Parroquia Inmaculada Concepción 40 años · La Iglesia de la Inmaculada Concepción 25 ... Esta es...

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Parroquia Inmaculada Concepción

40 años

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Parroquia Inmaculada Concepción

40 años

Índice

Capítulo 140 años de la parroquia 9

Capítulo 2La parroquia, un lugar de encuentrocon Dios y con los hermanos 13

Capítulo 3El templo y su historia 19

Capítulo 4La Iglesia de la Inmaculada Concepción 25

Capítulo 5Los santos de la parroquia 41

Capítulo 6Síntesis histórica 49

Capítulo 7Entrevista al Padre Ángel Sallaverremborde 55

Capítulo 8Palabras del padre Pablo Molero 61

Capítulo 9La Catequesis en nuestra parroquia 69

Capítulo 10Cáritas Inmaculada y su gente 77

Capítulo 11Scoutismo y guidismo en la Parroquia Inmaculada Concepción 83

Capítulo 12El Movimiento Familiar Cristiano 109

Capítulo 13Liga de Madres de Familia 115

Capítulo 14Historia de la Legión de María 121

Capítulo 15Apostolado de la oración 135

Capítulo 16Coro 137

Capítulo 17Los teatreros 139

Capítulo 18Servicio de OrientaciónPsicológica y Psicopedagógica 143

Capítulo 19El Cinerario Parroquial 145

Capítulo 20La Misión parroquial 149

Capítulo 21La devoción a Nuestra Señora de la Dulce Espera 159

Capítulo 22Misa Aniversario 183

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140 años de la parroquia

“Entre las comunidades eclesiales, en las que viven y se forman los discípulos misioneros de Jesucristo, sobresalen las Parroquias. Ellas son células vivas de la Iglesia y el lugar privilegiado en el que la mayoría de los fieles tienen una experiencia concreta de Cristo y la comunión eclesial. Están llamadas a ser casas y escuelas de comunión”. D.A. 1701

Palabras del obispo

Celebramos este año, con un espíritu alegre y agradecido a Dios y a los hermanos, los primeros 40 años de vida de esta Comunidad Parroquial de la Inmaculada Concepción.

Celebrarlos es reconocer las huellas del paso de Dios por la vida de su Pueblo, en este, nuestro barrio de Villa Devoto. Y realidad significativa de estas huellas, es el Templo, que aparece

1 Documento de Aparecida 170.

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como la casa, que reúne a sus hijos como familia. Templo que se alza al cielo, como visible signo de la presencia de Dios, en esta ciudad, que a las corridas del andar de cada día, borra historias, recuerdos, olvida vidas.

En esta “Iglesia del Seminario”, como se la conoce desde an-tiguo, vinculada a esta otra tarea de la Iglesia, que es la forma-ción de aquellos hombres, llamados por Dios, a ser padres de su Pueblo. En este Templo, en que tantas veces fuimos convocados también a celebrar la vida, con la “Dulce Espera”, de aquellos que iban formando su corazón de padres, el Señor ha querido dejarnos la ternura de su Madre.

Historias de tantas vidas de esta Comunidad. De tantos lai-cos y pastores una y mil veces comprometidos, en esta misión de extender el Reino. De tantas bendiciones, bautismos, eucaris-tías, matrimonios y perdones, regalos de Dios que no abandona a sus hijos.

Hacer memoria de estos años, es traer al corazón agradecido, tantos recuerdos, solo signos de mucha historia y muchas histo-rias, que de la mano de María, la Inmaculada Concepción, se hicieron vida, con vocación de cielo. Dejando por escrito pala-bras, hechos…, apenas algunos, tan solo pocos escritos, para que, celebrándolos, la memoria del hombre no los deje “al olvido”. Apenas “mostrar las ramas”, que llevan raíces profundas, unidas a muchas otras, en el corazón de la Iglesia, de estos amigos de Jesús, discípulos misioneros.

Gracias Señor, por este “lugar de encuentro” de tus hijos que sabemos que, conocerte y encontrarte es lo mejor que nos pasó en la vida. Danos la gracia y el coraje de anunciarte para que esa tarea sea nuestra alegría y nuestro gozo como lo fue de María también.

Raúl MartínObispo Auxiliar de Buenos Aires

“Los mejores esfuerzos de las parroquias, en este inicio del tercer milenio, deben estar en la convocatoria y en la formación de laicos misioneros. Solamente a través de la multiplicación de ellos, podremos llegar a responder a las exigencias misioneras del momento actual. También es importante recordar, que el campo específico de la actividad evangelizadora laical es el complejo mundo del trabajo, la cultura, las ciencias y las artes, la política, los medios de comunicación y la economía, así como los ámbitos de la familia, la educación, la vida profesional, sobre todo en el contexto donde la Iglesia se hace presente solamente por ellos.” D.A. 1742

Obispo Raúl Martín, en su visita a la parroquia.

2 Documento de Aparecida 174.

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“Los que acogieron su Palabra fueron bautizados. Aquel día se les unieron unas 3.000 almas. Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones. El temor se apoderaba de todos, pues los apóstoles realizaban muchos prodigios y señales. Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno. Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo. El Señor agregaba cada día a la comunidad a los que se habían de salvar.” (Hch. 2,41-47)

Desde el inicio, los cristianos dieron testimonio de aquel mensaje que Jesús claramente les dejó: “Que sean uno como Tú en mí y yo en Ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.” (Jn. 16,21)

La parroquia, un lugar de encuentro con Dios y con los hermanos

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Esa oración final de Jesús, expresión de su continuo actuar para que nadie sea excluido y para que los hombres vivan en paz, que es fruto de la integración, en la comunión que nace del com-partir la diversidad de cada uno, se hizo realidad en los primeros discípulos: “Todos los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común” (Hch. 2,44) “La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos.” (Hch. 4,32).

Ellos entendieron que las necesidades de cada uno debían en-contrar respuesta en la preocupación de todos, y así ponían en común los bienes, a fin de que a nadie le faltase lo que necesitaba para vivir. Entre ellos, la diversidad no era una dificultad, sino una riqueza, y por tener un mismo espíritu lograban entenderse a pesar de tener diversas lenguas y orígenes.

Esta es la propuesta que nos dejó Jesús formando su Iglesia, un pueblo de muchos pueblos en la unidad de su Espíritu, imagen del Dios-comunidad que es la Trinidad. Esta misión que Jesús dejó a sus discípulos sigue vigente, porque en cada época se hace necesa-rio que los hombres logren respetarse, admirarse de su particulari-dad y construir un mundo nuevo, fruto del trabajo de todos. Esta tarea no se terminará nunca, aunque lamentablemente pareciera que es más fuerte la continuidad de la división entre los pueblos, que la comprensión de su mutua necesidad para que la vida se renueve y el mundo no sea destruido.

A mi entender, las parroquias en una ciudad tan grande como la de Buenos Aires, deben ser un lugar de referencia, no sólo por el tipo de edificio que es signo de lo religioso, sino por la calidad de su atención, por la capacidad de escuchar, por los sentimientos que se pueden experimentar en ella, por su preocupación hacia los que tienen más dificultades, etc.

Hoy es necesario que las comunidades cristianas se den mutuamente la diversidad de dones que Dios ha puesto en cada una de ellas. Al mismo tiempo, es necesario que se acerquen a todo hombre sin importar su creencia religiosa, para crecer en

la alegría de ser miembros de un mismo mundo y de una misma historia, enriqueciéndose y ayudándose mutuamente.

Es fundamental que los hombres nos ofrezcamos espacios de construcción y de unión para recuperar la esperanza, al contemplar lo que Dios hace en cada uno de nosotros, y la generosidad y belleza que abunda en este mundo y que necesitan ser reconocidas.

En esta sociedad tan compleja, con tantos ruidos, con tantas actividades, con soledades muy profundas, debe estar la Parroquia. La misma como un lugar donde todos puedan acercarse, donde todos puedan golpear la puerta, donde cada uno, en la situación que sea con Dios, pueda experimentar el encuentro con Aquel

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que comprende el corazón humano y con aquellos que también han experimentado la debilidad. La Iglesia, la Parroquia, como comunidad eclesial, tiene que dejarse tocar por todos aquellos que quieran acercarse. Ella no es lugar solamente para algunos “elegidos”, personas que “aparentemente” logran imitar a Jesús o lo siguen sinceramente.

Algunos pueden decir, a modo de crítica, que muchas per-sonas usan a la Parroquia. Realmente me preocupa, cuando este comentario es hecho por quienes dicen ser “miembros” de la comunidad parroquial. Me preocupa cuando estos miembros de la comunidad parroquial, hacen sus actividades y no participan

generosamente de aquellas actividades que “aparentemente” no son las suyas, de las que “aparentemente” no sacan nada para sí o para su grupo. No me preocupa que estos comentarios sean he-chos por quienes “aparentemente” no son parte de la comunidad parroquial. La Parroquia debe existir para que, quienes requie-ran algo tengan la posibilidad de buscar y encontrar aquello que creen necesitar, y, de esta manera, poder encontrarse con las pa-labras y los gestos de Aquel que ha venido a mostrarnos el bello rostro que hay en cada uno.

