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NOTAS Y COMENTARIOS CREER Y PENSAR SEGÚN LOS PADRES RAFAEL SANZ VALDIVIESO 1. Flavius Josèphe. Les Antiquités Jui- ves. Volume IV: Livres VIII et IX. Intro- duction et texte, traduction et notes par Étienne Nodet. Les Éditions du Cerf, Paris, 2005. LXXXII, 208 + 208* pp. ISBN 2-204-07816-6. ISSN 1284- 68239. 2.Wilhelm Pratscher, Der Zweite Clemensbrief. Übersetzt und Erklärt von… Vandenhoeck und Ruprecht GMBH and Co., Göttingen, 2007. 304 pp. (Ergänzunsreihe zum Kritisch-exe- getischen Kommentar über das Neue Testament, Band 3). ISBN 3-525- 51688-6. ISBN 13: 978-325-51688-1. 3. Orígenes, Homilías sobre Jere- mías. Introducción, traducción y notas de José Ramón Sánchez Cid. Ciudad Nueva, Madrid, Bogotá, Buenos Aires, México, Montevideo, Santiago, 2007. 430 pp. (Biblioteca de Patrística 72). ISBN 978-84-9715-119-1. 4. Atanasio de Alejandría, Epístolas a Serapión sobre el Espíritu Santo. Introducción, traducción y notas de Carmelo Granado sj. Ciudad Nueva, Madrid, Bogotá, Buenos Aires, Méxi- co, Montevideo, Santiago, 2007. 220 pp. (Biblioteca de Patrística 71). ISBN 978-84-9715-081-1. 5. Basilio de Cesarea, Panegíricos a los mártires. Homilías contra las pasiones. Introducción, traducción y notas de María Alejandra Valdés Gar- cía. Ciudad Nueva, Madrid, Bogotá, Buenos Aires, México, Montevideo, Santiago, 2007. 174 pp. (Biblioteca de Patrística 73). ISBN 978-84-9715-125- 2. 6. Ambrosio de Milán, La virgini- dad. La Educación de la virgen. Exhor- tación a la virginidad. Introducción, traducción y notas de Domingo Ramos Lisson. Ciudad Nueva, Madrid, Bogo- tá, Buenos Aires, México, Montevideo, Santiago, 2007.367 pp. (Fuentes patrís- ticas 19). ISBN 978-84-9715-116-0. 7. Teodoreto de Ciro, El mendigo. Introducción, traducción y notas de Francisco María Fernández Jiménez.

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NOTAS Y COMENTARIOS

CREER Y PENSAR SEGÚN LOS PADRES

RAFAEL SANZ VALDIVIESO

1. Flavius Josèphe. Les Antiquités Jui-ves. Volume IV: Livres VIII et IX. Intro-duction et texte, traduction et notes parÉtienne Nodet. Les Éditions du Cerf,Paris, 2005. LXXXII, 208 + 208* pp.ISBN 2-204-07816-6. ISSN 1284-68239.

2.Wilhelm Pratscher, Der ZweiteClemensbrief. Übersetzt und Erklärtvon… Vandenhoeck und RuprechtGMBH and Co., Göttingen, 2007. 304pp. (Ergänzunsreihe zum Kritisch-exe-getischen Kommentar über das NeueTestament, Band 3). ISBN 3-525-51688-6. ISBN 13: 978-325-51688-1.

3. Orígenes, Homilías sobre Jere-mías. Introducción, traducción y notasde José Ramón Sánchez Cid. CiudadNueva, Madrid, Bogotá, Buenos Aires,México, Montevideo, Santiago, 2007.430 pp. (Biblioteca de Patrística 72).ISBN 978-84-9715-119-1.

4. Atanasio de Alejandría, Epístolasa Serapión sobre el Espíritu Santo.Introducción, traducción y notas de

Carmelo Granado sj. Ciudad Nueva,Madrid, Bogotá, Buenos Aires, Méxi-co, Montevideo, Santiago, 2007. 220pp. (Biblioteca de Patrística 71). ISBN978-84-9715-081-1.

5. Basilio de Cesarea, Panegíricosa los mártires. Homilías contra laspasiones. Introducción, traducción ynotas de María Alejandra Valdés Gar-cía. Ciudad Nueva, Madrid, Bogotá,Buenos Aires, México, Montevideo,Santiago, 2007. 174 pp. (Biblioteca dePatrística 73). ISBN 978-84-9715-125-2.

