Ott, Ludwig - Manual de Teologia Dogmatica

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i^uawig KJix e> MANUAL DE TEOLOGÍA DOGMÁTICA SECCIÓN DE TEOLOGÍA Y FILOSOFÍA

Transcript of Ott, Ludwig - Manual de Teologia Dogmatica

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MANUAL DE TEOLOGA DOGMTICA

SECCIN

DE T E O L O G A Y F I L O S O F A

BIBLIOTECA HERDERSECCIN DE TEOLOGA Y FILOSOFAVOLUMEN 29

LUDWIG OTT

MANUAL DE TEOLOGA DOGMTICAPor LUDWIG OTT

MANUAL DE TEOLOGA DOGMTICA

BARCELONA

BARCELONA

EDITORIAL HERDER1966

E D I T O R I A L HERDER1966

La traduccin de esta obra .ia sido hecha por CONSTANTINO RUIZ GARRIDO y revisada por Mons MIGUEL ROCA CABANELLAS, doctor en Teologa, sobre la 3 * edicin de la obra original alemana Grundriss der kathobschen Dogmatik, de LUDWIG O T T , publicada en 1957 por Verlag Herder & Co de Fnburgo de Brisgovia (Alemania)

Primera Segunda Tercera Cuarta Quinta

edicin edicin edicin edicin edicin

1958 1960 1961 1964 1966

NDICE

GENERALPgs.

N I H I L OBSTAT JOANNES ALFARO, S

I,

Rev

deleg

Romae, die 1 marta 1956 IMPRIMATUR E Vicanatu Urbis, die 28 martn 1956 ALOYSIUS TRAGLIA, Archiep Caesanen Vicesgerens

Abreviaturas de revistas, obras completas, ediciones y ttulos corrientes Abreviaturas de ciudades Prlogo Nota editorial I N T R O D U C C I N A LA T E O L O G A D O G M T I C A 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. Nocin y objeto de la teologa La teologa como ciencia Nocin y mtodo de la teologa dogmtica Concepto y divisin del dogma La evolucin del dogma Las verdades catlicas Las opiniones teolgicas Grados de certidumbre teolgica Las censuras teolgicas Libro primero DIOS U N O Y T R I N O Parte primera: Dios uno en esencia

19 22 23 24

25 26 29 30 32 35 37 37 38

Seccin p r i m e r a : L a existencia de DiosEditorial Herder, Burctloitn 5

Captulo primero: La cognoscibilidad natural de Dios 1. Posibilidad de conocer a Dios con la sola luz de la razn natural 2. Posibilidad de demostrar la existencia de Dios 3. Errores acerca de la cognoscibilidad natural de Dios . . . . 44 46 48

D e p s i t o L e g a l . B. 28058-1965 N m e r o Registro B. 3868-1960Es PROPIEDAD PBINTED IN SPAIN

Captulo segundo: La cognoscibilidad sobrenatural de la existencia de Dios 4. La existencia de Dios como objeto de fe 5 50

ARTES GRFICAS GRIJELMO, S A

Bilbao

ndice generalPgs.

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Seccin segunda: La esencia de Dios Captulo primero: El conocimiento de la esencia de Dios 5. El conocimiento 6. El conocimiento futura 7. El conocimiento por medio de la natural de Dios en esta vida sobrenatural de la esencia divina en la vida sobrenatural de la esencia divina en esta vida fe 52 55 59

Parte segunda: Dios trino en personasSeccin primera: Formulacin dogmtica y fundamento positivo del dogma trinitario Captulo primero: Iglesia Herejas antitrinitarias y declaraciones de la 100 103

1. Herejas 2. Doctrina de la Iglesia Captulo segundo: La existencia de la Trinidad, probada por la Escritura y la tradicin I. El Antiguo Testamento 3. Insinuaciones del misterio en el Antiguo Testamento . . . . .

Captulo segundo: Definicin teolgica de la esencia divina 8. Los nombres de Dios en la Biblia 9. La esencia fsica y metafsica de Dios Seccin tercera: Los atributos divinos 10. Los atributos divinos en general Captulo primero: Los atributos del ser divino 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. La La La La La La La La La absoluta perfeccin de Dios infinitud de Dios simplicidad de Dios unicidad de Dios verdad de Dios bondad de Dios inmutabilidad de Dios eternidad de Dios inmensidad de Dios y su omnipresencia 68 69 70 72 73 75 77 78 79 66 60 62

105

II. El Nuevo Testamento 4. 5. 6. 7. 8. Frmulas trinitarias Doctrina neotestamentaria acerca de Dios Padre Doctrina neotestamentaria acerca de Dios Hijo Doctrina neotestamentaria sobre Dios Espritu Santo . . . La doctrina neotestamentaria acerca de la unidad numrica de la naturaleza divina en las tres personas 107 109 110 112 113

III. La tradicin 9. Testimonio de la tradicin en favor de la trinidad de personas en Dios Captulo tercero: Fundamento de la trinidad de personas en Dios 10. Las procesiones divinas inmanentes en general 11. El Hijo procede del Padre por va de generacin 12. El Espritu Santo procede del Padre y del Hijo por va de espiracin Seccin segunda: Exposicin especulativa del dogma trinitario Captulo primero: Exposicin especulativa de las procesiones divinas inmanentes 13. La generacin del Hijo por el Padre mediante el entendimiento 122 14. La procesin del Espritu Santo mediante la voluntad o amor recproco del Padre y del Hijo 124 15. Diferencia entre espiracin y generacin 125 7 114

Capitulo segundo: Los atributos de la vida divina I. El conocimiento o ciencia divina 20. La perfeccin del conocimiento divino 2 1 . Objeto y divisin del conocimiento divino 22. El medio con que Dios prev las acciones libres de las criaturas racionales 23. La ciencia divina como causa de las cosas II. La voluntad divina 24. 25. 26. 27. Perfeccin de la voluntad divina Objeto de la voluntad divina Las propiedades fsicas de la voluntad divina Las propiedades morales de la voluntad divina 6 89 90 92 94 82 83 86 88

116 117 118

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Capitulo segundo: Las relaciones y personas divinas 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. Las relaciones divinas Las Personas divinas Las propiedades y nociones divinas La pericresis trinitaria La unidad de la operacin divina ad extra Las apropiaciones Las misiones divinas 126 128 129 130 131 132 133 134

14. Los elementos constitutivos de la naturaleza humana 15. El origen de cada alma humana II. La elevacin del hombre al, estado sobrenatural 16. 17. 18. 19. Concepto de lo sobrenatural Relacin entre la naturaleza y lo sobrenatural Dones sobrenaturales del primer hombre v Los distintos estados de la naturaleza humana

. . .

165 169

172 173 175 178

Capitulo tercero: La Santsima Trinidad y la razn 23. ndole misteriosa del dogma trinitario Libro segundo TRATADO DE DIOS CREADOR Seccin primera: El acto divino de la creacin Captulo primero: El origen o creacin del mundo 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Realidad de la creacin divina del mundo La idea divina del mundo Motivo y finalidad de la creacin del mundo La Santsima Trinidad y la creacin La libertad del acto divino creador Carcter temporal del mundo Incomunicabilidad del poder creador 140 142 143 145 146 148 150

III. El hombre y su cada del estado sobrenatural 20. El pecado personal de nuestros primeros padres o pecado original originante 2 1 . Existencia del pecado original 22. Esencia del pecado original 23. Propagacin del pecado original 24. Consecuencias del pecado original 25. La suerte de los nios que mueren en pecado original . . . Captulo tercero: La verdad revelada acerca de los ngeles o angeologa cristiana 26. Existencia origen y nmero de los ngeles 27. Naturaleza de los ngeles 28. La elevacin sobrenatural y la prueba a que fueron sometidos los ngeles 29. Pecado y reprobacin de los ngeles malos 30. Actividad de los ngeles buenos 31. Actividad de los ngeles malos Libro tercero TRATADO D E D I O S REDENTOR Parte primera: La persona del Redentor 192 194 196 198 199 201 180 182 185 187 188 190

Captulo segundo: Conservacin y gobierno del mundo 8. Conservacin del mundo 9. El concurso divino 10. La providencia divina y el gobierno del mundo Seccin segunda: La obra divina de la creacin Captulo primero: La doctrina revelada acerca de las cosas materiales o cosmologa cristiana 11. El hexamern bblico 12. La doctrina del evolucionismo a la luz de la revelacin . . . Capitulo segundo: La doctrina revelada acerca del hombre o antropologa cristiana I. Naturaleza del hombre 13. El origen de la primera pareja humana y la unidad del gnero humano 162 8 158 160 151 153 155

Inquisicin previa 1. Existencia histrica de Jess Seccin primera: Las dos naturalezas de Cristo y el m o d o c o m o estn unidas Capitulo primero: La verdadera divinidad de Cristo % 2. El dogma de la verdadera divinidad de Cristo y sus adversarios. 3. El testimonio del Antiguo Testamento 4. El testimonio de los evangelios sinpticos 9 211 212 213 209

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5. El testimonio del Evangelio segn San Juan 6. El testimonio de las cartas paulinas 7. El testimonio de la tradicin eclesistica Captulo segundo: La verdadera humanidad de Cristo 8. Realidad de la naturaleza humana de Cristo 9. Integridad de la naturaleza humana de Cristo 10. Origen adamtico de la naturaleza humana de Cristo . . . Captulo tercero: La unin de ambas naturalezas en Cristo en la unidad de persona 11. 12. 13. 14. La unidad de la persona de Cristo La dualidad de naturalezas Dualidad de voluntades y operaciones Comienzo y duracin de la unin hiposttica

218 222 227 229 231 232

III. Las prerrogativas del poder humano de Cristo 28. El poder de Cristo Captulo segundo: Los defectos p la posibilidad de la naturaleza humana de Cristo 29. La pasibilidad de Cristo 274

275

Parte segunda: La obra del RedentorCaptulo primero: La redencin en general 1. El fin de la encarnacin 279 2. Controversia sobre la predestinacin absoluta o condicionada de la encarnacin 280 3. Concepto y posibilidad de la redencin por medio de Cristo . 282 4. Carcter necesario y libre de la redencin 283 Captulo segundo: La realizacin de la redencin por los tres ministerios de Cristo I. El ministerio doctrinal 5. El ministerio doctrinal o proftico de Cristo 286 II. El ministerio pastoral 6. El ministerio pastoral o ministerio real de Cristo

234 238 240 243

Captulo cuarto: Explicacin teolgicoespeculativa de la unin hiposttica 15. Carcter sobrenatural y absolutamente misterioso de la unin hiposttica 246 16. Objeciones contra el dogma de la unin hiposttica . . . 247 17. La unin hiposttica y la Santsima Trinidad 249 Captulo quinto: Consecuencias de la unin hiposttica 18. La filiacin natural divina del hombre Jesucristo 19. La adorabilidad de Cristo en general 20. La adoracin del Sacratsimo Corazn de Jess 21. La comunicacin de idiomas 22. La pericresis cristolgica

287

. . . .

