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Estudios Turísticos, n.° 163-164 (2004), pp. 81-97 Instituto de Estudios Turísticos Secretaría General de Turismo Secretaría de Estado de Turismo y Comercio ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA E INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN EL SECTOR TURÍSTICO: 1951-1977 Carmelo Pellejero Martínez* Resumen: El presente trabajo analiza la evolución de la organización administrativa y de la intervención del Estado español en el sec- tor turístico entre los años 1951 y 1977. Es decir, durante el periodo en el que las competencias turísticas estuvieron adscritas al Ministerio de Información y Turismo. Una prolongada etapa en la que el objetivo prioritario de la política turística fue conseguir el mayor crecimien- to posible, tanto en términos de demanda como de oferta. Y en la que, para lograrlo, las autoridades estatales fomentaron, regularon e, in- cluso, intervinieron directamente en el sector a través de varias empresas públicas. Palabras clave: España, siglo xx, historia económica, turismo, organización administrativa, política turística, intervención estatal, em- presas públicas. Abstract: This paper deals with the evolution of both the administrative organisation and the public intervention on the tourist sector in the period 1951-1977. That is, during a period of time in which the Ministry of Information and Tourism was in charge of the tourist com- petences. The main objective of the tourist policy in that period of time was to achieve the largest growth, in terms of both the demand and supply. To this end, government authorities promoted, regulated and even directly intervened in the tourist sector through the creation of se- veral public companies. Keywords: Spain, 20th century, economic history, tourism, administrative organisation, tourist policy, public intervention, public com- panies. I. INTRODUCCIÓN A lo largo del tercer cuarto del siglo vein- te el turismo experimentó en España un auge sin precedentes. Las actividades turísticas, que habían sido claramente minoritarias has- ta mediados del siglo, se transformaron en apenas dos décadas en un fenómeno de ma- sas. Sirva de ejemplo el hecho de que entre 1950 y 1973 los visitantes procedentes del extranjero se multiplicaron por 46. Es evi- dente, pues, que en ese breve espacio de tiempo España se convirtió en un destacado centro receptor del turismo mundial. Y a ello contribuyó su cercanía geográfica a las prin- cipales naciones emisoras de turistas, la bon- dad de su clima, su variedad geográfica, su rico patrimonio artístico y cultural y sus abundantes playas. Y también, naturalmente, la devaluación de la peseta del año 1959, la política que mantuvo los precios turísticos es- pañoles a unos niveles muy competitivos en relación con otros mercados y la decidida apuesta de los promotores internacionales de turismo por nuestro país. Pues bien, el objetivo del presente traba- jo es analizar la evolución de la organización administrativa y de la intervención del Esta- do español en el sector turístico a lo largo de estos decisivos años. Concretamente entre 1951 y 1977, es decir, durante el periodo en Profesor Titular de Historia e Instituciones Económicas. Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Universidad de Málaga. 81

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Estudios Turísticos, n.° 163-164 (2004), pp. 81-97

Instituto de Estudios TurísticosSecretaría General de Turismo

Secretaría de Estado de Turismo y Comercio

ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA E INTERVENCIÓNDEL ESTADO EN EL SECTOR TURÍSTICO: 1951-1977

Carmelo Pellejero Martínez*

Resumen: El presente trabajo analiza la evolución de la organización administrativa y de la intervención del Estado español en el sec-tor turístico entre los años 1951 y 1977. Es decir, durante el periodo en el que las competencias turísticas estuvieron adscritas al Ministeriode Información y Turismo. Una prolongada etapa en la que el objetivo prioritario de la política turística fue conseguir el mayor crecimien-to posible, tanto en términos de demanda como de oferta. Y en la que, para lograrlo, las autoridades estatales fomentaron, regularon e, in-cluso, intervinieron directamente en el sector a través de varias empresas públicas.

Palabras clave: España, siglo xx, historia económica, turismo, organización administrativa, política turística, intervención estatal, em-presas públicas.

Abstract: This paper deals with the evolution of both the administrative organisation and the public intervention on the tourist sector inthe period 1951-1977. That is, during a period of time in which the Ministry of Information and Tourism was in charge of the tourist com-petences. The main objective of the tourist policy in that period of time was to achieve the largest growth, in terms of both the demand andsupply. To this end, government authorities promoted, regulated and even directly intervened in the tourist sector through the creation of se-veral public companies.

Keywords: Spain, 20th century, economic history, tourism, administrative organisation, tourist policy, public intervention, public com-panies.

I. INTRODUCCIÓN

A lo largo del tercer cuarto del siglo vein-te el turismo experimentó en España un augesin precedentes. Las actividades turísticas,que habían sido claramente minoritarias has-ta mediados del siglo, se transformaron enapenas dos décadas en un fenómeno de ma-sas. Sirva de ejemplo el hecho de que entre1950 y 1973 los visitantes procedentes delextranjero se multiplicaron por 46. Es evi-dente, pues, que en ese breve espacio detiempo España se convirtió en un destacadocentro receptor del turismo mundial. Y a ellocontribuyó su cercanía geográfica a las prin-cipales naciones emisoras de turistas, la bon-

dad de su clima, su variedad geográfica, surico patrimonio artístico y cultural y susabundantes playas. Y también, naturalmente,la devaluación de la peseta del año 1959, lapolítica que mantuvo los precios turísticos es-pañoles a unos niveles muy competitivos enrelación con otros mercados y la decididaapuesta de los promotores internacionales deturismo por nuestro país.

Pues bien, el objetivo del presente traba-jo es analizar la evolución de la organizaciónadministrativa y de la intervención del Esta-do español en el sector turístico a lo largo deestos decisivos años. Concretamente entre1951 y 1977, es decir, durante el periodo en

Profesor Titular de Historia e Instituciones Económicas. Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Universidad de Málaga.

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el que las competencias turísticas estuvieronadscritas al Ministerio de Información y Tu-rismo. Una prolongada etapa en la que, tan-to con el sistema autárquico como con el deplanificación indicativa, el objetivo priorita-rio de la política turística fue conseguir elmayor crecimiento posible, tanto en términosde demanda como de oferta. Y en la que,para lograrlo, las autoridades estatales pro-movieron, estimularon, regularon e, incluso,intervinieron directamente en el sector a tra-vés de varias empresas públicas.

II. JULIO 1951-JULIO 1962

El Ministerio de Información y Turismofue creado por Decreto Ley de la Presiden-cia del Gobierno de 19 de julio de 1951. Estenuevo departamento ministerial asumió lascompetencias y estructuras de la Subsecreta-ría de Educación Popular y de la DirecciónGeneral de Turismo, encuadradas hasta en-tonces en los ministerios de Educación Na-cional y de la Gobernación, respectivamente,y quedó integrado por las direcciones gene-rales de Turismo, Prensa, Información, Ra-diodifusión, Cinematografía y Teatro. Su pri-mer equipo ministerial se mantuvo en elcargo hasta el mes de julio de 1962 y estu-vo integrado por Gabriel Arias Salgado,como Ministro, y por Mariano Urzáiz y Sil-va, como Director General de Turismo.

