OBRAS COMPLETAS DE SARMIENTO Tomo I

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ARTICULOS CRITICOS Y LITERARIOS

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  • w^.%\r

  • OBPvAS

    Df F. SARMIENTOPUULICADAS KAJO L>S AUSl'ICIO DEL GOBIERXO

    AEJEN'TIXO

    O ^I O I

    artculoscrticos i literarios

    1841-1842

    BUENOS AIRES

    5l-CALLEDELPER-5a '^ ^ tv^^P^vo.^"

    A-3

    1887

    ,'.rX5",NT-

  • \

  • AITEOEBEITES OFICIALES

    SOBRE LA PRESENTE EDICIN

    le del congreso de la repblica arjentina

    Por cuanto el Senado i Cmara de Diputados de laNacin Arjentina reunidos en Congreso, &, sancionancon fuerza de

    le:

    Artculo 1. Acurdase al publicista don DomingoF. Sarmiento, la suma de veinte mil pesos con destino

    a la 23ublicacion de sus obras completas.

    Artculo 2. Hecha la edicin, el seor Sarmientodistribuir cien ejemplares en las bibliotecas pblicas omunicipales.

    Artculo 2. El gasto que ocasione esta lei, se har

    de rentas jenerales i se imputar a la misma.Artculo 4. Comuniqese al Poder Ejecutivo.Dada en la Sala de Sesiones del Congreso Arj entino,

  • VI OBRAS DE SAKMIENT

    eii Baeuos Aires, ;i doce de Seticmljre de mil oclicieii-tos ochenta i cuatro.

    Departamento de Justicia, Culto e Instruccin P-blica,

    Tngase por lei de la nacin, comuniqese, publque-se e insrtese en el Rejistro Nacional.

    Roca.E. Wihic.

    SESio^srDE LA OMAEA ^^ACIGIsTAL DE DIPUTADOS DE 9 DE

    SETIEiMBRE DE 1884

    Seor Roca.La Comisin de Instruccin rl)li-ca lia despachado, como la Cmara lo sabe, el proyec-to del Poder Ejecutivo, acordando un crdito de veintemil pesos para la publicacin de las obras del jeneralSarmiento.

    Este proyecto no va a ofrecer pava su sancin difi-

    cultad alguna; no hai que estudiarlo, morque todos los

    seores diputados saben cuan imi^ortantes son las obras

    de este eminente ciudadano, uno de nuestros mas gran-

    des hombres de Estado, que ha prestado a la nacin

    tantos i tan variados servicios, desde el humilde puesto

    de maestro de escuela hasta el de primer majistrado delpais.

    Con esto la Cmara va a hacer un verdadero acto dejusticia, premiando en la vejez al hombre que por es-

  • AXTECEDEXTES OFICIALES VH

    paci Je cincuenta aos, no lia cesado un solo instante

    de trabajar para el engrandecimiento de la patria.Espero, pues, que mis honorables colegas apoyarn la

    mocin que hago para que este proyecto sea tratadoantes de entrar a la orden del dia.La mocin es apoyada. Se vota siu discusin i resulta aprobada,

    leviidose en consecuencia el despacho de la Comisin de InstruccinPblica sobre el proyecto de lei remitido por el Poder Ejecutivo,destinando la suma de veinte mil posos para la reimpresin de lasobras completas de don Domingo F. Sarmiento.

    Seok Presidente.Est en discusin jeneral.Sesor Legizamox (O).Honrado por la Comisin

    con el encargo de esponer a la Cmara los motivos deeste despacho, voi a hacerlo en breves palabras, por ser

    altamente plausible su objeto i conocido el asunto.Pienso que la historia de cada pueblo se compone

    sustancialmente del catlogo de sus grandes acciones,

    en que el presente no hace mas que acrisolar el pasado,

    para la enseanza de la posteridad.

    Obedeciendo a esta lei moral, el Congreso arjentiuoha hecho tambin actos de historia cada vez que hahonrado el esfuerzo heroico de los fundadores de nues-tra Independencia.

    Siguiendo el orden natural del tiempo i de los suce-sos, tcale ahora desempear la misma tarea con losprecursores i los fundadores de nuestras instituciones.

    El Poder Ejecutivo lo ha comprendido as, i toman-do una iniciativa que la honra altamente, nos proponeesta vez la reimpresin de las obras del publicista seorSarmiento.

  • VIII OBRAS DE SARMIENTO

    La Comisiou lia estudiado el proyecto, i cree que laCmara debe prestar a la iniciativa del Ejecutivo uuaadhesin inmediata i calorosa.

    Es un acto de patriotismo, seor Presidente, difundir

    el conocimiento de la accin intensa del pensamiento

    arjentino, i principalmente cuando ella se refleja toda-

    va sobre nuestros actuales progresos.

    La Comisin cree que la accin intelectual del seor

    Sarmiento sobre el pais se encuentra en este caso.

    Con las obras del seor Sarmiento, se abre para la

    Eepblica el perodo de las ideas, la controversia de los

    principios, cerrada violentamente despus d.e Rivadavia,

    por la guerra civil, primero; por la tirana, en seguida.

    En aquella poca tan lejana, de que apenas conser-

    vamos memoria mucbos de los presentes, el seor Sar-miento era uno de los pocos arjentiuos, por no decir el

    nico, que ocupalia las amargas horas de la proscripcin

    en escribir sobre la organizacin de su pais; i las cues-

    tiones de libertad fluvial, de supresin de las aduanas

    internas, de colonizacin, de inmigracin, de correos, de

    vas pblicas, de educacin, fueron tratadas por l en

    estensos i luminosos escritos, que el tiempo ha disper-

    sado o perdido, sustrayndolos por completo al conoci-

    miento de sus contemporneos, i privando a la historiade nuestro pais de antecedentes tan preciosos.

    Gran nmero de esas publicaciones, editadas en elestranjei'O, pesaron esclusivamente sobre el peculio do

    su autor o de sus pocos amigos; i escasameuta ledos

    jjor los estraos a quienes no interesiban directamente,

  • ANTECEDENTES OFICIALES IX

    llegaban mui difcilmente al pais, porque el despotismotenia buen cuidado de detenerlas i de destruirlas en la

    frontera.

    El mensaje del Poder Ejecutivo manifiesta que se liapreocupado de esta doble consideracin; i su proyecto

    contiene claramente, no solo el pensamiento de rescatar

    para el pais el conocimiento de las obras del seor Sar-

    miento, sino tambin de compensarle en parte, contri-

    bu5'endo a una nueva publicacin, los sacrificios que la

    irimera pudo orijiuarle, en una poca en c|ue la nacinno podia remunerar tales servicios.

    Las obras impresas del seor Sarmiento, posteriores

    a aquella poca, se encuentran tambin completamente' agotadas.

    La Comisin ha creido, respecto de este punto, que

    la suma que se propone, dados los objetos que propen-

    de a satisicer, es completamente exigua; pero no ha

    querido modificarla, no solo por respetar la iniciativa

    del Poder Ejecutivo, sino tambin por creer que tanto

    el pais como el mismo interesado, apreciarn este acto,ante todo, por su significacin moral.

    Litil me parece, por lo dems, dada la ilustracin i

    el patriotismo conocidos de la Cmara, hacer un exa-

    men detenido de las obras del eminente publicista Sar-

    miento.

    Debo manifestar, sin embargo, con entera franqueza,que en todas ellas palpita un espritu progresista i li-

    beral que concilia a su autor, aun cu su mas avan-

    zada edad, con las tendencias del mundo moderno, en

  • X OBRAS DE SARMIENTO

    cuyas fi!;is milita como protagonista i como soldado.

    Sus obras pueden dividirse en diferentes categoras;sus ol)ras poltc;is i constitucionales irodujeron jene-ralmeiite la mayor contradiccin i crtica, de que, porotra parte, no estn exentas ni las obras de los mas

    grandes pensadores.

    Pero es innegable que los escritos polticos del seor

    Sarmiento, por el carcter elevado i patritico que los

    anima por lo jeueral, han ejercido una grande i benfi-ca influencia en nuestro pais, en una poca en que las

    nociones de la nacionalidad eran todava vagas, i en que

    (]uedal)a mucha confusin respecto de las de gobierno,de orden, i de disc[ilina militar i poltica.

    Las oi)ras de esta clase bastaran para llenar vol-

    menes.

    Son tambin mui importantes las obras del seorSarmiento en lo relativo a administracin, economa e

    industria. Po(-o conocida de los jH'esentes, ha mereci-

    do grandes elojios de los estraos, su memoria sobre laemigracin alemana i sajona al Rio de la Plata, escritaen 1846, en una poca en que nadie se preocupaba de

    estas cosas.

    Igualmente tiene mucho nombre i mrito su memo-ria al Instituto Histrico de Francia sobre colonizacin,

    inmigracin i di-stribucion de tierras a los europeos, es-

    crita en 1850 o 1851; i tampoco dejan de tener la mis-ma importancia, sus memorias sobre fronteras, sobrecorreos, sobre aclimatacin e importacin de rboles

    tiles, i jnincipalmente, sus trabajos sobre sericicultura,

  • ANTKCE)EXTES OFICIALES

    respecto Je los cual^'s (li''')cse ;i esto iniljlici-ita la funda-

    cin (le una sociedad amoncana.

    Tambin ha descollado el seor Sarmiento, a mi jui-cio, en sus publicaciones histricas. No son ellas de graneatension, pero son siempi'e relevantes. El escritor que

    en ellas se muestra, no es el cronista atado pesadamente

    a los sucesos; como historiador, tiene por modelo a Plu-

    tarco, i de .su pluma fecunda han Ijrotado bocetos nota-

    bles e interesantes sobre vidas ilustres de hombres de

    la Repblica Arjentina i del estranjero, entre los cualesbasta recordar a la CVunara la de San ^larlin, Lincoln,

    Horacio jMaiin, Franklin, Vele;^ Sarsield i muchos otros

    de grandes hombres de nuestro pais i de Chile.

    Sus Vi((jcs, sus RcciK'ixJos de Pxirincid, i en jene-

    ral, todos aquellos estudios de un ca.i'cter social i des-

    criptivo, vivirn sienqire })or su cDl.irido, [)or su nove-

    dad, i por la sagacidad de sus observaciones.

    Qui'u de nosotros no ha Icido alguna vez aquellos

    cuadros ailniirables de la vida de nuesti'a eauq)aa, i de

    la tendencia de las masas medio salvajes que producen,

    como por una necesidad de cohesin e inluencin, cau-

    dillos de la talla de Quiroga, Ahlao i Pealosa?

    Estas obras son tal vez las que mas repercusin han

    tenido, pues se han liceho cuatro o cinco ediciones en

    castellano i dos o mas en idiomas estranjoros.

    Los discursi3s, mensajes i corres] Kjndencia del seorSarmiento, que responden a una inmensa variedad de

    temas, es uno de los jcncros en (jue su intelijencia harecorrido los mayores i mas variados hotizontes.

  • XII OBRAS DE SARMIENTO

    Sa clebre discurso, de carcter patritico, pronun-

    ciido en la Convenciou de Buenos Aires, justificando

    el ttulo de Provincias Unidas del Rio de la Plata dado

    en nuestra Constitucin, puede parangonarse a las mas

    grandes arengas por sus resultados de sensacin. Cuan-

    do el orador hubo concluido, la Asamblea entera se

    puso de pi, como movida j)or una fuerza magntica,i tomndose sus miembros de la mano, esclamaron:Vivan las Provincias Unidas del Rio de la Plata! resca-

    tando para nuestra patria el grito con c[ue Labia sido

    proclamada la independencia de 1816.

    Yo no conozco en nuestro pais triunfo oratorio masgrande Cjue este, dado el teatro i las condiciones en que

    era obtenido.

    Su discurso sobre La Bandera, que es vma de lasltimas producciones de este j enero que conozco, segnla opinin jeneral, alcanza las mas grandes alturas aque lia llegado la concepcin poltica.

    Todo esto que lie mencionado, i muclio que omito to-dava, por no ser demasiado estenso, es ya inapreciablecomo elemento de la historia intelectual del pais.

