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  • Primer Congreso internaCional

    Las mujeres en los procesos de Independencia de América Latina

  • Sara Beatriz GuardiaEdición y compilación

    Primer Congreso internaCional

    Las mujeres en los procesos de Independencia de América Latina

    Primera edición

    Lima, Perú, 2014

  • Primer Congreso Internacional.Las Mujeres en los Procesos de Independencia de América LatinaJunio 2014, Primera edición

    Autor-Editor© Sara Beatriz Guardia

    Castilla 106 - [email protected]. 247-4567

    Dibujo Carátula:Ángela de la Garma. Tenerife, Islas Canarias, España.

    Diseño y Diagramación:Karen Jacqueline Vásquez Uribe

    Impresión: Gráfica Biblos S.A. RUC 20101284981

    Calle Morococha Nro. 152 - Surquillo.Lima-Perú.

    Hecho en el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2014-08662ISBN No. 978-612-46498-1-3

    Queda totalmente prohibida la reproducción y/o transmisión parcial o total de este libro, por procedimientos mecánicos o electrónicos incluyendo fotocopia, grabación magnética, óptica o cualesquiera otros procedimientos de acuerdo a la legislación vigente.

  • INDICE

    Presentación

    Sara Beatriz Guardia. CEMHAL. Perú ...................................................................... 11

    Declaración de Lima. Mujer e Independencia en América Latina ................................. 15

    Conferencias Magistrales

    La historia silenciada de la mujer en la Independencia Americana. Edgar Montiel. UNESCO ........................................................................................... 21

    Exclusión y género. Las mujeres en la independencia del Perú. Sara Beatriz Guardia. Universidad de San Martin de Porres - CEMHAL. Perú. .......... 31

    I. Diálogos con las historiografías independentistas

    La pregunta del género en los procesos independentistas latinoamericanos. Lucia Provencio. Universidad de Murcia. España. ....................................................... 47

    Mujeres coloniales que forjaron independencia: Nacionalismo y Heroísmo en la región americana.

    Natividad Gutiérrez Chong. Universidad Nacional Autónoma de México. México. ... 57

    Mujer e independencia en la historiografía venezolana (1797-1830). Mirla Alcibíades. Investigadora independiente. Venezuela. ......................................... 69

    Subalternas e heroínas. Mulheres em guerra nos séculos XVIII e XIX: por um feminismo decolonial.

    Adelia Miglievich-Ribeiro. Universidade Federal do Espírito Santo, Brasil. ................. 79

    El mito de la escasez de fuentes y el retorno a los archivos. Retos y posibilidades de las fuentes de archivo para el estudio de las Mujeres en la Independencia de la Nueva Granada (Colombia).

    Ana Serrano Galvis. El Colegio de México, Maestría en Estudios de Género. México ...... 89

    Imigração, gênero e dinâmicas familiares no contexto de independência do Brasil (1800-1890).

    Losandro Antonio Tedeschi. Universidad Federal da Grande Dourados, UFGD, Brasil. ............................................................................................................ 101

    II. La construcción discursiva de género en los procesos independentistas

    Independência, Gênero e Reconhecimento: o lugar das mulheres na invenção da Nação Brasileira.

    Maria de Lourdes Silva - Lia Faria. Universidade do Estado do Rio de Janeiro, Brasil. ..... 113

  • La ficción, un discurso moralizador para los géneros. Adriana Sáenz Valadez. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

    México. ...................................................................................................................... 125

    Antagonismo de projetos na independência do Brasil: Representação e poder em Carlota Joaquina e Bárbara de Alencar

    Cláudia Luna. Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). Brasil.......................... 137

    ¿Devoción mariana o símbolo del poder? La construcción del culto a la Virgen del Carmen en el proceso de Independencia de Chile.

    Carmen Gloria Soto Gutiérrez. Universidad de Chile. .............................................. 149

    III. Participación de las mujeres en los procesos independentistas

    Las mujeres de Jauja en el proceso de la independencia. El caso de las Toledo. Carlos H. Hurtado Ames. Universidad Nacional de Trujillo. Perú. ............................ 163

    Las mujeres en la guerra revolucionaria en el territorio de Jujuy. Gabriela Gresores – Beatriz Bruce. Universidad de Buenos Aires - Universidad

    Nacional de Salta - Universidad Nacional de Jujuy. Argentina. ................................... 173

    Las chicheras como colectivo de resistencia femenina Mario Alfredo Rocabado. Universidad de Jujuy. Argentina. ....................................... 183

    Castigadas: penas sufridas por las mujeres en la guerra revolucionaria: naturaleza y justificaciones.

    Marcela Vilela – Gabriela Gresores. Universidad de Buenos Aires - Universidad Nacional de Salta. Argentina. .................................................................. 193

    IV. Alegorías y representaciones de las mujeres en el teatro, la pintura y la iconografía de la independencia

    Marianne Andina. Imágenes, representaciones y discursos sobre la mujer durante la Independencia del Perú.

    Claudia Rosas Lauro. Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima-Perú. ................ 207

    ¿Y las heroínas peruanas? El lienzo de María Parado de Bellido en la sala de patriotas del Museo Bolivariano.

    Sofía Pachas Maceda. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima-Perú. ......... 219

    Las mujeres en la pintura de la independencia: rabonas, soldaderas, tropeñas, troperas, gulangas, juanas, cantineras o mambisas.

    Nanda Leonardini. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima-Perú. ............. 227

    La mujer en el teatro peruano de 1821. Mary G. Berg. Women’s Studies Research Center, Brandeis University.

    Estados Unidos. .......................................................................................................... 237

    V. Espacios de reflexión: salones, tertulias, prensa y discurso literario

    Doña Mariana Gonzáles Cote, vecina de Mérida, Venezuela, en los escenarios privado y público en tiempo de las luchas independentistas

    Edda O. Samudio A. Universidad de Los Andes. Venezuela. ...................................... 247

  • Salones, tertulias y mujeres de la élite criolla latinoamericana. Prácticas de sociabilidad y circulación de ideas.

    Adriana Micale. Universidad de Congreso, Mendoza. Argentina. ................................ 257

    Mercedes Marín: Las múltiples facetas de una mujer moderna (salonière, educadora, poeta). Su participación en la configuración de un ideario nacional.

    Joyce Andrea Contreras Villalobos/ Damaris Elizabeth Landeros Tiznado. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Chile. .................................................. 269

    Discurso libertario e imaginario político en Violetas del Anáhuac y en Los Andes. Fanny Arango-Keeth, Mansfield University of Pennsylvania, Estados Unidos. ............ 279

    Narrativas fundacionales: aproximaciones al ensayo de escritoras Hispanoamericanas y los discursos de emancipación moral de la mujer (mediados s. XIX y transición s. XX).

    Cathereen Coltters Illescas. Universidad de Concepción. Chile. ................................ 291

    Rosa Campusano en el discurso literario. Diana Miloslavich Túpac. Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán. Lima-Perú......... 301

    Doña Mariquita Sánchez de Thompson: su rol en el desarrollo del capital cultural, social y político argentino.

    Cintia Inés Agosti. International Studies, Macquarie University, Sídney. Australia .... 311

    Autoras peruanas en España: relaciones culturales. María del Carmen Simón Palmer. Consejo Superior de Investigaciones

    Científicas. Madrid-España ........................................................................................ 323

    VI. Las mujeres en el imaginario independentista

    Las damas y las revolucionarias. La tarja de Potosí Berta Wexler. Universidad Nacional Rosario. Argentina. ............................................. 337

    Las heroínas independentistas y su vigencia en el imaginario político Latinoamericano.

    Magdalena Valdivieso Ide. Centro de Estudios de la Mujer. Universidad Central de Venezuela. ................................................................................................. 349

    Mujeres cuyanas en tiempos revueltos, su inclusión comprometida y su exclusión en el imaginario. (1810-1840).

    Ana T. Fanchin - Patricia N. Sánchez. Universidad Nacional de San Juan. Argentina. 359

    As três Marias na representação do feminino na independência do Brasil Ana Paula Medicci - Cristina Luna. Universidad Federal de Bahía (UFB) - Universidad del Estado de Bahía

    (UNEB). Brasil. .......................................................................................................... 369

    Las mujeres de la independencia según escritores e historiadores chilenos: Ejemplarios para las mujeres de fines del siglo XIX.

    María Teresa Aedo Fuentes. Universidad de Concepción de Chile. ............................ 379

    VII. La representación de las mujeres en la literatura

    La ficción histórica sobre la independencia: Las mujeres se apropian de su historia. Catherine Davies. Universidad de Nottingham, UK. .................................................. 391

  • Mujeres y guerra en la escritura de Juana Manuela Gorriti (1818-1892). Vanesa Miseres. University of Notre Dame, Estados Unidos. ..................................... 399

    Ángeles guerreros: Gorriti y la representación de la mujer caudillo. Rocío del Aguila. University of Calgary, Canadá. ........................................................ 409

    El ideario decimonónico y la imagen de la mambisa: orfandad y desamparo social en la obra de Emilio Bacardi.

    Ana García Chichester. Universidad de Mary Washington, Estados Unidos. .............. 419

    Un rostro de mujer que se manifiesta en la memoria del tiempo: la madre en la literatura mexicana de la independencia.

    Ludivina Cantú Ortiz. Universidad Autónoma de Nuevo León, México. ................... 429

    Narrar la nación: Viaje a La Habana de la Condesa de Merlin. Susanna Regazzoni. Università Ca’Foscari Venezia, Italia ............................................ 441

    Flora Tristán y Nísia Floresta: historias que se cruzan, pensamientos que se completan.

    Regina Simon da Silva. Universidad Federal do Rio Grande do Norte, Brasil. ........... 451

    VIII. Educación femenina. Cultura, identidad y perspectivas

    Educação e emancipação em perspectiva decolonial: esboço de um estudo comparado sobre a concepção de educação de Nísia Floresta e Marietta de Veintemilla.

    Adriane Raquel Santana de Lima - João Colares da Mota Neto - Sônia Maria da Silva Araújo. Universidade Federal do Pará; Universidade do Estado do Pará, Brasil ................................................................................................................. 465

    De niñas instruidas a protagonistas en la plaza pública: de la colonia al proceso independentista en el Río de la Plata.

    Lucía Lionetti. Universidad Nacional de Centro de la Provincia de Buenos Aires. Argentina. ........................................................................................................ 475

    O amor de Pedro, Leopoldina e Domitila e de Simón e Manuela: dependências nas independências da América Latina e o não-lugar da mulher.