Las nuevas funciones de la Dirección Ge-neral de Turismo quedaron definidas por De-creto de 15 de febrero de 1952. Se dispusoque el organismo dirigido por Urzáiz era elcompetente para inspeccionar, gestionar, pro-mover y fomentar las actividades relaciona-das con la organización de viajes, la indus-tria hospedera y la información, atracción y

propaganda respecto de forasteros, así comopara fomentar el interés dentro y fuera de Es-paña por el conocimiento de la vida y terri-torios nacionales. Además, en la citada nor-mativa se declararon dependientes de laDirección General de Turismo la Red deEstablecimientos Turísticos Propiedad del Es-tado, la Administración de los Estableci-mientos Turísticos de Deportes y la Admi-nistración de la Póliza de Turismo.

Esta estructura se mantuvo en vigor has-ta el año 1958. Por Decreto de 8 de agostose decidió crear el Organismo Autónomo dela Póliza del Turismo y refundir la Red deEstablecimientos Turísticos Propiedad del Es-tado y la Administración de los Estableci-mientos Turísticos de Deportes e integrarlas,junto con el Departamento de Rutas Nacio-nales, y sin perjuicio de que internamenteconservaran la debida separación de cuentas,en otro organismo autónomo: AdministraciónTurística Española.

Durante esta primera etapa en la historiadel Ministerio de Información y Turismo,marcada sensiblemente por el fin del aisla-miento económico y político de la España deFranco, el progresivo, aunque algo lento,abandono de la política autárquica y el deci-sivo Plan de Estabilización del año 1959, elturismo experimentó en nuestro país un no-table crecimiento. Buena prueba de ello esque los 1,26 millones de visitantes proce-dentes del extranjero que llegaron a las fron-teras españolas en el año 1951 se convirtie-ron en 7,45 millones diez años después.Además, en ese mismo periodo de tiempo elnúmero de establecimientos hoteleros se in-crementó un 117'8 por ciento y el de plazasun 105,8 por 100 (Ministerio de Comercio yTurismo, 1993).

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Todo esto debió agradar considerable-mente a las autoridades españolas. Máximesi tenemos en cuenta que durante estos añosel objetivo fundamental de la política turísti-ca de la Administración Central fue incre-mentar el número de visitantes extranjeros asícomo la capacidad de alojamiento de nuestropaís. Algo que se puso claramente de mani-fiesto en el Plan Nacional de Turismo apro-bado por Ley de 17 de julio de 1953. En elmismo, heredero en buena parte del Estudiopara un Plan Nacional de Turismo elaboradoun año antes por la Secretaría General parala Ordenación Económico Social, se destacala gran importancia política y económica queel turismo podría tener para España y se afir-ma que la política del gobierno debería orien-tarse para conseguir atraer y dar alojamientoy servicio a dos millones de extranjerosanuales. Y para ello se consideraban conve-nientes, entre otras medidas, incrementar lasinversiones en promoción, crear zonas de in-terés turístico, simplificar los trámites enfronteras, potenciar el crédito hotelero, au-mentar la capacidad de alojamiento y mejo-rar e incrementar la formación de los traba-jadores del sector (Ministerio de Informacióny Turismo, 1953).

Es evidente, pues, que tanto por su poten-cial político, en cuanto instrumento de propa-ganda de cara al exterior, como económico,por su considerable aportación de divisas y sunada despreciable influencia sobre diferentesactividades industriales y comerciales, el de-sarrollo del turismo preocupó a las autoridadespúblicas responsables. Y en este sentido con-sideraron especialmente oportuno regular elsector e intervenir directamente en el mismo,especialmente sobre la oferta turística.

Antes de que se hubiera aprobado el Plan

Nacional de 1953 ya se había estipulado unrégimen de normas y sanciones -4/8/1952-,regulado el ejercicio de las profesiones libresde Guías, Guías-Intérpretes y Correos de Tu-rismo -17/7/1952-, obligado a los hoteles aexhibir públicamente las listas de precios-19/7/1952 y 24/9/1952- y reglamentado elalojamiento de turistas en casas particulares-5/6/1953-. Más adelante, una vez que elcitado Plan hubo visto la luz, se creó laComisión Interministerial de Turismo-25/7/1954-, se amplió y modificó el regla-mento sobre transporte de viajeros por carre-tera realizado por agencias de viajes-28/3/1955-, se reglamentaron los cam-pamentos de turismo -14/12/1956- y sedeterminaron las condiciones técnicas delos mismos -30/4/1957-, se regularon lasactividades de las cafeterías -3/5/1957- yde la hostelería -14/6/1957-, y, por últi-mo, se reglamentó de nuevo el funciona-miento de las agencias de viajes -29 /3/1962-.

De todas estas normas quiero destacar lanormativa de 14 de junio de 1957 sobre re-gulación de la hostelería. Con ella se trató demodificar y refundir la reglamentación vi-gente desde el final de nuestra guerra civilpara adaptarla a las nuevas circunstancias. Sebasó en tres aspectos: a) una nueva clasifi-cación de los establecimientos; b) la regula-ción de los precios, con la que se pretendíaarmonizar el interés privado de los empresa-rios con el público de evitar subidas de pre-cios, encarecimiento de la vida y abuso en laespeculación; y c) la reglamentación de lasrelaciones entre el sector y la Administra-ción, a la que se le atribuyó la facultad deautorización de apertura y funcionamiento delos establecimientos así como procedimien-tos de inspección y sanción.

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En cuanto a la oferta pública hay que des-tacar, por un lado, que por Ley de 17 de ju-lio de 1953 se consignaron 101 millones depesetas para las obras, construcciones e ins-talaciones de veinte nuevos albergues, para-dores y hosterías y 28 millones para sufragargastos de ampliación y mejora de estableci-mientos ya existentes. Y, por otro, que du-rante los años cincuenta se reforzó la políti-ca de protección que se había puesto enmarcha en la década anterior. Se establecióel monopolio del Estado -4/4/1952- en eluso de los nombres «parador» y «albergue»,sin el adjetivo «de turismo», en los nuevosestablecimientos que se abrieran, así como enlos antiguos que lo estuvieran utilizando-30/9/1952-, hecha la salvedad de aquellosque estuvieran inscritos en el Registro de laPropiedad Industrial, a los cuales se les po-dría aplicar el derecho de expropiación for-zosa cuando el interés general así lo exigie-se — 10/1/1955—, Además, se ordenó quecuando en el interior de una población exis-tiera un Albergue o Parador de Turismo nopodría instalarse a menos de diez kilómetrosdel mismo, tanto en las carreteras como enlos caminos que a ella afluyeran, ningún es-tablecimiento hostelero de iniciativa privada-17/2/1956-.

La Administración justificó la adopciónde estas medidas aduciendo que con ellaspretendía evitar el aprovechamiento ilícitopor parte de la iniciativa particular de las co-rrientes de turismo que el prestigio de los es-tablecimientos oficiales había creado e im-pedir que el esfuerzo y el capital privado seesterilizaran en una competencia en lugaresya servidos, mientras todavía existían puntosde interés turístico carentes de servicios dehospedaje. Pero lo cierto es que como con-secuencia de estas disposiciones hubo locali-

dades y tramos de carretera absolutamenteprohibidos para toda nueva edificación hote-lera.