    Pero queda todava lo mas relevante, lo mas huma-nitario, lo que es de notoriedad en toda la Amrica, laaccin educacional del seor Sarmiento.

    ilaestro de escuela, autor de libros de pedagojia ilectura, director de escuelas primarias, fundador de ins-

    titutos de educacin primaria i secundaria, creador de

    planes i sistemas de enseanza, jiuede asegurarse queel seor Sarmiento ha sido, a la vez, durante veinte

  • ANTECEDENTES OFICIALES XIII

    aos, el preparador de los materiales, el obrero de mano

    i el arquitecto del grau edificio de la educacin comn,con que lioi se enorgullece la Repblica.

    Las producciones del senos Sarmiento, en lo relativo

    a educacin, 5^a en libros, ya en folletos, ya en peridi-

    cos, ya en diarios, bastarla para formar una biblioteca

    de regulares proporciones.

    Apoyado en estas consideraciones, yo dir que si elproj^ecto presentado por el Poder Ejecutivo i aceptadopor la Comisin de Instruccin Pblica, no tuviese otrottulo para su sancin, este ltimo bastarla, en mi opi-nin, para aclamarlo.

    Pensar en los nios, vivir entre ellos, ensearlos,

    educarlos, es amar la patria dos veces: amarla en su

    presente, amarla en su porvenir:

    I cul no seria, seor Presidente, el porvenir de nues-

    tra patria en a(]uellos dias del oscuro despotismo en que

    el seor Sarmiento inauguraba su propaganda i su en-

    seanza? Quin podra pensar en ese porvenir tan os-curo entonces, sin tener una profunda fe en el triunfo

    de la libertad i de las instituciones, a cuyo favor liemos

    podido realizvr los progresos actuales en que nos toca

    ser modestos pero honrados obreros!

    Esta fe del precurso', sostenida por una accin inque-

    brantable de cerca de medio siglo, se condensa todavaen nuestros dias i a nuestra vista, en una obra verda-

    deramente estraordiuaria.

    No se trata ya de educar nios, sino de educar pue-blos; no ya de educar a su pais, sino a la Amrica Es-

  • XIV OllAS DE SAKMIEXTO

    paola entera; acabvmos de verle recorrieiulo naciuuesi,

    armonizando gobiernos, para ponerlos de acuerdo en el

    sentido de tener al di;i, vertidas a nuestra lengua, las

    grandes producciones del inagotable pensamiento eu-

    ropeo.

    Este es el resultado du un tratado ceIebr;vdo ltima-

    mente con Chile i varias repblicas americanas, que se

    encuentra actualmente pendiente de la resolucin del

    Honorable Senado, debido a la honrosa iniciativa i apo-

    yo de nuestro gobierno.

    En nombre de todos estos antecedentes que tantorealzan el nombre arjcutino, solicito de la Cmara, parael proN'ccto que se discute, su adhesin mas unnime.

    Varios sesores Dip^tapos.Muibien! mui bien!Xo hacindose observacin, su vota en jencral el pr

  • BIBLIOGRAFA!>!: LAS rrBLICACIOXES QUE HIZO EX CHILK EL SESul!

    SAIIMIEXrO

    1841

    1El ^lercurio de Valparaiso.^Valparai.-;o. Impren-

    ta do 1827-1887.Oran fol.El seor Siiniiieuto priiici|ji a esjcribii' cu este (li;irio el 11 de fo-

    lirci'o do 1841. Eiicaroado de su reil:ii;eini d'jsdo el 5 de marzo, ladesempe Irastti el 2.'i de agosto de 1S!.

    2El Nacional. Peridico politico i literario.San-tiago. Imprenta de la Opinin. 1841.

    Gmnfol.Salieron nueve uineros, desde e! 1-t de abril al 7 de julio de

    a

  • XVI OBRAS DE SAlMIEXTO

    4Noticias de la Eepblica Arjentiua. Al j^ev1841. Imprenta i lit. del Estado.FoL; una hoja.Parece ser de junio o julio de esc ao. Principia as: De Copkqw

    con fecha 18 del corriente se escrihejwr persona fidedigna

    5Emigracin Arjeutina.

    Al pi: Santiago. 15 deoctubre de 1841. Imprenta i lit. del Estado.

    Fol.; una hoja.Breve noticia sobre el nmero i graduacin de los emigrados ve-

    nidos con La-Madrid.Eeproducida al pi de la pj. 18 del homo YI de estas Obras.

    6Sucesos de la Cordillera.

    Al fin: Imprenta i Li-tografa del Estado.

    Fol.; 4 'pnj.Eelacion del paso de los Andes por los restos del ejrcito de La-

    Madrid.Eeproducida en la pj. 11 del tomo YI de estas Obras.

    7Mtodo de lectura en quince cuadros, por Boni-faz. 1841.

    Eeimpres por el seor Sarmiento, no sabemos si con adiciones.Tomamos la nota de Recuerdos de Provincia.

    1842

    8Repblica Arjentina.

    Al fin: Santiago, enero 25de 1842. Imprenta Liberal.

    Fol.; 2 pj.Eeproduccion con breve comentario, de partes i noticias de una

    victoria obtenida por el jeneral Paz en Caa-guaz sobre el caudilloEchague.

    9Algunos pormenores del uso que han hecho desus victorias Rozas y sus tenientes Orive y Pacheco, en

  • BIBLIOGRAFA XVII

    las provincias que .sojuzgaron.

    Al fin: Saiitiagj. Im-prenta i Lit. del Estado. 1842.

    Fal.; 4 pj.Comentarios soLre noticiiis do poltica arjentina. Se nos informa

    que son del seor Sarmiento, aunque por el estilo no lo parecen.

    10El Progreso. Diario comercial, [lolLico i litera-rio.Santiago. Imprenta del Progreso. 1842-1852.

    GrTii fol.Redactlo el seor Sarmiento, con pocas interrupciones, desde el

    primer nmero, hasta octubre de lUilj.

    11Anlisis de las cartillas, silabarios i otros mto-dos de lectura conocidos i practicados en Chile, por elDirector de la Escuela Normal.Santiago. Imprentadel Progreso. 1842.

    8.'', 69 pj.

    12El Heraldo Aijentino.Santiago. Imprenta delProgreso. 1842.

    Gran fol. n tres col.Salieron dos nmeros con fechas de 2:) 30 de diciembre, fisto

    segundo uo hemos logrado verlo. La publicacin del tercero, ya enprensa, se suspendi por haber llegado la noticia do la derrota delArroj'o-G raudo, que concluy por entonces cenias esperanzas de losemigrados. Vanse las pj. 83 i 1)3 del tomo VI de estas Oleran.

    13Silabario, por el Director de la Escuela Normal.Santiago. Imiirenta del Progreso. 1842.No hemos visto esta obrita, que tampoco se rojistra en la E.sia-

    cUsiira bibliojrjica de Briseo, i cuyo ttulo tomamos del editorialdel Progreso de 10 de diciembre de aquel ao, que da noticia do ella.

    1843

    14Vaya un refresco, para don Domingo (Jodoy,que lia caminado tanto estos dias.

    Al fin: Santia""o deChile. Imprenta del Progreso.

    Fol.; 2 pi'tj. a dos col.

  • SVIII OBKAS DE SARMIENTO

    15Mi defensa.

    AIfin: Santiago de Cliile. Impren-ta del Progreso.

    Fol.; 16 ])j. a dos col.Sali en pliegos sueltos en este orden:Introduccin.1. Mi infancia.2. El militar i ol hombre de partido.3. Kl hijo, el hermano, i el amigo.4. El libelo.No conocamos la parte 4." cuando reprodujimos la Difeiisa al

    principio del tomo III de las Obras.

    16Programa i reglamento del Liceo, casa de edu-cacin establecida en Santiago de Chile. Santiago.Irapi'enta del Progreso. 1843.

    8."; 31 utj.Suscrito por los seores Sarmiento, Jos A. Ortiz, i Vicente F.

    Lpez.

    17Memoria leida en la Facultad de Humanidadesel 17 de octul)re de 1843 por el Liccnciatlo DomingoF. Sarmiento, Mieml)ro de la Universidad do Chile, Di-rector de la Escuela Normal, del Liceo, etc.Santiagode Chile. Imi)renta- de la Cpinion.

    8."; dos, l\ 54 pi'ij.Sobre ortografia americana. Eeproducida al principio del tomo

    IV de las Ohas.

    1844

    18Liceo.

    Al pi: Santiago. Febrero 28 de 1844.Los directores Vicente F. Lpez i Domingo F. Sar-miento.

    Fol.; una hoja.l'rdgrania de los cursos do ese ao, modificando el apuntado bajo

    el niini. IG. Imp. del Progreso.

    19Ejercicios de idioma francs, arreglados i reim-

  • BIBLIOGRAFA

    presos por los directores del Liceo, para el uso de lasescuelas.Santiago. Imprenta del Siglo. 1844.

    16."; dos, 40, dos pj.Seleccin de trozos en prosa i verso para sei'vir de temas de tra-

    duccin a nios de corta edad.

    20La Conciencia de un Nio. Traducida del francspor don Domingo F. (Sarmiento par;i el uso de las escue-las primarias.Santiago. Imprenta del Progreso. 1844.

    32.; 85 pj.Pasan de veinte las reimpresiones que hemos visto de este librito,

    hechas, dentro i fuera de Chile.

    21Vida de Jesucristo. Con una descripcin suscin-ta de la Piestina. Traducida por don Domingo F. Sar-miento. I adoptada por la Universidad de Chile para eluso de las escuelas primarias.Santiago. Imprenta delProgreso. 1844.

    10."; 147,4 im.En los cuarenta i cuatro aos liasta lioi ti'ascurridos, esc libro

    lleva mas de cincuenta ediciones en Chile.

    1845

    22Apuntes biogrficos.SS."; 63 pj.Con aquel .imple titulo, i sin portada ni designacin alj^nna, apa-

    reci la biografa del fraile i jencral Aldao, reproduccin, a cortonmero de ejemplares, do la composicin con que se public en ElProgreso en febrero de 1845.

    23Civilizacin i barbarie. Vida de Juan FacundoQuirogi. I aspecto fsico, costumlnes i hbitos de laKepblica Arjentina. Por Domingo F. Sarmiento, miem-

  • XX OBRAS DE SARMIENTO

    bro de la Univensiilad de Cliile i diiei-tor de la Et^cuelaNormal.Santiago. Imprenta del Progreso. 18-15.

    i 6.; S24, 6 pj.Tiraje hecho sobre la compasiciou del Prot;reso duude apareci

    como folletiii.

    Otras ediciones:En castellano:Santiago, Imp. de Belin. 1850.

    Paris, Imp. de Hachettc. 1874, edicin eteriotipica.En francs:Paris, 1853, traduccin de Giraiul.En ingls:Nueva York, 18G8, traduccin de ilrs. IL JLiun.El Dr. Wappas, dla Universidad de Gotiuga, tradujo al alemn

    les captulos descriptivos.

    24Mtodo de lectura gradual, por Domingo F. Sar-miento, director de la Escuela Normal, miemijro de laUniversidad de Chile. Adoptado por la Facultad de Hu-manidades para la enseanza piiblica,Valparaso. Im-jjrenta del Mercurio. 1845.

    16.; 79 pj.Pasan de ciento las ediciones chilenas de este mtodo, que toda-

    va se nsa en las escuelas, sin que hayan logrado desterrarlo otrossilabarios compuestos por sistemas que se dicen mas modernos. En1859 el gobierno hizo hacer en Estados Unidos una hermosa edicineteriotipica ilustrada, cuyos cliches han servido despus liasta ago-tarse para numerossimos tirajes.

    1846

    25Instruccin para los maestros de escuela, jiaraensear a leer por el Mtodo gradual de lectura Santiago. Imprenta de los Tribunales. 1846.

    16."; SS pj.Reimprimise en 1819 correjida i con el nombre del seor Sar-

    miento.

    1848

    26Informe presentado al Minibteriu de InstruccinPblica sobre el plau segido en el viuje de esploniciun

  • BIRLIOriRAFIA SXI

    pedagijjica on Europa i Norte-Amrica, por DomingoF. Sarmiento.Valparaiso. Imprenta Europea, 1848.

    EnciiLMitrasc roprodacido al principio de Educacin pojiular.

    27Viaje a Chile del caiinio-o don Juan Maria Mas-tai Ferreti, oi Sumo Pontfice Pi Papa IX. Traducidodel italiano i seguido de un apndice por D. F. Sar-miento, miembro de la Universidad de Chile, del Insti-tuto Istrico do Francia, i de otras corporaciones lite-rarias.Santiago de Chile, mayo de 1848. IraM-enta dela Opinin.

