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I 45 Anales de la Sierra de Segura L as intervenciones sobre el Patrimonio Histórico – Arqueoló- gico en la Comarca de la Sierra de Segura son bastan- te numerosas y afectan al conjunto del patrimonio cul- tural andaluz. Nosotros nos ocuparemos de aquellas basadas en la arqueología como práctica para el conoci- miento y recuperación de dicho patrimonio. Dentro de la arqueología separaremos las excavaciones de las pros- pecciones arqueológicas y, temporalmente, acotaremos nuestro análisis entre la Prehistoria, la Protohistoria y la Edad Antigua, citando sólo puntualmente, algunas inter- venciones aplicadas a la etapa medieval. Los apelativos más comunes a la historia de la investiga- ción arqueológica e histórica de la Sierra de Segura pueden resumirse en tres: aislamien- to, marginalidad y periferia. Aunque, como veremos más adelante, hay cierta parte de razón en ellos, tam- bién es verdad que las quejas al respecto se han acentuado justo cuando el desarrollo económico estratégico de la comarca se ha vinculado a la figura del Parque Natural y ha sabido apreciar en su rico Patrimonio Histórico, Arque- ológico y Etnográfico una de las vías de apoyo fundamen- tales para la construcción de un triple potencial de recur- sos: Naturaleza – Hombre – Historia. Podríamos entonces “agra- decer” el aislamiento y la marginalidad coyunturales a la historia de la comarca de dos formas: primero porque dicha marginalidad y aisla- miento (topográfico y político) han contribuido a que en la misma se hayan conservado, como en ninguna otra parte, ciertos hitos de la historia, de su historia. Y, segundo, por- que en una entidad supues- tamente “cerrada” podemos reconocer una historia parti- cularizada, muy vinculada a estrategias e interacciones muy específicas, concretas y, puede que, muy determina- das por el medio físico de la sierra. Desde nuestro punto de vista, el problema fundamen- tal para el conocimiento his- tórico – arqueológico de la comarca de la Sierra de Segura reside, precisamente, en que desconocemos hasta qué punto su territorio ha sido una entidad aislada. Dicho de otra forma, si en su entorno, si en el ámbito de los montes del interior de la sie- rra, más susceptibles de estar incomunicados, se des- arrollaron estrategias concre- tas de poblamiento, asenta- miento, o de estructuración social, éstas son realmente desconocidas. Es, por tanto, una hipótesis muy difícil de mantener, que cuenta ade- más con elementos contra- dictorios que postulan que los valles de los ríos han ser- vido de pasos tradicionales de ideas y que las montañas no han supuesto ninguna barre- ra infranqueable para las mismas. Dos ejemplos. El conjunto de pinturas rupestres de estilo levantino en término de Santiago Pontones, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998 responden a un estilo presente en todo el Arco Mediterráneo de la Península Ibérica, lo cual demuestra que desde estas tempranas manifestaciones culturales la Sierra de Segura ha estado integrada en un ámbito de ideas, cos- tumbres y formas de vida más amplio. El segundo ejemplo podrían constituirlo, en el otro extremo, las fortifi- caciones medievales islámi- cas y cristianas esparcidas por todo su territorio que, dicho de paso, lo convierten en uno de los espacios más densamente fortificados del medioevo en todo el mundo, las cuales siguen los esque- mas técnicos y estilísticos vigentes en la época, desde Córdoba a Toledo, las cuales jugaron un importante papel en el proceso de conquista cristiana de los territorios musulmanes entre los siglos XIII y XIV. Todo lo expuesto anterior- mente nos conduce a una reflexión que conecta el pasado con el presente. La idea del aislamiento finisecu- lar de la sierra es falsa, pero se convierte en una reivindi- cación en un contexto muy P P a a t t r r i i m m o o n n i i o o a a r r q q u u e e o o l l ó ó g g i i c c o o

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I 45Anales de la Sierra de Segura

Las intervencionessobre el PatrimonioHistórico – Arqueoló-

gico en la Comarca de laSierra de Segura son bastan-te numerosas y afectan alconjunto del patrimonio cul-tural andaluz. Nosotros nosocuparemos de aquellasbasadas en la arqueologíacomo práctica para el conoci-miento y recuperación dedicho patrimonio. Dentro dela arqueología separaremoslas excavaciones de las pros-pecciones arqueológicas y,temporalmente, acotaremosnuestro análisis entre laPrehistoria, la Protohistoria yla Edad Antigua, citando sólopuntualmente, algunas inter-venciones aplicadas a la etapamedieval.

