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Nuevas perspectivas de investigación

en Historia Moderna: Economía, Sociedad, Política y Cultura en el Mundo

Hispánico

Mª Ángeles Pérez Samper y José Luis Betrán Moya

(eds.)

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ISBN: 978-84-949424-0-2

© Los autores

© De esta edición: Fundación Española de Historia Moderna, Madrid, 2018.

Editores: Mª Ángeles Pérez Samper y José Luis Betrán Moya.

Colaboradores: Alfonso Calderón Argelich y Francisco Fernández Izquierdo

Fotografía de cubierta: Vista de Barcelona, de Anton van den Wyngaerde (1535).

Créditos

DIRECTORES

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Javier Ruiz Ibáñez (Universidad de Murcia) • Dr. Porfirio Sanz Camañes (Universidad de Castilla - La

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Aproximación a la bastardía de los Trastámara

aragoneses en la época de los Reyes Católicos

Approach to the bastardy of the Aragonese Trastamara in the Catholic Monarchs age

Jaime Elipe

Universidad de Zaragoza

RESUMEN:

La familia de los Trastámara aragoneses fue especialmente prolífica en cuanto a hijos ilegítimos. Durante el siglo XV tuvo lugar en Europa el fenómeno denominado “la era de los bastardos”, situación en la que multitud de hijos naturales de familias nobles obtuvieron puestos de gran relevancia política. La presente comunicación pretende trazar las líneas principales que siguieron los descendientes del rey Juan II, el príncipe de Viana don Carlos y Fernando el Católico. De esta manera, se espera asentar unas bases para un estudio posterior que permita ver paralelismos en el desarrollo vital de estos personajes, tan apenas estudiados. Todo parece indicar que a los hombres se los destinó preferentemente a la Iglesia y a las mujeres, a matrimonios con nobles de alta alcurnia.

PALABRAS CLAVE:

Aragón, sangre real, bastardía, Trastámara, Reyes Católicos.

ABSTRACT:

The Trastamara royal house is famous for its plentiful of illegitimate offspring. The XV century in Europe is known as “the age of the bastards”, because in this time there were a lot of illegitimate children ocuppying the main power posts. This paper aims to show the main ideas about the bastard children of king John II, Charles the prince of Viana and Ferdinand the Catholic. The objective is to establish the characteristics between those royal bastards, because they have not been studied. Our study appears that normally men were destined for religious life and the women to marriage with members of the high nobility.

KEYWORDS:

Aragon, royal blood, bastardy, Trastamara, Catholic Kings.

Introducción1.

“Creced y multiplicaos” fue el mandato que el Hombre recibió de Dios durante la

Creación. Esto fue una orden sin restricciones, para la que las sociedades complejas crearon

y elaboraron distintas instituciones y costumbres para un mejor control de la natalidad. De

El presente trabajo ha sido desarrollado con un contrato FPU del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte; dentro del Proyecto HAR2014–52434–C5–2 “Elites políticas y religiosas, sacralidad territorial y hagiografía en la Iglesia hispánica de la Edad Moderna” del Ministerio de Economía y Competitividad y del Grupo de Investigación Consolidado “Blancas” del Gobierno de Aragón. 1 Consideramos importante, antes de comenzar el texto, señalar la diferencia existente entre hijo natural o bastardo. El primero es aquel que ha sido concebido cuando ninguno de padres tenía alguna obligación marital o religiosa, es decir, simplemente no estaban casados. Bastardo, o su eufemismo cada vez más empleado, ilegítimo, es aquel en el que no se cumple la regla anterior –extramatrimonial, votos religiosos–.

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esta manera, la reglamentación de la reproducción humana ha discriminado por el estatus

jurídico de los padres, dos tipos de hijos: legítimos e ilegítimos. Dicho de forma bastante

más cruda, una forma de señalar a aquellos que no deberían haber sido concebidos2.

La existencia de hijos ilegítimos que ocuparon altos puestos de responsabilidad o

incluso llegaron a reinar no es ninguna novedad. Existieron múltiples casos a lo largo de la

Edad Media en Europa, comenzando con el mayordomo de palacio Carlos Martel; si bien

el primero en reinar de iure fue Guillermo el Conquistador, conocido hasta el momento de

la invasión de Inglaterra como “el Bastardo”. Dos siglos después, en 1258, Manfredo

Hohenstaufen se hacía por medios poco lícitos rey de Sicilia, reclamando la herencia de su

difunto padre el emperador Federico II.

