Papá, Dame Un Respiro.

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CARL HONORÉ 12 OCT 2008 REPORTAJE: Papá dame un respiro Archivado en: Niños Niños Familia Familia Infancia Infancia Literatura Literatura Cultura Cultura Sociedad Sociedad Los adultos han secuestrado la infancia de los niños. El impulso de modelar a los hijos con un celo sobrehumano, la llamada "hiperpaternidad", evidencia el fracaso del modelo infantil actual. Es lo que el autor de 'Elogio de la lentitud' defiende en su nuevo libro, 'Bajo presión'. Y se pregunta, en este texto para 'El País Semanal', qué significa ser niño y padre en el siglo XXI. Todo comenzó durante una reunión de padres en una escuela de Londres. La opinión que los profesores me dieron sobre mi hijo era buena, pero cuando entramos en la clase de arte, los halagos aumentaron a niveles inesperados. Uno de sus trabajos, un boceto de un mago realizado al estilo de Quentin Blake, estaba colgado en la pared con chinchetas como modelo para los demás alumnos. Por debajo del retrato, mi hijo había pintado la cabeza de un hombre desde diferentes ángulos. La profesora de arte lo descolgó para enseñármelo. "Es increíble que un niño de siete años, por iniciativa propia, haya representado la perspectiva de esa forma", me decía entusiasmada. "Su hijo, verdaderamente, destaca en clase. Es un joven artista superdotado". Y ahí estaba, la S de esa palabra de 11 letras que produce taquicardia a cualquier padre: superdotado. Aquella noche me puse a buscar en Google cursos y profesores particulares de arte para cultivar el don de mi hijo. En mi mente desfilaban las imágenes del que podría ser el próximo Picasso. Hasta la mañana siguiente. "Papá, yo no quiero un profesor particular, sólo quiero dibujar". Me confesó mientras desayunábamos. "¿Por qué los adultos siempre tienen que controlar todo?". su pregunta me impresionó bastante. A mi hijo le encanta dibujar. Puede pasar horas inclinado sobre un trozo de papel inventando extrañas formas de vida, diseñando complicados libros de cómics o haciendo bocetos de Ronaldo dando patadas a un balón. Dibuja bien y se siente feliz con ello. Pero, por alguna razón, esto no era suficiente. Una parte de mí quería aprovechar esa felicidad, pulir y sacar partido de su talento, convertir su arte en un éxito. Mi hijo tenía razón: estaba intentando controlar todo. Aquella conversación a la hora del desayuno resultó ser uno de esos momentos reveladores que le cambian a uno la vida. Me hizo darme cuenta de que, como padre, estaba perdiendo el equilibrio. También me inspiró para escribir Bajo presión: cómo educar a nuestros hijos en un mundo hiperexigente. Para realizar la investigación del libro pasé dos años viajando por toda Europa, América y Asia analizando la situación de la infancia en la actualidad. Visité colegios, guarderías, clubes DOMINGO, 12 de octubre de 2008 ARCHIVO EDICIÓN IMPRESA Papá dame un respiro | Edición impresa | EL PAÍS http://elpais.com/diario/2008/10/12/eps/1223792... 1 de 7 08/06/15 08:17

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Sobreprotección infantil en la clase media-acomodada.

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  • CARL HONOR 12 OCT 2008

    REPORTAJE:

    Pap dame un respiroArchivado en: NiosNios FamiliaFamilia InfanciaInfancia LiteraturaLiteratura CulturaCultura SociedadSociedad

    Los adultos han secuestrado la infancia de los nios. El impulso de modelar a los hijos con un celo sobrehumano, la llamada "hiperpaternidad", evidencia el fracaso del modeloinfantil actual. Es lo que el autor de 'Elogio de la lentitud' defiende en su nuevo libro, 'Bajo presin'. Y se pregunta, en este texto para 'El Pas Semanal', qu significa ser nio ypadre en el siglo XXI.