6. Ambrosio de Milán, La virgini-dad. La Educación de la virgen. Exhor-tación a la virginidad. Introducción,traducción y notas de Domingo RamosLisson. Ciudad Nueva, Madrid, Bogo-tá, Buenos Aires, México, Montevideo,Santiago, 2007.367 pp. (Fuentes patrís-ticas 19). ISBN 978-84-9715-116-0.

7. Teodoreto de Ciro, El mendigo.Introducción, traducción y notas deFrancisco María Fernández Jiménez.

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Ciudad Nueva, Madrid, Bogotá, Bue-nos Aires, México, Montevideo, San-tiago, 2007. 378 pp. (Biblioteca de Pa-trística 70). ISBN 978-84-9715-107-0.

8. Victorino de Petovio, Comenta-rios al Apocalipsis. Introducción, tra-ducción y notas de Joaquín PascualTorró. Ciudad Nueva, Madrid, Bogotá,Buenos Aires, México, Montevideo,Santiago, 2008. 276 pp. (FuentesPatrísticas 20). ISBN 978-84- 9715-133-7.

9. Steven A. McKinnon, Isaías 1-39. Ciudad Nueva, Madrid, Bogotá,Buenos Aires, México, Montevideo,Santiago, 2007. 368 pp. (La BibliaComentada por los Padres de la Iglesiay otros autores de la época patrística.Antiguo Testamento 12. Editor GeneralThomas G. Oden. Director de la Edi-ción española, Marcelo Merino Rodrí-guez). ISBN 978-84-9715-123-8.

10. Marie Anne Vanier, Les Confes-sions de Saint Augustin. Les Éditionsdu Cerf, 2007. 173 pp. (Classiques duChristianisme). ISBN 978-2-204-08469-7.

11. Santiago Sierra Rubio, 15 díascon Agustín de Hipona. Ciudad Nueva,Madrid, Bogotá, Buenos Aires, Méxi-co, Montevideo, Santiago, 2007. 123pp. ISBN ISBN 978-84-9715-110-8.

12. La Passione di Gesù Cristonelle fonti bibliche e patristiche. A curadel Monastero Cottolenghino Adoratri-ci del Preziosissimo Sangue, Pralormo(Torino), San Paolo, Cinisello Balsamo(Milano) 2007. 526 pp. ISBN 978-88-215-5670-8.

13. Damiano Spataru, Sacerdoti ediaconesse. La gerarchia eclesiásticasecondo i Padri Cappadoci. EdizioniStudio Domenicano, Bologna, 2007.502 pp. (Collana Claustrum 27) ISBN978-88-7094-643-7.

1. Hace algún tiempo que se harenovado la consideración de los estu-diosos por la obra de Flavio Josefo (37-38 d.C. / ca. 100 d.C.), fuente principalpara el estudio del judaísmo en tiemposde Jesús1. Podemos leer en edicionesexcelentes su texto original y tambiéntraducciones anotadas y de valor, quenos ofrecen información sobre susfuentes, su participación en los añosdecisivos de la guerra judía (66-67d.C.), y sobre su presencia en Roma, surelación con Vespasiano, al que acom-pañó a Alejandría (de quien recibió elnombre de Flavio), o su presencia enJerusalén durante el asedio de las tro-pas de Tito a la ciudad. Son importan-tes sus obras, Vita (Autobiografía) yContra Apión2 por las informacionessobre su familia y las dinastías sacerdo-tales desde Alejandro Janeo y la infor-

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1 E. SCHÜRER, Historia del pueblo judío en tiempos de Jesús, I. Fuentes y Marco his-tórico, Madrid, 1985, 72ss. Una traducción de su obra la hizo Luis Farré editada en cincovolúmenes, Buenos Aires 1961.

2 Cf. FLAVIO JOSEFO, Autobiograía. Contra Apión, trad. introducción y notas de M. V.Spottorno y J.R. Busto Sáiz, Alianza, Madrid, 1987.

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mación que contiene su Guerra Judai-ca3, obra en siete libros que comprendedesde el siglo II (Antioco Epífanes,175-164 a.C.) hasta el asedio de Jerusa-lén en los años 67-70 d.C. La narraciónfue aprobada por Vespasiano y Tito.

