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7 NOVELA Y GUERRA Pasan las generaciones de escrito- res y la guerra civil sigue siendo un tema recurrente que revela la fractu- ra que sufrió el país. 3 YANISBEL V. MARTÍNEZ Entrevista con la directora de Alánimo Teatro, un grupo de títeres que nació en Cuba y trabaja en Salamanca. culturas TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de noviembre de 2005 Antología de un luchador de ojos tristes Mª Ángeles Pérez López ha realizado junto con el poeta una magnífica recopilación de la obra del último ganador del Premio Reina Sofía, un autor entre el dolor y el juego del lenguaje. 5 N° 50 Suplemento de artes y letras JUAN GELMAN

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Mª Ángeles Pérez López ha realizado junto con el poeta una magnífica recopilación de la obra del último ganador del Premio Reina Sofía, un autor entre el dolor y el juego del lenguaje. 5 N° 50 Suplemento de 3 YANISBEL V. MARTÍNEZ 7 NOVELA Y GUERRA Pasan las generaciones de escrito- res y la guerra civil sigue siendo un tema recurrente que revela la fractu- ra que sufrió el país. TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de noviembre de 2005

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7 NOVELA Y GUERRA

Pasan las generaciones de escrito-res y la guerra civil sigue siendo untema recurrente que revela la fractu-ra que sufrió el país.

3 YANISBELV. MARTÍNEZEntrevista con la directora de AlánimoTeatro, un grupo de títeres que nacióen Cuba y trabaja en Salamanca.

culturasTRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de noviembre de 2005

Antología de un luchador de ojos tristes

Mª ÁngelesPérez López harealizado juntocon el poetauna magníficarecopilaciónde la obra delúltimo ganadordel PremioReina Sofía,un autor entreel dolor y eljuego dellenguaje.

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N° 50Suplemento de

artes y letras

JUAN GELMAN

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hace un par de semanas cumplíamos unaño y ahora son cincuenta números. Ci-

fras redondas que nos gustaría seguir lle-nando de ceros. Desde el principio hemosprestado atención a los ganadores del Pre-mio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.El mexicano José Emilio Pacheco, que quizálo gane un año de estos, decía el otro día quese presta más atención a los poetas que a supoesía. No le falta razón, por eso nos empe-ñamos en llevarle la contraria, y reseñamos la

antología que sobre el argentino Juan Gelmanha hecho la profesora Mª Ángeles Pérez Ló-pez, también poeta y de las buenas. La críticalo ha recibido con fervor y ahora sólo quedaleerlo para entrar en la obra de este gran po-eta. Dos entrevistas esta semana: YanisbelVictoria Martínez, directora del grupo Aláni-mo Teatro, habla sobre sus inicios en Cuba,sobre la «epidérmica» programación sal-mantina, del poder político de la imaginacióny de la riqueza de los títeres. José María Car-

lés presenta nuevo disco después de algúntiempo sin grabar y también se muestra críti-co con la situación de la cultura musical de laciudad. En un día como hoy y con la que estácayendo, repasamos de qué manera se haacercado la novela a la guerra civil, un caminodesde el dolor a la objetividad. Aprovechamosun buen libro sobre la Plaza Mayor para com-probar cómo vive hoy nuestro monumento,rescatamos a Mario Lacruz y también rese-ñamos a Pessoa y a José María Merino.N

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1 LA HISTORIA Y LAS PALABRASQue ya no se respeta nada es uno de losprincipales axiomas del sectorconservador. Y deben tener razón. Elpartido político más conservador enSalamanca ha editado un folleto un pocofeo estéticamente utilizando las últimastecnologías de fotomontaje que permiteel amigo Photoshop, que en esto deeditar y buzonear sí les ha llegado lamodernidad. «Venceréis, pero noconvenceréis», es el lema, aplicado atodos aquellos que han pactado ladevolución de unos cuantos papeles alos archivos catalanes. La frase, comosaben, se la espetó Miguel de Unamunoa los del bando nacional en tiempos dela guerra. A la nieta de don Miguel le hadado vergüenza la utilización de esafrase para referirse a un acuerdoalcanzado gracias a los resultadoselectorales a los que todos hemoscontribuido. Y no sólo a ella. Así queparece que eso del relativismo que tantoachacan los muy conservadores a losdemás, se contagia. Ya sabemos que lapalabra ‘libertad’ se usa ahora parafabricar guerras y oponerse a leyesmatrimoniales. En tiempos deenfrentamiento, el lenguaje es el queprimero sufre. Y somos poco más quelenguaje.

2 LA CULTURA DE LOSCARTELES PEQUEÑOSAlgún sociólogo debería escribir unatesis sobre la relación entre la vidacultural de una ciudad y la cantidad decarteles que se ven por las calles. A máscarteles pequeños, en blanco y negro yfotocopiados, mayor tejido cultural. Elotro día en Valladolid me pareció vermuchos más que aquí: conciertos ensalas privadas, presentaciones de libros,ciclos de cine, actividades de colectivosvarios... mucha actividad y pocoslogotipos oficiales. Tal vez seamos lacapital cultural de Castilla y León enlas ferias de turismo, pero a la que tedas una vuelta por la calle...

3 BUENOS CÓMICS A BUENPRECIORubén Varillas, nuestro enviadoespecial en la tebeosfera, advierte sobrelas ofertas que, con motivo de suaniversario y hasta el día 25, realiza

Astiberri, una de las editoriales másinteresantes. Aquí van susrecomendaciones: Tug & Buster 1 y 2,de Hempel (el de Gregory): humorsurrealista, un ‘rara avis’ en esto delcómic. Divertidísimos. Chhhht!, deJason: cómic sin palabras. Fabulación yreflexiones mudas sobre el día a día deun... pájaro? Octubre, de Pascal Ferry:todas sus historias adultas de los 80-90antes de hacerse famoso en EEUU conlos superhéroes (a 15 euros por un tochogrande como una biblia). El diariosentimental de Julián Pi, de LorenzoGómez: ganador de numerosos premiosa autor revelación, mejor cómic españoldel año, etc. De lo mejorcito del nuevocómic español. Sobre el amor, eldesamor, la tristeza y esas cosas del serhumano en crisis sentimental.Son recomendables: casi todo lo de LuisDurán, que pasa por ser uno de losmejores guionistas españoles de cómic(Antoine de las tormentas y Atravesadopor la flecha, premios al mejor guión enBarcelona 2003 y 2004). Constellation,de Frederik Peeters (el de Pildorasazules): un tebeito contado de formasorprendente, un ejercicio narrativoalucinante. Replay, de Zentner y Sala:otro experimento, de narración circularen este caso. Para recrearse en lahistoria y el dibujo. Siempre la mismahistoria, de Juan Berrio: historietascortas del ‘slice of life’ (vamos, la rutinadiaria, tipo Carver, Tavernier, Leigh,pero en cómic y mucho menostrascendente.) El corazón del imperio,de Brian Talbot. Una de las últimasseries de ciencia-ficción superheroicapop-futurista más bizarras yextravagantes. Muy divertida. Todo, enastiberri.com.

