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OCUPA TODO EL ESPACIOGuía urbana

S U M A R I O 1 4 6

Director y editor Eduardo Mora. Asistente Karol Montero.Consejo editor Manuel Argüello, Gustavo Induni, Wilberth Jiménez, Luis Poveda.Fotografía Alfredo Huerta {salvo excepciones señaladas}Asistencia y administración Rebeca BolañosDiagramación e impresión Litografía e Imprenta Segura Hermanos, tel. 279 9759.

Escuela de Ciencias Ambientales de la Universidad Nacional,tel.: 277 3688, fax: 277 3289, apartado postal: 86-3000, Costa Rica,[email protected], w w w . a m b i e n t i c o . u n a . a c . c r

Editorial Orgánico contra sintético

Miguel Castro El programa de agricultura orgánica

del Ministerio de Agricultura

Jaime García Contaminación por transgénicos

y agricultura orgánica

Fabio Chaverri Plaguicidas sintéticos en agro costarricense

Gerardo AlfaroEtno-meteorología tica

Gian Carlo DelgadoBiodiversidad y conocimiento indígena:

el negocio en Costa Rica

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U.S. �FISH & WILDLIFE�

SERVICE�

DE

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RTMENT OF THE INTERIO

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E N D I C I E M B R E

T E M A D E P O R T A D A

2 Noviembre 2005

Mal manejo de desechos por parte delas municipalidades

Expansión de la piña en Pocosí: nuevas denuncias

Humedales del Parque Nacional Palo Verde

Especial sobre el TLC: Primera parte

O T R O S T E M A S

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E D I T O R I A L

La Costa Rica "sin ingredientes" que propagandizan losbienintencionados promotores turísticos no pasará deser una engañifa mientras nuestra agricultura continúe

organizándose en torno a lo sintético: fertilizantes, plaguici-das a granel y maquinaria movida con hidrocarburos. Y esque el agro es aún tan abundante en nuestro territorio na-cional que no se puede dejar de lado su exagerada artificia-lidad a la hora de evaluar nuestros paisajes –¡conque anda-mos disputándonos el primer lugar mundial en uso intensi-vo de plaguicidas sintéticos!

No se acaba de en-tender cómo es que, enconcordancia con elahínco que ponemos enla protección de nues-tras áreas silvestres, noprocuremos revertir na-cionalmente la malditaorientación de nuestraagricultura, sustentadaen la aceptación pasivade la presión de las in-dustrias agroquímicas yde viejas agencias, gu-bernamentales o no,promotoras del creci-miento de la producciónagrícola, agencias ex-tranjeras con repetido-ras nacionales intoxica-das de cientifismo y pa-sión malsana por el or-den industrial, simétri-co, deshumanizado y ob-sesivamente volcado almercado, orden que desde hace acusadamente medio siglole hemos impuesto a nuestro agro.

Paz, democracia, armonía (relativa) con la naturaleza:con tales directrices es coherente la producción orgánica.Ésta, si bien transforma la naturaleza, en vez de poner elacento en mutilar el ecosistema suprimiendo todas las espe-cies vivas propias de él, lo pone en aprovecharlas conserván-dolas; en vez de hacer tabla rasa del terreno, introduce enéste estratégicamente ciertos cultivos y desarrolla otros yapresentes; no desafía la lógica del ecosistema sino que seacopla a ésta: sí, las especies cultivadas siguen coexistiendocon muchas de las propias del ecosistema natural; la energíaque aquéllas captan no es en absoluto traída de fuera, nitampoco -con excepciones- es traída la energía utilizada porla maquinaria; la materia orgánica "sobrante" resultante de

la producción no es botada sino reintroducida al circuito decirculación de materia/energía del agroecosistema estableci-do…

Y las ambiciones de la agricultura orgánica no se agotanen el juego con los factores materiales de producción sinoque, yendo más allá, ella replantea las relaciones socialesdentro del agroecosistema y de éste con el mercado: Poten-cia la participación en la finca de todos los miembros de lafamilia campesina, gracias en gran parte a que el orden fabrilcon sus tareas repetitivas está ausente y en su lugar rige la

diversidad de labores yla necesidad de des-trezas diversas y com-plementarias (en con-sonancia con la diver-sidad de la familia y lacomplementariedadde sus miembros). Lavinculación directacon el mercado que laempresa orgánica rei-vindica y logra y que,por cierto, aprovechay estimula la diversi-dad de habilidades delos miembros de la fa-milia, en virtud de sergestionada por fincascon alto grado de au-tosuficiencia y auto-nomía tecnológica seda mayoritariamenteen el marco del "co-mercio justo", a partirde un acuerdo más tá-

cito que explícito entre compradores y productores en el queninguno es superior al otro.

¿Puede objetarse que ese replanteamiento de las relacio-nes sociales dentro de la finca y de las relaciones con su ex-terior deviene -potencialmente- puntal de nuestras paz y de-mocracia? Se trata de reestablecer en un nuevo marco his-tórico y por otras vías, pero con el mismo sujeto histórico (elcampesinado), un eficaz "clon" de nuestras viejas pequeñasfincas que, sumadas y tejidas unas con otras y con el merca-do, constituyeron la base económica de nuestro régimen po-lítico de tolerancia, paz y democracia.

…Lo sintético versus lo orgánico, versus lo armónico,versus lo originario, versus lo puro, versus lo natural, versuslo diverso…, lo sintético como trampa que hay que capearen esta fase del desarrollo nacional.

Orgánico contra sintético

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La producción orgánica en Costa Rica inició su desa-rrollo por iniciativa del sector privado (productores yoenegés); no obstante, durante los últimos seis años el

apoyo del Ministerio de Agricultura y Ganadería (Mag),por medio del Programa Nacional de Agricultura Orgánica(Pnao), se hizo evidente y, en general, esto ha promovidoun mayor interés del sector público agropecuario.

El Pnao se creó por decreto ejecutivo en 1995 y su rolprincipal, hasta 1999, fue liderar el importante proceso deredacción y aprobación del reglamento que hoy respalda alsistema de certificación de productos orgánicos en el ámbi-to nacional. Sin embargo, en cuanto al fomento de la pro-ducción, no se tenía políticas claras que permitieran orde-nar y promover el desarrollo de esta actividad.

En 1998, una vez aprobada la nueva Ley de sanidad ve-getal, se creó la Gerencia Técnica de Acreditación y Regis-tro en Agricultura Orgánica, encargada de registrar a pro-ductores y procesadores y de acreditar y auditar a las agen-cias certificadoras, lo cual ha representado una ventajacomparativa de nuestro país en relación con varios otros dela región, donde no existe ese servicio. Un logro trascen-dental que esta instancia lideró es la inclusión de Costa Ri-ca como país tercero en la Unión Europea, lo que nos per-mite exportar a ese mercado utilizando la certificación ori-ginada en nuestro país y no como antes, que eran necesa-rias costosas certificaciones europeas.

A partir de 1999 Pnao logró un mayor respaldo institu-cional y algunos recursos, lo que ha permitido dedicar es-fuerzos con énfasis en el fomento y promoción de la pro-ducción orgánica. El panorama que se percibía era muchosproductores y organizaciones de productores orgánicos queno contaban con respaldo estatal para su actividad, por loque Pnao decidió obtener, a la mayor brevedad, informa-ción más completa sobre el sector orgánico con el objetivode programar acciones del sector público hacia ese campoe iniciar el camino para una mayor inserción de la pobla-ción dedicada a la producción orgánica en el desarrolloagropecuario nacional. En una primera etapa se analizó va-rios diagnósticos elaborados por organizaciones privadas in-volucradas en el tema con el fin de conocer el estado actualy el potencial de la actividad, identificar y ubicar a los pro-ductores, las técnicas utilizadas y las principales limitacio-nes que éstos enfrentaban. Además, durante ese mismo pe-

ríodo se realizó visitas a productores y se sostuvo reunionesde información y motivación con técnicos del sector agro-pecuario en todas las regiones del país. Asimismo, se efec-tuó una consulta a representantes de otros sectores involu-crados en el desarrollo de esta actividad: oenegés, universi-dades y centros de capacitación, agencias certificadoras einspectores autorizados, comercializadoras de productos or-gánicos, empresas productoras y comercializadoras de insu-mos para la agricultura orgánica y consumidores. Este pro-ceso de consulta permitió determinar que los aspectos téc-nicos de manejo de plagas y enfermedades, de mejoramien-to y constancia de la productividad, y el acceso a mercadoseran las necesidades más sentidas por los productores. Porotro lado, la actitud de la mayoría de los técnicos y profe-sionales del sector sobre el tema era de indiferencia y/o des-conocimiento total, considerando muchos de ellos la pro-ducción orgánica como una actividad sin futuro comercial,y los pocos convencidos en este sistema de producción ca-recían de la capacitación necesaria para poder dar una res-puesta aceptable al productor necesitado.

Ante la situación arriba descrita, Pnao determinó la ur-gente necesidad de implementar acciones concertadas en-tre los diferentes sectores involucrados, para: (1) articularla actividad de la producción orgánica, (2) unificar criteriosy potenciar esfuerzos, y 3) promover la participación activadel sector público agropecuario en este campo.

Con la información recabada en esta primera fase delproceso, y con el apoyo del Instituto Interamericano deCooperación para la Agricultura, se elaboró una propuestadenominada Lineamientos para una estrategia nacional defomento a la producción orgánica, en la que se hace un re-cuento de las principales limitaciones identificadas en elproceso de consulta mencionado, se enumeran algunos re-cursos públicos y privados disponibles para hacerle frente aesas limitaciones y se propone algunas acciones prioritariaspara ser implementadas por medio de alianzas entre el sec-tor público y el privado.

A mediados de 1999, Pnao, en una segunda etapa, rea-lizó un taller nacional con representantes de todos los sec-tores relacionados en el que se identificó las principalesáreas en las que se inscriben las limitaciones que restringenel desarrollo de la producción orgánica: (1) información atodo nivel (productores, técnicos, consumidores); (2) for-mación, capacitación y extensión; (3) investigación; (4) fi-nanciamiento; (5) organización; (6) sistemas de comercia-

4 Noviembre 2005

Miguel Castro H., ingeniero agrónomo, es gerente del Programa Nacional deAgricultura Orgánica del Ministerio de Agricultura y Ganadería.

M I G U E L C A S T R O

T E M A D E P O R T A D A

El programa de agricultura orgánicadel Ministerio de Agricultura

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T E M A D E P O R T A D A

lización; (7) sistema de certificación, y (8) apoyo institucio-nal. Este planteamiento se convirtió en la primera propues-ta concreta para el desarrollo de políticas públicas de apo-yo a la producción orgánica partiendo de las necesidadesconcretas de los actores, y se le denominó Plan de acción20001 ; en éste las acciones propuestas se ordenan en cincoáreas prioritarias en las que se debe concentrar el trabajo delas distintas instituciones del sector público agropecuarioen alianza con otras instituciones públicas y privadas, ellasson: (1) información y promoción; (2) capacitación, inves-tigación y extensión; (3) fomento a la producción, transfor-mación y comercialización; (4) marco legal y técnico nor-mativo, y (5) marco institucional. Así, por medio del Plande acción se dio inicio a la ejecución de acciones concretaspara dar "presencia" a la producción orgánica a nivel de lasinstituciones estatales y, paralelamente, se ha ido gestio-nando el desarrollo de las políticas que facilitarán una ma-yor cobertura y continuidad de esas acciones en el media-no y el largo plazo.

En los últimos tres años se ha hecho grandes avances encuanto a la inclusión del tema, como actividad de gran

potencial, en los planes y políticas de las instituciones delsector público agropecuario. En su mayor parte esto se lo-gró brindando a los tomadores de decisión de las institucio-nes información amplia (estudios, estadísticas, artículos)sobre el crecimiento del mercado internacional, los preciosde los productos orgánicos en este mercado y el desarrollode la producción orgánica en todo el mundo; así como tam-bién información científica sobre aspectos técnicos de laproducción agroecológica. Además, en este momento sepuede afirmar que en los niveles técnicos y políticos estáaumentando el reconocimiento de la agricultura orgánicacomo una alternativa rentable importante (especialmentepara pequeños y medianos productores) que posee una ten-dencia de mercado creciente.