    8."; 95 pj.El apndice contiene noticias sobre la residencia ou Chile del

    presbtero cpie en el pontificado se llam Pi IX.

    28Discurso presentado lara su recepcin en el Ins-tituto Istrico de Francia, por D. F. Sarmiento.Val-paraiso. Imprenta Europea. Marzo. 1848.

    Sobre la clebre conferencia de Guayaquil entre Bolvar i SanMartin.

    29Sociedad Sericcola Americana. Exposicin delos fines cjue se propone, sus sesiones i estatutos.San-tiago de Chile. Imprenta de Julio Belin i C.=* Noviem-bre de 1848.

    8; 32jMJ.Ley el seor .Sarmiento su esposicion, se orsjaniz la sociedad i

    muri, sin dejar otro rastro de su cortsima vida que este folleto ialgunos cientos de moreras en los huertos de Santiago.

    1849

    30La Crnica, peridico poltico i literario.San-tiago, Imprenta de Julio Belin i C.'*; 1849-53.

    Fol. a dos col.Apareci seraanalmente desde el 28 de enero de 1849 hasta el 20

    de enero de 1850, primer tomo; i desde el 12 de noviembre de 1853hasta el 7 de enero de 1854 el segundo tomo.

  • XXII OBKAS DE SARMIENTO

    31De la Educacin Popular, por D. F. Sarmiento,miembro de la Universidad de Cliile, del Instituto His-tcjrico de Francia, de la Sociedad de Profesores de Enscanza Primaria de Madrid, i primer Director de laEscuela Normal de Santiago.Santiago. Imprenta deJulio Bclin i 0.=^ 1849.

    S."; seis, 543, 2 jij.

    32Viajes en Europa, frica i Amrica, por D. F.Sarmiento, miembro de la Universidad de t'liile, delInstituto Histrico de Francia, i de otras cor[>oracionesliterarias.Santiago. Inij. de Julio Belin i ('." 1849.

    S."; 2 vol.Reimpresos en Buenos Aires en 1850, e incluidos en el tomo V

    de las Obras.

    33La Tribuna.Santiago. Imprenta de Julio Belin i C.M849-1851.

    Gran fol. a ciintro col.Diario que apareci desde el ]." de maj'O al \?> de setiembre de

    aquellos aos.Tuvo varios redactores, don Juan Maria Gntien-ez, don Antonio

    Garca Reyes, i el seor Sarmiento, a quien pertenece casi toda laredaccin desde 1850 adelante.

    34Manual de la liistoria de los pueltlos antiguos imodernos. Obra elemental para el estudio de la historia,2)or D. Lev Alvares, traducido por F. Sarmiento.

    Santiago. Imprenta de Julio Belin i C.-'' 1848.S2.; (Jos, vii, 84 pj.Las diez ltimas pajinas contienen un resumen do la historia

    contempornea de Chile hasta 181G.

    35El Porqu? o la Fsica puesta al alcance de todos,por M. Levi Alvares; traducido por don D. F. Sarmien-to.^Santiago de Chile. Imp. de Julio Belin i C* 1849.

    82."; dos, , 1242).Con nna introduccin del traductor.Ha servido de testo de lectura en las escuelas, i ha sido muclins

    veces reimpreso.

  • EIBLIOGRAFA

    1850

    36Arjirpolis o la capital de los Estados Confede-rados del Rio de la Plata. Sohicioii de las dificultadesque embarazan la pacificacin permanente del Eio de laPlata, ])ov medio de la convocacin de un congi'eso, i lacreacin de una capital en la isla de i\[artin Garca, decuya osecion, (hoi en poder de la Francia) dependenla libre navegacin de los rios, i la independencia, de-sarrollo i libertad del Paraguai, el Uruguai i las Provin-vincias Arjentinas del litoral.Santiago. Imprenta deJulio Bclin i CV"^ 1850.

    8.0; dos, 161 pj.Alejo Champgobert, corresponsal de la Crnica, tradujo al fran-

    cs este opsculo i lo public en Pars.

    37-El Consejero del Pueblo.Santiago. Imprenta

    de Julio Belin i CV 1850.Fol. a dos col.Peridico semanal que sali desde el 14 de setiembre hasta el 2 de

    noviembre sosteniendo la candidatura Montt.

    38A quin rechazan i temen? A i\Iontt. A quinsostienen i desean? A Montt. Quin es entonces el can-didato? Montt.

    Al fin: Santiago, noviembre 5 de 1850.Im])renta de Julio Belin i C.^

    Fu]; IG 2MJ. a dos col.

    39Recuerdos de Provincia, por el autor de Civili-zacin i Barbarie, Viajes i^or Eurojxt, frica i Am-nca, i Educacin PopuZar.^Santiago. Imprenta deJulio Belin i CV^ 1850.

    8.0

    Reproducidos en el tomo III de las Obras, con pequeas correc-ciones indicadas por el seor Sarmiento.

  • 5XIV OBEAS DE SAEMIENTO

    40IMotiii ele San Felipe i estado de sitio.

    A] fin:1850. Imprenta de Julio Belin i CV"*FoL ; 8 pj. a dos col.Reproducido eu las Obras omitiendo los documentos justificativos

    que lo acompaan.

    41Almanaque pintoresco e instructivo para el ao1851.-Santiago de Chile. Imprenta de Julio Belin i C*1850.

    1G.; 73p.Trac un artculo del seor Sarmiento sobre el Ferrocarril de Co-

    jiiap.El Almanaque de 18r)2 contiene tres artculos, sobre el presidente

    Monff, el jr-neral San Martin, i la arquitectura civil de Santiago.

    1851

    42Sud-Am('riea. Poltica i comercio. Dirijido porD. F. Sarmiento.Santiago. Imprenta de Julio Belini 0.=^ 1851.

    4."; 3 VOl.Revista quincenal.

    43Las Filpicas de los Andes.

    Al Jiu: 1851. Im-prenta de Julio Belin i '.=*

    4.; 15 pj.

    44Motin en Santiago.

    Al Jin: Imprenta de JulioBelin i C.^ Abril de 1851.

    4."; 16 pj.

    45Candidato a la presidencia de Chile j^ara 1851.Don Manuel j\Ioutt, antiguo ^Ministro de Estado i Pre-.sidente de la Suprema Corte de Justicia.Santiago.Imprenta de Julio Belin i C.-'* ]\Iayo de 1851.

    4:'; 16 pj.Reproducido en el tomo III de las Oirs.

  • P.IBLIOGRAFIA XXV

    4GEmigracin alemana al Rio de la Plata, memo-ria escrita eu Alemania por D. F. Sarmiento, i enrique-cida cou notas sobre el Chaco i los pases adyacentes alos rios interiores de la Ami-ica del Sud, por el doctorWajDpas, profesor de estadstica i jeografa en la Uni-versidad de Gotinga. Traducida del alemn, por don(Guillermo liilleger. I seguida de Arjirpolis.Santiago.Imprenta de Julio Bclin i C."^ 1851.

    8."; dos, viii, 170 ptj.

    47Decretos sobre Comercio de trnsito terrestre deChile i de Bolivia, para intelijencia de los comerciantesde las provincias del interior de la Confederacin Ar-jentina.yiZ fin: Santiago. Imprenta de Julio Belin i'C.=' 1851.

    4: S pn/.Tiraje aparte de un articulo de Sud-Amrica

    48Rplica al Archivo Americano de abril.San-tiago de Chile. Imprenta de Julio Belin i C.^ 1851.

    4.";

    49 iiMauifiesto del Partido de Oposicin a los pue-blos de la Repblica sobre la nulidad de que adolecenlas elecciones hechas en los dias 25 i 26 de junio lti-mo, nSantiago. Imprenta de Julio Belin i CV Agostode 1851.

    S."; (Jos, 45pj.Contestacin a un folleto de don Domingo Santa Mara que lleva

    aquel mismo titulo.

    50Artculo biogrfico sobre la seora doa PaulaJara-Quemada de Martine/.

    4.";

    Tiraje aparte de la composicin de Siitl-Amn'ra en que apareciesta biog^rafia. .Se lareprochijo en los primeros nmeros de la Cii'i-lizacion diario de 1851.

  • OBRAS DE SARMIENTO

    185

    51Campaa en el Ejrcito Grande Aliado de Sud-Amrica del teniente coronel D. F. Sarmiento.Rio deJaneiro. Imprenta Imp. i Cons. de J. Villeneuvc i C.'*1852.

    8; XV, S54 pj.Solo las primeras 45 pajinas fueran impresas en Rio Janeiro, las

    restantes lo fueron por Ik'lin en Santiago.

    52Actos colectivos de los arjentinos residentes enChile.

    Aljin: Santiago. Imprenta de Julio Belin i C.''1852.4; 16pj.

    53D. F. Sarmiento, diputado al Congreso Nacio-nal por la Provincia de San Juan, al jeneral don JustoJos de Urquiza, vencedor en Caseros.Santiago deChile. Imprenta de Julio Belin i C.=' 1852.

    S."; dos, 19 pj.Reimpresa el misino ao i por la misma imprenta.

    54Convension de San Nicols de los Arroyos.

    Santiago de Chile. Imprenta de Julio Belin i C.-'' Octu-bre de"l852.

    4.; do.ij 34 2)j.

    55San Juan, sus hombres i sus actos en la rejene-racion arj entina. Narracin de los acontecimientos c[uehan tenido lugar en acjuella provincia antes i despusde la caida de Rosas. Restablecimiento de Benavides, iconducta de sus habitantes en masa con el caudillo res-taurador. Tomada de fuentes autnticas i apoyada endocumentos piblicos.Santiago de Chile. Imprenta deJulio Belin i C.-'' Octubre de r852.

    4."; (OS, 40 pj.

  • bibliografa xxvii

    1853

    50Los sitiadores antes del triunfo de Buenos Aires,Santiago. Imprenta de Julio Belin i C.-"^ 1853.

    4.";

    57Congreso de Santa F.

    Al fm: Santiago deChile. Imprenta de Julio Belin C.'' Marzo de 1853.

    4.; 16 2>rij. a 2 col.

    58Misin Bedoya.^-1 Z_//i.- Santiago de Chile. Im-prenta de Julio Belin i C.-"^ Marzo de 1853.

    i.; 10 Hij. a 2 col.

    59Los sanjuaninos.

    Al fin: Santiago de ChileImprenta de Julio Belin i C.'' Abril de 1853.

    4:'\ IG pi'ij. a 3 col.

    60Tratados de Buenos Aires, no ratiicados por elDirectorio.

    Al fin: Imprenta de Julio Belin i C.^ 1853.4.; 16 j)]'. a 2 col.Primera contestacin al folleto del seor Albonli titulado: CarUis

    sobre la prensa i la poltica militante tic Ja Repblica Arjentina.

    Gl I va de zambra.

    Al fin: Santiago. Imprenta deJulio Belin i C.^ Abril 27 de 1853.

    4.; 16 pj. a 2 col.Sejjiinda contestacin al seor Alberdi.

    62Sigue la danza.

    Al fin: Santiago. Imprenta deJulio Belin i C.^' Abril 30 de 1853.

    4.; 16 piij. a 2 col.Tercera contestacin al seor Alberdi.

    63Ya escamjia! (Quinta de las ciento i una).

    Alfin: Imprenta de Julio Belin i C.'' Maj'o. 1853.

    4.^'; 16 pj. a 2 col.Ultima contestacin a las Cartas del seor Albtnli.

  • XXVIII OBRAS DE SARMIENTO

    G4Noticias de Buenos Aires.

    Al fin: Agosto de1853. Imprenta de Julio Beliu i C*

    4."; 8 pj. a 2 col.

    65-]\Iemoria enviada al Instituto Histrico de Fran-

    cia, sobre la cuestin dcima del programa de los tra-bajos c|ue debe presentar la 1." clase, por D. F. Sarmien-to miembro de dicho Instituto, de la Universidad deChile, etc.Santiago de Chile, Imprenta de Julio Beliui C.'' 1853.

    4." 55 ptij.