4 EL PAPEL DE LA CRÍTICADE ARTEJosé Luis Brea es uno de los críticosque mejor ha sabido comprender elsignificado de las nuevas tecnologías decomunicación. Miembro de un blog delque ya les he hablado aquí,agenciacritica.net, está desarrollandoen un apartado de esa página un ensayoen forma de 32 pequeños fragmentosposteados que lleva por título ‘La críticaen la era del capitalismo culturalelectrónico’ y que esboza una pequeñateoría de la crítica de arte en laactualidad. Muy recomendable paratodos los interesados por el arte.

culturas2 TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de noviembre de 2005

Antonio [email protected]

Guerras, justicias y

venganzas. Las

imágenes de arriba

pertenecen a la página

(enluminures.culture.fr),

un enorme catálogo de

aquel arte medieval

que embellecía los

libros; abajo, portadas

de cómics clásicos.

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«El títere escomo unornitorrinco»Comenzó su carrera en Cuba, estudió elcomportamiento de los títeres en Francia yrefundó Alánimo Teatro en Salamanca. Ahora semueve entre estos tres lugares y se encuentraen la mitad de una trilogía de autores francesessobre la infancia con Baku y los adultos, en laque se plasman su cuestionamiento del mundoy una ética teatral basada en el trabajo.

YANISBEL VICTORIA MARTÍNEZ

Baku es un niño que cuestiona larealidad de los adultos. ¿Cuál esel mundo que él ve?

Es exactamente el mismo, pe-ro visto desde su perspectiva ydesde todas sus dudas. Es un chi-co de doce años, un chico de hoy,que va a la escuela, ve la tele, pien-sa en las chicas que ya le gustan.Sobre todo, cuestiona a los demássobre verdades elementales y di-fíciles de responder por los adul-tos que le rodean: qué es el amorloco, para qué sirve una guerra,qué es ser civilizado exactamen-te... Hemos mezclado estética-mente lo real con lo dibujado, conlo no real, desde los telones deKaoru Katayama hasta los dise-ños de los títeres, para evidenciaresas diferentes perspectivas: Ba-ku ve el mundo desde otra altura,otra dimensión. Puede parecer untanto indiscreto, y pregunta por-que su arma es la palabra, pero lausa sin maldad, con ingenuidad.Él no logra tener las respuestasque podría tener un adulto, y sedemuestra que al adulto esas pre-guntas le perturban, le mueven elpiso, y prefiere escabullirse, daruna respuesta fácil y rápida ymandar al niño a pasear por ahí.

Esta trilogía se compone de au-tores contemporáneos france-ses. ¿Cuál es su criterio para ele-gir los textos?

Este primer proyecto en Espa-ña me lo he planteado como untrabajo sobre el tema de la infan-cia. Leo bastante más teatro enfrancés que en castellano, porqueencuentro allí los libros que másme interesan y conozco mejor a es-tos autores. Me apasiona y defien-do especialmente la escritura tea-tral contemporánea, porque darlevoz y cuerpo a un autor vivo signi-fica estar en sintonía con nuestrotiempo y con nosotros mismos, po-der hablar de lo que es mi mundohoy. Por supuesto que se le puededar una visión contemporánea aclásicos como Shakespeare o Cal-derón, y pueden ser tan modernoscomo cualquiera, pero me intere-sa lo que se escribe hoy sobre losconflictos del niño. Estos tres tex-tos tienen en común la infancia ycasi siempre son niños en dificul-tad con el mundo de los adultos.

¿Por qué ese interés por la in-fancia?

Hay muchas razones. Yo tuveuna infancia muy feliz, en Cuba,hasta una cierta época, casi idílica.Y eso marca mi personalidad y miobra. Me interesa mucho la infan-cia porque citando a Martí, los ni-ños son la esperanza del mundo.Creo profundamente en eso, y notoen los niños y jóvenes que me ro-dean, desde la perspectiva de al-guien que no hace tanto que dejóde ser adolescente, una diferenciatal que me preocupa. Noto a los ni-ños hoy con una pereza intelectualque me asusta, y es una de las ra-zones por las que hago un teatrodedicado a ellos. No me dedico a la

Antonio Marcos política, no tengo que decidir sobrela LOE o sobre la enseñanza laica,el teatro es mi arma y desde ahí ar-ticulo mi discurso ante ellos y an-te la sociedad. Y creo que nos ha-ce falta una generación vigorosa ycreativa que yo no siento hoy. Poreso propongo mi teatro desde lo ar-tesanal, desde la imaginación. Laimaginación puede tener un muyfuerte objetivo político.

Además utiliza el títere, que dejamucho espacio para esa imagi-nación...

El títere es un objeto de meta-morfosis y una máquina de metá-foras, es algo que se puede desdo-blar en tantas cosas... Histórica-mente ha sido un objeto contesta-tario y por suerte sigue teniendouna poética contundente y frágil...Es como un ornitorrinco, un híbri-do de elementos diversos, con losque puedes jugar y proponer tan-tos espacios distintos, tantos mun-dos. El límite sólo está en la imagi-nación. Es un espacio para alber-gar quimeras, monstruos, todojunto. Yo además, me crié al ladode un teatro de títeres, en La Ha-bana, y eso debió de marcarme deuna manera profunda. No fui cons-ciente de esto hasta mucho tiem-po después, cuando estudiabaPuesta en Escena en el InstitutoSuperior de Arte. Desde mis pri-meros espectáculos tuve necesi-dad del objeto, jugar con él, y esome llevó al títere y a esta forma deteatro de animación.

Ha estudiado en Cuba y en la Es-cuela de Títeres francesa. ¿Quéimportancia le otorga a la for-mación teatral?

Creo profundamente en la for-mación, en su necesidad. Hay mu-chas personas que son completa-mente autodidactas y pueden ma-nifestar opiniones contrarias a lamía. Todo es legítimo y en este ca-so todos los caminos podrían lle-var a Roma. Pero la escuela es unespacio único para descubrir co-sas, probar, experimentar, equivo-carte, encontrarte con gente... Unamaestra decía que formar, en el ca-so del teatro, no es llenar un cubo,sino encender una llama. La éticateatral, el amor y el respeto hacia eltrabajo y a tus compañeros... pue-den parecer frases hechas, pero laescuela es un espacio decisivo paraaprenderlo. Esto es un arte que seaprende, que se investiga, se tra-baja, no es un don que te da el cielo.Hay una disciplina y una constan-cia y un trabajo consigo mismo quela escuela te permite canalizarlo,que tome cuerpo de una maneracoherente y conocer la profesiónde una manera global.

¿Cuál es la situación y la impor-tancia del teatro en Cuba?