La dinámica política de Castilla en el siglo XIV condujo a la guerra civil entre el rey

Pedro y su hermanastro Enrique de Trastámara, quien lo asesinó en Montiel, consiguiendo

así ser coronado rey. No hay que perder de vista tampoco que en 1385, Juan de Avís

conseguía ser coronado como rey de Portugal pese a ser bastardo del rey Pedro I de

Portugal.

Tras el Compromiso de Caspe, en 1412, Fernando de Antequera consiguió ceñir la

corona en Aragón e instalar la dinastía Trastámara durante más de un siglo. Esta casa, en su

rama aragonesa, se tornó en una fiel observante del mandato divino anteriormente referido

sobre la procreación, si bien en su vertiente ilegítima. El problema ha sido apuntado en

distintas ocasiones por estudiosos de la talla de Tarsicio de Azcona, sin haber encontrado el

resultado esperado3. El período objeto de estudio, la época de los Reyes Católicos (1469–

1516) permite observar desde un puesto privilegiado un buen número de hijos bastardos,

tanto del rey Juan II como los de sus dos hijos varones, Carlos de Aragón, príncipe de

Viana y Fernando el Católico. Es cierto que varios de sus descendientes ilegítimos tuvieron

a su vez progenie tanto dentro como fuera del matrimonio, pero estudiarla escapa al

espacio destinado para esta comunicación, si bien completaría el caso de estudio.

Hemos decidido tomar este conjunto porque aunque algunos vivieron más allá de los

días del Rey Católico, todos ellos desarrollaron sus principales actividades en esta época, ya

nacieran un poco antes o durante el reinado de Isabel y Fernando. No en vano fueron 47

años de gobierno. Para facilitar las posteriores hipótesis, los hemos clasificado en dos

grupos diferenciados, religiosos y seglares. La primera clasificación de religiosos es bastante

amplia, ya que se incluyen a miembros de órdenes militares o a algunos que no recibieron

mas que las órdenes menores –incluso aun poseyendo arzobispados–. Los seglares por su

parte, fueron todos casados con nobles de las principales casas.

Por último, es reseñable la costumbre familiar en los Trastámara del empleo de

prácticamente dos nombres propios, Juan y Alonso, lo que en muchas ocasiones dificulta la

correcta identificación de los personajes –sobre todo en la documentación pero también en

las equivocaciones de los genealogistas–.

2TEICHMAN, JENNY: Illegitimy. An examination of bastardy, Nueva York, Cornell University Press, 1982, p. 7. 3AZCONA, TARSICIO DE: “Relaciones de Rodrigo de Borja (Alejandro VI) con los Reyes Católicos”, Cuadernos de Estudios Borjanos, nº 31–32 (1994), pp. 11–52, p. 35: “La tolerancia sexual del Renacimiento, época que se ha podido tachar como «era de los bastardos», tanto en la sociedad civil, como en la eclesiástica. Una lista, sólo por encima, de los hijos naturales de los reyes hispánicos del siglo XV, así como de célebres obispos serviría para el planteamiento profundo del problema. Este afecta de lleno a la historia de las mentalidades.”

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Aproximación a la bastardía de los Trastámara aragoneses en la época de los Reyes Católicos

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Estado de la cuestión.

Aunque la cuestión de la ilegitimidad en los nacimientos siempre ha sido una constante

en trabajos de corte ético a lo largo de la historia, principalmente para censurar la moral de

una época o indicar la decadencia de una sociedad4, la atención de la historiografía ha

venido siendo tímida pero constante en los últimos decenios. En el mundo anglosajón los

estudios sobre el fenómeno denominado como bastardía, es decir, todo aquello relacionado

con la ilegitimidad, han sido centro de interés desde la década de 1960. Entre los

principales, encontramos los de Peter Laslett, quien trabajó especialmente en la Inglaterra

posterior a la creación de la Iglesia anglicana5. Por parte del mismo autor, en colaboración

con otros especialistas, realizó un libro más ambicioso, donde se comparaban casos de

ilegitimidad en un elenco de países de tres continentes. Por desgracia, esta obra analizaba

los distintos casos a partir del siglo XIX, principalmente la época victoriana –con el

consabido problema de cambios en las mentalidades que se produjo–6.

