Nuestra esc med mil 24 marzo 2014

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NUESTRA ESCUELA MÉDICO MILITAR. Tte. Cor. M.C. Gaspar-Alberto Motta-Ramírez 1 M.M.C. Francisca Eloísa García Chávez 2 Cor. M.C. Ricardo Arturo Herrera Aviles 3 Gral. Brig. M.C. Ret. Francisco Balderrama Ruiz 4 Palabras clave: Escuela Médico Militar Abreviaturas: Escuela Médico Militar, E.M.M. Hospital Central Militar, H.C.M. 1 Medico radiólogo, Jefe del Depto. de Radiología e Imagen del Hospital Militar Regional de Torreón Coahuila, año de graduación 1987 2 Coautor, médico cirujano, año de graduación 2010 3 Médico GinecoObstetra, Director del Hospital Militar Regional de Torreón, Coahuila, año de graduación 1979, 4 Médico GinecoObstetra, año de graduación 1952. Copias (copies): Dr. Gaspar Alberto Motta Ramírez E-mail: [email protected]

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NUESTRA ESCUELA MÉDICO MILITAR.

Tte. Cor. M.C. Gaspar-Alberto Motta-Ramírez1

M.M.C. Francisca Eloísa García Chávez2

Cor. M.C. Ricardo Arturo Herrera Aviles3

Gral. Brig. M.C. Ret. Francisco Balderrama Ruiz4

Palabras clave: Escuela Médico Militar

Abreviaturas:

Escuela Médico Militar, E.M.M.

Hospital Central Militar, H.C.M.

1Medico radiólogo, Jefe del Depto. de Radiología e Imagen del Hospital Militar Regional de Torreón Coahuila, año de

graduación 1987 2Coautor, médico cirujano, año de graduación 2010

3Médico GinecoObstetra, Director del Hospital Militar

Regional de Torreón, Coahuila, año de graduación 1979, 4Médico GinecoObstetra, año de graduación 1952.

Copias (copies): Dr. Gaspar Alberto Motta Ramírez E-mail: [email protected]

The question for each of us is not what we would do if we had the means, time, influence, and educational advantages,

but what we will do with the things we have.

La pregunta para cada uno de nosotros no es lo que podríamos hacer si tuviéramos los recursos, el tiempo, la influencia y las ventajas educacionales,

sino que deberíamos hacer con lo que tenemos.

Hamilton Wright Mabie Ensayista y editora norteamericana

Nuestra relación con la Escuela Médico Militar es de toda la vida: personal

por decidir que esta debería ser la escuela donde estudiaríamos, siempre cercana

a la gente de nuestro país, por su contacto con la realidad y su importancia para

México y por ser un lugar que nos resulta entrañable. Es en esos años, en su

seno, cuando nos recibe provenientes de un sinfín de sitios de nuestra república y

de múltiples orígenes, donde se genera la gratitud, el orgullo y el amor

incondicional por ella. Figura núm. 1

Quién no recuerda ese momento en la explanada, cuando nombraban a

cada aspirante de la lista de los ya aceptados, que varía en su número, cuando la

expectación era enorme, y observábamos como cada uno de los seleccionados al

escuchar su nombre acudía corriendo a la que sería su casa por los próximos

cinco años y marcar de esa manera su destino. La persona uniformada que daba

lectura a los nombres de los aspirantes que ingresaban a la E.M.M. enfatizaba aún

más la emoción indescriptible que se arremolinaba en el pecho de todos y cada

uno de los que hemos vivido ese momento. Estos hombres y mujeres jóvenes no

solo son los estudiantes de la E.M.M., los mejores candidatos, los aventurados

aspirantes a alcanzar sus aspiraciones, que desean combinar la medicina con una

contribución especial a la sociedad de nuestro país, son los futuros líderes de la

medicina mexicana que han sido seleccionados para un programa de excelencia,

que enseña liderazgo y trabajo en equipo, así como conocimientos avanzados de

investigación clínica y médica. Figura núm. 2

Para mitigar el exigente horario de estudios, los estudiantes de la Escuela

Medico Militar no deberán trabajar para ganarse la vida durante el tiempo de su

instrucción. Su estancia está cubierta1-3 y todos los estudiantes viven en los

dormitorios de la escuela, ya sea que provengan de o fuera de la ciudad. Un

elemento importante del programa para estos alumnos procedentes de entornos

muy diferentes es vincularse entre sí y con sus profesores4, la formación del

espíritu de cuerpo2 y así alcanzar un aprendizaje in situ que es a aquel que se

desarrolla en los ambientes dinámicos y complejos y que condiciona el que la vida

profesional de los médicos militares este llena de acciones de aprendizaje

informales, entretejidas con el ejercicio cotidiano de la clínica. La E.M.M. logro en

sus inicios y a la fecha favorecer el aprendizaje organizacional a través de una

organización basada en la creación, transferencia y aplicación del conocimiento

avanzado. Sin embargo, actualmente aunque el compromiso es el mismo los retos

son otros.

Es justamente ese espíritu de cuerpo, del trabajo en equipo uno de los

valores agregados a la carrera de médico militar condicionado por la formación

integral de la E.M.M. que además implicara una enseñanza de liderazgo a lo largo

de todos esos años para formar un jefe del ejército. Los valores del instituto

armado extrapolados a la formación del médico militar condicionan la adquisición

de un elevado sentido del honor, de la honestidad, del sacrificio y de un intenso

desarrollo profesional para servir y someterse a las más duras pruebas físicas y

mentales, incluyendo las académicas. El médico militar en su papel de mentor,

con su ejemplo, participa en la formación de la actitud moral, del sentido del deber,

de responsabilidad, en la firmeza del carácter y en los principios de moral y lealtad

tan arraigados en los médicos militares.2

La unidad básica de aprendizaje es el grupo de trabajo. En cierto modo todo

aprendizaje es organizacional, porque la mente humana aislada es sólo una

cuestión hipotética y es gracias a la vida social que adquirimos y enriquecemos el

conocimiento.5

Desde 1993, Donabedian planteó la necesidad de estudiar los modelos

industriales de mejora de la calidad para obtener conclusiones aplicables al campo

