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Palimpsesto filosfico: el itinerario de Plotino y Proclo en Irn

Palimpsesto filosfico: el itinerario de Plotino y Proclo en Irn.

Prof. Dr. Daniel A. Torres

Profesor Regular Adjunto Universidad de Buenos Aires

Profesor Adjunto Ordinario Universidad Nacional del Sur

Investigador Independiente CONICET

[email protected]

La presente comunicacin toma como punto de partida el estudio de Fowden, Elizabeth Key & Fowden, Garth (Contextualizing Late Greek Philosophy. MELETHMATA 54, Athens, 2008) sobre el neoplatonismo y su transmisin, que incluye traducciones de Plotino y de Proclo al rabe y al persa bajo el nombre de Aristteles. Se examina la perspectiva fenomenolgica de Henry Corbin (Avicena y el relato visionario. Barcelona, Bs. As., Mxico, 1995; 1 ed. Pars, 1979) sobre la angelologa de Avicena y su relacin con el complejo sistema de deidades de Proclo, que resulta inspirador de varias corrientes filosficas en el Irn islamizado (entre ellos Avicena y Shoravard). Inversamente, se considera en qu medida las obras de los filsofos islmicos puede contribuir a la comprensin de la teologa de Proclo, y su relevancia para la teurgia y la composicin y performance de himnos, proponiendo una lectura aural de pasajes de los Himnos aplicando la teora coral de A. P. David (The Dance of the Muses. Choral Theory and Ancient Greek Poetics. Oxford, Univ. Press, 2006.)

Palimpsesto filosfico: el itinerario de Plotino y Proclo en Irn.

Prof. Dr. Daniel A. Torres

Profesor Regular Adjunto Universidad de Buenos Aires

Profesor Adjunto Ordinario Universidad Nacional del Sur

Investigador Independiente CONICET

[email protected]

La presente comunicacin constituye un intento de filologa comparada, atendiendo a la transmisin de la filosofa neoplatnica de Plotino y de Proclo en el mundo musulmn, especialmente en el Irn shita. Ms precisamente, me propongo examinar en qu medida Plotino y Proclo resultaron relevantes para el desarrollo de la filosofa y de la teosofa en Irn, e inversamente en qu medida dicho desarrollo puede arrojar luz sobre los escritos de los filsofos neoplatnicos, especialmente Proclo. Necesariamente deber apoyarme en los resultados de estudios especializados sobre el mundo musulmn, dada la carencia de estudios de filologa rabe y persa en nuestros medios acadmicos argentinos, y en este sentido la lnea hermenutica que resulta especialmente productiva radica en la voluminosa obra de Henry Corbin, centrndome puntualmente en su libro sobre Avicena y el relato visionario. Cabe sealar que la obra de Corbin, si bien focalizada en los aspectos filosficos y teosficos del Irn islamizado, se apoya en un riguroso estudio filolgico de los textos, aunque ciertamente la concepcin de esta filologa rabo-persa presente caractersticas que la diferencian sustancialmente de los mtodos, perspectivas y alcance de la filologa clsica occidental.

