudal.

Para estos señores del Este siguió vigente la antigua máxi­ma: "la crianza aleja la labranza" y fueron en consecuencialos más sólidos defensores de la integridad del sistema de losterrenos comuneros y de paso los más celosos depositarios delpasado español.

En un documento del francés Gustave D'Alaux, pseudóni­mo del cónsul francés en Haití, Maxime Raybaud, que cono­ció profundamente nuestro país en aquella época y al cual seencontraba ligado por la naturaleza de su representación con­sular, se ve a este sector agrario corno si fuera toda la clasesocial, agraria, debido a que en el momento en que pudoobsservarla, mediados del siglo XIX, ejercía un visible predo­minio en la vida pública. Refiriéndose a la época de Boyer(después de 1822) consideraba que "el estado de barbariedelos dominicanos" tenía por fundamento "los dos grandesrecursos de toda organización social imperfecta: laganaderia,que en este clima privilegiado y en ese inmenso territorio casivirgen, no exige ni fondos ni cuidados; y el corte de maderaspreciosas, trabajo que conlleva su remuneración inmediata... "

Agregaba que "los vastos terrenos concebidos a los prime­ros colonos se hablan transformado casi en todas partes enhatos de los cuales disfrutaban en común los descendientes deesos colonos. . . " y concluye afirmando que ''sólo habria bas­tado la división de esos hatos para arruinar la ganaderta. . ..; .•

Importa poco que D'Alaux ignore que no fueron losterrenos concedidos a los primeros colonos, el "amparo real",lo que sirvió de base al hato sino la fuga en masa de "los pri­meros colonos" en la situación de catástrofe que siguió a lasDEVASTACIONES de 1605 y 1606. Lo que importa es suvisión de europeo cultivado respecto a la situación prevale­ciente entre los "hateros" del Este del país, rígidamenteadheridos aún en 1850 a la esencial indivisión de los terrenos

• D'Alaux, Gustave: EL EMPERADOR SOULOUQUE y SU IMPE­RIO, en DOCUMENTOS PARA LA HISTORIA DE LA REPU­BLICA DOMINICANA. Volumen I1I, presentación y notas deEmilio Rodríguez Demorizi, Santo Domingo, 1959, página 367.

381

Page 54: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

comuneros y ferozmente hostiles a cualquier tentativa de par­celación o política cualquiera que la implicara.

Este sector prestó el más resuelto apoyo a la empresa deSánchez Ramírez en 1808, contra el francés fuertementeimbuído del sistema de propiedad agraria parcelada que seestableció en el antiguo Saint-Domingue de la otra parte. Fueen sus llanuras donde se libró la batalla de PALO HINCADO.

y uno de sus personajes más destacados e influyentes fuePedro Santana, lugarteniente de Sánchez Ramírez. Una gene­ración más tarde, un hijo suyo del mismo nombre e igualmen­te "hatero ", llevaría a su culminación el papel y la ideologíade este sector social y arrastraría a sus líderes a un désenlacetrágico...

11.- Los hacendados azucareros del Sur.

Este sector de los terratenientes llegó a diferenciarse neta­mente de sus colegas del Este, debido a que pusieron el énfa­sis de su producción en la fabricación de azúcar para el consu­mo local y a la naturaleza de las relaciones de producción queella originaba, el trabajo servil.

El carácter local de su producción impidió que la esclavi­tud se desarrollara en dirección del sistema de plantaciones,que exige el vínculo con el mercado mundial para ser renta­ble, y lo mantuvo en el marco de la servidumbre doméstica.Al mismo tiempo, los mantuvo ligados al sistema de los terre­nos comuneros que les permitía el uso de grandes extensionesde tierra llana sin inversiones de capital.

Pero su fijación al sistema no era tan profunda, ya que ladesaparición del régimen comunitario de propiedad de lastierras no implicaba necesariamente la destrucción de laindustria azucarera. Más bien a la inversa. A largo plazo,debía ser precisamente esta industtia la que debía ser fatalpara el sistema y lo llevaría a su ex tinción. Por tanto, la per­meabilidad de estos terratenientes a otras concepciones polí­ticas era en principio mayor que la de los "hateros" del Este

382

Page 55: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

y debía establecer diferencias de criterio ideológico con res­pecto a sus colegas.

En tiempos de los franceses se encuentra a Pablo Altagra­cia Báez, uno de los dirigentes más destacados de los hacen­dados azucareros y semiesclavistas del Sur, prestando su másdecidido apoyo a aquellos y en abierta oposición a la campa­ña de Húber y Ciriaco Ramírez en MALPASO y durante superiplo sureño. Este Báez era un verdadero señor feudal en lacomarca y una generación más tarde veremos igualmente a unhijo suyo, Buenaventura Báez, continuando la línea ideológi­ca y la conducta política de esta clase social, arrastrándola aun desenlace igualmente desgraciado.

y no debía ser extraño que, dentro de las mismas concep­ciones anexionistas y el mismo desenfreno por la conquistadel poder característico de toda la clase terrateniente delpaís, estos dos sectores concluyeran en una rivalidad ferozentre sus más destacados representantes.

m.- Los tabacaleros del Norte.

Estos últimos dependían principalmente de un productoque imprimía una tendencia ideológica distinta a la de suscolegas del Sur y del Este. El tabaco fue siempre un privilegiode esta zona y fue uno de los pocos cultivos que resistieronlas DESVASTACIONES de 1605 y 1606.

El cacao, por ejemplo, desapareció de manera tan rotundaque más tarde se le descubrió en estado silvestre y llegó a pen­sarse que era nativo de la Isla...

Pero cuando se entablaron los intercambios comercialescon la colonia francesa en el Siglo XVIII, el tabaco fue de lospocos productos que pudieron acompañar al ganado en lasoperaciones con sus vecinos, y siguió siendo un cultivo aten­dido sin interrupción en el Cibao.

Ya para 1820 esta fértil región comprendía dos tipos deterratenientes. Unos eran los pastores clásicos del tipo de loshateros del Este, partidarios siempre del sistema de los terre­nos cumuneros -ranchos en las montañas, hatos en las llanu-

383

Page 56: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

ras- que basaban su industria en el ganado y en esa providen­cial caoba que hizo de Puerto Plata su gran puerto.

La norma histórica de estos pastores del Norte siguió sien­do la de que "la crianza aleja la labranza".

Los otros eran los cultivadores de tabaco, que interpreta­ban esa máxima a la inversa y que eran por tanto los partida­rios naturales del sistema de parcelación de las tierras. Lanaturaleza misma dcl cultivo del tabaco, una planta delicadaque impone la "cerca" protectora y exige una atención cuida­dosa del cultivador, era hostil al uso indiscriminado de las tie­rras. Bosch traza con su maestría descriptiva en breves líneasestas sutilezas agrarias:

"La economía del tabaco es tan diferente de la economíadel hato como la mañana lo es de la tarde. En rigor, sólotienen en común que la tierra es en las dos un factor fun­damental. Pero en la economía hatera, además de latierra, y tan importante como ella, está el ganado, querequiere grandes extensiones porque el pasto no se culti­va; es natural, y aparece aquí y allá, en cantidades desi­guales. En la economía del tabaco la tierra que se usa esde tamaño limitado, su calidad tiene que ser de buena amuy buena y la producción exige cultivo y cuidados. . .

"En la economía del tabaco el limitado tamaño de la tie­rra que hada [alta tiara producir. una. cantidad: fJJI.r:P.rJnh},ede la hoja, hacía antieconomicos los servicios de peones yesclavos, razón por la cual el tabaco tenía que ser cultiva­do, cosechado y tratado por el dueño de la tierra o por unmedianero o arrendatario, si acaso con la ayuda de algúnmiembro de la familia. . .

"El ámbito social del productor de tabaco era necesaria­mente mucho más amplio que el de los esclavos o los peo­nes de los hatos, y aunque ese productor de tabaco fueraun analfabeto, el campo de relaciones más amplios en quese veía situado, tenía que influir en sus ideas. . . .. *

• Bosch, Juan: COMPOSICION SOCIAL DOMINICANA, SantoDomingo, 1969, página 195.

384

Page 57: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

La separación ideológica y política de ese sector. respectode sus colegas del Sur y del Este, fue siempre tajante, a juzgarpor las posiciones políticas que asumieron durante todo elcurso de la Era Imperial.

Mientras estos últimos se inclinaron invariablemente alpredominio de una gran potencia imperial europea, los "culti­vadores" del Cibao, en oposición a los "pastores" de su mis­ma región y de los hacendados del Sur o los "hateros" delEste, representaban con sus más y sus menos una tendenciadecididamente progresista en el país.

Pero es claro que su tendencia progresista frente a losotros sectores de la clase terrateniente no debía significarnada cuando la contradicción se establecía con el pueblo.

Durante la lucha contra el francés, los terratenientes delCibao prestaron apoyo a Sánchez Ramrrez, en el cuadro de launidad de toda la clase en ese momento. Ya hemos visto queeste apoyo no dejó de oponer cierta resistencia a la políticade asedio interminable a la Plaza de Santo Domingo, que obli­gaba a perpetuas requisas para sostener los ejércitos extranje­ros que participaban irracionalmente en aquella acción, y noes difícil que la oscura oposición que culminó con los fusila­mientos ordenados por Sánchez Ramírez en 1809 en Santia­go, tuviera algo que ver con estos cultivadores. Pero el fracasode la anexión a España, los separó de sus colegas del Sur y dedel Este y los lanzó por otros caminos políticos."

* * *

Estos tres sectores agrarios tienen en común su contradic­ción con el pueblo y, por ende. una inclinación extranjera,determinada por su inevitable inclinación a buscar apoyo enotras fuentes de poder que no sean las del.propio pueblo.

Pero sus contradicciones internas las obligarán a tomarcaminos divergentes según la actitud de estas fuentes depoder respecto del régimen de los terrenos comuneros.

• Ver supra.

385

Page 58: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

En principio, la actitud haitiana, que se caracteriza por sutendencia revolucionaria a la parcelación de las tierras, paraquebrantar la influencia de los latifundios coloniales, consti­tuirá un foco de atracción para sectores hostiles a la perpetua­ción de la comunidad territorial, como los tabacaleros de San­tiago.

España, por su parte, atraerá a los sectores más identifica­dos con la conservación del sistema, como los hateros delEste.

Francia, que representa una posición avanzada respectodel régimen de tierras pero sin abjurar de intereses coloniales,inspirará a aquellos sectores que pudieron conocer la opulen­cia del régimen de plantaciones tan grato a los azucareros,incluyendo a los azucareros del Sur.

Con estas líneas ideológicas, producto de la naturaleza desus intereses económicos, estos tres sectores se encontraránsumergidos en la vorágine de la política cuando hace su apari­ción el PARTIDO DEL PUEBLO. El rasgo más notorio de lasituación es el que le otorga España, cuya anexión ha sumidoel país en la crisis más espantosa y que es imputable princi­palmente a los hateros del Este encabezados por SánchezRamfrez. De pronto se abre ante la conciencia nacional unabanico de posibilidades históricas que sume a las clases socia­les dominantes en el desconcierto. Aquellos que son partida­rios de la parcelación de las tierras, no comparten las proyec­ciones colonialistas de Francia o no comparten las proyeccio­nes revolucionarias de Haití, decidiendo su inclinación de unlado o del otro. Aquellos que son partidarios de la perpetua­ción de la indeterminación de la propiedad de las tierras, yque se han identificado con el poder español, se encuentransumidos en el peor de los desconciertos frente a Francia y aHaití, que enarbolan una bandera que les es hostil, y Españapresionada por el descrédito. El carácter apremiante de lasituación viene dado por la organización de la línea popularen un partido político cuyas proyecciones hacia la indepen­dencia se nutren en un movimiento que sacude a todo elcontinente y que ya ha alcanzado, con Bolívar, sus más reso­nantes victorias.

Veamos a continuación cómo se ordenan políticamenteesas cuatro tendencias en las cuales se sumergen los sectores

386

Page 59: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

dominantes del país en función de sus contradicciones econó­micas fundamentales.

-4-

La Tendencia Haitiana

De las diversas corrientes políticas que se lanzaron desbo­cadas a frustrar los objetivos populares, tan pronto como ellosse vieron encarnados y organizados en el PARTIDO DELPUEBLO, la primera en dar manifestaciones palpables y con­cretas fue la "tendencia haitiana':

La Historia se recrea en mostrarnos que en todos los pro­cesos políticos de esta parte de la Isla, se encuentra un apoyo,de una manera o de otra, en la parte vecina. Y no fue precisa­mente la clase terrateniente, que llegado el caso sería la másagresiva y virulenta portadora de la enemistad con el vecinohasta envenenar toda la historia convencional en nuestro país,la más renuente a establecer estos nexos cuantas veces tuvonecesidad de ellos. Sánchez Ramírez mismo, que es el másrecalcitrante y significativo exponente de la mentalidad de losseñores de la tierra, no tuvo empacho en aprovechar al máxi­mo la solidaridad de los dirigentes haitianos al emprender sulucha contra el francés. Un testimonio de la más alta calidades el de Francisco Xavier Caro, comisionado de España pararecibir la Colonia que le impuso el Caudillo. En un informedirigido a la Regencia española en ocasión del fallecimientode éste, ponderaba la amistad que le profesaban Cristóbal yPetión y decía que "especialmente el primero ha sido hastaahora el principal fundamento en que estriba la seguridad detoda la Isla. . . ". Ambos líderes nutrieron generosamente lasarmas que combatieron a Aussenac en el Sur y al GeneralFerrand en el Este. Y Toribio Montes, el Gobernador de Puer-

• Sánchez Ramrrez, J. DIARIO DE LA RECONQUISTA, Premio deFr. Cipriano de Utrera, página LIV.

387

Page 60: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

to Rico, en reconocimiento a la contribución de Cristóbal a lalucha contra el enemigo común en Santo Domingo, le obse­quió un reloj y un bastón con empuñadura de oro. 1

La razón de esta disposición amable reside sin duda en elhecho de que los dirigentes de esta parte y los de la otra,hablaban el mismo idioma feudal con la misma entonaciónterrateniente.

Como ha explicado el especialista haitiano Pierre-Charles,refiriéndose a los dirigentes que salieron de la revolución delSaint-Dorningue francés:

"La nueva clase dominante tenía en su "background" losmodelos de organización y de opresión propios del uni­verso colonial o, en el mejor de los casos, de la Franciadel "ancien regime", Y Cristóbal en el norte, Petián en eloeste y el sur, organizaron el espacio geográfico de su Es­tado y estratificaron sus componentes sociales, estable­ciendo -en el plano iuridico y en los hechos- un sistemafeudal. Cristóbal se proclamó rey y constituyó una corteen la que cada principe, cada marqués, recibía no sólouna dotación de tierra, sino una dotación de siervos. En laRepública del oeste, dominada por Petión, se dio unfenómeno similar en el marco republicano.

"La nueva clase dominante tenía su nueva clase domi­nada...

Tanto por su posición económica de poseedora de lastierras como por ser dueña del poder polittco, la nuevaclase dominante venía a tener intereses fundamentales enla economía agraria. Así, durante todo el Siglo XIX -ytodavía hoy- un rasgo característico de la sociedad hai­tiana es la preponderancia de la aristocracia feudal comodueña del poder polttico. . . " 2

De modo que había una base material para el entendi­miento en familia. Desde su ascenso al poder, el gran ideal de

1 Idem. Apéndice, DOCUMENTO 63, página 280.

2 Pierre-Charles, Gerard: INTERPRETACION SOCIo-ECONOMICADE RAITI, en "Problemas domínico-haitianos y del Caribe", UNAM,México, 1973.

388

Page 61: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Boyer era el de lograr la reunificaci6n de todo el territorio. Yuna vez que alcanzó la eliminación de las fronteras entre elNorte y el Sur, como resultado de la caída de Cristóbal, elobjetivo siguiente era el de borrar las fronteras entre el Estey el Oeste.

Pero existía ese escollo: España.

y aquí se evidencia la importancia del error cometido porDessalines. Ningún argumento podía detener en 1804 laacción de las fuerzas revolucionarias en el momento en queemprendieran el desalojo de los remanentes de la expediciónde Leclerc que aún permanecían en esta parte, que era tancolonia francesa como la otra. Pero tratándose de España elproblema era distinto. No se podía, sin violar todas las nor­mas de derecho, y hacerse pasible de las consecuencias, tratarde imponerse al derecho de España sobre la soberanía de estaparte.

Boyer se mostró comprensivo y respetuoso respecto deEspaña y así se lo manifestó a Kindelán, en los momentos enque sus propósitos eran más claros. Otra cosa era si el país sedeclaraba independiente. Y ese era el papel que los "haitianosatribuían a los agricultores del Norte y al que ellos se sentíannaturalmente inclinados.

Es por eso por lo que, coincidiendo con la llegada delGobernador Kindelán en 1819, comenzó a sentirse en la fajamás próxima a la frontera una actividad política poco común,encaminada a la independencia bajo los auspicios de Haití.

Desir Dalmazí o Dalmassi, un activista político haitiano,iba y venía de una parte a la otra en gestiones de ese tipo, ha­ciendo provecho de sus relaciones personales en esta parte,lograda durante años de actividad comercial con productoresy compradores. Sobre esa base había construído una sólidabase para los entendimientos.

También entre los hacendados del Sur traginaba otro acti­vista, José Justo de Silva, dominicano que parece haberseestablecido en Haití a raíz de cierto conflicto con la justiciade esta parte. De Silva se manejaba en el Sur con gran solturay sin que sus actividades, abiertamente dirigidas a la liquida-

389

Page 62: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

cion del régimen colonial español, fueran denunciadas alpoder central por las autoridades locales, que no dejaron deser reconvenidas por Kindelán por ese aparente descuido. yes que los grandes agricultores de esa parte, debido a la natu­raleza de sus intereses en la producción azucarera, no teníanuna fijación muy intensa respecto a los terrenos comuneros,como era el caso de los "hateros" del Este, y se mostrabansiempre dispuestos a colaborar con la corriente imperante.Por dar un caso notable, Pablo Altagracia Báez que era unode los hacendados más influyentes de la zona de Azua, estuvocon España, como español que era, hasta la llegada de Fe­rrand, a cuyas filas se pasó, y más tarde se distinguió comouno de los más sólidos soportes del Gobierno de,Sánchez Ra­mírez y llegará el momento en que lo encontraremos enHaití como uno de los más fervorosos adeptos de la nación.

Con estos elementos de juicio no deberá resultar extrañoque en los primeros meses de 1821, la actividad en el sentidode esta independencia equívoca, fuertemente adversa al movi­miento popular que excluía todo tipo de ingerencia extran­jera en su programa, llegara hasta el punto de animar alteniente coronel haitiano Carlos Arrieu a lanzar un Manifiestoen el cual se proclamaba la independencia de esta parte de laIsla, con el nombre de REPUBLICA DOMINICANA. El mani­fiesto concluía con la consigna "¡ Viva la República Domini­cana!': •

y debemos suponer, aunque en esta suposición juega unpapel una tradición que entonces no existía y domina hoynuestros sentimientos, que ese nombre ha debido tener unaresonancia afectiva muy profunda en todos los espíritus, yparticularmente para los partidarios de una independenciagenuina e integral. Y esa era el arma que se blandía en elviento.

Véase a continuación el texto íntegro de la PROCLAMAde Arrieu.

• Aparece en Rodríguez Demorizi, E. INVASIONES HAITIANAS,Introducción, página 29.

390

Page 63: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Libertad

REPUBLICA DOMINICANA

PROCLAMA

Valerosos Dominicanos:

Igualdad

Honrado con la confianza de la JUNTA NACIONAL delGobierno de la República ¡qué júbilo para un rancio soldadode la libertad, hallarse en medio de vosotros! ¡Qué gloriososeda para él la ocurrencia de guiaros contra un enemigo queen algo correspondiera al noble fuego que os animal Pero¿Quales son vuestros enemigos? ¿El ético gobierno de la Es­paña que no tiene una gota de sangre que derramar? Serán,acaso, algunos perversos o trahidores que todavía por su malafortuna están mezclados entre vosotros. No reparais, amigos,como de antemano están preparándose ya para huir? Huyanpues enhorabuena para nunca jamás volver a parecer; este esel mejor partido que les queda. Pero si algunos de ellos sontan atrevidos, que quieran levantar la cabeza, vosotros lesveréis entregarse en vuestro poder implorando el perdón devuestra generosidad. El ruido solo de vuestras armas bastaráa esto. A /as armas, pues hermanos, a las armas; qualquier ins­trumento sirve de arma a un republicano: a las armas y obten­dréis la libertad y la paz interior; guerra, guerra a muertecontra el gobierno Español y sus secuaces: hostilicémosles, loposible hasta que reconozcan nuestra independencia ¡ Viva laReligián! ¡ Viva la Libertad! ¡ Viva la República Dominicana!

Quartel General de Montechristo a u-:

de 1821, primero de la independencia.

El Coronel Comandante de la Divisi6n del Norte

CARLOS ARRIEU

Puerto Rico, Imprenta Nacional

391

Page 64: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

-5-

La Tendencia Colombiana

A esa "tendencia haitiana" que, como hemos visto, cobra­ba cada vez mayor intensidad en la banda del norte con sucentro en Santiago, se oponía una "tendencia colombiana ",con su centro en la Capital. Esta, corno la otra, seguía uncurso equívoco hacia la independencia con el mismo propósi­to de cortarle el camino al movimiento popular.

Esta doble proyección de la "tendencia colombiana"-tan adversa a la haitianista como a la que anhelaba la inde­pendencia "pura y simple"> canaliza las posiciones y concep­ciones "hateras" que estuvieron en la base de la "reconquis­ta".

Su líder principal es el Dr. José Núñez de Cáceres, el reco­nocido "cantor de Palo Hincado", Rector que fue de la Uni­versidad y consejero de Sánchez Ramírez, a quien la tradiciónatribuye el haber colocado en los oídos del Caudillo la idea-rechazada- de la Independencia. A su lado estaba ManuelCarvajal o Carbajal, jefe del Ejército en Palo Hincado, tan"hatero" como Sánchez Ramírez y su copropietario en diver­sas "monterias". En general esta tendencia recogía al ele­mento disgustado por el desdén metropolitano con el que fuepremiada aquella que fue considerada como la gran hazañade la "Reconquista".

Su sello era pues el típico de este sector de los señores <le!campo: hostilidad feroz a la política agraria de los haitianosy desde luego a las implicaciones populares de la consigna porla independencia "pura y simple". Jamás traicionará ese em­blema. De ahí su ruptura con los grandes agricultores delCibao, hasta el punto de que en aquellos días, el problema dela independencia apareció ante los ojos de algunos cronistasno compenetrados con las raíces profundas del problema,como una confrontación provincialista entre Santiago y la

392

Page 65: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Capital. 1 Pero esta confrontación era mucho más profunda yno se limitaba solamente a los agricultores cibaefl.os sino engeneral a cualquier posición política que implicara el destinode los terrenos comuneros. Por eso la desesperación introdu­cida entre los "hateros", y que debía expresar políticamenteNúñez de Caceres, .ante el desarrollo de una tendencia popu­lar, se extend ía al elemento comerciante de la propia Capital,principalmente los catalanes, que eran portadores naturalesde esa ideología.

Con este cuadro por delante la situación de los "hateros"era sumamente precaria y se hacía totalmente evidente que laconquista del poder no era posible sin el apoyo de una poten­cia extranjera. En esa virtud, el desconcierto que sembraba entoda la clase de los sefl.ores del campo el desarrollo de la con­ciencia popular y de su capacidad organizativa, alcanzó entrelos "hateros" los límites del caos, y los lanzó a una carreracontra el tiempo en busca de apoyo exterior, complicandoenormemente el trabajo político e ideológico que gravitabasobre los hombros de Núfl.ez de Cáceres. y debe tenerse siem­pre presente, porque esto ayudará a resolver ciertas contra­dicciones, que Núñez de Caceres era un hombre de excepcio­nal talento, de sólida cultura, completamente al tanto de lasituación continental y de los manejos de las potencias colo­niales, y profundamente familiarizado con la naturaleza delos intereses que se jugaban su destino en esta Isla. 2

Eso significa que no debemos esperar de él una de esascombinaciones sencillistas que, en una partida de ajedrez,echan a perder las posiciones más ventajosas. Núñez de Cace-

Ver más adelante D'Alaux y Heneken, ambos en ese sentido.

2 Un enemigo suyo, Francisco Fernández de Castro, en carta al Go­bernador de Puerto Rico en que le acusa de manera desconsiderada,dice no obstante que "el que considere que Núñez era un Magistra­do que habla ejercido su autoridad por tantos años en la misma Pro­vincia de donde era natural, con familia y propiedades, que porotra parte disfruta de la opinión de ser hombre de talento y de lu­ces, y examine las circunstancias de los sujetos seducidos, no se ad­mirará. . . ", Incháustegui, DOCUMENTOS PARA ESTUDIO, ob.cit., página 502.

393

Page 66: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

res se enfrentaba a un entrelazamiento de fuerzas sumamentecomplejas y que exigía elevadas dotes combinatorias, y debe­mos estar dispuestos a exigir que una personalidad excepcio­nal como la suya se realice plenamente en una situación ex­cepcional como aquella. Y ese es el caso cuando a fines de1821, el "cantor de Palo Hincado", escuchando siempre elllamado de la epopeya, se lanza a la acción.

-8-

La Primera Independencia

El primero de diciembre de 1821, la parte española de laIsla, e~ declarada independiente de España bajo la direccióndel Dr. José Núñez de Cáceres.

La noche antes se había presentado ante la Fortaleza conuna tropa de "morenos" comandada por uno de ellos, PabloAly, fácilmente incorporado al movimiento después que lalección racial de Kindelán lo hizo meditar profundamenteacerca del destino de España. Esta tropa era la única fuerzamilitar organizada y tras ella se fueron otros destacamentos.A continuación se ordenó reducir a prisión a D. Pascual Real,el Gobernador español, quien prontamente fue embarcadohacia España, Y cuenta García que "una vez asegurada lapersona del ex-gobernador, se abrieron las puertas de laplaza para dar entrada al teniente coronel Manuel Carvajal,a la cabeza de la tropa que habia reunido en los campos paraapoyar la revolución . . . " ..

Así quedó consumada la independencia de esta parte dela Isla con el nombre oficial de ESTADO INDEPENDIENTEDE HAITI ESPAÑOL, bajo los auspicios de la Gran Colom­bia, cuyo pabellón fue enarbolado al amanecer de aquel día.

y vale la pena acentuar el hecho relatado por el historia­dor García de que la población se enteró del cambio ocurrido

.. García, COMPENDIO, loe. cito

394

Page 67: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

durante la noche, entre otros detalles inusitados, "porque alsalir el sol fue enarbolada la bandera colombiana y saludadapor todos los fuertes. . . " 2 O dicho de otra manera: no fue unarevolución sino un golpe de estado, aunque produzca detodas maneras consecuencias revolucionarias. Pero es difícilsuponer que el pueblo comprendiera en los primeros momen­tos que se trataba de la independencia nacional.

y pronto dejó traslucir esta acción sus vinculaciones conel pasado, toda vez que entre sus primeras disposiciones figu­ró' el reconocimiento oficial y reparador a los "héroes de laReconquista", ordenando, siempre de acuerdo con el histo­riador mencionado, que "se concediera a todos los indivi­duos que cooperaron de un modo real y efectivo, y con lasarmas en la mano, a dicha reconquista, y a los que con tantovalor pelearon en la memorable aCción de Palo Hincado, lacondecoración de una corona de palma y laurel, bordada decolor rojo sobre campo azul, y en el centro el lema PATRIAen letras mayúsculas, bordado de amarillo. . . " 1

La elección del nombre extraño e incómodo de ESTADOINDEPENDIENTE DE HAITI ESPAJ'l'OL, sin gentilicio pro­pio, como no fuera la vaga denominación de "hispano-hai­tianos", supone una desafortunada elucubración para margi­nar el otro de REPUBLICA DOMINICANA que, sin serperfecto, ya que no era propiamente un nombre sino un cali­ficativo, era más natural para denominar una república de losdominicanos. Sobre todo -y tal vez por eso mismo- cuandoera un nombre conocido ya y probablemente antes de serproclamado por Carlos Arrieu, el teniente-coronel haitiano,en la banda del norte.

Tanto es ello así que, cuando la noticia de la proclama­ción de la independencia de Núñez de Cáceres es conocida enHaití, el periódico oficial LA CONCORDE, "gaceta del Go­bierno de Haití", de fecha 23 de diciembre de 1821, informa:

"Nuestros vecinos los españoles acaban de proclamar laindependencia de esa parte el primero de este mes. La for­ma que ellos han adoptado es el de una República que será

Idem.

2 Idem.

395

Page 68: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

reconocida baxo la designación de REPUBLICA DOMI­NICANA... "1

De manera que no faltan fundamentos para presumir quela elección de ese otro reflejaba algún tipo de resistencia. DonManuel de Js. Troncoso de la Concha ha creído ver en estenombre una estratagema -en todo caso muy candorosa- des­tinada a eliminar el peligro que podía representar el vecino.Y, declara, "el mismo desacertado nombre de Haiti Español,con que se adornó el sui generis naciente Estado, parece indi­carla". 2 Pero tampoco puede descartarse que la resistencia seextendiera al otro elemento, el de "estado independiente",cuando estaba tan a mano y tan en la onda histórica y tan enla boca de todo el mundo, el término REPUBLICA: indepen­dizarse de una nación y en el mismo nombre con el cual sedesigna el nuevo Estado difundir y perpetuar la circunstanciade que se fue dependiente del anterior, es un hecho que nopuede carecer de significación, y nos exige alguna reflexiónque postergamos para más adelante...

Porque más importante que el nombre elegido fue la pro­tección elegida.

La independencia proclamada por Núñez de Cáceres fueinmediatamente colocada bajo los auspicios de la GranColombia y designada la Comisión que debía comunicar estadecisión unilateral a sus dirigentes. Por cierto que no alcanzóesta Comisión, como era su propósito, entrevistarse con Bolí­var sino con Páez, quien debió limitarse a darse por enteradoy expresar las más lisonjeras congratulaciones y deseos por eltriunfo de la bella empresa. Bolívar se enteró mucho másadelante del nacimiento, aunque no de la muerte, de aquellarara criatura colombiana, a la que se refiere en una carta quedirigió no a Núñez de Cáceres sino a Santander, para no com­prometerse mucho, el 9 de febrero de 1822:

'~yer he recibido /as agradables comunicaciones sobreSanto Domingo y Veraguas, del 29 y 30 del pasado. Mi

Coiscou Henríquez, DOCUMENTOS, ob. cit. Página 297.

2 Citado por Demorizi en la Introducción a las INVASIONES HAI­TIANAS, ob. cit. página 25.

396

Page 69: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

opinión es que no debemos abandonar a los que nosproclaman, porque es burlar la buena fe de los que noscreen fuertes y generosos; y yo creo que lo mejor enpolitica es ser grande y magnánimo. Esa misma isla puedetraernos, en alguna negociación politica, (?) alguna ven­taja. Perjuicio no debe traernos si le hablamos con fran­queza y no nos comprometemos imprudentemente porellos. . . " I

Hacía unos 15 días que el Estado recién nacido habíapasado a la historia con el calificativo mucho más risueño deINDEPENDENCIA EFIMERA, nombre de mariposa.

El extraño paso de Núñez de Cáceres al confiar el destinode la joven República a la Gran Colombia, constituye un mis­terio. "Dificil y misteriosa incógnita ",2 la llama Demorizi,

La Gran Colombia carecía de marina, de intereses imperia­les, de tradición antillana (fuera de los contactos de Bolívarcon Petión) y se ignora cómo podía darle cabida en su epo­peya continental al complejo y distante episodio dominicano.y no es que Núñez de Cáceres fuera un hombre de mentali­dad simplista o tan desusadamente quijotesca que llegara apensar que la Gran Colombia, llegado el caso, defendería mili­tarmente su Independencia ante una eventual agresión haitia­na. y mucho menos de una notoria y conocida invasión fran­cesa que se preparaba en la Martinica en su propia cara.

Podríamos conjeturar que quisiera él hacer valer el apoyo"moral", de la Gran Colombia, confiando que sería suficientepara detener a cualquiera de las dos eventuales invasiones y,de esta manera, realizar en la práctica una independencia"pura y simple", sin ingerencia de ninguno de los dos bandosen discordia y de la propia Colombia por las razones apuntadas.Se encuentra fundamento documental de esta tesis, que nosdevuelve la imagen quijotesca que el propio Núñez de Cáceres,con sus propias manos, dibujaba ente los ojos de sus conciu-

Vicente Lecuna: CARTAS DEL LIBERTADOR, Caracas, 1929,Vol. I1I, págs. 19-20, citado por Patte en su mencionada obra, pági­na 111.

2 En su introducci6n a las INVASIONES HAITIANAS, citada.

397

Page 70: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

dadanos, en una proclama que les dirigía el mismo 10 de di­ciembre en que llevaba a cabo su proyecto independentista:

" ..La Independencia de las demás panes de Américaacaso podría vacilar, pero la de nuestra patria es indestruc­tible para siempre; es una obra consumada,' todos los pue­blos interiores están por ella, y la han pedido con incesan­te anhelo. Ya sabéis que reventó en Bel/er, en Montecristi,Puerto Plata y Santiago aunque el antiguo gobierno disi­mulase o se desentendiese de unos sucesos que no podíaevitar. Los valientes hijos de Petión la protegen y acaloran:vamos a entrar con el/os en un tratado de amistad, comer­cio y alianza para la común defensa. El Presidente de laRepública, el filantrópico Boyer, nos enviará con abun­dancia los auxilios que necesitemos y le pidamos paraconsolidarla. No han venido PORQUE HEMOS DELIBE­RADO QUE TODO SEA OBRA NUESTRA, en paz, sinefusión de sangre, bien ciertos de la general opinión detodos los verdaderos amantes de la patria... " *

Es claro que este documento, que no es una página secre­ta de su diario ni una carta a una amiga de su confianza, sinouna "proclama" esencialmente funcional y pública, está diri­gida a contrarrestar la "tendencia haitiana", halagando aaquellos de sus compatriotas que se encontraban bajo la in­fluencia vecina y que se habían pronunciado abiertamente enesa dirección. Y la prueba de que ella no expresa los criteriosgenuinos y sinceros de Núñez de Cáceres, se encuentra en suproclama a los "Fieles y amados Compatriotas" del 19 deenero de 1822, donde afirma, una vez que se han desploma­do todos sus proyectos, lo siguiente:

" .. yo respondo que los movimientos de la independenciaempezaron el 8 de noviembre en Lajabon (sic) en Ve­lez (sic) y Montecristi, y que la capital no hizo otra cosaque salirles al encuentro, con las puras y leales intencionesde conjurar la nueva furiosa tempestad que reventó enaquel/os lugares, y que en breve se hubiera propagado has-

* Idem, página 25.

398

Page 71: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

ta llegar a nosotros tal vez mucho más cargada de funes­tos materiales recogidos en su tránsito... " ..

De manera que las intenciones de la proclama del lo dediciembre, si seguimos al pie de la letra la del 19 de enero, noeran "las puras y leales intenciones".

Pero hay otro elemento que llama poderosamente la in­tención en esta última, que es de un contenido muy revelador,porque está dirigida a satisfacer los reproches de que era obje­to al producirse la acción haitiana. Y es que él manifiesta quesu objetivo al declarar la indepdencia era "conjurar la nuevafuriosa tempestad que reventó en aquellos lugares" y se abs­tiene de hacer la menor referencia a la otra tempestad queamenazaba también a su independencia y que cobraba cadavez más fuerza en la Martinica.

y la prueba de que él era consciente del nudo histórico enque se encontraba amarrada su independencia, se encuentraen otro documento que igualmente ha salido de sus manos: lacarta que le escribe a D. Pascual Real, el Gobernador que hade ser reducido a prisión y embarcado para España, escritatambién el lo de diciembre, cuando escribía su proclama alos "Valerosos y Amados Compatriotas" para disuadirlos dela "tendencia haitiana". En esa carta le menciona al Gober­nador español algunas cosas de las cuales se supone que estáenterado:

"La Independencia de la América es en todas partes unsuceso determinado por el orden natural de las cosashumanas que podrá ser detenido o acelerado según lascausas particulares que concurran a su desarrollo, pero enla parte española de esta Isla es de tan urgente necesidad,que peligrada el bien de la Patria si se detuviese por algúntiempo más; ESTAMOS AMENAZADOS DE DOS INVA­SIONES (y la España no ha querido ni puede en el díaprotegernos), cuyos funestos resultados no pueden evi­tarse de otro modo; la chispa ha prendido en nuestrospueblos limítrofes, y sino se apaga con celeridad iremos adegollarnos en sangrienta batalla con nuestros padres, her-

.. Coiscou Henríquez, DOCUMENTOS, ob. cit.

399

Page 72: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

manos, amigos y compatriotas. Así es que convencidoslos naturales y vecinos de la parte española de Haiti delas fuerzas de estas circuntasncias y del derecho que tienepor naturaleza para darse la forma de gobierno más con­ducente a la seguridad, defensa y mejoras de su estado po­litico, han venido en declararse independientes y en eri­gir un gobierno libre y democrático.,¡" •

y aquí aparece de nuevo aquel alegato del articulista K...quien justifica la acción de Boyer explicando que se encontra­ban frente a frente dos partidos, de un lado la tendencia co­lombiana de Núñez de Cáceres, y del otro la tendencia porla independencia "pura y simple". Pero por esta carta deNúñez de Cáceres se entiende, primero, que era verdad queiba a correr la sangre en forma tan copiosa "que íbamos adegollamos en sangrienta batalla con nuestros padres, herma­nos, amigos y compatriotas.., lo cual coincide casi literalmen­te con lo que afirma el cronista haitiano K...: "estos dos par­tidos se encontraban frente a frente; su sangre iba a correr ynuestra tranquilidad tenla que ser forzosamente afectada... "

Pero la carta de Núñez ridiculiza este argumento del cro­nista ya que ni el partido de los "colombianos" ni el de laindependencia "pura y simple" disponían de recursos paradesencadenar una carnicería en el país. La carta es muy cla­ra y su argumentación es muy sólida porque se basa en el tes­timonio implícito del Gobernador español Pascual Real aquien va dirigida y a quien se le supone enterado de la afir­mación que le hace su remitente: "estamos amenazados dedos invasiones (y España no ha querido ni puede en el diaprotegernos)".

Por consiguiente los partidos que podían desencadenarla carnicería en el país tenían que ser forzosamente prove­nientes del extranjero puesto que se trata de "dos invasiones".Una de ellas, no necesita identificación, es la de Boyer. Nodeberían pasar muchos días para que los hechos materializaranesa identificación. La otra, tampoco debería necesitar esaidentificación puesto que también se apresuró a materializarse

• Introducción de Demorizi en INVASIONES HAITIANAS, ob, cit.pág. 26.

400

Page 73: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

en los hechos. Si no encontramos en la historia tradicional lamenor huella de su presencia es porque esta historiografíaprefiere ocultar cuando no puede mentir. Y esto nos obligaa detenernos en esta segunda invasión que nos ayuda a dilu­cidar la "difícil y misteriosa incógnita" en que se envuelvela peregrina idea de poner la independencia del Haiti Español"bajo el patrociniode la Gran Colombia.

-9-

La Tendencia Francesa

Por aquellos días apareció en la costa norte unencantador personaje conocido en nuestros manualescon el nombre de Comodoro Aury, Para unos (García) se tra­ta de un corsario independiente" probablemente en sentidode independentista". Para otros (Moya Pons) se trata de un"corsario sudamericano"... Este personaje también constituyeun misterio. Ofreciendo prestar ayuda a cualquier invasiónsobre la parte española, hacía propaganda en favor de laGran Colombia sin que se sepa de donde le venía el mandato.Moya Pons, citando periódicos de la época, dice que "instabaa los vecinos a separarse de España y unirse a la Gran Colom­bia tal como estaban planeando Núñez de Cáceres y su eliteen Santo Domingo"." Pero, después de estos registros, tantoen el historiador viejo como en el joven, se disipa esta impor­tante figura sin que se resuelva el enigma de su presencia, nide su mandato "grancolombiano" ni de la razón de que semencione en momentos tan comprometedores.

Solamente en una fuente, otra vez en la misma crónica delarticulista K... tantas veces mencionada, encontramos unapista sumamente débil, pero llamativa e importante:

"El Presidente fue informado de que habian partido agen­tes paraColombia" que el Comodoro A ury hab Ia aparecidoen las costas orientales de la Isla y había tratado de anu­dar alli diferentes intrigas en las cuales se encontraban

• En "La Dominación Haitiana", Santiago, 1974, pág. 31 .

401

Page 74: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

mezclados los franceses establecidos en estos parajes y elConde de Donzelot, Gobernador de la Martinica". 1

Este es, sin lugar a dudas, el mismo Comodoro Aury quehemos de ver después en la costa norte haciendo propagandaen favor de la independencia dominicana bajo los auspicios dela Gran Colom bia. Y es posible que este apellido Aury seacolombiano a pesar de su fuerte acento francés. No hagamosel menor intento de aprovechar las coincidencias. Lo que yano resulta tan indudable ni tan probable es que Colombia,que no pudo prestar atención a la independencia de este paísy apenas escuchar a la Comisión que fue a ponerla bajo susbanderas, fuera la misma que pusiera una embarcación bajo elmando de este Comodoro, para que hiciera agitación indepen­dentista en su favor antes de que esta independencia se pro­dujera en Santo Domingo, para ignorarla después.

En cambio, si aceptamos como valedera la información deK... , en el sentido de que la agitación pro colombiana del Co­modoro Aury estaba vinculada a la actividad de los franceses yal Conde de Donzelot en la Martinica, entonces no hay dudade que estamos en presencia de una jugada política de altovuelo, que exigía altas dotes combinatorrias en sus partici­pantes. En ese punto, el misterio Aury envuelve de manerainquietante el misterio Núñez de Cáceres.

Raybaud-D'Alaux nos recuerda todavía en 1852 que"la memoria de Ferrand pasó a ser y sigue siendo hasta hoyen la parte española, objeto de un verdadero culto... ". 2 Demo­rizi lo confirma: "cierto, dice en una nota marginal, "El ge­neral Ferrand siempre ha sido recordado con simpatía por losdominicanos, no sólo por su gesto heroico, sino también porsus afanes de progreso para el pais que gobernaba, al que lle­gó a profesarle grande afecto... " 3

y nosotros no dudamos que sea así, aunque con la reservade que estos sentimientos perdurables deben haber encontra-

LE PROPAGATEUR, loe. cit. pág. 16.

2 D'Alaux, ob. cit. página 364.

3 En la nota 128 al pie de la misma página.

402

Page 75: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

do su asiento más cálido en los sectores de élite, en la "clasedistinguida" que, según el historiador García, disfrutó detodos los privilegios en tiempos de Ferrand y que es segura­mente la que, según el relato de Raybaud-D'Alaux, "adivi­nando de antemano la meta de Boyer y, como no podía espe­rar el más leve auxilio del gobierno de Madrid, se acordó de labandera que, ya en dos ocasiones, había salvado la parte espa­ñola de la invasión por Occidente, y una delegación de nota­bles se llegó secretamente hasta el Gobernador de la Martini­ca para solicitar la protección de Francia... ". 1

Esta delegación de "notables", por defmici6n no es unadelegación del pueblo, ni podía representar a los señores dela gleba en general, que se encontraba dividida, sino concreta­mente a los del Este, donde se encontraban los plantadoresfranceses y se sentía su influencia.

También T.S. Heneken en obra citada, se refiere a estascircunstancias:

"Exlstia, como hemos dicho, un partido de los refugiadosfranceses que al estallar la insurreción en Haití se habíanescapado trasladándose a la parte española de la Isla. Ellosabrigaban, todavía, la esperanza de que si Francia recupe­raba un solo punto de apoyo-en Santo Domingo, podríaentonces enprender la reconquista del Oeste y ellos, losrefugiados franceses, recuperar allá sus abandonadas pro­piedades.Observaron sin embargo; que Núñez de Cdceresno eracapaz de sostenerlas riendas del Gobierno durante lalucha que seguiría y que su polittca no contaba con laaprobaci6n general del pueblo... ". 2

Aquí en este breve extracto aparecen retratadas las trestendencias, girando en tomo a la premisa de la independenciadominicana. Y es claro que ninguna de las tres "contaba con

Idem.

2 Heneken, T. S.: LA REPUBLICA DOMINICANA y EL EMPERA­DOR SOULOUQUE, en DOCUMENTOS PARA LA HISTORIADE LA REPUBLICA DOMINICANA, obra citada, pago 389.

403

Page 76: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

la aprobación general del pueblo ", que seguía su propia ten­dencia.

A continuación, Heneken afmna que "mientras Núñezy el partido afrancesado hacían sus combinaciones, Boyer losvigilaba muy de cerca... "

Sin embargo, esta que parece ser una afirmación muyimportante, no entrega fácilmente su contenido. Estas "com­binaciones" pueden ser entre sí o independientes una de laotra. Pero una cosa es cierta: que en esta versión se encuen­tran entrelazadas.

y esta certidumbre se asocia con otra: que la única po­tencia capaz de intervenir y además en condiciones de hacerlo,respecto de una ocasional declaración de independencia dela parte española de Santo Domingo, a fin de asegurarse unpunto de apoyo para futuros o inmediatos proyectos imperia­les, era Francia.

\

y existe una tercera certidumbre: que tanto para Núñezde Cáceres como para los afrancesados, era a todas luces eviden­te la más mínima sospecha por parte de Boyer de que los pa­sos encaminados a la Martinica formaban parte de un proyec­to de independencia con Núñez de Cáceres a la cabeza, signi­ficaba el desplome inmediato e irremediable de esa eventua­lidad y de ese caudillo.

y aún una cuarta: que no podía haber acción francesa sinindependencia dominicana. Francia era y debía ser suma­mente respetuosa de los derechos de sus colegas imperiales ysólo podría forzar una situación en Santo Domingo si Españaera eliminada por los haitianos -que no podía hacerlo por ra­zones similares a la de Francia- o por los mismos dominica­nos, que sí podían hacerlo invocando la voluntad del pueblo.

Partiendo de estas cuatro certidumbres y en presencia delmisterio que desde todos los ángulos nos presenta la indepen­dencia de Núñez de Caceres, resulta difícil desprenderse de'una hipótesis que los explica a todos de un solo plumazo. Yes la de que la tendencia colombiana había anudado algunaforma de inteligencia con la tendencia francesa. Nosotros he­mos registrado todos los intersticios del extenso trabajodel articulista K... en busca de una mención concreta de Nüñezde Cáceres referida a algún tipo de entendimiento con el

404

Page 77: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Conde de Donzelot o algún otro vínculo con la Martinica.Vanamente. Y es claro que si los haitianos hubieran tenidoconocimiento de esa vinculación, la historia habría sido dis­tinta y K... no habría tenido necesidad de justificar en untrabajo tan extenso la acción militar de Boyer. Esto significaque aún en ausencia de una referencia documental concretaen las fuentes haitianas, la hipótesis no queda eliminada. Y sepuede confiar en que más tarde o más temprano llegará aestas u otras manos un asidero clarificador en castellano o enfrancés.

Pero lo importante de una buena hipótesis es que sirvepara explicar el fenómeno que carece de explicación. Y preci­samente lo bueno de ésta es que no deja un solo aspecto sinuna lógica. y no es fácil llegar a ella, pero una vez que se hallegado es difícil abandonarla. Veamos como se comportafrente a la obstinada resistencia de Nüñez de Cáceres:

uno, respecto al PARTIDO DEL PUEBLO en general a lalínea de la independencia "pura y simple" que en ningún mo­do y bajo ningún concepto podría aceptar la ingerencia de losesclavistas franceses en la emancipación del pueblo dominicano.

dos, su obstinada resistencia a impedir la participación delos habitantes de la Capital en la acción, mientras organizauna tropa al mando de Carbajal integrada con elementos delcampo, cuando es claro que esta población habría respondidosin vacilar al llamado de la independencia "pura y simple"con más entusiasmo que al de la Gran Colombia pero jamáshabría aceptado, ni antes ni depués, al colonialismo francés.

tres, respecto a los esclavos supuestos o reales de la parteespañola, toda vez que una declaración hostil a la esclavituddeterminaba automáticamente la ruptura con los esclavistasfranceses. Y es más notoria la omisión de este punto en la de­claración de la Independencia por cuanto la abolición de laesclavitud sólo en escasa medida podría afectar a los interesesnativos, mayormente asociados a la esclavitud doméstica, in­diferente a los pronunciamientos abolicionistas. Un pronuncia­miento cualquiera en el sentido de la abolición de la esclavi­tud le congraciaba con los haitianos y despojaba a estos de unargumento formidable para justificar cualquier agresión y,además, le daba una amplitud democrática y un sentido uni­versal a ese acto de libertad y dignificación humana. No se

405

Page 78: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

explica cómo un hombre de la altura de Núñez de cáceresrenunciara a unos valores tan imperativos y apremiantes. Laúnica explicación posible es que el pusiera en primer planoelinterés de los esclavistas franceses, que se encontraban a la vuel­ta de la esquina.

cuatro, respecto a los comerciantes o "catalanes" de laCapital, que habrían podido sumarse a un movimienot de in­dependencia "puro y simple", con el cual no tenían contra­dicción histórica de ningún tipo, pero que frente a una com­binación francesa no habrían vacilado en inclinar todo el pesode sus recursos del lado de los tabacaleros cibaeños, conlos cuales tenían vínculos inmediatos de diversa naturaleza;

cinco, respecto del nombre de REPUBLICA DOMINICA­NA por las asociaciones episódicas de este nombre con la ten­dencia haitiana si no es exagerado suponer que el otro, el de"Estado Independiente de Haití Español" establecía esa cier­ta relación de dependencia respecto a Haití, que una opiniónmuy generalizada ha creído inspirada en un deseo de apaci­guar a los haitianos, pero que por el contrario ofrecía perspec­tivas mucho más espléndidas para Núñez de Cáceres en el casoen que los esclavistas franceses recuperaran la soberanía sobresu antigua .colonia. del Oeste y su poder imperial sobre todala Isla, una vez eliminada la presencia de España, único obstá­culo que impedía la realización de esa empresa;

seis, en fin, respecto a la protección de la Gran Colombiaque, si bien carecía de significación práctica, muy bien servíapara desvirtuar cualquier sospecha respecto de una eventualcombinación con los franceses de la Martinica, y desviar laatención de los haitianos, intensamente concentrada en lasactividades de los franceses y de los dominicanos asociados aellos. El más mrnimo indicativo de que Núñez de Cáceres te­nía algún tipo de contacto con los proyectos de invasión sig­nifica el desplome absoluto e inmediato de ellos. Desde esteángulo, el supuesto candor de Nüñez de Cáceres se nos tra­duce en habilidad, astucia y disposición combinatoria, que secorresponden punto por punto con la audacia de dictar dosProclamas de contenido inverso y contradictorio en unascuantas semanas: a los "Valerosos y Amados Compatriotas"del 10 de diciembre de 1821, llena de zalamerías a los haitia­nos, y a los "Fieles y Amados Compatriotas" en 19 de enero

406

Page 79: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

de 1822, que destila veneno. Y así contemplado, el idealistaque desdeñ.a la realidad se nos convierte en el realista a quienle falla una combinación.

Pero se trata solamente de una hipótesis a la que, por care­cer de asideros documentales más extensos y clarificadoresque los que hemos mencionado, no podemos entregarnos ple­namente. Su justificación, aparte de ese comportamiento for­midable a la hora de disipar los enigmas, consiste en que no esla (mica que haya podido brotar entre los inquietos. Por ejem­plo, el Dr. Manuel de Js. Troncoso de la Concha tiene la suyaen un "opúsculo" titulado LA OCUPACION DE SANTO DO­MINGO POR HAITI, en la cual carga la cuenta del "error" deNúñez de Cáceres en una aparente confianza de antiguo con­sejero de Sánchez Ramírez en la política haitiana y dice: "Lahistoria descubrirá algún día qué pensamientos oscurecieronel entendimiento del ilustre patricio para hacerle descartar desus previsiones el peligro que la generalidad veía en lontanan-

"1za....En efecto, todos confiamos en ella. La historia tendrá

que explicar qué pensamientos oscurecieron el entendimientodel ilustre patricio respecto de ese peligro que la generalidadveía en lontananza y también respecto del otro peligro que,si no era visto por esa generalidad, lo importante es queera visto por Núñ.ez de Cáceres, con suficiente claridad comopara permitirle que alegara al Gobernador Pascual Real, quetambién tenía que haberlo visto para comprender el alegato,"que estamos amenazados de DOS invasiones... ': 2

y el historiador Carlos Larrazábal no tiene una hipó­tesis sino varias. Refiere que en 1823, al llegar a Venezuelaprocedente de aquí, la primera gestíón de Núñ.ez de Cáceresfue dirigida a Carlos Soublette por medio de una carte quecomenzaba así: "Las circunstanscias politicas de mi suelo pa-

MI. de Js. Troncoso de la Concha: LA OCUPACION DE SANTODOMINGO POR HAITI, en "Clío", Revista Bimestre de la Acade­mia Dominicana de la Historia, Número 81, enero-junio de 1948,Año XVI, página 25.

2 Ver supra

407

Page 80: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

trio, me han obligado POR ULTIMO a abandonarlo... ".Larrazábal hace el siguiente comentario:

HA primera vista la supraesctita carta del Dr. Núñez deCáceres no deja ver nada acerca de sus íntimos sentimien­tos por la suerte de la dolorida patria abandonada. La car­ta, en verdad, es formal: petición de asilo a la persona quepuede darlo. Pero si bien se miro en la primera cláusula in­troductoria se lee un "por último" que quizás no tengadesperdicio. ¡Por qué se vio obligado Núñez al abandono"por último"? ¡Por qué no desde un principio? Un añopara el arreglo de sus asuntos personales, que no seríanmuchos, es lapso muy largo. Pensamos que adrede queda­ría en su tierra en espera de algo, y en ese lapso no la que­rría abandonar. Quizás esperó en vano la reacción de laMetrópoli, para empeñar la lucha con ella o para volver asu regazo a cambio de Haitt; quizás pensó en una reaccióndel pueblo o también vinculaba todavía sus esperanzas ala Gran Colombia. Pero, al fin llegó la hora de la total des­ilusión y partió del ''patrio suelo" para siempre... ". •

Esas son las sucesivas hipótesis que apronta Larrazábal.Sólo una permanece completamente virgen, la posibilidadde que Núñez de Cáceres permaneciera atento al desenlace deuna invasión francesa que se festejaba tanto en París comopara prepararle ya al Conde Donzelot el título de Marquésde Saint-Domingue. y esta era más viable que cualquiera otra.Ni españa, ni la Gran Colombia, ni el pueblo llano disponíande la fuerza material necesaria para enfrentarse y vencer a Hai­tí, que era una potencia insular. Sólo Francia poseía esa fuerza,poseía el interés y el entusiasmo y poseía una base, la Marti­nica, desde donde un líder, el Conde de Donselot, podía lan­zar una escuadra victoriosa, y si estos sueños eran realiza­bles para el Conde, no se ve por qué no podían ser acariciadospor Nüñez de Cáceres. y resultaron verdaderamente "efíme­ros".

• Carlos Larrazabal Blanco: LA PRIMERA GESTION DE NUÑEZDE CACERES EN VENEZUELA, en "Clío", Número 98, enero­abril de 1954, Año XXII, página 17.

408

Page 81: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

En el fondo de la INDEPENDENCIA EFIMERA se escon­de una dramática paradoja.

Subjetivamente es la culminación de una estratagema di­rigida a sofocar los anhelos, los objetivos orgánicos y la luchaconcreta del pueblo hacia la indepedencia nacional. De estono queda la menor duda. Cuando menos deja en el aire unadensa bruma de desconfianza respecto a sus ideales de eman­cipación de las masas populares. Y hasta deja escuchar, conel tono con que ha podido escucharse en las filas del PARTI­DO DEL PUEBLO, cierto siniestro resonido del odio. Y de latraición.

Pero, objetivamente, es la independencia.y es todavía algo más: es la primera independencia domi­

nicana.y quizás todavía mucho más y mucho más importante: la

única. 36

36 Esta tesis ha sido sustentada por don Américo Lugo y ha debidoser enarbolada como argumento clave en la disputa de límites conHaití, pues fue comunicado a Don Emiliano Tejera, por entoncesMinistro de Relaciones Exteriores, enfrascado en esta disputa.Según Américo Lugo:

"En 1821 Santo Domingo se constituyó en Estado independiente.La ocupación violenta de un país por otro no constituye un justotítulo: el 27 de febrero de 1944 nos permitió recobrar nuestra anti-gua posición de 1821."

Lugo invoca una antigua ficción del derecho romano, el postliminio,en cuya virtud los prisioneros de guerra recuperaban su derecho deciudad anos al retornar a la ciudad:

"Santo Domingo era un Estado independiente cuando los haitianosrealizaron su violenta ocupación, y toda sujeción violenta deja incó­lume el derecho de postliminio. En virtud de este derecho de post­liminio, todo país que logra sacudir el yugo está siempre en derechode recobrar su antiguo posición en la República de los Estados.Luego Santo Domingo está facultado para recobrar todos los dere­chos que poseía en 1821. .."

Añade en una nota al pie de este trabajo que:

409

Page 82: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Desde luego, todo depende de lo que entendamos por"independencia". Y es indudable que por esto podemos en­tender dos cosas.

a) UNA sería la consagración jurídica y estable de un Es­do que se separa de otro del que formaba parte hastaentonces. La esencia de esta consagración es la elimina­ción absoluta del poder ejercido por el otro Estado. Ysu condición sine qua non es su estabilidad.

Puesto que la INDEPENDENCIA EFIMERA fue precisa­mente "efímera", parece que esta condición no se cumple enella.

Pero es sólo un parecer. Lo que se entiende por "indepen­cia" en este Hemisferio es la ruptura histórica del-proceso co­lonial inaugurado con el establecimiento de las potencias eu­ropeas. La independencia significa extinción de la Coloniacon la consecuente inauguración del proceso de poder genui­namente americano. Tan pronto como se lleva a cabo esta

"Santo Domingo no se independiz6 de España en 1821 para cons­tituirse en colonia de otro Estado, sino para constituirse en Estadoindependiente, como se constituyó en efecto, después de la solem­ne declaración de su independencia, bajo una Constitución republi­cana y como nación libre y soberana. Su propósito de aliarse a Co­lombia no amengua su condici6n de. Estado, porque aspiraba aentrar en la confederaci6n colombiana como naci6n libre e inde­pendiente. Y, en cuanto a la cortedad del período de la indepen­dencia gozada en 1821, el derecho internacional no exige un lapsodeterminado de vida independiente para reconocer a las sociedadespolíticas la calidad de Estados."

