Novena en sufragio de las benditas almas del Purgatorio

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1 Agradecemos a la Biblioteca Valenciana Digital la aportación de esta Novena, en imágenes, que han hecho posible esta transcripción. Fuente: http://bv2.gva.es/en/consulta/registro.cmd?id=5905

Transcript of Novena en sufragio de las benditas almas del Purgatorio

1

Agradecemos a la Biblioteca Valenciana Digital la

aportación de esta Novena, en imágenes, que han

hecho posible esta transcripción.

Fuente:

http://bv2.gva.es/en/consulta/registro.cmd?id=5905

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Contenido NOVENA .......................................................................................... 4

Censura, Aprobación e

Indulgencias .................................................................... 5

INTRODUCCIÓN: ................................................. 6

DEDICATORIA ................................................................................. 8

NOVENA A LAS SANTAS

ÁNIMAS ............................................................................... 10

DÍA PRIMERO ................................................................................. 10

Oración preparatoria........................................... 10

Oración a Jesucristo, para todos los

días .................................................................................................. 11

ADOREMOS LAS SANTÍSIMAS LLAGAS DE NUESTRO

REDENTOR JESÚS........................................................................ 13

ORACION FINAL ........................................................................... 15

Propósito para todos los días .................................................... 16

Deprecación a la Santísima Virgen ......................................... 17

DÍA SEGUNDO ................................................................................ 18

DÍA TERCERO ................................................................................. 20

DÍA CUARTO ................................................................................... 22

DÍA QUINTO .................................................................................... 25

DÍA SEXTO ....................................................................................... 27

DÍA SÉPTIMO .................................................................................. 30

DÍA OCTAVO ................................................................................... 32

DÍA NOVENO .................................................................................. 35

LAMENTOS DE LAS BENDITAS ALMAS DEL

PURGATORIO A SUS AMIGOS DE ESTE MUNDO ............. 38

FORMULA DEL VOTO DE CARIDAD ...................................... 39

APÉNDICE ........................................................................................ 41

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CIEN REQUIEM ...............................................................................41

Súplicas a Jesucristo .....................................................................42

Oración a Nuestra Señora del Carmen ...................................44

ORACIONES: ...............................................................46

LA SEÑAL DE LA CRUZ ...............................................................46

ACTO DE CONTRICIÓN ...............................................................46

REQUIEM ...........................................................................................46

PADRE NUESTRO ..........................................................................47

AVE MARÍA ......................................................................................47

GLORIA ..............................................................................................48

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NOVENA en sufragio de las

Benditas Almas

del Purgatorio

con un apéndice de los

CIEN REQUIEM

ORDENADA POR

MANUEL GALBIS BELDA, Pbro.

CANÓNIGO DE ALICANTE

CON LICENCIA Y APROBACIÓN EUCARÍSTICA TERCERA EDICIÓN

Editorial “La Japonesa” LIBRERÍA RELIGIOSA JUAN SANCHEZ Y C. ª Mayor, 28 – ALICANTE

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Censura, Aprobación e

Indulgencias

Palacio Episcopal de Orihuela a 25 de Febrero

de 1904 Concedemos nuestra licencia para la

impresión de la presente NOVENA DE LAS BENDITAS ANIMAS DEL PURGATORIO ordenada por D. Manuel Galbis Belda, Sacerdote de esta Diócesis y cuarenta días de indulgencia a todos nuestros diocesanos que practicaren sus ejercicios en sufragio y eterno descanso de las Santas Almas en la forma acostumbrada, rogando por las intenciones del Sumo Pontífice.

Así lo decretó y firmó el Obispo mi Señor, de que certifico.

Dr. Manuel Bañón

Secretario

(Hay un sello)

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INTRODUCCIÓN:

La Devoción a las almas del Purgatorio es de las que más estima y recompensa la misericordia de Dios, satisfaciendo, a la vez, los anhelos caritativos del alma cristiana, puesto que constituye el único alivio que prestarse pueda a los fieles difuntos y más, los que fueron de nuestra obligación.

Leemos en la Vida de Santa Gertrudis, que apareciéndosele Jesucristo le dijo: <<Es tan grande el gusto que me das, Gertrudis, en lo que continuamente haciendo y rogando estás por mis amigas las almas y es tan de mi agrado, como si yo mismo estuviera en el Purgatorio y por medio de tus oraciones, cilicios, ayunos, penitencias y demás mortificaciones, me sacaras de él.>> Ante estas consoladoras palabras del Señor ¿Quién no se enfervorizará para con las almas benditas, aliviándolas con sufragios y penitencias? Estos sufragios tendrán también su recompensa, según la frase del Señor, <<con la medida que midiéremos seremos medidos>> y aquella otra de nuestros Santos <<Hoy darás limosna por mí: mañana la darán por ti>>.

Estas consideraciones, y agotadas las dos ediciones, me mueven a reproducir la tercera, de la Novena en SUFRAGIO DE LAS BENDITAS ANIMAS DEL PURGATORIO, a reiterados ruegos de personas piadosas, agregando la eficaz y consoladora devoción, puesta al final, de los CIEN REQUIEM por el eterno descanso de las mismas ánimas, tan extendida y arraigada en el pueblo cristiano y muy particularmente en nuestra Diócesis.

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¡Quiera Dios misericordioso mover con estas pobres páginas, los corazones de tantos hombres ingratos, que, engolfados en los placeres mundanales, tienen en completo olvido a las almas que nos precedieron en el sueño de la muerte, sin acordarse de los seres queridos.

EL AUTOR.

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DEDICATORIA

A la Santísima Virgen

María.

He aquí un mortal que pone bajo tu protección un piadoso EJERCICIO, cuyo asunto es todo tuyo por serlo de Dolores. En él, Señora, te recuerdo los que padecen las pobrecitas almas que suspiran en el Purgatorio. Y si al pie de la Cruz te fueron encomendados los hombres para que, como hijos

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tuyos, les consolaras en sus penas, protegiéndolos con tu amor maternal, hasta su feliz entrada en la Gloria, lógico es que a aquellas desconsoladas almas las favorezca tu patrocinio en las tribulaciones que sufren.

Apiadaos, Señora, de ellas y no olvidéis en vuestras piedades las de mis llorados padres y amada hermana Sor Clara Bienvenida de la Preciosa Sangre de Jesús, religiosa que fue en el Convento de los pobres Madres Capuchinas de Agullent, que al dejar las prisiones de la materia, no cesaron en sus súplicas de invocar los sagrados Nombres de Jesús, María y José, que yo, en tan angustioso trance, les iba recordando en sus agonías.