Pero la intervención estatal en el sector nose limitó a la red de establecimientos turísti-cos dependientes de la Dirección General deTurismo y, desde 1958, del organismo autó-nomo Administración Turística Española. Nohay que olvidar que por Decreto de 13 de oc-tubre de 1949 se había encomendado al Ins-tituto Nacional de Industria la creación deuna empresa mixta, de la que dispondría dela mayoría del capital, con la misión de ex-plotar los transportes para turismo por carre-tera. Y que en cumplimiento de dicho decre-to fundacional la empresa se habíaconstituido el día 2 de noviembre de 1949con el nombre de Autotransporte TurísticoEspañol, S.A. -ATESA-. Pues bien, a lo lar-go de la década de los años cincuenta ATE-SA experimentó una clara expansión de lapráctica mayoría de los servicios ofertados:circuitos turísticos, alquiler de turismo y au-tocares y, desde 1956, agencia de viajes. Sinembargo, los resultados de la empresa nofueron nunca muy positivos y ésta, ante lafalta de aportaciones patrimoniales por partede su accionista mayoritario, tuvo que recu-rrir cada vez más a la financiación ajena.Como consecuencia de ello, y a pesar de laampliación de capital aprobada en 1960,ATESA fue endeudándose progresivamentecon el paso del tiempo (Pellejero, 2000).

Por último, también sería justo destacar deesta primera etapa la elaboración por parte dela Secretaría General para la OrdenaciónEconómica y Social de varios planes de or-denación turística, como los de Sierra Neva-da, Fuerteventura, Hierro, Costa del Sol, Pi-rineos y Costa Dorada; la entrada en vigor

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entre 1958 y 1961 de una serie de conveniosinternacionales que contribuyeron decisiva-mente a incrementar el movimiento turísticoal facilitar la circulación internacional por ca-rretera, los trámites aduaneros para el turis-mo y la importación temporal de vehículosparticulares y de embarcaciones de recreo yaeronaves para uso privado; y, por supuesto,la aprobación del Plan de Estabilización enel año 1959. El definitivo abandono de la au-tarquía, el inicio de la liberalización econó-mica, la política de estabilidad de precios y,naturalmente, la devaluación de casi un cin-cuenta por ciento del tipo de cambio de lapeseta, repercutieron positivamente de cara aldesarrollo turístico español.

III. JULIO 1962-OCTUBRE 1969

Pero este proceso reformista favorable ala instauración de una economía de mercadose frenó con la puesta en marcha de la pla-nificación indicativa. En julio de 1962, cin-co meses después de la creación de la Co-misaría del Plan de Desarrollo, se produjouna importante reestructuración gubernamen-tal. A raíz de ella, Arias Salgado fue susti-tuido por Manuel Fraga Iribarne al frente delMinisterio de Información y Turismo.

Esta renovación ministerial prácticamentecoincidió con la presentación de un Informesobre la Economía Española elaborado por elBanco Internacional de Reconstrucción y Fo-mento (Banco Internacional de Reconstruc-ción y Fomento, 1962). En el mismo, y trasseñalar los factores favorables que de cara aldesarrollo del turismo ofrecía España, comoel clima, las playas, el patrimonio histórico ycultural, los bajos precios y la buena calidadde los alojamientos hoteleros, se recomenda-

ba la mejora de las infraestructuras de co-municaciones y transportes, el crecimiento dela oferta hotelera, la sustitución del controloficial de los precios por un sistema en elque fueran fijados libremente por los empre-sarios, la venta de instalaciones públicas alcapital privado, la ampliación de las escuelasde hostelería, el incremento del gasto en pro-moción, la mejora de las estadísticas sobre laactividad y la reorganización de la estructu-ra administrativa dedicada al turismo.

Por lo que respecta a esta última reco-mendación la respuesta de la Administraciónespañola fue inmediata. Por Decreto de 8 deseptiembre se creó la Subsecretaría de Turis-mo con la finalidad de asistir al ministro enla política turística general y de elaborar elcapítulo de turismo para el próximo Plan Na-cional de Desarrollo. Además, pocos díasmás tarde se crearon la Dirección General dePromoción del Turismo, que asumió la pro-moción turística en los ámbitos interno y ex-terno, y la Dirección General de Empresas yActividades Turísticas, con la misión de vi-gilar, sancionar y ordenar todo lo relaciona-do con las empresas y establecimientos dehostelería, alojamientos, agencias de viajes,transportes turísticos y actividades deportivasrelacionadas. Al frente de estos organismosFraga contó con Antonio García Rodríguez-Acosta, como subsecretario, y con Juan deArespacochaga y León Herrera Esteban,como directores generales. Una estructura or-ganizativa que sólo experimentó un cambioa lo largo de los siete años siguientes. Al su-primirse por razones económicas la Subse-cretaría de Turismo en el mes de noviembrede 1967, Arespacochaga abandonó el equipoy García Rodríguez-Acosta ocupó su puesto.

La política turística del equipo de Fraga,

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enmarcada naturalmente dentro del PrimerPlan de Desarrollo, tuvo como objetivo prio-ritario conseguir un crecimiento máximo. Elpaís necesitaba divisas, el turismo las podíaproporcionar, y se consideró que lo más con-veniente era crecer cuanto más mejor, tantoen términos de demanda como de oferta. Ypara ello el Estado debía trabajar para crearla estructura económica apropiada para quela iniciativa privada pudiera actuar con lamáxima eficacia e, incluso, complementar di-rectamente la actividad inversora de aquella.

En la cúspide de toda la normativa turís-tica del periodo se encuentra la Ley de 8 dejulio de 1963 sobre competencias en materiaturística. En ella se dejó bien claro cuáleseran las competencias específicas o concu-rrentes del Ministerio de Información y Tu-rismo: la ordenación y vigilancia de toda cla-se, de actividades turísticas, así como tambiénel directo ejercicio de éstas en defecto o paraestímulo y fomento de la iniciativa privada;la ordenación y coordinación del turismo yla de orientar la información, propaganda, re-laciones públicas, fomento y atracción delmismo, ya fueran ejercidas dichas activida-des por la Administración pública o por par-ticulares; la ordenación y vigilancia de lasempresas de hostelería o de cualesquieraotras de carácter turístico, así como de losalojamientos o instalaciones de igual natura-leza y de las profesiones turísticas.

Pocos meses después de esta normativa,concretamente en diciembre de 1963, se pro-mulgó el Primer Plan de Desarrollo. En elmismo, con vigencia para el periodo 1964-1967, se exponía que el turismo era un ele-mento económico fundamental para el equi-libro de la balanza de pagos y por su

capacidad para promover el desarrollo en zo-nas atrasadas y que, por lo tanto, el objetivofundamental del Plan sería conseguir el má-ximo de captación del turismo extranjero,aunque, claro está, sin dejar de lado el turis-mo interior. Se concedía al primero mayorinterés ya que su desarrollo supondría demodo directo e inmediato la ampliación delas posibilidades de financiación exterior(Comisaría del Plan de Desarrollo Económi-co y Social, 1963).

