Nuestras rutas:

Madrid Procesional

Durante esta Semana Santa no queremos dejar de acercarnos con vosotros al Misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.

Te invitamos a acompañar a Jesús contemplando esta selección de

obras que hemos preparado

La celebración de la Semana Santa como epicentrode la vida cristiana, se celebra desde los inicios de laIglesia. La tradición de conmemorarla como es hoyen día, coincide cronológicamente desde finales delsiglo XV en casi todas las villas castellanas derenombre. Concretamente, en Madrid, el primerejemplo cofrade ronda el año 1500 con la Cofradíade la Vera Cruz, hoy desaparecida.

No será hasta la llegada de la Corte a Madrid conFelipe II (1561), cuando se incremente la creaciónde cofradías y hermandades, destacando entreellas, la Hermandad de los Siete Dolores o la deNuestra Señora de la Soledad. Será durante lossiglos XVI y XVII cuando se organicen en Madridgrandes procesiones amparadas por los gremios dela ciudad y presenciadas por la corte. Durante estetiempo se fundan nuevas grandes cofradías como laCongregación de Jesús Nazareno y la del Cristo delDesamparo o de Fariñas.

Sin embargo, este tipo de celebración entraráen decadencia en el siglo XVIII, en la época deCarlos III. Este periodo de decadencia no serevierte tímidamente hasta los años 40 delsiglo XX, cuando se fundan nuevashermandades como la de los Cruzados, Jesúsdel Gran Poder y de la Esperanza Macarena, elDivino Cautivo, etc.

Por último, el verdadero cambio en nuestraciudad se ha producido en el último cuartode siglo, acrecentándose el fenómenocofrade y aumentando la participación defieles. Fundándose nuevas cofradías, comola Hermandad de los Estudiantes, o serefundándose otras extintas, como laCongregación del Cristo de los Alabarderos.

Un poco de historia

Comenzamos nuestro recorrido en el Monasteriodel Corpus Christi para conocer el maravillosoretablo de la Última Cena de Vicente Carducho

El itinerario se compone de seis paradas en las queconoceremos algunas de las obras másrepresentativas que abordan la Pasión del Señoren la capital.

1. Última Cena. Monasterio del Corpus Christi(Carboneras)

2. El Santísimo Cristo de la Salud. RealParroquia de San Ginés

3. Nuestro Padre Jesús de la Salud. Iglesia delCarmen y San Luis obispo

4. María Santísima de la Esperanza Macarena.Colegiata de San Isidro

5. Santísimo Cristo de la Fe y del Perdón.Basílica de San Miguel

6. Cristo Yacente . Benedictinas de San Plácido

El recorrido

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En la capilla del monasterio del Corpus Christiencontramos en el retablo del Altar Mayor, unamagnífica representación de la Última Cenarealizada por el pintor italiano Vicente Carducho en1622.

El lienzo, de marcado estilo barroco, patente en laexpresividad de los personajes y sus gestos demanos y rostros, está realizado en perspectiva desotto in su (para ser visto desde un punto de vistabajo), con un especial cuidado en la confección de lastexturas (p. ej. pliegues del mantel).

Jesús, en el centro de la mesa, tiene a su espalda elábside de la sala, que nos recuerda su dimensióndivina, reparte la Eucaristía a los Apóstoles, que lareciben tras el lavatorio de los pies, insinuado porlas ánforas que asoman en la parte inferior izquierda.El cáliz reproduce el conservado en la catedral deValencia.

Llama la atención la actitud de Judas, el traidor,vestido de amarillo (color del judaísmo en la época) yajeno a la escena (abajo a la derecha). El perrillo quese esconde a los pies de otro de los apóstoles essigno de la fidelidad del resto de los discípulos que,tras la Resurrección, darán su vida por el Señor.