Al aceptar, Madre mía, el presente Ejercicio de devoción y caridad con las benditas almas, bendecid a todos los fieles que devotamente lo practiquen, conduciéndoles por el camino de su salvación, recompensados por las afligidas almas que sufren en el Santo Purgatorio. Amén.

Esta Novena podrá hacerse en cualquier tiempo

del año, o en los nueve días siguientes al fallecimiento

de uno de los individuos de la familia, previa Confesión

y Comunión.

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NOVENA A LAS

SANTAS ÁNIMAS

DÍA PRIMERO

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu

Santo. Amén. Por la señal, etc. Acto de Contrición, etc.

Oración preparatoria

Dios y Señor mío, única esperanza y salvación del mundo, tener piedad de mí según la grandeza de vuestras misericordias. Confieso sin rebozo mi maldad, perdonádmela, Padre mío: siento la confusión y vergüenza de mi alma. Os suplico humildemente me rociéis con el hisopo y quedaré más blanco que la misma nieve. Cread, Dios mío, en mí un corazón limpio de toda inmundicia de maldad, y dadme un espíritu nuevo de sabiduría, de bondad y de rectitud. Os prometo, Salvador mío, que con mis palabras y ejemplos contribuiré todo lo que pueda para la conversión de los pecadores, para que se vuelvan a Vos y os busquen por el camino de la penitencia. Dignaos, Señor, escucharme, abrid mis labios, y mi lengua publicará vuestras alabanzas. Amén.

(Así oraba el penitente Rey David en el Salmo 50)

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Oración a Jesucristo, para

todos los días

Señor mío, Jesucristo, crucificado en un madero por la salud de los hombres; el amor grande que a los mismos tenéis os hizo nacer en un pesebre y morir en una cruz. Pues tan fuerte aparece vuestro amor, extendedlo en beneficio de las pobrecitas almas del Purgatorio, sacándolas del mismo y subiéndolas al cielo para que allí queden anegadas en el inmenso mar de vuestro amor por dichosa eternidad. De Vos ha dicho el Apóstol que sois todo caridad. Amor, pues, dulcísimo Jesús, amor y compasión para las pobrecitas almas. Vos también dijisteis que vinisteis a la tierra a encender el fuego del divino amor y que deseáis que siga ardiendo. Ardan, pues, nuestros corazones en amor vuestro inextinguible, y participen de él por medio de los sufragios las almas del Purgatorio. A este fin, en nombre vuestro celebramos este santo Novenario. Os suplicamos, Señor, que bendigáis nuestros deseos y hagáis que fructifiquen para consuelo y bienandanza de las almas que padecen tormentos inexplicables en el Purgatorio. Amén.

EXISTENCIA DEL PURGATORIO.- La muerte es cierta. Está ya pronunciado el gran decreto en virtud del cual todos los hombres han de morir. Cualquiera otra desgracia podrá evitarse, pero la muerte, jamás. No hay estado, edad, condición o sexo exento; ni medio alguno de librarse

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de ella. Desde el primero de los hombres, hasta el último, cada uno ha de ver el término de su camino, y ya muchos le tocaron: otros le siguen de cerca, y todos, como agua que se desliza, caeremos finalmente en la tumba sin remedio. Y, entre tanto, ¿qué hacemos nosotros, oh, cristianos? ¿Nos preparamos al inevitable fin que nos espera? ¡Oh, cuán amarga nos será la muerte si no nos disponemos con tiempo a recibirla!

(Medítese un poco.)

¡Oh, cielo, qué atractivos tiene tu premio!

¡Infierno, cuánto nos atemorizas con tu castigo! ¡Oh, Purgatorio! Tú nos llenas de compasión por tus penas, pero nos inspiras confianza en la misericordia divina. Oíd ¡oh, gran Dios! Nuestras súplicas: cerrad para todos los fieles la puerta del horroroso abismo; abrid para ellos las de la eterna gloria, y librad ¡oh, Señor, de sus penas, a cuantas almas se encuentran en el Purgatorio, llevándolas a gozar con Vos de la inmortal corona de la bienaventuranza.

EJEMPLO.- En el libro de Tobías se lee, que habiendo tenido este varón virtuoso por piadosa costumbre el enterrar a los difuntos, practicaba este acto de caridad hasta con sus enemigos, levantándose de la mesa para darles sepultura. Le agradó tanto al Santo Arcángel Rafael la misericordia de Tobías, que a más de favorecer tanto al hijo y al padre, el que recobró

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milagrosamente la vista, le hizo entender que cuando oraba con lágrimas y abandonaba la comida para enterrar a los muertos, él mismo presentaba a Dios sus oraciones. Así es, cristianos, como debemos obligar a los Ángeles de Dios, haciendo bien a los vivos y a los muertos.

ADOREMOS LAS SANTÍSIMAS

LLAGAS DE NUESTRO

REDENTOR JESÚS Señor mío, Jesucristo: ́ Dignaos conceder, por

vuestra misericordia infinita, el descanso eterno a las pobrecitas almas que sufren en el Purgatorio.

A la Llaga del pie izquierdo Dulcísimo Jesús mío: Por esta divina Llaga

que adoro en vuestro pie izquierdo, perdonad, Señor, a las almas del Purgatorio cuanto os ofendieron andando distraídas de Vos en la tierra. Amén.

JACULATORIA.- ¡Eterno Padre, por la preciosísima Sangre de Jesús, misericordia!

Padrenuestro, Avemaría y Requiem*

* Dales, Señor el descanso eterno. Y brille

para ellas la luz perpetua.

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A la Llaga del pie derecho Adoro, Dios mío, la Llaga de vuestro pie

derecho, y por ella os ruego, Señor, perdonéis a mis hermanitas las afligidas Ánimas, todos los agravios que os hicieran apartándose de vuestra Santa Ley, con peligro de su salvación eterna. Amén.

Jaculatoria.- ¡Eterno Padre…, etc.

Padrenuestro, Avemaría y Requiem.

A la Llaga de la mano izquierda

Perdonad, Señor y Padre de misericordia por

el valor infinito de esta Llaga de vuestra mano izquierda, los pecados cometidos por las pobrecitas almas, cuantas veces cerraron sus oídos a las voces con que Vos queríais apartarlas de la culpa. Amén.

Jaculatoria.- Eterno Padre, etc.