Empecé a hacer teatro en el 93,en pleno Período Especial, la másgrande crisis económica que hahabido en el país. Cayó el muro deBerlín y caímos nosotros. La crisisera total en la vida cotidiana y elteatro se resentía. No había trans-portes, poco que comer y menos

materiales para producir una obra,pero eso no nos impedía ir a clase oestrenar. Para mí fue decisivo enmi formación en la ética del teatro,en saber que la única limitante es-tá en la voluntad, en colocar la dis-ciplina de trabajo por encima de to-do. No quisiera hacer apología dela miseria, pero sin duda eso for-ma. Como decía Oscar Wilde en ElPríncipe feliz, qué gran misterio esla miseria. Esa carencia materialfue jodida, nos unía tanto y nos ha-cía entregarnos al trabajo de unamanera tan visceral que el teatrose convirtió en una necesidad pa-ra entender la existencia, esas co-sas que no estábamos entendien-do en el cotidiano, una tribuna pa-ra cuestionarnos esa sociedad queestaba cambiando y que nos llena-ba la cabeza de dudas. La limita-ción se volvía catalizador de lacreatividad. Lo que aprecio espe-cialmente del teatro cubano, a pe-sar de cualquier carencia materiale incluso, sin duda, ciertas cuotaspolíticas, es que el valor artísticoes el que prima por encima de cual-quier otro.

¿Y cómo ve el funcionamientoteatral en Salamanca?

Hablo desde mi caso. Gracias aque la gente del gremio es solida-ria, se hacen las cosas menos difí-ciles. Trabajo en un local prestado,en un taller prestado, pero es unagestión puramente personal. Hayamigos que te echan una mano. Sino hubiera eso, sería mucho másduro, porque, desgraciadamente,ayudas hay muy pocas, en mi casopor lo menos. La programación dela ciudad la veo muy poco arries-gada, extremadamente conserva-dora, muy dirigida a un sector delpúblico reducido, con pocas posi-bilidades para los jóvenes como pú-blico y como artistas, donde la cre-ación contemporánea tiene muypoco sitio, donde una reflexión al-rededor del teatro, del hecho tea-tral, no pasa a través de esa pro-gramación. Es como un fuego arti-ficial, un trabajo bastante epidér-mico. Y lo lamento porque hay quehacer un trabajo de educación delpúblico que toma tiempo, es unatarea sostenida: que la gente se in-forme de lo que va a ver, quién esel artista, la compañía, el autor, quepueda haber un diálogo. Todo pasa,me interesa poco porque es un tra-bajo estéril, que no permite tomaruna conciencia crítica hacia el he-cho artístico.

La programación deSalamanca la veocomo un fuegoartificial, un trabajobastante epidérmico yconservador que nopermite tomar unaconciencia crítica delhecho artístico

Yanisbel Victoria Martínez con Baku, protagonista de su última obra Formigo

3TEATRO culturasTRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de noviembre de 2005

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El pianista ycompositor JoséMaría Carlés muestrasu último trabajo,‘Torre de Babel’,editado y distribuidopor Karonte.Participan MarcMiralta –batería–,Llibert Fortuny –saxoalto–, Ramón Cardó–saxo tenor–, ChrisKase –trompeta yfliscornio–, JoaquínChacón –guitarra– yChris Higgins –bajo–.

JOSÉ MARÍA CARLÉS

Torre de Babel está en la calledesde mayo de 2004.

Sí, pasa mucho tiempo por-que es muy difícil sacar un discode jazz con una compañía intere-sante. Karonte lo hace bien y contodo tipo de música, y no sólomúsica. Es muy potente.

¿Cuáles son los contenidos deTorre de Babel?

Son ocho cortes, temas muyflexibles con tiempos muy dife-rentes, todo muy variado. Peroes, sobre todo, un compromisocon la música, ella es lo primeropara todos los que estamos en eldisco, que ya han probado so-bradamente su nivel y su talento.

Hábleme más de él.Para mí es un disco muy espe-

cial, llevaba mucho tiempo singrabar y no quería, después detanto tiempo, hacer algo que fue-se simple. Además, todos los te-mas están pensados para estosmúsicos.

¿Qué ha hecho durante esosaños en que no ha grabado?

Óscar Rodríguez No he parado de hacer pro-yectos muy diferentes. El pro-blema es que en Salamanca hayuna inercia de ir dejándolo todo,aunque sigues haciendo; además,las clases me comen tiempo.

¿De qué manera se enfrentauno a las instituciones o a losque pueden sacar adelante unproyecto?

Aquí no es fácil nada que ten-ga que ver con la producción ola distribución pero, en general,por ejemplo, los programadores,al menos aquí en Salamanca,tienen una enorme falta de pre-visión. No hay mala fe, son bienintencionados y ponen voluntad,pero falta un criterio claro, por-que muchos de ellos no tienenasesoramiento. Deberían utili-zar a gente que sepa, de Ama-jazz, de la Sociedad de Concier-tos... Se deberían aprovecharlos conocimientos de los que es-tán realmente capacitados.

¿Cómo ve el panorama musi-cal, en general?

Percibo poca pasión, veo unporcentaje mínimo que tenga esapasión y veo también que donde

las cosas funcionan lo hacen porpasión. En el jazz no se puede serfuncionario y no es un estilo quedé mucho dinero. Esto es uncompromiso.

¿Cómo ve la cultura en Sala-manca?

La verdad es que hay muchaspartes de la ciudad implicadas,pero en Salamanca no hay genteque entre semana vaya a ver unespectáculo, no más allá de algoesporádico. Hay que tender a laambientación, que puedes en-contrar a diario en otras ciuda-des. No hay falta de músicos nide iniciativas. Salamanca estámal en ese sentido, en el día adía.

¿Qué le han parecido aconteci-mientos como el 2002 y 2005?

Creo que son nombres un po-co huecos, porque no llevan elpulso de la ciudad salvo cuandohay una programación. Deberían,por ejemplo, facilitar las activi-dades en los bares, la cultura me-rece la pena y promoción tam-bién es facilitar condiciones. Pe-ro en Salamanca ya estamos muyacostumbrados. Hay que huir de

los programas puntuales. Todaslas semanas tenía que haber con-ciertos, hasta en las facultades.

¿Son necesarias las asociacio-nes como Amajazz?

En Amajazz hay un importan-te trabajo desinteresado. Semantiene por gente interesadaen el jazz. Lo normal sería co-brar, porque pasa a ser un traba-jo, pero nadie lo hace. Echo demenos más implicaciones, sobretodo de instituciones.

Y, ¿‘Jazz en la calle’, una pro-puesta de Amajazz con la quese hizo el Ayuntamiento?

Se ve el apoyo continuado queha tenido este ciclo. Podrían ha-cer lo mismo con el teatro, etcé-tera. Si te lo encuentras, comomínimo sorprende una iniciativacomo ‘Jazz en la calle’.