251 253 255 257 258

Seccin segunda: Los atributos de la naturaleza humana de Cristo Capitulo primero: Las prerrogativas de la naturaleza humana de Cristo I. Las prerrogativas del entendimiento humano de Cristo 23. La visin beatifica 24. La ciencia infusa 25. La ciencia adquirida y el progreso del saber humano de Cristo. II. Las prerrogativas de la voluntad humana de Cristo o la santidad de Jess 26. La impecancia e impecabilidad de Cristo 27. La santidad y plenitud de gracia en Cristo10

III. El ministerio sacerdotal 7. Realidad del oficio sacerdotal de Cristo 8. Ejercicio del oficio sacerdotal o sacrificio de Cristo . . . . 9. Importancia soteriolgica del sacrificio de Cristo: rescate y reconciliacin 10. La satisfaccin vicaria de Cristo 11. El mrito de Cristo Captulo tercero: Conclusin gloriosa de la obra redentora de Cristo o ensalzamiento de Jess 12. Descenso de Cristo a los infiernos 13. La resurreccin de Cristo 14. La ascensin de Cristo a los cielos Parte tercera: Tratado de la Madre del Redentor

29 291 293 296 299

261 266 267

301 303 305

268 271

Captulo primero: La divina maternidad de Mara 1. Mara es verdadera Madre de Dios 2. Dignidad y plenitud de gracia de Mara, derivadas de su maternidad divina11

310 312

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Captulo segundo: Los privilegios de la Madre de Dios 3. La concepcin inmaculada de Mara 314 4. Mara y su inmunidad de la concupiscencia y de todo pecado personal 319 5. La virginidad perpetua de Mara 320 6. La asuncin corporal de Mara a los cielos 325 Captulo tercero: La cooperacin de Mara a la obra de la redencin 7. La mediacin de Mara 8. La veneracin de Mara Libro cuarto TRATADO DE DIOS SANTIFICADOR Parte primera: La doctrina de la gracia Introduccin: La gracia en general 1. 2. 3. 4. La redencin subjetiva en general Nocin de gracia Divisin de la gracia Errores ms importantes en materia de la gracia 342 342 344 346 331 336

a las doctrinas herticas 377 15. La especulacin teolgica en torno a la relacin entre la gracia y la libertad 380 Seccin segunda: La gracia habitual Captulo primero: Proceso de la justificacin 16. Concepto de justificacin 17. Las causas de la justificacin 18. La preparacin para la justificacin Captulo segundo: El estado de justificacin 19. 20. 21. 22. La esencia de la gracia santificante Los efectos formales de la gracia santificante El squito de la gracia santificante Propiedades del estado de gracia 390 394 397 400

I

383 385 387

Captulo tercero: Las consecuencias o frutos de la justificacin o doctrina acerca del mrito 23. La realidad del mrito 24. Las condiciones del mrito 25. El objeto del mrito Parte segunda: Tratado acerca de la Iglesia 403 405 408

Seccin primera: La gracia actual Captulo primero: Naturaleza de la gracia actual 5. La gracia de iluminacin y la de mocin 6. La gracia antecedente y la subsiguiente 7. Controversia acerca de la esencia de la gracia actual . . . . Capitulo segundo: Necesidad de la gracia actual % 8. Necesidad de la gracia para los actos del orden sobrenatural . 354 9. La capacidad de la naturaleza humana sin la gracia3 y sus lmites 360 Captulo tercero: La distribucin de la gracia actual % 10. La libertad de Dios en la distribucin de la gracia o carcter gratuito de la misma 11. La universalidad de la gracia 12. El misterio de la predestinacin 13. El misterio de la reprobacin12

349 351 353

Capitulo primero: Origen divino de la Iglesia 1. Concepto de Iglesia 2. La fundacin de la Iglesia por Cristo 3. Finalidad de la Iglesia Captulo segundo: La constitucin de la Iglesia 4. 5. 6. 7. 8. 9. La constitucin jerrquica de la Iglesia El primado de Pedro El primado de jurisdiccin de los papas Naturaleza del primado romano El primado del magisterio pontificio o infalibilidad del Papa. Los obispos vitales de la Iglesia 440 444 420 424 428 432 434 438 412 415 417

364 3^7 371 375

Captulo tercero: Las fuerzas

10. Cristo y la Iglesia 11. El Espritu Santo y la Iglesia13

ndice generalPgs.

n d i c e general

Captulo 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. La La La La La La La

cuarto: Las propiedades

esenciales de la

Iglesia 447 449 453 455 458 461 463

Captulo

quinto.

Los sacramentos precristianos

y los

sacramentales 515 5*7

indefectibilidad de la Iglesia infalibilidad de la Iglesia visibilidad de la Iglesia u n i d a d de la Iglesia santidad d e la Iglesia catolicidad de la Iglesia apostolicidad de la Iglesia quinto: Necesidad de la Iglesia

11. L o s sacramentos precristianos 12. L o s sacramentales . . .

Seccin segunda: Tratado sobre los sacramentos en particularI. E l sacramento del b a u t i s m o 1. 2. 3. 4. 5. 6. N o c i n y sacramentalidad del bautismo E l signo externo del b a u t i s m o L o s efectos del b a u t i s m o Necesidad de recibir el b a u t i s m o E l ministro del b a u t i s m o E l sujeto del b a u t i s m o 519 52a 526 528 531 532

Captulo

"] 19 I v a pertenencia a la Iglesia 20. L a necesidad de pertenecer a la Iglesia Captulo sexto: La comunin de los santos

464 468

2 1 . N o c i n y realidad de la c o m u n i n de los santos 22. L a c o m u n i n de los fieles que viven en la tierra . . . . 2 3 . L a c o m u n i n de los fieles de la tierra con los santos del cielo 24. L a c o m u n i n de los fieles de la tierra y los santos del cielo con las almas del purgatorio

470 473 476 480

Parte

tercera:

Tratado

sobre los

sacramentos

II. El sacramento de la confirmacin 1. Nocin y sacramentalidad de la confirmacin 2. El signo externo de la confirmacin 3. Los efectos de la confirmacin 4. Necesidad de la confirmacin 5. El ministro de la confirmacin . . , 6. El sujeto de la confirmacin III. El sacramento de la eucarista 1. Nocin de eucaristaA. La presencia real de Cristo en la eucarista

535 54a 543 545 546 548

Seccin primera: Tratado sobre los sacramentos en generalCapitulo primero: Naturaleza de los sacramentos 486 489 sacramentos 491 493 496 sacramentos 501 504 506 1. Nocin de sacramento 2. L o s elementos del signo sacramental Capitulo segundo: Eficiencia y causalidad de los

551

Captulo primero:

El hecho de la presencia

real de

Cristo 552 555 555$

3. L a eficiencia objetiva de los sacramentos 4. L a causalidad de los sacramentos 5. Efectos de los sacramentos Captulo tercero: La institucin y nmero de los

2. D o c t r i n a s h e r t i c a s opuestas 3 . L a presencia real d e C r i s t o segn testimonio de la Sagrada Escritura 4. L a presencia real s e g n el testimonio de la tradicin . . . . Capitulo segundo: Verificacin transustanciacin de la presencia real de Cristo o

6. L a institucin de los sacramentos p o r Cristo 7. E l n m e r o d e los sacramentos 8. Necesidad de los sacramentos Capitulo cuarto: El ministro y el sujeto de los sacramentos

5. E l d o g m a y la n o c i n d e transustanciacin 6. L a t r a n s u s t a n c i a c i n segn las fuentes de la verdad revelada . I 7. Las especies s a c r a m e n t a l e s Capitulo tercero: El modo con que Cristo est realmente presente en la Eucarista

562 565 567

9. E l m i n i s t r o de los sacramentos 10. E l sujeto de los sacramentos 14

508 512

5

8. L a totalidad de l a presencia 15

568

ndice generalPgs.

ndice generalPgs.

9. Permanencia de la presencia real 10. Adorabilidad de la eucarista Captulo cuarto: La Eucarista y la razn 11. El carcter misterioso de la eucarista 12. Contradiciones aparentes entre la razn y el dogma eucarstico.B. La eucarista como sacramento

571 572

3. Testimonio de la escritura 4. El testimonio de la tradicin Captulo segundo: Propiedades de la potestad de la Iglesia para perdonar los pecados

614 616

574 574

13. 14. 15. 16. 17. 18.

La sacramentalidad de la eucarista El signo externo de la eucarista Los efectos de la eucarista Necesidad de la eucarista El ministro de la eucarista El sujeto de la eucaristaC* La eucarista como sacrificio

577 578 581 584 586 588

5. El poder de la Iglesia para perdonar los pecados, como verdadera potestad de absolucin 619 v 6. Extensin universal del poder de la Iglesia para perdonar los pecados 620 7. Carcter judicial del perdn eclesistico de los pecados . . . 621B. El perdn de los pecados como sacramento

8. Sacramentalidad del perdn de los pecados Captulo primero: El signo exterior del sacramento de la penitencia I. La contricin 9. La contricin en general 10. La contricin perfecta r i . La atricin I I . La confesin de los pecados 12. Institucin divina y necesidad de la' confesin 13. El objeto de la confesin I I I . La satisfaccin "

623

Captulo primero: Realidad del sacrificio de la misa 19. La eucarista y su carcter de sacrificio segn la doctrina de la Iglesia 590 20. El carcter sacrificial de la eucarista segn testimonio de la Escritura 591 21. El carcter sacrificial de la eucarista segn el testimonio de la tradicin 594 Captulo segundo: La esencia del sacrificio de la misa 22. Relacin entre el sacrificio de la misa y el de la cruz . . . 23. La esencia fsica del sacrificio de la misa 24. La esencia metafsica del sacrificio de la misa Captulo tercero: Efectos y eficacia del sacrificio de la misa 25. Efectos del sacrificio de la misa 26. Eficacia del sacrificio de la misa 27. Valor y frutos del sacrificio de la misa IV. El sacramento de la penitencia 1. Nocin de penitenciaA. La potestad de la Iglesia para perdonar los pecados

625 627 629

632 634

597 599 600

^ 14. Nocin e ndole de la satisfaccin sacramental IV. La absolucin 15. La absolucin sacramental como forma del sacramento de la penitencia Captulo segundo: Efectos y necesidad del sacramento de la penitencia 16. Efectos del sacramento de la penitencia 17. Necesidad del sacramento de la penitencia Captulo tercero: El ministro y el sujeto del sacrumento de la pemtencia 18. El ministro del sacramento de la penitencia 19. El sujeto del sacramento de la penitencia Apndice

636

603 605 606

639

641 643

610

644 646

Captulo primero: La existencia de potestad en la Iglesia para perdonar los pecados 2. El dogma y las herejas opuestas 16 612

20. La doctrina sobre las indulgencias 17

". . . .

647

ndice generalPaga.

V. El sacramento de la extremauncin i. 2. 3. 4. 5. 6. Nocin y sacramentalidad de la extremauncin El signo externo de la extremauncin Los efectos de la extremauncin Necesidad de la extremauncin El ministro de la extremauncin El sujeto de la extremauncin 653 656 657 659 659 660

ABREVIATURAS DE REVISTAS, OBRAS COMPLETAS, EDICIONES Y TTULOS CORRIENTES

VI. El sacramento del orden 1. 2. 3. 4. 5. 6. Nocin y sacramentalidad del orden Las rdenes sagradas El signo externo del sacramento del orden Efectos del sacramento del orden El ministro del sacramento del orden El sujeto del sacramento del orden 661 663 667 670 672 675 AAS AC AHDL AHG AkKR Ant APAR ASS ATG Bjbl BKV BLE BM BThAM BZ BZThS Cavallera CBQ CIC Coll. Lac. Dz =Acta Apostolicae Sedis =Antike und Christentum =Archives d'Histoire Doctrnale et Littraire du Moyen Age = Archivo Histrico Granadino =Archiv fr katholisches Kirchenrecht =Antonianum =Acta Pontificiae Academiae Romanae S. Thomae Aquinatis et Religionis Catholicae = Acta Sanctae Sedis =Archivo Teolgico Granadino =Bblica =Bibliothek der Kirchenvter, Kempten-Munich 1911 ss =Bulletin de Littrature ecclsiastique =Benediktinische Monatschrift = Bulletin de Thologie ancienne et mdivale =Biblische Zeitschrift =Bonner Zeitschrift fr Thologie und Seelsorge ^=F. CAVALLERA, Thesaurus doctrinae catholicae ex documenrs magisterii ecclesiastici, Pars 1920 ( 2 I936) = The Catholic Biblical Quarterly = Codex Iuris Canonici =Acta et Decreta sacrorum Conciliorum recentiorum. Collectio Lacensis, Friburgo de Brisgovia 1870 ss = H . DENZINGER, Enchiridion symbolorutn, definitionum et declarationum de rebus fidei et morum, Friburgo de Brisgovia-Barcelona 31 i957- Existe trad. espaola de la misma obra, con idntica numeracin, bajo el titulo de El Magisterio de la Iglesia, Barcelona 1955 ^ D i v u s Thomas, Friburgo de Suiza =- Dictionnaire de Thologie Catholique =Divus Thomas, Piacenza =Estudios Bblicos = Estudios Eclesisticos = Estudios filosficos =Ephemerides theologicae Lovanienses = Florilegium Patristicum, Bonn 1904 ss19

VII. El sacramento del matrimonio 1. 2. 3. 4. 5. 6. Nocin, origen y sacramentalidad del matrimonio Fin y propiedades del matrimonio El signo externo del sacramento del matrimonio Los efectos del sacramento del matrimonio El ministro y el sujeto del sacramento del matrimonio . . . La potestad de la Iglesia sobre el matrimonio Libro quinto TRATADO DE DIOS CONSUMADOR 676 679 684 686 687 689

Tratado de los novsimos o de la consumacin (escatologa)Capitulo primero: La escatologa del individuo 1. La muerte 2. El juicio particular 3. El cielo 4. El infierno 5. El purgatorio Capitulo 6. El 7. La 8. El 9. El segundo: Escatologa general retorno de Cristo resurreccin de los muertos juicio universal fin del mundo 694 697 699 703 707 711 715 720 723 727 735 74918

ndice de nombres ndice de materias Addenda et corrigenda

DTh DThC DThP EB EE KF EThL F1P

Abreviaturas FS FrSt G Greg Ir JLW JPhTh JThSt Kath KL M MANSI MFr MSR MThZ N -R NRTh NSch OCP PG PL Phjb PMCL RAM RB RET RevSR RFil RFN RHE RQ RSPhTh RSR RThAM RThS.th.