Las acciones a desarrollar por la Admi-nistración se agruparon en torno a cuatro ob-jetivos: 1) Incrementar la demanda extranje-ra mediante el aumento de los esfuerzos depropaganda turística dirigida a mercados ex-teriores, la promoción del turismo fuera deestación, la ampliación de la red de oficinasde turismo en el exterior, la simplificación delos trámites administrativos en las fronterasy la creación de la comisión de la ExposiciónItinerante del Turismo Español; 2) Expandiry ordenar el turismo interior fomentando elescalonamiento de las vacaciones y apoyan-do la construcción de instalaciones que fa-vorecieran el turismo social; 3) Ampliar laoferta turística mediante el aumento de la ca-pacidad hotelera, la construcción de hotelesde categoría media, la ampliación de los alo-jamientos extrahoteleros, la inversión eninfraestructura turística, el incremento delcrédito hotelero, la mejora de las infraestruc-turas existentes en zonas turísticas, el plane-amiento de éstas, la extensión de la red dealojamientos propiedad del Estado, el de-sarrollo de estaciones de invierno y el au-mento de facilidades para las inversiones ex-tranjeras; y 4) Regular el mercado turísticorevisando la clasificación hotelera, realizan-do un censo de los alojamientos extrahotele-ros, favoreciendo la creación de cadenas ho-

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teleras, impulsando la fijación de descuentosen temporada baja e incrementando la for-mación profesional.

Las inversiones totales previstas en estePrimer Plan ascendieron a 51.108 millonesde pesetas. De ellas, el 62,9 por 100 corres-pondía a la financiación privada, el 24,2 por100 al crédito oficial, el 10,1 por 100 al ca-pital extranjero y el 2,8 por 100 restante a lafinanciación pública. Los principales desti-natarios de las inversiones turísticas deberí-an ser la hostelería y los alojamientos extra-hoteleros, que recibirían el 58,7 y el 24,3 porciento de las mismas, respectivamente.

Este Primer Plan, y los dos que se aplica-ron posteriormente, fueron indicativos para elsector privado y vinculantes para el sectorpúblico y para aquellas empresas que se aco-gieran al régimen de acción concertada. Porlo tanto, la actuación estatal en materia tu-rística durante el mandato de Fraga estuvomuy condicionada por la filosofía y objetivosincluidos en la primera experiencia de plani-ficación indicativa. Fue una política turísticaque se preocupó fundamentalmente por laoferta, y especialmente por tres grupos de ob-jetivos: el control de los precios y de la ca-lidad de los servicios, el fomento de la ca-pacidad de alojamiento y la organizaciónadministrativa de la oferta.

a) La política de control de precios fuemuy amplia. Con una abundante legislación,iniciada en septiembre de 1962, la Adminis-tración determinó durante todo el periodo losprecios de la industria hotelera. Y, también,los de los acampamentos de turismo-6/10/1965 y 22/6/1966-, los del plato com-binado turístico y del menú turístico-18/5/1965 y 4/4/1967-, e, incluso, los ho-

norarios de los guías y guías-intérpretes-2/2/1967-.

b) En cuanto al control de la calidad delos servicios se podría destacar la frecuenteimposición de multas y sanciones-5/4/1965-, la obligatoriedad de disponer delLibro de Reclamaciones -15/6/1965 y15/2/1966—, la regulación de las condicionesde sanidad, seguridad y habitabilidad enapartamentos -30/7/1966- y la exigencia degraduación y titulación para desempeñar ta-reas directivas en los establecimientos turís-ticos, incluidos los de propiedad estatal-28/10/1966-.

c) El fomento de la capacidad de aloja-miento fue otro de los objetivos prioritariosde la política turística de la Administración:se continuó tratando de incentivar a la ini-ciativa privada mediante el crédito hotelero,que fue objeto de frecuentes disposicionesnormativas desde noviembre de 1962; el 14de abril de 1964 se aprobaron unos présta-mos destinados a financiar la construcción yventa de edificaciones para extranjeros en zo-nas turísticas; prosiguió la inversión estatalen la Red de Paradores, que vivió una etapade notable expansión hasta alcanzar los 82establecimientos en el año 1970; y por de-creto de 28 de noviembre de 1963 se dispu-so la creación de la Empresa Nacional de Tu-rismo.

Después de un proceso de gestación quese había prolongado más de trece años, elInstituto Nacional de Industria constituyóENTURSA el 14 de febrero de 1964 con uncapital totalmente liberado de 300 millonesde pesetas y con la finalidad de asumir, des-de una concepción empresarial, la políticapública de alojamientos turísticos. Se quería

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que la nueva empresa preparara las instala-ciones clave que permitieran articular las zo-nas que interesaba desarrollar y que montaraaquellas otras que, aunque no fueran directa-mente rentables, sirvieran para potenciar de-terminadas comarcas, con la finalidad de queello constituyera una base para la iniciativaprivada (Pellejero, 2000).

Durante la etapa en la que Fraga fue mi-nistro de Información y Turismo, ENTURSAoptó por la transformación de valiosos edifi-cios de carácter histórico-artístico en hotelesmonumentales. Así, explotó el Hotel ReyesCatólicos, en Santiago de Compostela, el Ho-tel San Marcos, en León, y el Hotel La Mu-ralla, en Ceuta. El primero de ellos habíasido traspasado a ENTURSA a comienzosdel año 1964, mientras que los otros dos fue-ron construidos por la propia empresa yabiertos al público en 1965 y 1967, respecti-vamente. Es decir, la Empresa Nacional deTurismo ubicó sus primeros hoteles en ciu-dades no típicamente vacacionales. Algo que,naturalmente, condicionó los resultados eco-nómicos. Como los niveles de ocupación nofueran los deseados por todos y los costes demantenimiento, conservación y energía de loshoteles monumentales muy elevados, los re-sultados brutos anuales de explotación fueronhasta 1968, y a excepción del año 1965, ne-gativos.

d) La legislación sobre la organización ad-ministrativa de la oferta también fue muyprolija: se aprobaron nuevas ordenaciones tu-rísticas de restaurantes -17/3/1965-, cafete-rías -19/3/1965-, campamentos de turismo-28/7/1966-, apartamentos, bungalows y alo-jamientos turísticos no hoteleros -17/1/1967y 30/6/1968-, ciudades de vacaciones-28/10/1968-, así como una nueva clasifica-

ción de los establecimientos hoteleros-19/7/1968-; se regularon las reservas hote-leras -28/3/1966-, las actividades turístico-informativas privadas -31/1/1964-, es decir,los servicios de orientación, información yasistencia al turista, y el Estatuto de los Di-rectores de Empresas Turísticas -10/6/1967-;se creó el Registro de Denominaciones Geo-turísticas, que supuso el bautizo oficial dedistintas zonas de la geografía turística espa-ñola a efectos de marketing, como CostaBrava, Costa del Sol, Costa Dorada, entreotras -31/3/1964-; y se aprobó el EstatutoOrdenador de las Empresas y de las Activi-dades Turísticas Privadas -14/1/1965-, en elque se especificaba lo que se entendía porempresa turística y por actividad turística pri-vada, los distintos tipos existentes de cadauna de ellas y las competencias del Ministe-rio de Información y Turismo en relación conunas y otras.

e) La Administración también se preocu-pó por fomentar la investigación turística ypor mejorar la formación de la mano de obra.Para ello creó el Instituto de Estudios Turís-ticos con la finalidad de realizar investiga-ciones y estudios que permitieran conocer losdistintos aspectos del desarrollo turístico, asícomo su evolución y tendencia -5/9/1962-.Además, un año después autorizó la creaciónde la Escuela Oficial de Turismo con el pro-pósito de formar profesionales que con la co-rrespondiente titulación pudieran dirigir ygestionar las empresas y las actividades tu-rísticas -7/9/1963-. Y en 1967 reglamentó elfuncionamiento de los centros no oficiales deenseñanzas turísticas legalmente reconocidos-27/2/1967-.