La Parroquia Inmaculada Concepción de Villa Devoto cum-ple, este año, 40 años de tarea al servicio de la comunidad ecle-sial y de las diversas personas que, por diferentes motivos, se han acercado a ella. La misma fue erigida el 6 de Junio de 1968 en el templo de la Iglesia del Seminario Metropolitano Inmaculada Concepción de la Arquidiócesis de Buenos Aires.

La Comunidad Parroquial ha deseado celebrar estos 40 años con diversos eventos abiertos a todo el barrio, que se prolongaron a lo largo del año 2008, comenzando el Día de las Fiestas Patrona-les del 2007 y finalizando el 8 de Diciembre del este año.

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Mientras la empresa constructora Cecchi, Michelucci y Cia., a quienes se los llamaba “los constructores romanos”, im-primían dinamismo a la obra del Seminario, a su vera se edificaba la iglesia.

Doña Mercedes Castellanos de Anchorena, la hizo levantar a sus enteras expensas y con independencia de la comisión cons-tructora del seminario. La obra fue dirigida por el Ingeniero Pedro Benoit y se debió a la insistencia del Hermano Coadjutor Juan Ribolleda, ya que la idea original era construir sólo una capilla para uso de los seminaristas. El ingenio y la paciencia del Her-mano Ribolleda y la munificencia de la donante, hicieron que la obra empezada en septiembre de 1898 concluyese en agosto de 1899, en menos de un año.

La señora de Anchorena dotó al templo – que mide 45 metros de largo por 17 metros de ancho y cuyo crucero registra 26 metros de largo por 9 metros de ancho– de notables elementos de arte sacro, especialmente diseñados para el caso, algunos de los cuales

Una de las razones que me ha llevado a no dejar pasar este 40º Aniversario, es que aún están presentes todos los párrocos que han precedido esta comunidad y muchas personas significativas que, con su trabajo y colaboración, han enriquecido la tarea de estos años.

Este libro recoge el testimonio fotográfico que hace visible lo realizado y el aporte directo de muchos de los que participaron. Este es un modo concreto que permite recoger la historia viva de la Parroquia.

Que el Buen Dios los bendiga a todos con su paz y que la Virgen María nos mueva a guardar los sentimientos de Jesús, para que este mundo se encuentre con Él.

Pablo MoleroPárroco

El templo y su historia

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Sala de reuniones de la Congregación Mariana. Año 1925.

Dr. Anchorena y Mercedes Castellanos de Anchorena, junto a su hijo Nicolás.

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Congregación Mariana en el patio de la parroquia. Año 1925.

Función de cine en la sala de la Congregación Mariana.

Sábados familiares de Confraternidad Mariana.

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La iglesia de la Inmaculada Concepción

Presencia de la Compañía de Jesús en el Barrio Porteño de Villa Devoto

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Introducción

La llegada de los miembros de la Compañía de Jesús al ba-rrio porteño de Villa Devoto se produjo hacia fines del siglo XIX. La construcción de un nuevo edificio, donde albergar al Seminario Metropolitano para la formación del clero secular, fue el motivo de tal acción. Desde 1857 el Seminario había funcionado en la casa de Regina Martyrum, ubicada en la manzana comprendida entre las actuales calles Rivadavia, Rincón, Hipólito Irigoyen y Sarandí, donde los jesuitas se habían establecido por primera vez en 1837.1

aún se conservan en la actual Parroquia. Por su inspiración se hicieron fundir las tres campanas, colocadas y bendecidas el 26 de abril de 1905: María A. Conceptione, de 350 kilos, María A. Mercede de 250 kilos y Nicolasia de 220 kilos. Un cálculo aproxi-mado permite asegurar que el monto total de la obra superó los 300.000 pesos de aquella época.

La iglesia fue dedicada a la Virgen Santísima en el misterio de su Inmaculada Concepción, patrona principal del Seminario de Buenos Aires. Los padres jesuitas insistieron en que el templo fuese puesto bajo la advocación del Sagrado Corazón de Jesús, no teniendo en cuenta que la titular del Seminario, desde la época virreinal del obispo Lué y Rivera, era la Inmaculada. Finalmente prevaleció el correcto criterio arzobispal.

La consagración de la iglesia fue realizada por el Arzobispo Castellano, el 6 de diciembre de 1899. Desde aquel día el templo del seminario quedó abierto al público, al tiempo que se cerraba la capilla provisoria de la portería. Ello provocó la necesidad de unir los dos edificios mediante una galería cubierta, diseñada por el ingeniero Coni, a pedido del padre Antonio Falgueras, el en-tonces rector del seminario.

Marcelo MontserratMiembro activo de la comunidad parroquial (1976 a 1983),

y del grupo de Matrimonios.

1 Desde 1837 funcionó en el edificio de Regina Martyrum el Noviciado de la Compañía de Jesús. En el año 1840 se trasladaron a la provincia de Cór-doba. La residencia de Regina Martyrum fue ocupada nuevamente por la Compañía de Jesús en 1856, abriendo el Seminario para la formación del clero porteño en 1857.

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En el año 1896, la Comisión de la Obra del Seminario com-pró al Banco Inmobiliario un terreno compuesto por cuatro frac-ciones en la urbanización de Villa Devoto, trazado que había sido proyectado por el arquitecto Juan Antonio Buschiazzo en el año 1888.

De inmediato, el ingeniero Pedro J. Coni proyectó el edifi-cio del Seminario Metropolitano. Este consistía en dos grandes pabellones de “idéntica y simétrica resolución”2, de los cuales se construyó sólo uno siguiendo el proyecto original.

Desde un primer momento se pensó en construir una iglesia dentro del conjunto del Seminario, que además, pudiese ser utili-zada como iglesia pública.

…Entre estos dos pabellones quedaría libre una fracción de terreno re-servado para la iglesia, de algo más de 30 metros de frente por más de 60 de fondo…3

El 27 de mayo de 1897 fueron colocadas las respectivas pie-dras fundamentales del edificio para el Seminario Metropolitano y la iglesia. Esta fue puesta bajo la advocación de la Inmaculada Concepción y consagrada el 6 de diciembre de 1899 por el arzo-bispo de Buenos Aires, Uladislao Castellano.4

Implantación

El trazado de Villa Devoto, que combina la superposición de dos avenidas diagonales a un damero básico, define la presencia de dos diferentes tipos de manzanas.

Unas, las correspondientes a la retícula primaria, son de plan-ta cuadrada o rectangular; otras, de planta triangular o pentago-nal, son las que resultan como consecuencia de la intersección de las diagonales con ese damero básico.

Categoría aparte componen las manzanas que resultan modi-ficadas por el tendido de las vías del ferrocarril.

Cuando en el año 1896 fueron adquiridas las cuatro fracciones de tierra para construir el edificio del Seminario, fueron unificadas en un único terreno. Esto fue posible interrumpiendo el desarrollo de las actuales calles Emilio Lamarca (en una de las direcciones del damero) y Vallejos (en la otra dirección); modificación en el trazado que autorizo la Intendencia Municipal de la Capital.

“…como el terreno comprado estaba cruzado por dos caminos públicos destinados a convertirse en calles, a medida que creciese la población, Monseñor Terrero solicitó y obtuvo de la Municipalidad, con fecha 8 de agosto de 1896, poder cerrar dichas calles, para que los edificios no estuviesen separados… De esta suerte, la superficie total del terreno del Seminario ascendió exactamente a 46.260 metros cuadrados…”5

2 Padre Juan Isern, La Formación del Clero Secular de Buenos Aires y la Compañía de Jesús. Reseña Histórica. Editorial San Miguel, Buenos Aires, 1936.

3 Padre Juan Isern, op. cit. 4 Según consta en placa recordatoria ubicada en el acceso a la iglesia.

Vista aérea de la parroquia.

5 Padre Juan Isern, op. cit.

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La manzana en la que se en-cuentra ubicado el edificio del Seminario presenta, entonces, una característica que es única en la totalidad del trazado de esa urbanización; ocupa una superfi-cie igual a la de cuatro manzanas regulares y además se encuentra modificada, en uno de sus lados por la intersección con una de las avenidas diagonales (Avenida Fernández de Enciso) y en otro, por su encuentro con la Avenida San Martín. Queda así defini-da esta “macro-manzana” cuya planta es un hexágono irregular.

Esta interrupción en el recorrido de las dos calles ubica a la “macro-manzana” en el foco del desarrollo perspectívico de cada una de ellas.

La iglesia de la Inmaculada Concepción, ubicada con su fren-te sobre la calle José Cubas, está emplazada aprovechando esta condicionante, ya que el eje de composición longitudinal de su nave principal coincide con la prolongación del eje medio de la calle Emilio Lamarca.