Ya Reynolds y Wilson (Oxford, 1974, 2nd. ed.; pp. 48-51), en su estudio sobre la transmisin de los textos antiguos, haban sealado la escasa atencin de la filologa clsica occidental a la transmisin de los textos griegos al Oriente, mediante traducciones al siraco primero y de ah al rabe. Por cierto la investigacin ha progresado desde entonces, y as se ha podido verificar la importancia de las fuentes rabes para la comprensin de diversos aspectos de la filosofa griega. Peter Kingsley (Oxford, 1995; pp. 56-68 y 371-391; resea en Torres, 2000; pp. 213-216) ha sealado el itinerario de Empdocles en el mundo rabe, y la necesidad de recurrir a textos alqumicos del hermetismo greco-egipcio operantes en el mundo musulmn para la comprensin de la cosmovisin de Empdocles en el contexto pitagrico de Sicilia. Ms recientemente, Garth Fowden (Athens, 2008; pp. 145-162), en un captulo final con el sugestivo ttulo de Three Greek sheikhs from Baghdag: Plotinus, Proclus and Aristotle, presenta el curioso itinerario de Plotino y Proclo disfrazados de Aristteles en el Oriente musulmn. En Baghdad en los 830, en torno a la figura de Ibn Hanbal (780-855), se producen varias traducciones de Aristteles, especialmente el Organon, realizada en general por cristianos, luego la Metaphysica, encargada a un cristiano calcedonio llamado Eustacio (Ustath), en la que faltan el primero y el ltimo libros, pero que es ms completa que las traducciones subsiguientes, que muestran un inters predominante en el libro . Esto surge en medio de las disputas entre las representaciones de Dios sentado en un trono con facultades humanas (Qoran 5.64, 7.54, 20.5, 23.27), tomada literalmente por muchos musulmanes, y la de Dios como enteramente suprahumano y omnisciente (6.59, 42.11). En este contexto el motor inmvil atrae el mayor inters, y despierta el interrogante por el legado de la antigua Grecia. En ese contexto tiene lugar tambin la traduccin de las Enneadas. Su traductor, bd al-Masih b. bdullah b. Nama al-Himsi era un cristiano, nativo de Siria. Pero como nadie conoca a Plotino, al-Kindi, el filsofo de los rabes, patrn de Himsi, reubic las Enadas entre los textos de Aristteles, cosa que tambin sucedi con los Elementos de teologa de Proclo. Todo fue a parar a La teologa de Aristteles, de la que no queda versin completa. Las partes superstites de la seccin de Plotino fueron identificadas en el s. XIX por los fillogos europeos, y la seccin de Proclo por Santo Toms de Aquino.

La traduccin de Himsi se concentra en los libros IV-VI de las Enneadas, ms concentradas en el Alma que en el Uno, probablemente para suplementar a Aristteles y al mismo Qoran, que hablan poco de la jornada individual hacia Dios. Cuando se habla del Uno de Plotino, se lo reviste con las normas escriturarias del Dios creador del Qoran y de los textos cristianos.

En Enn. IV.8 se describe el despertar del alma y su identificacin con la Deidad. Farabi (d. 950-1) cita la versin de Himsi en su tratado Sobre la harmona entre las opiniones de Platn y Aristteles: su sucesor Ibn Sina (d. 1037) lleg a escribir un comentario sobre el Plotino arbigo, pero luego en el mundo sunnita queda la imagen de la filosofa como compaera de dama de la teologa, asentada por Ghazali, y a partir de l lo que se usa de la filosofa son los tratados de lgica ms que los de metafsica. Pero en Irn la parte plotiniana de la Teologa de Aristteles recibi gran atencin, precisamente por la mayor flexibilidad que permite la doctrina shita del Iman. La sntesis de Ibn Sina, l mismo un iran, permaneci influyente, y entre sus sucesores el que inspir ms seguidores fue Sohrawardi, ejecutado en Aleppo en 1191 a los 36 aos por su filosofa iluminacionista. Para Plotino, la luz liga al Intelecto con el Uno, y al Alma con el Intelecto. Sohrawardi alude al pasaje de Enn. IV.8 atribuyndoselo a Platn. Garth Fowden concluye la seccin de su captulo sealando que actualmente, en las escuelas de Qon, la Teologa de Aristteles recibe atencin y reverencia, y se reconoce que son las doctrinas de Plotino y, lo ms sorprendente e interesante radica en su observacin de que Irn es el nico lugar del mundo cuya doctrina pblica est basada en una lectura, aunque selectiva, de la filosofa griega en el sentido en que era leda en la ms tarda fase de la Antigedad, en Alejandra, lo que nos remite al contexto del neoplatonismo y del hermetismo.