de la salud. Indudablemente tenemos mucho que aprender de los estudios

desarrollados en el campo de las empresas de punta, que entienden al

conocimiento como el principal elemento productivo. Las compañías modernas se

conciben a sí mismas como organizaciones que aprenden, estructuras en las

cuales: la gente amplía continuamente su capacidad de producir los resultados

deseados, que incuban nuevos y más amplios patrones de pensamiento, donde

las aspiraciones colectivas se establecen libremente y la gente continuamente

aprende como aprender de manera conjunta. Por ello, se ha acuñado el término

gestión del conocimiento para significar la articulación de las redes de seres

humanos, con la tecnología informática, a fin de generar, propagar y utilizar el

conocimiento avanzado en el contexto de la competencia global. La gestión del

conocimiento no se realiza de manera vertical y mediante un control burocrático,

implica la transferencia neta de poder y capacidades para favorecer las decisiones

y la autoorganización. Este proceso se denomina empoderamiento y es la base de

la participación democrática en el proceso creativo y de innovación.5

La E.M.M. debiese asumir la gestión del conocimiento en salud como una

de sus funciones. La enseñanza en ella se basa en una educación clínica, al lado

de la cama del paciente. Así seríamos más humanos porque trataríamos al

personal de salud como el elemento creativo y además transferiríamos

conocimientos a los pacientes para hacerlos copartícipes de las decisiones que

afectan a su salud.

Desde hace varias décadas, nuestros profesores clínicos observan y

verifican la educación basada en competencias logrando que las habilidades de

interrogatorio y exploración física de nuestros graduados sean de lo mejor. Ellos,

los maestros o los profesionales de mayor experiencia, estimularon el espíritu

“progresista” a través del intercambio de información con especialistas de otras

ramas y además fueron creativos al momento de enfrentar problemas irresueltos,

poco o mal explicados en la literatura. Fomentar el estudio profundo sobre un tema

siempre resulta beneficioso, ya que, de ese modo, aparecen enseguida esas

“lagunas” de ignorancia que resultan en un territorio fértil para el investigador

incipiente y para el alumno de medicina.6

El médico militar con esa flexibilidad aprendida desde sus inicios se anima a

cambiar, lo que es una manifestación de la inteligencia aplicada6, cada vez que se

enfrenta a los eventos que requieren de su experiencia. Si bien su disciplina es su

fortaleza lo es también su sistematización científica forjada a través de esa

amalgama del alma mater

El control de calidad es la regla en un sinnúmero de actividades humanas.

La E.M.M. debiese acaso responsable por sus egresados. Desafortunadamente,

hasta ahora, el concepto de calidad en educación médica ha sido librado a

diversas interpretaciones, y por lo tanto la evaluación adecuada y consistente de

programas es difícil de realizar. La calidad en educación médica debe ser definida

y medida con instrumentos válidos y confiables. Un debate sobre el concepto de

calidad es inevitable y conveniente, como también lo es la identificación y el ajuste

de indicadores y criterios apropiados a través de la investigación. Como el

concepto de calidad estriba en valores establecidos, su definición en el contexto

de la educación médica estará impregnada del mandato social asumido por la

escuela. Por lo tanto, los indicadores no son esperables sólo en los contenidos y

procesos educativos, y en la disponibilidad y utilización de los recursos, sino

también en la forma en que las escuelas cumplen su misión social y sanitaria.7

La Escuela posee un valor moral elevado. Es decir solidaridad entre todos

sus miembros, unificación de tendencia hacia un solo ideal, fuerza para defender

sus derechos y para estimular a sus miembros cuya admirable y entusiasta

dedicación de sus primeros alumnos y de sus profesores, de quienes debiésemos

seguir el ejemplo y que fueron no sólo de los mejores médicos de la época sino

de los que tenían pasión por enseñar, seleccionados acertadamente en esos

inicios por el creador de la Escuela el Coronel M.C. y maestro de cirugía Don

Guadalupe Gracia García8, de quienes debiésemos seguir el ejemplo.

El comportamiento dentro del ejercicio de la medicina es cambiante, según

la influencia personal que se le imprima a las experiencias vividas; ya que con el

paso de los años se acumulan vivencias que nacen de la vida misma y otras que

nos enriquecen a través de la educación y la preparación profesional.9 Tenemos el

compromiso social de llevar la salud a toda la población, sin importar su cultura ni

su estructura política, es necesario identificar sus problemas de salud y generar

proyectos para su solución. No debemos perder de vista el hecho de que nuestro

país se encuentra en vías de desarrollo, por lo que debemos cuidar la adecuada

distribución de recursos, privilegiar lo ético por sobre lo jurídico y hacer honor a

una tradición que ubica a la medicina en la defensa de los derechos

fundamentales de los pacientes. 9

El comportamiento del médico debe ser manifestación de su forma de ser y

superar lo que le digan que deba ser o hacer. Su formación implica superación en

lo cognoscitivo, en las destrezas, en su actitud. Son los resultados los que miden

la capacidad de una persona, y no sus intenciones o sus proyectos; y, parte de la

felicidad de un médico, es saberse capaz de solucionar los problemas que son

motivo de su profesión. La principal obligación ética del médico ante un enfermo

es tener el interés serio de solucionarle su problema de salud. Todo médico tiene

limitaciones en conocimientos y en capacidad resolutiva, pero como profesionales

se nos pide que seamos conscientes de ellas; nadie está obligado a ser un

experto en todas las áreas o especialidades; ni es lógico pensar que así sea. Lo

ético es no obligar al paciente a permanecer dentro del círculo de nuestras

limitaciones, cuando su problema nos ha rebasado. 9

Debemos desarrollar una mayor conciencia y una adecuada capacidad de

análisis de los dilemas morales en la profesión, preparándonos a aceptar

responsabilidades derivadas de nuestra función como médicos, en lo particular, y

como miembros de un equipo. Así mismo, debemos desarrollar la capacidad de

evaluar nuestro propio comportamiento. El reto es intentar ser personas

comprometidas con nuestros principios y valores. La actuación ética y humanística

es una obligación particular en la medicina.9

La E.M.M. condiciona por sí sola a sus 95 años de creada y a toda la

tradición de excelencia académica que la han caracterizado, el que sus aspirantes

y futuros egresados tengan ese pleno convencimiento y vocación para ejercer la

medicina médico militar. Figura núm. 3

La E.M.M. tiene como misión ser una escuela de nivel superior, que

proporciona educación para formar médicos cirujanos militares de excelencia, a

través de los principios científicos y humanísticos de la educación médica y

doctrina militar, para desempeñarse en el primer nivel de atención del Ejército y

