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AÑO 11,

Panamá, Repúblíca de Panamá, l5 de Noviembre de 1905,

NUM,, 45

F_L HERALDO DEL lSTMO—REV~sre uus rRa on--~

Director: GUILLERMO ANDREVE.

"Bien faire et laisser dit•e ."

De "Cardos y L irios"

A mi madre

Todavía el Dolor ara en su frente:se humedecen sus ojos todavía;sus ojos, ay donde también el díaradió como en las cumbres del oriente.Huyen las tempestades de mi mentecuando los dedos de su mano fría,se }ronden, temblando, en la melena mía,,y amorosos la erizan blandamente.Ella es el astro de mi noche eterna:su limpia luz en mi interior se expandecomo el lampo del sol en la caverna.Yo la adoro. . . . La adoro sin medida,con un amor como ninguno, grande,grande! . . . . A pesar de,que me dió la vida!

Página Poetica

Silencio santo

Trepaba el dulce Redentor la cumbredel Gólgota, agobiado por el peso

de la infamante cruz.La muchedumbre

le cercaba.De pronto, sonó un beso

en el semblante lívido del justo,y el que le dió aquél beso, así le dijo

al Nazareno : "AugustoSeñor, si está en tu mano,(pues eres de Dios hijo)secar el oceano

y convertir la tierra en humo vano,por qué no calmas tu pesar prolijo?En dónde están tus rayos y tus truenos,que sobre tantos míseros sayonesno arrojas? Sus malvados corazones,más que de ira, de ignorancia llenos,porqué no arrancas ó los tornas buenos?'

PorJulio Florez

Mi tumba

Cuando yo espire, a la empinada sierratrasportad mi cadáver y en la cumbre,no lo arrojéis debajo de la tierra,sino encima, del sol bajo la lumbre!

Donde me cante el impetuoso vientosus largos deprofundis y mi cajamortuoria sea un risco, el firmamentomi capilla y la nieve mi mortaja.

En donde para honrar el mustio rastrode lo que fuí, cuando en la vida estuve,tenga por cirio funeral, un astro!y por incienso místico, una nube!

Donde para que rabien los humanos,que arrastran sus envidias por el suelo,me devoren, en vez de los gusanos,los buitres y las águilas del cielo!

Fulminado

i Vibran, ropo! Ln muerto va contigo:tronchas. el árbol y huye tu reflejolas aves lloren al frondoso amigo

,cómo no lino de llorar al árbol, vict oque les dió sombra y bienestar amigo

Salta el rayo en la nube! Alfanje de oro,raja el ámbito ne ro y atraviesael abismo ; desciende á la dehesay húndese en el téstuz, del viejo toro.Tras el brusco esplendor del meteoro,del verde llano á la montaña espesael trueno pasa retumbandol, . .• . Y cesade la borrasca el fecundante lloro.Pl huracán, terrible y altanero,cierra sus fauces lúgubres ; ya nadase mueve . Ln el cenit brilla un lucero.Y desde la llanura dilatada,sube como un reproche lastimero,lit gran lamentación de la vacada!

Y el Cristo, esa blancura ensangrentada,que todas nuestras almas ilumina,como un muerto calló :

~eshielguo dijo nada!

Nunca mayor quietud se vió en la muerte;ni frío más glacial que el de esa manoque tú alargaste al espirar, en vano!,y que cayó en las sábanas, inerte!

JAlt . . . . yo no estaba allí! Mi aciaga suerte,no quiso que en el trance soberano,cuando tu entrabas en el hondo arcano,yo pudiera estrecharte . . . . y retenerte!

Al llegar, me atrajeron tus despojos;cogí esa nano espiritual y brevey la junté á mis labios y á iris ojos! . , ..

Y en ella, al ver ni llanto que corr ía,tensé que aquella mano, hecha de nieve,

<¡e mi boca al calor se der r etía!

I.& -42ar caribe

"Aquí, á mis plantas, tembloroso,tendida al ronco viento la melenablanca y azul ; tu aliento de colosoalza hasta mí la movediza arena!

Yo te oigo respirar, monstruo gigante,que á los siglos atado te estremecescon estremecimiento de bacante!'

49a el eententerio

etando todos no 1101510,1 de ln binncn tumba "501111donde sóla, muda y fríase quedaba ello . . . . ellal . . ..La adorada muerta míalAl ver toda su hermosurapara siempre desligada

de ml viday escondidaen la calladasepultura,

von terrible voz, Duo aun 0190, Rrlté : °MUCTt0 dosDindnda!Dline, toda su belleza tornaráse en polvoY Dime,

para•el sér que implora y glme,nl lino¡ quo queda entonces do esta trd9len jornada?'

Pero nada respondía;solo el eco repetía

01 Ilnaldo nquellafraso : Nadal . . . . onda . . . . 1111(10 . . . .! unda!

Ya que al fin á mis ojos apareces,inmensamente triste,

con tus espumas níveas y tus olasquede purpura ,y oro el sol reviste,voy a contarte mi secreto á solas l

Así le dije al mar y con sentida .voz, le conté el desastre de mi vida!

Y al conocer mi negra desvilntura,—'OFlombrel-exclamó con dolorido acento—Soy grande! . . . . Pero más es tu tormento!Soy hondo . . . . Pero más .es tu amargura!"

Y en el propio momento,en que bajaba la tiniebla oscuray yo . . . . como un espectro me alejaba,á merced de una ráfaga de vientome pareció que el monstruo , . . sollozaba!

.~fisrrrnecefones

Algo se muere en mí todos los dias;la hora que se aleja me arrebatadel tiempo en la insonora catarata,salud, amor, ensueños y alegrías.

Al evocar las ilusiones mías,Apcenso : "Yo, no soy yol" ¿Por qué insensata,1.i inisma vida con su soplo matami antiguo sér, tras lentas agonías?

Soy uu extraño ante mis propios ojos,un nuevo soñador, un peregrinoque ayer pisaba flores y hoy . . . . abrojos!

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El Heraiclo clel Istmo,

Un nUevo libro de Rubén IrloCANTOS DE PIDA Y ESPERANZA,--Los' Cisnes y otros Poemas

la hora propicia, cuando algún un grave peligrotuuenaza el objeto de sus predilecciones, ócuando so cierne sobra el orbe el fantasma pa-voroso del n>al y la guerra, sus labios al cla-rín ri á la trompeta de alarma . á fin de apor-cibia:sc señalando fi los Pueblos amados desu corazón la proximidad de las legiones ad-versaa.9 . Desconeiorta, en verdad, ver 11 estepoeta de marquesas ompolvallas y de abatesgalantes, en caya9 rimas sonoras y reveron-tes usoua~au, de tieatp .> on tiempo, utaticcs deun Wattoatl sensualista, asumir diestr"1nenteactitudes de Tirteo. Pero aun en estas cir-otanstmci.as, euoueutra el nr.>10, p .n• uu pr .>-eedimiento conrpletameu ee suyo, urezehan lo con

suma habilidad fi los ac e ntosbroncfneos, el ritmo de la eran-

-

popa ó el rumor de la lira,de uo oclipsar del todo al poe-ta amoroso, compli(ado y cor-tés, superviviente en él, f( des-pee,, de otr,> cualquiera.

En este tono, ha compues-to varias caucionos, cuino la«Salutación (lel optimista>, ouque, trasladando al castellano,con un talento ponderado doasimilador•, el exámotro griego,usarlo también por los poetaslatinos, evoca el pasado de Ibe-

!

ría, la antigua raza conquista-dora, predice su resurreccióny presagia en el futuro su trinu-fe y gloria defiuitivos.

Aun sin tener en cuenta elF ^ pesarniento do la comparición,

de una fuerza porfecta, la am-plitud rítmica, la calidad ex-celente (le las imágones y de-mas méritos quo la adornan,esta poesía quedará . en ni¡entender, como una de las nuíslrerurosaas de nuestra lengua

, por su originalidad rrrétrica yla infruencia que está llanadaá ejercer.

Deuncarácter (málagopar-

t .

~'

tieipa también la pieza baut.-zada con ol título de «Mar : ha

AS,~

triunfal« Ganas rrre dan, ciar•Lamente, (lo repraduca• algu-nos fragmentos, tí fin (le quelos lectores puedan juzgar porsí urisun>s ale su belleza (oui-unicaativa . No encuentr.> den-

,

..,(

tro de lit poesía nada con quécompararla. La poesía, por lo

a

menos la poesía española ó his-panoamericana. no ha produ-oído lrasta ahora cosa senaejau-

-- te. Para poder establecer uupa-ralelo siquiera aproximarlo, hay que acudir tíla música. Sólo ella es capaz de emitir susonoridad apolfnea, su poderosa instrumenta-ción, 111 siunosidad do sus giros, los rrrean-dreS y arabescos en que se extionde su arqui-tectura, el derrumbamionto de sus acordesbajo las arcadas y a•quitrabes coustrnf(losmagistralmonts, y el choque do armonías causa-daas por las estrofas en un despliogue inaudito

sin duda(, por lo que conurueve, Y como supensar es alto, fuerte su voz, pintoresco sulenguaje, resplandociontes sus imágenes, gravey noble su son, al cauto resulta en realidadlleno do vida, y optimista y saludable corno siestuviese eousagrado á inculcar en los pusilá-nimes el retorno de la Fe y de la bienaventu-rada Esperanza.