    GC)Comentarios de la Constitucin de la Confede-racin Arjentina, con numerosos documentos ilustrati-vos del texto, por D. F. Sarmiento, diputado al CongresoConstituyente, electo por unanimidad de sufrajios porla provincia de San Juan.Santiago de Chile. Impren-ta de Julio Belin i C.'^ Setiembre de 1853.

    8.";cvalro, vx, SS6 lj.

    G7Monitor de las escuelas jirimarias.Santiago deChile. Imprenta de Julio Belin i C.*^ 1853.

    4." 12 rol.Peridico innndado fundar por decreto supremo de G de agosto de

    ese ao; con esa misma feclia se confi su redaccin al seor Sar-miento.

    1854

    G8Asamblea constituj'eute de la provincia de SanJuan. Lista de rejiresentantes propuesta al voto popu-lar, previa la lei de la Lejislatura ordinaria que debeconvocar a elecciones de asamblea constituyente.

    Fol. ; 4 pj.Lista de candidatos propuestos, seguida de la solicitud que deberla

    dirijirse por los electores a la lejislatui'a pidiendo la convocacina constituyente. Lleva fecha de enero de 18r)4.

    Publicada en Santiago e impresa por Belin.

  • BIBLIOGKAB^fA XXIX

    G9Dii Diiiiiigo F. Sarmiento, .su juzganiieuto iabsolucin por los tribunales de Mendoza.

    Al fin: Fe-brero 25 de 1854. Imprenta de Julio Belin i C."'

    FoL; una hoja a dos col.Sentencia absoUitaria de nna cansa que se le sigiu por (leuiincio

    de conspiracin; precedida de uu artcuio del 6'/s/7o/ de Men-doza que la comenta.

    70^El ciudadano arjentino D. F. Sarmiento electodiputado a la Lejislatura del Estado de Buenos Aires, asus electores.Santiago de Chile. Imprenta de JulioBelin i C.^ 1854.

    8."- 36])j.

    71Derecho de ciudadana en el Estado de BuenosAires, por D. F. Sarmiento.Santiago de Chile. Im-prenta de Julio Belin i C.-\ 1854.

    72Ulwervaciones con motivo de los artculos sus-critos por J. B. A. en el Mercurio de Valparaso con elttulo de Cueationes AiiKiricanas, i que aon un examende la Contitucion del Estado de Buenos Aires.-Santia-go de Chile. Imprenta de Julio Belin i C.'' 1854.

    8."; 64 pj.Publicado por D. Mariano de Sarratea.

    73Esposicion e historia de los desculirimientos mo-dernos, tomada del francs de M. Luis Figuier, por D.F. Sarmiento.Santiago de Chile. Imprenta de JulioBelin i C.\ 1854.

    IG."; xii, S15 lj.

    74Don Jos de San Martin.Resea biogrfica publicada en el tomo 1." de la Galera de hom-

    brea clebres de Chile, SMitiinjo. Imp. Chilena, 1654, 2 vol. fol.Itoproducida en el tomo 111 de las Obras.

  • OBRAS DE SAUMIENTO

    1855

    75Educacin comn en el Estado de Buenos Aires.-Santiago. Imprenta de Julio Beliu i C*. 1855.8."; 96 pj.Eeimprcsa en Buenos Aires en 1887.

    185G

    7GMemoria sobre educacin comn presentada alConsejo Universitario de Chile, sobre estas cuestiones:II 1." Influencia de la instruccin primaria en las costum-bres, en la moral pblica, en la industria, i en el desa-rrollo jeneral de la prosperidad nacional; 2 Organiza-cin cpie conviene darla atendidas las circunstancias delpais; 3.** Sistema que convenga adoptar para procurarlas rentas con que costearla, n Por I). F. Sarmiento.

    Santiago. Imprenta del Ferrocarril. 1856.8."; cuatro, 340 mj.

    1871

    77Discursos sobre la educacin popubir, tomadosde la obra Ambas Amcricas al seor don Domingo F.Sarmiento. Edicin hecha por encargo del Excmo. Go-bierno de JNIendoza.Santiago. Imprenta de la Liber-tad. 1871.

    8."; .r, GS piij.Discurso pronunciado en nna asociacin por .1. P. Yickevshan; i

    en la cmara de diputados de Estados Unidos por (iarficid, ambostraducidos, seguu se nos informa, por el seor iiarmieuto.

  • ADVERTENCIA

    La muerte del seor Sarmiento, acaecida en la

    Asuncin del Paraguai el 11 del mes lasado, oblign-donos a apresurar la publicacin de este tomo que des-tinbamos para que apareciera el ltimo de la coleccin,nos obliga tambin a omitir la noticia de la vida de suautor que aparece prometida en los ya publicados, i quedeba ser su natural encabezamiento.

    Ese trabajo, que en la parte que tenemos escrito al-canza ya alguna estension, lo reservamos para darlo por

    separado despus que, impresas todas las Obras, poda-mos recorrindolas despacio, agrupar en l las noticias

    que sirvan a dar idea del tiemj^o i de las circunstanciasen que aparecieron, a fin de que se llegue a apjreciar

    fuera de su mrito intrnseco, su alcance doctrinario i

    de propaganda.

    Este primer volumen de las Obras, bajo el ttulo decrticos i literarios, rene los artculos no polticos queel seor Sarmiento public en el Mercurio de Valpa-raso en 1841 i 1842, entre los cuales se comprenden losprimeros que dio a la prensa de Chile.

    Fuera de la clasificacin jeneral de materias bajo la

  • XXXII OBRAS DE SARMIENTO

    cual iLeuius fuimado jada volumen, al compajiiar losai-ticulos de la prensa peridica, seguimos el orden cro-

    noljico de su publicacin, sin otras alteraciones que lado reunir bajo un ttulo i formando como un solo cap-tulo, todos los que se refieren a un mismo argumentotratado de un mismo modo; as, por ejemplo, podrnleerse de seguido en este volumen las dos interesantespolmicas literarias que sostuvo con el seor Bello i sus

    discpulos.

    En los artculos que no se encuentran en ese caso, elorden cronoljico rigurosamente conservado sirve paramostrar los progresos que su autor hacia en el arte de

    escribir, i la estension cada vez mayor que sus crti-

    cas i observaciones abrazaban.

    Cluiados tambin por ese criterio, en esta seccin decrtica i de literatura, liemos desechado menos artculos

    que en los de poltica o instruccin pblica, porque,

    iiunque algunos parezcan mu de circunstancias, juzga-mos que conservan cuando menos el inters de pintar

    el estado de nuestra cultura intelectual i de nuestras

    costumbres en aquella poca. Siguiendo estos artculos

    fcil seria hacer la historia del teatro en Chile, que

    como institucin permanente no lo hemos tenido sino

    desde 1841 adelante.

    Setiembre 30 de 1SS8.Luis Moxtt.

  • ARTCULOS CRTICOSI LITERARIOS

    12 DE FEBRERO DE 1817

    (^Mercurio de 11 de febrero de 1841)

    I

    Un dia pasa todos los aos precedido i seguido de otrosdias; si en algo se distingue de los que anteceden i suceden,si el habitante de Chile fija por un instante en l sus miradas,es solo por las frias frmulas con que se representa el regoci-jo pblico, como las viejas relijiones sostituyen la pompa deceremonias emblemticas, a los grandes recuerdos que nomueven ya el corazn de los creyentes. Algunas salvas en lasfortalezas, algunos pabellones flotando en lo alto de los edifi-cios, h aqu todo lo que recuerda un dia que debiera ser tancaro al corazn de todo chileno. La fria fisonoma de los ciu-dadanos corresponde tambin a la alegra decretada, como lade la vrjen a quien un srdido clculo de familia une al espo-so que su corazn no ha elejido, con los atavos nupciales sobreel cuerpo i el disgusto reconcentrado en su pecho, coronadade guirnaldas la cabeza i el pesar pintado en su semblante.El estranjero que. nos observa, nos creera los hijos de los

  • 2 OBRAS DE SAEMIENTO

    espaoles vencidos en aquel gran dia, fastidiados de ver repe-tirse un recuerdo humillante i odioso. Veinte i cuatro aoshan trascumdo apenas, desde que aquel memorable dia alum-br en Chacabuco un combate de vida o de muerte para laindependencia americana, i ya ni se mentan los nombres ilus-tres que lo inmortalizaron. Ah! Los pedruzcos que cubrenaquel suelo sagrado, no han conservado las manchas de lasangre patriota que los salpic, i el cndor de los Andes hadejado de revolotear en torno de ese vasto campo de carnice-ra en que el amo i el esclavo lucharon con furor!

    Centenares de patriotas chilenos, huj-endo de los horroresde la esclavitud, habamos traspasado los Andes en 1814, iconocido todas las penurias i todos los sinsabores que acom-paan a una larga emigracin. Un ejrcito al mando deljeneral San Martin, se aprestaba al fin a cruzar los Andes itraer a nuestra desgraciada patria la libertad perdida. Noso-tros volamos presurosos a engrosar las filas del ejrcito liber-tador. Ai! Entonces la repblica, la libertad i la patria se nospresentaban radiantes i puras, como son siempre las concep-ciones del espritu, cuando la esperiencia no ha venido auna sostituirlas sus tristes realidades, como el fri invierno quenos ensea el montono i desapacible ramaje del rbol,cuyo lozano verdor nos habia antes recreado.

    Chilenos i arjentinos dejamos la ciudad de Mendoza el 17de enero de 1817. Tenamos la cordillera al frente, i detras deella estaba Chile, la patria querida, nuestras familias i todasnuestras simpatas; los espaoles, en medio de nuestro entu-siasmo i ardor, se presentaban confusamente a la imajinacioncomo los puntos distantes de un paisaje que el pintor bos-queja. Mas, bien pronto principiamos a escalar con trabajosi padecimientos inauditos, la jigantesca, solitaria e intermi-nable cordillera de los Andes. l hambre, el fro, el vientoglacial que nos helaba la respiracin, i la_2Ji(7io que agregabasu penosa angustia a tantos padecimientos, formaban la pri-mera pajina de la terrible campaa que abria el ejrcito. Lavictoria de ]\Laren^o, que salv a la Francia, tenia entre suslaureles el paso del San Bernardo. Mil historiadores han pon-derado sus dificultades casi insuperables, i el gran capitn loha clasificado como uno de los prodijios que habia obrado elardor francs. I bien! el pasaje de la cordillera por un ejrci-to sin pertrechos, sin tiendas, sin capotes, yace oscuro, i ape-nas una pluma le ha tributado un pasajero asombro! El San

  • ARTCULOS CRTICOS I LITERARIOS 3

    Bernardo i los Andes!!! Un solo dia de trabajos en aqul, i enseguida la risuea Italia con sus alegres campias, sus ciuda-des i sus encantos. Un dia de trabajos inauditos en sta, enmedio de sus erizadas crestas, i luego? ... la cordillera siem-fire, con su soledad espantosa, sus torrentes, sus abismos, susaderas i sus precipicios; i diez dias despus?. . . la cordillerasiempre con sus nevados picos, cerrando el paso, coronada denubes blanquecinas, amenazando por momentos sepultar parasiempre entre sus desnudos e inhospitalarios peazcos a losaudaces patriotas que osaban escalarlos.