Fuerza Aérea Mexicanos.10 y como visión de consolidarse como una institución

vanguardista, líder en educación médica con base en valores humanísticos y

científicos de la medicina, formando recursos humanos que brinden atención

médica de calidad al personal militar y derechohabiente del Ejército y Fuerza

Aérea Mexicanos.10

La E.M.M. producto de la Revolución Mexicana, fue, es y continúa siendo la

respuesta a las necesidades asistenciales del Ejército Mexicano y sus

derechohabientes. Fue inaugurada el 12 de octubre de 1916, iniciando sus cursos

el 15 de marzo de 1917, graduándose hasta Marzo 2009, 2886 alumnos: 2652

hombres y 234 mujeres; 57 becarios masculinos y 5 femeninos.11

Al cumplirse 95 años de su fundación, podemos constatar que cada día es

mayor el compromiso de sus egresados y la convicción de su legado histórico al

Ejército y al pueblo de México. Desde su creación, la Escuela Médico Militar ha

pretendido ser útil dentro de la realidad económica, social y política de la

comunidad; Surgida de la Revolución Mexicana de 1910, formando profesionistas

con sólida mística de soldados y médicos, para servir con eficacia, calidad y

calidez a las Fuerzas Armadas Mexicanas, dondequiera que se les necesite. En

sus aulas se han formado líderes cuya fortaleza radica en la unidad de trabajo, la

disciplina académica, la organización institucional y la comunión de visión y

valores. Sus herramientas de trabajo no han sido sólo las propias de la medicina,

si no, además han ejercido con libertad la creatividad, el entusiasmo, la

compasión, la innovación, el esmero, la dedicación y el humanismo.

Hoy podemos afirmar que los objetivos trazados en un inicio, se han

conseguido con creces, sin desviarse de su misión de servicio. A lo largo de casi

un siglo de vida, sus hijos, sus egresados se han convertido en hombres y mujeres

de bien; de trabajo y esfuerzo continuado; ejemplo para generaciones futuras;

destacados investigadores nacionales e internacionales que han formado

Escuelas y Asociaciones; pioneros en diversas ramas del área biomédica; líderes

en su especialidad y maestros consagrados a la formación de las nuevas

generaciones. 11

En la E.M.M. encontramos quiénes éramos, encontramos quienes eran

nuestros amigos y quienes no, aprendimos a esforzarnos por ese sueño que nos

llevo a aprender esta profesión fusión de arte y ciencia y a hacerlo bien en todo

momento y ante cualquier circunstancia, hasta en ocasiones con o sin los

recursos necesarios, cimentados en los valores de la E.M.M.: Humanismo,

honestidad, vocación de servicio, disciplina, salud y liderazgo. Aprendimos a ser

seguros de nosotros mismos, maduramos como seres humanos, con un fuerte

sentido de orgullo y disciplina.

México siempre ha demandado de sus fuerzas armadas y de sus médicos

militares un compromiso que los ha llevado a afrontar situaciones críticas y

difíciles. 12

La vocación en medicina es como el amor, una vez conseguida hay que

mantenerla viva día a día.

Los médicos militares, en el empeño de sus quehaceres, inciden en lo más

preciado que tienen los seres humanos: su vida y su salud. Por tanto, convertirse

en médico militar significa mucho más allá que terminar los estudios de medicina y

los años de formación del posgrado, significa adquirir una nueva forma de vida,

exquisitamente vocacional, una impronta que es característica de nuestra

verdadera profesión, adoptando la actitud de una visión integral del paciente,

fundamentada en la firmeza de su imprescindible ética.13

Hoy en día se requiere una nueva perspectiva acerca de la educación

médica y debiese estar basada en sus principios básicos, elementales y en ellos el

contacto profesional estrecho de los profesores con sus alumnos para empezarlos

a destacar. Es indispensable la formación de médicos cirujanos militares basada

en los principios de la medicina científica para desempeñarse en cualquier nivel de

atención médica.12 En las palabras de Hipócrates: Cuando se adquiere el arte de

la medicina, también se incluye el amor a la humanidad. No solo su historial

médico obtenido en la revisión clínica que se realiza en el consultorio médico o en

la evaluación en el área de conflicto, el médico conserva sus experiencias más

amplias basadas en el humanismo para servir.12

Hay que pensar en la “mente-factura” en lugar de la manufactura.14 Nuestro

deber es proyectar a la E.M.M.: pensar en una escuela ya no para nosotros sino

para los futuros médicos, para las futuras generaciones que vienen y que tendrán

la facilidad de la autopista de la información electrónica a través de sus redes

sociales. El invertir en este proyecto de educación para que en el futuro sea

mucho mejor. Es necesario comprender el valor de una buena educación médica y

que una buena educación es la que incluye la educación basada en los pilares de

la educación médica planteados por la UNESCO: "Aprender a hacer, aprender a

conocer, aprender a convivir y aprender a ser".

Es por ello que es indispensable que para la gestión de personal médico

militar se desarrollen sistemas de evaluación que midan el desempeño y motiven

el cumplimiento de las metas institucionales. Los líderes deben ser capaces de

gestionar ese capital humano, con el fin de maximizarlo y desarrollarlo en

beneficio del interés de la institución y de México y ello conlleva implícitamente

una distribución en base a las competencias y habilidades que permitirán alcanzar

un mejor rendimiento del personal.15

El médico militar debe poseer una personalidad bien diferenciada y al

formar parte de las fuerzas armadas se funde con ellas en sus ideales, tendencias

y convicciones teniendo simultáneamente una sólida preparación profesional en la

medicina, especialmente en los temas que son frecuentes de enfrentar en

situaciones de guerra o de urgencia; incluyendo habilidades quirúrgicas bien

establecidas y manejo de la Traumatología, la Cirugía General, la Medicina

Preventiva y la Medicina Interna. Los egresados de la E.M.M. son líderes con

sentido humano y competitivos.

Es sabido que mucho del carácter de una persona está genéticamente

determinado; pero también este carácter original puede modificarse por las

condiciones del medio ambiente, especialmente en la niñez y la adolescencia. Por

ese motivo, cuando ingresa a la E.M.M. un joven de 16 a 18 años y se somete a

un régimen de vida dirigida por las virtudes que caracterizan al personal militar y a

una exigencia estricta en el trabajo, la responsabilidad y el estudio de una

profesión compleja como la Medicina, permite la formación de un carácter único en

el médico militar mexicano.

