ORDÚŇEZ, PEDROa; BARCELÓ, ALBERTOb ESPINOSA,...

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ORDÚŇEZ, PEDRO a ; BARCELÓ, ALBERTO b ; BERNAL, JOSÉ L. a ; ESPINOSA, ALFREDO a ; SILVA, LUIS C. c ; COOPER, RICHARD S. d FACTORES DE RIESGO ASOCIADOS CON LA HIPERTENSIÓN NO CONTROLADA A PARTIR DE LA ENCUESTA DE LINEA BASAL CARMEN EN CIENFUEGOS, CUBA. REVISTA DE HIPERTENSIÓN, 2008, 26:663-671 Objetivos: Identificar métodos para mejorar el control farmacológico de la presión sanguínea elevada continúa siendo el reto más urgente en la investigación clínica sobre hipertensión. La probabilidad de que haya un inadecuado control varía ampliamente en la población y una mejor comprensión de los factores de riesgo responsables pudiera ayudar a concentrarse en las estrategias de tratamiento. Métodos: Se usó una encuesta basada en la población de 1 475 personas en las edades de 25 a 74 años, en Cienfuegos, Cuba, para identificar estos factores en un establecimiento de pocos recursos. Resultados: Mientras que la mitad de las mujeres con hipertensión estaban controladas, sólo una tercera parte de los hombres estaba recibiendo tratamiento exitoso. No se observaron diferencias de género, sin embargo, entre aquellos que actualmente toman medicaciones. La carga más grande de hipertensión en términos absolutos se concentraba en el rango de edad de 45 a 64 años, lo que enfatiza la gran carga de presión sanguínea no controlada que cae sobre los hombres de mediana edad. La raza-etnicidad no resultó una determinante de tratamiento y estado de control, no había incapacidad para obtener la medicación.

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ORDÚŇEZ, PEDROa; BARCELÓ, ALBERTOb; BERNAL, JOSÉ L.a; ESPINOSA, ALFREDOa; SILVA, LUIS C.c; COOPER, RICHARD S.d FACTORES DE RIESGO ASOCIADOS CON LA HIPERTENSIÓN NO CONTROLADA A PARTIR DE LA ENCUESTA DE LINEA BASAL CARMEN EN CIENFUEGOS, CUBA. REVISTA DE HIPERTENSIÓN, 2008, 26:663-671 Objetivos: Identificar métodos para mejorar el control farmacológico de la presión sanguínea elevada continúa siendo el reto más urgente en la investigación clínica sobre hipertensión. La probabilidad de que haya un inadecuado control varía ampliamente en la población y una mejor comprensión de los factores de riesgo responsables pudiera ayudar a concentrarse en las estrategias de tratamiento. Métodos: Se usó una encuesta basada en la población de 1 475

personas en las edades de 25 a 74 años, en Cienfuegos, Cuba,

para identificar estos factores en un establecimiento de pocos

recursos.

Resultados: Mientras que la mitad de las mujeres con

hipertensión estaban controladas, sólo una tercera parte de los

hombres estaba recibiendo tratamiento exitoso. No se observaron

diferencias de género, sin embargo, entre aquellos que

actualmente toman medicaciones. La carga más grande de

hipertensión en términos absolutos se concentraba en el rango de

edad de 45 a 64 años, lo que enfatiza la gran carga de presión

sanguínea no controlada que cae sobre los hombres de mediana

edad. La raza-etnicidad no resultó una determinante de

tratamiento y estado de control, no había incapacidad para

obtener la medicación.

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Conclusiones: Estos hallazgos confirman en gran medida el

patrón observado en los países industrializados y demuestra el

reto a nivel mundial que confrontan los sistemas de atención de

salud en cuanto al control basado en el médico de los factores de

riesgo cardiovasculares.

Palabras claves Hipertensión, tratamiento y control, conformidad,

barreras para la atención.

Abreviaturas: BMI, índice de masa corporal; CARMEN, acrónimo

español para Plan de Acción para la Reducción Multifactorial de

Enfermedades No Transmisibles; CI, intervalo de confianza; CVD,

enfermedades cardiovasculares; DPB, presión sanguínea

diastolita; JNC, Joint Nacional Comité; NHANES, Nacional Health

and Nutrition Examination Survey; PAHO, Organización

Panamericana de la Salud; PDS, Departamento Provincial de

Estadísticas; PHC, atención de salud primaria; RF, factores de

riesgo; SBP, presión sanguínea sistólica. aHospital Universitario Dr. Gustavo Aldereguía Lima, Cienfuegos,

Cuba, bUnidad de Enfermedades No Transmisibles, Organización

Panamericana de la Salud, Washington DC, Estados Unidos. cCentro Nacional de Información de Ciencias Médicas, Habana,

Cuba y dDepartamento de Medicina Preventiva y Epidemiología,

Loyola University Stritch, Escuela de Medicina, Maywood, Illinois,

Estados Unidos.

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Correspondencia: Enviar a R. S. Cooper, Departamento de

Medicina Preventiva y Epidemiología , Loyola University Stritch,

School of Medicine, 2160 S. First Ave., Maywood, Illinois 60 153,

USA.