    Todo comenz durante una reunin de padres en una escuela de Londres. La opinin que losprofesores me dieron sobre mi hijo era buena, pero cuando entramos en la clase de arte, loshalagos aumentaron a niveles inesperados. Uno de sus trabajos, un boceto de un magorealizado al estilo de Quentin Blake, estaba colgado en la pared con chinchetas como modelopara los dems alumnos. Por debajo del retrato, mi hijo haba pintado la cabeza de un hombredesde diferentes ngulos. La profesora de arte lo descolg para ensermelo."Es increble que un nio de siete aos, por iniciativa propia, haya representado la perspectivade esa forma", me deca entusiasmada. "Su hijo, verdaderamente, destaca en clase. Es unjoven artista superdotado".Y ah estaba, la S de esa palabra de 11 letras que produce taquicardia a cualquier padre:superdotado.Aquella noche me puse a buscar en Google cursos y profesores particulares de arte paracultivar el don de mi hijo. En mi mente desfilaban las imgenes del que podra ser el prximoPicasso. Hasta la maana siguiente. "Pap, yo no quiero un profesor particular, slo quierodibujar". Me confes mientras desayunbamos. "Por qu los adultos siempre tienen quecontrolar todo?".su pregunta me impresion bastante. A mi hijo le encanta dibujar. Puede pasar horasinclinado sobre un trozo de papel inventando extraas formas de vida, diseando complicadoslibros de cmics o haciendo bocetos de Ronaldo dando patadas a un baln. Dibuja bien y sesiente feliz con ello. Pero, por alguna razn, esto no era suficiente. Una parte de m queraaprovechar esa felicidad, pulir y sacar partido de su talento, convertir su arte en un xito. Mihijo tena razn: estaba intentando controlar todo.Aquella conversacin a la hora del desayuno result ser uno de esos momentos reveladoresque le cambian a uno la vida. Me hizo darme cuenta de que, como padre, estaba perdiendo elequilibrio. Tambin me inspir para escribir Bajo presin: cmo educar a nuestros hijos en unmundo hiperexigente.Para realizar la investigacin del libro pas dos aos viajando por toda Europa, Amrica y Asiaanalizando la situacin de la infancia en la actualidad. Visit colegios, guarderas, clubes

    DOMINGO, 12 de octubre de 2008

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  • deportivos, laboratorios y ferias de juguetes; me entrevist con profesores, entrenadores,concejales, publicistas, policas, terapeutas, mdicos y cualquier experto en desarrollo infantil.Habl tambin con cientos de padres y de nios, y seleccion las ltimas investigacionescientficas.Lo que descubr es que los adultos han secuestrado la infancia de los nios de una maneranunca vista hasta ahora. Bajo presin explora el porqu del fracaso del modelo infantil actual yofrece propuestas de todos los rincones del mundo para ayudarnos a encontrar una solucin.El libro no es un manual para padres. Mi intencin va ms lejos: redefinir lo que significa sernio y padre en el siglo XXI.Desde luego, el impulso de controlar al milmetro a los nios no es nuevo. Hace 2.000 aos,un maestro llamado Lucius Orbilius Pupillus identific a los padres con demasiadasambiciones para sus hijos como gajes del oficio en las aulas de la antigua Roma. Cuando eljoven Mozart hizo prodigios que se pusieron de moda en el siglo XVIII, muchos europeoseducaron a sus propios chicos con la esperanza de conseguir nios prodigio. Hoy da, sinembargo, la presin por conseguir lo mejor de nuestros nios parece que consume todo eltiempo disponible.Como padres, sentimos el empeo de empujar, modelar y educar a nuestros hijos con uncelo sobrehumano para darles lo mejor de todo y hacer de ellos los mejores para todo.Pensemos en la coleccin de DVD de Baby Einstein o en la de yoga para nios; en el ltimomodelo de iPod; o en los GPS con dispositivo de localizacin para las mochilas; clases deballet, de ftbol, de cermica, de yoga, tenis, rugby, piano, yudo. Sentimos que fracasamos sinuestros hijos sufren de algn modo y no brillan como artistas, profesores o atletas.En todo el mundo, esta forma de controlar al milmetro la educacin de los nios es conocidacon diferentes nombres. Algunos la llaman "hiperpaternidad". Otros se refieren a ella comopadres helicptero, porque siempre estn vigilando. Los canadienses bromean con los padresquitanieves, que marcan un camino perfecto en la vida de sus hijos. Incluso en los pasesnrdicos, donde se supone que viven gloriosamente relajados, se habla de padres curling:mam y pap despejando frenticamente el hielo por delante de su hijo.Est claro que no todas las infancias son iguales. No se encuentran muchos niossuperprotegidos en los campos de refugiados de Sudn o en las chabolas de Suramrica.Incluso en los pases desarrollados hay millones de jvenes, sobre todo entre familiashumildes, que tienen ms probabilidades de padecer poca proteccin que de estarsobreprotegidos. Seamos honestos: la mayora de los padres helicptero proceden de la clasemedia. Aunque esto no significa que este aspecto cultural afecte solamente a la genteacomodada.A medida que un cambio social se produce, la clase media en general marca el camino aseguir. Y, adems, el exceso de proteccin de los nios est minando la solidaridad social, yaque cuanto ms obsesionadas estn las personas con sus propios hijos, menor es el interspor el bienestar de los dems.Los padres tambin forman parte de esta ecuacin. Fuera de casa, todos, desde los gobiernoshasta la industria publicitaria, tratan de manipular la atencin de los nios para ajustarla a suspropios planes. Recientemente, un grupo de parlamentarios ingleses advirti de que haymuchos nios cuyo sueo es crecer para ser hadas, princesas o estrellas de ftbol. Lasolucin que plantearon: aconsejar a los nios de cinco aos sobre la profesin que queranejercer de mayores.

