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77 Virginia Manzano / Formación de dirigentes... Resumen Este artículo analiza el problema de la disciplina y la jerarquía en el movimiento de desocu- pados del Gran Buenos Aires. Desde un enfoque antropológico de los movimientos sociales, argu- mentamos que el proceso de formación de dirigentes tiene como propósito seleccionar y promo- cionar a un grupo de hombres y mujeres cuya misión será cohesionar el marco de significados y propuestas políticas e ideológicas de las organizaciones a las cuales pertenecen y difundir las mismas a escala local, nacional e internacional. Sin embargo, este proceso de formación se trans- forma en un mecanismo de disciplinamiento; por lo tanto, uno de los efectos de las técnicas dis- ciplinarias será la individualización-jerarquización de determinadas conductas. Sostenemos esta argumentación con datos provenientes de un trabajo de campo en dos organizaciones de deso- cupados del distrito de La Matanza-Gran Buenos Aires- que desarrollamos entre los años 2001 y 2004. Palabras clave: Movimientos Sociales - Movimiento de desocupados - Disciplina - Jerarquía - Maoísmo. Abstract This article analyzes the problem of discipline and hierarchy within the unemployed people's movement in the Greater Buenos Aires Area. From an anthropological perspective on social movements, we contend that the process of leadership formation aims at selecting and promo- ting a group of men and women whose mission would be to articulate the framework of mea- nings and political and ideological purposes within the organizations to which they belong as well as to divulgate them at the local, national, and international levels. Nonetheless, this for- mative process becomes a mechanism of discipline and, therefore, one of the effects of the dis- ciplinary techniques would be the individualization and hierarchization of certain behaviors. To support our argument, we draw on data from our field research with two unemployed peo- ple's organizations in La Matanza district that we developed between 2001 and 2004. Keywords: Social Movements - Unemployed People's Movements - Discipline - Hierarchy - Maoism. Formación de dirigentes, jerarquía y disciplina en organizaciones de desocupados del Gran Buenos Aires: Un enfoque antropológico de los movimientos sociales Virginia Manzano 1 1 Lic. en Cs. Antropológicas. Doctoranda de la Universidad de Buenos Aires. Becaria CONICET. Investiga- dora del Instituto de Ciencias Antropológicas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Miembro del Equipo UBACyT FI041 dirigido por la Dra. Mabel Grimberg. E-mail: virman@sinec- tis.com.ar Fecha de recepción: Agosto 2005 Fecha de aprobación: Marzo 2006

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ResumenEste artículo analiza el problema de la disciplina y la jerarquía en el movimiento de desocu-pados del Gran Buenos Aires. Desde un enfoque antropológico de los movimientos sociales, argu-mentamos que el proceso de formación de dirigentes tiene como propósito seleccionar y promo-cionar a un grupo de hombres y mujeres cuya misión será cohesionar el marco de significadosy propuestas políticas e ideológicas de las organizaciones a las cuales pertenecen y difundir lasmismas a escala local, nacional e internacional. Sin embargo, este proceso de formación se trans-forma en un mecanismo de disciplinamiento; por lo tanto, uno de los efectos de las técnicas dis-ciplinarias será la individualización-jerarquización de determinadas conductas. Sostenemos estaargumentación con datos provenientes de un trabajo de campo en dos organizaciones de deso-cupados del distrito de La Matanza-Gran Buenos Aires- que desarrollamos entre los años 2001y 2004.

Palabras clave: Movimientos Sociales - Movimiento de desocupados - Disciplina - Jerarquía - Maoísmo.

AbstractThis article analyzes the problem of discipline and hierarchy within the unemployed people'smovement in the Greater Buenos Aires Area. From an anthropological perspective on socialmovements, we contend that the process of leadership formation aims at selecting and promo-ting a group of men and women whose mission would be to articulate the framework of mea-nings and political and ideological purposes within the organizations to which they belong aswell as to divulgate them at the local, national, and international levels. Nonetheless, this for-mative process becomes a mechanism of discipline and, therefore, one of the effects of the dis-ciplinary techniques would be the individualization and hierarchization of certain behaviors.To support our argument, we draw on data from our field research with two unemployed peo-ple's organizations in La Matanza district that we developed between 2001 and 2004.

Keywords: Social Movements - Unemployed People's Movements - Discipline - Hierarchy -

Maoism.

Formación de dirigentes, jerarquía ydisciplina en organizaciones de desocupados delGran Buenos Aires: Un enfoque antropológico de losmovimientos sociales

Virginia Manzano1

1 Lic. en Cs. Antropológicas. Doctoranda de la Universidad de Buenos Aires. Becaria CONICET. Investiga-dora del Instituto de Ciencias Antropológicas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de BuenosAires. Miembro del Equipo UBACyT FI041 dirigido por la Dra. Mabel Grimberg. E-mail: [email protected]

Fecha de recepción: Agosto 2005Fecha de aprobación: Marzo 2006

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Introducción

Este artículo aborda el problema dela disciplina y la producción de jerar-quías en los movimientos sociales apartir del análisis del proceso de for-mación de dirigentes en organizacionesde desocupados del Gran BuenosAires. Este tema fue escasamente tra-tado por los dos paradigmas rivales quedesde la década de 1970 hegemoniza-ron en las ciencias sociales la interpre-tación sobre la acción colectiva: el euro-peo orientado a la identidad y el estadounidensede movilización de recursos2. En tanto, parala antropología fue recién durante ladécada de 1990 que los movimientossociales se transformaron en un temade estudio, ya que a lo largo de la déca-da de 1980 el acento estuvo puesto enel análisis de las "prácticas de resisten-cia" (Escobar, 1992; Edelman, 2001).