    Nuestro ejrcito, pobremente equipado, cansado de sufri-mientos, i estenuado de fatiga, descendi por fin en los dias7, 8 i 9 de febrero al hermoso valle do Aconcagua, i los en-cuentros del mayor Martnez en la Guardia, i del teniente coro-nel Necochea en las Coimas, nos hicieron augurar un dia degloria para todo el ejrcito. Todo el vallo estaba en nuestropoder el 10, i el 11 de febrero avistamos a los espaoles en lacuesta de Chacabuco, cuyas cumbres coronaban gruesos des-tacamentos de infantera. Fu preciso vivaquear en presenciade ellos. Noche de alarma i vijilia la del 11! La cuesta deChacabuco se interpona, como una siniestra mampara, queocultaba a nuestros ojos la fuerza verdadera de los espaoles,los destinos de Amrica i la suerte futura de Chile. Los jefesarjentinos i chilenos, bajo un esterior severo e imponente,ocultaban todo el sobresalto que les inspiraba el desenlace dela batalla del dia siguiente. Soldados inespertos i bisoes,iban a medir por la primera vez sus armas con aquellos vie-jos batallones espaoles que habian humillado en Europa lasaltivas guilas de la guardia imperial de Napolen. Si undesastre era el triste resultado de tantos esfuerzos, los arjen-tinos velan consolidarse la dominacin espaola a su lado iespuestos los flancos de la nueva repblica, mientras que susfuerzas contenan apenas los ataques de los realistas por elAlto Per. Los chilenos del ejrcito, si salvaban de la reriega,tendran que decir adis para siempre a la patria que volvana ver, i a sus sueos de libertad e independencia; i para unosi otros, la muerte honrosa del campo de batalla, era preferiblea caer prisioneros i ser tratados como insurjentes. Los gau-chos que formaban el valiente rejimiento de granaderos acaballo, tendan con desasociego sus miradas por este hori-zonte estrecho i limitado por todas partes de cerros, echandomenos aquellas inmensas llanuras de su tierra, donde el cieloest pegado a la superficie, donde el sol sale i se entra por

  • 4 OBRAS DE SARMIENTO

    entre los pastos i matorrales, i donde no hai barrera ni obs-tculo insuperables para el jinete que monta un buen caballo;pero ellos hablan probado el filo de sus sables en las Coimas, losespaoles eran maturrangos, i esta ltima consideracin leshacia aguardar con indiferencia el prximo combate. Losnegi'os del 7 i del 8 dirijian con horror sus inquietas miradassobre las cpulas nevadas de la cordillera, que tenian a susespaldas, en donde el fri habia martirizado sus constitucio-nes africanas, i en donde el cabo de guardia habia sorpren-dido al centinela de los puestos avanzados que no respondaal alerta! . . . . muerto en su puesto, parado con el fusil albrazo, i endurecido por el hielo que b habia penetrado lasentraas i suspendido el movimiento de la sangre! Mas saban,porque as se lo repetan sus jefes, que todo negi'o que cayeseprisionero en poder de los espaoles, seria trasportado a Lima1 vendido para los injenios de azcar, i esta sola idea lesvolvia todo su feroz i brutal coraje. En cuanto a nosotros,oficiales subalternos, nos comunicbamos al oido algimos ru-mores alarmantes que circulaban, i nos animbamos en vozalta con noticias favorables, deleitndonos con la esperanzade ver pronto a nuestras familias i entrar en Santiago, en esteSantiago, que la ausencia i los padecimientos hablan hechotan querido para nosotros.

    II

    La noche del once de febrero fu larga, como son largas siem-pre las noches que preceden a un dia que ha de influir podero-samente en nuestra suerte futura. Las diucas del campo, estasaves chilenas cuyo canto matinal i vivificante no habamosoido en nuestro largo destierro, nos anunciaron al fin la pro-ximidad de la maana del 12 de febrero; i entre los prepara-tivos del combate, vimos asomarse brillante por enti'e lospicos nevados de los Andes, el sol que iba a ser testigo impa-sible de nuestra lucha. Los espaoles que ocupaban la cum-bre de la cuesta, se replegaron al oir sonar la marcha denuestros tambores. Trepbamos con entusiasmo, i-eprimiendoel cansancio que nos ocasionaba el ascenso, i alargando elcuello para ver desde su cumbre el valle de Chacabuco, lacuesta de Colina, e imajinarnos, ya que no pudiramos verlo,aquel Santiago objeto de tantos recuerdos i de tantas espe-

  • ARTCULOS CRTICOS I LITERARIOS 5

    ranzas. Pero, ai! dos filas negras de soldados espaoles, ligadas

    Eor un parque de artillera i erizadas de fusiles, en que vibra-an los rayos del sol, i a su izquierda una estensa lnea de

    caballera, dejaron bien pronto como enclavadas nuestrasmiradas en el sitio que ocupaban. Un momento despus eljeneral O'Hlggins estaba en presencia del enemigo; los gra-naderos a caballo, mandados por el valiente Zapiola, hablanido a arrostrar en vano la metralla del enemigo, no pudiendosalvar el barranco que hacia inaccesibles sus posiciones. Cra-mer, que habia volado con el a sostener la caballera, i Con-de con el 7, se hallaron mui luego comprometidos en larefriega. Un momento vacil el 8; las balas enemigas lo diez-maban, i el jeneral Soler i el bravo Las Heras, que debianflanquear las posiciones enemigas por un circuito ignoradodel enemigo, no parecan aun. Momento de angustia i deescitacion para quienes podamos observar, en medio de losestampidos del can, el fuego graneado, las bocanadas dehumo que se elevaban de todas partes, i los gritos de nues-tros jefes que dirijian las maniobras, restablecan el orden inos animaban al combate' En fin, en medio de tanto estruen-do, vimos cargar a los granaderos a caballo; nuestros jefesgritaron de frente! i mil voces confusas, el jeneral Soler! semueven! disparan!. . . . Ah! qu momento! que nueva vida!Los granaderos lo arrollaron todo, i el camino de Santiago seresenta libre, aunque sembrado de moribundos i cadveres,

    la defensa de las casas de Chacabuco no sirvi sino a hacermas sangrienta una escena sin esto demasiado gloriosa. Efec-tivamente, ochocientos prisioneros, setecientos muertos, ban-deras espaolas, bagajes, artillera, i el 14 pisando, en fin, elpuente de Santiago en triunfo, llenos de sangre, polvo i an-drajos!. . .

    .

    Qu nos queda mientras tanto de tanta gloria? Tendamosla vista sobre esta poca presente, aqu i en los otros puntosde Amrica. Escuchemos los juicios de esta jeneracion ingra-ta que nos ha sucedido, i estraado como instrumentos gasta-dos e intiles; oidla en sus odios, que no turba ya el temorde los enemigos que nosotros destruimos, para qiie ella sofolgase tranquila; oidla echarnos en cai-a nuestros desaciertos,i los crmenes de algunos, como si debiramos haber sido entodo superiores a la poca en que nos toc figurar; como si elrjimen colonial en que fuimos creados, i la ignorancia i ab-yeccin de nuestros padres, nos hubiese dejado solo virtudes;como si hubiese sido posible desarraigar el respeto servil a

  • OBEAS DE SARMIENTO

    nuestros tiranos sin violencia; como si las pasiones pudiesenser tenidas siempre a raj'a; i como si las grandes revolucionespudiesen completarse sin sangre, sin violencia, sin estorsiones,1 aun sin crmenes! Vedla hacerse olvidadiza de nuestras lar-gas fatigas, i de nuestros esfuerzos para hacerla independien-te i poderosal Hombres sin patriotismo i sin induljencia! Undia la historia recojer con avidez los nombres de todos losque lidiamos juntos en Chacabuco i en otros lugares tan glo-riosos como ste; un dia el estranjero, porque vosotros no soiscapaces, vendr a recojer los inmortales documentos de nues-tras gloriosas hazaas, i desechar con desprecio vuestroabultado catlogo de recriminaciones, solo dignas de figuraren la historia, como un aviso de que eran hombres los quetales cosas i tan grandes hicieron! Un dia el viajero que pasela famosa cuesta, ver asociados en el mrmol los nombresde O'Higgins i Prieto, Las Heras i Blnes, Lavalle i SanMartin, rsecochea i Soler, i tantos otros patriotas ilustres,cuyos nombres os han de sobrevivir, mientras que vosotrospasareis oscuros, sin que nada de grande haga olvidar vues-tras miserias de partiao, vuestra ingratitud i vuestro egosmo.Los peruanos recuerdan solo las estorsiones del ejrcito liber-tador, i ni las frias formas de la gratitud afectan por nuestrospasados esfuerzos, mientras que nosotros, como si una nacinlenerosa fuese responsable de los desvarios i pasiones de susjenerales, estamos viendo a la desgraciada Repblica rjen-tina, nuestra antigua amiga, sucumbir despedazada por laguerra civil. Lucha horrorosa i eterna! No habr de llegarun dia de confraternidad, de olvido i de rehabihtacion paratodos? La tumba solo podr reunimos?

    Si hubiramos de buscar todos nuestros compaeros dearmas en aquel glorioso dia; si resucitadas las simpatas queentonces nos unieron, quisisemos estrecharnos entre nuestrosbrazos, cuntas desgracias nos contaramos, cuntas heridasno sangraran de nuevo, cuntas lgrimas no verteramos, alver nuestros destinos tan contrarios, cuan contados los feUces,i tantos tan intolerables, tan desapiadados! Deseo intil, em-pero! Ilusin engaosa! Toda la Amrica est sembrada delos gloriosos campeones de Chacabuco. L^nos han sucumbidoen el cadalso; el destierro o el estraamiento de la patria haalejado a los otros; la miseria envilece i degrada a muchos; elcrimen ha manchado las bellas pajinas de la historia de algu-nos; tal sale de su largo reposo i sucumbe por salvar la patriade un tirano horroroso; i cual otro, lucha casi sin fruto contra

  • ARTCULOS CRTICOS I LITERARIOS 7

    el colosal poder de un suspicaz de'spota cjue ha jurado ester-minio a todo soldado de la guerra de la independencia, por-que l no oy nunca silbar las balas espaolas, porque sunombre oscuro, su nombre de ayer, no est asociado a losinmortales nombres de los que se ilustraron en Chacabuco,Maipo, Tucuman, Callao, Talcahuano, Junin i Ayacucho! Fe-lices, en estremo felices algunos, si gozando de la estimacinde sus conciudadanos, desempean destinos honrosos o diri-jen con acierto el timn del estado; felices en estremo, losque en el seno de sus familias llevan una vida oscura, perosm alarmas; felices, mil veces felices, los que pueden volversus miradas sobre lo pasado, sin desear ver borrado un diadeshonroso de la historia de su vida!

    Mientras la prensa guarda un criminal silencio sobre nues-tros hechos histricos, i mientras se levanta esta jeneracionque no comprende lo que importan para Chile estas salvas iestas banderas que decoran el 12 de febrero, nosotros, cadavez que pase por nuestras cabezas el sol de este augusto dia,lo saludaremos con veneracin relijiosa, i deplorando la suer-te que ha cabido a tantos patriotas, cualquiera que sea el paiso el color poltico a que pertenezcan, elevaremos nuestrosvotos al cielo porque en los cansados dias de su vejez, hallenun pan que no est amasado con lgrimas para su alimento,el abrigo del techo de sus padres i las bendiciones i respetode sus compatriotas.

    Un teniente de artillera en Chacabuco.

    AVOS I MONTURAS

    {Mercurio de 23 de febrero de 1841)

    Seores Editores:

    Como ya he probado que si no puedo hablar, s escii-bir al menos; como en mi anterior comunicado, he mos-trado que entiendo de msica, a mi modo, aunque estemodo no sea el de otros; como viajo para divertir a los curio-sos; como cierta especie de pbUco aplaude mis monadas con

  • 8 OBRAS DE SARMIENTO

    fialmoteos estrepitosos, como dicen que aplaude en el teatroas valgas postizas de un Juanillo de farsa: como me vienela regana de escribir; como nadie tiene dereclio de impedr-melo; como hai libertad de imprenta; como tengo amo quienme defienda, a falta de cnsul de Monomotapa, de donde soioriundo; como soi transente; como pertenezco a una sociedadextranjera en que figura un enorme, mui gravo i curioso per-sonaje; como ustedes publicarn este comunicado, si no tienencon qu llenar sus columnas, i en fin, como no se me ocurreotro como, he qiierido comunicar al pi'iblico las observacionesque tengo hecnas durante mis viajes monosficos i jim-nsticos.

    Los hombres superficiales que no buscan la razn de lascosas, el pblico en fin, que es el hombre por mayor, comoquien dice por gruesas, me ve cabalgar sin silla, usandoapenas de una caronilla colorada por la decencia, sin sos-pechar que en conducta tan extraa haya sus razones deestado que la motiven. Oh! el pbHco! Aqu como en todaspartes, ve hechos, resultados, formas, palabras; el fondo, lacausa no es de su resorte. A^iva, coma, divirtase, bostece,trabaje, i lo dems que lo haga otro, para eso es el gobierno.Yo esplicar, pues, lo que nadie exije que se le esphque; es-cribir, no para que lean, porque he oido decir que no sonmuchos los que estn posedos de la diariomana, que tienehoi enfermo, apestado al mundo civilizado. Si esto no es cierto,no grite contra la calumnia el que no est suscrito a algnperidico. Si han de apedrearme, tire la. piedra el que noest manchado de este delito, que de seguro llegarn pocas.Pero me distraigo El pblico?. . . . La silla? s, si, lasilla, la caronilla colorada sin silla.