Los apelativos más comunesa la historia de la investiga-ción arqueológica e históricade la Sierra de Segura puedenresumirse en tres: aislamien-to, marginalidad y periferia.

Aunque, como veremosmás adelante, hay ciertaparte de razón en ellos, tam-bién es verdad que las quejasal respecto se han acentuadojusto cuando el desarrolloeconómico estratégico de lacomarca se ha vinculado a lafigura del Parque Natural yha sabido apreciar en su ricoPatrimonio Histórico, Arque-ológico y Etnográfico una delas vías de apoyo fundamen-tales para la construcción deun triple potencial de recur-sos: Naturaleza – Hombre –Historia.

Podríamos entonces “agra-decer” el aislamiento y lamarginalidad coyunturales ala historia de la comarca dedos formas: primero porquedicha marginalidad y aisla-miento (topográfico y político)han contribuido a que en lamisma se hayan conservado,como en ninguna otra parte,ciertos hitos de la historia, desu historia. Y, segundo, por-que en una entidad supues-tamente “cerrada” podemosreconocer una historia parti-cularizada, muy vinculada aestrategias e interaccionesmuy específicas, concretas y,puede que, muy determina-das por el medio físico de lasierra.

Desde nuestro punto devista, el problema fundamen-tal para el conocimiento his-tórico – arqueológico de lacomarca de la Sierra deSegura reside, precisamente,en que desconocemos hastaqué punto su territorio hasido una entidad aislada.Dicho de otra forma, si en suentorno, si en el ámbito de losmontes del interior de la sie-rra, más susceptibles deestar incomunicados, se des-arrollaron estrategias concre-tas de poblamiento, asenta-miento, o de estructuraciónsocial, éstas son realmentedesconocidas. Es, por tanto,una hipótesis muy difícil demantener, que cuenta ade-más con elementos contra-dictorios que postulan quelos valles de los ríos han ser-vido de pasos tradicionales deideas y que las montañas no

han supuesto ninguna barre-ra infranqueable para lasmismas.

Dos ejemplos. El conjuntode pinturas rupestres deestilo levantino en términode Santiago – Pontones,declaradas Patrimonio de laHumanidad por la UNESCOen 1998 responden a unestilo presente en todo elArco Mediterráneo de laPenínsula Ibérica, lo cualdemuestra que desde estastempranas manifestacionesculturales la Sierra deSegura ha estado integradaen un ámbito de ideas, cos-tumbres y formas de vidamás amplio. El segundoejemplo podrían constituirlo,en el otro extremo, las fortifi-caciones medievales islámi-cas y cristianas esparcidaspor todo su territorio que,dicho de paso, lo conviertenen uno de los espacios másdensamente fortificados delmedioevo en todo el mundo,las cuales siguen los esque-mas técnicos y estilísticosvigentes en la época, desdeCórdoba a Toledo, las cualesjugaron un importante papelen el proceso de conquistacristiana de los territoriosmusulmanes entre los siglosXIII y XIV.

Todo lo expuesto anterior-mente nos conduce a unareflexión que conecta elpasado con el presente. Laidea del aislamiento finisecu-lar de la sierra es falsa, perose convierte en una reivindi-cación en un contexto muy

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apropiado, justo cuando lasoportunidades de desarrolloeconómico pasan por delantede sus agentes sociales acti-vos. Lo hemos citado en elencabezamiento de estaintroducción: el PatrimonioHistórico, Arqueológico yEtnográfico se constituye enun recurso, en un recurso deconocimiento, cultura, en unbien social, que cuenta ade-más con la oportunidad deser rentabilizado económica-mente en el amplio marco deldesarrollo del turismo inte-rior o rural, apoyado en unamacro-forma territorial reco-nocida administrativamente,también con un enormepotencial de progreso: elParque Natural en el que seinserta.