Pocas son has composiciones que podríamosdenominar (lo g=n aliento . Darío no es unpoeta clamoroso. Nada más distante de pues.tra Andrade, por ojourplo. Sin embar go, nopor eso su musa, ú quien toclo el mundo su-pone. corte3aun y íE)xiblo, de>sfleña aplicar, en

~ON verdadera satisfacción aca-bo de torminar la lectura deesta uueva obra del ilustre,

poeta nicaragüense, Me llega desde~~((

Espaaña, con «corazón y mcntex, so-LY gún dice la dedicator ia. No obstan-

te el largo periodo (le tiempo trans-currido, eoha de verse quu Darío noolvida á sus buonos amigos (lo Bue-nos Aires. Tampoco desdeña sus res-petuosas reconvenciones, eus amisto-

(Y ;

sos consejos . No ha Itlnchos rnosos,celebrando en las columnas do ests

¡\1ar151

mismo (Bario, la aparición de Tierras

~eSolares, su último volumen de viajes,lamentaba sinceramente el abanclo-

no en que Varío relegaba (t su Musa. Días des-pués, en una de Sus' correspondencias, aludien-do á mi indicación, recogía el guante y pro-metía imprimir en breve un libro con el tí-tulo que encabeza estas líneas . La promesa seba realizarlo felizmente . Uno de los primerosejemplar es ha llegado á mi manos, como unpresente valioso en instante oportuno.

Desde luego, confieso haberli> recibido conlos honores y el agasajo que merece visitan-te de tan alta prosapia . porque, en verdad, vie-ne adornado con rico traje de gala . Llega en-vuelto en ira seda do un papel transparente,á través del cual las letras de oro del fron-tispicio resplandecen fugaces . Lo saco de fun-da, lo abro, corto una de sus páginas. Laimpresión del interior me sedueo . Rectrordoentonces la pasión refinada do] artista por lasediciones de lujo . el gozar de sus ojos-antelas tapas do prodigiosa elaboración tipográfica,su jubilosa sonrisa en presencia de antifonariosoxtraño's y el gozo profundo que lo agitabaenando conseguía descubrir algún viejo misaló cuando tropezaba con las hojas amarillen-tas y venerables de uu broviario medioeval óde un palimpsesto do las épocas más remotas.

Rubén Darío amaba los libros con amorde bibliófilo. A haber nacirlo en Francia ó enItalia se habría (larlo el gnsto do imprimir susobras con la voluptuosidal ompleada en casosanálogas por artistas tan distuignidos comoRostaud y Gabriel D' Annunzio . Una ediciónsemejante á la Le'ra~r~rsrrti rGr

do esteúltimo, no puede sino regocijar ft un espíri-tu delicado. El perfume del libro parece aeon-tuarse. envolverlo suavemente, á medida quese doblan sus hojas ornadas de inaravillosasiniciales, de viñetas curiosas, de intsrasantssmayólicas y en que el negro y rojo do la tintapodría ser bien la alegoría del rojo y negroen que flota el alma de los personajes salien-tes . Experimenté una impresión de sorprosaal leer la postrer poesía del libro . No creíaencontrarme con una recopilación tan nutrida,de índole tan diversa, aunque de proporcionestan homogéneas y armoniosas.

He seguido á Darío á través de sus pero-grinaciones, esforzándome siempre por obtenersu última producción. Ashriísmo un buen nú-mero de las composiciones que constituyen estacolección me eran desconocidas . Algunas deellas corren ha tiempo impresas en almana-gnes, antologías y revistas . Pero quizás el nú-cleo tnás importanto será para el lector unahermosa primicia.

«Cantos de vida y de esperanza» no soncomo «Prosas pr(Canasn, obra de juventud.Son, por el contrario : producto de un talentoque llega á la madurez, que ha penetrado másbien en ella por completo . El espíritu delpoeta apareco cubierto de melancolía, con unsodimento gris en el fondo, como un paisajootonaal bajo la luz del crepúsculo ¿Pero no esel t,toño la estación más bella del año? ¿Noson los cielos opacos, los árboles moribunclos,las nieblas espesas, las hojas caídas, las llu-vias intermitentes y lentas lo que contribu-ye á hacernos inti4 sonadores, rnás rneditati-

yes, mfu9 tiernos? Sin duda alguna . Por otraparte, bienvenida lit nmdurez cuando aportatratos de uu sabor tan penetrante y exqui-ssito .'He aquí, finalm ente, el espiritu do Darío, re-fiejado en sus versos corno en mitad do unafuente solitaria vedada tal uso de los hourbres.DarIo ha escrito con la propia sangro de su es-Píritu, sopa(tejadocondneirpc>rsttinstiuto, em-pujar por sn tomporamentoy atraído por la vozde la vida y de la nnrdrte, ha abierto su corazón,estallandoonconfesiones ingenuas, de inrnonsasin .ari(la(1,prodigiosa . Nmtcaltabíatnosescucha-do do sas labios palabras tan interiores . Hasta a-hora elartífice habla dosotnpeñado un papel másesencial que el poeta . «Prosas profanas» y «Azaln

muestran una voluntad suporior•, directora,ante la que los movimientos inconscientes dola carne, los expontáneos acciclontos de la fi-siología, las insólitas rebeliones del tempora-mento, se hallan subor ;linados . Hoy, en cam-bio, el poeta no desoye los gritos de su reinointerior ; no acalla el tumulto do sus pasiones,no trata do dominar como on otras ocasio-nes, el impulso de sus instintos . Es su almaquien habla . Y porque dice de su dolor, de suamor, do su temor y su srrepeutrrmonto, es, <lo colorido.

No ha de ser sin motivo la evocaciónsuscitarla en mi espíritu, bajo el eucanto ofec-tivo de esta marcha triunfal, de la mar chaya famosa del % 'nu>tJurrtsr°r de Wagner . La vozbutnaua rio puede, en manera alguna, igualarla intensidad (lo la música . Podrá evocarla álo suero. La musica es el ar te nrás abstracto,el que maís satisface nuestra idealidad, ácanea Procisamonte (le su materia intaugible.(!llanto mías lojos esté do nosotros, mayor ni¡-presión producirá en muestro espíritu . De ahíesa vicia anormal, esa especie do existencia ex-trato renaa, ese estilo de sonambulismo en quela virtud y la magia do cierta claaso de nnísi-

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EI HEraldo del Istmo - 163

en, transportan el alma de algnnos seres sen-sible.

La ,Ilarr•7u< triunfal de Darío tiene muchospuntos de contacto con la música del másfuerte idealismo . Por su estructura limita conla siufoDia. De ella toma su orquestación sin-fónica, su gravedad y su ritmo . siempre eleva-do. Apreciada en su conjunto, la ilusión esabsoluta. La palabra humana ha dado aquíel máximun de sonoridad . Casi se ha confun-dido con la música.' No, es la música misma.

Malgrado mi voluntad, no podré analizarconto quiera, so pena de abusar de la amablehospitalidad que se me concede, cada una delas piezas de esta escrupulosa recopilación. En]a parte primera, de las tres en que está di-vidida, el poeta dedica su numen á cantar laesperanza, aplicando su oido á las palpita-ciones que hacen llegar hasta él los malosvientos de la tierra Entonces lanza su voz dealerta . Toda su alma de sollador, de optimis-ta grtaeJ oréale, sufre al contemplar el espec-tilvulo de cosas irremediables . No es' que igno-re la fatalidad del destino, por lo que sostieneel culto de la esperanza, sino porque com-

GENERAL DOMINGO DIAZ

popular caudillo, Jefe del puebla el día 3 de Noviembre de 19

prende la ineficacia del pesimismo . Es precisoser fuertes. Es preciso vencer la locura, elvi(-¡o y la muerte. En ello estriba la misióndel artista nuevo Orfeo de multitudes. Márapasar las águálas carniceras, los buitres llevo-radores, los súbditos inconscientes de las mo-usrquías predominantes, y como si quisiera de-tr•uer su marcha devastadora, abre su almav canta con ima voz de ave triste. En va-u . , . El pajaro agorero es insensible al halagode la canción . Seguirá su camino hasta sentir elapero olor (le la muerte. Entonces se abati-rá y con la garra potente dispersará los res-

del festin suculento . El poeta palideceráde horror c experimentará un dolor indecible,riendo cuán poco caso hacen de su prédicajusta . La culpa será siempre suya. Pues, enverdad ;qué puede el ruisellor . de los jardi-nrs contra el astuto gavilán de los bosques?

