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2 Marzo 2006

S U M A R I O 1 5 0

Director y editor Eduardo Mora. Asistente Karol Montero.Consejo editor Manuel Argüello, Gustavo Induni, Wilberth Jiménez, Luis Poveda.Fotografía Alfredo Huerta {salvo excepciones señaladas}Asistencia y administración Rebeca BolañosDiagramación e impresión Litografía e Imprenta Segura Hermanos, tel. 279 9759.

Escuela de Ciencias Ambientales de la Universidad Nacional,tel.: 277 3688, fax: 277 3289, apartado postal: 86-3000, Costa Rica,[email protected], w w w . a m b i e n t i c o . u n a . a c . c r

EditorialNo más construcción

turística gamberra

Carlos MoreraConcepto y realidad del turismo

rural en Costa Rica

Leyla SolanoTurismo rural comunitario

en Costa Rica

Arantxa GuereñaAuge del turismo rural comunitario

en Costa Rica

Damaris ChavesPromoción sistemática de

turismo sostenible

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T E M A D E P O R T A D A

150 MARZO DE 2006

www.galeriaambientalista.una.ac.cr

MILES DE FOTOS DEL AMBIENTE

TICO Y MESOAMERICANO

Foto de Portada: Gino Biamonte

O T R O S T E M A SLuz Barrantes, José P. Carvajal e Ileana Zanella

Pez chupapiedras: agrupación y fidelidada sitios de refugio, en río Cerere

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E D I T O R I A L

Cuando en el inicio de los noventa el turismoaquí empezó su verdadero despegue, todos losambientalistas tuvimos miedo, y los más ague-

rridos y eficientes arremetieron (continua o intermi-tentemente: según quiénes y según qué asuntos) con-tra emprendimientos turísticos que en su fase de esta-blecimiento infraestructural irres-petaban la legislación y destruíanecosistemas principalmente coste-ros.

Presenciamos, entonces, “des-piadadas” andanadas contraBarceló en el Pacífico y contra elhotelero Jan Kalina en el Caribe,desenmascarando sus alevososactos contra natura. Hubo máscasos pero esos, acaso, fueron losmás resonantes.

Ante el significado nacional delturismo ahora, ante lo que pareceque podría estar llegando a ser un“final feliz”, algunos dicen queaquéllo fue injustificado, que losambientalistas como siempre exa-geraron, que se esforzaron pormalograrle al país lo que ha deveni-do una “mina de oro”, y que pordicha fracasaron. Pero no exagera-ron ni fracasaron; sin su tenaz yaguda crítica los desmanes otroradenunciados seguramente hoy estarían multiplicadosen lesividad y en número. Aún ocurren, sí, pero enrelación con la envergadura de la actividad turísticaahora, y de la concomitante construcción de infraes-tructura, ya constituyen máculas menores, y máspequeñas que en otras actividades productivas: nadieya se atreve a trasladar camiones de arena de una playaa otra, tampoco a desecar humedales ni a desviarríos… El estado empezó a imponer respeto a la norma-tiva por él dictada, la ciudadanía acrecentó su actitud

de alerta y las empresas del sector supieron que enCosta Rica había que jugar limpio.

Recuérdese a Albert Ingalls y a León González consu organización de enigmático nombre: Cuaremarpro,dándose palo con Barceló en las caras páginas de laprensa diaria y también cara a cara en la intemperie

polvorienta y calurosa de lapenínsula de Nicoya. …Peroahora Barceló cosecha banderasecológicas por su cuidado de pla-yas, y otros capitales que fueronllegando aprendieron la lecciónen cuerpo ajeno y se abstuvieronde hacer pasar a nuestro entornonatural por ese calvario. ¿Quénos ocurriría ahora si los deCuaremarpro, y muchos otros, nohubieran entrado en liza portodos?, como también -y guar-dando las enormes distancias-podemos hoy preguntarnos ¿quéhabría sido de nosotros sin elarrojo, hace exactamente siglo ymedio, de Juan Mora y JuanSantamaría?

Nuestro movimiento ambien-talista, amorfo, mutante, desor-denado, desobediente, pacífico ydecente, parecía que obstruía elcamino al desarrollo del turismo,

pero lo que curiosamente hizo fue allanárselo para quese desarrollara responsablemente, aún defectuoso peroya no gamberro. Y, para provecho de campesinos, deartesanos, de asalariados, de minúsculos empresarios einevitablemente también de gigantes, ahora es unturismo diversificado en turismo rural comunitario,turismo de aventura, turismo científico, ecoturismo,además del clásico de sol y playa… El dicho “los pol-vos de entonces son ahora estos lodos” podemos paro-diarlo y retorcerlo y decir “los dardos de entonces sonahora estos clavos de oro”.

No más construcción turísticagamberra

4 Marzo 2006

La dinámica del sistema turístico se ha transfor-mado rápidamente durante los últimos tiempos,generando el surgimiento de nuevas formas de

turismo, como el ecoturismo que, tal como lo planteaYásigi (1999), apareció en los años ochenta como unamoda introducida por el capital a modo de respuesta alos estragos por él mismo creados con el turismo masi-vo. El ecoturismo generó amplias expectativas acercade la participación de las comunidades en la actividadturística; sin embargo, los resultados no fueron los espe-rados, lo cual ha provocado la procura de nuevos tér-minos que potencien aspectos que resultan fundamen-tales en las actuales condiciones económicas del turis-mo, como desarrollo local y participación comunal,haciendo aparecer una serie de conceptos que indistin-tamente se utilizan en la actualidad.

Por ejemplo, a finales de la década de los ochenta seutilizaba el término ecoturismo cuando se deseaba refe-rirse a turismo sustentable, pero la experiencia acumu-lada y las necesidades de ciertos sectores sociales haobligado a crear otros términos, de manera que en losúltimos años el desarrollo turístico ha dejado de ser eco-turístico para transformarse en turismo de naturaleza,reconociendo que en el primer término el ambientenatural es solo un medio y no un fin en sí mismo. Porello, bastante de la oferta turística de Costa Rica incluíaactividades que no se podían categorizar como ecotu-rísticas: el canotaje, el buceo, el canopy (observación delas copas de los árboles desde andariveles) y las activi-dades de sol y playa, que eran las dominantes en el país.Así, la oferta nacional era básicamente de turismo denaturaleza, incluyendo todas las actividades excluidasen el primer término (Morera 1999).

Este artículo presenta un acercamiento conceptualal turismo rural, analizando sus condiciones actuales enel país y sus potencialidades, y planteando lo que podríaser una agenda dedicada a fortalecer este tipo de turis-mo en Costa Rica.

Durante los últimos tiempos, la demanda de la acti-vidad turística se ha transformado, desde una ofer-

ta masiva, inflexible, centrada en el segmento de sol yplaya, hacia nuevas formas de turismo más individuales,

basadas en un producto más heterogéneo. Dentro deeste nuevo proceso ha surgido lo que se ha llamado eco-turismo en los países tropicales y turismo rural en lospaíses europeos mediterráneos, especialmente Portugal,España, Italia y Francia. En estos casos, el turismo rurales una respuesta a la masificación de la vida urbana, aldesmejoramiento de la calidad de vida y a la necesidadde nuevos espacios de ocio cercanos a las urbes queapoyen la recreación cotidiana, impulsada especialmen-te por las políticas de desarrollo rural de la UniónEuropea, desde donde se ha diseminado este nuevo tipode turismo a otros territorios.

El turismo rural como concepto no presenta unadefinición única, sino que su caracterización es bastan-te amplia; sin embargo, la mayoría de investigadores delos países europeos lo definen como aquellas activida-des compuestas por una oferta integrada de ocio yrecreación dirigida a una demanda cuya motivaciónprincipal es el contacto con el entorno autóctono y quepotencia la interrelación con la sociedad local. Como lomenciona Joaquín (2000), el turismo rural surge dentrodel contexto del turismo en espacio rural, término quefue acuñado a principios de la década de los setenta enFrancia, donde en 1972 se creó la primera asociación deeste género y se publicó el célebre Manifeste du turismedans l’espace rural, que preconizaba un instrumento dereanimación de la complementariedad entre turismo yagricultura, incluyendo un conjunto diversificado deactividades turísticas.

El anterior concepto se relaciona específicamentecon el contexto donde surgió este tipo de turismo, de talforma que la necesidad de contribuir a la protección delpatrimonio natural y cultural es eje central. El turismoen espacio rural reconoce tres modalidades (Martínez ySolsona 2000): turismo de habitaciones, que consisteen el aprovechamiento de casas antiguas con reconoci-do valor arquitectónico; turismo rural, que consiste enaprovechamiento de casas rústicas con las característi-cas propias del medio rural donde se inserte, y agrotu-rismo, que consiste en utilización de casas de habitaciónde cualquier tipo de los antes mencionados integradasen explotaciones agrícolas.

Al adaptar este concepto a las condiciones deAmérica Latina, especialmente a Costa Rica, conside-rando fundamentalmente la diversidad de recursosnaturales y culturales con que aún cuenta la región, esCarlos Morera Beita, geógrafo, es director de la Escuela de Ciencias Geográficas

de la Universidad Nacional.

C A R L O S M O R E R A

T E M A D E P O R T A D A

Concepto y realidad del turismo ruralen Costa Rica

evidente la necesidad de construir una definición quemantenga el fundamento en los atractivos ecológicos yculturales y en el manejo sustentable, que son elemen-tos presentes en el concepto europeo. Sin embargo, serequiere considerar otras particularidades socioeconó-micas de gran importancia referentes a la potenciacióndel desarrollo endógeno, impulsando instrumentos paraalcanzar este fin; así, el turismo rural prioriza la poten-ciación del desarrollo local poniendo como eje la parti-cipación activa de las comunidades (figura 1).

Este nuevo concepto de turismo rural, considerandolas particularidades socioambientales del país, desvelaun modo de turismo desarrollado en espacios rurales,centrado en la combinación de atractivos naturales,culturales y agrícolas, que potencia el desarrollo endó-geno por medio de la creación y el fortalecimiento depequeñas y medianas empresas y que favorece el mane-jo sostenible de los recursos naturales y culturales.Conceptualmente, pues, el turismo rural coincide fuer-temente con lo que se ha llamado agroecoturismo, quecomprende gran parte de las actividades turísticas quese realizan en los espacios rurales. El turismo rural,como forma abreviada de referirse al turismo en el espa-cio rural, cuenta con características propias que lo dife-rencian de otros: Hace oferta integrada: Ofrece conjun-tamente hospedaje, alimentación y actividades recreati-vas. Está basado en los recursos autóctonos: Se centra enel uso de recursos atractivos autóctonos, tanto natura-les como culturales y agrícolas. La demanda está domina-

da por los pobladores locales: Los habitantes locales sonlos propietarios de los medios de producción, por lo queson los dueños de los servicios ofertados. Se desarrolla apequeña escala: Se realiza por medio de empresas media-nas y pequeñas, muchas de tipo familiar y poli-produc-

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T E M A D E P O R T A D A

Desarrollo localy endógeno

Recursosnaturales yculturales

Recursosagrícolas

Recursoshumanos

Mejoramiento dela calidad de vida

PRODUCTO TURÍSTICO RURAL

Manejo sustentable de losrecursos natuales y

culturales

Espacio rural

Figura 1. Características del producto turístico del espacio rural

Costa Rica L.D. Marín Schumacher

tivas. Procura el manejo sustentable de los atracti-vos turísticos: Dentro del turismo rural seimplementa un manejo sustentable de losatractivos que se utilizan, especialmente losnaturales y culturales, además de prácticas agrí-colas con valor histórico o biológico. Potencia eldesarrollo endógeno y facilita la cohesión local: Eldesarrollo del turismo rural promociona eldesarrollo endógeno de las comunidades enfunción de intereses colectivos.

