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MADRID NUMERO 6-49 H MARZO 1999

LA RABIAPor FELIX CARRETERO ORRASCO

Inepector Municipal Veterinario.

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LA RABIA

El perro fué, desde la más remota antigiiedad, ún sinceroamigo dél 1ZOmbre, y en el más humilde hogar de cualquierapartada aldea hasta el añoso caserón de rancio abolengo,nunca falta algún ejemplar de'la especie canina rindiendo susíitiles servicios.

Sin embargo, la convivencia ^de perros en el hogar domés-tico no está exenta 'de peligros para la especie ^umana. Losperros de lujo están radeados de toda ^clase de cuidados y pr^e-venciones al objeto de evitar estos perjuicios; pero los perrascampesinos están bajo la custodia de dueños que, muc^has ve-ces, ignoran los males que sus descuidos pueden acarrear ; ycomo, precisamente, la mayor parte de la población canina ha-bita en el campo, es a los 'labradores y cazadores a quienesinteresa conocer tan ^serios inconvenientes. '

El perro puede transmitir al hombre buen nítmero de en-fermedades, algunas de ellas de gravedad, como el quistehidatídico y, sobre todo, la tan comentada 'camo desconoci^dapar el vulgo, que ha ocasionado muchas muertes 'en la especiehumana y animal ; me refi^ero a la rab^i^a. ^

^,(-^ué es la ^rabi^á?

Es una enfermedad infecciosa que pueden padecer el hom-bre y los animales mamíferos, caracterizada por 'fenómenosd^e índole nerviosa, que terminan con la muerte del ser que lapadece.

Muchas son las causas a que se ha atribuído la rabia ; lossupersticiosos siempre pensaron en cosas estrafalarias (pe-rros negros en determinadas ocasiones, etc.); también estámuy extendi^da la creencia del vulgo de que los perros rabiande sed y de calor. 1`Tada hay más erróneo que este concepto :los perros enferman, lo mismo en verano que en invierno,siempr.e que hayan sido infectados por el "virus" de 1a rabia;

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la sed tampoco es causa de la rabia jamás, ni predispone apadecerla.

Esta enfermeclacl, impropiamente denominada lzrcl^^ofobiu,,es conocida des^d^e ^tiem^po inmem^o^rial: la Biblia 'la men^cio^nay los antiguos habitantes'de Egipto también la conacían; cua-tro siglos antes de Jesucristo, Aristáteles la citó con gran pre-cisión. Descle aquellos tiempos, en todos los países del munclol^ti r^ab^i-^a ha constituído un serio peligro para la humanidad yla 1^ledicina ha luchado incesantemente por conseguir la des-aparición de tan terrible plaga. En la mayor parte de los paí-ses civilizados podía considerarse, prácticamente, como desapa-recida antes de la tíltima gtterra mundial. España, tenemosque confesar con ;harto sen+timiento, era una de las pacas na-ciones civilizadas en que continuaba haciendo estragos estamortífera enfermedad.

Otros animales, además ^del ^p^erro, pueden rabiar.

Padecen la enfermedad todos los animales mamíferos; eIperro, el gato y el lobo son ,los más receptivos ;:pero él animalmás peligrosa a este respecto es el perro, por lo f.ácil que re-sulta la infección de éste por otros de su especie, o por anima-les salvajes, peligro acenttla^do gor la íntima convivencia enel hogar jdoméstico. Son susceptibles de padecer la ^r^abi^a todaslas razas cle perros y en todas las edades. Las ^ratas juegan ttnimportante ^papel en la transmisión de la r.a,bi,a,, ya que conmu^cha i^'acilidad jp^ueden infec^tar ,a los gatos. I1as aves so^^n re-f°actarias y, si enferman, cttran con facilidad; no obstante,el picotazo de un gallo infecta^do de rabia pttede transmitir laenfermedad. Son refractarios todos los animales de sangrefría.

Cómo ^e contagi^a ^la mabia.