¿No ha presentado en Sala-manca su disco?

Me gustaría haber hecho unconcierto con todos los músicosque han participado. Lo hicimosen Canarias, con todos, y gustómuchísimo.

Unas últimas palabras...Sí. No quiero dar, por lo gene-

ral, una impresión negativa, portodo lo que hemos hablado, sóloquiero poner de manifiesto algu-nos temas que se pueden mejo-rar. Me gustaría que las cosasfuesen de otra manera y sé quelo serán. Hay mucho potencial yse empiezan a dar las mejorescondiciones.

Para mí es un discomuy especial, llevabamucho tiempo singrabar y no quería,después de tantotiempo, hacer algosimple

En el jazz no se puedeser funcionario y noes un estilo que démucho dinero. Estoes un compromiso

José María Carlés, pianista y compositor, presenta su último trabajo discográfico, Torre de Babel Ladoire

«Percibo poca pasión en lamúsica que se hace ahora»

culturas4 TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de noviembre de 2005MÚSICA

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la poesía es un oficio solitario,tenaz, constante y perdido enhojas volanderas barridas por

un tiempo de inconsciencia. Es elgénero volátil de la edición perdi-da, de la revista olvidada, de calla-da reseña y, sin embargo, de prac-ticantes iniciados que lo convier-ten en un ejercicio necesario. El su-yo es un silencio fecundo que enocasiones, estalla en salva deaplausos, hay premios que no sólopremian al autor, nos devuelven laimportancia de esa cosa llamadapoesía, regalan al lector con la pre-sencia del poeta, con la revisiónamorosa de una antología, con suvoz en los medios y su rostro en losperiódicos. Hay premios que nospremian a todos y nos devuelvenconceptos esenciales y olvidadosde humildad, tesón y excelencia.

Esta edición del XIV PremioReina Sofía de Poesía Iberoame-ricana ha sido una experiencia go-zosa de bebedera vallejiana, de le-zaminana fiesta innombrable. Pa-ra quien conocía a Juan Gelman,el premio era un acto de justiciapoética, para quienes nada sabí-an de este hombre hermoso deojos tristes, descubrirle suponeun hallazgo. Para quienes no tie-nen la oportunidad de vadear lasaguas editoriales de los frágiles li-bros de poesía, encontrar una an-tología como ésta es un regalo. ElReina Sofía estará dotado concierta cantidad que olvido y conun prestigio que supongo, sin em-bargo, para el lector medio, el pre-mio supone la publicación de unvolumen negro de líneas rojas yblancas letras en las que se entre-ga al público al galardonado ente-ro. Los fastos y oropeles del pre-mio le corresponden al Patrimo-nio Nacional, al Palacio de Orien-te, a los salones brillantes de laentrega y al solemne acto presidi-do por una reina que algo tiene derapsoda griega, el instante queperdura más allá de todos estosdestellos es esta edición cuidadaque, calladamente, se escribe, seedita y se imprime en Salamanca.

Si para Gelman la poesía es unacto de amor, un oficio ardiente, in-útil pero necesario, hacer libros

–y esto lo sabe muy bien nuestroamigo Valentín Almaraz, el editormás enamorado de la poesía quehe conocido– lo es también. El tra-bajo del Servicio de Publicacionesde la Universidad de Salamanca yde Europa Artes Gráficas está lle-no de mimo y cuidado, el libro con-juga una exquisita sencillez con unacabado primoroso de papel aca-riciable y caracteres que se dejanleer. Sobrio, compacto, un libro en-tero, La Summa de Maquroll el Ga-viero que editara Carmen Ruiz Ba-rrionuevo, la iluminación gozosa deBenedetti por Francisca Noguerol,el juego travieso de Nicanor Pa-rra... libros que se convierten enuna referencia final del autor, por-que constituyen una antología bá-sica y un estudio riguroso y entre-gado. El autor se vuelve obra y seguarda en nuestros personalesanaqueles de la memoria.

El privilegio de convertir lacompleja, diversa y constante obrade Gelman en una antología, contodo lo que esa palabra tiene de re-duccionismo y elección concretade lo más representativo de un au-tor (¿lo mejor?) fue para otra poeta«Todo antólogo conoce las dificul-tades de vaciar el mar en un hoyitoabierto en la arena» –escribe ella–.En Mª Ángeles Pérez López convi-ven la profesora rigurosa, la estu-diosa académica, la crítica acera-da y la ferviente poeta, y fue desdela poesía como se enfrentó al ar-diente oficio de estrechar la obrade Gelman entre las amorosas ta-pas de un libro que la crítica no ha

dudado en elogiar unánimemente.Seleccionar poemas que van de1956 a 2005 ha sido una tarea deambos a la que se han entregadogenerosamente hasta constituir unvolumen que se lee como un solo li-bro. Una sinfonía completa. Si unaantología resume, comprime, y agi-liza, en este caso, toma cada piezapor separado y las integra en unacomposición propia que se con-vierte en un libro por sí mismo. Ta-rea de tejedores que han urdido elpoeta y la poeta entre los hilos delteléfono y la distancia. Escribir laintroducción al libro era una laborsolitaria de la que ha surgido untexto que conjuga a la perfecciónla excelencia académica que se lesupone a una profesora de la Uni-versidad de Salamanca con laamorosa cercanía que el profanoen la materia descubre en una in-troducción tan bella como excep-cionalmente escrita: «[Juan Gel-man] indaga sobre las formas delespañol para construir una lenguaque es profundamente original yemocionante, y en la que cabe elmundo todo, llámese historia o po-lítica, llámese afectos y territoriosdel corazón, llámese poesía».

Cuando un poeta se entrega ala obra de otro poeta lo hace desdela rivalidad o el amor. Pérez Lópezconfigura un retrato y un estudiode la obra de Gelman entregada ycontenida que responde a la ri-queza de la vida y la poesía de unhombre de épica grandeza, pro-funda hondura. En él descubrimosal chiquillo hijo de judíos ucrania-