Padrenuestro, Avemaría y Requiem.

A la Llaga de la mano derecha Amorosísimo Jesús: Por esta preciosa Llaga

de vuestra mano diestra, os ruego, Salvador mío, perdonéis a las almas del Purgatorio las ofensas que cometieron en el mundo contra vuestra bondad, y que lloran hoy amargamente en el Purgatorio. Amén.

Jaculatoria.- Eterno Padre, etc.

Padrenuestro, Avemaría y Requiem.

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A la Sacratísima Llaga del

costado ¡Oh, Corazón amantísimo de Jesús! A Vos me

dirijo, entrando por la santa Llaga del Costado; y por el amor inmenso que por ella brota, os ruego, Señor, perdonéis a las ánimas que padecen en el Purgatorio las muchas aflicciones que os causaron con sus ingratitudes. Amén.

Jaculatoria.- Eterno Padre, etc.

Padrenuestro, Avemaría y Requiem.

ORACION FINAL

Misericordiosísimo Señor, que enclavado en

esa Cruz, con los brazos extendidos queréis abrazarnos a todos y estrecharnos y unirnos a vuestro amante Corazón, mirad con ojos de piedad a las pobrecitas almas que están sufriendo en el Purgatorio. Señor, por los tormentos que por ellas padecísteis; por esas Llagas, por esa Cruz, por esos Clavos, por esa Corona de espinas, por esa preciosísima Sangre derramada de vuestras manos, pies y costado y por los dolores de vuestra Santísima Madre, no permitáis, Señor, que lloren por más tiempo en aquellos durísimos tormentos. Muévaos, piadosísimo Jesús, sus lágrimas, sus gemidos y sus ruegos; muévaos lo mucho que os cuestan aquellas hechuras de vuestras manos, imágenes de vuestro ser espiritual; muévaos,

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Señor, el grande amor que las profesáis, para llevarlas al cielo y sentarlas por toda una eternidad; muévaos la caridad con que os las recomendamos en este Novenario; la ternura y las súplicas que os dirigen por vuestra excelsa Madre y los bienaventurados; la alegría que daréis con su perdón a los ángeles, y la infinita satisfacción con que las veréis salir de aquel mar de tribulaciones, y entrar en la gloria. Que os vean pronto, Señor, allá en el cielo, y que más tarde con ellas os podamos cantar las eternas alabanzas. Amén.

SUFRAGIO.- Recitar nueve

Padrenuestros, Avemarías y Glorias en honor de los nueve Coros de los Ángeles, en sufragio de las benditas ánimas.

JACULATORIA.- Vos, Señor, que sois

Padre amantísimo de misericordia, usadla en beneficio de las pobrecitas almas.

Propósito para todos los días Ante Vos, arrodillados, ¡oh, Dios de Amor!,

proponemos en este día y para siempre ser entusiastas devotos de las pobrecitas almas, aliviando sus penas con sufragios y procurando con todas nuestras fuerzas su libertad y apresurando su salvación. Confirmad, Señor, nuestro propósito con vuestra gracia y regadlo con el benéfico rocío de vuestro amor, para que produzca óptimos y abundantes frutos. Amén.

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Deprecación a la Santísima

Virgen

Amantísima Madre y compasiva Reina de los Cielos, María Santísima de los Dolores, que sin la visita de tu Hijo llorabas sin consuelo tu triste soledad, teniendo por el más cruel de tus quebrantos el Dolor de no verle: duélete, Señora, de la pena que experimentan las almas que sin la vista de su Dios, yacen afligidas en el Purgatorio; y pues tus ruegos son tan poderosos, míralas con benignos ojos y dales un buen día, solicitándoles con tus súplicas la cesación de sus quebrantos y la posesión de los eternos gozos; y al mismo tiempo alcánzanos de tu Hijo Dios que la consideración de las graves penas que se toleran en esa fúnebre Región del Purgatorio, produzca en nosotros un alto conocimiento de la malicia y gravedad del pecado, pues hace que el mismo Dios, que misericordiosamente desea libertarlas, contenga su piedad hasta satisfacer por menor todos los derechos de su Justicia. Logremos, Clementísima Madre, por tu intercesión, lágrimas para nuestros ojos, dolor en nuestro corazón, resolución en nuestros ánimos, firmeza en nuestros propósitos, para que, aborreciendo la culpa y apreciando la gracia, nos libertemos de las angustias y penas del Purgatorio. Amén.

JACULATORIA.- ¡Madre, llena de

dolor, haced que cuando expiremos, nuestras almas entreguemos en las manos del Señor!

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DÍA SEGUNDO Por la señal, etc. Acto de Contrición, pág. 46. Oración preparatoria, pág. 10. Oración a Jesucristo, pág. 11.

PENA DE SENTIDO.- El Señor, dice el Profeta, llamó para ministro de su justicia al fuego, el cual devoró el profundo abismo de la iniquidad, la parte que se le allega de la imperfección de los justos.

El fuego, sigue al Apóstol, declara cuáles son las obras de cada uno; consume las malas, purifica las buenas, y quien se salva, se salva casi por medio del fuego. De tales autoridades principalmente se deduce que una de las penas del Purgatorio es la de sentido, causada por el fuego, la cual es sentencia común de los latlnos, abrazada también por la mayor parte de los griegos, rogándose en una y en otra Iglesia por que aquellas benditas almas salgan libres de los ardores de fuego tan penetrante. Unamos nuestro espíritu con el de las Iglesias mencionadas, y como Aaron en el grande incendio del campo israelítico, poniéndonos también nosotros por medianeros entre Dios y ellas, pidámosle que les conceda gracia tan singular.

(Medítese un poco.)

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¡Gran Dios! ¡Cuántos Purgatorios no

mereceríamos nosotros por nuestros innumerables pecados, y cuántos Purgatorios duplicados sufrirán por sus defectos muchísimas almas de los difuntos! ¡Ah, Señor! Moveos a piedad de ellas y de nosotros: de nosotros, perdonándonos en esta vida las culpas para no pagar en la otra con tanto rigor la pena merecida; de ellas, extinguiendo los ardores de aquel fuego tan vivo y que tan atrozmente las martiriza. Derramad vuestras misericordias sobre los vivos y los muertos, y los unos y los otros bendecirán eternamente vuestro nombre. Amén.

