Obrajes

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Piedra y Canto. Cuadernos del CELlM Número 9-10 (2003/2004) 39-51 EL OBRAJE: UNA HISTORIA DE EXPLOTACIÓN Y DESPOJO EN DOS OBRAS DE AUTORES SANTIAGUEÑOS Rosa María Conea de Agüero Universidad Nacional de Santiago del Estero El objetivo de este trabajo es mostrar cómo se construye la reali- dad del obraje en dos obras de autores santiagueños', Tolvanera, de Carlos Bemabé Gómez y Hacha y quebracho, de Raúl Dargoltz, para luego confrontarla con la realidad histórica y la situación actual de la Provincia. Las conclusiones surgirán, pues, del cruce entre historia, ficción y realidad vivida. En primer término, Tolvanera, novela de la selva santiagueña, fue escrita por Carlos Bemabé Gómez, maestro rural santiaguefio, en 1942. Si acordamos con Noé Jitrik que la novela histórica es teleológica, es decir imprime una finalidad propia a su representación del discurso histórico, podemos decir que Tolvanera muestra una clara intención de denuncia de una realidad desde una posición ideológica de compromiso con los desposeídos, en este caso, los hacheros. En una nota del autor, C. B. Gómez manifiesta: He puesto en esta obra -junto con la más cruda realidad- mis mejores sentimientos e intenciones. No sé cómo ha de ser recibida por los técnicos de la novelística ni por los estetas, mas no ignoro la acogida que le dispensarán los hombres de los bosques, los pobres I Para un panorama de las letras de Santiago del Estero, véase: José Andrés Rivas. Estudios de literatura santiagueña. Santiago del Estero, Caro Hnos., 1987 y del mismo, Santiago en sus letras. Santiago del Estero, Herca, 1989.

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Una historia de los obrajes y explotación en dos autores santiagueños

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  • Piedra y Canto. Cuadernos del CELlMNmero 9-10 (2003/2004) 39-51

    EL OBRAJE: UNA HISTORIA DE EXPLOTACIN Y DESPOJO EN DOS OBRAS DE AUTORES

    SANTIAGUEOS

    Rosa Mara Conea de Agero Universidad Nacional de Santiago del Estero

    El objetivo de este trabajo es mostrar cmo se construye la reali-dad del obraje en dos obras de autores santiagueos', Tolvanera, de Carlos Bemab Gmez y Hacha y quebracho, de Ral Dargoltz, para luego confrontarla con la realidad histrica y la situacin actual de laProvincia. Las conclusiones surgirn, pues, del cruce entre historia, ficcin y realidad vivida.

    En primer trmino, Tolvanera, novela de la selva santiaguea, fue escrita por Carlos Bemab Gmez, maestro rural santiaguefio, en1942. Si acordamos con No Jitrik que la novela histrica es teleolgica, es decir imprime una finalidad propia a su representacindel discurso histrico, podemos decir que Tolvanera muestra una clara intencin de denuncia de una realidad desde una posicinideolgica de compromiso con los desposedos, en este caso, los hacheros. En una nota del autor, C. B. Gmez manifiesta:

    He puesto en esta obra -junto con la ms cruda realidad- mis mejores sentimientos e intenciones. No s cmo ha de ser recibida porlos tcnicos de la novelstica ni por los estetas, mas no ignoro la acogida que le dispensarn los hombres de los bosques, los pobres

    I Para un panorama de las letras de Santiago del Estero, vase: Jos AndrsRivas. Estudios de literatura santiaguea. Santiago del Estero, Caro Hnos., 1987 y del mismo, Santiago en sus letras. Santiago del Estero, Herca, 1989.

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    argentinos privados de todos los beneficios de la libertad, Tampocoignoro que he dicho lo que deba decir, lo que era necesario decir.

    El hermano de Gervasio Ibez, uno de los protagonistas, expre-sa claramente su posicin ideolgica que coincide con la del autor:

    En lo tocante a m, hace rato que he dejado de ser el bruto que tconociste. A la Biblioteca del "Centro Obrero" me la he devorado casintegra. Todo lo que atae al proletariado -al que me honro enpertenecer- merece mi atencin preferente. Me preocupa el constantemejoramiento de la clase obrera, tan expoliada y esquilmada comonecesaria y til. Poco a poco -aunque ms no sea que en los centroscivilizados-, con perseverancia y energa, vamos ganando terreno alpresente para hacer nuestro el porvenir (p. 14).