Diversas etnografías abordaron las"prácticas" como respuesta a las visio-nes Parsonianas y Durkheimianas delmundo como ordenado por reglas ynormas (Escobar, 1992). Las etnogra-fías sobre "prácticas de resistencia"procuraron responder también a losestudios basados sobre las teorías delsistema mundial y la economía políti-ca que habían logrado cierto recono-cimiento desde la década de 1970. Conel concepto de "práctica de resistencia"se intentaba reconstruir las conexionesentre los procesos internacionales y laconfiguración de historias locales(Gledhill, 2000; Vincent, 2002). Eneste marco, uno de los planteos más

influyentes ha sido el del politicólogoJames Scott (1985; 1990). Este autorcomparó sistemas de dominación y secentró en el nivel del "dominio públi-co" porque considera que allí se forjala experiencia social de la indignidad, elcontrol, la sumisión, la humillación y ladisciplina. En ese nivel los subordina-dos muestran deferencia a los domi-nadores y se someten a los rolesexpuestos por los dominantes. Sinembargo, plantea Scott, este aspecto esuna parte del sistema de dominación,porque existen "códigos ocultos"donde los subordinados constituyen suexperiencia y generan una subculturaque se expresa en actos de "ralentiza-ción" que califica como "infrapolíti-cos" (el sabotaje, los pequeños robos,los chismes y rumores, etc.).

El mérito de la producción antro-pológica sobre las "prácticas de resis-tencia", o "las etnografías de la resis-tencia", ha sido revalorizar el estudiodel nivel de la vida cotidiana comoespacio en cual se generan modos deresistencia y politización. Sin embargo,se ha señalado la ausencia en este tipode estudios de una reflexión sistemá-tica sobre la articulación de determi-nadas prácticas de resistencia en for-mas organizadas de acción colectiva oen movimientos sociales (Escobar,1992; Edelman, 2001)3. Se ha cuestio-nado también la distinción dicotómicaentre subalternos y dominantes, ya quela misma produce una visión román-tica de un "sujeto resistente unitario"

2 Ambos paradigmas interpretativos surgen en un contexto de emergencia de movimientos sociales centra-dos en el feminismo, el pacifismo, el ecologismo y los derechos civiles. Las características de estos enfoquespuede consultarse en Gledhill (2000).3 La delimitación de los movimientos sociales como tema de investigación en antropología para cubrir el vacíodejado por los trabajos sobre "prácticas de resistencia", motorizó la recuperación de una genealogía dentro dela propia disciplina de estudios sobre este tipo de movimientos. En este sentido, se reconoce como uno de lostrabajos pioneros al de Peter Worsley sobre los cultos cargo en Melanesia cuya publicación data del año 1957.

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que soslaya las diferencias y contra-dicciones de intereses dentro de losgrupos subalternos (Abu-Lughod,1990; Gledhill, 2000). Con relación aesto último, diferentes etnografíascuestionaron la existencia de un espa-cio autónomo de la subalternidad y sepreguntaron en qué medida esos espa-cios son limitados y configurados porun orden dominante (Starn, 1992;Roseberry, 1994). En esta línea, hasobresalido el trabajo de Burdick(1998) sobre la relación entre el"Movimiento Negro de Brasil" y las"comunidades de base" cristianas.Este autor recupera la temática delliderazgo para comprender la comple-jidad de los modos de participación enlos movimientos sociales; en particular,analiza el defasaje entre el discurso delos líderes y los sentimientos y actitu-des de los demás miembros del movi-miento debido a "fracturas" de raza ygénero.

En el marco de estas preocupacio-nes, este artículo analiza el proceso deformación de dirigentes en el movi-miento de desocupados del GranBuenos Aires. Argumentamos en estetrabajo que el proceso de formación dedirigentes tiene como propósito explici-to seleccionar y promocionar a ungrupo de hombres y mujeres cuyamisión no será otra que cohesionar elmarco de significados y las propuestaspolíticas e ideológicas de las organiza-ciones y difundir las mismas a escalalocal, nacional e internacional. Sin

embargo, este proceso de formación setransforma en un mecanismo de dis-ciplinamiento en el campo políticodonde las organizaciones de desocu-pados se insertan; por lo tanto, uno delos efectos de las técnicas disciplinariasserá la individualización-jerarquiza-ción. Los datos que sostienen esteargumento son el resultado de un tra-bajo de campo antropológico que lle-vamos adelante entre los años 2001 y2004 en dos organizaciones de des-ocupados del partido de La Matanza4

-Gran Buenos Aires. Asimismo, recons-truimos prácticas individuales y colecti-vas; y registramos de manera sistemáti-ca las formas discursivas orales yescritas con el propósito de captar sen-tidos, disputas y tensiones de distintoorden al interior del movimientosocial en estudio.

En lo que sigue, presentaremos lascaracterísticas más relevantes delmovimiento de desocupados paraluego analizar en profundidad el pro-ceso de formación de dirigentes en unade las organizaciones estudiadas.

El movimiento dedesocupados y el problema dela "formación de dirigentes"

El movimiento de desocupados deArgentina expresa una trama comple-ja de relaciones económicas, sociales,políticas y simbólicas. Logró visibilidadpública hacia mediados de la década de1990 a partir de una modalidad de pro-

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4 El distrito de La Matanza se integró al área de conurbación de Buenos Aires durante la década de 1940 enestrecha vinculación con políticas de sustitución de importaciones que promovieron la instalación en la zonade numerosos establecimientos industriales de la rama textil, metalúrgica y automotriz. Las políticas de orien-tación neoliberal que se aplicaron durante los últimos años en el país provocaron la desindustrialización de estedistrito y el aumento de los niveles de desempleo y subempleo. Hacia el año 2001, cuando se produjeron losprimeros bloqueos de ruta en la zona, La Matanza contaba con una población estimada en 1.255.288 habitantes(INDEC, Censo 2001); y sobre un total 575.654 personas que conformaban la población económicamente acti-va, el 17.5 % estaban desocupadas y el 15.2 % subocupadas (INDEC, 2001).

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testa centrada en bloqueos de rutas yde vías públicas5. Con este formato deprotesta se impulsaron diversas deman-das pero de modo permanente se hapuesto el acento en la reivindicación de"trabajo genuino" y en el pedido demayores vacantes en programas esta-tales de empleo y de bolsones alimen-tarios. Estas demandas se relacionancon las características sociales de losgrupos que representa el movimientode desocupados, quienes en su mayo-ría han quedado excluidos del merca-do de empleo formal a partir de la apli-cación de políticas de orientaciónneoliberal en Argentina que han teni-do como una de las consecuencias mássignificativas el aumento en los nivelesde desempleo y pobreza 6.