Abreviaturas Theol. Bibl. = Theologia Bblica ThGl =Theologie und Glaube ThprM Theologisch-praktische Monatsschnft ThprQ - Theologisch-praktische Quartalschrift, Linz ThQ =Theologische Quartalschnft, Tubinga ThR = Theologische Revue TrThZ Tnerer Theologische Zeitschnft VerVid = Verdad y Vida Vg = Vulgata ZAM = Zeitschnft fur Aszese und Mystik ZKG = Zeitschnft fur Kirchengeschichte ZkTh = Zeitschnft fur kathohsche Theologie ZNW Zeitschnft fur neutestamenthche Wissenschaft ZSKA ^Zeitschnft der Savignystiftung fur Rechtsgeschichte. Kanonistische Abteilung ZsTh = Zeitschnft fur svstematische Theologie

Franciscan Studies - Franziskanische Studien Texto griego de la Sagrada Escritura En los pasajes del Antiguo Testamento, el texto de los Setenta (ed A RAHLFS, Septuagtnta, Stuttgart 1935) = Gregonanum = Irmkon -=Jahrbuch fur Liturgiewissenschaft = Jahrbuch fur Philosophe und spekulative Theologie = T h e Journal of Theological Studies = D e r Kathohk = WETZER-WELTES, Kirchenlexikon, Fnburgo de Bnsgovia 1882 ss = Texto masortico (ed R KITTEL, Biblia Hebraica, Stuttgart "1952) = J . D. MANSI, Sacrorum Conctltorum nova et amphssima collectio, Florencia 1759 ss Miscellanea Francescana =Mlanges de Science religieuse =Munchener Theologische Zeitschnft = J NHJNER - H Roos, Der Glaube der Kirche in den Urkunden der I ehrverkundigung, Ratisbona 8ig6r =Nouvelle Revue Theologique = The New Scholasticism =Onentaha Chnstiana Peridica = J . P. MIGNE, Patrologa Graeca, Pars 1857 ss J. P. MIGNE, Patrologa Latina, Pars 1844 ss Philosophisches Jahrbuch = Peridica de re morah, cannica, litrgica Revue d'Ascetique et de Mystique = Revue Bibhque = Revista Espaola de Teologa = Revue des Sciences rehgieuses = Revista de Filosofa Rivista di Filosofa Neoscolastica Revue d'Histoire ecclesiastique =Romische Quartalschnft = Revue des Sciences philosophiques et thologiques =Recherches de Science rehgieuse =Recherches de Thblogie ancienne et mdivale = Revue Thomiste=SANCTUS THOMAS, Summa theologiae

S c G. Schol Schrlh StZ Suppl.

= SANCTUS THOMAS, Summa contra Gentiles = Scholastik = K RAHNER Schrtftcn zw Fheolngie rmsiedeln-ZurVIi Colonia 1 1954, 11 1955, ni 1956, IV 1960, v 1962 = Stimmen der Zeit ^Suplemento de la Suma teolgica de SANTO TOMS formado por el Comentario a las Sentencias20

21

ABREVIATURAS DE CIUDADES=Augsburgo A B = Berln Ba = Bamberg Barnd.= BarcelonaBas = BaMlea

PRLOGO

=Bnxen =Bonn =Breslau = Braunsberg = Brujas = Bruselas [Bruxelles] Cambridge Dusseldorf =Einsiedeln Fi = Florencia [Firenze] Fr = Fnburgo de Brisgovia Fr/S = Fnburgo de Suiza Ft = Francfort del M e n o Fu = FuIda G = Gotinga Ge = Gembloux Gie = Giessen Gr = Graz Gra = Granada Gu = Gutersloh G w = Greifswald Hei = H e i d e l b e r g Hi =Hildesheim In =Innsbruck K = Colonia [Koln] Ke =Kempten L = Leipzig Li = L i m b u r g o del Lahn Ln = Lovaina Lo =Londres Lu =Lucerna22

Bn Bo Br Brg Bru Brx C D E

=Lyon =Linz =Marburgo Madrid = M a l i n a s Mecheln = Miln = Munich = M u n s t e r de Westfaha = Mundelein (Illinois) =Milwaukee = M a g u n c i a [Mainz] =Nimega = N u e v a York =Pars =Paderborn =Poznn =Quaracchi =Roma =Ratisbona [Regensburg] =Rotemburgo = Salzburgo =Espira [Speyer] = Stuttgart = St. Bonaventure, Nueva York Str =Estrasburgo [Strassburg] T =Tubinga To ==Turin Tou =Toulouse Tr ==Trvens V = Ciudad del Vaticano Ve =Vechta W = V i e n a [Wien] Wa =Washington W u =Wurzburgo Z =Zunch Ly Lz M Ma Me Mi Mn Mr Mu Mw Mz N NY P Pa Po Q R Re Ro S Sp St StBv

Este Manual de Teologa Dogmtica ha nacido del ejercicio diario de ensear y, por tanto, se dirige primordialmente a los estudiantes de la disciplina teolgica. Me propuse presentar de la forma ms clara y precisa que me fuera posible la sustancia de la doctrina catlica y sus fundamentos en las fuentes de la revelacin. Por razones didcticas he estructurado cuidadosamente toda la materia. - Como no poda sobrepasar el margen de un manual, slo present en cada tema las declaraciones ms significativas del magisterio eclesistico, algunos de los textos bblicos ms importantes y algn que otro texto patrstico. A otras clases de pruebas no pude sino aludir brevemente. Expuse la evolucin de los dogmas slo en cuanto resultaba indispensable para comprender la doctrina catlica. Generalmente traduzco los textos bblicos y patrsticos. Quien desee estudiarlos en su idioma original puede buscar los textos bblicos en una buena edicin de la Escritura, y la mayor parte de los patrsticos en el Enchiridion Patristicum, de M . J. ROUT DE JOURNEL (Friburgo de Brisgovia-Barcelona 1SI953). La brevedad a que antes aluda me ha forzado a dar preferencia a la prueba positiva sobre la especulativa. sta va de todos modos en forma concisa al fin de cada tema. Las numerosas citas de Santo Toms pueden servir de orientacin para profundizar ms en el campo especulativo. La bibliografa no pretende ser completa. Dado el carcter manual de la obra, solamente es posible ofrecer una seleccin de los trabajos ms sobresalientes publicados hasta el momento mismo de la impresin. Pero el lector ver de todos modos que la selecan ha sido bastante copiosa y no echar de menos las publicaciones novsimas ms importantes. Para completar la bibliografa, acdase al Dictionnaire23

Prlogo

de Thologie Catholique y al Theologisches Wrterbuch zum Neuen Testament, de KITTEL. La base del presente Manuel la constituyen las lecciones de mis venerados maestros Michael Rackl (f 1948, siendo obispo de Eichstatt) y Martin Grabmann (f 1949) y respira su espritu como es mi deseo. Grabmann me inspir, adems, la idea de publicar la presente obra. Confieso tambin que debo mucho a los textos mencionados en la pgina 43, sobre todo a los de Bartmann, Diekamp, Pohle y Van Noort. Ojal que este libro contribuya a difundir en todos los ambientes intelectuales espaoles e hispanoamericanos la doctrina de la Iglesia, a fin de queflorezcanun conocimiento ms profundo de lo sobrenatural y un fervor religioso ms vivo.' Eichstatt, 25 de septiembre de 1954.LUDWIG OTT

INTRODUCCIN A LA TEOLOGA DOGMTICA

1. NOCIN Y OBJETO DE LA TEOLOGA

I. NocinNOTA EDITORIAL A LA TERCERA EDICIN

La primera edicin castellana de la presente obra (1958) aprovech algunas referencias bibliogrficas de las ediciones en ingls (Cork 1955) y en francs (Mulhouse 1955) y se hizo fundamentalmente sobre la tercera edicin alemana original (Friburgo de Brisgovia 1957), con adiciones de los revisores destinadas a completar la bibliografa. La presente edicin ha sido enmendada y adicionada en algunos puntos, poniendo a contribucin las correcciones y adiciones introducidas por el autor en la cuarta edicin alemana (Friburgo de Brisgovia 1959), asi como las previstas para la quinta edicin alemana (en prensa) que aparecer simultneamente.

El trmino teologa significa etimolgicamente tratado de Dios (Xyo? Tisp 0eoO, de divinitate ratio sive sermo; SAN AGUSTN, De civ. Dei VIII 1). Teologa es, por tanto, la ciencia o estudio acerca de Dios.2. Objeto

El objeto material primario de la teologa es Dios; el secundario, las cosas creadas en cuanto se hallan en relacin con Dios: Omnia pertractantur in sacra doctrina sub ratione Dei, vel quia sunt ipse Deus, vel quia habent ordinem ad Deum ut ad principium etfinem; S.th. 1 1, 7.

N O T i EDITORIAL A LA CUARTA EDICIN

por el autor en sucesivas ediciones alemanas, as como las previstas para la sexta edicin alemana (en prensa).

Respecto del objeto formal, es necesario distinguir entre la teologa natural y la sobrenatural. La teologa natural, iniciada por Platn (denominada theologia naturalis por San Agustn, siguiendo la expresin de Varrn, y que desde el siglo xix fu llamada tambin teodicea), constituye el punto culminante de lafilosofay puede definirse como la exposicin cientfica de las verdades acerca de Dios, en cuanto stas son conocibles por la luz de la razn natural. En cambio, la teologa sobrenatural es la exposicin cientfica de las verdades acerca de Dios, en cuanto stas son conocibles por la luz de la revelacin divina. El objeto formal de la teologa natural es Dios, tal como le conocemos por la luz de la razn natural a travs de las cosas creadas; el objeto formal de la teologa sobrena25

24

Introduccin

Introduccin de la verdad revelada por Dios y depositada en manos de la Iglesia, y, por tanto, no es posible separarla del objeto de la teologa.

tural es Dios, tal como le conocemos por la fe mediante la luz de la revelacin; cf. SAN AGUSTN, De civ. Dei vi 5; S.th. 1 1, 1 ad 2. La teologa natural y la sobrenatural se distinguen entre s: por el principio cognoscitivo (la razn naturalla razn iluminada por la fe), por el medio de conocimiento (las cosas creadasla revelacin divina) y por el objeto formal (Dios unoDios uno y trino).Bibliografa: J. ENGERT, Studten zur theologischen Erkenntmslehre, Re 1926. G. RABEAU, Introduction l'etude de la theologie, P 1926. J. BILZ, Emfuhrung in die Theologie, Fr 1935. A. STOLZ, Introductio in sacram theologiam, Fr 1941. B. M. XIBERTA, Introductio in Sacram Theologiam, Ma 1949. E. PLATZECK, Reflexiones sobre la definicin de la Teologa, Ver Vid 2 (1944) 337-355- R R SINEUX, Initiation a la theologie de Saint Thomas, P 1954. C H . JOURNET, Introduction a la theologte, P 1947

b) La teologa se eleva por encima de las otras ciencias por la excelsitud de su objeto, por Ja suprema certeza de sus conocimientos, que se fundan en el saber infalible de Dios, y por su ordenacin directa al supremo fin del hombre; cf. S.th. 1 1, 5. c) La teologa, segn SANTO TOMS, es ciencia especulativa y prctica al mismo tiempo, pues por una parte estudia a Dios, verdad suprema, y a todas las criaturas en sus relaciones con Dios, y por otra estudia tambin, siempre a la luz de la verdad divina, la conducta moral del hombre en orden a su ltimo fin sobrenatural. La faceta especulativa posee la primaca, pues la ciencia teolgica aspira ante todo a conocer la verdad divina, y tambin porque el ltimo fin de la conducta moral consiste en el perfecto conocimiento de Dios; S.th. 1 1, 4.La escuela franciscana medieval estima que la teologa es una ciencia practica o afectiva, porque los conocimientos teolgicos mueven por su misma naturaleza el afecto. El fin primordial de la teologa es la perfeccin mpral del hombre: ut bom fiamus (BUENAVENTURA, Prooemium tn IV libros Sent., q. 3). La razn ultima de esta diversa apreciacin del problema radica en la distinta estimacin de las potencias del alma. Santo Toms y su escuela reconocen con Aristteles la primaca del entendimiento; la escuela franciscana, en cambio, se decide con San Agustn por la primaca de la voluntad.

2.