    Analizaremos, ahora, algunas de las pautas del obraje que, comoun sistema cognoscitivo, muestra Tolvanera. Distintos personajes lo presentan como un ambiente de "sojuzgamiento y miseria" (p. 14),"crcel maldita donde todo se niega menos el sufrimiento y las lgri-mas" (p. 40), "tembladeral de odio, incomprensin y desconsuelo" (p.42), "pudridero" (p. 147) Y la vida que all llevan los hachero s como "tragedia infame" (p. 173), "explotacin del hombre por el hombre"(p. 14), "espeluznante infierno" (p. 16), entre otras.

    En el obraje de don Julin, al igual que en todos los de la reginpor un acuerdo de "caballeros" se paga exiguamente el trabajo del hachero -0,50 por metro de lea trozada y apilada-, de modo que, des-pus de trabajar de sol a sol, Gervasio Ibez an no consegua com-prar los productos de la proveedura recargados en un 200 o 300 %,segn el mismo patrn 10 reconoce. El resultado de este sistema per-verso es que el hachero no slo no cobra nunca en efectivo sino queadems acumula una deuda de $550 y en su esfuerzo por lograr un

    2 Carlos Bemab Gmez. Tolvanera. Santiago del Estero, Editorial Yussem, 1942, p.8. A partir de aqu citamos de esta edicin, indicando el nmero de pgina en el cuerpo del trabajo.

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    mayor rendimiento de trabajo contrae "tuberculosis", el mal del obra-je. As, dice el narrador: "El bosque absorbe en su exterminio la exis-tencia de sus exterminadores" (p. 64). Como el hachero resulta hipote-cado para siempre, el patrn se considera con amplios derechos sobrela vida de aqul y la de su familia y vive como una estafa cualquier intento de fuga. De este modo, los patrones reducen a una situacin detotal esclavitud a sus empleados produciendo la total degradacin desus personas. Adems de ser tratados permanentemente como "flojos"(p. 160), "gavilla de malhechores" (p. 45), "bandidos peligrosos" (p.26), son sometidos a crueles castigos fsicos y azotados delante de susfamilias cuando intentan escapar. Quienes ejercen el poder lo hacencon total arbitrariedad atropellando todos los derechos de los trabaja-dores:

    Crea firmemente que un comisario o sargento es algo as comoun todopoderoso, dueo de vidas y haciendas. Para l, la cosa msnatural era violar domicilios, atajar viajeros en los caminos para des-pojados de las armas, y hasta de golpear mujeres cuando no se rendan a sus requerimientos amorosos. Convencido de que las flagelaciones a los presos figuraban en el reglamento policial, azotaba a los que caanbajo su frula con la misma naturalidad con que ensillaba el caballo obeba un vaso de vino (p. 21).

    La situacin de la mujeres doblemente negativa. No slo sufre el castigo fsico en las estancias en las que se desempea como criada sino tambin, el abuso sexual por parte de los patrones. El primero es de tal envergadura y va acompaado de una arbitrariedad y sadismo tan insoportables que el Sargento Sequeyra, hombre endurecido en el trato inhumano con los hombres del obraje, no soporta sin embargo, permanecer en la estancia. All, la Patrona obliga a sus sirvientes a azotarse entre ellas por cualquier nimiedad, "por el solo hecho de no vedes la cara risuea" (pp. 56-57). Tambin la madre de Gervasio haba sufrido castigos con instrumentos diversos: "ltigo, garrote, sopapos, patadas, etc.". Llamaba la atencin el "estoicismo con que asimilaba el castigo"; "el fanatismo de la obediencia y el servilismo aclimatados a su mentalidad indescriptible, no tenan parangn". El narrador sintetiza: "El