Juan Gelman (centro) y Mª Ángeles Pérez López, en una visita del poeta a la Universidad de Salamanca Perelétegui

nos que lee en ruso y aprende desu madre los rudimentos de la mú-sica, quien empujado por su ori-gen humilde y por su visión delmundo se hace comunista a los 15años y se integra como poeta enun grupo acertadamente denomi-nado ‘El pan duro’ donde practicauna poesía que no desea ser sólobella o culta, sino útil y capaz deconfigurar la ‘Oración de un des-ocupado’. Periodista dedicado a laescritura, poeta capaz de subver-tir el lenguaje incluyendo el regis-tro coloquial porteño y el dialectodel tango, Gelman se inventa a símismo, se recrea y reescribe enheterónimos, se gelmanea y se lavive en la poesía hasta que en 1976,el terror llama a su puerta y learrebata a sus hijos y a su nuevaembarazada. Convertido en el úni-co que puede dar respuesta a unapregunta trágica ¿Cómo nombrarlas formas del horror? Gelman es-cribe a través del desprendimien-to de sí mismo, a través de una po-esía mística que le devuelve, en elexilio, su condición de judío aske-nazí, de exiliado que sólo posee lalengua que perdura a través de lossiglos, el judeo sefardí al que se en-trega en un juego poético que con-juga el dolor de la pérdida con lamúsica, el ejercicio del lenguajecon la memoria histórica. Gelmanse convierte en una voz que no sesilencia y publica con Mara La Ma-drid, su esposa un libro de testi-monios Ni el flaco perdón de Diosdonde se obliga a la sociedad ar-gentina en 1997 a no olvidar la vozde los familiares de desaparecidos.La de Gelman es una lucha que, enla actualidad, les gana a las leyesdel punto final batallas judicialesa las que este hombre alude cuan-do los fastos del premio le llevan ala televisión y a las portadas de losperiódicos. Con él van los que sefueron, como con el judío caminatodo el éxodo colectivo. Le acom-pañan en la soledad del poema yen la multitud de las felicitaciones,le siguen en las páginas de la an-tología y en las líneas amorosas deÁngeles Pérez López. El silencioes su eco.

El Premio nos ha dotado de Gel-man y ha posibilitado un singulartrabajo de edición y emoción. Des-de las páginas ardientes que danconstancia del oficio de ambos, loinútil adquiere, por fin, constanciade su naturaleza indispensable. Yeste libro único se cierra recor-dando que se acabó de imprimir enSalamanca, el mismo día en el quela Poeta Teresa de Ávila supo quelo muy más interior del alma, nosabe decir como es porque no tieneletras. Las mismas que le hanpuesto Ángeles Pérez López yJuan Gelman.

Charo Alonso

5culturasTRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de noviembre de 2005

El ardiente oficio de la poesíaJUAN GELMAN Y Mª ÁNGELES PÉREZ LÓPEZ

El juego poético deGelman conjuga eldolor de la pérdidacon la música, elejercicio del lenguajecon la memoriahistórica

El Premio Reina Sofíahizo justicia poéticacon el argentino; laantóloga recibió suobra con el calor dequien sabe quésignifican los versos.El resultado es un librocálido que publica laUniversidad deSalamanca.

JUAN GELMAN

Oficio ardiente

Edición e introducción: Mª ÁngelesPérez López

Ediciones Universidad de Salamanca,2005

555 pp. / 15 euros

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La ternura del suicidio

Relatos en el perfil del sueño

si no hubiera existido Pessoa, tampoco lo hubierahecho Bernardo Soares, el autor del Libro deldesasosiego, ni este Barón de Teive, que tantas

cosas tiene en común con Soares, como demuestraRichard Zenith en el excelente epílogo que titula, nosin ironía ‘Post Mortem’. Y es que el libro reúne, cali-fica y organiza, los apuntes escritos por Pessoa paraotro de sus yoes, unos escritos que definen al heteró-nimo conocido como Barón de Teive, dispuestos, su-puestamente, para aparecer a modo de manuscritoencontrado tras el suicidio del ser que Pessoa habíaestado creando. Lo más increíble de Pessoa, en estecaso, es la capacidad de su soplo para crear vida. Sininguna de sus versiones humanas nos deja indife-rente (la que menos, a mi juicio, la del exquisito Ber-nardo Soares), ésta coquetea con nuestra sensibili-dad en un dificilísimo ejercicio que lleva la melancolíaal extremo –«El dolor ajeno provocó en mí otros do-lores: el de verlo, el de ver que era irreparable, y el desaber que, sabiendo que es irreparable, empobreceincluso la inútil nobleza de querer repararlo»–, perosin conocer la nostalgia –«Como nada he hecho en mivida, nada tengo que recordar con añoranza», «mehabía vuelto objetivo para conmigo. Pero no alcanza-ba a distinguir si con esto me había encontrado o mehabía perdido»–.

Pessoa no sólo da vida al ser, al narrador, al pen-sador, sino que elabora un libro especular, en el queTeive se va viendo reflejado: «No he servido paraninguna de las dos maneras de gozar: ni para el pla-cer de lo real, ni para el placer de lo imaginado». A loque cabe añadir el buen trabajo del editor, orde-nando estos párrafos, tan cortos como intensos, demanera que cobre sentido el despliegue sorpresivode cada una de las páginas: comienza presentándo-se, emocionalmente, el narrador, para a continua-ción explicarnos por qué escribe; se define lo mejorque puede a través de una o dos cualidades y una o

dos reacciones, antes de comenzar a explicarnos losprincipios de su suicidio; habla un poco de su infan-cia, de las cosas que le faltan en su pasado, los huecosde la memoria sentimental, y lo que ha ido supo-niendo su educación en este aspecto, hasta confesarsu fragilidad ante el sexo; entonces comienza a pre-guntarse en qué se ha convertido, reflexiona sobre suobra, entretejiendo estos pensamientos con medi-taciones sobre el hombre y la literatura, hasta abo-car, de nuevo, en la razón de su muerte voluntaria:«He alcanzado, creo, la plenitud en el empleo de larazón», como demuestra en las conclusiones: «Hijo,más vale estar a la sombra de un árbol que conocer laverdad, porque la sombra del árbol es verdaderamientras el conocimiento dura, y el conocimiento dela verdad es falso en el conocimiento mismo… el ver-dor de las hojas puedes enseñarlo a los demás, ynunca podrás enseñar a los demás un gran pensa-miento». «Si el vencido es el que muere, y el vence-dor, quien mata, con esto, confesándome vencido,me declaro vencedor», arguye para cerrar, sin posi-bilidad de réplica, su decisión.

Así es como provoca un desasosiego sutil y muyestético, gracias a la perfección que Teive confiesabuscar en su escritura, y que alcanza Pessoa en suprosa. Y así este personaje incrédulo, al que no le im-porta contradecirse en la página siguiente, que atacalos tópicos del pensamiento –«El hecho de que sufro…Sólo demuestra que existe el mal en el mundo, cosaque no supone un gran descubrimiento y que a nadiese le ha ocurrido negar todavía»–, nos lega, desde elprincipio, una bellísima y triste sensación existencial,tan próxima a nosotros como esto: «He comprendi-do la saciedad de la nada, la plenitud de ninguna cosa.Lo que me llevará al suicidio es un impulso como elque nos lleva a acostarnos pronto».