Sin embargo, queda por satisfacer la necesidad de unamayor validación científico-tecnológica de las diferentestécnicas utilizadas en el sistema de producción orgánica,especialmente en lo que se refiere a poder mantener la can-tidad, calidad y constancia de la producción. Como accio-nes concretas podemos señalar la recopilación y difusión enpágina electrónica (www.infoagro.go.cr/organico/) de infor-mación que incluye conceptos básicos, desarrollo de tecno-logías, publicaciones y trabajos de investigación, experien-cias exitosas, directorio de actores, normativa y certifica-ción, mercados nacionales y vínculos con otros sitios de in-terés -en la actualidad este sitio se está revisando y actua-lizando.

Se ha logrado un aumento considerable en la motiva-ción de los medios de comunicación, que han apoyado envarias ocasiones publicaciones y programas de radio paradesarrollar la conciencia del consumidor y de las institucio-nes nacionales. De igual manera, se ha elaborado publica-ciones técnicas sobre los temas productivos fundamentales,dirigidas a productores, técnicos y docentes que se inicianen el tema. Estas acciones han aportado a la unificación de

criterios y al conocimiento general sobre la producción or-gánica. De especial importancia se considera el plan de di-fusión de la agricultura orgánica en el sistema de enseñan-za escolar mediante un proyecto coordinado estrechamen-te con Danea, del Ministerio de Educación, en el año 2003,y que englobó, en su fase inicial, a unos 750 docentes de los20 distritos escolares del país. Para 2006 se espera conti-nuar con este proyecto y vincularlo a la difusión de loshuertos escolares orgánicos.

Las acciones para el fomento de la producción han en-frentado serias limitaciones para avanzar. La capacitaciónde los técnicos del sector público y, por lo tanto, el desarro-llo de un sistema de extensión especializado en agricultu-ra orgánica encontró obstáculos como, por ejemplo, faltade recursos económicos en el Mag para llevar a cabo la ac-tualización necesaria de los extensionistas. Se tiene espe-cial esperanza en la inminente puesta en ejecución del Pro-grama Mag-Bid, que incluye apoyo no solo para promoverproyectos productivos sino también para llevar a cabo unacapacitación a fondo a los extensionistas.

Para el fomento de la investigación en 1999 se creó elPrograma de Investigación y Transferencia de Tecnologíaen Producción Orgánica, que es un grupo interdisciplinariocon representación de las universidades nacionales, las oe-negés, las organizaciones de productores y el sector públicoagropecuario. Tiene como principal objetivo el promover yorientar el desarrollo de la investigación conjunta entreproductores y técnicos, centrándose en la necesidad de re-solver los problemas tecnológicos a nivel de campo. Uno delos aportes más importantes de tal Programa ha sido pro-mover el intercambio de experiencias y originar alianzasentre productores experimentadores e investigadores aca-démicos y técnicos, para lo que ha organizado tres encuen-tros de investigadores y giras de intercambio a proyectosproductivos en todo el país; durante los encuentros se haconocido los principales avances de investigación del país.En 2005 ese Programa decidió realizar un concurso de pro-ductores y productoras orgánicos para estimular iniciativasexperimentales, y se espera efectuar en 2006 el Cuarto En-

Gallo orgánico en finca experimental de la Universidad Nacional

1 Para texto completo del plan ver Sector Agropecuario Costarricense. Programa Nacional deAgricultura Orgánica. Plan de Acción 2000. Enero 2000.

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6 Noviembre 2005

cuentro Nacional de Investigadores.La exportación y los mercados locales han tenido una

enorme importancia en el panorama en la producción or-gánica, y el Pnao, en alianza con la Promotora del Comer-cio Exterior y con los comercializadores, ha participado y,en ocasiones, ha organizado encuentros y reuniones conpotenciales compradores (BioFach en Alemania, provee-dores de barcos y hoteles, mercados mayoristas, supermer-cados nacionales, tiendas especializadas, etcétera) paraacercar a compradores y vendedores. Y en el último Bio-fach, del presente año, el volumen de transacciones superóel millón de dólares.

El mercado local ha venido creciendo en forma lenta,pero a partir de 2003 ha habido mayor incremento de la de-manda; sin embargo, la mayoría de los productores no cum-plen en buen grado los requisitos de calidad, volumen yconstancia en la oferta. Éste es el reto de mayor envergadu-ra que afrontamos en la producción orgánica nacional. Porello, en 2006 será prioritaria la identificación de los pro-ductores que producen orgánico sin certificación y de losque están indecisos en enfrentar el cambio, para poderorientarlos y apoyarlos. Es por ello, también, que la Ley defomento a la agricultura orgánica, que recién fue sometida ala corriente legislativa, significará una herramienta formi-dable para afrontar esta lucha, ya que incluye temas sensi-bles como el crédito, la certificación y los incentivos.

Por otra parte, Pnao ha venido participando activamen-te en la gestación del Movimiento de Agricultura Orgáni-ca Costarricense (Maoco), el cual ha pasado por un proce-so de formación que dura ya unos años y se ha orientado a

la formación de comités regionales integrados por produc-tores, y se encuentra elaborando una estrategia nacionalpara la producción orgánica con visión de largo plazo, perocuyo principal aporte será el proceso mismo, en el que me-diante la participación de un gran número de productoresy organizaciones en cada región del país se fortalezca la vi-sión común del movimiento orgánico nacional y se genereasí la fuerza necesaria para lograr una incidencia efectiva ypermanente en las autoridades de las instituciones públicasy privadas.

Para concluir podemos subrayar los temas que Pnao tie-ne en agenda y que debe atender con mayor atención: (1)Fortalecimiento de Pnao e inclusión del tema en las priori-dades y programación del sector. (2) Sistematización y faci-litación del acceso a la información sobre agricultura orgá-nica. (3) Promoción por medio de la prensa nacional de lasventajas de la producción orgánica y motivación a los con-sumidores. (4) Capacitación de técnicos extensionistas(mediante apoyo del Programa Mag-Bid). (5) Apoyo a laestrategia nacional para la producción orgánica y a la Leypara el fomento de la producción orgánica promovidas porMaoco. (6) Apoyo a proyectos regionales de reproducciónde semillas orgánicas. (7) Apoya al proyecto de huertos es-colares orgánicos coordinado con el Ministerio de Educa-ción. (8) Participar en la elaboración del Cuaderno deNuestra Finca 2007. (9) Apoyar y coordinar los proyectosproductivos regionales (apoyo Mag–Bid). (10) Promover laasistencia de productores a la Feria Biofach 2006, en Ale-mania.

Excremento de cabra para producir abono en finca experimental de la Universidad Nacional

T E M A D E P O R T A D A

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7Noviembre 2005

La introducción de los cultivos transgénicos ha es-tado enfrentada al movimiento de producción or-gánica, ya que los principios que guían y rigen la fi-

losofía y métodos de ésta riñen con la tecnología deaquéllos. En este sentido, la Federación Internacionalde Movimientos de Agricultura Orgánica (Ifoam 2002)ha manifestado claramente su oposición al uso de la in-geniería genética en la agricultura orgánica, prohibiciónque abarca a plantas, animales, a microorganismos y,también, a los productos provenientes de los organis-mos genéticamente modificados (ogm), como las enzi-mas y los aminoácidos.

Entre los riesgos que entrañan la producción y la co-mercialización de los cultivos transgénicos están los si-guientes: (1) impactos ambientales negativos e irrever-sibles; (2) liberación de organismos que nunca antesexistieron en la naturaleza; (3) contaminación genéticade los cultivos, los microorganismos y los animales; (4)contaminación por agentes externos a los organismosde la finca; (5) negación de la libertad de elección tan-to de los productores como de los consumidores; (6)violación del derecho fundamental de propiedad de losagricultores; (7) prácticas que son incompatibles conlos principios de la agricultura orgánica; (8) riesgos ina-ceptables para la salud humana; (9) limitaciones para sucomercialización; (10) favorecimiento del proceso deerosión genética; (11) profundización de los problemascausados por la agricultura industrializada al seguir en-fatizando en un modelo reduccionista, explotador e in-sostenible; (12) desviación de los recursos humanos yeconómicos públicos, que deberían dirigirse más a la in-vestigación y la aplicación de modelos de agriculturasostenibles como la agricultura orgánica. (Los estudiosen relación con los riesgos precitados y con los proble-mas que ha presentado su utilización se encuentrancompilados en el trabajo de J. García de 2005.)

El objetivo de este trabajo es describir y analizar laproblemática específica que representa la contamina-ción genética para los productores y los consumidoresorgánicos.

El Consejo Universitario de la Universidad de CostaRica (2003) destaca la importancia del problema de lacontaminación genética por transgénicos al afirmar que"[l]a conservación in situ y ex situ de los recursos gené-

ticos es esencial para preservar intactas las especies na-tivas de cada zona geográfica, ya que en este ámbitoexisten importantes vacíos de conocimientos científicosrelacionados con los efectos de los factores externos so-bre los ecosistemas y los efectos a largo plazo en el am-biente", y de ahí su recomendación de que "[d]ebe evi-tarse el contacto no controlado entre el ambiente y losorganismos genéticamente modificados y no como loindica el Protocolo de Cartagena: (...) debe evitarse has-ta donde sea posible (...), lo que es inadmisible en mate-ria de conservación de la diversidad biológica".

El trabajo de Greenpeace-GeneWatch (2005) mues-tra la gravedad de la situación de contaminación am-biental provocada con los cultivos transgénicos en dife-rentes países del mundo. Veamos: (1) Alrededor de 30países de cinco continentes han experimentado pocomás de 60 casos de contaminación transgénica de ali-mentos, forrajes, semillas o plantas silvestres. (2) El ma-yor número de casos de contaminación ha ocurrido enEU (11 casos). (3) La contaminación con maíz starlinkse encontró en siete países: EU, Canadá, Egipto, Boli-via, Nicaragua, Japón y Corea del Sur. (4) La liberaciónilegal (comprobada) de transgénicos al ambiente o a lacadena alimentaria ha ocurrido, hasta donde se tieneinformes, en India, Brasil, China, Croacia, Tailandia yvarios países de la Unión Europea. (5) Se han registra-do seis casos de efectos negativos en la agricultura, en-tre los que se incluye la deformación de cápsulas de al-godón y el surgimiento de "supermalezas" tolerantes aherbicidas.

En Costa Rica, los estudios de ACPB-RCB (2005) yJiménez (2003) evidencian la presencia de organismostransgénicos en la cadena alimentaria. Esta situaciónpone al descubierto la incapacidad del estado en el res-guardo de la bioseguridad nacional frente a los riesgos eimpactos que los ogm presentan, puesto que aunque elMinisterio de Agricultura no haya autorizado el cultivode maíz transgénico en Costa Rica, los resultados de es-tos estudios muestran que está entrando en forma degrano sin ningún control, por lo que las variedades notransgénicas de este cultivo están contaminándoseinadvertidamente con genes de cultivares transgénicos.

La situación descrita representa un riesgo real paralos productores y consumidores orgánicos y para la bio-diversidad de nuestros maíces criollos. De igual mane-ra, es muy posible que esta contaminación se esté pro-duciendo en otros niveles de manera indirecta, porejemplo cuando se elaboran abonos orgánicos con base

T E M A D E P O R T A D A

J A I M E G A R C Í A

Contaminación por transgénicosy agricultura orgánica

Jaime García G., ingeniero agrónomo, es profesor e investigador en laUniversidad Estatal a Distancia y en la Universidad de Costa Rica([email protected]).

