Palabra 23 de Noviembre de 2014

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    Foto:ArchivoTorresMontero

    DOMINGO 23 de noviembre de 2014 / Nm. 191

    Editor:Rael Salvador Diseo:Arturo Corpus [email protected]

    Por Gabriel Ros Corts

    Foto:

    Cortes

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    No. 191/ 23 de noviembre/ 2014

    SuplementoCultural de

    Por Elia Crdenas

    Recorr un desierto desconocidoUna tierra agresteViaj con incertidumbreEncontr fuerza, miradaprofunda.

    No es un espacio donde florecer

    cortantesAristas provenientes de caminosanterioresLa ternura es recibida en respuestaunilateralEl resultado ser la soledad slopara uno.

    [email protected]

    J C*

    E l poemarioEterna brevedad

    (2014), de Lauro Acevedo,nos aproxima a una atms-

    fera intimista en el que cada deta-lle, instante, claroscuro y humedal

    son entretejidos por

    una potica rica enimgenes, lenguajesy ritmos. El ttuloes la invitacin paraadentrarse a la ober-tura del tiempo, des-plegado en el cuerpoy su percepcin.

    Los apartados de este libro es-tn construidos desde la sutilezay lo difano, sensaciones fugaces,recuerdos, memorias y momen-tos de la existencia que gracias al

    poeta encuentran su lugar en lasensibilidad humana a travs dela escritura.

    Versos aparentemente sencillos,pero envueltos por un enigma queva ms all de conceptos y sentidoslgicos de la razn. La poesa aqualude a otro lenguaje de sombras ysilencios, anti-conceptos y ausen-cias que circundan la vida, apenasaprehensibles por el poeta captu-rador de palabras como mariposas

    que vuelan en la mente.Versos que pueden hablar deamor, de angustia, de nostalgia,pero que en momentos parecierandisolverse en la inconmensurabili-dad de la emocin, ese punto huecodonde las palabras salen sobrando.

    Y slo quedan el suspenso, el arrojo,la entrega.

    Poemas breves en su lectura,pero cargados de ecos que a vecesse alargan hasta alcanzar misterios,resonancias al interior de nosotros.Embellecidos y fugaces, hablan

    tambin desde su mudez, cobransu anti-sentido en el silencio dela incomprensin. El sentido delos poemas se torna otro. Hablaen otro cdigo a la mentalidad.Murmuran desde su lengua des-lenguada, como lo dira Jos LuisPardo; gritan su mutismo desdeuna garganta fantasmal, la que ca-lla en los espacios, los tiempos, lassombras, las luces, las aguas. Soplode presencia en el vaco.

    Aqu es donde el poema adquie-

    re vida propia frente a su autor, serebela y se revela como ujo delter capturado en la escritura, esla manera que tiene el poema dedecirnos que la poesa no nos per-tenece, somos apenas los cuerposque la hacen posible, pero una vezliberada en lenguaje, causa estragos,nos afecta o nos pasa de largo. Y alser cifrada desde la gramtica se nosescapa de las manos, de la voz, delos labios: vuelve a su procedencia.

    La poesa se repliega al poema,tiempo mtico, eterna brevedaddel eterno abrevadero. A pesar delmrito al poeta, a este slo le quedael triste y, a veces, vanidoso ocio dela repeticin, tratando a los poemascomo sus propiedades privadas, sus

    parcelas imaginarias, sus prricasconquistas. Pero quines somospara negar lo que nos satisface?

    Celebro en este poemario susencillez y tambin muchas de

    sus imgenes, algunos de sus ver-sos, que son como puntos de fugahacia horizontes que se presientenms all del cuerpo. Y, si bien, unacrtica posible a este libro sera pormantenerse dentro de lo potica-mente correcto, en cuanto a los

    -

    males de la literatura, la poesa, elarte y sus sentidos de creacin es-ttica (eco de una poesa lrica quereivindica su lugar en el presente),la dedicacin y agudeza con la queest construido renueva la vitalidadde su autor, a quien se le agradeceque siga cultivando y entreabrien-do esa obertura sensible que es lapoesa, a pesar del horror, a pesarde la guerra, pues en ella persiste laeterna brevedad de una vida que se

    atreve a vivir, y dejar su testimonioen estos poemas.

    [email protected]

    *Poeta y ensayista,radica en Tijuana, B. C.

    ETERNA BREVEDAD

    DE LAURO ACEVEDO

    Obertura

    deltiempo

    a poes a aqualude a otrolenguaje de sombras

    y silencios

    Foto:

    Cortes

    a

    Ilustrac

    in:

    Cortesa

    Direccin GeneralJorge Camargo

    Director EditorialAriel Montoya

    EditorRael Salvador

    Editor de FotografaJorge Caldern

    Crticos / ColaboradoresHctor Garca Meja, Marcela Danemann,Ruth Gmez, Arnulfo Estrada, FedericoCampbell (), Olga Aragn, Javier Cruz,Jorge L. Osiris Fernndez, GerardoSnchez, Montserrat Buenda, SergioGmez Montero, Elia Crdenas, JessLpez Gorosave, Patrick Liotta, PalNazar, Renata Sndez Oseguera, LauroAcevedo, Benjamn Pacheco, Heberto J.Peterson L., Iliana Hernndez P., Mara

    Eugenia Bonifaz de Novelo, Enrique A.Velasco Santana, Mlida ojeda Lpez,Kepa Murua, Dr. David Rodrguez dela Pea, Ana M. Mora, Herandy Rojas,Manuel Guilln, Alina I. Gallardo,Ramiro Padilla, Daniel Salinas, scarngeles Reyes, Gerardo Ortega, DeLpez, Aldo Calderoni Etcheverri, ElbaJordn S., Gabriel Ros C., Diana Venegas,Fernando Macillas T., Jaime E. Delfn V.,Manuel Quintero, Eduardo Cruz Vzquez,Norma Herrera, Jorge Valenzuela,

    Miguel Lozano, Jhonnatan Curiel.Corresponsal en FranciaCony Singenza

    Corresponsal en ItaliaFerdinando Scianna

    Corresponsal en ChileRamn ngel Acevedo, Rakar

    FotografaEnrique Botello

    Correo [email protected]@elvigia.net

    Telfonos para publicidad120.55.55, ext. 1023Ensenada, B.C. Mxico.