f) La conservación y desarrollo de los re-cursos turísticos y de las infraestructuras, así

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como la ordenación espacial de la oferta,tampoco quedaron al margen de la políticaturística: se aprobó la Ley de Centros y Zo-nas de Interés Turístico Nacional, con la quese intentó, desgraciadamente sin demasiadoéxito, poner orden dentro de las zonas másfavorecidas por la demanda, cuyo desarrolloanárquico implicaba ya desmanes urbanísti-cos y verdaderos atentados contra el paisaje,y establecer medidas de fomento, ordenacióny estímulo a través de cualificados incentivospara promover otras zonas con suficienteatractivo turístico pero todavía poco desarro-lladas -28/12/1963-; se establecieron zonaspara bañistas en el mar y las playas-2/7/1964-; se clasificaron los embalses se-gún su posible aprovechamiento secundarioturístico -10/10/1966-; se reguló la colabo-ración entre la Administración turística y elPatrimonio Forestal del Estado -28/3/1968-;se aprobaron la Ley Reguladora de las Cos-tas Marítimas -26/4/1969- y la Ley de Puer-tos Deportivos -26/4/1969-; y, por último, seconcedieron créditos a Corporaciones Loca-les radicadas en zonas turísticas para la rea-lización de obras de interés turístico-28/6/1963-, así como para financiar par-cialmente la realización de obras de infraes-tructura en Centros o Zonas previamente de-clarados de Interés Turístico -3/7/1964 y15/8/1964-, y en centros de montaña-2/8/1968-.

g) Las agencias de viajes tampoco esca-paron al control de la Administración. Lasnormativas aprobadas sobre su funciona-miento fueron numerosas a lo largo de todoel periodo -26/2/1963, 26/6/1964,14/10/1965, 3/2/1966, 26/3/1966 y12/4/1966-. Además, en marzo de 1964 elpresidente de ATESA, Antonio García Ro-dríguez-Acosta, y el propietario de Viajes

Marsans, Enrique Marsans, firmaron un con-venio por el que éste vendió a la empresa delInstituto Nacional de Industria la totalidad delas acciones representativas del capital socialde la agencia de viajes. Con esta compra, enla que se habían depositado enormes espe-ranzas habida cuenta la importancia de Via-jes Marsans, el Estado reforzó su presenciaen el sector. Sin embargo, los resultados eco-nómicos de ATESA no mejoraron significa-tivamente. Es cierto que obtuvo beneficios en1965 y 1966, pero en los tres años siguien-tes volvió a registrar pérdidas. De maneraque a comienzos del año 1969 ATESA pre-sentaba la peor situación financiera desde sufundación. Entre las causas que contribuye-ron a ello habría que señalar la elevación delos costes de explotación, un menor volumende negocio en algunas de las actividades bá-sicas de la empresa y un incremento de losgastos financieros por la utilización de cré-ditos a corto plazo de forma permanente y enun nivel excesivo (Pellejero, 2000).

h) En materia de promoción y de asisten-cia al turista habría que destacar: las campa-ñas publicitarias realizadas en el extranjerobajo el eslogan «Spain is different»; la orga-nización de la Exposición Nacional de Re-cursos Turísticos, con muestras de los atrac-tivos turísticos de las distintas regionesespañolas; las promociones dirigidas hacia elturismo interior con el «Conozca usted Es-paña»; la creación de la Orden del MéritoTurístico -27/12/1962 y 21/1/1963-, del Se-guro Turístico -22/10/1964-, del Libro de In-terés Turístico -13/8/1964- y de la Fiesta deInterés Turístico -30/9/1964-; y, cómo no, laconcesión de diferentes premios relacionadoscon el turismo, como los dedicados a perio-distas, periódicos y revistas, emisoras de ra-dio y de televisión, centros de iniciativa y tu-

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rismo, estaciones de servicio en carretera,embellecimiento y mejora de los pueblos es-pañoles, fotografía y películas de largo y cor-to metraje, entre otros.

i) Por último, señalar la puesta en marchade dos programas específicos para fomentarla práctica de un turismo alternativo al de soly playa. Por un lado, el programa Vacacio-nes en Casas de Labranza. Fruto de un con-venio firmado en 1967 entre la Dirección Ge-neral de Promoción del Turismo y laDirección de Capacitación Agraria, perseguíaayudar mediante subvenciones a la mejora delas viviendas rurales, posibilitar el disfrute debaratas vacaciones en plena naturaleza y den-tro de un ambiente familiar, promocionar tu-rísticamente nuevas zonas y fomentar el tu-rismo social. Y, por otro lado, el Plan dePromoción de Estaciones de Montaña o deTurismo de Nieve, aprobado el 2 de agostode 1968 y con el que se pretendía consolidarla oferta turística invernal mediante el acon-dicionamiento y puesta en uso de estacionesde esquí.

IV. OCTUBRE 1969-JUNIO 1973

En el mes de octubre de 1969 se produ-jo el relevo del equipo ministerial encabe-zado por Manuel Fraga. El nuevo Ministrode Información y Turismo fue Alfredo Sán-chez Bella. Durante su mandato, que se pro-longó hasta el mes de junio de 1973, Este-ban Bassols y Pedro Zaragoza ocuparon laDirección General de Promoción y la Di-rección General de Empresas y ActividadesTurísticas, respectivamente. Y, como es ló-gico, su política turística estuvo enmarcadapor el Segundo y por el Tercer Plan de de-sarrollo.

En el Segundo Plan de Desarrollo, apro-bado en febrero de 1969 y previsto para elperiodo 1968-1971, el concepto de turismoseguía siendo básicamente el mismo que enel Primer Plan: el turismo era un factor prin-cipal de equilibrio de la balanza de pagos, unelemento impulsador de determinadas zonasgeográficas y permitía a los españoles apro-vechar el mayor tiempo libre disponible quela elevación del nivel de vida proporcionaba.Con este Segundo Plan se pretendían que enel año 1971 nos visitaran 22,3 millones depersonas, que 12 millones de españoles rea-lizasen turismo interior y mantener la cifrade turismo español hacia el extranjero pordebajo de 5,5 millones. También, superar los1.961 millones de dólares por ingresos turís-ticos, incorporar a España como oferente enel mercado del turismo de nieve y tratar dediversificar la estructura de la demanda ex-tranjera para que nuestro país fuera menossensible a las coyunturas de, por ejemplo,Gran Bretaña, Francia y Alemania, nuestrosprincipales clientes. Asimismo, se hacía ne-cesario crear 204.200 y 306.000 nuevas pla-zas hoteleras y extrahoteleras, respectiva-mente, y alrededor de 119.000 puestos detrabajo (Comisaría del Plan de DesarrolloEconómico y Social, 1967).