(Véase su trabajo "La Cuestión Domínico-Haitiana" de 1909, pu­blicado en La Opinión el 25 de julio de 1927, Y recopilado por Ju­lio Jaime Julia en su ANTOLOGIA DE AMERICO HIGO, Taller,Santo Domingo 1977, Tomo 11, página 51).

Américo Lugo era un especialista en Derecho Internacional y en talcondici6n represent6 al país en varias conferencias internacionales.

410

Page 83: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

ruptura, cualquiera que sea el sobresalto que ella sufra por laacción política de otro país del Hemisferio, cae dentro delcontexto americano y supone, de todos modos, la superacióndel proceso colonial y la estabilidad del proceso americano.Por tanto, el criterio de estabilidad debe ser referido a la rup­tura del sistema colonial y a la desaparición de la metrópolieuropea como estructura de poder en esta parte de la Isla. Yel hecho objetivo es que con la INDEPENDENCIA EFIME­RA se extingue el poder colonial. de las potencias europeasen la Isla entera.

En la medida en que en Santo Domingo se produce laruptura completa con el sistema colonial y la expulsión de lasdos grandes metrópolis europeas -España y Francia- en elbreve lapso de doce años -de 1809 a 1821- de manera irre­versible, pone de manifiesto que la INDEPENDENCIA EFI­MERA es una genuina independencia, cuya estabilidad estácertificada -en cuanto al poder colonial de Europa- por to­do el proceso histórico del país. Y si, como consecuencia deese mismo esfuerzo se resquebraja .la estabilidad institu­cional y se encuentra sumergida en proceso de dominaciónpolítica por parte de otro país americano, en este caso Haití,ese proceso no afecta el criterio de estabilidad que es esenciala su constitución histórica, puesto que no representa el rein­greso de una metrópoli europea ni el restablecimiento del sis­tema colonial. Otro habría sido el caso si, tras la misteriosaespera de Núñez de Cáceres en Santo Domingo durante unaño, se hubiera producido una invasión francesa victoriosa querestableciera su antigua soberanía sobre todo el territorio. Pe­ro eso no ocurrió. Por el contrario, la ocupación haitiana delterritorio dejó intacta la independencia en ambas partes de laIsla; lo qe hizo fue sustituir el Estado instituído por Núñez deCáceres por el Estado haitiano. El hecho sustancial de la inde­pendencia, como ruptura del poder imperial de Europa detoda la isla de Santo Domingo, permaneció intacto. La ruptu­ra de 1821 , fue definitiva e irreversible.

Es indudable que este problema planteó de manera con­creta a los patriotas que en 1838 se organizaban clandestina­mente para emancipar al pueblo dominicano. En el único do­cumento que poseemos acerca de los objetivos del movimien-

411

Page 84: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

to se establecía, como veremos más adelante, que la acciónemancipadora comprendía dos pasos: uno, la SEPARACIONcon respecto al Gobierno de Haití y dos, la creación de laREPUBLICA DOMINICANA. El paso intermedio entre uno yotro, que sería la "declaración de la independencia dominica­na" no se contempla. 37

37 El juramento de LA TRINITARIA, aunque Leonidas García, hijodel autor del COMPENDIO, impugna la exactitud del texto que seconserva del juramento, gracias a la versión que de él dio el prócerFélix María Ruiz. Alega el impugnador, animado por el noble de­seo de acusar a Bobadilla de desvirtuar el pensamiento de los trini­tarios en el Manifiesto del 16 de enero lo siguiente: "Bien es verdadque Félix Mana Ruiz; después de más de cuarenta años de estos fa­mosos sucesos, al reconstruir en su memoria el juramento prestadopor los trinitarios el 16 de julio de 1848, escribió lo siguiente: 'juroy prometo por mi honor y mi conciencia, en manos de nuestro Pre­sidente Juan Pablo Duarte, cooperar con mi persona, vida y bieneshabidos y por haber, a la separación definitiva del gobierno haitiano,etc." pero aquila palabra SEPARACION no tiene sino un signifi­cado genérico que no expresa nada sacramental y además por lasobvias razones antedichas poseemos la arraigada convicción de queesto fue un desliz de la memoria, inficionada por la terminiolagtadel tan publicado Manifiesto. . . Atu'debió emplear Duarte la pala­bra EXPULSION, EMANCIPACION o cualquier otra similar ae3tlU... " El texto dice: "cooperar a la separación definitiva del go­bierno haitiano y a implantar una república libre e independientede toda dominación extranjera.:." Duarte no sustituye independen­cia por separación como puede haber sido la intención de los redac­tores del Manifiesto sino que establece dos pasos que correspondenal programa justo que sirve de fundamento a LA TRINITARIA:primero, la ruptura del hecho anexionista que siguió a la república

de 1821 y luego la implantación de una república que, a diferenciade la anterior, fuese "libre e independiente de toda dominaciónextranjera." Esa era, efectivamente la situación histórica porque laRepública debía ser antecedida de la Separación en dos pasos suce­sivos o simultáneos pero distintos...

Véase Leonidas García: LA INDEPENDENCIA Y LA SEPARA­CION, en CLlO, Número 116, Año XXVIII, enero-junio de 1960.

412

Page 85: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

y es claro. La independencia habia sido declarada ya en1821 y en consecuencia todo el territorio insular era indepen­diente en 1838. De lo que se trataba era de romper la unión delas dos partes igualmente independientes y establecer separa­damente el Gobierno de la parte oriental. Por consiguiente, la"declaración de independencia" era un paso superfluo, reite­rativo e incorrecto.

Lo que parece prestarse a confusión es el hecho de que, alseparar el Estado común y dar acceso a dos Estados diferentes,los juramentados de 1838 no se muestran partidarios de res­tablecer o restaurar la república de 1821 denominada ESTA­DO INDEPENDIENTE DE HAITI ESPAÑOL sino una nuevacon el nombre de REPUBLICA DOMINICANA. En estasituación muy bien pudo ser considerada como una SEGUNDAREPUBLICA como ha ocurrido reiteradamente en' Francia yen otros países, porque en el marco de la misma independenciason posibles numerosas repúblicas. Francia ha pasado ya dela QUINTA.Y en lo que atañe a nuestro país, la situación seprodujo de nuevo en 1865. En aquella ocasión, como tam­bién se verá más adelante, la República es restaurada a pesarde que la cesación de la continuidad republicana, no interrum­pida desde 1821, se produce a propósito del restablecimientodel poder colonial de Europa y precisamente de la Madre Pa­tria. En ese caso, sí era posible alegarla ruptura de la indepen­cía de 1821 porque se trataba del retorno del sistema impe­rial de Europa frente al cual se define la independencia comofenómeno americano. "Es lógico -dice Pedro Henríquez Ure­ña en su famosa carta llamada de la "intelección de la nacio­nalidad" -independencia para los pueblos de América signi­fica independencia con respecto a Europa, no con relación aotros pueblos de la misma América. .. ". ..

.. En la llamada carta de la "inteleccián de la nacionalidad" dirigidaal autor de Rufinito, F. García Godoy, desde México el 5 de mayode 1909, Pedro Henríquez Ureña expresa las siguientes ideas:

"y ya que Rufinito pone sobre el tapete los problemas de nues­tra independencia, voy a permitirme hablar a V. de ellos. Paramí tento que la idea de independencia germinó en Santo Domingo

413

Page 86: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

y el hecho objetivo y real es que de 1861 a 1865, Españaejerció su soberanía sobre la parte oriental de la Isla. A nadiese le ocurrió, no obstante, que fuese necesario declarar denuevo la independencia. Y es seguro que, de haber sido Nú­ñez de Cáceres el líder de 1844, tampoco habría declarado laindependencia de nuevo, sino que habría reafirmado su con­tinuidad.

Importa poco que en el curso histórico, esta diferenciaaparentemente bizantina entre "separación" e "independen­cia", haya sido inteligentemente aprovechada por aquellos

desde principios del Siglo XIX; pero no se hizo clara y perfecta parael pueblo hasta 1873. La primera independencia fue, sin duda alguna,la de Núñez de Cáceres; no claramente concebida, talvez, pero in­dependencia al fin. La de 1844 fue consciente y definida en losfundadores; pero no para todo el pueblo, ni aún para cierto grupodirigente. Libertarse de los haitianos era justo, era lo natural; ¿perocomprendía todo el pueblo que debíamos ser absolutamente inde­pendientes? Ello es que vemos la anexi6n a España, y sabemosque, si para unos esta anexi6n pecaba por su base, para otros fraca­só por sus resultados, y por ellos la combatieron. Y lo extraño, lue­go, es que ni ese mismo fracaso bastara a desterra toda idea de in­tervención extraña y que todavía en el gobierno Báez se pensara enlos Estados Unidos. Sin embargo, para entonces la idea había ma­durado ya: la revolución de 1873 derroc6 en Báez, no s610 a Báezsino a su propio enemigo Santana; derroc6 en suma, el régimen queprevaleció durante la primera República, y desterró definitivamentetoda idea de anexión a un país extraño. Ese es para mí la verdade­ra significación del 25 de noviembre: la obra de ese movimientoan6nimo, juvenil, fue fijar la conciencia de la nacionalida. Desdeentonces la acusación más grave que entre nosotros puede lanzarsea un gobierno es la que lo denuncia ante el pueblo como propensoa mermar la integridad nacional; y cuenta que hasta ahora la acusa­ci6n en todos los casos, parece haber sido infundada. El año de1873, sígnífica para los dominicanos lo que signífica en Méxicoel año de 1867: el momento en que llega a su término el proceso deintelección de la idea nacional.

Nuestro período de independencia, por tanto, nuestro proceso deindependencia moral, se extiende, para mí, desde 1821 hasta

414

Page 87: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

intereses retrógrados que eran o habían llegado a ser partida­rios de la "separación" pero no de la "independencia" yconfundieran intencionalmente su. significaci6n. El primeroen llamar la atenci6n acerca de este asunto fue el historiadorLeonidas Garcra, hiio del historiador clásico, quien alegabaque, como también veremos más adelante, el acta de la decla­raci6n de independencia fechada a 16 de enero de 1844, serefería a la "separación" respecto de cualquier país extranjeroy aún invocaba su ayuda. En su opinión, la tesis de la "separa­ción" era un engendro de los enemigos de la patria.

1873. En ese medio siglo, el momento más heroico, el apex , es1844. Pero esa fecha debe considerarse como central, no comoinicial. La independencia de la República como hecho, como ori­gen creo que debe contarse desde 1821, aunque como en realidadefectiva no exista hasta 1844 ni como realidad moral hasta 1973.Es lógico: Independencia, para los pueblos de América, significaindependencia con respecto a Europa, no con relación a otros pue­blos de América, aunque estos hayan sido de razas y tendenciastan contrarias a las del pueblo dominado (como ocurri6 en nues­tro caso) que la dominaci6n se haya hecho sentir como tiranía. Nosoy soy, seguramente, el único dominicano que se ha visto en esteconflicto: cuando algún hispano-americano nos pregunta la fechade nuestra independencia respondemos naturalmente 1844; perocomo con frecuencia surge la pregunta de si para esa época todavíatuvo España luchas en América, necesitamos explicar que d~ Espa­ña nos habíamos separado desde 1821: con lo cual declaramos alfin, tácitamente, que esa es la fecha de la independencia dominica­na...

No pretendo, ni con mucho, afirmar que 1821 sea nuestra fechamás gloriosa. No lo es: nuestra fecha simbólica debe ser siemprela que el voto popular eligíó, el 27 de Febero: no por ser inicial,sino por ser la que recuerda la obra más grave y hondamente pen­sada, la más heroicamente realizada (tanto más cuanto que el mis­mo pueblo no la comprendía según lo deja ver el propio Rufmitode Ud.) en la cincuentena de años que he llamado "nuestro períodode independencia". No porque Núñez de Cáceres haya aparecidocomo incapaz de sostener su obra hemos de considerarla nula. Yaün sobre el mérito real de Nüñez de Cáceres habría algo que decir:

415

Page 88: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

No necesariamente. Lo que era evidentemente un engen­dro antipatriótico era la volatilización de la independencia"pura y simple", o sea el segundo paso, pero el primero, la"separación", como interpretación de la situación respecto deHaití era totalmente correcta. En los hechos lo que sucedíaes que ellos, los enemigos de la patria, eran partidarios de la"separación" y no lo eran de la independencia. Pero estaindependencia no desaparecía por ese hecho puesto que ellahabía sido consumada, de manera irreversible en 1821. Ellano tenía que ser proclamada de nuevo en 1844. Lo que debióproclamarse entonces es la REPUBLICA DOMINICANA, elnuevo Estado que sustituía al que proclamó Núñez de Cáce­res, con el nombre de "Estado Independiente de Haiti Espa­ñol': y es ese el criterio que aparentemente, al menos en laversión que ha llegado hasta nosotros, sustentaban los patrio­tas que en 1838, se juramentaron para llevar a cabo la eman­cipación del pueblo domincano.

Pedirle a estos patriotas que entonces formularan con to­da claridad el paso de la "independencia", y exigirle a los anti­patriotas de 1844 que redactaron el acta del 16 de enero, laeliminación del término "separación" equivale a reconocerque la parte oriental fue durante los 22 años de Gobierno hai-

la anexión a la Gran Colombia no implicaba, mucho menos enton­ces, una traición, aunque sí un error de geografía política, pordesgracia no subsanable; y en cuanto a su actitud frente a los hai­tianos, algo han dicho ya don Mariano A. Cestero y, si no me equi­voco, el mismo Don José Gabriel García, recordando frases impor­tantes de su discurso en el acto de la entrega.

Estas razones de lógica histórica las propongo a Ud. y le agradece­rla que, de estimarlas justas, les prestara su ayuda con la autoridadque su opinión ha sabido conquistar, en buena lid, en singular com­bate, durante los últimos años ..."

(La Cuna de América, S. D., No. 124, Junio 6, 1909,y reproduci­da en diciembre de 1955 en la Revista Dominicana de Cultura,Vol. 1, Número 2, página 273, del cual el presente es un fragmen­to)

416

Page 89: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

tiano, colonia de Haití. No hay otra salida posible. La inde­pendencia representa la ruptura del orden colonial. Si en 1844Santo Domingo se independiza de Haití, esto significa sencilla­mente que la una era colonia de la otra. Y no hay ningunainterpretación jurídica ni histórica ni doctrina política nitexto de ninguna especie que admita o haya admitido algu­na vez que Santo Domingo fue colonia haitiana de 1822 a1~44.

b) Pero estas son consideraciones que atañ.en al aspectoformal de la independencia. Ahora debemos considerarlos aspectos de fondo.

La ruptura del orden colonial europeo sólo representa losaspectos formales, jurídicos, de la independencia americana.Pero este es un proceso mucho más complejo que respondeen el fondo al establecimiento, a nivel continental, de unproceso que sigue la burguesía como fuerza histórica a nivelmundial.

Este proceso, que se inicia con la Revolución americanade 1776 en los Estados Unidos de' América, se extiende portodo el Continente alcanzando a las antiguas colonias espa­ñ.olas y culmina en los alrededores de 182.1 en que, siguiendoun patrón hispanoamericano cuyo detonante fue el2 de mayoespañ.ol, impone a la burguesía como fuerza dominante o pre­dominante en términos de clase social en todo el Continente.Haití, que es la primera independencia latinoamericana, res­ponde a otro proceso derivado de Francia. Pero en SantoDomingo, cuyo territorio o cuando menos parte de él, habíasido el asiento de la primera colonia española del Nuevo Mun­do, se incorpora de manera natural a ese movimiento en 1821.Cuenta Lemmonnier-Dellaffosse que cuando Ferrand tuvonoticias de los acontecimientos del 1 de mayo en Españ.a, de­claró enfáticamente, y con una percepción muy clara de lanaturaleza del proceso: "Ese movimiento nos mata a todos

# J' *aqul...En un estudio acerca de la independencia en este conti­

nente, Foster "explica que, mientras en Estados Unidos la uni­dad de la dirección burguesa del movimiento no pudo ser obs-

* En LA SEGUNDA CAMPA/Il'ADE SANTO DOMINGO, obra citada.

417

Page 90: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

taculizada por las fuerzas religiosas -divididas allí en diversassectas protestantes que se neutralizaban entre sí- en la Amé­rica hispana esta unidad fue sólidamente conservada por la Igle­sia Católica, que constituía un centro de resistencia feudal.

Eso hizo posible, explica él, la fragmentación de la direc­ción del movimiento de la independencia en Latinoaméricae inclusive permitió que en algunos países los terratenientes,en la imposibilidad de detener la corriente histórica, llevarana cabo ellos mismos la independencia -como ocurrió en Bra­sil según Foster-." o impusieran en otros su dirección polí­tica para salvaguardar sus intereses económicos. Esa, que fuela situación de Santo Domingo, venía robustecida por la debi­lidad esencial de la burguesía como clase políticamente influ­yente o decisiva.

La INDEPENDENCIA EFIMERA es, pues, la expresióndominicana del proceso de absorción americana del procesomundial de la burguesía. La circunstancia de que el poderpolítico se incrustara en su destino local, no afecta en lo másmínimo la naturaleza del proceso, como tampoco 10 afecta lainserción de la clase terrateniente, esencialmente de naturale­za feudal, en la dirección del movimiento desde una épocatan temprana como 1909. Y pudo ser esa la fecha de la inicia­ción del proceso, siempre como respuesta al fenómeno españoldel 2 de mayo como ocurría en todo el continente, si SánchezRamírez, siguiendo los consejos de Núñez de Cáceres, hubieradado el más mínimo paso hacia la consagración jurídica de unfenómeno que venía cargado de todos sus elementos históricos.

Por todo lo que va dicho, se concluye que la INDEPEN­DENCIA EFIMERA no solamente fue una genuina indepen­dencia americana, estrictamente insertada en el proceso con­tinental con todos sus ingredientes jurídicos e históricos, in­cluyendo una Declaración solemne y la constitución de unEstado con todos los atributos del poder, sino también la ver­dadera independencia dominicana. Y en esa misma virtud tam­bién la única, porque en 1844 no hubo rigurosamente consi­derada una "independencia" sino una "restauración", con in-

* William Z. Foster: OUTLlNE POLlTlCAL HlSTORY OF THEAMERICAS, International-Publishers, New York, 1951.

418

Page 91: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

gredientes mucho más genuinos e irrefutables que como lofue en 1865.

y es que toda nuestra historia debe contemplarse comoun proceso único de desarrollo que es la única forma en quese producen los fenómenos en el seno de la realidad que noscircunda. No puede ser comprendida esa historia si se la con­vierte en un archipiélago de concepciones separadas para cadaperíodo o para cada acontecimiento. La independencia nodebe contemplarse como si ella estuviera constituída por unarealidad tartamudeante, en la que 1809 aparece como una islaconceptual separada de 1821, que es su culminación natural,y donde 1844 se presenta como una realidad dada de una vezpor todas sin comprender en qué medida ella cumple y serealiza en 1865 para culminar en 1873 y así sucesivamente.Nuestra historia es un todo apasionante y racional cuya inte­gridad debe ser, no solamente defendida arrogantemente, sinosobre todo conocida en sus más profundos secretos para afir­mar los fundamentos de esa arrogancia.

419

Page 92: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

LA ANEXION A HAITI

-1822 -

Page 93: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Ahora sabemos que la INDEPENDENCIA EFIMEP.A nolo fue tanto. Como independencia que fue, significó, de unavez para siempre, la abolición del sistema colonial en estepaís. Jamás se restableció la dominación europea como poderreal. Sino, a lo sumo, como aventura. Y aún así, tan tardeque no pudo reconocerse ni ser reconocida en su continuidad.

Lo que sí fue efímera, como las mariposas, fue la dura­ción del Estado constituido por Núñez de Cáceres. Duró exac­tamente siete semanas. Del primero de diciembre de 1821 al21 de enero de 1822. Pero no era necesario más. Bastaba, paraestablecer la independencia como un hecho jurídico contodaslas de la ley: una declaración formal ante la faz del mun­do, un acta constitutiva debidamente articulada, y una orga­nización estatal con todas su facultades coactivas nevadasa la práctica. Y para inaugurar el régimen independiente co­-rno una realidad histórica de este país.

-1-

Boyer, el presidente de Haití que ha logrado la reunifica­ción de los haitianos, decide marchar sobre el joven ESTADOINDEPENDIENTE DEL HAITI ESPA~OL, apenas «íos. me­ses después de haberse proclamado en la parte antes española.

Un ejército de 12, 000 hombres avanza en dos alas sobreel territorio y cubre la distancia que separa a ambas capitalesen una marcha triunfal, en la que cunden las banderas haitia­nas que se enarbolan espontáneamente a su paso y en la quebrilla por su ausencia el estampido de los cañones.

Una vez en el Palacio de Gobierno de Santo Domingo, re­cibirá de manos del propio Nüñez de Cáceres, "portada s en

423

Page 94: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

un cojin escarlata'í.l según le informan al Tesorero de la GranBretaña, las llaves de la ciudad que le otorgarán el dominio detodo el territorio, consumando la anexión de la República alpabellón haitiano.

El Presidente en campaña ha llegado a este punto sin expe­rimentar el menor sobresalto y sin que se columbre en ningu­na parte un atisbo de resistencia, más o menos digna de talnombre, que le permita vanagloriarse de la hazaña. En vista deello, se vanagloria de lo contrario: ante el Senado de su paísrinde infomie de las excelentes resultados de esta empresaen una Proclama al Pueblo y puede declarar con toda solem­nidad y personal orgullo:

"La reunión de los hijos de Haití, comenzada de un mododefinitivo hace tres años y que se halla concluida con mientrada a Santo Domingo, a nadie ha costado lágrimas. . .¿Quién desconocerá, en esta feliz revolución, el poder de

Dios que arregla los destinos de los pueblos? . . ."2

y tenía razori. La Independencia desaparece en Santo Do­mingo sin dejar un mártir, salvo quizás Nüñez de Cáceres queabandona el país con una inmensa carga de sufrimientos y re­proches, además de su imprenta, para jamás volver.

Esta primera formalización de la independencia dominica­na se extingue suavemente, sin penas y sin gloria, sofocadapor el mismo veneno anexionista, esta vez en dosis doble, lacolombiana y la haitiana, que extinguó el esfuerzo emancipa­dor de 1809 y que pesará desde entonces como un maleficioo más exactamente como un programa y jamás como una ca­sualidad o una "fatalidad de las circunstancias", sobre todoslos esfuerzos del pueblo por concertar su independencia.

De T. S. Heneken a Sir Robert Peel, Tesorero de la Gran Bretaña,Santiago, septiembre 1 de 1845 en Emilio Rodríguez Dernorizi,DOCUMENTOS PARA LA HISTORIA DE LA REPUBLICADOMINICANA, Volumen 1Il, Archivo General <le la Nación, Volu­men XV, 1959, página 84.

2 Frank Moya Pons, LA DOMINACION HAITIANA, 2da. Edición,Santiago, R. D., 1972, Apéndice, página 173.

424

Page 95: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Pero es en vano que se buscará en la historiografía usualla fórmula secreta de ese veneno. He aquí como el historiadorclásico García trata de explicar ese hecho significativo y pro­vocador de que Boyer desfilara imperturbado por este terri­torio:

"Todas las poblaciones del tránsito y la Capital misma,ACOBARDADAS con el recuerdo tradicional de las tro­pelías ejercidas por Toussaint y Dessalines, en sus respec­tivas invasiones, se apresuraron a buscar garantías parala vida y los intereses, en actos de SUMISION que lahistoria no puede considerar espontaneos, toda vez que laFATALIDAD DE LAS CIRCUNSTANCIAS los dictabano eran impuestos por terror.. . . "1

Esta imagen que da nuestro historiador de su propio pue­blo es, además de falso, indignante. Esta tesisi de la cobardíaque se encubre retóricamente con esa melodramática "fatali­dad de las circunstancias ", puede justificar el desliz de algunaque otra señorita de buena familia, pero es inaceptable paraexplicar la conducta de los pueblos. Es-el viejo argumentoque difundieron por todas partes Kerverseau y su acólitoChanlatte en su tiempo, para justificar su ridícula derrotafrente a las tropas de Toussaint, alegando que fue debida a lacobardía general de la población de esta parte de la Isla.2

Es incuestionable que la causa de esta actitud generaliza­da de la población tiene raíces internas, y deben buscarse en­tre aquellos que "se apresuraron a buscar garantía paralos intereses" y no en "las poblaciones acobardadas", comoasegura García. Pero el papel de los-sectores feudales del paísa fines de 1821 se encuentra, en él yen sus discípulos moder­nos, completamente diJuído hasta tal punto que los señores dela tierra no figuran antes, durante ni después implicados en laacción de Núñez de Cáceres ni en la acción de Boyer, como siesta clase social hubiese desaparecido del escenario histórico

1 José Gabriel García, obra citada, T. 11, página 86.

2 Supra.

425

Page 96: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

y no hubiese estado directamente involucrada en los aconteci­mientos. Ha sido escamoteado el hecho fundamental de quetenía bajo su dominio y su provecho el grueso de la produc­ción sobre la que gravitaba la sociedad entera -el ganado y lacaoba para unos y el azúcar y el tabaco para otros- y de queen esa virtud es responsable en grado extremo de los aconteci­mientos que giran en tomo a una independencia esencialmen­te dirigida contra ella o a propósito de ella. Y que, por tanto,una clase social tan agresiva, como ésta había demostrado ser­lo en la década anterior, no podía desaparecer de su escenariohaciendo "mutis" con unos modales tan apacibles.

-2-

El propósito de exonerar a los enseñoreados agricultoresy monteros criollos de su responsabilidad en los acontecimien­tos que destruyeron la independencia de 1821 e hicieron des­aparecer la organización popular que debía impregnarla decontenido genuinamente patriótico, se oculta en el calificati­vo de "INVASION" que usualmente aplica la historiografíaconvencional al movimiento militar de Boyer, Y es ese últi­mo punto el que exige la depuración de las responsabilidadeshistóricas, porque razones pudo haber para hacerle frente ala acción política de Núñez de Cáceres, si tras la Independen­cia se ocultaban otros fines. Pero nunca pudo haberlas paraahogar en su cuna la primera organización histórica del pue­blo dominicano. Entonces no se trata de "tnvasián" sino detraición.

Al decidirse por el calificativo sobredicho, la historio­grafía convencional ha eludido a conciencia el caracterizar lasituación como ANEXION, que era el término conocido yapropiado, pero que automáticamente involucra la responsa­bilidad de elementos internos en la acción externa de Boyer.Debió entenderse que la invasión no es otra cosa que el aspec­to militar de la anexión y que esta anexión era el fenómenopolítico, el "fait historique" como lo llamaban los románti­cos, que exigía la atención esclarecedora y depuradora de laHistoria. Y esto con mucho mayor razón todavía cuando asimple vista se advierte que la susodicha invasión tiene más depaseo o parada militar que de acción bélica.

426

Page 97: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

En un docwnento de 185 i, el agente inglés E. Bathurst,quien elevaba un informe encabezado PRNATE al Gobiernoinglés acerca de la situación política en el país, describía laacción de Boyer como sigue:

"Es cosa bien sabida que en 1822, la parte española de laIsla, que es con mucho la más valiosa y que ocupa las dosterceras partes de su extensión, aunque comparativamentedespoblada, fue ANEXADA a la República por el Presi­dente Boyer. Esta ANEXION se consumó con sumafacilidad. Es cierto que los franceses se empeñaron enimpedirla; pero sus propósitos fracasaron. Todos losespañoles de la parte oriental estaban cansados de ladominación de la Madre Patria, pero sólo una parte deellos quiso unirse a la República de Haiti, Los otrospreferían el yugo de Colombia, separada de ellospor se­tecientas millas de océano. Sin embargo, la rápida marchade Boyer redujo al silencio toda discusión entre losDONES y la isla entera fue puesta bajo su régimen. . . ".

En este relato, hecho de una persona a quien se le confíanlas informaciones PRNADAS del Gobierno Inglés, se estable­ce, primero, que la situación contemplada no era una "inva­sión" sino una anexión. Y, segundo, que en ella estaba impli­cada, vista desde un ángulo distinto al que ocupaba el articu­lista K... la vinculación de los dones españoles, esto es, no elelemento popular sino el que se distingue por el tratamientoseñorial de DON, Y que se encontraba a la sazón inclinado ala unión con la República de Haití, en abierta pugna con elque se pronunciaba por la unión con la República de Colom­bia.

En el mismo sentido se pronuncia Gustave D'Alaux, queya sabemos que es el pseud6nimo tras el cual se oculta el anti­guo consul de Francia en Haití, Maxime Raybaud, en un do­cumento que ha sido mencionado anteriormente. D'Alauxcalifica de "escamoteo anexionista" el paso dado por Boyer y

• E. Bathurst: La HISPANIOLA, HAITI, SANTO DOMINGO, 1851,en Documentos para la Historia Dominicana de Demorizi, ob, cit.,página 453.

427

Page 98: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

refiere que lo que "impartió mayor fuerza a ese antagonismoal negarse a extender su jurisdicción a Occidente" fue "el Ar­zobispo Primado de Santo Domingo, de quien se decia quehabía ayudado a llevara cabo laANEXION". 1 Yaquívuelve aaparecer esa dualidad esencial de este concepto que compren­de el paso unificador y la participación de elemento internos.

La versión de D'Alaux, que nos proporciona otros aspec­tos interesantes de la situación imperante en esos momentos,es la siguiente:

"En 1821, un abogado llamado Nuñez de Cdceres aprove­chó la reacción de descontento o de indiferencia quese había producido con respecto a la bandera españolapara enarbolar en Santo Domingo los colores de Colom­bia y proclamarse presidente pero existía una vieja rivali­dad municipal entre Santiago, importante ciudad del inte­rior, y Santo Domingo. Casi inmediatamente se originóuna escisión, y las pistolas salvadas por Boyer del pillajedel tesoro de Cristóbal, desempeñaron, dicen, un papelimportante por ambos lados en este asunto. Visto de lejos,el movimiento que acababa de someter toda la parte fran­cesa al sucesor de Petión (Boyer) podía pasar por unareacción mulata, y éste, que anhelaba conquistar el Este,habría sembrado hábilmente la discordia alli, esperandoque al amparo de la especie de solidaridad que su color,su triunfo reciente sobre la influencia africana establecíaentre la mayoría mestiza de la parte española y él, haríafácilmente que lo aceptaran como mediador. Efectiva­mente, una de las facciones lo llamó. Bajo la impresiónde la relativa seguridad que él inspiraba, no se había orga­nizado nada para la defensa, y su ejército, repartido endos cuerpos que penetraron el uno por el norte y el otropor el sur, llegó sin disparar un tiro a Santo Domingo,donde no tuvo nada más apremiante que proclamar laConstitución del Oeste (9 de febrero de 1822)... "2

Gustave D'Alaux: EL EMPERADOR SOULOUQUE y SU IMPE­RIO, en idem, página 3fi9.

2 Idem, página 364. Esta concepción racial del hecho de la anexiónque no puede tener otro propósito, o cuando menos otro resultado,

428

Page 99: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

En el mismo sentido, T. S. Heneken, el informador de laCancillería británica establecido en este país, donde originógrandes intereses en tierras, refiere en una obra destinada a re­futar la anterior que:

"Siempre hubo gran rivalidad entre los habitantes de laciudad de Santiago y los de la ciudad de Santo Domingo.Los primeros se enorgullecen de que su pueblo fue fun­dado por los valientes hidalgos aunque disolutos colonos,que vinieron en el séquito de Colón y los segundosapoyansus pretensiones de superioridad en el hecho de que sonlos habitantes de la metrópoli insular.

"Los santiagueros consideraban que Núñez de Cácereslos había tratado desdeñosamente, pues ningún conterrá-

que exonerar a los señores de la tierra de su responsabilidad en lainterpretación equivocada de la realidad nacional, se perpetúa toda­vía hoy en la historiografía nacional. Particularmente sorpresiva esesta perpetuación en un historiador joven, Moya Pons, conocedor afondo de las realidades que determinaban los acontecimientos enese período y de la naturaleza de los intereses que mediaron enellos. En su obra laureada, MANUAL DE HISTORIA DOMINICA­NA, UCMM, Santiago 1977, aparecida después de redactarse estecapítulo, reitera un criterio expuesto ya en obras anteriores, en elsentido de cargar en la cuenta de los "mulatos", una calificaciónpeyorativa por cierto en nuestro país, la responsabilidad por laanexión a Haití. En su página 223 menciona "el sordo pero laten­te (lo que quiere decir subjetivo) conflicto de razas" y alega queNúñez de Cáceres "sabia lo mismo que Boyer, que la mayor partede la población era mulata y veia con mejores ojos la unificacióncon Haiti, cuyo gobierno prometia tierras y la liberación de losesclavos... " Y cabe preguntar ¿qué tierras? y ¿qué esclavos? en unpaís donde abundaban las tierras, donde el sistema comunero dabaacceso a todo el mundo a su aprovechamiento y donde los esclavoseran una institución metafísica y desconocida: Sobre todo es sor­prendente esta interpretación en Moya Pons porque los nombres delos personajes que se mostraron desde el primer momento favora­bles a la anexión son conocidos y, por otra parte nadie como él haexaminado con más detenimiento y propiedad el pap8f que la natu­raleza de la estructura económica y el régimen de propiedad ennuestro país, particularmente en el Cibao, representó en ese perío­do y en esos acontecimientos.

429

Page 100: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

neo de ellos había sido invitado a tomar parte importan­te en el pronunciamiento. Esta desunión fue maliciosamen­te difundida por los intrigantes emisarios haitianos y efec­tivamente, Boyer vino llamado por algunos de ellos a to­mar posesión del territorio del Este para ANEXARLO aHaití. . . ".

Queda dicho, pues, que lo que imprime su naturalezaanexionista a la acción de Boyer, es la existencia de un núcleocibaeño evidentemente hostil a la línea popular que rechazatoda inteligencia con fuerzas extranjeras, y también a la ten­dencia que propugna la adhesión a la Gran Colombia; peroque favorece en cambio la intervención militar de los haitianos.

Este núcleo no se constituye solamente con los terrate­nientes del tabaco, aunque expresa sus conveniencias y sutendencia histórica. García nos explica que el núcleo de loscomerciantes catalanes siguió de manera militante esa mismatendencia. Vale la pena reproducir su información sin aban­donar cierta suspicacia respecto de los intensos prejuicios de es­te historiador, teniendo en cuenta en este caso que él mismoprocedía de las esfereas comerciantes de la Capital. De acuer­do con su relato, la marcha de Boyer fue "eficazmente" favo­recida:

".. .por la hostilidad que contra el nuevo orden de cosasejercian los comercianrtes españoles, en su mayor partecatalanes, dirigidos en el Cibao por don Manuel Pers, yen Santo Domingo por Buenjesus, que sólo no pudo arras­trar a don Juan Duarte, padre del hombre que debía ini­ciar la idea de la separación, resentidos profundamentepor la eliminación del elemento peninsular del manejo delos asuntos públicos, y por el empréstito de sesenta milpesos q. se les había impuesto para las atenciones del ser­vicio: y lo que es más serio aún, favorecido por el atenta­do de Núñez Blanco, quien encontrándose perseguido porla justicia, salió de Jacagua, lugar de su residencia con'm hijo suyo y dos de sus más intimas amigos, uno de

* T. S. Heneken: LA REPUBLICA lJüMINICANA y EL EMPERA­DOR SOULOUQUE, en ídem, página 390.

430

Page 101: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

el/os de apellido Reyes y otro Mercado, reunió un grupode hombres armados, y a la cabeza de ellos sorprendió elfuerte de San Luis, en Santiago de los Caballeros, delcual se hizo dueño, enarbolando en seguida el pabellónhaitiano, como señal de que el Cibao quedaba oficialmen­te incorporado a la República de Haití. . . ".

Lo que unifica a estos dos núcleos -comerciantes y terra­tenientes del Cibao- es el vínculo capitalista. Los tabacalerosson los únicos terratenientes del país que trabajan con capita­les y pagan salarios y jornales. Y ese vínculo se encuentraomnipresente en las concepciones agrarias de los haitianos,dándoles un contenido progresista y moderno, que debe im­pulsar a los comerciantes a echarse en brazos de los terrate­nientes cibaeños, en abierta confrontación con los intereses"hateros" representados por la "tendencia colombiana" deNüñez de Cáceres.

Hay, pues, muy fundados motivos, como alegó Boyer yniegan tenazmente algunos autores, \lara "llamar", vocablodesafortunado y repugnante, a las tropas haitianas. Al recha­zar esa opinión, la historiografía convencional le hace eljuego a la línea terrateniente cibaeña, tan opuesta a la "tende­dencia colombiana" por reaccionaria como a la tendenciapopular por revolucionaria, ocultando el hecho sustacial deque esta última, había echado las bases reales de nuestrahistoria en Santiago, el corazón del Cibao, planteando desde1804 la independencia "pura y simple" y constituyendo,por esos brillantes hechos, el centro más antiguo de la ten­dencia nacional en el país.

y es tonto, porque los nombres de los que "llamaron"aparecen estampados con su firma y rúbrica en los innumera­bles documentos que reproduce Price-Mars y que se encuen­tran en otros autores. Y los Núñez Blanco, Morel de SantaCruz, José Peralta y María Salcedo que menciona Leger en suHISTOIRE DIPLOMATIQUE según Sánchez y Sánchez, es­tán muy lejos de ser los únicos que sustentaran esas posicio-

* García, ob. cit. Tomo 11, página 85.

431

Page 102: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

nes. • Esta realidad no ha sido válidamente impugnada por la:historiografía convencional.

En un trabajo de interpretación de estos acontecimientos,don MI. de Js. Troncoso de la Concha, a quien no se pude ta­char de lenidad en sus apreciaciones respecto de los haitianos,nos hace las siguientes consideraciones:

"Doy por sentado y comprobado que, antes de atravesarBoyer con sus tropas la frontera a mediados de enero deaquel año, la bandera haitiana había sido enarbolada enlos pueblos froterizos, primero, y en algunos situados enel interior, después; doy por sentado y comprobado queen Santiago de los Caballeros hasta se llegó a formar unaJunta Central Provisional de Gobierno, o cosaasí. en oposi­ción al Gobierno del Estado, cuya independencia de Espa­ña y unión a la Gran Colombia había sido proclamada porel Dr. José Núñez de Cáceres, y que esa junta, compuestapor personas principales, se puso en comunicación conPuerto Plata, La Vega, San Francisco de Macorís y el Co­tui para obtener la adhesión de estos pueblos al pensa­miento que la había movido a organizarse,' doy por senta­do y comprobado que existieron, y tal vez existan toda­via, documentos en los cuales, con la expresión de unafecha anterior a la invasión del territorio de la antigua Par­te Española de Santo Domingo por Boyer, se le llama aéste y se proclama que la unión de los dominicanos al Es­tado fundado por Dessalines y Cristóbal será la realiza­ción de felicidad. Doy, finalmente, por sentado y compro­bado que desde días antes de la entrada de Boyer en ella,fue izada la bandera de Haiti en la misma ciudad de San­to Domingo.

"Pero esos hechos, que fueron los que sirvieron a la pa­labra oficial del Gobierno haitiano para tratar de hacerlecreer al mundo que los dominicanos habían recurrido aél para venir a ponerlos en paz y someterlos a su autoridad,

• Sánchez y Sánchez, Carlos: LA "INDEPENDENCIA BOBA" DENUÑEZ DE CACERES AN:rE LA HISTORIA Y ANTE EL DERE­CHO PUBLICO, Santo Domingo 1937.

432

Page 103: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

no tienen ningún valor, como no sea el de que, dentro dela apariencia material de las cosas, acaecieron.

"Atribuyéndole mayor valor se comete una grave injus­ticia en contra del pueblo dominicano" •

Nuestra opinión es que, cualquera que sea el valor que sele atribuyan a esos hechos, y es difícil ocultar su gravedad, secomete una injusticia en contra del pueblo dominicano, porla sencilla razón de que no le son imputables. En los documen­tos aparecen las firmas de los responsables directos y persona­les. De modo que al exonerar al pueblo dominicano de todaculpa en esos acontecimienos el Dr. Troncoso de la Conchatiene toda la razón.

Sin embargo este trabajo incorpora una cita de Lepelletierde Sait-Rerny que desnaturaliza esa bella conclusión:

"La facilidad con que se hace esta entrada -escribió elilustre historiador Saint-Remy-. ha servido maravillosa­mente para el desarrollo de una tesis que los haitianoshan siempre propagado y sostenido con la mira intencio­nada que se advierte a primera vista. De darle oída a losescritores de la República, la anexión de 1822 fue un actovoluntario y espontaneo; la toma de posesión del Presi­dente no fue sino la conquista de los corazones. Pero nohay nada menos cierto que esta aseveración históri~a. Latoma de posesión del 1822 fue pacifica; pero bajo el TE­RROR que antes había producido Toussaint en lamayoríade laspoblaciones. Los españoles de Santo Domingo dabasolamente en estas circunstancias una prueba de esamane­ra extraña de sery carácter q. los acontecimientos anterio­res dejan bien precisado. Plenos de energíaparasacudirunadominación establecida, indomables y perseverantes en lainsurreccián, son mórbidos y débiles en la resistencia.Con tal naturaleza toda sumisión, mirada de lejos y al

• M. de Js. Troncoso de la Concha; LA OCUPACION DE SANTODOMINGO POR HAITI, enCLfO, Revista Bimestre de la AcademiaDominicana de la Historia, Número 81, enero-sjunio de 1948,Año XVI, página 25.

433

Page 104: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

revés de cierta fraseologia interesada, puede parecer unaconquista de corazones. . . " •

y éste es precisamente el tipo de argumentación que nose puede tolerar. La anexión de Boyer no pude ser explicadaproduciendo una imagen falsa del pueblo dominicano que nopuede tener su origen sino en una concepción retrógradarespecto de todos los pueblos del mundo. Nadie puede elabo­rar una concepción del pueblo que sea aplicable a un solo pue­blo. El pueblo dominicano no es una forma peculiar de lospueblos. Es un pueblo como todos los demás que habitanel planeta, y su conducta se rige por leyes históricas que sonprecisamente válidas porque se dan como fenómeno común ysustancial en todos los pueblos. Lepelletier de Saint-Remyresponde al emitir esos juicios a una tradición muy francesa,y en la cual debe haberse sumergido profundamente al escri­bir su obra, que fue echada a rodar por dos agentes imperiales,de mentalidad colonialista y cavernaria que ya conocemos: elGeneral Kerverseau, despechado de sus derrotas frente aToussaint, y su acólito el General Chanlatte. y aquí se vecuán difícil es disipar una calumnia.

El mismo Troncoso de la Concha adopta ese criterio uni­versal: "Agrego que no fue el resultado de un querer del pue­blo dominicano, ni siquiera el de la generalidad de las personasa quienes se hizo aparecer como solicitando la unión de ambosestados, sino la obra de la coacción llevada a cabo por el Go­bierno haitiano y que se desarrolló por medio de la INTIMI­DAClüN a los dominicanos..." (Pagina 28)

La tesis, pues, del "haitiano feo" y el "dominicano cobar­de"

Pero esas firmas llamadoras tienen importancia secundaria.El hombre se comporta individualmente obedeciendo a

infinidad de fórmulas de coacción que van desde una pistolaal pecho hasta las pestañas de una débil criatura femenina, pa­sando por las barajas de una cartomántica cuando no por losencantos de una bella playa como la de Macao, donde SánchezRamírez dejó que el paisaje obnubilara su patriotismo y lo

• Idem, página 30.

434

Page 105: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

llevara a deambular por extrañas esferas "imitando a España",según sus propias palabras.

La importancia primordial reside en las clases sociales cu­yos intereses imponen la tónica de los acontecimientos, cualque sea el sonido de la determinada cuerda personal.

Por eso es falso el ingrediente racial que los autores men­cionados introducen en su relato. Ellos sabían -y lo hicieronnotar cuantas veces tuvieron necesidad de hacerlo- que el es­quema social de esta parte no se sostenía sobre los convencio­nalismos de las razas. Y que los "mulatos" no constituían niconstituyeron jamás una clase social en Santo Domingo, comoocurría tal vez en la colonia vecina. Pero, si puede compren­derse que, como extranjeros, aplicaran mecánicamente susconcepciones a este país, siempre en persecución de objetivosimperiales, resulta inaceptable que sea repetido por domini­canos desdeñando infinidad de fuentes, testimonios, aconteci­mientos y tradiciones que muestran lo contrario, y desdeñan­do igualmente el peligro de introducir en nuestra poblaciónun elemento divisionista que puede ser tan pernicioso comoarriesgado, * Los' 'catalanes ", por ejemplo, que enarbolaron la

* Ver Pattee, ob. cit. página 212:

"Como cuestión de interés y confirmación del hecho fundamentalde Que la República Dominicana carece de problemas de razas, enel sentido polémico de la palabra, observemos Que el censo nosindica Que los blancos representan más de 600 mil habitantes, losmulatos o mestizos 1,289,285, y los negros 245,032 ("Población,densidad por kilómetro cuadrado y porcentaje de población negra';Ciudad Trujillo, 1940). Esto equivale a decir Que la RepúblicaDominicana es uno de los paises hispanoamericanos donde lo quese llama en América el "mestizaje" o cruzamiento de razas hahecho los mayores progresos, hasta producir una asimilación puntomenos que completa entre los dos elementos étnicos que compo­nen la nacionalidad, con el predomino del tipo mixto. La impar:tancia social de esta realidad no necesita ser subrayada, puesSanto Domingo evita con ello algunos de los problemas más agudosde otros paises, sobre todo Haiti, donde la minoria mulata es exi­gua, dominando la masa negra, al igual que algunas repúblicas delcontinente, donde la presencia de grandes colectividades indigenaspesa sobre la integración cultural y espiritual y representa hasta lafecha un lastre para el desarrollo económico".

435

Page 106: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

bandera haitiana en Santiago, no eran mulatos. Ni 10 eranmuchos de aquellos que figuran en esa línea desde los tiem­pos de Arredondo y Pichardo y pueblan los documentos invo­cados por Boyer, en número tan crecido que sería ridículoconsagrarle espacio y atención en estas páginas. D'Alaux reco­ge el rumor o la calumnia de que entre los partidarios de laanexión a Haití se econtraba el Arzobispo Primado de Améri­ca, en una época en que todavía no se conocía alguno quefuera "mulato" ni hubiera aceptado, siendo Arzobispo, unapelativo que todo dominicano consecuente sabe que es in­famante y de un mal gusto escalofriante en nuestro país.

Moya Pons, quien es por cierto un joven historiador cibae­ño reconocido y meritorio, miembro (Secretario) de la Aca­demia Dominicana de la Historia, admite que hubo un movi­miento interno en esta parte espaftola que recurría incesante­mente a la intervención militar de Haití. Y concretamenteseñala en su obra acerca de "la dominación haitiana", justa­mente celebrada como la única monografía dedicada a ese te­ma en nuestro país:

"las inquietudes entre los grupos mulatos de la poblacióndominicana en el sentido de buscar protección bajo el go­bierno haitiano. . . " •

Afirmación importante porque el nivel de mestizaje enesta parte era del orden del 90 oto, lo que sobrepasa conmucho el número de elementos que hasta ahora se considera­ba afecto a esa tendencia. Además' menciona "el sordo perolatente coflicto de razas" que maniataba a Núñez de Cáceres(página 35). Y afirma rotundamente (en la página 32 y nota29 que aparece en la página 41) que fueron los "mulatos pro­haitianos" los que, para adelantarse a la independencia de Nú­ñez de Cáceres, se pronunciaron por la independencia en 'lacosta norte con el nombre de REPUBLICA DOMINICANA.y explica: "Este acto se interpretó como dirigido por el Go­bierno haitiano, pues no parece que existía ningún grupo quebuscaralaindependencia "puraysimple" en esosmomentos. . ",

• Fran Moya Pons: LA DOMINACION HAITIANA, ob. cit. página27.

436

Page 107: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Yen verdad que siguiendo aquello de que "si Dios no exis­tiera habrta que inventarlo ", no se le haría mal servicio a nues­tro país confeccionándole artificialmente un acta de nacimien­to al pueblo dominicano en caso necesario. Pero ese no es elcaso entre nosotros porque la existencia histórica de nuestropueblo, en época muy anterior a la que se contempla preci­samente en el Cibao, está debidamente certificada POi losdocumentos y por la acción. Como quería Hegel, por la cienciacuando se reconoce en la modificación que introduce -porejemplo en 1804- en el mundo circundante, llamado enton­ces Santiago de los Caballeros. Y es nada menos que SánchezRamírez quien da constancia documental de esa existencia demanera oficial.

-3-

No deja de llamar la atención que Boyer desplazara unafuerza de 12,000 hombres para aplastar la independencia deNúñez de Cáceres. Todo el mundo sabía que en Santo Do­mingo no había más fuerza organizada que el batallón demorenos de Pablo Aly que pudiera recibir la orden de hacerlefrente. En realidad, el desplazamiento de un ejército haitianotan impresionante estaba destinado a otras tareas de másaparato: la expedición de la Martinica. Era un secreto a vocesque los esclavistas franceses debían tener a punto un avancesobre Santo Domingo, con el fin de establecer una base paraulteriores acciones sobre Haití...

Los informes de que disponía Boyer venían de todas par­tes, sin que los menos importantes por ser los más lejanos, fue­ran los que procedían de Francia. Así se supo en Haití que lasperspectivas eran tan risuefías en 'París para los antiguos es­clavistas, que en los corrillos palaciegos se le preparaba alConde Donzelot el título de Marqués de Santo Domingo, ode Saint-Domingue, a recibir rie manos del Rey de Franciacuando lograra devolver al imperio la amada colonia perdida.

Llegaban los barcos expedicionarios a la Martínica, sepreparaba la tripulación, el armamento y las municiones.¡Se fabricaban galletas en grandes cantidades y las cajas que

debían contenerlas!. Los antiguos esclavistas se movíanimpacientes. Y, por fin, llegó el momento anhelado: la inde-

437

Page 108: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

pendencia de Santo Domingo. España dejaba de ser un obstá­culo moral y jurídico para la ejecución del gran proyecto.

Pasaron 1, 2, 3,04,5,6,7 semanas y parti61a expedición.En el puente del COLOSSE, buque insignia, iba el Contral­mirante Jacob. El periódico AURORA de Philadelphia diola información de la manera siguiente:

"St, Pierre, Martinica, 25 de febrero.- Ayer zarpó de estepuerto una expedición compuesta de un barco de linea,3 fragatas, 3 gabarras, 4 bergantines y 4 goletas, llevandoa bordo dos mil hombres y 50 piezas de artilleria de cam­po.

"La expedición está destinada a Samaná en cuyo lugarlevantará fortificaciones para esperar refuerzos, con loscuales se hará un intento para reconquistar a Santo Do­mingo de manos de los haitianos.

"El éxito de esta empresa podria permitir a los expedi­cionarios extender las operaciones para derrocar el go­bierno de los negros. . . " *

Era tarde ya. Desde enero las columnas de Boyer habíanocupado posiciones en espera del desembarco, cuando supie­ron que la escuadra expedicionaria mojaba en Samaná, comolo cuenta Heneken:

"Ya hemos dicho que la flotilla francesa, bajo el mandodel Contralmirante Jacob, habla tenido noticias de losreferidos acontecimientos (independencia y anexión a Hai­ti). Fue entonces cuando apareció enSamaná y echó susanclas en la hermosa bahla, cuya posesión tanto codiciabaFrancia. Una de las naves se separó del esruadrán paraefectuar un desembarco de tropas en Sabana de la Mar,blecito situado en la orilla sur de la bahia. En ese puntoestablecieron algunos atrincheramientos que, dominabanel camino real por donde se iba a la ciudad de Santo Do­mingo.

* Véase la nota al pié de la página 390 en DOCUMENTOS PARALA HISTORIA DE LA REPUBLICA DOMINICA, de Demorizioh. cito

438

Page 109: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

"Pasaron los expedicionarios varias semanas de incerti­dumbre y el esperado pronunciamiento de los habitantesdel paú a favor de Francia no se efectuó. Boyer, que nose habla engañado en lo que respecta a las intenciones ob­vias del escuadrón francés, creyó llegado el momento determinar la farsa. Para el efecto, envió uno de sus ayu­dantes de campo al Contralmirante Jacob, para comuni­carle que el menor acto de hostilidad, que fuera cometidobajo sus órdenes, podia provocar una matanza general delos pocos rezagados franceses que aún quedaban disper­sos en territorio haitiano.

"Dicho mensaje produjo el efecto deseado. El COLOS­SE, buque de batalla que enarbolaba la bandera insigniadel Almirante, levó ancla y zarpó de la bahía. El resto dela flotilla lo siguió después. Esta acción fue ridiculizada.como lomerecía, parla prensafrancesadeaquellosdias.:" *

Nunca más intentaron los esclavistas franceses una nuevaaventura. La "tendencia francesa" de los terratenientes, su­frió una dura frustración. Y así se explican los 12 mil hom­bres, que efectivamente paralizaron por el terror a los escla­vistas franceses.

Pero no fue más pequeña la que sufrió la "tendenciahatiana", Y de nuevo tenemos que cederle el espacio al testi­monio de Heneken, que nos resulta en estos instantes suma­mente esclarecedor y a quien no podemos quitarle la palabra.Inmediatamente después del extracto que acabamos detranscribir, dice:

"Boyer, al anexar el territorio español a la República deHaití, lanzó una proclama contentiva de halagadoraspromesas. Alegaba que no había venido como conquista­dor, sino como padre de su pueblo. Pero aquellas prome­sas fueron muy pronto olvidadas. En la ciudad de SantoDomingo se estableció una fuerte guarnición de haitianosy los principales cargos públicos fueron también cubiertospor haitianos. Comenzó un régimen de opresiones que

* Idem, página 392.

439

Page 110: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

hacía a la población dominicana lamentarse amargamentede su desgracia. .. " •

No es posible esto último. Los que lamentaron probable­mente su desgracia fueron aquellos que cifraron su felicidaden la intervención de esta fuerza extranjera. El resto de lapoblación, incluyeno a los "hateros" del Este, no cayeron entrance de lamentaciones. Todo lo contrario, entraron en lafase de la resistencia. Y es precisamente esa resistencia la quepuso en evidencia, también, el fracaso de esta tercera anexión,un fracaso por el que pasaron sucesivamente la tendencia"colombiana ", la "francesa" y la "haitiana". La tendencia"española" no dejará de experimentar sus frustraciones, aun­que débilmente, durante estos episodios. La historia le reser­vará, por ser la más perdurable y profunda, el desenlace másestruendoso y trágico en 1865.

La anexión a Haití, en la cual un importante sector de lapoblación había cifrado sus esperanzas de transformación so­cial, política y económica del país, para superar su atraso se­cular, fue una nueva, profunda decepción, Su fracaso se hizopatente desde el albur de arranque.

El primer grave y profundo error' cometido por Boyerconsistió en colocar en todas las dependencias de mando delpaís a los oficiales de su ejército. Se recordará que una de lasconsignas populares recogida en su programa por el PARTI­DO DEL PUEBLO, era el repudio al militarismo, lo que signi­fica que existía una conciencia popular, conocida de los haitia­nos, hostil a la entrega de las dependencias del poder a los mi­litares. El resentimiento creado por esta medida se extendióa todas las esferas sociales, incluyendo a los terratenientes delNorte, que pudieron soñar con ejercer ellos mismos el poder,contando inclusive con el apoyo militar de los haitianos encaso necesario, pero sin su presencia física inmediata.

Una vez que las tropas rechazaron la tentativa de invasiónde los esclavistas franceses en Samaná, que justificaba esa pre-

• Idem, loe. cit.

440

Page 111: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

sencia, el poder público en este país debió ser colocado enmanos de los "naturales", como se decía entonces. Boyerretiró efectivamente el grueso de la tropa, pero dejó el poderpolítico en manos de sus propios soldados, originando un sen­timiento de profunda frustración entre los terratenientes delNorte, que eran el sector social indicado e inclusive alentadopor los propios haitianos.

Boyer se percató inmediatamente de que había echadosimientes de hostilidad en estas tierras, a donde pudo creer,en parte engañado por sí mismo, que sería recibido con losbrazos abiertos. No era así. La "tendencia haitiana" era sólouna de cinco tendencias militantes en el país. Y si bien pudoser que él se ganara la opinión pública en circunstancias quele eran decididamente favorables, la presencia directa de sustropas en las dependencias oficiales era una provocacióndirecta que irritaba a todo el país, incluyendo a aquella tenden­cia que le era propicia.

Como ocurre naturalmente en estos casos, Boyer explicóesta sensible reacción popular con el argumento racial. Antesno lo usó para tener en cuenta los consejos de gente esclareci­da, por ejemplo el multimencionado Bonnet, que trataban dedisuadirle de ejecutar la anexión por la fuerza. Ni le servíaahora para transferir el poder a los personajes del Norte, yhasta a algunos del Este como Tomás Bobadilla, que eransuficientemente listos como para servirles con éxito y conlealtad. Pero sí para dar instrucciones secretas a sus oficialesdel siguiente tenor:

"Han tenido ustedes la ocasión de notar cuál era el pre­juicio establecido en este paú antes de nuestra llegada.Deberán compenetrarse asimismo con la idea de que todosaquellos que se someterán a nuestras leyes no son de bue­na fe. Será necesario, pues, conocerlos a fin de observar­los sin que lo sospechen. Será también necesario, por otraparte, fortificar el patriotismo de aquellos sobre los cualespesaba semejante prejuicio, a fin de que adviertan el bene-

441

Page 112: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

ficio de los cambios experimentados y q. el gobiernopueda contar con los mismos ". 1

Con todo lo bien intencionada que pueda ser, esta era unaconcepción típicamente colonial del problema, que trataba deintroducir una división en el seno del pueblo, aún sin percatar­se de que la introducía, sobre la base de las diferencias racia­les y los matices del color de la piel que él traía profundamen­te arraigada en la cabeza. Este fue precisamente el fracasode Kindelán, quien traía la misma cuña encajada entre sien ysien, y cuya proclama estaba todavía fresca en la memoriadel pueblo, hasta hacer creer a algunos que los revolucionarioshaitianos serían incapaces de enarbolar un criterio semejante.Como dice Pattee refiriéndose a Boyer: "Por desgracia. y apesar de su buena ;;ztención, su política fomentó la rivalidadentre los mulatos y los negros, que ha sido una constante dela historia haitiana. . . ", 2 En sus instrucciones secretas alos oficiales de su ejército que controlaban el país, Boyerinsistía en que:

"el interés de la República exige que el pueblo de la parteoriental cambie a labrevedad posible de hábitos y costum­bres para adoptar los de la República, a fin de que seaperfecta y que la antigua diferencia, destinada a perduraren el concepto de quienes con criterio egoísta gobernabanallí, desaparezca sin más. . . " 3

Es claro que había en este país -y quedan aquí comoquedan allá que es lo peor- no pocos pequeños kindelanesque conservan entre sien y sien la misma cuña, pero la masade la población en esta parte permanecía insensible -y aúnpennanece- a las tentativas de dividirlo en términos raciales.

