Panfleto sobre "Panfleto Antipedagógico"

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Escrito de opinión sobre "panfleto antipedagógico" de Ricardo Moreno Castillo

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Page 1: Panfleto sobre "Panfleto Antipedagógico"

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y JURÍDICAS DE ELCHEUNIVERSIDAD MIGUEL HERNÁNDEZ DE ELCHE (U.M.H.)

MÁSTER UNIVERSITARIO EN FORMACIÓN DEL PROFESORADO DE EDUCACIÓN SECUNDARIA OBLIGATORIA Y BACHILLERATO

(AÑO: 2009)

ASIGNATURA:APRENDIZAJE Y DESARROLLO EN LA ADOLESCENCIA

PROFESOR: José Antonio Cuenca

TRABAJO SOBRE EL TEXTO “ PANFLETO ANTIPEDAGÓGICO ” DEL PROFESOR RICARDO MORENO CASTILLO

ALUMNO: Jesús Antonio Jiménez Elvira

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INTRODUCCIÓN

Después de haber asistido a clase en el Máster referido para formarme en ser profesor, todavía no tengo claro que llegue a serlo, aunque me capaciten pedagógicamente para ello.

Para ejercer una profesión hay que estar preparado y tener ciertas actitudes, pero para ser profesor, además de eso, se tienen que compaginar otras tareas, que fuera de impartir la propia asignatura o materia, se han añadido a la labor del docente en estos últimos años.

Además de ejercer como profesor, éste a su vez tiene que ser pedagogo, psicólogo, colega, padre, amigo, instructor, hermano mayor, investigador y educador del alumno. No digo que aquel que quiera ejercer de profesor no tenga todas esas cualidades, y saber utilizarlas llegado el momento oportuno. Lo que me parece un disparate es creer que alguien pueda hacerlo constantemente y a la vez en un mismo espacio de tiempo. Por muy camaleónico que se pueda llegar a ser, solo se puede interpretar un papel por vez. Nunca he conocido a nadie que pueda hacer dos cosas a un tiempo, excepto a los equilibristas. Poder pensar en multitud de cosas simultáneamente, todo el mundo puede. Otra cosa es controlar varios procesos a la vez mientras se desarrollan por sí mismos. Entre tanto se cuece el arroz, puedo poner la lavadora, y después seguir con la lectura del texto “Panfleto antipedagógico”. Aprovechar el tiempo que se dice. Si para poder impartir una materia y sus contenidos en un determinado espacio de tiempo, es necesario comunicar y hacerse entender; No se puede a la vez poner orden en una clase haciendo callar constantemente a los alumnos, disculpar a los que llegan tarde, o repetir y adaptar conceptos constantemente, porque la diversidad del alumnado y su poco afán por aprender así lo requiera. Simplemente se echa por tierra la temporalización de cada clase.

De todas formas, esto es así por imperativo legal, según se ha estado explicando en el máster. Digo que es así, porque desconocía con detenimiento los cambios acaecidos en la ley de Educación, desde que dejé de cursar el Bachillerato en la década de los ochenta del pasado siglo XX. Por supuesto, he tenido noticias al respecto de la “precariedad” en la enseñanza de los últimos años, y el constante cambio legal en su composición. Pero no pude contrastarla nunca. Aunque tenga cierta edad, todavía no he sido padre y por lo tanto no he percibido ni contrastado personalmente esa “precariedad” de la que se habla, asistiendo a un centro educativo.

Para poder cursar el máster, primero he tenido que licenciarme en Bellas Artes, carrera que siempre me gustó y que por motivos que no vienen a cuento nunca pude hacerlo. Entre los años 2003 y 2009 volví a tomar contacto con el ambiente estudiantil después de 25 años. Anteriormente he realizado algún que otro curso de especialización profesional, pero nada más. Debido a circunstancias laborales por mi profesión (electricista), he podido ir cursando la carrera por vocación y constancia, a la hora de entregar los trabajos que se requerían en las materias. El contacto estudiantil fue menor de lo que me hubiese gustado, pero nunca es lo que se quiere, más bien lo que se puede. En proporción con la carrera, he obtenido más trato con los estudiantes del máster. Y por los contenidos del mismo, me he familiarizado más y mejor con la problemática actual de la Educación en España y su ( parece ser) “precariedad”.

Dentro de la asignatura Aprendizaje y desarrollo de la adolescencia, asignatura que me gustó por los contenidos y por la disposición del profesor por enseñar, aunque a veces tuve desacuerdos con él; se nos pide la realización del siguiente trabajo. Trabajo donde indago mi ignorancia en estos últimos 25 años sobre la educación y sus deficiencias, debatiendo con el autor del texto en animado diálogo inventado.

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- Hola, buenos días. Me llamo Jesús Antonio Jiménez Elvira. Concerté una entrevista con usted la semana pasada.

- Si, lo recuerdo perfectamente.- Hace unas semanas, Sr. Ricardo Castillo, tuve la ocasión de poder conocer y leer

su ya famoso “Panfleto antipedagógico”, donde explica la pésima situación de la Enseñanza en España. Después de varias lecturas, experimenté alguna que otra sonrisa al recordar mi época de estudiante de Bachillerato. Sin embargo, no dudo de la magnitud del problema que esboza, ante la formación actual del alumnado en España.

- Por supuesto. Después de casi treinta años de profesión, puedo contrastar los resultados de los alumnos a lo largo de ese periodo, en relación (sobre todo) con las modificaciones legales en la Educación (la LOGSE en particular) y el desarrollo de la sociedad en general. La gráfica resultante, abarca un periodo de 20 años que siguiendo mi propio criterio, comienza con un determinado nivel académico donde los conocimientos adquiridos por el alumnado eran aceptables, hasta llegar a la actualidad donde dichos conocimientos apenas se insinúan. Claro está que hablo de forma genérica, siempre hay casos que se salvan. En cambio la Administración, nos argumenta con otros tipos de gráficos, que gracias a las políticas de Educación habidas en este país, se ha conseguido que todo el mundo pueda tener una educación y estudios a un nivel admisible y acorde a la sociedad en la que vivimos. Mi gráfica cae en picado porque refleja los conocimientos adquiridos por el alumnado, y las suyas se mantienen a flote incluso con algún despunte, porque reflejan la cantidad de alumnos, que de manera obligatoria y legal, están estudiando y recogidos en los Centros Escolares Públicos y Privados. Evidentemente no hablamos de lo mismo.