Tel: +1 708 327 9010; fax: + 1 708 327 9009; correo electrónico:

[email protected]

Introducción La hipertensión es la condición cardiovascular más común a nivel

mundial y se relaciona de forma causal con aproximadamente el

18% de las muertes a partir de todas las causas, así como con la

mayoría de las muertes por accidente vascular y cardiopatía

isquémica en las naciones industrializadas (1). Aunque menos

bien definida, la hipertensión del mismo modo contribuye

significativamente a la carga de enfermedad experimentada por

los países en desarrollo (2,3) con estimados recientes que

sugieren que el 13% de todas las muertes y el 54% de los

accidentes vasculares pudieran ser atribuidas a esta causa en las

sociedades no industrializadas (4). A pesar de su impacto en la

salud pública, el control de la hipertensión no ha recibido la

atención que merece en los países en desarrollo, en parte debido

a la limitada naturaleza de los datos de vigilancia disponibles (5-

7). En la región de América latina y el Caribe, los estudios

basados en la comunidad reportan estimados en un rango del

15% al 40% de la población adulta (5).

Ni los avances en el conocimiento de la enfermedad no el arsenal

terapéutico cada vez más efectivo han garantizado índices de

control sostenibles a nivel de población (2,5,8,9). El limitado éxito

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en el control ha sido atribuido a múltiples causas, tales como

características de los pacientes, acceso, organización y utilización

de los servicios de salud, problemas relacionados con la

adherencia a tratamientos a largo plazo y a actitudes de los

médicos (10,11). El desafío de superar estos múltiples obstáculos

es mayor en los países en desarrollo, debido a la falta de

organización y servicios sociales y a la pobre cobertura y calidad

de los sistemas de estadística y vigilancia (2,5,12-17).

Cuba ha hecho una sustancial inversión en el entrenamiento del

personal de salud y ha desarrollado un bien organizado sistema

de salud y red de atención primaria (18-21). La combinación del

acceso universal, un énfasis en la atención primaria y lineamientos

clínicos uniformes han facilitado la implementación de una política

en la que la detección y el tratamiento precoces de la hipertensión

juega un papel esencial en el control de las enfermedades

cardiovasculares (CVD) (18,19).

La ciudad de Cienfuegos es un área de demostración para la

iniciativa CARMEN (acrónimo español para Plan de Acción para la

Reducción Multifactorial de Enfermedades No Transmisibles) en

Cuba. CARMEN es un proyecto de intervención desarrollado por

la Organización Panamericana de la Salud (PAHO) que se centra

en las CVD. Mediante la utilización del protocolo CARMEN, se

llevó a cabo una encuesta de línea basal para obtener información

actualizada sobre los niveles de prevalencia y control de varios

factores de riesgo cardiovasculares (RF) en Cienfuegos (22).

Reportes anteriores basados en esta encuesta han demostrado

excelentes niveles generales de control de la hipertensión (23),

aunque las mujeres tienen un significativamente mejor control que

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los hombres y persisten también diferencias mínimas con respecto

al origen étnico (24). El presente estudio intentó identificar

importantes características de las personas que no lograban

control de la hipertensión así como los factores dentro del sistema

de atención de salud que pudieran contribuir a esto.

Métodos El estudio se llevó a cabo en la ciudad de Cienfuegos, capital de la

provincia de Cienfuegos, en la costa sur de la región central de

Cuba. En el momento de la encuesta había 76 803 habitantes

entre las edades de 25 y 74 años. Como se ha descrito en detalle

en otros contextos, este estudio trans-seccional enroló una

muestra de 1 475 personas, seleccionadas aleatoriamente y con

igual probabilidad (18, 23). La población de muestra fue entonces

estratificada por género y edad (25-44, 45-64, 65-74 años). El

índice de participación en el examen clínico fue del 80, 2%. El

trabajo de campo y la colección de datos primarios se completaron

en el período 2001-2002.

El componente del cuestionario de la encuesta (disponible en

http://www.paho.org) fue adaptado a partir de CARMEN (22, 25).

Los entrevistadores fueron seleccionados por el Departamento

Provincial de Estadísticas (PDS) a partir de un grupo de

profesionales de la encuesta que habían participado

recientemente en el Censo Nacional. Las entrevistas iniciales

fueron llevadas a cabo en casa de los participantes e incluían una

serie de preguntas pertinentes a cuestiones socio-demográficas,

factores de riesgo CVD, otras condiciones de salud y consumo y

disponibilidad de medicamentos por receta médica. El color de la

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piel se registró mediante inspección visual por entrevistadores

entrenados, procedimiento similar al utilizado en el censo cubano

del 2001.

El personal técnico fue entrenado y certificado para entrevistar y

medir presión sanguínea. Todas las mediciones (talla, peso,

presión sanguínea) fueron llevadas a cabo en el consultorio

médico de la vecindad y con apego a los lineamientos

internacionales (26, 27). La presión sanguínea de los participantes

se midió tres veces al día en la misma locación a intervalos de 1

minuto y bajo las mismas condiciones. La medición se realizó en

el brazo izquierdo usando un manómetro de mercurio calibrado

(una columna con una escala graduada cada 2 mmHg). Antes de

proceder con los análisis, se examinó la distribución de los dígitos

terminales (es decir, porcentaje de lecturas que terminaban en 0,

2, 4, 6 y 8). Basado en los criterios adoptados en el comienzo, un

20% fue considerado como “óptimo”; >20% y ≤25% como

“aceptable; >25% como “en la línea fronteriza” y >30% como

“inaceptable” (28). No se produjo ningún dígito Terminal en más

del 25% de las lecturas, lo cual se toma como evidencia de lo

apropiado de las técnicas de medición. Los subsiguientes análisis

de la presión sanguínea se basaron en el promedio de las últimas

dos lecturas.