Creo, sin embargo, que no es la poesía he-roica la <¡no mejor conviene á su tempera-mento. Ya el penetrante crítico montevidea-

no, José Enrique Rodó, reprochóle cierto día,en un estudio erudito y espléndido de su obrapoética, haber hecho servir á su musa la•actitud de un cantor democrático . Compartodicho juicio, sobre todo por tratarse de unartista aristocrático en extremo. Dario, comoel personaje de un soneto de Mallarme, nodebería ser sino un »pastor de sonrisas». Heaquí la dulce tarea á que yo lo condenarlasi tuviera imperio sobre él . Lo demás quedapara Walt ` -hitman, como él dice en el pre-facio de sus Prosas Profanas . Acaso el re-cuerdo de esta confesión le ha hecho deciren la introducción de esta obra, que asi haypolítica es porque aparece universal y sí se en-cuentra á un presidente, es porque es un clacmor universal» . En efecto, cuando el poetabusca su inspiración en los acontecimientosextraordinarios de la historia actual de lospueblos, páginas de la historia universal demaílana, no hay por qué vituperarlo . Pero sieste poeta se llama Rubén Dario, el asuntoes diverso. Su idiosincrasia está modelada conuna arcilla diferente de la arcilla en que semodeló, por ejemplo, el alma de Víctor Hugo,

de Manzoni y de Verdi . Esta tri-nidad que ha llegado sin quererá mi pluma, cantó con predálec-ción para la muchedumbre . Gozóde la popularidad y disfrutó lagloria terrenarl, traducida en elreconocimiento de sus concáuda-dano y en bienestar materiaL Pe-ro él confiesa no ser un poeta pa-ra muchedumbres. Por consigmen-te, no amándolas, debería excu-sarse de cantarlas.

Con todo, la primera seccióncontiene quizá la poesía más her-mosa del libro. Inaugura bella-mente la obra, así como un atriofastuoso, severo bajo el ágil es-plendor de los arcos y capiteles,da del templo una inmediata sen-sación de grandeza

A los que no hayan entradotodavía en relación con su natu-raleza y deseen hacerlo, les reco-miendo la meditada lectura de es-te trozo. Podría titulase amicorazón al desnudo» como uno

de los trabajos póstumos de :Baú-delaire. Es admirable de sinceri-dad. Darío no ha escrito nadamás sensitivo, más personal, máshumano. Cada verso es un pedazode su corazón. . Modelo de elegan-cia. es también un ejemplo elo-cuente ' de altivez literaria y depiedad por las debilidades-aje--nas

Equivale á una profesión defe. A más de su valor íntimo,emanente de la idea y de la ter-nura del sentimiento, es irre-prochable del punto de vista téc-nico. Hay en la imagen novedad

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y un brillo semejante al de losmás lindos zafiros. Los versos vue-lan, se hamacan pausadamen-

te y sonríen. En el ambiente evocadohay frescura y gracia de juventud. Seoye el zumbido de la abeja en la siesta esti-val.- Se miran cruzar las mariposas joyandosus alas á los rayos del sol. Flota un perfumede narcisos en el aire, ligero. La sangre bulle en las venas con violencia tiránica. Elamor brota de pronto en el jovial adolescen-te, dicta sus leyes, gobierna. Es hora de pu-lir las primeras estrofas. Es hora de rendir

- tributo á la naturaleza y alabar sus rojas ro-sas, sus claveles purpúreos, las grandes floresde carne. Quede para más tarde la pintura delos liráos enfermos, de las adelfas sombrías, de lasclemátides engendradoras de - hastío. La selvasagrada le atrae con su divino misterio. Suemanación le embriaga casi tanto como la be-lleza de las mujeres . Su lira canta la gloria elela vida infinita.

Esta composición es una verdadera ma-ravilla- El endecasílabo está tratado con nos

gracia perfecta. El pensamiento, expresadocon una cara intensidad, apasiona . Tiene to-da la fragancia lozana de la juventud . Brotalímpido y neto corno un diamante cincelado.Cada hemistiquio envuelve una idea 6 deja fil-trar un sentimiento, como el agujero practi-cado en la roca suelta el hilo fresco de agua.

Cierto espíritu melindroso podría, quizá,tachar la crudeza de algunos versos v mo-tejar los epítetos con que el artista subrayaimpresiones hondamente vividas. Cometerla enmi sentir un error. El encanto reside preci-samente en la libertad de ese lenguaje, en laelástica manifestación de ese estilo, enemigoimplacable de la vulgaridad, de las fraseshechas, de todo lo que no haya sido previa-mente - depurado en el crisol del cerebro.

El cisne olímpico vuelve á tentar la ima-ginación de Darío. Hoy, como antes, el esppu-moso plumaje del ave legendaria, presta_á_suingenio la candidez inviolada . Hay como elhundir de un remo de plata en las ondas dellago, en que el cisne sagrado abanica sus alas,en el compás wagneriano de esta poesía. Pa-rece bailada de resplandores de luna, adqui-rir la tenuidad de un capullo de nieve, irra-diar la frescura de una pluma ligera suspen-dida en el aire. Verdad que el ave es fami-liar al poeta. En Prosas profanas demostrósu comprenAón, desplegando ante nuestras pu-pilas, en horas inolvidables, la extensión sor-prendente de su gama.

Hay, además, en el libro otras joyas deinapreciable valor. Mi gusto sería extraerlas,una por una, exhibirlas al sol, revelar todala porción luminosa que contienen. seme-jante al artífice empeilado en realzar ante elcliente la impecable fabricación de una alhaja.Tal anhelo no es ahora posible . Sin embargo, mepermito indicar algunos bellos sonetos, de es-tructura mallarmeana, de la sección tercerade la obra ; celebrar sin restricción alguna lainnovación introducida en el ritmo como unsíntoma propicio de adelanto prosódico, reservando mi mayor elogio ála serie de los «noctur-nos», en donde Darío emite sollozos del máspuro Verlaine.

Es admirable de sencillez el procedimien-to merced al cual recorre -lo más recónditode nuestra naturaleza emotiva . No asoma, enningún momento, ni el más fugaz artificio.El hechizo fluye de la prop]a espontaneidad.El léxico carece en absoluto de rebuscamiento.No emplea más que las palabras de uso cor-riente . Pero en el fondo de ellas hay un almaque gime, narrando su desolación. Su abau-dono, su arrepentimiento, la posesión de la car-ne, con una naturalidad que tiene algo deprodigioso. Yo no ignoro que algunos de esosgraves escritores, atacados de trascendentalis-mo, calificarán de frívolo este género de poesía,Poco importa. Ellos no conocen, felizmente, laáspera dulzura de comprender. Para gustarlointensamente, profundamente, es menester untemperamento supra sensible . Yo arriesgo más:hay que ser algo poeta . ¡Lábrenos Dios, porlo tanto, del espeso profesor de latin! ¡Eso eshorrible! Lo mismo que el que intentara nutriral cerdo con rosas.

Una obra de Rubén Darío—verso 6 pro-sa—será siempre un regalo precioso. Es unode los más altos representantes de la culturalatina, y el escritor más personal, más inno-vador, de más aguda sensibilidad, de la lenguaespaáiola . Es un arquetipo de artista.

EUGENIO DIAZ ROMERO.

VERSOS de OTOÑOCuando mi pensamiento vá hácia tí se perfuma;

tu mirar es tan dulce que se torna profundo;Bajo tus pies desnudos aún hay blancor de espuma,y en tus labios compendias la alegría del mundo.

El amor pasajero tiene el encanto breve,v ofrece un igual término para el gozo y la pena.Hace una hora que un nombre grabé sobre la nieve:hace un minuto dije mi amor sobre la arena.

Las hojas amarillas caen en la alameda ,en donde vagan tantas parejas amorosas.Y en la copa de Otoño un vago vino quedaen que han de deshojarse . Primavera, tus rosas

nunPN DARIO.

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Costumbres de mi tierraEL MATRIM ONIO

~ABE á un rio que cona-:

tanterumorealadul-n ce y tierna canción

de los bosques con sus amo-resalados, sola sombra demil palmeras, almendros,acacias y naranjos en flor,levantó su albergue humil-

__ •"-_: Y de pero muy apetecido una

J obre familia campesina.La única vecindad,—

distante unas dos millas,—está allá en la colina de es-meralda que alegre besó elsol, como también alegresacariciaron las brisas oxige-nadas de las mañanas, tar-des y noches de las estacio-nes que entre nosotros sesuceden periódicamente.

Esas dos familias queallí tranquilas ven trans-currir los apacibles días desn existencia callada, sonsantas familias, puede de-circe, cuyos miembros con-sarvan aún en sus sanascostumbres la tradicionalherrumbre de la Colonia:El mismo método de vidade aquellos tiempos que"¡adiós"! dijeron parasiem-pre, gastan esas pobres gen-

tes, y son también los mismos,-con muy poca6 ninguna, diferencia,—los medios de que se va=len hoy paraganar la subsistencia. Ese cons-tante afán de cosechar para consumir, de tenerdurante la siega las trojes llenas de granospara verlas luégo vacías al finalizar el año ; lacría en pequeño de aves dé corral, de cerdos yde ganado caballar y vacuno, para tener elobligado pollo tierno, para el enfermo y, con lagallina, el principal elemento del tunead, la le-chova de la época de Pascua de Navidad, y po-der saborear la carne seca de la vaca quedispusieron quitar en alguno de los dias dela estación veraniega,—cuando las labores yrecias faenas que traen consigo las obligadasmoliendas, exigeú comer más de lo natural,—he ahí sintetizadas en cortas frases las legí-t .mas aspiraciones de aquellos pobres campe-sinos que, en los distintos Caseríos de mi Pro-vincia, hacen de sus hogares un santuarioinvulnerable, y, _por consiguiente, las más delas veces á cubierto de esas impetuosas cor-rientes de desmoralización que tánto privanen el presente siglo.