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    agobio de varias generaciones de esclavos, haba hecho de ella el sm-bolo del dolor de una raza vencida" (p. 71). Rosario, la valiente ancia-na maestra, resalta la doble esclavitud de la mujer del obraje "esclavadel esclavo" (p. 107); seala que "la inveterada costumbre de admitir como inviolable justicia el despotismo del macho las hace ms resig-nadas que una burra de carga" (p. 140) Y agrega finalmente: "Si supie-ran que ni sus maridos ni el patrn de stos tienen ms derecho a lavida y a la libertad que ellas, enloqueceran de horror de suimpotencia" (p. 140). En un largo parlamento, Rosario muestra lo que es la vida de lamujer de la campaa, especialmente la habitante del obraje:

    Hostigada por el hambre y la desnudez desde pequea, llega-cuando llega- a la edad adulta. Y aqu se hace ms duro su calvario. Elpadre, si no ha podido alimentarla y vestirla cuando nia, mucho menospodr cubrir esas necesidades cuando grande. Comienza as a ser unacarga demasiado molesta en el hogar, por 10 comn numero~ so. Agotada fisica y espiritualmente, no puede ofrecer resistencia a lamordedura del deseo camal, nico deleite de su azaroso destino. Y seentrega, cndida, mansamente, sin visin del porvenir, sin ms norteque el goce inmediato, sin ms razn que su hipottica felicidad en ciernes. Casada o no -para el caso es lo mismo- ella necesita un hom~ bre proporcionador del alimento que el autor de sus das ya no puededarle. Despus... vienen los hijos... Y la historia se repite. La cruz quecarg ella, la cargarn sus hijas y luego sus nietas y bisnietas. Si elcompaero muere joven -cosa muy natural- y le quedan varios hijos, cul es su porvenir? Incapaz en absoluto para mantenerlos, busca encualquier hombre su manutencin. Mas, sabiendo lo que significan, los hombres no tienen inters en mujeres con prole. No les queda msremedio que regalar sus cachorros por un lado y regalarse ellas por otro.Tambin esta historia se repite sin variantes (p. 141).

    Finalmente seala que slo la posibilidad de acceder al trabajodar a la mujer de la campaa la independencia econmica que le per~mita ejercer sus derechos (p. 141).

    La degradacin del hombre del obraje se completa con el abandonototal de su salud y la falta de educacin. No slo la tuberculosis

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    hace estragos en los cuerpos mal alimentados y agotados de los hacheros, los remedios y las operaciones les resultan totalmente inaccesibles. Dice el Sargento Sequeyra: "Son muy contaos los mdicos en la ciud capaces de salvar generosamente una vida. Cuando se trata de operaciones, el bisturdebe estar forrao de billetes para cumplir con su deber" (p. 94) y luegoreafirma el Dr. Prez: "[...] estas operaciones, hijita, no son pa' personaspobres; son muy caras: cuestan 400 pesos...Uds., por ms buena voluntad quetengan no podrn abonarme ese dinero" (p. 95).

    La ignorancia es un elemento mantenido adrede para garantizar lacontinuidad de un sistema de explotacin del hombre por el hombre. Lo dice claramente don Julin al tratar de convencer a su empleado, el sargentoSequeyra, acerca de la inconveniencia de hacer estudiar a su hijo en laciudad:

    Educar los hijos sin tenerlos a mano p'orientar sus ideas, resultacontraproducente por lo general. La cabra siempre tira al monte. Lachusma, cuando tiene las armas de su cultura, se vuelve insoportable; secree igual a la gente de linaje. Quin te dice a vos -agreg- quemaana tu hijo, emponzoao por ideas de malos argentinos, no diga quevos sos esclavo mo y yo un ladrn chupasangre de obreros?... Laeducacin conviene nicamente a los de buena cuna, por ser stos losencargados de dirigir los destinos de 1 'humanid. Educar a la chusmadndole carreras lucrativas, es poner en peligro nuestro sistema... (p.153).

    En contraposicin, Tulito, hijo de Gervasio que, en la ciudad tenaocasin de asistir a mitines obreros, al referirse a sus hermanitos en el monte,expresa la esperanza cifrada en la educacin: "Son los futuros ciudadanos deuna patria libre y hermosa. Irn a la escuela, aprendern a leer y escribir,conocern sus deberes y derechos para ejercitados concientemente. Elanalfabeto no tiene otro destino que ser pen y ser pen en nuestra tierra esser esclavo de las necesidades y de los hombres- Estos nios, Seora, no sern esclavos" (p. 15).