Es tarea de otros especialis-tas analizar ese sentimientotan enquistado en el entrama-do social de la comarca de laSierra de Segura pero quizásno sea muy descabellado bus-car la explicación en los pro-cesos sociales que arrancan afinales del siglo XIX, los cua-les desembocarían en la crea-ción de amplios latifundios y,socialmente, al caciquismoaislacionista que no supo o noquiso participar del progresoeconómico buscando otrasalternativas. A esos elementosdebemos añadir la descomu-nal explotación estatal de lamadera que sin duda tubo unamplio impacto en el medioambiente. La gran mayoría dela población serrana quedóexcluida territorial (latifun-

dios – Estado) y económica-mente (agricultura – madera)de los recursos más pujantesdel momento. Una de lasalternativas (como estrategiade subsistencia) que se haconservado hasta nuestrosdías ha sido la ganadería.

Nuestro trabajo se proponeun doble objetivo: conocer lahistoria de las investigacio-nes arqueológicas en laSierra de Segura y mostrarsu estado actual mediante elanálisis de un referente ins-titucional y administrativo:el inventario del CatálogoGeneral del PatrimonioHistórico Andaluz en el quese encuentran todos lossitios arqueológicos recono-cidos por la Junta de

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Andalucía, la responsable,desde 1985, de la gestión dedicho patrimonio colectivo.

Por último, realizaremosun breve diagnóstico sobrelas carencias y posibilidadesde integración de dicho con-junto patrimonial en los pro-yectos de futuro cultural,social y económico ligado aldesarrollo de la comarca.

ILa comarca de la Sierrade Segura. Historia y

Arqueología.

La Arqueología es unaCiencia Social que se interesaen el conocimiento global dela experiencia humana en elpasado: cómo se organizabala gente en grupos sociales ycómo explotaba su entorno,qué comían, hacían y creían,cuáles eran las diferenciassociales, cómo se comunica-ban, por qué cambiaron endeterminados momentos o enlargos procesos tempora-les,… (Renfrew y Banh,1998). Los objetos no son,por tanto, el destino de suanálisis.

Si nos detenemos a pen-sar, los objetivos de laArqueología son similares alos de la Historia, el hechodiferencial es la base empíri-ca de las mismas, es decir,los datos. La Historia sedefine por la existencia dedocumentos escritos queaportan datos sobre todoslos aspectos antes señala-dos; en cambio, laArqueología se basa en losrestos materiales generados

por cualquier tipo de activi-dad humana, directa o indi-recta, susceptibles de sopor-tar determinados análisistécnicos (desde radiactivoshasta estilísticos, pasandopor imágenes captadas porsatélites o el estudio delADN conservado) que apor-ten datos suficientes paraser interpretados en susparticulares contextos deconservación y transforma-ción a lo largo del tiempo.

La Arqueología “gana” a laHistoria y construyeHistoria. Gana porque sepuede aplicar el análisisarqueológico a un pasadoinmediato1 y porque puedecubrir huecos en los que lahistoria no ha dejado textosescritos, que son bastantesignificativos. De ese modopodemos practicar una exca-vación arqueológica en uncortijo abandonado en elsiglo XIX (un periodo históri-co) del que no exista ningu-na referencia escrita encuanto al modo de vida de lafamilia que lo habitó y lasinterrelaciones de la mismacon su entorno. Y construyeporque el conocimiento de lahistoria anterior a la apari-ción de la escritura estábasado en la informaciónaportada por la Arqueología.

Pensamos que es necesariala aclaración de estos con-ceptos porque la construc-ción de la historia de lacomarca de la Sierra deSegura podría necesitar,más que en cualquier otra,de la práctica de laArqueología y de la

Antropología (Etnografía)puesto que son bastanteescasos los documentosescritos conservados. Esconocida la pérdida delarchivo de Segura de laSierra y de otros pequeñosarchivos municipales, loscuales hubieran contribuidoa enriquecer considerable-mente el conocimiento de lasformas de vida de la misma.

