Otro Lunes 2

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Lit cubana Otro Lunes

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  • PORTADA OTRO LUNES OTRA OPININ ENLACES HEMEROTECA

    En primer lugar, en su conocido soneto "Oda a la pia", donde, como haapuntado Cintio Vitier, se revela la primera diferenciacin, a travs delcontrapunteo de las frutas. Si los poetas hispanoamericanos, al decir dePedro Henrquez Urea, "cantaron en odas clsicas la romntica aventurade la independencia", Zequeira, a pesar de su espaolidad radical -eramilitar y defendi la corona espaola contra los independentistasamericanos-, era, acaso para su pesar, tambin poeta, e inaugura, junto aManuel Justo Rubalcava, la primera subversin. Con la retrica neoclsicae imaginera grecolatina, Zequeira va a prestigiar un fruto de la tierra"cubana" para igualarlo con los de la metrpoli. Por eso Cintio afirma queel separatismo comenz por la pelea de las frutas. Pero haba dicho que"acaso a su pesar", porque Zequeira (que escriba tan bien o mejor que susmodelos peninsulares) nunca fue bien ponderado como poeta en la isla delazcar que en el fondo detestaba, y sufri amargamente por ello. Su casoes notoriamente escandaloso o subversivo: se opona a la cultura de laclase emergente, la sacarocracia criolla, hija del boom del azcar, y serefugiaba en la cultura anterior, casi patriarcal y haca el elogio del cultivodel tabaco y no de la plantacin azucarera. En este sentido, Zequeira eraun reaccionario o, por lo menos un conservador, sobre todo porque, msall de la condicionante econmica, que no tica, de progreso capitalistacon mano de obra esclava, se situaba en las antpodas de la clase que a lapostre propici la lucha por la independencia, aunque, como se sabe, en elcaso de Cuba, con un notable retraso con respecto al resto de los paseshispanoamericanos, lo cual va a marcar una significativa singularidadhistrica que, en parte, ha condicionado otras posteriores, hasta llegar a laltima que padecemos hace casi ya medio siglo, aunque ya agonizante: larevolucin cubana, que tiene el dudoso mrito de haber propiciado una delas disporas ms largas y dramticas de la historia contempornea.

    Pero la impronta de Zequeira, que rebasa con mucho la estrictamenteliteraria, para alcanzar connotaciones psicosociales de diversa ndole, noqueda ah. Con su poema "La ronda verificada la noche del 15 de enero de1808", Zequeira escribe el texto ms raro para comenzar una literaturanacional: con un "yo" inicial que puede anticipar el de Versos sencillos deMart, el poeta se transfigura, para los otros que no le reconocen, enmuerto, esqueleto, fantasma, extranjero, anfibio, animal prehistrico...Confunde, para colmo, las letras con la armas. En una suerte de viajeinterior por las murallas de la ciudad el poeta realiza un viaje hacia la(des)identidad, y siente incluso ese "yelo", ese fro que muchos aosdespus distinguir a Casal y finalmente a Lorenzo Garca Vega. Se debereparar tambin en que la confusin de las letras por las armas apuntaambiguamente tanto a su no reconocimiento como militar como a su

    Notas (para una conversacin)sobre la dispora cubanaJorge Luis Arcos

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    Imagen de portada:"Jos Mart"Damaris Betancourt. 2005

    ESTE LUNESPoltica y religin en Cuba enlos siglos XIX y XXLEONEL A. DE LA CUESTADiscurso en defensa dePavnPO E. SERRANONotas (para unaconversacin) sobre ladispora cubanaJORGE LUIS ARCOSLa isla numerosaLUIS MANUEL GARCADesventuras de la"conciencia crtica" en laCuba del "s"DUANEL DAZLa Rebelin de los EnfermosCARLOS A. AGUILERALunes de Revolucin y laRevolucin de LunesWILLIAM LUISNoticias sobre el dadespus. Primera parte: LaislaLADISLAO AGUADOGastn Baquero, conciliadory discrepanteLEN DE LA HOZ