En cuanto a las acciones a desarrollar porla Administración se señalaban: 1) aligerarlos trámites fronterizos; 2) promover elturismo rural; 3) facilitar la realización de ur-banizaciones turísticas de calidad; 4) fomen-tar la celebración de congresos y convencio-nes internacionales; 5) abrir nuevas zonas alturismo nacional e internacional; 6) ordenarel sector de apartamentos y otros alojamien-tos extrahoteleros, los transportes turísticos yel aprovechamiento turístico de los embalses;7) legislar para la defensa del paisaje; 8) re-

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visar los sistemas de clasificación de los es-tablecimientos hoteleros y de crédito para laventa de apartamentos para extranjeros, asícomo los problemas de fiscalidad y las le-gislaciones sobre agencias de viajes y sobreel menú turístico; 9) mantener una política deprecios turísticos; 10) incrementar el controlde calidad en los servicios turísticos; 11) fo-mentar la formación profesional; y 12) me-jorar los sistemas de estadísticas y la coordi-nación interdepartamental en materiaturística.

Las inversiones turísticas ascendieron eneste Segundo Plan a 116.080 millones de pe-setas. La financiación privada debería apor-tar el 66,4 por 100, el crédito oficial el 18,6por 100, el capital extranjero el 11,3 por 100y la financiación pública apenas el 3,7 por100. Y tal y como había ocurrido con el Pri-mer Plan, de nuevo serían los alojamientoshoteleros y los extrahoteleros los principalesbeneficiarios de las inversiones previstas. Re-cibirían, respectivamente, el 49,1 y el 25,7por ciento de las mismas.

En el Tercer Plan de Desarrollo, publica-do en noviembre de 1971 y con vigenciapara el periodo 1972-1975, se preveían unasinversiones turísticas totales de 288.497 mi-llones de pesetas, de los que 265.812 millo-nes corresponderían a la financiación priva-da, y se señalaban las siguientes directricesgenerales de la política turística: 1) impulsardecididamente la actividad; 2) aumentar losingresos en divisas, diversificando la acciónen orden a conseguir una demanda turísticamás cualificada, que produjera un mayor gas-to medio por visitante, además de seguir pro-mocionando el aumento cuantitativo de la de-manda tradicional; 3) luchar contra laestacionalidad, buscando la promoción de

dos temporadas, una dedicada al turismo desol y playa y otra, complementaria, en don-de se pudiera desarrollar otro tipo de turis-mo, e impulsando el turismo interior; 4) ac-tuar en los destinos según su grado dedesarrollo turístico; 5) evitar la especulacióndel suelo, conseguir unas edificaciones aco-modadas al ambiente y tipismo local y eli-minar los daños al paisaje; 6) acometer la re-alización de un programa de infraestructuras;7) dar prioridad al criterio de rentabilidad,tanto en las explotaciones turísticas públicas,como a la hora de conceder estímulo o apo-yo al sector privado; 8) reforzar los progra-mas de formación, 9) mantener la política decontrol de precios de los alojamientos; y 10)estimular el medio rural fomentando la cons-trucción de mesones y edificando hoteles, deuna o dos estrellas, burgos turísticos, casasde labranza y de pescadores (Comisaría delPlan de Desarrollo Económico y Social,1971).

En relación con estas directrices se con-templaban las siguientes actuaciones a llevara cabo por la Administración: 1) intensificary perfeccionar las actuaciones de promocióndel turismo exterior y del turismo interior; 2)incrementar y mejorar la Red de Paradores;3) impulsar las ciudades y residencias de va-caciones; 4) crear una red nacional de cam-pamentos para autocaravanas; 5) promocio-nar una red de treinta burgos turísticos; 6)impulsar la formación profesional; 7) crearagencias de turismo en el extranjero; 8) ayu-dar a estaciones termales, a puertos deporti-vos y a estaciones de montaña; 9) actuar so-bre el medio rural buscando la conservaciónde parques naturales, zonas verdes y zonasde esparcimiento en el entorno de las gran-des ciudades; 10) ordenar costas y playas;11) realizar un plan de abastecimiento y sa-

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neamiento de aguas residuales en el Medite-rráneo, Golfo de Cádiz, Baleares y Canarias;y 12) fomentar un tipo de restaurante que seubicaría en las carreteras y que llevaría elnombre de «Mesón Español».

Condicionada por estos dos planes de de-sarrollo, la política turística del equipo deSánchez Bella fue claramente continuista.Las principales preocupaciones continuaronsiendo el control de precios y de calidad delos servicios, la ordenación del sector e in-centivar a la iniciativa privada. Sobre estostemas la legislación fue numerosa: a) fijaciónde precios a percibir por la industria turísti-ca; b) regulación del crédito hotelero y paraconstrucciones turísticas -31/7/1972- y cre-ación de una comisión especial del créditoturístico —31/1/1973—; c) inversiones en esta-ciones invernales de montaña -31/1/1971 y25/11/1971-; d) ordenación de restaurantes,cafés, bares, salas de fiesta, clubes y simila-res -19/6/1970-; e) ordenación de aparta-mentos, villas y bungalows -12/2/1972-; f)clasificación de establecimientos hoteleros-16/2/1970 y 14/9/1971-; g) Estatuto de Di-rectores de Empresas Turísticas -11/8/1972-;h) Libro de Inspección -31/10/1970-; i) Fies-tas de interés turístico -30/10/1971 y23/3/1973-; j) agencias de viajes -27/5/1970y 7/6/1973-; y k) regulación y creación dediferentes premios de carácter turístico.

No obstante, también se aprobaron dosnormativas algo más innovadoras. Por unlado, el Decreto de 19 de diciembre de 1970sobre requisitos mínimos de infraestructurasen los alojamientos turísticos. En él se afir-maba que el fuerte ritmo de crecimiento dela oferta turística no había ido acompasadocon el de los elementos infraestructurales bá-sicos, lo que provocaba desequilibrios y sa-

turaciones que podían deteriorar el patrimo-nio y el prestigio turísticos. Por ello, con losnuevos requisitos exigidos se trataba de po-ner coto a los problemas que estaban gene-rando las deficiencias técnicas de la oferta tu-rística, señalando unos mínimos técnicosrelativos a la autonomía de suministro deagua potable, al tratamiento y evacuación deaguas residuales, al suministro eléctrico, a losaccesos, a los aparcamientos y al tratamien-to y eliminación de basuras.

Y, por otro lado, la Orden de 9 de marzode 1971 sobre determinación de zonas y ru-tas turísticas. Las autoridades estimaron con-veniente que había que planificar la políticaturística de acuerdo con la ordenación de lasposibilidades que cada zona ofreciera, segúnsus características de infraestructura, capaci-dad de recepción, comunicaciones, servicios,etc. Y que, además, se debería contar con unequipamiento turístico conjunto que afronta-ra, de forma análoga y comparativa, la orde-nación y puesta al día de las principales ru-tas turísticas entonces abiertas en nuestro paísy las que se estimasen conveniente estable-cer en adelante. En este sentido se organizóel territorio nacional en 9 zonas y se esta-blecieron ocho rutas. Por lo que respecta alas primeras: I) Costa Brava y Costa Dorada;II) Costa del Azahar y Costa Blanca; III)Costa del Sol y Costa de la Luz; IV) Corni-sa Cantábrica y Rías Gallegas; V) Pirenaica;VI) Baleares; VII) Islas Canarias; VIII) Ma-drid y su entorno monumental y artístico; yIX) Lagos de Castilla (Occidental). Y encuanto a las rutas: Ia) Camino de Santiago;2a) Ruta del Quijote; 3a) Ruta del Arte His-pano-Musulmán; 4a) Ruta de los Conquista-dores; 5a) Ruta del Arte Románico; 6a) Rutadel Gótico; 7a) Ruta de la Fe; y 8a) Ruta Co-lombina.