Por lo tanto, la perspectiva visual que determina el desarro-llo de esta calle se focaliza en el centro de la fachada principal de la iglesia, ocupado por una “torre-campanario” de acentuado desarrollo vertical. El edificio está elevado respecto del nivel de la calle, ya que al llegar a él se debe subir una escalinata para acceder al atrio.

La combinación de estas condiciones –la particular implantación del edificio en el trazado, la elevación de su volumen y el tratamiento que enfatiza la verticalidad de la fachada en su conjunto– le otorgan al acceso, un carácter de evidente monumentalidad.

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La intención de aprovechar una situación espacial ya existente en la trama (por la presencia del mencionado eje) se encuentra desvirtuada por otras condicionantes, también preexistentes en el trazado urbano. La calle Emilio Lamarca se halla interrumpida 150 metros antes de llegar a la iglesia por el tendido de las vías del ferrocarril, por lo cual el inicio de este recorrido no se encuentra en un lugar calificado dentro del trazado.

La conexión espacial de un “determinado lugar” de la ciudad con “otro”, a través de un eje de recorrido, se encuentra, en este caso, desvirtuada; ya que en esta composición urbana existe un desarrollo de un eje perspectívico, un foco o llegada (el atrio de la iglesia) pero está ausente el “lugar significativo” en la iniciación del recorrido.

Por esta razón, habitualmente se produce la llegada a la igle-sia, de manera tangencial a su fachada principal; resultando anu-lada la percepción de las cualidades espaciales que implica el acceso frontal a la iglesia, a través de ese eje longitudinal de composición y recorrido.

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El exterior

Siguiendo el desarrollo de este eje compositivo se accede, me-diante escalera, al pequeño atrio.

La fachada principal de la iglesia está resuelta, en su basa-mento, reinterpretando un arco de triunfo romano; recurso tantas veces utilizado a lo largo de la historia a partir de las reinterpreta-ciones hechas por León Bautista Alberti en el siglo XV, para los diseños de las fachadas de sus iglesias.

Esto significa que existen dos sistemas tectónicos relacionados entre sí: un orden de pilastras que soporta un entablamento recto y un segundo orden de pilastras menores sobre las que descansan tres arcos. Quedan así definidas tres aberturas que posibilitan el acceso al nártex.

El nivel del nártex sirve de arranque para el desarrollo de la “torre-campanario”, que es el motivo de composición central de todo este exterior. Esta idea, de una “torre-campanario” única con un

Parroquia Inmaculada Concepción, Iglesia del Seminario,vista desde el patio del Colegio Episcopal.

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La superposición de tres volúmenes de planta cuadrada define el cuerpo de la torre-campanario. El primero aloja una escultura que representa a la Virgen María. El segundo volumen está orna-mentado con un reloj en cada una de sus tres caras y el tercero es el campanario propiamente dicho. Una pequeña cúpula remata todo el conjunto.

Por detrás de esta torre-campanario se ubican dos to-rres menores gemelas (una a cada lado de la torre central). La cara posterior de estas torres gemelas coincide con el plano

pronunciado desarrollo vertical, cuyo basamento es utilizado para la ubicación de un nártex, y que además se convierte en el elemento protagónico del exterior del templo, remite a soluciones adoptadas en el centro de Europa en el siglo XVIII. Tal el caso, de la iglesia de Birnau, diseñada por el arquitecto Peter Thumb.

Imagen de la Virgen que se encuentra en el frente del Templo.

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de iniciación de las naves de la iglesia. Dos volutas italiani-zantes relacionan la diferencia de altura de las naves laterales con la central.

El momento histórico y el lugar geográfico en que se construyó esta iglesia, explica la utilización de una solución historicista en ese diseño, entendiéndose por ello, la recurrencia explícita a re-pertorios formales y compositivos de las arquitecturas del pasado.

El proyecto realizado por el ingeniero Coni para el edificio del Seminario proponía la construcción de dos grandes pabello-nes con su frente principal desarrollado sobre la calle José Cubas, separados por un intervalo donde se construiría la iglesia. De esos dos pabellones sólo se construyó uno siguiendo el planteo origi-nal: el ubicado hacia el lado noreste de la iglesia.

Por lo tanto, los dos planos que conforman los límites laterales de la nave presentan situaciones espaciales sumamente diferentes. Hacia mediados del siglo XX, sobre el límite sudoeste se ocupó el sector del terreno previsto en el proyecto original para el segundo pabellón, con construcciones ajenas a ese planteo integral.

Esta situación entorpece la visión directa de ese paramento exterior de la nave de la iglesia, como ocurre con el otro paramento.

El lado noreste está separado del edificio del Seminario por un amplio patio, accesible desde el mismo lugar de acceso a la iglesia.6

Este exterior está tratado sobriamente y se encuentra modu-lado por la presencia de pilastras que expresan los tramos inte-riores de las naves. En cada uno de estos paños (entre pilastras) se ubican arcos de medio punto que coronan, alternativamente, ventanas y nichos.

6 Por debajo de la planta de la iglesia se desarrolla una planta que es accesible desde el patio. Este nivel subterráneo posee un perímetro idéntico al de la planta de la iglesia. No está acondicionado para el desarrollo de funciones específicas, salvo el sector ubicado en correspondencia con el crucero y los brazos del transepto, donde funciona una capilla.

El interior

El espacio interior responde a una distribución de cruz latina de tres naves. La relación de alturas entre la nave principal y las naves laterales se resuelve con la utilización de un esquema de corte basilical.

Se ubican detrás de la amplia cabecera una sacristía y una contra-sacristía, desde donde se accede a una galería que conecta el edificio de la iglesia con el pabellón del Seminario.

En algunos de los elementos expresivos que definen el espacio interior de la iglesia se percibe una continuidad con las formas de filiación clásica utilizadas en el exterior, pero las proporciones generales no conservan la acentuada

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verticalidad externa. Las proporciones entre los elementos que materializan

los distintos niveles murarios de la nave principal resultan toscas y pesadas en la comparación.

En la definición de estos muros está concentrada la mayor

riqueza expresiva de este interior. La articulación espacial entre la nave principal

y el espacio del crucero, motivo constante de experimentación y creación de la arquitectura religiosa, aquí no presenta una solución particular, sino que por el contrario, pareciese que no ha sido buscada. La nave principal irrumpe sobre el crucero sin interposición de elemento de transición alguno y sin la habitual progresión del recorrido hacia el altar.

El nuevo altar consagrado por S. E. R. Mons. Dr. Antonio Rocca.El primer Altar de la Iglesia.

Bajo el nuevo altar luce una simbólica escena evangélica.

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Interior de la Iglesia.

El nuevo púlpito y parte del comulgatorio.

En el tratamiento exterior de la iglesia y en el de su relación con el entorno inmediato se observa una rica utilización de recur-sos proyectuales. Se hace evidente el reconocimiento de edificios consagrados académicamente por parte de los diseñadores, y la implementación de ese saber como fuente de inspiración para las soluciones formales y compositivas del nuevo edificio.

Vitreau del edificio.

Vista desde el coro del Templo.

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Carlos Gustavo Jiménez

Arquitecto (UBA). Profesor adjunto de Historia y de Tratados de Arquitectura (FADU/UBA). Autor y coautor de varios trabajos de investigación sobre la arquitectura en la Argentina y sobre teoría de la arquitectura. Ha colaborado en la redacción de numerosas voces en el Diccionario Histórico de Arquitectura, Hábitat y Urbanismo en la Argentina. Participó en el convenio entre la FADU/UBA y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para el “Relevamiento de Áreas de Protección Histórica de la Ciudad de Buenos Aires (APH)” como integrante de los equipos “Area Entorno Plaza Belgrano” y “Área Barrancas de Belgrano”. Alterna el ejercicio docente con la práctica profesional independiente.

Ante esto, es contradictorio el resultado espacial que se ma-nifiesta en el interior, no sólo por la sobriedad de los recursos utilizados, sino también por la falta de unidad estilística entre éste y el exterior.

Con un tratamiento exterior, que en términos historicistas puede ser calificado de neo-barroco por la relación que las cuali-dades formales y compositivas tienen con conceptos pertenecien-tes al patrimonio clásico de formas de los siglos XVII y XVIII, el espacio interior se presenta con una gran austeridad.

Resulta así una extraña y muy poco utilizada variación de la actitud ecléctica, al utilizar un claro estilo de composición y for-mas para la expresión del exterior, que no se mantiene en la defi-nición espacial del interior.

Sin embargo, esta solución que puede tener coherencia inte-lectual con los planteos de la arquitectura oficial de los comien-zos del siglo XX en la Argentina, en la realidad construida del edificio no se presenta como una voluntad genuina del diseñador, sino que esta falta de integración se expresa como consecuencia de algún condicionante no conocido en el presente, dentro del proceso de ideación y materialización del mismo.