    La continuidad de este sistema que perpeta "la esclavitud blanca" es posible merced a la concentracin de poder logrado por el patrn

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    al acordar con la justicia, las fuerzas de seguridad e incluso, la Iglesia.La corrupcin se impone en estos estamentos para producir el benefi-cio de unos pocos en detrimento de los derechos de los trabajadores.As, el Comisario, nombrado por influencia poltica de D. Julin, es tratado "como un lacayo" por el Patrn de quien recibe sobresueldospor su apoyo (cf. p. 94). "En el bosque no hay ms ley que la delfuerte" (p. 129) dice doa Rosario; "[...] los jueces siempre fallan afavor de los patrones" (p. 37), seala el Sargento Sequeyra. Ante laacusacin de que la polica es instrumento de desorden y criminalidad,el Sargento Sequeyra responde: "sa es su opinin, o la opinin de lasleyes; pero la realid es otra, y ust bien lo sabe. Que la polica haiga sio hecha p 'hacer guardar el orden y el cumplimiento de las leyes -que dicho sea de paso, ni las conocemos-, es un deseo; que se la utilice p 'hacer cumplir las leyes del bosque solamente, es una realid. Y aquno hay deseos que valgan, sino realidades" (p. 147). Despus de haber soportado un castigo por haber ayudado a escapar a un hachero,Rosario expresa: "Se presenta as la curiosa paradoja: los que roban ymatan y los cmplices de la delincuencia organizada del obrajedeclaran fuera de la ley al que se apoya en ella para soliviar el vivirmaltratado de sus hermanos impotentes" (p. 131).

    El discurso religioso, por otra parte, propiciando las sumisin, laobediencia extrema, presentando la miseria humana como parte deldesignio divino, contribuye a legitimar la injusticia y a consolidar el orden establecido: "Y si l qu' es tan sabio y bueno, ha resueIto que asest hecho el mundo, as debe ser. Comete sacrilegio el que pretendamodificar las disposiciones del rey de las alturas" (p. 63).

    En cuanto a los personajes, quienes detentan el poder, "los explo-tadores de sangre humana" (p. 183), son presentados como cobardes,prepotentes, fatuos. Muestran la hipocresa social, por ejemplo, alescandalizarse por la transgresin de las normas referidas al comporta-miento sexual y aceptar con naturalidad, coimas de matreros, dinerode la prostitucin, etc. "Salvar las apariencias" parece ser la prioridadmxima (cf. p. 80). Para el patrn Don Ju1in, ser comprensivo conlos dbiles era "una virtud extempornea" en los obrajes. Por eso su "conversin final" si bien tiene su cuota de inters personal por cuantole

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    proporciona la posibilidad de vengarse de sus cuados, resulta inverosmil. No es creble, en el contexto del resto de la novela (cf. p. 185).

    En contraposicin con el resto de personajes surge la figura de Tofa quequeda al margen de la dicotoma "explotadores / explotados". A pesar de seragente de polica al servicio de Don Julin, conserva su libertad de pensamiento y de accin. Especie de super hroe de la novela, concentra la fuerza y la destreza fisica que 10 hacen temible y la lucidez intelectual que le permite comprender la realidad y modificarla con sus acciones (cf. p. 39). Es quien hace posible el desenlace feliz de la novela al posibilitar la pat1ida deGervasio y su familia con el consentimiento del Patrn a cambio de defenderlo de otros enemigos.

    A modo de sntesis de 10 planteado en Tolvanera, Carlos Bemab Gmez expresa: "Las hordas de Atila no hicieron tanto dao como laexplotacin de bosques en la forma como se ha practicado y practica enSantiago del Estero" (p. 161).