Para diferenciar este tipo de turismo deotros segmentos, como el del ecoturismo -conel que coincide en muchos aspectos-, en CostaRica ha sido llamado turismo rural comunita-rio, potenciando así la participación comunita-ria. En países como Guatemala, México yEcuador se ha enfrentado la misma disyuntivatratando de construir un concepto que diferen-cie al turismo que tiene como eje central la baselocal, llamándolo entonces ecoturismo comuni-

tario; en Brasil ha sido denomi-nado turismo de base local.

El turismo rural comunitariose ha caracterizado por ser deempresas comunales o coopera-tivas, sin embargo en muchoscasos no comprende unaamplia gama de servicios turís-ticos generados por los habitan-tes locales por sus propiasempresas. Nacionalmente, haydiversos tipos de turismo rela-cionados con el espacio rural, ymuchos de ellos directa o indi-rectamente se relacionan con elturismo rural (véase figura 2).

El impulso de este tipo deturismo es fundamental en

las condiciones actuales delpaís y éstas son unas razones: elalto ritmo de crecimiento de laactividad turística, que es supe-rior a la media mundial; elaumento de la apreciación delos ambientes autóctonos; ladiversificación de la oferta; elmayor conocimiento de losconsumidores acerca de lasofertas; la saturación de los des-tinos tradicionales y la búsque-da de un turismo más activo eindividualizado. Existe, ade-más, una serie de factores pro-pios del medio rural que poten-cian el desarrollo del turismorural: la disponibilidad de unagran variedad de atractivos

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T E M A D E P O R T A D A

Costa Rica Gregory Basco

Turismo solidario

Turismo cultural

AgroturismoTurismo de naturaleza

Turismo verde

Turismo deportivo

Turismo científico

Turismo ecológico

Turismo en el espacio rural

Figura 2. Tipos de turismo relacionados con el espacio rural

turísticos naturales, culturales y agrícolas, y la coyuntu-ra actual que obliga a abrir urgentemente nuevos espa-cios productivos para las comunidades rurales.

Sin embargo, el turismo es una actividad productivamuy vulnerable que no debe de ser considerada comoúnica fuente de ingresos para las comunidades, sinocomo un complemento o parte de un grupo de activi-dades económicas. La experiencia, a pesar de las actua-les tendencias de globalización, indica que las comuni-dades no debieran de concentrar sus actividades econó-micas en un solo sector -las que han apostado por elturismo rural como complemento verifican esta lección.

A pesar de lo anterior, son escasos los países que handesarrollado políticas e incentivos para impulsar estetipo de turismo. La mayoría de las políticas turísticas enla región centroamericana lo que estimulan es el desa-rrollo del turismo masivo, y en algunos casos del ecotu-rismo, sin fomentar en absoluto la participación comu-nal en el turismo. En la oferta turística regional haydominio de las grandes cadenas hoteleras, y en el casodel ecoturismo se ha presentado un dominio del capitalextranjero pequeño y mediano.

De acuerdo con los registros de ICT (InstitutoCostarricense de Turismo), en el país se cuenta concerca de 60 iniciativas de turismo rural desarrolladas,que han sido organizadas por grupos muy diferentes:cooperativas, asociaciones ambientalistas y empresarioslocales. Sin embargo, dentro de esta categoría se puedeincluir una gran cantidad de ofertas desarrolladas porfincas particulares y campesinos, que no están valoradaspor el ICT, y que surgieron impulsadas por organizacio-nes ambientalistas, careciendo de una fuerte perspecti-va empresarial, contando con el apoyo de la coopera-ción internacional, especialmente deFundecooperación y del Programa de PequeñasDonaciones del Pnud dirigido a grupos organizados. Detal forma se constituyeron una serie de empresas que searticularon en redes como alternativa para mejorar elmercadeo y acceder a capacitación y a fondos de coo-peración, destacándose agrupaciones como Cooprena,Actuar, Asepesa y Mesa Campesina (Murillo 2005).

La red Actuar (Asociación Costarricense deTurismo Rural Comunitario), por ejemplo, está confor-mada por más de 20 iniciativas de turismo rural comu-nitario que desarrollan empresas de turismo para gene-rar ingresos complementarios para la comunidad y paracontinuar ejecutando actividades para la protección delambiente. El turismo rural comunitario promocionadopor esta red es desarrollado desde cooperativas o aso-ciaciones comunitarias que poseen reservas ecológicasprivadas o se encuentran cercanas a regiones de interésambiental y cultural. Estas comunidades ofrecen expe-riencias novedosas que combinan servicios turísticos,como hospedaje, excursiones y artesanías, con losimpresionantes parajes naturales y la cultura viva de sulocalidad (la cultura campesina, indígena o afrocaribe-ña).

La organización de estas redes de ofertas turísticasha permitido consolidar un segmento de empresariosturísticos invisibilizados por el modelo imperante dedesarrollo turístico dominado por grandes empresas.Esto ha sido posible con base en las transformacionesdel paradigma de percepción del turismo, donde la ofer-ta de lo que en Costa Rica es llamado turismo ruralcomunitario se fortalece con la visión del nuevo turismo,caracterizado por flexibilidad, segmentación, ambientey seguridad, como lo plantea el Plan General deDesarrollo Turístico Sostenible 2002-2012 (ICT 2004), locual crea condiciones para la consolidación de unademanda dirigida a este sector. Sin embargo, la presen-cia de este segmento de turismo rural comunitario den-tro del Plan mencionado es marginal, aunque se pre-sente entre los 12 macroproductos identificados comoagroturismo dirigido a las unidades de Corcovado-Golfito, Llanuras del Norte, Caribe Norte y ValleCentral, incluyendo el concepto de finca participativa yrutas predefinidas.

Lo ideal sería presentar este turismo como un ejetransversal que articulara todos los macroproductos,potenciando los encadenamientos y generando unmayor desarrollo local. De esa manera, el impulso delturismo rural de base local coincidiría con las estrate-gias de acción que plantea el mismo Plan del ICT, par-ticularmente con la estrategia 3: “Diversificar produc-tos/destinos”, posibilitándose que el producto “turismorural” incorporara espacios que han sido excluidos deldesarrollo turístico, complementando la actual ofertacon iniciativas más individualizadas.

Por otro lado, las acciones que desarrolla este Planfortalecen el llamado modelo de enclave turístico o deconfinamiento territorial, como lo menciona Yásigi(1999), donde las políticas turísticas crean condicionespara que el capital internacional por medio de la atrac-ción de cadenas hoteleras gracias a la ausencia deimpuestos, de deficientes regulaciones ambientales y deescasos costos sociales. Por ello es que gran cantidad decadenas hoteleras se han apropiado de la oferta y gene-rado condiciones para la corrupción, como lo planteaMerino (2000). Esta visión ideológica de las políticasturísticas invisibiliza la función activa de las comunida-des, condenándolas a ser solo mano de obra barata; y,como lo sostienen Fürst y Ruiz (2003), quienes realiza-ron una profunda investigación en la península de Osay en Guanacaste, la generación de empleo e ingresos esbastante deficiente para las comunidades locales, pro-poniendo ellos como respuesta la promoción de un tipode turismo de base comunitaria. Otro estudio realizadopor H. González (2005) encontró que en Guanacasteun 55,5 por ciento de los muestreados afirmaban que elturismo no había mejorado su posición económicamen-te ni la de su familia, mientras el 26,1 por ciento afir-maba que sí había mejorado poco, y solo el 18,3 porciento afirmó que el turismo había mejorado mucho suscondiciones económicas.

7Marzo 2006

T E M A D E P O R T A D A

T E M A D E P O R T A D A

Esta preocupación no es nueva. Desde principios dela década de los noventa, con base en un estudio reali-zado en Tortuguero, Place (1991) concluía que aunqueel estado costarricense había realizado una buena tareapreservando gran parte de la biodiversidad, este tipo deactividad al igual que el ecoturismo no generan condi-ciones para el desarrollo rural.

El impulso del turismo rural basado en una fuerteparticipación comunitaria implica el desarrollo de estra-tegias de acción en los niveles nacional, local y munici-pal. Además, las políticas de turismo nacional, aunqueson desarrolladas por el ICT, son apoyadas por diversasinstituciones estatales y algunas organizaciones como elMinisterio de Agricultura y Ganadería, el Instituto deDesarrollo Agrario y la banca nacional, que cuentancon proyectos de manera aislada.

Debido a las condiciones de las ofertas así como a laconcienciación de la necesidad de contar con políticasturísticas que impulsen el turismo rural, el ICT ha pro-mocionado una ley e iniciado acciones de apoyo a estetipo de turismo durante los últimos dos años, augurán-dose mejores condiciones para los pobladores localesque dependen de este segmento turístico.

La dinámica actual del turismo rural en el país permi-te reconocer los segmentos que se desarrollan:Oferta desarrollada por grupos organizados: Dentro de

este grupo se ubican aquellas empresas que se han gene-rado alrededor de grupos organizados como Asoprova(Asociación de Productores de Vainilla), que se carac-terizan por ser básicamente localizados en espaciosrurales distantes de las rutas turísticas tradicionales delpaís y la mayoría están organizados en redes comoCooprena y Actuar. Este sector es el que se visibiliza encuanto al turismo rural del país y hacia el cual se ha dre-nado la mayor parte de la cooperación internacional eneste tema.

Oferta de turismo rural desarrollada por grandes fincas:La crisis del sector agrícola ha provocado que muchasfincas de grandes extensiones, como Los Inocentes, enLa Cruz, Guanacaste, hayan desarrollado una ofertaagroecoturística que ha venido creciendo paulatina-mente. Este tipo de oferta se asemeja a la que realizanalgunas haciendas en las áreas rurales de Brasil y, por logeneral, son empresas familiares que carecen de apoyoestatal.

Oferta generada individualmente por campesinos:Algunos campesinos sin apoyo estatal, y considerandolos problemas del agro, han experimentado en generaruna mínima oferta turística, como es el caso de la fincaLos Avellán, en Las Gambas, Golfito. Ésta es la ofertamenos identificada, que requiere de mayor apoyo tantoen capacitación como en organización.