El problema de la bastardía y sus implicaciones sociales no ha sido únicamente

abordado desde un punto de vista histórico y sociológico, sino que también cuenta con

interesantes aportaciones desde el campo de la Filosofía. Así, Jenny Teichman en su

momento abordó este tema desde distintas facetas –literatura, ética, religiones,

instituciones, etc.–, siempre desde una óptica filosófica. Igualmente, se ofrece al lector un

sugestivo estudio sobre la materia, que si bien es de carácter general, supone una excelente

base teórica desde la que trabajar. De esta obra, se desprenden varias ideas muy

interesantes, como la reflexión de si la legitimidad proviene exclusivamente del matrimonio

o no7.

Estos trabajos de carácter general son las principales referencias a la hora de tratar la

ilegitimidad como fenómeno histórico. Sin embargo, han de tomarse con precaución por su

generalidad o porque son de épocas muy posteriores a la Edad Moderna.

Para el período objeto de estudio, las postrimerías de la Edad Media y comienzos de la

Modernidad, se han publicado recientemente las actas de un congreso realizado en 2008 en

Lieja. Este volumen supone a día de hoy el compendio más importante editado hasta la

fecha sobre la bastardía y el ejercicio del poder, ya que se abordan los casos más

prominentes de la nobleza –hijos de reyes y grandes nobles–. El principal problema que

presenta es que centra su interés en la Europa atlántica, principalmente los estados del

duque de Borgoña, en detrimento de otras regiones. Por ello, únicamente un trabajo de esta

obra coral está dedicado a las regiones mediterráneas –el caso de Ferrara y la familia Este–

4LASLETT, PETER; OOSTERVEEN, KARLA y SMITH, RICHARD M. (coords.): Bastardy and its Comparative History: Studies in the History of illegitimacy and marital nonconformism in Britain, France, Germany, Sweden, North America, Jamaica and Japan, Londres, Edward Arnold Publishers, 1980, p. 1. 5LASLETT, PETER: El mundo que hemos perdido, explorado de nuevo, Madrid, Alianza Universidad, 1987 (1ª ed. 1965), pp. 186–217. Algo similar se ha apuntado para los Colegios Mayores. Se comenzó a restringir la entrada a los ilegítimos en el XVI, pero aún así, si contaban con apoyo familiar suficiente, su ingreso era más que posible. Por lo tanto, no eran apartados inmediatamente; víd.CUART MONER, BALTASAR: “Bastardos en el Estudio. Algunas consideraciones sobre la bastardía en expedientes de colegiales mayores salmantinos durante el siglo XVI”, Historia y perspectivas de investigación. Estudios en memoria del profesor Ángel Rodríguez Sánchez, Mérida, 2002, pp. 307–314. 6LASLETT, PETER; OOSTERVEEN, KARLA y SMITH, RICHARD M. (coords.): Bastardy... 7TEICHMAN,JENNY: Illegitimy, passim.

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o a la Península ibérica –Navarra–8. Sin embargo, supone un gran resultado unificador de

las distintas líneas de trabajo llevadas a cabo hasta el momento.

Si en Francia la bastardía ha cobrado notable interés en los últimos tiempos, sobre todo

para el siglo XV, también ha habido obras centradas en otras regiones, como Alemania o el

norte de Italia9. Para el caso hispano, los estudios han sido enfocados generalmente a casos

de los no privilegiados o relacionados con el acceso universitario10. Para el estudio de la

bastardía en las capas más altas de la sociedad, se encuentran los trabajos de Juan

Hernández Franco y Raimundo A. Rodríguez Pérez. Estos dos investigadores han dirigido

sus esfuerzos en los marqueses de los Vélez y su linaje11. Han comprobado cómo la

“mancha” de la ilegitimidad se podía difuminar hasta borrarla para recibir hábitos de

órdenes militares o incluso algún título nobiliario de importancia, como el marquesado de

Espinardo. Sin embargo, estas obras son para períodos bastante posteriores a la época de

los Reyes Católicos, marco temporal en el que pretendemos encuadrar la presente

comunicación. Por su parte, Enrique Soria Mesa, en su gran trabajo sobre la nobleza

española, puso el acento –sobre todo para el XVII– en las diferencias en España y

posiblemente Portugal respecto al resto de Europa, donde los ilegítimos eran excluidos de

la herencia y en la Península solían gozar de protección familiar12.

Las “familias ilegítimas” de los Trastámara aragoneses13.