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    EN EL PAREDN

    LO QUE PASA EN MI PATRIA

    Por Eduardo Cruz Vzquez

    QUIERO HABLARLES de la patria quellevo dentro. Gracias.

    Debo reconocer que, por principio, nocabe toda en mi cuerpo, mucho menosen mi cerebro. Morir sin conocerla n-tegramente, paso a paso, en cada uno desus pliegues. Como se merece y como lomerezco. Me consuelo pensando que muypocos lo habrn logrado a lo largo de lahistoria. Territorio tan vasto, con gentetan distinta, llena de tesoros e inmundi-cias, quiz por eso mi querido to Manuelsola decir ante las adversidades, en tonode salvoconducto: Por m que se acabe elmundo, que yo me largo a Guaymas.

    En esta pequea patria que me habitahace aos que se acab la conanza. Unode los valores ms preciados para todo elque quiere vivir bien y debuenas. Andar los das, las

    semanas, los meses y losaos entre desconanzas,carcome de pies a cabeza.Recobrar la conanza estan difcil como acabarcon la pobreza y con lamediana. En mi Mxicohay demasiada gente connada y muy poca conun chorro. En la nada sepromueve de maravilla ladestruccin; en el chorro yla mediana, tambin.

    En mi mexiquito advier-to que desde hace buentiempo nace gente destrui-da. No acaban de asomarse al cuerno dela abundancia, cuando ya estn echadosa perder. No tienen remedio. Y por esocuando les llega la edad, se dedican a lasmaldades. No tienen manera de sentirseen la patria impecable y diamantina. Ha-cer dao se convierte en una condicinpara pasar las horas. No importa cuntas.Tanta maldad acumulada se extiende del

    cabo al rabo y se convierte en eso quegenera desenfreno: poder.Cuando se trata de poder, en mi Rep-

    blica Mexicana asoman las personas delocio poltico. Dicho de otra forma, losque gobiernan. Les digo entonces queen mi sistema desapareci la gura delPresidente. No se cunto llevo sin PrimerMandatario. Y la gura que alcanzo a veres tan pequea, que ni le creo, ni le hago

    caso, ni le tengo conanza. Desde la pa-tria que me habita subrayo que yo no loeleg. Tampoco a los dems gobernantes.

    Que su diario actuar medeprime. Mucho menos

    fue mi decisin tener loscapos que tengo, ni losempresarios que ejercenel poder y gobiernan achorro tendido.

    La parte que me co-rresponde de los EstadosUnidos Mexicanos espromotora de alejarnosde la nada, de la medianay del chorro. De la triste-za, de las desapariciones,

    de los secuestros, de losencapuchados, de las lla-mas, de las pintas, de losplantones, de los narco-

    tracantes, de los secuestradores, de losparos, de las suspensiones de labores, delos cierres de carreteras, del asalto, de la

    violencia, de los sobornos, de los moches,de las marchas.

    En mi norte y mi sur, en mi este y mioeste, de los Estados Unidos de Nortea-mrica, a Guatemala y Belice, a los maresCaribe, Atlntico y Pacco, y ms para

    all tambin, no caben las policas y elEjrcito. Me fueron impuestos como lospolticos. Soy inmensamente infeliz porello y por todo lo dems que muchosayeres y hoy ocurre. La nacin que merecorre tiene que batallar en contra dequienes le hacen dao. Y yo qu hicepara merecerme este Mxico?

    [email protected]

    ALEATORIEDADES

    NIMAS REVUELTAS

    Por Daniel Salinas Basave

    UN DA LE UN LIBRO y toda mi vidacambi. De verdad? S, lo s: la primerafrase de Vida nuevadel turco Orhan Pamukpuede parecer grandilocuente.

    Una vida no suele cambiar de golpe yporrazo por la lectura de un libro, peroaunque te cueste trabajo creerlo, mi cami-no como lector no volvi a ser el mismo apartir de la noche de otoo en que top conesta frase: La poblacin estaba cerrada conodio y con piedras. Los prrafos de aquelrelato, contenido en la antologa El cuentohispanoamericano , de Seymour Menton,entraron a mis sentidos como los tragos deun mezcal pendenciero, sal en carne viva,carbn ardiente.

    El epgrafe de Dostoievski funga comoheraldo de las puntas aladas que meaguardaban. Aquella prosa se revelaba on-tolgicamente desgarradora y asesina como

    elDeath Metalque envolva mi adolescenciasuicida en el octubre regio de 1992.El cuento matador se llama Dios en la

    tierray su autor es Jos Revueltas. Yo tena18 aos y, a partir de aquella noche, algo serevolvi para siempre en mi alma.

    Me volv un cazador de la obra de ese pr-fugo compulsivo, pero mentira si dijera quetodos sus libros me apasionaron al mismonivel. Debo confesar quetambin encontr algunostextos de regulares a pres-

    cindibles, principalmentelos ensayos polticos.Con todo, los cuentos de

    Dios en la tierrao Dormiren tierra me siguen pare-ciendo, hasta la fecha, las cumbres msextremas y matadoras de la narrativamexicana.