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8 Noviembre 2005

T E M A D E P O R T A D A

en desechos caseros que provienen de domicilios queconsumen alimentos transgénicos, o cuando se utilizanestiércoles que provienen de fincas que dan de comerpiensos o concentrados procedentes de ogm a sus ani-males.

De acuerdo con Ifoam (2002), la certificación orgá-nica no implica que sea una certificación "libre de

transgénicos", sino solamente una garantía de produc-ción sin uso de ogm. La contaminación que resulta porcircunstancias que están fuera del control del operadorno altera necesariamente el estado orgánico de la ope-ración. El nivel de dicha contaminación inevitable ten-dría un ámbito desde no detectable a muy bajo, depen-diente de diversos factores, la mayoría de los cuales noestán bajo el control de los productores. Al respecto,cualquier definición de límites resulta arbitraria y sinconcordancia con los principios de la agricultura orgá-nica. Por lo tanto, el movimiento orgánico no apoya laintroducción de umbrales mínimos por contaminacióngenética.

Al no existir tal garantía, los productos orgánicos nodeben etiquetarse como tales, a menos que haya salva-guardias y procedimientos específicos para la certifica-ción de un producto concreto. Por lo tanto, es impor-tante que los agricultores orgánicos y sus asociaciones,así como los distribuidores y expendedores de estos pro-ductos, informen a los consumidores sobre este hechopara evitar eventuales discusiones sobre fraudes al con-sumidor.

Como consecuencia de lo anterior, el movimientoorgánico mundial está a favor del etiquetado obligato-rio para los productos derivados de ogm por dos razonesprincipales: (1) satisfacer las necesidades legítimas deinformación de un número creciente de consumidoresque no desea adquirir alimentos transgénicos (CFS2005a y 2005b) (sobre esto Trejos [2002] realizó un es-tudio en el país que se refiere a los derechos del consu-midor en esa materia), y (2) evitar que los ogm ingresenen la cadena de producción orgánica de manera desa-percibida.

Como lo reconoce Ifoam (2002), la única garantíareal para evitar la contaminación transgénica es la pro-hibición del uso de ogm, por lo cual se está abogandofuertemente en diversos países del mundo (CFS 2005ay 2005b). En Costa Rica, atendiendo a la importanciade la aplicación del principio de precaución en esta mate-ria, la municipalidad de Paraíso de Cartago ha dado elprimer paso en este campo al declarar el cantón zona li-bre de transgénicos (CMPC 2005), sumándose así a lasregiones de poco más de 30 países que han hecho lomismo (CFS 2005b).

En aquellos casos en que la introducción es un he-cho, el énfasis debe darse en la reducción del riesgo porcontaminación del material genético, lo cual, como escomprensible, es bastante difícil -cuando no imposible-de realizar en forma efectiva, pues no se debe olvidarque en estos casos se está tratando con organismos vi-vos que una vez liberados al ambiente son prácticamen-te imposibles de controlar. En este sentido, la legislacióndebiera establecer claramente la responsabilidad de los

efectos de las contaminaciones genéticas que pudierandarse, con el propósito de defender el derecho de losproductores orgánicos a no ser perjudicados por facto-res externos. Además, por cuestión de principio, senti-do común y justicia, no les debería corresponder a losproductores orgánicos demostrar que sus cultivos estánlibres de contaminación.

De lo anterior se deduce la necesidad de que los pro-ductores orgánicos tomen las medidas necesarias paraeliminar o al menos reducir al mínimo el riesgo por con-taminación genética. Como es lógico, esto es especial-mente importante tratándose de las semillas, debido asu impacto en la producción futura. Para el caso de Cos-ta Rica en materia de responsabilidad civil por dañoambiental derivado del uso de ogm, se recomienda lalectura del trabajo de Aguilar y Azofeifa (2003).

En concordancia con lo expuesto, no es difícil llegar ala conclusión de que la contaminación genética es

una consecuencia inevitable del uso de ogm, por lo querepresenta un acto de agresión que solo puede prevenir-se en forma efectiva prohibiendo su utilización. La coe-xistencia de la agricultura orgánica con los cultivostransgénicos no es una posibilidad real (Grain 2004).Hay que tener claro que ninguna legislación ni regla-mentación dirigidas en este sentido serán capaces decambiar esta realidad. Los hechos acaecidos hasta la fe-cha en esta materia así lo demuestran.

RefReferencias biberencias bibliográficasliográficasACPB-RCB (Alianza Centroamericana de Protección a la Biodiversidad yRed de Coordinación en Biodiversidad). 2005. Contaminación transgénicaen Costa Rica. Una realidad confirmada. Cosmovisiones. San José.Aguilar, D. y A. Azofeifa. 2003. Responsabilidad civil por daño ambiental de-rivado de la utilización de organismos genéticamente modificados como técnicade biotecnología agroalimentaria. Tesis de Licenciatura, Facultad de Derecho,Universidad de Costa Rica. San José.CFS (Center for Food Safety). 2005a. Worldwide regulation and prohibition.En http://www.centerforfoodsafety.org/geneticall5.cfmCFS (Center for Food Safety). 2005b. Genetically engineered crops and foods:regional regulation and prohibition. En http://www.centerforfoodsafety.org-/pubs/Regional%20Chart.pdfCMPC (Concejo Municipal de Paraíso de Cartago). 2005. Acuerdo de De-claratoria de Municipio Libre de Transgénicos. Artículo 21 del Acta n.° 254 del21 de marzo del 2005. García, J. 2005. 30 razones por las que Costa Rica no debe aceptar los cultivostransgénicos. Universidad Estatal a Distancia. San José.Grain. 2004. Enfrentando la contaminación: cinco razones para rechazar lacoexistencia con los cultivos genéticamente modificados. En http://www.grai-n.org/articles/?id=2Greenpeace-GeneWatch UK 2005. GM contamination register. Enhttp://www.gmcontaminationregister.orgIfoam. 2002. Posición de la Ifoam sobre el uso de la ingeniería genética y los or-ganismos genéticamente modificados en la agricultura. En http://www.agroeco-logia.net/ifoam/OGM IFOAM.pdfJiménez, M. 2003. Detección de alimentos y cultivos modificados genéticamen-te. Informe de Práctica de Especialidad. Centro de Investigación en Biotec-nología, Escuela de Biología, Instituto Tecnológico de Costa Rica. CostaRica.Trejos, L. 2002. Biotecnología y derechos del consumidor (énfasis en alimentostransgénicos). Tesis de Licenciatura, Facultad de Derecho, Universidad deCosta Rica. San José.Universidad de Costa Rica. 2003. Criterio de la Universidad de Costa Rica enrelación con el "Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología delConvenio sobre la Diversidad Biológica". Consejo Universitario, sesión 4849 del25/11/03, art. 7, conside-rando 9, incisos e) y f). Gaceta Universitaria 38-2003, año XXVII, 19 de diciembre del 2003.

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Este artículo trata de actualizar al lector en lo refe-rente al uso, y sus consecuencias, de los plaguici-das químicos sintéticos en Costa Rica y a la impor-

tancia de implementar alternativas en los campos téc-nico, político y social. En efecto, en los últimos años laagricultura convencional tecnificada ha sido objeto demúltiples análisis a nivel mundial y ya son muchos losgrupos de productores, consumidores e investigadoresque plantean la necesidad de realizar cambios profun-dos en las políticas agrarias. El objetivo tradicional demaximizar los rendimientos productivos y económicosha sido cuestionado en razón de los impactos ambienta-les y en la salud humana de ese sistema de producción.

La agricultura costarricense ilustra elocuentementela problemática asociada al uso de plaguicidas, el cual,junto con el empleo de plantas de alto rendimiento, eluso intensivo del suelo y el alto consumo de agroquími-cos en general, en los últimos años ha venido siendocreciente como consecuencia de la tecnificación delagro. Paralelo a lo cual se ha dado un proceso de con-centración de la propiedad de la tierra, una mejor vin-culación con los mercados internacionales y una mayorpresión por incrementar el rendimiento y la producciónagropecuaria (Chaverri y Blanco 1999, Chaverri2002a).

Esta tendencia reciente de incremento en el consu-mo de plaguicidas (ver figura) hizo que en 2004 utilizá-ramos más de 10 millones de kilogramos de ingredienteactivo (base de datos Iret 2005) en forma intensiva enun área agrícola cercana a 450.000 ha, lo que represen-ta un consumo por unidad de área que supera los 20 kgde ingrediente activo por hectárea, sin duda uno de losmás altos a nivel mundial.

Mayoritariamente, los agricultores costarricensesutilizan plaguicidas químicos sintéticos, a pesar de quemuchos de sus compuestos de más amplio uso han sidoprohibidos o severamente restringidos en otros paísespor ser catalogados como de alto riesgo para la salud y/oel ambiente. Ejemplo de lo anterior son los plaguicidasbenomil, bromuro de metilo, captan, paraquat, clorpiri-fós, endosulfán, mancozeb, metamidofós y terbufós(Chaverri 2002a, Chaverri y Blanco 2002, Iret 2005).

En muchos casos, este elevado uso de agroquímicosse ha atribuido a la falta de instrucción del usuario y asu temor a perder la cosecha, sin embargo son muchoslos factores externos que lo propician. Las consecuen-cias negativas de estos plaguicidas se potencian por laspolíticas agrícolas que promueven su uso, por el empleoincorrecto de ellos, por sus aplicaciones innecesarias,por la resistencia de las plagas a ellos y por la falta decontroles que eviten las aplicaciones con sobredosis y elno uso del equipo de protección (Hilje et al. 1992, Wes-seling et al. 2002). Todos estos elementos, además deponer en peligro la sostenibilidad del sistema agrícola,contribuyen a incrementar los riesgos ambientales y desalud humana: en Costa Rica, la incidencia de intoxica-ciones agudas por plaguicidas es alta tanto en la pobla-ción laboralmente expuesta como en la población engeneral, estimándose que el 4,5 por ciento de los traba-jadores agrícolas sufre una intoxicación por año; encuanto a casos crónicos (efectos a mediano y largo pla-zo) resalta nacionalmente la esterilización de trabajado-res bananeros a causa del uso del dibromocloropropano;además, se han determinado riesgos elevados de cáncery efectos neurotóxicos en trabajadores expuestos a pla-guicidas (Chaves et al. 2004, Thrupp 1991, Wesselinget al. 1996, Wesseling 1997, van Wendel de Joode et al.2001). Estudios recientes han anotado que la exposi-ción de seres humanos a plaguicidas y sustancias quími-cas catalogadas como contaminantes orgánicos persis-tentes sigue siendo posible, a pesar de haber sido prohi-bidos o restringidos, dada la persistencia de esas sustan-cias, la existencia de reservas de compuestos obsoletos,el uso autorizado o no y la presencia como contaminan-tes, aditivos o subproductos no intencionales (Partaneny Wesseling 2004). En un estudio sobre residuos de pla-guicidas en frutas y hortalizas de la zona atlántica deCosta Rica, éstos fueron encontrados en el 23 por cien-to de las muestras analizadas, y en el 3 por ciento deellas se determinó violación de la normativa vigente porempleo de productos no permitidos en el cultivo. Ade-más, el 5 por ciento de las muestras presentó concentra-ciones superiores a los límites máximos permitidos porla norma nacional (Plagsalud 2001).

El impacto de los plaguicidas en el ambiente tambiénha sido documentado: repetidos incidentes de mortali-dad de peces y camarones en ríos, presencia de residuos

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T E M A D E P O R T A D A

F A B I O C H A V E R R I

Plaguicidas sintéticosen agro costarricense

Fabio Chaverri, ingeniero agrónomo, es subdirector de la Escuela de CienciasAmbientales de la Universidad Nacional.

