Ocho al infinito

Ocho al Infinito

Martha Patricia Montero

Para el niño que me enseñó queno hay límites para amar: Matías

De dos abrazos profundos tú surgiste...

Yo envuelta en el amor de tu papá,

él acogido con ternura por mis brazos.

De ambos el corazón ardía,

y de aquel fuego inusual

una semilla de luz emprendió vuelo

anidando en mi vientre,

y poniendo con su sello

mi mirada radiante...

Ocho al Inf ini to 4

Te soñé

Anticipada y gozosamente

Te soñé

Regocijada y agradecidamente

Te soñé

Embelesada y maternalmente

Te soñé

Martha Patr ic ia Montero 5

¡Late tu corazón con una velocidad de relámpago!

Estás en el proceso creativo más intenso de tu vida...

Dando forma a cada uno de tus órganos vitales,

delineando los dedos de tus manos y pies,

afinando la agudeza de mirada, gusto, oído, olfato...

Extendiendo la suave cubierta de tu piel,

navegando sueños que alientan tu carácter.

Seguro en el cosmos único que te abriga,

cálido con el contacto nutricio que te sostiene,

anidando en mí, en ruta clara hacia tu destino...


En el instante de saberte dentro

una poderosa verdad se me revela:

dos corazones en mi cuerpo laten,

¡Desde hoy, yo ya soy madre!


Mi cuerpo cambia.

Se amolda a tu figura

transformado en suave carabela

de la que eres grumete y capitán.



Recostada en la tierra para ver las estrellas,

asoma mi vientre como una montaña altiva...

Me aferro a ella para abrazar el universo.

Un cometa fugaz cruza el firmamento,

inequívoca seña de los grandes anhelos.


Te siento chapotear,dentro de la burbuja de aguaen la que me he convertido para ti.


Mis manos te localizan a través de la piel...

Establecemos contacto, sonreímos.

Lo sé porque mi ombligo se alarga al infinito.


Tengo una panza indefinida:

A veces es balón,

a veces es sandía.


¡Anda, sal ya!

La vida a ti te aguarda.

Redondo el sol como pelota,

las nubes móviles cambiantes,

estrellas como hadas titilantes,

un arco iris, lluvia, árboles,

los siete mares y un pirata.

Miro mi panza, te miro...

Pensar que me habitaste,

¡Maravilla!



Quiero tocar tu piel,

contar los dedos de tus manos y tus pies...

Reconocer a tu ascendencia en ti,

para enseguida afirmar que tú eres único.


Hay una luna llena en tu mirada...

Sonríes.


Deletreo una palabra: a – som – bro

Giras, parpadeas, balbuceas, tocas,

juegas... ¡Me reinventas!

¡Cuánta agilidad en tu gateo!

Escapas libre para explorar,

vas hacia delante o para atrás,

como un capitán sin titubeo.



Tambaleo uno,

tambaleo dos,

tambaleo tres,

te animas y caminas...

Danza de madrugada para verte dormir,

acompasar mi respirar al tuyo,

imaginar tus sueños...

Te grabo sin cincel,

en la frágil memoria de estos tiempos.



Construyes quimeras con cubos de colores,

mientras te observa un reino de peluche.

Atento aguarda un potro de madera,

ansiando cabalgar contigo a cuestas.


Das dos pasos, cuatro, seis...

Estiras tus manos: el mundo es tuyo.

Te apropias de las palabras,

y antes de dominarlas juegas con ellas.

Chocholate, tuabuelo, capalaza...

Ahora todo lo quieres pronunciar,

y lo que no te sabes, ¡te lo inventas!



En el juego de las preguntas eres maestro.

En la tarea de las respuestas, me esfuerzo...


En el espejo, tu reflejo.

Te miras, te ríes.

Tardas en comprender

que ese que ves eres tú.

Multiplicado,

te escondes, te asomas.

Tú mismo, compañero de juego.


Haces de cada paseo una exploración

y tus bolsillos se llenan de tesoros...

Una roca que asemeja un caballo de mar,

pelusas como cachos de nubes,

hojas secas que sirven de barcazas,

ramas transformadas en espadas...


De tu boca se desprenden dulces gotas de leche.

Un pícaro ratón acechará en la noche...

Antes del festín dejará una moneda, ¡que aproveche!


Eres semilla, también pájaro inquieto.

Tus raíces crecen tanto como tus alas...


Cada noche un cuento,

que te leo, que te invento.


Canicas...

Como caleidoscopios

Como planetas que giran

Como arco iris redondos

Canicas...


Resbaladillas y columpios:

dos maneras de tocar el cielo y el suelo

una y otra y otra y otra vez...


Jugabas a leer,

y ahora lees y escribes.

Soñabas con crecer,

y cada año un año más tú cumples.

Disfruta más,

el tiempo va sin prisa...


Tu alegría me hace eco:

Suspiras – suspiro

Te ríes – sonrío.


La vida es como un río que fluye en las montañas.

Encuentras valles fértiles y partes escarpadas,

a veces sitios que parecen llevar al precipicio.

Mira siempre de frente al horizonte

y de la sabiduría del agua aprende:

más allá de obstáculos mantiene su artificio.

Sabe que tarde o temprano llega al mar,

la inmensa plenitud, la paz.


Niño Luna, Niño Sol

Niño Fuego, Niño Viento

Niño Lluvia, Niño Amor.


Zumba la bicicleta

a lo largo y ancho del parque.

Parece que el viento grita:

¡Libre! ¡Libre! ¡Libre!


Tienes el don de tocar a diario mi corazón.

Mirar la vida a través tuyo, inspira.


Ya ves, un abrazo y otro abrazo

No siempre suman dos.

Tu padre me abrazo,

lo abracé,

contigo somos tres.


Te suelto de la mano e impulso tu osadía.

Cada logro tuyo te forja independiente:

hablar, caminar, correr, comer, leer, volar...

Sin duda creces bien, rezumas alegría.

Yo aprendo lento soltar y soltar y soltar amarras,

para cuando tu barco demande su propio navegar.


Ante ti, el infinito: ∞

En ti todas las posibilidades.

Cumples ocho:

como el universo, te expandes.

Amor al infinito: ∞

Edición de Autor

Diseño Maribel Fonseca

Encuadernación Edgar Sansores

Ciudad de México, Diciembre 2013

[email protected]

®© Derechos Reservados


Matías Mora Montero nació una bella tarde del día 2005, y

este infinito de estrellas que lo piensa justo 8 años después....

Que las posibilidades sean.

Ocho al infinito

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