Es necesario un últimopárrafo de este apartadopara exponer la necesidadde concienciación social res-pecto al PatrimonioHistórico o Arqueológico.Toda actividad relacionadacon el mismo está controla-da administrativamente,existe una Ley (Ley 1/1991,de 3 de julio del PatrimonioHistórico de An-dalucía) yun Reglamento (Decreto32/1993, de 16 de marzo)para su aplicación. No sólola práctica de excavacioneses considerada una “activi-dad arqueológica”, tambiénla recogida de restos ensuperficie lo es, y en laactualidad existen tipos deanálisis característicos des-tinados a tal efecto, los cua-les se ven muy alterados porla recogida indiscriminadade materiales arqueológicos(fragmentos de cerámica,huesos,…). Por otro lado, elPatrimonio Histórico yArqueológico es un bienComún, (como aquellasOrdenanzas del siglo XVIque se aplicaron al territoriode Segura), y por lo tanto,ninguna persona física tienela capacidad moral ni legalde apropiárselo, bajo ningún

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1. Es el caso del estudio experimental de los restos del Ferial de Jaén de los años 1991 y 1992. La aplicación detécnicas de análisis arqueológico permitieron reconstruir diversos aspectos de la distribución original del mismo(Molinos et alii, 1996)

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concepto y, menos aún, rea-lizando ‘salvamentos perso-nales preventivos’ que nosuponen más que auto-jus-tificaciones que enmascaranun delito penado por la Ley.Pensamos que es necesariaesta puntualización, sobretodo porque el daño quecausan dichas actividadesclandestinas (expolios ycoleccionismo ilegal) estávinculado al conocimientode dicho Patrimonio. Es undaño que destruye, parasiempre, los datos, el cono-cimiento que de aquellosrestos materiales pudiése-mos haber obtenido median-te la aplicación de análisis ytécnicas adecuadas.

Los pioneros y los prime-ros “abandonos”

La temprana obra de Juande la Cruz Martínez, escritaen 1842, “Memorias delPartido Judicial de Segura dela Sierra” nos muestra unpunto de partida adecuado,

es decir, acordecon otras obras dehistoriadores loca-les del momento enla provincia deJaén. Su forma deconstruir historiaestaba basada enla combinación delanálisis de lasfuentes antiguasromanas, la topo-nimia y, finalmen-te, algunos ejem-plos, muy puntua-les, de citas relati-vas a sitios arqueo-lógicos, como elcaso de Segura laVieja o Catena,además de unapequeña colecciónde monedas roma-nas. Es, por tanto,

el posterior devenir históricoel que no permitió que en suterritorio se efectuasen tra-bajos sistemáticos de inves-tigación.

La intensa actividadarqueológica desarrolladaen torno al SantuarioIbérico de Castellar desde laúltima década del siglo XIXhasta 1920 trajo consigo alas instituciones e investi-gadores más señeros delmomento. El estudio delextraordinario sitio arqueo-lógico de Puente Mocho enBeas de Segura, realizadoen torno a 1915 por JuanCabré y Paul Wernert(Cabré y Wernert, 1916) fuefruto del interés despertadopor las pinturas rupestres yel poblamiento paleolíticoen el momento, señalandola temprana presencia de laactividad humana en elPaleolítico Inferior, no reto-madas hasta 1971 porJavier Carrasco y otros(Carrasco et alii, 1971).

Posiblemente, coincidiendocon estas investigaciones enPuente Mocho, es el momen-to en el que Juan Cabrécompró la extraordinariacolección de exvotos ibéricosprocedentes de ese santuarioy también cuado DiegoJiménez de Cisneros, corres-pondiente de la RealAcademia de la Historiaencargado de informar talesdescubrimientos, da a cono-cer algunos hallazgos de res-tos islámicos procedentes deSegura de la Sierra (Bellón,2000:283).

También es hacia 1914cuando Enrique Romero deTorres inicia su recorrido porla provincia con el fin de com-pilar información para elCatálogo Monumental yArtístico de la Provincia deJaén, encargado por R.O. de1913 (Ruiz, 1999). Tras variascampañas en las que el histo-riador y arqueólogo cordobéstomaba una ingente cantidadde datos (el CatálogoMonumental de Jaén es unode los más extensos y mejordocumentados de España)puede que el presupuesto lle-gase a ser insuficiente paraconcluir su trabajo. De esemodo, las comarcas deSegura y Cazorla quedaríanexcluidas de dicha obramonumental.

Dichas campañas queda-ron recogidas en varios tra-bajos puntuales sobretemas arqueológicos en larevista Don Lope de Sosa,dirigida en Jaén por AlfredoCazabán, quien en 1922escribiría uno de los esca-sos trabajos sobre la escasí-sima epigrafía romana con-servada en la comarca deSegura (Cazabán, 1922)acerca de las inscripciones

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funerarias localizadas en elentorno de Villarrodrigo, enel paraje de Las Higuericas.