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  • El consumismo ha entrado sigilosamente en cada rincn de las vidas de los nios, algo quepareca intocable. Slo el simple hecho de dormir en casa de una amiga se ha convertido enestos momentos en una oportunidad para empresas publicitarias como la Agencia deInteligencia Infantil, que patrocina fiestas en las que las adolescentes prueban nuevosproductos y rellenan cuestionarios. Los trabajadores de McDonald's visitan los hospitales paraentregar a los nios juguetes y globos, as como folletos para promocionar su comida.Juntando estos datos, estimamos que muchos nios ven hoy da unos 40.000 anuncios al ao.Al mismo tiempo que permitimos que nuestros hijos se entreguen al consumismo, lesprotegemos entre algodones y les prevenimos ante riesgos que realmente les haran bien. Enmuchos pases, los gobiernos han prohibido actividades peligrosas tales como las canicas, eljuego de corre que te pillo o las peleas de bolas de nieve. Casi la mitad de los nios inglesescon edades comprendidas entre los 8 y los 12 aos nunca se han subido a un rbol porquesus padres piensan que es muy peligroso. No importa que en la mayora de los pases el delitode pedofilia sea menos frecuente de lo que era hace una generacin (ocupa ms espacio enlas portadas de los medios). Tenemos tanto pnico a que nuestros hijos puedan convertirse enun caso similar al ocurrido con Madeleine McCann, que les encerramos en casa como a lasgallinas.Veamos lo que ha sucedido con la educacin. Los nios reciben cada vez ms pronto clasesparticulares y hacen evaluaciones una y otra vez con el fin de que las notas sean msimportantes que el aprendizaje en s mismo. Hoy da, ms que nunca, muchos nios tomanmedicamentos como el Ritalin para ayudarles a concentrarse en los estudios. Al fin y al cabo,qu son los medicamentos? El no va ms del control al milmetro.En la actualidad, mires donde mires, el mensaje que recibimos es el mismo: la infancia esdemasiado preciosa para dejrsela a los nios, y los nios son demasiado preciosos paradejarlos solos. Pero esto es malo? Tal vez sea este control al milmetro de resultados. Tal vezestemos formando a los nios ms sanos, ms brillantes y ms felices que nunca anteshayamos visto. O tal vez no.Desde luego, deberamos tomar con cierta precaucin los informes sobre que el concepto deinfancia se muere. Son muchas las ventajas de crecer en un mundo desarrollado de principiosdel siglo XXI: los nios tienen menos probabilidades de padecer desnutricin, abandono,violencia o muerte que en ningn otro momento de la historia. Estn rodeados decomodidades impensables hace una generacin. Legiones de profesores, polticos y empresasutilizan todos sus esfuerzos para procurarles nuevas frmulas de alimentacin, educacin,moda y entretenimiento. La ley internacional protege sus derechos. Son el centro del universode sus padres.Y aun as, algo sigue mal. Todo este control al milmetro, aunque bien intencionado, estfracasando. Los nios necesitan mucha orientacin y un firme empujoncito de vez en cuando,pero cuando los adultos mandan, cuando cada situacin es programada, supervisada oestructurada, hay que pagar un precio.Comencemos por la salud. Los nios, encerrados en casa y sentados en el asiento trasero delcoche mientras conducimos, estn creciendo ms gordos que nunca. La AsociacinInternacional para el Estudio de la Obesidad calcula que en el ao 2010, el 38% de los niosmenores de 18 aos de Europa y el 50% de los de Amrica del Norte y del Sur sern obesos.Ms an, los kilos de ms les estn condenando a padecer enfermedades coronarias,diabetes tipo 2, arterioesclerosis y otros desrdenes en otro tiempo tpicos de adultos.Los nios deportistas tambin sufren. Los jvenes que realizan mucho ejercicio acaban