L A TEOLOGA COMO CIENCIA

I . C a r c t e r cientfico de la teologa

a) Segn la doctrina de Santo Toms, la teologa es verdadera ciencia, porque parte de verdades fundamentales absolutamente ciertas (principia), las verdades reveladas; saca de ellas, mediante un mtodo de argumentacin estrictamente cientfico, nuevos conocimientos, las conclusiones teolgicas (conclusiones); y las rene todas en un sistema organizado No obstante, la teologa es una ciencia subordinada (scientia subaltrnala), porque sus principios no son intrnsecamente evidentes para nosotros, sino que los recibe de una ciencia superior, del saber de Dios comunicado por revelacin; cf. S.th. 1 1,2: Sacra doctrma est scientia, quia procedit ex principiis notis lumine superioris scientiae, quae scicet est scientia Dei et beatorum.La escolstica se dedic exclusivamente al estudio de la teologa especulativa. El florecimiento de la investigacin histrica a comienzos de la edad moderna ampli el concepto de ciencia, y esta ampliacin aplicse tambin en la teologa positiva. Por ciencia en sentido objetivo se entiende hoy da un sistema de conocimientos metdicamente elaborados acerca de un objeto que guarde unidad. La teologa posee un objeto homogneo, se sirve de un procedimiento metdico acomodado a su objeto y rene los resultados obtenidos en un sistema organizado. La sujecin a la autoridad de Dios y de la Iglesia no disminuye en absoluto el carcter cientfico de la teologa, pues tal autoridad pertenece a la sustancia misma 26

d) La teologa es sabidura, pues estudia la causa profundsima y ltima de todas las cosas. Es la suprema sabidura, porque considera esa ltima causa a la luz de la verdad revelada por el mismo saber de Dios; cf. S.th. 1 1, 6.2. L a ciencia de la fe

La teologa es ciencia de la fe. Presupone, pues, la fe en sentido objetivo (fides quae creditur) y en sentido subjetivo (fides qua creditur). La teologa comparte con la fe las fuentes de sus conocimientos, que son: la Sagrada Escritura y la tradicin (regla remota de fe) y las declaraciones del magisterio de la Iglesia (regla prxima de fe). Pero la teologa, en cuanto ciencia de la fe, tiene tambin un principio cognoscitivo especial, a saber, la razn humana, con la cual procura penetrar y comprender en lo posible el contenido27

Introduccin

Introduccin 3. NOCIN Y MTODO DE LA TEOLOGA DOGMTICA 1. Nocin

y la conexin del sistema de verdades sobrenaturales. SAN AGUSTN expresa este mismo pensamiento en aquellas palabras: Crede ut intelhgas (Sermo 43, 7, 9), SAN ANSELMO DE CANTORBERY lo expresa tambin de la siguiente manera: [La teologa es]fidesquaerens mtellectum (Proslogium, Proemio) y Credo ut intelhgam (Proslogion 1), RICARDO DE SAN VCTOR dice estas palabras Properemus de fide ad cognitionem. Satagamus, n quantum possumus, ut intelligamus quod credimus (De Tnnitate, Prologo). 3. Divisin La teologa es una sola ciencia, pues no posee ms que un solo objeto formal: Dios y las criaturas en cuanto son objeto de la revelacin divina. Como la revelacin es una participacin del saber divino, la teologa, como afirma Santo Toms, es en cierta manera una grabacin del saber divino, nico y absolutamente simple, en la mente creada del hombre, S.th. 1 1, 3. Segn los diversos fines que se proponga, la ciencia teolgica, siendo una sola, puede dividirse en las siguientes ramas o especialidades: a) Teologa dogmtica, incluyendo tambin la teologa fundamental que sirve de base al dogma. b) Teologa histrtco-bbhca Introduccin a la Sagrada Escritura, hermenutica, exgesis; historia eclesistica, historia de los dogmas, historia de la liturgia, historia del derecho cannico, patrologa c) Teologa prctica Teologa moral, derecho cannico, teologa pastoral con la catequtica y la homiletica.Bibliografa: E KREBS, Theologie und Wissenschaft nach der Lehre der Hochscholasttk, Mr 1912 P WYSER, Theologie ah Wissenschaft, S 1938 J FRIEDERICHS, Dte Theologie ais spekulative und praktische Wissenschaft nach Bonaventura und Thomas von Aquin, Bo 1940 M - D . CHENU, La theologie comme science au XIIP siecle, P 3 i943 G M ROSCHINI, La teologa e veramente saenza? APAR 10 (1944) 47-132 M GRABMANN, Die theologische Erkenntms- und Einleitungslehre des hl Thomas von Aquin auf Grund seiner Schrift lutamente sobrenatural). La Sagrada Escritura testifica que el conocimiento inmediato de la esencia divina es inasequible para la razn natural. San Pablo en 1 Tim 6,16, nos dice: Dios habita en una luz inaccesible; nadie le vio ni podr verle. La intuicin de la esencia divina es algo que por su naturaleza corresponde nicamente a Dios, es decir a las Personas divinas. Dice el Evangelio de San Juan 1,18: 8; Iudith 13, 20; Tob 5, 27; Dan 3, 49; 6, 22.Segn ORGENES (De princ. i, praef. 10), es parte esencial de las enseanzas de la Iglesia que existen ngeles de Dios y poderes buenos que le sirven a l para consumar la salvacin de los hombres; cf. ORGENES, Contra Cehum vui 34. b) Cada creyente tiene su particular da de su bautismo (sent. cierta). ngel de la guarda desde el

31.

ACTIVIDAD DE LOS NGELES MALOS

I . D o m i n i o del diablo sobre los h o m b r e s

El diablo, por razn del pecado de Adn, posee cierto dominio sobre los hombres (de fe). El concilio de Trento cita, entre las muchas consecuencias del pecado de Adn, la esclavitud bajo el poder del diablo; Dz 788, 793. Esta fe de la Iglesia encuentra su expresin litrgica en las ceremonias del bautismo. Cristo llama al diablo prncipe de este mundo (Ioh 12, 31; 14, 30). San Pablo le llama dios de este mundo (2 Cor 4, 4). La accin redentora de Cristo venci en principio al podero del diablo; Ioh 12, 31: Ahora el prncipe de este mundo ser arrojado fuera; Hebr 2, 14: Jess tom carne y sangre para destruir por la muerte al que tena el imperio de la muerte, esto es, al diablo;201

Segn doctrina general de los telogos, no slo cada creyente, sino cada hombre (tambin los infieles) tiene desde el da de su nacimiento un ngel de la guarda particular. Tal aserto se funda bblicamente en la frase del Seor que refiere Mt 18, 10: Mirad que no despreciis a uno de esos pequeos, porque en verdad os digo que sus ngeles ven de continuo en el cielo la faz de mi Padre, que est en los cielos; cf. Act 12,15: Su ngel es [el de Pedro].200

Dios creador

Obra de la creacin nacin exagerada a considerar cualquier fenmeno raro como accin diablica ocasion hacia el final de la edad media el lamentable desvaro de ver brujeras en todas partes. La opinin patrocinada por varios escritores de los primeros tiempos del cristianismo (Pastor de Hermas, Orgenes, Gregorio Niseno, Juan Casiano), la escolstica (PEDRO LOMBARDO, Sent. n n , 1) y algunos telogos modernos (Surez, Scheeben), segn la cual a cada persona le asigna el diablo, desde el da mismo de su nacimiento, un espritu malo para que le incite sin cesar al mal (rplica al angelle la guarda), carece de fundamento suficiente en las fuentes de la revelacin, siendo adems difcilmente compatible con la bondad y misericordia de Dios. Los lugares de la Escritura que generalmente se citan en apoyo de esta teora (Ioh 13, 2; Ps 108, 6; Zach 3, 1; Iob 1-2; 2 Cor 12, 7) no tienen fuerza probativa. Bibliografa: L. BREMOND, Le diable, P 1924. S. WEBER, De singulorum hominum daemone impugnatore, R 1938. A. RODEWYCK, He Beurteilung der Besessenheit, ZkTh 72 (1950) 460-480. VARIOS, Satn, Les tudes carmlitaines, P 1948.

cf. Col i, 13; 2, 15; 1 Ioh 3, 8. En el juicio universal, sufrir un completo y definitivo quebranto el dominio del diablo; cf. 2 Petr 2, 4; luda 6.2. Formas con que el diablo ejerce su dominio

a) Los espritus del mal procuran hacer dao moral a los hombres incitndoles al pecado (tentatio seductionis); 1 Petr 5, 8: Estad alerta y velad, que vuestro adversario el diablo, como len rugiente, anda rondando y busca a quin devorar*; cf. Mt 13, 25 y 39 (la cizaa sembrada entre el trigo); Eph 6, 12. Ejemplos bblicos son el pecado de nuestros primeros padres (Gen 3, 1 ss; Sap 2, 24; Ioli 8,44), el fratricidio de Can (Gen 4, 1 ss; 1 Ioh 3,12), la traicin de Judas (Ioh 13, 2 y 27), la negacin de Pedro (Le 22, 31), la mentira de Ananas (Act 5, 3). La tentacin del diablo no fuerza al hombre a pecar, pues ste sigue conservando su libertad natural. El enemigo malo solamente puede tentar al hombre en la medida en que Dios se lo permita con su divina prudencia; cf. 1 Cor 10,13: Dios no permitir que seis tentados sobre vuestras fuerzas. b) Los malos espritus procuran inferir tambin al hombre daos .fsicos causndole mal fsico (infestado); cf. Tob 3, 8; Iob 1, 12; 2, 6; 1 Cor 5, 5. c) Otra especie de infestacin diablica es la posesin (obsessio, possessio), por la cual el mal espritu se apodera violentamente del cuerpo humano dominando los rganos del mismo y las fuerzas inferiores del alma, pero no las superiores. El testimonio explcito de Cristo habla en favor de la posibilidad y realidad efectiva de este fenmeno. Jess mismo expuls malos espritus (Me 1 23 ss; Mt 8, 16; 8, 28 ss; 9, 32; 12, 22; 17, 18) y confiri a sus discpulos poder sobre los malos espritus (Mt 10, 1 y 8; Me 16, 17; Le 10, 17 ss); cf. los exorcismos dispuestos por la Iglesia.Los racionalistas opinan que los posesos de que nos habla la Sagrada Escritura eran slo enfermos fisica o psquicamente, y que Jess se acomod a la creencia en el diablo, universal entre el pueblo judio. Pero esta teora es incompatible con la seriedad de la palabra divina y con la veracidad y santidad del Hijo de Dios. Cuando se trate de comprobar la existencia de influjos demonacos, habr que precaverse tanto de la credulidad ingenua como del escepticismo racionalista. Como el inferir daos fsicos es una forma extraordinaria de accin diablica, habr que examinar diligentemente si no es posible explicar los efectos de que se trate por causas naturales. La incli202

203

Libro tercero TRATADO DE DIOS REDENTOR

Parte primera LA PERSONA DEL REDENTOR

Bibliografa: A. REATZ, Jess Christus. Sein Lben, seine Lehre und sein Werk, Fr a i925. B. BARTMANN, Jess Christus unser Heiland und Konig, Pa 1926. J. SICKENBERGER, Leben Jesu nach den vier Evangelien, Mr 1932. K. ADAMJ Jess Christus, Barna "1957. L. KSTERS, Nuestra Fe en Cristo, Madrid 1954. H. FELDER, Jess von Nazareth, Pa 3 i947- L. DE GRANDMAISQN, Jsus-Christ. Sa personne, son message, ses preuves, 2 tomos, P "1931. (trad. esp., Barna 1932). P. GALTIER, De incarnatione ac redemprone, P 2 I947. A. D'ALS, De Verbo incarnato, P 1930. K. ADAM, Der Christus des Glaubens. Vorlesungen ber die kirchliche Christologie, D 1954 (trad. esp.: El Cristo de nuestra fe, Barna 1958). M. RACKL, Die Christologie des hl. Ignatius von Antiochien, Fr 1914. A. L. FEDER, Justins des Mrtyrers Lehre von Jess Christus, Fr 1906. A. HotrssiAU. La christologie de s. Irne L n 1955. H. DE RIEDMATTEN, Les actes du procs de Paul de Samosate. tude sur la christologie du IIP au IVecle, Fr/S 1952. E. WEIGL, Untersuchungen zur Christologie des hl. Athanasius, Pa 1914. Ei mismo, Christologie vom Tode des Athanasius bis zum Ausbruch des Nestorianischen Strcites (373-429), Mn 1925. J. LENZ, Jess Christus nach der Lehre des hl. Gregor von Nyssa, Tr 1925. J. H. JUZEK, Die Christologie des hl. Johannes Chrysostomus, Br 1912. A. SCHMID, Die Christologie Isidors von Pelusium, Fr/S 1948. A, REHRMANN, Die Christologie des hl. Cyrillus von Alexandrien, Hi 1902. J. LiBAERTj La doctrine christologique de s. Cyrille d'Alexandrie avant la querelle nestorienne, Lila 1951. A. BERTRAM, Theodoreti episcopi Cyrensis doctrina christologica, Hi 1883. H. STRAUBINGER, Die Christologie des hl. Maximus Confessor, Bo 1906. K. SCHWERDT, Studien zur Lehre des hl. Ambrosius von der Person Christi, Bckeburg 1937. O. SCHEEL, Die Anschauung Augustins ber Christi Person und Werk, T 1901. T . J. VAN BAVEL, Recherches sur la christologie de saint Augustin, Fr/S 1954. P H . KUHN, Die Christologie Leos des Grossen, W 1894. M . J. NICOLS, La doctrine christologique de s. Lon le Grand, R T h 51 (1951) 609-660. B. NisTERS, Die Christologie des hl. Fulgentius von Ruspe, Mr 1930. E. POPPENBERG, Die Christologie des Hugo von St. Viktor, Hiltrup 1937. F . ANDERS,207