No será hasta los años cua-renta cuando volvamos aconocer otro tesoro oculto enla Sierra de Segura, esta vezen Santiago de la Espada, enla Sierra de la Sagra, consis-tente en varios objetos deplata de época ibérica, publi-cados por Juan Cabré en1943 (Cabré, 1943). Por des-gracia su estudio es funda-mental para su conocimientopuesto que fueron sustraídosdel Museo Valencia de DonJuan en Madrid en el que seencontraban depositados.

Las primeras excavacio-nes controladas

El conocimiento aportadopor los numerosos hallazgosfortuitos en el ámbito territo-rial de la Sierra de Seguranos demuestra la existenciade un rico patrimonio histó-rico, en cambio, el hecho detratarse de hallazgos no con-trolados, aislados o fortuitossupone una notable pérdidade información sobre su con-tenido puesto que el contex-to arqueológico en el queaparecieron o en el que seencontraban depositados noha podido ser valorado.

Una buena prueba de elloes el aumento cualitativo deconocimiento al enfrentar-nos a la lectura de los resul-tados de las excavacionesarqueológicas realizadas consuficiente solvencia profesio-nal o científica.

La primera excavaciónarqueológica oficial fue reali-zada en Hornos de Segura amediados de los años seten-ta por Juan Maluquer de

Motes (Maluquer, 1975). Enella se consiguió obtener, enun reducido espacio y enunas condiciones limitadas,una amplia secuenciaarqueológica comprendidaentre la Edad del Cobre y laEdad del Bronce, fundamen-tal para el reconocimiento delos procesos de sedentariza-ción de la población serranay de las estrategias socio-económicas del momento.

Las intervenciones realiza-das en la Cueva delNacimiento de Pontones(Rodríguez, 1979; Asquerinoy López, 1981; Asquerino,1984) suponen un hito en elconocimiento del periodocomprendido entre finalesdel Paleolítico y los inicios dela neolitización en el sudestede la península ibérica (lasdataciones más antiguas dela ocupación de la cueva seremontan a diez mileniosantes de Cristo). En ella nosólo se ha podido reconocerel citado proceso de un cam-bio paulatino entre una eco-nomía cazadora – recolectoraa otra productora sino quelos análisis de los restos desemillas y carbones, asícomo de la fauna, permitenaproximarnos a la recons-trucción ambiental de laSierra en torno al cuartomilenio a.C.

Llegados a 1982, JavierCarrasco Rus, publicaba“Panorama Arqueológico dela Provincia de Jaén”(Carrasco, 1982). De los másde 300 sitios arqueológicosmencionados de toda la pro-vincia sólo 11 se encontra-ban en la comarca de laSierra de Segura (menos deun 4% del total). Como vere-mos más adelante, este‘panorama’ mejorará sustan-

cialmente en la década de losaños ochenta.

Las investigaciones des-de 1985

El traspaso de competen-cias, en el campo delPatrimonio Histórico, a laadministración autonómicase produce en 1985. La ante-rior etapa de intervencionespuede adolecer de cierto“abandono” institucional porparte de una administracióncentralizada. Pero la peculiardinámica de la historia de laarqueología segureña nocuenta con datos suficientes,como hemos visto, que nospermitan avalar dicha afir-mación. No olvidemos quelas políticas de intervenciónsobre el patrimonio históricorequieren de distintos intere-ses o apoyos, tanto localescomo extra-locales.

Es en 1985 cuando se llevaa cabo la primera actuaciónde excavación por parte de laJunta de Andalucía, en elCortijo de los Baños, en lasproximidades del Arroyo delOjanco (Hornos et alii,1987). Sus resultadosdemuestran una perdura-ción temporal excepcional,de época romana, entre lossiglos I al IV d.C.

En 1986 se realizó unapequeña excavación arqueo-lógica en Las Quebradas(Santiago de la Espada)(Hornos et alii, 1987), unanecrópolis adscrita a laépoca medieval que tambiéntrajo aparejada una poste-rior campaña de prospecciónen el término municipal deSantiago (Hornos et alii,1987). Poco después, en1987, y también en el térmi-no municipal de Beas de

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Segura, se llevaría a cabouna investigación pionera enel campo de la prospecciónarqueológica aplicada alanálisis de los restos desuperficie de un sitioarqueológico: el Morrón deGuadahornillos (Nocete,1989).

