Pascal y Torres Queiruga

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11. ¿Y DIOS QUÉ HIZO? La muerte de Jesús nos lleva a preguntarnos no sólo por la relación que hay entre Dios y el sufrimiento de Jesús en la cruz, sino por la cuestión misma de la relación entre Dios y el sufrimiento humano: De haber sido Jesús el Cristo ¿qué clase de Dios es ese que permite que le hagan algo así a su Hijo? A partir de la teología cristiana: ¿Cuál es el modo de proceder de Dios ante la humanidad a la luz de la muerte trágica de Jesús de Nazaret? Pascal, ex-alumno de los jesuitas, introdujo el siguiente dilema en la filosofía: Suponiendo que Dios no quiera el mal para la humanidad y sea un Dios bueno, compasivo, que no quiere vernos sufrir ¿Qué explicación tiene su inoperancia sobre el mundo? es decir, ¿Por qué no hace nada? Sólo nos quedaría admitir que es un Dios bueno si no le fuera posible acabar con el mal, o sea: ¡Dios no es omnipotente! Si por el contrario, Dios si puede acabar con el mal y no lo hace, sólo nos queda admitir que se complace con nuestro sufrimiento. Según Pascal, esta disyuntiva nos lleva a dos conclusiones: A) Dios es un “sádico”al que le gusta vernos sufrir. B) No es omnipotente, pues si bien el” libre albedrío” justifica el mal ocasionado por los hombres – adjudicándonos así la responsabilidad- ¿Cómo se justifican la muerte, la enfermedad, las catástrofes naturales que no elegimos nosotros?¿Acaso no es culpable Dios de eso? ¿Acaso no es esa la voluntad de Dios?¿No es así como él lo ha dispuesto todo? Si queremos responder cristianamente a este dilema debemos considerar que ni las categorías de lo absurdo 1 pueden determinar la omnipotencia de Dios, ni la “inoperancia” divina es razón suficiente para adjudicar a Dios algún tipo de sadismo en su modo de proceder ante la humanidad. La noción de “mal” que se maneja de fondo en el dilema pascaliano es 1 La idea de lo absurdo nos puede ayudar a responder también el problema pascaliano: La idea cuestionable. ¿Realmente se debe entender como mala en sí la cosmogonía en la creación? ¿Sabías que “mal” o “bien” son categorías humanas? 2 Aún suponiendo que el mundo estuviera “mal hecho” ¿Se puede determinar la omnipotencia de Dios por la “inoperancia” o la ruptura sobre las reglas naturales que él mismo ha establecido al crear el mundo? En el supuesto negado que tuviéramos que preguntarnos por la causa del mal en el mundo la pregunta debería ser: ¿Por qué nos creó Dios?” y con ello minus valorar las riquezas de la creación tal cual está hecha. La creación, por ser creada, tiene limites (a los que pascal llama males) . Cuando en el Génesis se nos dice que al terminar la ceración vio Dios que todo lo que había hecho era bueno es porque era bueno no sólo para él, sino también para las criaturas que creó. La creación es buena en sí aunque para vivir en ella hay que pasar por “limitaciones”. Un padre amoroso no envía a su hijo a la escuela a que tenga impases con sus compañeros o se lastime infinidad de veces en los recreos, pero sí quiere que su hijo sea educado por su bien . Sabe que esas “limitaciones” son parte del proceso, necesarias para su sociabilización. Pretender adjudicar a la voluntad de Dios todo lo que pasa es ingenuo. Hay cosas que definitivamente el Dios de Jesús no desea, comenzando por la de un círculo cuadrado es absurda: o es círculo, o cuadrado, o ninguna de las dos, pero no puede ser círculo y cuadrado al mismo tiempo: ¡es absurdo! Lo mismo se puede decir de Dios y el mal si consideramos que “el mal” forma parte de la creación; Dios ha creado una naturaleza “limitada” y “finita”, no pude ser finita e infinita a la vez, es absurdo. Al ser finita tiene “limitaciones”: la enfermedad, la muerte, las catástrofes naturales, etc. Se rigen por unas leyes naturales establecidas. Ya San Pablo nos dirá que “la creación gime con dolores de parto” 2 Esto quiere decir que somos los humanos los que decimos lo que es bueno o malo

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11. ¿Y DIOS QUÉ HIZO?

La muerte de Jesús nos lleva a preguntarnos no sólo por la relación que hay entre Dios y el sufrimiento de Jesús en la cruz, sino por la cuestión misma de la relación entre Dios y el sufrimiento humano: De haber sido Jesús el Cristo ¿qué clase de Dios es ese que permite que le hagan algo así a su Hijo? A partir de la teología cristiana: ¿Cuál es el modo de proceder de Dios ante la humanidad a la luz de la muerte trágica de Jesús de Nazaret?

Pascal, ex-alumno de los jesuitas, introdujo el siguiente dilema en la filosofía:

Suponiendo que Dios no quiera el mal para la humanidad y sea un Dios bueno, compasivo, que no quiere vernos sufrir ¿Qué explicación tiene su inoperancia sobre el mundo? es decir, ¿Por qué no hace nada? Sólo nos quedaría admitir que es un Dios bueno si no le fuera posible acabar con el mal, o sea: ¡Dios no es omnipotente!

Si por el contrario, Dios si puede acabar con el mal y no lo hace, sólo nos queda admitir que se complace con nuestro sufrimiento.