Cristo, verdadero maná del cielo, antes desufrir su Pasión y Muerte por nuestrasalvación, celebró su Pascua con susamigos, ofreciéndoles sacramentalmentesu Cuerpo y Sangre, que entregaríadespués en la Cruz.

En la Real Parroquia de San Ginés, ubicado en laCapilla de Nuestra Señora de las Angustias, seencuentra el Santísimo Cristo de la Salud, tallabarroca en madera policromada realizada por elescultor napolitano Nicola Fumo en 1698.

La imagen representa a Cristo camino del Calvario,caído bajo el peso de la cruz, como se medita en elvia crucis. Está vestido con una túnica púrpura,signo de su realeza y sumo sacerdocio, con unospliegues que caen pesadamente sobre el suelo.Jesús se apoya con la mano derecha en una piedraque le sirve de sustento sin dejar de abrazar la cruzcon la otra, que sabe le traerá tanto tormento, peroserá la salvación para los hombres.

Se abre el hombro derecho de la túnica mostrandosu desvalimiento, dejando al descubierto los signosde la flagelación. Su faz, de una dignidad y ternuraincomparables, gira hacia el espectador,aprovechando esta parada en el camino parainvitarle a contemplar el mucho amor con el que seentrega a la voluntad del Padre y con el que abriráde nuevo las puertas del cielo.

“Mirad y ved si hay dolor como mi dolor”. Estaspalabras, recogidas en el libro de lasLamentaciones, bien podría dirigirlas Cristo a cadauno de los que veneran esta imagen, para hacerlescaer en la cuenta del mucho valor que tienenuestra salvación para Dios. Que nuestraslágrimas de contrición sean bálsamo para Jesús,que suavice en su alma las asperezas de nuestrospecados.

En Iglesia del Carmen y San Luis Obispo, encontramosla hermandad de los Gitamos y su Cristo con la Cruz acuestas: Nuestro Padre Jesús de la Salud.

Vemos en esta imagen un Jesús de tez morena queinspira el nombre popular de la hermandad a igual queen Sevilla. Exhausto, de rostro apenado y ceñodoliente, delicadamente abraza la cruz como el quesujeta algo muy querido y valioso. Su rostro dolorido ylas gotas de sangre que resbalan por su frente norestan sin embargo serenidad a su semblante, elsemblante de Aquel que se entrega consciente de quesu sacrificio redimirá a la humanidad entera herida porel pecado.

De anatomía perfecta como hombre perfecto que es,habitualmente apenas podemos ver su rostro, manosy pies, ya que luce la túnica púrpura o granate, coloresíntimamente relacionados con la Pasión, sin embargoel domingo de Ramos se desprende de la cruz y luceuna hermosa túnica blanca para su besamanos.

Se trata de una talla del imaginero sevillano ÁngelRengel López realizada en 1998. Siguiendo el modelode la imagen de la hermandad del mismo nombre enSevilla. Es Cristo que cargado con la Cruz va camino delcalvario para la redención denuestros pecados.

Sobre su cabeza tres rayos dorados nosindican su divinidad, es Dios mismo quese entrega manso y humilde por nosotros“como cordero llevada al matadero,como oveja delante de sustrasquiladores enmudeció y no abrió laboca” Is 53, 7

El Santísimo Cristo de la Fe y del Perdón es una tallade madera policromada del siglo XVIII realizada por elescultor vallisoletano Luis Salvador Carmona.Pertenece a la Hermandad Sacramental y Cofradía deNazarenos del Santísimo Cristo de la Fe y el Perdón ,María Santísima Inmaculada Madre de la Iglesia yArcángel San Miguel “Hermandad de los Estudiantes”,situada en la Basílica Pontificia de SanMiguel.

La talla representa a Cristo Crucificado. En ella semuestra el naturalismo castellano con elrefinamiento y la sensibilidad típica del siglo XVIII,prácticamente libre del barroquismo, adentrándoseya en el neoclasicismo. La delicadeza y serenidad sehacen latentes en los brazos sin tensión, en la cabezainclinada y en el detalle del modelado del cuerpomuerto de Cristo.