    Es, pues, el caso que viajando por varios puntos de Amrica,he parado los monos sobre un hecho singular. En cualesquie-ra ae los puntos que he visitado con mis novedosos socios,he creido observar las mismas costumbres estacionarias, lasmismas rencillas de partido, el mismo odio a las innovacio-nes, mismsima intolerancia, en poltica se entiende, las mis-mas preocupaciones, el mismo aparato de formas republicanas,con cierto dejo a chivato desde que uno les toma el gusto;en fin, la Espaa por todas partes, no la Espaa de ahora, quese ha dado un Ibuen bautismo de sangre para que no laconozcan, sino la Espaa del otro siglo, como si dijramosdel otro mundo, la Espaa que, recostada en su indolencia,contaba antes los duros americanos para entregarlos a los

  • ARTCULOS CRTICOS I LITERARIOS 9

    dems europeos. Mas en una sola cosa difieren los nuevosestados americanos, i en esta sola cosa se descubre una faccinnacional, en rudimento, en embrin; pero que ya sirve a carac-terizarlos. Hasta el idioma que a toaos los estados es comn,se ha doblegado a las nuevas exijencias de los pueblos; sellama recado en unas partes, apero en otras, montura aqu,avo mas all. Algn lector testarudo creer haber adivinadola tal cosa? Que locura!

    Este es el i'uiico distintivo nacional de las fraccio'nes ame-ricanas, i a juzgar del fondo por la forma, eu ningn estadode Sud-America liai un espritu nacional mas peludo, mashediondo, mas monstruosamente abultado que en la Repbli-ca de Chile.No se acuerda, seor Pinganilla, me deca Santiago, mi

    sirviente, a propsito de monturas, no se acuerda seorPinganilla (se guardara bien el tunante de tratarme de otromodo), no se acuerda seor, me deca, de aquellos gauchosarjentinos, tan taimados, con aquellas botas a la rstica, decuero crudo, aquellos cuerudos aperos, aquellas espolazas tanagudas, i aquellos estribitos, ltima expresin posible de unestribo? Qu hai de comn entre aquello i estas cargas decueros de carnero tan recortados, i estas estriberas que sonal contrario la ltima exajeracion posible de un estribo?Los pueblos, le habra yo contestado, s jamas me hubiese

    dicho tal cosa, descubren su jenio, su espritu, sus necesida-des su civilizacin, en la manera i forma de .sus equipajesi vestidos. La civilizacin ha tomado su forma esterior lamisma en todas partes. El hombre culto usa fraque, peri-dicos, reloj, levita, gobiernos constitucionales donde 2>uede,literatui-a nacional, silla, ciencias, etc., etc., etc. Pero los ame-ricanos, admitiendo todo aquello, han elevado una solemnerotesta contra todo lo que tenga relacin con el caballo.[an dicho, "vosotros gringos no sabis domar un potro, ni

    pialar un ternero, i no tenis voto en la materia; afuera silla,chicote i arreos... Todo lo que es mu puesto en razn. Losamericanos se han acomodado a su modo en este punto, itambin llevan razn. Aqu se ha descubierto el jenio de cadapueblo, sus necesidades i su ndole. El arj entino que sigue agrandes pasos, gracias a su gobierno, la cultura de sus vecinoslos pehuenches, usa cueros, caronas de vaca, bolas. En susespuelas nazarenas, como si dijramos crucificadoras, conenormes ralas i agudas pas, se descubre de leguas, su gustofavorito de derramar sangi-e; en sus miniaturas de estribos

  • 10 OBRAS DE SARMIENTO

    que no le aprisionan sino un dedo, su amor a la libertad; entodo su sencillo aparato, su sencillez republicana i sus hbi-tos democrticos, su odio a la dominacin /Vr(?icesa, su nacio-nalidad pampera, su gobierno federal; en fin, su admiracinpor el ilustre Restaurador de las LL., que es el me^OT jinetedel muiado, en lo que debe hacrsele justicia.En cuanto a los chilenos oh! eso es otra cosa. Como viven

    al frente de esa estupenda cordillera que ves all, sus hbi-tos nacionales participan del carcter de esta naturaleza estu-penda: estupendas espuelas, estupendos estribos, estupendapila de cueros, i sobre este estupendo aparejo, un estupendocampecino. Como no gustan de sangre, i al contrario son gran-des aficionados a la remoleura, rrrremulen los hijares delpobre rocin, mas sin herirlos como sus vecinos. Como no sontan democrticos como stos, han consultado la comodidad,el abrigo i la blandura. Su aspecto esterior, un poco chato,sus piernas semi-circularmente abiertas, un tronco mediana-mente engolfado en los pellones, cuyo vellocino ondea majes-tuosamente solevantado por el aire, i sus corvas estriberascual peaas de santo, o bien cual ruedas de un vapor, le dancierta gravedad aristocrtica que le sienta a las mil maravi-llas. Para comprenderlo mejor, un avo redondo, es una hi-prbole de avo, i como todo debe corresponderse, espuelasniperbHcas, estribos hiperblicos, etc., lo que servir a losmaestros de retrica para hacer sensible esta figura.Segn un manuscrito araucano que he consultado, all

    por los aos de 700, las botas de cordillera, que ya han inva-dido medio muslo, i que amenazan tragarse ambas piernas,eran solo unas polainas que principiaban sobre el tobillo, iascendan humildemente hasta media pantorrilla; i a finesdel siglo pasado, durante la presidencia del seor O'Higgins,padre, las espuelas, un tanto abultadas ya, conservaban, noobstante, su forma de espuela; eran, en fin, el feto de una es-puela, i el estranjero que arribaba a estas playas, las reco-noca como tales. Los estribos en tiempo del cura Monardeseran unos cuitados, con puntillas amarillas, que se metansin duda en una caja, que es la estribera presente, que comolo espresa la palabra estribera, no es el estribo, sino el lugardonde se pona el estribo, como costurero, de costura; ropero,donde se pone la ropa. Como en la derrota de Cancha Raya-da, los espaoles recojieron muchos pellones, una reaccindel patriotismo hizo usar dos, por si acaso. A medida que laexaltacin creca, se usaron tres, dos abajo de la enjalma i uno

  • ARTCULOS CRTICOS I LITERARIOS 11

    arriba. Habas visto, Santiago, uscrita la palabra evjalmalTres abajo i dos amba: ciuitro abajo, ltimamente, i tresarriba, puj el acaloramiento nacional, de manera que aven-taj por uno el caballo a quien lo cabalga. Como los enemi-gos de la tranquilidad pblica sostienen que el pais permaneceestacionario, se atribuye a esto que no baya seguido de unosdiez aos a esta parte la rpida progresin de los pellones,que tenian sobrecojidos de espanto a los carneros que lossuministran; mas .si la oposicin triunfa en las prximaseleeciones, es de presumir que el desarrollo siga, pues la si-niestra palabra progreso, anda en boca de todos. Los estadistasatribuyen la inmensa espansion de las espuelas i estribos, ala feracidad del clima, i a los rpidos adelantos que ha hechoel pais con la revolucin, Prueba clara de cuanto puede eljenio del hombre, cuando las cadenas de la esclavitud noacotan su vuelo!Me ocurre ahora una idea. Si dentro de quinientos aos,

    se presentase a ima sociedad de arquelogos (que habr sinduda alguna para entonces) uno de estos rodajones colosos,todo roido i desfigurado por el orin que lo habria dilacerado,encontrado en las escavaciones de un corral, o levantado enla reja del labrador, qu alboroto; qu disputas! ;qu sabiasdisertaciones! "Este cuerpo frreo, dn-ia un sabio, calndoselas gafas para mejor contemplarlo, forma circular, diez i mediapulgadas de dimetro, uno, dos .... diez .... veinte ....treinta .... cuarenta, cuarenta i siete, i este otro, cuaren-

    ta i ocho rayos que parten del centro, agujereado como sihubiese de tomar sobre un eje, es .... ha sido, sin duda ....tocara el sabio, .... la cosa es clara .... representa ....simboliza la imien del sol que adoraban los indios; suspas representan los doce meses i las cuatro estaciones delao; doce multiplicado por cuatro, cuarenta i ocho cabales:ergo al gabinete de antigedades araucanas, lo que est pro-badoii. I si alguien desenterraba una carcomida estribera,qu hallazgo! El sistema estaba completo entonces, la dudadesapareca. La veneranda pieza de madera, era la augustapeaa en que reposaba el emblema del sol, sus arabescos arau-canos, sus relieves, sus guilas, todo lo est indicando. Luegolos araucanos conocan el hierro, Juego tenian templos, luegomienten los historiadores! As se han hecho muchos descu-brimientos.

    Algn presumido i mentecato apostara que yo no gustode avos redondos, ni monturas cuyanas? Todo lo contrario.

  • 12 OBKAS DE SARIIIEXTO

    Con la civilizacin se va haciendo el mundo tan uniforme,que ya nada sorprende al viajero en las costumbres de lospueblos. Seria, pues, una lstima que el europeo que lioi sequeda con la boca abierta la primera vez que se echa a losojos un avo redondo, no tuviese esta curiosidad tan peregrinaque admirar. Lejos de vituperar estos usos, yo llevo paraostentar en Londres i Paris, al regreso de mi compaa, aperocuyano, con guarda-montes, botas de potro, libes i chirip, iun estupendo avo redondo para alborotar medio mundo.Me despido con una mueca, hasta otra vez, de ustedes^se-

    ores editoresPinganilla. .

    atendTE ET VIDETE SI EST DOLOR

    SICUT DOLOR MEUS

    (Mercurio de 3 de marzo de 1841)

    Alto birlochero!. . . .AU, en la Posada de Francia. I t,Santiago, la maleta. Mi fraque negro, crespn en el sombrero.Pronto, badulaque, que se acerca el acompaamiento! ....Infelice criatura!. . . . En la primavera de la vida!. . . . Ohmuerte! de que bienes nos despojas!. . . . Por qu no te lle-vaste' a Bulke, reventado de un estornudo? O a Tokorkandescogotado al hacer una cortesa reverente? O a los dos jun-tos, si asi convenia? .... No afearas entonces tu crueldad ....Pero La Bolsa^l . . . .La Bolsal .... Santiago, psame mis guan-tes negros.

    . . .Flor sin fragancia, deshojada por el soplo de

    los aquilones! Luz fosfrica que no calientas! .... Existenciasin objeto! Estrella rutilante que nos deslumbraste un mo-mento! .... Ai! ai! ...

    .

    Estas i otras esclamaciones se exalaban atropelladamentepor todos los poros de mi cuerpo, mientras me sacuda el pol-vo del camino, i Santiago me ayudaba a prepararme digna-mente jDara asistir a los funerales a que habia sido invitado.

    1 Diario liberal pipilo que haban publicado en Talparuiso don Ra-fael Bilbao i don Pedro F. Vicua. El Editor.

  • ARTCULOS CRTICOS I LITERARIOS 13

    A medio vestir oigo los cantos fnebres, dejo una bota queiba a calzarme, salto por la ventana a la calle, i caigo en me-dio de los dolientes. Quit'n podra describir la luctuosa esce-na? El Araucano^ iba a la cabeza del duelo; su talante grave,su paso mesurado, su bastn con casquillo i borlas, todorevelaba un alto carcter. El Mercurio, a su izquierda, descu-bra en su semblante el agudo pesar de un heredero que vcerrar los ojos al deudo que deja una piltrafa. ;Qu dolor tanreconcentrado! No salia una gota a la superficie. Seguase unsoldado vejaruco, de mirar i bigote mui retorcido i atisbado.Habia costado mucho trabajo sacar a la Guerra a la tiranade la chingana de la Borja, donde se habia desmontado. Ve-nia detras del duelo con La Justicia^ que iba cubierta; perono se hablaban, porque la Guerra* habia sacado de los cuartosredondos a muchas de sus amigas, i hablaba con ellas de susnegocios con tan poca mesura, que El Araucano le hizo in-sinuar seria oportuno se retirase por temor de tropezar conalgn vijilante. Se fu vomitando mjurias, al Arrayan, segui-da de algunos marineros. Justo Estai^, el amante de la Jus-ticia, i un sujeto que no conozco, se secretearon al oido alverla irse, i pareca que se repriman, escepto el primero quemiraba tristemente al cielo, siguiendo con los ojos unos cn-dores que revoleteaban en lo alto sobre nuestras cabezas. Enuna de las posas pude acercanne al cadver. Dios mi, quhorrorl Tenia la malograda Bolsa la boca tan abierta, comola momia peruana del gabinete de historia natural de San-tiago. Qu flacura!.