    Leonardo Nolasco-Silva - Lia Faria - Vittorio Lo Bianco. Instituto Infnet; Universidade do Estado de Río de Janeiro; Fundação Centro de Ciências e Educação Superior a Distância do Estado do Rio de Janeiro – Cecierj. Brasil. ............ 485

  • PRESENTACIÓN

    Sara Beatriz GuardiaCEMHAL. Perú

    El libro que presentamos tiene una larga historia que amerita conocer, puesto que es el resultado de siete años de intenso trabajo. Fue el 2007, con motivo del Bicentenario de la Independencia de América Latina, y con el objetivo de contribuir en la reconstrucción de la activa presencia de las mujeres que participaron en este proceso, que el Centro de Estudios La Mujer en la Historia de América Latina, CEMHAL, convocó a la realización del IV Simposio Internacional Las Mujeres en la Independencia de América Latina, que tuvo lugar en Lima el 19,20 y 21 de agosto del 2009, con el auspicio de la Representación de UNESCO en el Perú y del Convenio Andrés Bello.

    El Simposio, que se inició con una conferencia magistral a cargo de Edgar Montiel, Jefe de la Sección de Políticas Culturales de la UNESCO, incluyó los siguientes temas: Las mujeres en la Independencia de América Latina. Heroínas y luchadoras por la libertad; Género e independencia en la historiografía de América Latina; Las mujeres en el discurso político independentista; Vida cotidiana, espacios de sociabilidad, mentalidades y opinión pública; Representaciones culturales e imaginarios de las mujeres; Reconocimiento o invisibilidad de la mujer en la lucha por la independencia; La mujer vista por sí misma: diarios, cartas, y otros escritos; Visión de la mujer en la literatura del siglo XIX y XX. En el 2010, publicamos el libro titulado, Las mujeres en la Independencia de América Latina, gracias al auspicio de UNESCO, y de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, Turismo y Psicología de la Universidad de San Martín de Porres.

    Sin embargo, sabíamos que la tarea no había concluido. Durante la realización del Simposio surgieron varias interrogantes, que obligaban a continuar la investigación. Después de dos meses de consultas y conversaciones, el 13 de octubre del 2009 se constituyó la Comisión del Bicentenario. Mujer e Independencia en América Latina, presidida por Sara Beatriz Guardia, y conformada por: Edgar Montiel, UNESCO; Juan Andreo, Universidad de Murcia, España; Edda Samudio. Universidad de los Andes, Venezuela; Lucia Provencio. Universidad de Murcia, España; Lia Faria. Universidad del Estado de Río de Janeiro, Brasil; Losandro Antonio Tedeschi. Universidad Federal da Grande Dourados, Brasil; Berta Wexler. Universidad Nacional Rosario, Argentina; Fanny Arango-Keeth. Mansfield University of Pennsylvania, Estados Unidos; Lucía Lionetti. Universidad Nacional de Centro de la Provincia de Buenos Aires, Argentina; Diana Miloslavich. Centro Flora Tristán, Lima-Perú; Catherine Davies. University of Nottingham, UK; Mary G. Berg. Brandeis University, Estados Unidos; Nanda Leonardini. Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima-Perú; Susanna Regazzoni. Universidad Ca´Foscari Venezia, Italia; Vanesa Miseres. University of Notre Dame, Estados Unidos; Rocío del Aguila. University of Calgary, Canadá; Leonardo Nolasco-Silva. Universidad del Estado de Río de Janeiro, Brasil; Claudia Luna. Universidad Federal de Río de Janeiro, Brasil; Carlos Hurtado. Universidad Nacional de Trujillo, Perú; Jacqueline Sarmiento. Universidad Nacional de La Plata. Argentina; João Colares da Mota Neto. Universidade Federal do Pará, Brasil; Graciela Tejero Coni. Museo de la Mujer, Argentina; Marta Raquel Zabaleta. Middlesex University, UK; Adriana Micale. Universidad de Congreso. Mendoza, Argentina; Sofía Pachas Maceda. Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima-Perú; Renata Bastos da Silva. Universidad Federal Fluminense, Brasil; Lady Rojas Benavente. Concordia University, Canadá; Juliana Wülfing. Universidad Federal de Santa Catarina, Brasil.

  • Con el objetivo de lograr un adecuado trabajo de investigación se implementaron catorce Grupos de Estudio: Las mujeres en la Independencia. Antecedentes y desarrollo histórico; La insurgencia de las mujeres indígenas y de origen africano; Proceso de formación y construcción del Estado Nación; Exclusión/inclusión e insurgencia. Construcción de ciudadanía y género; Género e independencia en la historiografía de América Latina; Vida cotidiana, espacios de sociabilidad, mentalidades y opinión pública; La prensa durante el proceso de la independencia; Imagen y representaciones de la mujer en la iconografía y cinematografía; La mujer vista por sí misma: diarios, cartas, y otros escritos; Mujeres y educación durante el proceso de independencia; Visión de la mujer en la literatura del siglo XIX y XX; Relaciones panamericanas entre las mujeres dirigentes, activistas y escritoras; Reconocimiento o invisibilidad de la mujer en la lucha por la independencia; Historiografía de género Bicentenario de la Independencia.

    Fue así que se convocó al Primer Congreso Internacional Las Mujeres en los Procesos de Independencia de América Latina para el 21, 22 y 23 de agosto, 2013, con el auspicio de la UNESCO. Guatemala, y de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, Turismo y Psicología de la Universidad de San Martín de Porres.

    A fin de ordenar la investigación y formular nuevos aportes organizamos tres ejes temáticos, integrados por un Consejo Académico:

    I. Análisis teórico y de contexto. Coordinación: Lucia Provencio. Universidad de Murcia, España; Mirla Alcibíades. Investigadora independiente, Venezuela; Losandro Antonio Tedeschi. Universidad Federal da Grande Dourados, Brasil.

    II. Ideología, imágenes y discursos. Coordinación: Claudia Rosas. Pontificia Universidad Católica del Perú; Berta Wexler. Universidad Nacional Rosario, Argentina; Ana García Chichester. Universidad de Mary Washington, Estados Unidos.

    III. Instituciones, espacios privados y públicos. Coordinación: Edda O. Samudio A. Universidad de los Andes, Venezuela; Lia Faria. Universidad del Estado de Río de Janeiro, Brasil; Fanny Arango-Keeth. Mansfield University of Pennsylvania, Estados Unidos; Lucía Lionetti. Universidad Nacional de Centro de la Provincia de Buenos Aires, Argentina.

    El Primer Congreso Internacional Las Mujeres en los Procesos de Independencia de América Latina, se realizó entre el 21 y 23 de agosto del 2013, en el Auditorio de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, Turismo y Psicología de la USMP. Estuvo presidido por Sara Beatriz Guardia, y por los Presidentes Honorarios: Johan Leuridan Huys. Decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, Turismo y Psicología, USMP; Pablo Macera. Director Fundador del Seminario de Historia Rural Andina. Universidad Nacional Mayor de San Marcos; Edgar Montiel. Director de la Oficina de Guatemala, UNESCO; y Lucía Provencio, en representación de Juan Andreo, catedrático de la Universidad de Murcia, que falleció el 22 de febrero del 2013. En el homenaje que le rendimos, destaqué el reconocimiento a uno de los más prestigiosos americanistas que a través de sus investigaciones acercó culturas y pueblos desde la perspectiva del conocimiento que alumbra y marca el camino, pero también desde la amistad y el afecto. Fue gracias a su iniciativa y apoyo, que publicamos el 2002, en coedición con la Universidad de Murcia, Historia de las Mujeres en América Latina, que tuvo una importancia significativa en los estudios de genero e historia, con la edición agotada, y una reimpresión digital en la web de CEMHAL.

    El Congreso concluyó con la suscripción de la Declaración de Lima. Mujer e Independencia, que reproducimos a continuación.

    Para organizar el libro, volvimos a revisar las ponencias seleccionadas por un Consejo Editorial integrado por: Sara Beatriz Guardia, CEMHAL; Edda O. Samudio. Universidad de los Andes, Venezuela; Lucia Provencio. Universidad de Murcia, España; Claudia Rosas. Pontificia Universidad Católica del Perú; Mirla Alcibíades. Investigadora independiente, Venezuela;

  • Lucía Lionetti. Universidad Nacional de Centro de la Provincia de Buenos Aires, Argentina; Fanny Arango-Keeth. Mansfield University of Pennsylvania, Estados Unidos; Berta Wexler. Universidad Nacional Rosario, Argentina; Ana García Chichester. Universidad de Mary Washington, Estados Unidos.

    EL Consejo Editorial para las ponencias en portugués estuvo conformado por: João Colares da Mota Neto. Universidade do Estado do Pará, Brasil; Leonardo Nolasco-Silva. Instituto Infnet, Brasil; Cláudia Luna. Universidad Federal de Río de Janeiro, Brasil; Vanesa Miseres. University of Notre Dame. Estados Unidos.

    Al Consejo Editorial, le expreso mi profundo agradecimiento por la calidad de sus aportes y por su dedicación al trabajo.

    Mi agradecimiento a Johan Leuridan Huys, por su generosa acogida; a Edgar Montiel, por su permanente contribución y apoyo, con trabajos de largo aliento; a Pablo Macera, que desde el inicio de este proyecto aportó ideas y sugerencias; a Ruth Shady Solis, Jefe de la Zona Caral del Ministerio de Cultura del Perú, por la estupenda conferencia que ofreció sobre la Civilización Caral; a Raúl Fornet-Betancourt. Universidad de Bremen, Alemania, por su presencia en el Congreso con un conversatorio titulado, Mujer y Filosofía; a mi hijo, Cesar Moncloa Guardia, y a Carla, su esposa, por su imprescindible presencia y apoyo durante los largos meses de trabajo.

    Así mismo, nuestro agradecimiento a quienes han contribuido en el auspicio de la publicación del libro: UNESCO. División de Género, Oficinas de UNESCO en Guatemala y en Lima; Sociedad Inca Garcilaso por un Desarrollo Intercultural; y los Conversatorios sobre Mujeres y Género del Departamento de Historia Moderna, Contemporánea y América de la Universidad de Murcia.

    Lima, 19 de junio, 2014

    Libros presentados en el Congreso.