Santos de la parroquia

5San Pablo

“Para mí la vida es Cristo” (Filipenses 1,21) - “Ay de mí si no evangelizare”

San Pedro

“Señor, ¿dónde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.” (Juan 6,69)

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San Ignacio de Loyola

Nació en 1491, en el castillo de Loyola, en Guipúzcoa, al norte de España. Convaleciente de las heridas recibidas en una batalla creció su deseo de ser como los santos. Escribió los “Ejercicios Espirituales”, como testimonio de su profunda conversión. Fundó la Compañía de Jesús. Innumerables son los servicios que la misma ha prestado a la Iglesia: misioneros, pastores, teólogos, educadores de la fe, movidos por el espíritu de San Ignacio, llevaron la Palabra de Dios a todas partes para “la salvación de la almas y la mayor gloria de Dios”. Murió en 1556. En 1622 fue declarado Santo. Su fiesta es el 31 de Julio.

Oración

Señor, Dios nuestro, que has suscitado en tu Iglesia a San Ignacio de Loyola para extender la gloria de tu Nombre y el bien de las personas, concédenos que después de vivir el Evangelio de Jesús en la tierra, bajo su protección y siguiendo su ejemplo, podamos compartir con él la gloria del cielo.

San Ignacio, ruega a Dios por todos los que como vos deseamos extender el Reino de Cristo, y hacer que todos lo conozcan y lo amen.

“Al nombre de Jesús toda rodilla se doble y toda lengua proclame:Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.” (Flp.2,10-11)

San Juan María Bautista Vianney,Santo Cura de Ars

Nació el 8 de Mayo de 1786, en Dardilly (Francia), en una familia campesina muy cris-tiana. Superando muchas dificultades pudo ordenarse sacerdote. Se le confió la parroquia de Ars. Se destacó por su activa predicación, su gran mortificación, su ardiente caridad y su perseverante oración. Estaba dotado de cualida-des extraordinarias como confesor, lo cual hacía que acudieran personas de toda Francia para escuchar sus conse-jos. Obró muchos milagros en vida. Falleció en 1859. Fue cano-nizado por el Papa Pío XI en 1925, nombrándolo patrono de los párrocos. Su fiesta se celebra el 4 de agosto.

Oración

Dios todopoderoso y lleno de bondad, que nos has dado en San Juan María Vianney un modelo de pastor apasionadamente consagrado a su ministerio, concédenos, por su intercesión, dedicar como él nuestras vidas a anunciar a Cristo a nuestros hermanos por medio de la caridad y alcanzar juntamente con ellos, la gloria eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

San Juan María Vianney, ruega por nosotros y que nuestros pastores tengan un corazón semejante al de Jesús.

“Es la confianza sobre todo lo que Dios nos pide - El corazón de Dios es un océano de misericordia. ¡Es tan fácil salvarse! - Si supiésemos cuánto nos ama el Señor, moriríamos de gozo - Mi secreto es muy simple: dar todo y no guardar nada.”

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San Juan Bautista, el precursor de Jesús

Hijo de Zacarías e Isabel, prima de la Virgen María, que saltó de gozo cuando Ella llegó a visitarla a su casa. Es el Profeta más grande nacido de mujer, que, en el silencio del desierto, escucha y medita la palabra de Dios y la proclama a orillas del Jordán, llaman-do a todos a la conversion. Es el Bautista. Su bautismo en agua preparaba a los discípulos para recibir el bautismo en el Espíritu Santo. Es el Precursor del Señor. Su misión tuvo un fin: mostrar con el dedo a Jesús, el que tenía que venir. El Testigo de la verdad, que dio su vida por predicarla y vivirla. Tiene dos fiestas litúrgicas, el día de su nacimiento (24 de Junio) y el día de su martirio (29 de Agosto).

Oración

Oh Dios, que llamaste a San Juan Bautista para que preparase a Cristo, el Señor, un pueblo bien dispuesto, concede a tu familia el don de la alegría espiritual, y dirige la voluntad de tus hijos por el camino de la salvación y de la paz, y concédenos por su intercesión, que, así como él murió mártir de la verdad y la justicia, trabajemos por anunciar tu nombre en medio de nuestras tareas.

San Juan Bautista que por tu intercesión Dios nos dé alegría y fuerza para vivir el Evangelio.

“A ti niño, te llamarán Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos”

San Nicolás de Bari

Nació en Licia, Turquía. Siendo niño re-partía lo que conseguía a los pobres. Heredó una gran fortuna que repartió entre los po-bres y se hizo monje. Fue elegido obispo de Mira. Se lo representa con niños a su alrede-dor porque por su oración unos niños heridos por un asesino se curaron instantáneamente o con una señorita, porque ayudó a unas jóvenes a casarse echando de noche por la ventana unas bolsas con oro para su dote. Dicen que murió en el año 345. En oriente lo llaman Nicolás de Mira, pero en occidente “de Bari” (Italia), porque allí llevaron sus reliquias. Es Patrono de Rusia, de Grecia y de Turquía. Su fiesta es el 6 de Diciembre.

Oración

Imploramos, Padre, tu misericordia y te suplicamos que, por la intervención de tu obispo San Nicolás, nos protejas en todos los peligros, para que podamos caminar seguros por las sendas que tu Hijo Jesús nos enseñó con su palabra y su ejemplo. Por el mismo Cristo, Nuestro Señor. Amén.

San Nicolás bendito, ruega a Dios que nos libre de todo peligro del alma y del cuerpo y podamos tener el corazón abierto a los que sufren.

“Sería un pecado no repartir mucho, siendo que Dios nos ha dado tanto.”

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San José, padre adoptivo de Jesús y esposo de María Santísima

Es el esposo de la Virgen María, el padre adoptivo de Jesús.

José es para la Iglesia -como Abraham- modelo de creyente. Su fe se nutre -como la de María- de la observación de todo lo que veía en Jesús, meditándolo en su corazón.

Desde los primeros siglos, los Padres de la Iglesia, inspirándose en el Evangelio, han subra-yado que San José, al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso empeño a la educación de Jesucristo, también custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de la que la Vir-gen Santa es figura y modelo. Su fiesta es el 19 de Marzo.

Oración

Dios todopoderoso, que confiaste a María y a Jesús a la fiel custodia de San José, haz que, por su intercesión, la Iglesia guarde y transmita con alegría el gran misterio de tu Hijo hecho hombre para todos los hombres, acompañe a quienes experimentan la dureza de la vida y del trabajo cotidiano y sepa estar al lado de quienes viven los últimos momentos de su vida.

San José, ruega a tu Hijo por nosotros que acudimos a ti.

“El servidor fiel y solícito, a quien el Señor puso al frente de su familia”

Sagrado Corazón de Jesús

El corazón, en el lenguaje bíblico, y aún en nuestro lenguaje habitual, representa el lugar de nuestros sentimientos, de nuestra afectividad y, sobre todo, de nuestro amor.

Celebrar el corazón de Cristo es, por tanto, recordar su amor inmenso al Padre y a nosotros, amor que ha culminado en la prueba máxima de dar la vida por los que ama.

En su corazón todo hombre encuentra refugio. En él todo hombre experimenta la comprensión más profunda de todo lo que vive y siente. En él se hace experiencia de Amor que ama primero y que se conmueve ante todo hombre, que es Dios.

Oración

Señor, Dios nuestro, danos las virtudes del Corazón de tu Hijo y cólmanos con sus mismos sentimientos, para que, al parecernos a Cristo en la tierra podamos compartir su gloria en el cielo y gozar hoy de la alegría de su amistad.

Sagrado Corazón de Jesúsen Vos confío

“Los proyectos del corazón del Señor subsisten de edad en edad,para librar las vidas de sus fieles de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre”

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San Francisco Javier

Nació el 7 de Abril de 1506 en el castillo de Javier, cerca de Pamplona (España/Navarra).

En 1534 junto con siete compañeros, pro-nuncia sus votos de pobreza, castidad y peregri-nación a Tierra Santa. Así comenzó la “Compa-ñía de Jesús”, los Jesuitas. El 24 de junio fueron ordenados sacerdotes.

Llegó en 1542 a la India. En diez años misionó en diversas regiones de la India, de Sri-Lanka (Ceilán), Malaka, las Islas Malucas, Japón, para morir a las puertas de China, en la isla de Sanchón, el 3 de diciembre de 1552.

Fue canonizado el 12 de marzo de 1622, junto a San Ignacio de Lo-yola, Santa Teresa de Jesús, San Felipe Neri y San Isidro Labrador. Fue declarado patrono de las misiones junto con Santa Teresita del Niño Jesús por Pío XI en 1927. Su fiesta se celebra el 3 de diciembre.

Oración

Padre nuestro, que por medio de San Francisco Javier numerosos pueblos te conocieron, concede a todos los bautizados un gran deseo por la propagación de tu Evangelio, para que así tu Iglesia se alegre en las maravillas que haces en el corazón de los hombres y en todas partes se anuncie con palabras y obras el nombre de tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor.