Si bien la emergencia del movi-miento de desocupados se encuentravinculada con las situaciones de de-sempleo y pobreza, también obedecea la confluencia de diversos actoressociales que definieron un campo dedisputa política en torno a la desocu-pación. En este sentido, hemos mos-trado en otro trabajo (Manzano, 2004)cómo las "ocupaciones de ruta" seconstituyeron en espacios de conver-gencia entre distintas organizacionessociales que agrupan a desocupadoscon gremios docentes y estatales; lí-neas sindicales disidentes; grupos reli-giosos vinculados con la orientación de

Teología de la Liberación; partidospolíticos; centros de estudiantes yagrupaciones estudiantiles; y organis-mos de Derechos Humanos. Otrasinvestigaciones han acentuado el tra-bajo de producción de identidades enel "campo de la protesta" que ha rede-finido la situación individual del de-sempleo a partir de la construcción dela categoría "piqueteros" (Auyero,2004). Finalmente, el movimiento dede-socupados también se define poruna forma de relación con el Estadocentrada en la gestión descentralizadade recursos (programas de empleo, ali-mentos, líneas créditos para coopera-tivas, medicamentos, etc.) (Svampa yPereyra, 2003; Grimberg, FernándezAlvarez y Manzano, 2004).

Más allá de los aspectos comunesque comparte el movimiento de de-socupados, es preciso remarcar que losgrupos que conforman el mismo,parafraseando las palabras de Burdick(1998) sobre el "Movimiento Negro deBrasil", "no hablan con una sola voz".Es decir, el movimiento de desocupa-dos se encuentra atravesado por rela-ciones de conflicto, competencia yconfluencia situacional entre organi-zaciones con diversas filiaciones polí-ticas e ideológicas7. En el marco deesta diversidad, las dos organizacionesmás numerosas se constituyeron a par-tir de propuestas y estrategias sindica-

5 Según datos estadísticos, en el año 1997 se produjeron 140 "cortes de rutas" en todo el país, mientras queen el año 2002 la cifra aumentó a 2336 (Fuente Nueva Mayoría). Asimismo, a lo largo del período 1997-2005,la mayor incidencia de esta modalidad de protesta, el 30 % sobre el total del país, se concentró en la provinciade Buenos Aires (Fuente Nueva Mayoría).6 La desocupación en Argentina alcanzó un hito histórico en el año 2002, ya que afectó al 21.5 por ciento dela población económicamente activa (Fuente INDEC). Este porcentaje es aún más significativo si se tiene encuenta en el año 1975, o sea en la época previa a la implementación de políticas neoliberales, este país tenía unatasa de desocupación de 2.4 por ciento (Fuente INDEC).7 Por un lado, se encuentra las organizaciones nucleadas en centrales y tendencias político-sindicales como sonlos casos de la Federación de Tierra Vivienda y Hábitat (Central de Trabajadores Argentinos) y la Corriente Cla-sista y Combativa (línea sindical vinculada al maoísmo-Partido Comunista Revolucionario). Por otro lado,

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les tendientes a descentrar la accióngremial del espacio de la "producción"hacia el "territorial". Estas propuestasse asentaron sobre el entramado orga-nizativo que se había generado en eldistrito de La Matanza- Gran BuenosAires- en el proceso de "ocupación"de tierras durante la década de 19808

(Svampa y Pereyra, 2003; Manzano,2004). En este entramado organizativojugaron un rol decisivo los "dirigentes"o "referentes" barriales.

Los "dirigentes" o "referentes"barriales constituyen un grupo demujeres y varones cuyas edades varíanentre 30 y 45 años. Sus trayectorias departicipación social, comunitaria ypolítica son sumamente diversas.Entre ellos encontramos catequistas deparroquias barriales ligadas a "Comu-nidades Eclesiales de Base"; miembrosde asociaciones vecinales, clubes osociedades de fomento; ex militantesde partidos políticos y ex delegados defábricas. Para un número importantede "dirigentes" su participación socialy política se inició con la experiencia enlas organizaciones de desocupados. Latarea central de los "dirigentes" o "refe-rentes" consiste en coordinar gruposnuméricamente variables de personasen el nivel del barrio. Asimismo, algu-nos miembros de este grupo son "pro-mocionados" para desempeñar "ta-

reas" generales como difundir lasideas del movimiento en el país o en elexterior; o integrar las mesas de nego-ciación con el Estado.

En el trabajo de campo hemos par-ticipado de un conjunto de actividadesdirigidas a los "referentes" o "dirigen-tes barriales" que se definen como"formación". El formato de estasactividades es variable -desde semina-rios de lectura hasta conferencias- y lasmismas se concentran sobre temas vin-culados con la dinámica de la políticanacional e internacional9. El objetivomanifiesto de estas actividades apuntaa la formación política de los dirigentes,pero en reiteradas oportunidades nospreguntamos cuál es el supuesto quesostiene que los "dirigentes" se debenformar políticamente. Encontrar unarespuesta a esta pregunta empírica nosllevó a poner en conexión una serie detestimonios y temas que aparecían demodo recurrente en los registros decampo y las entrevistas. Uno de estostemas refiere al crecimiento numéricoque las organizaciones de desocupadosexperimentaron en el transcurso decuatro años (desde 1998 hasta 2002)como resultado de la gestión de pro-gramas estatales. En este sentido, el Sr.Gómez10 , antiguo integrante de unaJunta Vecinal y actual miembro de unaorganización de desocupados, nos

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se encuentran las organizaciones piqueteras vinculadas con diferentes partidos políticos: Polo Obrero (Parti-do Obrero de orientación trotskista); Barrios de Pie (Patria Libre de orientación guevarista); Movimiento Terri-torial de Liberación (Partido Comunista); Movimiento Sin Trabajo " Teresa Vive " (Movimiento Socialista delos Trabajadores de orientación trotskista). Finalmente, organizaciones piqueteras como el Movimiento Inde-pendiente de Jubilados y Pensionados y la Coordinadora de Trabajadores Aníbal Verón no aparecen claramentevinculadas con partidos políticos.8 En el marco de las ocupaciones de tierra se conformaron asociaciones como juntas vecinales, cooperativasy mutuales para demandar la regularización dominial de los terrenos ocupados y el acceso a consumos colec-tivos (agua potable, luz eléctrica, transporte público, centros sanitarios, etc.) (Merklen, 1991).9 En muchas ocasiones, quienes se encargan de impartir estas actividades son grupos de intelectuales univer-sitarios vinculados por lazos de afinidad política e ideológica con las organizaciones de desocupados.10 El nombre de las personas esta modificado para conservar el anonimato.