Los participantes usaban ropa de calle ligera. El uso de

medicaciones fue verificado por un médico que participó en el

estudio a partir del examen del frasco de píldoras. Los

lineamientos para el manejo de la hipertensión que estaban en

efecto en el momento de la encuesta fueron promulgados por las

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autoridades cubanas y seguían los del US JOinr Nacional Comité-

6 (JNC-6) (28, 29).

Análisis estadístico Las categorías de hipertensión utilizadas en el análisis se

derivaron a partir de las recomendaciones de Estados Unidos (es

decir, JNC) (29). El índice de masa corporal (BMI) se calculó como

el peso en kilogramos dividido entre la estatura en metros2. El

nivel educacional se dicotomizó como <12 grados y ≥12 grados

(incluyendo el año anterior). Los análisis fueron llevados a cabo

usando STATA 8.0 (StataCorp LP, Collage Station, Texas, USA) y

contaron para el diseño del muestreo.

Se conocían los niveles de presión sanguínea y el estado del

tratamiento en el caso de todos los participantes. Las entrevistas

clasificaron a los participantes en los siguientes grupos basados

en el color de la piel: “blanco” (n=1 045), “negro” (n= 175) y

“mulato” (n= 255). Debido al pequeño número de no blancos

participantes, los negros y mulatos fueron combinados en una sola

categoría; las presiones sanguíneas no variaban entre los dos

grupos de no blancos (24).

Se utilizaron estadísticas descriptivas para comparar las

distribuciones entre las categorías de hipertensión. Se usó un

análisis de regresión logística para estimar la contribución

independiente de los factores socio-demográficos para el riesgo

de tener hipertensión no controlada y se empleó la estrategia

analítica usada anteriormente por Hyman y Pavlik (30). Las

categorías de hipertensión consistieron en las siguientes:

participantes que eran hipertensos, pero no lo sabían;.quienes

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conocían acerca de su hipertensión, pero no habían buscado

tratamiento; los que estaban siendo tratados, pero no estaban

controlados y aquellos que tenían su hipertensión controlada con

tratamiento. Los sujetos que reportaron que sufrían de

hipertensión, pero no estaban siendo tratados y aquellos cuya

presión arterial estaba por debajo de 140/90 mmHg, fueron

asignados al grupo “sin hipertensión.”

El sistema de salud de Cuba provee libre acceso a los servicios de

salud; sin embargo, aún existen impedimentos potenciales para un

adecuado tratamiento, incluyendo las limitaciones económicas del

país, la disponibilidad de medicamentos en las farmacias y el

poder adquisitivo de los pacientes. La utilización de los servicios

de salud fue examinada usando las siguientes preguntas:

1. ¿Ha visitado usted a un médico al menos una vez en los

pasados 12 meses?

2. ¿Se ha medido la presión arterial al menos una vez:

a) en los pasados 12 meses?

b) En más de 12 meses?

El hábito de fumar fue tratado como una variable de confusión en

la utilización de los servicios de salud y del control de la

hipertensión.

Estimamos la razón de probabilidades asociada con la

hipertensión o la falta de conocimiento acerca de la hipertensión

en relación con la utilización de los servicios de salud. Los

individuos sin hipertensión fueron seleccionados como grupo de

comparación, reconociéndose que el diagnóstico de hipertensión

podía cambiar el patrón de utilización. Se uso un modelado

multivariado adicional para confirmar que los estimados de riesgo

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relativo no habían sido alterados por la inclusión de otras

potenciales variables de confusión.

Resultados La prevalencia de la hipertensión en la población del estudio era

de 21, 4% [95% de intervalo de confianza (CI) 17, 5- 25,3]; el 39,

9% (95% CI 33,1- 46,6) de aquellos individuos con hipertensión se

halló que tenían su presión arterial controlada (es decir, <140/90

mmHg). Cerca de la mitad de las mujeres tenían lecturas de

presión arterial por debajo del límite, comparado con sólo uno de

cada tres hombres. La frecuencia de la hipertensión no detectada

era del 21, 5%. Esta condición era más frecuente en el grupo de

edad de 25 a 44 años, particularmente entre los hombres [34,3%

(95% CI 21,5-47,1)]. Este grupo de edad también tenía la más alta

concentración y la mayor frecuencia de aquellos que conocían su

condición y no estaban recibiendo tratamiento, aunque la

prevalencia de la hipertensión era considerablemente más baja en

personas en las edades de 25 a 44 años que entre los grupos de

edades más avanzadas. Debe destacarse que el 45% de la

población adulta de Cienfuegos cae dentro del rango de 25- 44. El

grupo de 65- 74, que tiene la más alta prevalencia de hipertensión

(56, 6%), también tiene una mayor proporción de individuos que

buscan tratamiento. La frecuencia de la hipertensión no controlada

entre los que buscaban tratamiento era mayor en las mujeres de

edad avanzada (Tabla 1).