Juan II de Aragón gozó de una vida muy longeva (1398–1479) y de una sexualidad

activa hasta bien avanzados sus días. Fruto de ello, fueron los siete hijos habidos entre sus

dos esposas, Blanca de Navarra y Juana Enríquez y cuatro más, de sus relaciones

extramatrimoniales. Como podemos observar en la figura 1, cada uno fue engendrado de

una madre distinta y de forma espaciada a lo largo de su vida. De estos cuatro hijos, se

desconoce absolutamente todo de María, la última hija. Muy probablemente falleció a una

edad temprana, de ahí que no se tenga ninguna referencia conocida sobre su desarrollo

vital.

8MARCHANDISSE, ALAIN; BOUSMAR, ERIC y BERTRAND SCHNERB, (eds.): La bâtardise et l’exercice du pouvoir en Europe du 13e au début du 16e siècle, Villeneuve d’Ascq, Revue du Nord, 2015. 9HURWICH, JUDITH J.: “Bastards in the German Nobility in the Fifteenth and Early Sixteenth Centuries: Evidence of the ‘Zimmerische Chronik’”, The Sixteenth Century Journal, vol. 34, nº 3 (2003), pp. 701–727; FAIR

BESTOR, JANE: “Bastardy and Legitimacy in the Formation of a Regional State in Italy: The Estense Succession”, Comparative Studies in Society and History, vol. 38, nº 3 (1996), pp. 549–585. 10COMAS D’ARGEMIR, M.ª DOLORS: “Matrimonio, patrimonio y descendencia. Algunas hipótesis referidas a la península Ibérica”, en CHACHÓN JIMÉNEZ, FRANCISCO Y HERNÁNDEZ FRANCO, JUAN (eds.), Poder, familia y consanguinidad en la España del Antiguo Régimen, Barcelona, Anthropos, 1992, pp. 157–175; MENÉNDEZ

GONZÁLEZ, ALFONSO: “Sexo, delito y bastardía en la Asturias del antiguo Régimen”, Boletín del Real Instituto de Estudios Asturianos, nº 151 (1998), pp. 19–56; CUART MONER, BALTASAR: “Bastardos en el …” 11HERNÁNDEZ FRANCO, JUAN y RODRÍGUEZ PÉREZ, RAIMUNDO A. “Bastardía, aristocracia y órdenes militares en la Castilla moderna: el linaje Fajardo”, Hispania, nº 232 (2009), pp. 331–362; HERNÁNDEZ

FRANCO, JUAN y RODRÍGUEZ PÉREZ, RAIMUNDO A.: “Marinos, caballeros y monjas: los bastardos de la Casa de los Vélez. Siglos XVI y XVII”, Revista velezana, nº 31 (2013), pp. 38–47. 12SORIA MESA, ENRIQUE: La nobleza en la España Moderna. Cambio y continuidad, Madrid, Marcial Pons Historia, 2007, p. 185 y ss. 13 A partir de ahora hablamos del término “familias” o “familias ilegítimas”, es decir, la descendencia bastarda de Juan II, el príncipe de Viana y Fernando el Católico.

Aproximación a la bastardía de los Trastámara aragoneses en la época de los Reyes Católicos

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Figura 1. Descendencia ilegítima de Juan II de Aragón

Esta primera “familia ilegítima” a analizar, es en buena medida paradigmática de las

pautas que tomaron los Trastámara aragoneses a la hora de encauzar la vida de sus

descendientes por vía extramatrimonial. Tomando como supuesto que María murió

durante la infancia, tenemos dos varones y una mujer. Don Alonso de Aragón (1415–

1485), sobre el que hay varios estudios, fue nombrado maestre de Calatrava, cargo que sólo

mantuvo dos años ya que fue desposeído en 1445 al vaivén de las turbulentas políticas de

los Infantes de Aragón en Castilla14. Al igual que su padre el rey Juan II, fue especialmente

prolífico, ya que engendró nueve hijos conocidos, sólo tres de ellos dentro del matrimonio.

Es destacable que pese a su edad, hasta 1477 no contrajo nupcias con doña Leonor de

Sotomayor. Toda su vida la dedicó a las armas, siendo el principal capitán de su padre, el

rey Juan II, así como de su hermanastro el príncipe Fernando, quien lo acabó nombrando

capitán general de la Santa Hermandad.