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Por último, reseñar que durante esta eta-pa continuaron los programas de Vacacionesen Casas de Labranza y de Estaciones Inver-nales de Montaña, que la Red de Paradoresse estancó en cuanto al número total de es-tablecimientos abiertos al público -81 en1973- y que las dos empresas públicas,ATESA y ENTURSA, vivieron momentos decierta expansión. La primera ganó posicionesen sus mercados, tanto en el de transportistacomo en el de agencias de viajes, y consi-guió unos resultados netos positivos en 1970,1971 y 1973. La segunda, que construyó dosnuevos hoteles -Hotel El Paular, en Rasca-fría, provincia de Madrid, y Hotel Jerez, enJerez de la Frontera-, logró en 1972 y en1973 los primeros resultados positivos desdesu creación (Pellejero, 2000).

V. JUNIO 1973-JULIO 1977

Los últimos cuatro años de vida del Mi-nisterio de Información y Turismo se carac-terizaron por una notable inestabilidad insti-tucional. El relevo de Sánchez Bella al frentedel Ministerio se produjo en el mes de juniode 1973. En el nuevo gobierno presidido porLuis Carrero Blanco, Fernando Liñán y Zo-fío ocupó la cartera ministerial de Informa-ción y Turismo. Le acompañaron como di-rectores generales Javier Carvajal y José A.Trillo. Pero fue un equipo con una corta exis-tencia, apenas seis meses. En enero de 1974el nuevo presidente del gobierno, CarlosArias Navarro, nombró ministro de Informa-ción y Turismo a Pío Cabanillas Gallas. Estenuevo titular trabajó con José L. Perona ycon Óscar García Siso. Pero sólo durantediez meses. Su relevo tuvo lugar el 30 de oc-tubre de 1974. El nuevo ministro, León He-rrera Esteban, recuperó la Subsecretaría de

Turismo y colocó al frente de la misma aJosé L. López Henares. Además, nombró di-rectores generales a José L. Azcárraga y aJaime Chavarri. Pero en diciembre de 1975,pocos días después de la muerte de Franco,Adolfo Martín Gamero sustituyó a León He-rrera. Asimismo, Ignacio Aguirre fue desig-nado Subsecretario de Turismo y José. A.López de Letona y Juan Careaga, directoresgenerales. Por último, la remodelación deGobierno realizada en julio de 1976 afectóde nuevo a las máximas autoridades turísti-cas. El último Ministro de Información y Tu-rismo fue Andrés Reguera Guajardo. Suequipo estuvo compuesto por Ignacio Agui-rre, como Subsecretario, y Juan Careaga yModesto Fraile, que sería sustituido a princi-pios de 1977 por Javier Bas, como directo-res generales. Este grupo se mantuvo al fren-te del turismo español hasta el 4 de julio de1977, cuando el primer gobierno de la Uniónde Centro Democrático suprimió el Ministe-rio de Información y Turismo.

En resumen, nada más y nada menos quecinco equipos ministeriales en apenas cuatroaños. Algo que, naturalmente, en nada bene-fició al turismo. Máxime si se tiene en cuen-ta que esta inestabilidad institucional y polí-tica tuvo lugar cuando el sector experimentósu primera crisis importante. Entre 1950 y1973 el número de visitantes procedentes delexterior que habían entrado en España se ha-bía multiplicado por 46 y que las tasas anua-les de variación habían sido siempre positi-vas, especialmente desde 1960 a 1964 ydesde 1968 a 1973. Y que, sin embargo, du-rante los años 1974, 1975 y 1976 se regis-traron tasas de crecimiento negativas (Minis-terio de Comercio y Turismo, 1993). Entrelas causas que provocaron la caída de la de-manda internacional, especialmente grave en

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1974, cuando el número de visitantes se re-dujo en 4'2 millones, adquiere especial rele-vancia la crisis iniciada en el último trimes-tre del año 1973 a raíz de la meteórica alzade los precios del petróleo y que condujo alas economías industrializadas a una recesión,con elevadas tasas de inflación y de paro,que no dio cuartel hasta casi dos años des-pués. Pero, además, no debe olvidarse que enEspaña dicha crisis estuvo acompañada poruna serie de acontecimientos que probable-mente contribuyeron a que fuera algo menosatractiva desde el punto de visa turístico,como, por ejemplo, el asesinato de CarreroBlanco, las ejecuciones de septiembre de1975 y la subsiguiente campaña internacio-nal, la muerte de Franco, la comisión de gra-ves atentados terroristas y la incertidumbreante el proceso de transición hacia la demo-cracia.

En definitiva, reducción del número de tu-ristas extranjeros y continuos vaivenes polí-ticos. Un cóctel explosivo y prácticamentedesconocido hasta entonces. Si, además, se leañaden al mismo las crecientes críticas pro-venientes desde los sectores público y priva-do sobre la carencia de infraestructuras tu-rísticas, el envejecimiento de parte de laplanta hotelera, el escaso éxito en la ordena-ción del territorio, los pocos recursos desti-nados a tareas de promoción, la inexistentecoordinación entre los distintos ministerios,la necesidad de una nueva política fiscal sec-torial, la creciente destrucción del paisaje ola insuficiente formación profesional, se en-tenderán mejor las actuaciones de la Admi-nistración en materia turística a lo largo delperiodo 1973-1977.

A mi juicio, la actuación pública más sig-nificativa fue la aprobación a lo largo del ve-

rano de 1974 de un amplio conjunto de me-didas con las que se quiso hacer frente a unasituación que en aquellos momentos presen-taba unas perspectivas nada halagüeñas. LaAdministración creyó conveniente: a) consi-derar a las empresas turísticas como empre-sas exportadoras y crear y regular el funcio-namiento del Registro de Empresas TurísticasExportadoras -21191191A-; b) conceder cré-ditos para la financiación del capital circu-lante de las empresas turísticas -9/8/1974-;c) facilitar las inversiones en el exterior re-lacionadas con la actividad turística-9/8/1974-; d) modificar parte de la ordenvigente sobre préstamos para financiar laconstrucción y venta de edificaciones paraextranjeros -9/8/1974-; e) reglamentar denuevo las actividades de los campamentos-20/7/197'4- y de las agencias de viajes-9/8/1974—; f) ordenar los Centros de Inicia-tivas Turísticas y la oferta turística-9/8/1974-; y g) modernizar los estableci-mientos hoteleros -9/8/1974-.