    . . . o, no pudo ser hidropesa su enfer-medad. ... ;Si no era La Bolm, oh muerte que todo lo aca-bas!.

    . . . Era Mua, fueguera sin tabaco, una huayaca de pobre.Qu mundo este! dije j'o para mi coleto; se me habia eriza-do toda la pelliza. Hube de ocultarme entre los grupos delacompaamiento para ocultar mi turbacin; todos se mostra-

    1 Peridico oficial. El E.2 Alude al Veterano, peridico de qne habla mas adelante, partidario

    de la candidatura de don Joaquin Tecomal i redactado por don AndrsTorre.s, qnien, sin embargo de aquel ttulo, r.o era militar. El E

    3 Peridico partidario de la candidatura del jeneral Blnes. El E.4 La Guerra a la tirana, peridico como su nmbrelo indica, impla-

    cable contra la administracin del jeneral Prieto, la familia de este, eljeneral Blnes i sus amigos polticos; publicbalo un antiguo pipilo,don Pedro Chacn Moran, con la colaboracin asidua del coronel donPedro Godoy, don Jos Joaquin Yallejos, don Manuel Talavera i otrosjvenes. El E.

    5 Sobre-nombre de don Mioiiel de la Barra. El E.

  • 14 OBRAS DE SARMIENTO

    ban asorados de catstrofe tan imprevista. iCon.sun..cion! ....decia uno, mu quedito: hacia dias que se la veia con la caraenjuta i esculida! La han dejado, diz que, perecer los ilite-ratos de aqui i de Santiago.Hai sospechas de que la hanahorcado, susurraba otro: tiene en el cuello dos listas negrascomo de soga.Las ha tenido siempre, reponia un tercero: yohe presenciado la autopsia,

    iAh! Qu brbaros son los mdicos!

    El doctor Paredes fu llamado al efecto, la abri! .... qudigo! la raj de cabo a rabo, como camisa de roto. Tenia enel estmago dos comunicados que se habia merendado de ungolpe, i su flaca constitucin no habia podido resistir. . .

    .

    Engolfados en estas i otras cavilaciones, llegamos a la Cue-va del Chivato, donde debia ser inhumada. Dos varas detierra, dice un autor que no he leido, bastan a contener alambicioso que hallaba estrecho el mundo. Ah! Dos men-guadas cuartas, medidas por un falte, sobraban a la desven-turada! El requiescat in pace tuvo su merecido amen. Iba adesaparecer para siempre!El Araucano, cuya gravedad i compostura no se habia

    desmentido un momento, tomando un puado de tierra, dijoa la concurrencia: "Seores: La Bolsa ha sido llamada al senode la nada, de donde se habia escapado. Durante sus angustio-sos dias, no ha sido llenada, ni vaciada, ni removida, ni tocada;no la escamotaron los malhechores, ni la mano del avaro es-trech su garganta, ni el comerciante la hosped en su caja.Estuvo siempre abierta, i . . . . ya lo veis! abierta se qued. Hamuerto, seores, i de mnerte premafura i adminicula. Con-solmonos con la reputacin sin tacha que deja. . . . Sus diaseran contados. Para morir hemos nacido. He dicho, seores, ndijo i la tap entera con el puado de tierra.

    El Veterano se incorpor entonces; se apoy en su espada,tosi, acaricise el bigote, mir de soslayo, se fue' i no dijo na-da. El amigo de llJ^lsficia, code a Justo Estai, que estaba asu lado, inmvil, los ojos fijos en los cuitados restos. "He aqula vida! prorrumpi al tin con acento dolorido. Un momen-to nos avienta nuestras ilusiones mas caras, como el vientosopla i se lleva la vagarosa plumilla que a su merced voltejeaen el espacio. La Bolsa no existe!!! Un vacio oscuro, inson-dable deja en nuestra existencia, como el del diente carcomi-do que nos arranca el aleve sacamuelas. La Bolsa no existe,seores!!! Pero su nombre i la sustancia que debi contener,ser cara a todo pecho chileno, e idolatrada por todas lasjeneraciones; i el comerciante de la calle Ahumada, el mili-

  • ARTCULOS CRTICOS I LITERARIOS 15

    tar valiente, el ministro incorruptible, i el piadoso sacerdote,esclamarn enternecidos: \La Bolsa'", las bolsas!!! ;mas i masbolsas!!!. . . . La Bolsa se tiene de pie un momento, cual ve-jiga inflada por el aire; mas no bien abre la boca, se dobla, searruga, i sucumbe exhausta i anonadada en su caida; mas loscobardes que le negaron su apoyo en sus dias de prueba,llevarn el merecido castigo. La Bolsa ser vengada, seores,no lo dudis. Un dia el viajero que pase la famosa cuesta deChacabuco, en el pavoroso silencio de la noche oir una vozsepulcral, escapada de entre la espesiura del bosque umbrio,que le dir para recordarle su crimen: ;la bolsa o la vida!!! Iel malaventurado, habr de largarla, os lo juro por los manesde esta cuitada a quien su egosmo sacrific.. t Dijo, i le espol-vore unas basuritas, a falta de flores que derramar sobre lahuesa. El auditorio qued estupefacto, herido como del rayo,por estas imjenes tan vivas. Todos se tocaron instintivamen-te los bolsillos i echaron miradas inquisitivas i desconfiadassobre sus vecinos, sobrecojidos de espanto, coma el audito-rio de Masillon cuando describa el juicio final.

    Cuando los nimos se haban serenado im tanto, hubo dehablar La Justicia: "Salud i pesetas, seora mia, te fal.

    . .

    .;

    iba a continuar, pero su garganta se anud i se puso a llorarcomo una Magdalena. El Mercurio tom entonces la palabra,pronunci un largo discurso en que estuvo abominando laro-orato la indolencia e incuria de los oyentes. Dijo que Ln Bolsaera el canal, el freno, el ojo, el intestino recto i no recuerdoque otras cosas. Mie'ntras hablaba, se iban unos, hablaban delos lotes que rematar Lynch maana, tosan muchos, unfutre jugaba con el bastoncillo i silvaba la sambacueca, i ElMercurio segua con tono almibarado, cuando los gi-itos deBike Borrache! Asnul'!.

    . . . dejaron parado al oraor. atra-yendo las miradas de los espectadores. ;Qu trabajo! Era laGueriri, que bajaba de lo de la Borja toda revolcada, desgre-ado el pelo, los ojos turbios i medio cerrados, la boca contrai-da sardnicamente i entre-abierta. No podia tenerse parada.Vino equilibrndose, jurando que todos eran unos borrachos,adulones, infames, vendidos al sultn, que la muerta era unapelleja, cochina, que el Veterano era un ca. .. nasto, que..

    .

    pero se le mare el estmago, se i de hocicos sobre El Mer-curio, le arranc un bigote al Veterano por enderezarse,

    1 Sobre-nombres que la Guerra a la tirana daba al jeneral Blnes i alpresidente Prieto. El E.

  • 16 OBKAS DE SARillESTO

    atropello La Justicia. Todos se escabulleron. ElAraicano sealej indimado, i Justo Estai deca: romntico! mui romn-tico! a medida que caminaba en luga para la fonda, i yo se-guia a la multitud haciendo mis mementos sobre la escenaque habia venido a presenciar.

    Se equivoca El Mercurio, reflexionaba yo, segn que ca-minaba, porque lo que camino se me escurren las reflexionesuna a una sin poderlo remediar, se equivoca El Mercurio': Elmal de La Bolsa ha estado en dos cosas: 1. las Bolsas i 2.las bolsas. Las Bolsas perjudican a La. Bolsa, i las bolsas seaprietan cada vez en grave detrimento de La Bolsa. Mas cla-ro, por no abrir unas bolsas so cierra La. Bolsa, a no ser queen las Bolsas se halle un decente medio de no suscribirse aLa Bolsa.. I el caso es para reflexionado. Se han abierto Bol-sas en Santiago i Valparaso, all acuden los aficionados aperidicos, i por un peso leen Bolsa, Mercuo, Araucano,Justicia, Veterano, i por humorada la Guerra a veces; luego,quin se ha de suscribir al Mercurio que l solo disiparatres meses de Bolsa? Los dems que no son bolsenses, ocurrena las fondas donde se desayunan: Mozo! mozo!. . . . El Mer-curio, i un vaso de agua. Sirva Ud. pronto! Me rio de losproyectos de restrinjir la prensa en el pas, sobre que de suyoes esttica. Abran Bolsas en cada pueblo i entonces no sevendern mas nmeros que los que se necesitan para lasBolsas i los cafs. Luego, branse Bolsas, i se cerrarn al pun-to las bolsas, con lo que se morirn i enmudecern las Bolsaspresentes futuras, que es lo que se quera probar; ergo, ti-ren i aflojen, aflojen i tiren .... Bolsas'. .... Prenda, porqueafloj.

    Qu barabnda de peridicos enumer El Mercurio quehaba en Boston! Ave Mara! cmo se leern al da 90 peri-dicos los bostonensesl Con mquinas de vapor, sin duda, losrenglones sern ferrocarriles, los ojos tirados por el carro mo-tor, irn leyendo a razn de cuatro peridicos por minuto.Este pas est mui atrasado! Cuando haj'an tantos peridicosi tan grandes como El Adverfiser, se podi'n usar, en lugarde pellones, mil abajo de la enjalma i otros mil arriba.

    Se quejaba El Mercurio de la lentitud de los progi-esos delpas. Como no va como yo a Santiago, no ha visto en la pilade la plaza el smbolo de la Repblica. Medio arrodillada icon las cadenas rotas, est indicando que no es enteramenteesclava, ni enteramente hbre, ni sal ni agua. L^n hombre quepor su ropaje parece sacerdote, la tiene que ya la levanta,

  • ARTCULOS CRTICOS I LITERARIOS 17

    que ya la deja, i de mas a mas, le est abriendo la mollera

    Sara ponerla nna que convenga. Qu talento de escultor!entro de doscientos aos estar el grupo en el mismo estado,

    porque han tenido cuidado de hacerlo de mrmol.Pero esta Guerra, esta Guerra, este Veterano, este....,

    pero no quiero ocuparme de ellos.Pinganilla.

    UN JURADO DE IMPRENTA

    (Mercurio de 16 de marzo de 1841)

    Han ledo ustedes por vida de sus madres, el nmero 23dla Guerra a la tirana? Pues ha sido juzgada la tal, i sen-tenciada, i por lo tanto ser de hoi en adelante una cosa juz-gada, consentida i no apelada, item mas, con apercibimiento,de que doi fe. Ohl si la hubiesen ustedes visto en el tribunal,como me imajino yo que la vi, con estos pi-opios ojos que latierra se ha de comer. Era cosa de verse. Estaban, vamos, lescontar, estaban los seores juri sentados en sus poltronas;imos con una gravedad, vaya, como si ellos no mas fuesen eneste mundo pecador; otros muelle i neglijentemente tiradospor ah en sus asientos; cual hacia describir un crculo doradoa los sellos del reloj, i cual otro se escarbaba los dientes, mi-rando indiferentemente el cielo razo, por si habia telaraasque contemplar. Suena la campanilla, todos se reponen ensus asientos. Movimiento general. Se agrupan los curiosos, laoposicin, los cigarreros, los periodiquistas, faltes, una viejaque vende solimn, oblea i su correspondiente pajuela, i ques yo qu otra raida i diminuta multitud. Distmguanse en-tre los grupos de la barra, un seor Samor Ano, arj entino denacin, vm otro caballero que lleva el sello del pecado enlos hocicos, Astorga, si mal no me acuerdo, por apellido.Ruido de pasos. El alcaide entra trayendo a la moza de unaoreja, la cual ocupa luego el banco de los acusados. Despusde un momento de silencio, leido que fu el proceso i la acu-sacin, el presidente pregunta a la acusada si tiene algo queesponer en su favor. Atencin jeneral. Todas las miradas seclavan en el banco consabido. Iba a decidirse la causa de la

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    libertad i de la prensa, el despotismo iba a oir una vez masel fulminante, aterrante, altisonante, asesinante acento de loslibres. Escucbad i temblad!. . . . "Huena cosa jeor! esclamla cuitada, levantando ambas palmas al cielo, majantes noirnaa, si no ha de dejir uno lo que piensa del prjimo.n Las pa-labras representan las ideas. Para qu se deiTam tantasangre espaola, si no habia de haber libertad? Rara tempo-rum felictate, ubi sentir quos velis, et quce sentia dicerelicet.