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comentaba: "En la Olla Popular del '96fuimos muchos barrios, pero después se pin-charon y quedamos unos pocos, pero desde querecibimos la primera tanda de planes no para-mos de crecer, se sumaban barrios y barrios".Según los datos con los que dispone-mos, las dos organizaciones que esta-mos estudiando agrupan a 20.00 per-sonas en el distrito de La Matanza. Envinculación con el tema que concierneal crecimiento numérico otros testi-monios enfatizaron:

"(...)El 90 por ciento que se integraa la [nombre de la organiza-ción] lo hace por necesidad no hayningún convencimiento, lo que hay esacuerdo y nosotros del primermomento ponemos los ejes. En elproceso uno acompaña, ayuda y con-fronta para que el compañero setransforme en dirigente." (Alfredo,54 años, coordinador nacional deuna de las organizaciones de des-ocupados)

"Creo que uno de los problemas queuno tiene que atender con los com-pañeros en el barrio es cambiarles lalógica (...) Hay una cultura, muyen particular en Matanza de pun-terismo político, donde acá era lo quenosotros llamamos los muchachosdel MTP, viste el MovimientoTodos por la Patria, bueno por lapatria no, estos son MovimientosTodos por la Plata, queremos quehaya una opción por lo que estamoshaciendo, queremos recuperar lasverdadera militancia, no queremosser mercenarios de nada y a los com-pañeros hay que hacerles entendereso primero" (Pablo, 38 años,miembro de la Secretaría de Orga-nización de un agrupamiento de des-ocupados)

Frente al crecimiento numérico, seestableció una clasificación que dis-tingue los motivos de adhesión cen-trados en la "necesidad" (que se vin-culan con la capacidad que tienen laspersonas de acceder a recursos gestio-nados por las organizaciones de des-ocupados) o en recompensas econó-micas (que en los testimonios seadjudica a una práctica generada en laparticipación dentro del Partido Justi-cialista) de otros generados en el "con-vencimiento" o en la "opción militan-te". En este contexto, se concibe a laformación política como un mecanismocapaz de "transformar" los motivos dela adhesión, en otras palabras, como unmecanismo capaz de "encausar con-ductas". Con respecto a esto último, elarte del buen encauzamiento consti-tuye una de las técnicas del ejercicio delpoder disciplinario. Poder, que segúnFoucault "(…) en lugar de sacar y reti-rar, tiene como función principal la de"enderezar conductas". (Foucault,1976: 175). Veremos, entonces, quécaracterísticas adquiere el proceso deformación de dirigentes en una de lasorganizaciones estudiadas.

La organización y la formaciónde "cuadros"

La organización de desocupadossobre la cual trabajamos en este artí-culo forma parte desde el año 1998 deuna corriente sindical vinculada a unpartido político de orientación maoís-ta que se conformó en 1972 como unaescisión del Partido Comunista de laArgentina. En el distrito de La Matan-za, el esquema organizativo se basa enuna "Mesa de Dirección" (que agrupaal conjunto de los dirigentes de los dife-rentes barrios) y una "Mesa Ejecutiva"

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(compuesta por tres personas que tam-bién son integrantes de la "Mesa deDirección").

En esta organización el sentidoexplicito de la formación apunta a la"dirección de masas" dentro de unmarco que definen como "línea cla-sista", y a la elevación progresiva de los"dirigentes" a "cuadros" de las masas. Elcoordinador de esta organización noscomentaba cómo se incorpora a los"compañeros" al "clasismo":

"Se los incorpora al clasismo condiscusiones políticas. En algúnmomento discutimos qué es el cla-sismo, y permanentemente hay quedecir como es la línea. La línea estáen disputa, por supuesto, como entodas las organizaciones. Creo quelos cuadros se van elevando, lógica-mente los cuadros no se forman endos días, es un proceso, los compa-ñeros cuadros se vienen preparandodesde hace cuatro o cinco años en lasluchas y en la discusión política."(Alfredo)

Esta "línea" expresa una visión dela sociedad dividida en clases socialesque se oponen entre sí: "la pulseada entrelos de arriba y los de abajo es a cara o seca",se afirma en varios documentos. La"línea clasista" también implica unavisión sobre los modos de relaciónentre los "dirigentes" y las "masas" quese sintetiza en la propuesta sobre"métodos de dirección". Un aspectode esa propuesta define como funcióndel "dirigente" unir lo particular con logeneral. Esta unión se fundamenta enuna específica "teoría del conoci-

miento":"Si se quiere adquirir conocimien-tos (cosa que estamos haciendo enesta organización desde hace 7 años)hay que participar en la prácticaque modifica la realidad. Todos losconocimientos auténticos se obtienenen la experiencia inmediata. Sinembargo, el ser humano no puedetener experiencia directa de todas lascosas. Para reflejar totalmente lascosas enteras, sus esencia, sus leyesinternas, hay que crear un sistemade conceptos y de tesis teóricas (…)"(Guión de discusión política)11.