La E.M.M. tiene las características que permiten esta formación mental,

intelectual y moral de sus alumnos por dos condiciones básicas:

1. El estudiante vive en un internado militar sometido a las exigencias, disciplina y

trabajo requeridos como soldado/cadete y simultáneamente se le exige el estudio

intenso de una profesión de compromiso con el espíritu de servicio, basada en

altos conceptos morales, de una ética estricta e inviolable, y

2. La participación directa en la vida hospitalaria, gracias al sistema de enseñanza

a la cabecera del enfermo, que obliga al estudiante a vivir y convivir la

enfermedad, sufrir con sus enfermos y gozar la recuperación de su salud como si

fuera en su propia familia.

La explicación del Dr. Demetrio Mayoral Pardo, año de graduación 1919, es

muy expresiva: "El médico egresado de la E.M.M. es un genuino elemento del

instituto armado, no solo bien preparado para sus importantes misiones técnicas,

médicas y militares sino que también para atender eficientemente a la población

civil y cooperar con las autoridades civiles en importantes tareas de Salud Pública

que son de extraordinario alcance para conservar al capital humano, que es la

principal riqueza de una nación. Por eso la E.M.M. precisa desarrollar en los

alumnos tendencias de rectitud moral, hábitos de valor, energía y espíritu de

sacrificio. Cualidades todas ellas que no pueden adquirirse sino por educación

lenta, progresiva en todos los instantes de la vida escolar, haciéndoles vivir la vida

militar, recordándoles continuamente que son soldados y que están llamados a

pensar y actuar como tales. Por eso visten con marcialidad el uniforme y

desempeñan labores militares; se acostumbran a la disciplina y a la obediencia a

sus superiores y se familiarizan también con el mando que debe ser enérgico,

prudente y oportuno".16

El espíritu de sacrificio está presente en todo momento. En su recuento de

experiencias el Dr. Gral Brig. Francisco Balderrama Ruiz recuerda cuando recibió

el ordenamiento que lo enviaba a la Ciudad de Torreón, Coahuila para integrarse

al Hospital Regional Militar reconoce: “No sabía por cuánto tiempo venia. Estuve

35 años y ahí me retire”. El Dr. Gral Brig. Francisco Balderrama Ruiz, año de

graduación 1952, fue director del Hospital Regional Militar de esa ciudad del 1ero

de Junio de 1964 hasta el 15 de Febrero de 1985 fecha en la que causo baja de

las Fuerzas Armadas. Ese espíritu de sacrificio tiene un componente de entrega,

de paciencia y de tolerancia mismos que son importantes para superarlo todo,

siendo ingrediente principales para sobrellevar cualquier contratiempo. Figura

núm. 4

Nuestra calidad radica en la suma de las características, sueños y anhelos

de todos sus hijos; en su quehacer diario a veces simple, pero siempre confiable,

oportuno y exacto.11 El personal médico militar debe poseer cualidades

trascendentales como autonomía, autogestión, innovación y aprendizaje continuos

en los que la calidad es tanto o más importante que la cantidad; ser capaz de

conjugar praxis y conocimientos.15 También es atrevido al dar siempre lo mejor de

sí.

Un concepto que puede definir a la medicina militar, pues capta en esencia

lo que es ella, podría expresarse así: Hacer una buena medicina en malos

lugares, en ambientes difíciles. En nuestra estructura militar debemos combinar

la medicina, que son los conocimientos y las habilidades necesarias para ejercer

este campo de la ciencia, con las cualidades y habilidades indispensables para

desarrollar el carácter militar y unir ambas características para obtener una

medicina operacional, de manera que en nuestras escuelas de formación

logremos un producto que es el o la médico militar, un profesional que es capaz de

desempeñarse con eficiencia en ambos ambientes.10

En los dormitorios, en las aulas, en los laboratorios, en las salas de

hospitalización, en los quirófanos es donde esa enseñanza con formación mental,

intelectual y moral integra la humildad, la cortesía y el respeto que caracterizan al

profesional médico militar sin olvidar el que el médico es tan solo un instrumento

de salud, no su fuente. No es conveniente exagerar la importancia que el médico

tiene en ese proceso de salud-enfermedad. Esas experiencias nos han enseñado

que los pacientes quieren que el médico los salude, los escuche, les mire a los

ojos, ponga su mano en el hombro, haga lo correcto, prescriba lo justo, los

consuele, los pacientes quieren del médico ….¡el encanto de su ciencia, la magia

de su arte y el hechizo de su verbo!.

No debemos envanecernos de ser lo que somos o por haber alcanzado el

grado militar que se obtiene al egresar de la E.M.M. Nuestra mejor cualidad deben

ser la humildad y la honradez, el mejor valor la justicia, la excelencia en nuestra

preparación y el mismo objetivo: SERVIR A MEXICO.

Y mantener la verdadera lealtad. La verdadera lealtad es la lealtad a los

ideales propios y ser sincero consigo mismo es alcanzar el máximo de la lealtad,

de esa lealtad que es verdadera nobleza porque nace del corazón. La lealtad a

nuestro padres o cuando menos a su memoria, por los sacrificios que hicieron por

nosotros, debe ser principio inconmovible de todo ser humano. Pero la lealtad por

los ideales, la persistente determinación por desarrollar lo mejor que uno tenga

dentro de sí mismo, sin pensar en el ego, esa es la verdadera lealtad.17

La formación de médicos militares implica no solo la enseñanza de materias

militares sino que incluye la enseñanza completa de médicos formados para ser

integrantes de las fuerzas armadas.16 No es el título el que hace al médico, sino el

médico el que hace el título.17

Esta enseñanza completa de médicos formados para ser integrantes de las

fuerzas armadas se alcanza a través de una extraordinaria tradición de entrega a

la educación de los futuros médicos, con médicos pedagogos natos, para que con

la docencia -desinteresada, apasionada y actualizada-, se entrenen todas las

generaciones de médicos militares egresados de la E.M.M.

Los médicos militares aseguran que su preparación ética los hace capaces

de auxiliar tanto a soldados como a presuntos delincuentes que resulten

lesionados durante enfrentamientos que se susciten contra integrantes de

organizaciones criminales. La institución educativa militar prepara a sus alumnos

"con humanismo" y en respeto a los derechos humanos, con la ayuda de cursos

en la materia.17 Es indispensable luchar incansablemente para lograr que el

médico militar sea escuchado por sus jefes militares: que se le tenga como un

promotor de la salud del ejército, que se le obedezca no por la superioridad del

grado militar sino por el convencimiento, entendido que al defender el buen estado

del combatiente, defiende al semejante, a la institución a que pertenece y hoy por

hoy a su pueblo.18

En el libro “Forjando una doctrina. La Escuela Médico Militar” de 1945 del

Dr. Francisco R. Vargas Basurto, año de graduación 1922, señala en la serie de

discursos ahí atesorados una devoción por una madre escuela, en la defensa que

llega a ser intransigente de dicho plantel educativo. Su pretensión fue, es y será

inculcar la búsqueda de un mejoramiento científico, personal y colectivo.