En 1989 las actuaciones secentraron en el término deOrcera, con la excavación dela Cueva de Valdemarín(Crespo y Sánchez, 1991) ylas prospecciones de suentorno realizadas porCristóbal Pérez, motivadas,fundamentalmente, por ladestrucción del Cerro de laCoja.

Posteriormente se realiza-ron las excavaciones en laCasa de la Tercia y Torreóndel Cubo de Siles (Castillo yPérez, 1991) o las excavacio-nes motivadas por la crea-ción del acceso al Castillo deSegura de la Sierra, realiza-das en 1995 (Gutiérrez yBellón, inédito, Archivo de laDelegación Provincial deCultura) y que han contadocon un desarrollo posteriormás profundo (Salvatierra etalii, 2001).

Hemos de destacar aquí lasprospecciones sistemáticasrealizadas por José LuisLópez Rozas, Narciso Zafra yJosé María Crespo en elmarco del Proyecto deProspección Arqueológica delValle del Guadalquivir(López et alii, 1992a y1992b) o las recientes inves-tigaciones de J. Alcaldesobre la Sierra de Oruña(Alcalde, Memoria de

Licenciatura, Universidad deJaén) y la presentación en elXXVI Congreso Nacional deArqueología, celebrado en elaño 2002 en Zaragoza, de untrabajo monográfico sobre elsitio ibérico de Bujalamé (LaPuerta de Segura) (Alcalde etalii, 2002).

No queremos dejar de unlado dos hallazgos que pue-den representar una etapasuperada, como el del cono-cido como “León deBienservida”, escultura detradición ibérica, muy tar-día, datable en torno al sigloI a.C. y probablemente pro-cedente de Villarrodrigo queacabó depositada en elMuseo Arqueológico deAlbacete, o el conocido como“Sacrificador de Bujalamé”(La Puerta de Segura) halla-do casualmente y compradopor el Museo ArqueológicoNacional, recientementeobjeto de un interesanteestudio sobre el sacerdocioibérico (Chapa y Madrigal,1997).

Los trabajos “arqueológi-cos” no se limitan a las exca-vaciones o prospeccionesarqueológicas. Desde 1985también se vienen desarro-llando otros proyectos deinventario y catalogación delPatrimonio Histórico o deconservación y restauracióndel mismo. El estado de eseinventario es el punto que acontinuación desarrollare-mos, como diagnóstico de larelación entre administra-ción (que gestiona y protege)y conocimiento (qué parteconocemos realmente y enqué grado).

IIILa comarca de la Sierrade Segura en el catálogogeneral del patrimoniohistórico de Andalucía

A la hora de abordar unestudio genérico referente a lasituación de la Arqueología enla Sierra de Segura, es funda-mental analizar y contrastartoda la información recogidadesde 1985 por la DelegaciónProvincial de la Consejería deCultura de la Junta deAndalucía en Jaén. Este tipode documentación se encuen-tra recopilada en la Base dedatos denominada Arqueos,un soporte que ofrece infor-mación de tipo descriptivo,cronológico y administrativo,relativa al conjunto delPatrimonio Arqueológico detoda la comunidad autónoma.

Son once los términosmunicipales a los que perte-necen los sitios arqueológi-cos catalogados, estos son:Beas de Segura, Benatae,Génave, Hornos de Segura,Orcera, Puente de Génave,Puerta de Segura, Santiago-Pontones, Segura de laSierra, Siles, Torres deAlbanchez y Villarrodrigo.

Como se puede observar enel Gráfico 1, el término muni-cipal con más sitios arqueo-lógicos catalogados es Beasde Segura, mientras que eltérmino que contiene menornúmero de sitios inventaria-dos es Torres de Albanchez.

En este gráfico se puedeobservar igualmente cómo elmayor número de sitios ca-talogados pertenece a época

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2. Dentro de esta amplia denominación se agrupan distintas categorías más específicas, así ‘Paleolítico InferiorArcaico’, ‘Epipaleolítico’, ‘Neolítico’, ‘Edad del Cobre’, ‘Edad del Bronce’ o ‘Edad del Hierro’.