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de plaguicidas en aguas, sedimentos, suelos y organismosacuáticos, y disminución de la biodiversidad acuática(Castillo 2000, Castillo et al. 2000, Castillo et al. 1997).En un análisis efectuado en quebradas y ríos ubicados enzonas de cultivo de banano se encontró residuos de pla-guicidas en aguas y sedimentos, algunos de los cuales -in-cluyendo la mayoría de los insecticidas y nematicidasutilizados en ese cultivo- representan un riesgo de toxi-cidad aguda o crónica para los organismos acuáticos. El76 por ciento de 21 muestras de agua recolectadas con-tenía al menos un plaguicida en concentraciones supe-riores a los niveles de detección (Castillo et al. 2000).Recientemente, también se ha detectado una contami-nación importante en aguas superficiales en zonas decultivo intensivo de arroz y piña (Castillo y Ruepert2001, Martínez 1999).

Ante la problemática de los plaguicidas, con sus im-pactos en salud y ambiente, es importante resaltar

los esfuerzos realizados nacionalmente para su mitiga-

ción: certificaciones ambientales, certificaciones de bue-nas prácticas agrícolas y certificaciones de agricultura or-gánica; ha habido importantes éxitos en el control bioló-gico en el cultivo de caña y café, también en la solariza-ción como método de desinfección de suelos con melóny en el incremento de áreas de producción orgánica. To-do lo cual demuestra que el sector agrícola, con el apo-yo pertinente, tiene capacidad de respuesta a esa proble-mática. Sin embargo, son necesarios mayores esfuerzosen la búsqueda de opciones agrícolas más acordes con eldesarrollo sostenible; la sola promoción de un uso "segu-ro" de plaguicidas no es una estrategia idónea ni sosteni-ble (García 1997, Chaverri 2002b).

El modelo de los sistemas agrícolas que se ha fomen-tado en Costa Rica por muchos años, que exige mayorcompetitividad, ha descansado fuertemente en el uso deagroquímicos. El empleo unilateral de plaguicidas comométodo de control de plagas se ha convertido en el mo-delo dominante en casi todos los cultivos costarricenses.De ahí la importancia y necesidad de implementar pro-

Agricultor desprotegido fumigando en Escazú, San José

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yectos que busquen disminuir o eliminar el impacto delos plaguicidas. Pero para lograr esto es necesaria la par-ticipación activa de cuatro sectores elementales: los pro-ductores, el gobierno, la sociedad civil y las universida-des e instituciones de investigación agrícola (Chaverri2002b).

La promoción de alternativas al uso de plaguicidasabarca muchos aspectos y debe analizarse desde un pun-to de vista interdisciplinario, destacándose tres aspectos:el primero es el compromiso que debe asumir el país dereducir el consumo de sustancias peligrosas que atentancontra el ambiente y la salud pública; el segundo es lapromoción de tecnología viable que desminuya o elimi-ne los riesgos asociados al uso de plaguicidas sintéticos;el tercero es la necesidad de mejorar la competitividaden los mercados de los productos agrícolas producidosbajo sistemas amigables (Chaverri 2002b).

El éxito en la implementación de programas orienta-dos a disminuir los riesgos asociados a los plaguicidas de-be estar basado en actividades que promuevan la imple-mentación de parcelas demostrativas, el fortalecimientode la investigación tanto experimental como de valida-ción en fincas comerciales y el apoyo a los productoresen la implementación de alternativas a escala comercial.Solo mediante este proceso se puede pretender que acorto y mediano plazos los productores nacionales esténpreparados para enfrentar este reto y hacer de Costa Ri-ca un ejemplo en el cumplimiento de compromisos am-bientales y de salud humana.

Una medida oportuna, en ese sentido, es el programagubernamental –sobre la base del Convenio de Viena yel Protocolo de Montreal- para acelerar la eliminacióndel uso de bromuro de metilo, plaguicida altamente pe-ligroso de elevado consumo en Costa Rica que afecta lacapa de ozono: entre 1999 y 2004 se ha logrado una re-ducción en su consumo superior al 50 por ciento, lo cualrebasa las metas planteadas por los mencionados acuer-dos internacionales, mejorando la competitividad de losproductores nacionales en el mercado internacional,crecientemente exigente en lo ambiental y lo social.

Cultivo convencional fumigado en Escazú, San José Agricultor desprotegido fumigando en Escazú, San José

RefReferencias biberencias bibliográficasliográficasCastillo, L., E. de la Cruz y C. Ruepert. "Ecotoxicology and Pesticides inTropical Aquatic Ecosystems of Central America", en EnvironmentalToxicology abd Chemistry 16(1), 1997.Castillo, L. 2000. Pesticide impact of intensive banana production on aquaticecosystems in Costa Rica. Tesis doctoral. Departamet of System Ecology,University of Stokholm. Suecia.Castillo, L., C. Ruepert y E. Solís. "Pesticida residues in the aquatic envi-ronment of banana plantation areas in the north Atlantic zone of CostaRica", en Environ. Toxicol. Chem. 19, 2000.Castillo, L y C. Ruepert. 2001. Estudio preliminar de la calidad del agua super-ficial en la zona de Volcán, Buenos Aires de Puntarenas. Informe para laDefensoría de los Habitantes. Iret, Una. Costa Rica.Chaverri, F. y J. Blanco. 2002. La importación de plaguicidas en Costa Rica,período 1992-1993. Euna. Costa Rica.Chaverri, F. 2002a. Importaciones y uso de plaguicidas en Costa Rica, análisisdel período 1994-1996. Euna. Costa Rica.Chaverri, F. (2002b) "La agricultura orgánica y su promoción como alterna-tiva al uso unilateral de plaguicidas en Costa Rica", en Briceño, J. et al. 2002.Materia orgánica, características y uso de insumos en suelos de Costa Rica. Euna.Costa Rica.Chaves, J. et al. 2004. Matriz de exposiciones ocupacionales a agentes car-cinogénicos y plaguicidas en Costa Rica. Iret, Universidad Nacional. CostaRica.García, J. 1997. Introducción a los plaguicidas. Euned. San José.Hilje, L. et al. 1992. El uso de plaguicidas en Costa Rica. Heliconian - Uned.San José.Iret. 2005. Base de datos de importación de plaguicidas. Iret, UniversidadNacional. Costa Rica.Martínez, E. 1999. Macroinvertebrados bentónicos de Palo Verde. Tesis delicenciatura. Escuela de Biología, Universidad Nacional. Costa Rica.Partanen, T. y C. Wesseling. Human health effects of persistent organic pollu-tants. A review. Iret, Universidad Nacional. Costa Rica.Plagsalud. 2001. Manipulación, consumo y residuos de plaguicidas en las hortal-izas y frutas. OPS - OMS - Agencia Danesa de Cooperación Internacional -Centro de Investigaciones en Contaminantes Ambientales, UCR. San José.Thrupp, L. A. "Sterilization of workers from pesticide exposure: the causesand consequences of DBCP-induced damage in Costa Rica and beyond", enInt. J. Health Services 21, 1991.Van Wendel de Joode, B. et al. "Chronic nervous system effects of long-termoccupational exposure to DDT", en Lancer 357, 2001..Wesseling, C. et al. "Cancer in banana plantation workers in Costa Rica", enInternational Journal of Epidemiology 25(6), 1996.Wesseling, C. 1997. Health effects from pesticide use in Costa Rica, an epidemi-ologic approach. Tesis doctoral. Karolinska Institute, National Institute forWorking Life. Estocolmo.Wesseling, C., C. Ruepert y F. Chaverri. "Safe use of pesticides: a develop-ing country point of view", en Pimentel, D. (ed.) 2002. Encyclopedia of PestManagement. Marcel-Dekker. New York.

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12 Noviembre 2005

En los años cincuenta en Costa Rica se dio un cor-te en la transmisión, de una generación a otra, delos conocimientos y prácticas productivas indíge-

nas y campesinas ancestrales, de modo que la genera-ción campesina e indígena de la segunda mitad del sigloXX quedó, en ese aspecto, desconectada de la genera-ción de la primera mitad de esa centuria, lo cual trajocomo consecuencia que la ejecución de aquellas prácti-cas sea actualmente cada día menor y que aquel cono-cimiento se erosione crecientemente, perdiéndose, y,por ende, aumente el desequilibrio en los agroecosiste-mas y en los ecosistemas de nuestro bosque tropical enzonas costeras y en las tierras altas centrales.

Para reestablecer el perdido diálogo entre el ser hu-mano y el bosque y sus fuerzas es necesario reestablecerel traspaso de los conocimientos y prácticas etno-ecoló-gicas de nuestros antepasados indígenas, campesinos yafrocostarricenses, a las generaciones de la segunda mi-tad del siglo XX y del XXI. Antes, esa transmisión se da-ba a través de medios tan variados como el ejemplopráctico constante durante el cultivo del campo, en elbosque practicando la caza y la recolección, practican-do la pesca, etcétera. Y también se daba a través de lanarración oral contando experiencias con cultivos, concrianza de animales, con suelos, con zonas agroecológi-cas, con climas, con plagas y enfermedades, etcétera.Esta transmisión oral se daba, y en poca medida aún seda, en forma de cuentos, leyendas, mitos, refranes, can-ciones, etcétera.

Los sistemas tradicionales campesino-indígenas cos-tarricenses de predicción climática constituyen la

columna vertebral de los procesos etno-ecológicos deapropiación intelectual y práctica de los recursos de losagroecosistemas y los ecosistemas llevados a cabo pornuestras familias campesinas e indígenas ancestralmen-te. Tales sistemas se basaban en una serie de señas queda la Tierra para saber cuándo sembrar, tales como:-del 1 al 12 de enero ocurren las pintas (Tomás Rojas1998: c.p.);-en la segunda quincena de febrero ocurren las cabañue-las (Miguel Rivera 1997: c.p.);-en la primera quincena de marzo ocurren las pintas lla-

madas flor de tuete (Vernonia patens) (Beltrán Torres2005: c.p.);-en la primera quincena de abril ocurren las pintas lla-madas las guacamayas: por la anidación de la Ara macao(Beltrán Torres 2005: c.p.);-para las fiestas de San José, el 19 de marzo, ocurre elaguacero de los cafetaleros (Tomás Rojas 1998: c.p.);-en abril ocurren las aguas locas o flotación de las prima-veras (Miguel Rivera 1997: c.p.);-a mediados de mayo ocurre la entrada del invierno(Ulises Alfaro 2005: c.p.);-para la fiesta de San Juan, el 23 de junio, ocurre el ve-ranillo de San Juan (Beltrán Torres 2005: c.p.);-a fines de julio ocurre la primera canícula (Gonzalo Al-pízar 1998: c.p.);-a principios de agosto ocurre la segunda canícula (Gon-zalo Alpízar 1998: c.p.);-después del 4 de octubre vienen los fuertes aguacerosdel cordonazo de San Francisco (Luz Solórzano 2005:c.p.);-en septiembre y octubre ocurren los temporales del Pa-cífico y entre noviembre y diciembre los temporales delAtlántico (Beltrán Torres 2005: c.p);

G E R A R D O A L F A R O

Etno-meteorología tica

El canto de la rana calzonuda anuncia un temporal Gregory Basco

T E M A D E P O R T A D A

Gerardo Alfaro, antropólogo, es caficultor orgánico.

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-a fines de octubre o principios de noviembre rompenlos vientos nortes y entra el verano (Beltrán Torres 2005:c.p.);-del 15 al 24 de diciembre ocurren las lluvias débiles lla-madas lágrimas de María pero si se retrasan entre el 24 y30 de diciembre se llaman aguas de El Niño (Beltrán To-rres 2005: c.p.).