- En la introducción que hace en el referido panfleto, menciona el fomento a los comportamientos democráticos, que desde la LOGSE, se mencionaban para que el alumnado se familiarizara con ellos. Recuerdo que el principal alegato que nos inculcaban en el instituto sobre la libertad individual de cada persona, es que ésta se acaba donde comienza la de los demás y que nunca hay que confundir la libertad con el libertinaje. Por supuesto que alguna que otra diablura y trastada subida de tono se le escapaba a cualquiera, pero nunca pasaba de ser un hecho concreto que a veces servía para limar asperezas entre el alumnado. Y por supuesto, se acataba la autoridad del profesor sin cuestionarla, cuando la desmedida de tus acciones pasaba lo tolerable, porque no se tenía suficiente sensatez para ponerle freno. La medida particular que uno tiene sobre alguna cosa, no suele ser nunca la medianamente aceptada por un grupo determinado.

- Es cierto, lo que no se puede consentir, es que dicha autoridad esté perdida, y las decisiones como profesor para simplemente amonestar a un alumno, se vuelvan contra el docente con amenazas y posibles denuncias porque se está ultrajando y perjudicando al alumno en cuestión. Muchas veces, la amonestación es un simple comentario por el que quizás, por falta de una educación previa en casa de cada estudiante hacia el respeto de una persona mayor, cierto comportamiento no es el adecuado en el entorno donde se encuentra. El saber estar, es una postura cívica de educación donde ciertas normas no se pueden cuestionar. Para que el fluir del diálogo en pos de un entendimiento sea coherente, esas normas hay que respetarlas por parte de todos.

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- Por supuesto, pero no puede negar que un día malo lo tiene cualquiera, y que una subida de tono por parte de un alumno en plena ebullición adolescente, es comprensible.

- Pero también es cierto que si el sujeto ha recibido una educación adecuada, en la cual, si quieres que te respeten tienes que saber respetar, el acto alocado de su edad, puede guiarse hasta la moderación con una simple llamada de atención. No el alegato actual por parte de nuestros jóvenes, en el que si quieres que te respeten, tienes que inculcar miedo y superioridad.

- Pero comprenda usted, que es una época donde el alumno intenta desligarse de la casa paterna, está redefiniendo su personalidad y todo lo aprendido hasta entonces, lo pone en tela de juicio. Además no dejan (ni dejamos) de ser animales, racionales pero animales al fin y al cabo, y el instinto a su edad azuzado por las hormonas, nubla la razón y el entendimiento.

- Está bien que todo lo ponga en tela de juicio. Pero esa misma acción no tiene que ser desbocada. Si es medianamente sensato, sabe que no todo lo que ha aprendido, tiene que ser cercenado. Ejerciendo un contraste del entorno que le rodea, sabe que donde mejor está es bajo la protección de su casa, aunque comience a ansiar su independencia.

- Claro, pero no hay que olvidar que un adolescente no contrasta, compara. No hace otra cosa que compararse con sus posibles “rivales” (compañeros, padres, madres, profesores), y en dicha comparación, los cánones de belleza, fortaleza, inteligencia, y demás valores establecidos en nuestra sociedad (occidental), los busca fuera de casa para volver con ellos puestos (modas y usos tribales). De este modo, intentan imponer una supremacía que a modo de pulsión contenida en su reciente pubertad, eclosiona violentamente en un estallido a veces irreflexivo. Su personalidad aún endeble y elástica, se contrae y estira al compás de estímulos fisiológicos y hormonales. Gracias a que primero comparan, nuestros adolescentes deducen más tarde el contraste, que no es otra cosa que ver las diferencias que pueda haber entre individuos y no por ello ser unas mejores que otras.

- Desde luego que esta etapa adolescente inventada por nosotros mismos, necesita de un tiempo y un lugar donde se desarrolle, expanda y se calme. Lo lamentable es la coincidencia con un periodo escolar obligatorio legalmente, donde nuestros estudiantes adolescentes empiezan también a desarrollar mediante comparación y contraste (como dices), un desarrollo cognitivo en profundidad que evoluciona hacia la comprensión del concepto de abstracción, que distingue al ser humano del animal y su instinto. Sin embargo, todo ese potencial, que debidamente dirigido en el continuo aprendizaje de las ciencias, las artes y las letras, lograría hombres y mujeres altamente capacitados para la sociedad, se menosprecia al inculcarles excedentes de igualdad, que para que nadie se quede atrás en la educación obligatoria, se consiente que nuestros jóvenes puedan saltar de curso en curso sin el esfuerzo ni los conocimientos suficientes para ello. Mentes vacías y sin contenido pero cubiertas de los peinados más atrevidos y bajo los cuales afloran vestidos y ropas de lo más extravagantes y provocativos. Todo sea por motivar las pedagogías de juego educativo, que desde la Administración nos intentan establecer, para enseñar a nuestros alumnos a ser más... ¿infantiles?

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- Si le parece, seguimos comentando su panfleto y así vamos entrando en materia e intentar, más que poder, solucionar el problema educativo que nuestra sociedad parece tener.

Seguidamente hace mención de la importancia de la memoria y de los contenidos. Y que a falta de aquella, por la mayor o menor retentiva, el hombre dispone de los libros como extensión de su reminiscencia. Pero sin embargo no pueden ser sustitutos (los libros) de ella, como desde las normas educativas se establece o insinúa, ya que los estudiantes tienen que aprender a aprender en un acto de investigación autodidáctico.