El otro aspecto hace hincapié en larelación "dirigentes/masas":

"Por activo que se muestre el grupodirigente, su actividad no pasará deser el infructuoso esfuerzo de unpuñado de personas, si no se liga conla actividad de las amplias masas.No obstante, la actividad de lasamplias masas, sin un fuerte grupodirigente que las organice en formaapropiada, no puede mantenerse pormucho tiempo, ni desarrollarse enuna dirección correcta". (Guión dediscusión política)

Los "métodos de dirección" seapoyan sobre una teoría que recono-ce como fuentes del conocimiento a la"experiencia directa" y a las formas deracionalizar la misma en un sistema deconceptos y tesis teóricas. Desde estepunto de vista, una de las funciones delos "cuadros" será apropiarse deesquemas de razonamiento que per-mitan establecer conexiones entre lo

11 Se denomina de este modo a un documento que se distribuye semanalmente entre los dirigentes barrialespara su discusión. El contenido del mismo varía e incorpora temas de política internacional y nacional; con-ceptos teóricos; y problemas de la organización de desocupados a nivel local.

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particular y lo general; o siguiendo elarmado de los "guiones de discusión"entre la situación internacional, lanacional y los temas específicos de laorganización de desocupados. Almismo tiempo, el énfasis sobre laconexión entre "dirigentes/masas" seexpresa en una serie de medidas comola revocabilidad de los cargos y la tomade decisiones en espacios de asam-bleas.

A la par de esta particular teoría delconocimiento que fundamenta los"métodos de dirección", hallamos undocumento que contiene una serie derecomendaciones que se basan en elreconocimiento de obstáculos paraestablecer lo que se define como "unacomunidad de luchadores" y quetranscribimos a continuación:

"No respetar los principios de lavida colectiva. Preservarse comoindividuo, no debatir, no hablar yser hábil en mantenerse a cubierto ypreocuparse únicamente de evitarreproches. Vengarse, pelear, armarlíos con motivos personales en lugarde discutir y debatir puntos de vistaerróneos. No divulgar y difundir lasideas del movimiento entre lasmasas olvidando que se es dirigentey comportándose como una personacualquiera. Trabajar descuidada-mente, sin plan ni orientación defi-nidos, cumplir solo con las formali-dades y pasar los días vegetando.Considerar que se han rendido gran-des servicios al movimiento y darseaires de veterano. Ser negligente en eltrabajo y flojo en el estudio. Tenerconciencia de lo propios errores perono intentar corregirlos, tomando unaactitud liberal consigo mismo".

Los tipos de "conductas" que se

definen como perjudiciales para elmovimiento se interpretan como losefectos "corrosivos" de principiosliberales que perviven dentro de laorganización de desocupados. El libe-ralismo, afirma el mismo documento,"proviene del egoísmo de la pequeña burgue-sía que coloca sus intereses personales en pri-mer plano y relega los de las masas a segun-do plano". De este modo, el proceso deformación de dirigentes debe procurarencauzar estas conductas y lograrcomportamientos orientados hacia elinterés colectivo.

Si revertimos la manera en queestán formuladas estas recomenda-ciones, hallamos una suerte de regla-mento que contiene "prescripciones"sobre lo que "debería ser" un dirigenteclasista: trabajador, estudioso, humilde,activo para discutir y difundir las ideasdel movimiento; para confrontar otrasideas; y para interpretar sus propioserrores y modificarlos. Este reglamen-to, entonces, pone de manifiesto otroaspecto de la formación de dirigentesque se vincula con dimensionesético/morales.

Con relación a lo que venimos con-siderando, la ingesta excesiva de alco-hol, el consumo de drogas, el "noviaz-go" entre personas casadas, el robo, lasagresiones físicas y el ausentismotanto en los proyectos productivoscomo en medidas de protesta públicason conductas punibles dentro de estaorganización, y en algunos casosingresan en un dispositivo más rígidode control basado en la prohibición,por ejemplo, una mujer nos comenta-ba: "En la puerta de la casa donde tenemoslos proyectos productivos de mi barrio colga-mos un cartel que dice acá adentro no droga,no sexo, no alcohol".

Encontramos hasta aquí una serie

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de orientaciones y propuestas genera-les sustentadas sobre una "visión delclasismo" que aspiran a producir unmodo "clasista" de entender el mundoy formar "cuadros" que se elevensobre las masas. Estas orientaciones seapoyan sobre una específica teoría delconocimiento; pero también se sostie-nen sobre un conjunto de normativasque aspiran a regular modos de activi-dad, gestos, procedimientos, etc. Estasnormativas, como veremos, establecenel marco desde el cual se pueden cali-ficar y clasificar las conductas para vol-verlas objeto de sanciones correctivas(Foucault, 1976). En el próximo apar-tado, entonces, analizaremos losmodos de actividad sobre los que seconfiguran dispositivos y técnicas deencauzamiento de la conducta.

Espacios de formación: técnicasdisciplinarias y prácticas simbólicas

A nuestro juicio existen dos espa-cios de relevancia para la formación dedirigentes: las reuniones de "Mesa deDirección" y las "asambleas".

Las reuniones de "Mesa de Direc-ción" se realizan una vez por semana yde ellas participan los dirigentes de losbarrios y los integrantes de la "MesaEjecutiva". Estas reuniones se prolo-gan por el espacio de ocho a diez horasy están pautadas de acuerdo con lostemas que se difunden previamente enel "guión de discusión". A partir denuestras observaciones, hemos identi-ficado que las intervenciones de algu-nos dirigentes se concentran exclusi-vamente en detallar la problemática desu barrio, y en solicitar informacionessobre los programas sociales y sobre elestado de negociaciones con el gobier-

no. Mientras tanto, otro grupo de diri-gentes intenta demostrar su conoci-miento sobre el contenido del "guiónde discusión", leyendo en público par-tes del escrito. Para ello hacen uso deun vocabulario específico y procuranconectar ideas sobre los problemas tra-tados teniendo en cuenta elementos dela situación política internacional,nacional y de su propio barrio. En cier-to modo, aquí los dirigentes demues-tran ser estudiosos, activos, difusoresde ideas, comportándose acordes conlo que se espera de un dirigente "cla-sista".