Apesar de las condiciones adecuadas para el desa-rrollo del turismo rural en el país, sus alcances no

son los esperados, esto debido básicamente al escaso o

inexistente apoyo estatal, lo que se traduce en falta decapital y poca capacitación. La experiencia capitalizablede estas iniciativas de turismo rural es el nivel de orga-nización comunal que ha permitido una cohesión de lascomunidades y generar condiciones que faciliten losencadenamientos locales, así como la capitalización dealgunas lecciones importantes. Aunque los habitantesde los espacios rurales son dueños de sus medios de pro-ducción, requieren participar en organizaciones que lespermitan acceder a capacitación que eleve la competi-tividad de sus servicios y facilite el desarrollo de desti-nos colectivos por medio de programas de mercadeo ypromociones conjuntas que reduzcan la inversión.

El turismo rural debe de impulsar iniciativas quepotencien las comunidades-empresarias y no las comu-nidades-empleadas, de tal forma que los habitanteslocales se transformen en los dueños de los servicios,para lo que se requiere modificar elementos ideológicosarraigados en la cultura rural así como en el estado.Además, el desarrollo de la oferta turística rural permi-te potenciar la ocupación de mano de obra femenina,que usualmente sufre mucho desempleo en los espaciosrurales.

Finalmente, el desarrollo de una agenda de promo-ción del turismo rural debe considerar la creación de unsistema efectivo que permita que la cooperación inter-nacional y el estado realmente desarrollen métodos efi-caces para apoyarlo. Estas acciones deben estar centra-das en la capacitación, especialmente en lo relacionadocon mercadotecnia, con créditos blandos y con calidaddel servicio.

Referencias bibliográficas

Fürst, E. “Turismo y empleo en Costa Rica: características nacionales y ten-

dencias de desarrollo”, en Fürst, E. 2003. Turismo de larga distancia y desarro-

llo regional en Costa Rica. Cinpe - Universidad Nacional. Costa Rica.

González, H. 2005. Percepciones guanacastecas sobre la actividad turística en la

Región Chorotega, Periodo 2005. Seminario Regional “Turismo alternativo en la

región centroamericana: Experiencias y acciones conjuntas para un desarrollo

local de las comunidades”. Universidad Nacional. Nicoya, Costa Rica.

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José.

Joaquin, G. “Turismo e mundo rural: que sostenibilidad”, en Rodríguez, A. et

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Martínez, J. y J. Solsona. 2000. Alojamiento turístico rural. Editorial Síntesis.

Madrid.

Merino, J. 2000. Los incentivos a la corrupción. Juricentro. San José.

Morera, C. 1999. Turismo sustentable en Costa Rica. Abya Ayala. Quito.

Murillo, E. “Instituto Costarricense de Turismo y desarrollo rural comunita-

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Place, S. “Nature tourism and rural development in Tortuguero”, en Annal

Tourism Research, Vol. 18, 1991.

Yásigi, E. 1999. Turismo: uma esperança condicional. Global Universitaria. Sao

Paulo. (www.actuarcostarica.com, noviembre 2005).

8 Marzo 2006

9Marzo 2006

En el año 2004, los ingresos por turismo interna-cional de los países en desarrollo ascendieron a177.000 millones de dólares según datos de la

Organización Mundial del Turismo (OMT), y las llega-das de turistas internacionales alcanzaron el máximohistórico de 763 millones, lo que representa un incre-mento anual del 10 por ciento, según la misma fuente(OMT 2005). La OMT está convencida de que el turis-mo puede emplearse como una fuerza importante parareducir la pobreza y proteger el ambiente, ya que con-fiere un valor económico al patrimonio cultural, creaempleo y produce ingresos en divisas. Por ello, esa enti-dad está tomando medidas para aumentar las posibili-dades de contribución del turismo al combate de lapobreza promocionando el concepto de turismo soste-nible entre todos los responsables y el lanzamiento deuna iniciativa especial denominada en inglés ST-EP(Turismo Sostenible-Eliminación de la Pobreza) en aso-cio con otras entidades.

La OMT considera que el turismo en los países endesarrollo es una fuente clave para: (1) la generación deingresos a través de microempresas en turismo y en sec-tores relacionados; (2) la inversión tanto en estableci-mientos grandes como en pequeños y en infraestructu-ras afines; (3) la creación de puestos de trabajo querequieren relativamente de poca formación, especial-mente para las mujeres y los jóvenes; (4) el bienestarsocial, mediante la provisión de servicios de salud, sane-amiento y telecomunicaciones; (5) la reducción de ladeuda externa mediante la generación de divisas, y (6)la diversificación de la economía, especialmente en laszonas rurales. De esta manera, un organismo interna-cional de referencia mundial en el desarrollo del turis-mo hace un llamado a empresarios turísticos y autori-dades gubernamentales para lograr un verdaderoimpacto positivo de la actividad que se traduzca enmayores beneficios para la población local, es decir:pasar del concepto de desarrollo del turismo a un turis-mo que promueva el desarrollo.

El crecimiento anual del turismo en Costa Rica,según datos de la Cámara Nacional de Turismo

(Canatur), fue del 17,3 por ciento en 2004, por arribadel promedio mundial, que fue de un 10 por ciento enese mismo año. La generación de divisas aumentó 53,6por ciento en el período 1998-2004, representando$1.357 millones en 2004 (año en el que las exportacio-nes tradicionales, que incluyen café y banano, alcanza-ron la cifra de $793,8 millones); y en ese mismo perio-do la razón turismo/exportaciones totales aumentó de16 por ciento (1998) a 21,5 por ciento (2004).

En los últimos años, la actividad turística se ha trans-formado: de una oferta masiva, inflexible, centrada

en el segmento de sol y playa, a nuevas formas más indi-viduales basadas en un producto heterogéneo (Morera2005). Así, en Costa Rica, país posicionado a nivelmundial como destino de turismo basado en los atracti-vos naturales y su biodiversidad, se han desarrollado enlos últimos años actividades turísticas no tradicionalesque crecientemente incluyen, de manera creativa, laparticipación de comunidades y familias organizadasque buscan generar ingresos que permitan mejorar sucondición de vida y contribuir con el desarrollo. Si bienes cierto que la cooperación internacional ha jugado unrol importante en el financiamiento de estas propuestas(Programa de Pequeñas Donaciones del Programa de laNaciones Unidas para el Desarrollo [Pnud],Fundecooperación, Agencia de Cooperación Española,etcétera), los organismos de integración han logrado unposicionamiento de concepto y de producto al que cadavez más comunidades se acercan quedando al amparode la gran propuesta llamada turismo rural comunitario.

Hasta la fecha, el turismo rural comunitario enCosta Rica se ha desarrollado fundamentalmente desdelas organizaciones de base comunitaria con el apoyofinanciero y técnico de organismos de cooperacióninternacional y organizaciones no gubernamentales.Este tipo de inversión surgió de la necesidad de generaralternativas económicas en respuesta al agotamientodel modelo agrícola y pesquero, y los organismos decooperación lo vieron como una oportunidad de desa-rrollar medios de vida sostenibles y reducir la presióndirecta sobre los recursos naturales (Prodoc-ICT-Pnud2005). El desarrollo de esta actividad se ha dado graciasal aporte de varios actores, entre los que están:

L E Y L A S O L A N O

Turismo rural comunitario en Costa Rica

Leyla Solano Pacheco, antropóloga y especialista en turismo ecológico y rural-comunitario, es gerente del Consorcio Cooperativo Red Ecoturística Nacional(Cooprena).

T E M A D E P O R T A D A

10 Marzo 2006

T E M A D E P O R T A D A

� El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF),que llevó a cabo uno de los primeros programas entorno al Área de Conservación Arenal, desde el que sepromovieron iniciativas como el Albergue Heliconiasde la Asociación Bijagüeña de Productores Agricolas, yel Albergue La Catarata en la comunidad de Z13, LaFortuna a inicios de la década de los noventa.

� En 1995 se inició la ejecución del ConvenioBilateral de Desarrollo Sostenible Costa Rica-Holanda,que definió como uno de sus ejes fundamentales elfinanciamiento del turismo comunitario. En 2005,Fundecooperación, el ente encargado de manejar losrecursos provenientes de este convenio, ha financiadoalrededor de 50 proyectos.

� El Programa de Pequeñas Donaciones (PPD-Pnud) desde 1995 hasta hoy ha financiado y cofinan-ciado cerca de 50 iniciativas de turismo comunitariocomo un medio de conservación de la biodiversidad,fundamentalmente asociado a corredores biológicos entodo el país.

� Otros donantes, como la Fundación Costa Rica-Canadá y la Agencia de Cooperación Española, tam-bién han invertido recursos en desarrollar iniciativas deturismo como un medio de superación de la pobreza yde aprovechamiento sostenible de los recursos natura-les y culturales.

� Organizaciones no gubernamentales como laAsociación del Corredor Biológico Talamanca-Caribe yAnai, en Talamanca, han brindado apoyo a una serie deemprendimientos turísticos de base comunitaria que searticulan en la Red Talamanqueña de Ecoturismo yConservación, que integra iniciativas indígenas, afroca-ribeñas y campesinas.

� La Mesa Nacional Campesina, con el apoyo téc-nico de la Asociación para la Economía, la Salud y elAmbiente (Acepesa), está desarrollando una serie deiniciativas de turismo en la Zona Norte.

� Existen dos importantes redes a nivel nacionalsurgidas para representar los intereses de las organiza-ciones del segmento y comercializar la oferta de mane-ra articulada: el Consorcio Cooperativo RedEcoturística Nacional (Cooprena), con más de 10 añosde operar y 13 organizaciones afiliadas, organismoampliamente apoyado por el Consejo Nacional deCooperativas (Conacoop) y el Instituto de FomentoCooperativo (Infocoop) y, más recientemente, laAsociación de Turismo Rural Comunitario (Actuar),que aglutina 25 organizaciones (Prodoc-ICT-Pnud-Alianza 2005)

En todos los casos, las actividades turísticas son ges-tionadas por organizaciones locales de diversa índole:cooperativas, asociaciones de productores, asociaciones

conservacionistas, grupos de mujeres, fundaciones,comités locales. En muchos casos se trata de comunida-des que surgieron como asentamientos del Instituto deDesarrollo Agrario (Ida) en terrenos con vocación másforestal que agrícola, y que incursionaron en la activi-dad turística con el apoyo de donantes internacionalesy en la búsqueda de alternativas productivas. Granparte de los esfuerzos de las organizaciones y programasanteriormente mencionados se han dirigido al fortaleci-miento de las capacidades locales para la inserción en laactividad turística. En casi todos los casos se ha dadouna transición desde el sector primario al de servicios,lo cual no ha resultado un proceso fácil, especialmentesi se tiene en cuenta el limitado acceso a oportunidadesde formación para esta actividad en las áreas rurales.