1 Dr. lean Price-Mars: LA REPUBLICA DOMINICANA y LAREPUBLICA DE HAITI, Puerto Príncipe, 1953, Tomo 1, página198.

2 Ob. cit. página 119.

3 Idem, página 198.

442

Page 113: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

y el haberse encerrado en el círculo vicioso del prejuicio ra­cial, encegueció totalmente a Boyer y le impició penetrar enla causa verdadera de sus errores. precisamente fue, al dictarsu primera gran medida de gran porte, la abolición de la escla­vitud, cuando esta venda colonialista se hizo más densa delan­te de sus ojos.

En Santo Domingo, como ya sabemos, no existía esclavi­tud o cuando menos no existía aquella que en aquellos mo­mentos era abolida con toda solemnidad. Y, aunque esa aboli­ción revelaba una ignorancia de la situación real y una inclina­ción a copiar mecánicamente aquí la realidad de allá. lo cualimplicaba numerosos peligros, bien podía pasar como un ho­menaje digno al esclavo negro desaparecido en cuanto escla­vo, como el mismo nombre de Haití rendía un homenaje pós­tumo a la dignidad del indio igualmente desaparecido en cuan­to indio. Y lo mismo daba que se aboliera como que no seaboliera una esclavitud de la que tanto se podía decir queexistía como que no existía, y más lo último que lo primero.Véase, aún a riesgo de extender prolijamente estas considera­ciones, como veía el problema el antiguo cónsul francés en Hai­tí, Raybaud , en el citado trabajo, firmado con el pseudóni­mo de Gustave D'Alaux:

"El estado social de la parte española de Santo Domingoofrecía cuando la primera revolución un perfecto contras­te con el de la parte francesa. Mientras que aqui, en laparte francesa, los principios verdaderamente cristianosincorporados en el edicto de 1698 hablan sido gradual­mente sustituidos por una legislación que infamaba losenlaces mixtos, entorpecia las manumisiones y constituíaabiertamente el prejuicio de color en medidas de policíacontra los libertos, allí se organizaba todo para facilitarla fusión de las dos razas. El Código de Indias reconocíalos matrimonios entre amos y esclavas, permitia la ma­numisión de una manera absoluta, dejaba de hecho alesclavo la facultad de rescatarse al reconocerlo como pro­pietario de los frutos adquiridos fuera de las horas de tra­bajo que debia servir a su amo y en casi todo asimilabael liberto a los blancos. Las costumbres españolas, con sustendencias a la igualdad práctica que no excluyen la subor-

443

Page 114: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

dinación, sino que le dan un carácter patriarcal, favorecíanaún más el acercamiento, y circunstancias locales acrecen­taban esa influencia de las costumbres. . . " 1

Desde luego que esa amable disposición de los españolesno se debía al Código de Indias que aquí estuvo a punto deser sustituído por el Código Negro Carolino, sino a esas cir­cunstancias locales que apunta Raybaud: "los colonos en sumayoría se habian dedicado, por otra parte, a la ocupaciónpredilecta de los españoles en aquella época, el pastoreo; y elaislamiento que crea este género de vida, la comunidad deideas, de educación y de necesidades, y las relaciones de igual­dad casi absoluta que acarrean a la larga entre amo y servidor,hiceron el resto. . . " 2

Se supone que el lector reconocerá aquí sin vacilar el ros­tro dramático de las famosas devastaciones, a las que sedebe esa nivelación "casi absolu ta" entre el antiguo amo y suservidor oscuro. De modo que la abolición de la esclavitudcon Boyer era una medida anacrónica que muy bien pudo sereconomizada.

-10 -

El problema alcanzó sus verdaderas dimensiones cuando secomprendió que la abolición implicada era la del sistema co­munitario de propiedad de las tierras, en unos términos queni siquiera habían sido contemplados por los terratenientesdel Norte, sus más consecuentes adeptos, y que sin uuda, co-locados en sus manos como tarea histórica, ellos habrían sabi­do conducir por otros senderos con un profundo conocimien­to de la situación real.

Los dirigentes haitianos consideraban que la medida fun­damental de la revolución consistía en expropiar las tierras delos esclavistas e inmediatamente repartirlas entre los esclavos

Idem, página 358.

2 Idem, página 359.

444

Page 115: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

emancipados. En su circular del 11 de febrero de 1822 se dis­pone que:

"...es necesario así por el interés del Estado como por elde nuestros hermanos que acaban de recobrar la libertad,que se vean obligados a trabajar cultivando la tierra dela cual dependían y recibiendo una parte de la renta fija­da para ellos por los reglamentos. . . " 1

De modo que el primer destello de la libertad que traíanlos haitianos para aquellos que consideraban esclavos, era laobligación de trabajar en unos términos hasta ahora descono­cidos. Porque todavía no se sabe que es lo peor, si el bien quese inspira en la ignorancia o el mal que se apoya en la sabidu­ría. Lo que es seguro es que ninguno de los dos tiene discul­pa.

Boyer creo inmediatamente una Comisión que debíarendirle un informe acerca del estado de la propiedad de lastierras en esta parte de la Isla. 2 Y sucede que, así como no

Moya Pons, LA DOMINACION HAITIANA, cit. página 46.

2 La Comisión estaba presidida por el General Borgella y eran miem­bros, todos "habitantes del Este", Valdez, José Joaquín del Monte,Vicente Hermoso, losé de la Cruz García y Manuel María Valencia.Fue creada por decreto de Boyer el 22 de enero de 1823 con elnombre de "COMISION ENCARGADA DE RESOLVER SOBRELA RECLAMACION DE LOS HABITANTES DEL ESTE CUYOSBIENES ESTAN EN PODER DEL ESTADO.

A esta Comisión se refiere Bobadilla en su "Hoja de Servicios,en los siguientes términos:

110 Según se comprueba de los documentos número 9 de habién­dose tratado de poner en práctica la Ley de 8 de julio de 1824 quedeclaraba Bienes Nacionales en esta parte de la Isla los de los ausen­tes, Iglesias, Conventos y Monasterios y otras manos muertas y quedisponia de m i, diesen las tierras comuneras y se hiciese reparto deellas a juicio del Gobierno de aquella época, reservándose éste casiel todo y despojando a los que de tiempo inmemorial las habianadquirido por medios legales, y publicado una orden para que leembargasen las maderas procedentes de dichas tierras y que paga­sen cada mil pies cúbicos de caoba veinticinco pesos, reunido el

445

Page 116: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

existía en Santo Domingo una esclavitud real, tampoco exis­tía una propiedad real. En nuestro país se trasmitía libre­mente el USO de las tierras partiendo de una ficción de pro­piedad realmente inexistente. Los causabientes poseían en co­mún una propiedad de la cual vendían indefmidamente elderecho de posesión sin que nadie pusiera en cuestión lalegitimidad de esa propiedad ni siquiera la existencia real delcausante. Ya sabemos que esos causantes emigraron en masa araíz de las DEVASTACIONES y que, como decía SánchezValverde, se perdió hasta el "rastro" de ellos, de modo y ma­nera que el problema de los títulos de propiedad no se podíatocar en Santo Domingo. En los hechos nadie era propieta­rio y el saneamiento de los títulos era la catástrofe. La vidaiba a demostrar que ese problema, el de reconstruir la situa­ción anterior a las DEVASTACIONES, estaba por encimade las fuerzas de la Revolución haitiana. Esta sociead se había

comercio y los propietarios de bienes rurales de esta ciudad meeligieron junto con el Licenciado Don Manuel Joaqutn Delmontepara que formulásemos unas suplicatorias, haciendo ver el verda­dero derecho de propiedad y dominio que ellos y sus antepasadostenian a dichas tierrasencareciéndome mucho la necesidad de queyo fuese el portador, para que a viva voz hiciera valer sus derechoscerca del Gobierno Haitiano, y considerando el estado de aflicciónde mis compatriotas hecha la petición, dispuse mi marcha a másde cien leguas de distancia, revestido también de los poderes de loshabitantes del Seybo, Bani, Azua y Ney ba, y obtuve buen resulta­do, que se suspendió la ejecución de la Ley y medidas consiguientesa la expoliación, habiendo hecho respetar la posesión y el derechosagrado de propiedad de los habitantes de la antigua parte Españolade esta Isla, que se hallaban sin amparo ni protección, sufriendolos tristes efectos de su propio abandono, y de una dominaciónex tranjera",

Bobadilla trata de embaucar con estas fantasías a las autoridadesespañolas durante la Anexión en 1863 pero el Secretario a quienfue presentado, anotó: "Para acreditar las observaciones 9, lO, 11Y 12, sólo presenta una certificación expedida por el Sr. GeneralDon Antonio A. Alfau en 20 de agosto del corriente años y confor­midad en la misma fecha por el Defensor Público D. Manuel Joa­quín Delmonte..."

446

Page 117: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

organizado originalmente en tomo a los terrenos comunerosy de allí se desprendían sus hábitos ancestrales, su psicologíamisma y hasta su supervivencia histórica. Y esto no podíaser borrado de un plumazo.

La Comisión dictaminó que existían cuatro categorías depropiedades:

"]0._ Las propiedades eclesiásticas, bienes inalienables,concedidos por la Corona española al clero secu­lar y regular, de los cuales los beneficiarios saca­ban rentas llamadas capellanías.

"20._ Las propiedades con el gravamen del mayorazgo,concebidas a los particulares a título de privile­gios nobiliarios.

"3°. - Las propiedades rurales de inmensa extension,concedidas por privilegios inmemoriales a particu­lares para la crianza del ganado.

"4°. - Y, por último, los bienes propios de la Corona.*

y esa era la exacta verdad. Sólo que era la exacta verdaddel Siglo XVI. Pero había también la exacta verdad del SigloXVII, uno de cuy.osaspectos era la existencia misma del Esta­do haitiano y los dirigentes de aquel país debieron haber co­nocido que así como en la parte occidental la propiedad terri­torial había tomado un sendero distinto a consecuencia de lasDEVASTAClüNES, lo mismo había ocurrido en esta parte,con la diferencia que allí la propiedad fue regulada por el de­recho francés y aquí por un derecho distinto, igualmente váli­do, que era el derecho consuetudinario o de costumbres. Yera esta la realidad que había que tomar en cuenta.

Pero no fue tomada en cuenta. Las recomendaciones dela Comisión se convirtieron en la Ley del 8 de julio de 1824,que establecía que las tierras pertenecientes a particulares, enun país donde ninguna de las tierras pertencía a particulares

* Price-Mars, ob. cit. pág. 202.

447

Page 118: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

(como norma de principio subjetivo -no reconocido públi­camente) pasaban a dominio del Estado:

"AR T. 10.- Todas las propiedades territoriales situadasen la parte oriental de la isla, antes del 9 de febrero de1822, año J 9, época en que dicha parte se unió a la Repú­blica, que no pertenecian a particulares, son declaradaspropiedades nacionales y formarán parte en adelante deldominio público.AR T. 20 . - Son declaradas asimismo propiedades nacio­nales, y como tales formarán parte del dominio del Esta­do, todas las propiedades moviliarias e inmobiliarias, to­das las rentas territoriales y sus respectivos capitales quepertenecían ya sea al gobierno precedente de dicha parteoriental, ya sea a conventos de religiosos, a monasterios,hospitales, iglesias u otras corporaciones eclesiásticas.AR T. 30 . - Son declaradas asimismo propiedades nacio­nales todos los bienes muebles e inmuebles que pertenecen,en la parte oriental, ya seaa los individuos que, hallándoseausentes del territorio cuando se produjo la unión, no ha­bían vuelto el J Ode junio de 1823 esto es, dieciséis mesesdespués de dicha unión, ya sea a los que se marcharondela isla sin haber jurado, en el momento de la unión,fidelidad a la República. .. " 1

Como muy bien asevera Moya Pons:

"Dicho en pocas palabras, la Ley del 8 de julio de 1824buscaba eliminarelsistemadelos terrenos comuneros. . . "2

Porque "el más importante de esos problemas consistíaen el hecho de que la mayor parte de los títulos de tierrasque se encontraban en manos de los dominicanos desdela era colonial estaban afectados en mayor o menor gradopor la posesión, división, usufructo, venta y participaciónde los terrenos comuneros, lo cual hacia enormemente difi-

Idem, pág. 203.

2 Moya Pons, LA DOMINACION HAITIANA, ob. cit. página 59.

448

Page 119: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

cil la determinación de los verdaderos propietarios, pues en elsistema dominicano de tenencia de la tierra el poseedor deltítulo no era siempre el dueño de toda la tierra ya que la mis­ma podta estar afectada, como de hecho estaba, por innume­rables ventas de "acciones o pesos de tierra" que daban dere­cho a otros individuos y corporaciones a explotarla con lamisma capacidad legal y los mismos derechos que el poseedordel titulo... "1

Sin embargo Price-Mars entiende este problema exacta­mento en los mismos términos que Boyer, sólo que más de125 años después: "Era anticipadamente, dice, lo que ahorallamamos una vasta operación de nacionalización de las pro­piedades mobiliarias. Significaba esto asimismo uniformar lalegislación alli donde habla conflicto, y era, por último, el so­metimiento a la regla común allí donde había privilegiosdeEstado" y agrega: "Pero eso significaba también atentar a losintereses tanto más respetables en euanto que sus orígenes seperdian en la noche de los tiempos... ,u 2 Yesoseranprecisa­mente los intereses que ni Boyer ni Price-Mars llegaron nuncaa comprender y que indujeron a ambos a interpretar el pro­blema en términos raciales. Es justo reconocer que, en lapolémica que Price -Mars sostuvo con algunos intelectualesdominicanos, en torno a estos problemas de la historia común,tampoco estos comprendieron la naturaleza del sistema agra­rio que estaba en el corazón mismo de las concepciones y lascostumbres de los dominicanos, y cayeron en el mito racialque con muy certeros argumentos combatía Price-Mars. Deesa manera fue posible que este historiador, pisando un terre­no extremadamente frágil, batiéndose en un terreno que des­conocía y presentando un talón sumamente vulnerable, llegóa poner en posiciones de ridículo que hoy llenan de vergüen­za a no pocos compatriotas, a unos intelectuales realrríentecompetentes y que tenían en sus manos todos los recursosnecesarios para desenmascarar los pequeños prejuicios y losmelindres y resentimientos de clase que se escondían detrás

Idem, página 57.

2 Price-Mars, oh. cit. página 204.

Page 120: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

de la aureola de competencia tras de la cual se parapetabaPrice-Mars. Y éste los acusó con gran soltura de padecer uncomplejo de "bovarismo", del que no se supieron defender.

-12-

Pero la capacidad de resistencia de los terrenos comune­ros era inagotable. Al principio se sucedieron las conspiracio­nes que pronto se revelaron ineficaces. Sobre todo después dela famosa conspiración de Los Alcarrizos, que fue severamentereprimida. Y la razón no podía ser otra que el hecho insosla­yable de que la anexión a Haití logró una firme base deapoyo en la misma población dominicana. Los dirigentes po­líticos, las personalidades destacadas por su ilustración o suposición social o su prestigio moral y público, los profesoresy los activistas que en 1820 revelaron su capacidad paraordenar el futuro y establecer la nacionalidad dominicana, sebifurcaron en dos corrientes igualmente negativas: emigra­ron, como hizo López Medrano, el firmante del MANIFIES­TO de 1820, * para quedarse para siempre en Puerto Rico yverse obligado a renunciar a sus ideales democráticos; o seplegaron en Santo Domingo al nuevo orden de cosas, comohizo Correa y Cidrón, el autor del brillante discurso de 1820delante del Gobernador Kindelán; ambos a dos haciendo oí­dos sordos al ruido atronador que ascendía del corazón de lasmasas populares.

De modo que durante ese .Jroceso vamos a contemplar lalínea de sumisión de los notables, que hará posible la "domi­nación haitiana", y abajo, en el anonimato de las masas, laresistencia sorda pero inquebrantable de los terrenos comune­ros, en manos del pueblo.

Pocas semanas después de la anexión, el 27 de febrero, fe­cha que después sería memorable, fueron convocadas las ur­nas para elegir a los representantes de la parte española en lascámaras haitianas. Entre los diecisiete electos figuró PabloAltagracia Báez, el padre del hijo, a quien hemos visto compa-

* José María Rojas, periodista notable, director de periódicos enVenezuela cuya nacionalidad adoptó, Esteban Faura, BernardoPierret, y otros.

450

Page 121: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

recer en todas las situaciones. Un senador: Antonio MartínezValdéz.

Boyer pudo decir con amable sonrisa en el acto de apertu­ra de la primesa sesión de la cámara de representantes, quepor "un feliz concurso de circunstancias extraordinarias, todala extensión del territorio de Haití se hallaba, sin efusiónde sangre, bajo el imperio de las leyes de la República': 1 Alconcluir su discurso le aplaudieron los 17 ciudadanos elegidosentre las más conspicuas personalidades de la antigua parteespañola, el Dr José María Caminero entre ellas.

Cuando en enero de 1823 se formó la comisión que debíaatender las reclamaciones relativas a las propiedades expropia­das por la Ley del 8 de luio, ésta fue integrada por Borgellá,gobernador de esta parte quien la presidió y por AntonioMartínez Valdéz, como administrador principal de Hacienda;Tomás Bobadilla, como comisario de Gobierno; el licenciadoJosé Joaquín del Monte,como decano del tribunal civil; Vicen­te Hermoso, como juez del mismo tribunal; José de la CruzGarcía, como juez de paz y Esteban Valencia, que era fiel depeso de la Aduana.

El Gobierno no tenía de qué quejarse respecto del apoyoque recibía de las personalidades más conspicuas de la antiguaparte española.

Algunos de ellos dejaron apasionada constancia de eseapoyo. El historiador García, se resiste a admitir esas manifes­taciones, alegando que se trataba de '10s pocos individuosque vivían conformes con el orden existente, entre cuyas ma­nifestaciones se señalaron, a la par de la canción patrióticaHA Haif(", de Manuel Joaquín del Monte, QUE TANTO R UI-DO HIZO EN 1825, las observaciones de las notas oficialescruzadas entre el plenipotenciario español y los comisionadoshaitianos, que hizo el 3 de junio, por la prensa, el comisariode gobierno Tomas Bobadilla". 2

García, ob, cit. página 101, Tomo n.

2 ldem, página. "Tomás Bobadilla: Observaciones sobre las notasoficiales del Plenipotenciario del Rey de España y los de la Repú­blica de Haití, sobre el reclamo y posesión de la Parte Este" SantoDomingo, 3 de julio de 1830, 7 páginas en edición Bilingüe.

451

Page 122: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Pero Tomás Bobadilla o el inspirado autor de la canciónpatriótica que tanto ruido hizo en 1825, no eran individuosaislados, eran un estado de conciencia, una filosofía de clase,y ya se verá más tarde que no estaban muy distanciados de latraición a su propio pueblo.

-11-

Entretanto, los terrenos comuneros resistían energica­mente a las disposiciones de Boyer dirigidas a eliminarlos. Losantiguos cultivos continuaron sin que el campesinado acataralas disposiciones en el sentido de dedicarse a otras siembras.A su vez, el corte de caoba siguó llevándose a cabo como antessin que hubiera forma de ponerle coto a esas actividades,Boyer no pudo superar esta resistencia sorda que no daba elfrente. Según explica Price-Mars: "Tras haber anunciado congran ostentación de publicaciones que llevaría a cabo las me­didas radicales decretadas por la ley y la Constitución, vaciló,titubeó entre la acccián y la indecisión; luego anduvo a tien­tas y se aferró por fin a las veleidades de la aplicación. Creyóde tal suerte apaciguar el descontento y la irritación. No hizosino aplazar la explosión de los resentimientos, pues nuncarenuctá totalmente al método de uniformar la legislación, locual le parecía el más seguro camino para llegar a la asimila-ción de las costumbres de ambas poblaciones. " 1

Según LepeUetier de Sain-Remy, al. disiparse el temor deuna invasión francesa, que aglutinaba y concentraba todas lasfacultades del pueblo haitiano, se apoderó de todos la inercia,la desidia y la indiferencia ante los múltiples problemas deconstrucción nacional que solicitaban su atención. 2 Esto,que sucedía en Haití, se multiplicaba en Santo Domingo y setraducía en los hechos en una absoluta incapacidad paradirigir la producción en dirección distinta a la que los sigloshabían inducido en la forma de los terrenos comuneros. Por

Price-Mars, oh. city , página 204.

2 Citado por Pattee, oh. city página 118.

452

Page 123: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

su parte, Patee explica que Haití "carecia de funcionarioscapaces de encargarse de la administración civil" y que "po­seía una abundancia de militares más o menos improvisadosy generalmente mal instruidos, 1 que obstaculizaban enorme­mente la aplicación de las disposiciones emanadas del Gobier­no central, a su vez incapacitado para encaminarlas en la direc­ción elegida por su desconocimiento profundo de la realidadde la parte oriental.

En abril del 830, según refiere García, se dispuso compraranualmente una gran cantidad de tabaco en rama, 'a fin deproteger la agricultura", aunque es evidente que se trataba defavorecer a los tabacaleros, pero de todos modos el historia­dor asevera que esta disposición fue causa de grandes abusospor parte de los empleados haitianos, que siendo comercian­tes en su mayor número y, si ellos no, sus mujeres, se aprove­charon de ella para arrebatar a los labradores, a ínfimos pre­cios, el tabaco que cultivaban a costa de muchos afanes y des­velos... " 2

A Moya Pons, le parece inverosímil esta aseveración.. "Sies cierto lo que afirma Garcia -dice- es muy dificil vercómo en los años que siguierona estas disposiciones, quedaronmuchos domincanos favoreciendo la unión con Haiti sincera­mente" 3

Es verdad que a García no le duelen prendas para sacar aluz el despotismo de los haitianos, pero para algunos no estan difícil ver cómo esos "muchos dominicanos" continua­ban favoreciendo "sincerametne'' ta unión con Haití a pesarde esas disposiciones, toda vez que ellos eran ciertamente do­minicanos pero no labradores. Y muy bien podía ser que nofueran ellos los que favorecían la unión, principalmente diri­gida a la explotación de los campesinos, sino la unión la quelos favorecía a ellos. Esta aparente contradicción no seencuentra en García sino en los dominicanos, que se dividían

Idem, página 119.

2 Citado por Moya Pons en LA DOMINACION HAITIANA, página89. Véase también García, página 151, T. 11, Capítulo IX.

3 Moya Pons, idem, página 50.

453

Page 124: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

entonces en dos clases: los que estaban con el pueblo y losque estaban con Haití o con cualquiera que estuviera contrael pueblo.

La profundidad y la complejidad de esta contradicciónconsiste en aquellos momentos en que, la causa de la liquida­ción de la propiedad comunitaria encarnada en los terrenoscomuneros, que trataban de echar hacia adelante los dirigen­tes haitianos, es la que correspondía históricamente, en elcontexto anexionista, a los intereses del pueblo dominicano.Pero, por la tergiversación del poder que habían hecho loshaitianos, se convertía en una causa nacional que debíamovilizar al pueblo en su favor. Venía a ser así una contradic­ción de la contradicción. La causa de los terrenos comuneros,que era la de los "hateros," del Este y de todos los sectoresterratenientes ligados al pasado, pasaba a ser así la causa delpueblo, cobijada en la gran bandera popular de la liberaciónnacional. La contradicción de los sectores más reaccionariosde los terratenientes con el pueblo, se disolvía así en la con­tradicción con el común opresor extranjero.

La resistencia popular encarnada entonces en los terrenoscomuneros resultó insuperable para Boyer, Los cortes decaoba siguieron imperturbables su práctica ancestr.al. En undiscurso de principios de 1834, el Gobernador haitiano deesta parte declaraba que "si el país no estaba más floreciente,no era por falta de disposición, sino por la frivolidad de esecomercio de madera de caoba a la que por desgracia se hablaentregado de preferencia. . . .. ..

Unos días después, el 6 de abril de ese afio, se le dio a lapoblación, entre las disposiciones gubernamentales que regis­tra García, "un nuevo plazo para hacer verificar sus títulos depropiedad territorial, pues aunque la ley de 8 de julio de1825 tuvo principalmente en mira asegurarderechos particu­lares a los que no los tenían sino comunes, a la vez queconocer las tierras pertenecientes al dominio público, no sehabía logrado eso todavía a pesar de estar nombrada hacíaseis años la comisión encargada de hacer la o¡'eradón, perpe­tuándose asi un orden de cosas que se consideraba como con-

.. García ob. cit. página 161, T. 11.

454

Page 125: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

trario a las instituciones fundamentales de la República, yque ocasionaba además notorio perjuicio a los intereses delfisco, el cual tema necesidad de saber lo que le pertencla paradisponer de el/os según lo tuviera por conveniente, por cuyarazón se hizosaber que a partir del 21 de diciembre, prescribi­rían y quedarían nulos todos los derechos que no estuvieranrepresentados por un nuevo título que rezara la cantidadde tierra asignada a cada uno en los deslindes verifica­dos. . . ".

Pero ni la prohibición de los cortes, ni la obligación im­puesta a los campesinos para dedicarse a tales y cuales siem­bras, ni los plazos para el saneamiento de los títulos que ase­guraran "derechos particulares a los que no los tenían sinocomnes", " dieron un solo paso en la dirección establecida porel Gobierno haitiano, y los terrenos comuneros siguieronenarbolando inquebrantablemente la bandera nacional.

-12 -

Boyer cometió muchos y graves errores. El cierre de laUniversidad, que había sido el crisol donde se habían fundidolas más sólidas y resistentes sustancias del alma nacional, fueuno de ellos, para muchos el más importante. Otros piensanque mucho más importante aún que ese fue la indemnizaciónque aceptó pagar a Francia a cambio del reconocimiento dela República de Haití, ascendente a 150 millones de francos,una parte de la cual fue cargada sobre los hombros de lapoblación dominicana, a pesar de que el acuerdo establecíaque ésta quedaría exenta de toda tributación en ese sentido.Pero de una manera o de la otra, éste que debía sin duda herira los afectados de esta parte, retoma a la cuestión de los terre­nos comuneros.

El hecho es que para poder cubrir una deuda tan inmensa,la solución no podía estar en otra parte que en una elevaciónde la producción y, como que la única fuente productiva entodo el territorio seguía siendo la tierra, el pago de esa inmen­sa deuda debía recaer sobre el esfuerzo directo de los campe­sinos. Yeso obliga a Boyer a imponer su famoso CODIGO

• Idem, página 163.

455

Page 126: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

RURAL que no era otra cosa que el restablecimiento del clá­sico sistema de plantaciones que había dado lugar a la granepopeya emancipadora del pueblo haitiano. De esa manera,Francia volvía a explotar al trabajador haitiano, esclavizadode nuevo, sin necesidad de ejercer directamente ni asumirpersonalmente ella las responsabilidades de la esclavitud, sinobajo la bandera de la libertad y él nombre altisonante deRepública.

Era inevitable que el pueblo haitiano presentara la másenérgica resistencia a esta medida. El Código Rural, que un­cía al trabajador a las antiguas habitaciones bajo las másseveras penas, incapacitándolo, inclusive, para abandonarlassino con una autorización específica del patrón, propiciandoasí los más tremendos abusos, resultó a la postre inaplicable.Simplemente, los trabajadores no obedecieron.

Pero en Santo Domingo, el Código Rural se convertía enuna de las medidas más absurdas que puedieran concebirse.Este país no había conocido el régimen de plantaciones. Ha­cía siglos que había desaparecido el trabajo forzoso. Al am­paro del sistema de los terrenos comuneros, que entre­gaba a las fuerzas de la naturaleza todo el impulso produc­tivo, mientras el trabajador dormitaba bajo una mata demango, la esclavitud, y cualquier otra forma de trabajo com­pulsivo, había desaparecido del más recóndito intersticio delalma nacional. Con ese paso Boyer disipaba toda posibilidadde llevar a cabo la unión de dos países. Por ese camino, comoel agua y el aceite, como el amor y el interés, no se uniríanjamás.

Así, la anexión a Haití, como la anexión a España, comotodas las tentativas anexionistas de los sectores señoriales delcampo y de la ciudad, resultaría también un rotundo fracaso.

"Es curioso -comenta Pattee- que la administracián deBoyer resultara tan infecunda. cuando las condiciones in­trtnsecas de su régimen eran aparentemente tan favorables:ocupaba la isla entera; logró mantenerse en el poder más deveinte años, que es un periodo más que respetable para ungobernante en el Haití de la primera mitad del Siglo XIX;pactó con Francia para establecer la paz Y. por consiguiente,pudo dedicar su tiempo y sus energías a la organización

456

Page 127: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

interna. Sin embargo, cada capítulo de su programa admi-nistrativo estaba fatalmente destinado al fracaso. .. 1

Ignoramos cuáles serían los factores que le impusierona Boyer ese destino en Haití. Lo más probables es que se em­pecinara en un error inicial cada vez que aparecía un nuevoproblema. Aquí en Santo Domingo el error inicial consistióen encararla realidad dominicana con una óptica haitiana. Y des­de luego los problemas fueron muchos. Pero la clave nos la daMoya Pons y vale la pena repetir sus palabras:

"El más importante de esos problemas consistía en el he­cho de que la mayor parte de los títulos de tierrasque seencontraban en manos de los dominicanos desde la eracolonial, estaban afectados en mayor o menor grado porla posesión, división, usufructo, venta y participación delos terrenos comuneros. . . .. 2

Pudo haber agregado que detrás de los terrenos comune­ros, aunque de una manera paradógica, palpitaba la indepen­dencia y que detrás de esta última, palpitaba el pueblo.

Pattee, ob. cit. página 119.

2 Citado antenonnente.

457

Page 128: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

La Tendencia "española",

Así como la anexión a España de 1809 había acarreadoel descrédito de los "hateros" que la habían patrocinado,también el fracaso de la anexión a la Gran Colombia acarreóel de los terraténientes adictos a la "tendencia francesa" invo­lucrada en ella y, apenas llegada al poder, la "tendencia haitia­na" deslució a los terratenientes del Norte que eran sus patro­cinadores más conspicuos. A la vuelta de un año, estas dosanexiones consecutivas habían desautorizado a las fuerzasinternas que le servían de sustentación.

Pero la tendencia anexionista es un mal incurable de lasclases terratenientes. Es una especie de goma, como decíaD' Alaux, que se adhiera a los dedos de esta clase social conincreíble firmeza,

Estos fracasos consecutivos, en vez de hacer volver losojos hacia una tendencia más sana, hizo renacer las ilusionesdel retomo a la colonia española en aquellos terratenientesque no se habían responsabilizado con la tendencia graneo­lombiana ni con la haitiana. La "tendencia española" se hizoeco de las nuevas circunstancias y brot6 con renovados im­pulsos.

Los principales protagonistas de esta reincidencia fueronlos hermanos Fernández de Castro, principalmente Felipequien •'pose{a el mayor Mayorazgo que en la Isla habla, lla­mado de Ddvtla", y Francisco, "ioven de las principalesfamilias con haciendas en la jurisdicción del Seybo ", como 10presentaba Sánchez Ramírez en su "diario de laReconquista".

Estos personajes eran de la élite favorecida por el GeneralFerrand durante la nostálgica "era de Francia". Y justamenteen las manos de Francisco puso el destino la carrera de Ferrandpuesto que, según los cronistas franceses de aquellos episodios,Guillennin y Lemmonnier-Dellaffosse, el Caudillo francéspuedo haberse salvado si hubiera prestado oídos a "Don Fran­co" como ellos le llamaban y de quien dice un testigo que "eramds francés que los franceses" invocando la opinión popu-

458

Page 129: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

lar. Y es verdad que había sido capitán de caballerías en tiem­pos de Ferrand. No seria nada difícil demostrar que en víspe­ras de la batalla de PALO HINCADO, este caballero jugaba alas dos cartas...

y sin duda el otro también porque ambos se colocaron enla cúspide social durante el período de la anexión a España yocuparon elevadas posiciones públicas. Felipe casó nada me­nos que con Anastasia Real, nombre y apellido de estirpe, yhermaníta de don Pascual Real, el gobernador español a quienNúñez de Cáceres derrocó y embarcó para Europa. Con ellosDon Felipe emigró a Francia, luego a España y finalmente aCuba.t

Por su parte, Don Francisco no tuvo necesidad de emigrar,ya que se encontraba en misión oficial en el extranjero cuan­do se operó el tránsito de la Independencia.

Siendo personajes de tan elevada alcurnia, como lo pro­clama Don Felipe, "por el rango de mi antigua familia en ellay por mi emigración al tiempo del primer cambio políticocon abandono de mi cuantioso caudal que constituía el pri­mero de aquella Isla en bienes patrimoniales libres y amayoraz­gados. . . ", su palabra era escuchada en los ámbitos ultramari­nos.

Ambos hicieron importantes gestiones, parcialmente fruc­tíferas encaminadas en ese sentido. Las más peligrosas fueronlas de Don Francisco porque en ellas reaparecían esas dos car­tas que siempre llevaba en su cartera: la carta española y lacarta francesa. El antiguo Capitán de Caballería logró induciral Gobernador Latorre de Puerto Rico a dirigirse oficialmenteal Conde de Donzelot de la Martinica en demanda de auxilioen favor de la recuperación de la antigua parte española. 2 Conese ñn le envió una memoria de la situación general del país

1 Véase G. Larrazábal Blanco FELIPE FERNANDEZ DE CASTROY LA OCUPACION HAITIANA, en Clío No. 91, septiembre adiciembre de 1951, página 135.

2 Véase J. Marino Inchéustegui: DOCUMENTO PARA ESTUDIO(MJI'cO de la Epoca y problemas del Tratado de Basilea de 1795en la parte espai'iola de Santo Domingo) Buenos Aires 1957 (Volu­men VI de la Academia de la Historia) páginas 491 y si¡uientes.

459

Page 130: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

indicándole concretamente que podía contarse con el Sacris­tán Mayor de Santiago, con Manuel Carbajal, el viejo cofradede Sanchez Ramírez quien, según el informante, estaría dis­puesto a proporcionar una fuerza militar de 2 mil hombres,con el Cura del Seibo Dr. José Lemos, con don AntonioOrtiz de Higüey , con D. Antonio de Frías de Los Llanos y D.Luis de Luna en los Ingenios, "sugetos de toda confianza yque se hallan en los lugares más a propósito para cualesquieracomunicación. . . "1

Esta memoria le fue remitida al Conde de Donzelot porel Gobernador Latorre de Puerto Rico con vistas a una nuevaaventura a la que el Gobernador de la Martinica no quisoarriesgarse. "No podré de ningún modo, contestó, ayudarsus proyectos para tales operaciones, porque no estoy autori­zado para ello por mi Gobierno. . . " 2

Pero no concluyó ahí la cosa. Una nueva representaciónse le hizo al Embajador francés en Madrid y ahí concluyeronesas ilusiones.

Mientras tanto Don Felipe se movía activamente por sulado. Primeramente insistió en salvar su patrimonio personal,dirigiendo numerosas cartas a Tomás Bobadilla en las quedaba muestras de simpatía hacia el Gobierno con el fln deque este amigo se las presentara al Gobernador Borgellá. Lo­gró que el antiguo gobernador español, Pacual Real, su cuña­do, pasando por encima de los escrúpulos del caso se dirigierapersonalmente a Boyer en apoyo de sus reclamaciones patri­moniales. A Bobadilla le escribía desde Puerto Príncipe aprincipios de 1824 diciéndole:

"Puerto Principe y Febrero 22 de 1824"Mi estimado Rabadilla: tengo el mayor interés como quedepende de el toda mi suerte y la de mis hijos y hermanas,el que V. presente al Govierno de esa siudad todas las car­tas que he escrito a V. desde que l/egué a Francia, y des­pués las que le escrivi tambien desde España, para que sevea como en todas ellas le decia claramente mi voluntad

Idem, página 505.

2 Idem, página 506.

460

Page 131: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

e intenciones de bolver a esta Ysla en el actual Govierno,diciendo a V. en las primeras que desde luego me pondríaa cultivar mi ingenio siempre repitiéndole lo mismohaviendo tranquilidad interna: y las otras en que despuésde saver por cartas de V. con Sola y en otro barco deHavre únicas que he recibido, y en las que me noticiabaembargo de mis bienes como ausente, repeti a V. porcontestación me dixiese V. si en ese caso de bolver ya laYsla o mi hijo mayor me entregarian mis propiedades,para venir o enviar mi hijo pues que yo nunca he manifes­tado oposición al Govierno actual, sino muy al contrariocomo privadamente save V. que hablamos cuando elGobierno de Núñez ... " 1 etc.

Don Felipe lográ entrevistarse personalmente con Boyeren Haití y, a pesar de los términos amables del encuentro,"se me dirigió el secreto negativo al pie de mi demanda... "

Don Felipe dirigió entonces sus esfuerzos a convencer a laCorona de la viabilidad de recuperar su antigua colonia pormedio de una reclamación a Boyer. "La demanda debe ceñir­se a pedir de Boyer la parte española suponiendo que si élla ocupó, fue con el único designio de ponerse a cubierto detoda invasión extrangera que perturbase el territorio de laRepública", 2 decía en un memorial de julio de 1824. Proponíaademás el nombramiento de un Comisionado que iría "auto­rizado en el caso de Boyer acceda a la reclamación para tomardesde luego posesión en nombre de Su Majestad y restable­cer todos los ramos conforme a las leyes de Indias, concilian­do la economúi con el Orden. . . "3

Las ideas de Don Felipe encontraron eco propicio en laCorte y él mismo fue designado en Comisión para reclamarde Boyer la devolución de esta parte de la Isla a España. Co­mo era de esperarse, esta gestión que tuvo mucha resonancia

1 Clío, lugar citado, página 136.

2 Incháusteguie, ob. cit. página 532.

3 Idem.

461

Page 132: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

y no dejó de inquietar a Boyer, fue firmemente rechazada. Yquiso el destino que fuera el propio Tomás de Bobadilla yBriones, la persona encargada, como comisario del Gobiernohaitiano, de redactar el documento más importante de recha­zo y repudio de las pretensiones españolas, tan hábilmenteconducidas por su amigo Don Felipe Fernandez de Castro.

El documento, cuyo nombre olvidó Bobadilla cuandopresentaba su hoja de servicios a las autoridades españolas dePuerto Rico, solicitando un cargo, se denominaba OBSERVA­CIONES SOBRE LAS NOTAS OFICIALES DEL PLENIPO­TENCIARIO DEL REY DE ESPAÑA Y LOS DE LA REPU­BUCA DE HAITI, SOBRE EL RECLAMO YPOSESION DELA PARTE ESTE. Santo Domingo, 3 de julio de 1830. Impre­so en castellano y en francés.

Según la versión que nos da el historiador García de estedocumento, Bobadilla trataba de "probar que la separaciónde España de los habitantes de la parte del Este no fuetemporal, ni a causa de circunstancias muy particulares, sinoespontánea y fundada en motivos tan legítimos, como eldeseo de sutraerse del despotismo, de la arbitrariedad, delol­vido y del desprecio a que estaban condenados, para procu­rarse ventajas sociales y sacudir el yugo de la esclavitud y dela opresión; que la intención de su majestad católica de hacerentrar a los habitantes de la isla de Santo Domingo en el nú­mero de sus vasallos, equivalía a querer hacerlos entrar en elnúmero de sus esclavos", 1etcétera, y que si la posesión podíaacordarle a España legítimos derechos, Ha la pacífica y nointerumpida de la República debía producirlos mejores, porla manera como había tenido lugar y porque era la que conve­nía a los naturales para su utilidad y bienestar... " Garctaagrega que "no fueron estos los únicos argumentos de quehizo uso, que también empleó otros no menos chocantes... "2

Y así concluyó esta pacífica aventura de la "tendenciaespañola", pero la Historia se encargaría de mostrar que en

1 García, ob. cit. Tomo n, página 152.

2 Idem, página 153.

462

Page 133: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

esa incurable vocación anexionista de los terratenientes, ellasería la que podría exhibir las más profundas raíces.

Balance

Estas cuatro tendencias, sin excepción y sin contemplacio­nes, debieron morder el polvo de la derrota o del fracaso.Unas a corto plazo. Otras con cierta andadura histórica.

Dos de ellas, la "colombiana" y la "francesa", estabandemasiado vinculadas entre sí, al menos aparentemente, ydemasiado sujetas a esa condición representada en toda la Islapor el potencial bélico de los haitianos, para no sucumbirprácticamente juntas al primer estornudo provocado por lascorrientes de aire del oeste. En 1821 se habían disipado ya.Aunque, como más tarde, se descubrirá, no morirán deltodo.

En el destino de las otras dos, intervino el tiempo.La "tendencia haitiana" tuvo un éxito inicial muy sonrien­

te porque rápidamente se convirtió en la anexión a Haití. Unnúmero considerable de personajes de la antigua parte españo­la se mostró prontamentee dispuesto a ocupar los cargos másrepresentativos en la nueva situación, tanto en Santo Domin­go como en Puerto Príncipe. Aquellos que no podían o no sesentían dispuestos, a hacerlo, como López de Medrano, elautor del manifiesto de constitución del PARTIDO DELPUEBLO, Y el propio Nüñez de Caceres, abandonaron elpaís. Por cierto no pocos. Pero tampoco fueron pocos losque trataron de hacer carrera. Ya en 1822, un Tomás Boba­dilla, demasiado pronto para mejor destino, era corresponsalde "LE PROPAGATEUR HAITIEN", un órgano de propa­ganda del Gobierno haitiano como lo proclama el título.

Al profesor Pattee, tantas veces mencionado por represen­tar una opinión extranjera, supuestamente liberada de los pre­juicios locales, y moderna (1967), llama la atención sobre esehecho inquietante para unos y mortificador para otros:

"Es importante observar que muchos dominicanos, aúnlos nuis esclarecidos, colaboraron con el régimen haitiano.Algunos lo hacían de buenaj"e(sesentíanhonradamentehai-

463

Page 134: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

tianos), otros por la convicción de que erainevitable (idem,sólo que no honradamente) y todavía otros por creer enla tesis de la indivisibilidad de la Isla (idem, idem). Noes posible aseverar que en 1838 bastaba lanzar el desafioy la nación entera se levantada como un solo hombrecontra la ocupación. El pats se había desmoralizado (laélite) y la voluntad de resistencia faltaba precisamenteentre los que más lógicamente estaban llamados a ejercerla dirección de la cosa pública. . . " •

Los comentarios entre paréntesis no son de Pattee sinodel autor de estas líneas. Y es oportuno hacer notar que elpropio Pattee, afirma inmediatamente que "la descomposi­ción moral y la inercia se había apoderado de muchos áni­mos" lo que supone que no alcanzaba a todos como lavida misma se encargaría de evidenciarlo. La importanciade esta distinción es obvia porque explica dos hechos quese iban a poner de manifiesto a corto plazo. Uno es que laresistencia nacional acabaría por hundir en la ignominia a la"tendencia haitiana" rescatando la línea de soberan ía propia.y otro es que el desarrollo de esta soberanía sería constante­mente frenado por las intrigas de elementos procedentes delas filas de la misma "tendencia haitiana", Bobadilla entreellos.

Por fin, la última tendencia, la española", caería a raízde la anexión a Haití en una especie de sopor pero permane­ció latente en el seno de los hateros del Este. La resistencia deeste sector de los señores de la tierra a los objetivos de lapolítica del régimen haitiano, fue sorda pero pertinaz. Jamásdejaron de cortar madera o de ejercer la montería, quebran­tando así la médula del programa político e histórico del ré­gimen haitiano, sin que estos pudieran pasar de la críticamoderada. En toda la región permaneció intacto y soberbio,como en sus buenos tiempos, el sistema comunero. Y losseñores permanecieron fieles, sin participar en la política gu-

. bernamental en ningún momento, al recuerdo nostálgico yantológico del Gobierno español, acechando la más mínimacrisis para lanzarse a la acción. Juan Sánchez Rarnírez sería

* Pattee, ob. cit. página 122.

464

Page 135: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

siempre, como se revelaría después, su héroe y su modelo.Ese fue el desenlace al que se abocaron las cuatro tenden­

cias surgidas al calor de la exhuberancia popular encar­nada en la aparición del PARTIDO DEL PUEBLO en1820.

Pero el gran sentido de la Historia son las enseñanzas queriega en su dilatada andadura. La Historia marcha a grandeszancadas y no se detiene en los pequeños charcos. A vecesni siquiera en las grandes lagunas. El episodio haitiano fueuna de esas grandes lagunas historiográficas en las que no seperciben a simple vista los procesos subterráneos en cuyoseno se continúa el desarrollo de la nación dominicana.

Sucede que durante 22 años este proceso no se expresaen los términos de las acciones armadas del pueblo y, porel contrario se caracteriza por la entrega de los sectores másconspicuos al interés de la potencia extranjera, al mismotiempo que por su renuncia a impulsar el desarrollo, siquieracomo portavoces ya que no como dirigentes, de la resistenciapopular.

Eso sí, tan pronto como las fuerzas populares hacen váli­da su presencia por medio de acciones 'palmarias, claramentevisibles para el historiador objetivo como en 1804 y en 1808,aquellas cuatro tendencias de los señores de la tierra, disipa­das como por encanto al primer manotazo militar haitiano,reaparecen con toda su afición anexionista y vuelven a impri­mirle al pueblo dominicano los rasgos predominantes de susluchas históricas.

Esta revitalización de las cuatro tendencias que acabamosde examinar revelan que también para ellos el episodiohaitiano fue una especie de entreacto, un paréntesis agradable,animado por viajes de Puerto Príncipe a Santo Domingo yviceversa. Y, en consecuencia, sacan de los baúles olvidadossus viejos uniformes de combatientes antipopulares y se lan­zan a la lucha, dándole rápidamente las espaldas al poderíohaitiano, hasta ayer cargado de prestigio y en tal virtud rodea­do de lacayos empalagosos. Es lo que debemos contemplar acontinuación.

465

Page 136: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

PERIODO DE LA INDEPENDENCIA1844-1873

Page 137: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

PEQUEÑA INTRODUCCION

La proclamación de la Segunda República, o REPUBLI­CA DOMINICANA, igual que la de la primera o EFIMERA,no fue el resultado de una guerra revolucionaria. En ningunaparte se escuchó el alarido de la revolución, el grito de guerraque levantó a los pueblos en otras partes, el Grito de Vara, elGrito de Dolores, el Grito de Lares... En Santo Domingo, laIndependencia llegó pacíficamente, por medio de un serenoManifiesto de Nüñez de Cáceres en 1821, Y por medio deotros tres, uno de Báez , otro de Sánchez y Mella y por finuno de Bobadilla,en 1844. Es que en ninguna de estas dos ins­tancias la República advino como el producto de una revolu­ción sino de una conjura.

Pudo ocurrir así porque aquellos sectores sociales, contralos cuales iba dirigida la .índependencia en todo el proceso la­tinoamericano, se percataron a tiempo de su inevitabilidad ymaquinaron con inteligencia y oportunidad para llevar acabo esa proclamación por ellos mismos. La conjura no fuedifícil. En 1844 solo consistió en eliminar el dirigente máscaracterizado por su firmeza y a un pequeño grupo de suspartidarios más próximos...

Por consiguiente, aquella no era una República verdadera.Para serlo debió haber consumado la victoria de una clase so:cial, que no podía ser otra que la incipiente burguesía, sobresus adversarios internos y externos, aunque fuese en base,como sucedió en Haití, de la emancipación de los sectoresmás oprimidos de la sociedad.

Pero una República que comienza por ser falsa tiende ine­vitablemente a convertirse en verdadera.

469

Page 138: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

En 1821 nació pacíficamente porque llevaba en potenciala Anexión. En 1844 la llevaba en potencia y en esencia, pordelante y por detrás; porque salía de una para entrar en otra,lo cual complicaba enormemente el proceso. Así nacida invo­lucraba tres fases más o menos simultáneas: una era la SEPA­RACION como parte independiente de Haití independiente;otra era la GUERRA CIVIL, corno, expresión armada de lalucha de clases, contra la facción anexionista del país; laotra era la GUERRA NACIONAL, como expresión de lalucha contra la ingerencia extranjera, tanto haitiana como im­perial.

Pronto la Isla entera quedó sumida en la guerra nacional.A primera vista era sólo una guerra nacional dominicana cuyofundamento era la defensa de la República frente a Haití. Pe­ro en el fondo era también una guerra nacional de Haití cuyofundamento era la defensa de su propia soberanía frente a laeventualidad de la anexión de la República Dominicana aFrancia, primero, y a Estados Unidos, después. Para Haitíera cuestión de vida o muerte el impedir que se le establecie­ra una potencia esclavista en el territorio insular.

Para el pueblo dominicano la guerra era mucho más com­pleja. Se trataba al mismo tiempo de consumar la Separaciónrespecto de Haití, de manera concluyente y definitiva, y deimpedir que la República cayera en manos de una potenciaimperial. Este último aspecto involucraba la lucha contralos elemenos anexionistas que, como resultado de la conjurainicial, tomaron el control del poder en la República Domini­cana. De modo, que la suya era a la vez una guerra nacional yuna guerra civil que se prolongó convirtiendo el proceso enuna faena histórica sumamente laboriosa y permanente. SantoDomingo se ganó en esta faena el prestigio, que aún recuerdanlos cronistas de la época de ser el país más belicoso del conti­nente.

Esta doble lucha, debido a que el aspecto separatista fuesuperado pronto en el campo militar, se desarrolló en el mar­co de tres grandes tentativas anexionistas:

1) La Anexión a Francia.2) La Anexión a España.3) La Anexión a Estados Unidos.

470

Page 139: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Las luchas contra Haití representaron un doble papel, almismo tiempo que frustraban o entorpecían las tentativasanexionistas, servían a la acción anexionista dominicana co­mo bandera para reclamar ardientemente la ingerencia extran­jera, en base a una supuesta incapacidad del pueblo dominica­no para sostener su ¡ soberanía a pesar de las reiteradas y con­cluyentes victorias militares contra las huestes haitianas.

471

Page 140: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Esquema VI

Ciclo Republicano

EPOCA DE LAS ANEXIONES

1899-1873

1Período de la Dependencia Periíodo de la Independencia

1809 - 1844LA GRAN GUERRA CIVIL

1844 - 1873

II 1844 I I 1861 I I 1870 I

II ANEXI~N I 11 ANEXION Il 11ANEXION III I

Francia España EE. OO.

II Independencia 1I ~ 1I Guerra de los Ioficial Restaruac n 6 años

Culminación del Desarrollo

histórico del PUEBLO.

Page 141: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

LA ANEXION A FRANCIA

El año de 1838 es un año clave. En este año culminan lasgestiones que desde 1826 había emprendido Boyer para ob­tener el reconocimiento de Francia, a cambio de unas gruesasreparaciones, en beneficio de los esclavistas despojados por laRevolución. Para el pueblo haitiano, como para cualquiera,era la traición. Su independencia le había costado demasiadossufrimientos, sacrificios y martirios para que tuviera quepagar además con dinero lo que había sido.ganado con sangre.Desde ese momento, quedó sellada la suerte del régimen deBoyer. Pronto apareció una sociedad oposicionista que des­embocaría en un movimiento organizado en Praslin con elnombre de LA REFORMA Ybajo la jefatura de Charles Herardainé, Eso, en Haití.

En Santo Domingo, el curso de los acontecimientos obe­dece a otra lógica. La tradición independentista, que se re­monta a principios de siglo, ha permanecido latente en elseno de la resistencia que los terrenos comuneros han sosteni­do desde los primeros instantes. Los elementos objetivos es­tán dados. Faltan los subjetivos. Al fin aparecen en la formade un dirigente carismático y de una organización conspirati­va y secreta denominada LA TRINITARIA. La funda JuanPablo Duarte en 1838. El momento no puede ser más opor­tuno y rápidamente engarza con la agitación revolucionariade Praslin.

El movimiento de LA REFORMA, que en Haití propugnala eliminación del régimen de Boyer, en Santo Domingo seproyecta, bajo la dirección de LA TRINITARIA, hacia la eli­minación del régimen haitiano en tu totalidad, como premi­sa para la creación de una República nueva en el seno de lacomunidad latino-amerincana y mundial.

El desenlace se produce en 1843. Increíblemente, esteaño de 1843 es la repetición de 1820. LA TRINITARIA es

475

Page 142: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

el equivalente del PARTIDO DEL PUEBLO. Significa, ahoracomo entonces, la emergencia del pueblo en un plano históri­co determinante. En ambas situaciones la ocasión es un pro­ceso electoral que, como la Historia no se repite sino en ungrado superior de complejidades y desarrollos, se da más deuna vez. Igual que en 1820, tan pronto como LA TRINITA­RIA se manifiesta como una fuerza histórica orientada haciala independencia "pura y simple" en manos del pueblo, y nosólo como un movimiento separatista respecto a Haití, em­piezan a perfilarse aquellos sectores hostiles a esta tendenciapopular. Y, así como entonces cundió el desconcierto entrelos sectores más o menos responsabilizados con la anexióna España, ahora se desencadena una desaforada carrera entreestos sectores, más o menos responsabilizados con la anexióna Haití. Uno de sus caudillos confesará después que "prefertaen último caso, ya que era necesario sacudir el yugo de Haití,ser colono de una potencia cualquiera... o,. Evidentemente, loque era fundamental para ellos era impedir que el poder llega­ra a manos del pueblo. Pero el problema no se reducía sim­plemente a convertir este país en colonia de una potenciacualquiera. Era preciso establecer con anterioridad cuál po­tencia quería y cuál pod ía y además, que el querer y el poderse dieran en una sola. Las opciones, en 1843 como en 1820,resultaron ser las mismas, con las ligeras variantes que intro­ducían las complejidades de un desarrollo superior: Haití, sillegado el caso no "era necessario sacudir el yugo ", Francia,ahora como entonces, la más favorecida; desde luego,España; y, aunque parezca inverosímil, porque no lo eramenos en 1810, también Colombia. Hay una novedad quebrota en el cañamazo de perspectivas que ofrece la nueva si­tuación, Inglaterra.

-2-

La introducción del elemento subjetivo en el proceso quehan conducido sordamente los terrenos comunes, se produceen ese año de 1838, como se ha dicho, con la fundación deLA TRINITARIA. Para que este acontecimiento se produzca

• Buenaventura Báez según Garcia, obra citada, página 219 Tomo 11.

476

Page 143: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

tendrán que conjugarse una serie de circunstancias, porqueel advenimiento del régimen de Boyer fue enormemente favore­cido por el debilitamiento extremo que había sufrido la con­ciencia pública, ya de por sí débil en un país económicamen­te atrasado, en una época difícil, destruído por devastacio­nes sucesivas y sistemáticas, aislado del contexto latinoameri­cano y mundial, y drenado por las emigraciones masivas delelemento más culto y esclarecido. Por encima de todo esto,el elemento calificado que permaneció en el país no se inhi­bió frente al régimen de Boyer sino que le prestó su inapre­ciable concurso. Es Bobadilla quien sirve a Boyer a la hora delas argumentaciones de alto nivel que necesita para rebatirlas trasnochadas reclamaciones españolas de 1830. Una vezmás quedó evidenciado que el Gobienro de Boyer no era elproducto de una "invasión" sino de una ANEXION con todaslas de la ley. "La descomposición moral y la inercia, opinaPattee, se habia adueñado de muchos ánimos, prevaleciendoun estado de pesimismo que no veía la utilidad de ningúnesfuerzo para sacudir el yugo, por repugnante que fuese asus sentimientos nacionales. Naciones infinitamente! mayo­res en población y de más larga historia han sido l' ictimasde una parálisis colectiva en momentos de profunda depre­sión y han sufrido de igual incapacidad de 1'('1' COI/ claridadmeridiana la naturaleza de sus destinos. Se necestto 1111110/1/­

bre de visiou y de talento para despertar al pais de su letargo.Este hombre providencial fue Juan Pablo Duurte. ..

Juan Pablo Duarte. He aquí una personalidad difícilpara el biógrafo aunque apasionante y rica para el historiador.Duarte carece de biografía. Es, y no podía ser de otra manera,la condensación más coherente de las esencias de un pueblodevastado, atrasado, mil veces frenado en su desarrollo natu­ral. La vida de Duarte es sólo historia. No hay en ella. comono lo hay en la vida de los pueblos, destellos privados. Carecede esos resplandores personales. de esos brillantes atributosque decoran la vida íntima de los grandes héroes, de los liber­tadores supremos, de los hombres elegidos por la providenciapara encarnar los grandes espasmos de la vida popular. Lagente sencilla, y no pocas veces los historiadores incapaces,

.. Pattee, ob. eit. página 122.

477

Page 144: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

pero sobre todo los jóvenes, en esta época de héroes fulgu­rantes y guerrilleros desencadenados, exigen de los grandeshombres las fulguraciones cinematográficas, visibles, el gestoecuestre con el cual los escultores italianos producen y expor­tan su mercancía destinada a las plazas públicas. No hay nadade eso en Duarte. No se le conoce una novia como Fanny delVillar o como la Niña de Guatemala. María Antonia Bobadi­lla y Prudencia Lluberes no pasaron de recibir 'sendas sorti­jas.· No escribió las cartas de Bolívar, que componen unapasionante epistolario, ni las de Martí, que componen unflorilegio arrobador. Y menos los versos de este último. Supoesía es como para llenar de rubores el parnaso criollo. Nopuede exhibir como el patriota cubano la brillantez de la elo­cuencia ni el refinamiento del estilo ni la vastedad y variedadde la cultura ni la bohemia galante ni las crónicas incompara­bles ni la proyección americana de su magisterio aunque todasu vida y toda su actividad están impregnadas de ella. Se que­da corto cuando es proclamado Presidente en Santiago enocasión de un discurso que pudo haber revuelto la nacionali­dad y hacerla estallar en la epopeya. Ni siquiera alcanza amorir, de cara al sol, dentro de la más pura tradición románti­ca, como Martí en Dos Ríos. Su exilio no es el de Miranda,de corte en corte, en la más espléndida de las Europas inclu­yendo la de Catalina 11. No es el relojero infatigable de la epo­peya, el artífice lento de la victoria, como Juárez. No es elgran estratega militar de un pequeño territorio, como Dessa­lines. Su sencillez no es magnífica y soberbia a la vez, comola de Lincoln. No nos deja un retrato que permita a los pinto­res deleitarse en la imagen de la grandeza, como Washington.y en la historia misma de su país, pasa como una estrella fu­gaz que sólo fulgura un instante y desaparece en las sombras,mientras queda atrás el relampagueo constante de la fusile­ría. Para colmo, al momento de proclamarse la República, esel gran ausente...