“Muchos, en estos lugares, no son cristianos, simplemente porque no hay quien los haga tales. Muchas veces me vienen ganas de recorrer las universidades de Europa y gritar, como quien ha perdido el juicio, para impulsar a los que poseen más ciencia que caridad, con estas palabras: ¡Ay, cuántos, por su desidia, quedan excluidos del cielo! ¡Ojala pusieran en este asunto el mismo interés que ponen en sus estudios! Con ello podrían dar cuenta a Dios de su ciencia y de los talentos que les han confiado.”

6Síntesis histórica

1889

• En septiembre comienzan las obras en construcción de la iglesia “Inmaculada Concepción”, costeada íntegramente por Mercedes Castellanos de Anchorena.

1899

• En agosto se concluyen todos los trabajos y el 6 de diciembre fue consagrada por el arzobis-po de Buenos Aires, Mons. Uladislao Castellano.El altar mayor conserva las reliquias de estos gloriosos már-tires de Cristo: San Bonifacio, Santa Miropa, Santa Cristi-na, San Anatasio y San Flaviano.

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1969 – 1976

• Se desempeña como párroco, el Padre Humberto Bellone.

Vicarios Parroquiales: P. Ricardo Román, P. Luís Ferrari, P. Jorge Patricio Ocampo

Diácono Enrique Mareque

Colaboradores: P. José Luís Duhourq, P. Alberto Albisetti

1969

• Fundación del Grupo Scout Nº 253 “Inmaculada Concep-ción”.

• Primera celebración de Confirmaciones, el 25 de Octubre.

• Primer Bautismo, realizado el 22 de Diciembre.

1970

• Se celebra el primer casamiento, el 23 de enero.

1971

• Fundación de la Comunidad Guía Nº 6.

• Se celebran por primera vez, las Primeras Comuniones, el 7 de noviembre.

1974

• Creación del Movimiento Familiar Cristiano.

1905

• Se colocan las tres campanas, bendecidas el 26 de abril por el arzobispo de Buenos Aires, Mons. Mariano Espinosa. Se tocaron por primera vez el 14 de mayo.

1910

• Mons. Espinosa obsequia dos magníficas estatuas de San Francisco Javier y de San Juan María Vianney, proponiendo a estos santos como modelos de evangelizadores.

1952

• Se inician las obras del nuevo altar mayor que es bendecido el 7 de diciembre.

1953

• El 1º de agosto, Mons. Antonio Rocca, obispo auxiliar de Buenos Aires consagra el nuevo altar, conservando las mis-mas reliquias de los santos mártires que poseía el primer al-tar.

1968

• Creación de la Parroquia por Monseñor Juan Carlos Aram-buru el 6 de Junio.

• Inicio de la Acción Fraterna, que luego se transformaría en Cáritas Parroquial.

1968 – 1969

• A cargo de la Parroquia se encuentra el Padre Ángel Sallaverremborde.

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1976 - 1979

• Se desempeña como párroco, el Padre Ángel Sallaverrem-borde.

Vicarios Parroquiales: P. Ricardo Román, P. Jorge Aguiar, P. Luis Salvo

Diáconos: Carlos Raúl Laurencena, P. Rubén Frassia, Nor-berto Sanzi

Colaboradores: P. José Luís Duhourq, P. Alberto Albisetti, P. Abel Contreras, P. Severio Peralta, P. Fernando Maletti

1979 - 1983

• Se desempeña como párroco, el Padre Osvaldo Santagada.

Vicarios Parroquiales: P. Rómulo Puiggari, P. Joaquín Su-cunza, P. Eduardo Rivero

Colaboradores: P. Carlos Raúl Laurencena, Mons. Emilio Riamonde, P. Abel Contreras

1979

• Primera celebración de Nuestra Señora de la Dulce Espera.

1983-1989

• Se desempeña como párroco, el Padre Antonio Aloisio.

Vicarios Parroquiales: P. Eduardo Rivero, P. Esteban Case-lla, P. Cristian Ramirez

Diáconos: Rubén Edalian, Horacio Reyna, Pablo Corbillón, Oscar Delfino, Enrique Serra, Enrique Eguía Seguí

Colaboradores: P. Carlos Raúl Laurencena, P. Abel Contre-ras, P. Leopoldo Messer

1983

• Creación de la Liga de Madres de Familia .

1984

• Creación de las ramas mayores de mujeres y varones, de la Acción Católica.

• Creación del Apostolado de la Oración.

1987

• Fundación de la Legión de María para jóvenes.

1989 - 1992

• Se desempeña como párroco, el Padre José María Casadevall.

Vicarios Parroquiales: P. Cristian Ramirez

1992 - 1995

• Se desempeña como párroco, el Padres Leopoldo Messer.

Vicarios Parroquiales: P. Héctor Dotro

Colaborador: P. José Macín

1995 - 2000

• Se desempeña como párroco el Padre Alfredo Zecca.

Vicario Parroquial a cargo de la Parroquia: P. Pablo Molero

Diáconos Pablo Lizárraga y Mariano Rodríguez Moncalvo

Colaboradores: P. Néstro de Gregorio, P. José María Vallarino

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• ¿Podría contarnos sobre sus días en la Parroquia?Estuve dos veces a cargo de la Iglesia. La primera como rector

porque aún no era parroquia y la segunda como párroco luego del Padre Humberto Bellone. En realidad ese primer tiempo me dediqué a preparar la venida del Padre Humberto, que iba a ser el párroco cuando volviera de un viaje de estudios que estaba realizando.

• ¿Qué recuerdos tiene de su primer paso por la Parroquia?Lo primero que viene a la mente y por lo cual me pusieron el

nombre del “exterminador” es el arreglo del templo. Era el tiem-po del Concilio, que pedía más mesura en la ornamentación de los templos, no tantas imágenes. El altar mayor, que había man-dado hacer el sacerdote jesuita Alejandro Paravano, era de már-mol y muy colorido, no iba con el estilo de la Iglesia, que era muy sobrio. El Padre José Luis Duhourq, que sabía de arte y que me había precedido en el rectorado de la iglesia, no se había animado

Entrevistaal Padre Ángel Sallaverremborde

71997

• Creación de la rama Plumitas, perteneciente al Grupo Scout y a la Comunidad Guía.

• Creación del Servicio de Orientación Psicológica y Psico-pedagógica Inmaculada Concepción (OPPSIC).

• Inicio del Servicio de Ducha y Lavado de ropa para la gente que vive en la calle, que depende de Cáritas Parroquial.

2000 y continúa

• Se desempeña como párroco, el Padre Pablo Molero.

Vicarios Parroquiales: P. Francisco Laveder y P. Ramón Abeijón Umpierrs

Colaboradores: P. Claudio Ronai

2006

• Inaguración del Cinerario Parroquial.

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a quitar el altar. Para que no se viera le pusieron delante un telón corto. Cuando me dijeron que tenía que ser rector de la Iglesia, le dije al sacristán que me ayudara a desarmarlo.

Se sacó todo. En el medio del altar había un hueco y un perga-mino de cuando se inauguró. Tenía monedas de ese tiempo. En el pergamino estaba mi nombre porque había diseñado el sagrario. Yo era muy inocente en ese tiempo. Era como si fuera la torre del Vaticano, hoy no lo haría así.

Se pusieron repisas para las imágenes de los santos.También limpié el frente que estaba todo negro. Vino un mu-

chacho que había estado preso y me dijo si tenía algún trabajo. Limpió todo el frente y el altar.

• ¿Qué se hizo con todo eso que sacó? Se puso en una pieza cerca de la cocina del seminario. Algu-

nas cosas se usaron para la renovación del templo, para hacer la pila bautismal y el sagrario. De la cripta se trajo la mesa de már-mol que está actualmente en el altar. Los altares de los costados que eran de madera estaban apolillados por lo tanto también los sacamos.

• ¿Tuvo muchas críticas por eso?Todo lo hecho no causó tanto escándalo porque así la Iglesia

quedó más sobria, más espaciosa. Dejamos los confesionarios, que son los que aún están.

Hoy no construiría iglesias, porque yo creo que la vida cristia-na se construye de otra manera. La historia nos debe enseñar un poco, los primeros cristianos no tenían iglesias y crecían como hormigas. También los mataban como hormigas. Constantino ve que el imperio se le viene abajo y entonces se agarra de la Iglesia y le hace grandes donaciones. Así comenzó el lío para la Iglesia, ya que comenzaron los grandes monumentos, las grandes catedrales, el dinero. Parece que cuando era pobre era otra la historia.

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• ¿Quién le pidió que hiciera estas reformas en el templo? ¿El obispo?

No. Hay cosas que si sabía el Obispo me fusilaba, me excomulgaba. Yo nunca lo consultaba porque me parecía que me iba a decir que no y entonces para qué. Estuve un año así esperando que Bellone volviera de un curso en España y que lo nombraran párroco. Yo le fui preparando la parroquia.