Como parte de un trabajo conjunto entre Cooprena,Actuar y Mesa Nacional Campesina, con el acom-

pañamiento de Acepesa, ICT y con financiamiento dePnud, se ha logrado definir una estrategia clara de desa-rrollo del turismo rural comunitario en la que era preci-so llegar a una definición consensuada. Así, el turismorural comunitario se definió como “[e]xperiencias turís-ticas planificadas e integradas sosteniblemente al mediorural y desarrolladas por los pobladores locales organi-zados para beneficio de la comunidad” (Ibid.)

El turismo rural permite integrar las riquezas natura-les, la vida cotidiana de la comunidad rural y la dinámi-ca propia de las actividades agropecuarias en un pro-ducto atractivo para el mercado turístico nacional einternacional. Se orienta al turista interesado en cono-cer y disfrutar la vida del campo, considerando la parti-cipación en actividades como, por ejemplo, cabalgatas,caminatas, conocimiento de métodos alternativos deproducción, pesca en agua dulce, fiestas patronales yturnos, sin descartar otras posibilidades accesibles en lazona como el turismo de aventura, el disfrute de lanaturaleza y la práctica de actividades deportivas. Secaracteriza, además, por ofrecer a los y las visitantes uncontacto personalizado, brindar oportunidades de dis-frutar del entorno natural y humano de las zonas rura-les y permitir participar en las actividades tradicionales,formas de vida y costumbres propias de una comunidad.Los servicios son prestados por los y las productoras através de organizaciones productivas o directamentecomo negocio familiar.

Algunos elementos diferenciadores del turismo ruralcomunitario son: (1) integra las riquezas (atractivos)naturales y la vida cotidiana de la comunidad rural; (2)entrena competencias locales y desarrolla habilidadesempresariales; (3) promueve e integra las prácticas pro-ductivas sostenibles dentro de la oferta turística; (4)

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genera los encadenamientos productivos locales; (5) laexperiencia turística se adapta a la vida y dinámicarurales y preserva la “ruralidad” (muestra la originali-dad, peculiaridad, rusticidad, ambiente acogedor y con-fortable y autenticidad rural del país); (6) se sustenta enla gestión y participación local (fortalece la organiza-ción local en que participan varias familias o toda lacomunidad); (7) distribuye equitativamente los benefi-cios y complementa y diversifica los ingresos de lasfamilias rurales, y (8) promueve la tenencia de la tierrapor parte de los poblado-res locales.

Ainicios de 2004, ungrupo de organiza-

ciones involucradas enel desarrollo del turismorural comunitario comopropuesta de contribu-ción a la lucha contra lapobreza y la generaciónde empleo, decidieronconformar la Alianzapara el Fortalecimientodel Turismo RuralC o m u n i t a r i o(Cooprena, Actuar yMesa Campesina con elapoyo de Acepesa,Instituto Costarricensede Turismo y Pnud). LaAlianza se considera unaplataforma de trabajoque permite a las organi-zaciones cooperar y no competir en acciones estratégi-cas que conlleven colocar el turismo rural comunitarioen la agenda de las instituciones estatales (ICT, Ida,Instituto Nacional de Aprendizaje, Ministerio deAgricultura y otros) y con ello incidir en la definiciónde políticas públicas que soporten el desarrollo de eseturismo, hasta hoy asumido desde el sector privado através de los esfuerzos de éstas y otras organizacioneslocales y nacionales.

Como parte de las actividades realizadas se elaboró,en conjunto con el Postgrado de Derecho Agrario de laUniversidad de Costa Rica, una propuesta de ley para elfomento del turismno rural comunitario, documentoque aún se encuentra en discusión y consulta.Asimismo, en marzo de 2004 se realizó una presenta-ción formal del producto turismo rural comunitario anteun grupo de ministros en Palmichal de Acosta. La acti-vidad denominada Emboscada permitió evidenciar las

bondades de ese producto pero, sobre todo, permitióplantear, en un documento entregado a los ministros,las necesidades que hay que atender desde el estado y através de sus instituciones para hacer de ese turismo unverdadero instrumento para el desarrollo local. Algunasde las debilidades identificadas y planteadas a las auto-ridades son: (1) ausencia de política estatal que forta-lezca el desarrollo de la inversión local en ese turismo;(2) limitado acceso a fuentes de financiamiento soste-nible para el desarrollo de ese turismo; (3) débil desa-

rrollo de la capacidadempresarial local y otrascapacidades relacionadascon ese turismo; (4) limi-tación de acceso a merca-dos; (5) necesidad de for-talecer las plataformas decomercialización y ventaexistentes y sensibilizar alos touroperadores paraque integren ese tipo deturismo a sus productos;(6) falta de rigurosidad enel seguimiento a la cali-dad de los servicios de eseturismo.

Como resultado deesta actividad la Alianzaobtuvo los siguienteslogros: (1) apertura de unproceso de negociacióncon el ICT para crear unacategoría de hospedajerural para la estandariza-

ción de la calidad de las empresas de turismo ruralcomunitario, para incorporar los productos del turismorural en las acciones de promoción de la imagen de paísen el exterior y para iniciar estudios para la caracteriza-ción del mercado turístico nacional potencial interesa-do en el turismo rural; (2) el compromiso del Pnud paraapoyar la iniciativa de la Alianza, en conjunto con elICT; (3) la apertura de la negociación con institucionesde gobierno para la formulación de una propuesta deprograma del Fondo de Desarrollo Social yAsignaciones Familiares (Fodesaf) para facilitar a fami-lias pobres o en condición de vulnerabilidad el aprove-chamiento de la actividad turística como instrumentopara su desarrollo, y (4), finalmente, gracias al apoyo deConacoop y la Presidencia de la República, existe laposibilidad de que se emita un decreto ejecutivo decla-rando el turismo rural comunitario de interés público(Prodoc-ICT-Pnud-Alianza 2005)

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Turistas en Costa Rica Gregory Basco

12 Marzo 2006

Cabe mencionar también la decisión de Infoccop defortalecer al sector cooperativo involucrado en activi-dades turísticas y fomentar la inserción de cooperativasde diversos giros en actividades de turismo sostenible.Para ello Cooprena, organismo auxiliar del movimientocooperativo, se encuentra definiendo una estrategia defortalecimiento del sector cooperativo de turismo quese ejecutará a partir de 2006.

Actualmente, se puede afirmar que el turismo ruralcomunitario ha entrado en una etapa de búsqueda desostenibilidad de las iniciativas existentes y, especial-mente, de consolidación como segmento. Para el futurose espera continuar en la línea de consolidación de lasiniciativas que ya existen, apoyar el fortalecimiento delas redes que articulan la oferta y su inserción al merca-do y continuar financiando nuevas inversiones en luga-

res con potencial para desarrolloturístico y que sean estratégicos desdeel punto de vista de los objetivos decada donante. Estos recursos seránuna importante fuente de co-finan-ciamiento al Programa, al comple-mentar los servicios que éste brindarácon recursos no reembolsables dirigi-dos a organizaciones de base comuni-taria para inversiones de alto riesgo.

Ala luz del desarrollo del turismorural comunitario en Costa Rica

en sus 12 años de gestación (hasta eldía de hoy), se puede afirmar losiguiente: Ese turismo ha tenido uncrecimiento importante en el paístanto en relación con su oferta comocon su demanda. Los últimos datosindican que ya existe una oferta en laque participan más de 90 organizacio-nes sociales. Asimismo, la últimaencuesta de salida del aeropuertoJuan Santamaría permitió conocerque un 15 por ciento de los turistasindican haber tenido una experienciade turismo rural comunitario (Ibid.).Existe un marcado interés por partede las comunidades en organizarsepara conformar un producto turísticobasado no solo en sus atractivos natu-rales sino también en actividades rela-cionadas con la producción agrícola yagropecuaria. Igualmente, se agreganingredientes de tipo histórico y cultu-ral, haciendo del turismo rural comu-nitario un producto auténtico del sercostarricense.

La cooperación internacional hasido un factor detonante en la confor-mación de esa oferta. Sin embargo,ésta es cada vez más escasa y, además,ha puesto de manifiesto la dependen-cia hacia estas fuentes, coartando en

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San Cristóbal, Costa Rica Eric Gay

13Marzo 2006

algunos casos la autogestión y lavisión empresarial del negocio en sí.Sin embargo, desde una visión depaís, los entes públicos y privadosinvolucrados deberían hacer unesfuerzo en priorizar territorios enlos que por sus características eseturismo logre una mejor implanta-ción. Si bien es cierto es una opciónreal, también es cierto que no es fac-tible su éxito en todo el territorionacional.

Es necesario, además, evidenciarcon números los impactos de talturismo en el nivel local. Una eva-luación franca y sincera por parte deesos mismos entes permitiría capita-lizar las lecciones aprendidas entodos estos años. La evaluación y lasistematización del turismo ruralcomunitario son asunto urgente.

La oferta actual es variada y seubica en lugares de gran peso turís-tico. Sin embargo, su escala peque-ña en muchas ocasiones no permitedar un mejor aprovechamiento. Engeneral, los touroperadores requie-ren de mayor capacidad en hospe-daje, de más guías bilingües y de unamejor respuesta. Es necesario forta-lecer lo existente.

Subsanando deficiencias enaspectos como capacidad, accesibili-dad, comunicación y servicio logra-remos una mayor participación en elmercado y, por ende, un mayoringreso a las familias participantes.La plataforma organizada en laAlianza TRC permite atender demanera conjunta esfuerzos que deotra forma serían acciones aisladas yde poco impacto. La Alianza debe de fortalecer su basey plantear aspectos conjuntos, como por ejemplo la cre-ación de una marca sombrilla bajo la que se promuevatoda la oferta de TRC del país. Esta marca apoyaría laestandarizaron de criterios de calidad y de sostenibili-dad necesarios para competir exitosamente en los mer-cados.

Por último, el gran reto es que una vez se dé un cam-bio de gobierno las nuevas autoridades gubernamenta-les logren incluir en sus agendas el turismo rural comu-nitario, conocer los aportes de esta actividad y priorizar

acciones que de manera permanente vengan a lograr unverdadero impacto de ese turismo a nivel local. Estamosante la apertura de importantes oportunidades conentes gubernamentales que esperamos concretar encorto plazo.

Referencias bibliográficasOrganización Mundial del Turismo. 2005. El turismo sostenible, un instrumen-to para la erradicación de la pobreza. S.l.Prodoc-Pnud-ICT. 2005. Estrategia para el desarrollo del Turismo RuralComunitario en Costa Rica. Inédito.Morera, Carlos. “Turismo Rural. Nuevas oportunidades”, en Mensajero Rural(boletín trimestral). Julio-2005. Universidad Nacional.