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  • agotados. Lesiones como rotura del ligamento cruzado anterior, antes muy comunes entreatletas profesionales y universitarios, abundan ahora entre los estudiantes de secundaria y sontremendamente frecuentes entre los nios de 9 y 10 aos.Y tal como funciona el cuerpo, as lo hace la mente. La depresin y la ansiedad infantil -y elabuso de drogas, autolesiones y suicidio que a menudo los acompaan- no son hoy da mscomunes en los guetos urbanos, sino en los elegantes barrios del centro de las ciudades y enlas arboladas zonas residenciales de las afueras donde la emprendedora clase media ejercesu presin sobre los nios.Los nios controlados al milmetro pueden pasarlo muy mal para valerse por s mismos. Losservicios de orientacin psicopedaggica de las universidades reconocen que hay cifras rcordde estudiantes con depresin. Y los profesores comentan que algunos jvenes de 19 aos, enel transcurso de una entrevista, les entregan su telfono mvil con estas palabras: "Por quno habla usted todo esto con mi madre?".El cordn umbilical permanece intacto incluso despus de terminar la carrera. A la hora decontratar titulados recin salidos de la universidad, importantes empresas como Merrill Lynchhan comenzado a lanzar lo que llaman "paquetes para padres", o jornadas de puertas abiertascompartidas para que mam y pap puedan visitar sus oficinas. Muchos padres incluso lesacompaan a las entrevistas de trabajo para ayudarles a negociar las condiciones de sueldo yvacaciones.Algo precioso y difcil de valorar tambin est perdindose en el camino. El poeta inglsWilliam Blake resuma la magia y lo maravilloso de la infancia de este modo:"Para ver el mundo en un grano de arenay el firmamento en una flor silvestre,coge el universo en la palma de tu manoy la eternidad en una hora".Hoy da, los nios estn demasiado ocupados corriendo de un lado para otro con clases devioln o clases particulares de matemticas para coger el universo en la palma de sus manos.Y esa flor silvestre parece que da un poco de miedo. No ser que tiene espinas o que elpolen provoca reaccin alrgica?La realidad es que los nios necesitan tiempo y espacio para explorar el mundo por s mismos:as es como aprenden a pensar, a imaginar y a tener relaciones; a tomar gusto por las cosas; asaber qu quieren ser en lugar de ser lo que nosotros queremos que sean. Cuando los adultoscontrolan al milmetro la infancia de los nios, stos pierden todo lo que da satisfaccin ysentido a la vida: pequeas aventuras, disfrutar del sentimiento anrquico, viajes secretos,juegos, contratiempos, momentos de soledad e incluso de aburrimiento. Sus vidas seconvierten en extraamente sosas, sin logros personales y en cierta medida aburridas yartificiales. Pierden la libertad de ser ellos mismos, y lo saben. "Soy el gran proyecto de mispadres", dice Ana Placente, una nia de 13 aos de Madrid. "Incluso cuando estoy a su lado,hablan de m en tercera persona".Y no olvidemos lo que toda esta presin produce tambin en los adultos: cuando el cuidado delos hijos se convierte en un cruce entre el desarrollo de un producto y un deporte decompeticin, la paternidad pierde su mgico sentido.pero no todo son malas noticias. La buena noticia es que el cambio ya se est produciendo.