La obra más extensa y quizá de máscalado sea la que ahora comentamos ensus libros VIII y IX, según la ediciónde E. Nodet4. Son veinte libros en losque expone la historia del pueblohebreo desde los primeros tiemposhasta la guerra con los romanos del 66d.C. De ellos, los diez primeros sonuna exposición paralela de la historiabíblica hasta el final del cautiverio deBabilonia, mientras que los otros res-tantes abarcan desde Alejandro Magnohasta el reinado de Herodes (37 a.C. / 4d.C.), del once al diecisiete y los tresúltimos desde la muerte de Herodes elGrande hasta el final de la guerra. Laobra fue concluida en torno a los años93-95 d.C. En los libros VIII y IXexpone el periodo de la monarquíahebrea, según reflejan los libros canó-nicos 1-2 Reyes y 2 Crónicas, por loque la base documental que ofrecen esimportante por sus referencias a fuen-tes bíblicas y otras no bíblicas coninformación de valor (cf. la indicaciónde pp. XVI-XXV) donde se indican ladescripción de los caballos de Salomónen el palacio de Etam (AJ 8,184-187;1Re 9,19 recuerda las ciudades para lascaballerías; 1Re 10,28), o los estanques

de Salomón cerca de Belén (2Cr 11,6lo refiere a Roboam) según la descrip-ción en el texto pp. 55-56*. Otras tradi-ciones se refieren a Ozías (‘Uzziyahu,su enfrentamiento con Azarías y losochenta sacerdotes, cf. 2Cr 26,16 y a laposible confirmación de lo que diceAm 1,1 “dos años antes del terremoto”;las noticias son mucho más completasque las de 2Re 15,5), completando lasnoticias sobre la lepra (‘está leproso’,2Cr 26,19.23) y la regencia del hijoJotam, o los datos de las excavacionesde Hasor.

En estas noticias de AJ 9, 225-227(pp.190-191*) como las referidas a lasnarraciones de 1Re 5, 12-13 (la edifica-ción del templo AJ 8,45 pp.16-16*)que aumenta con rasgos propios, unatradición referida a Salomón mago y eluso mágico de la serpiente de bronce(2Re 18, 4) del tiempo de Ezequías quede nuevo va más allá de las escuetasnarraciones bíblicas. Josefo ofrecedetalles sobre la edificación del templo(AJ 8, 389, pp. 116-116*), sobre losprofetas (AJ 8, 407 pp. 121-122*),Miqueas y Sedecías (1Re 22,19ss), lasprofecías de Elías (AJ 8, 361 pp. 108-109*) Acab y la viña de Nabot (1Re21). Además contiene datos que serefieren a los usos del templo, como losreferidos al “mar de bronce” comoobjeto votivo (cf. 1Re 11, 5-8 le acusade idolatrías que no menciona en AJ8,194-196 pp. 58-58*) decorados con

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3 Cf. la versión española de J. A. G. Larraya, Barcelona 1952. Una edición más com-pleta es la de Ed. Gredos, 2 vols., Madrid 1997-1999.

4 FLAVIUS JOSÈPHE. Les Antiquités Juives. Volume IV: Livres VIII et IX. Introductionet texte, traduction et notes par Étienne Nodet. Les Éditions du Cerf, Paris, 2005. LXXXII,208 + 208* pp.

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5 Wilhelm PRATSCHER, Der Zweite Clemensbrief. Übersetzt und Erklärt von… Van-denhoeck und Ruprecht GmbH and Co., Göttingen, 2007. 304 pp. (Ergänzunsreihe zum Kri-tisch-exegetischen Kommentar über das Neue Testament, Band 3). ISBN 3-525-51688-6.ISBN 13: 978-325-51688-1.

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animales de toros, o los leones de sutrono, quizá por el reflejo de la prohibi-ción posterior a la luz de los hechos dela destrucción del templo en la épocade los Macabeos o de los años 40 del s.I d.C. Con todo el editor está en locierto al decir que la narración de Jose-fo no es especialmente representativade la época de la monarquía (cf. p.XVIII).

Aun da cuenta de las referencias alos historiadores griegos relativas alrey Hiram de Tiro y a la reina de Sabao a las relaciones con Egipto, la reinaJezabel, o las profecías de Eliseo sobreDamasco (2Re 8 cf. AJ 9, 87-94 pp.151-153*) en los momentos de la caídade Samaría invadida por Salmanasar(2Re 17 final del reino del Norte cf. AJ9, 277; 283-291 pp. 205-205+; 206-208*) con las noticias de los archivosde Tiro y de la crónica de Menandro,aunque transmitidas de forma personalpor Flavio Josefo. La edición del textogriego es la de la editio maior de Niese(p. IX) que naturalmente toma sin losaparatos críticos de variantes y lareconstrucción ecléctica desde losmanuscritos, pero ofrece la propiaselección de variantes (p. XI) y uncomentario de notas de gran importan-cia como se puede ver en la lectura delas páginas del texto, que consideroimprescindibles para todo estudio oedición posterior del texto de FlavioJosefo. Lo mismo podemos decir de su