Dios redentor Die Christologie des Roben von Melun, Pa 1927. J. GNSTER, Die Christologie des Gerhoh von Reichersberg, K 1940. R. F. STUDENY, John of Cornwall an Opponent of Nihilianism, Moedling de Viena 1939. O. BALTZER, Beitrage zur Geschichte des christologischen Dogmas im u . und 12. Jahrhundert, L 1898. A. M. LANDGRAF, Dogmengeschichte der Frhscholastik II. Teil: Die Lehre von Christus, vols. 1-11, Re 1953/54. F. HABERL, Die Inkarnationslehre des hl. Albertus Magnus, Fr 1939. I. BACKES, Die Christologie des hl. Thomas von Aquin und die griechischen Vlter, Pa 1931. F. RlCHELDI, La cristologia di Egidio Romano, Modena 1938. P. BAYERSCHMIDT, Die Seins- und Formmetaphysik des Heinrich von Gent in ihrer Anwendung auf die Christologie. Mr 1941. M. BERTAGNA, Christologia S. Bernardini Senensis, R 1949. R. HAUBST, Die Christologie des Nikolaus von Kues, Fr 1956; A. SCHWEITZER, Geschichte der Leben-jfesu-Forschung, T '1951. F. M. BRAUN, Jess Christus in Geschichte und Kritik, Lu 1950. J. R. GEISELMANN, Jess der Christus, St 1951 F. CEUPI>ENS, De incarnatione (Theol. Bibl. III), To-R 2 KJ50. O. CU,MANX, Die Christologie des Neuen Testaments, T 1957. ^-- H. MCG^YNN, The Incarnation in the Sermons of St. Peter Chrysologus, Mu 1956. B. M. XlBERTA, Enchiridion de Verbo incamato, Ma 1957. J- BRINKTRINE, Die Lehre von der Menschvierduna und Erlosung, Pa 1959. R. CANTALAMKSSA, La cristologia di Tertulltano, Fr/S 1962.

INQUISICIN

PREVIA

1.

EXISTENCIA HISTRICA DE JESS

La llamada crtica radical que los protestantes liberales aplicaron a los evangelios lleg incluso, con Bruno Bauer, Albert Kalthoffj Arthur Drews, etc., a la negacin de la existencia histrica de Jess.

La existencia histrica de Jess es testimoniada con toda claridad no slo por autores cristianos, sino tambin por algunos no cristianos en los cuales no cabe sospecha alguna de haber falseado la realidad.1. E s c r i t o r e s paganos a) TCITO refiere en sus anales (alrededor del ao 116) la cruel persecucin que sufrieron en Roma los cristianos bajo el emperador Nern y hace de paso la siguiente observacin a propsito del fundador de la religin cristiana: El creador de este nombre, Cristo, haba sido ejecutado por el procurador Poncio Pilato durante el reinado del emperador Tiberio (Auctor nominis eus Christus Tiberio imperitante per procuratorem Pontium Pilatum supplicio adfectus erat; Anuales xv 44). b) SUETONIO (alrededor del ao 120) refiere que el emperador Claudio expuls de Roma a los judos por promover incesantes alborotos a instigacin de un tal Cresto (Judaeos impulsore Chresto assidue tumultuantes Roma expulit; Vita Claudii 25, 4). En el fondo de esta informacin desfigurada hay un ncleo histrico: el hecho de que en la comunidad juda de Roma se haban levantado violentas discusiones en torno a Cristo; cf. A c t 18, 2. c) PLINIO EL JOVEN, procnsul de Bitinia, escribe (111-113) en una carta al emperador Trajano que los cristianos se renen un da determinado antes de romper el alba y entonan un himno a Cristo como a un dios (stato die ante lucem convenire carmenque Christo quasi deo dicere; Ep. x 96).209

2C8

Dios redentor d) El sirio MAR BAR SERAFIN, seguidor de la filosofa estoica, habla de Jess en una carta que escribe a su hijo Serapin: O [qu sacaron] los judos de la ejecucin de su sabio rey, si desde entonces perdieron su reino?... Los judos fueron muertos o expulsados de su pas, y viven dispersos por todas partes... El rey sabio no ha muerto, gracias a las nuevas leyes que dio. La citada carta fu escrita despus del ao 70, aunque no es posible fijar con certeza la fecha de su composicin (siglos 11 al IV). 2. Escritores judos a) El escritor judo FLAVIO JOSEFO refiere en sus Antiquitates (que se terminaron el 93-94) que el sumo sacerdote Anano acus de transgredir la ley al hermano de Jess (que es llamado Cristo), por nombre Santiago, y tambin a algunos otros, hacindoles lapidar (Ant. xx 9, 1). Ms explcito an es otro pasaje, si bien existen graves razones contra su autenticidad: Por aquel mismo tiempo apareci Jess, hombre sabio, si es lcito llamarle hombre; pues hizo cosas maravillosas, fu el maestro de los hombres que anhelan la verdad, atrayendo hacia s a muchos judos y a muchos gentiles. l era el Cristo ( Xpicri? O5TO jv). Y, como Pilato le hiciera crucificar por acusaciones de las primeras figuras de nuestro pueblo, no por eso dejaron de amarle los que le haban amado antes; pues l se les apareci resucitado al tercer da despus que los divinos profetas haban predicho de l estas cosas y otros muchos prodigios sobre su persona. Hasta hoy dura la estirpe de los cristianos, que tomaron de l su nombre (Ant. xvm 3, 3). Parece que hay un fondo genuino en este texto, que fu refundido despus por los cristianos. La versin paleoslava de la obra De bello Judaico contiene un testimonio sobr Cristo, parcialmente semejante, pero que falta en la versin griega y en la latina. Segn todas las apariencias, se trata de una interpolacin posterior y de carcter legendario. Est equivocado Roben Eisler con su teora (fundada en este texto) de que Jess fu el caudillo de un movimiento revolucionario de tipo nacionalista, y que por esta causa fu ajusticiado por el procurador romano. b) Las menciones incidentales que el Talmud hace de la persona de Jess suponen tambin su existencia histrica. El judaismo desfigur la imagen histrica de Cristo, diciendo que era hijo de una mujer adltera, que era un seductor y que fund una secta impa; pero jams puso en duda el carcter histrico de su existencia; cf. el texto del Talmud Bab. Sanhedrin,f. 43 a; f. 67 a; SAN JUSTINO, Dial. 17, 108.

,

Seccin primera Y EL MODO

LAS DOS NATURALEZAS DE CRISTO COMO ESTN UNIDAS

Captulo primero LA VERDADERA DIVINIDAD DE CRISTO

2. EL DOGMA DE LA VERDADERA DIVINIDAD DE CRISTO Y SUS ADVERSARIOS 1. El d o g m a

Jesucristo es verdadero Dios e Hijo de Dios por esencia (de fe). En todos los smbolos de la fe se expresa la creencia de la Iglesia en la divinidad y filiacin divina de Jesucristo. Vase el smbolo Quicumque: Est ergo fides recta, ut credamus et confiteamur, quia Dominus noster Jess Christus, Dei Filius, Deus et homo est. Deus est ex substantia Patris ante saecula genitus, et homo est ex substantia matris in saeculo natus, perfectus Deus, perfectus homo; Dz 40; cf. Dz 54, 86, 148, 214 s, 290. El dogma dice que Jesucristo posee la infinita naturaleza divina con todas sus infinitas perfecciones por haber sido engendrado eternamente por Dios Padre.2. Herejas contrarias al d o g m a E n la antigedad cristiana negaron la verdadera divinidad de Cristo: Cerinto, los ebionitas, los monarquianos dinamistas o adopcionistas y los arranos. En los tiempos modernos la han negado los socinianos y los racionalistas de la poca de la Ilustracin, y tambin la moderna teologa liberal; cf. Dios Uno y Trino, 1.211

Bibliografa: J. B. AUFHAUSER, Antike Jesus-Zeugnisse, Bo 2 I925. F. MEFFERT, Die geschichtliche Existenz Christi, M. Gladbach 1 3 i92i. O. GRABER, Im Kampf um Christus. Ueberprfung der Angriffe A. Drews' gegen die geschichtliche Existenz Jesu, Gr 1927. A propsito del testimonio de Josefo en la versin paleoeslava, vase H. DIECKMANN, Schol 2 (1927) 277-279; R. DRAGUET, Le juif Josphe, tmoin du Christ? RHE 26 (1930) 8 33-879. M. GOLDSTEIN, Jess in the Jewish Tradition, N Y 1950.

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Dios redentor En contra de lo que hiciera el antiguo racionalismo, la moderna teologa liberal contina aplicando a Cristo los trminos bblicos de Dios e Hijo de Dios, pero traducindolos a un sentido racionalstico. Cristo, segn su opinin, es Hijo de Dios no en sentido metafsico sino tico, pues en l se desarroll de forma singular la conciencia de que Dios es nuestro Padre. Cristo es el redentor del mundo porque supo comunicar a los hombres el singular conocimiento de Dios que l experiment en su interior, revelando a Dios como Padre bondadoso. Como Cristo no es verdadero Dios, no es objeto sino sujeto de la religin. HARNACK comenta: No es el Hijo, sino nicamente el Padre a quien se refiere el Evangelio, como lo afirm el mismo Jess... La frase: Yo soy el Hijo de Dios no fu incluida por Jess mismo en su Evangelio; y quien la site en l junto con las dems aade algo al Evangelio (Wesen des Christentums, pg. 91 s). La tendencia del historicismo religioso, dentro de la teologa liberal, concede que los predicados bblicos de Dios e Hijo de Dios hay que entenderlos en sentido propio, pero explica su origen por el influjo de las concepciones religiosas de las religiones paganas (apoteosis). Siguiendo la teologa liberal, el modernismo (A. Loisy) abandon tambin la fe en la divinidad de Cristo, estableciendo una distincin entre el Jess histrico, que es puro hombre, y el Cristo de la fe, que, idealizado por la piedad cristiana, fu elevado a divinidad por influencia de ideas paganas; cf. Dz 2027-31. Bibliografa: Jess Christus. Apologetische Vortrge, Fr i 9 i i , 170 ss. (K. BRAIG), 345 ss (G. E.SSER). J . BESSMER, Philosophie und Theologie des Modernismus, Fr 1912. B. BARTMANN y otros, Reformkatholizismus? Pa 1938.a

Las dos naturalezas de Cristo

Los ttulos que a continuacin mencionamos aluden a la dignidad divina del Mesas: Emmanuel Dios con nosotros (Is 7, 14; 8, 8). Admirable consejero, Dios, Varn fuerte, Padre del siglo futuro, Prncipe de la paz (Is 9, 6). Al Mesas venidero se le aplica el atributo de la eternidad, ^)ero tengamos en cuenta con todo que la expresin bblica eternidad a menudo no expresa sino un perodo largo de tiempo; cf. Mich 5, 2: Sus orgenes sern de antiguo, de das de muy remota antigedad (a diebus aeternitatis); Dan 7, 14: Su dominio es dominio eterno que no acabar nunca, y su imperio (imperio eterno) que nunca ser destruido.Bibliografa: A. SCHULTE, Die messianischen Weissagungen des Alten Testaments, Pa 1908. L. DRR, Ursprung und Ausbau der israelitisch-jdischen Heilandserwartung, B 1925. F. CEUPPENS, De prophetiis messianicis in Vetere Testamento, R 1935. P. HEINISCH, Theologie des Alten Testamentes, Bo 1940, 299 ss. El mismo, Christus der Erl'ser im Alten Testament, GrW-K 1955.

4. EL TESTIMONIO DE LOS EVANGELIOS SINPTICOS

A.