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prehistórica2 (46 sitios),seguido de cerca por los cen-tros pertenecientes a épocamedieval (32). Este hecho sinduda responde a la líneaseguida a la hora de desarro-llar intervenciones de carác-ter arqueológico en estazona, marcada por la impor-tancia de la investigación delas pinturas rupestres o elconocimiento tradicional delas fortificaciones medievalesdispersas en toda la comarcay particularmente en el tér-mino de Segura de la Sierra.

El número de sitios “cono-cidos” administrativamentese eleva a 111, un númeroescaso que no refleja la rea-lidad de la dinámica históri-ca de este basto territorio.Directamente relacionadocon este hecho está que lasúnicas catalogaciones espe-cíficas de esta zona sean,por un lado, el conjunto demanifestaciones de pinturasrupestres declaradas Patri-monio de la Humanidad porla UNESCO desde 1998,conformado por los Abrigosde La Cañada de la Cruz,Cuevas I y II del Engarbo yAbrigo I de Río Frío, todosellos en el término munici-pal de Santiago-Pontones(Soria Lerma y López Payer,1999). Por otro lado, esta vezcomo figura de rango nacio-nal se encontraría el excep-cional conjunto medieval deSegura de la Sierra declara-do Conjunto HistóricoArtístico.

En menor término desta-can los sitios protohistóricosy romanos inventariadospara esta comarca. Estossitios en su mayoría derivande las prospecciones des-arrolladas durante 1991,denominadas “Prospección

Arqueológica Superficial delvalle del Guadalquivir”, pro-movidas por la DelegaciónProvincial de Cultura deJaén (López et alii, 1992a y1992b). Durante estas cam-pañas de prospección selocalizaron 41 sitios en tér-minos de Benatae, Génave,Orcera, Puente de Génave,Puerta de Segura, Segura dela Sierra, Siles, Torres deAlbanchez y Villarrodrigo, lamayor parte de los cualeshan sido catalogados comoconjuntos de la Edad delCobre y de la Edad delBronce y que han ocupado lareciente Memoria deLicenciatura sobre la Sierrade Oruña (Alcalde, inéd.).

Esta realidad es fruto delas investigaciones realiza-das, desde que en 1982Javier Carrasco Rus, recono-ciera únicamente 11 sitiosarqueológicos en su discursosobre el panorama de laarqueología en la provinciade Jaén (Carrasco, 1982).

IVNecesidades y carencias.Elementos retardatarios(coleccionistas y arquólo-gos localistas). Los posee-dores de lo diferente y la

historia

Como hemos visto, la histo-ria de la arqueología practi-cada en la Sierra de Seguraha estado más vinculada ahallazgos puntuales y a suposterior investigación que aintervenciones enmarcadasen proyectos sistemáticoscentrados en el análisis deprocesos históricos máscomplejos y amplios. A la vezsigue vigente, en sectoresminoritarios, un rechazo a laconstrucción y constituciónde dichos proyectos, pesan-

do en ellos el tabú del cen-tralismo administrador, vistoahora, en lugar de enMadrid, en Sevilla o Jaén.

Es sabida, por otro lado, laexistencia de numerosascolecciones particulares, queaún penadas por la ley,siguen sosteniendo la ban-dera del un maltrecho loca-lismo que no hace más queperjudicar a determinadosaspectos, entre ellos, el pro-pio Patrimonio del Común deSegura.

Con todo, es necesarioremarcar que existen posibi-lidades de integración,comunicación y desarrollo.

VPropuestas y oportunida-

des

Las nuevas líneas de inves-tigación relacionadas con ladifusión del PatrimonioHistórico tienen en la provin-cia de Jaén varios referentesen el ámbito nacional. Entreellos destacaremos dos:

1. La declaración comoPatrimonio de la Humanidadpor la UNESCO de las pintu-ras rupestres del ArcoMediterráneo, y,

2. La estructuración terri-torial del Viaje al Tiempo delos Iberos, apoyado por laExcma. DiputaciónProvincial de Jaén.

� La ausencia, a lo largo deeste artículo de algún tipo demención al rico PatrimonioCultural que significan laspinturas rupestres de laSierra de Segura ha sidointencional. Hemos queridocerrar el trabajo con el apoyoen las mismas, en su rico

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potencial para el conoci-miento y su posible rentabi-lización social y económica,mediante la estructuraciónde medios para su difusión,visita e interpretación.