comparación entre el texto bíblico quepudo tener Josefo y el texto griego deLXX y la recensio lucianea (cf. pp.XXVII-XXXIX y en las notas decomentario al texto, en las cuales sediscuten nombres propios y de lugareso términos bíblicos, versión hebrea ogriega, cf. transcripción en pp. XLVII-XLVIII), así como su forma de presen-tar el contenido de 1-2Re y 2 Cr (cf. p.XLIX) no sólo por las glosas sino porsu intento de sincronizar los dos reinosaunque ignore los detalles de 2 Cr(como indica su comparación de deta-lles del texto pp.LIII-lXXII), lo queañade al valor histórico de estos librossu aportación a la historia del textobíblico, del que ofrece una paráfrasiscompletada por otros datos extrabíbli-cos. La edición de E. Nodet es de unaaltísima calidad e interés para todo elque desea conocer la historia bíblica ysu contenido. La edición es manejabley de buena factura.

2. El Prof. W. Pratscher, de laFacultad de Teología Evangélica de laUniversidad de Viena, nos ofrece uncomentario de la II Clementis (cf.Eusebio HE 3,38,4 y la noticia de Jeró-nimo en su Vir. Ill., XV, que concluyecon un lapidario “quae a veteribusreprobatur”)5.

La noticia que nos ofrece Eusebioindica que no era tan conocida y que enlos primeros siglos no se había citado

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con frecuencia, quizá porque la autoríano estaba clara. El comentario del Prof.Pratscher forma parte de la prestigiosaserie Kommentar zu den ApostolischenVätern (KAV), que junto al Kritisch-Exegetiescher Kommentar über dasNT, son uno de los instrumentos másapreciados para el estudio del NT y dela época de los Padres apostólicos. Elcomentario a la I Clementis ya fuepublicado en 1998, obra del prof.Horacio E. Lona. La estructura delcomentario sigue la disposición de laserie a la que pertenece, con una intro-ducción general (pp. 9-64) y la traduc-ción y comentario del texto de II Cle-mentis (pp. 65-238), con una excelentebibliografía (pp. 239-259) y detalladosíndices de autores, de fuentes y denombres y conceptos (pp. 260-304).Veamos algunos de sus puntos. Se haaceptado que el género literario de laobra no es epistolar, sino homilético, yde hecho se considera la homilía cris-tiana más antigua transmitida, con suvalor testimonial para la liturgia de lacomunidad cristiana postapostólica, ydándole una antigüedad que la ubica entorno al 150 d.C. en la ciudad de Corin-to (o la segunda mitad del s. II cf. pp.62-64era la opinión de F.X. Funk,Patres apostolici, II, 3ª ed. por F. Die-kamp, 1913; y la edición hecha por K.Bihlmeyer, en 1924; 3ª ed. en Tübinga1970)6, aunque otras opiniones la si-túan en Alejandría y en Roma.

La introducción de esta traducción ycomentario, expone la tradición manus-

crita (pp. 9-17) según la ed. famosa deLigthfood y la ed. del manuscrito H deFilotheos Bryennios (1875), la traduc-ción siriaca, así como las citas y testi-monios sobre la obra a lo largo de lossiglos hasta la ed. de J.B. Cotelier(Paris 1672). El editor estudia la unidadliteraria de la homilía (cf. pp. 18-21)que a partir de 19, 1 (el complementoque se entendería como un añadido a lahomilía en sí) se puede entender notanto como “ënteyjin”, súplica, exhor-tación, sino como una prédica que tieneun complemento de exhortación; aun-que se puede aplicar a todo el escrito elcarácter homilético (en el que no faltanexhortaciones y súplicas) o si se tieneen cuenta 15,1 (mikram sumboulian)consejo y admoniciones, como indica-ría la petición de conversión de 8,2(metanoìsvmen èj πlhq tñq kardõaq).

Aunque no hay motivo para ver enesas variaciones una prueba definitivade la falta de unidad del escrito, elautor de todos modos es partidario deuna distinción en el texto que afecta ala homilía 1- 18,2y 20,5 de la que dis-tingue el complemento 19,1 – 20,4tanto por el lenguaje como por las dife-rencias teológicas que afectan a lasituación de la comunidad (pp.18-20).La redacción del complemento se acer-ca a algunos de los temas de I Clemen-tis que serían el motivo de la vincula-ción de este escrito con ella (p. 20).Tanto el predicador de la homilía comoel autor del complemento son descono-cidos a pesar de las distintas propues-

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6 Es la ed. del texto griego que reproduce D. RUIZ BUENO, Padres Apostólicos, 6ª ed.,BAC 65, Madrid 1993, 355-372.