Ricardo Martínez Llorca

son pocos los es-critores quemuestran una

gradación narrativatan brillante en el gé-nero del relato brevecomo la del leonésJosé María Merino.Desde hace casi uncuarto de siglo(Cuentos del reinosecreto apareció enl982) la andadura deJosé María Merinoconstituye un cami-nar narrativo per-fecto hacia el hallaz-go de fórmulas nue-vas. Por el momento,Cuentos del reino de

la noche es el último peldaño literario. Elautor ha confesado repetidamente la gé-nesis psicológico-literaria de estos cuen-tos: «relatos muy breves que son a la vezdestellos nocturnos de la intuición y el sue-ño». Destellos acompañados de versionesgráficas elaboradas por el propio autor, ac-tividad a la que fue aficionado en su juven-tud. Las condiciones en las que han surgi-do estas narraciones son peculiares: rom-

pen la ortodoxia del relato habitual y obli-gan al lector a situarse en una tesitura es-pecial para asimilarlas.

La condición onírica de su origen ex-plica lo sorprendente de los resultados.De alguna manera, nos encontramos an-te la técnica creativa de los escritores su-rrealistas, convencidos de que el estadode duermevela era el más apropiado parala creación. Los frecuentes estados de in-somnio, confesados por el escritor, sonpor tanto felices estados creativos. Pero elresultado literario nunca responde a laforma tan descoyuntada o anárquica enque se transforma el duermevela de losvanguardistas. A esos momentos psico-lógicamente ‘fronterizos’ alude en diver-sas secuencias de la obra, aunque éstasdeban ser consideradas guiños al lectoratento. Sirva de ejemplo el final de ‘Pági-na primera’, relato que abre la obra: «Eltiempo pasa y ya no puedo recordar si al-guno de estos habitantes de la casa en lanoche ha escrito en mi ordenador los tex-tos que ahora considero míos» (p.10). Es-tos ‘habitantes’ hacen acto de presencia auna hora concreta: «A las doce, hora delímites, el tiempo separa cada jornadacon su peligrosa cuchillada. Es la hora enque, a veces, se reúnen» (p.18). A partir

de esa confesión todos los registros na-rrativos tienen cabida literaria, si bien seobserva la coincidencia de ciertas situa-ciones: una curiosa concepción del amor,la presencia de ciertos animales, las re-flexiones sobre la metaliteratura y lacreación y un curioso aprovechamientode la prosopopeya son los recursos másfrecuentes en la obra. No quiere decir es-to que haya una receta reiterativa y sis-temática. La polisemia que las situacio-nes sentimentales ofrecen y el simbolis-mo de la fauna aludida convierten cadarelato en un microcosmos peculiar. El cu-rioso punto de partida de los relatos, enlos borrosos perfiles del sueño y la vigi-lia, dota a las situaciones de condiciónmetafórica y transforma su desenlace enresultados sorprendentes.

Los ochenta y cinco cuentos, secuen-cias narrativas más bien, presentan ex-tensión y tratamiento diferentes, los quecorresponden a esta misteriosa forma dever la vida, desde el feliz y fructífero in-somnio del escritor, que aprovecha suduermevela para acercarse con familia-ridad inexplicable a los misterios de larealidad y la creación.

Nicolás Miñambres

FERNANDO PESSOA

La educación del estoico

Traducción: R. Vilagrasa

El Acantilado, 2005

98 pp. / 12 euros

culturas6 TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de noviembre de 2005LIBROS

El cine despuésdel rodaje

Este libro trata de la parte menos co-nocida del cine: la postproducción. Setiende a pensar que lo decisivo de unapelícula es el rodaje, y lo que ocurre des-pués es ignorado, a veces, incluso por lospropios trabajadores que han partici-pado en ella. Muchos creen que ésta esuna fase más bien mecánica, en la quetan sólo se puede aspirar a arreglar loserrores anteriores. Nada más lejos de larealidad, pues es una parte fundamentaldel camino de un filme, tan creativa co-mo lo permitan el tiempo y el talento. Ya estos prejuicios se añade una gran con-fusión sobre las diferentes tecnologíascinematográficas, que se mezclan enuna especie de mundo cibernético os-curo e impenetrable.

En estas páginas se desmitifican es-tos procesos, y se describen minuciosa-mente todos los pasos desde el montajede imagen hasta las especialidades desonido y las últimas operaciones en ellaboratorio. Su autor, Antonio Lara, esun montador que derrocha entusiasmopor su profesión. Nos cuenta de formasencilla y amena en qué consiste su la-bor, y la de todas las personas involu-cradas a partir del instante en que se di-ce ‘corten’, hasta el estreno, tanto en suvertiente puramente técnica como ar-tística. Además incluye un capítulo his-tórico en el que se explica cómo se lasarreglaban nuestros predecesores en elpasado. Sobre todo porque la tecnolo-gía no ha dejado de evolucionar desdesu mismo nacimiento, y eso se ha tradu-cido en distintas maneras de hacer pelí-culas a lo largo del tiempo.

Asimismo presenta los más novedo-sos métodos de rodaje y postproduc-ción, posibles gracias a la introducción,o mejor dicho, avalancha de ordenado-res en todas las áreas. No sólo se estu-dia lo que ha supuesto la edición no li-neal, sino las últimas tendencias comola previsualización y el ‘intermediate’digital. En el texto se habla mucho detecnología, pero desde luego ése no es eltema central. Porque éste es un libro decine. Lo que realmente interesa no sonlas computadoras o los aparatos sofisti-cados, aunque convenga conocerlos pa-ra defenderse de ellos. Lo más impor-tante son las películas. La parte final es-tá dedicada al futuro del cine y los gran-des cambios que ya se aproximan.Generalmente se asocia el desarrollotécnico con los efectos especiales, y és-tos a su vez con largometrajes infamesen los que no hay ningún otro atractivo,pero eso no debe ocultarnos las enor-mes posibilidades que se abren antenosotros. Siempre ha habido trucos, vi-sibles e invisibles; sin embargo lo queahora se nos viene encima pertenece aotra dimensión. En los próximos añosse van a producir transformaciones ra-dicales en la industria.

JOSÉ MARÍAMERINO

Cuentos del librode la noche

Alfaguara, 2005

172 pp. / 15 euros

Pessoa provoca un desasosiego sutil y muy estético con uno de sus heterónimos, el Barón de Teive

ANTONIO LARA

El cine ha muerto. Largavida al cine

T&B Editores, 2005

286 pp. / 18 euros

N O V E D A D E S

José María Merino continúa en Cuentos del libro de la noche su camino de hallazgos en el género breve

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A vueltas con la guerra

treinta años después de lamuerte de Franco y del conse-cuente fin de su dictadura, el

recuerdo del conflicto bélico que leinstaló en el poder aún perdura enla sociedad española. Los casi tresaños que duró la Guerra Civil nosólo sirvieron para decidir quién ycómo gobernaría España sino que,de paso, marcaron la evolución delpaís a lo largo de todo el siglo XX.El radical cambio social, político ycultural producido por la instaura-ción del régimen franquista tras suvictoria provocó la implantaciónde la contienda como eje separa-dor de la historia reciente del país.La literatura no fue ajena a este pa-norama. La ruptura en el desarro-llo cultural y artístico nacional pro-vocada por el conflicto motivó laaparición de dos grandes y dife-renciados períodos identificadospor los prefijos ‘pre’ y ‘pos’ antece-diendo al sustantivo ‘guerra’.