', Seres de costumbres ejemplares, esos fe-

lices moradores de aquellos lugares solitariosdonde el silencio es imponente y obligada lacastidad ; donde las fraicimir. de la cantina,del juego y de la prostitución nunca encon-traron donde colgar su tienda, los hijos deaquellas familias casi patriarcales que allá enhis breñas de la Provincia de Los Santos norespiran . otro ambiente que el embalsamadoque saturan los montes de albahacas y poma—lisas, desde - que se inician á la pubertad,—hombres y mujeres,—no acarician otro pen-samiento que el de la fundación del hogarapetecido . -

Allá, en, el lejano Caserío, vive la joven-Zutana, acá, en la única vecindad, el joven-Mengano, una y otro vástagos amados de dosbuenas y honradas familias, y éstas están em-pezadas en la unión de los solteros, para evi-tar,—dicen ellos—la perdición de los mance-bos; y toman con todo entusiasmo á su car-go la tarea de conseaguir, por sobre todo im-posible, la pronta realización del matrimonio-

.Los jefes de las respectivas familias ha-cen saber una noche de luna esplendorosa, decharla familiar y de descanso, á sus inocen-

tes hijos las conveniencias del enlace . éstosdan sin meditación alguna el asentimiento. ca-vilan de hecho para allegar los recursos con-que atender álos gastos de la boda, y todoqueda arreglado al cabo entre familias, comoentre ellas es de tono y r .gar_ Llegan así átal punto de entusiasmo las cosas . que tinanoche serena y estrellada, vuelto ya del tra-bajo y ataviado con la ropa larga de paseo,

_monta el joven jayán en su gordo caballo yechándolo á campo travieso llega bien pron-to á la casa - de la afectuosa familia de lapreparáaa novia . Allí ve el joven cruzar li-geras dL¿ que las horas echando cuentos ymoralejas, cuentos que rayan después en son-risas dulces, almibaradas, y en el disimuladoy recíproco tirar de terroncitos de tierra en-tre los que ya se dicen futuros cónyuges . Lamanifestación de los terroncitos es conside-rada por aquellos pacíficos campesinos comoasunto natural en el periodo álgido de losafe--tos, de suerte que virgen campesinita quetal cosa aceptó, tiene contados los días desoltería, y ya en prepar ación el cacareado via-je á la vecina Parroquia á recibir la bendi-ción nupcial.

Pasó ya el prag5n de las amonestacionesdado par el señor Cura en la Misa Mayordurante tres Domingos segnidos ; comprada enla tienda del viejo compadre del pueblo ycosida yá, está la muda de ropa de clarínblanco de la novia; ésta cuenta con los demásatavíos de peinetas, peinetones, cadenas, zar-cillos, flores, pomadas, perfumes, unas dosdocenas de sor Lijas de oro garautizado queconsiguieran en el lavadero de la cercana mi-na de aluviólr, pañolón de burato blanco y

A MI INTELIGENTE AMIGO J. E, LEFEVRE

blanco pañuelito de sella ; las arras, que sontrece monedas de plata vieja de cruz, tambiénestán listas ; comprado y guardado está un in-cdndr, muestrario de bebidas alcohólicas finasque de exprofeso preparó un rico chino ten-dero de tina distante población : y como se tra-ta ya del día de la víspera . ha habido muer-te casi general, en las casas de las dos fa-milias de los novios . de aves de corral, de al-

gunas docenas de marranas tie-rnas, y basta al sacrificio fue !arosagante y gorla vaca hosca quele había sido señalada al hijobordón de una de las familias.Se advierte derroche de postresy de viandas; la chicha fresca yfuerte y la leche cortada; pue-den verse en cantidades consi-derables, y todo, todo ese mal-gasto. como ellos exclaman, pa-ra poder atender debidamente álos convidados que han de hacerparte del laioso acompañamiento.

Para los asustados novios,amanece el día del matrimoniomás temprano que nunca, por-que distantes unas cuantas legrasde la Iglesia Parroquial, en pre-parativos durante la noche, poruna parte, y por otra, pensandoen el viaje de la madrugada parael pueblo, no pueden, aun de-seándolo, canciliar el sueño, que,meses antes, ninguna preocu-pación logró interrumpirles.

Al despuntar el sol sobrelos humedecidos montes, dán-doles un matiz róseo—topacio,llegan los novios y el acom-pallamiento á la vecina Parro-quia. De una vez siguen parala Iglesia, reciben de las manossagradas del sacerdote, que im-paciente espera, la bendiciónnupcial, y no se retiran del tem-plo santo sin antes cumplir conel precepto católico de la vela-ción, oyendo, fervorosos, todoslos concurrentes, la palabra deDios manifestada en el sublimesacrificio de la Alisa . Concluidala ceremonia, todo el acompa-ilamiento,—vestido ricanienle á lausanza del Caserío, sale con los

recién casados: comienzan desde luego, allíen el mismo pueblo, las libaciones en ho-nor de los desposados al són del nieenioque arranca un hábil joven músico de lascinco cuerdas de la sonora niejoraaa, y ya ca-si el sol en el cenit, móntan nuevamente ensus briosos caballos - yrégresan contentos álas casas de las familias de las almas enlazadas.

Los recién casados, durante el viaje de re-greso cabalgan en un solo caballo, porque es deestilo, de moda, casi de gran lijo, que celebra-do el matrimonio, el esposo montado á la - gru-pa, en rojo pellón peruano- lleve á su consortepor delante, sostenida con snLruda deliauleza.El cortejo despunta camino del Caserío, entr egritos y fruiciones, y antes de llegar á las casasde las familias que desesperadas aguardan parafelicitar á los novios con besos y abrazas repe-tidos, han hecho los convidados unas cuantasposas á las sombras de los flandO3aS árbolesque libres crecieron á la vera del camino ; por-que así al par que liban, cantan y sestean elsol, dan tiempo á que los alcance .—para llevarjuntos siempre—algún rezagado acompañanteque, víctima del brevaje .ldno del asiático tende-ro, dmmióse á pierna suelta á la orilla fresca yverde de un arroyo cristalino.

Allá, en medio del alborozo de las familias,aliora ligadas por un vínculo para ellas mil ve-

GENERAL ESTEBAN HUERTAS

Jefe de las (versas el día 3 dd NovIembre de 1903, ác ya adilvd se debfd el feliz res.ii.dodel movimlenlo .

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El Heraldo del Istmo - 165

ces sagrado, continúa alegremente la anheladafiesta, que han bautizado aquellas gentes delas montafIas con el nombre de las fiestas de lasbodas . Todo el convidado que atendió á la in-vitación que anticipadamente se le hizo, allícome, bebe, canta, baila y hasta pelea yllega al fin á punto de experimentar verdaderohastío de goces ; pero la parranda y el jolgoriose ha sostenido durante el dia y toda la noche,Y los novios, que se han hecho también partí-cipes de las mismas fruiciones, esperan muyalegres el nuevo sol, acaso para ellos más es-plendoroso que nunca, pues que los seres incul-

tos tienen también derecho como nosotros, áabrigai legítimas esperanzas en el alma y á ex-perimentar positivas alegrías en el corazón.

La reunión comienza á disolverse cuandoel constante menudear de los cantos de los ga-llos en los gallineros pregona la salida del sol,y llegado el día- con sus obligadas realidades,surgen también de nuevo las tranquilidades dela vetusta montará, y con ellas, dos almas ino-centes unidas en matrimonio ; ven transcurrirligeras su luna de miel . al amparó del pajizo al-bergue que solicito les brindó el acendradoamor de sus progenitores.

¡Bien hayan los nobles y honrados campe-sinos de las breHas de mf Provincia natal, queperpetuando la tradición de los tiempos pa-triarcales que 'iadiós" . . . ! dijeron y volaron,inculcan en sus proles, sencillas é inocentes, alpar que una afición plausible al trabajo queennoblece, un culto innaculado á la magestuo-sa deidad de la virtud!

,yalio _&lona ',0.Panamá: 1905.

Llloha p arlamentaria on RomaESTUDIO HISTORICO Y TRADUCCION DEL ITALIANO

AYO G r a e o' hablase pro-puesto por muchos ailoslibertar al pueblo romano

- de la tiranía de la aristocracia,por lo que Ios Senadores y Cón-sules resolvieron buscar la mane-ra de deshacerse de él.

A su regreso de Cartago,llevaba el corazón lleno de irapor la muerte de su hermano;estaba decidido á vengar su san-gre y á libertar á su afligida pa-tria. Empero tenía mucho queluchar porque sus enemigos eranmuy poderosos . Graco era deánimo sosegado, sin embargo susadversarios lo obligaron, con elpropósito que ya antes dijimos,á defenderse con las ' armas.

- Después de gran lucha é in-/ nensa catástrofe, viéndose rodea-

- V lo por aquellos, se dió muerte enel templo de Diana ; sus enemi-gos cortaron la cabeza, lacla-

varon en la punta de una lanza y la pasea-ron por las calles de Roma. Así murió CayoGraco á quien varios historiadores dán el epí-teto de sedicioso . Pero mejor considerados loshombres y los- acontecimientos aparece claroque las disensiones de aquella época debenimputarse á sus enemigos más bien que á él,de donde resulta' que en vez de llamarse estoshechos la sedición de los Gracos contra el Se-nado, deben llamarse más bien la sedición delSenado centra los Gracos.