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tas, estudiadas con detalle por el prof.Pratscher en pp. 56-58. De la estructu-ra no se ha dado una respuesta satisfac-toria, como muy bien declara (cf. p.22-23) y las propuestas han sido variadas,pero creo que el esquema que ofrececomprende con claridad la fundamen-tación cristológica 1,1 – 3,5; la parteparenética y escatológica, que presen-ta la salvación y sus exigencias ante ladimensión futura 4,1 – 18,2 con la con-versión y la propuesta de la continencia8,6 en la sección 8,1 – 15,1-5 con laimagen de la iglesia eterna; penitenciay coherencia de las acciones, peniten-cia y juicio 16,1-4; 17,1 – 18,2. Porúltimo, la exhortación final y la doxo-logía 19,1 - 20,4 y 20,5. Que tomemosla parte principal como una parénesisorientada escatológicamente puede ser-vir muy bien para caracterizar el conte-nido, sin olvidar que esa parénesisacentúa la dimensión penitencial (elcombate de la vida cristiana 7-8) y lacontinencia ante la promesa futura(10,4) proponiendo la rectitud en laacción y la participación en la Iglesiaespiritual èkklhsõa pneymatikì 14,1-2).

La indicación que introduce sobreel género (pp.25-27) deja clara la opi-nión común aceptada, que en la formaepistolar ve sólo una convención unidaa su transmisión conjunta con I Cle-mentis desde las noticias de Eusebio yacitadas, ya que faltan las notas propiasdel género epistolar, praescriptum,postscriptum, rasgos propios que indi-

quen que la obra se entienda a símismo como carta, sino quizá máscomo una homilía “escrita” para serleída en la celebración litúrgica y segúnVielhauer le precedía una lectura bíbli-ca7. Las citaciones que en la obra apa-recen (pp. 28-37) referidas al A.T. aun-que no haya fórmulas de cita (a vecesλεγει; raro ειπεν) y la atribución aDios, al Señor, o a la Escritura, sirvepara indicar que la cita es doctrinal ypodría ser parte de un conjunto de“Testimonia”, aun teniendo en cuentaque hay variantes posibles, citas de ori-gen apócrifo (11,2-4) y pertenecientesal NT citado como Escritura (2,4) aun-que no siempre sea posible identificarel texto exacto (cf. p. 33). En cuanto alperfil teológico de la obra el autor deesta traducción y comentario habíapublicado algunos estudios (cf. p. 256la indicación bibliográfica), sobre Dioscomo Padre de los creyentes (14,1; y10, 1), sobre cristología y la soteriolo-gía (1,2,4; 3,1; 14,2-3; 20,5 la fórmulasoteriológica es notable: ton svtñrakai árxhgon tñq áfuarsõaq), expre-siones pneumatológicas y eclesiológi-cas. Pero hay también una indicacióndetallada sobre la vida de la fe, su fun-damento para la acción responsable éti-camente en la cristología, o para expo-ner la unión entre Cristo y la Iglesiaviviente, cuerpo de Cristo (14,2), mani-festada en la carne de Cristo con lareferencia al varón y la hembra (en sen-tido antignóstico, efectivamente cf. p.45). También destaca muy acertada-

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7 Ph. VIELHAUER, Historia de la Literatura cristiana primitiva, Sígueme, Salamanca1991, 771.

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mente el contenido ético (p. 47) y laimportancia que da a la penitencia paralos bautizados, que no sólo incluye lasobras propias de la piedad judeocristia-na, sino la acción concreta para enten-der la salvación personal.

Sobre los adversarios, desde anti-guo se pensaba en el Ebionismo o enlos misterios paganos, en la gnosis queparece presente en los temas relativos ala cristología (cf. p. 51, 53-54) y en lacita de 12,2 atribuida al Evangelio delos Egipcios, de origen judeo-cristiano(su relación con la cita de ClementeAlejandrino en Strom 392,2 cf. p. 161)y con fuertes motivos encratitas y teorí-as sobre el cuerpo y el alma, a la vezque un cierto modalismo, que la cartacombate en sus expresiones cristológi-cas. Sobre el posible autor de la obrano hay acuerdo, ni sobre la fecha ylugar de composición (pp. 56-64).