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Playa Hermosa de Uvita, Costa Rica Gino Biamonte

14 Marzo 2006

En los últimos años hemos asistido al surgimientode todo un movimiento de organizaciones debase comunitaria que están desarrollado una

oferta de turismo alternativo en el medio rural. Se tratade un turismo gestionado directamente por y para elbeneficio de las comunidades organizadas, basado en laconservación y el aprovechamiento de los recursoslocales, tanto naturales como culturales. Esta experien-cia, reconocida como pionera a nivel internacional, hasido validada institucionalmente por el InstitutoCostarricense de Turismo al declarar al turismo ruralcomunitario, a finales del año 2004, como el cuarto pro-ducto turístico del país. Éste, junto con el turismo deconvenciones, viene a complementar la oferta tradicio-nal existente de sol-playa, aventura y naturaleza.

Pero además de ser una nueva opción para el turis-ta, el turismo rural comunitario sobre todo representaun modelo de desarrollo turístico alternativo que

potencia la protección y el aprovechamiento de losrecursos naturales y culturales endógenos desde la par-ticipación de las comunidades anfitrionas como prota-gonistas. Se convierte así en un instrumento para eldesarrollo local y la conservación del patrimonio, queno sustituye sino que complementa las otras actividadeseconómicas tradicionales.

El Convenio de diversidad biológica plantea tres objeti-vos fundamentales: la conservación de la biodiver-

sidad, la utilización sostenible de sus componentes y ladistribución justa y equitativa de los beneficios deriva-dos. La Ley de biodiversidad costarricense (de 1998)incorpora a la legislación nacional los principios delConvenio y, por lo tanto, establece el acceso por parte delas comunidades a los beneficios derivados de la con-servación de la biodiversidad.

Durante las décadas de los setenta y ochenta, elestablecimiento de las áreas silvestres protegidas enCosta Rica no estuvo exento de conflicto y rechazo porparte de de las poblaciones vecinas, que las vieron comouna imposición y una amenaza a sus derechos de uso del

A R A N T X A G U E R E Ñ A

Auge del turismo rural comunitarioen Costa Rica

Arantxa Guereña Tomás, ingeniera agrónoma y especialista en ambiente y desa-rrollo, trabaja en el área de turismo rural comunitario en el Programa dePequeñas Donaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

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Selva Verde Lodge, Costa Rica Gregory Basco

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territorio. Afortunadamente, esta visión ha evoluciona-do hacia la búsqueda de una mayor participación localen las acciones de conservación. Aunque siempre sonnecesarias las acciones de control y protección, la polí-tica en las áreas de conservación es buscar la concilia-ción de intereses y la integración de esfuerzos, más quesimplemente ejercer una vigilancia estrictamente.Actualmente, las comunidades se han convertido enactores aliados del Sistema Nacional de Áreas deConservación, al organizarse como covirenas (Comitésde Vigilancia de los Recursos Naturales) y Brigadas parala Prevención y Control de Incendios Forestales, quedesempeñan, ambos, una valiosa labor de caráctervoluntario que se suma a los esfuerzos gubernamentalespor proteger la vida silvestre.

Pero la búsqueda de alternativas económicas basa-das en el aprovechamiento sostenible de los recursosnaturales debería ser hoy más que nunca una prioridad.Se ha superado la etapa de estancamiento del país encuanto a su nivel de desarrollo humano, y los índices depobreza van en aumento en lugar de reducirse (Estadode la nación 2005). No parece muy realista imaginar unescenario de escasas fuentes de ingresos en el mediorural, donde las personas estén comprometidas con lapreservación de las áreas naturales sin obtener a cambioningún beneficio económico. Hoy en día nadie duda deque para la estabilidad del actual sistema de áreas pro-tegidas se debe contar no solo con la aceptación sinotambién con el apoyo activo de las comunidades veci-nas. El estado no puede garantizar por sí solo la integri-dad de los ecosistemas protegidos ni únicamente conacciones coercitivas. Y para reducir la presión sobre losrecursos es necesario estimular alternativas productivasen las áreas de amortiguamiento y corredores biológi-cos. Esto hace que un turismo sostenible gestionado porla población local se vislumbre como el posible lugar deencuentro para resolver el eterno conflicto entre con-servación y desarrollo.

En Costa Rica, son muchas las áreas protegidas quehan estimulado el crecimiento de la economía local pormedio del turismo. Los parques nacionales de ManuelAntonio, Cahuita y Volcán Arenal han generado en suentorno una red de servicios que ha dinamizado la acti-vidad empresarial en la zona. Pero en muchas ocasionesno se ha utilizado todo el potencial turístico del áreaprotegida como generador de bienestar para la comuni-dad vecina.

Por otro lado, el servicio que se ofrece a los turistasen muchas de las áreas no satisface las expectativas delos visitantes. Y cada vez son más quienes optan por lasáreas naturales privadas en lugar de públicas, porencontrar en ellas una mejor atención. En los parques

nacionales más visitados muchos funcionarios ven laatención a los turistas como un recargo en sus funcio-nes, y no han sido tampoco adecuadamente preparadospara esta labor.

Aunque existen algunas iniciativas de manejo com-partido, donde la población local participa directamen-te en la administración del ingreso al área protegida,como en el caso del Parque Nacional Cahuita y elParque Nacional Marino Ballena, éste es aún un temapendiente y objeto de discusión. El llamado comanejoaún es motivo de controversia y no está reconocido deforma institucional. De la misma forma, la opción deceder en concesión algunos servicios no esenciales,dentro de los cuales estarían los servicios turísticos, estodavía objeto de debate y suscita preocupación enmuchos sectores. Pero si se restringiera al entorno máscercano a las áreas, supondría una oportunidad muyinteresante de participación de las comunidades localesen los beneficios derivados, de acuerdo con el Conveniode biodiversidad. También sería beneficioso para las mis-mas áreas al ofrecer un servicio más completo a los visi-tantes y liberar a los guardaparques que están a cargo desu protección de las tareas de atención al turista, con loque podrían concentrarse en otras actividades esencia-les como el patrullaje, la investigación y la educaciónambiental.

Costa Rica se ha consolidado en el entorno centroa-mericano como un país líder en ecoturismo y con

cifras récord en cuanto a la llegada de visitantes extran-jeros, superando en 2004 el millón cuatrocientos milturistas. El sector turismo es una de las actividades pro-ductivas más dinámicas y generadoras de ingresos,razón por la que fue declarado por el Gobierno como deinterés nacional y de alta prioridad. De cada 100 colo-nes que gastan los turistas en el país, 40 permanecendentro de nuestras fronteras, lo cual es casi cuatro vecesmayor que la cifra para los principales destinos delCaribe y México (Estado de la Nación 2004). Pero esteporcentaje es aun mayor en el caso del turismo depequeña escala, como el rural comunitario, donde elturista adquiere la mayoría de los bienes y servicios enel lugar de destino, dándose de este modo un mayorefecto multiplicador del ingreso por los encadenamien-tos económicos locales que se favorecen (Murphy1985). En otras formas de turismo más convencional,gran parte del gasto de los visitantes no queda en lacomunidad sino que regresa al país de origen en lo quese conoce como fuga (leakage), ya que se importanmuchos bienes y servicios de otros lugares y muchasveces se trata de paquetes turísticos vendidos en elextranjero con todo incluido.

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El Instituto Costarricense de Turismo definió unavisión de país en el Plan general de desarrollo turístico sos-tenible 2002-2012, incluyendo el concepto de sostenibi-lidad turística como factor de diferenciación del pro-ducto nacional. El Plan establece entre otras cosas losiguiente: (1) el desarrollo turístico deberá contribuircontra cualquier forma de deterioro social, generandobeneficios económicos, protegiendo el ambiente y res-petando la cultura y valores costarricenses; (2) la inver-sión privada tendrá un compromiso paralelo con eldesarrollo local, y (3) se dará impulso al desarrollo depequeñas y medianas empresas de alta calidad, comoestrategia para la incorporación de las comunidades eneste sector de la economía

Pero a pesar de estas buenas intenciones, la realidades que no existen programas de apoyo ni incentivos paralas pequeñas y micro-empresas. Las facilidades paradesarrollar proyectos turísticos son mucho mayores paraun gran desarrollo hotelero que para una pequeñainversión. La Ley de incentivos turísticos (artículo 7)beneficia con exenciones tributarias solamente aempresas que cuenten con más de diez habitaciones, yaque las de menor tamaño no pueden acceder al contra-to turístico, requisito indispensable para obtener elincentivo. Cabe también preguntarse si este incentivofiscal es conveniente para la economía nacional, dadoque estimula a las empresas a adquirir bienes en otrospaíses en lugar de producirlos localmente.

Este tipo de medidas son reflejo de una política quese orienta hacia la máxima inversión y al máximonúmero de plazas hoteleras, en lugar de concebir elturismo también como un instrumento de desarrollolocal. Como consecuencia, el crecimiento de la activi-dad turística no siempre ha ido asociado a una mejorade los niveles de vida en las localidades donde ha desa-rrollado. Regiones con grandes inversiones en turismocomo Guanacaste norte y Caribe sur siguen presentan-do los más bajos índices socioeconómicos. Pareciera queestos polos turísticos no están contribuyendo de mane-ra significativa a estimular el desarrollo económico ysocial en su entorno más inmediato. Se encuentraexcepciones como el modelo Punta Islita, donde se prio-riza la formación e incorporación de recurso humanolocal y, además, se estimula la creación de pequeñasempresas que ofrecen servicios complementarios comola producción y venta de artesanías. Pero, en general, eldesarrollo hotelero se hace sin un criterio de participa-ción de la comunidad local y sin conceder importanciaal establecimiento de encadenamientos económicosque multipliquen el impacto del gasto. La consecuenciaes que los beneficios asociados generalmente no vanmás allá de la generación de algunos empleos, a cambiode muchos impactos negativos.

En muchas comunidades rurales este vacío está sien-do cubierto por un modelo diferente de desarrollo turís-tico, con una clara visión hacia la conservación delpatrimonio natural y cultural y que busca ser un factorque contribuya al desarrollo económico local. El turis-mo rural comunitario no es la panacea para resolver lacrisis socioeconómica que atraviesan muchas regiones,pero tiene un gran potencial dinamizador si se planificay desarrolla adecuadamente.

Hasta la fecha, el turismo rural comunitario enCosta Rica se ha desarrollado fundamentalmente

desde las organizaciones de base comunal con el apoyofinanciero y técnico de organismos de cooperacióninternacional y organizaciones no gubernamentales.Surgió como una demanda de muchas comunidades,empujadas por la necesidad de generar alternativas eco-nómicas en respuesta al agotamiento del modelo agrí-cola. Y organismos de cooperación, como el Programade Pequeñas Donaciones (PPD) (del Programa deNaciones Unidas para el Desarrollo [Pnud]), lo vieroncomo una buena oportunidad de impulsar medios devida sostenibles, contribuyendo así con el combate a lapobreza en las áreas rurales y favoreciendo la conserva-ción al restar presión sobre los recursos naturales. Hastala fecha, el PPD ha apoyado más de cincuenta iniciati-vas en las que el turismo está generando importantesbeneficios, tanto para el ambiente como para las pobla-ciones locales.