    Sara Beatriz Guardia. Mujeres peruanas. El otro lado de la historia. Lima, 2013. 5ta Edición; Guillermina Herrera Peña (Coordinación). Mujeres en el Bicentenario: Aportes femeninos en la creación de la República de Guatemala. Editorial UNESCO Guatemala, 2012; Mirla Alcibíades. Mujeres e Independencia: Venezuela 1810-1821. Caracas: Casa Nacional de las Letras Andrés Bello- Centro Nacional de Historia, 2013; Berta Wexler. “Las heroínas altoperuanas como expresión de un colectivo”. Juana Azurduy las mujeres de la revolución Altoperuana. Universidad Nacional Rosario. Argentina, 2013. 2da edición; Lia Faria & Yolanda Lôbo (organizadoras). Vozes Femininas do Império e da República: Caminhos e Identidades. Río de Janeiro, 2013; José del Rey Fajardo. S.J., Edda O. Samudio A., et alt. La rebelión de las provincias. El libro del bicentenario de la provincia de Mérida. Editorial Alcaldía del Municipio Libertador del Estado Mérida. Venezuela, 2010; Claudia Rosas Lauro. “Nosotros también somos peruanos”. La marginación en el Perú. Siglos XVI a XXI. Lima: PUCP, 2011; Losandro Antonio Tedeschi. Lecturas en género y interculturalidad. Brasil: Editorial Dourados, 2013; María Magdalena Valdivieso Ide. Las mujeres y la política en el proceso de emancipación de Venezuela: la participación ignorada de las ciudadanas virtuosas. Editorial Académica Española, 2012; Diana Miloslavich. Literatura de Mujeres. Una mirada desde el feminismo. Editorial Flora Tristan, 2012; Adriana Sáenz Valadez. Una mirada a la racionalidad patriarcal en México en los años cincuenta y sesenta del siglo XX. Estudio de la moral en los años falsos de Josefina Vicens. UMSNH, 2011; Ana Maria Cofiño y Rosalinda Hernández. Editoras. Nosotras, las de la historia. Mujeres en Guatemala (siglos XIX-XXI). Guatemala, 2011; Cecilia Grierson et alt. Centenario del Primer Congreso Femenino Internacional de la República Argentina Mayo de 1910. Buenos Aires: Museo de la Mujer, 2010; Adelia Maria Miglievich Ribeiro et alt. Crítica Pós-Colonial: panorama de leituras contemporâneas. Faperj/7Letras, 2013; Rosa Ma. Gutiérrez García. Modelo para el análisis de personajes dramáticos. Nuevo León, 2013; Liliana María Fort Chávez. Don Quijote: identidad planetaria y opinión pública. México, 2013: Sara Beatriz Guardia. Edición - Losandro Antonio Tedeschi. Presentación. Viajeras entre dos mundos. CEMHAL. Brasil: Universidadade Federal da Grande Dourados - UFGD, Octubre 2011.

  • DECLARACIÓN DE LIMA

    MUJER E INDEPENDENCIA EN AMÉRICA LATINA

    Afirmamos que en América Latina nuestra rebelión y resistencia a la colonización se inició en 1492

    En el marco del Primer Congreso Internacional Las Mujeres en los Procesos de Independencia de América Latina, convocado por el Centro de Estudios La Mujer en la Historia de América Latina, CEMHAL, con el auspicio de UNESCO y de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, Turismo y Psicología de la Universidad de San Martín de Porres, constatamos:

    A fines del siglo XX e inicios del XXI, los estudios sobre las mujeres han adquirido trascendencia en el campo del conocimiento, en razón de las transformaciones económicas, sociales, políticas y culturales producidas a nivel mundial, al avance de las luchas, y la conquista de los derechos políticos, sociales, culturales de las mujeres. El marco del Bicentenario de la lucha contra el sistema colonial, ha impulsado el reconocimiento de la participación de las mujeres en los procesos de Independencia y obliga a repensar nuestra historia en aras del fortalecimiento, transformación y logro de democracias paritarias y sin desigualdades.

    Actualmente la historia de las mujeres en las independencias, se encuentran en un momento de reflexión crítica para entender, investigar, teorizar y avanzar en el conocimiento y reconocimiento de la mujer como sujeto histórico múltiple y diverso.

    Es necesario renovar las miradas hacia el pasado independentista con miras a entablar un diálogo entre historiografías regionales y/o nacionales.

    Las investigaciones muestran el esfuerzo por hacer de las mujeres el centro del conocimiento en cada disciplina, así como el acercamiento de métodos e interpretaciones interdisciplinares y enfoques que diluyan las fronteras entre la historia, la crítica literaria, la antropología cultural, la sociología, la semiótica o la historia del arte, con un enfoque de género intercultural e interseccional.

    La historiografía de las mujeres en las independencias la han visibilizado como agentes históricos, lo que está contribuyendo a transformar de forma consistente el conocimiento de los procesos independentistas y de la historia en general.

    La exclusión de género se ha sedimentado a lo largo de la historia, ocultando las acciones emprendidas por las mujeres que significaron en buena cuenta la humanización de la política del Estado.

    Encontramos importantes las similitudes entre los países de América Latina, donde se silencia la memoria de las insurrecciones indígenas que se iniciaron con la conquista. La expresión más dramática de la exclusión está referida a las mujeres indígenas y afrodescendientes.

    Reafirmamos la Declaración Mundial sobre Educación Superior de UNESCO (1998), que en su artículo 1, inciso d, señala los compromisos para comprender, interpretar, preservar, fomentar, y difundir las culturas, nacionales regionales e internacionales e históricas en un contexto de pluralismo y diversidad cultural.

    Así mismo, el Consenso de Quito de CEPAL (2007) llama a desarrollar programas integrales de educación pública no sexista, encaminados a enfrentar estereotipos de género, raza y otros sesgos culturales contra las mujeres.

  • Destacamos que uno de los Objetivos de las Metas del Milenio es alcanzar la enseñanza primaria universal para el 2015, frente a un tipo de enseñanza sexista y patriarcal que persiste en los sistemas educativos

    Afirmándonos en la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer que señala (Artículo 10) que los Estados adoptaran todas las medidas necesarias para eliminar la discriminación contra la mujer, a fin de asegurarle la igualdad de derechos con el hombre en la educación en condiciones de igualdad. La eliminación de conceptos estereotipados de los papeles masculino y femenino en todos los niveles educativos mediante el estímulo de la educación mixta y de otro tipo de educación que contribuya a lograr este objetivo y, en particular, en la modificación de los libros y programas escolares.

    Proponemos

    1. Que es prioridad conocer, comprender, y valorar la recuperación de las mujeres como sujetos y agentes históricos.

    2. Trascender las representaciones de las historias nacionales que se posicionan en un discurso nacionalista que diferencia, distancia y configura alteridades sobre la base de una supuesta identidad nacional.

    3. Difundir los avances de las investigaciones sobre la historia de las mujeres y de género a nivel del sistema educativo a fin de incorporar a las mujeres como sujetos en los procesos históricos.

    4. Promover la creación de redes de investigación que estudien la participación femenina en los procesos revolucionarios que se llevaron a cabo a nivel regional.

    5. Capacitar a los cuerpos docentes en el conocimiento y métodos de enseñanza de la historia de las mujeres y de las relaciones de género.

    6. Promover la catalogación, conservación y accesibilidad de las fuentes de la historia de las mujeres en los Archivos, Bibliotecas y Centros de Documentación.

    7. Replantear el espacio museístico en las salas de arte, historia y antropología de los museos de América Latina, con el objetivo de visualizar a las mujeres que han contribuido en todos los ámbitos a forjar nuestros países.

    8. Desarrollar la historia intercultural de las mujeres y nuestros pueblos indígenas amazónicos, y afro descendientes.

    9. Comprometer a los gobiernos e instituciones públicas y privadas en la creación de políticas favorables a la educación, formación e investigación sobre la historia de las mujeres.

    10. Utilizar un lenguaje no sexista e inclusivo para hacer visibles a las mujeres en todas sus formas de expresión, elaborando discursos igualitarios y justos.

    Lima, 23 de agosto, 2013

    Sara Beatriz GuardiaPresidenta Primer Congreso Internacional Las Mujeres en los Procesos de Independencia de América Latina. Lima-Perú.

    Pablo Macera Director Fundador del Seminario de Historia Rural Andina. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima-Perú.

    Edgar MontielUNESCO

  • Ruth Shady Jefa de la Zona Caral. Ministerio de Cultura del Perú. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima-Perú.

    Humberto Mata Director Biblioteca Ayacucho. Venezuela.

    Raúl Fornet-Betancourt Universidad de Bremen, Alemania.

    Claudia Rosas Lauro Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima-Perú.

    Edda O. Samudio A Universidad de los Andes, Venezuela.

    Lucia Provencio Universidad de Murcia. España.

    Berta Wexler Universidad Nacional Rosario. Argentina.

    Diana Miloslavich Centro Flora Tristán. Lima-Perú.

    Lia Faria Universidad del Estado de Río de Janeiro. Brasil.

    Losandro Antonio Tedeschi Universidad Federal da Grande Dourados. Brasil.

    Mirla Alcibíades Investigadora Independiente, Venezuela.

    Catherine Davies Universidad de Nottingham. UK.

    Natividad Gutiérrez Chong Universidad Autónoma de México. México.

    Carmen Simón Palmer Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). España.

    Mary G. Berg Brandeis University, Waltham, MA. Estados Unidos.

    Lucía Lionetti Universidad Nacional de Centro. Argentina.

    Ana García Chichester Universidad de Mary Washington. Estados Unidos.

    Fanny Arango-KeethMansfield University of Pennsylvania. Estados Unidos.

    Adelia Miglievich Ferreira Universidad Federal do Espiritu Santo. Brasil.

    Rocío Ferreira DePaul University, Chicago. Estados Unidos.

    Claudia Luna Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). Brasil.

  • Vittorio Lo Bianco Universidad del Estado de Río de Janeiro. Brasil.

    Leonardo Nolasco Silva Universidad del Estado de Río de Janeiro. Brasil.

    Carlos Hurtado Universidad Nacional de Trujillo. Perú.

    Adriana Sáenz Valadez Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. México.

    Nanda Leonardini Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima - Perú.

    Dina PicottiUniversidad Sarmiento, Buenos Aires. Argentina.

    Graciela Tejero ConiMuseo de la Mujer. Argentina.

    Teodoro Hampe Martínez Instituto Panamericano de Geografía e Historia. Perú.

    Suely Reis Pinheiro Universidad Federal Fluminense, Río de Janeiro. Brasil. Revista Hispanista. Brasil.

    Esther Aillón Soria Universidad Mayor San Andrés. La Paz - Bolivia.

    Patricia Sánchez Universidad Nacional de San Juan. Argentina.

    Lady Rojas Benavente Concordia University. Canadá.

    Liliana Fort Chávez Universidad Autónoma Metropolitana. México.

    Adriana Micale Universidad de Congreso. Mendoza. Argentina.

    Vanesa Miseres University of Notre Dame, Estados Unidos.