    "Yo hago la guerra a la tirana; no cerno se ha visto nuncaen Chile en estos malhadados tiempos, sino como la van aver ustedes, despus de las elecciones, i de esto nadie puedeofenderse. Tirana futura, tirana ideal, tirana mil veces mastirnica que la mas horrorosa t-ana, i si por acaso caen aqui all puadas, tajos i reveses, tengo yo la culpa? Tales sonlos desastres inevitables de la Guerra: yo quiero ahogar almonstruo en su cuna, con su familia, tios, tias, sobrinos, mujeri dems condimentos. {Aplausos en la barra, dominando lavoz del seor storga que gritaba desaforadamente, esta co-23endo, ta copendo, si, s, si, ta copendo.) La Guerra a la ti-rana prosigui mas animada: "es guerra a muerte, a degello;el honor, la vida privada, la decencia, el idioma, los parientes,la mujer, el ejrcito, los amigos del futuro i presunto tirano,todo debe ser ultrajado, barajado i estropeado. {Muiinidlo deaprobacin en la barra.) Memoria ilustre de Cabrera i de donCarlos que combatisteis en Espaa por la sagrada causa, i vos,eminente americano, ilustre Kestaurador de las Leyes, inspi-radme vuestro heroico valor i vuestros elocuentes conceptospara acabar con el salvajismo asqueroso i feroz. A ellos mu-chachos! Muera el impo, salvaje, asesino, borracho Borrachei!Muera el infame Asn. . . . n Silencio la mui fregona! atroninterrumpindola la voz del fiscal; no estamos en BuenosAires, ni en la Navarra. (Gritos confusos en la barra, de-jad hablar! Hai tirana! A la cuestin! A la cuestin!Hata cuando, p)ues? Hcda citando, p)ues?) "Perdone el seorfiscal, contina la acusada, me habia distrado de mi asunto;con la exaltacin, cre un momento que estaba haciendo laguerra; vuelvo a mi defensa. Hem! Hem' Pues, como iba demi cuento, Asnul i su mujer la. ... n Afuera! Afuera la de-sollada, esclaman tumultuariamente los jueces, a lo que sesiguen gritos de la barra: no hai libertad! es intil todo!Pana que, pues? Pana que, pues? Pana que?

    El ju,ri hizo despejar la barra para deliberar. Debieron ser

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    mui encontradas las opiniones de los jueces; fu mui largo iacalorado el debate. Son de nuevo la campanilla, todos seagolparon a las puertas a or la sentencia. Oh, libertad! li-bertad! Cuntos delitos se cometen en tu nombre! Conde-nada .... se me cae la pluma de las manos, condenada aescribir el nmero 23 i siguientes! As es la justicia de loshombres! Aqu vacil la ineliz, psose plida como una cera,i mirando a los jueces con una cara. .. ."seores, les dijo,jpor San Francisco de Asis, que me escucben un momento,si yo no hago la guerra! Miren ustedes el jeroglfico de mi pe-ridico, es un pobre diablo que tira al aire, por si caia al vue-lo algn asno. . . . n Silencio! A escribir el nmero 23, 24, 25,i si se nos antoja el 26, hasta el 30! Este ltimo golpe la volvitoda su enerja. Se puso furiosa, mesbase los cabellos gritan-do: "es preciso convencerse de que en Chile no hai libertadde imprenta, que los jueces obran segn los intereses de par-tido, i no por el espritu de la lei, con dos mil diablos! Yo meir a Buenos Aires, donde puede escribirse lo que se siente icon el lenguaje correspondiente a tales pensamientos, n

    Quise acercarme en este momento a manifestarle con mismusaraas mis simpatas i compasin; pero por poco no medescompajina todo la reventada. nMono asqueroso, me dijo,chismoso, mala lengua, que viniste a contar lo de Valparaso;ve, dile al Mercurio que recoja este guante.

    . . . La inde-cente, hubieran Uds. visto el corte de mangas qiie hizo! Lomejor es, prosigui, que la mayora est dividida en favorde Tokorkan\ de modo que el pobre Borrachei no cuenta sinocon la minora, i parte de la mayora puesto que est dividi-da. La diablura ser saber, cuanto le toca en la divisin dela mayoria dividida, lo me'nos un cincuenta jwr uno.u Quelenguaje tan comercial! como que tiene que habrsela con elMercurio, que huele a alquitrn i cajones. Yo la estuveembromando un poco, la dije que a que no hablaba de lasclines de caballo en el nmero 2-, i las otras preciosidades deantes, a lo que contest en verso: burros, burros, burros, bu-rros. Jenio i figura hasta la sepultura! Me sac la lengua ise fu, i yo se las sacar a ustedes, i me despido.

    Pinganilla.

    1 Don Joaqun Tocornal, a quien designaba con aquel sobre-nombrela fftecra a la Tirana. El E.

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    EL EMIGRADO

    (Mercurio de 17 marzo de 18-11)

    Polonia! Desdicliada Polonia! Polonia, cuyo nombre so-lo revela al pensamiento contristado todo lo que tiene de su-blime el patriotismo, i todas las tribulaciones que puedenabrumar a una jeneracion de he'roes; toda la barbarie de losdspotas i la cruel indiferencia del egosmo de las nacionesi de los gobiernos! Polonia! triste Polonia, yo te saludo desdeel hogar estrao que me presta su aso. Nosotros, s, sola-mente nosotros sabemos sentir tus angustias, porque la des-gracia aguza la facultad de sentir las desgracias ajenas; por-que la desgracia simpatiza con la desgracia. Como tus hijosque mendigan hospitalidad en las puertas de las nacioneseuropeas, as vagamos nosotros, sin patria, sin asilo, sin posartranquilos nuestra vagabunda planta, por la vasta estensionde Amrica que circunda nuestra patria desdichada; los ojosfijos en ella, por sorprenderle un momento de vida, para ayu-darla a levantarse, si un momento logra desasir uno solo desus debilitados brazos de las garras ensangrentadas del mons-truo que la ahoga i la despedaza.

    El destierro! Ah! Quin de vosotros conoce lo que tiene dedesapiadado esta desapasible palabra? Habis, por desgracia,andado vagando prfugos i sin amigos en tierra estraa?Quin sino el que a su pesar se aleja de la patria, donde que-da la casa de sus padres i la escena de sus recuerdos, sabesentir la insipidez del pan estrao, i la desazn de la mesaen cuyo derredor no se sientan la madre i los hermanos? Lafortuna puede en hora buena ofrecer sus goces a precio deoro comprados; pero todo el oro del mundo no har sentiraquella dicha inespUcable, aquel tranquilo contento con quebajo el techo paterno, a la vista de los mas indiferentes ob-jetos, siente vmo reproducirse mil reminiscencias vagas, inde-tinibles, que le retrazan los juegos infantiles, las primerasafecciones i las caricias maternales!

    Los arjentinos jimen en el destierro, si por ventura escapandel ltigo, de los calabozos i el pual del verdugo de su pa-tria. Por todas partes refieren sus insoportables desgracias, i

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    por todas partes arrostran semblantes frios que no demues-tran piedad, oidos que oyen porque no pueden evitarlo, co-razones que compadecen sin simjData i sin emociones, lle-gando la frialdad al estremo de poner en duda los hechosmismos que en toda su deformidad el dspota ostenta conimpavidez a la faz i en presencia de todos los pueblos, a se-mejanza del poderoso que ultraja al mendigo que su socorroimplora, apellidando superchera la miseria i desvalimientoque se presenta a sus puertas.El nombre arjentino es la fbula de America; pero las des-

    gracias i los horrores que revela, solo son amargos e insopor-tables para los proscritos que lo llevan. Los americanos dehoi no conocen ya a estos arjentinos que, en los tiempos glo-riosos de la independencia, hacian resonar sus gritos de li-bertad en todas las asambleas, se hallaban presentes en to-dos los combates, i eran los hermanos queridos de los valien-tes i de los patriotas de todos los pueblos. Mas aquellos diasde gloria, de esfuerzos i combates comunes, pasaron, i ahoraen todas partes son desconocidos i estranjeros!

    Si al anunciarse a sus huspedes, su apelHdo trae a la me-moria de stos algn borrado recuerdo, es solo para revelarleel triste fin de su padre, su hermano o su pariente, a quien levieron morir en Chacabuco, Maip, Callao, Junin o Ayacucbo.I si por desahogarse del peso de sus males presentes vuelvesus miradas a lo pasado, aquellos tiempos gloriosos de laguerra americana, en que sus padres prestaron tan grandeapoyo a los chilenos, bolivianos i peruanos, sus huspedes leechan en cara los males que causaron i las injusticias que dizque cometieron, i humillado i sin saber justificar la ultrajadamemoria de sus padres, baja los ojos i cierra sus labios.Una negra i espantosa cadena de delitos ha eslabonado

    todos los actos de nuestro verdugo, i despus de diez aos,su relacin no ha llegado todava a los odos do los gobier-nos i de los pueblos de las dems naciones americanas.

    Los cnsules en Buenos Aires presencian diariamente losactos de barbarie que humillan i envilecen a los ciudadanos;ellos han visto morir al ministro Maza en el santuario delas leyes; ellos ven ahora salpicadas las veredas de la sangrede los ancianos i de las nias, derramada por la caterva fu-ribunda que, cual jaura de perros, anima i asuza nuestro ver-dugo; ellos saben que estos actos no son la obra de la irrita-cin popular de un momento, sino que es un sistema de go-bierno organizado que cada dia desplega mas i mas resortes.

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    a medida que su propia absurdidad lo hace insostenible; to-do en fin lo han visto, todo lo ven, i parece que se olvidande revelarlo a sus gobiernos. Los gobiernos i los pueblosamericanos han oido los gritos de nueve provincias, han ^^s-to brillar una espada que clamaba venganza: mas aquellos,los gobiernos, las han escarnecido como revoltosas, i los pue-blos, s, los pueblos americanos, no han saludado a los quedesafiaban la rabia de su verdugo, ni han sabido animarloscon palabras de consuelo. Ellos ven ahora a aquellas desdi-chadas prximas a ser aplastadas por la poderosa masa de lafuerza material, ultrajadas por los soldados estpidos, i derri-badas i pisoteadas por los caballos de los indios de las pampas,i ni una sola mirada les dirijen, ni una sola muestra de com-pasin dulcifica sus desgi-acias.

    Felices los pueblos que ya se han dado instituciones!Felices, porque ya pueden gozar de sus ventajas, sin curarse

    de los males de sus hermanos. La Repblica Arjentina pelequince aos por darse independencia a ella misma i aj'udara las otras a adquirirla. No dej las armas, sino cuando nohubo enemigos que vencer; malbarat el pan de sus hijos ilos dej pobres i desnudos; derram su sangre a torrentes, ise qued exhauta i dbil; i cuando crey concluida su largai laboriosa carrera, cuando volvia a encerrarse en su casa,para arreglarla i hacerla prosperar, un tigre que desde largotiempo la asechaba, cay sobre ella en un dia aciago i la to-m en sus garras para devorarla. Por toda la Amrica se hanoido sus gritos. Nadie ha dado vuelta a buscar el lugar de don-de venian.Cuando un ambicioso domin al Per, en Chile se eleva-

    ron gritos que proclamaron los gi-andes principios que la re-volucin i la independencia hablan sancionado, i Buin i Yun-gay probaron al mundo que tales gritos no eran intil niimpotente algazara; i mie'ntras que en Buenos Ahes se haalzado un Sila, que gobierna por el asesinato, la proscripcinilos salvajes, nadie ha pregimtado si aquel pueblo sufria vo-luntariamente sus desdichas!

    Felices los pueblos que ya se han dado instituciones!