Las formas de intervención de losdirigentes en estas reuniones sonobjeto de evaluaciones. En este senti-do, un dirigente barrial nos comenta-ba: "Yo veo que todos los dirigentes ven elbarrio y nada más, yo veo mi barrio y veo laorganización". Se evalúa entonces, elnivel alcanzado por los dirigentes en elproceso de "transformación" para con-vertirse en "cuadros" de las "masas".

En este espacio también registra-mos la ocurrencia de bromas y comen-tarios acerca de las actitudes de los"dirigentes":

"Ud. está muy gordo, se nota queya no camina por el barrio".(Registro de campo/noviem-bre 2003) /// "Se acuerdancuando vino la X [nombre de lapersona] fumaba cigarrillos conboquilla, se sentaba así [repre-sentan la postura] con sus piernascruzadita, con sus polleritas, no eracomo nosotros." (Registro decampo/diciembre 2003)///"Un dirigente decía en la reunión:Compañeros nosotros acá no veni-mos sólo por el fideito, no somos unaorganización asistencialista. Uno de

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los presentes detuvo la intervencióny dijo con un tono muy respetuoso,compañero puede repetir eso, quéquiere decir con asistencialista, noentiendo. Un grupo que estaba cercanuestro comentó en voz alta: es queel vago se agrandó y usa palabrasraras." (Registro de campo / junio2004).

Como vemos, las bromas o loscomentarios se transforman en eseespacio en procedimientos sutiles quevisibilizan el grado de observancia delos dirigentes con las normas conteni-das en la "línea clasista". Estas bromasapuntan a revalorizar la humildad y laproximidad del "dirigente" con las"bases" y a señalar modos de actividad,usos del cuerpo y de palabras que se"desvían" de las normativas de la orga-nización.

La lectura y la comprensión de los"guiones políticos", las formas deintervención oral y las bromas quehacen referencia al cuerpo, a los gestos,o a las palabras que se utilizan, se cons-tituyen en símbolos en contextos deevaluación social. Símbolos que expre-san en qué medida las ideas de la "líneaclasista" se convierten en prácticas.Sostenemos que la "eficacia" de estosespacios de formación radica en que seconstituyen en espacios de prácticas sim-bólicas. Retomando a Godelier (1986)un práctica simbólica "(...) Es una formade hacer pasar a las ideas del mundo del pen-samiento al mundo del cuerpo, a la naturalezay a la vez transformarlas en relaciones socia-les, en materia social: los discursos, los gestossimbólicos transforman las ideas en una rea-lidad material y socialmente visible. (...)"(Godelier, 1986: 269).

Estos espacios de reunión se pue-den interpretar como un contexto de

examen, siguiendo a Foucault: "El exa-men combina las técnicas de la jerarquía quevigila y las de la sanción que normaliza. Esuna mirada normalizadora, una vigilanciaque permite calificar, clasificar y castigar.Establece sobre los individuos una visibilidada través de la cual se los diferencia y se lossanciona" (Foucault, 1976: 189)

Con relación a lo que venimos ana-lizando, las asambleas constituyenotro espacio de prácticas simbólicas yde evaluación social. Estas son abier-tas, funcionan una vez a la semana enun tiempo prefijado de dos horas y seestimula la participación de la mayoríade los miembros de la organización.Un alto número de intervenciones ora-les se basan sobre el relato "testimo-nial", como las que transcribimos acontinuación:

"Pido un aplauso para la compa-ñera X que se fue a organizar nues-tro movimiento en Jujuy. [La com-pañera X pasó al frente y entrelágrimas se dirigió a los presentes]Yo cuando entré no entendía nadavine sólo por los planes y en mibarrio siempre me preguntaban quehabía conseguido, pero me fuidando cuenta que esta lucha es muylarga". (Registro de campo/ junio2004)

"Compañeros: Uds. saben que yoera adicta, y que gracias al movi-miento yo soy otra persona, aprendía compartir con los demás y apren-dí a sufrir las necesidades de losdemás". (Registro de Campo/ sep-tiembre 2004)

Las intervenciones "testimoniales"procuran "demostrar" en los espacioscolectivos la manera en que se redefi-

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nieron dentro del movimiento modos deentender y de ser en el mundo. En el con-texto de evaluación social que seconstituye en el espacio de la asamblea,estos testimonios se convierten en sím-bolos del trabajo, de la forma en queun dirigente debe asumir errores yresolverlos, y sobre la eficacia del"colectivo" para controlar y modificaral individuo. Desde otro punto devista, estos testimonios indican un tra-bajo sobre la propia biografía quepuede ser entendido como una tecno-logía del yo inserta en modos parti-culares de sujeción. En un trabajosobre la obra de Foucault, Oscar Teránsostiene que: "Los modos de sujeción sonlas maneras en que el individuo establece surelación de obligatoriedad con las reglas, elmodo en que se lo invita o incita a reconocersus obligaciones morales (mandatos divinos, dela razón, por convención, con relación al gruposocial, etc.). La actividad autotransformado-ra es el trabajo sobre sí mismo que el indivi-duo realiza para constituirse como sujetoético" (Terán, 1995: 34). De este modo,los relatos testimoniales demuestran latransformación de sí mismo al con-junto de la organización pero tambiéncontribuyen a legitimar posiciones yrelaciones asimétricas; ya que un diri-gente que fue capaz de transformarsea sí mismo puede ejercer cierta funciónde liderazgo sobre el resto.