    Consideramos que en Tolvanera, "el referido", es decir la realidad construida en la novela, guarda estrecha relacin con el referente, es decir, la realidad histrica que 10 precede3. En consecuencia, el texto muestra engeneral, una intencin abiertamente verosimilizante. Esto determina lavalidez de las afirmaciones histricas realizadas. Al mostrar crticamente una realidad, podemos decir que esta novela ha sido concebida no para legitimarel poder constituido sino para cuestionarIo contribuyendo as al esclarecimiento de la realidad sociohistrica de la provincia. Unacaracterstica de la construccin novelstica son los largos parlamentos de los personajes, cargados de contenido ideolgico que, en algunos casos, acercan este modo de representacin del referido a las prcticas propagandsticas4.

    3 Cf. No Jitrik. Historia e imaginacin literaria. Las posibilidades de un gnero.Buenos Aires, Biblos, 1995.

    4 "Tambin opino 10 mismo. El mejoramiento de la clase obrera ha de ser obra del proletariado, casi exclusivamente. Aunque desciendan de parias, los de profesiones lucrativas, ya no pertenecen a la clase obrera sino a la clase media, y sta slo lucha por el bienestar propio, porestar como la obrera, al servicio de la clase capitalista.

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    La obra de teatro Hacha y quebracho (1980), del historiador ydramaturgo santiagueo Ral Dargoltz, ofrece una sntesis de laverdadera historia de Santiago, muchas veces olvidada o escondida.La irrupcin de un actor al comienzo de la obra y de un maestro al finde la misma anuncia este objetivo de esclarecimiento y difusin de larealidad provincial que es abordada con distintos tipos de mensajes:diapositivas, canciones, danzas, textos periodsticos, etc. La accin,gil y dinmica, cambia permanentemente de escenario: el Ro Salado,la Legislatura, el Ingenio San Germs, el obraje.

    A travs de la voz de uno de los protagonistas, Zenobio Campos,se presenta la realidad de la explotacin forestal que coincide con lamostrada en Tolvanera: vida miserable del hachero y de su familia:hambre -enfermedad- muerte, esclavitud sin esperanza, pago en vales,proveedura que estafa y origina deudas a los hachero s, castigosfsicos por protestas o intentos de huida, connivencia del patrn con elcomisario y el juez de paz designados y pagados por la Compaa...En sntesis, un infierno que termina devorando a los hacheros. Sinembargo, el discurso del Patrn ante el Director de Trabajo pretenderesponsabilizar de esa situacin a los peones por ser "bohemios,viciosos, vagos,"

    Lgicamente, cada clase social absorbe sus energas en provecho propio. Mal puedeesperar la obrera que la media concurra prcticamente en su auxilio. Tericamente, s,y por cierto, en forma meritoria. Los ms grandes voceros de las aspiraciones del pro-letariado han pertenecido y pertenecen a la clase media. No es raro, puesto que staha sido en todas las pocas el paladn del arte y de la ciencia. Los ms excelsospoetas, novelistas, escritores, msicos, pintores y hombres de ciencia han pertenecidoa ella. Se explica. La burguesa slo se preocupa de acumular dinero para mantener elprivilegio que acuerda la riqueza. El proletariado slo aspira a nutrirseconvenientemente. El da que logre el alimento y el vestuario siquiera, habralcanzado un gran triunfo. Las necesidades del espritu ocupan un lugar muy secundario ante las necesidades orgnicas. Qu belleza espiritual puede percibir unhombre torturado por el hambre? De ah que, la clase media, como tiene solucionadoel problema de la alimentacin y del vestuario, aunque medianamente, puede cultivar su talento y ejercitar los ms nobles ramos del saber humano. Adems, su mismaocupacin la obliga. Los maestros, profesores, mdicos, periodistas, escritores, ingenieros, abogados, etc, etc, pertenecen, invariablemente, a la clase media" (p. 153).

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    y sugiere que es "necesario que se les ensee a cumplir con su deberantes que a formular reclamaciones... El deber primero. El derechodespus"5. Pero adems de presentar la realidad del obraje, Hacha y quebracho muestra otros factores que participaron en elempobrecimiento de la provincia. Por ejemplo: los distintos proyectosde navegacin de los ros interiores que hubiesen posibilitado unasalida al mar con el consecuente desarrollo econmico que ello significa (pp. 58-69). Adems, el intento del francs San Germs dedesarrollar la zona a travs de la industria azucarera, frustrado por el trazado del ferrocarril que, obedeciendo a intereses forneos, dejabaaisladas a determinadas poblaciones. San Germs advierte tambinsobre los fletes que impondran los ferrocarriles para matar la industria del interior (p. 61). Finalmente, este personaje se suicida arrojndose aun trapiche como trgico testimonio de la impotencia de un intento de desarrollo de la industria nacional ante el capital ingls.