Es nuestro compromiso recordar aquellas etapas dolorosas e inquietantes de la

fundación y de los primeros años; para quienes vinieron, después, cuando el

triunfo comenzaba a adivinarse; para los que posteriormente hemos abrevado en

lugar seguro y quieto, cimentando el porvenir de la E.M.M.18

Enseñar y pensar19: Las dos funciones de la E.M.M. Los motivos para ser

médico son más que tan solo saber medicina, es un compromiso con la salud de

la comunidad, las personas y las familias en sus entornos, y con los valores

humanos y profesionales de la medicina. Por ello la E.M.M. debe formar a los

profesionales de la salud: sensibles, humanos, ciudadanos e institucionales.20 La

función del médico militar no puede ser comprendida hoy aislada de la estructura

actual de la sociedad y del sistema sanitario existente. En consecuencia, la

formación del médico militar debe incluir, además de conocimientos científicos y

habilidades técnicas, el desarrollo personal de una actitud muy positiva con

respecto a su función social. La sociedad actual está pendiente, con atención y

exigencia, no solo de la actuación técnica y ética de los profesionales de la salud,

sino de todo aquello que afecta a la calidad y fiabilidad de su formación y de su

educación médica continua que los mantenga competentes.20

¿Por qué elegí (mos) ser médico(s) militar(es)? Vamos dando pasos en una

dirección sin mirar del todo hacia el final del camino. Avanzamos preocupados de

un futuro inmediato (el próximo examen suele ser una de las preocupaciones

profesionales más recurrentes) y obviamos el horizonte, que cada vez se acerca

más a nosotros sin que nos demos cuenta.

Desde que estaba en secundaria, incluso en la preparatoria, siempre sentí

un fuerte interés y atracción por las ciencias naturales; aunque era una pasión

bastante inespecífica: me gustaban la ciencia en general. Poco a poco fui

mostrando más interés por la complejidad del cuerpo humano, no solo en sus

aspectos biológicos (que sin duda me resultaban, y me resultan, fascinantes) sino

por la potente interacción entre la complejidad de lo orgánico y la profundidad de

lo más humano. Todo formando una entidad indivisible, compacta e integrada,

dotando de mayor diversidad el ya emocionante equilibrio bioquímico. Todo esto

me condujo a decidir que quería estudiar Medicina, a elegir en qué quería dedicar

mis próximos 6 años y a descartar otras muchas opciones en pos de aquella que

más satisfacía mis inquietudes. Sin embargo al principio solo era un interés

académico, impulsado por las ganas de saber, de conocer y de entender las

razones de lo que somos. Pero pese a todo esto, todavía no era plenamente

consciente de que esa decisión implicaba algo mucho más importante: no solo iba

a estudiar Medicina, sino que con ello había decidido ser médico militar. Claro que

es algo bastante evidente, cuando ingrese en la E.M.M. es para ser médico militar.

Es un pensamiento automático, una asociación inmediata que todos hacemos sin

pararnos a pensar lo que ello implica.

La Medicina me fue enamorando cada vez más, incluso las asignaturas

más arduas me resultaban sumamente interesantes. Pero al principio solo se

reforzaba el sentimiento científico, el conocimiento teórico del funcionamiento

molecular, celular, tisular y orgánico del ser humano, con leves matices sobre la

“psique”, dicho así, como una entidad pobremente definida que flota sobre los

procesos orgánicos distorsionando su normal desarrollo. En definitiva, iba

profundizando en la ciencia pero todavía no era capaz de imaginar lo que suponía

realmente ser médico. Poco a poco, según fueron pasando los años y empezamos

los servicios rotatorios por las salas del Hospital Central Militar pude ir viendo

como la Medicina como ciencia daba paso a la Medicina como profesión. La

segunda fundamentada en la primera, pero a la vez dotada de matices que la

convertían en algo nuevo para mí. Descubrí aquello que realmente le da sentido a

la Medicina y otorga verdadera importancia al papel del médico militar: el paciente.

Fue en 3er año cuando me di cuenta de por qué había elegido esta carrera y eso

se dio en la cátedra de la materia de Introducción a la Clínica con el Dr. Píndaro

Martínez Elizondo, año de graduación 1949; el conocimiento científico adquiere

sentido cuando el objetivo del mismo es solucionar los problemas de salud de las

personas, y el papel de médico toma importancia cuando su labor se centra en

ayudar a aquellos que lo demandan. A diferencia de otros compañeros que tienen

algún familiar médico, para mí este mundo era algo totalmente nuevo. Cuando

decidí estudiar Medicina no contaba con ningún modelo a quien seguir, ni tenía

nadie que me sirviera como apoyo en las dudas. Fue una decisión más individual,

entre la Medicina y yo.

El interés y la curiosidad inicial por la ciencia y sus fundamentos fueron

dejando paso a la pasión y al cariño. Cariño hacia una profesión que trata de

ayudar a los demás, de dar esperanza a quien no la tiene y ofrecer soluciones a

aquellos que han perdido lo que más se valora: la salud propia y de sus seres más

queridos. La Medicina es un mundo sumamente amplio, con un gran repertorio de

posibilidades donde poder elegir. Supongo que uno entra en Medicina porque se

siente atraído, algo hace que te llame la atención por encima de otras tantas

posibilidades, y una vez dentro va descubriendo su hueco, ese sitio en el que se

siente más cómodo y donde realmente ve que puede ser feliz ofreciendo sus

servicios (elijas lo que elijas, el objetivo de un médico siempre será ofrecer sus

servicios a quien lo necesite). Bien es cierto que muchos compañeros han podido

entrar en la carrera llamados por un supuesto prestigio, por la idea de un sueldo

generoso o por la fuerza de la tradición familiar. En estos casos creo que hay dos

opciones, o bien se descubre la vocación poco a poco a medida que vas

profundizando en tus estudios, o bien terminas siendo un médico militar con

intereses contrarios a los de la Medicina: nuestro prestigio, nuestro futuro y

nuestra propia realización personal y profesional dependerá de la consideración

que nos tengan nuestros pacientes, son ellos quienes ponen en nuestras manos

su salud, y a nosotros nos toca corresponder a esa confianza con dedicación y

sinceridad.