Testimonio del Padre celestial

3. EL TESTIMONIO DEL ANTIGUO TESTAMENTO

En el Antiguo Testamento slo se pueden encontrar insinuaciones acerca de la verdadera divinidad y filiacin divina del futuro Mesas. Las profecas mesinicas pintan al futuro redentor como profeta (Deut 18, 15 y 18), como sacerdote (Ps 104, 4), como pastor (Ez 34, 23 s), como rey y seor (Ps 2; 44; 109; Zach 9, 9), como siervo de Dios colmado de sufrimientos (Is 53), y le llaman Hijo de Dios: Dominus dixit ad me: Filius meus es tu, ego hodie genui te (Ps 2, 7; cf. 109, 3). Si es verdad que el ttulo de Hijo de Dios, dado el rgido monotesmo de la Antigua Alianza, se entenda nicamente en u n sentido traslaticio y tico, con todo, una vez recibida la luz de la revelacin neotestamentaria, podemos leer en estas expresiones la verdad de la eterna generacin del Hijo por el Padre; cf. Hebr 1, 5.212

Al ser bautizado Jess en el Jordn, reson una voz celestial que dijo: T eres mi Hijo amado; en ti tengo puestas mis complacencias (Mt 3, 17; Me 1, 11; Le 3, 22; cf. Ioh 1, 34). En la transfiguracin del monte Tabor, sali de la nube una voz que deca: ste es mi Hijo amado (en el cual tengo puestas mis complacencias; Mt), escuchadle (Mt 17, 5; Me 9, 7; Le 9, 35; cf. 2 Petr 1, 17).Cristo, al ser bautizado, es presentado en su oficio mesinico por el Padre celestial, quien testimonia, por medio de una revelacin solemne ante San Juan, que Jess es el Hijo de Dios. Cuando Jess se transfigura en el monte Tabor, vuelve a repetirse ante los apstoles ms notables este testimonio divino. La expresin bblica Hijo amado es sinnima de Hijo nico; cf. Gen 22, 2, 12 y 16, segn M y G; Me 12, 6. Para Juan y los discpulos, el testimonio del Padre celestial no pudo ser ms que una certificacin divina de la dignidad mesinica de Jess (Hijo de Dios = Mesas), ya que no estaban todava preparados para pensar en una filiacin divina sustancial. Pero la Iglesia primitiva ha visto en las palabras del Padre celestial una testificacin por parte de Dios de su creencia en la filiacin divina sustancial de Jess (cf. Ioh 1, 34).

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Dios redentor

Las dos naturalezas de Cristo (Mt 16, 8; 17, 20; 21, 21; Me 4, 40). Jess exige que se crea en su prop persona; quiere ser el objeto de esa fe; cf. Le 9, 26: Quien se avergonzar * de m y de mis palabras, de ese tal se avergonzar el Hijo del hombr cuando venga en su majestad y en la de su Padre y de los santos ngelesn, Mt 11, 6: Bienaventurado aquel que no tomare de m ocasin de escn' dalo. * Jess exige de sus discpulos un amor que supere todo amor creado, Mt 10, 37: Quien ama al padre o a la madre ms que a m, no merec^ ser mo; y quien ama al hijo o a la hija ms que a m, tampoco merece se^, mo. Llega su precepto tan lejos que exige incluso que entreguen la vid> por l; Mt 10, 39; Le 17, 33: Quien perdiere su vida por m, la hallarn Jess acepta adoracin religiosa, permitiendo que se postren a sus pie^ (Proskynesis); lo cual, segn las ideas judas y cristianas (cf. Esther 13, 12 s^ Act 10, 26; Apoc 19, 10; 22, 9), era un honor que se tributaba nicamente a Dios (cf. Mt 15, 25; 8, 2; 9, 18; 14, 33; 28, 9 y 17). 4. Jess y su conciencia de poder

B.

Testimonio de Jess sobre s mismo

i. Trascendencia sobre todas las c r i a t u r a s Jess se sabe trascendente a todas las criaturas: los hombres. a los ngeles y a

l sobrepasa a los profetas y reyes de la Antigua Alianza, a Jons y a Salomn (Mt 12, 41 s; Le 11, 31 s), a Moiss y Elias (Mt 17, 3; Me 9, 4; Le 9, 30), a David (que considera a Cristo como Seor; Mt 22, 43 ss; Me 12, 32 s; Le 20, 42 ss). Es tan grande, que el ms pequeo en el reino de Dios por l fundado ser mayor que Juan el Bautista, que fu el mayor de los nacidos (Mt 11, Le 7, 28). Los ngeles son servidores suyos. Bajan a servirle (Mt 4, 11; Me 1, 13; Le 4, 13); Jess no necesita sino rogar a su Padre, y ste le enviara ms de doce legiones de ngeles (Mt 26, 53). Los ngeles le acompaarn en su nueva venida (Mt 16, 27; Me 8, 38; Le 9, 26; Mt 25, 31); l los enviar para que renan a los justos y pecadores el da del juicio (Mt 13, 41; 24, 31; Me 13, 27). Como Hijo, se halla por encima de los hombres y de los ngeles (Mt 24, 36; Me 13, 32). 2. E q u i p a r a c i n con Dios

Jess est henchido de la conciencia en su poder sobrehumana^ cf. Mt 28, 18: Me ha sido dado todo poder en el cielo y en 1^ tierra. Pone en prctica ese poder, que sin cesar tiene en su interior, haciendt innumerables milagros, y da tambin a sus discpulos la potestad de hacev milagros en su nombre, es decir, por delegacin y virtud suya; Mt 10, 1 y 8, Me 3, 15; 6, 7; Le 9, 1; 10, 17. * Jess reclama, adems, para s el poder de perdonar los pecados, k cual slo a Dios compete (Mt 9, 2; Me 2, 5; Le 5, 20; 7, 48), y prueba sv ttulo a este poder obrando un milagro (Mt 9, 6). Confiere tambin a su* apstoles pleno poder para perdonar los pecados (Mt 16, 19; 18, 18; Ioh 2Q 23). En el sacrificio de su vida ve Jess un medio expiatorio suficient^ para que sean perdonados los pecados de toda la humanidad (Mt 20, 28 v 26, 28). * Jess reivindica igualmente para s el oficio de juzgar al mundo, lo cual segn doctrina del Antiguo Testamento, lo har Yahv en persona (c^ Ps 49, 1-6; 95, 12 s; 97, 9; Zach 14, 5); Mt 16, 27: El Hijo del hombre h de venir revestido de la gloria de su Padre, acompaado de sus ngeles y entonces dar el pago a cada cual conforme a sus obras. El juicio s* extender a toda palabra innecesaria (Mt 12, 36). Su fallo ser definitiva siendo cumplido inmediatamente; M t 25, 46: stos irn al eterno suplicio* y los justos a la vida eterna. El desempeo del oficio de juez del mund^ supone un saber y un poder suprahumanos.

Jess dice de s mismo lo que en el Antiguo Testamento se deca de Yahv, equiparndose con ello a Dios.Lo mismo que Yahv, Jess enva profetas, sabios y doctores de la ley (Mt 23, 34; Le n , 49) y les promete su ayuda (Le 21, 15; cf. Ex 4, 15). Lo mismo que Yahv, Jess es seor de la ley del Antiguo Testamento: con su plenitud de poderes, Jess completa y cambia las prescripciones de la Ley del Antiguo Testamento (Mt 5, 21 ss); es seor del Sbado (Mt 12, 8; Me 2, 28; Le 6, 5). Lo mismo que Yahv, hace con los hombres una Alianza (Mt 26, 28; Me 14, 24; Le 22, 20). As como Israel es la comunidad de Yahv, de la misma manera sus discpulos son su comunidad o iglesia (Mt 16, 18). 3. Preceptos divinos

Jess impone a sus discpulos preceptos que slo Dios puede exigir a los hombres: tales son los mandatos sobre la fe en su persona y sobre el grado supremo de caridad.Reprocha la falta de fe en Israel y alaba la buena disposicin para creer que descubre en los paganos (Mt 8, 10-12; 15, 28), recompensa la fe (Mt 8, 13; 9> 2> 22 y 29; 15, 28; Me 10, 52; Le 7, 50; 17, 19) y censura la poca fe 214

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Dios redentor 5. Jess y su conciencia de ser Hijo de Dios

Las dos naturalezas de Cristo

a) La expresin Hijo de Dios en general. Jess distingue claramente el modo con que l es Hijo de Dios del modo con que lo son sus discpulos. Cuando habla de su relacin con su Padre celestial, dice siempre: mi Padre. Cuando habla de la relacin de sus discpulos con el Padre celestial, siempre dice: vuestro Padre o tu Padre. Jams se incluye Jess con sus discpulos diciendo nuestro Padre, ni siquiera cuando habla de s y de sus discpulos al mismo tiempo; cf. Mt 25, 34; 26, 29; Le 2, 49; 24, 29; Ioh 20, 17. El Padrenuestro no es su propia oracin, sino la que ensea a sus discpulos para que stos aprendan a orar (Mt 6, 9). b) En el Templo, Jess se revela por primera vez como Hijo de Dios. La primera revelacin que nosotros conocemos de la singular conciencia que Jess tena de su filiacin divina tiene lugar en el Templo de Jerusaln, cuando sus padres le encuentran despus de buscarle tres das, contando Jess entonces doce aos. A la pregunta quejosa de su madre: Hijo, por qu te has portado as con nosotros? Mira cmo tu padre y yo, llenos de afliccin, te hemos andado buscando, responde Jess: Cmo es que me buscabais? No sabais que yo debo emplearme en las cosas que miran al servicio de mi Padre? (Le 2, 49).Mientras que Mara menciona sus derechos naturales de madre, Jess hace valer su relacin de Hijo con el Padre celestial, que le impone deberes ms elevados. Su relacin humana de filiacin ha de ceder a la filiacin divina, por la cual es Hijo del Padre celestial. La anttesis exige que esta ltima filiacin se entienda en el mismo sentido fsico que la primera.

parcialmente espreo el pasaje en cuestin fracasan ante la prueba evidente que ofrecen de su autenticidad la crtica textual y los testimonios de los santos padres (San Justino, San Ireneo, Tertuliano).Jess sabe perfectamente gue ha recibido de su Padre la plenitud de la verdad revelada y la plenitud del poder divino para realizar su misin (primer miembro). Y aunque Jess aparece por ello encumbrado sobre todos los profetas del Antiguo Testamento, no obstante, lo ms peculiar de su ser se manifiesta plenamente en la exposicin de sus relaciones con Dios Padre (segundo miembro). Con las palabras: Nadie conoce al Hijo, sino el Padre, quiere decirnos Jess que su ser es tan rico de realidad que solamente el conocimiento divino del Padre, que es infinito, puede penetrarlo. Con las palabras: ni conoce ninguno al Padre, sino el Hijo, quiere decir Jess que su conocimiento es tan perfecto, que es el nico capaz de abarcar el ser divino infinito del Padre. Jess equipara con ello su conocimiento al conocimiento divino del Padre. Por la revelacin que el Hijo hace, pueden llegar tambin otros al conocimiento del Padre (tercer miembro). El Hijo no es un enviado de Dios como los dems, ligado al encargo que Dios le confa, sino que hace partcipe a quien l quiere de su conocimiento. Jess es un predicador de la revelacin divina que est en igual plano que su Padre. El pasaje en cuestin no encuentra explicacin suficiente sino en la hiptesis de que Jess posea en comn con el Padre la sustancia divina.

d) Jess confiesa ante el sanedrn que es el Mesas y el Hijo de Dios Jess dio finalmente un solemne testimonio de que era el Mesas y el Hijo de Dios ante el sanedrn, supremo tribunal de justicia del pueblo judo. A la pregunta del sumo sacerdote Caifas, presidente del tribunal: Te conjuro por Dios vivo; di si eres t el Mesas, el Hijo de Dios (Mt 26,63), respondi Jess clara y terminantemente: T lo has dicho (Mt 26, 64), Yo soy (Me 14, 62).Las palabras que aadi Jess a esta solemne declaracin demuestran q u e no quiso presentarse por ellas como un Mesas puramente humano e n el sentido teocrtico de los judos, sino como vesdadero Mesias-Dios e Hijo de Dios consustancial con el Padre: Pero yo os digo que un da veris al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder [ = de Dios] y venir sob r e las nubes del cielo (cf. Ps 109, 1; Dan 7, 13). Los sanedritas consideraron la confesin de Jess como una blasfemia digna de muerte. Ahora bien, segn las ideas de los judos, no poda conceptuarse de blasfemia el mero arrogarse el ttulo de Mesas, sino el considerarse igual a Dios; cf. Ioh, 19, 7.