EJEMPLO.- Santa Mónica, madre de San Agustín, cuando estaba para morir, llamó a su querido hijo y le dijo: <<Hijo mío, bien sabes las lágrimas que cuestas a esta, tu tierna madre; voy a separarme de ti: si sigues en la gracia y amistad de Dios hasta la muerte, luego volveremos a reunirnos en la gloria para no separarnos jamás. Ahora te pido y suplico con mucho encarecimiento que después de mi muerte no te olvides de esta tu afligida madre, por si la Divina Justicia dispusiera destinarme al Purgatorio.>> El afectuosísimo y fidelísimo San Agustín, no olvidando el encargo de su querida madre, Santa Mónica, y cumpliéndole con la mayor exactitud, cuando subía al Altar y tomaba en sus manos la Sagrada Hostia, decía bañado en lágrimas: <<Padre Eterno y Dios de toda misericordia, mirad a vuestro Divino Hijo Jesús en mis manos, y por sus Llagas librad del Purgatorio el

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alma de mi madre, si acaso está padeciendo en aquellas penas.>>

Siguen las Llagas con la Oración Final.

SUFRAGIO.- Oír la Santa Misa, y aplicarla por las almas del Purgatorio.

JACULATORIA.- Oíd, Señor, ese rumor

que sube del Purgatorio: son gemidos de las pobrecitas almas que suspiran por su patria.

Propósito y Deprecación a la Santísima Virgen.

DÍA TERCERO Por la señal, etc. Acto de Contrición, pág. 46. Oración preparatoria, pág. 10. Oración a Jesucristo, pág. 11.

ATROCIDAD DEL FUEGO.- Para formarnos alguna idea de la atrocidad del fuego del Purgatorio, imaginemos que, según la frase de la Escritura, Dios Nuestro Señor reúna y acumule todos los males del universo y exprimiéndolos, extraiga de ellos la esencia más pura y el espíritu más subido, y con tal espíritu encienda el horno del Purgatorio. ¿Podría, por ventura, imaginarse incendio más

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grave y más terrible que éste? Ahora bien: espíritu de ardor es precisamente llamado por el Profeta el fuego del Purgatorio: espíritu que con la mayor actividad penetra y despedaza, no ya los cuerpos, sino las almas de los difuntos en lo más íntimo de sus sentidos. ¿Y qué corazón hay tan duro que no se conmueva ante tan grande acerbidad de suplicio?

(Medítese un poco.)

Salvadnos ¡oh, Señor! De las llamas de fuego

tan atroz, y no permitáis jamás que caigamos en él; más antes bien librad y salvad a las infelices almas allí detenidas, que experimentan al presente todo género de tormentos y de penas. Sea vuestra soberana clemencia para nosotros el escudo de defensa que piadosamente nos salve de tan gran castigo, y para ellas el bálsamo de refrigerio y de salud que sane toda llaga, mitigue todo dolor y haga suceder a los padecimientos la dulce felicidad del gozo eterno.

EJEMPLO.-El Angélico Maestro Santo Tomás, sabiendo que una de sus hermanas estaba en el Purgatorio, no cesaba de pedir a Dios en sus fervorosas oraciones por la libertad de la misma, en especial cuando visitaba el Santísimo Sacramento, cuando hacía la devoción del Vía-Crucis, y sobre todo diciendo Misa; con esto tuvo muy luego la alegría de ver a su hermana rodeada de resplandor que vino a darle las gracias y decirle: <<Que se iba

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a la gloria, en donde lo esperaría para estar siempre juntos alabando a Dios>>.

Siguen las Llagas con la Oración Final.

SUFRAGIO.- Rezar de rodillas con los brazos en cruz, si es posible, tres Padrenuestros por las ánimas benditas.

JACULATORIA.- Librad, Señor, a esa porción de vuestro pueblo, de las penas del Purgatorio.

Propósito y Deprecación a la Santísima Virgen.

DÍA CUARTO Por la señal, etc. Acto de Contrición, pág. 46. Oración preparatoria, pág. 10. Oración a Jesucristo, pág. 11.

PENA DE DAÑO.- La mayor pena que se

sufre en el Purgatorio es la de daño, que consiste en estar lejos de Dios. Las penas de sentido redobladas ciento y mil veces, dice el Crisóstomo, no pueden compararse con el sentimiento de parecer indigno a los ojos de la Divina Majestad y ser desechado de su presencia. Un alma lejos de

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Dios es un alma fuera de su centro; y aunque lo esté por poco tiempo, sin embargo, el ser por culpa suya hace su estado tan amargo, que no hay lengua criada que no lo pueda explicar. ¡Y nosotros perdemos a Dios tantas veces sin dársenos cuidado alguno! Bien se ve que nos alucina el sentido y nos hace viles esclavos de la culpa.

(Medítese un poco.)

Consolad, Señor, a aquellas almas que

desean ardientemente unirse a Vos. A vos las inclina la naturaleza como a último fin; a Vos las dirige la gracia como el centro feliz; a Vos las lleva el amor como el objeto suspirado; a Vos las impele el deseo como a blanco de sus afectos. No hay para ellas sino Dios, por quien a cada instante suspiran. Consoladlas, pues, ¡oh, Señor! En sus ardientes deseos: consoladlas en sus incesantes suspiros con daros prontamente a ellas en premio en bienaventuranza, en corona de su irresistible afecto.

EJEMPLO.-Un caballero muy devoto de la Santísima Virgen María, y amantísimo de las benditas almas del Purgatorio, rezaba todos los días de rodillas las Letanías de la bendita Madre de Jesús en sufragio de ellas, el cual tuvo enemigos que le perseguían calumniándole de diversos modos por envidias y celos, desacreditándole por separarle del cargo que ejercía y llegando hasta a atentar contra su honor y su propia vida. Un día, mientras dormía la siesta, entraron los adversarios,

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y a pesar de que encontraron sus vestidos, hizo el Señor invisible al devoto de María, por lo que, furiosos y confundidos, tuvieron que retirarse sin haber logrado sus malvados intentos. Cuando el piadoso amante de las almas despertó y observó el desorden que había en la casa, comprendió lo sucedido y la gracia que la Santísima Virgen le había dispensado, debida al obsequio que cada día ofrecía a las benditas almas del Purgatorio. Así premia el Señor a los inocentes y a los que socorren a las almas del Purgatorio.

Siguen las Llagas con la Oración Final.

SUFRAGIO.- Oír una Misa de rodillas por las almas del Purgatorio que profesaron gran devoción a la Santísima Virgen.

