Parcial Presocraticos

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María Manuela Gómez Gómez código: 433207 Semestre: 3o Primer Parcial 1. La relación entre ciencia y filosofía se puede entender a partir del objetivo que cada filósofo le ve a la filosofía. En unos casos la ciencia y la filosofía parecen inseparables, mientras en otros la ciencia parece algo aparte. Tenemos a tres pensadores—Tales, Anaxímenes y Anaximandro—que probablemente llamaríamos hoy en día científicos por sus “experimentos” y observaciones de los astros y fenómenos naturales (Gredos 13; DK 11A1, 11A5, 12A7, 12A1, 13A16). Estas preocupaciones reflejan una forma de ver la ciencia como una ciencia natural, es decir ciencia de la naturaleza, aunque faltaría especificar qué significa acá “naturaleza”. En cuanto se preocupan por “hacer ciencia” Tales, Anaxímenes y Anaximandro no parecen hacer una división entre ciencia y filosofía. Tenemos por otro lado a Empédocles, Parménides y Heráclito, a quienes dudaría llamar científicos (de pronto por su estilo), pero que sin embargo establecen una relación particular con la ciencia de la naturaleza. La ciencia natural o filosofía natural se preocupa por cómo llegan a ser las cosas ya que lo que se les atribuye a estos pensadores tiene que ver con el principio y movimiento de las cosas (DK 11A12, 11A12, 13A6, 31B17, entre otros). En este sentido todos los pensadores mencionados, desde Tales a Heráclito, los podemos llamar científicos y filósofos, como si no hubiera diferencia entre hacer ciencia y hacer filosofía. Sin embargo, las diferentes formas de ver la “naturaleza” muestran que si hablamos de poder hacer ciencia como poder explicar o medir los cambios o el movimiento de esa naturaleza no podemos llamar a todos esos pensadores científicos. Tenemos por ejemplo, a Anaximandro, para quien la naturaleza de las cosas es infinita e indeterminada, por olo tanto no es muy claro cómo se hace una ciencia o se mide esa naturaleza (DK 13A5). A Parménides tampoco lo podríamos llamar un científico ya que parece decirnos que en esa forma de hacer “ciencia”, buscando un orden y haciendo divisiones (aparentemente lingüísticas), no entendemos nuestra verdadera configuración del mundo; entender esa configuración sería como el propósito de la filosofía y esa verdad sería algo que transciende el mundo humano o el mundo material de la ciencia (DK 28B1.25-32, B2,

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filósofos presocráticos

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María Manuela Gómez Gómezcódigo: 433207 Semestre: 3o

Primer Parcial

1. La relación entre ciencia y filosofía se puede entender a partir del objetivo que cada

filósofo le ve a la filosofía. En unos casos la ciencia y la filosofía parecen inseparables,

mientras en otros la ciencia parece algo aparte. Tenemos a tres pensadores—Tales,

Anaxímenes y Anaximandro—que probablemente llamaríamos hoy en día científicos por

sus “experimentos” y observaciones de los astros y fenómenos naturales (Gredos 13; DK

11A1, 11A5, 12A7, 12A1, 13A16). Estas preocupaciones reflejan una forma de ver la

ciencia como una ciencia natural, es decir ciencia de la naturaleza, aunque faltaría

especificar qué significa acá “naturaleza”. En cuanto se preocupan por “hacer ciencia”

Tales, Anaxímenes y Anaximandro no parecen hacer una división entre ciencia y

filosofía. Tenemos por otro lado a Empédocles, Parménides y Heráclito, a quienes

dudaría llamar científicos (de pronto por su estilo), pero que sin embargo establecen una

relación particular con la ciencia de la naturaleza.

La ciencia natural o filosofía natural se preocupa por cómo llegan a ser las cosas ya que

lo que se les atribuye a estos pensadores tiene que ver con el principio y movimiento de

las cosas (DK 11A12, 11A12, 13A6, 31B17, entre otros). En este sentido todos los

pensadores mencionados, desde Tales a Heráclito, los podemos llamar científicos y

filósofos, como si no hubiera diferencia entre hacer ciencia y hacer filosofía. Sin

embargo, las diferentes formas de ver la “naturaleza” muestran que si hablamos de poder

hacer ciencia como poder explicar o medir los cambios o el movimiento de esa

naturaleza no podemos llamar a todos esos pensadores científicos. Tenemos por ejemplo,

a Anaximandro, para quien la naturaleza de las cosas es infinita e indeterminada, por olo

tanto no es muy claro cómo se hace una ciencia o se mide esa naturaleza (DK 13A5). A