Alternativamente a la meteorología occidental, esossistemas ancestrales constituyen una verdadera meteo-rología campesino-indígena que ha sido ridiculizada ydeslegitimada por la meteorología oficial y el cientificis-mo, sobre todo en los últimos 40 años, y ha sido pocoestudiada. Son sistemas de predicción del clima basadosen el principio arriba expuesto de hablar con la Tierrapara vivir de acuerdo con sus fuerzas y no contra ellas;o sea, basados en el principio de semblantear la cara de laTierra, diría el campesino de Bajo La Palma de CiudadColón Tomás Rojas (1997: c .p.) -algo así como prede-cir el estado de ánimo y actitudes de un amigo más alláde sus expresiones verbales. Los sistemas campesino-indígenas costarricenses de predicción climática (por año,mes, día y hora) producen un saber para ser utilizado enfunción de las prácticas agrícolas, recolectoras, pastori-les y de caza y pesca, en un proceso en que se va some-tiendo las observaciones y evaluaciones a un tamiz parair afinando la acertabilidad de las predicciones, todo afin de saber en qué días y en cuáles meses sembrar elmaíz, el fríjol, el banano, el café, la yuca; cuándo cha-piar el monte, cuándo podar o deshijar cultivos y árbo-les, cuándo collarear o anillar la corteza de los árbolespara eliminarlos y evitar el exceso de sombra en un cul-tivo agroforestal; cuándo capar los cerdos o toretes,cuándo llevar el macho para que fertilice una vaca, ye-gua o cabra, cuándo echar los huevos a la gallina para

que nazcan pollitas o pollos; a qué hora del día y luna-ción recolectar las plantas medicinales y que tenganmayor concentración de sus químicos curativos; en quémeses o estación climática, horas y fases lunares ir a ca-zar de acuerdo a si es con la técnica de echar los perros ola de encandilado, o en qué estación climática, horas yfases lunares ir a pescar.

Las señas son de tipo anual, como las pintas, queconsiste en fijarse en el semblante de la Tierra (si se nu-bla o hace fuerte sol o corre fuerte brisa) en los 12 pri-meros días de enero; luego éstas se marcan del 13 al 18de enero de dos en dos; luego de tres en tres del 19 al21; hasta que el último día de enero se marca, cada ho-ra, cómo será el clima de cada uno de los 12 meses delaño (véase las versiones 1998, 2002 y 2005 del Calen-dario tradicional campesino de Gerardo Alfaro). A travésde estas predicciones las familias campesinas e indíge-nas lograban saber en qué fecha exacta de marzo iba acaer el primer aguacero para hacer las siembras de maízy fríjol (llamado aguacero de los cafetaleros, por el 19 demarzo, día de San José); en qué fecha sería la entradadel veranillo de San Juan, de la primera canícula (del 15al 31 de julio), de la segunda canícula (del 1 al 15 deagosto); en qué fecha la entrada del cordonazo de SanFrancisco (temporales de octubre); en cuál las aguas lo-cas en abril al entrar la estación lluviosa, etcétera.

Las señas mensuales las da el movimiento de luna,pues si viene la llena ésta trae aguas y si viene la men-guante ésta trae sequía: Si el cachito de luna está paraarriba (luna menguante), está recogiendo el agua, y esoes seña de tiempo seco; pero si, al contrario, el cachitode luna está para abajo (luna creciente), está derraman-do el agua, y es cuando se vienen los aguaceros e inun-daciones (Víctor Villegas 1994: c.p.).

El silbido del perezoso anuncia huracanes, eventuales inundaciones o temblores Gregory Basco

El croar del sapo brunco marca la entrada de la estación seca Gregory Basco

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Otras señas las da la Tierra cada día, según los cam-pesinos e indígenas. Algunas son, por ejemplo, los cam-bios de temperatura, que la nubosidad corra de la costaa la montaña, el olor de la brisa... Decía GuillermoUgalde (2005: c.p.), campesino de Calle Buríos de Ta-cacorí de Alajuela, que "si estamos en la estación lluvio-sa, por ejemplo en junio, y corre una fuerte brisa en rá-fagas del Pacífico con olor a salitre del mar, es seña deque se avecina un fuerte aguacero en pocos minutos".Estas señas se resumen en el refrán campesino vallecen-traleño de por la víspera se saca el día. También se obser-van otras señas como el canto de aves: la lechuza pu-rrusqué (Ciccaba virgata) marca verano con su canto enlas noches; cuando el ga-vilán guaco (Herpetothe-res cachinnas) canta enuna rama seca de un ár-bol marca la entrada deuna época de verano, pe-ro si canta en una ramaverde marca la entrada deun período de lluvias; elcanto del pájaro bobo, ojuto, o coicote (Momotusmomoto), es seña de en-trada de temporales o de-sastres naturales; el cantode la ranita calzonudamarca la entrada de untemporal; el croar del sa-po brunco (Bufus mari-nus) marca la entrada deestación seca; el silbidodel perezoso (Choleopushoffmanni y Bradypus va-riegatus) marca huracanese inundaciones y otros eventos como temblores; el au-llido del mono congo (Alouatta palliata) marca que va acaer un fuerte aguacero dentro de poco tiempo… Si es-tamos en la estación seca y se forman en el suelo círcu-los de tierra mojada en las mañanas es seña de quepronto vendrán las lluvias (José Ángel Hernández2005: c.p.); cuando florece el árbol de mayo (Vochysiamegallophylla) es tiempo de la siembra de fríjol y maíz in-verniz; el florecimiento del árbol de corteza amarilla(Tabebuia chrysantha) señala la entrada de lluvias y laépoca de sembrar maíz y fríjol inverniz; la fructificacióndel palo de quiubra (Seudolmedia spuria) señala la entra-da de los temporales de octubre y el momento de sem-brar el fríjol bajo el sistema de tapado; cuando florece lacaña brava (Ginerus sagitatum) es época de sembrar elmaíz veranero; cuando llegan las aves migratorias comoel cacique veranero u oriol (Icterus g. galbula), a fines deoctubre, es que se acerca la estación seca.

Existe un rico refranero campesino vallecentraleñopara transmitir las claves para la predicción del cli-

ma. En entrevistas a campesinos e indígenas de diferen-tes localidades del Valle Central (Puriscal, Quitirrisí, Ja-ris de Mora, Alajuela, Grecia, Limón, etcétera) se reco-gieron, entre muchos más, los siguientes: Cachos pa’lan-te es de menguante; cachos pa’oriente es de creciente (re-frán campesino alajuelense, 1998); Truenos al poniente,meta la yunta y mejor que se siente (refrán campesino ala-juelense, 1998); Celaje amarillo, agua hasta el tobillo(Carlos Rodríguez, San Antonio de Belén: c.p.); True-nos en noviembre, lluvias en diciembre (Froilán Ávalos, Ja-ris de Mora: c.p.); Barva oscuro, aguacero seguro (refráncampesino herediano, 1997); Mañana oscura, tarde se-gura (refrán campesino vallecentraleño, 1999); Detrás

de la neblina viene la so-brina (la lluvia) (Bel-trán Torres 2000: c.p.);Señas en el cielo, desas-tres en la Tierra (refráncampesino vallecentra-leño, 1998); Guaco can-tando, la muerte en el pa-lenque acechando (Vi-cente Guerrero 1998:c.p.); Por las vísperas sesaca el día (refrán cam-pesino vallecentraleño,1998).

La profundidad deesos refranes se puedeotear analizando el pri-mero de ellos, que nosindica cómo saber enqué movimiento de lu-na estamos a partir dela observación, en lasnoches, de la posición

de los cachitos de la luna: si están hacia adelante, aloeste, es movimiento de luna menguante y no va a ha-ber fuertes aguaceros y es momento propicio para sem-brar maíz y fríjol para luego cosechar mazorcas y vainascon buena semilla. Pero si por el contrario los cachitosestán hacia oriente, es que hay movimiento de luna cre-ciente que traerá fuertes aguaceros que podrían quemarlos frijolares, y no se debería sembrar maíz pues las ma-zorcas serían raquíticas; pero sí es momento propiciopara chapiar el monte pues la hierba, por tener la "sabiaarriba", al cortarla se retrasaría su rebrote, o se perdería.

En 1998, campesinos septuagenarios y octogenariosde Jaris de Mora de Puriscal (San José) y de varias loca-lidades de Alajuela concordaron (según entrevistas rea-lizadas) que en la actualidad no se puede "coger las pin-tas" porque los "tiempos están descolocados" –esto enpalabras de don Tomás Rojas, de Bajo La Palma de Mo-ra (1998: c.p.). Es decir, ellos advierten que debido aque nuestra generación empezó a trabajar y vivir contrala fuerza de la Tierra las estaciones seca y lluviosa sehan "descolocado" (Rafael Buzano 1994: c.p.), y por eso

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El aullido del mono congo anuncia un fuerte aguacero Gregory Basco

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ya no se puede predecir cuándo va a caer el aguacero delos cafetaleros, ni cuándo va a caer el veranillo de SanJuan, ni cuándo las canículas, ni los temporales del cor-donazo de San Francisco ni las lluvias locas de diciem-bre. Esto tiene alarmada a esa generación campesinaque sembró cuando los cambios de clima se cumplíancasi con exactitud cada año; el clima, otrora su aliado,se ha tornado enemigo, junto a los comerciantes inter-mediarios y las malas políticas agropecuarias de los últi-mos gobiernos. Decía don Tomás Rojas (1998: c.p.) que"todo este desastre se debe a los grandes daños que le haprovocado la actual generación tica a la Tierra, hacien-do descuajes de montaña, envenenando la tierra y losríos con agroquímicos, con los humos de las quemas ylos carros; pues la gente ahora quiere trabajar la tierritaa la fuerza y no como antes hacíamos nosotros que tra-bajábamos a favor de corriente de las fuerzas de la Tie-rra, chapiando en luna creciente, sembrando el maíz enluna menguante, cortando la madera en menguante,sembrando antes de las primeras lluvias de marzo".

T E M A D E P O R T A D A

ComComunicaciones perunicaciones personalessonalesUlises Alfaro (campesino mestizo de 85 años). Desamparados de Alajuela.2005.Gonzalo Alpízar (campesino mestizo). Jaris de Mora. 1998.Froilán Ávalos (campesino mestizo). Jaris de Mora. S.f.Rafael Buzano (campesino mestizo de 64 años). Rancho Laurel de Limón.1994.Vicente Guerrero (antropólogo). San José. 1998.José Ángel Hernández (indígena huetar de 63 años). Reserva Indígena deZapatón de Puriscal. 2005.Miguel Rivera (campesino mestizo de origen nicaragüense de 48 años). LaFe de Cahuita. 1998.Carlos Rodríguez (campesino mestizo). San Antonio de Belén. S.f.Tomás Rojas (campesino mestizo [+] de 94 años). Bajo La Palma de Mora.1998.Luz Solórzano (campesina mestiza de 80 años). El Caco de Alajuela. 2005.Beltrán Torres (campesino mestizo de 76 años). Tacacorí de Alajuela.2005.Guillermo Ugalde (campesino mestizo de 57 años). Calle Buríos deTacacorí de Alajuela. 2005.Víctor Villegas (campesino mestizo de 58 años). Aguas Zarcas de Limón.1994.

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Como es sabido, el conocimiento sobre las propie-dades y usos de la biodiversidad es de un valorinimaginable tanto en términos prácticos (de

uso) como desde la perspectiva de las ganancias quepuede generar la comercialización de productos o servi-cios basados en ése. El sistema capitalista de produc-ción, particularmente los sectores científico-producti-vos que hacen uso de la biodiversidad y de su conoci-miento asociado (biotecnología, nanotecnología y afi-nes), viene enfrentando una fuerte contradicción: porun lado le interesa recuperar el conocimiento precapita-lista sobre la biodiversidad que todavía conservan lascomunidades indígenas, mientras que, por otro lado,tiene que lidiar con la cada vez más aguda crisis ecoló-gica, así como con el creciente proceso de exclusión yexterminio de las culturas y comunidades indígenas delorbe.

El "rescate" del conocimiento indígena irónicamen-te no se está haciendo a partir de reconocer y fomentarla existencia de los pueblos indígenas como tales, sino apartir de "sistematizar suconocimiento antes deque se pierda definitiva-mente" (e.g., proyecto delBanco Mundial denomi-nado Conservación de labiodiversidad e integra-ción del conocimiento tradicional en plantas medicina-les en el sistema de salud básico en América Central yel Caribe). Es decir, de lo que se trata es de "traducir" allenguaje científico -que se rige por la lógica de la pro-piedad privada, e.g.: patentes, derechos de autor, etcé-tera- un conocimiento que históricamente ha sido co-lectivo.