Lo que dió origen á la lucha que terminócon la muerte de Graco, fué, pues, la causa yaexpuesta ; pero deseando robustecer elconcep-to de que Graco era hombre de corazón sano,que vivía lleno de fé en sus ideas y confiabaen su triunfo, no por el derecho de la fuerzasino por la fuerza del dereeho, damos á cono-cer, traducidos del italiano y escritos en el alíode 1800 (Poemas de V :" Dlonti) dos hermososdiscursos pronunciados por el Cónsul Opimio,el lino y por Graco el otro, en el Capitolio ro-nrano, algunos días antes de la hecatombe . queconsigna la Historia con caracteres espan-tosos.

Opimio:—Juro que tú ves á Roma dividi-da entre nosotros. Tú libre la pregonas y yolibre también : es uno mismo el fin pero distintoslos medios y nosotros caminamos por tan opues-tas vías que una de ellas es falaz y á la ruinasin duda, debe conducir.

;Quién, pues, conoce la mejor? Yo talvez.Escucha y reflexiona : aquí estamos los dos, yodefensor del Senado y tú defensor de la plebe.La causa que yo defiendo es aquella por la cualempuñaron las armas FabTiciO y Cincfnato,Yapirio y Camilo ; cuantos en suma levantaronal Cielo la potencia romana é hicieron nacerentre bárbaros la sospecha de que el Conciliode los Dioses había descendido hasta la=tierra. _que aquí residía y hablaba, y que desde el Se-Imelo latino en su plena magestad se goberna-ba al mundo. Hé aquí el partido al cual mehe afiliado yo como ciudadano romano, el par-tido de los Dioses y cíe los . Sabios, ¿Cuál CSCO-

giste tríe Escogiste aquél=no te turbes y ob-serva :—aquel de las ráVúeltas y del furor civil,

de aquel furor que entre la muchedumbre delMonte Sagrado se vió surgir un día para ver-güenza, de Roma : el Trib naicio. He aqui el ca-mino que tú sigues. ¿Y qué ilustres ejemploste propones imitar en tu carrera? ¿Acaso quie-res ser un Sicinio, un Trebonio, un Rabuleyo, 6semejante á toda esa pléyade, esas almas defango y vituperio del gran nombre romano?

—Cayo---Y Opimio se atreve á parangonará Graco con esos viles?

--Opimio.---No tienes honor si faltas á tusjuramentos. Tú debes escucharme y -callar.

No te parangono con esa turba tan vil,no. Gente fué aquella que vivió de ignomi-nia y de delitos, que pretextando escudar elsagrado interés del pueblo, fué la ruina delmismo é instrumento de 'esa miseria para superversa ambición. Tú, ínclito nieto de Esci-pión é hijo de Cornelia debes llevar un . cora-zón digno de tu origen.

—Cayo.—lías terminado?—Opimio .—Todavía no . No interrumpas mis

palabras. Para desahogarte tendrás tiempo. Yono quiero aquí traerá la memoria uno poruno tus insanos plebiscitos y como, por ellos,yace vilipendiada y postrada la suprema ma-gestad del Senado! Yo no quiero decir á quémanos confiaste ni á cuáles arrebataste la ba-lanza de Astrea! Callo tus calendas tan fecun-das de escándalos, callo el sagrado y augustoderecho de ciudadano romano por toda Italiaprostituido.

¿Y por quiénes? Por gentes que llevan se-líales de nuestras cadenas. Yo de todo esto nodeseo valerme ¿pero acaso puedo callar de tusdelirios el más funesto? Die refiero á la ley a-graria, eterna y dolorosa fuente de las mofasciviles, y un dia tal vez la tumba de la liber-tad romana . Y tú, atrevido, la evocaste en elsueiío en que vivía sepultada esa ley fatal. Adu-lador de la plebe, tú por ella te conviertesen enemigo del orden público. ¿Ni los hechosni las infamias de Genuzio, Dlelio y Viscellino,tus precursores en tan nefanda empresa teconmueven? Que digo de éstos! ¿Y tu hermanoTiberio por qué yace?

—Cayo.—Porque el Senado es el verdugode los justos.

Opimio.—Castigador de las faltas es el Sena-db. Jamás tuvo causa tan perversa, tan deci.-

R una rosa encarnadaYo no envidio la suerte de esa rosa

con pétalos teñidos de escarlata _El suplicio de Tántalo la mata.prendida sobre el pecho de una hermosa.

Ni formo en esa tropa bulliciosaque por ella se insulta y disparata:flor que el viento deshoja y desbaratano vale una palabra venenosa . . ..

¡Oh divinay pletórica Afrodita!Da á cualquier necio de esa turba locaesa flor que mañana se marchita,

y al joven poeta, en quien amor provocauna honda fiebre en tanto que medita,¡dale- el clavel de carne de tu boca!

RICARDO A11110 .

dido defensor. Sí! la virtud desafió á la iniqui-dad más sucumbió! Y entonces fué manifiestoque todos los conjurados de Roma eran losDioses ; pero el único que podía hacer justatan inicua causa fulminado fué por el rayo.Después de tan grande escarmiento, tú quepretendes? ¿Porqué abandonaste las playas deCartago? ¿A qué viniste desgraciado? A soste-ner contra el Cielo, contra el Senado,_ contramí, tus proscritas locuras tribunicfas? Te en-gaitas . Escrito está que tus leyes perecerán . Túmismo perecerás si te opones. Si de tu vida note condueles, conduélete al menos de tu fama,conduélete de Roma que de sangre civil se ve-rá roja si á ello la provocas. Esto me mueve áhablarte y nada más . Ahora que cono: es abier-tamente mis ideas, revéla: ae las tuyas, habla:

—Cayo.—Orador del Senado y de soberbiosricos, malvados que se llaman grandes, quieresrespuésta? Te la daré y breve.

De Patria te oigo hablar y no pregunto sila tienes ni si la mereces, cuando para el Se-nado hay todo y para el pueblo nada!

Pues te diré que mi Patria es aquella quereside en el pueblo . Le agrada á los Dioses delSenado la causa? A Graco le gusta la causade la plebe. Y deseas saber por qué? Porque laira, la avaricia . la gula y toda la falanje devicios es vuestra y la libertad y salud públicano pueden estar en tan vil compartía. Pero noquiero perder tiempo ni palabras contigo.Tú eres grande, tú eres verdadero patricio yno me entiendes. -No hables de los Camilos yFabricios, imítales más bien y me verás á tuspiés para adorarte.

En cuanto á mis leyes que tú llamas ini-cuas, tú, Senador, Cónsul, no eres de ellasjuez .

La tiranía de los grandes tiembla : eso meindica que fueron justas, necesarias y santas.

—Opimio .—A tí de nuevo vuelvo, Graco.Seductor te llamo del pueblo, á ti sólo y te lopaso á demostrar: tú suscitaste la ley agraria.Poned atención ciudadanos, oíd la consecuenciade tan funesta ley y temblad:

Lo primero que haréis es recorrer la ciudad,esta ciudad que del Mundo es augusta domina-dora y qué véis? Vilipendiado el Senado, almay vida del Imperio ; revueltos y lastimados porlas discordias los ciudadanos todos, el puebloadulado, pervertido y con el sueno fatal debienes imposibles en males extremos se hallasepultado y convertídose ha en esclavo de esosfalsos y de sí mismo.

Y quién hizo esto? Graco. No es eso todo:Recorred los campos y qué véfs? Los derechosdel tiempo que consagra toda posesión, que-brantados; expulsado el comprador que envano invoca las leyes, violados los pactos, in-cierto de las tierras todo confín, incierta la dotede vuestras consortes, incierta la herencia_devuestros padres, al viento esparcidas las cenizasde vuestros abuelos y sus santísimas tumbasturbadas en su antiguo reposo.

-- -

Y quién hizo todo eso? Graco. Y no eseso todo: Visitad los Ejércitos, pasad. la vistapor sus filas y qué véis? De Africa y Asia losvencedores corrompidos, desmoralizados, en suqpechos extinguido el amor-á lagloria, rehacia álas armas la juventud selecta, . . abandonadas lasbanderas latinas ; - en fin ; perdida la disciplina,

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El HEraldo dEl Istmo - 166

la antigua virtud del soldado, y por qué ? Por-que les falta toda virtud, el amor al trabajo, elrespeto á sus Conductores y todo en suma loque hacía tremendo al guerrero romano.

Y quién hizo todo eso ? No quiero decirlo,vuestros corazones indignados por tantos deli-tos, os lo dirán.

—Cayo (dirigiéndose al pueblo) .—Esta esla última vez que os hablo . blis enemigos y losvuestros mi muerte han fijado y gracias os doyyo que permitiendo libertad á mis labios nodejáis que yo muera infame. L Y qué infamiahay mayor para un romano que vislumbrar lamuerte con el nombre de tirano en la frente ?

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

.

All fin olgo sublimes voces y lágrimas veodignas de vosotros. Mas cesad el llanto . Oidmi última culpa capital, y no de dolor sino deha y de rabia derramaréis lágrimas. Escu-chadme can atención:

De los grandes la avaricia cruel, calculado-ra de vuestra miseria todo lo había arrebatado,os habia dejado en vuestros desnudos cuerposel ahna apenas y ostentaba piedad con dejáros-la conservar. Os dejaron, pues, esos cruelesla vida para gozar de vuestras lágrimas ; para

pisaros y teneros oprimidos y esclavos y lo quepeor es, despreciáros.