Así acepto que estudie Medicina, y continuo haciéndolo, atraído por un

interés de carácter científico, pero lo que me motiva cada día más y aquello que

me insufla más ganas por llegar a ejercer como médico militar es la importante

connotación humanitaria y social que ello conlleva: hacer que mis conocimientos

sirvan para ayudar a los demás a vivir sanos, y con ello quizás facilitarles una vida

un poco más feliz.

A mis 25 años de egresado, reconozco que decidí ser médico por su

universalidad, por su humanidad, por su sencillez y su complejidad. Es además la

aplicación más útil, humanitaria y comprometida que tiene la Ciencia. En la E.M.M.

logramos el integrar tres de las cosas más cercanas a nuestros corazones:

educación médica, atención a la salud y el amor a nuestro país.

La E.M.M. también representa una oportunidad para aquellos que teniendo

la aspiración de ser médicos acuden a ella por ser su única opción, lográndose así

el ver plasmada en todos sus egresados la riqueza de nuestro pueblo.

Retos, un nuevo modelo de educación médico-militar:

La medicina militar es una disciplina académica distinta, un cuerpo de

conocimientos propio de las necesidades médicas y de los problemas de las

unidades militares, que no es lo mismo que lo que se requiere en una práctica

médica normal.

Si bien se hace hincapié especialmente en la instrucción científica y técnica

del estudiante deberá fortalecerse en su formación moral, la cual es indispensable

en el ejercicio de de la medicina. El médico militar debe aprender como premisa

primordial en toda consideración que el paciente está siempre primero, que el

paciente es el miembro más importante del equipo de salud y en su interacción

con el paciente desde que es alumno de la E.M.M. y durante toda la vida

profesional su disposición será para servir al paciente con lo mejor de su

competencia. El futuro médico militar con esta visión será un factor de cambio en

la calidad de la asistencia o cuidado de los que solicitan los servicios de salud.

La E.M.M. debe ser partícipe de la acción de carácter universal de

organizaciones internacionales como la Asociación Médica Mundial, la sección de

Bioética de UNESCO, Organización Mundial de la Salud que recomiendan la

enseñanza de la ética en la medicina por su directa repercusión en lograr una

mejor atención del paciente. Con la enseñanza de ética en la práctica médica esta

se mejorara.

El médico militar debe saber tratar traumas por acciones militares, heridas

causadas por armas no convencionales, trabajo excesivo, medicina ambiental

(exposición al calor o al frío extremos, grandes alturas y ambientes submarinos),

búsqueda y salvamento, epidemiología militar, trastornos psicológicos y estrés

relacionado con cuestiones militares, manejo de auxilios clínicos primarios y de

pérdidas humanas masivas y desastres. El o ella deben moverse con comodidad

entre el campo de la medicina y las instalaciones fijas, y con confianza en las

recomendaciones médicas acerca de la salud de un pelotón o comandante.

La E.M.M. debe incrementar la capacidad de los alumnos para integrar la

información de la literatura científica en su práctica clínica de una manera

sistematizada y efectiva a través de la medicina basada en la evidencia amen de

una lectura crítica de la literatura científica y alcanzar así la excelencia en la

práctica clínica.

La educación médico-militar deberá apoyarse en la práctica del método

científico para dar respuesta al sinnúmero de interrogantes con las que aun nos

enfrentamos y al aplicarla alcanzar originalidad con la generación de

conocimientos y experiencias propios ya que de no generarlos continuaremos en

el subdesarrollo y en la dependencia tecnología del extranjero.2

El fortalecimiento de las habilidades que los médicos militares necesitan

para cumplir su rol docente, enseñando a los estudiantes, a los pacientes y sus

familias, a la comunidad y al equipo de salud incluyéndolas en el perfil de

competencias esperadas de sus egresados, enfatizando la importancia de que

estén preparados para cumplirlo ya que dentro de los alcances de aprender a

enseñar se incluyen: a) enseñar es esencial en la relación médico paciente; b)

enseñar es una forma efectiva de aprender; y c) una proporción de los estudiantes

será docente en el futuro.21

Al integrar un curriculum, este no debe ser guiado por los esfuerzos para

cubrir al máximo posible el conocimiento médico actual. Alguna información debe

ser más importante que otra, especialmente para los médicos militares del futuro.

Tenemos que ser más selectivos en lo que se le exige aprender a los estudiantes

de medicina y debemos darles más tiempo para estudiar de manera

independiente. La meta debe ser enseñar los mecanismos fundamentales básicos

y desarrollar en los estudiantes la habilidad de entender lo que ellos leen en la

literatura médica, no necesariamente memorizar un número enorme de hechos.22

La educación médico militar debe enseñar habilidades interpersonales,

destrezas no-técnicas23: trabajo en equipo, manejo de recursos, retroalimentación,

búsqueda de apoyo con orientación sobre casos-problema, manejo del stress y

fatiga mejorar sus destrezas de comunicación, liderazgo, destrezas en la

coordinación, ser proactivo ante las necesidades psicológicas y físicas de los

pacientes y de los diferentes integrantes del equipo médico24, todo ello para

mejorar la seguridad de los pacientes en el ejercicio de nuestra práctica médica.

La educación médico militar debe mantener sus destrezas cognoscitivas:

atento a las situaciones, destrezas de juicio, anticipadoras de conflictos, toma de

decisiones, estrategias de adaptación, distribución de la carga de trabajo, etc.23

Es incuestionable que el trabajo del médico ha cambiado, no en su esencia,

pero si en su desempeño. Nos vemos enfrentados a nuevos retos no sólo

profesionales o técnicos sino personales, emocionales, sociales, en suma:

humanos.

La profesión de médico militar siempre se ha considerado como humanista,

ni de ciencias puras ni de letras, pero en la actualidad si alguien lee el programa

de formación de un médico predominan los datos técnicos y las ciencias,

destacando la preeminencia del conocimiento científico sobre la formación

humanística. Este giro es inevitable dada la tecnificación acelerada de la práctica

de la medicina, que en general, ha sido netamente positiva. Sin embargo, el

médico militar debe contar con un humanismo integral, seguro de sus

conocimientos científicos y ante tanto la diversidad como la adversidad, ser mejor.