Todos los proyectos son gestionados por organizacio-nes locales: cooperativas, asociaciones de productores,asociaciones conservacionistas, grupos de mujeres, fun-daciones, comités, etcétera. Muchos surgieron en asen-tamientos campesinos promovidos por el Instituto deDesarrollo Agrario en terrenos de escasa vocación agrí-cola pero con valiosos recursos naturales de alto poten-cial turístico.

Al convertirse en un incentivo para la conservación,el turismo rural comunitario desarrolla capacidadespara brindar servicios ambientales y estimula accionesde protección y prácticas productivas sostenibles. Y nocabe duda de que, manejado sosteniblemente, ese turis-mo puede hacer una contribución significativa al aliviode la pobreza, especialmente en las áreas rurales: posi-bilita la generación de pequeñas y medianas empresas,también el acceso a la capacitación y, además, eviden-cia el valor de la herencia cultural y el patrimonio natu-ral. En las comunidades indígenas de Talamanca(Yorkin, Kekoldi) y también en las de Buenos Aires(Boruca, Térraba y Rey Curré) se están desarrollandointeresantes iniciativas de turismo comunitario conimpactos palpables en reducción de la pobreza y revita-lización cultural.

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17Marzo 2006

La Reserva Los Campesinos, ubicada en la cuencadel río Savegre, muy cerca del polo turístico de ManuelAntonio pero a la vez muy lejos del flujo de turistas porestar a unos kilómetros del centro de Quepos, ya empie-za a ser conocida. La comunidad de Quebrada Arroyohasta hace pocos años vivía principalmente de la pro-ducción de vainilla, un cultivo tan rentable que atrajo amuchas familias interesadas en esta nueva alternativa.Pero cuando la plaga de un hongo arrasó los cultivos, lamayor parte de las 42 familias optó por vender sus tie-rras y emigrar. En 1992, cuando quedaban solo 16 deellas, la Asociación de Productores de Vainilla, viendoque su comunidad era muy visitada por turistas sinbeneficio para ella, decidió comprar una finca de 33hectáreas para hacer turismo, aunque sin saber cómoorientarlo ni qué hacer (Mora 2005. Com. pers.). Así,con el esfuerzo propio y el apoyo de algunos donantes,entre ellos el PPD, la Cooperación Española y el Fondode Canje de Deuda Costa Rica-Canadá, la Asociacióndesarrolló la infraestructura básica para atención alturismo, que en un inicio fue un puente colgante, unandarivel y un pequeño restaurante, que posteriormen-te fue ampliado y completado el complejo con la cons-trucción de cuatro cabinas.

Hoy el proyecto, que recibe turismo de manera flui-da, es gestionado con la participación de casi todas lasfamilias, lo que ha posibilitado que muchas personas sebeneficien de la actividad turística directa o indirecta-mente. Y se ha generado puestos de trabajo temporalespara mujeres y hombres de la comunidad, por medio deun sistema rotativo para la atención de visitantes. Y nosolamente se han beneficiado las personas que trabajanen la actividad turística sino que la asociación ha reali-zado mejoras en el camino de acceso que suponen uncambio importante en la calidad de vida de todos losvecinos. Así, la actividad turística ha venido a revitali-zar económicamente una comunidad que estaba en pro-ceso de extinguirse por la ausencia de fuentes de ingre-sos. Los atractivos naturales de la Reserva son tan inte-resantes como complemento al turismo de ManuelAntonio, que un hotel cercano ofreció comprarla juntocon albergue, puente y senderos, pero la Asociaciónrechazó la petición. Revirtiendo el proceso de emigra-ción, varias familias ya han regresado a QuebradaArroyo y se han integrado en la Asociación para parti-cipar en las actividades de turismo.

Uno de los principios básicos del ecoturismo es quese debe “involucrar activamente a la comunidad

local en el proceso del turismo, de manera que se puedabeneficiar de éste y contribuir a una mejor valoraciónde los recursos naturales locales” (Buttler 1992 citadopor Ceballos 1996). Pero ¿qué significa exactamente

que la comunidad local esté involucrada activamente?Pareciera que no es suficiente con proveer mano deobra local a las empresas de turismo. Este principio serefiere a una real y activa participación. Sin embargo,son muchas las empresas que se promocionan comodestinos ecoturísticos mientras incumplen claramenteeste principio. Por ello, muchos consideramos que elturismo rural comunitario representa una nueva etapadel ecoturismo en Costa Rica (Guereña et al. 2003), yaque se trata de un turismo desarrollado directamentepor la comunidad local que estimula verdaderamente laprotección de los recursos locales, tanto naturales comoculturales.

En cuanto a la demanda, si bien es cierto que ungran segmento del turismo todavía se desplaza en buscaúnicamente de playas y sol, también existe un movi-miento creciente de personas que se inclinan por otrasopciones de viaje, y de ahí el crecimiento reciente delecoturismo, el turismo cultural y el etnoturismo.

La era de la información ha influido en que se déuna preocupación creciente por parte del consumidorhacia los aspectos ambientales y sociales asociados a laproducción de un determinado bien o servicio. El sec-tor del turismo no ha escapado a este fenómeno, y asísurgió el concepto de turismo responsable, también deno-minado turismo justo, que ya ha sido adoptado como unelemento diferenciador por muchas organizaciones enlos países emisores de turistas. Es una definición delturismo desde el punto de vista tanto del consumidorcomo del operador y el prestador de servicios, donde setrata de que la actividad turística cause los mínimosimpactos negativos en el lugar de destino y, por el con-trario, se estimulen los impactos beneficiosos.Organizaciones como Tourism Concern en GranBretaña, Tourism Watch en Dinamarca, Turismo Visiónen Alemania, Asociación Internacional para el TurismoResponsable o Rainforest Alliance llevan a cabo cam-pañas para informar a la sociedad de las consecuenciasde un turismo indiscriminado y presionan a los gobier-nos para tomar medidas que favorezcan el desarrollo deun turismo más amigable con el ambiente y más respe-tuoso con las diferentes culturas.

De acuerdo con el ICT, se está desarrollando unnuevo paradigma turístico fundamentado en una mayorexperiencia viajera de los consumidores, y también seestá dando un cambio de valores en la demanda, acen-tuándose el deseo por la variedad para elegir e incre-mentándose el número de viajeros que desean partici-par activamente en el diseño de sus vacaciones, aumen-tando la espontaneidad y los cambios sobre las cuestio-nes planificadas en el lugar de origen, huyendo de lahomogeneidad a favor de la diferencia. Cada vez más

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T E M A D E P O R T A D A

turistas incluyen elementos de naturaleza o culturacomo parte de su viaje, o escogen un destino que esconocido por su enfoque sostenible del desarrollo (ICT2002).

Desde el punto de vista de los servicios y actividadesque ofrece, el turismo rural comunitario incorpora acti-vidades de otras formas de turismo, como las siguientes:

De este modo, el turismo rural puede satisfacer lademanda de muy diferentes tipos de turistas y, por ello,el perfil del turista puede variar de acuerdo con los ser-vicios específicos que se ofrecen. Pero algo tienen encomún quienes se interesan en estos destinos fuera delas rutas convencionales: interés en aproximarse a lanaturaleza y la historia de los lugares desde la perspec-tiva de sus pobladores, en términos comerciales: descu-brir la Costa Rica auténtica. Pero también lo define susensibilidad ante los problemas ambientales y sociales ysu preferencia por que con su acto de consumo se con-tribuya con la economía local.

Un aumento en el nivel de conciencia de los consu-midores respecto de los problemas ecológicos y un

acceso a mayor información hace que ellos demandencada vez más productos turísticos con el menor impac-to sobre el entorno natural y cultural. Por esta razón, laOrganización Mundial del Turismo prevé que el turismoconvencional crecerá más lentamente que las formasalternativas basadas en actividades especialmente rela-cionadas con el ambiente, la sociedad y la cultura,como es el turismo rural comunitario. Esto presentagrandes oportunidades y la expectativa de una deman-da en crecimiento. Según una encuesta reciente delICT, un 17 por ciento de los visitantes que abandona-ron Costa Rica declararon haber realizado alguna acti-vidad de turismo rural comunitario durante su estancia.

Pero también este sector enfrenta algunos desafíosque van a condicionar el éxito de las iniciativas en el

corto plazo, los cuales principalmente se concentran enaspectos financieros, técnicos, de servicios básicos, decalidad y de acceso a mercados. Por parte del estado esurgente una acción articulada de sus diferentes institu-ciones y un compromiso real dirigido a solventar algu-nas de las carencias que enfrenta el medio rural parapoder consolidar destinos turísticos de calidad, gestio-

nados por empresarios loca-les que cuenten con el sufi-ciente apoyo en términos deasesoría técnica y acceso afinanciamiento.

Si no se da la acciónintegrada de los sectorespúblico y privado, el impulsoque se ha dado en muchascomunidades con el apoyode los organismos de coope-ración internacional se veráfrenado y no se alcanzará elprogreso deseado. Muchascomunidades ya se han

organizado y cuentan con una oferta atractiva y diversaque ha despertado el interés de turistas nacionales yextranjeros. Isla de Chira, Yorkín, El Encanto de laPiedra Blanca, Nacientes Palmichal, Tesoro Verde, LosCampesinos… son destinos que figuran en catálogos demayoristas en España, Estados Unidos y Alemania, gra-cias en gran parte al esfuerzo de operadores nacionalescomo Actuar y Simbiosis Tours.

Concebido como un complemento y no como unsustituto de las actividades productivas tradicionales, elturismo puede ser el dinamizador de muchas economí-as locales, como una actividad incluyente y que da par-ticipación a mujeres, hombres, pequeños productores yprestadores de servicios, artesanos, transportistas, pes-cadores, guías locales y muchos otros. El reto es llegara consolidarlo como una oferta diferenciada, diversa yde calidad. Referencias bibliográficasCeballos-Lascuráin, Héctor. 1996. Tourism, ecotourism and protected areas.UICN.Estado de la Nación. 2004. Décimo Informe sobre el Estado de la nación enDesarrollo Humano SostenibleEstado de la Nación. 2005. Undécimo Informe sobre el Estado de la Nación enDesarrollo Humano SostenibleGuereña, Arantxa et al. 2003. Costa Rica auténtica: la guía de turismo ruralcomunitario. San José.Instituto Costarricense de Turismo. 2002. Plan General de Desarrollo TurísticoSostenible. San José.Instituto Costarricense de Turismo. 2003. Anuario estadístico. San José.Murphy, Peter E. 1985. Tourism. A Community Approach. S.l.Organización Mundial del Turismo. 2002. Turismo y atenuación de la pobreza:recomendaciones para la acción. S.l.EntrevistasCorral, Juanita. 2005. Comunidad de Quebrada Arroyo, Quepos. Mora,Miguel. 2005. Comunidad de Quebrada Arroyo, Quepos.