Ahora bien, el itinerario que presenta Garth Fowden resulta un tanto parcial en lo que atae al rol de Proclo en Irn. Segn su perspectiva, desde Baghdad Plotino conquista Irn y Proclo el Occidente latino, ambos bajo el nombre de Aristteles. Esta seccin se centra en el tratado medieval Liber de causis, un derivado latino de los Elementos de teologa de Proclo, tratado que goz de estima por la atribucin a Aristteles de una doctrina platnica del Uno que se acomodaba a los conceptos escriturarios de la creacin y providencia divinas. Fue uno de los libros de texto ms usados en las emergentes universidades a mediados del s. XIII, y lo curioso es que cinco manuscritos latinos lo atribuyen a Proclo, no a Aristteles. Esto se explica en el contexto de la IV Cruzada y el establecimiento del Imperio Latino de Constantinopla (1204-61), que provoc la figura del erudito vagabundo en el Levante. El dominicano flamenco William de Moerbeke, usando manuscritos probablemente adquiridos en el Este, entre 1267-68 en Viterbo hizo traducciones de la Metafsica y de los comentarios de Temistio y de Juan Filoponus al De anima de Aristteles, y el 18 de mayo de 1268 complet una traduccin de los Elementos de teologa de Proclo, por lo que no pudo dejar de darse cuenta de que el Liber de causis tena su fuente en los Elementos de teologa. Proclo, desconocido como tal en el mundo latino, excepto bajo el disfraz de Aristteles o del pseudo-Dioniso Areopagita, ingresa con su verdadera identidad gracias a Moerbeke, aunque el mrito del descubrimiento recay sobre Santo Toms de Aquino, que en su Super Librum de causis expositio (1272) demuestra que el verdadero autor del Liber de causis era Proclo; de ah los manuscritos que lo atribuyen a Proclo.

El problema con la perspectiva de Fowden es que ve a Proclo especialmente operante en el Occidente latino, cuando en Irn, bajo el disfraz de Aristteles y mezclado con Plotino, la teologa del que hoy identificamos como Proclo result mucho ms influyente que la lnea demarcada por Fowden. En efecto, debemos revisar aqu la perspectiva de la filologa rabe y persa para dimensionar hasta qu punto la filosofa griega fue operante en el mundo islmico independientemente de la identificacin puntual de los autores. Esto ya nos dice algo acerca de la diferencia entre Oriente y Occidente, y de dos mtodos diferentes en el estudio de los textos. En efecto, mientras que para la filologa occidental moderna, sea clsica, rabe o cualquier otra, lo que importa primariamente es la filiacin de manuscritos y textos y la atribucin de autora, para el mundo oriental lo que cuenta son la doctrinas presentes en los textos. Un estudioso del mundo rabe y persa como Henry Corbin no deja de remarcar frecuentemente que las doctrinas de Avicena y de Sohravardi son eminentemente neoplatnicas, y en el segundo el hermetismo de origen grecoegipcio ocupa un lugar relevante junto con el neoplatonismo. Pablo Cavallero (2007; p. 21 n. 51), a propsito del cierre de la Academia platnica de Atenas en el ao 529, decretado por Justiniano I, seala que Damascio y los dems filsofos van a la corte persa de Cosroes, y es entonces donde debemos ubicar la inyeccin de filosofa griega en el Oriente, y con toda probabilidad la primera difusin de manuscritos procedentes de la Academia. Esto es, en la Persia pre-islmica, dominada por el zoroastrismo. Y es all tambin donde habra que buscar las fuentes de los mismos filsofos neoplatnicos, pues en efecto, a travs de los llamados Orculos Caldeos (entre los neoplatnicos ), se plantea una convergencia y una concordancia entre filosofa platnica y elementos de cultos orientales de variada procedencia. Fowden (2008; p. 90) seala que ya antes Ammonio, el maestro de Plotino, parece haber incentivado el inters de su discpulo por las sabiduras orientales de Irn y de la India, y resulta relevante en este sentido su observacin de que Yoking the chariot of reason to the steeds of poetry, Plotinus formulated a philosophy of prayer and contemplation that still speaks to individuals disciplined enough not only to sit at his feet, but also to exercise themselves in his way. (p. 127). Quiero llamar la atencin de la audiencia sobre la actualidad operativa de esta filosofa de la plegaria y la contemplacin, justamente porque es una caracterizacin ajustada a las prcticas de la escuela neoplatnica desde Plotino hasta el cierre de la Academia en 529, especialmente evidente en Ymblico y en Proclo. Lo que interesa subrayar es que el estudio de la doctrina neoplatnica de la o de la , es decir, del proceso de reversin y ascenso del alma hacia el Uno, implica una vitalidad y una filosofa prctica comparable a la que contina viva en ciertas escuelas de Irn. Es lo que en el lenguaje neoplatnico se designa como teurgia, explicado como operacin de los dioses y cuidadosamente distinguido de la magia, entendida como operacin o incluso coercin sobre los dioses. Esto significa despojar a las diversas formulaciones de los sistemas neoplatnicos del carcter abstracto y racionalista que se le imprime desde la filosofa occidental. En especial, atender a la funcin tergica de la poesa. Siguiendo los argumentos de Van der Berg (2001), esta capacidad consiste en contribuir a la epistroph, la reversin y ascenso de la conciencia radicada en la psych a las regiones de las entidades superiores, sean stas entendidas como los dioses tradicionales griegos, o como las Inteligencias que mueven las esferas planetarias, o incluso como los equivalentes de los dioses griegos en otras culturas, dado que segn el testimonio de su bigrafo Marino (Vita Procli par. 19), Proclo tambin compona himnos a deidades extranjeras.