Por su parte, don Juan de Aragón (ca. 1439–1475), su segundo hijo bastardo, habido

poco antes de fallecer su esposa la reina doña Blanca de Navarra, fue encaminado desde su

juventud a la Iglesia15. En 1460 tomó posesión como arzobispo de Zaragoza, preeminencia

14 Nos referimos a NAVARRO LATORRE, JOSÉ: “Don Alonso de Aragón, la «espada» o «lanza» de Juan II. Esquema biográfico de uno de los mejores guerreros españoles del siglo XV”, Cuadernos de Historia Jerónimo Zurita, nº 41–42 (1982), pp. 159–204; desde una visión del mundo de la caballería encontramos para el mismo personaje, MENACHE, SOPHIA: “Una personificación del ideal caballeresco en el Medioevo tardío: Don Alonso de Aragón”, Anales de la Universidad de Alicante. Historia medieval, nº 6 (1987), pp. 9–30. 15 Si bien no hay estudios recientes sobre don Juan I de Aragón –así llamado para diferenciarlo del segundo Juan de Aragón, también arzobispo de Zaragoza, es obligada referencia al único trabajo publicado en época contemporánea, SOLANO COSTA, FERNANDO: Notas para una biografía del arzobispo Don Juan de Aragón, administrador de la archidiócesis de Zaragoza (1439?–1475?), Discurso de ingreso en la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis el día 19 de marzo de 1970, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1970. Para los principales autores de época moderna, vid.ESPÉS, DIEGO DE: Historia eclesiástica de la ciudad de Zaragoza, ca..

Jaime Elipe

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que ostentó hasta su óbito en 1475, si bien antes de obtener la administración de la

archidiócesis había recibido distintas encomiendas y rentas de abadías en el reino de

Aragón16. Pese a que no fue un prelado muy preocupado por la salud espiritual de su

diócesis, fue al igual que su hermanastro un hábil capitán al servicio del rey. Tuvo más

interés en las armas y caballos que en el culto divino, pero debió de respetar su condición

de clérigo y no se le conoce descendencia alguna, si bien poco antes de su muerte se

acarició la idea de casarlo con una hija del marqués de Villena. La última hija de esta

denominada “familia” fue doña Leonor de Aragón (ca. 1440–ca. 1510), a quien se casó en

1468 con Luis de Beaumont, II conde de Lerín. Su matrimonio respondía a los intereses del

agitado período en el que el rey intentaba mantener su influencia en Navarra, si bien tan

solo se tienen unas pocas noticias sueltas de ella.

La siguiente “familia ilegítima” a tratar son los descendientes de Carlos de Aragón,

príncipe de Viana. Estos nacieron tras la defunción de su esposa Inés de Cléveris y fueron

una mujer y dos hombres (vid. figura 2). De doña Ana de Aragón (1451–1477), la mayor, no

se conoce prácticamente nada de su vida más que fue casada en 1470 con el conde de

Medinaceli, Luis de la Cerda. Los dos varones fueron tenidos en otra mujer, Brianda de

Cappa, durante su estancia en la corte de su tío Alfonso V en Nápoles. El primero de estos

fue Felipe de Aragón y Navarra (1456–1488), de quien a pesar de no contar con una

biografía extensa de su persona, su vida es relativamente conocida.17 Tras servir en la guerra

a su abuelo Juan II, este en 1476 lo recompensó con el arzobispado de Palermo, del cual

obtuvo la administración hasta cumplir 27 años. Seis años más tarde, su tío, el rey

Fernando II fue quien consiguió para él el maestrazgo de Montesa, una de las cuatro

órdenes militares hispanas, si bien la más humilde. Fruto de sus esforzados servicios a la

monarquía, murió en una escaramuza durante el sitio de Baza de un disparo nazarí.

1578. Se encuentra manuscrita en el Archivo Capitular de la Seo de Zaragoza, si bien en breves será publicada por las doctoras Asunción Blasco y Pilar Pueyo; CARRILLO, MARTÍN: Historia del glorioso San Valero obispo de la ciudad de Çaragoça. Con los Martyrios de San Vicente […] con catalogo de todos los prelados Arçobispos y abades del Reyno de Aragon, Zaragoza, 1615, pp. 271–273; ZARAGOZA, LAMBERTO DE: Teatro histórico de las iglesias del reino de Aragón, Pamplona, 1785, pp. 48–52; 16COSTA, SOLANO: Notas para una biografía, p. 10: “[…] incrementada, a título personal, con la encomienda mayor de Alcañiz de la Orden de Calatrava, el priorato del Santo Sepulcro en Aragón y la “encomienda” de las abadías de Veruela, Rueda, Valldigna y Montearagón.” 17AYALA MARTÍNEZ, CARLOS DE: Diccionario biográfico español, tomo IV, Madrid, Real Academia de la Historia, 2009, p. 683. Voz: Aragón y Navarra, Felipe de.