Parménides tampoco lo podríamos llamar un científico ya que parece decirnos que en esa

forma de hacer “ciencia”, buscando un orden y haciendo divisiones (aparentemente

lingüísticas), no entendemos nuestra verdadera configuración del mundo; entender esa

configuración sería como el propósito de la filosofía y esa verdad sería algo que

transciende el mundo humano o el mundo material de la ciencia (DK 28B1.25-32, B2,

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B6, B8:38-41, B8:50-61). Al final tenemos a Heráclito, quien habla del principio como

causa de transformación y que está en cambio continuo lo cuál nos lleva a preguntar, ¿si

no hay nada que permanece en la naturaleza cómo podemos hacer ciencia de ella? (DK

22B30, 31). El hacer filosofía o ser sabio sería entender este cambio y la relación del

λόγος con los opuestos, y estaría, en términos jerárquicos, más allá de la ciencia (DK

22B1, 50).

2. Para estos pensadores, el conocimiento es el entendimiento de ciertas verdades del

mundo. Para algunos este entendimiento está en un “poder explicar” cómo es el mundo y

en otras está en los límites del mundo humano. Tales, Anaxímenes, Anaximandro y hasta

Empédocles son del primer grupo donde el fundamento epistemológico es presuponer un

cierto orden de la naturaleza, es decir, una inteligibilidad del mundo; las cosas tienen un

origen y llegan a ser, o pasan por un cambio, de acuerdo con ciertos procesos, los cuales

podemos explicar (Gredos 22, 199; DK 11A23, 13A9, 31B17). Para ellos el mundo para

conocer es un mundo material y puede que, como en el caso de Anaximandroto, ese

mundo tenga una naturaleza indeterminada, pero las cosas siguen teniendo un orden y

una proporción.

El conocimiento del cual hablan Parménides y Heráclito no comparte ese fundamento

epistemológico, no se refiere a mundo material sino más bien a un mundo humano (DK

28B6, 22B1). En el caso de Parménides, el lenguaje humano está limitado a expresar

ciertas verdades, y conocer sería conocer esta limitación (DK 28B5, B8:50-52). El caso

de Heráclito es muy similar, conocer es despertar de un sueño en el cual el conocimiento

es transcendental y divino y es conocimiento de cosas que permanecen a un mundo

común donde todo está cambiando (DK 22B21, B89). Conocer es algo así como una

reflexión sobre el lenguaje, los límites de éste, y en general que lo que pensamos conocer

no lo conocemos.

3. Del estilo de Tales, Anaximandro, y Anaxímenes no podemos hablar mucho, ya que casi

todo lo que tenemos de ellos son testimonios. De los que sí tenemos algo más directo—

Empédocles, Parménides y Heráclito—podemos decir algunas cosas sobre el papel del

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estilo en el que-hacer filosófico. Lo primero que me parece claro es que para ellos el

contenido y la forma no son separables como lo pensamos hoy en día. Extendiendo esta

idea sería proponer que un contenido implica una forma y una forma un contenido.

En estos pensadores un estilo ya presupone fundamentos epistemológicos. Es decir, la

forma de escribir es una forma de conocer y pensar el estado de las cosas o de la

naturaleza de las cosas. Es como si cuando el filósofo escribe de una forma “directa”,

que intenta ser clara y sin ambigüedades como lo hace la diosa en el poema de

Parménides, ya estuviera diciendo que el mundo es (1) inteligible y (2) tiene un orden o

sentido. Cuando se intenta escribir de otra forma, como por ejemplo Heráclito, desde un

principio se están haciendo preguntas sobre el límite de nuestro conocimiento, y más allá

se está hablando de la relación entre lenguaje y mundo. También tenemos a Parménides y

su estilo poético, ¿qué nos puede decir la poesía? La poesía nos sugiere algo más allá de

las palabras—las cosas no son algo son como algo—y de esa manera el lenguaje intenta

salirse de sí mismo a algo (una verdad de pronto) que lo transciende. Con Heráclito el

estilo no tiene que apuntar a verdades transcendentales, el estilo mismo puede ser la

experiencia del contenido.

Referencia

Colli, Giorgio. La Sabiduría Griega III: Heráclito. Madrid: Trotta, 2010.

Eggers Lan, Conrado, Francisco Lisi, Néstor L. Cordero, and Victoria E. Juliá, trad. Los Filósofos Presocráticos. Vol. 1. Madrid: Gredos, 2001.

Kirk, G. S., J. E. Raven, and Malcolm Schofield. The Presocratic Philosophers: A Critical History with a Selection of Texts. Cambridge: Cambridge UP, 1983.

Gómez Lobo, Alfonso, trad. Parménides. Charcas, 1985.