    OTRO LUNES CONVERSACON JOS LORENZO FUENTESEl hombre tranquiloNo hay ltima vezCuento indito de J. L. Fuentes

    PUNTO DE MIRAExilio: ruptura ocontinuidad?ANTONIO LVAREZ GILARMANDO DE ARMAS

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  • identidad de poeta. Ya en otro soneto se haba expresado Zequeira "Contrala guerra". Es decir, se siente extraado de sus dos cualidadessobresalientes: militar y poeta. No es casual entonces que terminerefugindose en una locura potica con el don de la invisibilidad y con unsignificativo delirio de grandeza; locura potica tambin anticipada en sus"Dcimas", donde inaugura otra corriente marginal de nuestra poesa: eldisparate, que llega hasta otro poeta alucinado: Samuel Feijo. Es curiosoque aqu el poeta prolongue el equvoco inicial de Coln, cuando pensabahaber arribado, como Marco Polo, a la tierra del Gran Khan... DiceZequeira: "Carlos XII, rey de China...."

    En fin, he querido hacer preceder mis reflexiones sobre el tema de ladispora con el recuerdo de este otro viaje simblico, interior, que tienetanto en comn con otros viajes muy contemporneos dentro de lallamada corriente del insilio insular, suerte de exilio o destierro dentro dela propia isla, es decir, dentro de las invisibles murallas de la isla o ciudad.Por cierto, esta imagen me recuerda el ttulo de una antologa de poesamuy querida por m, Doce poetas a las puertas de la ciudad, compilada porAntonio Jos Ponte, donde un grupo de jvenes poetas de la llamadageneracin de los ochenta se dan a conocer como habitantes de unaperiferia, unas mrgenes, una suerte de limbo fantasmal dentro de unaciudad ya en ruinas. No es ocioso indicar que la mayora de ellos optaronpor marchar al exilio, y que algunos conformaron el grupo poticoconocido como Dispora (s). No por gusto tampoco, un poeta suicida, AngelEscobar, y que llev el tema o, mejor, la trgica vivencia de ladesidentidad, hasta lindes indecibles, parafraseara una frase de Cintio deLo cubano en la poesa y se preguntara de nuevo pero desde otro espacio-tiempo, desde otra sensibilidad y diferente percepcin de la realidad:"Dnde estn ahora los muros de nuestra fundacin?" El otro poetasuicida, Ral Hernndez Novs, en la estela de Casal y de Lezama,emprende en su poesa incesantes viajes simblicos, llega a crear inclusouna suerte de geografa simblica, visionaria, y en uno de sus poemasarquetpicos escribe. "Ya no basta la vida. Hay que viajar"

    IVPero regresemos a la historia. Extinguida, como en otras islas de las

    antillas, la poblacin aborigen, Cuba se convierte muy rpidamente en unatierra de inmigrantes. En primer lugar, por vocacin o destino militar oeconmico, aunque tambin como posibilidad para limpiar pasadosconflictivos, se dan cita all espaoles de diferentes procedencias. Ensegundo lugar, por esclavitud forzada, son arrancados de o comprados ensu tierra y llevados a aquella isla, para ellos entonces nada paradisaca,africanos de diferentes etnias y culturas. De la poblacin aborigen, ya en laprimera mitad del siglo XIX, apenas quedaban sobrevivientes, lo que lehace decir a Plcido en versos significativos: "Hoy vagan como las hadas alresplandor de la luna". De manera que lo cubano finalmente se conformapor adicin primero, y por mezcla posterior, despus, de dos culturasforneas, sobre la base de la desaparicin de la poblacin original y de lasalvaje esclavitud de otra. Suerte de pecado original que le hace reparar aHeredia en "las bellezas del fsico mundo y en los horrores del mundomoral", y a Mart en que "la esclavitud de los hombres es la gran pena delmundo". No habr pues apenas resistencia en esa "triste tierra", paraMiguel Velzquez ya en el siglo XVI, "como tierra tiranizada y de seoro",para la inmigracin. Simblicamente haba que llenar un pavoroso vaco.Una cultura haba quedado sumergida, y slo poda ser recuperada comomito. "Con un cocuyo en la mano / y un gran tabaco en la boca / un indiodesde una roca / miraba el cielo cubano", escribi el Cucalamb, quecontinu la tradicin del disparate de Zequeira, como sobre todo despusSeboruco. A mediados del siglo XIX se trata de camuflar la protestaseparatista con una provisoria recuperacin de nuestros orgenes con lacorriente potica nombrada como siboneyismo. Por cierto, acaso no seaocioso indicar que los aborgenes cubanos haban emigrado hacia la isladesde el continente, desde Centroamrica y muy especialmente desde laactual Venezuela. Eran, en cierto modo, restos venidos a menos de