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  • En Europa, Asia y Amrica, la gente est haciendo cosas para cambiar la situacin, para dar alos nios ms libertad para explorar el mundo a su ritmo, para permitirles ser nios de nuevo.Los colegios estn poniendo freno a la obsesin de hacer exmenes y reducen los trabajosque tienen que hacer en casa -se han dado cuenta de que los alumnos reflexionan, estudianpor s mismos y aprenden mejor cuando tienen ms tiempo para relajarse-. Hace poco tiempo,el colegio Cargilfield, un centro privado de Escocia, prohibi los deberes a los alumnos deentre 13 y 15 aos. En un ao, las notas de los exmenes de matemticas y de cienciamejoraron cerca de un 20%. Los nios tambin tienen ms tiempo para disfrutar y jugar. "Esmucho mejor que se diviertan cuando son pequeos y no dediquen el da a hacer deberes",dice John Elder, director del Cargilfield. "Estamos aqu para divertirnos y nunca ms tendremosla oportunidad de volver a ser jvenes". Toronto se ha convertido este ao en la primeraciudad de Canad y Amrica del Norte en suprimir por completo los deberes a los nios decualquier edad.Con el fin de dar un respiro al apretado programa de los nios, numerosas ciudades en todo elmundo les permiten tomar das libres cuando las actividades extraescolares se suspenden.Muchas familias se sienten liberadas por no tener que ir a krate o a ftbol y tener que salircorriendo de casa, lo que reduce sus planes durante el resto del ao. Las universidades msselectas tambin estn lanzando un mensaje similar. El Instituto Tecnolgico deMassachusetts ha cambiado recientemente la solicitud de ingreso, poniendo menos nfasis enel nmero de actividades extraescolares en las que un aspirante se puede inscribir y ms enaquellas otras que realmente le interesen. Incluso la reconocida Harvard insta a losestudiantes de primer ao a que comprueben su apretado programa antes de matricularse. Enuna carta publicada en la pgina web de la universidad, el antiguo decano Harry Lewisadvierte a los estudiantes de que enriquecern ms sus vidas si se dedican a hacer lo quedespierta verdaderamente su inters y no concentran todo su tiempo y esfuerzo en numerosasactividades. "Es ms probable que consigan los objetivos que requiere el intenso ritmo deestudio si se permiten de vez en cuando tener tiempo libre, diversin y momentos de soledad,en lugar de llenar su agenda de actividades programadas que les impedirn pensar qu es loque realmente quieren hacer". Lewis tambin hace hincapi en la idea de los jvenes deconseguir un mejor puesto de trabajo si presentan un currculo perfecto. "Conseguirn unmayor equilibrio en sus vidas si realizan actividades puramente por entretenimiento y no con elobjetivo de obtener un liderazgo que pudiera ser una credencial para conseguir empleo. Eltiempo libre que pasen con sus amigos o compaeros de habitacin podr tener mayorinfluencia en sus vidas que el contenido de muchos de los cursos en los que se inscriben". Elttulo de la carta es un mensaje claro y directo contra la cultura de la programacin excesiva.Dice as: "Tranquilos: cmo sacar ms provecho de Harvard haciendo menos".Ya hay muchas familias en todo el mundo, como los Kessler en Berln, Alemania, que estnhacindose cargo de esta situacin. Para ellos, el momento crucial lleg cuando sus hijos-Max, de siete aos, y Maya, de nueve- empezaron a pelearse. Su madre, Hanna, se diocuenta de que el gran nmero de clases extraescolares que tenan -violn, piano, ftbol, tenis,esgrima, voleibol, taekwondo, bdminton y clases particulares de ingls- les estabadistanciando. "Cuando era pequea, tena mucho tiempo libre para estar con mis hermanos;nos llevbamos, y nos seguimos llevando, muy bien". "Cuando observ el repertorio deactividades de mi familia, me di cuenta de que Max y Maya no tenan casi tiempo para estarjuntos porque uno u otro siempre salan de casa corriendo para ir a alguna de sus clases".Decidi reducir a tres el nmero de actividades extraescolares por nio. Los nios no echan demenos los cursos que eligieron dejar y la armona entre los hermanos ha vuelto al hogar de lafamilia Kessler. "Ahora nos llevamos muy bien", dice Maya. "Nos divertimos mucho juntos".