Los actores involucrados en el negocio de las tecno-logías que hacen uso de la biodiversidad y su conoci-miento (en adelante denominados biocapitales) vienenmontando desde hace ya algunas décadas programas debioprospección (búsqueda sistematizada de biodiversidadcomercialmente valiosa) a lo largo y ancho del planeta.Pero dado que la bioprospección puede resultar ser unatarea excesivamente vasta, costosa y sin recompensa se-gura, los biocapitales han optado por hacer uso del co-nocimiento tradicional para ahorrarse tiempo, dinero y

esfuerzo. Ello es así porque se considera que la tasa deéxito para encontrar muestras valiosas se puede dupli-car si el conocimiento indígena es la única fuente de in-formación usada, algo importante si se toma nota deque uno de cada 10.000 compuestos derivados de laevaluación masiva de plantas, animales y microbioseventualmente resulta ser un compuesto potencialmen-te rentable.

La lista de casos de transferencia del conocimientoindígena sin reconocimiento no es nueva, y ya son cer-ca de 7.000 medicinas las que han echado mano de és-te. Más bien, lo que caracteriza a las últimas décadasdel siglo pasado y a lo que va del XXI es que el fuertedesarrollo tecnológico -sobre todo biotecnológico- hapromovido la intensificación de su "transferencia" pormedio de su robo y patentamiento. En ese contexto, eltérmino biopiratería fue ideado en 1993 por Pat Mooney,presidente de ETC Group, para hacer referencia a "lautilización de los sistemas de propiedad intelectual pa-ra legitimar la propiedad y el control exclusivos de co-

nocimientos y recursos bio-lógicos sin reconocimien-to, recompensa o protec-ción de las contribucio-nes de las comunidadesindígenas y campesinas"(Mooney 1999).

La biopiratería implica esos actos de robo que se ha-cen sin, o en complicidad con, el estado-nación u otrosactores nacionales, como universidades o institutos deinvestigación del Sur1, en cuyo caso se trata de contra-tos para saquear dicho recurso y su conocimiento acambio de insignificantes sumas monetarias o equipopara preanalizar muestras biológicas. Por lo indicado, eltérmino biopiratería debe ser asumido no solo comouna mera conceptualización analítica, sino como unaconcepción política, que únicamente se puede enten-der como mecanismo de enriquecimiento capitalista, deacciones ecocidas y antítesis de la sustentabilidad (Del-gado 2001: 105).

Las actividades de biopiratería, aunque se desenvuel-ven en un contexto de permanente competencia in-

tercapitalista para posicionarse en nuevos espacios deren

Biodiversidad y conocimiento indígena:el negocio en Costa Rica

por Gian Carlo Delgado

Gian Carlo Delgado, economista, es autor de Agua y Seguridad Nacional(Random House Mondadori. México. 2005), Biodiversidad, desarrollo sustentabley militarización (Plaza y Valdés/Ceiich, Unam. México. 2004) y La amenazabiológica: mitos y falsas promesas de la biotecnología (Plaza y Janés. México.2002) ([email protected]).

1 En general, las legislaciones sobre el "uso sustentable de la biodiversidad" están asumien-do el término biopiratería como el robo de muestras biológicas y conocimiento asociado sinpermiso del estado-nación; cuando se trata de saqueo con permiso del estado nacional -asísea a cambio de pagos irrisorios o incluso de promesas de pago por concepto de regalíasen caso de comercializarse algún producto- no se considera biopiratería (véase más adelan-te).

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rentabilidad, parecen ejecutarse a modo de un sistemamundial de biopiratería, ya que de fondo los biocapita-listas sí coinciden en un objetivo común: el saqueo dela biodiversidad y su conocimiento y el establecimientode un sistema de propiedad intelectual que les garanti-ce el negocio privado por lo menos en un buen periodode tiempo.

A nivel internacional, la Convención de DiversidadBiológica (CDB) ha delineado las normas generales deljuego al establecer, entre otros puntos, que "los estadostienen derechos soberanos sobre sus materiales biológi-cos, y que dichos recursos ya no están a la libre disposi-ción de otros". No obstante, lejos de ser un esfuerzomultilateral para apoyar la conservación y "el uso sus-tentable" de la biodiversidad -idea que están vendiendoel Banco Mundial y otros actores desde la Cumbre deRío cuando se hizo propaganda de las potenciales "bon-dades" ecosociales del acuerdo Inbio-Merck2-, clara-mente promueve el bilateralismo para su acceso priva-do, consolidando efectivamente el hecho de que la "bio-diversidad ya no está a la libre disposición de otros", si-no solo y exclusivamente de algunos.

También, la CDB reconoce "el conocimiento, las in-novaciones y las prácticas de las comunidades indígenasy locales" y, específicamente, "alienta el compartir demanera equitativa los beneficios que resulten de la uti-lización de dicho conocimiento, innovaciones y prácti-cas" (artículo 8(j)). Claro que hasta ahora ese "pago debeneficios", cuando se ha acordado, muchas veces noha sido efectivizado, o bien se ha hecho de manerasmuy peculiares: pagos fijos y únicos de montos insigni-ficantes o con los medios materiales (equipo) necesariospara extraer las muestras biológicas y su conocimientoasociado.

Ahora bien, concretamente el saqueo puede tenerdos caras: una conservacionista y otra académico-cien-tífica, pudiendo ambas operar en conjunto o por sepa-rado, aunque el grueso de las segundas generalmentepasan como componentes de las primeras (quedandoasí bañadas de propósitos conservacionistas), si bien nonecesariamente. Asimismo, los esquemas de investiga-ción científica pueden enmarcarse en programas de"salvar el conocimiento indígena", de "validación cien-tífica de la medicina tradicional con fines ‘exclusiva-mente’ académicos" o de investigación de universidadeslocales (generalmente con contratos o financiamientoexterno), etcétera.

Los mencionados esquemas de conservación finan-ciados por los biocapitalistas, independientemente desu éxito o fracaso como tales, usualmente sirven y/o fa-cilitan el robo de muestras biológicas y su conocimien-to asociado con o sin consentimiento ni recompensa al-guna para las comunidades indígenas y/o el estado-na-ción correspondiente. Aquí, el papel de oenegés conser-vacionistas internacionales fuertemente financiadas pormultinacionales farmacéuticas, químicas y de otros sec-tores -públicos y privados- juegan un rol central, todo

justificado bajo la cobija del bien común, aunque en eltrasfondo se estén haciendo negocios para el bien priva-do que se sustentan en los sistemas de propiedad inte-lectual (véase más adelante).

Entre las oenegés vinculadas en una medida u otra alnegocio de la biopiratería está Conservation Internatio-nal (CI) -de EU-, que es financiada por el Banco Mun-dial, International Cooperative Biodiversity Group -deEU-, Agencia de Cooperación Internacional -de EU-,Monsanto, SmithKline-Beecham, Hyseq, Bristol-Myers, Dow Agroscienses, etcétera. Igualmente, TheNature Conservancy (TNC) -de EU- representa los in-tereses de 3M, Coca Cola, Dow Chemical, DuPont, Ge-neral Electric, Home Depot, International Paper, John-son & Johnson, Monsanto, Procter & Gamble, etcéte-ra.

Llama la atención, aunque no sorprende, que CIfuera quien propusiera a fines del siglo pasado una seriede corredores biológicos para la conservación de las re-giones más biodiversas del globo, los cuales deberían seradministrados por "prestadores de servicios ambienta-les", es decir oenegés del tipo CI a través de "concesio-nes de conservación". Nueve son los corredores regio-nales -constituidos a su vez por otros de menor enver-gadura-: En América: Corredor de las Rocallosas-Sierrade Nevada (Canadá-EU), Corredor Biológico Mesoa-mericano (sureste de México-Centroamérica) y Corre-dor Biológico Sudamericano. En Europa: Corredor delMediterráneo. En África: Corredor de Golfo de Guineay Corredor de Mozambique. En Asia: Corredor de Indo-nesia y Corredor del Océano Índico. Finalmente, distri-buido en todo el Pacífico: Corredor de Filipinas, Poline-sia y Micronesia (Delgado 2002: 136-159).

El Corredor Biológico Mesoamericano es el hito delos corredores en tanto ejemplo mundial de conserva-ción a pesar de las numerosas denuncias sobre el saqueobiótico y de conocimiento indígena que se está ejecu-tando bajo ese programa, ya que -cuando menos- facili-ta tal fenómeno al homogeneizar los lineamientos lega-les sobre el acceso, gestión y usufructo de la biodiversi-dad y su conocimiento asociado -desde luego privado(Delgado 2004). Lo anterior nos lleva a señalar que loscorredores son altamente estratégicos pues contienen labiodiversidad y demás recursos naturales en su estadonativo, lo que permite obtener información adicional desu ciclo vital y su entorno, pero sobre todo porque almismo tiempo "contienen" el saber asociado de las cul-turas indígenas. No es casual, sino causal, el "empalme"entre zonas megadiversas y población nativa. En el ca-so de América Latina y el Caribe, la primera reserva de 2 Desde la Cumbre de la Tierra se hizo un llamado a la conservación de la biodiversidad y asu uso sustentable. Ahí, Al Gore, vicepresidente de EU, y Maurice Strong, secretario generalde la conferencia llamada Estudios de caso: Convención Mundial sobre Biodiversidad, pre-sentaron el convenio (revalidable cada dos años) entre el Instituto de Biodiversidad de Cos-ta Rica (Inbio) y la multinacional Merck, según el cual ésta, a cambio de un módico preciode $1,1 millones, tiene acceso a todas las muestras biológicas recolectadas por la entidadprivada Inbio con derechos exclusivos de patentar y comercializar cualquier producto deri-vado de ésas (independientemente de si se usa conocimiento indígena en el proceso) (véa-se Delgado 2004: 123-131).

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biodiversidad terrestre y la segunda marina del mundo,se estima que al menos el 80 por ciento de las áreas na-turales protegidas están habitadas por indígenas. De ahíel gran interés de EU por mapear el mencionado empal-me a través de la conformación de equipos de investiga-dores en tierra y con todo el arsenal satelital con queese país cuenta (e.g., programa de la Nasa y la ComisiónCentroamericana de Ambiente y Desarrollo) (véaseDelgado 2004).

En este escenario, el sistema de biopiratería mundialcada vez más se complejiza e involucra a más protago-nistas a modo de una maraña que a primera vista no esfácil de identificar. Lo que tenemos en términos genera-les es, en primer lugar, a biopiratas independientes oproyectos de conservación. Después, nos topamos conuniversidades, institutos de investigación y oenegés, tan-to del Norte como del Sur, y que pueden trabajar sepa-radas pero coordinadas con otros actores o en conjuntobajo un mismo acuerdo. En la maraña también vemos,en algunos casos, a otros intermediarios como laborato-rios privados y pequeñas empresas biotecnológicas queobtienen las sustancias activas o estructuras molecula-res de las muestras biológicas entregadas por algún otrointermediario antes mencionado. En otros, podemosidentificar a las multinacionales biotecnológicas y afinesdirectamente involucradas, ya sea por iniciativa propiao desde los mencionados proyectos de conservación im-pulsados por algún organismo internacional (e.g., BM,Bid, etcétera). Al final de la cadena, los biocapitales re-ciben por uno u otro camino lo que "pagaron" inicial-mente -por medio de financiamientos, subvenciones yotras formas de canalización de fondos- para "conser-var" el ambiente. Pero como este esquema difícilmentepuede pasar desapercibido, la formalización del mismose ha justificado -desde la CDB- en lo que se ha califi-cado como modelos ganador-ganador en los que se con-sidera que gana la biodiversidad porque autopaga suconservación, gana el país anfitrión y su población indí-gena al recibir alguna recompensa, y ganan las multina-cionales al comercializar la biodiversidad y su conoci-miento asociado: ¡todos ganan!, nos dicen los biocapi-talistas.