La, transmisión se ^efectíta por la morde^dura cle animalesenfermos, o^ por latner estos animales 'a otros sanos en ^partesclel cuerpo clonde haya heridas, o bien por las nntcosas (espe-cialmente las de los ojos). F"1 agente prc^ductor ^de la rabia waen la, saliva del animal enfermo; de aquí due ^el contacto+de la

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saliva de un animal rabioso pueda ser causa de la transmisióndc la enfermedad, directa o indirectamente.

E1 p^eríodo de incubación varLa.

El tiempo que transcurre desde la mordedura hasta laaparición de los primeros síntomas (i^ticubación) varía segúnesté la ^ierida ,'más o menos distanciada del sistema nerviosocentra;l. J3n una lesión ,de las extremidades tarda más que s,ila mordedtira fué en la cabeza. También deperlde de la ;pro-fundicíad de Ja lesión y del grado ^de inervación en la z^onaherida. El período de incubación oscila entre tres y seis 'se-manas ; no obstante, ;puede ser más breve (hasta ocho días) oalargarse mudh+o más (hasta cuatro meses). La saliva sueleser virulenta ^de los diez a los catorce días antes de aparecerlas primeras manifestaciones.

Asp^ecto y^costumbres ^de 1o^s ;perros rabiosos.

En el perro, como en los demás animales, existen dos for-mas de;la enfermedad: la rabí,a fzcriosa y la ^r^abi^ paralítiaa.No son dos enférmedades distintas, sino ^íos modos diferen-tes de manifestarse el mismo animal.

RABIA FURIOSA

Pasa ;por tres períados, hien delimitadas en unos casos eimprecisos en otros: i.°, períado melancóli^co; z.°, de irrita-^ción, y 3.°, ,paralíti^co.

i.° Perrl-o^l^o,w^ela^7.cólico.-Se caracteriza po^r un cambio^en la coriducta del animal: se torna caprichoso, irritable, in-quieto, descontento, receloso, medroso, o terco. En ocasionesse tttmban debajo ele las ^camas o muebles análogos, y allí per-manecen 9argo tiempo, como abstraídos de c.uanto les rodea;otras veces se sienten excesivamente cariñosos con su dueño,lamiéndole constantemente y haciendo ,lo propio consigo mis-mos; lamen los objetos fríos y, en ocasiones, muestran granvoracidad, observándose también perversiones gustativas :roen e injieren los,tnás variados objetos (paja, trapos, tierra,trozos de madera, pie^dras, excrementos, etc.).

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Con frecuencia suelen lamer la herida, en la que sientengran picazón; después la muerden, produciéndose lesiones

Fig. i.-Expresión característica de cautela yacecho, con la mirada desviada y parálisis cielos músculos masticadores. Es el mismo perro

retratado en la portada. (Foto I^4anninger.)

ellos mismos. Huelen y lamen los órganos genitales de los rlesu espe^cie y sienten un fuerte ardor genési^c^o.

Ll apetito ,desapare^ce. La sed es sumamente intensa y be-ben agua con gran ansiedad.

Suelen padecer alucinaciones (intentan zampar moscas votros insectos imaginarios que creen ver a su alrecleclor).

En este período ya pueden aparecer fenómenos de paráli-sis y, entonces, a pesar de la sed tan intensa que padecen, nopueden beber agua por estar paralizados los rnítsculos de ]adeglución; de aquí el falso concepto y denorriinación de Lrri-c^ro fiobi,a. ,(horror al agtta).

2.° Pc^río^c^o d^ ^i.rri.t,aci,ó^^z o ^r^arii^í.ti^co.-Dura ^de dos acuatro días y está caracterizado por ataques de furor que, e^rocasiones, se calman para volver a reaparecer.

El animal enfermo está excesivamente irritado, siente im-periosa necesidad de hu^ir, rompe los medios de sujeción, bus-

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ca la puerta y, errante, sin plan fijo, corre en distintas dire^c-ciones, encontrando cierto placer en este largo caminar.

Sienten deseos de morder, primeramente a,los de su espe-cie, luego a los ^de las clemás, incluso a su dueiio; muerden hie-rros, carbones encet^jdidos y,demás objetos, con tal furor, queen ocasiones no pueclen soltar la presa; otras veces se muer-cíen y desgarran sus ipropios tejidos, quedantlo tocla una re-gión desprovista de carne.