Aproximación a la bastardía de los Trastámara aragoneses en la época de los Reyes Católicos

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Figura 2. Descendencia ilegítima de Carlos, príncipe de Viana

El benjamín de esta familia fue don Juan Alonso de Aragón y Navarra (1459–1526), de

quien sí se tienen varios estudios si bien no son especialmente recientes18. Nacido en

Palermo en 1459, también fue encaminado como su hermano a la carrera eclesiástica. En

1476 recibió la abadía de San Juan de la Peña que acabó a los pocos años renunciando en

otro fraile; en 1482 lograba la administración de la diócesis de Patti, en Sicilia. Finalmente,

en 1484, se consiguió que se le concediese el obispado de Huesca, en el que residió hasta su

muerte. Llama la atención poderosamente que, a diferencia de sus hermanastros, tuviera un

destino tan humilde y jamás se viera promocionado. Esto pudo ser debido, muy

posiblemente, a los desarreglos mentales que padeció durante toda su vida, que lo llevaron

en varias ocasiones a ser fuertemente reprendido por el Rey Católico y tener que ser

tutelado. Sea como fuere, al menos desde 1516 se desató una fuerte pugna por lograr su

coadjutoría, ya que según se decía, estaba “loco, y que carece de seso común, sin esperanza

de le cobrar”19.

18 Los estudios a los que nos referimos son ARCO Y GARAY, RICARDO DEL: “El obispo don Juan de Aragón y Navarra, hijo del Príncipe de Viana”, Príncipe de Viana, nº 42–43 (1951), pp. 39–82; DURÁN GUDIOL, ANTONIO: “Juan de Aragón y de Navarra, obispo de Huesca”, Revista de Historia Jerónimo Zurita, nº 49–50 (1984), pp. 31–86; si bien también la primera obra en ofrecer una panorámica sintética fue la de HUESCA, RAMÓN DE: Teatro histórico de las iglesias del reyno de Aragón. Tomo VI. Estado moderno de la Santa Iglesia de Huesca, Pamplona, 1796, pp. 309–324. 19ARGENSOLA, BARTOLOMÉ LEONARDO: Anales de Aragón (prosiguen los Anales de J. Zurita desde 1516 a 1520), ed. de ORDOVÁS ESTEBAN, JAVIER. Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2013, pp. 419–426.

Jaime Elipe

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Figura 3. Descendencia ilegítima de Fernando II de Aragón

El último caso lo encontramos en la descendencia ilegítima de Fernando el Católico

(vid. figura 3). Tuvo primero un hijo y una hija, don Alonso de Aragón y doña Juana de

Aragón en fechas cercanas a su boda con la princesa Isabel de Castilla. Años más tarde

tuvo dos hijas, ambas llamadas María que fueron monjas si bien se desconoce cuándo

nacieron está claro que fue en vida también de su esposa.

Don Alonso de Aragón (ca. 1469–1520) lo tuvo con la noble catalana Aldonza Iborra,

mientras el joven príncipe combatía a los rebeldes catalanes20. Aprovechando que su tío el

arzobispo de Zaragoza Juan I de Aragón murió en 1475 –de quien hemos hablado líneas

más arriba–, rápidamente fue propuesto en Roma como sucesor. Por distintos motivos no

tomó posesión del arzobispado hasta 1478, en calidad de administrador debido a su corta

edad, tan apenas contaba con unos diez años21. Don Alonso ejerció un papel político sin

precedentes, ya que en vida de su padre fue prácticamente siempre lugarteniente general de

Aragón desde 1484 y diputado del reino durante varios ejercicios. Quedó como gobernador

de la Corona de Aragón hasta la venida del príncipe Carlos por el testamento de su padre,

el Rey Católico. Además de la archidiócesis de Zaragoza, en 1512 obtuvo la de Valencia. A

diferencia de otros casos, tomó órdenes mayores si bien no lo hizo hasta 1501 y

posiblemente a instancias de la reina Isabel. Sin embargo, hay constancia de que su vida

podría haber sido distinta de haberse llevado a cabo algún plan existente para casarlo en su

juventud; es más, Fernando II cuando estuvo en Nápoles entre 1506 y 1507, pidió al papa

20 De este personaje, pese a su importancia no hay si no esbozos sueltos pero ninguno analiza toda su figura en profundidad. Para conocer de su vida sigue siendo imprescindible a día de hoy remitirse a la obra de ESPÉS, DIEGO DE: Historia eclesiástica … 21 Lo explica magistralmente AZCONA, TARSICIO DE: La elección y reforma del episcopado español en tiempo de los Reyes Católicos, Madrid, CSIC, 1960, pp. 98–104.