La parte más importante es la dedi-cada al comentario de II Clementis y desu contenido, que sigue el orden deltexto en sus divisiones internas, pre-sentando siempre la versión alemana,la estructura y el comentario de losaspectos más destacados desde el puntode vista de la teología o de las pruebasescriturísticas aducidas (cf. pp. 76-82),la confesión del hecho central del mis-terio pascual de Cristo (pp. 84-90 consu pruebas escriturísticas. La importan-cia de la práctica en orden a la salva-ción escatológica se funda en la confe-sión de fe coherente con las obras (cf.

pp.92-98) con la adecuada rectitud res-pecto del mundo (pp. 99-107) presente,que se distingue del venidero, por esono hay que servir a dos señores (6, 1-8), sino a Cristo y cumplir su voluntadpara lograr la vida eterna (pp.108-117).El comentario es detallado y atento alas peculiares expresiones de la obra,por ej., en 7,3 combate incorruptible,lo traduce con “der unvergänglich ist”(p.117); quizá más de acuerdo con laspropuestas del escrito sería mantener elmatiz de “incorrupción”. El comentarioes de gran valor por su detallada indi-cación de los elementos significativosque lo acompañan, como ilustración dela parénesis y de sus paralelos con elN.T. y la tradición cristiana posterior.El comentario es de gran valor para elconocimiento de esta obra peculiar ypara entender algunas de las corrientesdel pensamiento del siglo II. La biblio-grafía es riquísima, por lo que se puededecir que es una excelente obra deestudio y de consulta.

3. La edición de las obras de Oríge-nes (+ 253-254) y su traducción a dife-rentes lenguas está conociendo unaverdadera eclosión de aportaciones,como la presente traducción al españolde sus Homilías sobre Jeremías perte-neciente a la Biblioteca de Patrística8.El autor de la traducción, de la intro-ducción y de la edición presente esJosé R. Díaz Sánchez Cid, que ya habíaestudiado el Comentario a Romanos de

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8 ORÍGENES, Homilías sobre Jeremías. Introducción, traducción y notas de JoséRamón Sánchez Cid. Ciudad Nueva, Madrid, Bogotá, Buenos Aires, México, Montevideo,Santiago, 2007. 430 pp. (Biblioteca de Patrística 72).

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Orígenes desde el punto de vista delpecado y la redención9. Ahora nos ofre-ce la traducción y comentario anotadode las veinte homilías al libro de Jere-mías, que nos han legado en lenguagriega, cuyo texto ha tomado de la edi-ción de P. Nautin10, y dos homilías lati-nas de las 14 que se conservan en latraducción de San Jerónimo (ya que deellas, 12 forman parte de las transmiti-das en griego). Veamos un poco laimportancia de estas homilías siguien-do la excelente introducción que nosofrece esta traducción española. Lapredicación de Orígenes tenía lugarcasi a diario (p.11), teniendo comotema un fragmento más o menos largodel A.T. que era comentado con mayoro menor amplitud, según fuera una lec-tura glosada o comentada con deteni-miento, citando pasajes, que servíanpara explicar o eran paralelos, dememoria.

La homilía podía tener una estruc-tura clara con su exordio, su desarrollode la argumentación y su conclusión;pero, siendo una explicación del textoen la que se sirve de aclaraciones pare-cidas a las de sus comentarios deescuela, no se somete a la rígida estruc-tura de la retórica, sino que se muevelibremente, dando comienzo con lacaptatio benevolentiae, para atraer laatención de sus oyentes (cf. p. 13; p 65con el enunciado de un tema como en

p. 154, 182; preguntando cf. p. 193,329; o con temas llamativos, como lahom. XVII, sobre la perdiz, 281 conuna explicación de etología animal). Latécnica homilética (p. 15ss) sigue elcriterio hermenéutico de la “Escriturainterpretada desde la misma Escritura”,sirviéndose, para las interpretacionesque hace, de otros textos de la Escritu-ra y si se extiende en precisiones filoló-gicas es para matizar la interpretación,por ejemplo en p. 84-86; o en la hom.latina II, pp. 379-381; 382-383. Orígenes se preocupa ante todo deexplicar la intención del texto (p.17)que se corresponde con la dignidad deDios y la utilidad de su palabra, esdecir, la palabra de Dios es siemprebuena, edifica y nutre el alma (p.18referido a la hom XIX, 14, pp. 318-322, donde se puede ver la interpreta-ción de dos niveles, desde la etimolo-gía y el sentido literal hasta el sentidoespiritual). La intención del texto esfruto de la inspiración, pero se mani-fiesta por medio de símbolos, por esola exégesis alegórica y espiritual es laque da sentido, incluso a los pasajesque literalmente interpretados creandificultades. De ahí que los contenidospuedan ser variados, y que la exhorta-ción del predicador sea defender la feen Dios frente a los ídolos (cf. pp. 117-120; 277-279) o explicar el lenguajeantropomórfico (cf. pp.141-144), que

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9 J.R. DÍAZ SÁNCHEZ CID, Justicia, pecado y filiación: Sobre el comentario de Oríge-nes a los Romanos, Toledo 1989.