c) El llamado pasaje juanstico en los sinpticos. El llamado pasaje juanstico, Mt 11, 27 (Le 10, 22)) nos ofrece dentro de los testimonios que Jess da de s mismo en los sinpticos, la visin ms honda de la conciencia que Jess posea de ser el Hijo de Dios y de sus relaciones con el Padre: Todas las cosas las ha puesto el Padre en mis manos. Y nadie conoce al Hijo, sino el Padre; ni conoce ninguno al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo quisiere revelarlo. Todos los intentos por declarar total o216

e) La alegora de los malos viadores. De los testimonios que Jess da sobre s mismo se desprende luz sobre la alegora de los malos viadores; alegora en la cual Jess, previendo la muerte que le espera, se refiere clarsimamente217

Dios redentor

Las dos naturalezas de Cristo

a s mismo: Le quedaba [al dueo de la via] todava uno, un hijo amado, y se lo envi tambin el ltimo, dicindose: A mi hijo le respetarn. Pero aquellos viadores se dijeron para s: ste es el heredero. Ea! Matmosle y ser nuestra la heredad. Y cogindole le mataron y le arrojaron fuera de la via (Me 12, 6-8).Mientras que los profetas del Antiguo T e s t a m e n t o figuran en esta alegora como los criados que el d u e o de la via iba enviando, Jess aparece como el hijo nico y m u y querido de dicho seor, y, por tanto, c o m o su nico heredero legtimo. H e ah una alusin clarsima a la filiacin divina de Jess, que es Hijo de Dios por esencia. El testimonio que Jess da de s mismo se ve corroborado por sus milagros y profecas, por la santidad de su vida y por la sublimidad de su d o c trina, y n o menos por el hecho de haber dado la vida por su propio testimonio. B i b l i o g r a f a : B. BARTMANN, Das Himmelreich und sein Knig, Pa 1904. A. SEITZ, Das Evangelium vom Gottessohn, F r 1908. F . TlLLMANN, Das Selbstbewusstsein des Gottessohnes, M r 3 i 9 2 i . H . FELDER, Jess Christus, Apologie seiner Messianitt und Gottheit, 2 vols., Pa 3 l923-24. El m i s m o , Jess von Nazareth, Pa 3 I947- H . SCHUMACHER, Die Selbstoffenbarung Jesu bei Mat u , zj (Lite J O , ZZ), F r U)iz. J. S C U M I D , Das hv. nach Mk, Lk. Mt, Re i9S4, 3 i95S, 3 i9s6. L,AGR*NGE, vange selon saint Matthieu, P 5i929- El mismo, vange selon saint Marc, P 5i92g. El mismo, vange selon saint Luc, P 4 i927. BUZY, vange selon saint Matthieu, P 1935. PlROT, vange selon saint Marc, P 1935. MARCHAL, vange selon saint Luc, P 1935. B. M. F. VAN IERSEI., Der Sohn* in den synoptischen Jesusworten, Leiden 1961.

l mismo Dios; por l se hicieron todas las cosas, l es la fuente de la vida eterna y mediante su revelacin ilumina espiritualmente a los hombres. El Logos guarda con respecto a Dios la relacin de Hijo. Es designado como Unignito del Padre ([iovoyvri; napa rcairp?; 1, 14) y como Dios unignito ([AovoYev-r)? Os*;; 1, 18). Este Logos, que existe desde toda la eternidad, vino al mundo en el tiempo, hacindose carne (1, 14) para traer la gracia y la verdad a los hombres. El Logos hecho carne se identifica con Jesucristo histrico. El evangelista vuelve a insistir ms tarde en llamar a Jess Hijo unignito de Dios ( xovoysv7) v.a.1 7raT]p v c[xev; 30). Segn el contexto, no se trata de una unidad moral entre Cristo y el Padre, sino de una unidad fsica, y ciertamente de una unidad de sustancia, no de persona (gv, no sl Elohim; o kelohim = como [trono] de Dios. Pero el autor de la carta a los Hebreos entiende que la palabra se refiere a Dios y la aplica a Cristo.224

Para el apstol San Pablo el nombre de Kyrios incluye la confesin de la divinidad de Cristo. Buena prueba de ello es que aplica al Kyrios Jess Christus pasajes del Antiguo Testamento en que sale la palabra Kyrios y que se refieren a Yahv; cf. 1 Cor 1, 31: El que se glore, glorese en el Seor; Rom 10, 12 s: Todo el que invocare el nombre del Seor, ser salvo; 2 Thes 1, 9 s; Hebr 1, 10 ss; 1 Cor 2, 16. Segn Phil 2, 16, el nombre de Kyrios es el que est por encima de todo nombre, es decir, es el nombre de Dios. De ah que el Kyrios Jesucristo sea para San Pablo objeto de adoracin de la misma manera que Dios; cf. Phil 2, 10: Al nombre de Jess doble la rodilla cuanto hay en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra; 1 Cor 8, 5 s: Porque aunque algunos sean llamados dioses ya en el cielo, ya en la tierra, de manera que haya muchos dioses y muchos seores, para nosotros no hay ms que un Dios Padre, de quien todo procede y para quien somos nosotros, y un solo Seor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y nosotros tambin. De la misma manera que los dioses y seores de los paganos no se excluyen unos a otros, sino que se implican mutuamente los dioses son seores y los seores son dioses, tampoco el Dios y el Seor de los cristianos se excluyen el uno al otro,225

Dios redentor

Las dos naturalezas de Cristo La expresin Dios y Padre de nuestro Seor Jesucristo, conforme al concepto de filiacin expuesto, hay que entenderla en el sentido de verdadera paternidad, fundada en la generacin natural; cf. Rom 15, 6; 2 Cor 1, 3; Eph 1, 3. Al principio de la carta a los hebreos se funda en la filiacin divina de Jess la elevacin que le encurrfbra por encima de todos los ngeles; 1, 4: Hecho tanto mayor que los ngeles, cuanto hered un nombre ms excelente que ellos (a saber, el nombre de Hijo). Como Hijo de Dios, Cristo es el esplendor de su gloria y la imagen de su sustancia (1, 3). Bibliografa: F. PRAT, La thologie de St. Paul i, P 24 i934, 371 ss, 11 20 i3l ss. (trad. esp.: Teologa de San Pablo, Mxico 1947). L. CERFAUX, Le Christ dans la thologie de s. Paul, P 1951. H. SCHUMACHER, Christus in seiner Prexistenz und Kenose nach Phil 2, 5-8, 2 Teile, R 1914/21. F. TlLLMANN, Die Gefangenschaftsbriefe des hl. Paulus, Bo 4 i93i, 139 ss. J. GEWIESS, Zum altkirchlichen Verstndnis der Kenosis-stelle (Phil 2, 5-11), ThQ 128 (194b) 463-487. El mismo, Phil 2,6b (Festschnft J. Schund) Re 1963, 69-85. (1. L. BWER, Die neuere protcstantische Kenosislehre, Pa 1917. M. MEINIKTZ, Phil 2, 5-11, TrThZ 61 (1952) 186-192. MEDEBIEUE, pitres de la Captivlt, P 1938. BARDY, pitres pastorales, P 1938. M. LEPIN, Le Christ Jsus, I* 1929, 198-203. J. M. GONZLEZ RUIZ, Epstolas de la Cautividad, Madrid 1056. 7. EL TESTIMONIO DE LA TRADICIN ECLESISTICA

sino que Dios es Seor, y el Seor es Dios; cf. ORGENES, In Rom. 13. La invocacin del nombre del Seor Jesucristo es para San Pablo el vnculo de unin de todos los cristianos; 1 Cor 1, 2. San Pablo implora la gracia, la paz y la misericordia para los fieles, y la pide de la misma forma al Seor Jess y a Dios Padre (cf. los comienzos de las cartas paulinas). El origen palestinense y judeocristiano del ttulo de Kyrios lo indica la invocacin aramea: Maraa tha = Ven, Seor nuestro!; 1 Cor 16, 22; Didakh 10, 6; cf. Apoc 22, 20.VIII, 4. Aplicacin de atributos divinos El apstol San Pablo da p r u e b a de su fe e n la divinidad d e Cristo por los atributos divinos q u e le aplica: a) La omnipotencia, que se manifiesta en la creacin y conservacin del mundo (Col 1, 15-17: En l [por l] fueron creadas todas las cosas ...todo subsiste en l; 1 Cor 8, 6: Por quien son todas las cosas; Hebr 1, 2 s: Por quien tambin hizo el mundo... que con su poderosa palabra sustenta todas las cosas; cf. Hebr 1, 10; b) La omnisciencia (Col 2, 3: En el cual se hallan ocultos todos los tesoros de la sabidura y ciencia de Dios); c) La eternidad (Col 1, 15: El primognito de toda criatura), d) La inmutabilidad (Hebr i, 12: Pero t permaneces el mismo; Hebr 13,8: (Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos), e) La adorabilidad (Phil 2,10: Al nombre de Jess se doble toda rodilla; Hebr 1, 6- Adrenle todos los ngeles de Dios).

5. Cristo, Hijo de Dios

San Pablo especifica como filiacin la relacin que hay entre Cristo y Dios. Si cotejamos esta idea con las dems concepciones cristolgicas de San Pablo, es necesario admitir que se trata de una verdadera filiacin divina por esencia. En varios lugares es designada claramente como tal; v.g.. Rom 8, 3: Dios envi a su Hijo (TV au-ro ulvTOji^a?);Rom 8, 32: l no perdon a su propio Hijo (TO iSou utoO ox oeaoTo); Col 1, 13: El Padre... nos traslad al reino del Hijo de su amor (TO oioO TTJS &yTirn a-ro); cf. Rom 1, 3 s (Hijo de David e Hijo de Dios); Gal 4, 4 s (Cristo es Hijo de Dios por naturalezalos redimidos son hijos adoptivos de Dios por la gracia); Rom 8, 29 (Cristo es el primognito entre muchos hermanos); Hebr 1, 6 (el Primognito de Dios).226

La tradicin eclesistica ms antigua testifica unnimemente la fe en la divinidad y filiacin divina de Jesucristo, tal como esta fe se funda en la Sagrada Escritura. Fueron muchos los mrtires que desde el tiempo mismo de los apstoles sellaron con su sangre la fe en Jesucristo, verdadero Hijo de Dios. El smbolo apostlico llama a Jesucristo Hijo nico de Dios (filius unicus, unus, unigenitus).1. Los p a d r e s apostlicos a) La Didakh confiesa a Cristo como Seor (10,6: Maraa tha), como Dios de David (10, 6), como Hijo de Dios (16, 4) y como siervo de Dios refirindose a la profeca de Isaas sobre los padecimientos del Mesas (9, 2 y 3; 10, 2). b) SAN CLEMENTE ROMANO (hacia el ao 96) designa sin cesar a Cristo como el Seor, e, inspirndose en la carta a los Hebreos, le llama esplendor de la majestad de Dios, mucho ms grande que los ngeles, por cuanto ha recibido un nombre que le eleva por encima de ellos, y pone de relieve la verdadera filiacin que une al Hijo con el Padre (Cor. 36, 2-4). Dice de Cristo: El cetro de la majestad de Dios, nuestro Seor Jesucristo, no se227