El cambio de voz es muy ^característico : basta haber oídoladrar una vez+!a un ;perro rabioso para ^que jamás se borre dela memoria; es rornco y áspero, prolongándose en un aulli^dolargo y alto, muy,lastimero.

En la cara reflejan recelo y sus pttpilas, enormemente di-latadas, carecen de expresión.

La sensibilidad nerviosa está muy exalta-da, bastando elruido rí'e una puerta o una corriente de aire para que el ani-mal ^caiga ,a^l suelo; las sensaciones luminosas también le ex-citan sobremanera.

3.° Período ^ar^alítico.-Se caracteriza por el enflaque-citniento y la parálisis.

Si el animal consigue llegar a casa de su idueño, éste ledesconoce porque vuelve demacrado y esquelético, con losojos hundidos, tnirada vidriosa y grandes muestras de agre-sividad.

La parálisls no se ha^ce esperar : comienza por los múss,u-,los .de la faringe, por lo cual no puede comer ni beber; la sa-liva que segrega no la puede tragar y, a veces, cuelga en hilosde la boca, pero no con la. exageración que^ el vulgo cree. Con-tinúa la garalización de todas las reĥiones musculares, y lamuerte por parálisis cerebral no se hace esperar, si antes noha sobrevenido la asfixia.

RABIA 1^7UDA

Esta modalidad se caracteriza por ^^parecer en seguidalos fenómenos paralíticos; la enfermedad, en este caso, sueledurar cuatro días. ;En España la forma más frecuente ^es lafuriosa.

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Fig. 2.-Las tres fases d^e la "rabia furiosa" : A, en el primer estado (fase melan-cólica), el perro se muestra nervioso, cambia de carácter y su apetito se p^er-vi^erte, rechazando ^la comieia y trai;ando trapos, piedras, madera o porquerías;B, durante el segundo estado (fase excitable), aparece un ^principio d^e pará^lisisen ^las patas traseras y en la cala, ^el perro muerde palos y^otros objetos quer?ormalmer^te le harían retroceder; C, la tercera fase (pa^ralíti^ca) se caracteriz.apor e^l ^aspecto a1^e^lancólico mirada fija y^parálisis total de la ma^ndíbula inferior

y patas traseras. (Según Graham y Dunlop•)

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Diagnóstic© d^e la enfermeda^d.

Los datos apuntados anteriortnente son de gran valor parael diagnósti^co de la rabi^z, pero solamente pueden servir d^eorientación en otros muchos casos. Tan pronto como haya lamás leve sospecha de rabia, es necesario ponerlo en conoci-miento del Inspector Veterinario, qtte ^es el único capacitadopara hacer un diagnóstico .cierto; existen lesiones en el estó-mago y, sobre todo, en la masa cerehral de un animal rabioso

PiR. 3.-Perro atacado de "r.abia paralítica"o"muda", en que no existe, o es muy bre-ve, el período furioso y no pue^de ladrar nimorder por ,la parálisis de la ma^tidíbulainferior y de la lengua. (Foto García Izcara•)

que solamente el Veterinario puede conocer y diferenciar.Hay, además, muchas enfermedades con manifestaciones pa-recidas a la rabia (congestión cerebral, tumores cerebrales,parásitos en intestino y piel, pi^ca^duras de insectos, ninfoma-nía y parálisis diversas), que personas incompetentes puedenconfundir con aqttélla.

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Lucha cc^ntra la rabi,a.

E^iste una mala ^costumbre en el vu'.go que pue^cle ocasio-nar graves perjuicios. NIe refiero a la costumbre de matar unperro tan pronto ^como se sospecha el padecimiento de rabia,creyendo ^^.cer con ello ttna ,buena obra. Todo lo contrario,el perro soshechoso de padecer la rabia debe ser encerrado enuna habitación y sometido a observación por .el Veterinario.El perro rabioso siente ese feroz instinto de morder unos díasantes cle morir, Ptucliéndose ha^cer tu1 Kliagnóstico cierto pocotiemlx^ des^^ués; y, c^^mo el heríodo cle incubación en las her-sonas mordidas dura de tres a seis semanas, es suficicnte esteintervalo de tiemho para efectuar un tratamiento antirrábicoa los sujetos en ^que se sosheche el más l^eve indicio de infec-ción.