Establece usted, apoyándose en diferentes autores (Savater, Borges o el propio Kant) que la formación intelectual de una persona está íntimamente ligada a los conocimientos que adquiere, y aunque sean cosas diferentes, no pueden separarse y aprenderse por separado. Estoy de acuerdo en que una buena memoria ayuda a establecer y enlazar ideas con las que debatir, argumentar y dialogar en un amplio contexto intelectual, y que debidamente estructuradas y colocadas por importancia, ayudan en la vida cotidiana del estudiante a salir victorioso de los problemas que se le plantean. También estoy con usted, en que quizás ciertos contenidos que sirvieron para agilizar la memoria y componer su estructura, no sean hoy tan actuales e imprescindibles, como por ejemplo aprender los nombres de los reyes Godos. Antaño máxima expresión de capacidad memorística y hoy conocimiento de eruditos en materia histórica. Vuelvo a estar de acuerdo en que a falta de los reyes Godos, otros sean los contenidos y que por su importancia, sean más difíciles de entrar en “decadencia”, como por ejemplo la Tabla Periódica de los elementos químicos. Lo que sí se debe hacer, es menospreciar ciertos contenidos en el aprendizaje educativo, por su poca instrumentación o adaptabilidad entre materias; y que sólo sean anecdóticos, aunque tampoco tan pésimos, para no englobarlos en un contexto cultural amplio (ejemplo: lista de titulares del equipo de fútbol favorito esta semana).

Sin embargo, también es razonable que quien no ejercita la memoria y reproduce los contenidos que hay en ella, éstos pasen a un olvido momentáneo o total, adueñándose de las estructuras otros conocimientos, que aunque quizás no sean tan cultos, sí que ayudan a la supervivencia del día a día. El problema viene cuando el día a día cambia continuamente y los contenidos van y vienen con el capricho, a veces de terceros, a los que sin remedio hacen (y hacemos) caso los adolescentes y no tan adolescentes, en pos de una supervivencia material (comer). Es la situación que usted describe en que la persona vive en constante presente como si fuera o fuese un niño. Procedimiento de desmemoria, que dicho de paso, sirve para crear aborregados. Además, no puede negarme que el tener un trabajo continuo o fijo desarrolla la memoria constantemente y la amplía. Un profesor como usted, aunque siga aprendiendo y aumentando su cultura general, está capacitado para hablar de filosofía, no sólo porque estudió, como bien dice, lo que otros filosofaron, también porque en el día a día de su profesión, se ha codeado con profesores de filosofía, que en interminables reuniones, claustros, evaluaciones y consejos sobre el alumnado a lo largo de 30 años, han salido a relucir los sabios filósofos y sus doctrinas a las que recurre, para inculcarnos a los desmemoriados, grata sabiduría olvidada.

Menos mal que todavía nos salvan los hábitos aprendidos de estudio, que aunque la memoria esté en entredicho, el saber cómo y dónde consultar lo que

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antaño se aprendió, nos da cierta confianza en nosotros mismos para encontrar lo que buscamos en determinados libros y no otros.

- No puedo estar más conforme con usted. El problema está en que el proceso de aborregar al que se refiere incapacitando la memoria, puede ser consciente y circunstancial por causas imperiosas (subsistencia material), pero no impuesto impúdicamente y con alevosía alegando un afán investigador de aprender a aprender. ¿Aprender lo que?.¿Se echa a suertes o lo que nos mole más?. Y si lo que este año no nos ha servido como contenidos de la materia porque la forma de memorizarlos no era pedagógicamente viable, vamos cambiando los contenidos y las pedagogías formales, al compás de la ley que los proteja: (LODE, LOGSE, LOPEG, LOCE Y LOE). Que tampoco digo que las leyes no tuviesen buena intención, y de haber tenido éxito, no estaríamos hablando de ellas ni discutiéndolas tan a menudo. Pero como los resultados eran previsibles y son lo que son, no podemos callar por más tiempo. En cuanto a lo de ejercitar la memoria gracias al ejercicio de una profesión como profesor, algo bueno tendría que tener, y gracias a ello saber poner en su sitio a tanto descerebrado suelto.

- Pues sí.- Me da la razón sin más.- No, sólo que me estoy dando cuenta respecto a la deducción que hice

anteriormente sobre el cambio constante de los contenidos en la estructura de la memoria para poder aborregar, sigue los mismos criterios que el continuo cambio de leyes respecto a la Educación. ¿No se ha sentido usted aborregado en algún momento, con tanto cambio de ley, que indudablemente ha tenido que aceptar amoldándose a ellas como profesor y funcionario?.

- Se ha dejado hacer demasiado, porque la LOGSE así lo imponía (diez años para acabar de amoldar y acomodar lo que se pretendía) pero lo que se pretendía costaba dinero y esfuerzo y ya se sabe que nunca en este país se tuvo paciencia en esperar resultados largos y costosos. Además, en diez años las expectativas, las necesidades y los problemas de la Educación y la sociedad han cambiado demasiado deprisa y en desacuerdo con las intenciones iniciales de la LOGSE. Sí, en cierto modo el profesorado ha estado también un poco aborregado, pero en una alerta expectante.

- Sigamos con el texto del panfleto. Motivos para hacer las cosas siempre se tienen, pero que se intente inculcarlos para lograr hacer algo, es algo contradictorio. Supongo que es como las ganas de comer. Se tiene hambre porque sale de uno mismo y de las necesidades fisiológicas propias, no porque alguien nos tenga que inculcar el hambre para tenerlo, ¿no?. Quiero decir que motivar al alumno para que estudie es contraproducente. Más aún cuando ciertas disciplinas de estudio en materias o asignaturas menos agradables, son necesarias (matemáticas, física, química, latín...). Si el alumno pudiese elegir, prescindiría de ellas. Recuerdo en Bachillerato las no pocas disputas verbales con el profesor, en cuanto a la necesidad de estudiar Latín, ya que nunca nos toparíamos con un ciudadano de la Roma clásica para hablar con él. Cierto que es la lengua de la que deriva la nuestra, el castellano, entre otras (francés, italiano...), pero su utilidad inmediata en la década de los 80’, en plena revolución cultural por parte de jóvenes adolescentes, era nula. Sin embargo, su importancia no deja de ser la que es, estando aún presente en ciertos documentos oficiales, designación de nombres botánicos, etc. Además, hoy me doy cuenta