Ahora bien, la reversin y el ascenso siguen una progresin inversa al de la procesin a partir del Uno de todos los seres, una procesin organizada jerrquicamente y que procede por tradas. Van den Berg (2001; p. 40) presenta el siguiente esquema de la jerarqua divina:

I. El Uno

II. Las Hnadas

III. Ser: los nueve dioses noticos

IV. Vida: los nueve dioses noticos y noricos

V. Nous: los dioses noricos

Nous puro (Cronos)

Vida norica (Rhea = Madre de los dioses)

Nous demirgico (Zeus)

Mnada, que separa estos dioses de los ms bajos

Trada de Curetes

VI. Los dioses hipercsmicos

Trada demirgica (Zeus): Zeus,

Poseidn, Pluto

Trada dadora de vida (Kore): rtemis = Hcate, Persfone, Atenea.

Trada elevadora: Apolo = Helios

Trada inmaculada: Coribantes

VII. Los dioses hiper-encsmicos

Dioses demirgicos: Zeus, Poseidn, Hefesto.

Dioses guardianes: Hestia, Atenea, Ares.

Dioses dadores de vida: Demter, Hera, rtemis.

Dioses elevadores: Hermes, Afrodita, Apolo.

VIII. Los dioses encsmicos

IX. Dioses inferioresMusas

Esta procesin tridica reaparece siglos ms tarde de la pluma de Avicena. La continuidad de las escuelas de Avicena y luego de Shorawardi hasta nuestros das resulta un aliciente para intentar comprender la jerarqua de Proclo desde la perspectiva fenomenolgica que Henry Corbin aplica al estudio del mundo islmico. Se trata bsicamente de considerar que los fenmenos espirituales, lo que acontece en el interior de la conciencia de un filsofo, de un poeta o de un mstico, constituye una experiencia tan real como la percepcin de un sonido o de un color. En el Irn islamizado, el Irn shita, el sustrato persa contina siendo operativo y filsofos como Avicena y Shorawardi lo actualizan en la exgesis del mismo Qoran, al margen del literalismo de la ortodoxia sunnita. Henry Corbin llama la atencin sobre el intento, por dems exitoso, de recuperar los Dii-Angeli de Proclo en la angelologa de Avicena y Shorawardi. A pesar de su extensin y densidad, registro aqu una cita de Henry Corbin (Paris, 1979 Barcelona, 1995; pp. 73-74) sobre la procesin del pleroma a partir del Uno en la angelologa de Avicena. Se trata de una teora de las Inteligencias expuesta en trminos de angelologa en la Epstola sobre los ngeles de Avicena: En cuanto a la procesin del pleroma, sta sigue un ritmo ternario que reproduce la triple autointeleccin de la Primera Inteligencia, debiendo entenderse sus fases como una simultaneidad eterna. A) La Primera Inteligencia o Primer Querubn intelige su propio Principio, cuya inteleccin, el Pensamiento, es ella misma, y se intelige as, a s misma, como pensada por el Ser primero. B) Intelige su propio ser en tanto que ser necesario y necesitado por la existencia necesaria del Ser primero. C) Intelige su propio ser como no necesario en s, como su dimensin de no ser, zona