F'or el contrari^, si hemos matado un ;perro sospechoso,muy bien se ha hodido sembrar ttna falsa alarma y someter<^ los tormentos cíel tratamiento antirrábi^co a^érsonas que nolo necesitaban. O^bien, por ea^ceso cíe confianza, pueden mo-rir 1>ersonas ^cle esta enfermeclad sin haber guesto los mecliospara salvar sus viclas.

Pero, ante la duda, es conveniente siempre tratar a todaslas personas en que ^ezista la sospecha de haber estaclo juntoa perros u otros animales rabiosos. Los animales so^ pecho-sos de contagio deben ser sacrificados lo antes gosible.

En la lucha antirrábica, el ideal sería eliminar todos losperros vag-abundos y desatendidos ; la imhosición de gravá-menes a los hropietarios y la vacunación anual obligatoriacle toclos 1os l^erros sería el rl^edio más efieaz. De gran interés,a este respecto, sería la confección de un censo canino en to-cios los Ayuntamientos, en el que se hicieran ^constar, en fidhasindividuales, los si^uientes datos : i.°, níunero de registro ;2.°, nombrc y residencia clel propietario; 3.°, resetia lo máscnnihleta p^sible del animal (nombre, raza, se^o, edad, talla,Pelo, harticularidades, etc.); ^..°, lugar donde laresta sus ser-vicios el ,Perro ; 5.°, facultativo ^due Practicó la vacunación orevacunación y fechas en que se efectuaron.

r ara la ^circulación ^de los perros por las ^calles ide las po-

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blaciones deberían exigirse los siguierites requisitos : ir bajola cttstodia del dueño, o persona autorizada, y siempre provis-tos de bozal, niedalla ^con el número de registro en la pol^la-ción a que 'pertenece y placa ^de wacunación antirrábica. To^dos los perros que ^circulen s,in 1os requisitos ^citados debenser considerados como vagabundos y sacrificados inmediata-mente.

_ Legislación acerc^a ^^e la raabia.

Cuando en una población se ^confirme un caso de rabia ca-nina, el Gobernador ^declarará aquélla en estado de infección,y, si el perro hubiera mordido a otros animales de distintalocalidad, las medidas se harán extensivas a aquellos puntosque se puedan conside.rar como contaminados. La ^declaraciónlleva consigo da vacunación abligatoria de todos los perros dela zona infeĉta y ^el tratamiento,curativo, si es factible, de los.animales mayores mordidos. .Todos los perros serán reteni-.dos en el domi^cilio del dueño, no permitiéndose la ^circulaciónmás que si van provistos de bozal y collar con chapa metálica.de ;identificación. Los que circulen sin ellos serán capturadoso muertos, y 1os gatos serán secuestrados.

Todo animal rabioso y los que sean mordidos por ésteserán sacrificados inmediatamente, sin derecho a indemniza-ción. Si^ sólo se sospecha ique han siclo mordidos, se les se-cuestrará y quedarán bajo la vigilancia sanitaria durante tresmeses.

Cuando un perro ha mordida a una o más personas ,y sesospeche que pueda estar rabioso, se le reconocerá y someterá.a vigilancia sanitaria durante catorce días, siendo de cuenta.del propietaria los gastos ique se ocasionen.

La declaración de infe^cción será levantada transcurridoscuatro meses sin que se haya presentado ningún ^caso derabia.

Todo perro vagabundo, o de dueño desconocido, así comalos que circulen sin los requisitos precisos, serán secuestra-dos en los Idepósitos del Municipio, sacrificándose o destinán-dolos a los establecimientos de enseilanza o de investigacióncientífica si a los tres días no son reclamados, devolviéndose

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a sus dueños si los xe^cogen y abonan los gastos carrespon-dientes más una multa, que no bajará de cin^co pesetas.

La existen^cia de ca,sos de rabia se comunicará a las Ins-pecciones Municipal y Provincial de Sanidad, indicando lasmedidas adoptadas.

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