    María Ramírez Delgado Biblioteca Ayacucho. Venezuela.

    Ana Silvia Monzón Maestría en Estudios de Género y Feminismos FLACSO-sede Guatemala.

    Marta Raquel Zabaleta Profesora Visitante de Middlesex University, Londres. UK.

    Patrícia Martínez i Àlvarez Universitat de Barcelona. España.

    Susanna Regazzoni Universidad Ca´Foscari Venezia. Italia.

    Rosa Mª Gutiérrez García Universidad Autónoma Nuevo León. México.

  • Marlene Montes de SommerUniversidad de Kassel. Alemania.

    Anarella Vélez Universidad Autónoma de Honduras. Honduras.

    Ana María Agudelo Ochoa Universidad de Antioquia. Colombia.

    Cintia Inés de Agosti Macquarie University, Sydney. Australia.

    Gabriela Gresores Universidad Nacional de Salta / Universidad de Buenos Aires. Argentina.

    Beatriz Bruce Universidad Nacional de Jujuy. Argentina.

    Marcela Vilela Universidad de Buenos Aires. Argentina.

    Sônia Maria da Silva Araújo Universidad Federal do Pará. Brasil.

    Adriane Raquel Santana de Lima Universidad Federal do Pará. Brasil.

    João Colares da Mota Neto Universidad do Estado do Pará. Brasil.

    Ana Paula Medicci Universidad Federal de Bahía. Brasil.

    Cristina Monteiro de Luna Andrade Universidad do Estado de Bahia. Brasil.

    Rocío del Aguila University of Calgary, Canadá.

    Ana Serrano Galvis El Colegio de México. México.

    Cecilia Inostroza Delgado Universidad de Concepción. Chile.

    Regina Simon da Silva Universidad Federal do Rio Grande do Norte. Brasil.

    Guadalupe Chávez González Universidad Autónoma de Nuevo León. México.

    Joyce Andrea Contreras Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Chile.

    Damaris Elizabeth Landeros Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Chile.

    Nora Deveaux Cabrera Universidad Nacional Autónoma de México. México.

    Jacqueline Sarmiento Universidad Nacional de La Plata. Argentina.

  • Ludivina Cantú Ortiz Universidad Autónoma Nuevo León. México.

    Ebert Cardoza Sáez Universidad de Los Andes. Venezuela.

    Juliana Wülfing Universidad Federal de Santa Catarina – UFSC. Brasil.

    Romina Soledad Coronello Universidad Nacional de Mar de Plata. Argentina.

    Eliana Ramos Ferreira Universidad Federal do Pará. Brasil.

    Carmen Gloria Soto Gutiérrez Universidad de Chile. Chile.

    Priscila Primo Nascimento Laboratorio Educação e República LER/UERJ. Brasil

    Fernando Baez Lira Universidad Autónoma de Puebla. México.

    Ángela Pérez-VillaUniversidad de Michigan, Ann Arbor. Estados Unidos.

    Mario Alfredo Rocabado Universidad Nacional de Jujuy. Argentina.

    Maria de Lourdes SilvaUniversidad del Estado de Rio de Janeiro. Brasil.

    Nathalie GoldwaserUniversidad de Buenos Aires. Argentina.

    Héctor León García Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Venezuela.

    Freddy José Monasterios Instituto Pedagógico de Caracas. Venezuela.

    Dora Barrancos CONICET/UBA - Argentina.

    Renata Bastos da SilvaUniversidad Federal Fluminense. Brasil.

  • ConferenCias magistrales

    La historia silenciada de la mujer en la Independencia Americana

    Edgar MontielUNESCO1

    Agradezco muy cumplidamente la invitación a intervenir en este 1er Congreso Internacional Las mujeres en los Procesos de Independencia de América Latina. Deseo desarrollar mi intervención en tres partes. En la primera, trataré de ubicar el concepto de Independencia dentro de los principios que conforman la modernidad política. ¿Cómo es que surge la noción de Independencia nacional? En la segunda, me preguntaré de qué modo ese movimiento social y de ideas que constituyó la modernidad recoge o no la participación de las mujeres en la historia. Si las tiene en cuenta, ¿cómo lo hace? Y en la tercera, me interrogaré sobre el ¿por qué es importante en nuestra época incorporar y visibilizar a las mujeres en el relato histórico?

    I

    Hay que tener presente que el concepto de Independencia de las naciones, forma parte de un grupo de ideas que emergen en pleno siglo XVI. Surgen debido a ese fenómeno crucial, ese parteaguas, que fue la Conquista de las Américas. Ese siglo de descubrimientos y conquista genera interrogaciones sobre la unicidad o no del mundo, si existe o no una humanidad, si lo hombres y las mujeres son iguales o equivalentes. La aparición de América suscita una revolución epistémica que obliga a redefinir la carta del mundo, los nuevos espacios geográficos con naturaleza desconocida, con una nueva humanidad a descubrir. La presencia de América moldea el renacimiento y hace que Europa salga de la gnosis medieval y camine hacia un tiempo de cambios, eso que luego se llamará la Modernidad.

    En este periodo destacan dos preocupaciones centrales. La primera, la interrogación sobre la unicidad o no del género Humano. Sobre si ¿los individuos de América son Hombres, personas, homúnculos, o son semovientes? Sobre ¿cómo definir los seres que viven en ese continente? Este debate es crucial, pues de él nacerá la respuesta para llegar a eso que hemos llamado los Derechos Humanos. El otro concepto central se refiere a la Soberanía. ¿A quién pertenecen esos territorios? ¿A quién obedecen estas personas? ¿Si esos hombres se administran solos o hay que administrarlos a través de Príncipes o autoridades encomendadas para tal fin? Es decir todo lo que refiere a los principios que definen la Soberanía del Pueblo y la Soberanía Política. Estos conceptos emergentes prepararan el terreno para instituir dos siglos después un tercer concepto clave: la Independencia. Se habla ya de Independencia de las naciones porque en esos territorios se han configurado colectividades humanas, construido sociedades con un apego a la tierra, una cultura compartida, una adhesión a la naturaleza, un intenso proceso de mestizaje, un sentido de pertenencia tanto entre los peninsulares, autóctonos y “españoles americanos”, que luego se llamarían solamente americanos.

    1 Jefe de políticas culturales de la UNESCO (2001-2009) y actual Director de la Sociedad Inca Garcilaso para un Desarrollo Intercultural. Autor, entre otros, de El humanismo americano, FCE, 2000 y El Poder de la cultura, FCE: 2010.

  • 22 1er Congreso InternaCIonal. Las mujeres en Los procesos de IndependencIa de amérIca LatIna

    Estos tres conceptos resultan claves para interpretar el movimiento productivo y socio-cultural que conduce a la Independencia Nacional. Hay que tener presente que en este largo proceso las Américas no estuvieron solas. El primer movimiento de independencia se inició en los países bajos - Holanda, Flandes, Bélgica - que habían sido también conquistados por la España de Carlos V. Estos principados, ciudades estados fueron los que estructuraron la primera resistencia contra la conquista y el avasallamiento. Hay figuras protagónicas, como el caso de Hugo Grotius, un tratadista político y pensador estratégico, que pensó y escribió los primeros tratados sobre “libertad de los mares”, “el derecho de gentes” y la “autonomía” de estos pequeños Estados2. En sus argumentos Hugo Grotius se apoyó en experiencias referidas a la conquista de América expuestas en el Debate de Valladolid (1550), donde se discutió sobre la naturaleza humana y el derecho natural de los seres de América. Se basó, también, en los trabajos de la Escuela de Salamanca y en particular de los argumentos precursores de Francisco de Vitoria, de manera muy específica en los Relectio de indios que impartió Vitoria en 1539. Tanto los argumentos del Debate de Valladolid como los conceptos desarrollados antes por la Escuela de Salamanca fueron tomados como referencias de autoridad por Hugo Grotius para fundamentar jurídicamente lo que sería la primera ola Independentista. Hay que precisar que estas provincias lograron su independencia y se quedaron como Principados autónomos, pero no fundaron Republicas, como sí se haría dos siglos después en las Américas. Esta es la mayor diferencia entre estos dos movimientos independentistas.

    II

    En esta segunda parte conviene interrogarse si en el discurso que se cristaliza en el Siglo de las Luces se rescata el papel de la mujer como Sujeto Histórico, sea en Europa o en América. La pregunta es válida. Los historiadores del siglo XVI y XVII hablan mucho de los indios y poco de las indias, al igual cuando se trata del esclavo y de la esclava. La opresión social se personifica sólo en el varón. La modernidad no rectifica esta ausencia, sino que la prosigue. En la historia antigua, la mujer aparece levemente perfilada por el relato histórico. Hay figuras como Plutarco que hablan bien de las mujeres, pero son casos excepcionales. Pero por lo general, los libros antiguos, los libros sagrados, no hablan bien de la mujer. La simbología religiosa que atravesó los tiempos de Cristo-Hombre-Esposo y de la Iglesia-Mujer-Esposa está presente en la Biblia desde el Génesis “mujeres, sean sumisas a sus maridos, como al Señor”, (San Pablo 5:22)3.

    En el siglo XVII con la instalación de la modernidad tampoco se genera un cambio significativo en el que se comience a hablar bien o que ellas tomen la palabra. En la historia de ese siglo la mujer indígena aparece avasallada, sometida. Hay referencias al cuerpo femenino donde el conquistador no respeta fronteras. Es una sumisión de las mujeres convertidas en concubinas, mancebas, sirvientas. Hay mucha curiosidad y exotismo y muy poco sobre la lucha cotidiana, su rol económico y social, su papel en la familia y la educación (en voz baja se hablaba del oro secreto que representaba el cuerpo de las mujeres).

    En textos emblemáticos del siglo XVIII, como el Emilio de Rousseau, queda claro que se trata de la educación de los niños y no de las niñas a quienes se trata de transmitir saberes y conocimientos. Este siglo XVIII, que se presenta como un siglo preocupado por el perfeccionamiento humano, no se inicia una reivindicación clara de la mujer. Hay por cierto avances significativos, las mujeres de estas décadas escriben, animan salones, se movilizan. Hay personalidades como, Olimpia de Gouges, que propone la Declaración de los Derechos de la Mujer y lo presenta a la Convención para ser aprobadas por la Revolución Francesa, sin éxito (ya la “Declaración de derechos del hombre y del ciudadano”, había escogido la opción por los varones). Hay también figuras como Madame de Graffigny, Mary Wollstonecraft y una pléyade de escritoras, novelistas, pensadoras que se esfuerzan por convertir a la mujer en sujetos históricos.