de sombra que delimita la distancia, el retraso entre el Ser primero y l mismo, el primer Arcngel Querubn. De esta triple dimensin instaurada en el ser del primer Arcngel por su triple inteleccin de s mismo, proceden o se hipostasan respectivamente: A) un segundo Arcngel semejante a l mismo; B) un ngel que es la primera de las Animae caelestes, Almas motrices de los Orbes celestes, que componen una jerarqua inferior a la de los Querubines; C) el Orbe celeste ms elevado, el Cielo supremo o Novena Esfera no constelada. As pues, cada uno de los tres Arcngel, Alma y Cielo- hipostasa el pensamiento, la inteleccin de uno de los tres aspectos de su propia esencia por un ngel que les precede. La totalidad del ser de un Arcngel est constituida, en consecuencia, por una cuaternidad: su propia esencia personal, de donde proceden otro Arcngel, un Alma y un Cielo. El Alma pone en movimiento este Cielo por el deseo y la aspiracin que la arrastran hacia el Arcngel de la que emana y de la que ella misma es el pensamiento. [. . . ] El mismo ritmo ternario se repite de grado en grado. De las tres dimensiones homlogas en el ser del segundo Arcngel Querubn que hipostasa l mismo la inteleccin que el Primer Arcngel tiene del Primer Ser- se hipostasan un tercer Querubn, un segundo ngel- Alma y un nuevo Cielo que es el Cielo de los astros fijos, al que la segunda Anima caelestis comunica el movimiento de su deseo. As ocurre con el tercer Arcngel-Inteligencia que da origen a un cuarto Querubn, a una tercera Alma y a un tercer Cielo (que es el sptimo en el orden ascendente por relacin a la Tierra, o Cielo de Saturno). As sucede de Arcngel en Arcngel, de Alma en Alma, de Cielo en Cielo [i. e. Cielos de Jpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio], hasta el noveno Arcngel que da origen a una dcima Inteligencia y al Alma que mueve el Cielo de la Luna. Esta Dcima Inteligencia, al trmino de este proceso cosmognico donde la sombra va a alcanzar su punto mximo, no tiene ya energa suficiente para engendrar otra Inteligencia, otra Alma y otro Cielo. Su acto de inteleccin explota [. . . ] en una multitud de almas, nuestras almas humanas, al mismo tiempo que da origen a la Materia elemental.

Entiendo que es en estos trminos como procede la jerarqua divina en la filosofa de Proclo. Y as como en la angelologa de Avicena y en el iluminacionismo de Shorawardi la experiencia espiritual comienza con un encuentro con el ngel que inicia el movimiento de retorno, en la filosofa de Proclo la epistroph, la reversin y ascenso, se da de grado en grado por la mediacin de las jerarquas divinas. Las Musas ocupan el lugar que en la angelologa corresponde al encuentro con el ngel, y esto explica el inters de Proclo por la tradicin potica griega en trminos de teurgia, y su propia produccin de Himnos.