Aproximación a la bastardía de los Trastámara aragoneses en la época de los Reyes Católicos

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Julio II su secularización, sin éxito. Quizás este intento estuvo relacionado con dejarle en

herencia los estados aragoneses o Nápoles22. Tuvo una numerosa progenie; fruto de su

amancebamiento con doña Ana de Gurrea nacieron –al menos–, dos hijos y dos hijas en la

década de 1490, con una dama catalana tuvo otro ya tardíamente, en torno a 1515.

Doña Juana de Aragón (ca. 1470–1511) nació muy poco después que su hermanastro,

también fruto de los amores del entonces rey de Sicilia con una dama catalana, Juana

Nicolava23. Igual que don Alonso, recibió una esmerada educación y destacó por su gran

belleza; mantuvo una actividad más o menos intensa con la corte, especialmente con la

futura reina Juana de Castilla. Durante su juventud, estuvo siempre en los planes

matrimoniales de su padre y su abuelo, el rey Juan II para sellar todo tipo de alianzas

políticas. Por ejemplo, durante la Guerra Civil Castellana se la intentó casar con el hijo del

conde de Ureña para atraerse la voluntad de Juan Pacheco, marqués de Villena24, poco

después con el rey de Escocia25. En 1494 se acarició la idea de casarla con el conde de

Bolougne26. Finalmente, ninguno de estos proyectos acabó viendo la luz ya que terminó

casándose a una edad bastante tardía con el condestable de Castilla, Bernardino Fernández

de Velasco, en 1502. Al parecer, el enlace se produjo después de varios años viviendo

amancebados; hasta 1509 no nació la única hija del matrimonio.

Respecto a las dos hijas llamadas María, se conoce que nacieron de distintas mujeres,

posiblemente durante la década de 1480. A diferencia de la dinámica seguida por las hijas

bastardas que hemos visto hasta ahora, las dos fueron consagradas a la Iglesia y todo parece

indicar que cumplieron sus deberes religiosos con dedicación. Residieron en el convento

agustino Madrigal de las Altas Torres, si bien la mayor fue requerida para la reforma de

Pedralbes. Esto le supuso residir entre 1512 y 1520 en el dicho monasterio, así como

cambiarse a la orden franciscana. Ambas hermanas fueron abadesas de Madrigal,

sustituyendo la pequeña a la mayor tras la muerte de esta, si bien en 1537 el Emperador –su

sobrino–, decidió concederle la dirección de las Huelgas, uno de los monasterios más

poderosos y ricos de Castilla27. Su actuación, por lo tanto, se dedicó a la esfera eclesiástica si

22ARGENSOLA, BARTOLOMÉLEONARDO: Anales de Aragón..., pp. 139–140:“[…] por medio de su embajador, al Papa, que su hijo don Alonso no tomó libremente el estado eclesiástico; que se lo persuadió con artificio la Reina Católica, su madrastra, por cuya traza, y para excluirle de las esperanzas de reinar, le confirieron de edad de tres años todas aquellas abadías, dignidades y arzobispados que en la Corona de Aragón tenía, que en llegado a los dieciséis años le obligó a ordenarse de presbítero, y dijo misa (sola aquella celebró en todo el discurso de su vida), y entonces encadenó su persona con la imposibilidad de volver al siglo, y ansí pedía el rey que, como de fuerza manifiesta, restituyese Su Santidad al arzobispo, constituyéndole en su primer estado.” 23 Si bien algún autor del siglo XVI como Jerónimo Blancas afirmaba que tanto Alonso como Juana eran hermanos uterinos, esto es completamente falso por el primer testamento de Fernando el Católico. Para tal afirmación, vid. BLANCAS, JERÓNIMO: Aragonensium rerum comentarii, Zaragoza, Cortes de Aragón, 1995, (1ª ed. 1588), pp. 252–253. 24ZURITA, JERÓNIMO: Anales de Aragón (ed. CANELLAS LÓPEZ, ÁNGEL), Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 1977–1985, vol. 7, p. 637. 25COSTAFREDA PUIGPINÓS, VIRGÍNIA: “Joana Nicolau, amor primerenc del rei Ferran el Catòlic i mare de Joana d' Aragó”, Estudis històrics i documents dels arxius de protocols, nº 31 (2013), pp. 147–200, vid. pp. 158–159. 26ZURITA, JERÓNIMO: Historia del rey don Fernando el Católico. De las empresas, y ligas en Italia, (ed. electrónica José Javier Iso [coord.]), 2005 (1ª ed. 1580), Libro I, cap. XXIX. 27BENÍTEZ, JESÚS MIGUEL: “Agustinas de Madrigal de las Altas Torres del siglo XIV al XVII”, en CAMPOS, FRANCISCO JAVIER y SEVILLA, FERNÁNDEZ DE (coord.): La clausura femenina en España, Vol. 1, 2004, pp. 363–398, passim.