Oid ahora mi inaudita culpa que en dospalabras solo la diré : Restituíros tanto de tie-rra que en ella los cansados huesos desean-sárais. Tienen las fieras por los montes dis-persas y por las selvas, su cueva c=da cual don-de tranquilas reposar• sus cuerpos y despreciarel insulto de los airados elementos . Y vosotros.romanos, que cargados cle hierros por todaspartes exponéis la vida por la Patria, vosotros.señores del Mundo, otra cosa no poséeis en élque el aire y el rayo cíe la luz.

Errantes por los campos y fatigados por elhambre, piadosa compañía os hacen vuestrasescuálidas consortes y vuestros desnudos hijosque demandan pan• en tanto que ebrios y en-tregados á fiestas y orgías se hallan las togadashienas. t Y aquello que devoran qué otra cosaes sino vuestra sangre ?

Esas telas, esos tapetes alejaud inos, esosperfumes de .habia, esas tazas orientales y esosmármoles, y cuanto en suma alimenta rus vi-cios, todo es sangre vuestra que en lejanas pla-yas conquistásteis y que extrajeron de vuestraspropias venas. Oh! crueles é inícuos patricios!

Y )pego en los campos de blarte fatigadospor la lucha osan llamaron rebeldes ; ellos quecon toda la molicie de oriente han gastado laausteridad latina y en burdel convertidolos cuarteles . Esos que sostenidos por el pue-blo r del Imperio ar:umulando el tesoro dejande hambre al soldado perecer, y luego lloran,Hipócritas, la perdida disciplina.

(rluién de vosotros . infelices, posée una es-burla . un arado ó una vil piedra sepulcral?

Hermanos! habéis oído mis delitos, casti-gadlos . Os abandono mi cuerpo : arrastradopor las vías ensangrentado . Opimio bien pue-de celebran• mi Jnuerte : con el suplicio de vues-tro aurigo calmaréis su furor.

Ya están acostunibradas las calles de Romaal estrago de mt sangre : acostumbrada está delTiber la honda piadosa ásepultar de los Gratosen su seno los miembros y su madre ya conocela ribera donde puede buscar de sus hijos losrestos lacerados.

Juan , Yava~f o Jg.Panamá. Septiembre-1905.

NUESTROs AMIGOs === N01TEFn el número anterior y con este mismo

epígrafe escribimos breves líneas en que . hacía-mos mención de . algunos grandes y buenos ami-gos de Panamá, hijos de los Estados Unidos.Hoy venimos á hacer extensivos nuestros con-ceptos de ayer á algunos otros caballeros de esamisma nacionalidad, que con decidid¿ entusias-mo apoyaron el movimiento separatista, y cuyosnombres nos han sido proporcionados con esteobjeto por el Excelentísimo señor Presidente dela República.

Es tan transcendental el cambio político efec-tuado por nosotros ; afectan de tal modo todoslos campos sus resultados, que aquellos que es-tuvieron á nuestro lado en su verificación, ya de

corazón ó haciendo acto de presencia, son acree-dores á la gratitud nacional, y sus nombres que-dar deben consignados en las páginas de nues-tra historia para conocimiento de nuestros des-cendientes, que serán los mejor aprovechadospor el suceso.

Esos buenos amigos del Istmo á quienes ha-cemos ahora referencia son los si .ruientes:

Señor William Nelson Cromwell:Señor Coronel J . R. Shaler:Señor Senador Hanna (murió);Señor H. G. Prescott;Señor Capitán J . B. Beers (murió):Señor Ph. Bunau Varilla :

Señor Senador Farebank (Vice-presidenteac-tual del Senado)

Señor Senador Kittridge:yCapitán Hubbard, del tiashville..Justo es también recordar, aunque no es ciu-

dadano americano, al señor Joshua Lindo, anti-guo residente en Panamá, radicado desde hacealgún tiempo en \Ten- York, quien. en momentooportuno prestó caliososos servicios á una causaque mereció todas sus simpatías desde el pri-mer momento.

Los retratos de los señores Hay y Ehrman,así como el documento que no pudimos publicaren el número anterior por causas agenas á nues-tra voluntad, ilustran ahora las páginas dé,estaRevista.

Se. Don FEr1X EHRMAN.-•Ex Vim•Cou l Americano en Panamd,saeio de la ulna bancada Ehrman y Cía.

t Hon . John Hay

h~~~%~ ~R~11Fícslnille de la nota pasada por el Sr. EHRMAN, Vice.Consul de Ios Estadas Unidos, i la

Junta de Gobierno Provisional el dia 7 de Noviembre de 1903.

\1/

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El HEraldo dEl Istmo - 167

LACon el encanto de un cielo precioso y mien-

tras que sobre su fondo, negro como tez devírgen cafre, las estrellas brillaban pata ga-rantizar umt noche tropical admirable ; con elentusiasmo noble que inspira á todo buen pa-triota istmello el recuerdo del día tres de No-viembre y con el encanto de la promesa de unafiesta que resultó magnífica, tuvo lugar el 5del presente la recepción con que Su Excelen-cia el Presidente de la República festejó w suhne3ped el Honorable señor don William E.Taft, Secretario de Guerra de los Estados Uni-dos de América.

El Hotel Central, sitio en donde tuvo lu-gar la fiesta. se hallaba decorado de un modos : nó suntuoso, sí muy artístico y original,destacándose el patio que con sus luces repar-tidas convenientemente, sus guirnaldas de papelrizado y sus bandas de géneros con los coloresnacionales---las - cuales formaban un simpáticopalio---nos hacían recordar esos . .patios andalu-ces que con pluma maestranos describe de Am?-(•is.

• Primera en el amplio salón del "Central'las personas festejadoras : el Excelentísimo se-ñor Presidente y su esposa seílora de AmadorGuerrero. y el festejado señor Taft, recibieron(.eu suma amabilidad y cortesía á los con-c-ui •entes, 'entre los cuales tuvimos el placer de

RECEPCION DEL

HON . WILLIAM N, TAFT,

Secrelario de Guerra de los Fslado Unidos

5 ,~e -

ver á casi todas las más distinguidas personali-lidades de la Capital y después, ya en el come-dor, abrióse el baile con la cuadrilla de honoracostumbrada.

Fiestas como la que ahora reseñamos de-jan siempre en el alma un grato recuerdo y sir-ven para demostrar el adelanto que va adqui-riendo Panamá desde que en horaoportunasu-poromper los lazos queá Colombia la ataban.En esa reunión todo fué harmonía. con-tento, elegancia, derroche de gracia, de talen-to, de belleza y de entusiasmo . Los buenosaficionados al clasicismo de la estricta etiquetade la alta sociedad, de fijo quedaron altamen-te satisfechos y los que adoran como nos-otros ese buen tono y alpar tenemos siempre elsepíritu dispuesto á recibir impresiones gratas yapreciar sabemos la belleza física, femenina,con mucha mayor razón errando esta va unida áun claro talento y á un temperamento sensibley delicado, olvidar aún no logramos ni podre-mos jamás olvidar, el brillo encantador de losrubios cabellos de una dama que llenaba lafiesta con toda su belleza, su amabilidad y laelegancia correctísima de sus atavíos.

Para los festejadores, pues, que galante-mente nos invitaron, nuestras sinceras felita-ciones.

Influencia de la educación literaria en la virilidad de los pueblos.

QUE la virilidad de las

naciones está en ra .zón d irecta con el

grado de instrucción literariaque ellas poseen, es verdad átodas luces evidente. Estodice la razón y lo confirma lahistoria, manifestándonos losgrandes beneficios que á lacivilización ha prestado siem-pre el cultivo de las letras.

Sientan el hecho Atenasy Roma en la antiguedad. El

f gran movimiento intelectual,material y político en Fran-cia y demás países de la Eu-ropa civilizada lo confirma.

Los romanos, pueblo in-culto, extendiéndose más ymás en sus-conquistas haciael oriente, llegaron un díahasta la capital helénica yvencieron : fué una lucha dela Barbarie contra. la Civili-zación; pero como ironía su-blime de las cosas, el bárbarovea_eáor no supo sustraerse

á las sabias enseñanzas del vencido, é inspiradoen todas las fuentes del saber humano llegó ás,r el pueblo más avanzado de su época, Elreinado de Ar áwsto w célebre no sólo por suprosperdad sino porque marca el siglo clásico,ice la literatura latina.

No faltan ejemplos de orden semejante en1 „ tiempas cantemporáneos- alarmados por las,• ), .rlentes usurpadoras de Fraucia, - los demáspueblos (le Europa agrapáronse en torno de susmoanmentos literarios porque comprendieronquo arrollados éstas, su vida é independenciamismas quedaban amenazadas de muerte.i:,ta revolución literaria, si así puede llamárse-in dbi resultados elocuentísimos como fueron

la nueva literatura alemana y el movimientoreaccionario español, es decir, la separación denuestra lengua del fraaeesismo que por tántosaños la subyugara . Ambos acontecimientosdatan de una misma época, y sin embargo, condolor palpamos la decadencia de nuestra madrepatria, mientras allá, en el centro de Europaflorece imponente el imperio de los Hohenzollern.

El abandono intelectual y poco amor á lasletras en aquella dicen lo primero; la sabia pro-pagación de las ideas y el desarrollo literarioen esta justifican lo segundo.