• ¿Qué instituciones había en la parroquia cuando usted llegó?Había una viejita nada más. Al poco tiempo me propusieron

crear el grupo Scout. Le escribí al Padre Bellone a ver si le parecía bien, ya que yo estaba de tránsito en la iglesia. Le pareció bien. También había un grupo de jóvenes.

• ¿Cómo fue su regreso a la Parroquia?En 1970 me habían nombrado párroco en San Cayetano

de Liniers. Fue la época de los militares. Todos los curas de la parroquia estábamos amenazados, nos decían que después de San Patricio, venían a San Cayetano y después al Carmen de Urquiza. De allí me fui no por cuestiones políticas, sino por cuestiones más bien internas. En San Cayetano decían que se acababa la época de Ángel y Guillermo, por los cambios que habíamos hecho en el templo. En Inmaculada los diseñaba yo, pero en San Cayetano había dos arquitectos. Todo lo hacían por detrás de los curas, entonces le pedí al Obispo que me trasladara y me pasó a la Inmaculada.

• ¿Cómo fue esta segunda etapa, qué recuerda en especial?Llegué en 1976. Yo siempre estuve por la denuncia y por lo

tanto denunciaba el régimen político. Tenía muchas conexiones con la gente de derechos humanos, y me pidieron si podían hacer una misa por los desaparecidos. Antes de la Misa vino un comi-sario y me dijo: “Padre va a haber policía de civil para controlar todo.” Entonces le dije: “Discúlpeme, pero de la reja para acá

el responsable soy yo. Le agradezco mucho, pero usted no tiene nada que hacer acá. De la reja para afuera usted será responsable delante de Dios.” Después le dí con todo en la prédica. Al termi-nar la misa se llevaron a cuatro personas y fui a la comisaría a ver por qué los habían detenido. Más tarde los soltaron.

Pastoralmente no hice tanto. Los scouts y los jóvenes ya esta-ban allí y los acompañe. También estaban los círculos de matri-monios que había organizado el Padre Bellone y que funcionaban bien. Había que seguirlo nada más.

Estuve 2 ó 3 años y me fui de la Parroquia debido a un des-acuerdo con el modo de manejar las parroquias que tenía el Car-denal Aramburu, que era el Arzobispo en ese momento.

• ¿Qué querría decirle a la gente en el 40º aniversario de la parroquia?

Que no hay que transigir con nada, ni con lo políticos ni con los militares ni con algunas cosas de la Iglesia. Hay que hacer las cosas sin miedos. Tenemos una misión en la vida por ser cristia-nos que es anunciar el Reino. Hay que anunciar la justicia y de-nunciar la injusticia. Está lleno de injusticias y no decimos nada, tapamos todo.

La catequesis no resulta porque no se va a la causa, claro que es duro porque si te metés, tenés que aguantártela, pero qué lindo es meterse en eso. Es enamorarse de un ideal, de Dios. Sino busca-mos al Señor cuando lo necesitamos, pero eso sólo no basta. Esta es una relación egoísta con Dios. No es así cuando se trabaja por el Reino de Dios.

El Reino de Dios aparece 122 veces en el Evangelio y 90 en boca de Cristo. Él dice: “busquen el Reino de Dios y lo demás se les dará por añadidura”. ¿Qué hicimos durante tanto años, miles de años? Estuvimos predicando una relación religiosa como po-dría ser con cualquier otro dios, en muchos casos hemos anuncia-do el dios que se complace en el castigo o el dios del premio y no el Dios de la liberación. La causa de Cristo nos compromete, la

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otra no: yo recibo y chau. La causa de Cristo sí, yo me entusiamo en esto. Es lo que dicen los evangélicos, vos no te metas, vos rezá y nada más, pero con esto no alcanza. Jesús dice: “pasen benditos de mi Padre, reciban el Reino que se les ha dado como herencia, porque tuve hambre y me dieron de comer”. Él no dice porque rezaste mucho. En otra parte dice: “no todo el que dice Señor, Se-ñor, entrará en el Reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de Dios”. Lamentablemente nos pasa que cambiamos todo.

Realizada por Daniel Grecoex Jefe Scout de la Parroquia

El 4 de Marzo de 1995 llegué a la Parroquia como Vica-rio Parroquial a cargo, ya que en ese momento el Párroco era el Rector del Seminario Metropolitano, Mons. Dr. Alfredo Zecca. En el año 2000 fui nombrado Párroco debido a que el nuevo Rec-tor, el Padre Daniel Fernández, consideró que no podía tener la doble responsabilidad de Rector y de Párroco. En el 2006 fui nue-vamente nombrado por un período de 6 años, por lo tanto estoy transcurriendo mi decimotercer año en la parroquia.

Esta tarea la he compartido con el Padre Néstor de Gregorio, el Padre Abel Contreras, el Padre José Maria Vallarino, el Diá-cono Pablo Lizárraga, el Diácono Mariano Rodríguez Montalvo, el Padre Francisco Laveder, el Padre Claudio Ronai y el Padre Ramón Abeijón. Desde hace unos años vive en la Parroquia el Padre Engelberto Schroh, que anteriormente era párroco de Jesús de la Buena Esperanza.

Estos años han pasado muy rápido, no sólo por el trabajo pa-rroquial sino también por las diversas tareas que tengo como res-

8 Palabrasdel Padre Pablo Molero

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ponsable de la pastoral para personas con discapacidad del Arzo-bispado de Buenos Aires.

Desde el inicio con el Padre Néstor de Gregorio buscamos que todos los miembros de la comunidad participen, que la gente experimente que la parroquia es fruto del trabajo de todos, que no es el cura o algunos elegidos, sino que todos, cada cual en su medida, somos responsables de su construcción.

A través de las prédicas y de gestos concretos hemos propues-to que la parroquia sea una comunidad conformada no solamen-te por los que establemente participamos, sino por todos los que concurren por diversos motivos: bautismos, casamientos, peregri-

El Padre Pedro Molero en la Misa del Aniversario.

nos de la Dulce Espera, enfermos, quienes vienen a Cáritas, quie-nes llaman a la puerta de la casa parroquial o vienen al servicio de los días miércoles.

Siempre buscamos que la parroquia esté abierta a todos y puesta al servicio de quien requiera algo de ella. Esto se efectivizó abrien-do la casa parroquial a la gente (más salones para los grupos), estableciendo más horarios para los bautismos y los casamientos, prestando mayor atención a todos los grupos, estimulando la ma-yor participación en la vida sacramental y de oración, etc.

A continuación, me gustaría destacar algunas actividades que considero relevantes para la vida de esta comunidad. También haré algunas consideraciones sobre el funcionamiento de nuestra comunidad parroquial, que espero nos ayuden a reflexionar sobre nuestra participación en ella.

• Personalmente creo que han sido buenos años para la vida parroquial. Todos hemos podido trabajar con tranquilidad en lo que cada grupo se propuso, en las actividades arqui-diocesanas y comunitarias que se han desarrollado.

• Quisiera resaltar y agradecer el trabajo de tanta gente que siempre y calladamente aporta a la tarea diaria y está dis-puesta a apoyar todo lo que se haga. Es ese trabajo callado y de fe, que se hace por Jesús y por la gente, el que mantie-ne a la Iglesia. Es la gente que hace no por el sacerdote que esté, sino por la Iglesia. Esas son las personas que mantie-nen viva la fe, aunque a veces algunos ni cuenta se den de lo que hacen y ponen a favor de todos.

• La relación con el Seminario: la presencia serena de los seminaristas se concreta en algunas celebraciones eucarís-ticas, en algunas actividades parroquiales y en la celebra-ción de la Semana Santa.

• Gracias a la devoción de Nuestra Señora de la Dulce Es-pera, la parroquia se ve enriquecida con la presencia de

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muchas personas que vienen a pedir o agradecer el don de un hijo. Es un placer ver la participación de los devotos y de los niños en las celebraciones litúrgicas. Esto a su vez, motiva que alrededor de 600 niños sean bautizados a lo largo del año, lo que ha llevado a ofrecer mensualmente tres charlas pre-bautismales.

• Si bien me parece que en los últimos años, se ha logrado un mayor respeto por lo que hace cada uno y una mayor disposición a ayudarse, en especial al organizar las activi-dades, estoy convencido que aún falta que determinadas tareas (Cáritas, misión parroquial, catequesis, celebracio-nes, el cuidado de las instalaciones, etc.) que son respon-sabilidad de la comunidad, sean asumidas por todos.

• Aún no se ha llegado a pensar entre todos la actividad parroquial con criterio pastoral. De hecho, no contamos con un consejo pastoral parroquial como tal, generalmente en él se arreglan fechas y se conversan algunos temas centrales.