Bajo esta lógica, y considerando que en general seestablece entre el 1 por ciento y el 3 por ciento de pagode regalías sobre las ganancias (no las ventas) que sepudiesen generar por la comercialización de algún pro-ducto, es claro que la lógica del modelo es aquélla en laque el saqueador y el saqueado supuestamente se bene-fician por igual.

La biopiratería culmina con un sistema de propiedadintelectual acorde que posibilite garantizar la pro-

piedad privada de lo robado. En este sentido, EU y otrospaíses industrializados a la cabeza del avance biotecno-lógico y afín, han presionado agresivamente en los añosrecientes para la "armonización" internacional de las le-yes de propiedad intelectual en función de homogenizar

los distintos lineamientos, regulaciones y procedimien-tos y, sobre todo, para hacer valer las patentes en todoel mundo, de manera que ya no sea necesario presentarcada solicitud de patente en cada oficina de cada paíssino que una solicitud sea válida simultáneamente envarios países (sea en la oficina de patentes de EU o enla de la Unión Europea). La meta es, entonces, incorpo-rar a todos los países del orbe en dicho sistema de pa-tentes (Delgado 2002).

Lo anterior responde a que, históricamente, las leyesde propiedad intelectual se han basado en el principiode soberanía nacional, por lo que cada país determinalibremente sus propios métodos para reconocer o prote-ger la propiedad intelectual. Eso no solo limita la "pro-tección" de lo robado (la biodiversidad y su conoci-miento) sino que también resulta ser un obstáculo parael control de las nuevas tecnologías por parte de los ca-pitales involucrados en su desarrollo. Por ello, lo que seestá viviendo es un perfeccionamiento y una compleji-zación de la propiedad privada en el mundo bajo su mo-dalidad de propiedad intelectual.

A pesar de los requerimientos básicos de patenta-miento (novedad, utilidad y no-obviedad), "existe" enlas leyes de patente una doctrina bien establecida por lacual los "productos de la naturaleza" no son patentables.No obstante, desde 1980, el sistema judicial de EU hainterpretado esa doctrina de tal manera que promueveel biopatentamiento, dando la propiedad exclusiva degenes, plantas, animales y material genético humano alas multinacionales y actores propios de los estado-na-ción (universidades, laboratorios, etcétera) que por pri-mera vez los alteren, aíslen, purifiquen, modifiquen ymanipulen. Cumpliendo, entonces, con el requisito quedetermina que los productos de la naturaleza "sin modi-ficación del hombre" no puedan ser patentados.

Así, durante la Ronda de Uruguay del Acuerdo Ge-neral sobre Aranceles y Comercio -Gatt, hoy OMC-(1986-1994), los derechos de propiedad intelectual(trips) se convirtieron en objeto de negociación en elcontexto del comercio internacional. Fue EU quien pe-leó su inclusión en la agenda, bajo presiones de la in-dustria farmacéutica, cuyos representantes3 redactaronel texto que sirvió como base para su discusión y nego-ciación. Finalmente, EU ganó el forcejeo y el acuerdosobre trips se convirtió en el tercer pilar del régimenmundial del comercio, junto a bienes y servicios.

Como resultado del Gatt, los trips (Comité de la Pro-piedad Intelectual que entró en vigor en 1995, excep-tuando el artículo 27.3(b), que aún está pendiente 4 ),3 En 1986 el presidente de EU, Ronald Reagan, colocó junto a los representantes de la in-dustria farmacéutica de ese país a Daniel Amstutz, un ejecutivo de primer orden de CargillCompany, como una de las figuras centrales en las negociaciones de la Ronda de Uruguay.

4 Este artículo señala, entre otros puntos, que "los miembros otorgarán protección a todaslas variedades vegetales mediante patentes, mediante un sistema eficaz sui generis o me-diante una combinación de aquéllas y éste". Lo que hace confuso al artículo es que en nin-gún momento señala los parámetros de definición del "sistema eficaz sui generis", ademásde que carece de mecanismos para asegurar el "reparto equitativo de las ganancias", lo quedebe percibirse más bien como un factor de exacerbación del robo de la naturaleza del pla-neta (ver Rodríguez y Grain, marzo 2000).

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obligan a los países signatarios del Gatt a adoptar legis-laciones mínimas de propiedad intelectual respecto deplantas y microorganismos. Este sistema complejo depropiedad intelectual (privada) permite, ahora desde laOMC, que las multinacionales amplíen su control sobreel mercado sin asegurar a la periferia mayores inversio-nes ni transferencia de tecnología de punta, ni, muchomenos, un mayor crecimiento económico.

Paralelamente, la Wipo (Organización Mundial pa-ra la Propiedad Intelectual) tiene como objetivo promo-ver la cooperación entre países en la tramitación de pa-tentes y establece convenios y tratados que intentansolventar las diferencias entre los regímenes jurídicos decada país.

Considerando lo anterior, y como lo indicó el presi-dente del Sistema de Integración Centro Americano(Sica), para los saqueadores la justificación de patentarel conocimiento indígena es que "solo se puede tener ensecreto lo que no es público". De tal modo, como el co-nocimiento indígena es de carácter colectivo y público,el patentamiento de su conocimiento resulta factible,aunque se aclarara que "si las comunidades indígenasdemuestran que les robaron el secreto entonces sí pue-den demandar" (Delgado 2004: 189).

Para ser más precisos, vale indicar la esclarecedoraconcepción de Lidia Girón acerca de Farmaya A. C.,una empresa que ha comercializado fitofármacos conbase en el conocimiento indígena de comunidades gua-temaltecas. Según Girón, siguiendo la línea del presi-dente del Sica, "no hay medicina de la gente pobre; la

medicina pertenece a toda la humanidad" (Delgado2004: 171) Claro está que, mientras Girón se sostieneen tal posición, Farmaya hace uso de la propiedad pri-vada sobre "sus productos" para hacer negocio con elconocimiento indígena que robó bajo intereses, fines ybeneficio propio.

A pesar de los numerosos casos por el estilo, desdehace varios años se ha venido descalificado las denun-cias y críticas aduciendo que muchos acuerdos de "bio-prospección" son únicamente de carácter científico y,en el caso de ser de carácter comercial, la moderna for-ma de extraer y usar la biodiversidad comienza supues-tamente a ser pagada. Sin embargo, nunca se dice que enel caso de ser de carácter científico generalmente estáninvolucrados no solo institutos de investigación sinotambién empresas que se dedican a comercializar la bio-diversidad. Ello significa que todo queda en sus manosy buenas intenciones para hacer un uso exclusivamentecientífico, cosa que no resulta creíble. En el segundo ca-so (de carácter comercial), hasta hoy solo se han regis-trado contados pagos raquíticos por regalías, aunque síse ha dado todo el soporte técnico necesario para ex-traer la riqueza biológica planetaria.

Lo anterior responde a un proceso complejo: Por unlado resulta indispensable otorgar los medios técnicospara extraer la riqueza biológica del planeta, poniendoa los propios países del Sur y su población indígena, jus-tamente los que son saqueados, al servicio de las multi-nacionales del Norte. Por otro lado y dado el intensoproceso de fusiones entre las multinacionales y las em-

Entrada del Instituto Nacional de Biodiversidad, Costa Rica

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Entrada al Inbioparque, en el Instituto Nacional de Biodiversidad

presas vinculadas al desarrollo biotecnológico, resultadifícil seguir el camino de los recursos biológicos y suconocimiento extraídos, ruta que es aun más difusa da-da la dificultad para determinar en qué productos estánsiendo usados debido al intrincado proceso bioindus-trial. Rastrear el rumbo de transferencia de conoci-mientos, que resulta más complejo que el de la muestrabiológica a la que ése hace referencia, es sumamentecomplicado porque son los expertos los que saben ellenguaje científico al que ha sido traducido el conoci-miento tradicional.

Aun más, suponiendo que la patente quedara enmanos de las comunidades indígenas para "garantizar laprotección de su conocimiento" -una propuesta queerróneamente se ha llegado a plantear-, es pertinenteaclarar que los costos que ello supone serían muy eleva-dos: por el pago de la patente, por el pago del monito-reo permanente de que no se esté violando, y por el pa-go de su defensa. En el caso de que así fuera, el costopromedio por defensa de patentes (abogados, viáticos,etcétera) sería de alrededor de $1.000.000 (Mooney1999). Consecuentemente, es evidente que ningunacomunidad indígena del orbe se encuentra en condicio-nes de proteger su conocimiento bajo el sistema de pro-piedad intelectual capitalista.

Costa Rica es considerada como el país que por uni-dad territorial contiene la mayor diversidad de es-

pecies, albergando alrededor del 4 por ciento de la bio-diversidad mundial (Minae 2000: 25). En cifras conser-vadoras, aproximadamente un 10 por ciento de lasplantas son endémicas. En cuanto a vertebrados, se es-tima que no existen especies de mamíferos endémicassolo de Costa Rica, pero sí del área Talamanca-Chiriquí(Costa Rica-Panamá). La flora medicinal se calcula enmás de 500 plantas y se aprovecha alrededor de 406 es-pecies. La ciencia occidental conoce la existencia de67.000 especies de artrópodos pero se espera que exis-tan 366.000; igualmente se sabe de 10.353 especies deplantas pero se estiman 13.200. En la misma relación sepueden listar las 1.630 especies de peces de 1.650; las1.465 especies de vertebrados de 1.530; las 1.050 espe-cies de moluscos de 3.000; las 825 de hongos de 65.000;las 503 de algas de 5.350, y las 213 de bacterias y otrosmicroorganismos de 26.350 (García 1997: 30).

Once son las áreas de conservación que componenel sistema tico: Amistad-Caribe, Amistad-Pacífico,Osa, Pacífico Central, Tempisque, Guanacaste, Arenal-Tilarán, Arenal-Huetar Norte, Cordillera VolcánicaCentral, Tortuguero e Isla del Coco. Todas incluyen porlo menos una de las 105 áreas protegidas bajo algunacategoría. Llama la atención que 47 de ellas se confor-maron entre 1991 y 1995 (García 2000: 17), justo en elinicio del boom de las actividades de biopiratería en elpaís (véase más adelante). De ahí que en ese mismo pe-riodo se consolidara una serie de leyes ambientales que

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abrieron las puertas al saqueo de la biodiversidad y de-más recursos naturales de manera "legal". Entre más de20 leyes y regulaciones que "determinan el marco legalde la propiedad sobre la biodiversidad" están: la Ley Fo-restal No. 4465 (1969) y su versión reciente la No. 7174(1990), la del Servicio Nacional de Parques No. 4465(1969), la Ley de Creación del Ministerio de Recursos Na-turales y Energía (hoy Minae) No. 7152 (1990), la deConservación de la Vida Salvaje No. 7317 (1992), la deProtección de Propiedad Intelectual No. 6867 (1983), lade Promoción de la Ciencia y la Tecnología No. 7169(1990) y, desde luego, las últimas y más destacadas: laLey de Biodiversidad No. 7788 (1998), que integra los li-neamientos de la CDB, y la Ley de Conservación de la Vi-da Silvestre No. 7317, que permite la transferencia defondos resultado de actividades de "bioprospección" enANP. También se pone en marcha, desde el BM, el Sis-tema Nacional de Áreas de Conservación, se formalizauna Oficina de Biodiversidad con el apoyo de la Funda-ción MacArthur y se negocia el canje de deuda externapor "protección de la naturaleza", entre otras acciones.