    2 Grotius, Hugo. Sobre el derecho de la guerra y la paz. Paris: 1665. 3 Le Point References. « Homme, Femme, Les lois du genre. Les textes fondamentaux», Paris : Juillet-août, 2013.

  • 23ConferenCias magistrales

    III

    Resulta evidente que el poderoso movimiento social y económico por la independencia de las colonias y por la Libertad ciudadana en las metrópolis constituyeron, interrelacionados, un mismo proceso mundial, un dómino complejo sólo explicable si se toma en cuenta tres fuerzas que a veces se presentan desconectadas en las lecturas convencionales:

    a. El despegue de las fuerzas productivas en el siglo XVIII, especialmente en la región nor-este de Norteamérica, y el surgimiento de nuevos actores sociales, como eran las burguesías de la metrópoli y de las colonias, que exigían con rotundidad “libertad de los mares, libertad de comercio”, condición para proseguir su desarrollo.

    b. El papel del Poder Estatal, tanto de las metrópolis como de las colonias que tuvo un gran peso en el rejuego de las decisiones y estrategias, como fueron: las Casas Reales de España, Francia e Inglaterra4.

    c. La participación activa, social y productiva, de fuerzas sociales resistentes a la dominación colonial – como eran los esclavos negros, los pueblos indígenas, las poblaciones mestizas y las mujeres trabajadoras –, que deben ser valoradas por su acción como categorías sociales y como individuos (no únicamente como “héroes” o “heroínas”)5.

    Esta diversidad de intereses, que dieron lugar tanto a coincidencias como a confrontaciones, configuraron el escenario económico y político del ciclo de la Independencia y la Libertad, que encuentra su periodo culminantes entre 1776, con la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, y 1824, con la Batalla de Ayacucho, donde se derrota a España y se libera a Suramérica. Este periodo incluye otros grandes acontecimientos, muy relacionados entre sí, como la Revolución francesa (1789), la revolución abolicionista e independentista de Haití (1804), la abolición definitiva de la trata negrera en Inglaterra (1806), y la ocupación napoleónica de España (1808), que por reacción daría lugar a las Cortes de Cádiz y a la reactivación de los movimientos independentistas de Buenos Aires, Santiago de Chile, México, Quito, Cuzco, la independencia de Venezuela (1812).

    En cada una de estas movilizaciones hubo una participación activa de fuerzas productivas y fuerzas sociales. En este contexto hay que entender las acciones de las mujeres como sujeto colectivo, el papel de las heroínas y de las hijas de la libertad incursionando por primera vez en la realidad colonial, evadiendo el confinamiento domestico, tratando de abrir una brecha para acceder al espacio público, a la “incidencia política”.

    A semejanza del Nuevo Humanismo defendido por Las Casas en el siglo XVI, con las gestas independentistas que arrancan desde 1750 emerge otra revolución de orden no sólo político-social, sino epistemológica: ¿qué representó para las Instituciones Políticas, el Derecho Internacional, la Historia de las naciones, el proceso de Independencia de los americanos? Este era un concepto tan de vanguardia que los enciclopedistas no lo incluyeron en las entradas de sus célebres volúmenes. Si revisamos la acepción correspondiente, podemos encontrar tres o cuatro nociones de independencia: la independencia del hijo frente a su padre, del esclavo frente al amo, pero ninguna se refiere a la dimensión política y colectiva de las nuevas naciones. La gestación de estos conceptos se genera en la realidad histórica americana, son procesos socio-históricos. Se forjan a partir de ideas vecinas como separatismo, disolución de obligaciones con la metrópoli, absolución de cargas, después emancipación. Y hasta que se plebiscitó el termino Independencia. Gracias e este concepto, se generó la revolución global del orden colonial instaurado por las potencias europeas, pues sirvió luego a otros continentes como África, Asia o

    4 Carrera Damas, Germán, Lombardi, John V, Historia General de América Latina, v. V: La crisis estructural de las sociedades implantadas. Madrid: Ediciones Unesco, 2003.5 Martínez Hoyos, Francisco (Coord.). Heroínas incomodas. La mujer en la independencia de Hispanoamérica, Madrid: Ediciones Rubeo, 2012.

  • 24 1er Congreso InternaCIonal. Las mujeres en Los procesos de IndependencIa de amérIca LatIna

    Europa central y sirve hoy de referencia a procesos de independencia o “autonomía” en diversas regiones del mundo (los escoceses, los catalanes, los flamencos, los kurdos, los Chechenos, etc).

    IV

    Si bien es cierto que la construcción de los Estados soberanos tanto en el norte como en el sur se consolidó, en materia de libertad integral y de inclusión entre las personas no ocurrió lo mismo. Los indígenas de la Pampa argentina, de la Patagonia chilena, de los Andes peruanos, del Chaco paraguayo, de la Sierra mexicana, de la Amazonia brasileña, de la Selva venezolana, fueron el blanco de persecución, explotación, y desagregación de sus comunidades, instalándose un proceso de colonización interna que no ha concluido en nuestros días.

    Para muchas mujeres, las luchas e ideales independentistas representaron una oportunidad propicia para desplegar sus habilidades y destrezas, que eran negadas por la estructura colonial dominante. Además se despertó en ellas los sentimientos por una igualdad entre los géneros y el inicio de su participación política. A diferencia del Norte, donde tuvieron una participación activa y poco visualizada, en el sur se conoció el rol protagónico que tuvieron las mujeres en diferentes frentes. Este sector ignorado por la historia oficial, fue clave en diversas posiciones, por ejemplo: negociadoras políticas, mediadoras de conflictos, comandantes y dirigentes de batallas, combatientes (por lo general disfrazadas de hombres), consejeras intelectuales, estrategas políticas y militares, espías, mensajeras, propagandistas, y también en roles tradicionales pero muy necesarios como, cocineras, lavanderas y enfermeras6.

    En el primer movimiento emancipador en Sudamérica liderado por José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru, en primera línea estuvo su esposa, Micaela Bastidas. Ella aconsejó a Túpac Amaru, en una carta reveladora de su aguda visión estratégica, la toma del Cusco, lo que hubiera representado un golpe clave al ejército español. Siguieron otras heroínas, como Tomasa Tito, cacica de Arcos y Acomayo, Micaela Castro, la jefa de los batallones indígenas y esposa de Julián Túpac Catari; Bartolina Sisa, Gregoria Apaza, “la Virreina”, entre otras. Todas tuvieron una muerte cruel por parte del ejército español7.

    Otras, como la célebre Manuelita Sáenz Aispuru, sufrieron la incomprensión de entonces por encarnar todo lo que la sociedad negaba a las mujeres de su época: independencia frente al dominio masculino, destreza política, inteligencia vivaz, capacidad de mando. Participó en las acciones de la independencia activamente, contribuyendo financieramente y luchando en los campos de batalla, como en Ayacucho, acción por la cual recibió el grado de Coronela del Ejército libertador.

    En Norteamérica, la Independencia representó para muchas de ellas el inicio de ese largo recorrido por la igualdad de género. La situación de las mujeres era de dependencia casi total de su entorno masculino inmediato, no les estaba permitido tener propiedades, establecer contrato alguno o recibir la misma educación que el hombre. Esto se refleja en una carta del 7 de mayo de 1776 de Abigail Adams a su esposo John Adams, quien fue Presidente de la Republica:

    “No es posible decir que yo crea que tú eres muy generoso con las mujeres, pues mientras proclamas la paz y buena fortuna para los hombres, al liberar todas las naciones, sigues insistiendo en que los hombres mantengan un poder absoluto sobre sus esposas”8.

    Reclamo que se parece mucho al que hizo Manuelita Sáenz a Bolívar: “me ves siempre como una mujer”, una manera de decirle que la veía siempre de acuerdo a los estereotipos dominantes. Estas líneas revelan la flagrante contradicción de los protagonistas de la Independencia: lucharon

    6 Del Palacio, Celia. Adictas a la insurgencia. Las mujeres de la guerra de independencia. México DF: Punto de lectura, 2010.7 Guardia, Sara Beatriz (Coord.). Las mujeres en la Independencia de América latina. Lima: CEMHAL, UNESCO, USMP, 2010.8 Zinn, Howard. La otra Historia de Estados Unidos. Madrid: Editorial Hiru, 2005, p. 309.

  • 25ConferenCias magistrales

    para liberar a sus naciones de un poder foráneo pero no lo hicieron de igual modo para liberar a sus mujeres, sus esclavos, sus sirvientes.

    Así como Manuela Sáenz, se moviliza en todo el continente una generación de mujeres proteicas comprometidas a fondo con la causa de la independencia: Gertrudis Bocanegra, Xaviera Carrera, Manuela Cañizales, Gregoria Batállanos, Juana Azurduy, Sor Joana Angélica, María Quintería, María Felipa de Oliveira, María Josefa Ortega, María del Carmen Castillo, María Dolores Beltrán, María Ignacia Rodríguez, y miles de mujeres anónimas de los mal llamados “sectores subalternos”.

    V

    Deliberadamente se silencia el aporte de más mujeres a las construcciones de las naciones, sean mujeres de sectores populares o ilustrados. En nuestra América se vienen dando hoy los primeros pasos para destacar el rol fundamental que las mujeres intelectuales han jugado en todo el proceso de modernización de nuestros países, desde la ciencia, la educación, la literatura, la economía, y la política. Por mucho tiempo han predominado los “próceres de la Independencia” u otros personajes afines, se han publicado sus vidas, y algunos cuentan con estatuas conmemorativas en las principales plazas o avenidas de nuestras capitales. Los libros de historia han presentado sus biografías, fotografías y sus aportes, tanto de militares y políticos como de inventores y artistas, produciendo una falacia de énfasis: la idea errónea de que los hombres fueron los únicos forjadores de las republicas que hoy tenemos.

    El relato histórico no ha rescatado el aporte de las mujeres en la construcción de la Nación, más bien ha dominado el paradigma patriarcal que las ubica en un rol secundario, supeditado a una comprensión parcializada de la historia en la cual las mujeres simplemente no aparecen. Sin embargo ellas estuvieron allí presentes, actuando en distintos espacios y roles, de los cuales no hay mayor investigación y relación.

    Esta historia positivista es lineal y se centra en un personaje y en un lugar. La narración tiene por protagonista al Presidente o al Héroe, el escenario usual es el Palacio de Gobierno o un campo de batalla. El relato viene pautado por cada cuatrienio o quinquenio de gobierno. Así, la “historia” no registra los movimientos sociales, los conflictos económicos, o el desarrollo técnico o cultural, ignorándose no sólo a las mujeres, sino también a la mayoría de los indígenas o afro-descendientes, también la lucha de los pobres por la sobrevivencia, o la contribución de los intelectuales hombres y mujeres – como categoría social – a la construcción de la república. Los hacedores del relato y el imaginario nacionales son silenciados, están fuera de esa “Historia” escrita por historiadores que no son conscientes de su incidencia en el imaginario colectivo9.