    La voz del Autor, a travs de uno de los actores, proporcionadatos estadsticos acerca de la "larga noche de la explotacin forestal":

    Santiago del Estero tena a comienzos del siglo ms de diez millones de hectreas de bosque, en la actualidad slo quedan sete-cientas mil. Ms de nueve millones de hectreas fueron irracionalmente explotadas... Ciento cincuenta millones de quebrachos colorados fueron destruidos, aparte del algarrobo blanco y negro y otras especies que seexterminaron completamente. Los bosques santiagueos proporcionaron durante ms de treinta aos toda la red ferroviaria nacional y ms d doscientas millones de toneladas de madera, las que traducidas en moneda alcanzaran cifras astronmicas capaces de cubrirdurante varios aos el presupuesto nacional y pagar toda la deudaexterna argentina. Con respecto a los postes que se extrajeron denuestros bosques, alcanzaran para que construyamos un camino desde la Tierra hasta la Luna ida y vuelta. Y esta enorme riqueza nunca msvolvi a la provincia (p. 64).

    5 Ral Dargoltz. Hacha y quebracho. Santiago del Estero, Senkat, 1990, p. 63. A par-tir de aqu citamos directamente en el cuerpo del artculo.

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    En funcin de esa idea de que la industria forestal sera el futurode Santiago, el Gobernador de la Provincia anuncia, como un hychoauspicioso, el remate de tres millones de hectreas de los bosques san-tiagueos (p. 61). Finalmente, cuando las reservas de quebracho esta-ban casi agotadas, la Forestal del Chaco, compaa inglesa que mono-polizaba desde haca 50 aos la produccin taninera, decide dedicarsea la explotacin de la mimos a en Africa, dejando en el pas, slo tierra yerma, "xodo, miseria y desocupacin" (p. 67). El accionar de estaempresa provoca el cierre de fbricas de tanino nacionales como la deWeisburd que, segn menciona la misma obra, respetaba las leyeslaborales y ofreca un trato digno a sus empleados (cf. p. 65). Hacia este obraje, huye el protagonista Zenobio Campos con su familia enbsqueda de una vida digna. Mientras vive all, llega a ser el primerSecretario General de la Fosif (Federacin Obrera santiaguea de laIndustria Forestal) y, en ese carcter, firma el primer ConvenioColectivo de trabajo. La creacin de los sindicatos forestales es vividacomo una esperanza de proteccin para el hachero y su familia. Su hijoes el maestro que, al finalizar la obra, decide permanecer en Weisburd para luchar contra el analfabetismo y ensear a los changos santiague-os, la verdadera historia de su Provincia

    De lo expuesto, surge que estas dos obras muestran el obraje nocomo la esperanza civilizadora de progreso y ventura de principios de siglo sino como una historia de despojo y marginacin, tal como ade-lantaba el ttulo del trabajo. Profundizando en la realidad histrica,descubrimos que la situacin de miseria y postracin de la provinciaes, en gran parte, la consecuencia de la aplicacin de una ecuacin siniestra: ferrocarril-latifundio-explotacin forestal, como seala Ral Dargoltz en su libro Santiago del Estero. El drama de una provincia6.

    A continuacin, se comentarn muy brevemente los distintos tr-minos de la ecuacin mencionada para comprender acabadamente el resultado final.