Ahora bien, al considerar la tradicin de la himnodia antigua, por un lado, y la filosofa de Proclo, por el otro, aparece la danza como un elemento constitutivo de la operacin de . Moutsopoulos (2004) ha examinado la de los dioses y de las almas en la filosofa de Proclo, y podemos imaginar que la performance de sus himnos haya tenido el acompaamiento de la danza, a imitacin de la danza del cielo.

Esta danza es precisamente la que David (Oxford, 2006) postula como la base del hexmetro homrico en lo concerniente al ritmo. La escansin del hexmetro griego que nos ha sido transmitida y enseamos a nuestros estudiantes se corresponde con una danza de ritmo dactlico superviviente en la Grecia moderna, el , atestiguada en una inscripcin de Beocia del s. I. d.C., en la cual se hace referencia a la danza de los como , la danza de los ancestros (David, 2004, p. 104). En otros lugares he expuesto en detalle esta teora que conduce a una lectura aural del hexmetro griego. Me limitar aqu a reproducir los argumentos en una extensa nota, concluyendo la presente exposicin con una lectura aural del Himno III de Proclo, dedicado a las Musas, y subrayando que la tradicin del canto, o del encantamiento, operante en las escuelas del Islam, puede ayudarnos a comprender e incluso a practicar lo que era la capacidad tergica de la tradicin potica griega para los neoplatnicos.

Una ltima observacin antes de presentar el mapa prosdico y proceder a la lectura aural del Himno III de Proclo, dirigido a las Musas. En el mapa se hallan marcadas las cesuras trocaica tercera y/o pentemmera, segn corresponda, que aparecen regularmente en cada verso, y la diresis buclica cuando ocurre. En el ritmo de la danza, las cesuras trocaica tercera y/o pentemmera marcan un momento de giro () hacia atrs, que en la diresis buclica (o en su equivalente mtrico cuando la diresis buclica no ha lugar) se resumen en una nueva progresin hacia delante. E importa tener presente que este movimiento del cuerpo acompaando la cadencia del hexmetro imita el movimiento progresivo y retrgrado de los planetas, identificados con los nombres de sus respectivos dioses, y evoca en la danza circular la epifana del poder invocado.

Proclo, Himno III, a las Musas.

Cantamos un himno, cantamos un himno a la luz que eleva a los mortales,

a las nueve hijas del gran Zeus, de esplndidas voces,

que rescataron a las almas vagabundas en la profundidad de la existencia

de los funestos dolores nacidos de la tierra

con ritos iniciticos inmaculados de libros que despiertan el intelecto,

y ensearon a esforzarse para mantener la huella

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ms all del olvido de corrientes profundas, y marchar puras hacia el astro aliado,

del que se extraviaron, cuando en el promontorio del nacimiento

cayeron, enloquecidas por suertes materiales.

Pero, diosas, haced cesar tambin mi muy agitado deseo

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y sumergidme en xtasis por las palabras intelectivas de los sabios.

Que la generacin de los hombres sin temor de los dioses no me extrave

del muy divino sendero, brillante, de esplndidos frutos;

y siempre del tumulto de la raza muy errante

arrastrad mi alma completamente vagabunda hacia la luz pura,

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cargada de vuestras colmenas que desarrollan el intelecto

y siempre con la gloria de la elocuencia que encanta a la mente.

Proclo, Himno III

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Bibliografa citada

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______________ Vox Graeca. Cambridge, Univ. Press, 1987.

DAVID, A. P. The Dance of the Muses. Choral Theory and Ancient Greek Poetics. Oxford, Univ. Press, 2006.

Cavallero, P. Dioniso Areopagita. Los nombres divinos. Buenos Aires, Losada, 2007.