El mero hecho de denominarposguerra a una fase histórica ycultural pone de manifiesto la ob-sesiva presencia de la Guerra Ci-vil en una sociedad que, ante la ne-gativa de Franco a establecer me-dida alguna de reconciliación conlos derrotados, convirtió a Espa-ña en un país de vencedores y ven-cidos, de gentes que necesitabanaludir a la victoria para legitimarsu posición y de gentes que teníanque referirse a la derrota para ex-plicar sus males y sus ansias devenganza. Durante los primerosaños del régimen la guerra se con-virtió en materia narrativa graciasa la publicación de títulos como Lafiel infantería, de Rafael García Se-rrano, Checas de Madrid, de To-más Borrás o Madrid, de corte acheka, escrita por Agustín de Foxáen Salamanca durante el segundoaño de conflicto. Estas novelasperseguían los mismos objetivosque la política cultural franquistade la época: mitificar la historia yel pasado inmediato de Españaensalzando su victoria y critican-do los excesos en la guerra delbando republicano. Ante la impo-sibilidad de alzar la voz contra elgobierno de Franco desde el inte-rior del país, tuvieron que ser losexiliados los que mostraran su vi-sión del conflicto. Entre recuerdospersonales y constantes alusionesa la legitimidad de la II República,Mercé Rodoreda, Paulino Masip,Ernesto Salazar Chapela, José Ra-món Arana, Arturo Barea, RamónJ. Sender, Manuel Andújar o Max

Aub hicieron de la Guerra Civil eltema central de algunas sus obras.La misma línea que partió a la so-ciedad en 1936 dividió a los escri-tores, que hasta entonces habíanconvivido apaciblemente en ter-tulias e iniciativas periodísticas.Vencedores y vencidos ofrecíanopuestas interpretaciones del con-flicto, contaminadas ideológica-mente por el intento de ambosbandos de considerarse moral-mente superior al otro. La necesi-dad de afrontar de modo sereno,imparcial y desmitificado el re-cuerdo de la guerra para hacer deella tema literario se antojaba im-posible para unos escritores quese vieron directamente afectadospor lo que en ella ocurrió, que tu-vieron que modificar el curso desus vidas por culpa de las conse-cuencias de la batalla y que per-dieron en la lucha a amigos y fa-miliares.

Algo parecido ocurría con lasnovelas de los escritores extranje-ros que se ocuparon del conflicto.Se suele decir que la española fuela antesala de la II Guerra Mundial.Muchos intelectuales vieron en elconflicto civil la encarnación de sussueños utópicos y de la lucha quese había de establecer contra el fas-cismo para llevarlos a cabo. De ahíque muchos vinieran a España pa-ra luchar, bien con las armas, biencon las letras. Casi todos dejarondespués testimonio de su expe-riencia en forma de memorias o

utilizando sus vivencias como ma-terial narrativo. Ernest Heming-way o André Malraux escribieronsobre la guerra de España sin po-der abstraerse del compromisoque les llevó hasta ella, del mismomodo que Homenaje a Cataluña(George Orwell) o Los grandes ce-menterios sobre la luna (GeorgesBernanos) no se pueden entendersin tener en cuenta el profundodesencanto que el comportamien-to de los bandos a los que apoya-ban produjo en sus autores, deideologías opuestas.

La generación inmediatamen-te posterior a la que sufrió la gue-rra en su madurez, formada porquienes no eran más que adoles-centes cuando el ejército se suble-vó, sufrió la paranoica situación devivir en una sociedad que habíaconstruido toda una retórica y unasimbología basada en el recuerdode la victoria y que, sin embargo,obviaba cualquier referencia a laguerra civil. Los organismos ofi-ciales aconsejaban no escribir so-

Mientras la críticatodavía espera ‘lagran novela sobre laguerra civil’, damosun repaso histórico alacercamiento entre lanarrativa y lacontienda.

7LIBROS culturasTRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de noviembre de 2005

bre el tema y la censura se ensaña-ba con los textos que se referían ala contienda –aunque estuviesenfirmados por escritores afines alrégimen, como García Serrano oel primer Torrente Ballester– detal modo que en la década de 1950se publicaron menos de diez nove-las con la lucha civil como marcohistórico (aunque una de ellas fue-se la exitosa Los cipreses creen enDios, de José María Gironella). Sinembargo, el conflicto seguía pre-sente en la literatura española enlos ambientes opresores y en lospersonajes reprimidos de la novelaexistencial. Las obras de Cela, De-libes o Martín Gaite reflejan susconsecuencias sobre una sociedaden la que hablar del pasado conlle-vaba incómodos silencios, odios yrencores.

Las novelas que hoy pueblan losescaparates de las librerías son lasde los descendientes de la guerra,gente que se ha acostumbrado a nobajar la cabeza, llorar a los muer-tos y maldecir al contrario entredientes al aludir a lo ocurrido en-tre 1936 y 1939. Nacidos después de1950, la alusión a la batalla carecíapara ellos de implicaciones perso-nales. Sólo era la causa de la muer-te de un antepasado al que jamásconocieron, el marco legendario delas historias que contaba el abue-lo o la coletilla de las conversacio-nes con las que sus padres narra-ban sus historias de juventud. An-drés Trapiello, Antonio MuñozMolina, Dulce Chacón, Javier Cer-cas, Lorenzo Silva, Juan Manuelde Prada, Antonio Orejudo o Igna-cio Martínez de Pisón, algunos delos escritores que durante los últi-mos tiempos se han acercado na-rrativamente al universo de la gue-rra civil, han dispuesto casi exclu-sivamente de material bibliográfi-co para conocer lo que sucedió enaquellos tres trágicos años y, supe-rando la tendencia al olvido im-puesta por la transición, novelar-lo. La visión de la contienda ha idoperdiendo así las consecuenciasemocionales que tuvo en genera-ciones anteriores para ir perfilán-dose como un fenómeno mera-mente histórico, aunque no por ellomenos cruel y desgarrador, deenorme importancia en la evolu-ción de España. Por eso hay dis-tanciamiento, capacidad para asu-mir errores del pasado e imparcia-lidad para repartir culpas a amboslados del tapete. Y esperanza paraque la gran novela sobre la guerracivil que tantos años lleva espe-rando la crítica literaria sea por finrecibida.