Sin embargo, no hay figura más formidable en la historiadominicana ni motor más potente en el proceso histórico niinfluencia más prolongada ni inspiración más arrebatadora ni

• Cl.If), No. 81, enero-junio, 1948.

478

Page 145: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

iluminación más espléndida para su pueblo. Merece, a justotítulo, un lugar entre los libertadores de América porque estáal nivel de los grandes cuando entrega al pueblo la orientaciónmás firme y segura hacia la libertad. Y lo hace con los recur­sos más módicos, en el marco de las limitaciones más gigan­tescas y con la abnegación más profunda. Exactamente comolo hizo su propio pueblo. En definitiva, lo que sucede es queDuarte es el pueblo.

Por consiguiente, a nadie deberá extrañar que el gran au­sente sea también el gran incomprendido.

Es claro. No son pocas las almas elementales que conside­ran que la independencia dominicana se produjo en el ins­tante súbito del trabucazo del Conde, cuya duración Ipudohaberse medido en fragmentos de segundo y que bien pudoser, como han sostenido algunos, el resultado de un acciden­te.! De modo que si Duarte estuvo ausente en esa ocasión,no es ya el Padre de la Patria, sino aquel personaje afortunadoque tenía en sus manos el trabuco, o el personaje más afortu­nado todavía que dio la orden del disparo. Y así mismo, si elpueblo estuvo ausente, y en verdad que aquel no fue un acon­tecimiento de masas - "Creiamos que el número de los con­currentes seria mayor, pero desgraciadamente éramos muypocos, cuenta Serra- 2 entonces habría que llegar a laconclusión de que no 'fue el pueblo quien llevó a cabo su pro­pia independencia. sino que seres providenciales, como consi­dera Pattee que lo es el propio Duarte.

No es así. Duarte no es un don de la providencia, sino delpueblo. Y aquella independencia era "del pueblo, por el pue­blo y para el pueblo".

La independencia domincana es un largo y laborioso pro­ceso que se inaugura, no en Santo Domingo, sino en Estados

Se sostiene en SUCESOS POLlTlCOS DE 1838 - 1845, un infor­me atribuído a Manuel Joaquín Delmonte destinado a los haitia­nos, incluido completo en DOCUMENTOS PARA LA HISTORIADE LA REPUBLlCA DOMINICANA, colección de Emilio Rodrí­guez Demorizi, Volumen 11, Santiago, R. D., 1946.

2 en APUNTACIONES EN TORNO AL 27 DE FEBRERO DE 1844por Vetilio Alfau Durán, CLlO, No. 116, enero-junio de 1960,Año XXVIII, página 101.

479

Page 146: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Unidos en 1776 a nivel continental. Las premisas dominica­nas con la gran Revolución haitiana que al mismo tiempoemancipa a los esclavos y a los siervos y a la Nación. Y la ce­sión que, a consecuencia de ella, hace España a Francia de laparte que posee en la Isla. Este proceso revela sus primerossignos en 1804, luego en 1808, más tarde en 1820, brota a lasuperficie jurídicamente en 1821, se sumerge nuevamente a laAnexión para reaparecer mucho más acentuados en 1843,emerge de nuevo en 1844 para sufrir las más aparatosas peri­pecias antes de sumergirse de nuevo en 1861 para reapareceren 1865 y todavía tendrá que prolongar sus esfuerzos paracuajar por fin en 1874. Setenta años justos consume en mani­festarse de manera definitiva. Lo demás es el Siglo XX consu propio estilo. Pero toda esta larga y agitada trayectoria noes más que la lucha de una clase social histórica, aquella queencarna y transporta el ideal de la independencia, aquí y entodas partes: la burgu esla, y que pugna por alcanzar el podery dirigir los destinos del proceso histórico nacional, contraaquellas clases sociales vinculadas a una modalidad peculiarde la tenencia de la tierra que denominamos los TERRENOSCOMUNEROS.

Duarte es el personaje singular, prácticamente solitario,que entre todos los que participan en el recorrido histórico,descubre que este ideal burgués es la causa del pueblo, que elpueblo es capaz y que además sólo el pueblo es capaz -comolo deja establecido en su proyecto de Constitución, en su"testamento politico n.y tal vez en el juramento mismo de LA

• El Artículo 6° dice:

"Siendo la Independencia Nacional la fu en te y garantta de las liber­tades patrias, la Ley Suprema del Pueblo Dominicano es y serásiempre su existencia política como Nación libre e independientede toda dominación e influencia extranjera, cual la concibieron losFundadores de nuestra asociación politica al decir (el 16 de juliode 1838) Dios, Patria y Libertad, República Dominicana, y fueproclamada el 27 de febrero de 1844, siendo desde luego, así enten­dida por todos los pueblos cuyos pronunciamientos confirmamosy ratificamos hoy, declarando además que todo gobernante o

480

Page 147: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

TRINITARIA- de llevar a cabo la independencia y sostener­la con sus propias manos.

Duarte es además el personaje singular que en las nieblasde aquel período difunde, encamina, organiza y dirige la ma­terialización de esa concepción con las armas en la mano. Y,por lo mismo que sostiene que el destino de nuestro país resi­de en el pueblo, es la estrella, no polar sino popular, quemarca los senderos del futuro. En eso consiste su grandeza.

Pero volvamos a los acontecimientos.Al despertar el año de 1843, la ágitación pública en Santo

Domingo, era tan inquietante como esa que en ciertos anima­les anuncia la proximidad de un terremoto. El 27 de enerohabía tenido lugar el llamado "Alzamiento de Praslin" enHaití, y la simple noticia era suficiente para perturbar a cual­quier espíritu sensible. También las autoridades suelen sersensibles, y el General Carrié, a quien correspondía la respon­sabilidad del orden en Santo Domingo, consideró prudentetomar medidas preventivas.

Una comisión capaz de olfatear todo indicio perturba­dor fue nombrada al efecto.. Como era-de rigor, la selecciónse hizo entre elementos profundamente vinculados al medio,conocedores de las costumbres y por tanto capaces de detectar,como los detectives, cualquier brecha por la que pudiera colar­se la subversión. Resultaron nombrados unos individuos que,desde largo tiempo atrás, ejercían profesionalmente ante suclientela haitiana, su condición de nativos de esta parte: DonTomás de Bobadilla y el Dr. José María Caminero. Esteúltimo ejercía esa profesión con gracia, puesto que no eranativo país sino de Santiago de Cuba." Bobadilla en cam-

gobernado que la contrarie, de cualquier modo que sea, se colocaipso [acto y por si mismo fuera de la Ley".

Este artículo fue escrito, según el Dr. Alcides García L1uberes entreabril y junio de 1844. V. CLlO, No. 97, septiembre-diciembre de1953: ACRISOLANDO NUESTRO PASADO, página 133.

.. Aparece con esa nacionalidad entre los miem bros de la LogiaUNION en 1828. l'enía entonces 39 años. Ver INVASIONESHAITIANAS, ob. cit.

481

Page 148: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

bio era de Nciba y llevaba ese punto de ventaja a su profesio­nalidad.

El 13 de marzo materializó el triunfo de Praslin. Boyerfue em barcado con toda su familia en la goleta Scilla de ban­dera británica con rumbo a Jamaica y como destino final aEuropa. Aquello era el fin de una larga dictadura -25 años- y,como históricamente 20 años son menos que nada, tambiénde una breve Anexión.

Es claro que, si en lugar de una Anexión, se hubiera trata­do de una "incorporación forzosa", como con cierta irreve­verencia sometía a la discusión una encuesta del INSTITUTODE INVESTIGACIONES HISTORICAS en 1937, después dehaber cuestionado con no menor irreverencia a Juan SánchezRamírez; o de una "invasión haitiana ", como sostenía Dn MI.de Js. Troncoso de la Concha en su contestación oficial a ellaen su calidad de Presidente de la Academia de la Historia'; elhecho de 1822 se habría convertido ya en 1843, a raíz de laca ida de Boyer, en una explosión revolucionaria incontenibleque habría sacudido a aquella parte de la Isla que había sufri­do la "invasión haitiana" y de inmediato la incorporación for­zosa ". En ambos casos se habría cumplido el esquema común,el estallido volcánico de la insurrección y desbordamientode las masas populares en estado de incandescencia. Pero loshechos no correspondieron a ese esquema. La Segunda Repú­blica llegó en 1844 sin epopeya, casi como un arreglo políti­co. La erupción épica que debía seguir el atropello cósmicotan dramáticamente descrito por Troncoso de la Concha yotros muchos autores, no se produjo.

y no podía ser de otra manera, porque el mismo elemen­to que prohijó la Anexión, lográ apoderarse de la direccióndel proceso castrando sus alcances y planteándolo en lostérminos del cambio de una Anexión por otra.

Para alcanzar ese objetivo, el paso primordial consistía enla tergiversación de los propósitos de LA TRINITARIA y, si

• Véase el cuestionario propuesto por Gustavo Adolfo Mejía, su presi­dente en el artículo LA OCUPACION DE SANTO DOMINGOPOR HAITI, en el cual el presidente de la Academia Dominicanade la Historia, M. J. Troncoso de la Concha, responde a la encues­ta. CLlO, No. 81, enero-junio de 1948, página 25, ya citado.

482

Page 149: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

esto no se lograba, proceder entonces a la eliminación de susdirigentes más caracterizados, comenzando por Duarte. Y me­jor todavía am bas cosas a la vez.

La "tendencia colombiana"," que en 1821 había ser­vido admirablemente para desviar la corriente popular, reapa­rece en 1843 con el mismo carácter. Los trinitarios son reite­radamente acusados de pretender una anexión a la Gran Co­lombia con el fin de implantar la esclavitud en Santo Domin­go. Pero como se ha dicho y contemplado que la Historia seda una vez como tragedia y otra se repite como farsa, el in­fundio colombianista resultó inoperante. La farsa reveló muypronto sus entretelones y LA TRINITARIA necesitó unosartilugios más su tiles para desaparecer.

El segundo paso, que conduciría a decapitar el movimien­to emancipador, exigía el uso de la fuerza y la manipulacióndel poder. Bobadilla y Caminero disponían de estos recursospero LA TRINITARIA se les adelantó estableciendo contac­tos, por iniciativa de Duarte y a través de una feliz gestión deMella, con el movimiento que en Haití propugnaba el derro­camiento de Boyer. De modo que, cuando este derrocamien­to se produjo, el camino quedó abierto para avanzar, mediantela alianza de los trinitarios y los reformistas haitianos redica­dos en Santo Domingo, contra la alianza de los anexionistas,o "absolutistas" como se les llamó entonces, y el Gobiernohaitiano representado por Carrié.

Los acontecimientos no se hicieron esperar y muy prontose organizó una manifestación encaminada a deponer al Go­bierno que en esta parte todavía representaba al que habíasido depuesto en la otra. Y ésta resulta ser la única ocasiónen que salen a relucir las armas en toda la etapa de luchas que

* "Por un doble y caracteristico error que explotaron en 1843 losadversarios de Duarte y en 1861 los autores de la Reanexián, elsentimiento popular confund ia en el nombre de Colombia elimpotente esfuerzo a que se vio constreñido Núñe: de Cdceres.,¡"(Not a 20, pág. 69) "¡';II si misma la versián sena torpe. porque latiran Colombia que 110 exist ta ya, abolió la Esclavitud que Españamantenia en sus colonias, pero la masa negra la recibió por rcrda­dera ... "Nota 25 página 70) Máximo Coiscou Henríquez: HISTO­RIA DE SANTO DOMINGO, Vol. 11,1944.

483

Page 150: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

culmina con la Separación. A la cabeza de esta manifestaciónfigura Duarte con un grupo de trinitarios decididos y el hai­tiano Ponthieux con los reformistas radicados en esta parte.Se supone que esta es una manifestación de carácter estricta­mente político y formal, no una acción militar, puesto que elGobierno de Carrié, tras el derrocamiento de Boyer, es ungobierno artificial que solo debe esperar a quien le sustituya.Sin embargo, la intervención negativa de la "tendencia haitia­na", representada en ese momento por el General Ali, coman­dante de un "batallón de negros" nativos de esta parte, crea­do por los españoles en tiempos de la colonia y que habíaservido a todos los gobiernos sin el menor destello de colori­do nacional, convirtió la acción cívica en una confrontaciónarmada, sin duda manejado en la sombra por la facción ane­xionista.

De ahí que haya vacilaciones en nuestra historiografíaal caracterizar este episodio. Demorizi lo califica de "revolu­ción" en un artículo conmemorativo de 1943. 1 A su vezMoya Pons, en su MANUAL de 1977 no pasa de ver allíuna "turba de revolucionarios" que 'se formó", 2 como esapolvoreda que levanta la ventolina en los días calurosos.Por su parte Carera, quien resulta la fuente obligada peroque se convierte en esta zona de su COMPENDIO como elcronista más fidedigno y el historiador más informado pesea sus debilidades conocidas y reconocidas, ve un "pronun­ciamiento" en el que participa "el pueblo amotinado... "3 Lasuya es la versión más meticulosa, aparentemente la másobjetiva y de todos modos la más convincente:

"Confundidos (trinitarios y reformistas haitianos) unos yotros en un solo grupo de amigos al grito de VIVA LA RE-

Emilio Rodríguez Demorizi: LA REVOLUCION DE 1843, Bole­tín del Archivo de la Nación, Año VI, enero-abril de 1943, Nos.26-27.

2 página 267.

3 Ob. cit. página 193. Sigue bastante de cerca los SUCESOS POLl­TICOS de 1838-1845 de Delmonte, citados más arriba,con datospropios.

484

Page 151: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

FORMA, se dirigieron en masa por la calle del Comercio,en dirección de la residencia del General Carrié, a quieniban a deponer del mando; pero al llegar a la plaza de la Ca­tedral encontraron formado en batalla en ella al regimiento32, con la orden de disputarles el paso a todo trance. Interro­gados por el General Ali, que estaba encargado de la coman­dancia de armas y habla sido invitado para tomar parte en elpronunciamien to, sobre el objeto Que los guiaba, respondie­ron a una voz que querían libertad; mas como el viejo veteranoles contestara que esa libertd la teman, volviendo la espaldacon desdeñosa indiferencia, se rompió el fuego inmediata­mente entre la tropa y el pueblo amotinado, quedando muer­tos en el campo, de parte de la primera el comandante CharlesCousin y tres soldados de su cuerpo, y de parte del segundoun venezolano que respondia al nombre de Toribio, sin con­tar los heridos, que no fueron pocos, hallándose en el númerode los del gobierno el teniente Emilio Parmentier, y en el delos reformistas Adolfo Nouel, Pedro de Mena, José BrunoCordero, Alejandro Tani y Juan Ramón, un pobre muchachoque vendía por las calles mechas de azufre... "

García agrega a continuación que,

"dispersados los reformistas por la tropa, los más compro­metidos saltaron las murallas de la ciudad y se dieron citapara la común de San Cristóbal... ..

Mereciéndolo más que no pocos, ninguna calle recuerdaen nuestro país a Juan Ramón. Era no obstante, desangrán­dose en una de las más importantes de la Capital con sus me­chas de azufre en las manos, la presencia del pueblo, comoun símbolo de luz.

Como salta a la vista, este episodio se define por su carác­ter político y su desenlace policial. No es posible describirlocomo una batalla. Los ingredientes revolucionarios son obvios,por lo que no puede definirse como una "turba", toda vezque la noción de "turba" y de acción revolucionaria son anti­téticas y por tanto no cabe una "turba revolucionaria ", sal­vo que se busque desacreditar a unos y a otros. Pero tampo­co nos es dable calificarlo de revolución" porque ésta se defi­11\: por su desenlace. Una revolución no se dispersa por la tro-

485

Page 152: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

pa. Y menos de "pronciamiento". * Precisamente, si el Co­mandante Alí hubiera "pronunciado" la Plaza las posibilida­des y las consecuencias revolucionarias habrían sido otras. Pe­ro no fue así. La acción fue importante y merece la atenciónque le dispensaron los cronistas, porque fue una manifesta­ción activa de la situación de cambio que se vivía en ese mo­mento. Y sobre todo de la capacidad militar de que disponíanlas fuerzas anexionistas del país para frenar el "pronuncia­miento" -invitado Ali, respondió desdeñosamente-. y conte­ner el desarrollo revolucionario- fueron dispersados por latropa- impidiendo el acceso de las masas populares.

Pero lo más importante para nosotros no es la caracteri­zación de ese episodio sino de toda una situación en que seimpone la naturaleza política del trabajo patriótico.

Para Duarte, la significación de ese período, siempre ate­niéndonos a los escasos documentos teóricos que nos ha lega­do, iba más allá de la ruptura con el régimen haitiano. Para él,se trataba de la creación de la nacionalidad integral, no paraoponerla a Haití aunque eventualmente ello fuera necesario,sino para incorporarla al mundo, simbolizada en una banderauniversalmente válida, incluyendo en su validez, llegado el ca­so, la confrontación con cualquier enemigo de aquende o dealllende el mar.

Como ideal, desde luego era espléndido, pero como objeti­vo político inmediato era, sin dejar de ser espléndido, suma­mente complejo y difícil para una personalidad prácticamen­te solitaria, para un pueblo cuya primera experiencia devas­dora había tenido lugar unos tres siglos y medios atrás sin quecesara prácticamente nunca, y para un pensamiento, por másque situado en la dirección histórica, traicionado constante­mente por sus portavoces naturales, comenzando por JuanSanchez Ramírez, parapetados en el poder. ..

Durante estas luchas, la actividad de Duarte se multipli­caba al favor de la corriente histórica pero debe constante­mente chocar, de un lado, con la resistencia del elementoconservador a través de sus calumnias más o menos colom-

* La palabra "pronunciamiento" se refiere a la acción militar, noala popular, como "mot in". "Pueblo amotinado" es una expresióncorrecta.

486

Page 153: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

bianistas, de sus comisiones de investigadores y de sus organi­zaciones represivas, incluyendo al elemento militar nativo, ydel otro, con la visión estrecha de aquellos elementos que, in­tegrados en sus propias mas como trinitarios activos, se incli­nan a reducir la significación patriótica del momento históri­co, inclusive abnegadamente, a la ruptura con Haití...

Esta concepción de la libertad, restringida a la libertadrespecto de Haití, constituyó el veneno que emponzoñó lasproyecciones duartistas y sumió al país en los más dolorososy prolongados sacrificios. Realmente fueron pocos entre susadeptos más capaces que se percataron de que esta limitaciónde su pensamiento los empujaba inevitablemente a coincidircon la reacción anexionista, presta a convertir a ~. aliadohaitiano de la víspera en el enemigo más enconadamenteodiado, encubriendo su responsabilidad con la leyenda de la"incorporación forzosa JI, del poderío invencible de la reac­ción haitiana y de la "cobardia'' intrínseca de nuestro pueblo.Y, mientras la vida misma no se encargara de disipar estas tinie­blas, en los hechos y en la mente misma de los partidarios delas concepciones revolucionarias de Duarte, la facción anexio­nista podría manejarse con éxito en el vórtice delos aconteci­mientos. Pero siempre sería primordial la eliminación de lainfluencia directa de Duarte...

-3-

Tres días después de la manifestación pública dispersadapor la tropa del General Alí, los rebeldes refugiados en SanCristóbal, a la que pronuncian en favor de la Reforma, re­toman en triunfo a la Capital al conocerse la capitu!a­ción de Carrié, forzado tanto por la situación en Haití cornopor los pronunciamientos sucesivos de San Cristóbal, Baní,Azua y otros lugares. Inmediatamente se constituye en laCapital una JUNTA POPULAR "que debla ejercerlos poderesgubernativos hasta el dia en que se sancionara la Constitu­ción política del Estado. . . " *

* Francois P. Sevez hijo: PEDRO ALEJANDRINO PINA. elloNo. 101 Año XXII. octubre-diciembre de 1954.

487

Page 154: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

En ella figuran dos reformistas haitianos: Ponthieux co­mo su presidente y Morin. Dos trinitarios de Cepa: Duarte,quien aparentemente funge de Secretario, y Pedro Alejan­drino Pina, además de un futuro presidente de la RepúblicaDominicana, Manuel Jiménez.

El papel de Duarte en esa Junta va a darle un sesgo nacio­nal y le va a imprimir un estilo "dominicano" a los aconteci­mientos. En este punto alcanza su grado más alto el conteni­do nacionalista de la TRINITARIA Ysu misión de rescatar elhilo histórico trazado por el pueblo desde principios de siglo.El 7 de abril, esta JUNTA expide una credencial a Duarte,firmada por Pina como secretario interino "para que comoCometido por ella y en nombre del pueblo soberano, instala­ra y regularizara las Juntas Populares", que debían regir losnegocios en "las diferentes comunes de su tránsito... "1 Y secomprende que Rosa Duarte salude esta credencial como unacontecimiento. En manos del hombre que funda LA TRINI­TARIA, LA FILANTROPICA, la SOCIEDAD DRAMATICA,estas juntas populares se convertirán inevitablemente en unfactor inapreciable de organización de las fuerzas genuina­mente interesadas en el proceso emancipador, en el génnenpolítico de la patria nueva.

Pero también hace su presencia allí un ingrediente per­turbador. Esa inclinación de los patriotas a circunscribir elaliento histórico de aquellos instantes, los induce a hacer el 8de junio de 1843 una REPRESENl:ACION ante la JuntaPopular, que será condenada por Duarte 2 y en la que se vis­lumbra ya el contenido de la futura MANIFESTACION DEL16 DE ENERO que habrá de objetivar el triunfo del elementomás retrógrado del proceso nacional.

Según la glosa de García este documento supuestamenteredactado por el Padre Bonilla y dirigido e impreso por unode los favorecidos en las elecciones impuestas poco despuéspor Herard para sustituir a los perseguidos del 15 de junio,

Idem.

2 CLlO, No. 62, enero-junio de 1944, página 22, citado por VetilioAlfau Durán en sus APUNTACIONES citadas (nota al pie de lapágina 61).

488

Page 155: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Manuel María Valencia, y que luego se pasó a la oposiciónseparatista, iba calzado por la firma de varias personas inclu­yendo cuando menos un trinitario de cepa: Juan Nepomuce­no Ravelo y otros dos que no dejaban de serlo: Félix MaríaRuiz y Pedro Pablo Bonilla. Esta REPRESENTACIONdemandaba de la junta que,

"reorganizándose como correspondía, dispusiera y ordena­ra sus actas y sesiones escritas, decretando en ellas el con­tenido y forma con que se había de expedir los poderesque acreditaran la identidad de los diputados que debíannombrarse para la asamblea constituyente acabada deconvocar, en el concepto de que estando firmemente per­suadidos de que no eran un pueblo conquistado por Haití,sus actos debian ser escritos en su propio idioma vulgar, ydichos diputados por recibir el encargo de reclamar laobservancia de la religión católica, apostólica y romana, yque se conservaran el idioma, usos y cosumbres nativos ylocales, toda vez que esto ni se oponía, ni contradecía,ni debilitaba la unión simple e indivisible de la repúbli­ca democrática, como tampoco no causaba variedad, con­tradicción ni discordia, la diferencia de los colores de lapiel, ni el origen o nacim iento de los que en la actualidadse llamaban hatianos: sino que antes al contrario, la ex­periencia de todos los tiempos y de todas las naciones,tenía acreditada la necesidad de hacerlo así, aún en lospueblos conquistados por la fuerza de las armas, encon­trando muy cerca el ejemplo de las provincias unidas denorte-américa, las cuales se gobernaban por unas leyesgenerales constitutivas de la democracia, que hacíanindisoluble la unión e indivisibilidad de la República,dictando cada provincia sus leyes económicas, locales yadministrativas. . . " *Este es en verdad un documento estremecedor. Por varias

razones:

a) revela que en el seno mismo de los trinitarios. el senti­miento nacional se manifestaba respecto de Haití (en

* García, ob. Yloe. cito página 200.

489

Page 156: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

orden a las costumbres, religión, color de la piel, idio­ma) pero no involucraba el aspecto político (la separa­ción respecto de Haití y la independencia respecto delmundo).

b) contradecía en toda su integridad el pensamiento duar­tiano, que se manifiesta solitario en el hecho de que esrechazado por él, enfrentado a no pocos de sus conmi­litones.

e) anuncia la línea ideológica que más tarde se expresa enel Manifiesto del 16 de enero.

d) define y acepta, "estando firmemente persuadidos deque no eraun pueblo conquistado por Haití", el hecho dela anexión y asegura su perpetuidad por cuanto "ni seoponia ni contradecia (siquiera) débilitaba la uniónsimple e indivisible de la república democrática ". ypor el contrario "la experiencia de todos los tiemposy de todas las naciones tenía acreditada la necesidadde hacerlo así... " precisamente invocando la Indepen­dencia de los Estados Unidos que eran entonces el mo­delo de la independencia americana. Todo esto a ladistancia de unos seis o siete meses de la proclama­ción de la independencia nacional.

Este documento perfila con todos sus rasgos la naturaleza,a la vez, de la Anexión de 1822 y la de la Independencia de1844. Constituye una expresión y un pronóstico. Describey anuncia. Son estas fuerzas las que se conjugarán para elimi­nar a Duarte, debido a que obviamente constituye un obstacú­lo, tanto más vigoroso por cuanto se afirma e ilumina en elcontexto histórico de todo el Continente.

-4-

De las JUNTAS POPULARES surgieron las JUNTASELECTORALES que debían nombrar a los Representantesen la Asamblea Constituyente. En esta ocasión deberán reco­gerse los frutos de la actividad de Duarte en el seno de la Jun-

490

Page 157: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

ta Popular "como Cometido por ella y en nombre del pueblosoberano". El 15 de junio se llevan a cabo las elecciones enun clima de intensa agitación y el elemento nacional alcanzauna aplastante victoria popular, que significa el desplazamien­to general de los candidatos haitianos. Claramente se vislum­bra ya la separación en el j.lano nacional, a despecho de laimagen que reflejan los connotados dirigentes aglutinados entorno a la REPRESENTAClON del 8 de junio. De un ladoaparecen netamente deslindados los campos. De un ladoestán los separatistas. Del otro, los conservadores o "absolu­tistas", incluyendo en ellos a la facción nativa, no exento dela participación de algunos trinitarios, identificada con laAnexión. Es nada menos que el propio Manuel María Valen­cia quien declara alarmado, no sin dejar atrapado al historia­dor García en la maraña, que "aquí como en todos los demáspuntos de la República (de la República de Haití, se entiende,lo que indica que en el contexto de la época se considerabaindependiente todo el territorio) hay un gran número dehombres que ya por error, ya por interés, o ya por necesidad,hablan entrado en las miras del ex-Presidente Boyer y se ha­blan prestado a ser dóciles instrumentos de sus descabelladosplanes. . . "1

Y era este elemento sórdido acusado y desenmascaradoaquí por Valencia, pero también el sector en el cual él mismose encontraba incluído, el que constituía el adversario máspeligroso, hasta un punto que sólo el tiempo mostraría susalcances. El enemigo real no era Haití, o cuando menos ha­bía dejado de serlo. El delegado mismo del Gobierno, Augus­te Brouard, exclamó al conocer los resultados de las eleccio­nes del 15 de junio: "Estamos perdidos, la separación de laparte española es un hecho. . . .. 2

García, ob. Y loe. cit. página 192.

2 Según Sevez en su artículo acerca de Pina antes mencionado.García registra en su COMPENDIO (página 200), simplemente"la separación es un hecho", que dice haber pronunciado alguienen la Junta Popular de Santo Domingo e18 de junio de 1843, peroSevez alega en la Nota número 37 del mencionado artículo que elpropio García "en su Biografta de Pina, la consigna asi: "estamos

491

Page 158: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Curiosamente Brouard comprendía que el hecho político,la independencia separada, era el decisivo, por tener unaraíz popular revelada en la consulta pública. Sin embargo,en la facción nativa anexionista, el hecho decisivo era lafuerza.

Según refiere un testigo, el Comisionado Brouard habíallegado a convertirse en el centro hacia donde convergían estososcuros intereses:

"... habla algunos dominicanos que no salían de su casallevándoles chismes contra sus paisanos; al extremo quela tarde que llegaron las primeras tropas que venían conRiviere, se agruparon ellos en su casa del tal Brouard,que quedaba en la plaza de la Catedral, y le decian:

"ya es tiempo de empezarlos a recoger. ¡Mire, allihay algunos!... pero parece que él no quiso acceder a susinstigaciones, pero llegó el Gral. Riviere (y) siguieronentonces con más fuerzas las intrigas y denuncias. . . " •

perdidos, la independencia de los dominicanos es un hecho". Yagrega; "Algunos autores han errado al determinar cuándo fue dichaesa frase, pues piensan que salió de labios de Brouard en el cursode los debates en la Junta Popular ... La verdad es que le fue inspi­rada a Brouard por el triunfo del partido duartista en las eleccionesdel 15 de junio de 1843 ". Véase página 183 del artículo de Sevez.

Tiene cierta importancia el hecho de que en la versión de Sevez,aparezca la palabra SEPARACION, lo que podría indicar que laadopción de ella en el MANIFIESTO DEL 16 DE ENERO sedebía a la identificación de Bobadilla con el elemento haitiano.Esto podría significar que los haitianos entendieran la situacióncreada, en los términos de la separación de una parte ya indepen­dizada en 1821, de un todo independiente que era la República deHaití, por lo que una nueva proclamación de independencia seríaredundante. Y es curioso que en la representación del 8 de juniode 1843, se alude a "el ejemplo de las provincias unidas de norte­américa... " En efecto, cuando se planteó la desunión, la Guerrafue llamada de SECESION y ninguna de las partes invocó la Inde­pendencia...

• SUCESOS POLITICOS DE lIB8-1845,ob.cit.,página 15.

492

Page 159: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

La fuerza con que contaba la facción anexionista era,pues, el General Charles Hcrard Riviere, el líder de la Refor­ma, a la cabeza de un respetable aparato militar procedente,no de Austerlitz y Marengo, lo que habría sido muy vulgar,sino de un lugar más convincente y más bonitamente denomi­nado: Puerto Príncipe. Y, como era de esperarse, la estructurapolítica patriótica del proceso fue aplastada. Duarte y uncierto número de patriotas se vio obligado a escapar al extran­jero. Otros fueron apresados y enviados a Haití, Mella entreellos. Algunos lograron permancer escondidos, entre ellosSánchez, a quien tocará como también a Mella un destino tanimpresionante que les reservará, hombro con hombro conDuarte, un lugar en la trilogía de los fundadores de la Patria ...

La profundidad de esta tragedia resulta inconmensurable.En la mayoría de los casos, la decapitación de un movimientoemancipador impulsado por fuerzas históricas irreversibles,resulta un episodio deplorable pero transitorio. En la situa­ción que aquí se contempla, nada impide confiar en que elDuarte que zarpa hacia el exilio para eludir un golpe severo,estará pronto en condiciones de reanudar la faena interrum­pida. Pero acaso él mismo no era consciente de la severidaddel golpe que le amenazaba, toda vez que provenía, no sólode las autoridades haitianas, sino mayormente del mismo ele­mento nativo, profundamente incrustado en las filas de supropio movimiento, y para el cual el pensamiento radical queél encarnaba, constituía un escollo, dado su prestigio en elcorazón del pueblo. La desvinculación de Duarte, por másque pasajera, tendría consecuencias irreparables y de inmensagravedad. Significaría dos cosas:

UNA, la captura del proceso emancipador por la facciónanexionista, súbitamente convertida en "separatista"frente a la presión de las masas populares. Esta no era lamás grave. En definitiva, esa captura, como la misma au­sencia de Duarte, pudo haber tenido resultados episódi­cos banales.

La OTRA, el hecho de que esta captura hubiera sidoposible porque en el seno de los propios duartistas preva­leciera la concepción de que la naturaleza fundamental

493

Page 160: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

del momento histórico fuera la ruptura con Haití, era infi­nitamente más grave.

Esta actitud pondría al movimiento trinitario fuera de latradición popular, clara y neta y además brillantemente pues­ta de manifiesto de 1804, ciertamente frente a Haití perotambién, y de manera inquívoca, contra Francia, en el senti­do de la soberanía absoluta. Al circunscribir .:-1 proceso de laindependencia a la separación respecto de Haiti, se hizo posi­ble el ascenso vertiginoso de las fuerzas más negativas delproceso y les permitió enarbolar la bandera anti-haitianapara detener en seco el impulso popular, desviándolo haciael apoyo de las tendencias anexionistas más recalcitrantes ytenebrosas.

Varias modalidades pudo asumir entonces esta tendencia.Unos se inclinaron a Francia, otros a España y todavía otrosa Inglaterra. Vetilio Alfau Durán no deja de reconocer, aca­so amargamente: "Todos, empero, teman un fin: la separa­ción de Haiti. Ese era el propósito final de todos... " *

Peña-Battlle , como se ha señalado en páginas anteriores,es la pluma más afilada y consciente en la historiografíanacional, casi sin disputa. Es también la que más se indepen­diza de las tradiciones convencionales y, en consecuencia, laque se aproxima probablemente de manera más aguda a lasraíces profundas del proceso burgués de nuestra vida históri­ca. Por eso no es de extrañar que, desde la perspectiva de unaclase social que había perdido desde mucho tiempo atrás susproyecciones revolucionarias, fuera capaz de descubrir esasesencias, situándolas en su época sin tratar de aplicar lasconcepciones de hogaño, (en las que él mismo militó comoun ideólogo del anti-haitianismo más feroz y beligerante), alas de antaño, cuando su clase social era portadora ardiente deun mensaje revolucionario. Y lo justo es que comparta lasposiciones de Duarte, saludando inclusive su naturaleza re­volucionaria, aunque no las aceptara para la época en cuyocontexto escribía. He aquí su opinión tal como la recogeel propio Alfau Duran:

* En APUNTACIONES EN TORNO AL 27 DE FEBRERO DE 1844,ya citado.

494

Page 161: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

"El observador sagaz -escribe el licenciado M. A. Peña­Batlle-: echará de ver en todo esto, que el movimiento re­volucionario de los trinitarios necesitó defenderse conmayor energia y audacia de las maniobras y de los ata­ques de los afrancesados, que de la propia iniciativa haitia­na.

"La ausencia de Duarte --continúa Peña-Batllc- tieneuna gran significación en el proceso de los últimos acon­tecimientos. En el momento culminante faltó la direccióninspirada, la mente creadora, el consejo iluminado. Des­pués de la salida de Duarte, se inicia progresivamente, ladecadencia del ideal radicalista, hasta perecer a raiz dehecha la separación, en la punta ensangrentada de la espa­da del hatero seibano,

"El connotado pensador tan a destiempo ido, agregaAlfau, considera de una manera inconcusa, que el estudiodetenido, concienzudo y desnudo de marasmos, nos hace"llegar forzosamente a la contusián de que, el triunfodel 27 de febrero fue un triunfo indiscutible del partidoanexionista, un triunfo de las ideas reaccionarias, de lastendencias que desde La Reforma, contrarrestaban)' per­seguían los trabajos de La Jrinitariay La Filantrópica. . . "*

y no se puede sospechar en Peña-Batlle, la "desviaciónde izquierda" ...

-5-

De estas tendencias, la primera en perfilarse con extrema­do vigor fue la "tendencia francesa ". La habíamos dejado en1821, sumida en una desgraciada confabulación expediciona­ria oscuramente vinculada a los proyectos independentistasde Núñez de Cáceres. Ahora, al hacerse visible el restableci­miento de la independencia, brota con renovado entusiasmoy copa la atención de las fuerzas retrógadas del país. Su ar­quitecto más elegante es un personaje que, en contraposiciónde Duarte, se presta por la excelencia de sus atributos y lasperipecias de su vida privada, desde su caballo Pabellón hasta

* Idem.

495

Page 162: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

su banda de Mariscal de España, cinco veces presidente de laRepúolica, para una formidable biografía. Naturalmente, sepresta también para muchas otras cosas.

Una de ellas es la de servir de intermediario para que elGobierno de Francia se apodere de la República en ciernes,ya completamente madura para una acción decisiva. Es Bue­naventura Baez.

Los haitianos han podido sospechar muy rápidamentecuáles eran las intenciones recónditas de Baez. Había sido ele­gido representante por Azua a la Asamblea Constituyente,después que Herard ainé, echó por suelos los resultados de laselecciones del 5 de junio a fin de reemplazar a los persegui­dos. Báez -con Juan Nepomuceno Ravelo, trinitario de cepa,fundador, y Manuel María Valencia, el responsable directode la Representación del8 dejunio a la Junta popular- ocupóuna de esas plazas...

Durante las discusiones del proyecto de Constitución enPuerto Príncipe, Báez planteó a la Asamblea que fuese aboli­do el antiguo artículo 38 que prohibía a los blancos tenerpropiedades en Haití. Esta moción no respondía a una situa­ción correspondiente a la región que él representaba en laAsamblea, porque en la antigua parte española los blancos nohabían sido despojados de esos derechos. Además Báez erarico y no era blanco, (aunque en su país nadie se lo tomabaen cuenta y bien podía pasar por serlo). El artículo 38 nolo rozaba a él ni a sus representados. Es evidente que la mociónrespondía a los intereses de los franceses, representados enton­ces en Haití por el Cónsul Levasseur. Y es indudable que estecaballero había logrado envolver en su fascinación metropoli­tana al Representante Báez y habfaconquistado suconfianza, *porque pronto se elaboró un formidable proyecto conocidopor el PLAN LEVASSEUR, que le aseguraba a Báez una posi­ción envidiable como el dirigente supremo de la futura Repú­blica Dominicana, a cambio de unas gentiles atenciones a

* Los encuentros de Báez con Levasseur se llevaron a cabo a través'de un abogado francés, M. Eugenio Dupon, y se celebraban en lapropia casa del Cónsul en Puerto Príncipe, según informó Saint­Denis a su Cancillería. V. 'CLlO, No. 94 septiembre-diciembre de1952, Año XX, página 176.

496

Page 163: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Francia, consistentes en la Bahía de Samaná y mediante unreconocimiento de protectorado por 10 años prorrogablespor toda la eternidad...

Báez, quien podía tener fundados motivos para confiar enel éxito de esta hermosa aventura, no contaba con dos grandesobstáculos.

Uno era la resistencia del Ministerio Guizot en París, re­nuente a ver escapársele el pago de la deuda reconocida porBoyer, fuertemente respaldada por la anexión de la parte Este.

El otro era Inglaterra que, por una singular disposiciónde la Divina Providencia, había impedido siempre y seguíainsistiendo en impedir, que cualquier potencia extranjera seapoderara de Santo Domingo, inhibiéndose ella misma de ha­cerlo. Algún día habrá que componer un sublime epinicio aesta bella devoción británica. Eso acaso explique la existenciaperpetua de una "tendencia inglesa" que, en los mismos mo­mentos en que Báez intercambiaba "boutades" con EugenioDupon junto a una copa de borgoña en casa del Consul Levas­seur, pugnaba por echar raíces en Santo Domingo sin resultado.

Uno de los gestores nativos del protectorado inglés fue unseñor Pimentel, nativo de esta parte, a quien prontamenteenfrió el famoso desdén británico. Otro fue T. S. Heneken, aquien no cupo igual suerte en razón de que conocía profun­damente las normas de rigor por ser él mismo inglés. No sedirigía nunca en sus memorables informes al Primer Ministrosin decirle "Milord". Se le verá girar incansablemente en todaituación histórica hasta pasada la Restauración en Santo Do­

mingo. En este último momento se encontrará a otro, Don3enigno Filomeno de Rojas, una figura muy interesante,aunque también muy inglesa, de nuestras luchas patrióticas. •

Pero en 1843 la figura más presionante, e impresionante,era la de Báez. Junto a éi se levanta en esos momentos otrafigura menos impresionante, pero más presionante. La fo­tografía nos la presenta como un viejillo intrigante, tocado deun birrete negro, con una mirada oblicua de serpiente de cas­cabel: Don Tomás Bobadilla. Y esta figura se nos presentacomo el personaje más enigmático de toda la historia nacio­nal.

• V. DOCUMENTOS PARA LA HISTORIA, Tomo 11, citada, passim .

497

Page 164: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

A Bobadilla lo encontramos en todas las posiciones, alIa­do de todos los regímenes, figurando en todos los movimien­tos patrióticos, contituyendo la fuerza más temible en todoslos movimientos reaccionarios, tan pronto al lado del biencomo del mal y recorriendo el proceso completo desde posi­ciones dirigentes o influyentes. El primero al consumarse laRepública. Fue su primer gobernante. El primero a la hora dehundirla. Se le apodó "el hombre del lápiz", considerándoseleel padrino de todas las corrientes ideológicas, sin que se lehaya adherido jamás a una determinada corriente de intereses.

Todo parece indicar. que Bobadilla era el hombre del Cle­ro. También en las altas autoridades clericales se observa esaconducta equívoca y enigmática. A pesar de que la Iglesiatenía fuertes intereses en la política territorial y fue profun­damente perjudicada por la política agraria de los haitianos,parece ser que sus objetivos no podían circunscribirse a estosintereses y, por tanto, se colocaban en una esfera superior delpoder, tratando de ejercer allí una influencia política paracuyos fines la figura de Bobadilla emergió como una fuerzaincomparable. Pero, mientras no se lleve a cabo una investiga­ci6n especial acerca de este personaje y se dirija la atenci6na este aspecto fundamental de su vida, es prácticamente impo­sible, dada la complejidad de su conducta, pasar de considera­ciones especulativas de esta naturaleza. Mientras tantotenemos que atenernos a los acontecimientos. Y por eso estafigura nos retrotrae al momento trágico en que el movimientopopular dirigido por LA TRINITARIA, queda descabezadocon el exilio de Duarte.

-6-

Hcrard Rivierc, ainé , se llevó como Consejero a ManuelJoaquín del Monte y el proceso de la parte Este reanudó sumarcha histórica. Quedaba por delante una gran tarea: reagru­par LA TRINITARIA. Aparentemente, la ausencia de Duarte,a más de dispersar sus fuerzas, había introducido una suertede división entre los dirigentes mas destacados. Mella. a quiense debió el contacto inicial con los reformistas por iniciativa

de Duarte y, sin duda, hombre apegado a él y presumiblcmcn-

498

Page 165: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

te Identificado con su pensamiento, actuaba por su lado.Francisco del Rosario Sánchez y Vicente Celestino Duarte,hermano del prócer, a quienes suponemos igualmente identi­ficados con aquel pensamiento, actuaban por el suyo. Estosúltimos en una carta importante -muy conocida- en la queurgían a Duarte a procurar ciertos recursos, "pues es necesa­rio temer la audacia de un tercer partido", le ponían en guar­dia respecto de las actividades de Mella, "No conviene quefies de él", le decían, y firmaban juntos.

El estudio cuidadoso, pero sobre todo la discusión sere­na de las fuentes disponibles, a las que sin duda deben sumar­se otras que tal vez permanecen celosamente guardadas enpreocupados anaqueles, nos hace pensar que desgraciadamen­te Duarte se llevó consigo la idea de la Independencia y dejóen manos de sus más próximos compañeros de lucha sola­mente la idea de la Separación.

De otra manera resulta inexplicable que Don TomásBobadilla, el capitoste de la Comisión encargada de reprimiro denunciar a los trinitarios, el agente impúdico de la ingere­cia extraña, el representante de la reacción más impermeablea la noción de cambio, emergiera rápidamente como el cau­dillo del movimiento emancipador. Existe, no obstante,varias versiones.

Como sabemos, existían varias tendencias. De acuerdocon una de las versiones, la clave es una de las tendencias. Laversión es la de García y la tendencia es la "francesa". Cuentaél que,

.....cuando los representantes a la Asamblea constituyenteregresaron a la parte española, trayendo con el desarrollodel plan convenido con Levasseur, los gérmenes dcda or­ganización de ese tercer partido a que aludian Sánchez yVicente Celestino Duarte en su comunicación al iniciadorde los trabajos separatistas, ya estos estaban tan adelan­tados que ni la presencia de Juchereau de Sant-Denis,que llegó junto con ellos, ni los esfuerzos gigantescos quelos más ventan dispuestos a hacer para impedir que el exi­to dela empresa preparada por sus contrarios 'hiciera abor­tar los planes en que dios tenían mayor fe', podian dete­ner el curso (de los acontecimientos). Por eso sucedió

499

Page 166: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

que alarmados con el aviso que para grangearse simpatíasy hacerse lugar entre ellos demostrándole rectas intencio­nes, les dio oportunamente Tomás Bobadilla, de los traba­jos secretos iniciados por los que señalaron a la opiniónpública con el mote de afrancesados... resolvieron desen­tenderse de toda combinación y de todo proyecto que notuviera por objeto llevar a cabo sin pérdida de tiempo unpronunciamiento general y decisivo. . . .. 1

Esta versión registra el primer avance de Bobadilla sobreel movimiento trinitario

Existe otra versión. La de Manuel Joaquín Delmonte, elcriollo que se fue de Consejero con Herard Riviere y a quiense atribuye un documento sumamente discutido perosumamente aceptado por sus impugnadores. Cuenta él que,

"Ramón Mella que parece tenía amistad con D. TomásBobadilla, habló (con alguien) para que Sdnchez tuvieracon él (con Bobadilla) una entrevista; y que viera una delas copias del manifiesto 2 (que ambos habían prepara­do previamente a la separación) juzgándolo hombre demuchos conocimientos para que dijera si adolecía de algu­na falta, y de ese hecho quedó dicho Bobadilla iniciadoen el movimiento. Esto ocurrió casi en los últimos días(e igualmente) aconteció con Caminero, que la mismanoche del pronunciamiento fue que se le dijo la señal quese le dio para la reunión que debía ser (llevada a cabo) enlos guatiportes detrás del matadero, o séase La Misericor­dia. . . " 3

Más adelante refiere que, cuando la tropa haitiana abandonóel país, inmediatamente después de consumada la Separación,

García, op. y loco cit., página 225.

2 Se entiende que hubo tres manifiestos. El que aquí se mencionaelaborado por Sánchez y por Mella, hasta ahora perdido. Uno deBáez en Azua y el del 16 de Enero de Bobadilla. Véase el artículomencionado de Vetilio Alfau Durán, APUNTACIONES...

3 SUCESOS POLITICOS DE 1838-1845, op. cit. página 25.

500

Page 167: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

"se reunieron (los separatistas) en el altar de la Patria, senombró la Junta Gubernativa, provisional, y Feo, Sdn­chez, que estaba tan advertido de no dejar la Presiden­cia a nadie, como estaba tan lleno de gozo al ver realiza­da tan ardua empresa, se dejó envolver, y salió electoPresidente Dn. Tomás Bobadilla, aún sin estar presente;este solo hecho fue bastante para que esa obra que tantohabla costado, y que había tenido tan feliz éxito, seempezara a entorpecer. . . " 1

Esta versión registra el momento en que la direccióndel movimiento trinitario cae en manos de Bobadilla y deCaminero...

Hay todavía otra versión insoslayable. La que aparece enuna famosa CONTROVERSV\ HISTORICA SOSTENIDAEN 1889 ENTRE EL TELEFONO y EL ECO DE LA OPI­NION en que se dice que Tomás Bobadilla

"desdeñado por los reformistas, en vista de sus antece­dentes polüicos, supo buscar en el ielemento nacional(léase duartista) el lugar importante que no podían menosde proporcionarle sus relaciones y la práctica que habíaadquirido en su larga carrera polüica. . . " 2

la cual cumple con la que sostiene Mariano A. Cestero en sutrabajo del año 1900, el "27 de Febrero de 1844", donde afir­ma que Tomás Bobadilla:

"cuando viera al partido fracasado en su combinaciónseparatista, basado en ia protección de un Gobierno,francés o español, mientras que el liberal iba adelantetriunfando con la suya, netamente nacional, dijo esta ma­liciosa frase oportunista: 'yo me voy con los muchachosporque veo que se van a salir con la suya. . . " 3

Idem, página 30.

2 Y

3 En el artículo de Vetilio Alfau Durán citado.

501

Page 168: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Esta versión registra el hecho de que la iniciativa originalde Bobadilla, se remonta a un momento bastante precoz. Pero,además de estas versiones, existen las interpretaciones:

El Dr. Alcides García Lluberes, hijo del historiador García,deplora que en "ausencia de Duarte, llevado por la "la necesi­dad de celebrar una alianza con los conservadores para pro­clamar la República, y motu propio. procuró y alcanzó lanueva y urgente liga" pensara "equivocadamente que a pesarde esto Duarte... seguiría rigiendo los destinos de un cuerposocial al cual él había despertado a la vida de la libertad, delhonor y de la cultura... "1

Por su parte Moya Pons, en su laureado MANUAL, sostie­ne que "Duarte no pudo conseguir ni las armas ni los rercur­sos y este plan (el de anticiparse a la audacia de'un tercer par­tido) se vino abajo, por lo que Sánchez y su grupo tuvieronque adherirse a la táctica desplegada por Ramon Mella, queconsistía en tratar de ganar nuevos partidarios para la causade la Separación entre la población' madura de SantoDomin­go.

"Esta actitud dio sus frutos, pues a finales de 1843 los tri­nitarios pudieron conquistar para su movimiento a Tomás deBobadilla, antiguo funcionario del gobierno haitiano durantelos años de Boyer, a quien el movimiento de Reforma habiadejado fuera de la administración pública y quien se conside­raba disidente del gobierno revolucionario. La colaboraciónde Bobadilla era algo que no tenía precio en aquellos momen­tos en que los duartistas se encontraban divididos v necesita­ban una persona con suficiente experiencia politica. . . " 2

Este criterio parece indicar que, hallándose divididos lostrinitarios por la ausencia de Duarte, la personalidad de Bo­badilla realizó el prodigio de unificarlos bajo una direccióncomún en la que los Sánchez, los Mella y los Vicente Celesti­no Duarte quedaron en un segundo, y muy pronto en un ter­cer rango, hasta quedar completamente eliminados del proce­so.

Idem.

2 Página 27~

502

Page 169: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

"Es pues, innegable, opina Vetilio Alfau Durán, que laausencia de Duarte en el calamitoso y confuso perlado de lavigilia del grito emancipador de Febrero, fue causa de que ladirección de los acontecimientos cayera en las manos hábilesy conservadoras de Bobadilla, con menoscabo de los legiti­mos derechos de los delegados duartistas... ..

Luego cita a Peña Batlle:

"Lejos Duarte del país, la concepción trinitaria comenzóa sentir la influencia negativa de Bobadilla, quien llegó aejercer decidido imperio sobre los acontecimientos. Detal modo influyó este hombre, quien dias antes habíaestado aliado de los haitianos, que en el Manifiesto (del16 de Enero)... escrito seguramente por la mano de Boba­dilla, llegaron a expresarse las ideas y los propósitos de losafrancesados..:'

y concluye Vetilio Alfau Duran:

"Don Tomás Bobadilla. pues, con ese diligente oportunis­mo que nunca lo abandonó, con esa. sagacidad que siem­pre lo condujo a la superficie del revuelto mar de nuestravida nacional, supo asumir la jefatura del movimientoseparatista, unificándolo y consolidándolo de una maneratan hábil, que indudablemente lo condujo al triunfo. .. *

Esta opinión de Vetilio Alfau Durán nos luce profunda­mente acertada. Del conjunto de versiones que hemos men­cionado, en tomo al hecho de la Separación de Febrero y aljuego de los intereses que participaron en ella, se desprendeque hubo un fuerte debilitamiento ideológico de LA TRINI­TARIA, al que debía seguir inexorablemente la división ensus rangos.

Esta división no podía deberse a una causa tan superficialcomo el fracaso de Duarte en traer buen acopio de armas. Sinellas se hizo la Separación. Sin ellas se apoderó Bobadilla delproceso.

La causa tiene que rastrearse en las profundas contradic­ciones de clase -y no de razas, ya que las razas no son sino

• Artículo citado.

503

Page 170: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

la expresión de las contradicciones de clase cuando el contex­to, que no era el de Santo Domingo, es de naturaleza racial­que animaban a todo. el proceso. Y el hecho es que las posi­ciones populares, evidenciadas por los acontecimientos a tra­vés de un importante recorrido histórico, estaban encarnadasexclusivamente -y ahora se ve con claridad meridiana- en laindividualidad de Duarte, más que el} LA TRINITARIA mis­ma. Como dice el Lic. Leonidas Garcfa, el otro heredero delhistoriador García,

"LA TRINITARIA no fue más que la máscara de quese valió la reacción conservadora o antiduartista para in­troducirse en tan gran movimiento y apoderarse del frutode una labor patriótica a la que habia obstaculizado portodos los medios que tuvo a su alcance. . . " 1

y aquí podríamos muy bien concluir estas consideracionescon unas palabras conclusivas, como éstas de que se sirve Mo­ya Pons en igualdad de condiciones, para concluir las suyas,donde dice:

"Asl nació la República Dominicana, gracias a la dedica­ción y a la actividad de los trinitarios, quienes a últimahora tuvieron que aliarsecon el antiguo partido boyeristade Santo Domingo, cuyos lideres principales se encontra­ban en desgracia, entre ellos Tomás Bobadilla y José Joa­quín Puello (?), quienes poseían un enorme prestigioentre la clase alta de la Capital, el primero, y entre lasmasas de color (?), el segundo. . . " 2 ~

Pero resultaría inevitable introducir en ellas unas ligerasmodificaciones, para acomodarlas a las consideraciones pre­cedentes, que serían del siguiente tenor:

Lic. Leonidas García: LA INDEPENDENCIA Y LA SEPARA­CION, en CLlO, No. 116., enero-junio 1960, Año XXVIII, pági­na 146.

2 Página 279.

504

Page 171: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Asi nació la República Dominicana, emponzoñada por elveneno anexionista, gracias a la dedicación y a la activi­dad de los trinitarios embaucados por Bobadilla contrael pensamiento y la acción de su fundador, Juan PabloDuarte, y l/evando en sus en trañas el germen de la guerranacional al mismo tiempo que el de la guerra civil, engen­drados por la traición interna comprometida con la rapi­ña colonial a expensas de su propio pueblo.

y de esa manera dejaríamos el relato abierto a unos acon­tecimientos que, ávidos de expresar las esencias de ese puebloinmortal, tocan precipitadamente a la puerta de las próximaspáginas...

-7-

Tan pronto como se materializó el hecho de la Separacióncomenzó a clarificarse la corriente popular. La Junta CentralGubernativa dispuso el envío de delegados a todo el país a finde recabar la adhesión de "las comunes de su tránsito". Frentea la corriente conservadora se manifestó ardientemente la ten­dencia cristalina de la "independencia pura y simple", en to­das aquellas municipalidades a donde alcanzó la curiosidadhistórica. La razón de esta euforia nacional, ahora nos resultaclara. Se ignoraba los oscuros manejos que carcomían al mo­vimiento de LA TRINITARIA. Ante las grandes masas, LATRINITARIA seguía siendo la advocación más pura del anhe­lo popular. Seguía siendo Duarte, el ausente.

El Presidente de la Junta Central Gubernativa era Boba­dilla. Y, no bien se habían llevado a cabo los actos sacramen­tales que consagraban la Separación, apareció en escena elmediador supremo, el cónsul francés, Eustache Juchereau deSaint-Denis, un personaje sumamente interesante, original­mente destinado, según se ha dicho, a una posición similar enHait í pero finalmente destinado a esta parte por gestiones deLcvasseur, el viejo amigo de Báez, interesado en hacer caminoa sus ilusiones imperiales.

La capitulación tuvo lugar en sus manos y la joven Repú­blica Dominicana fue representada por una Comisión en la

sos

Page 172: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

que por una circunstancia sumamente extraña, tal vez paraservirse de su apellido, sólo figuro en ella uno de los antiguosmiembros de LA TRINITARIA original, Vicente CelestinoDuarte. Pero el personaje principal era nada menos que elDr. José María Caminero. Los cuatro restantes pertenecían ala vieja fracción bobadillista o conservadora. Al historiadorGarcía este hecho le arranca algunas expresiones conmovedo­ras al registrar la circunstancia de que la susodicha Comisiónestuviese constituida por unos "individuos con excepcióndel primero. que acababan de presentarse acatando el hechocumplido:

lo que prueba. o el desinterés. el desprendimiento. laabnegación y la buena fe de los hombres de febrero quetodo lo pospontan en aras del bien público; o las reservascon que principiaba a ejercer su influencia Bobadilla,ocultando bajo la apariencia de un respeto exagerado alos principios de unión y concordia proclamados. lospropósitos reaccionarios a que. como se verámás adelan­te. sirvió desde muy temprano. . . " 1

Pero estos propósitos reaccionarios se maquinaban en laCapital y "bajo la máscara de LA TRINITARIA". como diceLeonidas García, por lo que, a la distancia de los pueblos,no se alcanzaba a ver más que el rostro de Duarte. La masca­ra cumplía a cabalidad sus propósitos, y así se puede com­probar en unos testimonios que recoge el historiador Garcíaacerca de los cuales jamás se volvió a hacer mención fuera deallí.

Cuenta García 2 que los Comisionados para adherir a lospueblos al hecho de la Separación y deponer a las autoridadeshaitianas que aún permanecían en sus puestos, tuvieron varia­do éxito. Muchos de ellos debieron retomar a la Capital por­que ya los pueblos habían dado el paso patriótico espontánea­mente. San Francisco de Macorís, por ejemplo, había respon­dido <la diligencia de Manuel Castillo A lvarez y sus demás

Op, y loe. cit. página 231.