Los médicos militares recibimos una formación en la que ahora impera -

cómo pensamiento dominante- la medicina basada en la evidencia, doctrina que

en teoría debe de marcar el quehacer y la toma de decisiones de todo médico que

se considere científico. La variabilidad en la práctica clínica es un mal a perseguir.

Todo esto puede ser necesario, aunque el trabajo del médico nunca -hasta ahora-

ha estado tan regulado en su larga historia de lucha contra la enfermedad y el

sufrimiento humano. Cuando un estudiante o un residente llegan a un hospital su

problema básico para desempeñar el trabajo de médico no es su falta de

conocimientos -ahora después de estudiar el médico residente puede escribir 100

síndromes en un papel sin pestañear-;los problemas empiezan cuando se

enfrentan con la realidad, en un hospital en la que las reglas del juego distan

mucho de las que le han enseñado en la facultad: todo es menos hipocrático,

menos idílico, menos glamuroso, más caótico y más cercano a una gran familia

mal avenida.

Nuestra impresión es que el nuevo médico militar debería de recibir

formación sobre asignaturas hasta ahora inéditas cómo: aplicación del sentido

común a la medicina, el proceso de la enfermedad crónica y la muerte, el respeto

a las decisiones de los pacientes aunque no se compartan, el tratamiento del

dolor, la comunicación de malas noticias a pacientes y familiares, la importancia

del sentido de la medida y la bioética-no sólo en su vertiente teórica sino en los

casos cotidianos-; y otras disciplinas agrupadas dentro de las habilidades no

técnicas o del comportamiento (comunicación, trabajo en equipo, toma de

decisiones, liderazgo).

Hay que aliviar los programas de medicina de clases que enumeran datos

efímeros y aprovechar el tiempo discutiendo casos clínicos, situaciones cotidianas,

en educar a trabajar en equipo y en otras actividades que hoy demandan los

pacientes y nuestra institución.

La formación en habilidades no técnicas será una necesidad imperiosa para

las nuevas generaciones que se van a enfrentar a pacientes nonagenarios con

enfermedades crónicas, en los que lo más difícil no será diagnosticar y curar –que

siempre será importante- sino manejarse en el terreno de la calidad de vida, las

expectativas de los pacientes y la sostenibilidad de los recursos.

Sólo una minoría de los médicos militares trabajarán en hospitales terciarios

utilizando tecnología sofisticada y terapias agresivas. El resto deberán saber más

de relaciones humanas que de medicina y para eso no se prepara a los nuevos

médicos.25 Adaptarse al cambio del papel que el hospital representa en el sistema

de salud. Por muchos años, el hospital ha sido la institución central para la

educación de los profesionales de la salud. Pero, debido a los profundos cambios

en los sistemas de salud, el hospital se ha convertido en un lugar principalmente

para enfermos graves, para cirugías mayores o para ciertos procedimientos

invasivos. La mayoría de los pacientes que hubieran sido hospitalizados hace 25

años, están siendo tratados ahora de manera ambulatoria, y es en esa consulta

ambulatoria donde se hacen la mayoría de los diagnósticos y donde se encuentran

la mayoría de los problemas médicos más comunes. 22,26

La educación médico-militar, que se caracteriza por contar con ingenio,

inteligencia, conocimiento, compasión y empatía, deberá adecuar los planes de

estudio a las necesidades sociales y a las políticas de salud, y de qué manera

humanizar la profesión de los médicos militares del futuro y para ello el Hospital

Central Militar (H.C.M.) deberá ser el centro nuclear para mejorar la enseñanza de

la medicina27 debiendo incluirse a todos los escalones del servicio para mejorar el

conocimiento de nuestro entorno social. Es indispensable fortalecer esa relación,

tanto de la E.M.M. como de los diferentes escalones del servicio, evitando su

divorcio.

“En filas, en las unidades…..allá me hice médico” expresa con gratitud el

Tte. Cor. M.C. Ramiro Cárdenas Arias, año de graduación 1984, al reconocer la

función asistencial que desempeño al estar encuadrado en unidades operativas

como jefe del escalón sanitario y el cúmulo de experiencias ahí generadas que le

sirvieron para alcanzar y recorrer ese camino del ejercicio profesional de la

medicina. Figura núm. 5

La enseñanza de medicina preventiva ha sido seriamente descuidada a

pesar del hecho de que la mayoría de los avances de la ciencia en los últimos

cincuenta años hayan sido debidos al desarrollo de la salud pública. El agua

limpia, las cañerías, las vacunas, el procesamiento de comidas, han tenido un

gran impacto en la salud de los ciudadanos en todas las latitudes y a lo largo de la

historia de la humanidad. Sin embargo, existen problemas serios en lo que se

refiere a la medicina, la sociedad y la salud pública, que afectan la salud de una

manera adversa, y nosotros como médicos, necesitamos hacer referencia a ellos

en nuestros programas de educación. Por ejemplo: el alcohol y el abuso de

sustancias ilegales continúan infestando a un gran número de nuestros

ciudadanos, y las consecuencias para la salud del uso de cigarrillos y otros usos

del tabaco, amén de la incapacidad que generan los accidentes, continúan

cobrando un alto precio en la salud de la comunidad.

Necesitamos enseñar a nuestros médicos militares para guiar a sus

pacientes así como mejores técnicas para tratar la adicción. Es más efectivo

enseñar a nuestros médicos militares cómo prevenir una infestación parasítica que

usar cualquiera de las terapias disponibles. La educación en nutrición es omitida

frecuentemente en las escuelas de medicina, siendo la obesidad uno de los

mayores problemas en nuestra sociedad, como es la falta de ejercicio regular, ya

que muchos ciudadanos gastan la mayor parte de sus horas despiertas sentados

en sus oficinas o en un sofá frente al televisor. Se les debe enseñar a los médicos

militares a no perder la esperanza con los pacientes que sufren de obesidad, ya

que existen maneras efectivas de ayudar a los pacientes a perder peso.

Finalmente, existe una gran necesidad de entender el cómo cuidar a la población

que está envejeciendo. Ellos tienen necesidades especiales. Estos, y muchos

otros, son problemas que merecen el mismo tiempo y la misma atención que la

enseñanza de ciencias básicas.22

Como estudiamos medicina en el siglo XXI. Todo está en digital, hay apuntes

en Internet listos para ser impresos, clases en presentaciones tipo power point

para mostrar en los datas y animaciones tridimensionales para entender anatomía.