La proporción de personas que habían buscado tratamiento, pero

cuya presión no estaba aún bajo control, era del 21, 3% (95% CI

18,0-24,5); sólo una pequeña diferencia se observó entre hombres

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y mujeres. El más alto índice de los que estaban siendo tratados y

tenían su hipertensión controlada se observó en el grupo de edad

45- 64 y alcanzó el 51, 9% (95% CI 42,6- 61,2) en las mujeres de

ese grupo de edad. Debe señalarse que el mayor número

absoluto de individuos con hipertensión se concentraba en el

grupo de edad de 45-64 (Tabla 1). Se observaron muy pequeñas

diferencias en las varias categorías de hipertensión analizadas por

grupo étnico (Fig. 1).

La presión arterial promedio para cada categoría de hipertensión

no controlada estratificada por grupo de edad se muestra en la

Tabla 2. Los promedios de presión arterial para las tres categorías

de hipertensión no controlada y de cada grupo de edad estaban

por debajo de 160/100 mmHg. Como se esperaba, los promedios

de presión arterial sistólica (SBP) y la presión arterial diastólica

(DBP) para aquellos que recibían tratamiento estaban por debajo

de los respectivos promedios de presión arterial para aquellos que

conocían de su condición, pero no recibían tratamiento. Una

considerable proporción de personas con hipertensión, en las

edades entre 65 y 74 años, en las categorías de hipertensión

examinadas, tenían hipertensión sistólica aislada confirmada (SBP

≥140 mmHg y DBP <90 mmHg).

La Tabla 3 muestra los datos demográficos, el acceso y la

utilización de los servicios de salud y los estilos de vida que ponen

a los individuos en riesgo de hipertensión. Los individuos que no

tenían hipertensión eran más jóvenes que aquellos que estaban

clasificados como hipertensos en las restantes categorías. La gran

mayoría de los pacientes con hipertensión no controlada

diagnosticada, afirmaban no tener dificultades para encontrar los

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medicamentos prescritos y el 89% no tenían problemas para

pagarlos. De todos los individuos con hipertensión no controlada,

el 85% había visitado a un médico al menos una vez en los 12

meses anteriores y el 86% se había medido su presión arterial

durante ese mismo período de tiempo; sin embargo, esto era

menos común en aquellos que no conocían de su condición de

hipertensos (72 y 71%, respectivamente). Una mayor proporción

de sujetos que no tenían hipertensión había visitado a su médico y

se habían medido su presión arterial, comparado con los que no

conocían de su condición de hipertensos. Virtualmente todos los

pacientes que tenían hipertensión y eran tratados, estuvieran

controlados o no, también habían visitado a su médico al menos

una vez en los 12 meses anteriores a ser entrevistados. Los

individuos con hipertensión controlada, comparado con aquellos

que estaban bajo tratamiento, pero no tenían su condición

controlada reportaron más actividad física (65% vs. 29%) y un BMI

ligeramente más bajo (27 vs. 28 kg/m2). Los sujetos que no tenían

hipertensión tenían más bajo promedio de edad y un BMI más

bajo. La proporción de aquellos con obesidad en el grupo sin

hipertensión era notablemente menor que entre los que tenían

hipertensión.

La Tabla 4 muestra los resultados del análisis multivariado de los

predictores en las diferentes categorías de hipertensión. La razón

de probabilidades asociada con tener hipertensión y no conocer

su condición era cuatro veces mayor en aquellos que no habían

visitado a su médico al menos una vez en los pasados 12 meses

comparado con los que sí lo habían hecho. La hipertensión era 2,

6 veces más común en los hombres que en las mujeres y casi dos

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veces tan alta en aquellos que no se habían medido su presión

arterial en los anteriores 12 meses. Además, la razón de

probabilidades de no tener la presión arterial controlada aún

sabiendo que se está en riesgo era casi 10 veces mayor en

aquellos que no se habían medido su presión arterial en los 12

meses anteriores. Era casi tres veces más alta en hombres que en

mujeres y dos veces más alta en aquellos que no habían visitado

a su médico en los anteriores 12 meses, en comparación con los

que sí lo habían hecho.

Discusión Consistente con otras encuestas, una significativa proporción de

participantes en el examen de línea basal CARMEN en

Cienfuegos, Cuba, que estaba recibiendo atención para la

hipertensión, no alcanzaba el nivel de presión arterial

recomendado por los estándares internacionales. Además,

muchos otros fueron identificados como portadores de

hipertensión, sin que conocieran de su condición. Los hombres

estaban significativamente sobre-representados en las dos

categorías. El tratamiento y control de la hipertensión pueden

verse influidos por factores que han sido descritos en otros

contextos (31,32) y en Cuba (18,33). Estos factores pueden

agruparse como sigue: factores relacionados con el paciente,

factores relacionados con las prácticas de los médicos y una

combinación de los anteriores, los cuales pueden ser descritos

como factores estrechamente relacionados con el modo en que

los pacientes y los médicos interactúan en el sistema de atención

de salud.