Así es la verdad : la virilidad de una nacióncoincide con su esplendor literario; aumenta.ódisminuye según es mayor ó menor el impulsode éste.

No á otras causas se atribuye la grandezapolítica y comercial de Francia . Nación sabia

- y progresista, ha hecho de la literatura campoindispensable al desarrollo de las industrias ; veen él su primacía universal, y lo cultiva : es porexcelencia un país privilegiado.

En presencia de ejemplos tan elocuentessíguese que, pueblo sin educación . literaria des-conoce sus deberes, renuncia sus derechos y supropia libertad y se resigna á su ruina. Por elcontrario, pueblo que se slustra, comprende susobligaciones y estima sus derechos, é imponela educación de sus hijos y se hace grande : lainstrucción es la base.

Dos son, en nuestro sentir, los estudios quesirven de columnas firmísimas á una educaciónliteraria : la Gramática y la Filosofía : el artedel lenguaje y la ciencia del raciocinio.

Siendo la Filosofía la que contiene las ver-dades últimas de las cosas, es evidente que lasdemás ciencias humanas encuentran en ella suexplicación y fundamento primitivo ; y dada larelación conque se estaechan estas verdadesentre sí, el conocimiento último de ellas condu-ce á la mayor winprensión de sus causas más

próximas: de ahí la grande importancia de estaciencia.

Ella es, además, provechosa al hombreporque modifica su voluntad y dirige sus pen-samientos, haciéndole conocer mejor sus debe-res para consigo mismo b para con la sociedad,el mérito de las buenas acciones, y los males áque conducen la intemperancia de las pasionesy los vicios.

Por eso son, pues, infundadas las agitacio-nes y los sofismas de quienes niegan la impor-tancia de las teorías filosóficas . La Historia,más sabia en reflexiones, nos dice los progresosque de la Filosofía han resultado tanto para lasciencias físicas y naturales, como para las so-ciales y políticas. Cuasi imposible seria, enefecto, que los altos principios de esta cienciano hallaran discrepancia en algunas imagina-ciones.

Pero además de la gramática y de la filoso-fía hay otro estudio, menos importante en apa-riencia pero que conduce á resultados excelen-tes, si se hace con gusto y discernimiento: nosreferimos á, la Historia, la cual abre ante nuel-tta imaginación todás las edades y los paísestodos, nos relaciona con cuanto grande ha ha-bido en la antiguedad, hombres, costumbres,religión y leyes, proporcionándonos así la oca-sión de escoger con prudencia y reflexión lomás adecuado á nuestros gustos y necesidades.

Para terminar decimos que, juzgamos elcultivo de nuestra literatura como un vínculoindisoluble entre las naciones •de HispanoAmérica : vinculo significativo de prosperidaden el campo del Trabajo y de paz en el cancur-so de los pueblos independientes.

HIIGo MARIO.

NOTa.—De Paris nos fué remitido este trabajo parael concurso por uno de los iovenes panamedos que allí es.radian . y por gustarnos los términos en que está concebido,y como una voz de aliento 5 su autor, le damos hoy publici-dad.

Teatral` i

N nuestro teatro está funcionando actual-mente una Compañía Dramática: la••Martinez Casado” que de Colombia pino

pr,-ccdida de fama. Varias son las funciones- quelit m,, : presenciado, siendo en nuestra opinión'!~•, ;~i Ba¡a de (luimerá: la que con mas acier-t ., bau desempeñado, salvo el olvido absoluto dela advertencia que el traductor señor Echegaray

hace en la primera página del libreto sobre lamanera cómo deben expresarse los actores."Casi todas las palabras van escritas correcta-mente. pero los actores deben embastecerlas.Así se dirá: entona en vez de todaría etc ."

Tal dice el libreto editado por Fisconich.Notable era la pronunciación castiza de

los artistas durante la representación, salvo lade la señora Adams, la Vteri, .quien siempre encarácter, expresándose como unasimple aldeana,hacía nrú notable el defecto de dicción de

Manelich . pastor oscuro de allá de la montaña,que hablaba como un ilustrado caballero de laCorte . En lo deínás bien: muy bien, buenamanera de- interpretar los papeles, -gusto delica-do para poner las obras y honrI<T¿z mu}~ deaplaudirse en lo de no cercenar en lo absolutoel libreto.

La señora \Martínez Casado es en verdadtoda una artista de gran talento y mucha escue-la. Para qué alabarla ahora nosotros, cuandova ella debe estar hastiada de sus triunfos r de

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EI Heraldo del Istmo . 168

los aplausos que le prodigan en donde quieraque vá7

Alcón, el buen característico que allá porel 99 nos visitó con Roncoroni—el gran donLuis que ahora poco ha muerto loco en llféjico—es una de las partes principales que tiene laCompañía: artista admirable merece que se leaplauda sin cesar por la manera fácil conquese posesiona del carácter que tiene que encar-nar, por el talettó de que es dueño para noperder un solo detalle, por la manera que poseede dominar la escena, por su dicción correctí-sima . por su escuela, .ppe es muy de él, y suserenidad de artista.

Maniha que 'limpia de dbn José Echegaray;Aurora . el precioso drama moderno de Dlcenta;Tosca, de Sardou-y Loca de amor de Tamayo yBaus, drama histórico decapay espada, en que elprimer actor don Manuel Martínez Casado hizoun Felipe el . Hermoso con arte y talento, sobretodo en las escenas finales de la obra, son laspiezas que han dado hasta el momento en queescribimos estas lineas.

" - " -Gonzalez—el actor cómico=si bien no es una

notabilidad, es actor sano que sabe lo que sepesca.

El conjunto resulta bueno, las decoracionesson adecuadas salvo pequeños detalles en loscuales no hay, ,que parar la atención y lostrajes bastante ricos y de acuerdo con loslibretos.

La concurrencia siempre numerosa v esco-jida no escasear£ pues, y por ello felicitamosla Empresa.

Rendido !(EN UN LIBRO DE POESÍAS).

Cada cual da sus armas . El soldadola espada que esgrimió en el combate,la brújula el marino denodadov la expresión cristalizada el vate.

Yo que no soy por desventura impíani héroe, ni cantor ni marinero,te ofrezco lo que tengo : el alma míay en este libro un corazón sincero.

Llévalo cual reliquia sacrosantapara que lo abras luego : cuando llores.cuando comprendas esta frase santa:taL ÁNGEL DE MLS ÚLTIMOS AMORES.

DoNALDo VELASCO.

11OtQSGarbos p Iírtos

Un querido amigo nuestro—Gabriel Aran&oFalencia—nos envía de Barranquilla Cardos y li-rios, un precioso estuche de poesías delicadasque con gasto exquisito cinceló Julio Florez,el poeta triste de Bogotá cuyas preciosas pro-ducciones son de todos conocidas . Contiene Cardosy Liríos veinticinco composiciphes cortas, todasInéditas y todas de alto mérito artístico, comopodrán juzgar nuestros leétorgs por las que, es-cogidas al azar, publicamos enl la primera página.

- me[ nla[ gustoEn otra ocasión—y con motivo de un rimador

bastante bueno que es mejor prosador aún—di-jimas en esta Revista del terror que nos causala abundancia de seudo-poetas que ha}. en Amé-rica, los que sandios en el pensar Storpes en eldecir no ofrecen ni novedad ni sentimiento ensus obras. Sujetos á la ley general nosotros,que solo contamos con dos 6 tres poetas, vemosinvadir los per!6dicos—sin que se escape estaRevista—á una turba de poetonesy verseros, detan poco gasto como escasos conocimientos. Quelean ellos los versos de Julio Florez que hoy publi-camos, que hagan acto de contrición y.-que-nosdejen tranquilos á Ios que sin falta que expiarsufrimos pena de infierno viendo cundir el malgusto, encanallarse lo más santo y trepar la Au-dacia de brazo con la Ignóramela Ias gradas deltemplo sagrado .

Gracia!

Las presentamos muy sinceras á El Daende--

festivo semanario de León D . Betoudem, reapare-cido en su décima época—por la reproducciónque hace en sus columnas del artículo tituladoDel Amor 4 la Patria, que publicó en el númeroanterior de esta Revista el Director de ella.

ruer3a VaporExcusarán nuestros lectores que el pre,e-n-

te número no haya salido en su fecha acostum-brada, cuando sepan que la culpa es toda de laJunta Americana de Sanidad que decidió fumi-gar. los talleres tipográficos de la empresa eldía 15 . Esta fumigacion—que se lleva á cabo sinmétodo ninguno y con resultados mediocres ge-neralmente—nos ocasionó como de costumbregraves pperjuicios por causa de la obligada pa-ralizaclón de nuestros trabajos.

Con pena registra hoy EL HERALDO DEI . IST-

Mo' la muerte del señor don Manuel Pérez lgle-slas, acaecida hace pocos días en Kingston ¡Ja-maica) á donde había ido en basca de salud.

Fué el señor Pérez un trabajador incansa-ble y hombre honrado á carta cabal . que radica-do en Panamá desde hace muchos años . quiso e-ta tierra como á-la suya y sufrió con las penasde ella cuando los malos días nos visitaron v go-•ró como buen patriota cuando la Patria ésta su-po hacerse libre é independiente.