Así, además de las áreas protegidas antes menciona-das, proliferaron las de carácter privado: 75 reservas es-tablecidas con fines de ecoturismo e investigación cien-tífica (biopiratería). Ambas, nacionales y privadas, jue-gan desde entonces un papel central en las negociacio-nes de la Oficina Costarricense de ImplementaciónConjunta que busca "identificar socios internacionalesinteresados en aportar recursos" en conservación y/obonos de carbono, que es algo que emana de la concep-ción de "servicios ambientales" de la legislación ticaque, como se puede leer en la Ley Forestal de 1996, son:

mitigación de emisiones de gases de efecto de inverna-dero, protección del agua para uso urbano, rural o hi-droeléctrico, protección de la biodiversidad para conservar-la y uso sostenible, científico y farmacéutico, investigación ymejoramiento genético, protección de ecosistemas, for-mas de vida, belleza escénica natural para fines turísti-cos y científicos (García 1997: 52)

Aunque en Costa Rica hay más de 300 organizacio-nes conservacionistas, en su mayoría involucradas en elnegocio de la explotación de los recursos naturales bajola rúbrica de efectuar algún/os "servicio/s ambiental/es",los actores importantes a destacar, en este caso, son losinvolucrados en actividades de saqueo-"conservación"de los recursos bióticos para fines biotecnológicos y afi-nes. Podemos identificar actores como BM, Gef, Bid yFundación CR-USA; universidades e institutos de in-vestigación extranjeros como el Instituto Smithsonia-no, el Museo de Historia Natural de Londres, las uni-versidades de Pennsylvania, de Washington, de Cornell,de Massachussets, de Laussane, de Dusseldorf, deStrathclyde, de Minnesota, de Michigan, A&M de Flo-rida; universidades nacionales como la Universidad deCosta Rica y la Universidad Nacional; jardines botáni-cos como el de Missouri y el de Wilson, el Field Mu-seum de Chicago, diversas compañías multinacionales(véase más adelante), etcétera.

La mayoría de los actores se canalizan a través delInstituto Nacional de Biodiversidad (Inbio), siendo és-te el actor nacional central que, por así decirlo, negocialos recursos bióticos del país. Resultado de las negocia-ciones, en 1992, entre el estado tico -representado porel Minae- y el Inbio, existe un acuerdo renovable cada

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cinco años que especifica que esta entidad puede acce-der a las áreas nacionales de conservación "a cambio del10 por ciento de los fondos de cada una de las investi-gaciones industriales y del 50 por ciento de cualquierbeneficio financiero realizado", fondos que deberán serentregados a la Fundación de Parques Nacionales, enti-dad autónoma creada exclusivamente para "canalizaresos fondos" a la conservación de tales espacios. De es-te modo, el Inbio desarrolla activamente la prospecciónde biodiversidad en las áreas silvestres protegidas delpaís en estrecha colaboración y bajo convenio formalcon el Minae, con la participación del sector académi-co y empresarial nacional e internacional (Inbio 1998:2).

Como se puede leer en Biodiversidad, desarrollo sus-tentable y militarización (Delgado 2004), la historia delInbio habla por sí sola. Creado en 1989 bajo la figura deasociación, se buscó conformar un "instituto indepen-diente regido por el derecho privado, sin fines de lucro ycon personería jurídica". A pesar de que una entidadprivada fue declarada de "interés público", su formacióncontradice tal supuesto. La comisión de planificacióndel Inbio estaba constituida por el director del JardínBotánico Wilson y Catherine de la Organización paraEstudios Tropicales (OET: consorcio de universidadesticas y de EU) -ahora parte del Inbio-, los ecólogos Jan-zen de la Universidad de Pennsylvania -actual vocal- yOrinas de la Universidad de Washington, además deacadémicos de la Universidad de Costa Rica y un fun-cionario del Minae (en ese momento Mirenem). Otraspersonalidades "interesantes" que integraron la juntadirectiva y la asamblea del Inbio fueron en su mayoríaex-funcionarios del gobierno tico o bien de algún "orga-nismo internacional". El presidente del Inbio, RodrigoGámez Lobo, fue asesor presidencial en recursos natu-rales del Mirenem, Jorge León Arguedas (vicepresiden-te) fue miembro de Fao, Iica y Catie; Álvaro SanchoCastro (tesorero) es presidente de Grupo Sama S. A. ydel Banco de San José. Además están otros miembrosdel Inbio como la ex-ministra de Educación y ex-funcio-naria de la Unesco María Eugenia Dengo, el ex-presi-dente ejecutivo del Banco Central de Costa Rica ymiembro de Consejeros Económicos y Financieros S.A., Eduardo Lizano (Zeledón 2000: 45 y 48).

La función de esas personalidades ha sido, sin dudaalguna, la de avaladores del saqueo de la biodiversidadtica respondiendo a los intereses de las multinacionales.Y a ellos habría que sumar la junta asesora internacio-nal del Inbio, en la que destacan: Arturo Gómez, de laUnivesidad de California; Thomas Lovejoy, del Smith-soniano; Meter Raven, del Jardín Botánico de Missou-ri; Thomas Eisner, de la Universidad de Cornell, y JoséSarukhán, de la Unam (México). No es casual, enton-ces, que el Inbio sea financiado por los grandes capita-les "conservacionistas" o aquellos involucrados en losbionegocios como: Clairbone & Ortenberg, Conserva-tion Food & Health Foundation, Fundación Neotrópi-

ca, Fundación de Parques Nacionales, Fundación Ma-cArthur, Moriah, Noyes y Wege, National ScienceFoundation, National Fish & Wildlife Foundation,Agencia Sueca para el Desarrollo (Asdi), Usaid, WorldWidelife Fund, The Nature Conservancy, Departamen-to de Agricultura de EU, World Resources Institute yPew Charitable Trust, entre otros (Zeledón, 2000: 72).

Con sus oficinas y laboratorios centrales y sus 28 es-taciones biológicas (Zeledón 2000: 53), entre los acuer-dos de biopiratería que ha convenido y que son públi-cos, están: (1) Estudio nacional de biodiversidad (1992)a cargo de Mirenem-Inbio, Pnuma y Gobierno de Cana-dá (Acdi); (2) Formación de parataxónomos, financia-do por Usaid y, en particular, de parataxónomas confondos de la Fundación Liz Clairborne & Art Orten-gerg, de la National Fish & Wildlife Foundation y elFondo Moriah, entre otros; (3) Centro de datos para laconservación con "apoyo" de The Nature Conservancyy de The Natural Heritage Foundation; (4) Desarrollode un sistema informático para el Área de Conserva-ción Osa y el Área Amistad-Pacífico, financiado porGef y Pnud; (5) Proyecto sobre artrópodos de la fincaLa Selva, financiado por NSF, Usaid y OET; (6) Proyec-to de biología de la conservación, en alianza con Uni-versidad de Stanford; (7) Elaboración del manual de laflora costarricense, que lleva a cabo el Jardín Botánicode Missouri; (8) Prospección química: una iniciativacostarricense de beneficio a largo plazo para la conser-vación, en acuerdo con Fundación John D. and Cathe-rine T. MacArthur, universidades de Cornell y deStrathclyde de Escocia; (9) Estudios taxonómicos enCosta Rica, de la NSF; (10) Biodiversidad y desarrollosocioeconómico, del gobierno canadiense (Acdi); (11)Proyecto para el desarrollo de un programa de manejode información sobre biodiversidad, en convenio conCorporación Intergraph (EU); (12) Búsqueda de activi-dad antiviral contra leucemia e inmunodeficiencia bo-vina -aplicable al caso del Sida- y de herpes tipo 1 y 2en extractos químicos ticos, del Instituto Nacional delCáncer enlazando a la Universidad de Costa Rica(UCR); (13) Convenio Inbio-Merck, enlazando a UCRpara la búsqueda de actividad antibacteriana, dado aconocer en la Cumbre de Río por Albert Gore ex-vice-presidente de EU; (14) Convenio Inbio-British Techno-logy Group (1992); (15) Prospección química en unárea de conservación (Guanacaste, 1993), parte de losproyectos biopiratas del ICBG con financiamiento delNIH, Usaid y NSF y en coordinación con Universidadde Cornell-CR y en beneficio de Bristol Myers Squibb.Algunas de las muestras fueron enviadas al Walter ReedArmy Research Institute y al Instituto Nacional delCáncer, ambos de EU; (16) Convenio Eco Science(compañía de EU), para el aislamiento y evaluación demicroorganismos del suelo; (17) Convenio con Recom-binant Bio-Catalysis, parte de Diversa Corporation(1995) para el estudio de organismos que viven en con-diciones extremas; (18) Convenio para la búsqueda de

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insecticidas con la Universidad de Massachussets, confinanciamiento del NIH; (19) Convenio ChagaSpace(Argentina, Brasil, Costa Rica, Panamá, EU, México yUruguay), para purificar sustancias, tanto de enzimasdel parásito como sus posibles inhibidores, en coordina-ción con la Nasa; (20) Convenio Indea (Italia,1996),que busca actividad antimicrobiana y antiviral enplantas utilizadas en la medicina tradicional tica; (21)Convenio con el Instituto de Investigaciones Farmacéu-ticas de la Universidad de Strathclyde de Japón; (22)Convenio con la empresa Phytera para la búsqueda decompuestos bioactivos de plantas ticas; (23) ConvenioFundación CR-USA, para la "transferencia" de un equi-po de resonancia magnética para la identificación de ac-tividad bioquímica de muestras biológicas; (24) Conve-nio Inbio-Givaudan Roure, para la búsqueda de fragan-cias y aromas con potencial comercial a favor de laCMN; etcétera (Zeledón 2000: 91-99).

El uso de la biodiversidad y el conocimiento indígenaasociado es una cuestión compleja, llena de contra-

dicciones, intereses, debates y puntos de vista y deacuerdo. El robo de esas riquezas naturales y culturaleses el meollo del asunto, todo bajo el falso lema de ayu-dar a toda la humanidad cuando, en el mejor de los ca-sos, solo se trataría de aquellas personas que puedan pa-gar por tales bondades. La solución no es negar el uso dela biodiversidad y el conocimiento indígena, eso es algoque los propios indígenas sostienen, pero sí el de ciertasformas de hacerlo. La alternativa estaría en articular le-yes, códigos, biodiversidad y sus ecosistemas, saberes lo-cales y formales, todo bajo el eje articulador de la capa-cidad autogestiva de la gente (y no la del capital), he-cho que implica una racionalidad ecológica totalmentedistinta, con nuevas formas de acceso, propiedad y usu-fructo de los recursos bióticos y su conocimiento. Es uncamino en el que las sociedades modernas y toda suciencia y tecnología, al parecer, tienen mucho queaprender de las comunidades indígenas.

RefReferencias biberencias bibliográficasliográficasAlvater, Elmar y Birgit Mahnkopf. 2002. Las limitaciones de la globaliza-ción. Siglo XXI - Ceiich/Unam. México.BM/Bid. 2000. El corredor biológico mesoamericano cono un eje de desarro-llo sostenible para la región: perspectiva del financiamiento internacional. Ta-ller de manejo sostenible de Recursos Naturales a Nivel Regional. Madrid, Es-paña.Delgado, Gian Carlo. 2004. Biodiversidad, Desarrollo Sustentable y Milita-rización. Plaza y Valdés - Ceiich/Unam. México.----- (2002) La amenaza biológica. Plaza y Janés. México.García, Randall. 1997. Biología de la Conservación y Áreas Silvestres Prote-gidas. Inbio. Costa Rica.Inbio. 1998. Programa Prospección de la Biodiversidad: utilización de la bio-diversidad con fines económicos. Inbio. Costa Rica.Mooney, Pat. 1999. The ETC Century. RAFI. Canadá.Posey, Darrell y Gram. Dutfield. 1996. Más allá de la propiedad intelectual.Nordan. Uruguay. Rodríguez, Silvia y Grain. "Biodiversidad y los derechos de protección ve-getal", en Grain. 2000. Biodiversidad, sustento y culturas. España.Zeledón, Rodrigo. 2000. 10 años del Inbio. Inbio. Costa Rica.

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