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Los hombres jóvenes y de mediana edad que no conocían de su

hipertensión se reportaba que se chequeaban su presión arterial

con menos regularidad que las mujeres o los hombres de edad

más avanzada; esto parecía ser resultado de no visitar a su

médico o de no recibir la visita de un médico en sus hogares. Aún

aquellos hombres jóvenes y de mediana edad que sí conocían

que eran hipertensos reportaban una más alta frecuencia de no

seguir regularmente el tratamiento, comparado con las mujeres o

los hombres de más avanzada edad. Esta caracterización es

bastante similar al estereotipo del individuo con hipertensión no

controlada (3) e indica que el sistema de salud de Cuba –

particularmente el sistema de atención primaria- tiene dificultades

para llegar a los hombres jóvenes y de mediana edad. Aunque

este grupo en nuestro estudio se halló que tenía sólo hipertensión

moderada, contaba para una importante proporción de la

población.

Aquellos individuos con hipertensión no controlada pueden incluir

pacientes que tienen mediciones de presión arterial consideradas

como hipertensión leve. La mayor proporción de individuos

hipertensos puede hallarse en el grupo de edad 65- 74. Además

del estadío 1 de hipertensión, ellos a menudo tienen hipertensión

sistólica aislada –dos condiciones a las que se les presta

frecuentemente una inadecuada atención tanto por parte de los

médicos como de los pacientes (30,32). La hipertensión sistólica

aislada es aún el centro de una controversia internacional, aún

cuando las recomendaciones establecen claramente que los

médicos deben usar la SBP como un criterio para el diagnóstico y

tratamiento (34-35).

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El control de la hipertensión en los ancianos es un tópico clave en

el debate actual en los estados Unidos. En uno de los estudios

más frecuentemente citados, el 13% de aquellos que no conocían

su estado de hipertensión y el 44% de aquellos con hipertensión

no controlada tenían 65 o más años. En nuestros datos, este

riesgo relativo del grupo era moderadamente alto debido a la

hipertensión no controlada; sin embargo, había sólo un 3% de los

individuos con hipertensión que no conocían su condición y un 9%

de aquellos que estaban recibiendo tratamiento y estaban sin

control. A partir de esto, el desafío principal para el manejo del

grupo de edad ≥65 años involucra lidiar con la más alta

prevalencia de hipertensión y confrontar un mayor riesgo de

complicaciones cardiovasculares a corto plazo. También se hace

necesario identificar un régimen terapéutico efectivo para alcanzar

la meta de la hipertensión controlada, a pesar de la persistente

controversia en lo concerniente a la facilidad con la que se puede

alcanzar un nivel de SBP por debajo de 140 mmHg (34-36).

Este es otro factor que no fue cuantificado en este estudio, pero

que contribuye en otros escenarios a la alta frecuencia de

hipertensión no controlada. Este elemento pudiera explicar, en un

contexto tal como el de Cuba, cómo incluso con una amplia

cobertura y acceso, aproximadamente la mitad de los individuos

con hipertensión tratada pero no controlada mostraban casos

leves de hipertensión y los índices de control en los ancianos eran

más bajos. Este factor es llamado “inercia terapéutica”. Refleja los

hábitos de práctica de los médicos y es definido como la

insuficiencia para incrementar o modificar la terapia cuando no se

obtienen los resultados esperados con el tratamiento (<140/90

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mmHg) (37). La inercia terapéutica es una barrera significativa, no

sólo para un mejor control de la hipertensión, sino cuando se

tratan otras enfermedades crónicas tales como la diabetes y la

hiperlipidemia (38-42). La reducción de la inercia terapéutica

pudiera representar la más importante contribución en el control

de los casos de hipertensión en al menos dos terceras partes de

los individuos con hipertensión tratada y en el 50% de las

personas con hipertensión, una meta que los Estados Unidos se

ha propuesto alcanzar para el año 2010 (37). El alto índice de

acceso a la atención médica observado en este estudio, en el que

casi todos han visitado a un médico en el pasado año y se han

medido su presión arteria, las mínimas diferencias en el acceso a

la atención en relación con los niveles educacionales y el origen

étnico, así como el poco peso dado tanto al grado de

conocimiento sobre la hipertensión como al grado de control de la

misma, es consistente con la cobertura universal de Cuba (18-19).

Los resultados discutidos aquí delinean un alto nivel de control de

la presión arterial comparado con similares e4studios llevados a

cabo en otros lugares (43-46). Nuestros resultados mostraron que

el 40% de todos los hipertensos en la población muestreada

tenían hipertensión controlada (es decir, con el denominador

siendo tanto los hipertensos tratados como los no tratados).

Aunque esta es una de las más altas prevalencias de hipertensión

controlada reportada en la literatura médica, nosotros no podemos

concluir que este nivel de logro se relaciona directamente con el

acceso universal y los servicios de salud gratuitos que constituyen

la marca distintiva de la atención de salud en Cuba. Por ejemplo,

muchos otros países desarrollados con sistemas de salud

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nacionales o amplios sistemas de cobertura de seguros de salud,

no han tenido éxito en el control de la hipertensión (Canadá= 17%,

Inglaterra= 10%, España= 5%). De manera similar, los Estados

Unidos, que no posee un sistema de atención de salud universal,

ha logrado índices relativamente exitosos de control (29%). Esto

sugiere que el acceso es un factor importante, en algunos casos,

pero no tan esencial como las prácticas de atención estándar o, al

menos, que el acceso en sí mismo, no garantiza el control de la

hipertensión ni la calidad de la atención.