    Desde el punto de vista educativo, esto genera un serio problema: que las niñas y las jóvenes latinoamericanas no cuenten con modelos históricos que sirvan de referencia para estimular la consciencia del rol histórico de las mujeres. Por ello este Congreso Internacional constituye un avance importante para ir sacando a la luz esos casos ejemplares de mujeres que con su vida y obra dejaron su impronta en la construcción de nuestras sociedades.

    Este esfuerzo de restitución de la mujer en la Historia es una lucha de largo aliento. No aparecen en el relato de las grandes gestas, movimientos o revoluciones sociales. Así como no se habla mucho de ellas en la Independencia, se habla poco de su participación en la Revolución mexicana, guatemalteca o cubana, se desconoce su participación de la Reforma Universitaria de Córdoba, en las luchas contra las dictaduras de la región en las últimas décadas. No es una tendencia reciente ni tampoco reservada a América Latina. Es universal y de muy larga data. Recordemos que casi todos los Libros Sagrados hablan mal de la mujer. Es una estructura mental sedimentada en hombres y mujeres a lo largo de muchos siglos. Aristóteles no es ajeno

    9 Montiel, Edgar. « Oficio De Intelectuales: Interpretar La Realidad ». En: Mariátegui en el Siglo XXI. Lecturas Críticas. Sara Beatriz Guardia, Coord. Lima: Ediciones Minerva, 2012.

  • 26 1er Congreso InternaCIonal. Las mujeres en Los procesos de IndependencIa de amérIca LatIna

    a esto (“el hombre libre dirige al esclavo como el esposo a la mujer”) y tampoco las religiones monoteístas vigentes10.

    VI

    Pero hay una ausencia mayor cuando se trata de hablar del silenciamiento de las mujeres en la historia de la Independencia: el aporte vital de la mujer en pleno siglo de la conquista al nacimiento masivo de ese género humano nuevo llamado los mezclados (Montaigne), los mestizos, nacidos y crecidos en circunstancias de conflicto, opresión y despojo como de unión, acercamiento y fusión humana. En ese siglo XVI fundador se gesta los rasgos identitarios de ese ser humano que poblará en adelante el continente, es cuando como mancebas, madres de indianos, parejas sexuales, hijas mestizas, establecen los primeros vínculos sociales, la construcción de complejos lazos societales, la organización embrionaria de la sociedad naciente.

    Estudiar esta etapa es crucial para entender la evolución posterior de las nuevas sociedades indo-criollas, base social de las futuras naciones, que en su camino encontraran en el programa de Independencia el horizonte de autonomía y desarrollo como pueblos organizados. Uno de los libros pioneros en este campo es Las mujeres en la construcción de las sociedades iberoamericanas coordinado por Pilar Gonzalbo Aizpuro y Berta Ares Queija (2004)11.

    No hay que tener una percepción adánica de nuestra historia. América no comienza en 1492. En ese año se inicia el conflicto colectivo; comienza la gran mutación, el enfrentamiento y la resistencia, la asimilación y la transculturación, el proceso permanente de creación y recreación.

    En este siglo nacen algunas características que atraviesan el tiempo, y aún las vemos hoy. Si nosotros estamos aquí, es porque nuestros ancestros han tenido una capacidad de adaptabilidad, estrategias de sobrevivencia, y esto es válido tanto para el que viene de fuera como para los originarios. Se ha instalado una tradición de resistencia que viene desde ese siglo, y se ve hoy en nuestras expresiones, en la música, en nuestras comidas, en la literatura, en nuestro temperamento, en nuestro carácter: una capacidad de escoger, depurar o disimular, a lo que José Lezama Lima ha llamado una capacidad de contraconquista (la expresión americana12).

    Veamos. Cuando al indio le enseñaron a pintar de acuerdo con las pautas del Renacimiento, y a dibujar las figuras con perspectiva, aprendió, y al principio se dijo que era ingenuo, que era “copista”, pero luego le fue incorporando sus propios elementos creativos, dando lugar a una escuela propia, como fue la escuela cuzqueña y quiteña. En cincuenta años los americanos construyeron en catedrales y palacios más de los que Europa había producido en tres siglos. Y el arquitecto que hizo Teotihuacán acabó haciendo la Catedral de México, y los que levantaron la Catedral del Cuzco habían sido los constructores de Sacsahuamán.

    Analicemos, en el campo femenino el fenómeno de la contraconquista. Es sumamente interesante lo que Lezama Lima deja sugerir: el conquistador llegó al Caribe, pero al final la mujer arahuaca o la taína conquistó al conquistador, le hizo probar su comida, y le enseñó a comer el aguacate, los ananás y las prodigiosas frutas y pescados, y le hizo descubrir tanto, que al final la humanidad, la naturaleza, venció al prejuicio diferenciador. A eso le llama “maneras del saboreo”. Puede ser, como dice Jorge Amado, que el siglo XVI fue una especie de “inmenso lecho”. En él nació el nuevo concepto de humanidad, como ha sido esa celebración carnal que es el mestizaje masivo, que tanto preocupo el Virrey Toledo. Mestizaje que no esconde la violación o la violencia, pero muestra como fue el parto de esa humanidad naciente, ese pequeño género humano del que habló después Bolívar.

    10 Braque, Remi. Du Dieu des chrétiens et d’un ou deux autres. Paris : Flammarion, 200811 Gonzalbo Aizpuro, Pilar y Ares Queija, Berta (Coord.). Las mujeres en la construcción de las sociedades iberoamericanas. Sevilla-México: Ediciones del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y El Colegio de México, 2004.12 Lezama Lima, José. La expresión americana. México: Fondo de Cultura Económica, 1993

  • 27ConferenCias magistrales

    En nosotros, en nuestro acervo cultural, tenemos, pues, destrucción y capacidad asimilativa, capacidad síntesis y contraconquista, resistencia y recreación. De todo esto está compuesta la dinámica creadora de América.

    Nos enseñaron a hablar latín, y a los pocos tiempos los indios y mestizos iban hasta Madrid a litigar en esa lengua. Nos enseñaron a cantar y a tocar instrumentos europeos, y en Paraguay todo el mundo aprendió el arpa con una maestría que llega hasta nuestros días; en el mundo andino se aprendió el violín y la guitarra, y acabaron tocando esos instrumentos mejor que quienes nos enseñaron. Nos enseñaron a escribir español, y acabamos ganando más Premios Nobel. Nos enseñaron a pintar, y acabamos teniendo, a la vuelta de los siglos, una escuela de pintura esplendida con grandes figuras, una escuela de arquitectura. Es decir, lo que mejor ha producido el hombre americano. Ése ha sido nuestro proceso de apropiación y recreación. Todo esto es ejercicio de contraconquista.

    El mestizaje es el primer signo de la modernidad. Es cuando se vencen prejuicios, cuando la tradición medieval se fractura y se pasa a otra gnosis y practicas: la relación entre hombres y mujeres diferentes. Y nosotros somos cosmopolitas porque a la matriz americana – y hablo casi en términos maternales -, a lo que nos dio la América por su tierra, su geografía, su cultura y su gente, se sumó la cultura que viene de Europa: la tradición ibérica, la tradición latina, la tradición helénica, y la que nos aportan África y el mundo árabe. Siguiendo la lógica de la contraconquista, podemos decir que nosotros tenemos muchos abuelos, o mejor dicho muchas abuelas, pues son las mujeres las que reproducen más fielmente la cultura de generación en generación. Nuestra abuela india, pero también nuestra abuela española, nuestra abuela negra, nuestra abuela árabe, nuestra abuela latina, nuestra abuela Renacimiento. Hemos sido amamantados por todo eso. Somos crisol.

    VII

    Finalmente, como aparecen las mujeres en este proceso de independencia, cuando aparecen. Ya ha mediados del siglo XVIII hay movimientos de Rebelión, el mayor en 1780 encabezado por José Gabriel Túpac Amaru, secundado por su esposa Micaela Bastidas. Pero esta también, la “revolución de los comuneros” en Colombia, con una intensa participación de la mujer. Al igual en Venezuela, y de manera particular en las islas del Caribe. En Haití las mujeres protagonizan con los hombres la mayor revuelta anti esclavista de las Antillas, revolución triunfante que llevara en 1804 a una doble victoria: la abolición de la esclavitud y la Independencia de Haití. Caso único en la historia de la Humanidad13.

    En todo este movimiento independentista, la mujeres asumen diferentes roles. Además de los roles de apoyo en las casas, de lavado de ropa y alimentación, intervienen en las propias Guerras. Inicialmente como enfermeras, soldados, como apoyo estratégico, como consejeras. De modo que hay también una participación militar, que hay que rescatar. Se conoce más la labor de difusión en los espacios de sociabilidad, es decir los Salones, donde se transmiten las ideas nuevas: la independencia nacional, las constituciones, la democracia, la participación, la soberanía popular, el espacio público, la Republica, todo este movimiento de ideas viene transmitido por figuras femeninas destacadas en México, Cuba, Argentina, Chile.

    Pero no habría que fijarse solamente en las contribuciones de las mujeres como activistas, o en actividades paramilitares o militares (en este rol fueron mayoritarios los hombres). Habría que subrayar otro aspecto: ver a la mujer como categoría social, como sujeto histórico. Porque hay aquí también una debilidad de enfoque historiográfico, cuando se quiere únicamente ensalzar la participación individual, de personas con nombre y apellido, y no como integrantes de un movimiento social, de una categoría social, sino de un universo social organizado.

    13 Fick, Carolyn. The making of Haiti: the Saint-Domingue Revolution from Below. Knoxville: the University of Tennessee Press, 1990. Version francesa : Les Perséides Editions, 2013.

  • 28 1er Congreso InternaCIonal. Las mujeres en Los procesos de IndependencIa de amérIca LatIna

    Para que esta referencia a conceptos como movimientos sociales no aparezcan como abstractos, se debe también mencionar los nombres, ya actualmente comienzan a publicarse libros al respecto. Estos nombres pueden ser identificables, como lo hace la historiadora venezolana Mirla Alcibíades en su libro Mujeres e Independencia14, identificando también las actividades realizadas por mujeres en este proceso: lectoras, anfitrionas, activistas, escritoras, peladoras, proveedoras, troperas, soldados, sepultureras, vivanderas, acompañantes, músicas, declamadoras, espías, informantes, enfermeras, curanderas, bordadoras, costureras, cómplices. Y por cumplir estas acciones fueron exiliadas, emigradas, peregrinas, refugiadas, desterradas, prisioneras, azotadas, emplumadas, torturadas, ajusticiadas, embarazadas, violadas, seducidas, secuestradas, y cercadas.