2 Idem, passim, páginas 236 y sigs.

506

Page 173: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

compañeros durante las persecuciones de 1843", época portanto de LA TRINITARIA duartista y adheridos a su pensa­miento. No ocurrieron las cosas así en algunas localidades im­portantes como La Vega y Santiago, donde la Comisión en­contró dificultades:

"Al llegar el dio 4 a la primera de estas poblaciones, don­de lo encontró todo preparado y hasta la bandera hechapor las señoritas Villa, se reunieron en la municipalidadtodas las notabilidades de la común, inclusos el goberna­dor, General Velipe Vasquez, y el comandante de las ar­mas, Coronel Manuel Machado, quienes enterados de lacomisión que llevaba (Pedro de Mena, acompañado deLeandro Espinosa) manifestaron que como autoridadeshaitianas salvaban su voto, aunque protestando no haceroposición, con cuyo motivo quiso saber Cristobal José deMoya, según refiere la tradición, con qué contaban losiniciadores del movimiento para sostener su obra y quiénrespondía de la suerte de las familias, a lo que replicó elCoronel Toribio Ramirez que él y los guardias nacionalesque tenía la honra de mandar servirían de muralla paracontener el furor de los haitianos, manifestación patrióti­ca que arrancó al Presbitero José Eugenio Espinosa y aJuan EvangelistaJiménez un fervoroso viva a la RepúblicaDominicana, que fue calurosamente contestado por JoséTaveras, Bernardino Pérez, Juan Alvarez Cartagena, JoséPortes, José Gomes y otros más... "

Esta disposición a constituir a los propios nacionales en"muralla para contener el furor de los haitianos", sin men­cionar a ninguna fuerza extraña, se puso de manifiesto tam­bién en Santiago, donde

"Reunida dicha corporación compareció a ella el delega­do de la Junta Central y le dio cuenta de su comisión,promoviendose entonces una escena parecida a la de LaVega, pues que tomados los pareceres no faltó quien tra­tara de averiguar, propósito que la tradición atribuye aSantiago Espaillat, los recursos y la PROTECCION conque contaban los dominicanos, para sostenerse, porque

507

Page 174: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

no le parecia prudente lanzarse a una empresa tan peli­grosa sin tener seguro EL APOYO DE UNA NACION;pero como tadavia no habia acabado de hablar cuandoDomingo Daniel Pichardo dijo con sublime energia quepara sostener la separación proclamada BASTABA CONEL PECHO DE TODOS LOS DOMINICANOS, hubotal animación que los concurrentes prorrumpieron a una­nimidad en un vitor a la República Domincana, cuyoadvenimiento en la ondina del Yaque saludaron muchossantiagueses pudientes y hasta el comerciante español donTomás Rodriguez, ofreciendo los bienes de que disponíansi de ellos era menester para consolidarla ... "

En Moca, el General J. M. Imbert .cuyo nombre se cubriráde gloria no mucho tiempo después, declaró adherida al movi­miento emancipador y el día 5 de marzo de 1844 lanzó unaProclama en la que decía que:

"ya llegó la hora en que podemos decir: el pueblo quequiere ser libre, no hay poder que lo domine; la Repúbli­ca Dominicana quiere y ha jurado morir o ser libre sindepender de nadie, solo de ella misma... " •

Estos testimonios revelan que el hecho de la Separacióniba acompañado en el seno de los pueblos de la determina­ción de defenderla, de acuerdo con el pensamiento que Duar­te había sembrado activamente en el seno de la nacionalidad,sin más apoyo y protección que el "pecho de todos los domi­nicanos". De modo que la imagen que proyectaba la JuntaCentral Gubernativa bajo la presidencia de Bobadilla, era laimagen de Duarte. Y de esa manera se explica que una comi­sión en la que figuraba Juan Nepomuceno Ravelo, embarcaraal punto con destino a Venezuela, para reintegrar al país con

·todos sus honores, a aquel a quien este pueblo enardecidoconsideraba como el verdadero Padre de la Patria recíen naci­da.

• Emilio Rodríguez Demorizi: GUERRA DOMINICO -HAITIANA,Santiago, 1944. Página 54: "Pronunciamiento de Moca: Proclamaa los Habitantes del Este" por el General J. M. Imbert.

508

Page 175: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

-8-

¡Es verdad que la nuestra, la de nuestro pueblo, es unahistoria de escalofrío! Cuando Duarte desembarcó en mediode los vítores del pueblo entusiasmado y paladeaba con supre­mo deleite los néctares de la victoria, ignoraba según debemospresumir, que hacía ya buen rato que era vencido. Tal vez sa­bía menos que LA TRINITARIA había desaparecido ya yque el pueblo que hacía allí ostentación de un júbilo univer­sal, se debatía ya en las marismas de la guerra civil y en las dela guerra nacional, a un mismo tiempo.

y una vez más que, la falta de una concepción certera delproceso que tenía lugar en el seno del pueblo de la antiguaparte española, condujo a los dirigentes haitianos a insertarsede manera negativa en el curso de los acontecimientos quetenían lugar en ella. Si hubiesen sido capaces de olfatear lanaturaleza de la lucha de clases que se libraba sordamente enlas entrañas de la Junta Central Gubernativa, de clases y node razas, cuando menos se habrían inhibido en espera del des­enlace del proceso, que no habría podido ser otro que el esta­llido de la guerra civil.

Junto al pueblo se habría visto en esa guerra civil a Duar­te, a quien el Presidente Herard Riviere de Haití conocía porel contacto que Mella había establecido con su movimientoen la etapa conspirativa. En el plano de antiguos compañerosde lucha, Herard pudo haberse inclinado a prestar su másdecidida solidaridad al movimiento popular dominicano,guiándose por la significación que para él ha debido tenerDuarte. Se puede alegar en contra de estas consideraciones,que Herard no era un revolucionario moderno, que era pedirmucho a un patriota del pasado, colocándonos a la altura demás de un siglo y amparándonos en una soberbia ignorancia,siempre parecida a la arrogancia, respecto de las motivacionesimperantes en aquellos días. Pero, si en lugar de cometer loserrores se hubiera librado de ellos, ahora nosotros tendríamosque otorgarle a Herard Riviere la categoría del genio y nues­tras plazas públicas estarían llenas de estatuas, saludando enél, como hemos saludado en Martí, y en el propio Duarte, lavisión del futuro y la vigencia contemporánea.

509

Page 176: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Por el contrario, Herard Riviere no pudo superar la visiónepisódica y se inclinó por la salida que le pareció más fácil, lafuerza.

Pero no fue lo más grave que esa fuerza resultara unailusión alimentada por las brillantes hazañas de su propia lu­cha por la Independencia. Lo triste es que esa fuerza no sir­viera para otra cosa que para desviar la naturaleza de las con­tradicciones internas de nuestro país y las transformara encontradicciones externas, apagando las apetencias revolucio­narias en favor de las patrióticas, y alineando a lo más purodel proceso nacional del lado de los enemigos de Duarte, valedecir del pueblo, que se vio obligado así a posponer sus luchasinteriores para concentrar todos sus esfuerzos en la salvaciónde la patria, permitiendo que sus propios enemigos, parapeta­dos en el sofisma de la amenaza haitiana, emergieran a losprimeros planos de la glorificación nacional y pusieran la pa­tria en subasta pública en los mercados extranjeros

De modo que la guerra civil tuvo que librarse durante lar­gos años en las entrañas mismas de la guerra nacional, elevan­do a un grado superlativo la complejidad del proceso, no sólocontra Haití, sino también contra Francia, contra España,contra Estados Unidos y, sobre todo contra las faccionesanexionistas nativas, que aprovechaban la más mínima brechapara colar por ella la intriga y escamotear los intereses popula­res...

La guerra nacional estalló el 19 de marzo. Un contingenteimpresionante emprendió una vez más la marcha hacia la anti­gua parte española, ahora la República Dominicana. Al frentede una de sus dos alas, la del Sur, venía el mismo PresidenteHerard Riviere. Por el Norte venía Pierrot.

En la fecha antedicha, Herard se encontraba frente a Azuadespués de algunas escaramuzas sin mayores consecuencias.Traía todas las trazas de un Ejército arrollador. Y aquíocurre una de las situaciones más singulares y que habría dearrastrar las consecuencias más profundas para la vida de estanación. Un ejército nativo, improvisado a la carrera, coman­dado por un General igualmente improvisado que, al igualque sus tropas, olía por primera vez la pólvora y se enfrenta­ba de golpe al rostro impresionante de la epopeya, logra dete­ner el avance de las tropas de Herard y lo obliga a retirarse de-

510

Page 177: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

jando en el camino un número importante de soldados, entrelos cuales algunos vestían vistosos uniformes. Esta victoriaincreíble se derramó como un vendabal de júbilo por toda lanación. Todo el mundo quiso saber quien había sido el autorde ese gran triunfo de la Patria. Y, cuando aún no había habi­do tiempo para reconocer a los individuos que se encontrabanentre las bajas del enemigo, y un uniforme más reluciente queel de otros hizo pensar que se trataba de Herard Riviere, lanoticia llegó a los más remotos confines de la República, sedesparramó por la campiña donde se detuvo el arado, se para­lizó el curso de los arroyos y abortaron las yeguas, y, comoanunciado por un resplandor, emergió en los horizontes de laPatria el capitán oscuro a quien la República Dominicana cre­yó deber el milagro de convertirse en una república verdadera.El nombre de este semidios deslumbrante: Pedro Santana.

Es verdad que el ala del Norte bajo el mando de Pierrothabía sido despedazada de manera más decisiva e incontrover­tible por José María Imbert, el autor de la proclama de Mocaantes mencionada. Pero muchos pudieron ver en esta victoriaalcanzada el 30 de marzo una consecuencia de la del día 19,cuanto más que un factor inapreciable fue la noticia llegadahasta Pierrot de que entre las bajas de la batalla de Azuaestaba la del Propio Herard. De modo que, antes de cerciorar­se si se trataba sólo de un uniforme que podía ser el suyo,se batió en retirada .tan pronto como rompieron los fuegos yno se detuvo sino en Haití, aún cuando antes recibió órdenesdel propio Herard de sumarse a su contingente. La batalla del30 de marzo vino de esa manera a contribuir al endiosamien­to de Santana.

Claro. Era a esto a lo que se referían los munícipes deSan Franciso de Macorrs cuando se estremecían con el símilde la"muralla" y cuando los de Santiago, que luego seríanconducidos por este Imbert que apabullaba a Pierrot, arran­caban vítores con la metáfora de "el pecho de todos losdominicanos ..... Había llegado la hora de la verdad.

No es necesario mucho esfuerzo para representarse lo queen esos momentos debió ocurrir en el seno de la Junta CentralGubernativa.

Allí se encontraba, encarnada en Duarte, la voz del futuro.Pero también se encontraba, encarnada en Bobadilla , la voz

511

Page 178: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

del presente. La victoria del 19 de marzo se inscribía en elpresente. Y lo que se entiende cuando se invoca la hora de laverdad, es la voz del presente. El futuro debe esperar.

Tal vez a ello, el General Santana no quiso esperar en Azuaa que las tropas haitianas se repusiesen del golpe y de la sor­presa. Era lo justo. El hombre del presente, que era Bobadillaen la Junta pero que era Santana en el campo de batalla, debíacabalgar sobre el tiempo, seguir hiriendo los ijares de su caba­llería al borde del minuto sin dejar respirar al enemigo, arran­cándole el más mínimo segundo a la victoria. Debía conver­tirse en el conquistador de las horas más que de los propioshombres. Y este parece haber sido su criterio cuando envez de hacerla avanzar hizo volver a su caballería y, en lugarde precipitarse sobre el enemigo en desbandada, se retiró aBaní, abandonó la plaza de Azua y permitió que el enemigo,después de curar sus heridas y olfatear el terreno, la ocuparapacíficamente, convirtiendo la derrota en victoria y la victo­ria en oprobio.

Deberá llegar el momento en que este episodio inenarrablese comprenda en función de la vida, de las fuerzas históricas,del entrecruzamiento de intereses sociales y no en función delas peculiaridades del individuo solitario. El contenido de loshechos históricos escapa al análisis cuando se le subordina alas instancias individuales. Lo único aconsejable es dar la es­palda al individuo, a sus humores, a sus fantasmas, a sus dolo­res de espalda y sus faltas de ortografía -espectaculares y con­secutivas en Santana- y atenernos a las fuerzas gigantescas dela Historia, a las cuales debe el individuo su conducta y losacontecimientos su estilo ...

El historiador García en cambio, se lo reprocha al GeneralSantana:

"Si el general en jefe hubiera estado a la altura del papelque representaba, habria comprendido que para coronartan espléndida victoria, lo procedente era destacar algunafuerza de caballería o de infanterta, que picaralaretaguar­dia el enemigo; y si esto no era posible porque estuvieranescasos los pertrechos, designar una compañ ia paraque ob­servarasus movimientos, estableciendo el servicio ordinariode vigilancia. Pero como no tenia conocimientos técnicos,

512

Page 179: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

ni práctica todavia en el arte de la guerra, lo que es dis­culpable siendo el primer lance en que se encontraba,lejos de hacer así no pensó, abrumado con el peso de laresponsabilidad que tenia sobre sí, sino en levantar elcampo, sin que hubiera sospechas inminentes de unnuevo ataque, ni falta absoluta demedias de resistencia,pues que a más de no haber dado el enemigo señales devida, hubo de incorporarse al campamento en el curso deldia, un cuerpo procedente de San Cristóbal, a las órdenesdel Coronel Lorenzo Arauja. Esto no obstante, consecuen­te con el fin que se proponia, convocó a los oficiales su­periores a una junta de guerra, y aunque en ella hubo opi­niones contradictorias, la inexplicable retirada se llevó acabo durante la noche, con tan poco orden que los dospanaderos de la tropa, sargentos Jacinto Gaton y FélixColiet, y algunos más que dormían juntos, entre ellosel sargento Segundo Rodríguez, lo supieron al amanecer,porque se encontraban solos en el pueblo... .."A ndando el tiempo -añade el historiador García a con­tinuación~ el mismo General Santana, al hacerles cargosa Báez en 1853, le atribuyó el haber instado a su herma­no Ramón a que le aconsejara la retirada "y dejase entrara los haitianos a la Capital", con cuyo motivo hizo aquelen su defensa la siguiente revelación: "Santana me imputahaber aconsejado la retirada en esta ocasión, (después dela batalla de Azua): mentira atroz, pues que fue de los po­cos que creyeron segura la victoria, si se empleaba enoportunidad la excelente caballería que yo mismo habríareunido; y fue por esto que para hacer triunfar en la juntade guerra su pensamiento de retirarse a Baní, me despachóa la Capital en solicitud de municiones..." Lo que indicaque la operación no es tan justificable, ni fue correcta,cuando su autor trató de rehuir la responsabilidad deella ante la Historia. . . " •

• García, op. y loe. cit., página 244. Agrega en la página siguiente:

"Habiendo reinado en ella unidad de pensamiento y de acción, ladificultad habria quedado cortada de raiz con el reemplazao delGeneral Santana, a quien faltaba, a más de las aptitudes necesarias,

513

Page 180: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Moya Pons lo defiende:

"La retirada de Santana no fue bien comprendida pormuchos de los contemporáneos, pero lo cierto es que alponer las escarpadas lomas de El Número entre su peque­ño ejército de tres mil hombres mal armados y los diezmil soldados haitianos de Jlerard, la ciudad de Santo Do­mingo se libró del enorme riesgo de ser nuevamente ocu­pada por los invasores en caso de que se hubiera perdidouna batalla que parecia a todas luces muy desigual.. Azuaera un poblado de casas de madera situado en medio deuna sabana y podía ser cercado muy fácilmente por unejército numeroso y luego reducido a cenizas con la sim­ple ayuda del fuego. (sic) El encuentro del19 de marzosirvió a las tropas dominicanas para detener momentánea­mente a los haitianos y para luego retirarse y posicionar­se estratégicamente en Bani y Sabana Buey. A juzgar porsus efectos, el retiro de las tropas de Azua fue una buenamedida. . . " •

Pero no necesariamente "a todas luces":

El Cónsul británico en Puerto Príncipe, N. Ussher, infor­maba al Vice-Almirante Sir. Chas. Adam, el 8 de marzo de1844 lo siguiente:

"Si los españoles están resueltosa sostener su independen­cia la cuestión de la lucha parece ser muy dudosa, pues esmuy poca la confianza que se puede tener en las mal dis­ciplinadas, mal armadas e indispuestas tropas de la Repú-

la fe en el triunfo; pero como la división la iba contaminando alcompás de las dificultades que se presentaban y habia interés enalgunos de sus miem bros en conservarle en un puesto en que leshacia falta para la realización de combinaciones [uturas de que noestaba ageno Juchereau de Sainr-Denis, y que manejaban Bobadi­llay Caminero, recurrió a un medio conciliador... ..

* MANUAL, página 283.

514

Page 181: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

blica (de Haití), de las que se dice están desertando tanpronto como salen de la ciudad. . . " 1

El 5 de abril, el mismo cónsul Ussher informaba a la Can­cillería Británica:

..Los españoles parecen haber tomado una posicion muyfuerte, la cual defendieron con varias piezas de artilleria,mientras el Presidente haitiano no tenia ninguna, y reci­bieron a los haitianos con una nutrida descarga de metra­lla que los obligó a retirarse en medio de una gran confu­sión. Dos dias después, al acercarse nuevamente a la plazala encontraron enteramente evacuada por las tropas espa­ñolas y los habitantes, quienes se hablan retirado a Banipara alli prepararle un recibimiento similar al Ejército hai­tiano.Este rechazo ha llevado gran desaliento al ejército,y centenares de soldados han desertado y regresado a estaparte de la Isla. . . JI 2

El Capitán del Eurídíce, barco de la Marina Británica,Geo. Elliot, comunicaba al Vice-Almirante Adam desde laBermuda, el 19 de abril de 1844:

HA la hora de mi partida (de Puerto Príncipe) no hablallegado más informe de los movimientos del Presidente yde su ejército, excepto que él habia llegado a Azua, pe­queño puerto situado entre Jacmel y Santo Domingo, lo­grando de este modo una comuntcacián por mar con Puer­to Principe, y que él debla avanzar seguido sobre SantoDomingo, donde los espanoles estaban fuertemente aposi­cionados, bien provistos y resueltos a luchar por su inde­pendencia.

"Se consideraba que el ejército del Presidente teníaunos 20 mil hombres. pero mal armados y en gran deses-

Emilio Rodríguez Demorizi: DOCUMENTOS PARA LA HISTO­RIA DE LA REPUBLICA DOMINICANA, Tomo I1I, ArchivoGeneral de la Nación, Vol. XV, página 28.

2 Idem. Página 33.

515

Page 182: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

peracián por la falta de provisiones. El número de los es­pañoles en Santo Domingo se consideraba igual, y laopinión general parecia ser que los haitianos serían venci­dos. . . " 1

El Cónsul Ussher a Lord Aberdeen, Secretario principalde Estado en la Cancillería Británica, a 21 de abril de 1844:

"El Gobierno (haitiano) dice que el Ejército se componede once mil hombres, pero el Almirante francés (De Mo­ges) no estimó que hubiera cuatro mil, mientras que losdominicanos tienen por lo menos el doble de ese númeroy poseen una caballeria bien montada y eficiente, armaen que el Ejército haitiano está miserablemente deficien­te. . . " 2

Beras en CLlO trata de controvertir estos duros hechoscon loables y a veces felices argumentos. Pero la clave de esteproblema no era entonces, y todo indica que tampoco lo esen la actualidad, de naturaleza militar. En primer lugar, esta­ba la causa popular: Bastaba la resolución del pueblo domini­cano, como le bastó al haitiano al emanciparse de los franceses,para que se libraran de esa presión militar con sus propiasfuerzas, de acuerdo con un criterio que allí mismo en Azuafue Duarte a poner en la prueba de la práctica. En segundolugar, Herard Riviere representaba una causa reaccionaria,inmensamente repudiada por el pueblo haitiano, poco dispues­to a combatir por ella.

En consecuencia, la clave del problema era política. Elproblema consistía en que una victoria sobre los haitianosen Azua era una victoria del pueblo y, así como Juan SánchezRarnfrez, un modelo que Santana glorifi6 de la más elevadamanera como se verá después, contuvo sus tropas después dela victoria de PALO HINCADO Ylas desmovilizó y desmorali­zó durante el sitio innecesariamente prolongado de la plaza

Idem. Página 45.

2 Idem. Página 46.

516

Page 183: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

de Santo Domingo, también Santana contuvo a su caballeríaa fin de dar a Bobadilla un poder de maniobra y un marco detiempo propicio para arrebatarle esta victoria al pueblo. Prue­bas estremecedora e incontrovertibles no faltan.

Carta del General Santana al Presidente de la Junta Cen­tral Gubernativa, Don Tomás Bobadilla, a 14 de abril de1844, cerca. de un mes después de la batalla del 19 demarzo, desde su Cuartel General de Bani.

"Al ciudadano Tomás Bobadilla.Dilectistmo amigo: Por la carta que dtrigo a la Junta enesta fecha se impondrá V de que los haitianos han ataca­do ayer el Maniel, y aunque a esta fecha no tengo deta­lles los suponemos hoy posesionados de aquel punto. Ig­noro sus intenciones; las velaré y obraré en consecuencia.

"Estoy asegurado que en la fuerza que los siguen hayuna multitud de españoles: y posesionados ellos de seispueblos españoles, nos harán la guerra con los nuestrosy a nuestras expensas, en tanto que nosotros nos arruina­mos, con nuestros trabajos todos paralizado y con la fa­tiga de un arte tan penoso como el de la guerra y a quelos nuestros no están acostumbrados: y así es que a mimodo de pensar in ter más dure la lucha, más incierta tene­mos la victoria. Si como hemos convenido y hablado tan­tas veces, no nos proporcionamos un socorro de Ultra­mar... V. tiene la capacidad- necesaria para juzgar todo loque le puedo querer decir, y para no hacerse y conocerque debemos agitar esas negociaciones con que al juiciode todo hombre sensato sólo podremos asegurar la vic­toria. Le estimaré me conteste dándome una noticia posi­tiva del estado de estos asuntos; y si acaso están paraliza­dos agitelos V. por cuantos medios estén a su alcance,pues a nosotros toca, en circunstancias tan delicadas, ha­cer esfuerzos por la felicidad pública y por hacer triunfarnuestra causa.SOy de U.. con toda consideración, su verdadero amigo,PEDRO SANTANA. •

* GUERRA DOMINICO-HAITIANA, op. cito página 99, documen­to 27.

517

Page 184: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

No es necesario mesarse los cabellos ante este documento.Ya el historiador García lo ha hecho con la indignación delcaso. y tras él muchas y nobles voces. Además, Santana escri­bió ésta y otras cartas igualmente desesperadas a Bobadillaquien, por más que compartiera los apremios de Santana,encontraba dificultades en la Junta para hacer avanzar sus ob­jetivos.. Pero nosotros avanzamos POI: el momento en otra di­rección.

Dos días después de la sonada victoria de Santana y desu no menos sonado abandono de la plaza que acababa de do­minar, la Junta Central Gubernativa dispuso que Duarte setrasladara a aquella zona, "siendo de necesidad en la armadaexpedicionaria del Sud, que, además del Jefe expedicionarioGeneral Santana, haya otro oficial superior que pueda reem­plazarla en caso de falta y que le ayude y coopere con él a ladefensa de la Patria. . . "" Esta era, en cierto modo, una res­puesta a la pasividad aparentemente inexplicable de Santana,pero la situación que se planteaba era de naturaleza superior.

Si Duarte tomaba el mando del Ejército y lograba recha­zar victoriosamente a Herard hasta la frontera, cosa que porlos elementos de juicio que hoy poseemos no habría sidodifícil y más bien fácil, el prestigio de Santana se habríavolatilizado. A su vez, la dirección del momento históricohabría vuelto a las manos de Duarte. Esto habría significado eldesplazamiento de Bobadilla y de Caminero de la Junta.Todo el programa anexionista se habría desplomado. Elcónsul francés quedaba en condiciones de ocupar en Haití elcargo para el cual, según se decía había sido originalmentedesignado. La Bahía de Samaná habría podldo entregarse denuevo a sus deliquios bucólicos. Báez habría quedado reduci­do a una fórmula redundante de pequeño gran señor de vozaflautada. Y el pueblo, con una burguesía trepidante aunqueincipiente a la cabeza habría llegado al poder...

y esto, que no se podía permitir, ofrecía la ventaja deque se podía impedir. Santana desconoció a Duarte y des­conoció la autoridad de la Junta. Situó el conflicto en el terri­torio de la fuerza y, en esos instantes, la guerra civil se estre­meció en las entrañas de la guerra nacional.

.. Idem, documento 18, página 76 .

518

Page 185: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Desde luego, plantear esa opción en las mismas barbas delEjército haitiano, no podía tener otro resultado que la muer­te de la joven República. Y no hay duda que, de los dos, elúnico capaz de pensar que la situación iba más allá de la aureo­la personal era Duarte. Y prefirió apelar a la Junta:

"DIOS, PATRIA Y LIBERTADREPUBLICA DOMINICANA

Cuartel General de Baní, 10 de abril de 1844

A los miembros de la Junta Central Gubernativa:

"Es por la tercera vez que pido se me autorice para obrarsolo con la división que, honrándome con vuestra con­fianza, el 21 del paso, pusisteis bajo mi mando para que,en todo de acuerdo con el General Santana, tomara medi­das de seguridad y defensa de la patria.

"Hace ocho días que llegamos a Bani, y en vano hesolicitado del General Santana que formemos un plan decampaña para atacar al enemigo, que sigue en su deprava­ción oprimiendo a un pueblo hermano que se halla a dospasos de nosotros.

"La división que está bajo mi mando solo espera misórdenes, como yo espero las vuestras, paramarchar sobreel enemigo seguro de obtener un triunfo completo, puesse halla diezmado por el hambre y la deserción"."Dios guarde a Vds. muchos años."Juan Pablo Duarte". *

Esta confianza en la victoria y esta apreciación de la fuerzareal del enemigo, respondían en toda su integridad al momen­to hist6rico y, si en el seno de la Junta, se acunaban los idea­les y las perspectivas de la nacionalidad, no debería tardar

• Idem, documento 23, página 90.

519

Page 186: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

una respuesta concordante con estos pensamientos. La res­puesta que vino fue la siguiente:

"DIOS, PATRIA Y LIBERTADREPUBLICA DOMINICANA

Santo Domingo, 4 de abril de 1844 y 10 de la Patria.

LA JUNTA CENTRAL GUBERNA TIVA

Al General de Brigada J. Pablo Duarte.Compañero y amigo: Al recibo de ésta se pondrá Ud. enmarcha, con solo los oficiales de su estado mayor, paraesta ciudad donde su presencia es necesaria,avisdndoselo alGeneral Santana.Saludamos a Ud. afectuosamente.El Presidente de la Junta: Bobadilla. (Y, entre otros), Feo.Sánchez.

Y esta era la derrota total y final,La derrota de Duarte y la derrota de Sánchez ,que debió

estremecerse al estampar su firma, porque por ese camino seencaminaba directamente hacia el martirio...

Lo que sucedía es que las gestiones para materializar laanexi6n a Francia, en los términos de un "protectorado" yen base a la cesión perpetua de la Bahía de Samaná, camina­ban sobre rieles desde mucho antes del regreso de Duarte alpaís. El día 8 de marzo, como una semana después de la pro­clamación de la Repüblica en la que se destacó la participaciónmediadora del Cónsul Juchereau de Saint-Denis, y quincedías antes del regreso de Duarte, Bobadilla había visitado elConsulado francés para presentarle al Señor Cónsul, lassimpatías de la Junta. Fue el primer avance de Bobadilla,en base a su elevada investidura oficial, para gestionar la inter­vención francesa, inclusive en términos militares. Según re­fiere Víctor Garrido, "el mismo día a las 8 de la noche, Saint­Denis recibió a Bobadilla una carta con la cual le remitía unanota firmada por todos los miembros de la Junta, suplicándo-

• Idem, documento 24, página 91.

520

Page 187: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

le que la "examinara a placer" y anunciándole que le visitaríade nuevo el día siguiente en la mañana" yen efecto compare­ció a la visita "acompañado del joven Sdnchez, el jefe del par­tido revolucionario hoy día miembro de laJunta Gubernativa",según informa Saint-Denis. 1

Poco después, porque lo informa Saint-Denis el 13 demarzo a su Ministerio en Francia, y después de hacer el elogiode Santana calificándolo como un "verdadero señor feudaldel Seibo", dice que "Desde su llegada a Santo Domingo havenido a visitarme y a ponerse a la disposición de Franciaasí como todos aquellos que obedecen sus órdenes. El me hahablado con el más vivo entusiasmo de su devoción, de suadhesión y de su admiración por nosotros. . . " 2

Y es sólo el 15 de marzo cuando Duarte regresa del exi­lio en medio del júbilo de sus compatriotas, a incorporarse alproceso nacional. Ya en ese momento estaba vencido. Y nodebe haber tenido tiempo para desatar su mochila y sacudirseel polvo del camino, y menos para orientarse en los entresijosde la política que se cocinaba en esos momentos, cuando sedesencadena el 19 de marzo la batalla de Azua y el 21 se en­cuentra al frente de una división para incorporarse a la guerradel Sur. En seis días es absolutamente imposible que Duartehaya podido recapturar el hilo de los acontecimientos y anu­dar las fuerzas populares que debían sostener sus posicionesideológicas y sus proyecciones políticas. Se enfrenta prácti­camente solo a Santana en Baní y todavía aturdido por elregreso, por la acogida ciudadana, por la fisonomía de lajoven República y por la impresionante contingencia de laguerra inmediata. Santa na puede acogerlo con arrogancia. De­trás de él se encuentra Francia, la Junta Central Gubernativay un ejército de peones del Seibo con los cuales ha podidodetener al haitiano y llenarse de prestigio en todos los confi­nes de la República. De modo que, cuando recibe la comuni­cación gubernamental que le impone el retorno a la Capital

1 Víctor Garrido: POLlTlCA DE FRANCIA EN SANTO DOMINGO,Sto. Dgo. 1962, página 36.

2 Idem, página 40.

521

Page 188: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

y le obliga a pasar por la humillación de comunicárselo aSantana, pudo muy bien seguir su camino directamente hacialas selvas de Venezuela. Aquí no le podía restar otra posibili­dad que la de seguir luchando solo, él, un luchador natural,en nombre de unas ideas a cuyo lado estaba la razón y el des­tino histórico.

De nuevo en el seno de la Junta se enfrentará directa­mente a la conjunción reaccionaria que la dirige ya la confa­bulación anexionista con el Cónsul francés que la envenena.El 26 de mayo obtiene un éxito importante al forzar a Boba­dilla a plantear públicamente el contenido de sus gestionesanexionistas. Asisten a la sesión de la Junta convocada conese objeto, el Arzobispo, los comerciantes y las personas no­tables de la ciudad. "En esta sesión. Bobadilla leyó un comen­tado y combatido discurso con el cual pretendió inducir a susoyentes a aceptar como conveniencia para la República elprotectorado de Francia. Impugnado por Duarte, quienlogro apoyo entre los asistentes, la propuesta de Bobadillalile rechazada". *

Ello de junio de 1844, la Junta remite al Cónsul franéesun proyecto que, sin liberarse de la ponzoña anexionista, re­presenta una pequeña victoria que Duarte le arranca al ene­migo. En este documento se reducen los alcances de lasproposiciones del 8 de marzo completamente ajustadas alas ambiciones del Cónsul francés, que les fueron brindadaspor Bobadilla como Presidente de la Junta,debidamenteacompañado.

El documento del 10 de junio visto aisladamente y no enfunción del que había sometido Bobadilla el 8 de marzo, haservido para que los enemigos de Duarte le acusen de habercompartido la borrachera anexionista. En él aparece cierta­mente su firma. Pero aún contemplando el documento sincompararlo con el anterior, sin tomar en consideración lasamenzas del Cónsul francés y la actitud que asumió Duartecasi inmediatamente, ocurre que es la única vez que aparece sufirma en un documento semejante. Inducir de un hecho aisla­do una ley general, componer con una sola golondrina todo

* Idem, página 45.

522

Page 189: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

un verano, es cosa que no se aprueba en ningún idioma. Portanto, debe estudiarse el documento a la luz de los aconteci­mientos que le rodeaban, antes y después de sus firmas.

Veamos la siguiente glosa que hace Víctor Garrido delcontenido del documento del 10 de junio, en comparacióncon el del 8 de marzo:

"La Junta, al proponer a Saint-Denis bases nuevas denegociaciones, hace constar estas tres cosas: que "consolo nuestros esfuerzos y nuestros propios recursos,protegidos por la Divina Providencia, hemos logrado queesos opresores (los haitianos) lo evacuasen" (el territo­rio); que con la retirada y destrucción del PresidenteRiviere "la conquista de nuestra independencia debeser considerada como un hecho cumplido y nuestra con­ducta y disposiciones son un testimonio de ser acreedo­res a ella"; y que entre la posibilidad de los varios parti­dos en que está* fraccionado Haití soliciten "nuestraunión y alianza", preferirian "entrar en relaciones estre­chas con la magnánima Nación Francesa para consolidarnuestra independencia", Luego pregunta a Saint-Denissi dada la distancia y la urgencia no podrtan los represen­tantes del Rey de Francia que se hallan en la isla (el Al­mirante de Moges, el Cónsul General asentado en Haiti yél mismo), "reconocer provisionalmente la Independen­cia Dominicana bajo la protección política de Francia".La Junta considera que el reconocimiento debe ser "elprimer paso" pues con él se pondria "en mejor situaciónpara los tratados que hayan de seguirse después de laaprobación de S. M. el Rey de los Franceses ..." A cam­bio de que los buques de Francia nos protejan "si las cir­cunstancias lo exigieren", consiente en que se ocupenprovisionalmente la Bahía de Samaná", mientras que porun tratado amplio y explicativo se afianzan definitiva­mente los respectivos derechos". En este nuevo proyectode convenio es claro que no se ofrece nada deftntnttiva­mente. Se pide un reconocimiento provisional de la in­dependencia sujeto a entendimiento entre las partes a lahora de discutir "los tratados que han de seguirse", yse ofrece también la ocupación provisionalmente de la Ea-

523

Page 190: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

hia de Samaná, "mientras que por un tratado arupíio yexplicativo se afianzan defmitivamente los respectivosderechos", siempre que las circunstancias exigiesenque los navtos de guerra franceses intervengan en la defen­sa de nuestra independencia", por lo que tanto el recono­cimiento como la ocupación de Samaná devienen condi­cionales. Por esta propuesta del }o de junio se busca unreconocimiento provisional como condición indispensablepara poder contratar más luego, o lo que es lo mismo,se busca crear previamente una situación de igualdad entrelas futuras partes contratantes, y una protección politicatambién provisional, así como una ocupación provisionalde la Bahia de Samaná, no de la península. Nótese tam­bién que protección politica y protectorado no son tér­minos equivalentes. La primera puede dispensarse sin queexista el segundo que implica cesión parcial de la sobera­nza del estado protegido. Por el contrario, por las proposi­ciones del 7 de marzo, a cambio de un crédito en dinero,fusiles, municiones de guerra y navíos, se ofrecen a Fran­cia toda la ayuda que juzgare necesaria en caso de que sequisiere dirigir fuerzas contra Haití y "ceder a perpetui­dad la península de Samaná dentro de los límites fijadospor la naturaleza y que la hacen península", por lo quees ostensible que los nuevos componentes de la Junta,a pesar de las premiosas circunstancias que gravitaban so­bre ellos, mostraron mejor espíritu de previsión que losanteriores. . . .. •

No hay duda. Contemplando el contenido de las proposi­ciones del 10 de junio, firmadas por los miembros de la Juntabajo la presidencia de Sánchez e incluyendo la firma de Duar­te, se llega a la conclusión de que ha habido un rechazo res­pecto de las proposiciones del 8 de marzo, cuando todavíaDuarte no había regresado al país y había ingresado en ella.Su presencia es clara en este giro del contenido de uno y otrodocumento.

Pero hay todavía más. También hay que contemplar eldocumento del 10 de junio a la luz de los acontecimientos que

• Idern, página 47 .

524

Page 191: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

se producen una semana después, el 9 de junio, cuando aúnno se ha secado la tinta con la cual fue firmado.

Este día memorable, amparado en el Ejército que comandael General Joaquín Puello, Duarte expulsa de la Junta a loscabecillas de la facción anexionista, Bobadilla y Caminero.

El pensamiento que domina ahora en la Junta, en la cualfigura siempre Sánchez como Presidente;" y que debe con­tribuir a esclarecer el sentido de la firma que Duarte estampaen las proposiciones del 10 de Junio, queda establecido contoda claridad y firmeza en una carta en la que la Junta res­ponde a otra que T. S. Heneken, el conocido agente inglésha enviado un día antes del golpe, el día 8, protestando porel contenido de las proposiciones del 10 de Junio. Esta car­ta, según afirma Emilio Rodríguez Demorizi "está escritade puño y letra del mismo ilustre prócer, como se advierteal mds simple examen del documento, que corresponde, ade-

• Opina Víctor Garrido que:

"El examen profundo de los hechos, que las disidencias internascomplicaban incesantemente, lleva a colegir que si "el joven Sdn­chez" se dejó engatusar en el primer momento por la habilidaddiplomática de Saint Denys )' el interés politico del astuto Boba­dilla, al retorno de Duarte al paú él se reintegró a la fila y a lasideas del Maestro, fundador de La Trinitaria. Solamente esta inter­pretación parece justificar que los generales Duarte y Puello confia­ran a Sánchez la presidencia de la Jun ta que surgió del golpe militardel 9 de junio; pero es muy posible también que, además de esto,influyera en la elección sus conocidas vinculaciones con Bobadillay Saint Denys, las cuales podian situarle en la posición de elemen­to moderador y conciliador entre ambos grupos. El echo de queSaint Denys hasta en el momento en que Santana aprisiona alGeneral Sánchez estime injusto suponerle enemigo del estado decosas creado por Santana el J3 de julio, autoriza a pensar queSánchez no era tan radical en su oposición al protectorado francés,como el caudillo de la revolución de febrero y el jefe militar del9 de junio. El ritmo cada vez más impetuoso de los acontecimien­tos en marcha nos hará presenciar un desenlace de los mismos, nopor esperado menos sorprendente y en él Sánchez corrió igual suer­te azarosa que Duarte .¿." (Ob. cit. página 53)

525

Page 192: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

mds a la ideologta política del Fundador, a su conocida ac­titud nacionalista". Dice así:

DIOS, PATRIA Y LIBERTADREPUBLICA DOMINICANA

Santo Domingo, Junio 18 de 1844, año 10 de la Patria.

LA JUNTA CENTRAL GUBERNATIVA

Al Sor. Teodoro Stanley HenekenMuy señor ntro: Acusamos a V. recibo de su nota fecha8 del corriente cuyo contenido nos manifiesta la protestaque en nombre del Gobierno británico hace V. contra laocupación de la Pentnsula y Bahía de Samaná por cual­quer fuerza extranjera.

Nosotros creemos inadmisible una protesta de semejan­te naturaleza, pues dicha Península y Bahia de Samanácorresponden a nuestro territorio, y el pueblo dominica­no como libre y soberano tiene la entera dtposicion de loque es suyo. Sin embargo después de la reforma operadaen el cuerpo de esta Junta creemos poder asegurarle queen nada tendrá que inquietarse el Gobierno de S. M. Bri­tánica sobre una ocupación extranjera de dicha Penínsulade Samaná, pues hallándose el pueblo entero opuesto atoda intervención extranjera en nuestra politica nosparece que deben disiparse por consecuencia los motivosde la protesta.

Nos es muy sensible el no tener el honor de dirigimosen la actualidad a un agente reconocido y esperamos queV. se servirá manifestar al Gobierno de S. M. Británica eldeseo sincero que tenemos de entrar en relaciones recí­procas de comercio y amistad que podrán en lo venideroconcederse y proporcionar una fuente de utilidad paraambos puebos.

El Presidente de la Junta: Feo. Sánchez. Juan PabloDuarte. P. A. Pina. J. M. Ramírez. Félix Mercenario.J. Tomás Medrano. ..

.. Cl.rO, No. 103, abril-junio de 1955, Año XXIlI, pág. 97.

526

Page 193: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Esta carte responde a todas las interrogaciones que habríapodido suscitar la presencia de la firma de Duarte en el docu­mento del 10 de Junio. Es claro que no ha podido operarseen su pensamiento un giro tan acentuado solamente para undocumento, cuando se encuentra como una constante des­de 1838 hasta el fin de sus días. El documento del 10 deJunio debe ser contemplado como una victoria de Duartesobre el documento del 8 de marzo de Bobadilla. Y lo de­muestra la ira con que fue recibido por el cónsul Saint-De­nis. Y sobre todo con la acción que el propio Duarte llevaa cabo contra la Junta, sólo ocho días después, el 9 de Ju­nio, para librarla de esas tendencias nocivas, encabezadas porBobadilla y Caminero.

Pero el contragolpe no se haría esperar.Una vez que Duarte ha echado a andar la Junta en la di­

rección emprendida con la fundación de LA TRINITARIA,certificada en la acción durante los acontecimientos de 1843,se va a producir un hecho que hace pensar en la intervenciónde algunos dioses mitológicos empeñados en hacer pasar aDuarte, como en la leyenda de Sísifo, por un martirio que serepite incesantemente. Cuantas veces el proceso histórico to­ma el sendero de sus ideales tiene que afrontar el exilio. Másadelante podremos ver si se trata de fuerzas mitológicas ode circunstancias materiales. Pero por el momento, la ima­gen de un destino .sobrenatural, brota a la imaginación confuerza casi incontenible...

El 20 de Junio Duarte se ve obligado a abandonar su mi­sión insoslayable en el seno de la Junta, más que nunca nece­sitada ahora de su presencia directa y constante, para diri­girse a Santiago de los Caballeros, por encargo de la propiaJunta, lo que no puede entenderse de otra manera que comoencargo del propio Duarte, a fin de "intervenir en las discor­dias intestinas y restablecer la paz y el orden necesarios parala prosperidad pública " Pero, ¿cuáles pueden ser estas discor­dias intestinas que obligan a Duarte a abandonar la Junta enun momento tan crítico y nada menos que con el propósitode "restablecer la paz"? ¿Es que se trata de la guerra? Encierto modo, sí.

En Santiago se ha originado una situación extremadamen­te grave y que, no solamente puede echar por tierra la victoria

527

Page 194: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

acabada de alcanzar por Duarte y trastornar toda la concep­ción nacional envuelta en la fundación de LA TRINITARIA,sino convertir la Isla entera en un verdadero volcán. Los indi­cios que nosotros podemos advertir, en el marco de nuestraslimitaciones y nuestros recursos, se descubren ya en una frasesibilina que se encuentra en el documento del la de junio yque, dada la presencia de Duarte a la hora de su elaboración,no nos permite pasarla inadvertidamente. Allí se dice que,"entre la posibilidad de que los varios partidos en que estáfraccionado Haiti soliciten 'nuestra unión y alianza', seríapreferible "entrar en relaciones estrechas con la MagnánimaNación francesa para consolidar nuestra independencia... "

En unas comunicaciones recibidas por el Conde de Mirasol,Capitán General de Puerto Rico, y remitidas por éste al Se­cretario de Ultramar, se informa que ''por noticias recibidasel 25 de mayo de Santo Domingo se dice que la parte delNorte se había separado de la del Sur y que pedía una alianzacon la República Dominicana. . . ".. La situación era suma­mente compleja en Haití. En Los Cayos mandaba el jefeAccau de manera independiente. Boyer, que había abando­nado su exilio en Europa, y Herard, trabajaban juntos en Ja­maica con vistas a un eventual retomo al poder en Haití. Yse informaba en Caracas que entre fines de junio y comienzosde julio las autoridades haitianas habían solicitado la protec­ción del Gobierno inglés a través de un comisionado enviadocon tal fin ante el Capitán General de Jamaica, aunque natu­ralmente sin éxito. La información publicada en Caracas de­cía que:

"Según todos estos antecedentes no será extraño queocurran muchos sucesos importantes en toda la Isla deHaití, y que veamos interviniendo de alguna manera ya elgobierno inglés, ya el gobierno francés o ambos a la vez.Si algo de esto no sucede, es dificil que aquella Isla deje

.. Emilio Rodríguez Demorizi: RELACIONES DOMINICOESPAÑQ­LAS, Academia Dominicana de la Historia, Vol. 111, 1955, docu­mento 5, página 13.

528

Page 195: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

de ser un teatro sangriento de horrores que hagan gemir lahumanidad y retroceder espantosamente la situación. . . .. •

En este marco tenebroso de circunstancias, y sin que ha­yamos podido establecer sus vínculos directos con el viaje deDuarte a Santiago de los Caballeros pero sin poder separarlos,se puede presumir que los revolucionarios de la parte nortede Haití hayan tratado de buscar contactos con algunos ele­mentos de la parte norte de la República Dominicana, al serrechazados por la Junta Central Gubernativa dominicana que,por estar situada en el sur, ha podido ser identificada con losrevolucionarios del sur de Haití.

Las cosas pueden no haber sucedido así pero se sabe quepor esos días había surgido un movimiento más o menosserio que se proponía separar con Santiago de los Caballeros ala cabeza, la parte norte de la República Dominicana dela parte sur. Este movimiento coincidía punto por punto conlos acontecimientos que tenían lugar en Haití y debía des­pertar muy razonables suspicacias en el seno de la Junta. Yesclaro que esto no podía tener otro desenlace que la catástrofepara la corriente popular dominicana en momentos en queDuarte ha logrado colocar a La Junta bajo su influencia, ex­pulsando a los Bobadilla y los Caminero que naturalmente co­rrieron a buscar asilo y encontrarlo en el consulado francés.

Pero la importancia del viaje de Duarte se mide por el he­cho de que al frente del supuesto movimiento separatista delCibao, se encontraba nada menos que un hombre del presti­gio que debemos suponer en Mella, por la naturaleza de suactividad política en aquellos días. Es así como, por unasuerte de destino, encontramos a Duarte envuelto siempreen las más difíciles situaciones en el seno de sus más acredita­dos partidarios. En la misma fuente a que nos hemos dirigidose lee que:

"Dice también la carta de Santo Domingo que ahora sepresenta el ambicioso Mella separando la parte de Santia­go de la República y que el Gobierno habla comisionadoal General Duarte para que pase a tratar con aquel, auto-

• Idem, documento 6, página 16.

529

Page 196: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

rizando a éste para concederle cuanto pida a condicton deque se someta al Gobierno y que por las noticias recibidasdel (Puerto) Príncipe aparecía que los agentes del gobier­no inglés trabajaban para entrometerse en la marcha delGobierno de Guerrier pero que éste no estaba dispuesto aseguir los consejos ni a someterse a la influencia de susplanes. . . "1

Quiere decir, que estas cosas iban juntas. Pero la primeraes escalofriante. La creación de una República en el norte so­bre la base de una "unión y alianza" con otra en el norte deHaití, equivalía a duplicar la Anexión de Boyer y por consi­guiente a embrollar y prolongar el proceso nacional. Sólo lapresencia de Duarte en el Cibao podía contener esta tenden­cia y, por el tiempo que permaneció allí, se supone que la em­presa no fue facil.

Los acontecimientos posteriores son conocidos. Tal vezsin renunciar a su pensamiento se lanzó a una aventura,tan débilmente rechazada como tan débilmente aprobada porDuarte, que iba a significar el fin, y el 9 de julio de 1844 pro­clamó a Duarte como Presidente de la República.

La iniciativa, que no dejó de ser recibida con calor en elCibao, le vino de perillas a los sectores que se apoyaban en elprestigio y en el ejército de Santana y no tardó la Junta, res­petuosa de la ley militar, en desconocer la autoridad tantodel patrocinador como del patrocinado, declarándolos sim­plenamente "traidores a la patria ". 2 El arzobispo Portes le dio

Idem, documento 7, página 20.

2 En la proclama que lanza el General Santana con este fin, se acusaa Duarte de "anarquista ".

"EL ANARQUISTA Duarte, siempre firme en su loca empresa, sehizo autorizar, sin saberse cómo, por la Junta Gubernativa, paramarchar a La Vega con el especioso pretexto de restablecer laarmonia entre el Sr. Cura y las autoridades locales; pero el objetoreal y verdadero de su viaje. era consumar el mencionado proyectoen el que entraba como requisito indispensable. su elevación atodo trance a la Presidencia de la República. Llega en efecto a laciudad de Santiago, y ayudado del que se titulaba General en Jefe

530

Page 197: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

un toque de eternidad al Manifiesto del 24 de julio de la Jun­ta Central Gubernativa en que se hacían estos cargos, ahorabajo la Presidencia de Santana, mediante una Carta Pastoralen la que se calificaba de ofensa a Dios desobedecer los man­datos y órdenes "tanto del General de División y Jefe Supre­mo Santana, como de la Junta Central Gubernativa. para locual os conminamos con excomunión mayor, a cualquierpersona que se mezclare en trastornar las disposiciones denuestro sabio Gobierno. . . ., •

y debemos preguntarnos: ¿qué fue lo que verdaderamen­te sucedió? ¿No se había dicho que Duarte era el pueblo yque el pueblo -como lo preconizaba él mismo- era el verda­dero artífice de su propio destino? ¿Es que el pueblo se redu­jo a sí mismo al papel de espectador?

Todo este episodio desgraciado parece no haber consisti­do en la derrota de Duarte sino también, y es lo único impor­tante, de esas concepciones populares. Parece como si aque­llas concepciones que Santana compartía con Bobadilla, y alas que se refiere en su famosa carta del 14 de abril cuando ledice que "si como hemos convenido y hablado tantas veces,no nos procuramos un socorro de Ultramar... "y coloca estostremendos puntos suspensivos cuyo contenido suple con laspalabras inmediatamente siguientes, "V. tiene la capacidadnecesaria para juzgar todo lo que le quiero decir y para nohacerse ilusiones y conocer que debemos agitar esasnegocia­ciones con que at juicio de todo hombre sensato sólo podremosasegurar la victoria... " En fin, que el pensamiento de Duarte

del Departamento del Cibao, se presenta como el libertador de losdominicanos; se denomina único delegado del Gobierno con pode­res ilimitados; propaga por todos aquellos pueblos el favorito siste­ma de la pretendida venta del pais y del restablecim iento de laesclavitud.;."

(PROCLAMA DEL GENERAL PEDRO SANTANA, JEFE SUPRE­MO DE LA NACION, del 28 de Julio de 1844. Cita del Lic. Leoni­das García en su artículo mencionado "La Independencia y laSeparacián", en Clío, No. 116, página 149).

• DOCUMENTOS PARA LA HISTORIA, Tomo I1I, citada, pági­na 47.

531

Page 198: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

pareció inscribirse bruscamente en el mundo redundante delas ilusiones...

Pero debemos rechazar, una vez más, la tendencia a reducirla esencia de la vida histórica a las instancias individuales, alidealismo del uno y el realismo del otro. La confrontación deDuarte y de Santana en Azua, no fue el choque de Don Qui­jote con Sancho Panza. Fue la expresión de un proceso histó­rico inevitable cuya marcha no podía ser determinada sino porla confrontación constante de las fuerzas que dorninanban elperíodo y le imprimían su sello a los hombres y a las cosas.

Duarte era el poder ascendente de la burguesía a nivelmundial en vías de establecer su hegemonía a nivel continen­tal y todavía en la búsqueda de su camino natural en la Re­pública Dominicana. El año de 1838 es un año clave, entreotras razones porque evidencia el éxito en dirección burguesade la política haitiana de la fragmentación de las tierras enSanto Domingo, en aquellos puntos en que pudo ser implan­tada. Y por eso en ese año se funda LA TRINITARIA conéxito, como respuesta a una necesidad histórica porque suproyección a la independencia "pura y simple" tiende a hacerque el rendimiento de las tierras en manos privadas se reviertaen favor de los dominicanos. Duarte, en cuanto encarnaciónindividual de ese proceso, es lo porvenir.

SANTANA era el presente. O más bien el punto en que elpasado perdura en el presente. Es la fuerza militante y concre­ta de aquella porción de la sociedad que todavía gira entorno a las formas comunitarias de la propiedad que conoce­mos como los TERRENOS COMUNEROS, esencialmentehostiles al desarrollo de la propiedad privada, como fuerzatotal y predominante de la sociedad, decidida a perdurareternamente. Santana es el rostro duro y beligerante de unasociedad que se resiste a morir. No tiene que ser necesaria­mente consciente de ello. Le basta con ser "un verdaderoseñor feudal en el Seibo" como lo califica el Cónsul francésa falta de un calificativo más exacto. La verdad es que no esla sociedad a la que se dirigen sus ojos sin saberlo cuando mi­ran hacia España, sino ese sistema peculiar que ha impregna­do la vida histórica de este país y que, con la misma abnega­ción que lo haría la caballería andante en Don Quijote, encar­na en él la libertad de cortar caoba en cualquier terreno y

532

Page 199: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

montear el ganado donde se encuentre. Y , sobre todo, laresistencia feroz al alambre de púas que representa de maneraodiosa a la propiedad privada estropeando el paisaje.

Por eso, tan enemigo resulta para Santana el régimen hai­tiano, caracterizado por su afición a la definición capitalistade la propiedad territorial, como puede serlo el "anarquista"Duarte, * de acuerdo con su propia calificación. Y tal veztodavía más, por ser más próximo.

La cuestión, empero, no es si lo es o no lo es, sino si pue­de serlo. Y. en efecto. lo será en la medida en que los TERRE­NOS COMUNEROS dominen todavía la economía nacional yhagan girar en su tomo los acontecimientos políticos. Por suparte, en la misma medida en que los sectores de naturalezaburguesa de esta sociedad sean todavía incapaces, por ladebilidad de su desarrollo y por el peso que tienen en la socie­dad, Duarte será derrotado. No será Santana quien derrotea Duarte, sino MADAME LA TERRE quien envolverá en susmaleficios a MONSIEUR LE CAPITAL. y en el marco de estedestino, cada cual representará su papel de espíritu angelicalpara los unos y de espíritu diabólico para los otros.

El historiador canadiense Pattee lo ha comprendido asícon ejemplar lucidez:

"Con el establecimiento de la república en 1844 -dice­notamos que el estilo de' vida en Santo Domingo no semodifica sensiblemente. No sería exagerado afirmar quela República independiente continuó siendo una sociedadde ganaderos y pastores. Pats de jinetes y de hábitos depastoreo, Santo Domingo, a mediados del Siglo XIX, seasemeja en algo, aunque en pequeña escala, a la Argentinade la misma época, Un Sarmiento dominicano' hubierapodido escribir sobre el drama de civilización y barbarieque representaba la vida pública de la nación antillana. Esposible que la inestabilidad caracteristtca de la vida domi­nicana haya tenido sus orígenes en este modo de vivir:en las extensas sabanas por donde deambulaban estos

• Ver nota 58, supra,

533

Page 200: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

hombres a caballo. desdeñosos de la existencia plácida yfija de los agricultores. . . " 1

Pattee ha tratado de encontrar la explicación de estefenómeno, según nos parece, en algunas fuentes acreditadas yha venido a dar en una que, desgraciadamente, ha comenzadoy terminado por deplorar su incompetencia para proporcio­narle alguna ayuda:

"Como dice el historiador español José M. Ots Capdequi:"todo el conjunto de estos preceptos sitúa el problema paraSanto Domingo en condiciones diferentes de aquellas en lascuales se sitúa este mismo problema para otros territorios deAmérica ..." En una palabra, la base jurídica del régimen detierras en Santo Domingo tuvo un carácter muy especial, quelo diferenciaba notablemente del de otros territorios españo­les de Indias. De aquí arranca la naturaleza de la vida econó­mica dominicana durante la época colonial, con proyeccionesimportantes en los Siglos XIX y Xx. Este régimen de tierrasabundantes y comunes contribuyó al fomento de la ganade­ria y. sobre todo, desarrolló en el campesino algunas carac­teristicas que perduran a través de los siglos: cierto despegoa la tierra, un sentimiento de nomadismo y escasa vinculacióncon la tierra misma. . . .. 2

Si se comprende que esta es la imagen que encama Santa­na y que la visión de Duarte trae al país en 1838 es la ruptu­ra en miles y miles de pedazos de esta imagen ancestral, laconfrontación de ambos en el episodio de Baní alcanzará susverdaderas dimensiones. Entonces no será difícil admitirque cuando era vitoreado al regresar de Venezuela, porcuanto aquella sociedad a la que consagraba sus pensamientosy su vida carecía todavía de la madurez que exigía este com­promiso, Duarte era ya un vencido, aunque a la larga era unvencedor...

Yes que mientras a Duarte todo le resulta difícil y le salemal, a Santana todo le resulta fácil y le sale bien. Es indudable

Pattee, ob. cit. página 205.

2 Idem, página 204.

534

Page 201: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

que las fuerzas que apoyan a aquel no están maduras aún parasus sueños, mientras que las que apoyan a éste cuentan toda­vía con el peso de su hegemonía en la economía nacional.Para cumplir sus fines no tenía Santana que ser el hombreidóneo y capaz que difícilmente podía encontrarse en su me­dio. En una fuente española ya mencionada se informa quepor abril "el hombre del día es Pedro Santana, hombre delcampo..." y todo lo que esto puede significar se descubre enla siguiente esquela que le envía a Bobadilla cuando este leinforma de cierta conspiración a consecuencia de lo cual Ma­ría Trinidad Sánchez, tía de Francisco del Rosario, y los her­manos Puello, son ejecutados, el mismo día en que se cumpleel primer aniversario de la Independencia:

"Muy hapresiado Don tomás: me ha sorprendido su esque­la en cuanto alo que u medise de la asonada para tumbar elministerio yo creo que esto puede ser falso y esto fuere asiseria hun atentado yo procurare in formarme y esbitar cual­quier de sorden hasies que no lo creo repito lo que 110 es sabi­do es que halgunos ofisiales han dad su dimisión como se medise. Su hafetisimo servidor y hamigo. Santana", *

Todavía le quedarían algunos alientos a la "tendenciafrancesa" pero sus días estaban contados y llegaría el mo­mento en que apuraría el trago de la frustración más amarga.La derrota de Duarte, a quien el Cónsul Saint-Denis consagrósus más refmados odios y sus más cordiales insultos, "jovensin mérito", "envidioso de los triunfos de Santana", "alboro­tador" y otras lindezas, no favoreció en lo más mínimos suspretensiones. Aunque sin dejar de serlo, el obstáculo más se­vero que pudieron encontrar el Cónsul Levasseur y su colegade Santo Domingo, Saint-Denis no estaba aquí sino en Fran­cia: la deuda contraída por Boyer en 1826 y ratificada en1839.

* DOCUMENTOS PARA LA HISTORIA DOMINICANA, Tomo u,Volumen V del Archivo General de la Nación, colección Demorizi,ya citada, página 39.