Jaime Elipe

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bien con bastante más tesón y vocación que otros miembros de su familia, en labores de

gobierno y reforma monástica, rezando por la familia real e imperial.

Conclusiones.

Como hemos presentado al inicio, la bastardía en el otoño de la Edad Media es un asunto

que tan apenas ha sido trabajado en España. A nivel europeo ha habido distintos estudios

que han subrayado la importancia de estos personajes y la necesidad de investigar sus

patrones de conducta, redes e inserción dentro del poder, pero para las zonas de influencia

borgoñona.

A lo largo de la presente comunicación únicamente se han mostrado tres ejemplos

principales de hijos ilegítimos. Estos fueron los cuatro de Juan II y Fernando II y los tres

que tuvo el malhadado príncipe de Viana. Entre ellos vemos características comunes

bastante interesantes, comenzando con su nombre de pila. Ninguno tuvo un nombre

proveniente de la literatura de caballerías o de corte bíblico, sino que predominan lo que

podríamos denominar “nombres dinásticos”: Alonso, María y Juan. El único nombre que

no existe en antepasados cercanos es el de Ana, hija de Carlos de Aragón. El resto todos se

encuentran en las generaciones anteriores. Este empleo de nombres repetitivos, tanto en la

familia legítima como ilegítima no consideramos que sea fortuito, sino que ha de indicar

algún tipo de grado de relación que sus padres querían mantener, ya que ninguno fue

apartado de los círculos de poder familiares.

Por otro lado, es importante reflexionar sobre el abuso de beneficios eclesiásticos que

se realizó para otorgar un patrimonio digno a la descendencia ilegítima. La totalidad de los

hombres fueron destinados a la Iglesia. Aunque sólo uno de ellos acabó su vida como un

noble secular, ha de tenerse en cuenta que el resto pudo en algún momento haber regresado

al siglo (nos referimos a los arzobispos de Zaragoza Juan I y Alonso). Respecto a las

mujeres, hay disparidad. Tres fueron casadas con nobles de la gran nobleza castellana y dos

vistieron hábitos religiosos. Omitimos a María de Aragón, hija de Juan II de la cual no

sabemos nada debido, posiblemente a su temprana muerte.

¿Por qué este destino preferente a la Iglesia? La respuesta podría estar en el aspecto

económico, ya que era una forma de otorgar importantes rentas sin menoscabo de la

hacienda real. Además, era un buen medio de tener controladas importantes cantidades de

dinero, vasallos y fortalezas, amén de las huestes militares disponibles. Como se ha visto, el

entrar en la vida religiosa no implicaba precisamente seguir sus normas o tomar órdenes

mayores, de forma que podían estar en una especie de reserva para cuando se necesitara

concertar matrimonios con ellos. Suponía en definitiva, optimizar los escasos recursos de la

monarquía –tambaleándose al compás de las guerras civiles, catalana y castellana– en

detrimento de los de la Iglesia. El empleo de las mujeres, parece que fue enfocado a anudar

posibles alianzas con casas importantes (de la Cerda, Beaumont, Velasco), si bien llama la

atención que dos prefirieran el claustro –¿quizás por vocación personal?–.

De cualquier manera, a lo largo de estas páginas, se ha puesto de manifiesto la

necesidad de abordar un estudio del fenómeno de los bastardos en España a finales de la

Edad Media, teniendo como punto de partida este pequeño estudio. Evidentemente, las

conclusiones sólo pueden ser parciales tomando estos reducidos –pero significativos–

casos, que deberían completarse con el resto de ramas de la familia Trastámara en Aragón,

los descendientes del I duque de Villahermosa y del arzobispo don Alonso de Aragón.