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de que no son lo mismo las traducciones de un idioma a otro, frente a conocer la fuente original en su propia lengua. No es lo mismo pensar en alemán traducido, francés traducido, ingles traducido o latín traducido al castellano. Los contextos y las formas de pensar, cambian irremediablemente. Más que motivar al alumnado, diría yo satisfacer su curiosidad o despertarla indirectamente. La motivación es personal de cada cual, pero es el resultado de la curiosidad que todo ser humano tiene. Está claro que la curiosidad (amor a primera vista) del alumnado respecto a una asignatura adversa, no la hay. Si que podemos hacerle ver, que algo interesante para él puede explicarse desde la asignatura “maldita”. Como ejemplo, un hecho curioso que aún recuerdo de una clase de física en Bachillerato. Una alumna estaba en el encerado resolviendo un problema. Al escribir con la tiza, continuamente causaba ese chirrido tan estridente productor de dentera, que nos ponía a todos los pelos de punta, y no cuento lo que la compañera en el encerado estaba pasando. El profesor, se limitó a comentar: “... cogiendo la tiza más próxima al encerado, y dejando menos distancia entre tus dedos y la pizarra, el punto de apoyo de la palanca creada será más corto; Pero si además inclinas más la tiza en un ángulo menos perpendicular al plano de la pizarra, la vibración que produce ese sonido estridente será menos audible o nulo”. En un solo comentario, el profesor nos explicó varias lecciones de física (palanca, efecto vibratorio en un material y efecto sonoro) con un problema concreto. Física aplicada, en toda regla. La motivación por aprender física sin más, quizás fuese nula, pero la curiosidad por resolver la estridencia de la tiza desde la asignatura de física no. Ciertamente un alumno adolescente, no entiende la importancia de estudiar y potenciar sus conocimientos cuando está capacitado para ello, sin saber que más tarde la vida se lo recompensará de algún modo. La discrepancia entre vida y cultura es como es. También un adolescente está capacitado para la reproducción, y sin embargo, en nuestra cultura occidental, no está lo suficientemente desarrollado desde un punto moral y social. Contraproducente también.- Exacto, la motivación no se enseña, o se tiene o no se tiene. Y como las tareas y soluciones de problemas en materias “menos agraciadas”, como las matemáticas, en un primer momento se esquivan. Pero sólo desde una constancia vigilada y tutelada, la asignatura puede ser hasta divertida. Lo de la curiosidad no está mal planteado, pero recuerde que se tiene curiosidad por lo que no se sabe si se conoce. Si los contenidos primordiales de los que hablábamos antes, están bien organizados en la mente del alumno, lo que desconoce, enseguida causa esa alerta curiosa de la que habla, para intentar adaptarla bajo los cánones estructurales del pensamiento formal. Acuérdese de que el tipo de pensamiento que se crea en su ejemplo por parte del profesor, es de tipo hipotético-deductivo, basado en una experiencia previa empírica-inductiva, guardada en la memoria. Al alumno hay que inculcarle datos (contenidos) a una edad temprana, donde la retentiva es grande, poco a poco y a la par según se desarrolla el alumnado, las estructuras relacionales y lógicas que organicen los contenidos, y como en su explicación del encerado, materializar esas relaciones con un ejemplo. Al final, la formulación hipotético-deductiva de su profesor de física, es la meta y objetivo a conseguir por parte de nuestros pupilos. Lograr un grado de cognición de lo concreto eficaz.

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En cuanto al momento elegido por su profesor de física, para inculcar ciertos conocimientos desde un punto de vista “curioso y divertido”, eso sí que es pedagogía improvisada. - Esa curiosidad pedagógica es la que hay que motivar. Por otro lado perdone si he puesto en su diálogo inventado, ideas y conceptos que en los apuntes de la asignatura “Aprendizaje y desarrollo en la adolescencia” nos facilitaron. He creído conveniente que sea usted quien me los inculque (y con perdón, al lector también), con la variante curiosidad, frente a la motivación forzada. - No tiene importancia, si asumo el papel de profesor, es lógico que así sea. Tiene usted una forma curiosa de modificar un planteamiento y matizarlo al poner en boca de otros sus propias apreciaciones.- Otra forma de, otra manera de, otro punto de vista de. Lo que usted llama pedagogía improvisada, yo lo llamo Arte. Es decir, herramienta utilizada para enlazar lo concreto y abstracto, en relación con el mundo físico que percibimos y nos rodea. El hecho de inventar este diálogo con usted ya me lleva un tiempo, no se crea.- Y cree usted que pude escribir el “Panfleto antipedagógico” en el mismo tiempo que se tarda en leer. Primero me he tenido que basar en mi experiencia de casi 30 años, gracias a los cuales he podido organizar los temas centrales para desarrollar más tarde los contenidos del texto. Sin contar las correcciones, las modificaciones y los borradores que se realizan al elaborar cualquier escrito. La gente, a veces cree que se hacen obras y libros como churros en un acto mecánico.- Bien defendida está su postura por la edición de textos o libros, cuando los cataloga por encima de cursillos encastrados en unas pocas horas, que justifican ciertos aumentos de tipo salarial.- No todo el mundo es igual, y entiende las cosas de la misma manera. - Ahí quería llegar, para seguir argumentando con usted otro tema. La falacia de la igualdad en la Educación. Quien defienda que todo el mundo es igual, se cree que todos somos la herencia clonada de un mismo individuo. Otra cosa es que seamos iguales ante la ley, y que por ella se juzguen nuestros actos, que a su vez difieren de entre nuestros semejantes, al tener cada cual un tipo de personalidad diferente, inteligencia diferente, virtudes diferentes y defectos diferentes.Argumenta en el “Panfleto...” en pos del respeto al alumno que quiere estudiar, que no se igualen las capacidades a un nivel al que todo el alumnado pueda acceder, para que todos tengan las mismas oportunidades. Con ello se desestiman las aptitudes de los más capaces, cercenando y mermando sus posibles logros académicos. Mejor no destacar para no caer en el elitismo. Apoyo su opinión donde en un sistema público de enseñanza, se ha de valorar el trabajo y la inteligencia, para que todos puedan competir en igual de condiciones, que son las habilitadas por el centro educativo. Pero si hay buenos alumnos, ¿porque no han de llegar a ser buenos profesionales, cuando les llegue el momento aprovechando los recursos de que dispone?.Como acto fraterno, se entiende que se ha de apoyar (repaso, repetición, etc.) al menos favorecido intelectualmente, hasta que el propio individuo se dé cuenta (nos demos cuenta) de sus propias limitaciones y las nuestras.La deducción que hace sobre la igualdad frente a la libertad, retrocediendo una de ellas cuando se favorece la otra, es un escarceo muy elocuente, para darnos a