    Hablando de novelas, las nicas pginasque pudieron acercarse al latigazo inicialde Dios en la tierra fueron las de El lutohumano: La muerte estaba ah, blanca, enla silla, con su rostro. Mis insomnes obse-

    siones adoptaron la imagen de una parcaposeyendo lentamente el cuerpecito de unania que arde en ebre dentro de un jacal apunto de inundarse. El hombre como briz-na de polvo, vela en la tormenta del caosuniversal. Aunque pocos lectores hablande ella, Revueltas tiene una breve novelatijuanense: Los motivos de Can, la confe-sional historia de un veterano de la guerrade Corea a quien el narrador encuentra en

    una calle de Tijuana.

    ste deba ser el distrito comercial deTijuana, se dijo Jack. Una ciudad del tododesconocida para l. Tiendas, farmacias,cantinas al estilo del Far West, que dabanla impresin de no tener nada por detrs,en efecto, como los escenarios de unapelcula del Oeste. De pronto Jack sintique estaba, sin duda alguna, dentro de unmundo absolutamente espantoso. As se

    reere Revueltas a Tijuanaen esta noveleta de 62 pgi-nas. A medio camino entre

    un aguafuerte de Goya yel dilema obsesivo de unpersonaje dostoievskiano,la prosa de este marxista-leninista se asemeja por

    momentos a un relato bblico.En el prlogo a la edicin de 1961 de Los

    muros de agua, logra una atmsfera aterra-dora al describir un leprosario de Guada-lajara. El horror se maniesta como unasombra omnipresente, la terca intuicin delo que vendr, reejada en los grandes ojospetricados de un leproso.

    Revueltas es en mi vida un narrador deeterno retorno; como un designio irreme-diable vuelvo cada cierto tiempo a abrevaren su prosa, y esta noche en que el barbnde Santiago Papasquiaro est a punto decumplir 100 aos, a m no me ha quedadoms remedio que tomarme un par de mez-calitos a su salud.

    [email protected]

    Foto:

    Cortes

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    Revueltas tieneuna breve novelatijuanense: Los

    motivos de Can

    No se cuntollevo sin PrimerMandatario. Yla fgura quealcanzo a ver

    es tan pequea,que ni le creo,

    ni le hago caso,

    ni le tengoconfanza...

    Ilustracin:DanielFlo

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    Enmarcado en el conficto Chino-tibetano, elpoeta se observa como ingi (extranjero): que nopertenece a una nacin

    G R C

    Tenzin Tsundue es un tibetano quereside en la India. Naci all, perol, por los lazos que lo unen a sunacin, se considera tibetano; es una

    de las personas que est ligada a un territoriopor sus costumbres, tradiciones, cultura.

    Los tibetanos exiliados en Dharamsala, In-dia, tratan de mantener su identidad, alejn-dose en cierta forma de las costumbres de las

    familias indias; tienen escuelasespeciales donde se les enseatibetano.

    Tenzin es uno de los pocospoetas que escribe en ingls,y lo hace para que las dems

    personas conozcan la situacindel exilio de los tibetanos. Public un librode poemas con la ayuda de la Universidad deMumbai, India.

    Con el ensayoMi tipo de exilio gan el con-curso de la revista Outlock-Picador que se rea-liz en la India. Sus poemas se han publicadoen varias revistas literarias. Tenzin colabora enla actualidad con el movimiento Tbet Librey traduce la poesa de los tibetanos al ingls,

    para que se conozca en otras regiones.Mumbai es un importante centro cultural

    donde residen varios de los poetas indiosque escriben en ingls; muchos de ellos sehan dado a conocer debido a los programasde las universidades o las publicaciones, esca-sas, de los libros que editan e Oxford Press oPenguin Books. Algunos de ellos han resididoen el extranjero y, aunque saben que podrantener ms xito fuera de su pas, regresan.

    Este es el caso de Adil Jussawala, reconocidopoetaparsique vive en Mumbai y es uno delos pocos que se encarga de mantener viva lapoesa en esta ciudad; l es uno de los que haapoyado a Tenzin.

    De este tipo de literatura se ha traducido muypoco al espaol; slo se conocen algunos tex-

    tos de novelistas indios que escriben en inglscomo Salman Rushdie, Vikram Steh, Arundha-ti Roy, Tagore, Amita Gosh y Anita Desai.

    Nada o casi nada se ha traducido de laslenguas vernculas (la Constitucin reconoceslo 18) que muestran la fascinante sociedadde la India, que con sus contrastes y magne-tismo dejan ver otro pas, el cual est fuera dela idea de los aos sesenta, tan explotada porla mayora de la gente.

    I am more of an indian. / Except for my chinkytibetan face.

    Testimonio de Tenzin Tsundue: Si me pre-guntan de dnde soy, no sabr qu responder.Siento como si realmente nunca hubiera perte-necido a ninguna parte. Nac en Manali, peromis padres viven en Karnataka. Termin mi en-seanza primaria en dos escuelas distintas, enHimalaya Pra-Dech, y mis estudios posterioresme llevaron a Madrs, Ladakh y Mumbai. Mishermanas estn en Varanasi, pero mis herma-nos en Dharamsala. Mi Certicado de Registro(permiso de residencia) dice que soy un extran-

    jero de ciudadana tibetana que vive en la In-dia. Pero el Tbet, como nacin, no aparece enninguna parte en el mapa poltico mundial. Me

    gusta hablar tibetano, pero preero escribir eningls; me gusta cantar en hindi, pero mi tona-da y acento se escuchan mal. De vez en cuandoalguien se acerca y me pregunta de dnde soy...mi desaante respuesta tibetano slo elevasus cejas... Soy bombardeado con preguntas,declaraciones, dudas y condolencias. Pero na-die puede entender el simple hecho de que notengo casa ni espacio en dnde hablar y quepara el mundo, tan grande como es, siempre