    También en el libro de Celia de Palacios Adictas a la insurgencia, sobre las mujeres en la guerra de independencia en México, encontraremos ahí mujeres de la elite. Por ejemplo Mariana Rodríguez del Toro de Lazarin, María de la Soledad Leona Camila, Vicario Fernández de San Salvador, María Josefa Crecencia. Pero también a las madres, a las esposas, a las concubinas, como María Luisa Camba, Hélène la Mar, Manuela García Villaseñor, Rafaela López Aguayo Rayón. Las mujeres que tomaron las armas, como Antonia Nava, Cecilia Villareal, María Josefa Martínez. Mujeres que han sido conspiradoras, como María Teresa Medina, Carmen Camacho, Josefa Navarrete, y Josefa Huertas. En fin, en términos de un enfoque individualizado, ese trabajo se está haciendo. Las publicaciones que salgan con los trabajos de este Congreso servirán mucho a este objetivo.

    En este esfuerzo, no olvidemos a millones de mujeres que como obreras, campesinas, trabajadoras del campo o de la ciudad han participado en este proceso de independencia. Son fuerzas productivas, categorías sociales asalariadas, que se convertirán luego en el proletariado femenino de la ciudad, de la periferia de las ciudades y del campo, en su mayor parte pobres y explotadas.

    Todo este movimiento social tendría en el siglo XX otro desarrollo, la prolongación del movimiento de independencia – cuando hacen su primer ejercicio colectivo de participar en política - en el siglo XX serán las luchas por el voto femenino, por elegir y ser electas, para ser designadas en la administración pública. Son las que tienen sus programas por la igualdad de salario, son las que luchas por tener los derechos de administrar su propio cuerpo, son las que exigen una educación para las niñas, son las mujeres que incorporan a los programas de las nacientes republicas un componente que humanizan la política. Son las que se interesan por los temas de salud, por temas de la educación, las que se interesan por la condición de la mujer en la casa, en el campo, en el trabajo. Las que exigen la libertad y la igualdad en el acceso a las escuelas, las que se preocupan por el medio ambiente y el agua. En la mayor parte de las republicas de nuestro continente americano es este movimiento que ha humanizado la política en el siglo XX. Es el movimiento cíclico que viene de los avatares de la conquista, del surgimiento de la modernidad, del siglo de las luces, de la independencia y luego en este siglo XX y XXI, encontramos siempre a las mujeres participando plenamente en los procesos de desarrollo humano, de equidad, y de inclusión. Siempre humanizando al hombre, a la sociedad y la naturaleza.15

    14 Alcibíades, Mirla. Mujeres e independencia. Venezuela: 1810-1821. Caracas: Centro Nacional de Historia, 2013.15 Agradezco a Gustavo Pastor, doctorante en el EHESS de Paris, por su apoyo a esta investigación.

  • 29ConferenCias magistrales

    Bibliografía

    ALCIBIADES, Mirla. Mujeres e independencia. Venezuela: 1810-1821. Caracas: Centro Nacional de Historia, 2013.

    BRAQUE, Remi. Du Dieu des chrétiens et d’un ou deux autres. Paris : Flammarion, 2008.

    CARRERA DAMAS, Germán, LOMBARDI, John V, Historia General de América Latina, v. V: La crisis estructural de las sociedades implantadas. Madrid: Ediciones Unesco, 2003.

    DEL PALACIO, Celia. Adictas a la insurgencia. Las mujeres de la guerra de independencia. México DF: Punto de lectura, 2010.

    FICK, Carolyn. The making of Haiti: the Saint-Domingue Revolution from Below. Knoxville: the University of Tennessee Press, 1990. Version francesa : Les Perséides Editions, 2013.

    GONZALBO AIZPURO, Pilar y ARES QUEIJA, Berta (Coord.). Las mujeres en la construcción de las sociedades iberoamericanas. Sevilla-México: Ediciones del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y El Colegio de México, 2004.

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    ZINN, Howard. La otra Historia de Estados Unidos. Madrid: Editorial Hiru, 1997.

  • Exclusión y género Las mujeres en la independencia del Perú

    Sara Beatriz GuardiaCentro de Estudios La Mujer en la Historia de América Latina, CEMHAL

    Universidad de San Martín de Porres. Perú

    La exclusión de género y etnia está en la base y en el génesis del sistema de organización social y económica que impusieron los españoles en América Latina a partir del siglo XV, en ese violento encuentro entre dos mundos diferentes, “quizás el mayor choque de civilizaciones de la historia de la humanidad”1. Pero la exclusión como ideología no cambió con la independencia lograda en 1824 en la Batalla de Ayacucho, cuando se puso punto final al dominio español. No aseguró el fin de las guerras civiles ni las tensiones sociales y étnicas, la concentración del poder por los criollos en gobiernos débiles, dominados por el caudillismo, donde los indios y los negros no tuvieron derechos ni ciudadanía2.

    Tampoco las mujeres. Las primeras Constituciones Políticas de nuestras naciones estipularon como requisitos para ser ciudadanos: Ser casados, o mayores de veinticinco años, saber leer y escribir. Tener empleo o profesar alguna ciencia o arte. Las nacientes repúblicas legitimaron así un sistema de estratificación social y de exclusión puesto que las mujeres no tenían acceso a la educación y menos a una profesión o empleo.

    Exclusión que significa discriminación y pobreza. La existencia de personas o grupos que no pueden acceder a distintos ámbitos de la sociedad, y por consiguiente se trata de desigualdad, y ruptura interna del sistema social. Una forma de violencia estructural, asentada en el régimen colonial y que adquirió legitimidad con la construcción de los Estados Nación. La constante en todo el proceso de independencia de América Latina es la exclusión de género y etnia; los excluidos de la libertad son las mujeres, los indios, los negros3. Exclusión que continua doscientos años después de la independencia.

    En esa perspectiva, ¿cómo podemos articular y conocer la participación de las mujeres en el movimiento de independencia si sus huellas han sido ignoradas, silenciadas y borradas en los archivos?4. Cómo “dirigirse al sujeto históricamente mudo de la mujer”, y ¿de qué manera conocer “el testimonio de la propia voz de la conciencia femenina”?5.

    Hacia una historia no patriarcal ni eurocéntrica

    Hasta comienzos del siglo XX las mujeres que aparecen en el discurso histórico son excepcionales por su belleza, virtudes o heroísmo. Todas las demás no existen en una historia escrita por hombres en su mayoría de clases y pueblos dominantes, que priorizaron el relato de batallas y tratados

    1 Edgar Montiel. El poder de la cultura. México, 2010, p. 19.2 Más “del 50 por ciento de las tropas de Bolívar y San Martín estuvieron integradas por negros y mulatos”. Manuel R. Moreno Fraginals. “La abolición de la esclavitud”. La construcción de las naciones latinoamericanas, 1820-1870. Tomo VI, UNESCO, 2010, p. 481.3 Paula Barros. Exclusión Social y Pobreza: Implicancias de un nuevo enfoque. Santiago, 1996, pp. 89-113.4 Michelle Perrot. Les femmes ou les silences de l’Histoire. Paris, 1999, p. 13.5 Gayatri Chakravorty Spivak. ¿Puede hablar el subalterno?. Buenos Aires, 2011, p. 80.

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    políticos, y que interpretaron los distintos procesos y experiencias que ha seguido la humanidad de acuerdo con la división de lo privado y lo público que articula las sociedades jerarquizadas. Se erigieron en el centro arquetípico del poder6, según el cual los hombres aparecen como los únicos capaces de gobernar y dictar leyes, mientras las mujeres ocupan un lugar secundario, en el espacio privado y alejadas de los grandes acontecimientos de la historia.

    Recién en el siglo XVIII, el espacio privado se empezó a configurar separado del poder político y la esfera pública, donde sólo existió una mirada de los hombres hacia los hombres. Fue también importante la preeminencia de la razón y educación del pensamiento Ilustrado; y el principio de igualdad, libertad y autonomía comunes a todos los seres humanos esgrimido durante la Revolución Francesa, aunque las mujeres fueron excluidas de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano

    Posteriormente, en 1929, coincidiendo con la crisis del capitalismo, Marc Bloch y Lucien Febvre fundaron en París la revista “Annales d´histoire économique et sociale”, que transformó el concepto de la historia al priorizar el análisis de mentalidades, vida cotidiana, costumbres, familia, sentimientos, y subjetividades colectivas, lo que permitió estudiar a las mujeres. Hasta entonces, se había ubicado a la familia en la esfera privada separada de otro tipo de relaciones sociales, lo que contribuyó a perpetuar una ideología de la domesticidad, y promover la invisibilidad de las mujeres como trabajadoras7.

    Se reemplazó así la lógica tradicional practicada en las ciencias sociales por una nueva manera de abordar el pensamiento crítico, siguiendo como sostiene Joan Scott, una lógica de investigación desde una perspectiva femenina con nuevas formas de interpretación, con el objetivo de convertir a las mujeres en sujetos de la historia, reconstruir sus vidas en toda su diversidad y complejidad, inventariar las fuentes, y dar un sentido diferente al tiempo histórico, subrayando lo que fue importante en sus vidas8. Todo lo cual plantea desafíos teóricos y metodológicos, porque nadie se ha ocupado de registrar sus huellas, escondidas en la historia al igual que la de otros marginados, como dice Antonio Gramsci al referirse a la historia de las clases oprimidas en Cuadernos en la Cárcel.

    Mientras que en América Latina, la concepción eurocéntrica de la historia concibió “al sistema de valores de la cultura europea como el genuino sistema de valores universales”9. En este contexto, aceptar el término “descubrimiento” implica admitir que antes de la conquista española no existió ninguna cultura, de acuerdo a la ideología según la cual los pueblos indígenas “eran formados por sociedades sin escritura, atrasadas y primitivas, que podrían evolucionar hasta llegar a la “civilización”, atravesando siglos desde el momento inicial de la catequización”10.

    Solo con la deconstrucción de una concepción patriarcal y eurocéntrica será posible asumir la historia desde una perspectiva que considere que las relaciones entre los sexos son construcciones sociales, que la dominación masculina es una expresión de la desigualdad de estas relaciones, y en consecuencia producto de las contradicciones inherentes a toda formación social11. Una historia centrada en la forma cómo se han percibido y vivido las diferencias sexuales, en el marco de una dominación que ha generado distintos grados de sumisión en relaciones de interdependencia.