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entender que en la Educación actual, se establece un dictado autoritario donde la igualdad del alumnado general, merma la libertad individual por mejorar. Aunque otros dictados empleados, mermando la libertad individual, corrigen resultados generales precarios (medias ponderadas bajas), igualando el conjunto a un nivel superior, mediante el esfuerzo desigual de cada alumno. El punto de inflexión mediador entre los dictados anteriores, se argumenta en el siguiente párrafo, (pag.18, del panfleto).“¿Dónde está el punto hasta el que hay que luchar por la igualdad, a partir del cual es más importante la libertad?. Si aceptamos lo que ha dicho hasta ahora (resumido en mi caso más arriba), la respuesta es clara: hay que luchar tenazmente contra las desigualdades que procedan de la desigualdad de oportunidades, pero hay que respetar las que proceden de la posibilidad que tenemos todos los ciudadanos para aceptar o rechazar las oportunidades que se nos brindan.” Sonsaco la siguiente conclusión: Hay que luchar contra las desigualdades de oportunidades que fomentan desniveles, pero que los desniveles creados por la libre elección particular en rechazar o aceptar oportunidades, deben de ser respetados. En definitiva, que quien opte por no estudiar, que no lo haga, pero que si con ello se distancia de los que no optaron como él, que no fomente luego inferioridad en su desigualdad, cuando tuvo oportunidad de elegir.Estoy totalmente de acuerdo. Otra cosa es que cuando se elige una opción, es totalmente particular y teniendo en cuenta las circunstancias que condicionan el momento de la elección, ésta se toma bajo un criterio a veces demasiado complejo, para acertar en una elección totalmente libre. Elección particularmente condicionada por una desigualdad demasiado cercana, que te obliga a igualarte en dicha desigualdad, en contra de la libre elección particular. Sacrificio propio impuesto mediante verdades a medias, a favor de una razón común de tipo familiar, no apoyando tu posible libre elección. Cada caso de desigualdad intencionada por libre elección particular, habría que estudiarlo detenidamente. Como puede ver, discrepo en su argumento del que quien elige no estudiar, quizás luego reivindique su desigualdad, porque no pudo estudiar lo que quiso, amedrentado desde una circunstancia que pudo más que su libertad de elección. Con ello no echo culpas a nadie, sólo a las circunstancias cuando se elige. Pero cuando las circunstancias ya han pasado, el tiempo también y como recordábamos antes, a cada edad su tiempo y su responsabilidad. Con el tiempo, también se torna uno consecuente. - A buen entendedor, pocas palabras.- Pues sí.- Aunque yo me refería a los revienta-clases que después se quejan de su desigualdad por no haber estudiado, cuando libremente rehusaron a hacerlo.- A veces, las circunstancias de las que hablo, son demasiado estresantes para un adolescente, condicionando una conducta confusa y equivocada con su desarrollo evolutivo de niño a hombre, que puede desorientar a terceros. Hoy en día, esas circunstancias no pasan desapercibidas y las adaptaciones curriculares al alumnado con N.E.E, que aplicadas correctamente, pueden corregir y orientar a ciertos alumnos “conflictivos”. Por supuesto que el resto de la clase no tiene la culpa, pero por ley hay que tenerlos todos juntos. Y ahora pregunto: ¿Hasta que punto las virtudes individuales de un alumno, se tienen que cuestionar por

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tolerar una adaptación de un compañero con problemas diferentes a los suyos, y que sin embargo posee capacidades intelectuales?.- Se trataría de casos demasiado concretos y excepcionales. - Y discutibles en interminables diálogos, pues la solución a los mismos nunca es la correcta, si no la mejor de entre las posibles al alcance del centro educativo, la sociedad, la familia... Siguiendo con su panfleto, tampoco está conforme con la obligatoriedad en la enseñanza, ya que es falso obligar a nadie a estudiar si el sujeto en cuestión no quiere, ahora sí, por propia voluntad y libre decisión.- Al prefacio cervantino del episodio que comentas me remito, cuando el preso negado en dormir dentro de la cárcel, no hay quien le obligue a ello si no quiere. Y a aquello, digo, me refiero, comparando e intentando demostrar; que es una estupidez obligar a quien no quiere estudiar. Y que bajo ley como buen buey acepta sumiso, nada más que por el buen pienso o la paja, sin que ello le ocasione más daño que el hastío y el fastidio por no llegar ya el estío y poder desbrocharse la faja.- Esta usted, con perdón, “sembrao”. Vaya derroche de elocuencia.- Normal, pues llevo casi dos páginas sin hablar, dejando que te explayes. Pero aquí no hay réplica que mande. Si después de leer esta parte del texto estás en contra, no sabes lo que es impartir una clase llena de desprendidos e incomprendidos por sus gustos personales. Si antes defendíamos la libertad de decidir, ¿por qué obligar legalmente a estudiar a un protoadolescente que tiene claro a los 12 años, su interés por trabajar en un determinado oficio o profesión?. A la par del antiguo bachillerato, estaban las escuelas de Artes y oficios, donde la gente voluntariamente elegía estar allí o en el instituto a la edad de 14 años, después de terminar la educación obligatoria (E.G.B. de la anterior Ley General de Educación de 1.970). Aunque quien quiera trabajar, primero debiera prepararse antes y tener una edad más acorde con los esfuerzos físicos del oficio que se elija. Sin embargo ahora, hasta que no se acabe la E.S.O. con 16 años, no es posible por ley incorporarse al mundo laboral, o seguir con una especialidad en Formación Profesional. ¿Qué hacemos con los alumnos que, teniendo claro su futuro están obligados a permanecer 4 años, sin más expectativa que terminar cuanto antes para poder trabajar?. Y si es algo avispado, quizás pueda acceder a la Formación Profesional, que le capacite mejor a la hora de elegir su especialidad profesional, o incorporándose paulatinamente mediante Programas adaptados (P.C.P.I.). Que también, como has dicho, cumplen su función.Por lo tanto, enseñanza obligatoria sería si a determinados alumnos se le obligara a estudiar hasta la edad legal establecida, pero como en el ejemplo del preso, si se niega a ello, no hay quien le obligue. El alumno en cuestión, además está en su derecho de quejarse ante la libertad de los que eligen estudiar amparados por la ley, viendo que la suya (su libertad) tampoco se respeta por querer dedicarse a un oficio determinado. Es cuestión de acordar que quien quiera estudiar, lo haga voluntariamente desde los 12 a los 18 años dentro de un bachillerato consistente. Por otro lado, establecer lugares para aquellos que sientan inquietudes profesionales hasta que tengan la edad legal de hacerlo (16 años), con una formación adecuada, que al menos no les cualifique como mano de obra barata.