En el espacio de asamblea identifi-camos otro tipo de intervenciones queapuntan a reforzar los modos de rela-ción prescriptos entre los miembros dela organización y los dirigentes:

"Gracias a la lucha de todos los de-socupados muchas compañeras ycompañeros nos hemos transforma-do en dirigentes reconocidos del movi-miento. Entramos a la casa degobierno, hablamos por los medios,

nos entrevistamos con ministros,funcionarios, con otras fuerzas, nosinvitan de otras provincias, deotros países. Lo peor que nos puedepasar es que nos olvidemos del ham-bre de nuestras compañeras y com-pañeros, que son nuestros vecinos encada uno de los barrios pobres dondevivimos". (Registro de campo/junio 2004)

Estas intervenciones apuntan aregular el comportamiento y las prác-ticas de los dirigentes con relación alEstado y con relación a las bases delmovimiento. Por lo general, las mismasse acompañan de frases tales como"critiquen compañeros, señalen nuestros erro-res, si nos subimos a un caballo, tirénnos delcaballo". Sin embargo, en muy pocasoportunidades quienes concurren "cri-tican" a un dirigente en las asambleas.Por el contrario, lo que sucede conmayor frecuencia es la "autocrítica" dealgún dirigente reconociendo "errores"cometidos con su grupo de referencia.No obstante, una de las prácticas másdifundidas entre los miembros de estaorganización es la escritura y la entre-ga de "cartas" a los integrantes de la"Mesa Ejecutiva" quejándose por laconducta de "su dirigente". Hemostenido la oportunidad de observar envarias ocasiones como algún miembrode la "Mesa Ejecutiva" utilizaba en lasreuniones de "Mesa de Dirigentes" fra-ses como la siguiente: "¿Somos dirigen-tes?, ¿de qué somos dirigente?, mentira, nodirigimos nada" para introducir los pro-blemas a los cuales se hace referenciaen las distintas cartas (manteniendo elanonimato de los remitentes).

Sintetizando lo expuesto hastaaquí, por un lado, las reuniones de"Mesa de Dirigentes", las asambleas y

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las cartas constituyen procedimientosen los que se articulan técnicas disci-plinarias cuyo fin es tornar visiblesdeterminadas conductas para ejercersobre ellas medidas correctivas. Comosostiene Foucault (1976) el poder dis-ciplinario" (…) impone a aquellos a quie-nes somete un principio de visibilidad obliga-torio. En la disciplina, son los sometidos losque tiene que ser vistos. Su iluminación garan-tiza el dominio del poder que se ejerce sobreellos. El hecho de ser vistos sin cesar, de poderser visto constantemente, es lo que mantiene ensu sometimiento al individuo disciplinario."(Foucault, 1976: 192). Por otro lado, enestos espacios de evaluación social laindividualización distingue a aquellosque demuestran aptitudes y grados detransformación de acuerdo con losprincipios que se entienden propios dela "línea clasista". Estas demostracio-nes generan como uno de sus efectoscentrales señalar la diferenciación delos dirigentes con respecto al resto delos miembros del movimiento, perotambién estos mecanismos legitiman lapromoción de un número reducido dedirigentes para desempeñar tareas másgenerales de la organización. Sinembargo, como veremos en el próxi-mo apartado estas promociones y lasjerarquías que ellas producen tambiénestán sometidas al escrutinio de laorganización.

"Reeducación" y "Recupera-ción": Efectos correctivos delas técnicas disciplinarias

Las categorías sociales "reeduca-ción" y "recuperación" se utilizan dentrode la organización y se vinculan con losprocesos de formación de dirigentes.Un entrevistado nos comentaba:

"Nos estábamos burocratizando

entonces planteamos que todo diri-gente tiene que hacer un día cadaquince días un proceso de reeduca-ción, que significa trabajar todo undía en cualquier cooperativa."(Eduardo, 40 años, dirigentebarrial)

Se define como "reeducación" a unconjunto de acciones que se ponen enmarcha tras haber detectado "errores"o "desvíos" de la "línea clasista". La"reeducación" se entiende como un pro-ceso que se expresa en la puesta enjuego de "métodos de democracia"centrados en la "crítica y autocrítica"en espacios públicos y colectivos(como las asambleas):

"Tenemos que adoptar un método dedemocracia, es decir, no importaquien haya cometido los errores, contal de que los reconozca y corrija.El mundo es objetivo esto es:aprender de los errores pasados paraevitar los futuros o partiendo deldeseo de unidad, distinguir lo correc-to de lo erróneo a través de la críti-ca o la lucha y llegar a una nuevaunidad sobre una nueva base".(Guión de discusión política)

El proceso de "reeducación" no sedefine como un momento particularacotado en el tiempo y en el espacio;más bien se trata de una modalidad dedefinición y redefinición de relacionessociales y de regulación de prácticas anivel de las personas y el colectivo. La"reeducación" se define como un proce-so bajo el supuesto de que el individuoque participa en la "lucha", "confron-ta", "discute", asume sus "errores" yacomoda progresivamente su con-ducta a principios racionales y colecti-vos. De este modo, el control colecti-

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vo sobre los "errores" o "desvíos"forma parte del proceso de racionali-zación sobre las prácticas y de "elevaciónde los compañeros a cuadros".

La categoría "recuperación" refiere aun conjunto específico de "conductas"que esta organización de desocupadosprocura regular; como ya indicamos enotro apartado, se trata de aquellas prác-ticas vinculadas con la ingesta de alco-hol; el consumo de drogas; el robo y laagresión física (por ejemplo pelea apuños o golpes).

"Hay asambleas donde los compa-ñeros se autocritican delante detodos. Eso se hizo costumbre, algu-nos no están convencidos, pero hacebien al resto; la gente lo tiene con-trolado en la próxima marcha aun-que tenga un olor a vino tremendo(...).Es lo que yo llamo tratamien-to de recuperación." (Alfredo)

En estos casos también se ponenen práctica métodos de autocrítica ycrítica en espacios colectivos y públicoscon el propósito de que el colectivoasuma un grado mayor de control yregulación sobre este tipo de prácticas.Sin embargo, el "riesgo" que la orga-nización visualiza en estas prácticaspara la "integridad del colectivo" seexpresa en algunos documentosdonde se plantea el "recurso de laexpulsión":

"En las medidas de lucha que ten-gamos de aquí para adelante, el quese emborrache, afane o haga desor-denes será sancionado con la expul-sión de nuestras filas. Las grandesmasas que quieren y necesitan loscambios en nuestro país exigen darcastigos merecidos y dejar impunesiría contra la voluntad de la mayo-ría" (Guión de discusión política).