18 Marzo 2006

Forma de turismo Productos y servicios de turismo rural comunitario

Ecoturismo Observación de la naturaleza

De aventura Caminatas de montaña, cabalgatas, kayaking, rutas a caballo, en bicicleta, etcétera

Cultural Visita a lugares tradicionales, presentaciones culturales, leyendas, folclore, artesanías, restos arqueológicos

Etnoturismo Intercambio con comunidades indígenas

Agroturismo Estancias o visitas a fi ncas agrícolas, participación en actividades del campo

Educativo y activo Cursos y talleres sobre medicina natural, artesanías, cocina, idiomas, etcétera, basados en conocimiento local

De salud Baños termales, aromaterapia, masajes, medicina tradicional, alimentación saludable y orgánica

De meditación Prácticas de yoga y meditación en la naturaleza, relajación, etcétera

Científi co Estudio e investigación de la biodiversidad o de aspectos históricos y arqueológicos

19Marzo 2006

En la década de los setenta se empezó a gestar uncambio en la conciencia humana, motivado porlos movimientos sociales de entonces, que des-

pertó un mayor interés por la salud del ambiente y quese ha fortalecido con el paso del tiempo, dando pasoluego a actividades como la Primera Cumbre Mundialsobre Desarrollo y Medio Ambiente, en 1972, laPrimera Cumbre de la Tierra, en 1992, y la elaboraciónde Nuestro Futuro Común: desarrollo sostenible, en 1987.

En paralelo a estosesfuerzos se ha ido dibu-jando una nueva formade vida que ha cambiadola visión personal de rela-ción con el ambiente.Esta nueva vinculación,mucho más sana y amiga-ble, se ha venido viendoreflejada, poco a poco, enlas preferencias de losconsumidores, quienesdemandan servicios yproductos que cumplancon sus nuevas expectati-vas de vida. Así, se hadado un cambio sustancialen los hábitos de comprade los clientes, siendo losprimeros favorecidos con esta tendencia los productosorgánicos, que al final de la década de los setenta apa-recieron en supermercados de todo el mundo y seduje-ron a los consumidores con su lema proteja el ambiente,no utilizamos químicos. En la década siguiente entró enla vida de los compradores el comercio justo (fair trade),enarbolando la bandera de mejores condiciones de vidapara los productores.

Según evolucionaban la preocupación por elambiente, el interés de los consumidores por disfrutarde una vida más sana y solidaria y la necesidad de con-

tar con productos de calidad, se fueron mezclando dife-rentes conceptos: formas de producción amigables conel ambiente, apoyo al desarrollo local, fortalecimientode la cultura, calidad de vida de los consumidores y losproductores y calidad de los productos y otros aspectos.Y a lo largo de los últimos 20 años han surgido una seriede normas, criterios, estándares, etcétera, para asegurara los mercados que los productos y servicios cumplenuna serie de requisitos establecidos previamente.

Como era de esperar, elturismo no escapó a

esta corriente y a partir delos noventa entraron en losmercados diferentes meca-nismos para asegurar unapráctica responsable ycomprometida de la indus-tria de la hospitalidad conel entorno, iniciándose lapromoción del turismo sos-tenible y entrando en esce-na diferentes programas decertificación, sellos am-bientales, reconocimientosy otras denominaciones degarantía. En Costa Rica, elInstituto Costarricense de

Turismo (ICT) inició, a mediados de la década anteriorla estructuración del Programa de Certificación para laSostenibilidad Turística.

Un nuevo reto se presentó al buscar los mecanismosmediante los cuales se podían cumplir los criterios esta-blecidos en los sellos, certificaciones y reconocimientos,acuñándose entonces, y popularizándose, el términobuenas prácticas, que “son aquellas medidas de correc-ción o mejoramiento que se implementan en todas ycada una de las áreas de gestión y operación de lasempresas turísticas. Estas acciones tienen como metagarantizar que se está produciendo el menor impactoposible, que se mejora la calidad del producto turístico,

D A M A R I S C H A V E S

Promoción sistemáticade turismo sostenible

Damaris Chaves es directora de Proyectos de la División de Turismo Sostenible deRainforest Alliance.

T E M A D E P O R T A D A

Puerto Viejo, Costa Rica Manuel Reyes

20 Marzo 2006

así como su imagen frente al cliente, y que se hace máseficiente el desarrollo empresarial y, por ende, sudesempeño socioeconómico” (Rainforest Alliance2005).

En Costa Rica y otros países de América Latina,Rainforest Alliance (Alianza para Bosques), lidera elPrograma de Implementación de Buenas Prácticas yApoyo a la Certificación para Pequeña y MedianaEmpresa de Turismo Sostenible, que brinda capacita-ción y asistencia técnica a hoteles pequeños y medianosque deseen mejorar su desempeño ambiental, social,cultural, económico y de calidad. Una herramientaimportante de ese Programa es la Guía de BuenasPrácticas para TurismoSostenible, producto de unarecopilación y armoniza-ción de buenas prácticasinternacionalmente reco-nocidas para turismo. Ésta,que es la base de la capaci-tación que brindanRainforest Alliance y sussocios locales, es un instru-mento que facilita a lasempresas comunitarias y alos pequeños y medianosempresarios adoptar accio-nes concretas que les per-mitan orientar su gestiónhacia la ejecución de unturismo sostenible. Estemanual está estructurado en tres apartados: ambiental,sociocultural y económico, conteniendo cada uno deellos información sobre temas relacionados, incluyendomiles de consejos útiles y sencillos y mejoras específicasque propietarios y administradores de empresas de turis-mo pueden realizar en importantes áreas como: diseñoy construcción de facilidades, reciclaje y manejo dedesechos sólidos, relación con áreas protegidas públicasy privadas, tratamiento de aguas residuales, jardines yáreas verdes, comunicación con clientes y beneficio decomunidades locales y culturas.

Por medio de seminarios y talleres, RainforestAlliance y otras organizaciones locales capacitan aempresarios en el desarrollo y ejecución de planes debuenas prácticas para turismo sostenible a fin de quepuedan prepararse para acceder a un programa de cer-tificación, que en el caso de Costa Rica es el certifica-do de sostenibilidad turística que otorga el ICT. Losseminarios, de un día de duración, permiten sensibilizara los participantes respecto del alcance e importanciade que cada empresa cuente con un plan de buenasprácticas; mientras que, durante los dos días que cubren

los talleres de capacitación, los asistentes pueden ahon-dar en lo referente a la elaboración e implementaciónde un plan de buenas prácticas. A la fecha, en CostaRica, han participado 655 personas en los eventos decapacitación.

Uno de los aspectos más sobresalientes del Programade implementación de buenas prácticas y apoyo a lacertificación para pymes que coordina RainforestAlliance, es la firma de acuerdos de colaboración conlos principales touroperadores. A la fecha, se han fir-mado más de 25 convenios con touroperadores en dife-rentes países, de ellos cinco han sido con las compañíascostarricenses Horizontes Nature Tours, Vesatours,

Actuar, Simbiosis Tour,Swiss Travel y CaminoTravel. Con este tipo deconvenio lo que se preten-de es que las operadorasturísticas incentiven a loshoteles, y a otros de susproveedores, a sumarse alos esfuerzos por conservarla biodiversidad y reducir elimpacto negativo de la acti-vidad. Incluso, se estableceel compromiso de que lascompañías firmantes daránprioridad a los negocios queaplican buenas prácticas ala hora de diseñar los

paquetes turísticos que ofrecen a sus mayoristas en elexterior.

Al integrar a estos procesos a las empresas encarga-das de la comercialización se cumple con el propósitode conducir hacia la sostenibilidad turística a toda lacadena de comercialización, pues se puede dar respues-ta al número creciente de turistas interesados en quesus vacaciones sean objeto de desarrollo positivo paralas zonas que visitan y no dejar una huella negativa ensu biodiversidad o comunidades.

Después de todo, los atractivos naturales y cultura-les de nuestros países son el origen de una mayor visita-ción y el mejor camino para alcanzar la competitividad,de manera que el esfuerzo por lograr su conservación esuna tarea en la que están involucrados, en igualdad decondiciones, todos los participantes de la industriaturística.

Referencias bibliográficasRainforest Alliance. 2005. Buenas Prácticas para Turismo Sostenible, una Guíapara el Pequeño y Mediano Empresario. San José. [www.rainforest-al l iance.org/programs/tourism/cert i f icat ion/best-management-practices.html]

Playa Ventanas, Costa Rica Gino Biamonte

T E M A D E P O R T A D A

21Marzo 2006

El pez chupapiedras (Awaous banana) es una espe-cie bentónica que posee un cuerpo cilíndrico yaletas pélvicas en forma de ventosa en el pecho,

lo que le permite adherirse a las piedras. Su coloracióngeneral es amarillenta clara con tonos verduzcos y man-chas negras irregulares sobre el dorso y los costadossuperiores, y blanco en la zona ventral (Bussing 1998).Habita ríos y riachuelos desde una altitud de cero hasta300 m.s.n.m. Generalmente se encuentra sobre fondopedroso y arenoso en temperaturas de 23 a 34 º C ycorrientes de poca a moderada velocidad. Se alimentade insectos acuáticos, fragmentos vegetales y foraminí-feros (Ibid.).

Este gobio, como la mayoría de los peces, es territo-rialista: defiende un área para utilizar los recursos pre-sentes en ella: alimento, refugio, pareja para reproduc-ción o una combinación de éstos (Ray and Corkum2001). Como en muchas otras especies, los machos demayor tamaño son más territorialistas y dedican granparte de su tiempo a proteger su territorio, mientras quelos juveniles lo utilizan para alimentarse y crecer y lashembras para reproducirse (Duffy et al. 2002, Magurranet al. 2003). Sin embargo, los individuos de menortamaño también requieren un territorio para poder ali-mentarse y refugiarse; y aunque éste es menos vigiladoque el de los adultos, es utilizado fielmente y protegidofrente a individuos que podrían usurparlo. De hecho,Ray y Corkum (2001) mencionan que varias especies degobios demuestran una tendencia a la fidelidad a undeterminado sitio, la cual ha sido puesta a pruebamediante estudios de comportamiento antidepredadorllevados a cabo con peces de tallas menores y mayores(Magurran et al. 2003), demostrándose que, cuandoocurre un disturbio, se desata una respuesta antidepre-dador por parte del animal “presa”, la cual consiste enuna variedad de comportamientos como eludir aldepredador, escape efectivo y uso de refugios. Sinembargo, normalmente se da una combinación devarios de estos comportamientos (Lehmann et al.2004).