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  • Max pone los ojos en blanco. Maya le fulmina con la mirada y parecera que, por un momento,las viejas hostilidades podran reanudarse. Aunque los dos se ponen a rer. Hanna sonre."Nunca ms volveremos a estar tan ocupados", reconoce.con el objetivo de que los jvenes vuelvan a disfrutar haciendo deporte, las ligas deportivasestn tomando medidas drsticas contra los padres que dan alaridos desde los banquillos, yestn haciendo hincapi en que lo importante es aprender y disfrutar jugando, y no el hecho deganar a toda costa. Un equipo de hockey sobre hielo de Toronto compuesto por nios de 10aos ha dejado de hacer estadsticas sobre sus resultados personales garantizando que cadanio, independientemente de su capacidad, juega el mismo tiempo. El resultado: los nios hanvuelto a interesarse por el hockey, han mejorado su juego y han ganado casi veinte torneos entres aos.Incluso los padres defensores a ultranza del deporte estn aprendiendo a relajarse. VicenteRamos, un abogado de Barcelona, tena por costumbre controlar desde los lados del campo asu hijo Miguel, de 11 aos, mientras jugaba al ftbol. La mayora de las veces le gritaba:"Corre hacia el centro! Pasa la pelota! Recupera la posicin!". Despus, cuando volvan acasa en el coche, le comentaba el partido y le pona muy poca nota. Un da, Miguel, un chicofuerte, gil y con una habilidad increble para tirar con el pie izquierdo, le dijo que no querajugar ms al ftbol. "Me qued anonadado", dice Ramos. "Nos peleamos y discutimosgritndonos, y al final me reconoci que estaba enfadado conmigo porque siempre le estabacontrolando".Ramos decidi tomrselo con calma. Ahora, lleva a Miguel algunas veces al campo y se quedaesperndole tomando un caf en un bar cercano. Si decide quedarse en el banquillo, le hacemuy pocos comentarios. Cuando vuelven a casa, no le corrige y a menudo los dos hablan demuchas otras cosas que no son ftbol. Ramos se siente sorprendido y aliviado al comprobarque su humor ha cambiado al no pensar si su hijo ha tenido suerte o no en el campo. Y lo msimportante es que Miguel ha redescubierto su amor por el ftbol y siente que juega mejor."Ahora slo pienso en el juego y en lo que voy a hacer con la pelota en vez de sentirmeagobiado esperando los gritos de mi padre", reconoce. "Es un gran alivio".otra de las situaciones que tambin est cambiando es nuestra tendencia a envolver entrealgodones a los chicos para protegerles del ms mnimo riesgo. Los nios de tres aos de unjardn de infancia de Escocia pasan el da en el campo soportando el riguroso fro, haciendohogueras y conociendo las setas ms venenosas. Seguro que se hacen araazos o sequeman, pero vuelven al colegio ms felices y seguros de s mismos, y menos propensos aenfermedades y alergias. Y si no, hojeen el xito mundial El libro peligroso para nios, unprctico manual lleno de ideas para que los chicos se diviertan con todo tipo de juegos de altoriesgo, desde carreras de karts hasta cmo hacer tirachinas o catapultas.Todos estos cambios implican un menor control en la atencin hacia los nios y en permitir quelas cosas sucedan por s mismas en lugar de forzarlas. Pero todava queda mucho por hacer.Necesitamos colegios, deportes, publicidad, tecnologa y planes urbanos ms adaptados a lasnecesidades infantiles. Tenemos que volver a la idea de que una parte esencial de la saludinfantil es que jueguen solos, sin metas y objetivos. Una buena idea para empezar seradejarles una o dos horas al da entretenerse ellos mismos sin la ayuda de adultos o deordenadores.Aunque para conseguir los objetivos, los padres tienen que aprender a relajarse. Pero cmosabemos si estamos forzando demasiado a nuestros hijos? No siempre es fcil, porque lalnea entre los padres que se ocupan y los que se ocupan en exceso puede ser muy fina,