El presente estudio tiene varias limitaciones que hay que

mencionar. La población de muestra fue seleccionada a partir de

un área que, aunque representativa de Cienfuegos, puede no

haber sido una verdadera representación de la población nacional

cubana. Cienfuegos ha estado mostrando tener patrones de

mortalidad por CVD similares a los del resto de Cuba. Tomando

en cuanta el modesto tamaño de la muestra, los estimados

estadísticos de las diferencias para algunos subgrupos no son

particularmente grandes. La información disponible sobre el

estatus social era muy limitada. No fuimos capaces de recolectar

más datos concernientes al poder adquisitivo, tales como salarios,

posesiones materiales, etc., que pudieran haber dado una

oportunidad para una mejor medición del estatus social. La

ausencia de otros datos de factores de riesgo, tales como

patrones dietéticos, es algo a señalar también. Otra limitación se

relaciona con la complejidad de las mediciones de la presión

arterial (47). Solucionada parcialmente a través del entrenamiento,

la certificación y la supervisión. Además, nosotros sabemos que

una sola visita a una clínica de salud es algo inadecuado para

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establecer un diagnóstico de hipertensión. Los individuos pudieran

tener elevadas lecturas debido a la ansiedad por estar en

presencia de un médico (48), lo que pudiera traer por resultado

lecturas falsamente elevadas de presión arterial. Por consiguiente,

usamos los criterios internacionalmente aceptados para el

diagnóstico epidemiológico de hipertensión. También

reconocemos que se requieren múltiples visitas para realizar un

diagnóstico clínico de la hipertensión; la designación de la

detección por consiguiente sobreestimará el número de casos.

Además, debemos resaltar que la gran mayoría de las personas

que se sometieron a tratamiento y no lograban la meta en la

medición de la presión arterial sólo presentaba moderadas

elevaciones de la presión arterial. De hecho, casi la mitad (49%)

de todos los individuos con hipertensión tratada y que no

alcanzaban sus metas tenían sólo una medición de SBP en el

intervalo de 140-149 mmHg, un resultado similar al observado en

los Estados Unidos (30). En el anteriormente mencionado grupo,

podía haber personas que usualmente están bien controladas,

pero que en días ocasionales tienen mediciones del valor SBP por

encima de 140 mmHg. De manera similar, algunos sujetos

etiquetados por la encuesta como individuos con hipertensión no

tratada pudieran, en realidad, no haber tenido hipertensión y por

consiguiente el índice de control reportado en este tipo de estudio

pudiera haber estado falsamente reducido. Sin embargo, se ha

indicado que cuando se usa ≥140/90 mmHg como valor límite

para la hipertensión no controlada, el efecto neto de clasificación

incorrecta es pequeño. Por ejemplo, en NHANES III, la

prevalencia de la hipertensión disminuyó en un 2% entre la

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primera y segunda visita a la clínica. Claramente, una reducción

neta en el número de casos de hipertensión va a significar más

altos índices de control (49).

Aunque es obvio que la prevalencia de la hipertensión es sensible

a la metodología usada para la medición de la presión arterial, no

se ha observado que los índices de tratamiento y control sean

igualmente sensibles a la influencia de las técnicas de medición.

El análisis de la sensibilidad de NHANES mostró que una

medición de la presión arterial de 1 mmHg mayor en todos los

individuos decrecía el tratamiento y control en un 2%. Este

resultado demostró que un pequeño incremento, introducido por

las técnicas de medición de la presión arterial promedio, podía

clasificar a muchos individuos que están cerca del valor límite de

140/90 mmHg como no controlados (49). Por ejemplo, los datos

auto-notificados se usan para mediciones relacionadas con el

acceso y la utilización de los servicios de salud. Los niveles de

presión arterial usados en este análisis fueron obtenidos a partir

de encuestas personales y no a través de los proveedores de

atención de salud médica de los sujetos. Además, esta encuesta

no incluyó un examen de las hojas clínicas de los participantes.

En conclusión, este estudio demostró que a pesar del acceso

universal a los servicios de salud y a los medicamentos, una

significativa proporción de los pacientes no satisfacía su meta de

control de la presión arterial. Con vistas a lograr una mayor

reducción de la mortalidad a partir de las CVD en Cienfuegos, es

necesario que un mayor número de pacientes controlen su

hipertensión. Las principales acciones para lograr estas metas

deben dirigirse a los servicios de salud (principalmente la atención

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de salud primaria) de modo que haya más oportunidades para

todos, pero especialmente para los pacientes masculinos jóvenes

y de mediana edad. Sólo entonces podrá sostenerse la trayectoria

para la reducción de la mortalidad a partir de las CVD (18).