10 P. Nautin seguía la edición de Klostermann, GCS 6, Leipzig 1901. Pero al estudiarel texto ha preferido siempre frente a Klostermann las leciones del ms Scorialensis W III,19 dejando en segundo plano las adiciones de la versión jeronimiana.

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describe el “arrepentimiento de Dios”(pp. 300-306) una excelente página delo que es la interpretación origeniana yla condescendencia de Dios hacia elhombre. Dios se revela por la palabra yésta llega por medio de otros sereshumanos, cuyo mensaje no son sólopalabras sino gestos y acciones (p. 27;pero cf. p.77-79; 82-84). El comentariohomilético de Jeremías sirve tambiénpara exponer algunos de los puntosclave de la cristología (pp.42-47), perocomentando el v. de Jer 17,5 “malditoel hombre que confía en el hombre yhace de la carne su brazo, pero apartade Yhwh su corazón” se extiende enconsideraciones sobre los que niegan ladivinidad del Salvador (los ebionitas,que lo consideraban un psylos anthrô-pos), y aplica al verso de Jer propo-niendo a Cristo como sabiduría, justi-cia y Logos, y por la resurrección “seha convertido en primogénito de todoslos hombres que se transforman enDios” (pp.263-265), añadiendo quequien observa sus palabras, y añade lamortificación que no afirma la carne desu brazo, está en grado de conocer laesperanza en Jesucristo. Parecidasobservaciones encontramos en suexplicación de la encarnación delVerbo, de la kénosis (p. 73-74), comovenida de Dios al mundo (pp. 168-169)que es necedad pero más sabia que lasabiduría del mundo.

Son unos pocos pasajes espigadosen el conjunto de los comentarios a Jer

en los que además del sentido del texto,nos invita a dejarnos instruir por lapalabra de Dios pero también a que lainstrucción sea conversión. La lecturade Orígenes siempre es estimulante ysorprendente, por eso hace falta unpoco de ánimo y no asustarse por laabundancia de textos de la Escrituraque entran en consideración, bastadejarse llevar por el curso del pensa-miento y “escuchar” al predicador,teniendo el texto de la Escritura amano. La edición es magnífica y deagradecer sinceramente.

4. De Atanasio el Grande (295-373)nos ofrece el P. Carmelo Granado unatraducción, con introducción y notas delas Epístolas a Serapión sobre el Espí-ritu Santo11, de contenido dogmático ehistórico polémico escritas en los años358-362 y dirigidas a Serapión deThmuis (+ post 262), amigo del padrede los monjes Antonio y después elegi-do obispo de Thmuis, en el bajo Egipto(delta), desde el año 339 y de clara fenicena. Las cartas son importantes porla doctrina sobre el Espíritu Santo queen esos años y hasta el 381 se estabaformulando. La introducción nos da lascircunstancias históricas posteriores alexilio de Atanasio, por tercera vez, en356 (cf. pp. 9-17). El asunto de las car-tas es la divinidad del Espíritu Santo,puesta en duda por algunos (cf. los“trópicos”, porque se sirven de los tro-poi, el lenguaje figurado inventado por

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11 ATANASIO DE ALEJANDRÍA, Epístolas a Serapión sobre el Espíritu Santo. Introduc-ción, traducción y notas de Carmelo Granado sj. Ciudad Nueva, Madrid, Bogotá, BuenosAires, México, Montevideo, Santiago, 2007. 220 pp.

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ellos, pero son los que más tarde apare-cen bajo el nombre “Pneumatómachos”(cf. pp. 12ss); el lenguaje figuradopodía despojar de su contenido a laEscritura, por lo que Atanasio al elabo-rar su concepto de pneuma con los tex-tos del A.T. - estas cartas son auténticoflorilegio de textos bíblicos - se refiereal Espíritu Santo. Detrás de ellos está elmovimiento arriano; aunque éstos sehan apartado de ellos al no aceptar quedefinan al Verbo como una creatura,que era como negar su divinidad, caenen la mismo error al negar la divinidaddel Espíritu Santo al que consideranuna creatura. Además los relaciona conla gnosis valentiniana.