535

Page 202: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Después de un prolongado silencio y por fin debido a unasevera exigencia de Saint-Denis, el Ministro Guizot se ve obli­gado a decir la ültima palabra. La última palabra es NO. AFrancia no le interesa que se rompa la unidad del territoriohaitiano y que dé origen a una independencia separada en laantigua parte española. Si de todos modos esta ruptura es unhecho cumplido, Francia no está dispuesta a echar sobre sushombros la responsabilidad de un protectorado formal. A losumo estaría dispuesta, le dice Guizot a Saint-Denis, a otor­garle una cierta protección que no sería en ningún caso unprotectorado aunque podría ser "un lazo tan estrecho comoaquel" si la nueva República Dominicana está dispuesta a¡hacerse cargo de la parte de la deuda contraída por Boyer!

Santana no tiene inconveniente alguno pero encuentrauna inesperada e importante resistencia: Bobadilla. Esteoportunista formidable y agudo, se percató en algún.instantey por algún signo sutil de que la tentatia de anexión a Francia,estaba liquidada y le puso el frente, convirtiéndose de la nochea la mañana en "el solo defensor de los intereses y derechosdel país contra lo que llamaba pretensiones injustas e incalifi­cables de la Francia", según informó Saint-Denis a su Ministe­rio. Y él mismo explica la causa de ese "brusco viraje;Roba­dilla, cuya impopularidad aumenta todos los días, prevé unacalda próxima. Tomando la defensa de los derechos e intere­ses de España, espera poder darse por víctima de su devocióny de su fidelidad a la antigua metrópoli y granjearse la buenavoluntad y el favor del gobernador de Puerto Rico en dondeya una parte de su familia está ventajosamente establecida. Sehace notar en efecto que ese camino coinctdecon la llegada aSanto Domingo del Padre Bobadilla. su hermano, quien desdemuchos años atrás reside en San Juan de Puerto Rico. . . .. •

Santana rompre con Bobadilla y hace algunos avances poriniciativa propia con Levasseur, pero nosotros dejamos estosaspectos episódicos a los historiadores ya que, decididamente,la Anexión a Francia se ha hundido en el fracaso sin pasarde tentativa y entre tanto, truena ante esta página la Anexióna España.

'" Víctor Garrido, obra citada, páginas 65-66.

536

Page 203: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

LA ANEXION A ESPAÑA

Page 204: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

-1-

Una vez disipada la Anexión a Francia como una posi­bilidad inmediata y concreta, y sólidamente afincada Ingla­terra en su política de oposición rotunda a apropiarse deSanto Domingo, quedaron libres las manos de otras dos po­tencias muy fuertemente calificadas para esta acción: la unaEspaña, por sus vínculos históricos con su antigua coloniapimogénita; la otra Estados Unidos, por su vinculación conti­nental a través de "the sea ofour destiny ",

Santana resultó ser el hombre de los Estados Unidos. Elhecho de haber sido el Presidente de la República en 1844, leotorga prioridad a Estados Unidos sobre España en estosavances y ya en diciem bre de ese año se encuentra investidoel Dr. José María Caminero con el cargo de Ministro Plenipo­tenciario de la flamante República Dominicana, sin duda porelección del Ministro de Relaciones Exteriores don TomásBobadilla, de quien como sabemos era un aliado incondicional,para gestionar en Washington el reconocimiento oficial de .aquel Gobierno. La marcha de estas gestiones va a alinear aSantana estrechamente con la política norteamericana.

Como contrapartida, Buenaventuraa Báez resultó ser elhombre de España. Su pelo revuelto, sus penetrantes ojosverdes, sus abundantes patillas a la moda. a los que habíaque sumar la vestimenta elegante y los modales desenvueltos,hacían de él no solamente un dandy sino una pequeña floreuropea en los jardines antillanos. Frente al rústico Santanaamericano, Báez era la cultura y el refinamiento de Europa.y debían mirarse mutuamente por encima del hombro...

La contradicción de estos dos personajes desde el poder,que va a llenar el período más turbulento de la lucha de losdominicanos por consolidar la independencia de su país yproporcionarle sus genuinos fundamentos populares, no escasual. Aunque no dejan de componer su parte del cuadro,

539

Page 205: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

no son las faltas de ortografía de Santana ni las corbatas deseda de Baez las que les llevan a presentarse de manera tandestacada en nuestra historia. Tampoco lo son la sagacidade inclusive brillantez de los agentes de las potencias enconflicto. Con todo lo deslumbradora que puedo haber sidola gestión de un agente norteamericano como Cazneau o deun agente español como Segovia, el verdadero protagonistade esta lucha es el pueblo dominicano, trabajando sordamen­te, presionando con todos los recursos a su alcance, moviéndo­se en un mar de oscuras contradicciones y lanzándose contí­nuamente a la arena para certificar con su sangre y su sacrifi­cio la justeza de su misión.

y ésta es una de esas ocasiones donde súbitamente bro­tan a la superficie las reservas metodológicas.

El historiador nacional don José Gabriel García, ceñidoestrechamente a una concepción romántica que no pocasveces obnubiló la pureza de sus intenciones y la limpidez dejuicios no puede librarse de los destellos de la personalidad in­dividual. Para él todo este largo proceso de luchas por la inde­pendencia nacional se caracteriza, no por el papel del pueblosino por la aparición providencial de cuatro gigantes:

"Entre todos los personajes esclarecidos que sirven deadorno a la diadema de las glorias patrias, asoman másde relieve que los otros, cuatro figuras culminantes, cua­tro caudillos afortunados que, por el asombroso ascen­diente que tuvieron sobre las masas populares, no menosque por la influencia y soberania que ejercieron sobre losdestinos del pais, pueden ser considerados como losastrosmás resplandecientes que hasta hoy han relucido en elcielo siempre esplendoroso de Quisqueya: estos varonessingulares son, el brigadier Juan Sánchez Ramirez, ellicenciado don José Núñez de Cáceres, el general Pe­dro Santana y el ilustre prócer don Juan Pablo Duar­te..... *

Salta a la vista que en esa secuencia histórica claramentediscernible, sobran tres o sobra uno. Y evidentemente falta

• Cl.lt), No. 80, julio-diciembre, 1947, páginas 69-76.

540

Page 206: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

otro. Si en lugar de considerar los atributos individuales comomotor de la Historia, el historiador García hubiera considera­do en su lugar a las fuerzas materiales que se agitan en su seno,se habría percatado de que tres de esos personajes encamabanfuerzas anti-históricas y por consiguiente no actuaron comomotor sino como freno en la materialización de los destinosnacionales. Las fuerzas que impulsaban ese destino se conju­gaban y actuaban históricamente en el seno del pueblo, quees el personaje que falta, y encarnaban en Juan Pablo Duarte,que es el personaje que sobra, "si no, como declara el propioGarcfa, por la superioridad de sus dotes materiales e intelec­tuales, a lo menos por la mayor importancia de su obra... ..

Claro. Porque no se trata de esas "dotes materialese intelectuales que sirven de adorno a la diadema de las glo­rias patrias", sino de las fuerzas materiales y espirituales, yaque las intelectuales se deterioraron rápidamente, que subya­cen en las entrañas de las grandes luchas del pueblo. De esoscuatro personajes sólo uno, Duarte, respondió al llamado delas fuerzas históricas y, en buena lid, debería compartir elanonimato con el pueblo...

En esa virtud podemos afirmar con toda suficiencia que,en el fondo, la contradicción que se plantea tan enconada­mente en los personajes antes mencionados, Santana y Báez,se remonta a una época tan distante como las Devastaciones de1605 y 1606 en que ninguno de los dos, ni siquiera los padresde Juan Sanchez Ramírez, estaban por nacer. De manera queel encuentro no es casual.

Lo que sí resulta casual es el alineamiento de Santana conlos Estados Unidos y el alineamiento de Báez con España.Volviendo siempre al fondo de la cuestión, Santana no puedecoincidir con la política norteamericana ni Báez con la espa­ñola. Sólo las veleidades de la política del momento y la co­rrupci6n que el uso o la ambición del poder pudo introdu­cir en el corazón de estos hombres, explica que en un mo­mento dado se encuentren en esas posiciones. Pero, más tardeo más temprano, el imperio de las leyes históricas se impondráconfigurando el desenlace...

541

Page 207: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

-2-

Santana es el representante más puro del antiguo "hatero"y por consiguiente el enemigo más acerbo de la propiedadprivada como fundamento y resultado de sus vinculacionesagrarias. De ese nudo intrínseco se desprenden todas sus con­cepciones sociales, políticas, históricas e inclusive religiosas,sin descartar el pañuelo que se amarraba a la cabeza. Demodo que es un enemigo sustancial de los Estados Unidos,por cuanto esta nación encama como ninguna la proyecciónhistórica de la propiedad privada y la acentuación del poderde las clases burguesas, precisamente duartianas, de toda socie­dad. Si se toma en consideración que Juan Sánchez Ramírez,el padre de la tradición españolizante en el país, identificaequivocadamente a España con la filosofía de los terrenoscomuneros, su modelo entrañable no puede ser otro queEspaña. La modestia de sus recursos intelectuales le impi­den a Santana ir más allá de la identificación de una ideologíacon un personaje y este personaje no puede ser otro que JuanSánchez Ramrrez, a cuyo lado combatió su padre, Pedro San­tana, de quien recibió nombre, pensamiento y fortuna tantocomo su sist cma de vida personal. Esta base fundamentalde su vida, que solo de manera epidérmica puede asociarlocon los Estados Unidos, pero que le asocia de manera verte­hral a España. le llevará pronto a romper con Bobadilla,que representa otras fuerzas, y más tarde a apurar hasta la úl­tima gota el acíbar de la decepción, aunque no sería necesa­riamente acíbar, envuelto en la tragedia más escalofriante yconmovedora de la historia nacional.

Báez es también un producto de los terrenos comuneros,tanto en su filosofía como en su vida privada. Pero hay unadiferencia esencial. Báez es un gran señor, mucho más en elsentido feudal del señorío que Santana, en la región azucare­ra del Sur. Azua, la ciudad que figura como centro de esaregión, fue una zona azucarera desde el Siglo XVI. Allí fundóGorjón su emporio, de allí salió su famoso Colegio con rango

542

Page 208: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

universitario y hasta allí llegaron las llamas de las Devastacio­nes de Osorio. Cuando se restableció la industria azucarerahabía perdido la opulencia original pero conservó la duplici­dad antagónica de su fisonomía: la vocación hacia la propiedadprivada de índole capitalista y el aproovechamiento del siste­ma comunero a falta de uno más apropiado y moderno. Lavisión conciliadora que insufla ese sistema peculiar de la indus­tria azucarera del Sur, le viene a Báez de su padre, Pablo Alta­gracia Báez, quien no fue renuente a colaborar con la anexiónespañola de Sánchez Ramírez después de haber colaboradocon los franceses de Ferrand, lo cual no le impidió colaborarcon los haitianos en tiempos de Boyer. Pero inclusive pudohaberle venido de su propia sangre, porque era hijo de una an­tigua esclava de quien nunca renegó ni tuvo necesidad de ha­cerlo, y llevaba por tanto en sus venas fuertemente ligados enun vínculo amoroso al esclavista, ciertamente moderado, y ala Esclavitud.

De modo que en Santana y en Báez se enfrentaban, contanto mayor encono cuanto más fuerte fuera su dominio delpoder público, estas dos grandes fuerzas irreconciliables. Y,claro está, ellos podían subjetivamente tomar las posicionesque en un momento dado les aconsejara su almohada, perodetrás estaban los núcleos sociales que los respaldaban yque, a fin de cuentas, los amarraban a un desenlace inevitable.

Para completar el cuadro clásico del alineamiento de lasfuerzas históricas en el proceso nacional, faltaría aquí la tomade posiciones por parte de los sectores del país tradicional­mente ligados a la producción tabacalera y, por esa circuns­tancia, más ligados que cualquiera de estos dos a la tenden­cia capitalista. Pero la experiencia frustratoria de la Anexióna Haití, les impuso una especie de marginación del poder enlos primeros años de la República, que abrió el camino parael despliegue de esta otra contradicción entre azucareros yhateros. Y es natural que los Estados Unidos representaranpara ellos un modelo ideal. Veían en la gran nación americanalos frutos del sistema burgués y la prodigiosa encarnación dela independencia y de la democracia. En Santiago se encon­traba la gente más culta del país, mejor informada de losacontecimientos y de las corrientes intelectuales predominan­tes en Europa y América y, en consecuencia, su admiración

543

Page 209: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

hacia el sistema americano obedecía a muy razonadas y pro­fundas concepciones.

En el país se conocía esta inclinación amable de loscibaeños hacia la gran democracia del Norte y no dejóde ser utilizada por los sectores que les eran adversospara propiciar sus maquinaciones en favor de Francia. En losarchivos de Washington se encuentra una carta muy singularen la que un grupo de familias cibaeñas se dirige al GeneralSantana conminándole a llevar a cabo la anexión a los Esta­dos Unidos. Según García, la tal carta no fue otracosa que un chantaje que le hicieron los anexionistas inclina­dos a Francia al cónsul francés para forzarlo a tomar unadecisión. La carta viene fechada a 22 de septiembre de 1849,en los momentos en que el General Santana venía de los cam­pos de batalla con una nueva aureola de capitán victorioso yomnipotente después de batir a Soulouque. Por lo mismoque se trata de una farsa, el lector si quiere puede saltarla, amenos que se interese por las ideas y los argumentos que enella se esgrimen y que no dejarían de reflejar el pensamientode algunos sectores, no necesariametne cibaeños. La carta,aquí de nuevo vertida al español de la traducción inglesa, diceasí:

"GENERAL:

"Los infrascritos, persuadidos de su desinteresado amora lapatria,y al mismo tiempo convencidos de que un igualamor a nuestra nacionalidad (que usted ha defendido tandignamente) le obliga a aceptar cualquier cosa antes queverla destruida por los bárbaros haitianos, si el azar de laguerra se vuelve contra nosotros: conociendo ademásnuestros escasos recursos y lo que es peor los inmensosdaños que el presente estado de incertidumbre ocasionanal país: deteniendo la civilización y el progreso, interrum­piendo su tranquilidad y exponiéndola diariamente a losmás pesados sacrificios: por estas y otras razones nos diri­gimos a usted con el propósito de expresarle en confianzay con sinceridad nuestra opinión acerca de los verdaderosintereses de nuestra patria.Los objetivos del Gobierno de Washington al declararel principio de que ninguna potencia europea deberá inter-

544

Page 210: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

ferir en los asuntos internos de América, han sido los deprotejer los intereses del nuevo mundo, e indudablemen­te este es el acto más excelso y magnánimo de una grandey elevada política.

"Ha llegado el momento de llevar este principio a lapráctica, recordándole al Gobierno de los Estados Unidos,que también nosotros pertenecemos a la gran familia ame­ricana y que no solamente por el carácter americano co­mún sino también por la firmeza con la cual hemos sos­tenido nuestra independencia, merecemos las ventajas quelos 27 Estados disfrutan en la Unión. Sería superfluoabundar sobre las ventajas de esta idea. La similitud de lasinstituciones, la proximidad de las dos naciones, los inter­cambios de su comercio, la inmigración que ellas puedenpromover y que seda la fuente de nuestro bienestar ynuestra prosperidad; hacen mil veces preferible ser (norte)americanos a ser arruinados por los azares de una guerrasin fin. (¿?)

"Esta es la única vía posible para hacernos respetablesy mantener nuestra independencia, formando un Estadoindependiente como aquellos de la Union; porque el cali­ficativo de americanos es el único que cabe en el NuevoMundo y el cual, con el devenir del tiempo, se convertiráen el mismo Gobierno y la misma Nación.

':Asi pues, nosotros le suplicamos, General, que tomeen consideración esta prueba de nuestro patriotismo y elhecho de que nuestro único objetivo es la estabilidad y elprogreso de nuestra patria, que solo podemos encontrarvinculada a esa gran Nación.

"Confiamos, General, en que si usted está animado delos mismos sentimientos, favorecerá nuestra demanda connuestro Gobierno, haciendo uso de la influencia que us­ted posee en los asuntos de la patria.

"Tenemos el honor, etc... " •

• Esta carta es traducción del texto inglés que aparece en William R.Manning: DlPLOMATIC CORRESPONDENCE OF THE UNITEDSTATES (1831-1860), Vol. VI, Washington, 1935, página 53. Latraducción es nuestra. Al enviársela al Secretario de Estado norte-

545

Page 211: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Esta carta fue dirigida a Santana, según el historiador Gar­cía, por algunos adeptos a su política, a quienes el caudillocontestó diciéndoles que "el programa que habia publicado elPresidente de la República probaba hasta la evidencia que notendría predilección por otra nación, sino por aquella que lesofreciera mds ventajas, y en el más breve término posible, porlo que debian esperar que le solicitud que hacían tendria bue­na acogida; que él no había considerado oportuno someterlaen los actuales momentos al gobierno porque estando persua­dido de que el comisionado americano que se encontraba enSanto Domingo, habia escrito a su gobierno solicitandopoderes e instrucciones para entenderse con ellos, esperabaque le llegaran, para entonces, con conocimiento de susfacultades, saber cómo se debia obrar, a fin de no dar un pasoinfructuoso... .. 1

García encuentra la confirmación de que estos documen­tos eran "el resultado de combinaciones" en una nota que elGobierno le envió al gerente del consulado francés en la cualle invitaba a que "diera lo más pronto posible una solucióndefinitiva al importante negocio del protectorado; y que sipor desgracia la decisión de la Francia era negativa, que tuvie­ra a lo menos el mérito de no ser tan dilatada que les impidie­ra dirigirse al agente especial de los Estados Unidos que aca­baba de /legar... " 2

americano, John M Clayton, el Agente Especial Benjamín E. Green,le informa acerca de ella lo siguiente: "Le envio copia de una peti­ción dirigida por las principales familias del distrito de Santiago alGeneral Santana en favor de la anexión a los Estados Unidos. Ten­go entendido que otras similares se preparan aqui y en PuertoPlata. Hasta que este documento me fue remitido por un viejoconocido mio, Don Nicolás Julia, no he tenido conocimiento algu­no de este movimiento (que es sin duda resultado de mi llegada aeste pais] ni se me ha propuesto ningún patrocinio hasta ahora.:"Este último detalle es significativo pues parece indicar que no eraese su propósito y parece abonar la opinión de Carda en el sentidode la patraña que él denuncia ...

Carcía, COMPENDIO, Tomo I1I, página SS.

2 Idem, página 56.

546

Page 212: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

"Este importante documento, dice García, que publicóBritannicus en 1852 y que nadie ha desmentido, viene a corro­borar la opinión que sustentamos, por estar tan claras comola luz, de que todas las cuestiones de la anexión o protectora­do extranjeros nacieron en el paú y fueron alimentadas porlos mismos hombres, sin que el fracaso de un plan los desani­mara para pensar en otro... " *

El hecho mismo de que fuera posible tejer intrigas de estanaturaleza a costa de la burguesía santiaguera, muestra hastaqué punto se encontraba ella en una etapa todavía balbucean­te. Y desde luego explica su aparente marginación del poder.Faltaban todavía algunos años y el giro de ciertos procesoseconómicos para dejar constancia de su presencia histórica yde su capacidad de acción. Entonces se conocerían sus pensa­mientos y se podrían cotejar con los términos de la presentecarta, para comprobar que ésta expresaba el pensamiento clá­sico de los hateros del Este. El de los tabacaleros del Norte,tenía su propio estilo.

-3-

Desde muy temprano, ya en 1843, se manifestó en el re­juego político de Santo Domingo, una tendencia hacia la re­anexión a España que fluía paralelamente a esas otras tenden­cias. Según las propias fuentes españolas, se trataba de unavocación fuertemente arraigada en los sectores del interior yparticularmente en los campos, o sea en la esfera comunera.

Don Antonio López de Villanueva, antiguo soldado de la"reconquista" sánchez-ramirista, llegó a perfilar en 1843 unplan sumamente detallado y aparentemente factible que nodejó de ser tomado en consideración por las autoridades espa­ñolas en Cuoa , a donde se dirigió con ese propósito. Su inicia­tiva había sido estimulada por cierto movimiento naval enestas costas, relacionado con el apresamiento de unos buquesespañoles por unidades navales haitianas, con un escarceomuy agitado entre ambos países. Mucha gente creyó en laposibilidad de una ruptura militar que podría favorecerla cnarbolación del pabellón español en esta parte. Villanucva

* Idem.

547

Page 213: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

ha debido dejarse arrastrar por el entusiasmo que este asuntodespertó en todos los sectores de la antigua parte española.Pero España estaba todavía muy impregnada de su políticasecular respecto de Santo Domingo para tomarla en cuenta ytenía demasiado fresca la ruptura de 1821 para sentirse arras­trada a una nueva aventura...

Desde 1835 se encontraba establecido comercialmente enel país un antiguo Teniente Coronel de las armas españolas enVenezuela, de donde vino arrojado por las turbulencias políti­cas de aquel país, Pablo Paz del Castillo. En 1843 fue acusadoante las autoridades haitianas de conspirar en favor del "parti­do colombiano" y finalmente expulsado a Curazao. Anduvoen relaciones con Duarte y sus amigos durante el exilio, máso menos aparentemente ligado a la gestión patriótica domini­cana pero era, en realidad, un agente subterráneo de los espa­ñoles en Santo Domingo, de quien las autoridades de PuertoRico recibían mensajes y solicitudes de pasaporte y facilida­des de todo tipo para sus gestiones. Véase a guisa de ejemplolo que informaba el Capitán General de Puerto Rico a sussuperiores en España por el mes de mayo de 1844: en rela­ción con uno "de los agentes particulares que mi antecesortema en los diferentes puntos que rodean esta isla:

"Se me ha presentado uno de estos comisionados llamadoD. Pablo de Castillo, natural de Canarias y establecidohace años en Santo Domingo, con la pretensión de queesta Capitanía General auxiliara los movimientos verifi­cados en aquella Isla y asegurando que lasola presentaciónde un buque de guerra con alguna fuerza disponiblebastaria para que se arbolara el Pabellón de Castilla y vol­viera aquella parte de nuestros antiguos dominas a la obe­diencia de S. M. El hombre parecía íntimamente penetra­do de sus explicaciones, pero como esta Capitanía Gene­ral ni tiene instrucciones para obrar en casos semejantes,ni fuerzas de mar proporcionadas al objeto, le manifestéque mi obligación era mantenerme neutral sin tomar par­te en los negocios interiores de ningún pais, y como éldeseare trasladarse a la Isla de Cuba por si encontraba

548

Page 214: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

otros medios en aquella Capitanía General le dí el corres­pondiente pasaporte... " 1

Existe mención también de D. José Pion, español estable­cido en Santo Domingo, respecto del cual informa el mismoCapitán General de Puerto Rico a sus superiores en agosto delaño siguiente en estos términos:

"Según me ha manifestado Pión sobre la opinión que hayen Santo Domingo en favor de España, asegura que nohay un mulato que no esté decidido a pronunciarse porella, que les ha visto llevar ya en su casa, ya en la calle en­tre su camisa la bandera española, como prenda que apre­cian y desean enarbolar. Que el Gobierno de Santo Do­mingo es gobierno porque lleva el nombre de tal; peroque su cimiento es un costal de plumas que espera elviento para llevarlo al puerto de salvamento... " 2

Y agrega que

"Si no mediase el mal tiempo pasaría a verse con V. E. (elExcmo. Sr. D. Francisco Armero, Secretario de Estado ydel Despacho de Marina, Comercio y Gobernación de Ultra­mar, en Madrid) y a la vez harta una exacta pintura deaquello... "

Don Juan Abril parece haber sido un agente mejor acredi­tado, por lo menos ante el Capitán General de Puerto Rico,porque por mayo de 1846 le informa de una Comisión delGobierno dominicano que va a Europa y "si no puede conve­nir con nuestra Corte debe ir para la de Francia e Inglaterra... "El Capitán General le contestó en estos términos:

"Puerto Rico, 15 de mayo de 1846. Sr. D. Juan Abril. Miestimado amigo por la apreciable de Vd. del 1° recibida

1 Emilio Rodríguez Demorizi: RELACIONES DOMINICO-ESPA­NOlAS (1844-1859), Ciudad Trujillo (Santo Domingo), 1955,página 9. Más noticias sobre este agente en otros documentos queaparecen en la obra.

2 :dem, página 40.

549

Page 215: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

ayer me he enterado de lo que se trata y aunque notengo bastantes antecedentes no me parece del todo malla comisión máxime si yendo en ella nuestro amigo (Bue­naventura Báez) éste se encarga de instruir por separado ycon reserva al Gobierno de S. M. de lo que pueda conve­nir mejor a la España. Si quiere alguna carta de introduc­ción la facilitaré.

"Doy las órdenes oportunas a los Comandantes milita­res de Ponce y de Mayagüez para lo que Vd. desea y si lle­gare el caso diríjase Vd. a ellos reservadamente. Mis afec­tuosos recuerdos al amigo Bdez y Vd. como siempre de­sedndole toda clase de felicidades su ufectisimo, att", S.S.Q.B.S.M., el Conde de Mirasol" *

Parece que como resultado de esta amistad entre D. JuanAbril y Buenaventura Báez con el Conde de Mirasol, éstefue madurando hasta dirigirse concretamente al Ministerio deEstado en Madrid en demanda de autorización "para intentarvolvera la dominación española de la República Dominicana".El ministro de Estado respondió trazando con toda claridadlos lineamientos de la política española respecto de SantoDomingo y sus fundamentos filosóficos:

"El Capitán General de Puerto Rico, llevado de un lauda­ble celo en favor de los intereses de la España ha examina­do solo las probabilidades de la empresa; y encontrándolaposible, y aún fácil, desea con ardor aumentarla, porquecarece sin duda de datos necesarios para pesar las ventajaso los invonvenientes que nos producirá el llevarla a cabo,y las complicaciones que de aquí podrían seguirse al Go­bierno de S. M. en sus relaciones con las demás potencias.Desde luego salta a la vista los peligros que produciríanpara la seguridad y el orden de Puerto Rico las estrechasy frecuentes relaciones que no podrán menos de existirentre esta Isla y la de Santo Domingo, una vez vuelta aldominio español. En Santo Domingo es preponderante laraza de color y sena muy de temer que poniéndose en

" Idem, página 49.

550

Page 216: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

contacto con la de Puerto Rico se rompiese el equilibrioentre la población blanca y la de color, en que estriba lapaz de la colonia. Por otra parte, los hábitos de desordene indisciplina que debe haber creado en Santo Domingola anarquia que aflige al país, podrían ser muy funestaspara la seguridad de los habitantes de aquella pacífica An­tilla. Pero el inconveniente más grave que encuentra esteMinisterio en el proyecto del Capitán General son /ascomplicaciones que produciría en lasrelaciones del Gobier­no de S. M. con la Inglaterra .v los Estados Unidos. El Con­de de Reus cree que nada hay que recelar por este concep­to toda vez que no habiendo reconocido la España la in­dependencia de la República Dominicana, conserva suderecho a la posesión de aquel territorio; pero no podráocultarse a la ilustración del Sr. Conde que la legitimidaddel derecho no es bastante para intentar una empresa deesta magnitud sin recelo de encontrar oposición en losintereses que se crean lastimados, y que sería cuandomenos imprudente provocar esta oposición cuando ningu­na ventaja podemos esperar para compensarla. En efecto,el estado de decadencia o más bien de completa ruina aque las convulsiones políticas han reducido la isla de San­to Domingo, alejan toda esperanza de coger algún frutode los gastos que su reconquista y conservación causarianal Gobierno de S. M." •

Por estos documentos, y por lo que ya sabemos, el mer­cado anexionista se encontraba completamente en baja porlos años de 1840 y tantos. Las posibilidades en Francia eransumamente remotas y todavía lo eran más en Inglaterra. Lapolítica española era totalmente renuente a embarcarse enuna empresa que, como ellos lo entendían, "aleja toda espe­ranza de coger algún fruto" que compensara "los gastos de sureconquista y conservación", debido al "estado de decadenciao más bien de completa ruina" en que se encontraba SantoDomingo.

Para los Estados Unidos la realidad era otra. Cual quefuera el estado ruinoso en que se encontraran las finanzas cid

• ldem, página 70.

551

Page 217: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

país, había una gran Bahía con minas de carbón en sus inme­diaciones. Había además oro, plata, cobre y otros metales-ensus minas. No había en el mundo planta alguna que no pudie­ra crecer en el valle de La Vega. Lo único que se necesitabaera una inversión capaz de hacer rendir esta Isla y de enrique­cer a los inversionistas avispados. ~l menos esto decían losinformes reiterados de los agentes norteamericanos.

El primero fue John Hogan, "caballero de Nueva York",quien fue designado agente del Gobierno de los Estados Uni­dos para investigar los recursos naturales del país y la capaci­dad de los dominicanos para sostener su independencia.

La visita de Hogan fue motivada por las gestiones que elGobierno de Santana hizo en Washington para obtener el re­conocimiento de la Independencia dominicana e instrumentarun Tratado de amistad, comercio etcétera entre ambos países.El Secretario de Estado Calhoun le comunicó al Enviado do­minicano, el Dr. Caminero, que "el uso de su Gobierno eraenviar un comisionado antes de reconocer la independenciade un paú recientemente establecido, a fin de obtener cono­cimiento de los hechos y circunstancias que se consideren ne­cesarios para llegara una decisión ". I

Hogan visitó el país a principios de 1845 y quedó encan­tado. Todos los frutos de las zonas tropicales y templadas po­dían crecer en su suelo. Las riquezas minerales no le iban enzaga. "Esta magntfica Isla sobre la cual la naturaleza ha derra­mado sus más escogidos tesoros, con mano generosa, decíaen su informe del 4 de octubre de 1845, ha sido sin embargovtctima de toda la miseria que el hombre puede infligir asus semejantes... " 2 ("Upon a brother man, literalmente"Sobre un hombre hermano suyo")

A Hogan siguieron otros. David D. Porter, un joven te­niente que llegaría a ser andando el tiempo Almirante de laFlota de Estados Unidos y que volvería al país ya con el gradode Vice-Almirante, recorrió la Isla a lomo de mula en 1846.Entre observaciones sumamente pintorescas rindió un infor-

Manning, ob. cito documento 2191, página 3.

2 Idem, documento 2213.

552

Page 218: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

me que influyó mucho en la decisión del Departamento deEstado. Contaba él que, después que su barco saludó la plazade Santo Domigno sin que obtuviera la respuesta de rigor, seles acercó una lancha en la que venía un individuo que alsubir a bordo, pidió prestado un poco de pólvora para co­rresponder al saludo, ya que no tenían en existencia ... Portervisitó a Santa na a quien le impresionó mucho pues, aunque lepareció un "mulato como de 40 años con un pañuelo bandanaamarrado a la cabeza", no afectó ningún embarazo ni sesintió amilanado o encogido ante el riguroso uniforme deloficial americano de alegres ojos azules... El informe fuedecididamente favorable a la aspiración de la República.

Pero a Santana se le fue aireando la paciencia. La Repú­blica Dominicana no era una finca tan fácil de gobernar comoEl Prado. Los problemas financieros comenzaron a acumular­se y a alimentar una oposición de la cual no sabía cómo des­embarazarse. La Iglesialo mortificaba. En 1846 había dispues­to el envío de una Comisión al frente de la cual iba Buena­ventura Báez, acompañado de José María Medrano y JuanEsteban Aybar, con destino a Europa a fin de gestionar elreconocimiento de la República por parte de España, Fran­cia e Inglaterra, sin aparente resultado. En julio de 1847, Báezle escribía a su amigo:

"Va nuestro compañero Medrano a referir a vuestro Go­bierno, después de una espera en España de más de ochomeses, y ojalá tuviésemos la posición que manteníamosbajo el de Soto Mayor, la de ahora es estacionaria. CardoSoto Mayor, Pacheco no ha pensado sino ganar tiempo, ynada mds. Nuestro amigo de P. R. tiene mucha razón, yoestoy desesperado, y si en septiembre no ha determinadoalgo la España, me marcho "...

Esta misiva fue probablemente enviada a D. Juan Abrilquien. a su Vl'Z, se la envió al Conde Mirasol: el CapitánGeneral de Puerto rico, y éste a Madrid. Abril presentaba unaimagen deplora hle de la situación en Santo Domingo:

.. RELACIONES DOMINICO-ESPAÑOLAS, oh. cito página 68.

553

Page 219: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

"Interin los haitianos mantengan la polüica de estarse ensus fortificaciones y no atacarnos, se conservará el país,pero el dta que vamos a atacar estamos en el caso depoder hacer muy poca resistencia, porque el desaliento ydescontento son grandes. Generalmente por este tiempocon la cosecha del tabaco las onzas bajaban pero hoy estáa $200 y escasas; ast es que todo vale un sentido en mo­neda del paú; en fin yo no sé en qué pararemos. Las Cá­maras lo dejaron todo como estaba, solo una Ley para losladrones, de pena de la vida; son tantos que no hay nadaseguro, veremos con esta Ley si los extingue o si los haráasesinos".

y agregaba conclusivamente:

"Sr. Conde estamos mal. mal". *

No aguantó Santana y renunció el 4 de agosto de 1848.Le sucedió Manuel Jiménez a quien le tocó la desgracia de

que, como resultado de las gestiones de la Comisión de Báez,Francia se decidiera a reconocer a la República y firmar conella un Tratado de paz, amistad, comercio y navegación. Auto­máticamente, Haití entró en campaña. Soulouque, el nuevoPresidente, vio una turba de fantasmas esclavistas que le hacíanseñales amenazadoras desde Santo Domingo. Arrancó de Haitícon un Ejército arrollador ante el cual Jiménez no supo quéhacer y hubo que llamar desesperadamente a Santana. y deinmediato la situación cambió. Los dominicanos se sintieronenvalentonados y los haitianos aterrorizados. La campaña hai­tiana de 1849 se disipó en un suspiro. Desde luego, cayó elGobierno de Jiménez. Santana lo echó del poder de un mano­tazo después de intercambiar insultos y le designó un sustitu­to. Resultó electo don Santiago Espaillat. Este don Santiagodebió ser altamente estimado por el caudillo triunfante paramerecer esa distinción. Lo que sabemos de él nos indica queera un conservador de cepa puesto que lo vimos en Santiagode los Caballeros, cuando se discutía en la municipalidad laadhesión a la República recién proclamada, alegar que la

* Idem, página 69.

554

Page 220: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

República independiente no era posible sin "el auxilio deotra Nación". Los despachos americanos a Washington lopresentan como "un español de sangre puro y de gran reputa­ción de probidad". Don Santiago, a pesar de esas califica­ciones tan envidiables, declinó la elección y obligó a Santanaa proponer otro sustituto. Esta vez parece que primó cl éxitode las gestiones europeas y la designación de sustituto secombinó con la voluntad de los electores para que llegara alpoder por primera vez Don Buenaventura Báez.

No mucho después llegó un nuevo comisionado ameri­cano, Benjamín Green, quien se enteró de que el nuevo Pre­sidente era un hombre de "considerable talento y cautivado­ra palabra, elevados ingresos y fortuna privada.. lO * aun­que fuertemente inclinado hacia la tendencia francesa. Susinstrucciones revelaban una disposición amable por parte deEstados Unidos hacia la joven y preocupada República:

"Usted ha leido los informes del Sr. Hagan a este Depar­tamento (State Department) y del Teniente Porter a laMarina acerca de las condiciones y perspectivas de laRepública Dominicana. Estos contienen las últimas infor­maciones auténticas acerca del tema. Sin embargo, losdominicanos han dado al mundo recientemente otra prue­ba indicativa de su capacidad paramantener la independen­cia, rechazando victoriosamente al Ejército haitiano envia­do otra vez para subyugarlos. Si sus observacions confir­man los despachos de los Sres. Hagan y Porter, el Presi­dente (de los Estados Unidos) podria sentirse inclinadoahora a hacer un reconocimiento público de esto por par­te de su Gobierno. Trate, por consiguiente, de cerciorarsede si la raza española tiene o no la ascendencia en ese go­bierno, si se inclina a mantenerla y si en cuestión de nú­meros esta raza tiene un proporción tan favorable respec­to de las otras como ocurre en otros estados de la Améri­ca española. Dirija particularmente su atención a la admi-

• En su informe del 27 de agosto de 1849, en Manning.ob. cit. pági­na 43, doc. 2216.

555

Page 221: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

ministractán de la justicia tanto en materia civil comocriminal, e investigue si los litigios entre nuestros ciuda­danos dominicanos son y seguirán siendo en el futuro co­rrecta e imparcialmente resueltos por los Tribunales.Cuando un pais se considera capaz de rechazar los inten­tos de otro para conquistarlo e invocar su jurisdicciónsohre él, la cuestión inmediata que debe tomarse en cuen­ta para decidir la conveniencia del reconocimiento es lacapacidad)' la disposición de un Gobierno para adminis­trar justicia... " *

Báez ejerció la Jefatura del Estado con gran desenvolturay no menor independencia. No cortejó al Comisionado Greenni al mismo General Santana. Por el contrario, celebró unConcordato con la Iglesia. que irritó ex tremadamente a San­tana, quien creyó ver en aquel paso una medida dirigida con­tra él. Y desde ese momento le enfiló los cañones, de modoque cuando Baez cumplió su período en 1853, Santana sehizo elegir como el nuevo Presidente y no tardó en hacerlefrente al Arzobispo y al expresidente Báez. A uno le expulsótres sacerdotes. Al otro le declaró traidor y otras lindezas,expulsándolo también del país. Y, dándole gusto a una viejavocación de mandonismo, apretó las tuercas al país y desatóuna persecución brutal contra los elementos vinculados al pa­sado Gobierno. Esta violenta ruptura iba acostarle sangre Ysacrificios inmensos al país.

El retorno de Santana al poder significó, entre tanto, unaatmósfera más favorable para un Tratado con Estados Unidosque sirviera de base al reconocimiento. Las observaciones deGrcen se tradujeron en el envío de un agente norteamericano,William L. Cazneau, debidamente autorizado para la instru­mentación de ese Tratado. Una de sus cláusulas incluía elarrendamiento de la Bahía de Samaná. Sus instrucciones reza­ban:

"El más poderoso motivo para el reconocimiento de laRepública Dominicana e instrumentar un Tratado conel/a, es la adquisición de las ventajas que los Estados Uni-

En idern , doc. 2193. página 7.

556

Page 222: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

dos esperan derivar de la posesión y control de la porciónde territorio de la Bahia de Samaná... "

Y agregaba:

"El propósito no es que el territorio cedido sea muy gran­de: una sola milla cuadrada probablemente proporcionetodas las conveniencias que los Estados Unidos tratan deobtener... " *

La certidumbre de que este Tratado contaba con todo elapoyo de Santana. desencadenó automáticamente la guerra.

-6-

Pero esta era una guerra distinta. Representaba un ascen­so extraordinario en el nivel de la conciencia popular y semultiplicó en numerosos frentes. Ahora no se trataba sola­mente de Haití con el objetivo de mantener la separacióncomo un hecho cumplido. Ahora se trataba de la independen­cia verdadera, amenazada por el proyecto de anexión a Esta­dos Unidos y dirigida contra el Comisionado Cazneau, de unaparte, y de Santana de la otra. El carácter nacional de estaguerra se desdoblaba de esa manera en dos frentes, el haitianoy el norteamericano. Pero al mismo tiempo involucraba la lu­cha contra Santana y su camarilla favorable al Tratado, enun frente civil.

La invasión de Soulouque llegó en el peor de los momen­tos. El proyecto de Tratado había caminado con buen pie yse encontraba en el Congreso listo para su aprobación y ratifi­cación sin cuya condición no podía ser presentado al Congre­so de los Estados U nidos. La resistencia del cónsul inglés y elcónsul francés se encontraba abarandada por la Doctrina deMonroe que Cazncau había invocado sin duda inspirado por unsoplo genial. Era la primera vez en toda la historia de esta

* Idern, doc. 2199, página 17.

557

Page 223: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

2

Doctrina que se veía sometida a esa prueba directa, pasandode la esfera de los principios abstractos al campo de su aplica­ción real y directa. 1 (Véase LAS RAICES) Y, aunque loscónsules la recibieron con un desdén imperial, el peso de estehecho era realmente insoslayable y no podía ser olvidado. Espresumible que esta resistencia pudiera ser vencida, y en esoconfiaba Cazneau, movilizando algunas unidades navales uotros procedimientos igualmente disponibles.

Pero la resistencia popular era de otra naturaleza. El cla­mor callejero denunciaba el Tratado como una tentativa porparte de u na nación esclavista de sumir a los dominicanos decolor en la Esclavitud. Aunque Cazneau ocultaba deliberada­mente a Washington la raíz de esta resistencia, que podía daral traste con su papel en esa misión, se vio obligado en unaocasión en que la inspección de unidades navales norteameri­canas en la Bahía de Samaná trastornaba sus planes, a comu­nicar que, debido a la actividad de esos barcos el "partidoantiamericano habia levantado el grito absurdo de que losEli, Ull. intentan sumir al pueblo en la esclavitud y que elGeneral Santana estaba conspirando en esa traición... "2

El clamor popular fue lo suficiente intenso para for­zar a los Congresistas, entre los cuales se encontraba Theo­dore Stanbley Henneken, el agente inglés nacionalizadodominicano, a introducir una modificación al artículo 3° delproyecto de Tratado en estos términos:

"todos los dominicanos. sin distinción de raza o de color.deberán disfrutar en todos los Estados de la Unión ameri­cana de los mismos derechos y prerrogativas que losciudadanos de esos Estados disfrutan en la República Do­minicana.

Entre otras razones que el Congreso tiene para esta en­mienda una de ellas es que hay Estados en la Unión ame­ricana donde todos los hombres son iguales ante la ley ydisfrutan de los mismos derechos pero que hay tambiénotros Estados. donde no solamente dejan de ser iguales

Pedro Mir: LAS RAleES DOMINICANAS DE LA DOCTRINADE MONROE. Santo Domingo. 1974 (passim).

Idern, doc. 2260. página 129.

558

Page 224: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

sino que hay una raza y ramas de la misma que son total­mente exceptuados. . . .. 1

y ahí debía quedar la cosa porque el Congreso norteame­ricano no aprobaría jamás un Tratado que incluyera unasestipulaciones de esa naturaleza con los votos del Sur. PeroSantana era la clave. En la medida en que su prestigio pudierasobreponerse sobre la voluntad popular, el Congreso podríaaprobar el proyecto tal como se la había sometido. La acusa­ción constante de complicidad en esos objetivos habia mina­do su capacidad para hacerlo avanzar y Cazneau fue decisiva­mente derrotado.

Del Secretario de Estado Marcy al Gral. Cazneau:

"Washington, diciembre J8 de J854.Señor: Su despacho del 22 de noviembre ha sido recibido.Es lamentable que usted haya fracasado en consumar elobjetivo de su misión en la República Dominicana.

El Presidente (de los Estados Unidos) no percibe razónalguna para creer que se alcanzaran resultados satisfacto­rios con la prolongación de su visita.

Por consiguiente se ha dirigido a mt para demandar deusted la terminación de sus deberes oficiales y retomar alos Estados Unidos a la primera oportunidad que se lepresente.

Respetuosamente de usted, etc. 2

En esa situación se produce la invasión de Soulouque ytodo indicaba que era la gran oportunidad de Santa na. Alconducir una vez más al pueblo hacia la victoria contra elenemigo inmediato, debería retornar de los campos de bata­lla suficientemente aureolado por la gloria como para impo­ner en el Congreso su voluntad de salvador supremo de la pa­tria. La acusación de traidor no podría resistir al resplandor delas hazañas en los campos de batalla. La lucha civil se habríacomplicado enormemente y tal vez el pueblo se habría visto

Idem, doc. 2275, nota al pie de la página 152.

2 Idem, doc. 2200.

559

Page 225: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

obligado a aplazar sus objetivos históricos hasta las carnesto­lendas.

Pero el rendimiento popular en la guerra contra Soulouquecambió completamente las perspectivas que se vislumbraban.El invasor fue completamente batido y obligado a retirarsepor la presión de numerosas batallas, entre ellas la de Cam­bronal y de San tomé. Esta vez quedaron eliminadas para siem­pre las incursiones bélicas de los haitianos.

La significación de esta victoria era inmensa, entre otrascosas porque era una victoria delicada. Si el móvil de la inva­sión era la oposición al Tratado norteamericano, el pueblosuprimía con su victoria una fuerza que operaba en su favor.y no le quedaba otro camino por cuanto esa fuerza operabaal mismo tiempo en el sentido de su sumisión nacional. Portanto la responsabilidad de su propio destino quedaba ahoramás profundamente decidido en sus propias manos.

Al mismo tiempo se produjo un hecho nuevo. El artífi­ce de esta victoria no resultó ser Santa na. y en definitiva nadie.Ninguno de los jefes victoriosos pudo acreditarse por sí soloesta victoria. Por primera vez quedó claro en la conciencia na­cional que el verdadero triunfador había sido el pueblo.

En consecuencia, esta vez no regresó Santana a la Capitalaureolado por la gloria. En ninguno de los encuentros decisi­vos se encontraba él directamente al frente de las tropas y lavictoria final quedó repartida en numerosas manos, incluyen­dI) nombres hasta entonces desconocidos.

Mientras tanto, llegaba a Santo Domingo un cónsul espa­ñol investido de facultades nuevas, Don Antonio Segovia eIzquierdo, que le otorgaba un sentido completamente inversoa las actividades que había mivilizado Cazneau en favor delTratado. La primera diligencia de Segovia fue apelar a lossentimientos tradicionales que había sembrado la "madrepatria" en el corazón de los dominicanos. España era tambiénuna nación esclavista, pero los dominicanos no habían sufridoel peso de las concepciones esclavistas de España tal comohabían sido aplicadas en Cuba. Y estaba la lengua, las costum­bres, la religión de su lado. Partiendo de ese criterio, Segoviaabrió automáticamente las matrículas del Consulado a tododominicano que quisiera registrarse en ellas como español y

560

Page 226: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

pronto le iban a faltar libros y sellos suficientes para dar ser­vicio.

En el fondo, la Matrícula de Segovia era un ardid políti­co para organizar la oposición a Santana en favor de Báez. Se­govia llegó inclusive a bandonar momentáneamente el Consu­lado para entrevistarse con Báez en el extranjero. Y, como elcorazón de esta lucha era la eliminación del proyecto deTratado a Estados Unidos, cuya amenaza no había sido aboli­da con la derrota de Cazneau mientras quedaba en el poderSantana, la actividad de Segovia se convirtió en la batalla con­tra los propósitos norteamericanos. La resistencia popularalcanzó entonces un vuelo inusitado y el agente comercial delos Estados Unidos, Jonathan Elliot, a quien quedaban enco­mendadas transitoriamente las gestiones que antes correspon­dían a Cazneau, se vio obligado a apelar al auxílío del cónsulinglés, en vista de que el francés no se mostró dispuesto a de­fenderlo de la ira popular. ..

Los problemas comenzaron a acumularse alrededor deSantana y éste por fin se adhirió a una táctica que le era caray consecuente, la retirada: renunció a la Presidencia de la Re­pública y se retiró a su famosa hacienda de El Prado.

Este punto era exactamente el que perseguía Segovia. Lapresidencia quedó en manos del Vice-presidente Manuel deRegla Mota. La elección de un Vice-presidente le venía deperillas para abrirle el camino a Baez. En efecto, en dos bre­ves episodios, Báez resultó electo para la vice-presidencia ypoco después, Presidente de la República por segunda vez.El proyecto de Tratado a los Estados Unidos quedó sumidoen un profundo sueño y la Bahía de Samaná comenzó a respi­rar de nuevo y envuelta en una dorada mediocridad.

Pero las clases son las clases. Báez recibió un legado pro­digioso con el cual pudo haberse convertido en este momentoen uno de los más brillantes próceres de la nación dominicana.Eliminado Santana como la personalidad más influyente delproceso nacional, reducido su prestigio patriótico por la des­graciada aventura en favor de la anexión a una potencia ex­tranjera y desmejorado en la última campaña de Haití, teníapor delante Báez una oportunidad brillante para encaminar alpaís en la dirección democrática de su desarrollo capitalista,principalmente dirigiendo sus ojos hacia los tabacaleros del

561

Page 227: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Cibao, donde residían las fuerzas populares más desarrolladasv más claramente dirigidas en esa dirección. Y así lo habríahecho si su mentalidad no hubiese estado amarrada a sus raí­ces comuneras y a la mentalidad del Sur.

La llegada de Bácz al poder coincide con un auge econó­mico en el Cibao que se manifestaba en el ingreso de unvolumen impresionante de especies monetarias. El oro y laplata se encontraban circulando en cantidades tan apreciablesque habían desplazado a la moneda de papel, emitida incesa­mente hasta perder su valor en relación con el oro. Hubo unmomento en que llegó a cambiarse en la proporción de $1,100,la onza. Pero Báez disfruta de una situación en que se cambiaa $59 por onza. El paso inmediato no podía ser otro que elde recojcr los billetes depreciados y reorganizar las finanzasdel comercio de manera saludable. Pero Baez no miró sino asu enriquecim ien o personal y a los intereses de las camarillasque lo sustentaban y dispuso una medida dirigida a embolsarseel oro circulante. En vez de emitir, como se pensó, cuatro mi­llones de pesos debidamente respaldados, emitió 18 millonesy estableció el cambio a razón de $68 3/4 por onza, con locual se ocasionaba grandes pérdidas a los productores del Ci­bao.

El resultado fue una revolución lindísima, la del 7 de juliode 1857 que encajaba de manera absolutamente perfecta enel curso histórico. Por medio de ella. la naturaleza burguesade la independencia alcanzaba su expresión más clara y per- .mitía a los cibaeños realizarse de acuerdo con una trayectoriaque se remontaba a los ya remotos tiempos de 1804 y que ha­bía tenido una expresión transitoria y fallida con la nomina­ción de Duarte para la presidencia de la República con sedeen Santiago de los Caballeros. Esta revolución se presentacomo la liquidación de la influencia de los hateros del Estey los azucareros del Sur. cuya formación social, económica eideológica, constitu ían u n freno para el desarrollo del capita­lismo y, por consiguiente, la consolidación de la independen­cia y el ajuste histórico del país en el sentido del desarrollocontinental. Este planteamiento quedó claramente objetiva­do en el Manifiesto que sirvió de fundamento a la Revolu-

562

Page 228: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

ción, y en el cual declaraban, según una glosa del historiadorGarcfa,

"que los habitantes de las provincias del Cibao, en eltranscurso de catorce años, habían dado pruebas de sumi­sión soportando una serie de administraciones tiránicasyrapaces que habían caído sobre la República y la hablandespojado de cuanto podía formar la dicha de la nación,sin que ellos hubieran pedido cuenta; que las constitucio­nes de 1844 y 1854 (Santana) no hablan sido más que losbáculos del despotismo y de la rapiña, porque el artículo210 en la primera, y el inciso 22 del artículo 35 en la se­gunda (que habían acordado poderes dictatoriales a San­tana) habian sido el origen del luto y llanto de innumera­bles familias; que los gobiernos habtan violado la libertadindividual, poniendo presos y juzgando arbitrariamente alos ciudadanos; que habían ahogado la libertad de imprentay se habían apoderado de la nación pidiendo facultadesomnúnodas, y para obtenerlas habían imaginado conspi­raciones, que habian puesto el terror en los pueblos ydisuelto la representación nacional con manejos insidio­sos; que la presente administración (Báez) había hechomds todavía, pues que no contenta con hacer lo que lasotras, quitaba al pueblo el fruto de su sudor, porque enplena tranquilidad pública, mientras el aumento del tra­bajo del pueblo hada rebosar las arcas naciones de oro yplata, mientras disminu idos los gastos públicos, no por dis­posiciones del gobierno, sino por circunstancias imprevis­tas, le dejaban la bella actitud de emplear los sobrantes encosas útiles, había dado en admitir más papel moneda, yno solo en emitirlo, sino que no satisfecha con sustraerpor ese medio, e indirectamente, parte de la riqueza pú­blica, habia sustraido directamente, yen gan cantidad, elresto del haber del pueblo; que éste deploraba la falta debuenos caminos y la de una defensa organizada contra elimperio de Haití, al cual había olvidado todo lo que hacíala felicidad pública y se habia convertido en un animaldañino, a quien toda la nación debía combatir; que guia­da por el sendero del despotismo había sumido a la na­ción en la ignorancia, privándola de escuelas y colegios;

563

Page 229: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

y que temerosa de la naciente riqueza de una provincia,la había empobrecido cuando debió emplear sus conatosen presentarla como modelo a las dermis, a fin de que to-das fu . "*eran ncas. . .

La limpieza y la claridad de este documento es asombrosa.Nunca antes se había emitido en el país una declaración que,sin ser el instrumento de la aberración personal, examinaracon justeza tal y acusara con tal legitimidad los males que seabatían sobre la Nación. Pero es que además engarzaba de ma­nera cristalina en el proceso histórico. Hasta entonces los sec­tores que hemos dado en identificar como los "tabacaleros"del norte, en los cuales cuajaba de la manera más acentuada latendencia fundamental de la independencia, habían sidosupeditados en el poder en primer lugar con los "hateros" delEste, cuyo despotismo se había enseñoreado del Gobierno alamparo de su hegemonía en la producción agraria y su odioancestral a los dirigentes haitianos y, en segundo lugar, porla habilidad conciliatoria de los caudillos del Sur.

Desgraciadamente, todavía en 1857 pesaba sobre la con­ciencia nacional el atraso en la producción agraria y seguíahaciendo posible el resplandor de lós antiguos caudillos. Ydebido a ello, una medida tan justa como el decreto de-la am­nistía general que debía reintegrar al pafs a los exiliados yque,desde luego, no podía exceptuar al General Santana trassu expulsión del país por Báez, iba a llevar esta revolución asu descomposición y fmalmente a su fracaso.

Las primeras acciones pusieron al país entero a los piesdel Gobierno provisional, presidido por Valverde y secunda­do por algunas de las personalidades más ilustres del país,como Ulises Espaillat, Pedro Feo. Bonó, Benigno Filomenode Rojas y otros, y no le quedó al Gobierno más que la plazade Santo Domingo y la de Samaná en el extremo oriental dela República. Al año siguiente se reunieron en masa los másilustres cibaeños y dieron a luz una nueva constitución que re­cogía los más elevados principios de su clase social. Pero la

... García, COMPENDIO, ob. cit. Tomo IlI, página 243.

564

Page 230: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

reintegración de Santana al país polarizó la lucha en los térmi­nos de la contradicción entre los caudillos, Santana y Báez,contra cuyos respectivos gobiernos iba dirigido el manifiestodel 7 de julio. Muchos elementos que, aún en las mas delGobierno, eran solidarios con los planteamientos del movi­miento de Santiago, se adhirieron tenazmente a la lucha con­tra él, militando en las mas gubernamentales a pesar del repu­dio de todo el país y de su propio repudio. En las mismasmas de la revolucióri esta polarización sembró la vacilación yel desconcierto cuando Santana acabó por convertirse en eljefe de la revolución que lo combatía.

Esto no impidió la derrota del Gobierno ni eliminó losobjetivos de la Revolución, que esta vez en efecto lo era, sinoque prolongó la agonía de un sistema político y social definí­tivamente condenado. No pasaría mucho tiempo antes de queeste proceso volviera a restablecerse con mayor vigor pero se­ría necesario que las fuerzas que lo frenaban agotaran hasta elfin sus posibilidades de maniobra. Y el primer tumo debiócorresponderle a Santana.

Aunque nos place apelar a la mitología porque engalanala prosa y despierta la imaginación, nosotros no podemos inter­pretar el destino de este personaje en esos términos. Esverdadque uno se siente atraído a pensar que las estrellas rigen nues­tro destino y hemos visto que en los diez primeros años desu vida histórica, Santana parecía ser conducido generosa­mente por una estrella propicia o por un hada madrina queconvertía en victorias sus errores. Después las cosas comen­zaron a suceder a la inversa como si la estrella natal o el hadagenerosa le hubieran abandonado. Así le ocurrió en el campode batalla y le ocurrió en el campo político. Cuando retomóal país amparado en la amnistía general decretada por el Go­bierno revolucionario del 7 de julio en Santiago, Santana debiórecluirse en su residencia de El Prado y observar desde allítranquilamente como pacía su ganado mientras vigilaba elcurso de los acontecimientos por si la victoria de la revolucióndel 7 de julio tomaba un sesgo desagradable. Y, como que es­to no podía caber en su cabeza y difícilmente en la cabezade cualquier otro personaje involucrado en el proceso comoél, una vez que asumió el poder por tercera vez, se enfrascóen los mismos errores. De nuevo se entregó al despotismo y

565

Page 231: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

de nuevo impuls61a carrera hacia la entrega de la República auna nación extranjera.

Casi inmediatamente después desu retomoalpoder,regre­s6 Cazneau. Durante el entreacto baecista no había dejado detrabajar en Estados Unidos y venía ahora con un plancito me­jor aceitado. Su optimismo le impidió percatarse de los signosemocionales que a no dudar recorrían el rostro de Santana. SiCazneau hubiera podido leer a Tansill, cuya obra desgraciada­mente no había sido escrita todavía, habría podido encontraruna orientación muy afortunada en la página 245, dondeaparecen las consideraciones siguientes:

"Santana tenia lo suficiente de estadista para comprenderla necesidad de ceder ante una fuerza superior. Ante laoposición europea, se habla inclinado hacia una políticade amistad intima con los Estados Unidos, pero finalmen­te se le habia evidenciado de forma incontrovertible queel apoyo norteamericano era algo sumamente incierto. Niel presidente Pierce ni el secretario Marcy estaban prepa­rados para la intervención activa en Santo Domingo y a lalarga Santana percibió cuán patéticamente inoportunahabta sido su politica. No cabe sorprenderse de que élcriticara tajantemente la futilidad de su propio liderazgo:

"-A esto estoy reducido después de haber firmado eltratado norteamericano, y ¿qué he obtenido con la amis­tad de los Estados Unidos? Ni siquiera un buque de guerrapara investigar los asuntos de aquí, y una vez que Báezvuelva, adiós a todos los proyectos y convenios norteame-. " *ncanos.

Báez en efecto volvió y efectivamente se disiparon losproyectos y convenios, pero ahora que él regresaba al poderdespués de haber echado a Báez, en el mismo impulso regre­saba Cazneau, Santana no recuperó nunca su anterior confian­za en el tejano ni en sus patrocinadores. Sus ojos se dirigieronahora a España. Probablemente se irguió en su imaginaciónenfebrecida la figura de Juan Sánchez Ramírez como en losdías inmaculados de su niñez. Es cierto que esta imagennunca lo había abandonado. Cazneau debió haber obser-

* Tansill.