    JOEL FRANZ ROSELLODETTE ALONSO YODRICARDO ORTEGA NPOLES

    CUARTO DE VISITA"La humanidad tiene uncontrato de fe"Entrevista al escritor albansArian LekaAMIR VALLELa serpiente de la casaFragmento de novela de ArianLeka

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  • antiguas culturas precolombinas. Con posterioridad, ya en el siglo XX,hubo una emigracin de braceros yucatecos hacia el oriente del pas, queManuel Moreno Fraginals cree que es la causa equivocada de que se pienseen la supervivencia de aborgenes cubanos, porque todava puedenapreciarse rasgos anatmicos de los llamados indios en regiones comoBaracoa, por ejemplo, que se ha mantenido ms aislada que otras regionesdel resto del pas. Otra migracin significativa, esta francesa, suceditambin en el oriente como consecuencia de la Revolucin de Hait. Otramenor, jamaicana, de negros hablantes de ingls. Pero, sin duda, la mssignificativa culturalmente, luego de la espaola y la variadsima africana,fue la china, desde fines de la segunda mitad del siglo XIX y que semantuvo viva hasta la dcada del cincuenta del siglo pasado.

    No por gusto se ha escrito mucho sobre la capacidad de la isla paraasimilar culturalmente la inmigracin; de cmo -a diferencia, por ejemplo,con el destino de las diferentes migraciones en los Estados Unidos- laprimera generacin nacida de inmigrantes forneos ya se comporta y esasimilada como netamente cubana, ayudado esto, adems, por unapoderosa mezcla tnica y cultural. Es decir que, con la excepcin de unaemigracin poltica muy de lites durante casi todo el siglo XIX, pues solohacia su final, con motivo de la devastacin de la riqueza material del paspor las dos prolongadas y cruentas guerras de independencia, no secomenzaron a establecer las primeras colonias de cubanos, en su mayorapobres, en los prsperos Estados Unidos, Cuba ha sido histricamente unpas receptor de inmigrantes. E, incluso, esta ltima migracin aludida, seatenu mucho con el advenimiento de la Repblica, y no es hasta ladcadas del cuarenta y del cincuenta cuando de nuevo, por motivospolticos pero tambin por motivos econmicos, comienza a haber unacierta emigracin hacia los Estados Unidos, para nada desemejante deotras de diversos pases hispanoamericanos, en lo que influa mucho sinduda la muy acentuada relacin cultural entre Cuba y el pas del norte,que, a partir de la guerra hispano cubana norteamericana del 98, con lassucesivas ocupaciones militares norteamericanas y su poderosa improntaeconmica y cultural, llegaron a convertir a la isla en la primeraneocolonia del mundo occidental y marcaron para siempre, para bien ypara mal -como suele suceder en estos casos- la cultura cubanacontempornea, al punto de que un ensayista del renombre de RobertoFernndez Retamar ha llegado a reconocer que, por las peculiaridades dela historia insular, Cuba es el pas ms espaol y ms norteamericano deHispanoamrica. Mucha de la discutida impronta cultural de la llamadaglobalizacin, acaecida despus del fin de la Guerra Fra, que hoy conoce opadece incluso la Europa del primer mundo, fue un fenmeno acaecido enCuba durante alrededor de medio siglo de Repblica.