• El servicio callado que se brinda los días miércoles a quie-nes viven en la calle es una riqueza de la comunidad. En-tre 40 y 50 personas por semana pueden bañarse, lavar su ropa, recibir nueva vestimenta una vez al mes y desayunar. Dentro de la dura situación que viven, este lugar es una referencia que tienen y que les brinda, no solamente una ayuda material, sino la posibilidad de encontrarse con los voluntarios que los asisten, que los consideran y los acom-pañan respetando su dignidad de personas.

• El Servicio de Orientación Psicológica y Psicopedagógica que ha atendido a muchos niños enviados de los colegios de la zona. Los profesionales muy responsablemente han atendido a los chicos y a sus familias, buscando dar res-puesta a sus requerimientos.

• La permanencia activa del Grupo Scouts, de la Comuni-dad Guía y de la Legión de María que aportan a la vida pa-rroquial no sólo niños y jóvenes, sino también a sus padres y propuestas que dan vida a la comunidad.

• La catequesis ha tenido momentos de gran cantidad de concurrentes y también de catequistas, con muy diversas actividades (campamentos, jornadas, encuentros con la participación de los padres y abuelos, etc). En los últimos años, el número de niños que vienen a la catequesis ha descendido, aunque este año ha vuelto a crecer. Pero lo más preocupante es el no poder contar con catequistas de manera permanente. Lamentablemente, todos los años, debemos buscar nuevos voluntarios que acompañen la ta-rea de la catequesis. Creo que esto es un signo de cierta disminución del espíritu misionero en la comunidad.

Misa Navidad 2007.

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• Han sido los niños uno de los beneficiarios directos de todo lo que se ha buscado hacer. Su participación en las misas de Nuestra Señora de la Dulce Espera, el dejarlos moverse con libertad y tenerlos en cuenta, la creación de los Plumitas, el Servicio de Psicología y Psicopedagogía, entre otros, son una muestra del interés por ellos.

• La comunidad se abrió a la temática de la discapacidad. Algunas de las acciones que se llevaron a cabo son: la construcción de rampas de acceso al templo y a la secre-taría, la catequesis para niños con discapacidad, la misa con traducción para personas con discapacidad auditiva, la participación en los grupos de la comunidad, el apoyo a la caminata Juntos Podemos, que la Comisión para las Personas con discapacidad del Arzobispado organiza junto con Amia y B’nai B’rith, entre otras.

• Siempre se ha apoyado, sin límites, las actividades de Cá-ritas. Creemos que esta tarea no puede dejar de apoyarse con todos los medios necesarios. A lo largo de estos años ha costado encontrar voluntarios que colaboren, pero gra-cias a Dios y a la buena disposición de cierta gente, siem-pre hubo quienes se ocuparan de esta tarea silenciosa y quizás no muy reconocida.

• Se han priorizado la celebración de los bautismos y los casamientos. En el primer caso, se pusieron más horarios (todos los fines de semana, a veces los sábados o los do-mingos, con dos turnos por la tarde, además un domingo por la mañana). Se le ha dedicado tiempo al trato con los novios para la realización de los expedientes y la prepa-ración de la celebración. Se ha dado la oportunidad de que los mismos se realicen en cualquier horario mientras se convine con los sacerdotes (domingos por la mañana o por la tarde, días de semana luego del casamiento por civil, etc).

Creo que aún hay que trabajar mucho para que la comunidad crezca como comunidad, si entendemos por ella un grupo humano que se identifica prácticamente con un ideal, que sus miembros establecen vínculos fraternales entre sí, que intercambia pareceres y actividades en búsqueda de un logro común, etc. Pero más aún, es lo que hay que hacer, para llegar a ser una comunidad orante (actitud de oración, de meditación de la Palabra de Dios, de experiencia del Espíritu que transforma la vida y nos colma de alegría, concretada en tiempo para el encuentro silencioso y para las celebraciones), una comunidad fraterna (actitud de respeto por el otro e interés sincero por su persona y por las actividades que cada uno realiza buscando el enriquecimiento de todos, expresada principalmente en aquellas tareas comunes) y una comunidad misionera (actitud alegre de querer dar a conocer a Jesús a otros para que se enriquezcan con su persona, con sus obras, con su amor a través de todas las formas que se vayan presentando y concretamente en la catequesis, en las responsabilidades que se tienen con otros, en las visitas a las casas, en Cáritas, entre otras).

Gracias a todos los miembros de la comunidad parroquial que han participado a lo largo de estos años y que han aportado, con su presencia y sus acciones. Gracias por haberme ayudado en mi vida y en mi tarea de párroco. Que el buen Dios los bendiga con su paz.

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“Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos”

(Mt. 28,19)

En estas palabras de Jesús Resucitado se concen-tra el envío, que hace el Señor, de sus discípulos, exhortándolos a extender su Reino y su presencia, a través de los tiempos, en todo el mundo.

Creemos que en esas esperanzadoras palabras se encuentra el tesoro de la catequesis en la Iglesia: la transmisión del rostro de Cristo que despierte la fe en los hombres de hoy: revelar al mundo la maravilla del Misterio Pascual, en el cual Dios envió a su Hijo, quien murió y resucitó por nosotros.

El Evangelio muestra a Jesús dedicado a una tarea que realizó con una gran variedad de formas: anunciar a los hombres la Bue-na Nueva que trae la vida en abundancia.

9La catequesis en nuestra parroquia

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La Exhortación apostólica Catechesi Tradendae ... recuerda que la evangelización es una realidad rica, compleja y dinámica, que comprende “momentos” esenciales y diferentes entre sí. Y añade: “La catequesis es uno de esos momentos ... en el proceso total de la evangelización”.

El “momento” de la catequesis es el que corresponde al período en que se estructura la conversión a Jesucristo, dando una fundamentación a esa primera adhesión. Los convertidos, mediante «una enseñanza y aprendizaje convenientemente prolongado de toda la vida cristiana», son iniciados en el misterio de la salvación y en el estilo de vida propio del Evangelio. Se trata, en efecto, “de iniciarlos en la plenitud de la vida cristiana”.

La catequesis de iniciación pone las bases de la vida cristiana en los seguidores de Jesús. El proceso permanente de conversión va más allá de lo que proporciona la catequesis de base o fundante. Para favorecer tal proceso, se necesita una comunidad cristiana que acoja a los iniciados para sostenerlos y formarlos en la fe. “La catequesis corre el riesgo de esterilizarse si una comunidad de fe y de vida cristiana no acoge al catecúmeno en cierta fase de su catequesis”. (210) El acompañamiento que ejerce la comunidad en favor del que se inicia, se transforma en plena integración del mismo en la comunidad.

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Partiendo de situaciones que le sucedían a las personas o que Él provocaba, tomando elementos de la vida diaria para que to-dos pudieran comprender, escuchando preguntas de quienes se acercaban en búsqueda de respuestas para su vida, atendiendo aquello que las personas le manifestaban, encontrándose puntual y largamente con la gente, cruzando miradas o haciendo gestos que comunicaban desde sí, Jesús mostraba la presencia del Reino de Dios en medio de los hombres.

Esto lo hacía no sólo para quienes tenía delante, sino para todos los que, gracias a sus discípulos, lo conocerían y recibirían su Buena Nueva.

Esto lo cumplieron los apóstoles, ya que la Carta de San Juan nos dice: “Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que hemos tocado con nuestras manos acerca de la Palabra de Vida, es lo que les anunciamos” (1Juan1,1)

La Iglesia transmite la fe de forma activa, la siembra en el corazón de los catecúmenos y catequizandos para que fecunde sus experiencias más hondas. La profesión de fe recibida de la Iglesia (traditio), al germinar y crecer a lo largo del proceso catequético, es devuelta (redditio) enriquecida con los valores de las diferentes culturas. El cate-cumenado se convierte, así, en foco fundamental de incremento de la catolicidad y fermento de renovación eclesial.

La Iglesia, al transmitir —en la inicia-ción cristiana— la fe y la vida nueva actúa como madre de los hombres, que engendra a unos hijos concebidos por obra del Espíritu Santo y naci-dos de Dios. Precisamente, “porque es madre es también la educadora de nuestra fe”; es madre y maestra, al mismo tiempo. Por la catequesis ali-menta a sus hijos con su propia fe y los inserta, como miembros, a la fa-milia eclesial. Como buena madre, les ofrece el Evangelio en toda su auten-ticidad y pureza, que les es dado, al mismo tiempo, como alimento adap-tado, culturalmente enriquecido y como respuesta a las aspiraciones más profundas del corazón humano.

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“El fin definitivo de la catequesis es poner a uno no sólo en contacto sino en comunión, en intimidad con Jesu-cristo”.Toda la acción evangelizadora busca favorecer la comunión con Jesucristo. A partir de la conversión “inicial” de una persona al Señor, suscitada por el Espíritu Santo mediante el primer anuncio, la catequesis se propone fundamentar y hacer madurar esta primera adhesión. Se trata, enton-ces, de ayudar al recién convertido a “conocer mejor a ese Jesús en cuyas manos se ha puesto: conocer su ‘mis-terio’, el Reino de Dios que anuncia, las exigencias y las promesas conte-nidas en su mensaje evangélico, los senderos que El ha trazado a quien quiera seguirle”. El Bautismo, sacra-mento por el que “nos configuramos con Cristo”, sostiene con su gracia este trabajo de la catequesis.