Con el fin de determinar la fidelidad a los sitios derefugio por parte de Awaous banana, se estudió su tiem-po de regreso a su sitio original después de un disturbio,y también la agrupación entre individuos, como tipos derespuesta antidepredadora e indicios de territorialismopor parte de esa especie. El estudio se llevó acabo en elrío Cerere, dentro del Refugio de Vida Silvestre HitoyCerere, al sureste del valle La Estrella, a 45 km de laciudad de Limón (figura 1).

El Cerere tiene un cauce caudaloso, poco profundo,con corriente moderada y visibilidad alta. Los sitios

de muestreo presentan fondo rocoso-arenoso, con pro-fundidades medias inferiores a 20 cm en las orillas y 80cm en la zona media, siendo ésta la que presenta mayorvelocidad del agua. Climáticamente, esta área secaracteriza por una temperatura oscilante entre22,5º C y 25º C, con una precipitación promedio anualoscilante entre 2.500 y 3.500 mm (Boza 1981, Davis1989).

Con el propósito de registrar la fidelidad de la espe-cie a los lugares de refugio en diferentes secciones delrío, se seleccionaron tres sitios de muestreo con una dis-tancia de aproximadamente 20 metros entre cadapunto, llevándose a cabo dos muestreos por día (deocho a diez de la mañana y de dos a cuatro de la tarde)durante los días 18, 19 y 20 de febrero de 2006.

L U Z B A R R A N T E S , J O S É P A B L O C A R V A J A L E I L E A N A Z A N E L L A

Pez chupapiedras: agrupación y fidelidad a sitios de refugio, en río Cerere

Los autores, biólogos especialistas en manejo de vida silvestre, son investigado-res en la Universidad Nacional ([email protected])

Figura 1. Sitios demuestreo en río Cerere

22 Marzo 2006

Debido a que los individuos no se capturaron, no sepudo determinar la talla exacta de cada animal, por loque se definieron tres tamaños (grandes, intermedios ypequeños) y, con el fin de disminuir el sesgo en la tomade los datos, una sola persona fue la encargada de esti-mar el tamaño aproximado de cada uno. La observaciónde cada individuo se realizó en dos períodos de cincominutos cada uno: en el primero se observó si perma-necía en la piedra y si presentaba algún patrón de agru-pación; en el segundo se procedió a ahuyentarlo de suterritorio lanzándole una piedra pequeña, determinan-do el tiempo de regreso mediante el uso de un cronó-metro digital. Si a los seis minutos el individuo no habíaregresado a su piedra, se determinaba un no regreso.Dado que los datos no cumplieron con el supuesto esta-dístico de homogeneidad de varianza, se analizaron uti-lizando pruebas no paramétricas de Kruscall Wallis paradeterminar si existían diferencias entre los tiempos deregreso según la talla de los individuos. Y para determi-nar si existía dependencia entre el tipo de agrupación(en grupo o individual) y los tamaños de los peces seutilizaron tablas de contingencia (Sokal y Rohlf 1978).Ambos análisis se llevaron a cabo con el programaStatgraphics 5.1.

Se determinó que Awous banana, nuestro chupapie-dras, se encuentra en una constante relación intra e

interespecífica; de hecho, defiende su territorio anteindividuos pertenecientes a la misma especie y al géne-ro Sicydium. También se estableció que es perturbadopor la presencia de individuos de la familia Poecilidae,Characidae y Mugilidae (Agonostomus monticola). Seobservó un total de 109 individuos pertenecientes a laespecie, de los que 13 se clasificaron como grandes, 66como intermedios y 30 como pequeños. Los grandes seencontraron principalmente en la zona media, mientrasque los de menor tamaño habitaban las orillas del río.Por lo general, los individuos se encontraron solos o engrupos pequeños (máximo cuatro integrantes) en unapiedra en la que permanecían la mayor parte del tiem-po. Ocasionalmente, se desplazaban a piedras cercanaso a parches de arena en busca de alimento, pero volví-an rápidamente a la piedra principal, a la que se adhe-rían con su ventosa, descansando y vigilando su territo-rio.

Se determinó que la mayoría de los individuos detallas intermedia y pequeña se agrupaban, mientras quelos grandes se mantenían principalmente solos (figura2). Según el análisis de chi-cuadrado de la tabla de con-tingencia, el tipo de agrupación “solitario” o “grupal”

dependió de la talla del individuo (X2= 16,9; gl = 2; P< 0,05); concluyendo que los pequeños e intermedios

están asociados a la vida grupal y los grandes a la soli-taria.

Ante la perturbación ocasionada por el equipoinvestigador, el tiempo mediano de regreso a la piedraprincipal varió significativamente entre los individuossegún su tamaño (H = 16,9; P < 0,05): los “grandes”regresaron más rápido que los “intermedios” y los“pequeños”, siendo estos últimos los que tardaron más,habiendo por parte de algunos incluso un no regreso(después de 6 minutos) (figura 3).

En conclusión, se demostró que los individuospequeños e intermedios están asociados a la vida

grupal y su periodo de retorno a la piedra refugio, luegode un disturbio, es mayor. Mientras, los individuos gran-des están asociados a la vida solitaria y regresaron en unmenor tiempo a la piedra.

Las especies de Gobiidae no tienen cuido parental ylas larvas son transportadas por las corrientes que lasdispersan de manera diferente que a los adultos (Ray yCorkum 2001). De hecho, en el río los individuos sepueden distribuir de manera diferencial: los juveniles seencuentran en las orillas donde hay menos corriente,mientras los adultos viven en el área más caudalosa

Figura 2. Agrupación de los individuos según tamaño

Figura 3. Tiempo de regreso de los tres grupos de individuos

23Marzo 2006

donde las corrientes son más fuertes, hay menor depre-dación y hay mayor oxigenación del agua y flujo denutrientes (Tien et al. 2004).

Las orillas de la zona del río que fueron muestreadasson consideradas microhábitat inestables, ya que sonalteradas por el cauce del río. Posiblemente, los adultospresionan a los juveniles hacia este tipo de hábitatcaracterizado por poseer bajos recursos (Ibid.), ocupan-do ellos los lugares óptimos en el río. Este comporta-miento puede ser explicado por el territorialismo quecaracteriza a este gobio. De hecho, el comportamientoterritorial es una estrategia delos animales para distribuirseuniformemente dentro delhábitat, de forma que se ejerceuna presión sobre los vecinos yéstos fomentan la distribuciónde la especie (Wootton 1998).El territorio brinda beneficiosrepresentados por recursos ali-menticios y de refugio queafectan la respuesta antidepre-dador del individuo o delgrupo. El costo y el beneficioenergético que conlleva una respuesta antidepredadorapueden ser medidos como el aumento (beneficio) o dis-minución (costo) del éxito reproductivo (fitness)(Wootton 1998).

En nuestro estudio, para el individuo el disturbiopudo representar un depredador, por lo que el costo endevolverse a la piedra principal de la que fue ahuyenta-do podría significar, incluso, su muerte. Por lo tanto, siel sitio no proveyera los recursos suficientes no seríarentable el regreso al lugar. Pero si el sitio brinda ali-mento y refugio suficiente, incluyendo camuflaje, elgobio volverá a la piedra aunque ésta haya sido pertur-bada, ya que los beneficios de permanecer superan a loscostos de buscar otro.

Como ya se mencionó, los individuos adultos son losque habitan territorios con mayores recursos, lo quepodría explicar que los gobios de mayor tamaño regre-sen a la piedra más rápidamente que los de tallas infe-riores, concluyendo que la piedra representa una rela-ción costo-beneficio positiva para dichos individuos.Por otro lado, como los gobios de tallas pequeñas habi-tan territorios inestables, el tiempo de regreso a la pie-dra es mayor e, incluso, ocurre un no regreso en el tiem-po establecido.

Este comportamiento también podría ser explicadopor el carácter territorialista que define a los individuosde mayor tamaño, ya que por su talla y su agresividadtienen mayor capacidad para defender un territorio

ante un disturbio. En cambio, los individuos interme-dios y pequeños presentan un comportamiento menosterritorial, por lo que la permanencia en la piedra no esestable y pueden ser ahuyentados más fácilmente porciertos disturbios.

Para contrarrestar este comportamiento, los indivi-duos de tallas menores de A. banana tienden a asociar-se. Quinn et al. (2002) afirman que el comportamientode asociarse es frecuente en la naturaleza y, segúnWootton (1998), algunos peces forman agrupacionessolo temporalmente, durante determinadas etapas de su

ciclo de vida, principalmentedurante la reproducción. Sinembargo, los animales no solose unen durante esta época; enalgunas especies se juntan porotras razones formando grupos(Ibid.), como en el caso delchupapiedras, en que la agru-pación entre las tallas menoresposiblemente se deba a unaestrategia para protegerse con-tra los depredadores medianteel efecto de confusión y ayu-

darse mutuamente en la defensa de un territorio que lesbrinda recursos.

Por otro lado, los individuos de mayor talla presen-tan un comportamiento solitario debido posiblemente auna mayor capacidad para la protección de sus recursos,alimenticios o de refugio. Por lo que se concluye que losindividuos de tallas mayores presentan una tendencia aser más fieles a los sitios de refugio y a estar solitarios,en contraste con los de tallas medias y pequeñas.

Referencias bibliográficasInstituto Tecnológico de Costa Rica. Atlas Digital. Costa Rica.Boza, M. 1981. The National Parks of Costa Rica. Incafosa. San José.Bussing, W. “Peces de las aguas continentales de Costa Rica”, Revista BiologíaTropical Vol. 46, Supl. 2, 1998.Davis, M. 1989. Hitoy Cerere Biological Reserve: Some information for visitors. Duffy, J., C. Morrison y K. Macdonald. “Colony defense and behavioral dif-ferentiation in the eusocial shrimp Synalpheus regalis”, en Behavioral Ecologyand Sociobiology 51, 2002.Lehmann, J. y C. Boesch. “To fission or to fusion: effects of community sizeon wild chimpanzee (Pan troglodytes verus) social organisation”, en BehavioralEcology and Sociobiology 56, 2004.Magurran, A. y J. Kelley. “Effects of relaxed predation pressure on visual pre-dator recognition in the Guppy”, en Behavioral Ecology and Sociobiology 54,2003.Quinn, J. y Y. Kokorev. “Trading-off risks from predators and from aggressivehosts”, en Behavioral Ecology and Sociobiology 51, 2002.Ray, W. y L. Corkum. “Habitat and Site Affinity of the Round Goby”, enGreat Lakes Res. 27, 2001.Sokal, R. y F. Rohlf. 1978. Biometría: Principios y métodos estadísticos en lainvestigación biológica.Tien, J., S. Levin y D. Rubenstein. “Dynamics of fish shoals: identifying keydecision rules”, en Evolutionary Ecology Research 6, 2004.Wootton, R. 1998. Ecolgy of Teleost Fishes. Kluwer Academia Publisher. USA.