Tablas y Figuras a partir de la próxima página

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Tabla 1. Prevalencia de hipertensión, conocimiento de la condición, tratamiento y control por edad y género (Cienfuegos, Cuba, 2001-2002) Grupos por edad

--------------------------------------------------------------------------------------------

Condición 25-44 45-64 65-74 Todos

Población (N) 719 557 199 1475

Con hipertensióna (n) 95 205 108 408

Prevalenciab 12.5 (8.3–16.8) 35.4 (31.2–39.6) 56.6 (48.1–65.1) 21.4 (17.5–25.3)

No sabe/hipertensob 28.5 (17.5–39.5) 15.7 (9.2–22.1) 22.3 (14.7–29.8) 21.5 (14.7–28.4)

No tratado/sabe de su condiciónb 19.0 (11.0–27.0) 18.2 (10.0–26.4) 9.5 (2.6–16.4) 17.3 (12.0–22.6)

No controlado/tratdob 14.1 (7.4–20.8) 22.5 (18.0–27.1) 37.1 (27.0–47.1) 21.3 (18.0–24.5)

Controlado/tratadob 38.4 (29.9–46.9) 43.6 (33.1–54.2) 31.2 (21.3–41.0) 39.9 (33.1–46.6)

Hombres

Población (N) 311 264 79 654

Con hipertensióna (n) 58 97 37 192

Prevalenciab 17.8 (10.5–25.1) 34.2 (26.6–41.8) 50.7 (37.2–64.2) 23.4 (17.2–29.5)

No sabe/hipertensob 34.3 (21.5–47.1) 26.3 (10.8–41.9) 29.0 (14.8–43.3) 30.7 (20.1–41.4)

No tratado/sabe de su condiciónb 22.8 (9.0–36.5) 19.4 (4.1–34.8) 19.3 (5.7–32.9) 21.2 (12.9–29.5)

No controlado/tratadob 14.6 (5.3–24.0) 24.7 (15.6–33.7) 22.6 (7.6–37.6) 19.2 (11.5–26.9)

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Controlado/tratadob 28.3 (14.8–41.8) 29.6 (9.9–49.3) 29.0 (12.2–45.9) 28.9 (19.9–37.8)

Mujeres

Población (N) 408 293 120 821

Con hipertensióna (n) 37 108 71 216

Prevalenciab 8.6 (5.9–11.4) 36.2 (32.1–40.2) 58.8 (46.8–70.8) 20.0 (16.9–23.2)

No sabe/hipertensob 19.6 (3.0–36.2) 9.4 (3.6–15.2) 20.1 (12.5–27.6) 14.2 (7.4–21.0)

No tratado/sabe su condiciónb 13.3 (4.8–21.8) 17.4 (9.0–25.8) 6.4 (0.6–12.2) 14.2 (8.9–19.5)

No controlado/tratadob 13.3 (4.9–21.7) 21.3 (15.5–27.1) 41.7 (29.8–53.6) 22.9 (18.7–27.1)

Controlado/tratadob 53.8 (42.3–65.4) 51.9 (42.6–61.2) 31.8 (20.0–43.7) 48.7 (40.5–56.8)

aPresión arterial ≥ 140/90 mmHg o ser tratado con medicamentos hipertensores en la actualidad bPorcentaje (95% intervalo de confianza)

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Fig. 1

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Tabla 2. Niveles de presión arterial en sujetos con diferentes categorías de hipertensión no controlada de acuerdo a la edad (Cienfuegos, Cuba, 2001-2002)

Hipertensión presente, Se sabe la condición, pero Tratado, hipertensión

pero el sujeto no sabe sujeto no recibe tratamiento no controlada

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Presión arterial SBP ≥140/90 mmHg/ Presión arterial SBP ≥140/90 mmHg Presión arterial SBP ≥140/90 mmHg

promedio DBP <90 mmHg promedio DBP <90 mmHg promedio DBP <90 mmHg

Grupo de edad mmHg SBP (95% CI)/ % (95% CI) mmHg SBP (95% CI) % (95% CI) mmHg SBP (95% CI)/ % (95% CI)

(años) DBP (95% CI) DBP (95% CI) DBP (95% CI)

25–44 137 (132–141)/93 (90–95) 16.2 (2.4–30.1) 142 (138–147)/95 (91–98) 12.0 (5.0–29.1) 140 (130–150)/89 (85–94) 7.4 (2.9–17.8) 45–64 142 (135–148)/90 (88–93) 34.8 (17.2–52.4) 146 (138–154)/94(89–99) 30.5 (20.8–40.1) 152 (149–155)/94 (90–98) 27.9 (13.7–42.1) 65–74 150 (148–153)/80 (76–84) 76.4 (59.4–93.5) 158 (147–169)/90 (85–94) 40.5 (25.9–55.0) 155 (151–159)/84 (81–87) 60.7 (48.0–73.5) Todos los sujetos 140 (137–144)/90 (88–92) 31.2 (17.8–44.6) 145 (139–151)/94 (92–96) 23.4 (15.6–31.2) 150 (147–152)/90 (88–92) 30.5 (22.5–38.6)

CI, intervalo de confianza; DBP, presión arterial diastólica; SBP, presión arterial sistólica

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Tabla 3. Factores demográficos y acceso y utilización de los servicios de salud de acuerdo con la hipertensión (Cienfuegos, Cuba, 2001-2002) Hipertensión no controlada

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Factores No hipertensión Hipertensión presente, Sujeto con hipertensión, Tratado, hipertensión Total Tratado, hipertensión

sujeto no sabe no recibe tratamiento no controlada controlada

Demográficos

Edad (años ± SD) 40.12_0.32 48.25_1.82 47.44_1.13 54.26_1.65 50.04_1.07 49.49_1.4 Hombres, % (95% CI) 43.1 (39.8–46.3) 69.8 (56.8–82.8) 61.1 (50.7–71.4) 45.9 (32.7–59.2) 59.2 (51.8–66.6) 35.3 (27.3–43.2)