    ser un refugiado poltico.Cuando ramos nios, en una escuela

    tibetana ubicada en Himalaya nuestrosmaestros solan narrarnos cuentos acercadel sufrimiento de los tibetanos en el Tibet.Siempre se nos dijo que ramos refugiadosy que todos nosotros llevbamos una granR en nuestras frentes. Eso no haca muchoefecto entre nosotros, quienes slo quera-mos que la maestra se apurara y terminara supltica para no tener que estar parados bajoel sol caliente con nuestro cabello aceitoso.Durante mucho tiempo en verdad cre quenosotros ramos un tipo de gente especialque llevaba una R en nuestras frentes. ra-mos distintos a las familias locales indias que

    vivan alrededor del campo de la escuela; de

    la familia del carnicero, que mataba vein-tin ovejas y gallos cada maana (cuandolos gallos cantaban con su garganta a mediocortar, desde la parte trasera de la carnicera,tirbamos piedras al delgado techo). Habaotras cinco familias que vivan cerca; tenanhuertos de manzana y pareca que slo co-man manzanas de distintas formas! En laescuela nunca veamos ms gente que a no-sotros mismos y a pocos ingis(extranjeros),

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    quienes nos visitaban de cuando en cuando.Tal vez la primera cosa que aprend en la es-cuela: no pertenecamos a este pas.

    An me falta por leer el Intrprete de Mala-dies, de Jhum-pa Lahiris. Cuando ella hablacerca de su libro, en una revista, dijo que elexilio creci con ella y al parecer eso era loque pasaba conmigo. De toda la gama de laspelculas en hindi, yo esperaba con ansias unamuy particular, Refugiado, producida y diri-gida por J. P. Dutta. Hay una secuencia en lacinta donde pintan de manera muy elocuentenuestra situacin, cuando un padre cruza lafrontera con su familia para llevarla a la nacin

    vecina, y lejos de tener una vida confortable, esun sobreviviente. Pasa suceso tras suceso, hastaque viene una escena donde las autoridades lotoman cautivo y cuestionan su identidad. l,rompiendo a llorar, responde: Wahan ha-mara jena mushkil ho gaya tha, isilive humyahan aye, ab yahan bhi... Kya Refugee honahuna hain? (Las cosas se pusieron difcilesall. Tuvimos que venir aqu y ahora tambinaqu... es un crimen ser refugiado?). El ocialde la armada enmudeci

    And meanwhile through the years / Our unbu-ried dead eat with us / Followed behind throughbedroom doors.

    Abena P. A. Busia: Los tibetanos refugia-dos, como otros inmigrantes de Asia que vanal Occidente, trabajan duro para ganarse la

    vida en ese ambiente, altamente mecanizadoy competitivo. Un viejo estaba muy contentocuando encontr un trabajo donde le pagabanlo suciente para no representar un gasto fuertea los escasos recursos de sus familiares. Era elencargado de presionar un botn cada vez queescuchara un bip. Estaba impresionado por te-ner que hacer esta tarea tan trivial durante todoel da. Se sentaba ah con un rosario en la mano,murmurando suavemente sus oraciones. Porsupuesto, oprima el botn religiosamente cada

    vez que oa el bip(perdnalo, oh seor, no sa-ba lo que haca). Unos das despus, lleno decuriosidad, le pregunt a su compaero de tra-bajo para qu serva el botn. Le dijo que cada

    vez que oprima un botn le cortaba el cuello aun pollo. Inmediatamente dej el trabajo.

    En octubre de 2000 (hace 14 aos), el mun-

    do volvi la mirada hacia las Olimpiadas deSydney. En el hostal, ese da todos estbamospegados frente a la televisin, ansiosos de verla ceremonia inaugural. A la mitad del eventome di cuenta que no poda ver con claridad,senta mi cara mojada. Estaba llorando. No, noera el hecho de que ansiara estar en Sydney, enel esplendor de la atmsfera o en el espritude los juegos, trat duramente de explicar alos que estaban alrededor. Ellos no pudieron

    entender, no pudieron siquiera empezar aentender... cmo podran? Pertenecan a unanacin. Nunca tuvieron que concebir su pr-dida, nunca tuvieron que llorar por su pas.

    Ellos pertenecan y tenan un espacio propiono slo en el mapa mundial, sino, adems,en las Olimpiadas. Sus compatriotas podanmarchar orgullosamente, conscientes de sunacionalidad, con sus vestidos nacionales y subandera nacional que volaba alto

    Night come down, but your stars are missing.

    Neruda habl por m cuando, silencioso,estaba baado en lgrimas. Callado, viendo elresto del espectculo, me senta pesado y sinaliento. Ellos hablaban de trminos sin fron-teras y de construir una hermandad a travsdel espritu de los juegos. Desde el confort desus hogares hablaban de reunirse para formaruna nica humanidad y desaar fronteras.Qu poda yo, un refugiado, decir, exceptodel deseo de regresar a casa?

    Mi hogar es algo real. Est ah, pero a la vezest muy lejos. Es el hogar que mis abuelos ypadres. Es el valle donde mi Popo-la y Momo-la tenan sus granjas y muchos yaks, dondemis padres jugaban cuando eran nios. Mispadres ahora viven en Karnataka, un campode refugiados. Se les dio una casa y tierra para

    labrar. Sembraron maz, su produccin anual.Una vez, cada par de aos, por unas pequeasvacaciones los visito. Cuando estoy con ellosles pregunto acerca de nuestra casa en el Tibet.Ellos me hablan de ese da fatal, cuando estaban

    jugando en el pasto verde y fresco de Chang-thang, mientras pastoreaban sus yaks y ovejas,y cmo tuvieron que empacar y huir. Todosdejaban sus chozas, pues haba un secreto a

    voces, en el sentido de que los chinos estaban

    matando a cuantos se encontraban en su ca-mino. Los monasterios estaban siendo volados,haba robos desenfrenados, todo era un caos.Se poda ver el humo de las villas distantes,

    haba gritos en las montaas. Cuando dejaronsus chozas tuvieron que caminar a travs de losHimalayas y luego a la India, y slo eran unosnios. S, fue excitante, pero tambin sintieronmucho temor.