Más allá de este énfasis sobre la cla-sificación de conductas que ameritan elcastigo de la expulsión, diferentesmiembros de la organización produje-ron acciones para limitar este tipo desanción. En este sentido han jugado unrol decisivo un grupo de mujeres quese comprometieron en "calidad de diri-gentes" de "cuidar" durante las medi-das de protesta pública a jóvenes con-sumidores de drogas. Los médicos ypsicólogos que motorizan acciones ensalud como parte de su compromisomilitante con la organización tambiénhan contribuido a limitar el recurso dela expulsión, ya que en calidad de"expertos" fijaron el sentido de lasestrategias de "recuperación". Estos pro-fesionales difunden una visión quepone el acento en un marco de rela-ciones sociales amplias antes que en elindividuo, por ejemplo dinamizandebates en espacios colectivos con pre-guntas tales como ¿qué lleva al consumode drogas?", "¿la droga es un arma de ladominación imperialista?", y conducen tra-tamientos terapéuticos destinados a"adictos", "alcohólicos" y "golpeado-res". De este modo, la imagen del"cabecilla" que provoca desordenes setransforma en la imagen de una per-sona "víctima" de un sistema de opre-sión.

La "recuperación" se basa en un pro-ceso de crítica y autocrítica colectiva apartir de una visión que concibe a quie-nes consumen drogas, se alcoholizan,roban o proceden de manera violentacomo "victimas" de un sistema socialopresivo. La "recuperación", de un modosimilar a la "reeducación", se define comoun proceso bajo el supuesto de que elindividuo que reconoce sus errores yse somete a críticas en espacios colec-

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tivos logra racionalizar sus prácticas ytransformarlas.

El eje de las prácticas de disciplinadiscurre sobre la aplicación de unaserie de sanciones correctivas que pro-curan encauzar las conductas que se"desvían" de las normas establecidaspor esta organización. Las sancionescorrectivas ponen el acento, como sos-tiene Foucault, en el aprendizaje inten-sificado, tal es el caso de las jornadas detrabajo frente a la "burocratización". Ala vez, el castigo disciplinario se asien-ta sobre un doble sistema de gratifica-ción-sanción; así, como parte de la gra-tificación deben entenderse laspromociones para ocupar posicionesjerárquicas dentro del movimiento; entanto que las sanciones, como tuvimosla posibilidad de observar, pueden con-sistir en apartar del cargo a algún diri-gente de modo transitorio o de modopermanente: "el dirigente que roba no puedeser más dirigente", hemos escuchado enreiteradas oportunidades.

A modo de cierre

Para el antropólogo John Gledhilldurante la década de 1990 el pensa-miento sobre los movimientos socialesha cambiado, "ya que las desmesuradasexpectativas acerca del papel transformador dedichos movimientos en la política moderna hadado paso a unas valoraciones más sobrias yrealistas" (Gledhill, 2000: 290). Desdenuestro punto de vista, los estudiosetnográficos han aportado a este cam-bio porque a partir del registro de lavida cotidiana de las organizacionespopulares han dado cuenta de lasambigüedades y las contradiccionesexistentes.

En este artículo, desde una pers-pectiva antropológica de los movi-

mientos sociales, procuramos poner demanifiesto, a partir del análisis del pro-ceso de formación de dirigentes en unaorganización de desocupados, las téc-nicas de disciplina enmarcadas enpropuestas ideológicas tendientes a laproducción de "cuadros" políticoscuyo efecto visible ha sido la indivi-dualización-jerarquización de conduc-tas. Estas técnicas regulan las relacio-nes entre los miembros de laorganización estudiada; como así tam-bién entre estos y otras fuerzas socia-les con las que comparten un mismocampo de acción política. Al mismotiempo, el ejercicio del poder discipli-nario que configura el proceso de for-mación de dirigentes genera y legitimalas promociones de un grupo demujeres y hombres para ocupar tareasmás generales dentro del movimiento(viajes al interior o al exterior paradifundir las ideas de la organización,participación en instancias de nego-ciación con el Estado, etc.).

Este artículo también pretendiócontribuir al conocimiento sobre ladiversidad de organizaciones y pro-puestas políticas e ideológicas conte-nidas en el movimiento de desocupa-dos. Esto por varias razones; por unlado, porque en algunos circuitos aca-démicos e intelectuales se configuróuna imagen homogénea sobre el movi-miento de desocupados que acentúa laconfrontación de las organizacionescon el Estado y la ausencia de jerarquíaen estos agrupamientos debido a unideario de "horizontalidad" y "auto-nomía". En este sentido, suponemosque el análisis contenido en este artí-culo puede contribuir a matizar esaimagen y definir nuevos interrogantesde investigación. Por otro lado, lasvisiones populares sobre el movi-

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miento de desocupados activansupuestos ya presentes en el sigloXIX, como el que asimila la accióncolectiva a la expresión de una mani-festación "irracional" de masas; así, cir-culan categorizaciones que asocian lasmanifestaciones de desocupados conel "caos" y la "violencia". Este trabajo,ha presentado una imagen opuesta aeste supuesto popular, ya que en nues-tra investigación hallamos el mundo delas organizaciones de desocupados ati-borrado de normas, sanciones, pres-cripciones y prohibiciones sobre laconducta que tienen como efectoregular y ordenar las relaciones socia-les, tanto hacia el interior de estosagrupamientos como en demostra-ciones y protestas públicas.

Para finalizar, el análisis sobre lastécnicas de disciplina debe comple-

mentarse con el estudio de las estrategiasde resistencia. En este sentido, trabajosrecientes en antropología han definidoa la disciplina como la articulaciónentre coerción y persuasión, en unjuego de palabras, Lyons sugiere que lapráctica de disciplina implica legitimi-dad no ilegitima a los ojos de los dis-ciplinados (Lyons, 2005). Por razonesde espacio no podemos desarrollaraquí este aspecto del problema, peroen futuras presentaciones procurare-mos mostrar que la legitimidad de losprocesos de disciplina debe com-prenderse a partir del análisis del lugarque los diferentes sujetos ocupan enuna trama más amplia de relacionessociales y políticas y en un contexto devulnerabilidad social y fragilización dela vida.

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Resumen