Negros, % (85% CI) 29.3 (25.7–32.8) 38.7 (27.8–49.6) 35.8 (23.8–47.7) 35.4 (21.9–48.9) 36.7 (30.2–43.3) 34.8 (28.8–40.8)

≥ 12 años educación, % (95% CI) 60.3 (54.2– 66.4) 50.8 (38.3–63.2) 49.6 (32.5–66.8) 40.3 (26.3–54.3) 46.9 (36.7–57.2) 52.3 (44.7–60.0)

Acceso a servicios salud, % (95% CI)

Disponibilidad medicinas en farmacias

Poca o ninguna dificultad 85.9 (77.9–93.8) 79.0 (67.7–90.2) Considerable dificultad 12.9 (4.3–21.4) 17.7 (6.2–29.1) No disponible 1.3 (0.7–3.3) 3.4 (0.6–6.1)

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Capacidad para pagar medicamentos Poca o ninguna dificultad 85.9 (77.9–93.8) 79.0 (67.7–90.2) Considerable dificultad 12.9 (4.3–21.4) 17.7 (6.2–29.1) No capaz de pagar 1.3 (_0.7–3.3) 2.2 (0.2–4.5)

Utilización servicios salud, % (95% CI)

Visitó el doctor ≥ 1 vez en 75.5 (72.5–78.5) 71.9 (62.3–81.6) 85.9 (78.9– 92.9) 98.2 (96.1–100.0) 84.8 (81.5–88.2) 95.0 (92.3–97.7)

los anteriores 12 meses

Última vez que se midió

la presión arterial

≤ 12 meses 88.3 (86.3–90.3) 71.0 (62.3–79.7) 90.2 (81.9–98.6) 98.1 (95.4–100.0) 85.7 (81.4–90.1) 99.5 (98.5–100.0) ≥ 12 meses 11.7 (9.7–13.7) 5.1 (_1.2–11.4) 4.3 (_2.0–10.7) 0.9 (_0.9–2.8) 3.5 (0.6–6.4) 0.5 (_0.5–1.5)

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Estilos de vida, % (95% CI)

Tabaco 33.5 (29.9–37.1) 31.7 (23.9–39.6) 41.2 (29.1–53.3) 26.8 (21.4–32.0) 32.8 (27.9–37.7) 28.2 (20.9–35.5) Alcohol (moderado o diario) 5.2 (3.7–6.8) 6.5 (0.0–13.0) 6.0 (_0.5–12.5) 4.0 (1.9–5.9) 4.2 (1.1–7.2) 3.9 (1.6–3.2) Actividad física 28.1 (21.2–35.0) 35.3 (21.9–48.7) 47.6 (35.5–59.8) 36.3 (26.5–46.0) 39.2 (31.4–47.0) 65.1 (54.2–75.9) Obesidad, BMI ≥ 30 8.9 (7.2–10.6) 13.1 (5.1–21.2) 24.8 (13.8–35.8) 29.4 (16.8–42.0) 22.0 (13.3–30.7) 26.3 (18.5–34.

BMI (promedio ± SE) 24.28_0.14 25.62_0.45 27.72_0.63 28.22_0.75 27.21_0.55 27.15_0.55 CI, intervalo de confianza

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Tabla 4. Resultados del análisis multivariado para predoctores de categorías de hipertensión (a) hipertensión presente, pero el sujeto no conoce su condición y (b) el sujeto conoce su condición, pero la hipertensión no está controlada (Cienfuegos, Cuba, 2001-2002)

(a) Hipertensión presente, (b) El sujeto conoce su condición, pero

pero el sujeto no sabea la hipertensión no está controladab ------------------------------------------------------ -------------------------------------------------------------

Variables Razón probabilidades Valor de P Razón probabilidades Valor de P

(95% CI) (95% CI)

Edad ≥ 65 años (vs. < 65 años) 1.24 (1.09–1.42) 0.001 1.66 (1.48–1.85) <0.001 Hombres (vs. Mujeres) 2.60 (2.37–2.85) 0.000 2.80 (2.59–3.03) <0.00 Grupo étnico negro (vs. Blanco) 1.24 (1.13–1.36) 0.000 1.23 (1.14–1.33) <0.001 Escolaridad <12 grados (vs. ≥ 12 grados) 1.13 (1.03–1.24) 0.006 1.48 (1.36–1.60) <0.001 No ha visitado al doctor una vez en los 12 4.24 (3.77–4.78) 0.000 2.16 (1.86–2.51) <0.001 meses anteriores (vs. ≥ 1 visita)

Última vez que se midió la presión > 12 1.95 (1.63–2.33) 0.000 9.68 (6.48–14.46) <0.001 meses (vs. ≤ 12 meses)

Uso de tabaco (vs. No uso de tabaco) 0.97 (0.89–1.07) 0.598 1.14 (1.06–1.24) <0.001

CI, intervalo de confianza. aEl modelo incluyó un total de 1 161 personas: 1067 sin hipertensión y 94 que tenían hipertensión, pero no lo sabían. bEl modelo incluyó 408

personas con hipertensión: 70 sabían que tenían hipertensión, pero no recibían tratamiento y 244 con hipertensión que recibían tratamiento

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