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- Sin embargo, recuerde que cuando se impartía la Formación Profesional, los contenidos educativos de las materias, no tenían nada que envidiar a los impartidos en el instituto. Asignaturas de matemáticas y física también eran impartidas entonces, acorde con los conocimientos de la especialidad profesional elegida. Si la opción era de electricista o fontanero, se tenían que manejar igualmente magnitudes físicas y aplicaciones matemáticas a la hora de distinguir, manejar y calcular secciones de conductores eléctricos o tuberías, por ejemplo. Y que decir de la herramienta necesaria para soldaduras especiales (mezcla de gases químicos), diseño de piezas especiales mediante dibujo técnico para el torno, o las magnitudes utilizadas en determinados utensilios de precisión donde se ejercían presiones de N/cm² (newton por centímetro cuadrado). Sin embargo, el prestigio de la Formación Profesional no era tan bueno entonces, y muchos jóvenes decidimos hacer el bachillerato masificando luego las universidades. ¿Qué hacemos ahora de todas aquellas capacidades rotas por la falta de puestos de trabajo para todos los estudiantes, licenciados y doctores?.Tampoco es seguro que un chico de 12 años tenga claro su futuro profesional. En algunos casos puede que sea así, pero en otros, la curiosidad o la falta de un contraste previo a las expectativas imaginadas del oficio, no le capacita intelectual y físicamente para apreciarlo. Aunque la curiosidad en este caso, sea motivo y aliciente suficiente, para que también se le invite a probarlo seriamente, mediante el programa adecuado referido anteriormente por usted.- Peor remedio es consentir demasiado las buenas intenciones, en espera de que el alumno(a) mejore, si se sabe por su evolución y evaluación continua, que no da más de sí, o no quiere según los casos. Las buenas ayudas son las que recíprocamente, después se agradecen por los resultados que se obtienen (acción-reacción), al intentar ayudar a los más desfavorecidos. Pero la misma ley nos impide ejercer esa ayuda más allá de ciertas edades de Educación Obligatoria (18 años). Y además, ¿hasta cuándo debe apoyarse al adolescente, en general, si a veces éste juega con su propia indeterminación como adulto o niño, sacando beneficio según le convenga o quiera que se le trate, al ser uno u otro?. Los adolescentes también se han vuelto muy astutos. La tan manida llamada postadolescencia se extiende en edades demasiado peligrosas donde no se alcanza nunca la independencia personal. Lo que ocasiona no pocos problemas económicos y sociales. Malos profesionales, oficios precarios por no haber suficiente especialización, y peor gestión por parte de la administración, para encauzar estos problemas a tiempo real. En algún sitio y momento hay que poner remedio. Todos somos responsables y debemos aportar nuestras habilidades para remediar esta analfabetización en masa a la que nos precipitamos. Hay que despertar a nuestros educandos a la verdad de los hechos, y aunque nos duela, recriminarles las malas acciones y conductas primero y después sus malas notas, sabiendo que pueden dar más de sí para superar suspensos estudiando y esforzándose. No le pongo el ejemplo de Helen Kéller, porque seguro que conoce la película de su vida. - Conozco la película y otras donde se aborda la problemática de la adolescencia. Comprendo que el exceso de tolerancia pueda derivar en “torerancia”, si como bien dice las buenas intenciones no tienen resultados recíprocos, aunque no sean inmediatos. Con “torerancia”, me refiero al estado aborregado en que se habilita un escenario, donde nadie es consecuente con sus propias responsabilidades y decisiones. Tampoco caer en utopías, pensando que

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gracias al esfuerzo y el constante estudio, se pueden resolver todos los problemas. Si así fuera, llegaría un momento en que la propia educación estaría de más, al estar predeterminado el futuro de los próximos humanos, porque gracias a sus predecesores altamente cualificados y preparados, acabaron con las guerras, el hambre y las diferencias sociales. A su vez, la avanzada tecnología posible, se retroalimentaría a sí misma a la hora de innovarse, por lo que cualquier aporte humano está de más. Recuerde a Aldous Huxley y su libro “Un mundo feliz”. Caer en una dictadura precisa igualitaria para remediar un problema, desfavoreciendo la libertad de expresión (arte, filosofía, etc.), tampoco es la solución. Conviene ser disciplinado para favorecer las actitudes de los que son brillantes, aunque se creen diferencias. De nuevo volvemos al problema de ubicar el punto medio donde la igualdad se junta con la libertad. Si ese punto por las circunstancias sociales, no puede ser fijo sino movible, estaremos en una situación ambigua “torerable”, ya que ser consecuente, dependerá siempre de una situación determinada no controlable. Por lo tanto, esa ambigüedad nos contagia para la indeterminación y así volver a estar tan aborregados como al principio. Justo la situación que se plantea, en las antesalas de lo que puede llegar a ser “Un mundo Feliz” de Aldous Huxley.- Como bien dice, las utopías no existen, aunque se pueda hablar e insinuar sobre ellas, desde el punto de vista que todo el mundo tiene su cometido dentro de una sociedad. Y que para comunicarnos y resolver desigualdades injustas, la educación y la compostura nunca han de faltar. Y apoyo la hipótesis de que jamás podremos resolver todos los problemas, y que al intentar hacerlo, nos frustremos con nuestros fracasos mientras que los éxitos nos animarán. La máxima del ser humano es contestarse todas las dudas y preguntas, pero si lo hace algún día, no tendrá sentido su existencia como tal. Sería un ser utópicamente humano.- Concepto puro y abstracto, pero mientras tanto, si es que llega algún día esa posibilidad, ser respetuosos y educados no nos trae ningún mal. Pero de educación ya hemos hablado bastante. Y lo que nos ocupa es el modo de ejercerla en el presente, no las conjeturas de Aldous Huxley o Isaac Asimov. ¿No cree?.- Así es y para conocer el presente y pensar en soluciones, nunca y nada mejor que filosofar y reflexionar sobre nuestros actos educativos. Pero ya sabe que reflexionar y filosofar, requiere conocer lo que otros sabios filósofos filosofaron. Por ejemplo, el relato de “Un mundo feliz” y el esbozo que se hace sobre castas sociales y del conformismo de sus gentes totalmente identificadas y agradecidas con su estatus social, ya lo formuló Platón en su manera de reflejar los tipos de Estado en la “República”. Además los correctos modales que hasta ahora venimos haciendo en animado diálogo, eran las formas predilectas de enseñanza del filósofo griego y su maestro Sócrates. - Y de Unamuno y sus revueltos de dudas como parte fundamental de sus enseñanzas.- También, también. Por lo tanto es lógico pensar que para poder medianamente aclarar conceptos y reflexionar sobre la problemática que nos ocupa, es indispensable conocer de donde proceden tanto las problemáticas como las soluciones que se han ido dando a lo largo de la historia. Pues lo que nos ocurre actualmente, es el resultado de las actuaciones y soluciones de anteriores problemas educativos y sociales.