En muy pocos años la enseñanza de la medicina ha dado grandes pasos hacia

esta tecnificación y eso se hace sentir en la manera de aprender que esta nueva

época nos impone. Están de moda las centrales de apuntes, el abandono de la

pizarra para hacer clases con Data, las informaciones y entrega de notas vía mail

y la disponibilidad de información a través de Internet. Resulta particularmente

inquietante la manera en que los Datas han cambiado la forma de hacer clases e

incluso la arquitectura de los auditorios que ahora necesitan tener una pantalla de

proyección.

Este medio que asegura la posibilidad de traspasar información audiovisual

muy completa y explicativa, tiene la contrapartida de aumentar considerablemente

la cantidad de información que recibimos, entre tablas, estadísticas y gráficos, en

ocasiones de manera excesiva, con lo que puede llegar a perderse el hilo

conductor o la idea central de la clase y saturar a los estudiantes con datos casi

indigeribles. No es de extrañar que ahora, quizás por su rareza, resulten

particularmente agradables las clases de pizarrón que unos cuantos profesores

siguen haciendo. Perfectamente claras en los contenidos y la discriminación, con

una simpleza que hace a la materia inolvidable.

En los hospitales, tanto privados como en el H.C.M. y en los Hospitales

Militares Regionales, es común observar a los internos con palm, ipad o

cualesquier tablet y ya algunos se preguntan cómo va a influir esto en la formación

y desempeño de estos como profesionales, ya que su uso ha reducido la

necesidad de memorizar y ha optimizado la disposición de información sobre

medicamentos o similares, pero por otra parte crea una notable dependencia de

este tipo de objetos.

Dado estos elementos podría aventurar algunos desafíos para la E.M.M. y

por ende para la educación médico militar en esta materia, y el primero de ellos

está en crear la cultura necesaria dentro de la comunidad militar y médico militar

para utilizar de manera satisfactoria estas nuevas tecnologías. Esto pasa por los

académicos en cuanto a su dominio de los espacios virtuales y las distintas

herramientas de comunicación e información y los estudiantes por el uso que

hacen de estos.

Es necesario que se creen las condiciones para el acceso de todos los

estudiantes a los medios que actualmente se utilizan y que son necesarios. Con

esto me refiero por ejemplo a una adecuada cantidad de computadoras en la

biblioteca y en los laboratorios, sobre todo considerando que no todos cuentan con

Internet y computadora personal. También hay que asegurar que los estudiantes

sepan usar las herramientas para buscar la información que necesiten, por lo que

deberá incluirse en los estudios espacio en su horario para tener cursos de

capacitación en manejo de datos, publicaciones y revistas electrónicas. Es

necesario este tipo de formación en el uso de bibliotecas virtuales dado que la

disponibilidad de Internet ha hecho muy natural la utilización de información de

procedencia dudosa y ha disminuido los hábitos de lectura o consulta de libros.

Deberían hacerse extensivos a todos los ramos las iniciativas de entregar a los

alumnos CDs con material complementario y otros elementos como apuntes que

faciliten y mejoren el aprendizaje.28

La E.M.M. debe enseñar con pasión la compasión. El ejercicio de la

medicina es el ejercicio de la compasión. El interés por el bienestar del paciente y

el sentido de responsabilidad y respeto hacia el son fundamentales en la actividad

clínica.

En la E.M.M vamos por vocación, logramos una formación y con pasión

practicaremos la profesión.

“La relación médico-paciente es una relación de naturaleza especial,

entre una confianza y una conciencia”. K. J. Wojtyla. (Juan Pablo II)

Nota de agradecimiento:

Deseo agradecer a todos los profesores, a mis profesores, mentores de mi

quehacer médico, a mis colegas, a los alumnos de la Escuela Médico Militar, a

todos los integrantes del equipo de salud que incluye a médicos residentes,

médicos internos, personal de enfermería, técnicos auxiliares en diagnóstico

médico, personal de trabajo social y personal administrativo por la oportunidad que

me dieron de aprender de todos ellos.

Este manuscrito se lo dedico con profundo respeto a mi Alma mater, la Escuela

Médico Militar y a mi madre la Sra. María del Refugio Ramírez Prieto. Ambas me

condujeron con su ejemplo y su sabiduría a ser un mejor ser humano.

De mi madre aprendí a tener alas para volar cuando estuve preparado y raíces

para nunca olvidar mi origen.

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Figura núm. 1 Escudos

El escudo de la Escuela Médico Militar está formado por un haz de varas circundado por una serpiente cuyo rostro se refleja en un espejo. El haz de varas o fascis, es símbolo de autoridad o justicia, representa a los elementos del servicio de Sanidad Militar, unidos por el espíritu de cuerpo; la serpiente representa a la sabiduría, la prudencia y la previsión: es el símbolo de la Medicina. El espejo inspira sentimientos de admiración, es la difusión del conocimiento de la medicina a todos los hombres. El escudo de color dorado, está en medio de un círculo, en campo negro y circundado por hojas de encino y laurel. Detrás del escudo se observa una cruz con los colores patrios que simboliza al Cuerpo Médico Militar actuando sobre toda la Nación.

Figura núm. 2 E.M.M.

Figura núm. 3 Día de graduación 1ero Sept 1987

Figura núm. 4 Foto autores

Fila de arriba: M.M.C. Oscar Guillermo Aguirre Félix, Cap. 1ero. M.C. Edmundo Rodríguez

Morales, Gral. Brig M.C. Ret. Ernesto Jiménez y Ramón, M.M.C. Astro Azcary Peregrino

Perea, Tte Cor. M.C. Ret. Rafael Vera Valtierra, Tte. Cor. M.C. Ret. Luis Granados

Aguilera, Cor. M.C. Ret. Cesar Rodríguez y Enríquez de Rivera, M.M.C. Adolfo Carlos

Gloria Carrales,

En medio: M.M.C. Roberto Arroyo López,

Fila de abajo: M.M.C. Rayniero Saldaña Aceves, Gral. Brig. M.C. Ret. Manuel Alejandro

Ramirez Najera, Tte. Cor. M.C. Ret. Víctor de la Cruz Carrizales, Gral. Brig. M.C. Ret.

Francisco Balderrama Ruiz, Cor. M.C. Ricardo Arturo Herrera Avilés, Tte. Cor. M.C.

Ramiro Cárdenas Arias, M.M.C. Liliana Ríos Mondragón y M.M.C. Juan Carlos Sánchez

Briones.