“... Ser catequista es una gracia y un don, ya que tu opción no está vinculada a un mérito particular alguno, sino únicamente al misterio de la llamada del Espíritu...”

Las tareas de la catequesis co-rresponden a la educación de las diferentes dimensiones de la fe, ya que la catequesis es una for-mación cristiana integral, “abier-ta a todas las esferas de la vida cristiana”. En virtud de su mis-ma dinámica interna, la fe pide ser conocida, celebrada, vivida y hecha oración. La catequesis debe cultivar cada una de estas dimensiones. Pero la fe se vive en la comunidad cristiana y se anuncia en la misión: es una fe compartida y anunciada. Y estas dimensiones deben ser, también, cultivadas por la catequesis.

“... la actitud del catequista respecto a la llamada del Señor, más que una decisión es una respuesta de fe a la invitación del Espíritu que la ha precedido. Aceptar el ministerio catequístico equivale a acoger en la propia existencia al santo siervo de Jesucristo, convertirse en discípulos suyos, es decir, compartir su proyecto de vida, seguir su camino y encontrar en Él al promulgador de la Palabra del Padre, el mo-delo de práctica del ministerio catequístico...”

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Así comenzó ese río inagotable de la evangelización, que ha desbordado de tantas maneras, en la rica historia de la Iglesia, por la acción silenciosa del Espíritu Santo, en el corazón de tantos hombres y mujeres.

Una de esas maneras es la catequesis. Ella es una de las ta-reas fundamentales de toda comunidad cristiana. Las parroquias, como células fundamentales de la vida de la Iglesia, tienen como misión principal catequizar, transmitir de manera adecuada, or-gánica y significativa la enseñanza de Jesús transmitida por la Iglesia.

En nuestra parroquia se realiza este servicio de diferentes mo-dos, según necesidades, posibilidades y requerimientos. Así hay catequesis para niños, para adolescentes, para adultos, para quie-nes tienen alguna discapacidad o problema de aprendizaje, ya sea para prepararlos para los sacramentos de la iniciación cristiana (bautismo, confirmación, primera comunión), para los padres y padrinos de los bebés que se van a bautizar y para quienes se van a casar.

Esta tarea ha sido llevada adelante por los catequistas: jóve-nes, adultos, matrimonios, sacerdotes, seminaristas que a lo lar-go de estos 40 años han desempeñado este hermoso servicio con gran generosidad.

Pablo MoleroPárroco

Queremos presentarles las actividades y las personas que hicieron y hacen la historia de Cáritas Inmaculada.

Cuando nuestra Parroquia era solamente la Iglesia del Seminario y estaba a cargo de los Padres Jesuitas que dirigían el Seminario, existía un grupo llamado “Traperos de Emaús”. El mismo había sido iniciado por el Padre Nores y dirigido por María Emilia Nucci.

El Padre Ángel Sallaberremborde, al hacerse cargo de la Pa-rroquia, inició un grupo llamado “Acción Fraterna” para dar res-puesta a las personas carenciadas del barrio. El mismo estaba a cargo de Juan Carlos Gutiérrez y contaba con dos servicios: rope-ría y almacén. Con el tiempo se organiza Cáritas Parroquial, que a las actividades anteriores agregó un servicio de farmacia. Estaba a cargo la Sra. Elsa V. de Cáceres.

En el año 1989, siendo párroco el Padre De Casadevall, se unen al grupo Elenita Ferri, Titina Baldini, Juanita y Delia Angelomé, Ludmila, Tina Valdez, Lucy Folour, Eva Calvo, Luisa Camargo.

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La ropa se “vendía” a precios simbólicos porque se considera-ba que era importante que cada uno comprara lo suyo y no reci-biera beneficencia. Había talleres de costura, donde se reparaban prendas con las dos máquinas de coser con las que se contaba. También se reparaban juguetes para repartir en villas, donde mi-sionaban los jóvenes de la Parroquia.

Cuando llega el Padre Leopoldo Messer, nos conecta con la gente de Malabrigo a través del Padre José Macín (Coché) y las religiosas de la zona. Las máquinas de coser de la Parroquia son enviadas allí para crear talleres de costura. El dinero que se recau-daba de la venta de la ropa arreglada, se utilizaba para comprar un carro comunitario y favorecer micro-emprendimientos.

Se incorpora una asistente social. Su aporte permitió realizar un trabajo más sistemático a fin de responder mejor a las necesi-dades de quienes se acercaban.

En esa época se hizo cargo de la coordinación Marta Cartaná y se incorporaron al equipo de trabajo: Isabel Molina, Miriam Salas, Silvia Rosin, entre otras. Se comienza con un servicio diri-gido a las personas que viven en la calle.

A fines de 2001 deja la coordinación Marta Cartaná y la su-cede Adriana Quenard. Se suman a la tarea Angela de la Rosa, Luisa Lazzarini, Mary Scrugli, Lucy, Alberto Abalo, Matías Kin-zurich, Patricia y Rosa María Rubini, hasta la fecha. En enero 2003 se hace cargo de la organización, Rosita Rubini.

A lo largo de este tiempo, el servicio de Cáritas Parroquial, ha colaborado con diferentes comunidades: la comunidad de Ro-mang en Santa Fe, la Parroquia Santos y Ánimas, entre otras. Se dió comienzo a la primeras Ferias Americanas. Hasta la fecha se sigue colaborando con esta Parroquia, con el Hospital de Ñiños Ricardo Gutiérrez, con el Hospital Garraham y con la obra del Padre Vallarino.

Feria Americana.

Feria Americana.

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Entre 2005 y 2007 se incorporan al equipo de trabajo Graciela Riveros, Milagros Cofam, Elena D’Asta y regresa Ceferina Ordo-ñez (Peque). En el servicio de los días lunes y martes participan siete voluntarias.

Los lunes se clasifican las donaciones que ingresan, se separan las bolsas de alimentos que se entregan los martes a las personas asistidas y citadas. También se limpian y arreglan aquellas cosas que están deterioradas.

Actualmente son 37 las familias atendidas y visitadas con re-gularidad. Se lleva un registro de lo actuado y de lo que se entrega en ropa, calzado, frazadas, colchones, vajillas, etc. Los alimentos se dan una vez por mes, con excepción de las personas más nece-sitadas que los reciben cada 15 días.

Hace unos 10 años, comenzó a brindarse un servicio dirigido a las personas en situación de calle. Inicialmente lo atendían los

Scouts, los días sábados por la mañana; más tarde pasa a ser aten-dido por voluntarios de Cáritas (M. Cartaná y Marian, Mónica Gorla, Alberto Abalo, Esther Rodríguez y Cacho y Luisa Camar-go), los días miércoles. Al tiempo se incorporan Emilia Gandino, Rosa María Rubini, Gloria Romero y María Angélica Althoff.

Han sido registradas 240 personas, en su gran mayoría hom-bres. Pueden acceder al servicio personas mayores de 18 años que posean DNI.

Se ofrece un desayuno y se entrega ropa, calzado, muda com-pleta, jabón para lavar la ropa y lavandina, toalla y jabón para el baño.

Cáritas cuenta con un servicio de óptica gratuito, gracias al aporte de la Sra. Mili Milutinovich.

Cuando aparecen pedidos de medicamentos se los deriva a la Parroquia de Soledad de María que cuenta con una farmacia atendida por dos médicos. Allí se derivan los aportes que se reciben.

Grupo Cáritas Parroquial.

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También una farmacia de la zona suele entregar gratuitamente los medicamentos que son solicitados con receta.

Realizamos dos grandes Ferias Americanas durante el año, donde se vende a precios realmente muy bajos todos los artículos que se ofrecen. Lo recaudado vuelve a Cáritas. Esto permite cu-brir gastos propios de los diversos servicios.

El grupo de Cáritas recibe día a día el acompañamiento del Padre Pablo, quien nos brinda total libertad para trabajar y la tranquilidad de saber que siempre está para ayudarnos.

Probablemente algunos datos no estén reflejados en este in-forme, ya sea por desconocimiento o por el paso del tiempo que nos dificulta recordar o conocer detalles de otras épocas.

A todos los que pasaron por Cáritas les decimos gracias por señalarnos un camino, a los que están y a los que nos sucederán les pedimos compromiso y voluntad.

A toda la comunidad que colabora domingo tras domingo o calladamente dejando aportes para Cáritas, les agradecemos por su colaboración. Y les recordamos que, si bien algunos están apor-tando su servicio aquí en la Parroquia, Cáritas somos todos.

Un abrazo en Cristo y María para todos.

Equipo de Cáritas Parroquial