A sus hijos todos—y muy especialmente á su,hijas, las señoritas Benilda, Elida r Mercedes.buenas amigas de este quincenario—presenta-mos nuestras sinceras palabras de condolencia ynuestros votós por que Dios. en este duro trance.les dé resignación.

También ha fallecido en Mobile, Alabama,Estados Unidos, el señor don Juan FranciscoArias, estimable caballero hijo de esta tierra.que ejercía las funciones consulares de la Repú-blica en ese lugar.

A sus deudos nuestras condolencias sinceras.

Winanagne JBaí[Ip-JBaílííéreLos señores Eusebio Barañano Y Compañía .

han tenido la fineza de obsequiarnos con un ejem-plar de este conocido almanaque, correspondien-te al año próximo. el cual ofrece, como en añosanteriores, multitud de lectura de verdadero in-terés.

Los mencionados señores venden el Almana-que en su Botica, carrera de la Constitución . á$1.00 el ejemplar.

FIESTA DE LOs NIÑOsLanza hoy-"EL HERALDO DEL ISTMO" una

idea noble que no duda un solo momento ha deser acogida y apoyada sin reticencias por la so-ciedad panameña, ya que entraña ella un finlaudable.

La noche de navidad todas Ias familias rega-lan á sus niños juguetes . Desde el millonarioque tiene perdida lá cuenta de sus tale gas hastael pobre menestral á quien abate eÍ trabajoenervador Y mal remunerado, todos, todos, alllegar ese día, dedican una suma pequeña ó gran-de para comprar regalos á sus hijos. Sin em-bargo, hay muchos niños pobres, huérfanos-ódesvalidos, que no logran alcanzar ninguno v' - selímitan á llorar lastimosamente ó á ver conojos de envidia los juguetes de los otros.

llar un placer á esos !afortunados es el obje-to perseguido por esta Revista. que espera reu-nir, por medio de suscripción pública voluntaria,la cantidad indispensable para ofrecer en la no-che del 24 de Diciembre próximo juguetes á lo,

'niños obres de ambos sexos de todays las escue-las, publicas y privadas, de la Capital.

Esta idea tendí£ éxito seguramente, puesbasta para ello la buena acogida que ha me-recido del Excelentísimo señor Presidente dela República, de los honorables Secretarios deEstado y de otras personas más de posición cmérito, como podrán juzgar nuestrosfavorecé-

dure ., al ver la primera lista de contribuyentesque más abajo

publicarnos.CSbeno, únicamente hacer constar, por un

espíritu de justicia,

que )a

paternidad de esteproyecto corre,ponde á Ios estimables caballerosdon .1 .

Demóstenes Arosemena y don Ricardo.I .

Alfaro .

quienes hace algún tiempo la inicia-ron al Director de este quincenario.

US'I'A 06 PERSONAS QUE HASTA LA FECHA SE RANS I'. Sr'ICl'IY, 1)ARA LAS "FIESTAS DE LOSNIÑOS."

Dr. \L-anucl Amador Guerrerro g 20General DumintIO Díaz 10Don Ricardo Arias 10l$I . ll FuaLDO DEI. ISTMO 10Dr . 1'alrlo Arosemena 5General Santiago de la Guardia 5Dun Nicolá, Victoria .J 5Ur . F. V. rle la 1•l,priella : áGeneral Manuel Quintero, V 5General Gerardo Ortega 5Dr . F . Mutis Durán 5Dun Tomás Aria, 07Dun Federico Bovd 5Don Manuel Espirro,a 13 5Don Pedro A . Díaz :1Don Pablo Pinel .5lion Samuel Lew-is SDon Rodolfo Chiari 5Don Samuel Bovd 5Don .luan Brin 5Don chas . E. 'Tuthill aDon .loe E. Lefevre 5Don Ernesto Lefevre :íDon _llbino H . Arosemena 5Don Ricardo .I . Alfaro 4lion Ladislao Sosa 4Don Francisco Antonio Facio 4lion .tulio J . Fábrega 4Don Aristides Arjona 3Dr . Luís de Roux 3Don .Jil F. Sánchez 3Don Gabriel Guizado Costa :3Don .J . Fernando .arango 3Dr. Heliodoro Patiño 3Dr. Belisario Porras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . d .iDr. Ramón \I . Valdés -Don .J . F. de la O,saDon J . J . Méndez 2Don Tomás Martín Feuilletlion Julio Arjona Q 2Don Henrique Lends 2Don Alberto J . Goti 2Don Enrique Linares 2Don Daniel Bailén 2Don Federico Bova Jr 2Don Roberto Led-is 2Don'Narciso Garay 2Don Emilio Ayala 2Don Timoleón Lupl 2Don .forge L . Paredes 2

.. . . . . . . . . . . . . . . . . . ..Dr . Eusebio A. Morales 1Don Héctor Conte B 1

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FOLLETIN DE `BL HERALDO DEL ISThIMV1

Blanca de VarellesNOVELA WE PASIÓN

--ow DE JEAN DE LA HIRE +•+--Traducción de EVERARDO VELARDE

CAPITULO QUINTO.

I

Omnia vincit Amor.VIRGILIO.

Wontinuaci6n)

llo el agua corría, púsose á contemplar á losjóvenes. Estaban acostados el uno al ladode la otra, la mano entre la mano, la bocaentreabierta, con tal expresión de gozo enel rostro, que la mujer no pudo dejar de

sonreírse. Estando ya los cántaros llenos,se dispuso á volver á la casa, pero al pasaral lado de un pequeto muro, uno de loscántaros chocó contra la piedra y se que-

bró. Despertada al ruído, Blanca se levan-tó sobresaltada, y viendo la mujer inmóvily muda delante de los restos esparcidos so-bre la yerba, se aproximó á ella.

—Habitáis esta alquería'

—Sí, sellorita.

Inmediatamente, olvidando el cántaroroto, movida por esa curiosidad maquinalde los aldeanos á la vista de aquello que lesinquieta 6 solamente les proporciona unpretexto para preguntar, le dijo:

—Y vos, de dónde venir con este sol?No tenéis aire de ser del lugar, senorita.

—No, respondió Blanca, nosotros so-mos del castillo de Bisson-Chantal . . ..

—Oh! sois vosotros que . . ..

Estas palabras enigmáticas fueron pro-nunciadas con una frialdad y un desprecioque Blanca no notó.

Entretanto, Jacobo había á su vez des-

pertado; sin parecer apercibirse de la pre-sencia de una persona extrana, avanzó llacia

la nina y la besó en el cuello. Blanca rién-dose, le devolv ió el beso y se volvió pararesponder á la mujer, pero ésta había des-aparecido.

La sorpresa clavó á Blanca en el suelo;después, se dirigió á la alquería para com-prar un poco de leche, bebida con la cualJacobo gustaba regalarse . Tocó en vano ála puerta, nadie respondió, sinembargo deque se oían ruídos en el interior de la casa.i,A qué obedecía este mutismo de los habi-tantes? . . . . El corazón de Blanca se opri-mió, sintiéndose de golpe horriblementetriste, pero disimuló su impresión . .

—Partamos! dijo alegremente Blancaá Jacobo.

Ataron sus sacos, tomaron sus basto-nes y emprendieron de nuevo su marcha.Blanca se volvió al cabo de un momento:con lentitud habríase una venta de la al-quería asomándose por un segundo la ca-beza de la mujer y retirándose precipitada-mente. Sin adivinar la razón de conductasemejanta, la nina, no obstante, se afectóbastante, no respondiendo ni una sola vez,durante el camino, á las zalamerías de Ja-

cobo .

Después de una hora llegaron delantede latorre de la Massane. Eran las dos delatarde.—Ni una nube manchaba el azul delcielo; el sol extendía su calor y su luz conuna intensidad tal, que las piedras pare-cían incandescentes ,y el aire tenía una es-pecie de parpadeo de metal en fusión. Vi-sibles apenas, Argelés, Collioure, Port Ven-dres se escalonaban allá al borde del leja-no mar cuyas corrientes, a aquella altu-tura, distinguíanse por su tinte pálido enmedio del azul grave de las aguas . Delotro lado, las monstruosas jorobas de losPirineos semejaban gruesas espaldas ácuya derecha, sobre la punta más elevadadel Canigon, la nieve relampageaba . Ape-sar del calor, habituados como estaban á

las largas caminadas, ni Blanca ni Jacobose sentían fatigados . Esto no obstante de-cidieron detenerse un poco antes de comenzar el descanso hacia Port Vendres ybajo la redonda sombra que proyectaba latorre, se sentaron. Jacobo rodeó con' susbrazos el cuello de la niNa que, bajo los be-sos y las caricias del amado, olvidó el inci-dente de la álquería y todo seno des-apareció de su frente. Acostáronse en el-suelo, divirtiéndose con infantiles zalame-rías y desembarazándose poco á poco, ácausa del calor, de una parte de sus ves-

tidos. En esos lugares el temor á mira-das indiscretas habría sido ridículo, ade-más de que los amantes no pensaban ja-más en ellas.

Dulcemente fueron estrechándose yluego, súbitamente, sin pronunciar unapalabra, reídos y contentos se poseyeron,representando por la centésima vez eleterno idilio que, ahora bajo la virginidadresplandeciente del cielo, á mil quinientosmetros de altura, como en un altar prodi-gioso elevado por ellos solos, era el himnode amor triunfal, cantado gloriosamenteá la faz del mundo entero! . ;

Wontinuará)

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