    En la India trabajaron en la construccin decaminos en Masumari, Bir, Kullu y Manali. Elcamino ms extenso y largo del mundo, cu-bierto de chapopote y que va de Manali hastaLadakh, fue construido por los tibetanos. Mispadres me dijeron que cientos de tibetanoscon los que se encontraron en la India mu-rieron en esos primeros meses. No podansoportar el calor del verano y el monzn losagarr con poca salud. Pero el grupo vivi yhubo muchos cambios a lo largo del trayecto.En alguna parte, durante la jornada, a un ladodel camino, en una tienda provisional, nac yo.Quin tena tiempo de registrar el nacimientode un nio cuando todos estaban cansados yhambrientos?, dice mi madre cada vez quepregunto por mi cumpleaos. Hasta que fuiadmitido en la escuela fue cuando me dieronun da de nacimiento. En tres diferentes o-cinas se hicieron registros, y ahora tengo tres

    fechas de nacimiento. Nunca he celebrado micumpleaos.El monzn es bienvenido a nuestra granja,

    pero no a nuestro hogar. El viejo techo de tejasde cuarenta aos gotea y en la casa tenemos quetrabajar colocando vasijas y cubetas, cucharas y

    vasos, recolectando el dountryde los dioses dela lluvia, mientras Pa-la sube al techo tratandode llenar los huecos y remplazar las tejas rotas.Pa-la nunca piensa en renovar el techo com-

    pleto utilizando algunas hojas de asbesto. Diceque pronto regresaremos al Tibet...Money plants crept in through the window,

    / Our house seems to have grown roots, / efences have grown into a jungle, / Now how canI tell my children / Where we came from.

    Recientemente me encontr a un amigo,Dawa, en Dha-Ramsala. Haca un par de aoshaba escapado a la India despus de habersido liberado de una crcel china. Me hablacerca de sus experiencias en la prisin. Suhermano, un monje, fue arrestado por ponercarteles de Tibet Libre; tras ser torturadorevel el secreto acerca de la existencia deDawa. ste fue encarcelado sin juicio algunopor cuatrocientos veintids das. En ese en-tonces tena veintisis aos. Por algn tiem-po, Dawa haba trabajado para la burocraciachina. Lo llevaron del Tibet a Beijing para sueducacin formal; ya desde temprana edad,como hasta ahora, sola rerse de los dbilesesfuerzos de los chinos para adoctrinarlo ensus creencias en el comunismo y cambiar elmodo de vida de los tibetanos. Por fortuna,

    en este caso, los esfuerzos de los chinos nofructicaron.Un amigo cercano de la escuela recibi una

    carta que lo puso en la situacin ms difcil desu vida. La carta, de su to, deca que sus padres,quienes estaban en el Tbet, haban conseguidopermiso para ir a una peregrinacin a Nepalpor dos meses. Tashi, despus de recoger a suhermano en Dharamsala, fue a Nepal para en-contrarse con sus padres, a quienes no haba

    visto desde su huida hacia la India haca veinteaos. Antes de irse, Tashi me escribi que ibaa ver a sus padres, pero no poda recordarcmo eran ellos... yo slo era un nio cuandofui llevado a La India con mi to, y de eso yapasaron veinte aos...

    Recientemente recibi otra carta de su toen Nepal. Dice que su madre muri en el Tibethace un mes

    Vi a los alemanes derramar lgrimas dealegra cuando las familias separadas del Estey Occidente nalmente se reunieron y abra-zaron por encima del muro derrumbado. Loscoreanos rebosan lgrimas de alegra porque lafrontera que divida a su pas en Norte y Sur

    por n ha desaparecido; sin embargo, temoque las familias separadas del Tibet nunca sevuelvan a encontrar. Los hermanos y hermanasde mis abuelos fueron dejados en el Tibet. MiPopo-la muri aos atrs. Acaso mi Momo-la podr ver alguna otra vez a sus hermanosy hermanas? Estaremos juntos para que ellapueda ensearme nuestro hogar?

    [email protected]

    Fotos:

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    H P L.

    Jos tom en sus manos la urna que

    contena las cenizas de su padre.Esto marcaba un hito en su vidapersonal y familiar.Alberto haba sido un hombre suma-mente difcil y, conforme pasaba Jos

    de ser un nio a hombre,la relacin fue an mstirante, sobre todo alconstatar que la re-lacin con Norma, sumadre, estaba naufra-gando y l no podaestar indiferente frentea ello... cuando valora-ba la dignidad que su

    mam asuma frente al problema, a lainfidelidad.Pasaron los das y las semanas y, tristedecirlo, la paz haba llegado al hogarno en las circunstancias que Jos yNorma hubieran querido. Sin embar-go, en aquellos momentos de soledad,donde ests solo contigo mismo, Josse sirvi un tequila, se arrellan en unsilln y dej que en su mente desfila-

    ran algunos recuerdos: unos dolorosos,otros alegres, y pensaba: Qu compli-cada es el alma humana, un complejolleno de contradiccio-nes de donde a vecespueden aflorar actosllenos de nobleza, ex-presiones de amor y...expresiones grotescas,actitudes violentas.Escudriar el alma essumamente difcil, aveces tiene dos caras,como las monedas, yse preguntaba: Porqu, padre, tuviste esasexpresiones que refle-jaban quiz tu propialucha interna, que te violentaba y, aveces, queras reparar sin decir nada,queriendo, equivocadamente, comprarnuestro amor? se no era el camino.Un llamado de su esposa Monserrat,siempre dulce y cariosa, lo volvi a supresente y salieron a caminar tomados

    de la mano al parque contiguo a sucasa para despejar la mente, dialogary oxigenar sus pulmones.Monserrat, siempre prudente, respe-taba la relacin madre-hijo y procura-ba obsequiarles un ambiente cordialpara mantenerlos unidos, ms ahoraque Norma necesitaba alimentarse deamor.Norma y Jos se dieron cuenta de que