JACULATORIA.- Dignaos consolar, Jesús mío, por los dolores de Vuestra Amantísima Madre, a las pobrecitas almas que gimen en el Purgatorio.

Propósito y Deprecación a la Santísima Virgen.

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DÍA QUINTO Por la señal, etc. Acto de Contrición, pág. 46. Oración preparatoria, pág. 10. Oración a Jesucristo, pág. 11.

LA PENA DEL GUSANO O DEL

REMORDIMIENTO.- La segunda pena del Purgatorio más cruel que el mismo fuego, es la del gusano, o sea del remordimiento que se siente por los defectos de la vida pasada. Tres dolorosas miradas echa el alma sobre ella, y con la mirada ve todo el mal que podía haber evitado y no lo evitó. ¡Cuántos pensamientos, cuántos afectos desordenados podía haber reprimido! ¡Cuántas palabras ociosas, cuántos actos indecorosos podía haber omitido! ¡De cuántas debilidades y de cuántos escándalos podía haber huído! Y no pudiendo menos de reconocerse rea mientras hubiera podido no serlo, se entristece sumamente, no tanto por el daño ocasionado a sí misma, cuanto por la ofensa que ha hecho a Dios. ¡Oh, verdaderamente feliz aquel a quien la conciencia no le arguye de algún delito! Procuremos, pues, atentamente ¡oh, cristianos! No caer jamás en pecado.

(Medítese un poco.)

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Dadnos gracias ¡oh, Señor! Para que nos

hagamos cuales nos deseáis, perfectos y semejantes a Vos, para que huyamos de todo mal, crezcamos en toda clase de bienes, merezcamos un puesto distinguido junto a Vos en el cielo. Las almas del Purgatorio, porque faltaron a alguna de estas cosas, pagan rigurosamente la pena en aquella cárcel de dolores entre los continuos remordimientos de su espíritu. Tranquilizad, Señor, su conciencia: aquietadla con el perdón de sus pecados, con la remisión de la pena, con llamarlas a la corona y a la gloria, para que, gozando de Vos en el cielo, cese finalmente el arrepentimiento y la aflicción de que amargamente se alimentan en el horror del abismo. Amén.

EJEMPLO.- El beato Juan Albernia, de la Orden de Menores, acostumbraba a celebrar el Santo Sacrificio de la Misa con tanto fervor por los fieles difuntos, que parecía iba enteramente a derretirse por el continuo llanto. En cierta ocasión, y en el preciso instante que elevando el Santísimo Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo, dirigía al Padre Eterno un fervoroso ruego para que por los méritos de su Hijo Unigénito, se dignase librar de tantas penas y tormentos que sufren las Santas Ánimas, vio una gran multitud de ellas, que parecidas a brillantes centellas, como que brotasen de una fragua, se dirigían gozosas al Paraíso a gozar de la visión beatífica por toda una eternidad. Ofrezcamos fervorosas súplicas al Padre celestial

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por las pobrecitas almas, seguros de que alcanzaremos la divina misericordia.

Siguen las Llagas con la Oración Final.

SUFRAGIO.- Hacer un detenido examen de conciencia y confesarse con exactitud y contrición de haber ofendido a Dios.

JACULATORIA.- No desprecies, Señor, las súplicas de las benditas almas, y concededlas el descanso eterno.

Propósito y Deprecación a la Santísima Virgen.

DÍA SEXTO Por la señal, etc. Acto de Contrición, pág. 46. Oración preparatoria, pág. 10. Oración a Jesucristo, pág. 11.

RESIGNACIÓN DE LAS ALMAS DEL

PURGATORIO.- Conocer que Dios es el último fin de la criatura racional y no poder amarle, por desgracia, es la pena de daño que padece el réprobo en el infierno; amar a Dios libre y necesariamente y no poder gozar de El por sus culpas, es la pena de daño propia del Purgatorio; y

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si el odio que por carecer de la gracia nutren por necesidad contra Dios los condenados, forma una gran parte del infierno, la vehemencia del amor con que las almas del Purgatorio, animadas de la gracia, suspiran por su Dios, añade tanta intensidad a sus penas, que las hace casi superiores a las del mismo infierno. Así, pues, como el amor no satisfecho es el más cruel tormento del corazón humano, meditemos cual será el martirio de las almas que conociendo a Dios con perfección, se reconocen indignas todavía de pasar a poseer su gloria.

(Medítese un poco.)

¡Qué confusión nos causa ¡oh, Señor! Nuestra

conducta! Nosotros nos humillamos al considerar la admirable resignación de las almas del Purgatorio. ¡Ah! Por esta misma resignación dadles ¡oh, gran Dios! La libertad. No merece ya penar quien está dispuesto a sufrir tormentos aún mayores. Es bien digno de vuestra gloria quien se abstendría de ella por más tiempo para merecerla mayormente. Aceptad, ¡oh, Señor!, los generosos sentimientos de aquellas almas, y sed también Vos generoso con ellas, perdonando todas sus pasadas faltas y admitiéndolas al goce de vuestra eterna felicidad.

EJEMPLO.- Refiere el gran Pontífice

Benedicto XIII, en un sermón, que una fervorosa religiosa llamada Gertrudis, muy devota de las benditas almas del Purgatorio, temió haber hecho demasiado por las Santas Ánimas haciéndoles

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donación de todas sus obras satisfactorias (como se hace por el Voto de las Almas) en lugar de aplicarlas también por sus propias faltas. Afligiéndola el demonio con esta idea en repetidas tentaciones, estando próxima a morir, Jesús se le apareció, y le dijo: <<¿Por qué te afliges así, Gertrudis, hija mía? Para que sepas cuán grata me es tu gran caridad con las almas del Purgatorio, te perdono todas las penas que habías merecido, y además, quiero concederte un aumento de los grados de gloria que te estaban destinados en el cielo. Haré que todas las almas que has rescatado con tus oraciones te salgan al encuentro, cuando dejes esta vida, para darte las gracias y acompañarte al Paraíso, donde serán premiados aquellos desprecios, calumnias y demás contradicciones que supiste sobrellevar, con la corona que tienes reservada.>> Por lo que quedó muy consolada y tranquila Gertrudis.

Siguen las Llagas con la Oración final.

SUFRAGIO.- Dar limosna a los pobres para que oigan misas y hagan sufragios por las benditas almas del Purgatorio.

JACULATORIA.- Conducid, Señor, a las almas del Purgatorio a vuestra gloria, para que no las aflija por más tiempo la imagen de sus pasadas culpas.