    VUna digresin necesaria: Est todava por estudiar en profundidad el

    peso real, mltiple, negativo y/o positivo, de la cultura norteamericana enla conformacin de la cultura cubana contempornea. Ya hay interesantesestudios recientes que abordan esta insoslayable problemtica desde elpunto de vista de la msica, la imagen cinematogrfica, el deporte, laeducacin, la arquitectura, los numerossimos anglicismos, y un sin fin dehbitos psicosociales y culturales en general. Sospecho que esteconocimiento se asentar en un futuro no muy lejano. La conocidapolarizacin entre la revolucin cubana y el imperialismo norteamericano,ms la propia historia anterior, han conspirado para que no se tenga unconocimiento objetivo de esta importante faceta de la llamada identidadcultural cubana. Pero esa relacin existe, y es muy poderosa; y creo que notengo que aclarar porqu se ha producido en un sentido sobre todo, desdeEstados Unidos hacia Cuba, aunque a la postre termine por producirse elmovimiento inverso. Esto es, una vez creada la impronta cultural, estadeviene con el tiempo una necesidad, y su brusca castracin (a veces setiene la turbia e inquietante sensacin que se trata apenas de unaposposicin), en un corte traumtico en el mismo cuerpo de la culturacubana. Tal vez por ello el llamado american way of life, en muchas de sus

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    manifestaciones culturales (me es indiferente ahora elucidar, valga aclararde nuevo, si en un sentido negativo o positivo, porque eso introducira ungrado de subjetividad difcil de definir), no haya podido ser borrado delimaginario colectivo de la nacin cubana. Y, en gran parte, una zonadecisiva de la llamada dispora cubana se verifique en ese pas. Soloquiero finalmente hacer una advertencia: que ello a la postre haredundado en un enriquecimiento cultural para Cuba (y no para losEstados Unidos, donde la impronta cubana es casi nula), relacin tpica,como ya advirti Fernndez Retamar en Calibn, de este tipo deconfrontacin cultural entre un pas poderoso y otro dependiente... En estesentido, ciertamente, Estados Unidos est muy lejos de haber aprendido laslecciones positivas del imperio romano, y de su prolongacin con elimperio colonial espaol. Aunque eso s, quin lo duda, su improntacultural es objetivamente poderosa (que Mart lleg a ilustrar con eloxmoron de una civilizacin devastadora). Curioso que no haya quedadocasi ninguna impronta de la larga presencia de la Unin Sovitica y de losllamados pases hermanos de la Europa de Este (a los que Lezama llamaba,por cierto, con evidente choteo cubano, la Moscovia....), a no ser dentro deuna lite cultural y slo con referencia a otra lite cultural de aquellospases -pienso en el excelente cine de lite sovitico, polaco, hngaro,checo... Su influencia, impuesta artificialmente, fue tambin devastadora,al menos durante una dcada, pero no perdurable en trminos culturales.La percepcin general ha sido de resistencia cuando no de rechazo. Acasohabra que estudiar, como ejemplo de una perniciosa influencia, loshbitos totalitarios, que s han creado una percepcin psicosocial de larealidad muy semejante. Porque por muy negativo que pueda ser para laconformacin integral de una persona lo nocivo de la exportacinglobalizadora del llamado american way of life, ms nocivo ha sido sinduda la suplantacin absoluta de la persona dentro de un estadototalitario, donde desaparece por completo la posibilidad de elegir odisentir. Creo que, paradjicamente, los tres componentes conformadoresde la identidad cultural cubana: la africana, la hispana y lanorteamericana funcionaron como un valladar frente a esa invasin encierto modo brbara. Hoy, lamentablemente, con respecto a los EstadosUnidos, acaso parece a punto de cumplirse la reiterada profeca delconocido poema de Kavafis, "Esperando a los brbaros".

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