    6 Ral Dargoltz. Santiago del Estero. El drama de una provincia. Buenos Aires, Talleres Grficos San Francisco, 1980.

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    El 12 de octubre de 1.884 el ferrocarril ingresaba por primera vezen Santiago del Estero con la alegra de todos que lo considerabanportador del progreso, la prosperidad y la civilizacin, al proporcionaruna compensacin a la falta de una va fluvial navegable. Hasta ese momento, Santiago tena una economa agrcola - pastoril -ganadera. La produccin de azcar y de harina era importante y seexportaba distinto tipo de hacienda a otras provincias y a pasesvecinos. Pero los ferrocarriles ingresaron a la provincia no con el criterio de unir viejas poblaciones y promover su produccin sino parapermitir el transporte a bajo costo de las materias primas destinadas ala exportacin, de acuerdo con las necesidades de Europa. Enconsecuencia, se crearon nuevas estaciones de vida efimera alIado de otras ya asentadas que fueron despoblndose y muriendo. El mapa ferroviario se convirti -segn Orestes Di Lullo- en una inmensa telaraa trgica de destruccin.

    Como 10 menciona San Germs rpidamente en Hacha y quebracho, las tarifas eran los instrumentos que posean losferrocarriles para impedir industrias, fomentar regiones y establecer,prximos a los rieles, ncleos de poblacin rudimentarios que explotaban en forma primitiva los enormes bosques. Santiago fue condenada a ser la productora de los miles de kilmetros de durmientes necesarios para que los ferrocarriles cumplieran susobjetivos y tambin la proveedora de los postes para alambrar ydividir los extenssimos campos de la Pampa hmeda.

    Esta historia de despojo y empobrecimiento provincial fue favo-recida por el gran remate de tierras -casi cuatro millones de hectreas-que se vendieron entre los aos 1898-1903, al precio irrisorio de 0,23 centavos por hectrea. Esto origin los latifundios que se dedicaron a la explotacin forestal con las consecuencias que ya se han sealado.

    Adems de todo ello, la destruccin de los bosques produjo uncambio notablemente negativo en las condiciones climatolgicas de laprovincia y convirti las tierras antes frtiles en llanuras desrticas, estriles e improductivas.

    En la actualidad, se repiten las situaciones de dependencia, servi-lismo, falta de libertad porque se mantienen los patrones mentales delcolonialismo, del capanga, del patrn. Este sistema est propiciado por

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    caudillos feudales que desean mantener el vasallaje a travs del c1ientelismo poltico y el cargo pblico, nica fuente de recursos en la provincia. A pesar de los discursos apologticos de los aduladores, Santiago registra los peores ndices de pobreza, desnutricin infantil y analfabetismo. Esta situacin se debe, como muestran las obras analizadas, no al fatalismo de una provincia pobre ni a las idiosincrasia de su gente, enemiga del trabajo, sino a la obra de quienes la empobrecieron y de quienes se afanan, por intereses espurios, en mantenerla en la marginacin. Sin embargo, a partir de desentraar la historia oculta de nuestra provincia, cabe edificar la esperanza. Por ello, opinamos como Ral Scalabrini Ortiz: "Valemos, no por 10 que en nosotros se cierra, narraciones de despojos y sucesivo hundimiento de 10 nativo. Valemos por 10 que vamos abriendo y anunciando".

    RESUMEN

    Este trabajo se propone demostrar cmo se construye la realidad representada -en este caso el obraje- en dos obras de autores santiagueo: Tolvanera. de Carlos Bernab Gmez y Hacha y quebracho, de Ral Dargoltz. Se analizan las obras mencionadas en relacin con el contexto socio-histrico y la realidad del obraje y la explotacin forestal en Santiago del Estero. Las conclusiones surgirn, pues, del cruce entre historia, ficcin y realidad vivida.

    Palabras claves: literatura argentina - literatura de Santiago del Estero - relacinhistoria, realidad y ficcin - Carlos Bemab Gmez - Ral Dargoltz - elobraje.

    ABSTRACT

    This paper aims at proving how the represented reality -that of the workplace, in this case- is built in two works by authors from Santiago: Tolvanera, by CarlosBernab Gmez; and Hacha y quebracho, by Ral Dargoltz. The two works are analyzed in relation to the socio-historical context and the realit y of the workplace and forest exploitation in Santiago del Estero.

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    Conc/usions wil/ be drawn, then, from the crossing of history, ficlion, and reality.

    Key words: Argentine literature - Literature from Santiago del Estero - relationhistory-reality-fiction - Carlos Bemab Gmez - Ral Dargo1tz - obraje.