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Somos las consecuencias de nosotros mismos, en un acto de reflexión constante. Pero para ello, nada mejor que intentar estudiar ese pasado reflexivo desde la asignatura de Filosofía. Y por mucho que nos pese, reflexionar y dialogar con los padres de la misma, puesto que cualquier pensamiento que se nos ocurra puede y tiene un fundamento filosófico anterior. De este modo, también los adolescentes desde la Filosofía aprendida, pueden pensar y contrastar sus propios actos. Nada mejor que la Filosofía para resolver aquellas estructuras del conocimiento de las que hablábamos al principio.- Aquí soy todo oídos, pues mis argumentos sobre filosofía y los señores que reflexionaron más y mejor antes que yo, los recuerdo muy vagamente. Puede que alguna idea me quede, pero nada más. Además, no creo que un dialogo real con otra persona, pueda durar tanto. La invención actual, lo hace posible. También es la única manera de decir algo sin que nadie te interrumpa. - Si eres todo oídos, es que estás motivado por escuchar o como antes mencioné, puede que sientas curiosidad por saber si tus conocimientos sobre filosofía están bien estructurados o sobre los cuales crees tener, y creer además, poder seguir otras argumentaciones diferentes. Puesto que los contenidos están medio olvidados, por la falta del refuerzo memorístico, la organización de las estructuras parece intacta, aunque los conocimientos sean otros.- Otra razón para considerar, que nuestros alumnos al menos sepan pensar y discernir, aunque sus conclusiones no sean originales. Pero como bien dice, somos nuestras propias consecuencias, e intentar demostrar y cuestionar todo lo aprendido por la humanidad para ponerlo en tela de juicio, es una barbaridad. No tenemos el tiempo suficiente para contrarrestar y refutar todo el conocimiento de la humanidad. Llega un momento en que las verdades se convierten en un acto de fe sin contraste posible, aunque estemos capacitados para cuestionarlas con nuestra inteligencia. Es la falta de tiempo precisamente, la que nos lleva a mal traer a todos, en una alocada carrera borreguil y competitiva, sin rumbo aparente. Eso sí, que no pare la música que es peor. - Lo de las fe y las creencias mejor lo dejamos para el siguiente apartado. La pérdida de valores está a la órden del día. Es por ello que al ser tan competitivos, nuestros adolescentes no asumen las derrotas de buen grado. A nadie le gusta perder o equivocarse, pero es humano reconocerlo y aprender de los errores. Pero hoy los jóvenes no aceptan correcciones de ningún tipo y tienen mal perder. Pero nos desviamos del asunto al que mediante la fe referida, nos arrastra a la decisión de impartir o no religión en la Enseñanza Pública. Si el estado es laico y aconfesional, no hay motivos para imponer una asignatura de religión en materias educativas. Y si por consenso así se decidiera, al igual que el preso anterior tenía derecho a no dormir si quisiera, los confesos de cualquier religión de un país laico, tienen el derecho a que sus creencias religiosas también se impartan en la enseñanza Pública. Entonces se está en la siguiente disyuntiva, o se crean diferentes asignaturas en función de las creencias habidas o confesas, pero permitidas en un país laico y aconfesional o se crea una solamente que contemple el hecho religioso o agnóstico, como postura ante las diferentes y variadas religiones mayoritarias de la humanidad. Y si es así, mejor que la asignatura la imparta un docente elegido por la administración laica y no una persona elegida por cualquiera de las religiones posibles. Esta última

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postura ocasionaría no pocas disputas en claustros y evaluaciones, por defender cada cual su propia confesión. Por otro lado, la importancia de ser una asignatura primordial y de tipo troncal sería discutible, ya que quien no quiera o pueda debido a su edad o postura de sus responsables legales y familiares, impartir de momento dicha asignatura; al no tener clara una decisión sobre sus creencias religiosas. Mejor solución es presentarla como optativa, para aquellos que así lo deseen, puedan elegirla. En todo caso la educación ética y moral, tiene la asignatura correspondiente, que sin menospreciar ninguna religión, aporta el conocimiento de valores y conductas morales de carácter universal.- Hay en su exposición un cierto resquemor, en contra de las religiones. No dudo que las religiones, exacerbadas por creer estar en posesión de la única verdad (la propia), hayan despreciado a todo aquel que no estuviese de acuerdo con ellas. Y que dicho desprecio rayara el fanatismo, con el que a modo de lavativa purgatoria, exorcizaban mediante inquisidoras sesiones a sus detractores. Y que debido a esa conducta unipolar de visión sobre la verdad, los que sí adoptaban su doctrina, aunque aborregados, disponían de un criterio moral “aceptable”. Puesto que la diferencia entre el bien y el mal estaba religiosamente estructurada. Y puede decirme también, que los otros seres discrepantes de la doctrina referida, tenían algún tipo de valor moral diferente, pero no por ello perjudicial. Pero sí que tiene que estar conmigo, en cuanto a la situación que se genera en el momento de que una religión tenga control absoluto sobre un contexto concreto. Sus preceptos morales no tienen discusión, porque no se pueden contrastar con ninguna otra moralidad existente en el entorno. Y aunque dichas normas morales parezcan “crueles”, lo contrario sería “tabú” o prohibido. Y nada como lo prohibido, detrás de unas normas que no se contrastan, para que el miedo ante lo siniestro haga sumiso a cualquiera.Es por ello, que los jóvenes adolescentes a veces no acepten normas morales, impuestas bajo un criterio fuera de su alcance comparativo y contrastado, puesto que dicho contraste está por encima de su entendimiento o raciocinio más profundo. Sólo mediante la propia experiencia personal, y después de someter o ver someter ciertas realidades inamovibles a los extremismos más profundos, puede darse cuenta de la fragilidad con que un valor puede volverse bueno o malo, en función del momento y las circunstancias en que se cuestiona. Y si dicho valor estaba encasillado a cierta religión (la del experimentador), la religión también quedará en entredicho como poseedora de verdades absolutas. Y sin embargo, no se puede perder totalmente su “respeto” (de la religión) por visionar una postura moral, que aunque ya no primordial, si necesaria como iniciativa, cuando no hay otras doctrinas o parámetros éticos, que puedan desempeñar una función moralizante en una sociedad. Si esa función moralizante atenta contra los derechos fundamentales de las personas. ¿Quién puede saberlo realmente, si no es contrastado primero, para determinar realmente los derechos de cada persona?.