Desde las pinturas de laCueva de la Diosa Madre o elCollado del Guijarral enSegura de la Sierra o las dela Cañada de la Cruz y elEngarbo en Santiago de laEspada, nos encontramoscon un enorme abanico delecturas, desde la primerarepresentación conocida deuna mujer en la provincia deJaén hasta escenas de cace-ría.

Sus principales investiga-dores, M. Soria Lerma y M.López Payer han publicadovarios trabajos sobre lasmismas (Soria y Payer, 1989,1990, 1999), desde queCristóbal Medina diese aconocer en 1963 (Medina,1963) los primeros indicios(González Navarrete, 1967;1971).

Su ubicación en lugaresagrestes y poco accesiblesdebe suponer una doble arti-culación para su puesta envalor. Desde la creación decentros monográficos enlugares accesibles y biencomunicados en los que seexplique su significación cul-tural e histórica hasta la cre-ación de senderos y estrate-gias de difusión vinculadasal deporte de montaña parasu visita controlada.

� El proyecto Viaje alTiempo de los Iberos (Ruiz,2002) consiste en una rutade difusión basada en latemática de la historia de laCultura Ibérica en la provin-cia de Jaén. Uno de sus

objetivos es la propia articu-lación de un discurso histo-riado en el propio territorio.De ese modo, municipioscomo Castellar, Santa Elena,Linares, Porcuna, Huelma oJaén, ya se encuentran vin-culados a la red de difusióndel mismo.

En la Sierra de Segura seencuentra un sitio ibéricoque potencialmente pudieraresponder a los requisitos delProyecto citado, pero esnecesaria una inversión que,de principio, muestre undeterminado interés institu-cional por el desarrollo delTurismo Cultural en lacomarca. Se trata del oppi-dum ibérico de Bujalamé, enLa Puerta de Segura (Alcaldeet alii, e.p.). Constituye elparadigma del tipo de asen-tamiento ibérico, con unaextensión superior a las seishectáreas, con todo su perí-metro amurallado, con restosde torres y bastiones defensi-vos. Se ha comprobado unaamplia gama de ocupacioneshistóricas, desde la Edad delBronce hasta la época ibéricay la ubicación de un pequeñorecinto fortificado medieval,destruido no hace más dedos años por la realización delabores agrícolas.

La realización de interven-ciones arqueológicas contro-ladas y dentro de proyectosreconocidos puede ser el vín-culo necesario entre lasdemandas de un tipo derecurso que lleva aparejadosel conocimiento y el disfrutede la historia de una comarca.

Otro punto de apoyo, fun-damental por la enorme vin-culación histórica y paisajís-tica es la red de fortificacio-nes medievales existentes en

la misma. Y las propuestaspueden abrirse y modificar-se pero la base para cual-quier tipo de desarrollo eco-nómico debe ser el conoci-miento de lo que pretendedesarrollarse. De ese modo,también intencionalmente,hemos pretendido que hayagrandes ausentes en estetrabajo, como Segura laVieja, un sitio arqueológicodel que pueden permitirsehablar coleccionistas yexpoliadores, quienes en sugaraje, despacho o casaguardan algo que nos perte-nece a todos y cuyo atentadono está únicamente relacio-nado con dicha apropiaciónilegal sino también con ladestrucción de conocimientoque llevan aparejadas lasactividades clandestinas.

Es por tanto, labor detodos, como diría AlfredoCazabán en la Revista DonLope de Sosa, en 1913, tra-bajar por la cultura(Cazabán, 1913). Nos haparecido oportuno ofreceresta primera visión de con-junto del estado delPatrimonio Arqueológico enla comarca de la Sierra deSegura. Pueden desarrollar-se otros trabajos encamina-dos a exponer y difundir elconocimiento sobre los pro-cesos históricos de asenta-miento humano en lamisma, en los que la esca-sez de datos y nuevas inves-tigaciones serán un lastreimportante. Hay, pues,mucho por hacer.

Juan P. Bellón Ruiz & Carmen Rueda Galán

Centro Andaluz de

Arqueología Ibérica

I

Juan P. Bellón Ruiz & Carmen Rueda Galán

53Anales de la Sierra de SeguraI

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La Sierra de Segura en imágenes

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Balcón tradicional de la Sierra Tejiendo el mimbre

Muestra de arquitectura segureña El Cubo, situado en Siles