Según Pascal, esta disyuntiva nos lleva a dos conclusiones: A) Dios es un “sádico”al que le gusta vernos sufrir. B) No es omnipotente, pues si bien el” libre albedrío” justifica el mal ocasionado por los hombres –adjudicándonos así la responsabilidad- ¿Cómo se justifican la muerte, la enfermedad, las catástrofes naturales que no elegimos nosotros?¿Acaso no es culpable Dios de eso?¿Acaso no es esa la voluntad de Dios?¿No es así como él lo ha dispuesto todo?

Si queremos responder cristianamente a este dilema debemos considerar que ni las categorías de lo absurdo 1

pueden determinar la omnipotencia de Dios, ni la “inoperancia” divina es razón suficiente para adjudicar a Dios algún tipo de sadismo en su modo de proceder ante la humanidad.

La noción de “mal” que se maneja de fondo en el dilema pascaliano es cuestionable. ¿Realmente se debe entender como mala en sí la cosmogonía en la creación? ¿Sabías que “mal” o “bien” son categorías humanas?2 Aún suponiendo que el mundo estuviera “mal hecho” ¿Se puede determinar la omnipotencia de Dios por la “inoperancia” o la ruptura sobre las reglas naturales que él mismo ha establecido al crear el mundo?

En el supuesto negado que tuviéramos que preguntarnos por la causa del mal en el mundo la pregunta debería ser: “¿Por qué nos creó Dios?” y con ello minus valorar las riquezas de la creación tal cual está hecha. La creación, por ser creada, tiene limites (a los que pascal llama males) .

1 La idea de lo absurdo nos puede ayudar a responder también el problema pascaliano: La idea de un círculo cuadrado es absurda: o es círculo, o cuadrado, o ninguna de las dos, pero no puede ser círculo y cuadrado al mismo tiempo: ¡es absurdo! Lo mismo se puede decir de Dios y el mal si consideramos que “el mal” forma parte de la creación; Dios ha creado una naturaleza “limitada” y “finita”, no pude ser finita e infinita a la vez, es absurdo. Al ser finita tiene “limitaciones”: la enfermedad, la muerte, las catástrofes naturales, etc. Se rigen por unas leyes naturales establecidas. Ya San Pablo nos dirá que “la creación gime con dolores de parto”2 Esto quiere decir que somos los humanos los que decimos lo que es bueno o malo

Cuando en el Génesis se nos dice que al terminar la ceración “vio Dios que todo lo que había hecho era bueno” es porque era bueno no sólo para él, sino también para las criaturas que creó. La creación es buena en sí aunque para vivir en ella hay que pasar por “limitaciones”. Un padre amoroso no envía a su hijo a la escuela a que tenga impases con sus compañeros o se lastime infinidad de veces en los recreos, pero sí quiere que su hijo sea educado por su bien. Sabe que esas “limitaciones” son parte del proceso, necesarias para su sociabilización.

Pretender adjudicar a la voluntad de Dios todo lo que pasa es ingenuo. Hay cosas que definitivamente el Dios de Jesús no desea, comenzando por la muerte de su Hijo en la cruz. ¡Dios no envío a su hijo para que lo mataran! Lo envió para anunciar la Buena Nueva a los pobres y lo mataron, que es muy distinto. Sin embargo Dios sabía que esa cuota probablemente había que pagarla.

La muerte de Jesús en la cruz, leída desde la teología cristiana, carga de un significado enorme a toda la realidad: Cuando el hombre tome conciencia de que la muerte, la enfermedad, el dolor, etc. son elementos constitutivos de nuestra vida y aprenda a vivir con ellos, podrá experimentar la felicidad porque desaparecerán sus miedos: “Si Cristo está con migo, ¿quién contra mí?”.(San Pablo)

La muerte de Jesús, a pesar de representar el mayor de los fracasos humanos puede convertirse en “paradigma de conversión”. En su cruz los valores se invierten: lo que antes era ganancia ahora es pérdida “todo lo que antes para mi era ganancia, ahora lo tengo por perdida al poner mis ojos en Cristo” (San Pablo.) pues a quien todo lo ha dado, nada le pueden quitar, nada tiene que perder.

Según la teología cristiana, Dios estaba sufriendo con Jesús, estaba muriendo en Jesús. Sufre en los “rostros sufrientes de América Latina. Lucha con nosotros en la construcción de un Reino de Justicia y paz. Dios se hace uno con nosotros en nuestros males para darle sentido al sufrimiento (Karl Ranher). La salvación no consiste en erradicar el sufrimiento, sino en darle sentido. Saber que “quien a Dios tiene nada le falta. Sólo Dios basta” (Sta. Teresa). Por eso un seguidor de Jesús, ante una dificultad se crecerá porque encuentra en ella la oportunidad de “mirar la vida con ojos nuevos”. “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios”. (1 Cor.1, 18) El auténtico seguidor de Jesús no huye al dolor sino que toma su cruz y lo sigue. “Porque quien quiera ganar su vida la perderá, pero quien la pierda por mí y por el evangelio, la encontrará”. La lectura de la muerte de Jesús desde una perspectiva inmanente es un fracaso rotundo, pero desde Dios es una llamada a entrar en el Reino donde todos esperamos unos cielos y una tierra nueva.