Corbin, Henry. Avicena y el relato visionario. Barcelona, Bs. As., Mxico, 1995; 1 ed. Pars, 1979.

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Fowden, Elizabeth Key & Fowden, Garth. Contextualizing Late Greek Philosophy. MELETHMATA 54, Athens, 2008.

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Moutsopoulos, E. Les dieux dansent chez Proclus. Kernos 17, 2004, pp. 179-186.

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Van Liefferinge, Carine. La Thurgie. Des Oracles Chaldaques Proclus. Kernos Supplment 9. Lige, 1999.

DAVID, A. P.

http://web.me.com/homerist/Dance_of_the_Muses/Home.html

El Plotino arbigo se conoci en Occidente recin en 1519, en una versin expandida del texto de Himsi, traduccin publicada en Roma por Moses Arovas, un fsico judo de Chipre, editada por el fsico y filsofo Pier Nicola Castellani, y aunque en 1492 Marsilio Ficino haba publicado su Plotino Latino (del griego), nadie not el parecido entre las dos obras hasta Thomas Taylor, tres siglos despus, que tampoco recibi atencin de los eruditos (Fowden, 2008; p. 152). Plotino permaneci desconocido hasta el surgimiento de la filologa rabe en el s. XIX, a pesar de la traduccin latina de 1519.

Para Proclo fueron decisivos los estudios de Gerhard Endress, que estableci que la versin rabe derivaba del crculo de Kindi. La versin latina puede ubicarse: Gerardo de Cremona la hizo en Toledo, entre 1167 y 1187. El ttulo del original rabe era Libro de Aristteles sobre la exposicin del bien puro, y Gerardo us ese ttulo para su versin latina: Liber Aristotelis de expositione bonitatis purae.

El Aquinate tuvo que haber frecuentado a Moerbeke en Viterbo, donde resida a menudo el Papa Clemente IV (1265-68), y tuvo que haber sido idea primera de Moerbeke traducir a Proclo. Cuando el Aquinate vuelve a Paris en 1268, y tras la publicacin de su Expositio, Proclo deviene conocido y el descubrimiento pasa por el Aquinate (Fowden, 2008; pp. 151ss.)

Discusin exhaustiva en Van Liefferinge (1999, esp. pp. 38-100).

Como seala Van den Berg (2001: 13 ss.), el alcance de los trminos - y sus derivados en el lenguaje de Proclo, se hace extensivo a toda forma de celebracin de la deidad. Segn la teora potica de Proclo, la actividad de no se limita a la composicin de himnos de culto, sino que toda actividad, toda escritura orientada a la celebracin de la deidad es un himno. As resultan himnos el Fedro de Platn y el comentario del mismo Proclo al dilogo platnico (Van den Berg 2001: 15-16).

1.- La teora coral, que explica la gnesis del hexmetro homrico a partir de un ritmo de danza, implica considerar la performance de poesa pica, especialmente el corpus de Himnos transmitidos, en relacin con este ritmo hasta la Antigedad tarda, sobre la base de los testimonios aportados por el mismo David. Cabe sealar que David limita su investigacin a la Ilada y a la Odisea, pero abre el camino para la aplicabilidad de la teora y anlisis corales a los Himnos Homricos y a la lrica arcaica, y en su pgina web pueden verse representaciones de pasajes de los poetas trgicos que aplican la nueva teora del acento.

2.- Nuevos estudios sobre la prosodia griega, basados en la analoga con el vdico y el snscrito (Allen, Cambridge, 1973 y Cambridge, 1987) conducen a David a la exposicin de nuevas reglas prosdicas, y a la elaboracin de mapas prosdicos del hexmetro homrico que marcan la harmona entre agudos () y graves () en la contonacin de la lengua griega. La teora del acento de Allen investiga el fenmeno tonal griego basado en la analoga con el vdico, buscando determinar el lugar del svarita, el descenso tonal posterior a un agudo, e identificarlo con los rasgos que los griegos llamaban .