Propósito y Deprecación a la Santísima Virgen.

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DÍA SÉPTIMO Por la señal, etc. Acto de Contrición, pág. 46. Oración preparatoria, pág. 10. Oración a Jesucristo, pág. 11.

MUTUA COMUNICACIÓN DE AUXILIOS

ENTRE LAS TRES IGLESIAS.- La Iglesia católica es un cuerpo moral, cuya cabeza es Jesucristo, y dividida en tres particulares Iglesias como en otros tantos miembros que la componen; en la Iglesia triunfante, que reina en los cielos; en la purgante, que padece en el Purgatorio; y en la militante, que combate sobre la tierra. Hay entre estas Iglesias una mutua comunicación de caridad que se llama Comunión de los Santos, en virtud de lo cual se ayudan mutuamente y se socorren. Por consiguiente, si Dios, por la ley que se ha impuesto así mismo, no puede socorrer a las almas del Purgatorio, lo pueden, no obstante, las obras dos Iglesias: y en esto es digna de admiración la economía de la divina Providencia, la cual, mientras reserva para sí la parte de la rigurosa justicia, confiere a otros la de la piadosa misericordia en sufragio de las almas santas del Purgatorio. Demos, pues, rendidas gracias al Señor, y aprovechémonos debidamente de tan singular bondad.

(Medítese un poco.)

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Vos, Señor, que nos habéis dado la facultad

de socorrer a las almas del Purgatorio, dadnos también el cielo y el empeño para ponerla en práctica. No quede estéril la fuente de la beneficencia; produzca un don tan preciosos frutos dignos de sí. Mas, ¿qué frutos puede producir una planta si no fuere regada y animada por vuestra gracia? Encienda, pues, vuestra gracia en nuestros corazones el amor a los fieles difuntos; riéguelos con sentimientos de tierna piedad y devoción, que entonces sabremos corresponder a vuestros rectísimos fines, y emulando a los ángeles y a los Santos, demostraremos con las obras que la Iglesia militante, no menos que la triunfante, puede y sabe socorrer a la purgante, que a entrambas se encomienda con las instancias más fervorosas.

EJEMPLO.- En la vida de la Venerable Madre Paula de Santa Teresa, se lee que en el monasterio de Santa Catalina de Nápoles, hay la piadosa costumbre de rezar vísperas de difuntos al terminar el día, para implorar del Señor la paz eterna de nuestros hermanos que sufren en el Purgatorio. Una noche, las religiosas se dejaron esta santa práctica a causa del extraordinario trabajo que tuvieron, y cuando se hallaban en lo más dulce del sueño, bajó del cielo una porción de Ángeles en número igual a las religiosas, y suplieron armoniosamente este sufragio que tanto complace al Purgatorio, no menos que al cielo. Sor Paula, que velaba, salió apresuradamente de su celda para

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unirse a sus compañeras como creía; y cuál sería su sorpresa al ver a los Ángeles reemplazar a sus hermanas en el cumplimiento de aquel sufragio, pues desde entonces lo rezan ya diariamente. No descuidemos nunca de ofrecer sufragios en abundancia a las benditas almas, y así las haremos eternamente felices en la gloria, pues mucho importa al Purgatorio, al cielo y a la tierra que sean socorridas las almas.

Siguen las Llagas con la Oración Final.

SUFRAGIO.- Evitar obras y palabras que no lleven ninguna utilidad.

JACULATORIA.- Regocijad, Señor, a las benditas almas conduciéndolas al cielo.

Propósito y Deprecación a la Santísima Virgen.

DÍA OCTAVO Por la señal, etc. Acto de Contrición, pág. 46. Oración preparatoria, pág. 10. Oración a Jesucristo, pág. 11.

GRATITUD DE LAS ALMAS DEL

PURGATORIO PARA CON SUS

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BIENHECHORES.- La Sagrada Escritura nos refiere que el sumo sacerdote Onías y el gran Profeta Jeremías, no olvidaron después de muertos a sus compatricios. Vióse al primero hacer al Dios de Israel ardientes súplicas por su pueblo, y del segundo cuenta el sagrado texto que oraba por su patria. El interés que manifestaron estos dos insignes campeones de la antigua Alianza, estando en el seno de Abraham, no es más que una imagen de la solicitud de la Iglesia purgante en favor de la militante. Las almas del Purgatorio están continuamente enviando al trono del Eterno abrasados suspiros y ardorosas súplicas para que nos miren con ojos propicios. Puede decirse que esta es la ocupación de aquellas almas: rogar incesantemente por nosotros. Hagamos, pues, otro tanto por ellas.

(Medítese un poco.)

¡Oh, cuántas son, Señor, las gracias de que

necesitamos! Con toda verdad puede asegurarse que nuestra necesidad es universal, pues por nosotros mismos nada podemos, nada tenemos, y una de nuestras grandes miserias es no conocer nuestra pobreza y el pediros poco y el no acertar a pediros con los requisitos de una verdadera oración. Ahora, Señor, buscamos para con vuestra Divina Majestad intercesores que amáis sobremanera: las almas del Purgatorio, tan empeñadas en nuestro favor como gratas a vuestros ojos. De lo profundo de su cárcel os representa nuestra indigencia,

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pidiéndoos las gracias necesarias para remediarla. Miradnos, pues, con vuestra antigua misericordia por lo mucho que os agradan esas vuestras afligidas esposas, mientras nosotros hacemos cuanto está a nuestro alcance por socorrerlas con todo género de sufragios.

EJEMPLO.- El V. Martín de Roca refiere

en su libro De Statu Animarum que el Arzobispo de Sevilla Cristóbal Sandoval distribuía entre los pobres el dinero que le daban para sus necesidades en sufragio de las almas del Purgatorio. Siguió en aumento esta devoción a medida que adelantaba en edad. Estudiando en la Universidad de Lovaína, se vió en grande apuro por no haber recibido las letras que de España esperaba para atender a las necesidades de la vida. En tan apurado trance, se le acercó un pobre suplicándole una limosna por las benditas almas; entonces el joven entróse en una Iglesia y rogó al Señor con gran fervor diciendo: <<ya que no puedo dar dinero en sufragio de las Almas, les daré oraciones>>; y no había terminado su oración, cuando acercándosele un joven le invitó a comer, y después de haberle dado noticias de su padre y demás familia, le entregó una buena cantidad de dinero, para después devolvérsela cuando tuviera a bien. Cristóbal Sandoval por más indagaciones que hizo por saber el paradero de su cariñoso bienhechor, no pudo lograrlo, y como nadie le reclamó la cantidad prestada, creyó debía aquel oportuno auxilio a las benditas almas libertadas con sus limosnas.Y así se lo comunicó al Sumo Pontífice Clemente VIII cuando pasó a Roma, el cual lo nombró Obispo.