    Alberto haba dejado todo arreglado,asegurndole a Norma su tranquilidadeconmica, lo mismo que a Jos.

    Pasaron los meses y estando cenandolos tres en casa de Norma lleg a laconversacin el recuerdo de Alberto,

    los sentimientos en-contrados se hicieronpresentes. Jos abriuna botella de vinoMerloty, ya en el pos-tre, Monserrat decidiexpresarse y les dijo:Propongo que uste-des dos, al evocar a misuegro, slo se alimen-ten con el recuerdo delos momentos gratos ydejen junto a las cenizasla otra cara de la mone-da, y juntos cultivemos

    la felicidad que nos corresponde cons-truir. Levantaron sus copas y brindaronpor ello.Slo Dios sabe lo que hay en el alma decada quien. Nos hizo libres al grado talque podemos negarlo, pero tambin sedice que el juicio final es el de l... y c-

    mo su amor nos rebasa y nos trasciende,quiz unos instantes antes de entregarel alma nos abra un espacio de arrepen-timiento, ya que somos imperfectos.Slo Dios sabe nuestra ntima historia,nuestras motivaciones, las flaquezas yes el mejor psiquiatra del alma.Slo Dios...

    [email protected]

    Ocupacin:Freelance Photographer.Residencia: Tijuana, Baja California.

    La Foto de la Semana es un reconocimiento

    que se otorga por el mayor nmero de votos, avalando

    el dominio del tema, en el sitio de Facebook

    Fotografa Diaria.

    FOTO DE LA SEMANA: CONTRALUZ

    JOS LUISPARRA

    RODRGUEZ

    Foto:JosLuisParraRod

    rguez

    CUENTO

    SLO DIOS

    Se arrellanen un silln ydej que en su

    mente desflaranalgunos

    recuerdos: unosdolorosos, otros

    alegres...

    Ilustraci

    n:

    Hom

    breconsom

    brero

    hongosen

    tad

    oenunsi

    ll

    n

    ,Picasso

    (1915)

    .

  • 8/10/2019 Palabra 23 de Noviembre de 2014

    7/8

    7DOMINGO 23 de noviembre de 2014

    Por Gerardo Snchez G.SER VIVO DESCOMUNAL, fabuloso,camalenico e indomable, el Lenguajecrece, cambia, se transforma, se empo-brece y se enriquece cotidianamente;se ajusta a la realidad y, a la vez, latransforma.

    Hace veinte aos, quin hubiera utili-zado los verbos tuitear, goglear, chatear,textear, fotochopear? Nadie, porque noexistan los instrumentos tecnolgicosque le dieron origen. (Cuntos ejer-cen o recuerdan actualmente el verbotelegraar?)

    Neologismos, palabras nuevas, reejode una determinada era tecnolgica,que engendr expresiones verbalescotidianas y comunes: yo tuiteo, t tex-teas, nosotros chateamos, ellos goglean,l est fotochopeando.

    La economa del hablaha convertido los largos

    conceptos de: mndaleun texto, en la expresingil y rpida de texteale o,bien, vamos a comunicar-nos a travs del chat, sesintetiza en chateamos.Qu est haciendo Fu-lano? Est fotochopeandola imagen de su novia...

    Otro ejemplo, un verbo que reeja lacorrupcin gubernamental y el humornegro nacional: ilicitar, que proviene delicitar, accin que en la mayora de loscasos del sistema poltico mexicanoes un acto ilcito, tramposo, amaado.Ellos licitan y despus ilicitan.

    Semejante al carrancear, accin verbalpara describir el acto ocializado de ro-bar durante el periodo de la RevolucinMexicana y an despus de ella enhomenaje a Venustiano Carranza, porsu acin al robo y a la tranza.

    Pcaro y de doble sentido: abulteriar:acto carnal que deja un bulto de nuevemeses.

    Otros tres verbos nuevos, divertidosy esplndidos al menos para este co-lumnista que surgen de adjetivos y desustantivos, respectivamente.

    El primero: mamonear. Ya llegFulano y luego luego a mamonear,lo que se reere no slo al que esmamn, sino que ha convertido sucomportamiento pedante y groseroen accin que lo dene y lo iden-

    tica.El segundo es digno

    de una tarde solitaria,

    gris y fra: nostalgiar.Proviene del ejercicio yla prctica de la nostal-gia, aunque su conjuga-cin sea complicada yalgunos de sus tiempossean todava de difcilaceptacin: Esa can-cin hizo que nostal-

    giaramos toda la tarde.Finalmente: Gatuperiar, escribir y/o

    leer, solamente por el gusto de tenerque hacerlo, o por no tener nada mejorque hacer.

    [email protected]

    GATUPERIO

    PALABRAS NUEVAS

    Qu est

    haciendoFulano? Estfotochopeandola imagen desu novia...