566

Page 232: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

vado que en su despacho había tres imponentes retratos:Colón, el descubridor; Juan Sánchez Ramírez, el reconquista­dor y Pedro Santana, el Libertador. Estos retratos, y el títuloque acompaña al último, habían sido colocados allí exacta­mente el día 18 de julio de 1849, en virtud de una venturosadisposición del Congreso, cuando Santana regresaba victorio­so de la batalla de Las Carreras como a veces regresaba Napo­león Bonaparte. Ahora, diez afias después , Cazneau pudohaber fijado su atención en un decreto del 25 de junio det 859, que disponía una pensión de 200 pesos a doña JuanaRamfrez de Montenegro con carácter vitalicio "por losservicios prestados a la patria" a principios de siglo por su pa­dre, Don Juan Sánchez Ramírez, héroe de la Reconquista."Y, después de este recorrido evocador, Santana envió al Gene­ral Felipe Abad Alfau con un brindis surtido a España: el pro­tectorado o la Anexión. España dirigi6 sus ojos hacia la ban­deja de plata y cortéstemente eligió la Anexión.

Desde el primer momento comenzaron a circular por elpaís entero los más siniestros rumores. Al principio fue fácildisiparlos porque una misión a un país extranjero no tienepor qué despertar suspicacias. Pero se fueron sucediendo loshechos, y los rumores continuaron sucediéndose. En enero de1861 es detenido Mella. En otra época Mella no había tenidoreservas en aceptar una misi6n diplomática a España para ges­tionar en nombre de Santana el protectorado y aún la Ane­xión. El hecho de pronunciarse en contra cuando ella apenasse vislumbra, da la medida de la presión popular. El Padre Me­riño, Manzueta, Leger y otros hacen enormes esfuerzos paraimpedir que se produzca este desenlace. Un día llegó un envia­do español y sostuvo una prolongada conversación con San­tana en Los Llanos, no lejos de su residencia del Seibo. Cuan­do el buque en que vino zarpó con destino a Cuba, iban jun­tos el enviado y un ministro dominicano, don Pedro Ricart yTorres. No se explicó muy claramente por qué. Ni para qué.Los signos se hacían cada vez más evidentes y, por fin, duran-

• García, COMPENDIO, Tomo I1I, página 335.

567

Page 233: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

te la semana del 18 al 26 de marzo, sin exordios ni rogativas,sin preparación ni ablandamiento de la conciencia popularaunque tomando las debidas precauciones, exactamentecomo un golpe de estado, es proclamada la Reanexión a Es­pafia en todos los pueblos de la República que acaba de morir.

Era la segunda vez en toda la historia de la humanidad depolo a polo, que una colonia emancipada varias veces, de losfranceses, de los haitianos y de los propios españoles, volvieravoluntariamente, inclusive de manera suplicante y humilde, alseno de su metrópoli. A Robert Ripleyse le escapó ese "Believeit or not", Y la primera vez no había sido otra sino la mismacolonia reiterativa. A España no le quedó más remedio queinscribirse en esta atmósfera de singularidad...

La carta que Santana le dirigió a la Reina, ofreciéndole enbandeja de plata "esta preciosa antilla", resultó muy parecidaa la que en su momento dirigió Sánchez Ramírez a su mismacorona en 1809.

"Recibidla señora: haced la felicidad de este pueblo quetanto lo merece, obligadle a seguir bendiciéndoos como lohace, y llenaréis la única ambición del que es, de VuestraMajestad, el más leal y amante de vuestros súbditos. San­to Domingo, marzo 18 de 1861. PEDRO SANTANA.

La frase "obligadle a seguir bendiciéndoos" no era demuy buen gusto para dirigirse a una Reina en esas circunstan­cias, porque la otra que sigue "la única ambición del que es"podía interpretarse como "la ambición del único que es" y,en efecto, el día 2 de mayo estallé una insurrección antia­nexionista en Moca, aunque fue severamente reprimida yaplastada.

Ya antes, desde el 7 de abril, habían comenzado a lle­gar de La Habana la flota y el ejército español. El 19 demayo acepta formalmente España la reanexión. El 25ya están Sánchez, Cabral y otros exiliados invadiendo por lafrontera con ayuda haitiana y apoderándose de algunospuntos fronterizos: La hazaña no dura mucho. Bajo pre-

* Seguimos aquí por razones prácticas la cronología de la Embajadaamericana publicada en el.volumen "Foreign Affairs" en que sepublican los documentos del Departamento de Estado en Washing­ton, correspondiente al año de 1906: "CRONOLOGICAL EVENTSIN SANTO DOMINGO", T. C. Dawson, Minister.

568

Page 234: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

sión española, el Gobierno haitiano suspende la ayuda y San­chez es capturado y fusilado con 20 de sus compañeros, des­pués de un juicio sumario que estremeció la nacionalidad has­ta sus más profundas fibras. Ese error inmenso iba a resultarirreparable. "Yo soy la bandera dominicana", dijo Sánchez yesa frase feliz la salvó a ella y lo glorificó a él.

Entretanto, Santana pudo sentirse en el estado de aninopropicio para leer y releer una carta entrañable:

"Al General Pedro Santana:"A1 recibir tu carta y al aceptar los deseos del pueblodominicano se ha llenado de júbilo el corazón de la Reinade las Españas, hoy Reina también de ese territorio. Intér­prete de los sentimientos de esta Nación que llevó sureligión y su idioma a la antigua Isla Española descubiertapor el inmortal Colón, no puedo dejar de desear para esahermosa Antilla toda la prosperidad, todo el bienestar ytoda la grandeza que han tenido y tienen los dominicanosde mis coronas. Manifiesta a esos habitantes el cariño queles profeso, y diles que me desvelaré porsu felicidad.Nadie mejor que tú puedes hacerles conocer mi voluntad,tú que tanto te has afanado por su bien y has conseguidosiempre para su bandera la victoria. Recibe laJexpresióndel aprecio de tu Reina, ISABEL.''Palacio de Madrid, 26 de mayo de 1861. ..•

Algunos espíritus malévolos que pudieron esperar de laReina de todas las Españas uno de esos monumentos litera­rios del Siglo de Oro, por cierto escasos en el Siglo XIX, llega­ron a pensar que en el momento de escribir esta carta a losdominicanos de sus coronas y de sus coronillas no se encontra­ba en el Palacio de Madrid ninguno de sus Secretarios y, tra­tándose de esta preciosa antilla, se la encomendó a uno de suscocheros. Pero de todas maneras resultó un imperial homena­je, porque Sánchez Ramírez, con todo y haber sido el inven­tor del procedimiento, no alcanzó jamás semejante privilegio...

• Pirala.

569

Page 235: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

-8-

El historiador García recoge una anécdota chusca, nomuy fina ni brillante que digamos, pero que refleja de manerabastante exacta el estado de anímo que se generalizó en elseno de las capas populares, cuando desembarcaron los espa­ñoles. Cuenta que uno de esos personajes callejeros, conocidode todo el mundo porque iba de esquina en esquina y de pue­blo en pueblo evocando la época legendaria y remota quellamaban "Tiempo España", cayó en estado de melancolía ydepresión al ver desembarcar a los soldados de las legiones deUltramar y dejó de mencionar en absoluto a los españoles. Al­guien le inquirió acerca de este brusco cambio yél se explicódiciendo que estos no eran los españoles de antes. Pero estosson los mismos, le replicó su interlocutor.- No, contestó rápidamente y, sin hallar otro argumento o

no atreviéndose a dar el verdadero, añadió:- Aquellos eran más blancos...

Exactamente lo mismo le sucedió a Santana. Seis mesesdespués de haber jurado, Santana ofrece su renuncia comoCapitán General, el 7 de enero de 1862, y su renuncia le esaceptada. Un nuevo Capitán General, Ribero, viene de Espa­ña. El repudio nacional a la Reanexión se ahonda y una nue­va insurrección es suprimida en Neiba, en febrero de 1863.En abril, ejecución de conspiradores en Santiago. En agosto16, en Capotillo nuevo levantamiento y esta vez no podráser suprimido. El último Capitán General, La Gándara estimaque la insurrección general, definitivamente incontrolable,estalló el 21 de febrero de 1853 en Guayubín. Viéndolo bien,estalló mucho antes, tal vez en Moca el 2 de mayo de 1861y aún antes cuando fue detenido Mella. El hecho real es quela Reanexión a España no fue aprobada nunca y lo mismo daremontarla a 1861 como a 1809. Fijarle fecha a un procesoque arranca de manera dramática el día que Tomasa de la Cruzcayó muerta en redondo en "las Cuatro Calles", al conocersela Cesión de España a Francia en 1795, es convertir la historiaen una especie de rosario en que las cuentas de vidrio se alter­nan con los eslabones de plata ...

570

Page 236: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

El punto más resplandeciente de este proceso es el des­pertar vigoroso de la nacionalidad, con una alegría que yase había manifestado en la revolución del 7 de julio en el Ci­bao. Los acontecimientos van a seguir ahora el mismo esquemay librando en sus entrañas la misma guerra a la vez nacionaly civil. Con ese carácter estalló en todos los confines.

De pronto surgieron guerreros y guerrilleros de gran tallacomo Luperón. Y Monción, Pimentel, Florentino, Rodríguez,Salcedo, Cabral, Polanco, y la lista resulta innumerable comoocurre cuantas veces el verdadero protagonista resulta ser elpueblo. La lucha de guerrillas, cuya iniciativa se atribuye aMella, hizo filigranas destruyendo los convoyes y capturandoarmas y provisiones. Nuevos esfuerzos venidos de La Habanay otros puntos quedaban rápidamente aniquilados. Y sin quese supiera cómo ni por qué se sumó de pronto un combatientedesconocido, súbitamente estremecido por un sentimientonacional, el A edes A egipti, el mosquito trasmisor de la fie­bre amarilla.

Parece absolutamente incontrovertible que la fiebre ama­rilla hizo estragos en las filas españolas. Pero cuando unoentra en la consideración de que las grandes y orgullosas po­tencias imperiales no pueden aceptar de ninguna manera quelos desarrapados pueblos humillen sus armas, sobre todo enun caso como el presente que podía alimentar la insurrecciónen una colonia tan apreciada como Cuba, uno se siente incli­nado a la discusión. Los españoles no estaban descubriendo aSanto Domingo en 1861. Aquí combatieron y amaron du­rante siglos sin más fiebres que las amorosas. Los franceses,que invocaron en Haití el argumento de la fiebre amarilla, fue­ron derrotados en Santo Domingo sin acordarse en sus llama­radas. Aquí lucharon las tropas inglesas. Las tropas que des­embarcaron en 1861 venían aclimatadas de Cuba y en todocaso eran tan españolas como don Juan Abril o Pablo Paz delCastillo en cuyos numerosos informes a la Corona nunca seencontró la más mínima huella de la presencia del mosquitoegipcio aunque indudablemente existía. Dicen que de los14 norteamericanos que vinieron al país en plan colonizadorde acuerdo con el esquema de Cazneau, 9 fueron despachadospor la fiebre amarilla en esos mismos días. A saber. Es posibleque este extranjero diminuto se sintiera inflamado por el

571

Page 237: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

fervor patriótico y se sumara a los combatientes nativos por­que hay cierto espíritu de solidaridad que trasciende la clasi­ficación de Linneo. Lo cierto es que las tropas españolas fue­ron humilladas en Santo Domingo por el pueblo dominicanoaunque sea forzoso admitir que esa gloria fue compartida conmucha dignidad por el Aedes Aegipti. Y en qué forma ...

Fue una humillación universal. A Ribero lo sustituyóVargas en octubre del 63. A Vargas, La Gándara a principiosdel 64. Se conoce casos de dramáticas fugas como la de Buce­ta que por sí sola merecía el tratamiento pindárico. La Gánda­ra se verá obligado a reconcentrarse en la Capital acosado porlas guerrillas que le impiden avanzar cuando, como ocurrióen Monte Cristy, toma la ciudad atacándola por mar dondeno actuaban las guerrillas. Santana, desde luego, ha sido pues­to al frente de tropas españolas y grupos de las reservas dedominicanos. Pero esta vez las tácticas que le habían favoreci­do contra los haitianos no le dan resultado contra sus compa­triotas. En Guanuma no figura el mosquito entre los comba­tientes, y en diciembre de 1863 se retira a su zona oriental.Los españoles no le perdonan a Santana lo que les paree" unengaño. Por fin, después de un animado intercambio de corres­pondencia que se convierte en uno de los episodios másprofundamente humanos que haya podido leerse jamás encualquier historia, La Gándara le nombra un sustituto y leordena reportarse a Santo Domingo. Alguien le pone en elsecreto y viene a la Capital por sus propios medios, eludiendoel buque que ha ido a recogerlo y que, según se le ha susurra­do, tiene la encomienda de conducirlo a La Habana para serjuzgado. La alta oficialidad española ha conocido las cartas,concretamente dos, que Santana ha enviado a España censu­rando las tácticas españolas y responsabilizándolos con laderrota.

En la capital, al día siguiente de su llegada y después deuna primera discusión, muere de una misteriosa muerte quese registara como"fiebre cerebral" y que no deja satisfechos aalgunos investigadores. El siguiente artículo de Máximo Cois-

572

Page 238: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

cou Henríquez ilustra muy comedidamente este episodio des­graciado:

LA MUERTE DEL MARQUES DE LAS CARRERAS

"Para completar en cierto modo el relato que nos hizoel doctor Alberto Gautreau Delgado en presencia de D.Abad Henriquez; daremos la. versión de una visista quehacia 1921 hizo a nuestro Señor Padre (q.e.p.d.l el fene­cido historiador Apolinar Tejera Penson."D. Apolinar estudiaba el problema de la muerte de San­tana, y quiso conocer la opinión de nuestro Padre en laocurrencia.

''Nadie ignora en este país que el Dr. Rodolfo CoiscouCarvajal ejerció durante más de. ocho lustros la Medici­na con alta eficacia y segura brillantez. Circunstanciaque movió a Tejeraa preferir su opinión al respecto."Pensaba Tejera que Santana púdo adquirir una infec­ción palúdica en el campamento de Guanuma; que debiósometerse al tratamiento arsenical en uso entonces: quela ingestión incontrolada de arsenicales pudo terminarla acumulación y la toxemia medicamentosa consiguien­tes.

"Pensaba así Tejera porque su hermano D. Manuel, ede­cán de Santana en los días de la muerte del Marqués deLas Carreras, recordaba en sus pláticas de cosas de aque­llos dias cómo llamó su atención la presencia del frascoya vacio, de una poción negruzca, junto a la hamacaen que Santana se moría.

"Tejera pregunto a nuestro Padre: ¿piensa usted en laposibilidad de una toxemia medicamentosa, o en la deun acceso pernicioso, o en la de un suicidio?"Nuestro padre, tras larga reflexión, contestó: pienso enla posibilidad de una toxemia medicamentosa de origenarsenical: no descarto, claro está, la de un suicidio, siem-

573

Page 239: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

pre posible en casos como el de Santana; descarto, encambio, la posibilidad de una muerte súbita, de origenpernicioso, pues no consta el cuadro clinico previo yconcomitante al hecho de la muerte, que haría admisi­ble tal hipótesis."Resulta de seguro interés relacionar las versiones que seexplican entre sí de D. Manuel Tejera Penson y de D.Pdr. Gautreau Guirado."Por ellas gana sufragios la hipotesis del suicidio delMarqués de las Carreras". (1956)*

Inmediatamente después, el Capitán General español dioórdenes para el retiro de los retratos que se encontraban enel antiguo despacho de Santana y ahora en los salones delPalacio de Justicia donde funcionaba la Real Audiencia Terri­torial. El de Juan Sánchez Ramírez, "considerando que elprimero fue quien concibió la colosal empresa de reconquistael pats para España en 1808 cedido por ésta a la Francia en1795 al ajustarse la paz de Basilea, quien capitaneando uncorto número de valientes, tan decididos como su Caudillo,dio con voz denodada el grito de guerra que produjo desdeluego un alzamiento casi general y la expulsión de las Agui­las francesas que en Europa a la sazón habían remontado másque nucan su vuelo. . . "

"Considerando (que el segundo, hijo de uno de los héroesde Palo Hincado, es Español, de consiguiente tanto por he­rencia como de corazón, ofreció el país en 1844 a la patriade sus mayores después de haberlo librado del yugo de Hai­tí cuyas huestes rechazó de Azua con pérdidas considerablesen marzo de dicho afio.

"Considerando que por puro españolismo no cesó de re­petir la oferta, hasta que aceptada logró en fin que ondearaen todos los puntos de la Isla el pabellón de Castilla que habíasido su más ardiente deseo. . .

"Vengo en decretar... que el de Juan Sánchez Ramírezse entregue al il/stre. Ayuntamiento cuya corporación, comola más autorizada de la Isla... está obligada a librar de incivi-

* Máximo Coiscou Henríquez: ESCRITOS BREVES.

574

Page 240: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

les ultrajes al precioso lienzo... Y el de Pedro Santana a susherederos. De este modo unos y otros recordarán siempreque España, grande y magnánima ahora como en todos lostiempos, ni aún despues de la muerte deja de amparar alos hijos que la han querido ... "

El documento, que rezuma ironía por todos sus poros,indica que esta fue una medida punitiva, aunque póstuma, deextrema severidad, tanto respecto del uno como del otro, yfuertemente cargada de intenciones de ejemplaridad... •

En España los liberales dirigidos por Narváez ganan cadavez más terreno en sus acusaciones contra los conservadoresde O'Donnell, por su aventura dominicana y logran que eldecreto de abandono sea introducido en las Cortes en enerode 1865. En mayo 31 comienza la evacuación. A mediados dejulio, Galván, el autor de Enriquillo, como Secretario del Go­bierno español, y como un español más, entrega las llaves dela ciudad a su ex-compatriotas y emigra a Puerto Rico con lastropas. La Restauración de la República -nombre con el quese conocen esas brillantes jornadas y que bien pudo habersido aplicado a la proclamación de la independencia en 1844puesto que era entonces una restauraéión de la República de1821-quedó consumada.

La guerra fue una verdadera escalada. España desembarcóen julio de 1863, tres mil hombres, y a: comienzos de 1865subían a más de 25 mil. Pirala dice que se desembarcaron entotal 30 mil hombres, sin contar la flota, que operó y partici­pó en la guerra. Y costó según los cálculos de Pirala mismo,300 millones de reales de las arcas españolas. según GonzálezTablas, España perdió 18 mil soldados y costó 35 millones depesos.

La Restauración fue quizá el episodio más brillante de lalucha del pueblo dominicano por su independencia. Solo qui­zá, porque fue un episodio, si se quiere breve, de una luchamucho más compleja, difícil y prolongada, de la cual no fuemás que un estallido fulgurante y victorioso. Ni siquiera du­rante su transcurso y en medio de los acontecimientos másabsorbentes y apremiantes, tuvo respiro la otra lucha, la lu-

• DOCUMENTOS PARA LA HISTORIA DOMINICANA, Tomo 11,documento 139, página 479. 13 de junio de 1865.

575

Page 241: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

cha titánica entre esas dos fuerzas que en nombre del desti­no burgués se batían contra aquellas que obstaculizaban sumarcha. Esta lucha, como ha ocurrido en todas partes, te­nra una expresión nacional y otra internacional. Las nacio­nes imperiales se entrelazaban con las fuerzas criollas en unacomplicadísima malla de maquinaciones, rejuegos yaccionesinsurreccionales, para lograr mutuamente, las unas apoyándo­se en las otras, sus objetivos históricos,decididamente en con­tra de los intereses populares.

Por su parte, el pueblo, en la medida de sus recursos yoportunidades, conducía la marcha histórica. La Guerra de laRestauración fue su propia victoria. Pero, aunque esta victo­ria constituyó uno de los puntos más altos de su proceso his­tórico, no significó todavía una victoria final. La guerra na­cional, a pesar de la eliminación de España, continuaba vigen­te. La guerra civil, a pesar de la eliminación de Santana, con­tinuaba igualmente vigente. Echemos una mirada a estos dosgrandes aspectos de la lucha del pueblo dominicano en estaetapa.

1) En cuanto a la guerra nacional. Un fenómeno singular queamerita estudio, efectivamente llevado a cabo ya por unfuncionario del Departamento de Estado norteamericano,pero que todavía contiene infinitas posibilidades de desa­rrollo, consiste en la inhibición de las fuerzas internacio­nales, que durante un largo periodo se disputaban la pose­sión de la Isla o cuando menos de la Bahía de Samaná,durante el período de la guerra restauradora. Cada unacon sus motivaciones propias, permaneció al margen dela guerra y abandonó a los grupos que servían sus intere­ses en el interior del país. Ni Estados Unidos, ni Francia,ni Inglaterra ni siguiera Haití, que en los primeros momen­tos ayudó a Sánchez y a Cabral y luego los abandonó asu propia suerte, participaron de una manera o de la otraen esta guerra. El pueblo dominicano tuvo que enfrentar­se absolutament solo contra una nación europea poderosa.y que tenía dos posesiones, Cuba y Puerto Rico, a amboslados de la Isla.Como nos explica el mencionado funcionario del Depar­tamento de Estado, Mr. Hauch.

576

Page 242: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

"Para abril de 1865, sin embargo, España tenía decididodesde mucho antes, apartarse de la 'equivocada politicade 1861'. Su decisión a este respecto no fue dictada enprimera línea por el temor de lo que otras potencias po­dian hacer. Inglaterra había seguido un curso de estrictaneutralidad; Francia, si algo hacia, era simpatizar con Es­paña, y.ni Haití ni los Estados Unidos, aunque básicamen­te favorables a la causa dominicana, estaban en condicio­nes, en el momento en que la decisión española fue adop­tada, ni siquiera de indicarles que tal concurso podríaserie prestado en el futuro inmediato. El crédito mayorde la victoria dominicana debe acreditársele, por consi­guiente, al pueblo dominicanao, que virtualmente solo,con la única ayuda de la topografia y el clima de su país yde su aliado el mosquito de la fiebre amarilla, representóel papel principal en la retirada completa de España enjulio de 18r5. No hay episodio más bravío en toda su His­toria... JI •

Estas consideraciones son hermosas, Y autorizadas. Y nodeberían ser olvidadas.

• Charles C. Hauch: "Attitudes of Foreign Governments Towardsthe Spanish Reoccupation of the Dominican Republic" (ACTITUDDE LOS GOBIERNOS EXTRANJEROS ANTE LA REOCUPA­CION ESPA~OLA DE LA REPUBLlCA DOMINICANA) Hispa­nio-American Review, mayo de 1947, Volumen XXVII, página268 (la traducción es nuestra; hay versión española en CLlO queno hemos podido consultar. En lo que se refiere particularmenteal papel de los Estados Unidos, aparentamente frenado por laGuerra de la Secesión debe verse el trabajo de Jerónimo Beckerpublicado por Eme-Eme (Estudios Dominicanos), Número 14,Volumen 111, septiembre-octubre de 1974, en el cual se da unavisión española del problema y se presenta, aunque no de maneramuy clara, una actitud distinta según que se trate del norte o delsur. España se lanzó a la aventura de la Reanexión contando conuna eventual victoria de los esclavistas del sur y prestó a estosciertas ayuda, con lo cual provocó alguna actitud por parte delnorte aparentemente destinada a favorecer a los dominicanos,pero de todos modos, intrascendente. Se refiere a una queja espa­ñola porque los barcos americanos permanecieron indiferentesante un trasiego de armas a los dominicanos...

577

Page 243: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Il) Pero Hauch no destaca, aunque apunta, puesto que sesitúa fuera del marco de su interés temático, un fenómenoparalelo y que permite comprender hasta qué punto esavictoria merece ser acreditada al pueblo dominicano. Y esque, simultáneamente con la guerra contra España, elpueblo libraba, como lo hemos señalado reiteradas veces,una furiosa e implacable guerra civil en sus propias entra­ñas. Aquellos sectores de las clases donúnantes que seproyectaban históricamente hacia la hegemonía del siste­ma burgués y que habían enarbolado la bandera de laRevolución el 7 de julio en Santiago de los Caballeros, sebatían contra otros sectores que permanecían vinculadosa la hegemonía de los terrenos compneros y, por consi­guiente, en mayor o menor grado, consciente o incoscien­temente, de manera certera o equivocada, a la propia Es­paña pero que eran, no obstante, enemigos a muerte delGeneral Santana.

Estos sectores, y particularmente el elemento cibaeño sinexcluir a un considerable sector ubicado en la Capital, se aglu­tinaban en el Gobierno provisional de Santiago, organismo ci­vil encargado de la dirección de la guerra, en el cual figuraronlos ideólogos principales de la revolución del 7 de julio y dela Constitución de Moca.

La evidencia de estas pugnas de clase se hicieron evidentescuando culminaron con el fusilamiento del Presidente de esemismo Gobierno provisional, el General Pepillo Salcedo, espa­ñol de nacimiento y dominicano de nacionalidad, vinculadoa la facción baecista de la reacción comunera. En una crono­logía de la Embajada norteamericana en este país, de la cualya se ha hecho mención en otra parte, se consigna en noviem­bre de 1863 "los desacuerdos entre los generales patriotasPimentel, Luperón, Mondón, Florentino y otros que operansin respetar las órdenes de la Junta. El propio Salcedo, presi­dente de la Junta, disputa con sus colegas de Santiago. Ana,.quia y masacres por Florentino y otros... " y atribuye éxitosa la expedición española enviada al oeste de la costa sur debi­do a que los "patriotas están desmoralizados por las dtsensio­nes... "

578

Page 244: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Sin embargo, las victorias más fulgurantes de la guerra tu­vieron lugar en 1864. El triunfo de Polanco en Monte Cristyal impedir que las fuerzas navales enviadas por La Gandarapudieran salir de esa población después de haberla ocupado afines de diciembre de ese año y la ocupación de Higüey cua­tro días antes, la una en el norte y la otra en el este de la Re­pública, fueron las dos acciones militares con que conclu­yó la Guerra porque los españoles no intentaron ya ningunaotra operación y decidieron permanecer en actitud defensivahasta que las Cortes españolas ordenaron la evacuación.

Pero es también un hecho la existencia de tales d1Sensio­nes como quedó comprobado una vez más tan pronto se hizoefectiva la recuperación de la soberanía...

Por otra parte, estos sectores sustentaban una contradic­ción esencial con su propio pueblo. Recelaban contínua­mente de la elevación de su desarrollo político y de su capa­cidad cada vez más notoria de ejercer a manos llenas su pro­pia soberanía. Para encubrir este recelo enarbolaban el clási­co argumento favorito de Santana y de Bobadilla de la impo­sibilidad de la independencia sin el concurso de otra nación.Toda la literatura de la época está llena de manifestacionesen ese sentido. En una carta diriga por el Gobierno Provi­sional al General Florentino en 2 de noviembre de 1863, sele dice amargamente:

"Al Gobierno no se le ha ofrecido hasta ahora más pro­tección que la de la Divina Providencia, ni Inglaterra ni laAmérica del Norte han dado hasta ahora síntomas de vida,sin embargo de haber sido el primer cuidado que tuvo elGobierno, de solicitar su intervención y protección. .. "

Hauch y otras fuentes recogen abundamente las gestionesque se hicieron en Estados Unidos. Dos misiones partieronpara aquel país con ese propósito, las llamadas misiones dePuiol y Clark. Este Clark (William) era un norteamericanoresidente en Santiago. Dice Hauch que el 24 de noviembre de1863, el encargado de Relaciones Exteriores de la Junta, Uli­ses Espaillat, una figura destacada en la vida nacional por suproverbial honestidad, su reconocida cultura y la naturalezaprogresista y liberal de su pensamiento, le escríbíó a Seward,

579

Page 245: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

uno de los más activos promotores de la enagenación de la ,Ba­hía de Samaná desde su posición de Secretario de Estado, in­vitándolo directamente a llevar a cabo una intervención ameri­cana "en interés de ambas naciones". Expresaba que el Go­bierno provisional no había enviado representación alguna aEuropa por respeto a Estados Unidos y en previsión de suapoyo. Y añadra que el común interés de rechazar la interven­ción europea, hacía posible el establecimiento de un protec­torado americano en la República Dominicana, •

Al mismo tiempo, Benigno Filomeno de Rojas, Vice-Presi­dente del Gobierno provisional, escribía a Lincoln, solicitan­do "the interposition of a timely and protecting hand" (lainterposición de una ayuda oportuna y protectora).

Otros dos miembros del gobierno provisional, siempresegún Hauch, fueron a Puerto Príncipe para entrevistarse conel Ministro americano B. F. Whidden. Pedían el reconocimien­to de Estados Unidos pero en el despacho que el Embajadorenvió A Washington, afirmaba que Estados Unidos podíaadquirir la Bahía y la Península de Samaná "con este Gobier­no amigo".

Las misiones de Pujo1 y Clark no fueron recibidas enWashington. El Secretario Seward dio instrucciones al Gusta­vus Koerner, Ministro americano en Madrid, para asegurarle alGabinete español que Estados Unidos no había recibio las mi­siones de Clark y de Pujol ni siquiera en términos informales,ni mucho menos había aceptado sus demandas.

Tansill (pag. 267) nos refiere que "el último en entrar adesempeñar la presidencia (José María CabraiJ fue un 'entu­siasta amigo de Norteamérica' y el agente comercial norte­americano Paul T. Iones, confesó a Seward que le tenia aCabral un alto aprecio personal. En vista/de laactual situación,Iones creyó muy pronto iniciar negociaciones para obtenerla bahia de Samaná para destinarla a una base naval. Si elSecretario Seward deseaba una base de ese tipo, Iones estabaseguro de que 'se podrta obtener fácilmente '... pero Iones noestaba destinado a llegar a la fama negociando un tratado

• Idem, página 262. (Hauch).

580

Page 246: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

para la cesión de laBahíade Samanda losEstados Unidos... Ir *Contrariamente al espíritu de estas gestiones, el pueblo

dominicano, y poco queda fuera del pueblo dominicano, des­pués de éstas y otras gestiones, supo sacudirse la opresión y elpoderío de una nación tan respetable como lo era todavía Es­paña. Fue su propia obra. Y es a la vista de esos dooumentosque Hauch llega a la conclusión, para nosotros muy justa ypara él acaso muy deprimente, de que solo al pueblo domini­cano debe acreditarse la victoria restauradora. Desde aquíenviamos a Mr. Hauch nuestra consideración más elevada...

El Gobierno provisional de Santiago ha debido tener muyjustos motivos para considerar que actuaba en nombre delpueblo dominicano y con el más elocuente aplauso, así comoel más profundo respaldo de toda la Nación, cuando inespera­damente se le apareció un fantasma cuya sola presencia ame­nazó con desmantelar toda esta linda tramoya. Son increíbleslas sorpresas que se reserva la historia y las jugadas en que secomplace enredar a sus personajes favoritos. Cuando nadiepodía tener la menor idea de su existencia física misma, pues­to que hacía años que se le daba por muerto, se presentó enescena nada menos que el mismísimo Juan Pablo Duarte.

Este sí era un lío. Duarte traía sobre sus hombros dosgrandes problemas. Era la figura histórica más profundamentevenerada por las más grandes masas del pueblo dominicano.Ese era ya un grandísimo problema. El otro es que era unintransigente y tenaz adversario de toda tendencia, concep­ción o manejo encaminado a enajenar el territorio nacional.y era difícil negarle a quel apóstol un lugar en los momen­tos en que, como en 1844, se libraba la gran lucha por laconsagración de una independencia de la cual él era el forja­dor más ilustre y consecuente. ¡Qué hacer...!

La solución era triste pero fácil. Más de veinte años deprédica anexionista constante había logrado endurecer y aúncontaminar a los espíritus más puros y Duarte no cabía enaquel escenario. Su destino era el de los fantasmas, disiparseen las sombras. Por eso debe haber producido consternaciónen el seno del Gobierno provisional, primero la noticia de que

• Tansill, ob. cit. página 207 .

581

Page 247: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Duarte había reencarnado y se encontraba de regreso al país,y después la carta que dirigía al Gobierno desde Guayubín,ya en tierra dominicana y en plan de lucha, demandando unlugar en la dirección de la faena revolucionaria. "Arrojado demi suelo natal por ese bando parncida que empezando porproscribir a perpetuidad a los fundadores de la República haconcluído por vender al extranjero la Patria, cuya indepen­dencia jurara defender a todo trance; he arrastrado duranteveinte años la vida nómada del proscrito, sin que la Providen­cia tuviese a bien realizar la esperanza, que siempre se albergóen mi alma, de volver un día al seno de mis conciudadanos yconsagrar a la defensa de sus derechos politicos cuanto aúnme restase de fuerza y de vida.. " Sus conciudadanos leyeronestas palabras cono si fueran amenaza y más aún cuando con­tinuó la lectura. "pero sonó la hora de la gran traición en queel Iscariote creyó consumada su obra, y sonó para mí tambiénla hora de la vuelta a la Patria. . . Creo, no sin fundamento queel Gobierno Provisorio no dejará de apreciar luego que mecomunique con él personalmente lo que he podido hacer enobsequio de nuestra justa causa... ". La carta, firmada enGuayubín el 28 de marzo de 1854, tenía el tono de un funda­dor de la Patria que se reintegra al corazón de sus compatrio­tas, con un látigo en las manos...

El Gobierno se apresuró a dejarle entender sin muchostapujos y no poca grandilocuencia que no descubría muchasdiferencias entre él y cualquier otro ciudadano:

"Señor General:"El Gobierno Provisorio de la República ve hoy con inde­cible júbilo la vuelta de Ud y demds dominicanos al senode su Patria. Nada mds satisfactorio para el pueblo domi­nicano que la prontitud con que los verdaderos dominica­nos responden al llamamiento de la Patria; de esa Patriasostenida con el heroísmo y la sangre de sus hijos. Por unmomento llegó a desaparecer nuestra Independencia, yel pabellón de nuestra gloria se vio sumido en el olvido,

• Emilio Rodríguez Demorizi: ACTOS Y DOCTRINA DEL GOBIER­NO DE LA RESTAURACION, Santo Domingo, 1963, página 104.

582

Page 248: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

mas quedaba fijado en el corazón de todos los dominica­nos... "

Etcétera. Siguen palabras de ese tenor que bien pudieronhaber sido dirigidas al cónsul de Suecia. Y concluye con unaspalabras corteses. "Venga, pues, General, la Patria le espera,persuadida que a la vez que lucham.os para rechazar el enemi­go, nos esforzamos por la unión que es la que constituye lafuerza. Abril 1° 1864, Firma el Ministro de Relaciones Exte­riores, encargado de la Vicepresidencia. Ulises F. Espaillat. 1

Como se ve, la carta concluye con una exhortación a "launión" prefigurando ya las dificultades que, para la unidaddel Gobierno, se vislumbraban en el eterno proscrito. Y esque el mismo Vice-Presidente-Canciller firmante tenía sussombras. Un hombre de espíritu refinado y culto, indudable­mente de gran sensibilidad humana y patriotismo reconocidocomo don Ulises Espaillat no podía permanecer frío ante elregreso de Duarte si no mediaban poderosas razones. La uni­dad que él y sus compañeros de Despacho vieron en peligrono podría tener otras razones que las eventuales discrepan­cias con Duarte respecto a la búsqueda de una "timelyandprotecting hand", como llamaba Rojas al protectorado ame­ricano. Don Ulises tenía sus propias sutilezas. El 7 de diciem­bre de 1861, ya en pleno Gobierno español, había sido nom­brado por Santana, Segundo Teniente Alcalde del Ayunta­miento de Santana. "En fecha 17 de noviembre de 1865 fuemandado a buscar por Pimentel para que en la Capital al arri­bo del Señor Báez, y temeroso de regresar al Cibao por laspersecuciones, permaneció allí unos cinco meses", según refie­re un pariente suyo 2 y agrega que. "Durante los Seis Años,permaneció retirado en su casa hasta el grado de no visitar nisiquiera a sus parientes y amigos, y esto fue causa para quecierto politico del Cibao dijera que su retraimiento era loque más lo recriminaba. . . "

Idem, página 105.

2 Augusto Espaillat: "Apuntes sobre la vida de Espaillat" en PAPE·LES DE ESPAILLAT, por Emilio Rodríguez Dernorizi, SantoDomingo, 1963, página 473.

583

Page 249: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Estas nieblas no son tan intensas como para disminuir sutalla de patriota ilustre en no pequeña medida y sobre todopara merecer el respeto que sus contemporáneos le otorgaron.Pero sí son suficientemente poderosas para enfrentarse a unhombre de la categoría apostólica de Duarte e impedir elverse obligado a intercambiar opiniones y criterios con élacerca del destino de la Patria, desde las esferas mismas delpoder. Por lo demás, había otros miembros importantísimosdel Gobierno Provisorio. Benigno Filomeno de Rojas cuyaentrega a su papel histórico llevó a trabajar en el seno de eseGobierno hasta 1865, cuando comido por la tisis descendióal sepulcro a los 44 años de edad, abandonó LOndres veinteaños atrás para consagrarse a la lucha patriótica, no sin antesdirigirle una carta a Lord Aberdeen, canciller británico, enprotesta por un proyecto de concesión para explotación delas minas de oro dominicanas mediante Tratado. Al fmalde su carta le decía:

"Si la intención del Gobierno británico es simplemete lade colocar la Isla bajo su influencia, me parece que hayvarios medios de poder hacerlo, sin la condición o privi­legio del trabajo de las minas C'penudiciales en alto gradoal desarrollo de los increibles recursos agricolas y otrasclases que posee la Isla"), que no es del todo una condi­ción indispensable.

"He creido un deber mío dirigirme a Su Excelenciapara empezar mi objeción al Tratado de una manera fran­camente abierta. Quiero ahora añadir que si la Isla deSanto Domingo tiene alguna importancia para el Gobier­no británico y los esfuerzos de una de las familias más nu­merosas e influyentes de la parte española son de algunautilidad para realizar sus planes, considero que estoyjustificado en ofrecérselos, así como mis servicios perso­nales... ".

Es obvio que estos pequeños lunares, que no pocas vecessirven de adorno a los hombres públicos e inclusive le ayudan

• DOCUMENTOS PARA LA HISTORIA DE LA REPUBLICADOMINICANA, Ob. cit. página75, documento 27.

584

Page 250: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

a cumplir su misión verdaderamente patriótica, tenían queaparecer como grandes montañas a los ojos de Duarte. Y,como que esto no se le podía permitir, se le invitó rápida­mente a servir al Gobierno Provisional en el exterior en cali­dad de miembro, por cierto secundario, de una misión cual­quiera, como la gestión de armamento en el Perú. Duartecomprendió que carecía de sentido hacer resistencia y, des­pués de negarse a aceptar esa designación, se vio forzado areconsiderar su actitud y aceptar el que debía ser, inapelable­mente, el exilio final. El Vice-Presidente, ahora interino, leescribió en esa situación diciéndole en uno de sus párrafosmás sobresalientes:

"Asi,General, no crea usted ni por un momento que supresencia pueda excitar envidia ni rivalidades, puesto quetodos lo vedan con mucho gusto prestando aqui susbuenos servicios a la Patria. Sin embargo, siendo muyurgente, como uste sabe, la misión a las Repúblicas sud­americanas y habiendo este Gobierno contado con ustedpara ella como lugar donde usted mayores servicios po­dria prestar a su Patria, aprovecha su decisión... y se ocu­pa en mandar redactar los poderes necesarios para quemañana quede usted enteramente despachado y pueda,si gusta, salir el mismo dia ...".

El trago debe haber sido amargo para Duarte. Esa clasesocial que lo expulsaba de su seno, si se permite la expre­sión, de una manera tan grosera, era la suya. Por ella habíasacrificado su existencia entera. Había visto en ella, desde queestalló su adolescencia, un porvenir brillante que se confun­día con los objetivos y los anhelos de todo el pueblo domini­cano. Consideraba que en ella se encontraban las fuerzas quedeberían hacer de su Patria una nación avanzada y próspera,un reino de la libertad y de la opulencia universal, sin nece­sidad de amputarse la más mínima porción de sus propiosmiembros ni poner en pública subasta el patrimonio nacio­nal. Su decepción debe haber sido inmensa, aunque se debe

• ACTOS Y OOCTRINAS DEL GOBIERNO DE LA RESTAURA­CION, ob. cit. página 108.

585

Page 251: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

reconocer que no fue menor, ni se la evitaron procediendode otra manera, aquellos que, como el propio don UlisesEspaillat, se la hicieron tragar de una manera tan precipita­da. A Duarte le quedó cuando menos el privilegio de desaho­garse en una carta, de esas que se suelen considerar como untestamento político, que no por conocida de memoria pode­mos exonerarnos de reproducirla:

"En Santo Domingo no hai más que un Pueblo quedesea ser y se ha proclamado independiente de todaPotencia extranjera, i una fracción miserable que siemprese ha pronunciado contra esta lei, contra este querer delPueblo Dominicano, logrando siempre por medio de susintrigas y sórdidos manejos adueñarse de la situación i ha­cer aparecer al Pueblo Dominicano de un modo distintode como es en realidad; esa fracción o mejor diremos esafacción ha sido, esy será siempre todo menos dominicana;así se la vé en nuestra historia, representante de todo par­tido antinacional i enemiga nata por tanto de todas nues­tras revoluciones; i si no, véanse ministeriales en tiempode Boyer, i luego Rivieristas, i aún no habia sido el 27 deFebrero cuando se les vió proteccionistas franceses i mástarde anexionistas americanos, i después españoles, i hoymismo ya pretenden ponerse al abrigo de la vindtcta pú­blica con otra nueva anexión, mintiendo así a todas lasnaciones la fé politica que no tienen; i esto en nombre dela Patria, ¡ellos que no tienen ni merecen otra Patriasinoel fango de su miserable abyección! Ahora bien, si mepronuncié dominicano independiente, desde el 16 de juliode 1838, cuando los nombres de Patria, Libertad, Honor­nacional se hallaban proscriptos como palabras infames, ipor ello merecí (en el año de 43) ser perseguido a muertepor esa facción entonces haitiana, i por Riviére que laprotegta, (i a quien engañaron), si después en el año de44 me pronuncié contra el protectorado francés (ideadopor esos facciosos) y cesión a esa potencia de la Peninsu­la de Samaná, mereciendo por ello todos los males quesobre mí han llovido; si después de veinte años de ausenciahe vuelto espontáneamente á mi Patriaa protestar con lasarmas en la mano contra la Anexión a España, llevada a

586

Page 252: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

cabo a despecho del voto nacional por la supercheríade ese bando traidor i parricida: no es de esperarse queyo deje de protestar (i conmigo todo buen dominicano)cual- protesto i protestaré siempre, no digo tan sólocontra la anexión de mi Patria á los Estados Unidos, sinoá cualquiera otra potencia de la tierra, i al mismo tiempocontra cualquier tratado que tienda a menoscabar en lomás mínimo nuestra independencia nacional i cercenarnuestro territorio ó cualquiera de los derechos del PuebloDominicano... " *

Con esta carta concluye la acción directa de Juan PabloDuarte en la vida histórica de su pueblo. Como se habrávisto, resulta inseparable una acción de la otra. Si se aíslaa Duarte y se le coloca en una vitrina para que sus compa­triotas le contemplen. se desploma. La grandeza de Duartees la grandeza de su pueblo. Una vez más se verifica en élque la Historia no es trabajo de los hombres, sino de los pue­blos. Los nietos y biznietos dominicanos debían olvidarse delo que hicieron individualmente sus abuelos y bisabuelos siquieren ser dominicanos presentes y consecuentes y descu­brir lo que el pueblo dominicano hizo colectivamente porellos. Los dominicanos no son una descendencia biológicaforjada en secretas alcobas, sino una descendencia históricaque atraviesa los siglos, marcha por encima de las cabezas delos hombres y permanece activa, secreta, militante y perpe­tuamente viva. Duarte lo dijo: "En Santo Domingo no haymás que un pueblo".

También, aunque no pudo percatarse de qué manera fueel pueblo mismo el autor de la Revolución del 7 de julio, ysólo pudo descubrirlo durante la Guerra de la Restauraciórrcuando el proceso popular alcanzo su punto más elevado, lodijo don Ulises Espaillat:

"Es preciso que recordemos que esta revolución no separece a la del 7 de julio. Esta última fue revolución deunos pocos que arrastraron consigo las masas. En la revo-

• Tomado de Máximo Coiscou Henríquez, HISTORIA DE SANTODOMINGO, Tomo 11, Sto. Dgo. 1944, página IX, (nota al pie).

587

Page 253: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

lución actual, fueron las masas que se levantaron, arras­trando consigo a todos los demás. En la de julio, lasmasas se pusieron a disposición de los inteligentes; en ésta,los hombres inteligentes se han puesto a la devoción delas masas. En la revoluci6n de julio, era una media doce­na de individuos los que se hallaban comprometidos; enla revolución presente es todo el pueblo quien lo está. Enla revolución dejulio el pueblo pudo haberse dicho: "aque­llos pocos que han ideado la revolución, serán solos losresponsables, y como el pueblo en nada se ha metido,nada tendrá que temer". Hoy no podrá decir eso. Nos­otros tampoco podríamos-escapar al furor de los enemi­gos, antes al contrario, los españoles noperdonarán nuncaa los inteligentes el que se hayan puesto a disposición delpueblo, haciendo causa común con él... Hoy no es mediadocena de hombres los que se hallan comprometidos; sonmuchos miles de personas,que primero pasarán por mon­tones de cadáveres, antes que dejarse engañar por unoscuantos malvados. . . " •

La vigencia de Duarte consiste en que no lo dijo sola­mente en función de la Restauración, sino en función de todoel proceso. Aparece ya en el juramento de LA TRINITARIAcon todo lo apócrifo que pueda ser, lo consagra como un dog­ma sacrosanto en el proyecto de Constitución de 1844, loreitera de manera dramática en su carta al Gobierno Proviso­rio en 1864 y, sobre todo, lo proyecta hacia lo porvenir. Yasí lo hemos de ver en las páginas que siguen...

• Este artículo apareció en forma de Editorial sin firma en el Bole­tín Oficial del Gobierno Provisorio. Demorizi afirma que su autores con toda seguridad Ulises Espaillat. Ver ACTOS DEL GOBIER·NO, obra citada, página 76.

588

Page 254: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

LA ANEXION A LOS ESTADOS UNIDOS

Page 255: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

-1-

A la Gran Guerra de la Restauración sucedió, sin soluciónde continuidad, la gran Guerra de los Seis Años,

Esta lucha formidable sirvió para poner ante los ojos delpueblo la evidencia de que la conquista plena de su soberaníay de su nacionalidad, no era cuestión de individualidades, porsoberbias que éstas pudieran serlo. La lucha resultó una con­frontación, no entre individuos, sino entre fuerzas históricas.

Al mismo tiempo evidenció que la responsabilidad con­traída consigo mismo por el pueblo, en aras de su propia. super­vivencia, reposaba en sus propias manos y que, por consiguien­te, el pueblo mismo era una fuerza histórica. Y, además, lafundamental.

Y todavía arrojó una tercera evidencia. Aquella de que lalucha histórica no estaba constituída de manera episódica, enla cual la mal llamada guerra de la "reconquista" o la malllamada guerra de la independencia contra Hait í y la mallla­mada guerra contra la "anexián" en lugar de la ."reanexion"a España, eran instancias separadas en el proceso emancipador.Toda esta lucha era una sola y gigantesca hazaña del pueblodominicano.

La dificultad de la evidencia derivó de la circunstancia deque las fuerzas históricas no salen a escena representándose así mismas sino encarnadas en individualidades propias y caris­máticas. En Santo Domingo, desde el primer silbido de laindependencia, ya en 1821, las fuerzas adversas al procesopopular encarnaron simultaneamente el costado externo yelcostado interno en un solo individuo. No se puede descartarque aún en una etapa balbuceante, tan remota como 1804, sediera ya este fenómeno en Serapio Reinoso, como sustentanalgunos comenzando por el historiador García. Y era tan di­fícil comprender la naturaleza de esta doble encarnadura queel mismo La Gándara, el soberbio Capitán General de la ar-

591

Page 256: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

diente Colonia, cayó en la trampa.Su gran error consistió enasumir la responsabilidad de las fuerzas externas, separándo­las de las fuerzas internas que le eran afines, y hasta entoncesreunidas inseparablemente en la personalidad de Santana.Con este paso debilitó a Santana y se debilitó a sí mismo.Convirtiéndose en una minoría extraña, contra la cual sevolvieron las mismas fuerzas que 10 introdujeron en el país,resultó fácil presa para la ira popular. Su altivez le impedía re­conocer que el aniquilar a Santana, en quien despreciaba almismo pueblo dominicano, ignorando las sagaces advertenciasde este experimentado caudillo, cometía un suicidio. Y elmismo trago de arsénico que borró a Santana del escenarionacional, borró a las tropas españolas y reembarcó a La Gán­dara envuelto en el ridídiculo. Fue un mutuo castigo y unamutua venganza.

-2-

Todavía el 27 de junio de 1865, el Capitán General LaGándara, obligado a manipular un protocolo de cange de pri­sioneros, se dirigía a sus vencedores, por lo demás respetuososy protocolares, con una altanería y un desprecio de la másgenuina estirpe colonial:

"Declaro, para que puedan hacerlo saber Uds. a su Go­bierno, que llevaréa cabo la evacuación del territorio has­ta donde me convenga, en las circunstancias que corres­pondan a mis proyectos ulteriores, y que continuaré laguerra en la forma que sea más ventajosa a los intereses yal honor que represento... ".

He aquí la contestación correspondiente del GobiernoProvisorio:

"Usted es un soldado vencido y humillado por nuestrasgloriosas armas aunque prefiera alegar que su adversarioha sido un insignificante mosquito. Por tanto, la evacua-

• Demorizi: ACTOS Y DOCTRINA DEL GOBIERNO DE LA RES­TAURACION, oh. cit. página 442.

592

Page 257: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

ción no se hará hasta donde Ud. le convenga sino hastadonde nosotros lo hemos obligado. Ni podrd tener Ud.proyectos ulteriores y mucho menos podrá Ud. continuarla guerra. A Ud. no le queda más que la insolencia, de laque hace uso con una festinación y una alegria muy pro­pias de las naturalezas mediocres, más digna del saineteespañol que del escenario trágico de la guerra. Y, comoque el nuestro no es un poder verbal sino el poder real delpueblo, le conminamos aabandonar el paú, si así lo desea,mañana mismo ..

Pero esta es una carta imaginaria a la que deliberadamentele hemos puesto las mismas palabras finales con las cuales elGobierno Provisorio obligó a Juan Pablo Duarte a abandonarel país. Y es que en el fondo las contradicciones de ese Go­bierno con la monarquía española no eran tan profundascomo aquellas que le eran esenciales, las contradicciones consu propio pueblo cuya encamación individual era precisamenteDuarte. Al fin es que las tropas españolas abandonaban el paíspero aquí quedaban las tierras comuneras con las armas en lasmanos...

Para complicar las cosas, Báez, un ala sumamente compro­metida de ese sistema territorial a todo lo largo del proceso, seencontraba en España, ostentando su banda de Mariscal espa­ñol y por tanto ligando la supervivencia del sistema al destinode la reanexion. Así sucedía que, para algunos sectores baecis­tas, la guerra no era contra España sino contra Santana, y porconsiguiente de lo que se trataba no era de vencer a Españasino de sustituir la banda de Marqués por la banda de Mariscal.

A esta complicación se sumaban otras. Muchos baecistasoscuros, que hasta entonces no habían acumulado suficienteprestigio como para figurar en las pantallas de la vida pública,emergían ahora aureolados por las victorias guerreras y cons­tituían una renovación de los antiguos cuadros militares delbaecismo. A Báez había que eliminarlo en los términos deviolencia suprema en que había sido eliminado Santana. O di­cho de manera objetiva, la guerra no había terminado.

Ya desde 1864 se había puesto de manifiesto la naturale­za de esta nueva fase de la guerra. El conflicto brotó a propó­sito de la conducta de un combatiente brillante a quien, a pe-

593

Page 258: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

sar de una vida política anteriormente oscura, se le identifi­caba con la corriente baecista. Era José Antonio Salcedo(PEPILLO), una de las figuras a quien la guerra había hechosurgir a los primeros planos de la notoriedad popular. La co­rrelación entre baecismo y espafíolismo ocasionó que Salcedo,habiendo llegado a ser presidente del Gobierno provisional,fuera fusilado en circunstancias controversiales. Y, -aunquepodía discutirse la cuestión de su baecismo así como la de suconducta supuestamente equívoca durante los combates, sesospechaba que Salcedo era español y resultaba sumamentedelicada su posición como presidente del Gobierno que dirigíala guerra contra España,

La verdad es que Pepillo era español. Según su hija Leonor,nació en Madrid de padres españoles oriundos de Santo Do­mingo ... Antes de la Guerra de la Restauración no aparece enninguna actividad ni siquiera pálidamente patrióticas. DeAcuerdo con su ficha biográfica en PROCERES DE LA RES­TAURACION de Demorizi, aparece en 1862 "perseguido porhaberle dado muerte a Luciano Tavárez" y luego fugándosede la cárcel en agosto de 1863, tras de lo cual el General Michel,Gobernador de Santiago, de alguna manera se ve ogbligado aconsiderarlo "sin duda alguna la base de la revolución... "·

Siendo hada menos que el Presidente del Gobierno Pro­visorio, propició unas conversaciones con un enemigo tan im­placable como La Gándara para el intercambio de prisioneros,según sus amigos inspirado en sentimientos humanitarios.Pero existe un testimonio sumamente comprometedor, apare­cido nada menos que en el periódico de Madrid LA ESPAÑA(Número 5597) del 5 de noviembre de 1864, precisamente eldía de su muerte, en el cual se dice lo siguiente:

"ULTRAMAR, Santo Domingo.»- Las últimas correspon­dencias de Santo Domingo nos comunican las siguientesnoticias relativas el sometimien to de los rebeldes y pacifi­cación de la Isla:

"El nombrado Pepillo Salcedo, jefe de los insurrectos,ha remitido a Montecristi todos los prisioneros nuestros

• Demorizi: PROCERES DE LA RESTAURACION, (Noticias Biográ­ficas), Santo Domingo, 1963,

594

Page 259: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

que conservaban en su poder como rehenes, y al dar estepaso tan grato para nosotros, también ofrece sometersea nuestra primera autoridad con las fuerzas de su mando,asegurando a la vez que las partidas sueltas que circulanpor los demás de la Isla serán sometidas también, merceda la influencia que sobre ellas tiene y los medios de quepuede disponer para cumplir esta promesa.

"No es dable pintar con su verdadero colorido, el entu­siasmu con que ha stdo recibida esta gruta nueva, puestodos a la vez se felicitaban con las mayores demostracio­nes de júbilo, dando gracias a la Divina Providencia portan feliz suceso y la salvación de nuestros caros hermanosque tantos peligros han corrido y por quienes tanto se haido temiento que fueran sacrificados.

"Una orquesta improvisada recorrió las calles de estacapital en la mañana de este día anunciando a su vecinda­rio tan feliz nueva y preparándolos para que con ella sedispusiese a gozar de mayores demostraciones.

"Las útlimas noticias de Montecristi alcanzan al 5 deoctubre.

"Los cinco comisionados por-Salcedo llegados a Mon­tecristi el dia 1° fueron los siguientes: Pablo Pujol, PedroA. Pimentel, Alfredo Deetjen, Belisario Curiel y ManuelRodriguez Objio.

El dia 26 y 18 hablan llegado a Montecristi el subte­niente don Miguel Muzas, ayudante del Sr. Velasco, doñaJuliana Ruiz con doshijos y el asistente del antedichosubteniente, que se encontraban prisioneros. ,,*

En una sesión del Senado el 20 de enero de 1865, el Du­que de la Torre explicaba así la muerte de Salcedo: "...cuandoel General La Gándara hizo su brillante expedición sobrePuerto Plata, el desaliento de los rebeldes fue tal, que sepresentó Salcedo y entró en tratos y negociaciones con elGeneral en Jeje del Ejército. Y tengo noticias auténticas, aun­que no quiero revelar por quién para no comprometer al queme las ha dado ... de que la facción estaba disuelta; pero como

* Demorizi: ACTOS Y DOCTRINA, ob. cito página 189.

595

Page 260: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

no siguió el movimiento que se hizo sobre Puerto Plata, serehicieron, marchose Salcedo, se apoderaron de él. Polanco seapoderó y asesinó al hijo de Salcedo y se levantó con el Poder.Ha habido cuatro contrarrevoluciones desde que empezó larevolución... "1

No fue el hijo de Salcedo sino 'él mismo quien fue fusila­do segun todas las apariencias por orden efectivamente deGaspar Polanco, quien asumió poco después la presidencia delGobierno Provisorio. La Guerra entretanto siguió su cursocon el desenlace que ya hemos conocido.

Pero, aün antes de que las autoridades españolas evacua­ran el país y se dieran las condiciones para la agudización dela lucha interna que arrastraba el proceso, ya brotaba violen­tamente en la forma del repudio que uno de los miembrosde la comisión negociadora enviada por Salcedo a Montecris­ti, Pedro A. Pimentel, con otros compañeros, manifestaba enuna Exposición en la que se decía:

"Dominicanos: Cuando en los meses de agosto y septiem­bre del año de 1863, allá en las montañas de Capotillo yen los campos de Dajabán, Jácuba y Montecristi, un pu­ñado de hombres dieron el grito de ¡PATRIA O MUERTE!sacrificando sus familias, quemando sus hogares y ofre­ciéndose en holocausto a la libertad de nuestra queridapatria, vendida por media docena de traidores al Gabi­nete de Madrid, el General José Antonio Salcedo, fue unode nuestros más aventajados compañeros y el más genero­so de nuestros soldados... "2

Su defensa no era muy convincente:

"Corrta el mes de octubre del año expirado: por enton­ces España, fatigada de la lucha y creyendo sorprendernuestro patriotismo, ofreció la paz {!J. El PresidenteSalcedo, creyendo ser su deber imponerse de los propo-

2 Idem.

3 Demorizi: ACTOS Y DOCTRINA, oh. cit. página 275.

596

Page 261: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

siciones del Gabinete de Madrid, envió al campañamentoespañol una Comisión, tal vez arrastrado por la generosi­dad de su alma, que hizo preceder por dos oficialesespañoles, prisioneros de guerra y de este modo, facilitaren cuanto fuera compatible con su propia honra, las nego-•• "11claczones...