Dios redentor nos manifest con ostentadora y deslumbrante magnificencia, aunque bien pudo hacerlo, sino en humildad (16, 2), seal de su preexistencia en Dios y de su voluntario despojamiento de la gloria divina en la encarnacin. Para San Clemente, Cristo es objeto de adoracin religiosa, como lo testifica su doxologa, que repite por dos veces: Por nuestro Seor Jesucristo, a quien sea el honor y la gloria por los siglos de los siglos. Amn (20, n s ; 50, 7); cf. 59, 2-4. c) Entre los padres apostlicos, quien ensea con ms claridad la divinidad y filiacin divina de Jesucristo es SAN IGNACIO DE ANTIOQUA (hacia el ao 107). Es frecuente que a Cristo le d el nombre de Dios (Eph. 1, 1; 7, 2; 15, 3; 18, 2; Rom. 6, 3; Smyrn. 1, 1); le considera Creador del mundo, aplicndole aquella frase: Habl l, y qued hecho (Eph. 15, 1; cf. Ps 32, 9; Gen 1, 3). Adems del poder creador, aplica a Cristo el atributo divino de la omnisciencia (Eph. 15, 3), la preexistencia desde toda la eternidad (Magn. 6, 1: El que antes del tiempo estaba en el Padre, se manifest al fin), el no haber sido hecho (Eph. 7, 2), la intemporalidad y supratemporalidad (Pol. 3, 2). Designa la relacin de Cristo con Dios como filiacin verdadera y unignita (Rom., inscr.: 'Irco Xpta-ro TOG (vou uoG aTo). Las principales ideas de la cristologa ignaciana se hallan compendiadas en Eph. 7, 2: Uno solo es el mdico, tanto carnal como espiritual, creado e increado, Dios manifestado en la carne, en la muerte verdadera vida, procedente de Mara y procedente de Dios, al principio pasible y ahora impasible, Jesucristo Seor Nuestro. d) Cf. adems la Epstola de Bernab 5, 5-11; I2S 10. SAN POLICARPO, Phil 2, 1; 12, 2; Martyrium Polycarpi 14, 3; 17, 3: Le adoramos porque es el Hijo de Dios. 2. Los apologistas de principios del cristianismo Los apologistas cristianos de los siglos 11 y 111 ensean la preexistencia y divinidad de Cristo empleando casi siempre el concepto juanstico del Logos, pero no siempre estn limpios sus escritos de tendencias al subordinacionismo (San Justino, Tefilo de Antioqua, San Hiplito, Orgenes). ARSTIDES DE ATENAS (hacia el ao 140) nos habla as a propsito de la fe cristiana: Los cristianos deben su origen a Jesucristo. ste es llamado el Hijo de Dios altsimo, y se dice de l que baj de los cielos como Dios y tom carne de una Virgen hebrea, habitando, por consiguiente, el Hijo de Dios en una hija de los hombres (Apol. 2, 6). SAN JUSTINO mrtir (hacia el ao 150), en su dilogo con el judo T r i fn (c. 48-108), presenta una extensa prueba de la divinidad y filiacin divina de Jesucristo, que toma de los escritos del Antiguo Testamento. Dice de Cristo que l, como Hijo del Hacedor del mundo, preexista como Dios y que fu engendrado como hombre por la Virgen (Dial. 48); cf. Apol. 1, 63. La universalidad de la fe en la divinidad de Cristo es testimoniada, en los tiempos que siguen a estos apologetas, especialmente por las reglasde fe; cf. SAN IRENEO, Adv. haer. 1 10, 1; TERTULIANO, De virg. vel. 1;

Las dos naturalezas de Cristo Un testimonio de la teologia de los monumentos arqueolgicos es el smbolo del pez, que empez a usarse desde el siglo 11 ('Ix9? = 'IijooO; XptaTo? 8eoG uto?CTCTTJP);cf. las inscripciones de Abercio y de Pectorio. Bibliografa: E. DORSCH, Die Gottheit Jesu bei Klemens von Rom, ZkTh 26 (1902) 466-491, 701^728. R. M . SCHULTES, Jess Christus ais Gottessohn bei Ignatius von Antiochien,ThGl 10 (1918) 163-176. M. RACKL, A. L. FEDER (V. bibl. general a la Parte 1 de Libro m ) . F R . J. DLGER, IXTS, 5 tomos, Mr 1910/43.

Captulo segundo LA VERDADERA HUMANIDAD DE CRISTO

8. REALIDAD DE LA NATURALEZA HUMANA DE CRISTO I . Doctrinas herticas opuestas: el docetismo A fines del siglo 1 y comienzos del n aparecieron unos herejes que negaban la realidad del cuerpo humano de Cristo, reduciendo a simple apariencia los hechos de la vida terrenal y humana de Jesucristo, principalmente su pasin y muerte (SAN IGNACIO, Trall. 10; Smyrn. 2, 1: Cristo habra padecido tan slo en apariencia). El escndalo de la cruz, segnrefiere en sus cartas SAN IGNACIO DE ANTIOQUA (Eph. 18, 1; cf. Gal 5, 11;

1 Cor 1, 23), fu lo que indujo a estos herejes a crear semejantes doctrinas. Las sectas gnsticas posteriores, que atribuan a Cristo un cuerpo aparente sin ninguna realidad (Baslides, Marcin) o bien un cuerpo astral (Apeles, Valentn), tomaron como punto de partida el dualismo gnstico, segn el cual es imposible cualquier unin del Logos divino con un cuerpo humano, porque la materia es sede del mal. Se basaron igualmente en el dualismo gnstico las herejas docetistas de los maniqueos y priscilianistas. 2. Doctrina de la Iglesia

Cristo asumi un cuerpo real, no simplemente aparente (de fe). Los smbolos de la fe ms antiguos nos hablan de los importantsimos hechos de la vida terrenal y humana de Jess, de su concepcin, nacimiento,' pasin, muerte y resurreccin, excluyendo, en su sentido obvio, la reduccin docetista de la vida humana de Jess a una mera apariencia; cf. el smbolo apostlico y todos los otros smbolos posteriores que de l dependen. El concilio de Calcedonia, (451) llama a Cristo Dios verdadero y hombre verdadero; Dx.148.229

Adv. Prax. 2; ORGENES, De princ. 1, praef. 4.*fc. 228

Dios redentor

Las dos naturalezas de Cristo 9. INTEGRIDAD DE LA NATURALEZA HUMANA DE CRISTO I . Doctrinas herticas opuestas: arrianismo y apollnarismo Arrio (t 336) ense que el Logos no uni consigo alma humana alguna sino nicamente un cuerpo sin alma. El principio de las manifestaciones de vida psquica en Jess no sera otro que> el Logos. Crea Arrio que de esta manera era fcil explicar el carcter de creado del Logos. Apolinar de Laodicea (t hacia 390), celoso defensor de la definicin de fe emanada del concilio de Nicea, tom como punto de partida el tricotomismo platnico (el hombre se halla compuesto de cuerpo, alma y espritu), y ense que el Logos tom un cuerpo humano y un alma animal, ocupando el Logos divino el lugar del alma espiritual que faltaba. Crea errneamente Apolinar que slo se poda salvar de esta manera la unidad de persona en Cristo y su impecabilidad. Intentaba fundamentar su doctrina en Ioh i, 14 (ap5 = cuerpo) y en Phil 2, 7 ((i.otti>ia = semejanza). 2. Doctrina de la Iglesia

Una condenacin expresa del docetismo (que se perpetu durante la edad media en las doctrinas maniquestas) la encontramos en la ProfessiofideiMichaelis Palaeologi del segundo concilio universal de Lyon (1274) y en el Decretum pro Iacobitis del concilio universal de Florencia (1441); Dz 462, 710.3. Prueba tomada de las fuentes de la revelacin

Los evangelios pintan los hechos de la vida terrena de Jess en una forma que no deja lugar a duda sobre la realidad de su cuerpo y su alma, y sobre la igualdad especfica de los mismos con el cuerpo y el alma de los restantes hombres. Despus de la resurreccin, Jess, para convencer a los discpulos, que todava andaban vacilantes, les confirma la realidad de su cuerpo humano con las siguientes palabras: Palpad y ved; que un espritu ni tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo (Le 24, 39). El apstol San Juan, al hecho de hacerse hombre el Hijo de Dios, le llama encarnacin (El Logos se hizo carne), y combate a los herejes que niegan que Cristo vino revestido de carne (1 Ioh 4, 2; 2 Ioh 7; cf. 1 Ioh 1, 1). El apstol San Pablo, refirindose a la mediacin de Jesucristo, nos habla del hombre Jesucristo (Rom 5,15; 1 Cor 15,21; 1 Tim 2, 5) y nos seala la genealoga humana de Cristo (Rom 1, 3; 9, 5; 2 Tim 2, 8; Gal 3, 16; 4, 4), as como tambin su pasin y muerte en la cruz (1 Cor 1, 23: Nosotros predicamos a Cristo crucificado)El docetismo fu combatido primeramente por San Ignacio de Antioqua (f hacia el 107), y ms tarde por San Ireneo ( t hacia el 202) y Tertuliano (f despus del 220) principalmente, dirigindose estos ltimos contra el docetismo de los gnsticos. SAN IGNACIO, para refutar el docetismo se basa en el Evangelio (Philad. 5, I)J va recorriendo los hechos que en l se refieren de la vida humana de Jess y los subraya con un enftico &\y\ 8S; ( = verdadera, realmente). Como ya advirtieron los santos padres, el docetismo lleva lgicamente a depreciar el valor que la pasin y muerte de Cristo tiene para la asctica cristiana y para la redencin; socava la credibilidad de la Sagrada Escritura y de toda la fe cristiana y desvanece todo el sentido d e la eucarista. Bibliografa: M. RACKL (V. bibl. general a esta Parte ni).

Cristo no solamente asumi un cuerpo, sino tambin un alma racional (de fe). Despus de haber sido condenado el apolinarismo en un snodo particular de Alejandra presidido por San Atanasio (362), fu de nuevo reprobado como hertico en el segundo concilio universal de Constantinopla (381) y en un snodo romano presidido por el papa San Dmaso (382; Dz 85, 65). El concilio de Calcedonia (451) ensea, a propsito de la humanidad de Cristo: Es perfecto en su humanidad... verdadero hombre, constando de alma racional y de cuerpo... consustancial con nosotros en cuanto a su humanidad (Dz 148). Conforme a esta declaracin del concilio de Calcedonia, profesa el smbolo Quicumque: perfectus homo ex anima rationali et humana carne subsistens (Dz 40); cf. Dz 216. El concilio universal de Vienne (1311-12) declar contra Pedro Juan Olivi ( t 1298) que en Cristo, como en todos los dems hombres, el alma racional es por s misma y esencialmente la forma del cuerpo (Dz 480); cf. Dz 710.3 . Prueba por las fuentes de la revelacin

Jess mismo habla de su alma humana; cf. Mt 26, 38: Mi alma est triste hasta la muerte; Le 23, 46: Padre, en tus manos enco230

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Dios redentor

Las dos naturalezas de Cristo

miendo mi espritu. La Sagrada Escritura nos habla de la muerte de Jess diciendo que entreg su espritu (Mt 27, 50; Ioh 19, 30; Me 15, 37; Le 23, 46). La espiritualidad del alma de Cristo resalta de manera especial en sus oraciones de splica y de accin de gracias, y en el sometimiento de su voluntad humana a la voluntad divina: No se haga mi voluntad sino la tuya (Le 22, 42).SAN CLEMENTE ROMANO testifica que la naturaleza humana de Cristo consta de estas dos partes esenciales, cuando dice que el Salvador entreg su carne por nuestra carne y su alma por nuestra alma (Cor. 49, 6). SAN IGNACIO DE ANTIOQUA llama a Cristo perfecto hombre TXsio? vOpuiro?; Smyrn. 4, 2). San Gregorio Niseno fu el campen ms sealado contra Apolinar de Laodicea. Los santos padres y telogos prueban la necesidad de que Cristo asumiera un alma racional con los dos axiomas siguientes: Quod assumptumnon est, non est sanatum (SAN GREGORIO NACIANCENO, Ep. 101 ad Cle-

donium: Lo que no ha sido asumido no puede ser salvado, pero lo que ha sido unido con Dios, eso por cierto se salva) y Verbum assumpsit carnem mediante anima (cf. S.th. n i 6, 1). Como defensa contra el apolinarismo, se cre la siguiente frmula: En Cristo hay dos naturalezas (la divina y la humana) y tres sustancias (Logos, alma racional y cuerpo). Sin embargo, esta frmula fu desechada ms tarde en el concilio provincial de Francfort (794) a causa de la identidad real entre naturaleza y sustancia; cf. Dz 284, 295, 312. Con todo, la vemos introducida en la teologa escolstica; cf. HUGO DE SAN VCTOR, De sapientia animae Christi: Christus unus [est] in una persona, duabus naturis, tribus essentiis: ... divinitate, carne et anima (PL 176, 847); PEDROLOMBARDO, Sent. 111 6, 3).

Mientras que algunos gnsticos, como Valentn y Apeles, invocando en su favor 1 Cor 15, 47, y Mt 1, 20, afirmaron que Cristo haba bajado de los cielos a la tierra con un cuerpo de ndole espiritual y pasado por la Virgen sin tomar nada de ella, lo mismo que fluye el agua por un canal (EPIFANIO, Haer. 31, 4), la Iglesia ensea en sus smbolos de fe que Cristo fu engendrado y naci de la Virgen Mara, es decir, de la sustancia de Ella; cf. el smbolo apostlico: natus ex Maria Virgine; el smbolo Quicumque: ex substantia matris in saeculo natus (Dz 40). Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, al Mesas se le llama descendiente de Abraham y David; cf. Gen 22,18; Mt 1,1; 9, 27; 12, 23; 22, 42; Rom 1, 3; 2 Tim 2, 8. El Nuevo Testamento hace resaltar la verdadera maternidad de Mara; cf. Mt 1, 16: [Mara], de la cual naci Jess; Le 1, 31: Y he aqu que concebirs en tu seno y parirs un hijo; Gal 4, 4: nacido de mujer.Entre los sant