Fue especialmente relevante el Decretosobre Medidas de Ordenación de la OfertaTurística -9/8/1974-. En él se formuló quela política turística debería orientarse hacia lacontención del crecimiento y un desarrolloturístico más equilibrado. Parece, pues, quela tradicional idea de crecimiento turístico ili-mitado había quedado atrás. Los nuevos ob-jetivos de la política turística serían: 1) aco-modar la expansión de la oferta turística ensus aspectos cualitativos, cuantitativo y terri-torial a las condiciones de la demanda actualy de la previsible; 2) equilibrar el ritmo denuevas construcciones e instalaciones turísti-cas al desarrollo de la infraestructura del te-rritorio; 3) condicionar las construcciones oinstalaciones para que no produjeran deterio-ro del medio ambiente ni degradasen la ade-

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cuada utilización de los alicientes motivado-res del turismo; 4) promover el cambio de lasestructuras empresariales para mejorar suscondiciones de rentabilidad, gestión y com-petí ti vidad en el mercado; 5) fomentar a tra-vés de concursos públicos el equipamientocomplementario que conviniera a los aloja-mientos turísticos; y 6) colaborar a la mejo-ra de la infraestructura, cuando fuera preci-so, en lugares declarados de preferenteinterés turístico.

También fue importante el I Plan de Mo-dernización Hotelera -9/8/1974-. Con la inrtención de mejorar la imagen de buena par-te de nuestra oferta hotelera se consideróprioritario adecuar 50.000 plazas a las nece-sidades de la demanda de entonces y formary recalificar laboralmente las plantillas rela-tivas a dichas plazas y que, además, estas ac-ciones se completaran con la dotación de losservicios complementarios a la oferta básicahotelera, la adecuada reclasificación de loshoteles afectados y la reducción temporal dela oferta en aquellas zonas en que hubieraexceso en relación con la demanda. Asimis-mo, se decidió dar prioridad al crédito hote-lero para inversiones de modernización a losedificios con capacidad de alojamiento supe-rior a 100 plazas, antigüedad mínima de 8años, y aquellas industrias hoteleras que pro-movieran la fusión de varias en una sola ex-plotación de dimensiones más aproximadas alas óptimas de rentabilidad.

Del resto de actuaciones turísticas de laAdministración habría que destacar la apro-bación del II Plan de Modernización Hotele-ra -16/9/1976-, que continuaba con la filo-sofía y forma de actuación del Plan de 1974,y del Plan de Ayudas a Mesones Turísticos-8/7/1975-, así como de nuevas normativas

sobre el Organismo Autónomo Administra-ción Turística Española -24/10/1974-, sobrela ordenación de los apartamentos, villas ybungalows -14/3/1975- y sobre reclamacio-nes de clientes en establecimientos de em-presas turísticas -10/8/1976-. Tampoco debeolvidarse que en 1974 las autoridades intro-dujeron un notable cambio en cuanto a lascampañas propagandísticas internas y exter-nas. Ya no se encargarían a una única agen-cia, como había ocurrido hasta entonces. Apartir de dicho año la Administración con-vocó anualmente un concurso nacional paraque las agencias interesadas aportaran susideas y planes publicitarios.

Para finalizar, reseñar que la Red de Pa-radores creció ligeramente durante estosaños, pasando de 81 a 86 establecimientos, yque los resultados negativos volvieron a lasempresas públicas de carácter turístico en-cuadradas en el Instituto Nacional de Indus-tria. ATES A, que consiguió en 1975 ofrecersus servicios de alquiler en los aeropuertosde Madrid, Barcelona, Sevilla y Alicante, co-sechó de nuevo resultados adversos en 1976y 1977. Las causas, la menor llegada de tu-ristas, el alza del precio de la gasolina y delos vehículos nuevos y, cómo no, el hecho deque tuviera que recurrir en demasía a recur-sos ajenos para poder financiar su expansión.Como consecuencia de todo ello ATESA fi-nalizó el año 1976 con una relación entre losrecursos propios y los ajenos del 74 por cien-to y con la peor situación financiera de todasu historia. Por otro lado, ENTURSA incre-mentó su división hotelera con dos nuevosestablecimientos -Hotel Iberia, en Las Pal-mas, y Hotel Sarria, en Barcelona- con losque abandonó la idea inicial de hoteles de ca-rácter monumental por otros más convencio-nales y ubicados en lugares con gran de-

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manda turística. Además, en 1975 inició unanueva actividad: catering en el aeropuerto deBarajas. Sin embargo, los resultados no fue-ron los deseados y los costes y gastos vol-vieron a superar a los ingresos empresarialesen los años 1975, 1976 y 1977 (Pellejero,2000).

VI. CONCLUSIONES

Mientras las competencias turísticas estu-vieron encomendadas al Ministerio de Infor-mación y Turismo, la Administración tuvomuy claro que el desarrollo del turismo eravital para nuestra economía. España no po-día renunciar ni a las divisas proporcionadaspor los turistas ni a los efectos positivos queel desarrollo del turismo podía proporcionara determinadas zonas geográficas. Por ello,las autoridades estatales fomentaron, regula-ron e intervinieron directamente en el sectorcon el objetivo fundamental de conseguir elmayor crecimiento posible. Entendieroncomo prioritario el incremento de la llegadade turistas y de la oferta turística del país. Yasí fue hasta que a mediados de 1974 la Ad-ministración, muy preocupada por la adver-sa coyuntura turística y por las crecientes crí-ticas hacia algunas consecuencias de supolítica, aprobó un paquete de medidas en elque se contemplaba la contención del creci-miento y un desarrollo turístico más equili-brado.

Por tanto, si la mayor preocupación de lospoderes públicos en materia turística fue cre-cer, el resultado de sus actuaciones fue ver-daderamente satisfactorio. Durante estos añosEspaña se convirtió en uno de los principa-les centros receptores del turismo mundial ylas divisas generadas en piezas básicas para

financiar el desarrollo económico alcanzadoaquellos años. Hasta aquí, perfecto. Sin em-bargo, no todo fueron aciertos.

La Administración no fue generosa con elsector. La participación del Ministerio de In-formación y Turismo en los PresupuestosGenerales del Estado fue siempre muy redu-cida. Las cantidades anualmente presupues-tadas para este departamento ministerial, concompetencias en turismo, prensa, radio, tele-visión, cine, teatro, propaganda, apenas re-presentaron el uno por ciento del total. Ytambién fueron escasas las inversiones pú-blicas en materia turística programadas y eje-cutadas en los tres planes de desarrollo quese aplicaron. En relación al programa total deinversiones públicas planificadas los porcen-tajes de participación de las inversiones pre-vistas en turismo fueron del 0,4 en el I Plan,del 0,8 en el II Plan y del 1,4 en el III Plan,y los de las verdaderamente realizadas del0,5, del 0,7 y del 0,9, respectivamente (Fi-guerola, 1999).

Además, como la acción del Estado fueincapaz de hacer frente a las necesidades eninfraestructuras y servicios básicos, y el de-sorden y las prácticas especulativas domina-ron, a pesar de las disposiciones normativas,la implantación del equipamiento turístico yde la segunda residencia, el desarrollo turís-tico, indudablemente espectacular, fue másespontáneo que controlado. La anárquicaconcentración de la actividad en determina-dos enclaves costeros tuvo un fuerte impac-to negativo sobre el urbanismo, el paisaje yel medio ambiente. Por otro lado, como des-de la Administración se insistió durante de-masiados años en el producto sol y playa, sereforzó la estacionalidad y la concentracióngeográfica de la demanda y se olvidó el

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enorme potencial turístico del interior delpaís. Y, por último, el Estado no consiguióque sus aventuras empresariales, es decir,ATESA y ENTURSA, fueran económica-mente rentables.

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