Parece que el General Salcedo, hombre carente de forma­ción política, fue arrastrado a ese destino por un negociadorexperimentado, Don Pablo Pujol, según sedesprendedeunasco­comunicaciones que, también inspirado por el deseo de defen­derlo, inserta Archambault 2 en su obra acerca de la guerrarestauradora. Pujol se dirigió a La Gándara en estos términos:

"Excelenttsimo señor:"En las Islas Turcas tuve una entrevista con Don FedericoEchinagustia, que se me presentó como comisionado deV. E. para que me dirigiese a V. V. con el fin, según medijo, de ver si por ese medio se consigue hacer cesar laguerra que desgraciadamente aflige a este país. Idea tanhalagüeña no podrá, sino encontrar en mi la aceptaciónmás cordial. Pero no teniendo poderes para dar ese paso,creo injustificable la acción de dirigirme a V. E. hoy que,desgraciadamente se encuentra mandando los ejércitosenemigos de mi patria, sin antes tomar la autorizaciónde mi Gobierno, y para evitar dilaciones, determiné

ldem, página 276.

2 ArchambauIt las toma de La Gándara quien admite que propiciólas gestiones para el canje de prisioneros pero que el "fruto madu­raba más de prisa" de lo que él esperaba, en vista de que el Gobier­no Provisional entendía que el asunto era "de la muy necesariainteligencia, por medio de un prudente política, entre V. E., repre­sentante del Gobierno de su Patria y la Nación dominicana, a quienigualmente representa el Gobierno, relativamente a la cesación dela guerra y término de la presente contienda". Véase ANEXlON yGUERRA DE SANTO DOMINGO por el General Gándara, Madrid,1884, edición facsímil de la Sociedad Dominicana de Bibliófilos,página 323.

597

Page 262: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

ponerme en camino para ésta, y desde aquí, con la veniade mis colegas, escribir a V. E. Astlo he practicado, yhoy, debidamente autorizado, tengo la honra de dirigir­mea V. E.

Despues de una larga tirada, la carta concluye;

"Los dominicanos, Excelentisino señor, hoy como ayer,no desean la guerra con España; sólo quieren mantenerincólumes su libertad e independencia. Que el Gobiernoespañol, pues, entrando de lleno en los grandes y elevadosprincipios de humanidad y conveniencia política, dé unaprueba de la magnanimidad tan caracteristica de la naciónespañola, devolviendo a este pobre y desgraciado país, lapaz y el sosiego, la tranquilidad y el reposo. Mi Gobierno,Excelentísimo señor, a pesar de los elementos eón quecuenta para proseguir la guerra hasta lo infinito, a pesardel entusiasmo que el pueblo dominicano desplegó amedida que avanzaba la lucha; a pesar de los odios yrencores que todo estado de guerra produce, no creertajustificar su conducta, siempre justa y por consiguientetemplada, si no me autorizase hoya dar asteste paso cercade V.E. para ver si, recabando una contestación de V.E. ala presente, se logra dar fin a las presentes complicacio­nes... ..

Es de suponer la altanería con que La Gándara contestóa esta carta:

"Muy Señor mio y de mi mayor consideración:"Hoy recibo la importante comunicación que se ha servi­do usted dirigirme desde Santiago, con fecha 16 deagosto (J) próximo pasado. A 1 contestarla, no me esposible analizar su contenido, que me llevaría a una lar­ga discusión, probablemente inútil; diré a Vd. sin embar­go, que con dificultad podría usted haberse dirigido a unespíritu más benevolamentedispuestoqueelmíoparahacerjusticia a algunas consideraciones. Desgraciadamente, lacuestión esencial que envuelve el escrito a que me refiero,la plantea usted de una manera inadmisible. Empieza us-

598

Page 263: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

ted pur pedir más de lo que podrían obtener con una vic­toria completa sobre nosotros, y usted, estoy seguro, tie­ne la conciencio. de que estamos muy lejos de esasituación.Conozco la de usted y conozco mi fuerza. No digo a ustedmás que para demostrarle que no puede pedirme una ab­dicación completa. Yo soy un General en jefe a quien suGobierno le dice: "Pide cuanto necesites para vencer yvence". He pedido, y el Gobierno ha otorgado, peroustedapelaa la hidalguiade la nación española por mi inter­cesión, y no he de ser yo quien estorbe el ejercicio de esahidalguía en cuanto se posible y compatible con la honrade mi patira.

La carta concluye después de unos párrafos adicionales,diciendo que si ella,

"logra inspirar a usted y a sus colegas confianza en mipalabra y en ni rectitud, puede usted si le conviene (yles conviniese a ellos) venir a este cuartel general, en lacompleta seguridad del mayor respeto a su persona, endonde, en una conferencio. particular, podremos llegar amejor inteligencia que por medio de una larga serie decomunicaciones... "

La responsabilidad de esta gestión cayó en pleno sobre elPresidente Salcedo con el desgraciado desenlace ya conocido.Ese desenlace fue como un mensaje al Capitán General y debehaber influído profundamente en la decisión de España deabandonar el país. De esa manera brutal e inequívoca pudoél alcanzar la noción absoluta sintetizada en la consigna de"Patria o Muerte" enarbolada por los revolucionarios. Com­prendió que no había alternativa. Desde ese momento el con­tenido de la consigna era el de que si el ejército español noreconocía la Patria, estaba condenado a muerte. Y Españaoptó por el reconocimiento. Antes de dos años, el Gobiernoespañol felicitaba al General Cabral por haber asumido laPresidencia de la República "anunciando que serían bienrecibidas sus proposiciones para estrechar los lazos de amistadde una y otra nación. Y aunque en realidad, añade elcronista. la República Dominicana había sido reconocida

599

Page 264: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

por España al firmar el General Gándara el Tratado con Pi­mentel, esa respuesta ratificó el reconocimiento... .. *

-3-

La Guerra de la Restauración detuvo en seco las gestionespara una eventual anexión a Estados Unidos. El paraíso cam­pestre construido por Cora Montgomery, la activa consortedel General tejano Cazneau, fue barrido por los españoles ycon él todos los borradores de la anexión a Estados Unidoscon los cuales había sido cobijado. El Gobierno de Cabralsignificó un giro en redondo que permitió el renacimientode las viejas esperanzas, pronto frustradas. Y poco tiempodespués Cabral se enfrentaba a una nueva revolución encabe­zada por los partidarios de Báez. Cabral no vaciló mucho paradarse a sí mismo un golpe de estado, pasándose a las filas dela revolución para que Báez asumiera el poder por 3ra.vez.

Báez, ya lo sabemos, era una verdadera perla. Durante laguerra había permanecido en España y había recibido allí labanda de Mariscal de los Ejércitos españoles. En una carta queel embajador americano en Madrid dirigía a un amigo en Es­tados Unidos, le hacía esta bella reseña de nuestro personaje:

"Conozco bien al General Bdez, Mientras mi familia estu­vo ausente de Madrid unas cinco oseis semanas yo comíaen el Hotel del Principe donde él residia entonces y, yaque le consideraban un diplomático le asignaron un asien­to regular a mi izquierda. Es un hombre, como dirian losfranceses, bien rusé, parcialmente educado en Francia, demodales europeos y muy preparado para el engaño, si lodeseaba. Antes que nada, nunca pude averiguar si habíatenido algo que ver con la anexión. No se unió a los in­surgentes y los liberales sospechaban tanto de él que tuvo

* Jerónimo Becker: LA CUESTION DE SANTO DOMINGO, 1861­1865, en la Revista Eme-Eme, Número 14, septiembre-octubre1974, Santiago de los Caballeros, página 99.

600

Page 265: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

que marcharse a Francia mucho antes de que comenzarala insurrección. Estaba en Madrid, según decían, paraaconsejar a los españoles sobre cómo administrar elpaís y probablemente buscaba empleo. esto es, antes deque los problemas desembocaran en una guerra abierta.Se declaró neutral ante mí después de comenzada la lu­cha, y debe haber convencido a los españoles de que losfavorecta a ellos o de otro modo lo habr/an alejado rdpi­damente de Madrid. .. " 1

Del Hotel del Príncipe, después de despojarse cuidadosa­mente de ~a banda de Mariscal Báez pasó a la Presidencia de laRepública, y la estrella de Cazneau, o sea Cora, comenzó a re­fulgir espléndidamente en los cielos de Santo Domingo.

El Secretario de Estado norteamericano Seward decidiópasar unas vacaciones en este país y Cazneau lo sometió ensu propia casa a un tratamiento seductor, "lo arreó por lascalles de la ciudad de Santo Domingo" e hizo que el Presi­dente Báez le hiciera un recibimiento público. Seward encon­tró que el Presidente Báez era "un hombre de pequeña estatu­ra y de aparienciaatractiva... Al menos así-le pareció a su hijoFredrick que le acompañó por el "edén invernal" como lla­maba Cora a este paraíso. Como resultado de esta visita elPresidente Johnson (el de 1865, que no debe confundirsecon el Presidente Johnson de 1965 por la extraordinariasimilaridad de las situaciones en que, uno y otro, llegaron alpoder y se vieron envueltos en 'una aventura dominicana) 2

designó a Cazneau "comisario cónsul general norteamerica­no en la República Dominicana".

Tansill, obra citada, página 268.

2 El Johnson de 1865 (Andrew) era vice-presidente cuando fueasesinado Lincoln y en esa circunstancia ~sumió la Presidencia delos Estados Unidos. El segundo Johnson, (Lindon B.) era tambiénvice-presidente cuando fue asesinado Kennedy yen esa circunstan­cia similar asumió la Presidencia, viéndose envuelto en otra ingrataaventura dominicana al disponer una nueva intervención militar en1965.

601

Page 266: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Báez no tardó en dirigir una carta personal al PresidenteJohnson "que era una plegaria por la amistad y el reconoci­miento': 1 Este reconocimiento llegó por fin el 17 deseptiembre de 1855, o sea 22 años después del establecimien­to definitivo de la República. Pero Báez no era ya presidente.A pesar de que Báez había resultado según afirmaba Cora alSecretario Seward, "un norteamericano bastante au téntico", 2cuando un nuevo movimiento revolucionario lo derrocó serefugió en la residencia del cónsul francés.

Las negociaciones siguieron, no obstante, con Cabral, elnuevo Presidente. Un nuevo agente comercial norteamericano,J. Somers Smith llegó al país Y, el Presidente fue a presentar­les sus saludos. En su obra mencionada, Tansill recoge un se­ductor intercambio verbal entre ambos:

- General, [cuál es la situación en su paú? Contestó:- Somos muy pobres y no sé que podemos hacer. ¿Nos

pueden ayudar, Cónsul?- Bueno -dijo- quizás podamos. ¿Qué desean ustedes?- No sé exactamente, dijo.- Envieme su ministro de finanzas, dije yo.

El Ministro de Finanzas vino al día siguiente Y yo lepregunté:

- ¿Qué desean? .- Queremos como un millón, dijo. Y dije yo:- ¿Qué indemnización nos pueden dar? No podemos dar

dinero sin recibir algo en compensación. Respondió.- Tenemos minas de carbón en Samaná,- [Oh, dije yo, tenemos mucho carbón en los Estados

Unidos: queremos algo mejor. ¿Qué le parece la bahtade Samaná como una base naval?Pensó que era factible."

Refiere Tansill que "animado por esta conversación, JoséG. Garcia, el Canciller dominicano, escribió a Seward el 8 denoviembre de 1866 solicitando el avance de un millón de dó-

Tansill, obra citada, página 272.

2 Idern, página 275.

602

Page 267: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

lares "en calidad de empréstito y en condiciones justas, equi­tativas y razonables.. 1

Al llegar a este punto, es lo indicado que quitemos lapalabra al Sr. Tansill y se la pasemos al canciller dominicano,nada menos que el historiador nacional. El historiador Gar­cía, a diferencia de Tansill, nos permite orientarnos en elpapel del pueblo dominicano y su relato nos muestra que to­das esas "revoluciones" y cambios de actitudes de los perso­najes durante esos episodios, no eran sino la manifestaciónde las presiones populares, carentes de una encarnadura físicaque permanecía flotante en la imagen fugaz de Duarte, en susprédicas, en sus sacrificios y en su recuerdo. El lenguaje delpueblo era la acción. Pero el sentido y las directrices de esaacción se expresaba de manera impalpable por medio depresiones, murmullos y a veces hasta en oscuras cantaletas,De alguno que otro que entraba en oscuras maniobras prontouna voz anónima salía a la palestra diciendo que el personajeen cuestión:

No me gusta a míPrimero "cacharro"y después "mambi" 2

"El rasgo más caracterisitico de la vida social en nuestrotiempo, -dice nada menos que el General La Gándara ensus famosas memorias- es el influjo cada vez mayor ymás decisivo de la opinión pública: todos los pueblos bus­can a porfia medios para que su manifestación pueda serrápida, tranquila y veraz, combinando los que ofrecen latribuna y la imprenta, de suerte que reciprocamente seapoyen, se corrijan y se completen... "

Pero volvamos al antiguo Canciller y ahora historiador,Don José Gabriel García magnífico testigo en una ocasión enque él mismo era actor de primera categoría. La versión que

Idem, página 278.

2 García, COMPENDIO, T. IV, página 33.

603

Page 268: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

nos ha legado en su COMPENDIO acerca de aquel episodio esla siguiente:

"Nacida la República a la vida autonómica, como essabidocon el pecado original del desacuerdo de sus hijosen materia de independencia, que unos aspiraban a quefuera absoluta, y otros solamente relativa, no habían ser­vido de escarmiento por desgracia las controversias susci­tadas por esa rivalidad en el pasado, en que se empeñarontantas glorias y se gastaron tantas reputaciones bien ad­quiridas; ni las calamidades acarreadas por la anexiónespañola, tan funesta para los dos pueblos, habían basta­do para evitar que la semilla de la idea antinacional,regada sigilosamente por sus tradicionales sostenedo­res volviera a germinar poco a poco, formando proséli­tos que, atraidos por Joaquin Delmonte, el más convenci­do de todos, no tardaron en acercarse al cónsul america­no, Mr. John Sommers Smith, para inducirle en falsasapreciaciones sobre el estado de la opinión pública, quehalagando sus intereses personales le movieron a escribir asu gobierno, de quien, sin duda, tenia instrucciones sobreel particular, que 'era cierto que cualquier arreglo que sedeseara podfa obtenerse sin dificultad'; viniendo a coinci­dir con esta manifestación la propuesta hecha en el go­bierno por uno de sus miembros de solicitar de los Esta­dos Unidos, en calidad de préstamo, un millón de pesosen armas y dinero, bajo condiciones justas y razonables;idea que no obstante algunas objeciones hechas respectode lo extraño del procedimiento, fue acogida por la ma­yoría del consejo, haciéndose la solicitud lisa y llanamen­te sobre el empréstito el 8 de noviembre de 1866. Estasolicitud debía ir apoyada por una comunicación delcónsul Smith, quien de acuerdo con los promovedores delplan, aseguró al ministro de estado que estaba autorizadoa ofrecer a los Estados Unidos la explotación de minasde carbón de Samaná y la cesión de los cayos Levantadoy Carenero, situados a la entrada de la bahía, suplicandoque en caso de negativa se considerara esta oferta como

604

Page 269: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

confidencial, a fin de que no perjudicara las relacionesdela República con otras potencias.

"El gobierno americano, que deseaba hacía tiempopor motivos maritimos, comerciales y politicos, teneruna estación navalen las Antillas, a cuyo propósito obede­ció probablemente la visita del ministro Seward al presi­dente Báez en 1865, acarició como era natural, la espe­ranza de obtenerla fácilmente por medio de un arreglocon la República Dominicana, y bajo esta impresión des­pachó al subsecretario de estado, Mr, Frederick Seward,acompañado del Vicealmirante Porter, con plenos pode­res para concluir, como el único medio de prestar a laRepública la ayuda que necesitaba, un tratado de venta oarrendamiento de la península y bahía de Samaná, ofre­ciendo por precio de la cesión proyectada dos millones depesos, pagaderos mitad al contado y la otra mitad en ar­mas y municiones, debiendo acordarse la soberanía com­pleta de los Estados Unidos sobre el territorio que le ce­dieran. En presencia de este desenlace para el cual noestaba el gobierno preparado, pues-como se ve había cai­do en un lazo al acoger cándidamente la idea del emprés­tito, se dividieron las opiniones de los ministros, y mien­tras que los de guerra y marina y relaciones exteriores pi­dieron que no se tomase en consideración el asunto, y elde interior y policia buscaba medios de llegar a un arre­glo en que no peligrara el dominio inmanente de la penin­sula, el general Pablo Pujo1, que estaba ya al frente delministerio de hacienda y comercio, no vaciló en prestarletodo su apoyo. Debia decidir el punto el voto del presi­dente Cabral, quien pidiendo permiso paraasesorarse conlos generales Pedro Alejandrino Pina y José del CarmenRetnoso, sus amigos íntimos, concluyó después de oirlos,por negarse en absoluto a conocer de un asunto tan con­trario a la constitución que había jurado cumplir, la cualprescribia que 'ninguna parte del territorio de la Repúbli­ca podía ser jamás enagenada'.

En vista de tan terminante resolución, pusieron en juegolos partidarios de la idea todos los medios Itcitos, y aún algu-

605

Page 270: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

nos reprobados, que les parecieron oportunos, para impedirel rompimieno definitivo de las negociaciones. Pero todo fueinútil, y el subsecretario de Estado tuvo al fin que retirarse,confesando a su gobierno que 'le era imposible llegar a unarreglo con la República Dominicana bajo las bases de las ins­trucciones que tenía, porque esta República ofrecía simple­mente conceder privilegios que se podían obtener sin tratadoen cualquier parte del mundo civilizado'; aunque haciendo,sin embargo, la observación que, informes extraoficiales le su­girieron, de que los 'hombres influyentes del país compren­dían perfectamente que el transferimiento de la bahía de 5a·maná a los Estados Unidos sería ventajosos para los dos paí­ses, pero que no se atrevían a asumir la responsabilidad deesa medida por miedo a la opinión pública, o lo que es más, alas prevenciones del pueblo dominicano..." 1

Como ocurría cada vez que estos manejos antipatrióticostrascendían al pueblo, estalló la revolución. Los acontecimien­tos se desencadenaban espontáneamente, a veces sin razónvisible y en no pocas ocasiones con resultados contraprodu­centes. Según nos refiere Moya Pons, "la denuncia de que Ca­bral pensaba vender laBahía de Samaná a los norteamericanos,apenas dos años después de terminada la anexión a España, lehizo perder la poca popularidad que le quedaba y la revolu­ción siguió ganando fuerzas. A finales de 1867, cuando elenviado del Gobierno dominicano Puiol en Washinton quisocontinuar las negociaciones, la revolución estaba a punto detriunfar y las tropas baecistas se acercaban peligrosamente ala Capital... ". 2 Tansilllo cuenta así:

"El Gobierno de Cabral lo había arriesgado todo contan­do con el éxito de la misión de Pujol (siempre Pujol) enlos Estados Unidos, y al pasar las semanas sin la llegada denoticias favorables desde Washington en relación con elarrendamiento de la Bahía de Samaná, los partidarios delgobierno abandonaron toda esperanza de resistir al avan­ce los ejércitos revolucionarios. En febrero de 1868 se

Memorias del General La Gándara.

2 García, COMPENDIO, T. IV, página 143.

606

Page 271: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

instituyó un Gobierno Provisional en la ciudad de SantoDomingo y no tardó en circular el rumor de que Buena­ventura Bdez, que ahora residia convenientemente en Cu­razao, seda invitado a regresar como Presidente de la Re­pública..... 1

Regresó. Apenas pasado un mes, el 2 de mayo de 1869,asumía esa alta investidura por cuarta vez.

Este gobierno se caracterizó por la desesperación de unaclase social que había llevado al grado más profundo su des­composición histórica. El mismo Moya Pons apunta que "lavida dominicana se degradó hasta el exremo de ver a su Presi­dente convertido en un aventurero con el único empeño desacar dinero de la venta de la República a otros aventurerosnorteamericanos, entre los cuales también se encontraba elPresidente de los Estados Unidos, Ulises Grant... " 2

-4-

Esta loca aventura duró seis años y, como que la respues­ta popular no cejó un instante, la Guerra se llamó también de"Los Seis Años".

No entremos en los pormenores del sacrificio que unaguerra tan prolongada supone para un pueblo que brota en elseno de una sucesión interminable de increfbles devastaciones.y de revoluciones incesantes. Y solo. Además sería inútil. Laimaginación no alcanza la infinitud en que se pierde cada ins­tante. Pero esto habría sido lo de menos porque uno de losaspectos más admirables de este pueblo es su capacidad y suvoluntad de supervivencia. De modo que, cualesquiera quehubieran podido ser estos sacrificios, quedaba en el trasfondode ellos la convicción profunda de que con la victoria venñríala recuperación, aunque esta recuperación no se hubiera tra­ducido en otro resultado que el de sobrevivir.

En cambio, lo que sí amerita una constancia es el hechode que la dictadura baecista, particularmente feroz en esta

Tansill, ob cito página 306.

2 Moya Pons: MANUAL, ob. cit., página 369.

607

Page 272: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

estapa, infligió a este pueblo unas heridas que tardarían muylargos años y le ocasionarían muy profundos sufrimientosantes de sanar, si es que alguna vez sanaron.

Una de ellas fue el empréstito Hartmont. Esta malignamaniobra financiera fue la mayor estafa que haya podidoperpetrarse jamás contra este pueblo. La suma por la cualse hizo el préstamo asecendía a 420,000 libras esterlinas,equivalentes a unos dos (2,000,000) millones de dólares.Hartmont, un estafador que trabajaba con nombre supuestoy tenía graves problemas con la policía, * tuvo la perspica­cia de inscribir esta deuda en la Bolsa de Londres con locual adquirió una extraordinaria fuerza y, sobre todo, la capa­cidad de emitir bonos fuertemente garantizados. De operaciónen operación, y con un título oficial de representante del Go­bierno dominicano, Hartmont convirtió la deuda original enotra que ascendía a cerca de un millón (l,472,500) libras ounos 7 millones de dólares.

Esta suma, verdaderamente fabulosa en 1869, Y todavíahoy, no fue recibida jamás, ni siquiera en su monto original,por el Gobierno dominicano. Toda esta tremenda estafa setradujo en algo así como unos 150 mil dólares o mucho menosque recibió el Sr. Báez. Desde luego, también 150 mil dólareseran una bonit ísima suma en esa época si le caían graciosa-

• "Hartrnont era un tipo siniestro que se cambiaba el nombre cadavez que la justicia lo atrapaba. Un rumor sostenía que era un nati­vo de Luxemburgo cuyo nombre real era Edmond Hertzberg.Durante un tiempo estuvo conectado con la firma Armand andCompany de Burdeos, pero falsificó una carta de cambio a nombrede su patrono y fue sentenciado a cinco años de cárcel. Huyó aInglaterra y dio inicios a una carrera de negocios como comercian­te en Londres. En marzo de 1867 fue declarado en bancarrota,pero el año siguiente pudo restablecerse en los negocios bajo elnombre de Hartmont y, atraído por las esperanzas de grandesganancias obtenibles en las inversiones dominicanas, visitó a SantoDomingo y obtuvo una concesión (el 8 de mayo de 1869) pararemover y vender guano de la Isla de Alta Vela (Alto Velo)...Hartmont regresó a Londres con una comisión para servir comoCónsul General de la República Dominicana..." Véase Tansill, ob.cit. página 412.

608

Page 273: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

mente en las manos a un mísero mortal. Pero Hartmont reci­bió como cuatro veces esa suma en concepto de comisiones.

y no era todo. Para garantizar el pago de esa deuda elGobierno daba en prenda un pequeño tesoro: los ingresos delas aduanas, los bienes nacionales incluyendo las tierras comu­neras, las minas de carbón de Samaná lo que significaba prác­ticamente la península y la bahía que por sí solas sobrepasa­ban con creces las sumas ya abultadas, y los bosques delEstado, o sea la caoba, el guayacán, el campeche y otras ma­deras que por sísolas habían sostenido al Gobierno de Ferrandy en gran parte al país entero durante siglos. Y todavía la ro­mántica islita de Alto Velo llamada así por Colón porquesiempre coronada por unas nubes blancas parecía una noviaceñida de un alto velo. Esta islita atraía por una especie defascinación romántica a las aves migratorias y a los mercade­res norteamericanos, quienes habían descubierto que, entreamores y amores, las aves depositaban y abandonaban un pre­cioso guano altamente cotizado por aquellos días. Al regresarde cada año encontraban que sus alcobas habían sido comple­tamente higienizadas. A pesar de ello, las aves no enarbolaronallí ningúna bandera. Pero los norteamericanos sí. El historia­dor García fue de los participantes en una acción del Gobier­no dominicano para restablecer la soberanía y enarbolar labandera dominicana con los correspondientes escarceos diplo­máticos.

La famosa deuda Hartmont enterró a Baez y siguió ente­rrando gente a todo lo largo del siglo, se continuó en el siguien­te y trajo más de una intervención militar norteamericanacon todas las consecuencias que una imaginación exaltadapuede suplir. Por generaciones enteras millones de domini­canos tuvieron que sacar de sus bolsillos privados las escuáli­das moneadas que una vida económica precaria permitíaocasionalmente depositar en ellos. A millares y millares lescostó la vida la protesta. Y, de esa manera, el Sr. Baez pudomantener durante algunos años la pulcritud y el refinamien­to de sus modales...

Pero no era suficiente. La ambición no era de alto velosino de alto vuelo y la meta se convirtió en la venta, no yadel islote romántico sino de la Isla entera, aunque por unadeficiencia histórica solamente podía disponerse de la parte

609

Page 274: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

correspondiente a la República Dominicana. Moya Pons diceque Baez fue "cambiando poco a poco la idea de Samanápor la de la anexión de todo el país a los Estados Unidos... "

y naturalmente volvió a entrar en escena el susodichoGeneral tejano William L. Cazneau, su fascinadora consorteCora Montgomery y un aliado de una lucidez resplandeciente,el Coronel Joseph W. Fabens. Estos "imperialistas escogidos"como les llama Tansill inundaron a Washington con un verda­dero ciclón de argumentos, folletos, cartas, mensajes secretosy hasta fotografías de edificios y muchachas en las playas, alos que sumaban una actividad extremadamente refinada yconstante para atraer a los políticos y personajes de todo tipocapaces de influir en las decisiones de las altas esferas guberna­mentales norteamericanas.

El verano de 1868 no fue una estación muy propicia paraeste tipo de actividades. Una ola de críticas periodísticas sehabía desencadenado en todo Estados Unidos en contra de laexpansión colonialista. El TRIBUNE de Nueva York publicóun suelto encantador que ilustra el estado de opinión el día 16de julio de ese año:

"CABALLEROS que quieran vendernos el norte de Méxi­co, la Baja California, Saint Thomas, Saint John, laBAHIA DE SAMANA y otras chucherias, comprendan deuna vez por todas que debe existir el consentimiento deambas Cámaras del Congreso o de lo contrario no habránegocio válido, Tenemos bastantes deudas y no mucho

" *oro...

En Santo Domingo la atmósfera estaba mucho más cal­deada. Con una diferencia, allí la batalla era verbal mientrasque aquí la batalla era genuinamente campal. En realidad lagran Guerra civil solo brevemente pudo ser denominada de laRestauración, que fue más que otro episodio, matizado por lapresencia de las tropas españolas. Una vez evacuado el territo­rio, los restauradores cambiaron las cintas que colocaban ensus sombreros para distinguirse,durante las refriegas cuerpo-a

* MANUAL, página 370.

610

Page 275: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

cuerpo, de los voluntarios dominicanos alistados en el ejérci­to español. Al subir Báez al poder, los baecistas se pusieroncintas rojas y sus adversarios cintas azules. Rojos y azulescontinuaron ahora la guerra, no contra España sino contra losEstados Unidos. Ahora el Capitán General La Gándara se lla­maba Buenaventura Báez. Frente a él, algunos de los capita­nes más brillantes de la Restauración, Luperón, Cabral, Pi­mentel, e inclusiva Ulises Heureaux cuya carrera personal se­guía en ascenso.

Desde el primer momento Báez se percató de que lasilla presidencial estaba totalmente desvencijada y exigía unapuntalamiento rápido y, más aún, desesperado. El avispadoCoronel Fabens logró que viniera el profesor geólogo Gabb ainvestigar los tesoros mineros sobre la base de unas modestasconcesiones, la quinta parte, de las tierras exploradas, y seafirma que al terminar las exploraciones "por lo menos la dé­cima parte de todo el territorio de la República Dominicanase encontraría bajo el control de Fabens y Cazneau". Pero laguerra ardía en todas partes. El Gobierno fusilaba en SanCristóbal pero se batía en Neiba mientras Luperón le dabapicotazos de un lado al otro llenándose de gloria.

Mientras tanto, Fabens y Cazneau multiplicaban sus afa­nes, incorporando nuevos elementos a su programa anexionis­ta. Harmont conectó con el plan y le otorgó a ese otro aven­turero unas 1,000 libras esterlinas por sus servicios. SegúnTansill,

"No importa a donde uno mirara (Harmont, la firma lon­dinense Peter Lawson and Company, el geólogo WilliamGabb, el Presidente Grant y el Presidente Báez (la Bahíade Samaná o la Isla de Alto Velo) en el asunto de lasoportunidades de inversión en la República Dominicana,dos figuras estaban siempre presentes, Joseph W. Fabensy William L. Cazneau... "

La revolución había engarzado con los acontecimientoshaitianos poniendo al Presidente Salnave del lado de Baez y aNissage Saget en contacto con los azules. A fines de ese año,Salnave tuvo que abandonar Puerto Príncipe y decidió for­zar el paso de la frontera trabando combate con Cabral para.

611

Page 276: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

unirse a las tropas de Báez en Azua. El fracaso le fue fatalporque a la postre fue entregado a su enemigo y fusilado, conlo cual Nissage, amigo de los azules, se convirtió en un súbitodolor de cabeza para Báez. Inmediatamente se dirigió al cón­sul americano, Smith, quien dicho sea de paso condenabatanto las aventuras de sus compatriotas Fabens y Cazneau co­mo la fiebre anexionista del propio Báez, y sostuvo la siguien­te conversación que Smith comunicó a sus superiores con suhabitual estilo, palabra por palabra :

"El señor Báez me convocó en noviembre; solia convocar­me tres o cuatro veces al día. Lo fui a visitar por solicitudsuya el 8 o el1 Ode noviembre de 1868, y me dijo:- Quiero pedirle algo.

Le pregunté:- ¿Qué es?

Dijo:- ¿Enviarla usted un mensaje en mi nombre a los Esta­

dos Unidos? Quiero enviar una propuesta a su Gobier­no...Le dije:

- Redáctela, envieme a Delmonte, indíqueme su natura­leza, y yo la enviaré con mi hijo. Pero, señor Báez, yaque él vuelve allá por cuenta de usted, tendrá usted quesoportar los gastos. . .El señor Báez replicó:

- Cónsul, somos muy pobres; no tengo ni un dólar; perodespués de realizada la transacción, si usted ha incurri­do en gastos, lo cual, naturalmente, habrá ocurrido, yole pagaré ..Le dije:

- No puedo saber si mi gobierno estard dispuesto a pagarsu mensajero, pero veré lo que puedo hacer. . .Visité a un amigo y le dije:

- Deseo mil dólares para enviar a mi hijo a nuestro paíscon una propuesta para el Gobierno de los EstadosUnidos.El me dijo:

- Puedes disponer de lo que quieras.Le dije a mi hijo que se preparara para llevar la pro-

612

Page 277: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

puesta a los Estados Unidos.. Mi hijo regresó a la Pa­tria y él fue la causa del párrafo del mensaje del Presi­dente Johnson de diciembre de 1868 en el cual afirma­ba que habla llegado el momento en que era necesarioindagar sobre los asuntos en Santo Domingo ... "·

Con Grant le fueron mejor las cosas a Báez que con John­son y una de las primeras alegrías fue la visita del General Or­ville E. Babcock quien, sin tener credenciales para ello, sellevó un plan perfectamente articulado de regalo para su Pre­sidente. En su segundo viaje al país fue él quien vino con elplan doblemente articulado, un primer proyecto, la anexióny, si fracasaba, un segundo proyecto, el arrendamiento de Sa­maná. El artículo 6 del proyecto de Tratado establecía queno debía haber "donaciones ni concesiones después de la fir­ma del tratado". A Báez le resultó un estorbo. El GeneralSacket, quien había acompañado a Babcock, declaró en unainvestigación del Senado las molestias que ese artículo habíaocacionado. No es posible prescindir de esta deliciosa escena:

"Justo cuando el articulo sexto... estaba bajo considera­ción, (los funcionarios dominicanos) lo objetaron durantemucho tiempo... y el General Babcock se molestó muchopor ello, y me dijo:

- Parece que algo no anda bien aqui.La conversación cesó y él se levantó y se dirigió hacia

la ventana, y estaba mirando por la ventana cuando elPresidente Bdez se volvió hacia mi y dijo:- Yo les diré lo que queremos: el general Babcock fuemuy bueno con nosotros el verano pasado; envió al capi­tán Queen con el Tuscarora para capturar este Telégrafo yperseguirlo hasta un lugar donde fue apresado por los in­gleses; y entonces también el Sr. Smith habia sido muyantipático con nosotros, y nosotros presentamos ciertasquejas al general Babcock y él las investigó y las presen­tó ante el Presidente y el Sr. Smith fue cancelado y el Sr.Perry fue enviado en su lugar; y por estas cosas, demos-

• Tansill, ob. city. página 313.

613

Page 278: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

trando gran bondad por parte del general Babcock, nosgustaría hacerle una donación de tierras en Samaná.

Yo le dije al Presidente en español:- Señor Presidente, algo así podría matar el tratado en

cuestión de minutos.- Bueno, dijo él, queremos hacerlo como un acto de ge­

nerosidad, y no podemos hacerlo si esto se incluye enel tratado; lo que queremos hacer es firmar el tratado,que sea presentado ante nuestro Senado mañana; ellosdonarán esta tierra, y entonces haremos que el sextoartículo sea fechado dos días después.Yo le dije. fA Babcock)

- General, ¿sabe usted lo que ellos persiguen?El dijo:

...¡No.Dije yo:

- Ellos quieren donarle una tierra en Samaná y quierenque este artículo sea fechado dos días después.Babcock levantó las manos y dijo:

- ¡Dios mío! ¡Cualquier cosa semejante arruinaría eltratado, no puede ser!Báez dijo:

- Muy bien; solo queríamos hacerlo como un acto debondad.Entonces rumó el tratado inmediatamente y allt termi­nó todo." *

Terminó todo el relato pero no la.vida. Tan pronto comose firmó el tratado, Babcock entregó al Gobierno"la suma deS150,000 dólares y partió acompañado de Sacket el 4 dediciembre de 1869 para Samaná con el" propósito de izar allíla bandera norteamericana y echar la bandera dominicana enel "safety can': Cuenta un emocionado testigo que aquellofue un verdadero acontecimiento espiritual. "El domingosiguiente, después de haberse izado la bandera americana,estuve presente en los servicios de la Capilla americana wes­leyana. Todo el local estaba lleno de personas bien vestidas,reposadas, constituyendo una congregación devota, que había

• Idem, página 446 .

614

Page 279: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

venido a dar gracias a Dios por las bendiciones que en breverecibirían por el establecimiento de un buen Gobierno... ElCapellán, Reverendo Jacob James, pronuncio un serm6n vigo­roso y bien razonado sobre el carácter del gran cambio polttt­ca que en breve ocurrirta... La escena fue conmovedora, puestoda la congregaci6n, compuesta por varios centenares de per­sonas, recibi6 sus palabras con lágrimas y sollozos de alegríay gratitud.:" •

El conmovido testigo que así informaba al Secretario deEstado Hamilton Fish era nada menos que el Coronel Fabens.y si la congregación era "wesleyana" y su ilustre reverendoera Mr. James, difícilmente podía manifestarse allí la másmicroscópica vibración de la espiritualidad dominicana.

Esa espiritualidad se estaba depurando a cañonazos enSan Juan donde el General Cabral, después de suscribir unaprotesta pública por aquella ignominia, había desatado unaofensiva con éxito, derrotando a las tropas gobiernistas des­pués de sendos combates que duraron tres horas y derrama­ron dos de sangre en Viajama y el Túbano. Por su parte,Luperón había lanzado su propia protesta desconociendo alGobierno de Báez. Llovieron las exposiciones al Senado do­minicano y al Departamento de Estado de Estados Unidoscondenando la enagenación del territorio nacional, firmadaspor prestigiosos hombres públicos, José Gabriel García entreellos. Los periódicos independientes libraron, según refiereéste mismo, una batalla impresionante. Hubo un nuevo alza­miento en Guainamosa. Otro en Puerto Plata. Y aún una tra­ma sofocada a tiempo en la misma Capital. El Gobierno fusi­laba a troche y moche. Pero la guerra continuaba.

Tampoco en los Estados Unidos había terminado todo.Quedaba por delante la batalla en las Cámaras y allí el pro­yecto tenía que superar una montaña llamada Sumner.

-5-

Charles Sumner (1811-1874) era una noble figura.Después de graduarse de abogado en 1830 y ejercer su profe-

• Sumner Welles: LA VI~A DE NABOTH, Santo Domingo, 1973,Tomo 1, página 362.

615

Page 280: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

si6n en el clima distinguido de Bastón pasó tres años en Euro­pa en la flor de su juventud y de su talento. Como fruto talvez de esas experiencias, abrazó la causa abolicionista y seconvirtíó en uno de los líderes más destacados de ella, antes ydespués de la Guerra Civil. Sumner Welles, su hijo, piensa queeste campe6n de los "derechos humanos" como se dice hoy,vio en el proyecto de anexión de Santo Domingo a EstadosUnidos una amenaza para la independencia de Haití. Es unhecho que durante una conversación que sostuvo Sumner conel ubicuo Coronel Fabens la preguntó si éste creía que la ane­xi6n se detendría con Santo Domingo.

"- [Oh, no! -contest6 el enviado dominicano- usted debeposeer también a Haití. . . "1

y no fue solo Sumner quien vio las cosas de esa manera.El representante haitiano en los Estados Unidos dirigió unaprotesta al Departamento de Estado alegando que el proyec­to de anexi6n de Santo Domingo constituía una amenazapara la independencia de su país. 2

La verdad es que en los Estados Unidos, y en la mismaEspaña desde 1795 en que la cedi6 por esa razón, esta islase consideraba perdida por la preponderancia de la raza negray lo más probable es que Sumner no se detuviera en hacerdistinciones metafísicas respecto de un lado y del otro. Loimportante es que para este hombre ilustre la dignidad huma­na estaba por encima de las configuraciones raciales y de losprejuicios que en ellas se alimentan. A esa convicción con­sagró el último aliento de su vida y no solamente su posiciónen el Senado. Pero derrotó al Presidente Grant y redujo elproyecto a un episodio más de los muchos que decoran laazarosa vida histórica de este país. El punto culminante desu propia vida fue el discurso que pronunci6 Sumner cuandoel proyecto fue presentado ante el Senado:

"La resolución ante el Senado obliga al Congreso a tomar

1 !ansill, ob. cit., página 465.

2 ~Patterson. V. Sumner Welles, ob. cit. página 377.

616

Page 281: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

parte en una sangrienta danza macabra. Constituye esepaso una medida de violencia. Ya se han dado varios, yahora se le pide al Congreso que dé uno más... El propó­sito de esta resolución, como lo demostraré es comprome­ter el Congreso en una política de anexión... Es un pasomds en una medida de violencia que luz sido iniciada ymantenida hasta ahora por la violencia... Como Senador,como patriota, no puedo ver a mi país, permitiendo quesu buen nombre sufra sin hacer un esfuerzo para evitarlo.Báez es mantenido en el poder por el Gobierno de los Es­tados Unidos para que pueda traicionar a su país... LaIsla de Santo Domingo, situada en aguas tropicales y ocu­pada por otra raza no podrá convertirse jamás en unaposesión permanente de los Estados Unidos. Podréis to­marla por la fuerza de las armas o por la diplomacia,cuando un escuadrón hábilmente manejado puede másque un ministro; mas la jurisdicción impuesta por la fuer­za no puede perdurar. Ya un estatuto superior ha entrega­do esa Isla a la raza de color. Es suya por derecho de po­sesión, por estar mezclado su sudor y su sangre con latierra, por su posición tropical, por su sol reverberante ypor la inalterable naturaleza de su clima. Tal es el manda­to de la Naturaleza que no soy yo, por cierto, el primeroen reconocer.

"Santo Domingo es el primero de un grupo predesti­nado a la independencia en el Mar Caribe, y hacia el cualnuestro deber es tan evidente como lo son los Diez Man­damientos... " *

En Sumner se escucha la imponente resonancia del discur­so de Montesinos en los albores de la colonización y, unostres siglos después, el de Correa y Cidrón pronunciado en laUniversidad, ambos a dos pronunciados delante de los enco­menderos.

* En varias partes se encuentra este fragmento del discurso delSenador Sumner. Lo reproduce su hijo en LA VIÑA DE NABOTH,Tansill en la obra que hemos venido citando, Demorizi en elINFORME DE LA COMISION DE LOS ESTADOS UNIDOSEN 1870, etc.

617

Page 282: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Como consecuencia de esta apelación vehemente al cora­zón humano y al sentimiento de la justicia universal, Sumnerfue separado de su cargo como líder de la Comisión de Refa­ciones Exteriores del Senado por el Presidente Grant. Nomucho después se le acusó injustamente de insultar a lossoldados de la patria al proponer cierta resolución acerca delos hombres de las batallas de la Guerra de Secesión y, com­pletamente amargado por la .falta de nobleza de sus adeversa­rios, asistió a los debates que su propia causa promovía en elSenado. La acusación no prosperó y pudo tener la satisfacciónde oir que era absuelto entre las más cálidas manifestacionesde respeto. Sumner se retiró a su casa y aquella misma no­che cayó fulminado por la "angina pectoris". Murió lleno detristezas porque su mujer, a quien amaba, se había divorciadode él no mucho antes. Tal vez no se habían apartado todavíade su pecho las amarguras que le había producido el abrazarsea una causa hermosa y justa cuando las donaciones y las con­cesiones andan por medio. Y por fin el Presidente Grant que­dó libre de un adversario de gran talla. Pero en muchos luga­res y sobre todo en la memoria de las generaciones quedópara siempre la resonancia de su bello discurso:

"La resolución ante el Senado obliga al Congreso a tomarparte en una danza macabra... "

-6-

Báez no había dejado solo al Presidente Grant y a sus acó­litos en la lucha por el tratado. En Santo Domingo resucitó elprocedimiento de Santana convocando a un plebiscito paracuya aprobación contaba con todos los recursos habidos ypor haber. El Mayor Perry, quien había sustituido a Smithpor la renuencia de éste a suscribir los desafueros de Báez,firmó en su calidad de Cónsul o Agente Comercial en laRepública Dominicana el proyecto de tratado pero no seadhirió a los procedimientos puestos en práctica para impo­ner su aprobación. No cesó de reportar los abusos y los atro­pellos de que era testigo, denunció que las cárceles estaban

618

Page 283: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

llenas de opositores y que se amenazaba con el fusilamiento o laproscripción a toda persona que intentaba la más mínimaprotesta. Un ciudadano norteamericano que poseía conce­siones en las salinas de Monte Cristy desde los tiempos de laReanexión española, también se pronunció contra estas ma­quinaciones gubernamentales. Fue a parar a las cárceles bae­cistas, se le despojó de sus bienes y creó un tremendo embro­llo en Washington que contribuyó a nublar las perspectivas delproyecto. Todavía su caso, perpetuado en un expediente delos archivos de Washington conocido por el "Hatch Report",pues se llamaba Davis Hatch, constituye objeto de apasionan­te estudio. El plebiscito se llevó a cabo el 19 de febrero de1870 y arrojó un lindísimo resultado: 15,159 votos a favorcontra 11 en contra. Se dice que estos once votos fueronemitidos por el propio Báez, a quien le pareció que la unani­midad absoluta podía no resultar convincente.

y no debe haber dejado de producir sus efectos porque eltratado no fue rechazado de plano tras el brillante discurso deSumner. Uno de los partidarios de la mutual Grant-Báez pro­puso en su lugar el envío de una Comisión para investigar lasituación real en Santo Domingo. La llamada proposición deMorton prosperó y la Comisión vino a Santo Domingo. Estaes la misma Comisión a que nos hemos referido mucho másatrás, al ilustrar las concepciones prevalecientes en nuestropaís en torno a esa institución peculiar que denominamosterrenos comuneros." El informe resultó sumamente intere­sante para quien conociera a fondo el país y hoy, la altura decasi un siglo, constituye un verdadero monumento histórico.Posee el inmenso valor de estar compuesto por una serieabundante de testimonios directos que, aunque en muchosaspectos eran ajustados al propósito de favorecer la anexión,escapaban al control de los comisionados. Pero este valorinapreciable hoy, no se manifestaba como tal al Senado de1870 en Estados Unidos y por fin el tratado fue definitiva­mente rechazado. Al Presidente Grant no le quedó másremedio que resignarse y decidirse a remendar su prestigio,

• Ver supra, pág. 208.

619

Page 284: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

con lo cual demostró que no estaba construído de la mismapasta que el Presidente Báez...

La pasta de Báez era indudablemente de una consistenciamucho más sólida. Era un cíclope. Tenía un solo ojo rígida­mente fijo en un propósito inquebrantable, como el cañónBertha de largo alcance que bombardeaba a París en 1918.Cuando el tratado perdió interés, cambió de puntería..En vez de regalarle el país a los Estados Unidos decidióvendérselo a una compañía privada. Esta operación era mu­cho más cómoda puesto que si algún Congreso tenía que inter­venir, era el suyo. Y por allí andaban Fabens y Cazneau...

La historia dominicana parece complacerse en mostrarque sus luchadores más tenaces, más inquebrantablementeadheridos a la directriz de su pensamiento, más hábiles ensortear los obstáculos y en perseguir sus objetivos, han sidoaquellos que se han colocado exactamente en direcciónopuesta a la voluntad del pueblo. En las filas patrióticas no seencuentra un solo patriota integral, salvo Duarte y desgracia­damente desprovisto de ese calibre, capaz de exhibir la cohe­rencia, a veces inclusive hasta la fascinación de nuestros dés­potas. No es cuestión solamente de Báez. Es también SánchezRamrrez, es Santana y otros que sobrevendrían después. Nopuede negarse que junto a ellos hubo siempre otros persona­jes de brillantez incomparable: los Núñez de Cáceres, los Bo­badilla, los Delmonte, los Gautier que acaso fueron los pelda­ños que le dieron estatura. Pero también esta selección opor­tuna o el servicio que supieron obtener de ellos, es parte desu espectacularidad. Báez se enfrentó a un número impresio­nante de adversarios imponentes de los cuales sólo uno era desu temple, Santana, y era de su mismo linaje anexionista.En cam bio no se encuentra en las filas patrióticas uno solo, nisiquiera Luperón, quien rechazó reiteradamente el poder des­de donde podía realizar las aspiraciones populares, y quien sá­be si por atender a sus intereses personales como se le ha re­prochado varias veces," que fueran tan profunda y tan enérgi­camente consecuentes con sus principios, como estos campeo-

• Moya Pons, por ejemplo. Ver Manual, Pág. 385 y sigo

620

Page 285: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

nes de la enagenación nacional. La única explicación posiblees que aquellos ideales por los cuales se batía el pueblo, debíanser expresados y dirigidos por las personalidades que brota­ban del seno de la burguesía y, aunque no faltaron voces cali­ficadas, la clase social que representaban carecía de la prepon­derancia económica.del peso en la vida nacional que era im­prescindible. Esa puede ser la explicación pero la significaciónhistórica de este fenómeno no es otra: el pueblo dominicanoha sido el gran caudillo, el héroe integérrimo, el forjador in­comparable de su propia historia.

No hay en toda la historia de América un sólo pueblo que,sin carecer de innumerables héroes y de grandes hazañas indi­viduales, haya forjado su propia historia tanto en su conjuntocomo en sus etapas de una manera más anónima y, por consi­guiente, de manera más intrínsecamente popular.

Es justo reconocer que durante la guerra que tuvo que li­brar el pueblo dominicano para asegurar su soberanía, no care­ció de aliados. Summer, los cónsules Smith y el Mayor Perry,el ciudadano Davis Hatch, que tuvieron que soportar inclusiveel sacrificio, Nisage Saget y los países que abrigaron a sus exi­liados. A ellos se oponían fuerzas considerablemente superio­res. Toda la campaña de Báez para lograr la anexión estuvoapoyada por la asistencia naval, no menos de siete buques deguerra participaron en ella, de los Estados Unidos. Al 'Presi­dente Grant había que sumarle la astucia y la habilidad in­comparables de Fabens y Cazneau, De Babcock, deO'Sullivan,de Harmont, de los aventureros de Alto Velo y los recursosinfinitos del poder. Pero la actividad del pueblo no cesó nun­ca. Se batió siempre en desventaja y superando las constantesvictorias del Gobierno; llenó las cárceles, afrontó los fusila­mientos, soportó la miseria infinita, y gritó sin cesar frente alos organismos colegiados de Estados Unidos y del país a tra­vés de mensajes, artículos de prensa, manifiestos revoluciona­rios, cantaletas populares y hasta nombretes peyorativos. Se­mejante lucha merecía la victoria.

Pero no de inmediato. La próxima fase fue el cambiode puntería de Báez, quien se presentó el 2 de enero de 1873ante el senado de su país, después de dejar contancia de supoder tras sus victorias contra las armas revolucionarias y suvisita en plan de vencedor al Cibao, y allí en el Senado decla-

621

Page 286: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

retomo a la concordia del pueblo dominicano, sobre la base dela reafirrnación de su soberanía y de un programa de trabajosustentado en la paz y en la libertad. 0, lo más lógico, presen­tar su renuncia reconociendo su incapacidad para llevar acabo esos planes sino era en base a la enagenación del territo­rio nacional. Pero Báez no hizo ninguna de las dos cosas, Elanuncio fue una nueva declaración de guerra. Según SumnerWeUes,

"Aseguró a los senadores que estimaba estar más deacuerdo con el progreso de la civilización y los verdaderosideales del pueblo dominicano al llegar a un acuerdo conuna compañia particular para el arrendamiento del terri­torio. Trasmitia al mismo tiempo al Senado, un contratoque 3U representante, don Manuel Marta Gautier, hablaconvenido con una asociación compuesta de varios finan­cieros de New York incorporados bajo el nombre de"Samana Bay Company ofSanto Domingo. . . " *

Son dignas de reproducirse las palabras con las cuales elautor mencionado, inicia un nuevo capítulo, el que denomina"De Báez a Heureaux", después de describir el contenido delas estipulaciones del nuevo convenio de entrega del país.

"En el año de 1873, ocurriá de nuevo en la Repúblicael fenómeno social y politico que periódicamente se habíamanifestado en la Historia dominicana: un contagioso yfebril deseo de obliterar el pasado, y de crear una nuevaera bajo la dirección de nuevos jefes y bajo nuevos auspi­cios. Este anhelo estuvo siempre asociado a los fines delos instigadores de revoluciones que continuamente esta­ban en estado de fermentacíán: siendo el resultado, mdsbien, como en el presente caso, del cansancio y el des­contento de los jefezuelos de cada comunidad, formadoresde la opinión pública, por el desastre y la devastación oca­sionada al país por los jefes que le había sido impuestos.Esta aspiración manifestada al principio por algunos gru-

• Sumner Weller, ob. cito pág. 384, Tomo 1.

622

Page 287: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

ró por medio de un mensaje en el cual expuso que "había ce­sado la necesidad de anexar la República o arrendar la Penín­sula y la Bahía de Samaná a los Estados Unidos".

Era de esperarse que el próximo anuncio fuera el de quese procedería de inmediato a la reconstrucción del país y el

pos en distintas partes del Pais, fue infiltrándose poco apoco a través de toda la masa analfabeta que obedecía asus jefes locales. . . " 1

Una sola reserva. Precisamente esta "masa analfabeta" noobedecía a sus jefes locales. Por el contrario se imponía a susjefes locales. Esta simple inversión del planteamiento es loque hace posible comprender la naturaleza providencialdelproceso histórico dominicano. De improviso la guerra brotócon renovado vigor. Se multiplicaron los fusilamientos. Co­rrió abundantemente la sangre que esta vez no fue solamentela sangre roja de los "azules" sino de los propios rojos. Larevolución entró en las mismas venas del Gobierno y comen­zó a perfilarse una completa unidad nacional en la que los vie­jos caudillos que habían mantenido la resistencia militar con­tra Báez durante estos seis años fueron sustituidos por pro­mociones nuevas. Entre los fusilados estuvieron algunos "ro­jos" que se levantaron en el Cibao pero tam bién la de un gru­po de revolucionarios encabezados por el General Manzuetaquien había sido capturado, al decir del historiador García, 2

"a favor de una traición odiosa" después de mantenerse pró­fugo "desde la caída del ex-presidente Cabral por las escabo­ras serranías de la Hilera Central..."

Báez y la "Samana Bay Company" estaban condenados aojos vistas. Uno de sus gobernadores, el de Puerto Plata, Igna­cio María González, encabezó un movimiento cuyo nombre­sin mayores aditamentos debía sacudir los impulsos históricosde la "masa analfabeta" por el simple hecho de su formulaciónsin necesidad del programa que, en efecto le sirvió de base: se

1 Idem, página 389.

2 García, COMPENDIO, Tomo IV, página 218.

623

Page 288: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

llamó el "Movimiento Unionista Nacional" y la unión estalló.El 2 de enero de 1874 Báez se dio cuenta de que estaba venci­do. Presentó su renuncia y emprendió el camino del destierro.Ulises Espaillat, quien por esta feliz circunstancia pudo aban­donar la cárcel, describió al acontecimiento de la siguientemanera:

"Una sola opinión reinaba en el país. Una sola convicciónexistía. Una única necesidad se hacía sentir. La opinión,la convicción, la necesidad de unir en uno solo todos lospartidos, trayendo otros hombres al poder... Aquellosque se deleitaban de an temano con toda la sangre que es­peraban hacer correr en el Cibao; aquellos que se habíanformado para sí una poesia de los lamentos de las victi­mas y de las lágrimas de sus desoladas familias; esos hom­bres, en fin, que en su delirante sistema pedian sangre,más sangre, iban a caer sin lucha al grito de Union, Fra­ternidad, Concordia. La hora fatal que llega a los malosgobiernos, habla sonado. Aquello se desmoronó sin ruido,cayó sin lucha, vergonzosamente. Tremenda lección. . . " *

• Idem, página 223.

624

Page 289: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

INDICE

LA NOCION DE PERIODO EN LA HISTORIADOMINICANA

VOLUMEN 11

LA EPOCA DE LAS ANEXIONES

Pequeña Introducción 331Esquema V 333

A. PERIODO DE LA DEPENDENCIA 1809 - 1844 337

LA PRIMERA ANEXION A ESPAÑA (1809-1821) 339LA ANEXION A LA GRAN COLOMBIA (1821) 361

Pequeña Introducción 363Tendencia Política en 1820 369El Primer Partido Político de Raíz Popular 372

LA NOCION DE TERRATENIENTE 'EN SANTO DOMINGO. 378

I - Los "hateros" del Este .................•... 38011- Los hacendados azucareros del Sur 382III-Los tabacaleros del Norte 383

La Tendencia Haitiana 387La Tendencia Colombiana 392La Primera Independencia 394La Tendencia Francesa 401

LA ANEXION A HAITI 1822 421

La Tendencia "Española" 45aBalance 463

B. PERIODO DE LA INDEPENDENCIA 1844-1873 .......• 467

Pequeña Introducción 471Esquema VI 469

LA ANEXION A FRANCIA 475LA ANEXION A ESPAÑA 537LA ANEXION A LOS ESTADOS UNIDOS 589

625

Page 290: PEDRO MIR: LA NOCIÓN DE PERÍODO EN LA HISTORIA DOMINICANA, T. 2

Pedro Mir nació en 1913 en San Pedro de Macorrs, República Domini­cana. Estudió en la Universidad de Santo Domingo (hoy Autónoma) enla que obtuvo, en 1941, el título de Doctor en Derecho. Abandonó elpaís en 1947 y pasó largos años como exiliado. En 1968, tras una e-tan­cia de 1963 a 1965, se radicó de nuevo en su patria, donde vive en laactualidad.

Pedro Mir es un destacado poeta. Su obra "Hay un País en el Mundo",1949, se ha editado decenas de veces, incluyendo una grabación para"La Viva Voz de América Latina" de México, en su propia voz. Hapublicado además "Contracanto a Walt Whitrnan", "Amén de Maripo­sas" y otros poemas recogidos en una edición popular de Siglo XXI deMéxico. de los cuales existen diversas traducciones al inglés (RobertMárquez, Didiez Tisael J aen, Donald D. Walsh).

La sensibilidad patriótica en la obra de Pedro Mir, le ha merecido el serdesignado Poeta Nacional, en el año 1982.

Ha publicado asimismo una novela, CUANDO AMABAN LAS TIE­RRAS COMUNERAS, (Siglo XXI, México, 1979) en la que desarrollapor vía de ficción las tesis de la presente obra, LA NOCION DE PERIO­DO EN LA HISTORIA DOMINICANA, a la que ha consagrado variosaños de investigación, y de la cual se publica en esta ocasión el volumen11, al que seguirá el resto de la obra, ya en plan de edición, en fechapróxima. El autor declara en ella que su propósito es el aportar suesfuerzo, para lograr que la historia general del pueblo dominicano,pueda ser narrada en diez líneas, o cuando menos en unas 75 páginas,de acuerdo con la demanda de una editora extranjera en una ocasiónpasada.

Pedro Mir es profesor de Estética por oposición en la Universidad Autó­noma de Santo Domingo y, como profesor investigador, ha publicado"El Gran Incendio", 1969, "Apertura a la Estética", 1974, de la cualprepara una segunda edición con el título de "Nueva Apertura a laEstética .., "Fundamentos de Teoría y Crítica de Arte", 1978, entreotras obras.

La Universidad Autónoma de Santo Domingo, se congratula al editar,una vez más, los resultados del esfuerzo de un investigador acucioso yde fino empleo del lenguaje -simbiosis poco común- como lo es PedroMir, con el deseo de contribuir al desarrollo de la investigación acadé­rrlÍca en nuestro país.

HISTORIA Y SOCIEDAD No. 58