    6 Moreno Sardá, El arquetipo viril protagonista de la historia. Ejercicios de lectura no-androcéntrica. Barcelona, 1986.7 Joan W. Scott. “El problema de la invisibilidad”. Género e Historia. México, 1992, p. 54.8 Anne Pérotin-Dumon. El género en la historia. Santiago de Chile, 2000.9 Fabelo Corzo. “La ruptura cosmovisiva de 1492 y el nacimiento del discurso eurocéntrico”. Graffylia. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2007, p.79.10 Cássio Knapp. “Política educacional para a educação escolar indígena”. Temas sobre género e interculturalidade. UFGD, 2010, p. 81.11 Silvia Rodríguez Villamil. “Mujeres uruguayas a fines del siglo XIX: ¿Cómo hacer su historia?”. Boletín Americanista, 1992-93, p. 76.

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    Un sistema de explotación

    En la estructura social del Virreinato del Perú que comprendía el antiguo territorio del vasto Imperio de los Incas que abarcó desde el sur de Colombia, atravesando los actuales territorios de Ecuador, Perú, Bolivia, y el noroeste de Argentina hasta Chile, los conquistadores y sus descendientes conformaron la clase dominante sustentada por tres ejes de poder: la administración pública a cargo del Virrey, el Cabildo o Ayuntamiento integrado por criollos, y la Iglesia representada por el episcopado, las órdenes religiosas y el Tribunal del Santo Oficio. Al depender directamente del Rey, el clero fue un instrumento más en la política de dominación. La sociedad quedo así dividida en clases que debían mantenerse aisladas para beneficio de la consolidación colonial. Motivo por el cual “se obstruyó toda posibilidad de comunicación y comprensión entre los individuos pertenecientes a los estamentos opuestos”12.

    En este contexto, la explotación de los indígenas a través de rígidas formas de subyugación como los tributos, la mita, los obrajes y los repartimientos, produjo el ingreso más importante del presupuesto español, a la par que jugó un papel relevante en la construcción de la nueva sociedad al convertirse en instrumento de maltratos y atropellos.

    Son numerosos los levantamientos que el sistema de dominación colonial produjo apenas iniciada la conquista cuando en 1538 Manco Inca se sublevó llegando a sitiar el Cusco y Lima, y posteriormente durante un período de resistencia en Vilcabamba. En la década de 1600 estalló la violencia en el Altiplano que tenía como fuente las ricas minas de Laicacota en Puno13. Pero es a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, coincidiendo con la crisis del Virreinato del Perú, que las protestas se suceden de manera constante14.

    Las Reformas Borbónicas adoptadas por los monarcas de la Casa de Borbón a su llegada al poder en 1700, comprendieron medidas administrativas, y también militares y defensivas ante la amenaza inglesa. En esas circunstancias, el Virreinato del Perú perdió el control de los territorios de las actuales repúblicas del Ecuador, Colombia, Bolivia, Argentina, Paraguay, Uruguay y Chile, con la creación del Virreinato de Nueva Granada (1739), y el Virreinato del Río de la Plata (1776). En 1771 se había creado la Capitanía General de Venezuela, y la Capitanía General de Cuba. Sin embargo, el Virreinato del Perú continuó siendo la más importante de las posesiones coloniales de España.

    A fines de mayo de 1742, en las misiones franciscanas de los actuales departamentos de Junín y Pasco, estalló un movimiento autonomista liderado por Juan Santos Atahualpa que durante diez años fustigó a los españoles con ataques sorpresivos en el sur andino, área periférica a los intereses del virreinato15. El 14 de noviembre de 1750, Fray Calixto de San José Túpac Inca, descendiente del Inca Túpac Yupanqui, escribió una carta titulada: «Exclamación de los indios americanos», un manifiesto en favor de la población indígena en el que exigía su participación en asuntos públicos y eclesiásticos del Perú. Fray Calixto ingresó en 1727 a la orden franciscana, pero por su condición de indígena solo pudo acceder a fraile lego.

    No solo el Virreinato del Perú estaba convulsionado, entre 1723 y 1750 se produjeron diez insurrecciones en los actuales países de Chile, Paraguay, Bolivia, Argentina, y Venezuela. “Algo estaba ocurriendo al interior del propio sistema colonial español que no resultaba tan eficiente en términos preventivos y de coacción como lo había sido en tiempos anteriores”16.

    La presencia y participación de las mujeres fue anónima. La historia no registra sus nombres sino a finales del siglo XVIII en la rebelión liderada por José Gabriel Condorcanqui Túpac

    12 Alberto Tauro, Destrucción de los indios. Lima, 1993, p. 35.13 Norman Meiklejohn. La Iglesia y los Lupaqas de Chucuito durante la colonia. Cusco, 1988, p. 32.14 Horacio Villanueva Urteaga. Cuzco 1689. Documentos. Economía y sociedad en el sur andino. Cusco, 1982.15 Scarlett O’phelan, La gran rebelión de los Andes. De Túpac Amaru a Túpac Catari. Lima, 1995, p. 20. 16 Pablo Macera – Enrique Casanto. El poder libre Asháninca. Lima, 2009, p.9.

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    Amaru. Esta significativa presencia con características de liderazgo y heroísmo representadas por Micaela Bastidas tiene origen en la sociedad indígena prehispánica donde las mujeres ocuparon una importante posición, y cuando las circunstancias demandaron, las viudas y hermanas de los jefes fueron “aceptadas como legítimos líderes”17. Quedan como testimonio de su lucha por el derecho a la tierra y a ocupar cargos en los gobiernos locales, los juicios e investigaciones de la campaña de extirpación de idolatrías que registraron la voz de las autoridades eclesiásticas españolas y la de los indígenas acusados. En la documentación figuran litigios por títulos de las tierras, así como partidas de matrimonio y bautizo, que permiten reconstruir el intento por defender la tenencia colectiva de la tierra, y la persistencia de los patrones andinos de parentesco: “a lo largo del siglo diecisiete las mujeres continuaron asumiendo el apellido materno, mientras que los hombres tomaban el paterno”18.

    La insurrección de Tupac Amaru y Micaela Bastidas

    Joseph Gabriel Condorcanqui Tupac Amaro nació el 19 de marzo de 1741, en el pueblo de Surimana, distrito de Tungasuca, Provincia de Canas, Cusco. Era el segundo hijo de Miguel Tupa Amaro, gobernador del pueblo de Surimana y de Rosa Noguera, descendiente de Manco Inca y bisnieta del Inca Huayna Cápac. “Señores que fueron de estos reinos”19, como dice el propio José Gabriel. A la muerte de su hermano mayor, Clemente, heredó el Cacicazgo de los Tupac Amaro, cuyas tierras se extendían por varios pueblos, y el 5 de octubre de 1766, inició los trámites para formalizar dicha posesión20.

    En cambio, Micaela Bastidas Puyucahua, descendía de una familia pobre y sin ningún rango. Nació el 23 de junio de 1744 en el pueblo de Pampamarca de la provincia de Tinta. Quedó huérfana de muy niña y su infancia, como la de sus hermanos Antonio y Pedro, fue difícil y con restricciones. Según el Acta de matrimonio21, José Gabriel Condorcanqui Tupac Amaru y Micaela Bastidas se casaron en el pueblo de Surimana el 25 mayo 1760. Él tenía 19 años y Micaela 16. De esta unión nacieron tres hijos: Hipólito (1761), Mariano (1762) y Fernando (1768).

    El sábado 4 de noviembre de 1780 Tupac Amaru le tendió una emboscada al corregidor Antonio de Arriaga, y después de obligarlo a escribir una carta dirigida a su cajero dándole instrucciones para que con los fondos y las armas se trasladara a Tungasuca, lo ejecutó. Había empezado la más importante insurrección indígena de América Latina. Durante las dos primeras semanas de noviembre, Tupac Amaru y sus leales capitanes, recibieron la adhesión de varios pueblos aledaños, y el 16 de noviembre promulgó el Bando de Libertad de los Esclavos22, uno de los primeros alegatos en favor de los afrodescendientes. En la madrugada del 18 de noviembre se produjo un violento enfrentamiento, y por primera vez el ejército español se rindió ante el avance de los rebeldes. Durante el combate, la Iglesia de Sangarara convertida en el último reducto de los españoles se incendió.

    El triunfo de la Batalla de Sangarara, la simpatía y el apoyo que le tributaban los pueblos que le empezaban a llamar Inca Tupac Amaru, alarmó a los españoles, y el incendio de la Iglesia sirvió de pretexto para que el Obispo de Sangarara decretase la excomunión de Tupac Amaru el 17 de noviembre de 1780, “por incendiario de capillas públicas (…) por rebelde traidor al Rey, por revoltoso y a todos cuantos le den auxilio, favor y fomento”23. Surgió entonces el clamor de

    17 Catherine Davies. South American Independence. Gender, Politics, Text. UK, 2006, p. 134.18 Irene Silverblatt. Luna, Sol y Brujas. Género y clases en los Andes prehispánicos y coloniales. Cusco, 1990, p. 172.19 Rebelión de Túpac Amaru. Antecedentes. Colección Documental de la Independencia del Perú. Lima, 1971, Tomo. II, Volumen 2°, p.40 (en adelante CDIP).20 La Rebelión. CDIP, Lima, 1971, Tomo II, Volumen 2°, p. 4721 La Rebelión. CDIP, Lima, 1971, Tomo II, Volumen 1°, p. 19.22 La Rebelión. CDIP, Lima, 1971, Tomo II, Volumen 2°, p. 271.23 La Rebelión. CDIP, Lima, 1971, Tomo II, Volumen 2°, p. 275.

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    avanzar al Cusco, siendo Micaela Bastidas una de las más convencidas, pero Tupac Amaru tenía una estrategia distinta.

    Entre fines de noviembre y fines de diciembre, Tupac Amaru avanzó hacia el sur para extender la sublevación a las provincias altas, al altiplano y Alto Perú, con el objetivo de cortar la ruta de abastecimiento al Cusco. Había visitado con frecuencia los pueblos de esa región pues era propietario de centenares de mulas que transportaban mercancías y minerales, y conocía de cerca el sufrimiento de los indios. Lo recibieron triunfalmente en los pueblos de Kanas, Acomayo, Canchis y Chumbivilcas. También en Puno y en los valles de Arequipa y Moquegua. Los primeros días de diciembre ingresó al Collao cruzando la cordillera de Vilcanota, en tanto que su primo Diego Cristóbal Tupac Amaru, marcha