    Por Alan Gorosave

    (1917-1976)

    Mi Muleg vetusto y empolvado;lugar inexpugnable y de misterio;los brazos del bermejo te cercenan

    partiendo en dos tu grave geografacual si arrancar quisieran su baselas glorias infinitas de tus huestes.Ya no hay un invasor tan poderosoque pueda altivo desafiar tus iras;todo es paz y remanso;amor y fruta;vestigio hermoso de pasadas luchas;Jardn perenne de olivar y dtil;matiz de una belleza policromaque incrusta en la montana sus fulgores.Evocan cada piedra y cada arenalas lides portentosas de otras tiempos...pasaron a la historia los relatosde campos de batalla improvisadosen la colina agreste de EI Sombrero;de bravos aborgenes henchidosde un patriotismo aun no comprendido,

    de indmitos guaycuras que en defensade un paternal legado libertariodejaron alma y vida con orgullo.Serena sombra el lecho de arroyuelossumerges tu hermosura en la caada,tu Sangins... tu templo... tu arroyo ancho,tus risas, tus tristezas, tus encantos;tus hembras muleginas y chapetadas

    te antojan legendaria y codiciada.Muleginas; pueblerina nacida entrepeascos, corriste alborozada porlas mrgenesdel undoso arroyal que serpentea,a ver siendo crislida insegurahoy siendo moza perfumada y bella.Tus alas Muleginas,se posan sutilmente en la florestay manas al tocarlas, ambrosa.Ha mucho tiempo, Muleg querido,al olvido te vi predestinadoy hoy me convenzo que orgulloso vivessobre la inmensa arena de la historiacantando la verdad de tu pasado,a la vez que sonado el maanate aprestas a la lucha con denuedopor un futuro halagador y cierto.Tu suelo campesino que no llorapor mas que al sufrimiento se someta,si diez hieren derrama patriotismoy ese suelo, tu suelo campesinoque da savia a tus dtiles y gamaal inmenso jardn en que vegetas,

    mana esperanza y juventud eterna.Ya nos lleg el momento en que la historiaconfirma tu valor y tu osada...mientras, vives amado en la concienciade un pueblo que te aclama y te venera.

    *Poema escrito en 1965.

    Alan Gorosavey el Canto a Muleg

    Enrique A. Velasco Santana

    Como poeta, Aln Gorosave no tiene tra-bajos. El hizo colaboraciones para cade-nas perodsticas de la capital del pas y

    locales que eran muy buenas. Se basaban en lasobservaciones, en las experiencias que l tenaen los viajes. El viajaba con una camarita y unamquina de escribir porttil, de aquellas que seusaban antes, y un radio de transistores. Dentrode estas colaboraciones hay algunos renglonespoticos, dignos de rescatarse; pero escribirpoesa, el casi no lo hizo, afirma el maestro

    jubilado Adrin Ojeda Escamilla, bigrafo de El

    declamador Internacional, Aln Gorosave.Slo hace unos 40 aos que lleg a Mulegcontina Adrin Ojeda y se sinti muy tris-te de ver tan sucio el pueblo, y como Mulegtiene una tradicin heroica por la defensa quehubo el 2 de octubre de 1847, donde surgenlos generales Pineda, Mijares, cada ao estepueblo se declara capital de Baja CaliforniaSur por un da y los poderes se trasladan ah.Entonces Aln se va por ese lado heroico deMuleg y escribe el siguiente texto que titulaCanto a Muleg.

    [email protected]

    CANTO A MULEG*

    8

  • 8/10/2019 Palabra 23 de Noviembre de 2014

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    DOMINGO 23 de noviembre de 20148

    NUMERALIA

    10 AUDIOLIBROS

    PARA CONOCER:

    1. El principito, de Antoine

    de Saint-Exupry.2. Los hombres dichosos,

    de R.L. Stevenson.

    3. Platero y yo, de Juan

    Ramn Jimnez.

    4. El conde de Montecristo,

    Alejandro Dumas.

    5. Bartleby, de Herman

    Melville.

    6. Los viajes de Gulliver,

    de Jonathan Swift.

    7. El arte de la guerra,

    de Sun Tzu

    8. La bestia en la jungla,

    de Henry James.

    9. Barba azul, de Charles

    Perrault.

    10. Niebla,de Miguel

    de Unamuno.

    DETRS DE LAS COSAS

    OTRA DE PREMIOS

    Por scar ngeles R.

    A QU SE DEDICAN los escri-tores? Parece una pregunta obvia.La respuesta tambin lo es: a todo,y a escribir.

    Despus de leer en este mismosuplemento (Palabra189) el textoPremios literarios, de Daniel Sali-nas, me detuve a reexionar sobrela simplicidad del asunto: hay quegenerar dinero, y no en un afnde acumulativo, sino simplemen-te para sobrevivir. La situacin esque generar dinero requiere deuna inversin de tiempo, y esetiempo se resta a la parte crea-tiva del escritor. Puede ser unacalamidad.

    Pero los Premios, bien diceDaniel, a pesar de su volublenaturaleza, de su naturaleza mul-tifactorial, tienen el encanto de

    hacernos sentir no slo alegra,ilusin. No olvidemos que losescritores, quin lo duda, somospersonas. Y lo mis-mo pasa con los re-veces que, a los quesomos blandos, nossaben a miseria.

    Tambin es verdad,uno no escribe por los Premios,pens en ellos cuando comenza escasear el dinero (soy yo, o,en verdad, es cada vez ms dif-cil para todos sacar los pagos, losgastos?), y cuando lleg uno... Re-cuerdo con claridad esa maanaen la que le compart a mi esposa(embarazada, para dramatizarmejor la escena) de un PremioEstatal que me supo a bueno,quiz no seas tan malo.