Javier Sánchez Zapatero

Los últimos autoreshan superado latendencia al olvido dela transición paranovelar el conflicto

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Viaje de dobledirección

Aparecida en 1971, El ayudante del ver-dugo supuso la despedida de Mario Lacruz(1929-2000) del panorama narrativo na-cional. A pesar de los grandes índices deventa que registró, el autor nunca se mos-tró del todo satisfecho de la acogida conque había sido recibida la obra. Considera-ba que no había sido entendida por granparte del público y de la crítica, y quizá esedesengaño fue el que le llevó a prescindirhasta su muerte del contacto con los lecto-res y a refugiarse en su trabajo de editor.Leída como mero cuadro de costumbres,la novela perdió su valor de crítica social ymoral del régimen franquista incluso a losojos del aparato de control cultural de laépoca. Resulta sorprendente comprobar lamiopía y la ingenuidad de unos censoresque, obsesionados con buscar pechos yblasfemias, pasaron por alto la denuncia dela corrupción y la hipocresía de la Españade la dictadura que se escondía, en formaalegórica, en las páginas de El ayudante delverdugo.

La novela muestra la evolución de Es-paña desde el hambre y el estraperlo de laposguerra hasta el desarrollismo de la dé-cada de 1970 a través de las vidas, paralelasy a la vez complementarias, del empresa-rio Pardo y de su subordinado Ventosa, na-rrador de la obra. Minutos antes de que sujefe reciba una condecoración por sus éxi-tos en el mundo de los negocios, Ventosarecuerda, a través de un largo ‘flash-back’,cómo han llegado hasta allí, cómo han pa-sado de trapichear con máquinas de escri-bir a convertirse en uno de los grandes em-porios empresariales del país. Es el suyoun viaje de doble dirección que a medidaque les hace ascender social y económica-mente va llenando sus vidas de podredum-bre moral y que, leído alegóricamente, do-ta a la novela de una dimensión sociológicade marcado cariz crítico sobre la sociedadfranquista. Porque, como se dice en un pa-saje de la obra, «sabido es que sólo hay unser más despreciable que el verdugo, y essu ayudante». Y tan culpable es el cómplicecomo el ejecutor, por mucho que el primerosiempre quiera eludir su responsabilidadcargando contra el segundo.

El silencio editorial que se autoimpusoLacruz tras la publicación de El ayudantedel verdugo no implicó el abandono de lacreación literaria. De hecho, tras su muer-te, miembros de su familia aseguraban ha-ber descubierto en un armario «un metro ymedio en vertical de manuscritos inéditos»,de los que proceden Gaudí, una novela, In-temperancia o la recientemente publicadaConcierto para disparo y orquesta, con laque el escritor barcelonés ha vuelto a losestantes de novedades de las librerías. Noestá de más, aprovechando esa actualidad,reclamar el sitio que le corresponde en laliteratura española a un autor que no me-rece seguir encerrado en un armario.

Javier Sánchez Zapatero

MARIO LACRUZ

El ayudante del verdugo

Primera edición:Plaza & Janés, 1971

Un patio particulard

e nuestra Plaza Mayor, absurdamentepromocionada este año como PlazaMayor de Europa, se puede decir algo

parecido a lo que cierto chiste pone en bocade un portugués: que es la más bella del mun-do y la segunda más bella de Salamanca,después de la de Anaya. Pero es otras cosas:una de las más queridas y de las peor cuida-das. Los salmantinos la tratamos como elchulo trata a su puta: según él, si la pega esporque la quiere. Apena pasear por sus so-portales viendo los feos escaparates entre loscuales no se conserva ni una piedra ni unapuerta que huela a original, salvo en la casaconsistorial. Apena atravesar sus dos es-pantosos pasajes. Apena verla llena de case-tas, vallas y furgonetas. Apena ver el edificiovacío, muerto, en contraste con el espacioque alberga, tan lleno siempre de vida. Ape-na observar las obras de vaciado, que no handejado ya prácticamente nada del interiordel edificio, a pesar de que cuenta con unateórica protección integral, aunque ya sabe-mos cuál es el peso de la ley en esta ciudadcuando se trata de proteger el Patrimonio: elpeso pluma. Y preocupa el estado de las cu-biertas. De todo el edificio, ya tan solo el pa-ño que da al mercado mantiene cierto poderevocador, no sabemos si por mucho tiempo.Y, sin embargo, a pesar de todo, nuestra Pla-za Mayor sobrevive a los despropósitos ur-banísticos, armoniosa y serena como pocasplazas de España, solemne y alegre al mis-mo tiempo, bellísima de día y de noche, ya es-té iluminada por el sol, bañada por la lluvia ovelada por la niebla.

Pero no va del presente Salamanca: Plaza yUniversidad. Tampoco aquí se ha aprovecha-do la oportunidad para decir lo que nunca sedice de nuestra plaza, lo que yo he resumidoen el primer párrafo de esta reseña. Sala-manca: Plaza y Universidad hace un repasohistórico de la vida de la Plaza en los siglosXVI, XVII y XVIII y de la relación de la Uni-versidad con ella. «La Universidad es un polo

de poder importante; en tanto que la Plaza Ma-yor (...) es más bien representación de ese po-der. La historia podría simplificarse diciendoque la Universidad pondrá en escena su poder,en la Plaza, como espacio muy representativode la ciudad del Tormes. Pero la Plaza Mayorestará asociada a otro polo de poder, el Con-cejo, y será éste el que detente el monopolio desu uso público».

Acercándonos siempre los documentos deprimera mano, que se transcriben y en muchoscasos también se reproducen fotográficamen-te, el libro nos adentra en su primera parte enla manera en que la Universidad y los diferen-tes Colegios (o los más ricos) adquieren pose-siones en la Plaza. En la segunda parte nos dacuenta de las celebraciones que tenían lugaren ella. Una de las diferencias con los fastosactuales es que en la Edad Moderna las cele-braciones eran contempladas desde el edifi-cio, y los balcones (que frecuentemente eranalquilados) se convertían en palcos de la re-presentación. La propia plaza debía adquirirentonces cierto aire de corral de comedias, o,por acercarnos a lo que mejor conocemos, deteatro italiano, en el que los espectadores con-templaban y eran contemplados.

Ana Carabias y Francisco Javier Lorenzoson profesores del Departamento de HistoriaModerna de la Universidad de Salamanca.Claudia Möller es historiadora y colaborado-ra habitual (por ejemplo, en la Historia de Pe-ñaranda de Bracamonte) de la doctora Cara-bias, quien, con un centenar de publicaciones asus sufridas espaldas, próximamente ingresa-rá en la Academia Portuguesa de la Historia.

Siendo algunos de los manuscritos repro-ducidos bellísimos de color, y siendo el papelempleado de tan buena calidad, es de lamentarque se reproduzcan en blanco y negro; pero enconjunto con este libro los tres autores nosabren una ventana con apasionantes vistas alpasado de nuestra ciudad.

Garcimuñoz

ANA Mª CARABIASFRANCISCO J.LORENZO YCLAUDIA MÖLLER

Salamanca: Plazay Universidad

Ediciones Universidad deSalamanca, 2005

173 pp. / 18 euros

Prieto

R E S C A T A D O S

culturas8 TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 20 de noviembre de 2005LIBROS