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El Padre Santo le mandó que publicase esta relación, a fin de excitar la piedad de los fieles en favor de las benditas almas del Purgatorio, de las que aún en esta vida se recibe la recompensa de lo que hoy se haga por ellas, porque son sumamente agradecidas y socorren con generosidad a sus devotos.

Siguen las Llagas con la Oración Final.

SUFRAGIO.- Rezar diez Padrenuestros en sufragio de las pobrecitas almas del Purgatorio que propagaron más esta devoción.

JACULATORIA.- Limpiad, Señor, con vuestra gracia a las benditas almas, y brillarán en el cielo más blancas que la nieve.

Propósito y Deprecación a la Santísima Virgen.

DÍA NOVENO Por la señal, etc. Acto de Contrición, pág. 46. Oración preparatoria, pág. 10. Oración a Jesucristo, pág. 11.

EMPEÑO DE LAS ALMAS DEL

PURGATORIO POR ALCANZAR LA SALVACIÓN

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ETERNA A LOS BIENHECHORES. Si en medio de sus tormentos ruegan por nosotros y nos alcanzan gracias las almas del Purgatorio, ¿cuánto más eficaz será su intercesión cuando lleguen a ser gloriosas reinas en el cielo? No se portarán, no, como aquel ingrato copero de Faraón, que vuelto de la cárcel a la corte, olvidó en su prosperidad al afligido intérprete de su sueño. La ingratitud de aquellas almas se aumenta y perfecciona con su traslación al cielo, donde con una caridad más perfecta no cesan de rogar por sus bienhechores, hasta alcanzarles todos los bienes temporales que les convienen, y especialmente la felicidad eterna. ¡Quién no querrá enviar al cielo al mayor número posible de semejantes intercesores?

(Medítese un poco)

Señor, un interés universal empaña nuestros

corazones en la devoción de las almas del Purgatorio. Deseamos, pues, buscando nuestro propio bien, corresponder a las altas miras de vuestra Providencia en favor de aquellas benditas almas. Proponemos llenar unos deberes que la amistad, el parentesco y la Religión nos imponen. Os prometemos no ser en adelante ingratos con nuestros bienhechores difuntos, ni tibios con los que tanto nos amaron. Pero nada valen nuestros propósitos sin el auxilio de vuestra divina gracia. Os pedimos, pues, encarecidamente que nos la concedáis para ser constantes toda la vida en esta santa práctica de socorrer a las almas del

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Purgatorio, por las cuales os rogamos de todo corazón para que, como Padre de las misericordias, las llevéis a gozar de vuestra divina esencia en el reino de la gloria.

EJEMPLO.- Un personaje que había

empleado toda su vida en la práctica de las virtudes, y particularmente en socorrer a las almas del Purgatorio, se vio en su agonía horrorosamente asaltado por el príncipe de las tinieblas. Pero con sus muchos sufragios había enviado del Purgatorio al cielo un crecido número de almas, que viendo a su bienhechor en tal peligro, no solo pidieron al Altísimo que le concediese mayor abundancia de gracias para hacerle triunfar, sino que también alcanzaron el poder socorrerle y asistirle personalmente en aquel decisivo conflicto. Bajando luego del cielo cual valerosos guerreros, unas se arrojaron contra el infernal enemigo para ahuyentarle; otras rodearon el lecho del moribundo para defenderle, y otras, por último, pusiéronse a consolarle y animarle. Él, trasportado de admiración y de gozo: <<¿Quién sois?>> les dijo: y ellas le contestaron que eran las almas que había sacado del Purgatorio con sus sufragios, y que habían venido a pagarle tamaño beneficio, y a acompañarle al cielo. Inmensa fue la alegría del moribundo a tan feliz anuncio, y respirando su semblante suavísima placidez, voló su alma a la patria celestial, entre las aclamaciones de las obras que por su piedad ya estaban vestidas de gloria y resplandores. Este ejemplo nos anime para que jamás decaída en nosotros la devoción a las benditas almas del Purgatorio.

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Siguen las Llagas con la Oración Final.

SUFRAGIO.- Hagamos los oficios más humildes de nuestra casa y el Voto de las Ánimas.

JACULATORIA.- Extinguid ¡oh, buen

Jesús! El ardor del Purgatorio, y abrid los labios de las benditas almas para que canten con gozo vuestras alabanzas.

Propósito y Deprecación a la Santísima Virgen.

LAMENTOS DE LAS BENDITAS ALMAS DEL

PURGATORIO A SUS AMIGOS DE ESTE

MUNDO

Abre, cristiano, los ojos, detén tus pasos y advierte, que corres tras la muerte pisando espinas y abrojos. Teme de Dios los enojos y enmienda tu torpe vida; oye mi voz dolorida que te llama a penitencia, y evitarás la sentencia que aquí me tiene sumida. Joven, que desatentado, y, olvidando lo que eres, buscas los vanos placeres que te arrastran al pecado; mira que el tiempo pasado

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será después tu tormento… que en triste remordimiento termina el bien ilusorio… ¡que vendrás al Purgatorio si no atiendes mi lamento!!! ¿Qué es el placer? Ilusión; ¿qué es la juventud? Un sueño… pues todo bien es pequeño cuando no es la salvación. No desprecies la ocasión de enmendarte, si has pecado; si yo me hubiera enmendado de aquellas culpas fatales estas llamas infernales no me hubieran abrasado.

FORMULA DEL VOTO DE CARIDAD

Para vuestra mayor gloria ¡oh, Dios mío! Uno en esencia y trino en personas, para mejor imitar a mi dulcísimo Redentor, Jesucristo y para mostrar mi sincera esclavitud a María Santísima, Madre de Misericordia y Madre de las pobres almas del Purgatorio, yo ___________________________, me propongo cooperar a la redención y libertad de aquellas almas encarceladas por deudas de penas a la divina Justicia, merecidas por sus pecados, y en aquel modo que puedo lícitamente sin obligación a pecado, hago libre y espontáneamente voto de librar del Purgatorio a todas las almas que María Santísima quisiere que sean libres: y para esto, pongo en manos de esta Piadosísima Señora todas

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mis obras satisfactorias propias y participadas, tanto en vida como en muestre y después de mi muerte.