    Cierto, los escritores escribimosnotas publicitarias, corregimos te-sis, trabajos escolares, asesoramosa candidatos para la universidad,

    hacemos manuales... Vendemos,revendemos, nos aferramos acualquier sueldo seguro, damosclases... Intentamos adaptacionesde novelas para teatro, intentamoscon divulgacin de ciencia... Es-cribimos para Palabrapor puroamor, y muchas cartas, que son elmejor desahogo que hay.

    A veces no parece existir ms sa-

    lida que ser asalariado, y escribiren los retazos que quedan del da,pero obsesivamente cavilamoshistorias, buscamos momentos,narramos en lo interno, como side no enloquecer se tratara. A ve-ces, cuando hay que ir a comprarla despensa, miramos con amora la cajera e inventamos un per-sonaje que se parezca a ella, peroterminamos haciendo cuentas yla historia que iba al llano de laperversin, termina en una claraenseanza de economa familiar.

    Los escritores que no podemosvivir de lo que escribimos, vamosal vaivn de los azares. No somos

    Carlos Fuentes, quesuba cada maanaa su estudio, decaSilvia Lemus, comoir al trabajo: Cin-co horas trabajaba.

    Pocas veces tengo cinco horasslo para la creacin. Y, sin em-bargo, cuando me escapo al caf,cuando engao a las necesidadesde la vida (cundo me engao ami mismo?), me pongo a escribirla gran novela, la mejor de todaslas mas, y cuando la termino metomo un tequila y me pregunto:Cunto sobrevivir sin que laguarde, como las otras, sin penani premio, ni editorial, ni gloria?

    Pero ah queda ese placer, esavivencia magnca de inventar,de recrear, de agrandar la reali-dad, de plantear un espacio que

    se abre en nuestras cabezas comouna bomba cuando leemos. Ahqueda esa alegra tan personal decreer haber logrado esa narracin,esa emocin de caminar con fan-tasmas.

    Y, qu es de los 43 de los nues-tros?

    [email protected]

    Escribimospara Palabra

    por puro amor

    MIGUEL LOZANO

    En 1928, Bertolt Brecht estrensu obra La pera de tres cen-tavos en Alemania. El ttulo

    haca referencia a una pera sobrela pobreza, dirigida a todo pblico,sin importar posicin econmica.Esta produccin teatral tena ele-mentos musicales compuestos porKurt Weill. La semana pasada, el ta-ller de pera de la UABC estren laobra con un centavo menos. Dn-de qued el centavo faltante?

    La obra trata de Mack, El Navaja(Miguel Zazueta), un notable crimi-nal que se casa con la ingenua PollyPitchum (Frida Garca). Esto molestaal padre de la joven (Bruno Caldero-ni), quien controla a los limosnerosde la ciudad. Para disolver la unin,el padre de Polly intenta hacer quelas autoridades tengan un buen mo-tivo para mandar a Mack a la horca.Pero la amistad de ste con el jefede la polica, Brown, El Tigre (Juan

    Carlos Villanueva), frustra todos losintentos.La orquesta sinfnica de la UABC,

    bajo la direccin de lvaro Daz, hizoun excelente trabajo con un reduci-do nmero de msicos. Las compo-siciones estn a medio camino entrela pera y el teatro musical, con unafuerte influencia jazzstistica. La m-sica luci en esta interpretacin, ydio el perfecto marco para que loscantantes lucieran sus voces, can-tando en el alemn original con unacento muy logrado.

    Los actores caracterizados comopayasos, dndole a esta comedianegra un aspecto carnavalesco conreferencias actuales. Sus actuacio-nes reflejaron este aspecto tragi-cmico. El coro se ocultaba detrsde mscaras usadas por el grupoactivistaAnonymous.

    Las referencias anacrnicas noterminaron ah. Uno de los nmerosmusicales fue transformado en un

    rapque tuve recepcin mezclada.De la misma forma, se referenciaronlos recientes sucesos de Ayotzinapa,representados simblicamente por43 zapatos rotos dispersos en elescenario.

    En la actualidad se busca que unaobra est abierta a interpretacin yque los intrpretes tengan la pericia

    de mejorar las intenciones originalesdel autor. En este caso se logr. Losasistentes a La pera de dos centa-vos contemplaron una obra com-pleta, redonda, bien interpretada.Un esfuerzo notable por parte delos estudiantes, pero tambin porparte de sus profesores. IgnacioClaps fue el director vocal, Vannia

    Crdenas la escengrafa y directo-ra de vestuario y Jorge Folgueira eldirector escnico.

    Dnde est el centavo faltante?Quiz en la falta de msicos en laorquesta o de intrpretes sobre elescenario. Esto, desde mi punto devista, es el principal problema conesta produccin: Algunos cantantesinterpretan varios papeles y, a veces,es confuso saber en qu momentointerpretan cual. Esto pudo resolver-se fcilmente con alguna pieza devestuario llamativa intercambiableal cambiar de personaje. Como serepresent no queda del todo claro.Por otra parte, la actriz que interpre-t a Polly Pitchum, aunque de vozdulce y adecuada para el personaje,difcilmente se escuchaba sobre lamsica de la orquesta.

    Pero aparte de estos pequeosdetalles, la obra brill. Algunas ac-tuaciones, particularmente las deMariana Bucio, Bruno Calderoni y

    Fernando de Ita destacaron mucho.La obra no ha salido de mi cabezadesde que la escuch hace una se-mana. Esto es seal de una perfectaarmona entre autores e intrpretes.Me quedo esperando la siguienteproduccin ansiosamente.

    [email protected]

    TALLER DE PERA DE LA UABC

    ESCENI FICA A BERTOLT BRECH

    LA PERA DE DOS CENTAVOS

    Foto:J

    osLuisRamrez