3.- La aplicacin de las nuevas reglas prosdicas al hexmetro implica un nuevo estudio sobre la mtrica griega y una nueva relacin entre acento prosdico e ictus mtrico, que saca a la luz el carcter aural (musical) de la lengua griega. El rol prominente del -svarita radica en la relacin con el ritmo de la danza, entendiendo los metros griegos como medidas de danza. En el hexmetro dactlico, se denomina thsis al primer semipie (dos morae en slaba larga) y rsis al segundo, precisamente por ser la thsis donde el pie golpea contra el piso, determinando la relacin con una slaba larga con acento , y el rsis indica un momento en que los pies se levantan.

4.- Atendiendo a las tres fases constitutivas del producto potico, a saber, composicin, publicacin y transmisin, que determinan el grado de oralidad o la condicin letrada de una cultura, Andrea Ercolani (2007, pp. 63-4), en una Introduccin a Homero destinada a ser el compendio de los estudios homricos en la modernidad hasta la nueva teora coral formulada por David, define como cultura aural aquella que en las instancias de composicin y transmisin se sirve de la escritura, pero la publicacin y la difusin del producto potico continan siendo orales.

5.- Las reglas de acentuacin que propone David se basan en una nueva interpretacin de las marcas acentuales, atribuidas a Aristfanes de Bizancio. stas resultan representativas de la realidad fontica: el sistema de Aristfanes marca la mora-vocal en la que la voz se eleva en grado. Esto no es lo mismo que marcar la slaba acentuada fonolgicamente. Aristfanes da una descripcin fontica econmica de la posicin de la contonacin en una palabra, pero el acento a nivel de palabra, argumenta David, surge de la interaccin entre la contonacin y las cantidades silbicas. As el sistema de Aristfanes resulta ser un sistema de perfiles de grado, no de marcas de acento, una descripcin fontica que pudo ser empleada para hablantes no nativos en la poca de la diseminacin del griego. Aqu David conjetura que tal vez el mismo Aristfanes pudo haber sido un extranjero que percibiera el grado alto () como rasgo acentual, o bien que hubiera tomado su principio descriptivo de los teorizadores snscritos. Probablemente bajo la influencia de la gramtica del snscrito de Panini, Aristfanes marc las palabras por analoga con el udatta, que denota la slaba en la que la voz se eleva en snscrito. Esto se confirma por el desarrollo posterior del griego, donde la slaba que contena el -udatta deviene la slaba acentuada en el griego moderno. La importancia de la nueva teora prosdica radica en la determinacin e identificacin del -svarita.

6.- De acuerdo a estas consideraciones, el acento grave transmitido grficamente no resulta indicador de , sino que simplemente indica la supresin del . El acento agudo transmitido se describe como un acento detenido, una contonacin pre-vaciada, seguida del golpe abajo culminante, el . El acento circunflejo transmitido contiene en una misma vocal larga o diptongo la elevacin y el descenso tonal. Una slaba breve cerrada, es decir, seguida de dos consonantes, con acento agudo (, ) recibe el mismo tratamiento que una slaba larga con circunflejo. Las reglas formuladas por David (2006, p. 86) son las siguientes:

a) Acento circunflejo: acentuar fuertemente en relacin con las slabas no marcadas en la palabra con una elevacin, un corte y una cada pesada en grado.

b) Acento grave: dejar sin acentuar, o levemente acentuada en relacin con las slabas no marcadas con una ligera elevacin en grado.

c) Acento agudo: examinar la slaba siguiente; si es:

i) larga, o pre-pausal, acentuar la slaba siguiente gravemente con grado descendente.

ii) breve, o inexistente, acentuar el agudo mismo agudamente con grado ascendente, o con una contonacin completa si la slaba aguda es cerrada.

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