Aceptad, os ruego, Dios mío, y confirmad este mi ofrecimiento, que os reitero y confirmo a honra vuestra y bien de mi alma. Y dado que mis obras satisfactorias no bastasen para pagar todas las deudas de aquellas almas predilectas de la Santísima Virgen, y para satisfacer las que yo mismo hubiese contraído por mis culpas, que de todo corazón odio y detesto, me ofrezco, Señor, a pagaros, si así os pluguiere, en las penas del Purgatorio todo lo que me faltare, abandonándome en los brazos de vuestra misericordia y en los de mi dulcísima Madre María. Sean testigos de este mi voto todos los que viven en las tres Iglesias, triunfante, purgante y militante.

Laus Deo, honor Mariae, gloria Sanctis, pax vivis, requies defunctis, consolatio affectis, tranquilitas in mari prosperitas in via, nos cum prole pia benedícat Virgo Maria.

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APÉNDICE

CIEN REQUIEM

en sufragio de las

Almas del Purgatorio

He aquí una devoción carmelitana, hoy, ya popular en el pueblo cristiano. Por ella, a más de los sufragios que proporciona a las benditas almas del Purgatorio, consiguen por intercesión de las mismas, innumerables gracias y favores, quien la practica con la consoladora Indulgencia del Santo Escapulario de Nuestra amantísima Madre de Carmen, como nos recuerda la piadosa Santa Catalina de Bolonia <<que más fácilmente se obtienen las gracias que deseamos por medio de las almas buenas, que están en pena, que por la intercesión de los santos.

DEPRECACION

Por la señal… y Acto de Contrición. Animas santas, que estáis purgando, rogad a

Dios por mí, que yo suplicaré por vosotras, a fin de que cuanto antes se os conceda la gloria del Paraíso celestial. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria Patri, y luego

se dicen diez veces:

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Requíem aeternam dona eis, Domine: et lux

perpetua luceat eis. Requiescant in pace. Amén.*

* Dales, Señor el descanso eterno. Y brille para

ellas la luz perpetua. Que descansen en paz. Así sea.

Terminada la primera decena, se repite el

Padrenuestro y se dice la segunda, y así hasta que se completen los diez Padrenuestros con los cien Requiem.

Súplicas a Jesucristo

1ª ¡Oh, dulcísimo Jesús! Por el sudor de

sangre que padecisteis en el huerto de Getsemaní, tened piedad de las almas benditas del Purgatorio, y especialmente del alma de N.N. (1) y de la que se halle más olvidada. – Requiem, etc.

2ª ¡Oh, dulcísimo Jesús! Por los dolores que

sufristeis en vuestra cruelísima flagelación, tened piedad de las ánimas benditas del Purgatorio, y especialmente del alma de N.N. y de la que se encuentre más olvidada. – Requiem, etc.

3ª ¡Oh, dulcísimo Jesús! Por los dolores que

padecísteis en vuestra agudísima coronación de espinas, tened piedad de las ánimas benditas del

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Purgatorio, especialmente de la de N.N. y de la que esté más abandonada.- Requiem, etc.

4ª ¡Oh, dulcísimo Jesús! Por los dolores que

experimentásteis al llevar la Cruz a cuestas hasta el Calvario, tened piedad de las ánimas benditas del Purgatorio, especialmente de la de N.N. y de la que sea tenida en mayor olvido.- Requiem, etc.

5ª ¡Oh dulcísimo Jesús! Por los dolores que

aguantásteis en vuestra crucifixión tan cruel, tened piedad de las benditas almas del Purgatorio, y especialmente de la de N.N. y de la que se halla más olvidada.- Requiem, etc.

6ª ¡Oh, dulcísimo Jesús! Por los dolores que

hubísteis de padecer en la agonía que pasasteis sobre la Cruz; tened piedad de las almas del Purgatorio, y especialmente de la N.N. y de la que se encuentre menos socorrida.- Requiem, etc.

7ª ¡Oh, dulcísimo Jesús! Por aquel dolor

inmenso que sufrió vuestra Alma santísima cuando expiró sobre la Cruz, habed piedad de las benditas ánimas del Purgatorio, y especialmente de la de N.N. y de la que obtenga menos sufragios.- Requiem, etc.

____________________________________ (1) Dígase el nombre por quien se ofrece este

sufragio. Por último podrá terminarse tan propio como

provechoso ejercicio recitando la siguiente

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Oración a Nuestra Señora del

Carmen Os ofrezco, oh piadosísimo Jesús, en

beneficio de las almas, todos y cada uno de los sufrimientos de vuestra dolorosísima Pasión, vuestra muerte oprobiosa en cruz y la preciosa sangre que derramásteis para nuestra redención. Y Vos, oh, Santísima Virgen, que con tantos favores las distinguísteis en la tierra, sedles ahora propicia, acordándoos de la promesa que tenéis hecha a cuantos hubiesen llevado devotamente el sagrado escapulario, que Vos misma les bajásteis del cielo. Libradlas de aquella cárcel de tormentos y conducidlas a la gloria en donde puedan cantar eternamente las divinas misericordias. Amén.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria y Requiem.

FIN

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Este piadoso opúsculo, consta de 40 páginas, y con el fin de propagar y extender más y más la utilísima devoción de las benditas ánimas del Purgatorio, tan olvidadas en estos tiempos de glacial indiferentismo religioso, se venderá al precio que se resulte de la mano de obra y carestía del papel.

Al que tome DOCE ejemplares, se le regalará uno. De venta en casa del autor, Colegiata de San Nicolás y en la Editorial religiosa <<La Japonesa>>, Mayor, 28, Alicante

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ORACIONES:

LA SEÑAL DE LA CRUZ

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros

enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

Pésame, Dios mío, y me arrepiento de todo

corazón de haberos ofendido. Pésame por el Infierno que merecí y por el

Cielo que perdí; pero mucho más me pesa, porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como Vos.

Antes querría haber muerto que haberos ofendido, y propongo firmemente no pecar más, y evitar todas las ocasiones próximas de pecado. Amén.

REQUIEM

Dales, Señor el descanso eterno. Y brille para

ellas la luz perpetua.

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PADRE NUESTRO

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

AVE MARÍA

Dios te salve, María llena eres de gracia el Señor es contigo; bendita, tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la ahora de nuestra muerte. Amén

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GLORIA

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por

los siglos de los siglos. Amén.