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  • aunque, con todo, hay seales indicadoras de peligro. Puede que se extralimite si le hace losdeberes a su hijo o que le grite hasta quedarse ronco mientras juega en un acontecimientodeportivo; tal vez le espa mientras navega por las pginas de MySpace o no le permitearriesgarse, tal y como usted haca a su misma edad; o quiz comprueba que se ha quedadodormido en el coche de camino a una de sus actividades extraescolares o a lo mejor le recitapalabra por palabra lo que ha hecho mal.El primer paso para relajarse sera dejar de lado el perfeccionismo. No hay una receta mgicapara ser padres. La ansiedad y las dudas son una parte natural de la educacin y no una sealpara comenzar a controlarles al milmetro incluso con ms firmeza. La infancia no es unacarrera que slo pueden ganar los mejores, los nios alfa. Cada nio es diferente. Observe alas personas de su entorno social que ms admira: comprobar que han seguido varioscaminos hasta llegar a ser adultos. Muchos de ellos probablemente hayan madurado tarde. Yla mayora han prosperado en la vida gracias a no haber sido controlados al milmetro desdesu nacimiento.Aun as, una menor atencin no es siempre la mejor solucin. Tenemos que actuar con manodura si queremos proteger a nuestros hijos del consumismo. Por eso, muchos padres de todoel mundo han emprendido una campaa para impedir a las empresas poner anunciospublicitarios en los colegios. Hay tambin una reaccin contra la tendencia a celebrar fiestasde cumpleaos por todo lo alto. Son numerosos los padres que estn poniendo lmite alimporte de los regalos e incluso eliminndolos por completo. Otros acuerdan con los invitadosun importe mximo. En otras palabras, los padres estn aprendiendo de nuevo el arte olvidadode decir "no".hay muchos nios hoy da que realmente necesitan escuchar con ms frecuencia la palabra"no". Aunque, al mismo tiempo que invertimos tiempo, dinero y energa en ayudar a nuestroschicos a tener un currculo impecable, tendemos a titubear cuando se trata de impartirdisciplina. Parece ms fcil decir s a jugar una hora ms con la Nintendo o a que dejen sucuarto desordenado. Pero los nios necesitan disciplina y firmeza de vez en cuando. Loslmites les ayudan a sentirse seguros y a estar preparados para la vida en un mundoconstruido a base de compromisos y reglas. A veces, los nios necesitan que les digamos"no".El resultado final es que cuando se trata de la educacin de un hijo, tenemos que aprendercundo hacer ms y cundo hacer menos, cundo ser blandos o cundo ser duros. Pordesgracia, los padres no podemos comprar o alquilar esa sabidura: nos sale de dentro.Conocemos a nuestros hijos como nadie, lo que significa que lo mejor para un padre es confiaren nuestros instintos. Escrib Bajo presin para dar a los lectores confianza para poner lmitesa la presin social y a los mensajes confusos de la industria publicitaria y de los medios decomunicacin a fin de encontrar el equilibrio que mejor convenga a su familia.En cuanto a m, bueno, me siento mejor porque logr encontrar ese equilibrio. Hace poco, mihijo me dijo que tena intencin de matricularse en un centro para dar clases de dibujo.Consegu mostrar mi satisfaccin sin decir "te lo dije". Es su decisin y s que tiene que seras. Slo espero recordar aquella leccin cuando vaya a organizar su primera exposicin.Traduccin de Virginia Solans. 'Bajo presin', el ltimo libro de Carl Honor, editado por RBA, est ya a la venta.

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