- - Pones sal donde muchos no se atreven ni a soplar.- - Pues yo inspiro, que me falta resuello después del lance narrativo.

- De la enseñanza participativa, creo que llevamos practicando un rato ¿no?. Otra cosa es, que para que pueda participar yo, tengas que investigar tú las palabras y las ideas que pones en mi texto.

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- La niebla no huele, pero presiento cierto olor a nivola de D. Miguel. ¿No lo nota?.- Ahora que lo dices... - Lo que hay que hacer en aras de la enseñanza, seguir aprendiendo y recordando para poder enseñar algo. El problema es que el conocimiento global está muy hinchado y los pequeños soplidos dialécticos que hemos soplado, apenas si se notan.- Soplando para intentar hinchar conocimiento, también se filosofa y reflexiona. Y mejor soplar para mantener lo aprendido, que dejar de soplar y que se deshinche el conocimiento. Y aunque pedante pueda haber sido la exposición, peor callar o condenar, sin pensar ni contrastar.- Y este diálogo que nos hemos inventado. ¿Cómo hacérselo llegar a nuestros estudiantes, para que saquen provecho de él si mereciese la pena el texto?.- Poniéndonos en su lugar para entender sus problemas que son los de siempre pero más “tecnificados”, no nos queda otra. Aunque los recuerdos de nuestra propia adolescencia, no puedan rivalizar con las formas y maneras que hoy ostentan los jóvenes. La informática e Internet invaden sus mentes.- Leo más, que veo, que vamos cogiendo onda con el problema educativo. En cuanto a los medios, no son más que contenidos visuales altamente tecnificados para llegar espectacularmente al espectador. No olvidemos que en ellos (en los contenidos visuales), buscan, y buscan porque son CURIOSOS.- Pero no tienen criterio, y van guiados por sus hormonas en busca de lo que menos le conviene.- ¿Y qué criterio siguió Felipe II cuando vió “El descendimiento” de Van der Weyden, y no cesó en su empeño hasta poseer una de las mejores obras pictóricas del renacimiento flamenco?. Sólo la de su sentido religioso. Ahora con los “media” visuales, los jóvenes y no tan jóvenes, pueden contrastar más rápidamente. Cómo se haga ese contraste con criterio, es labor de los educadores. No olvidemos que los contenidos que van y vienen sin que formen estructuras lógicas de pensamiento, pueden aborregar al alumno. Demasiada información puede colapsar. Y si esa es la intención de algunos sectores sectarios, mejor prevenirles contra ellos. Que sepan, que el uso de las nuevas tecnologías es una herramienta más, aunque muy potente, para poder aprender.Un ejemplo válido sería proponer al alumno la realización de 3 formas diferentes de realizar un trabajo. (Consultando Internet, consultando una biblioteca, y consultando con su familia o entorno más cercano). Más contraste aún para que sepan analizar diferentes fuentes de alcanzar conocimiento, a la vez que le sirve para organizar los contenidos obtenidos.- Demasiado tiempo para poder organizarlo debidamente, y para cuando lo podamos inculcar, quizás las fuentes on-line que quisiéramos utilizar estarían sin actualizar o inhabilitadas. - Puede que sí. Pero si queremos llamar la curiosidad de nuestros alumnos, tiene que ser así. Sólo podemos inculcarles pinceladas de información, antes de que las cambien por otras más espectaculares, y que dichas pinceladas despierten aún más su curiosidad y se MOTIVEN en seguir aprendiendo. Que ello supone un esfuerzo por parte del profesorado en adaptar currículos ya elaborados a nuevas formas de impartir clase. Por supuesto. Que el tiempo está siempre en contra del profesor y que el alumnado, listo como pocos antes, lo saben.

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También es cierto. Intentemos entonces que el tiempo sea nuestro aliado y la mayor pesadilla del alumno (pedagógicamente hablando). Antes el profesor manejaba la situación porque se limitaba a poner problemas y el alumno “perdía” su tiempo en intentar resolverlos. - Es cierto, puede que el tiempo, ese sujeto impresentable que siempre está pero nunca se muestra, pueda ser nuestro aliado en vez de hacer migas con el alumnado. Interesante observación la del tiempo. Podríamos investigar al respecto y seguir dialogando.- Otro día Sr. Ricardo. Ahora tanta cháchara entrecortada entre otros quehaceres personales, me invitan al sueño. Seguimos hablando otro día despertando curiosidades al lector y las nuestras propias. De momento, tengo una imagen formada de la situación de la Educación en España de los adolescentes, que es lo que pretendía con esta entrevista, solo me queda contrastarla con la realidad. Adiós.

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- Adiós, y mucho gusto. ¿A qué ha venido este párrafo en blanco?.- Simplemente que llamaron a la puerta y he tenido que ir a ver quien es. Mientras tanto, le he tenido a la espera un momento. Recurso que suelo utilizar para dar a entender al lector, la partición real y temporal que existe, en la elaboración de un texto. A lo largo del diálogo he podido introducir muchos más, pero lo he obviado. Otras veces, lo uso de forma explícita, para dar a entender que estoy pensando. Un simple guiño al lector de este trabajo, respecto a otro anterior.

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