A sus pies se encuentra la imagen de Santa MaríaInmaculada Madre de la Iglesia, recientementetallada por el escultor sevillano, Miñarro.Ambas tallas, como titulares de la Hermandad,reproducen el pasaje evangélico en el que María semuestra con una cara de dolor expresiva y con laspalmas de las manos de cara a su hijo muerto,aludiendo al sufrimiento señalado por Simeón “unaespada te atravesará el alma”.

“Ya han cosido a Jesús al madero. Losverdugos han ejecutado despiadadamente lasentencia. El Señor la ha dejado hacer, conmansedumbre infinita. No era necesariotanto tormento (…). Pero quiso sufrir todosesto por ti y por mi. Y nosotros, ¿no vamos asaber responder?”Del Vía Crucis de San Josemaría Escrivá

En la Real Colegiata de San Isidro encontramos otrade las imágenes más emblemáticas de nuestrasemana Santa Madrileña: María Santísima de laEsperanzaMacarena

Merece la pena acercarse y, entre el fasto barroco delos vestidos y la abundancia de adornos que luce laimagen, contemplar su maravilloso y conmovedorrostro. De profundos ojos negros y un ceño traspasadode dolor, 5 lágrimas purísimas, símbolo de las 5angustias, recorren sus mejillas. Su boca entreabiertabien podría estar rezando una oración por losverdugos de su Hijo y sus manos temblorosas nosaben ya que más entregar.

En su pecho la Dolorosa suele lucir un puñal o siete enreferencia a los 7 dolores de la Virgen y a la Profecíade Simeón. En este caso luce 5 delicadas flores deesmeraldas engarzadas con la misma simbología.

Su manto verde y no negro nos anuncia la esperanzaen la resurrección de su Hijo.

Se trata de una obra realizada en 1958 por el maestroAntonio Eslava Rubio, a imagen de la talla hispalenseoriginal.Es María que acompaña a su Hijo camino del Calvario y

que comparte su sufrimiento hasta extremo tal de sercorredentora con Él.

“Mirad y ved si hay dolor comparable a midolor” Stabat Mater

Terminamos con el Cristo Yacente, ubicado en elConvento benedictino de San Plácido.es una tallabarroca en madera policromada realizada por elescultor castellano Gregorio Fernández.

Es un extraordinario ejemplo de un modeloiconográfico tan español como es el del “CristoYacente”, en el momento inmediatamente despuésde la Crucifixión y el Descendimiento, previo alEntierro. El cuerpo de Cristo está ataviadoúnicamente con un sudario.

Al contemplar este cuerpo lleno de heridas,moratones y sangre uno observa estremecido elhorror de la Pasión a la que fue sometido nuestroSeñor: los latigazos signos de la flagelación, lasmarcas de la corona de espinas en su cabeza, lascaídas de camino al Gólgota en sus rodillas, lasheridas de los clavos y la lanzada de su costado nosllevan a cada uno de estos momentos quecontemplamos con intensidad en estas fechas.

Su rostro naturalista dirigido hacia el espectadorparece guardar también signos aún del sufrimientoacaecido, a la par que su mano reposaapaciblemente sobre el sudario.

“No hay en él parecer, no hay hermosura queatraiga las miradas, no hay en Él belleza queagrade (…) Despreciado, deshecho de loshombres, varón de dolores, conocedor de todoslos quebrantos” Is, 53, 2 ss.

Sin embargo su piel suave nos muestra una realista y perfecta anatomía de huesos y músculos que nos revela a ese hombre prefecto que es Cristo y con una clara policromía resplandeciente, nos hace pensar en el momento ya próximo de la Resurrección.

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Asociación Nártex

Por : Patricia Barrero Romero

Francisco Villar García

e Isabel Fernández Abad