La concepción atanasiana del Espí-ritu Santo se entiende en el momentoen que se está aclarando la concepciónde la divinidad del Espíritu Santo, par-tiendo de algunos textos bíblicos, losque la negaban y los que proponenunos criterios de interpretación, queAtanasio formula atendiendo al contex-to en el que está la palabra Pneuma,cuyo significado es polisémico: si vaseguida de complementos explíci-tos:“de Dios, del Padre, del Hijo, deCristo, mío”, o con artículo determina-do y cuando expresamente es determi-nado como Espíritu Santo, Paráclito, dela Verdad. De esa forma, la interpreta-ción se encauza en el uso del lenguajebíblico, teniendo en cuenta además elotro criterio, la limitación del lenguajehumano, que nunca será del todo ade-cuado para expresar el misterio deDios, ya que a la Trinidad se llega porla fe y la escucha obediente (las pp. 18-23 de la introducción son de una granclaridad). La teología trinitaria es unaforma de entender la revelación de

Dios, cuya existencia se nos descubre,pero no nos dice “cómo es en sí” (cf.pp. 88-89, sobre los límites del conocerhumano). Pero Atanasio la profundizaal exponer que su existencia – la delúnico Dios bendito por los siglos–(pp.51-52), no está formada por Diosy las criaturas Verbo y Espíritu Santo,sino que el Espíritu y el Hijo son con-sustanciales al Padre, al mismo nivel,aunque en la relación que se nos da aconocer aparece el Hijo como imagendel Padre, y el Espíritu como imagendel Hijo (cf. pp. 95-99) de forma inse-parable, porque la Trinidad no admitedesemejanza ni diversidad de naturale-za en su relación intratrinitaria (contrael arrianismo radical, que daba a lasegunda y a la tercera persona naturale-zas diferentes en relación a la primerapersona). Se pueden leer los párrafosde la I Carta 20,4-8 y la conclusiónICarta 21,1-4 para entender la claridadde la exposición de Atanasio.

En la introducción hace una exposi-ción sumaria de las cuatro Cartas y delapéndice a la IV carta (pp.24-41): laprimera es la más extensa y densa, cen-trada sobre el error que combate ysobre la doctrina del Espíritu Santo,con un abundantísimo aparato de textosbíblicos, que usaban los trópicos y con-tra sus argumentos racionales. El ori-gen de la nada (creatio ex nihilo) pro-pio de todas las criaturas no es aplica-ble al Espíritu de Dios, porque es Espí-ritu de vida, de santificación, de reno-vación; vivificador y sello que nosdiviniza y nos hace participar en ladivinidad uniéndonos al Padre. Lacarta es importante porque afirma la feapostólica (cf. pp. 117-128) donde afir-ma también que el Espíritu Santo es

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subsistente, por lo tanto es una persona(aunque no le aplica este término). LaTrinidad es, pues, una realidad, no unnombre (contra el sabelianismo) y sin“rodar hacia el politeísmo de los grie-gos” según la fe de la Iglesia: un únicoDios, una sola fe, un bautismo, unaúnica actividad divina, probada por laEscritura. La primera carta a Serapiónes de una claridad excelente.

La segunda y la tercera cartas pare-cen ser una sola, en la que propone larefutación de los arrianos. Es una inter-pretación de Prov 8,22 contra la ten-dencia a hacer del Logos una criatura,pues aunque en la plenitud de los tiem-pos el Hijo de Dios se encarnó pornuestra salvación, está sentado junto alPadre desde siempre y para siempre;hay que distinguir cuando la Escriturahabla de la divinidad o de la humani-dad el Verbo. Y además, en la tercera,completa el desarrollo de su pensa-miento: todo lo del Padre está en elHijo, y por medio de éste en el EspírituSanto (cf. pp. 149-151). Ni el Hijo porsu cualidad propia, consubstancial alPadre, ni el Espíritu Santo “por su cua-lidad propia en relación al Hijo y por-que de Él es dado a todos, y porque loque tiene es del Hijo”, pueden ser cria-tura (p. 151). La descripción de losargumentos en las pp. 152-157 es unapequeña pneumatología, desde su ori-gen en Dios, sus propiedades, unción,sello, su ser único, que está omnipre-sente, creador junto al Padre y al Hijo,inseparable del Hijo, gracia que proce-de del Verbo y nos da a conocer elamor del Padre.

La cuarta carta responde a la cues-tión si el Espíritu no es criatura, ¿esque es hijo? o puede ser que viniendo

del Verbo sea “nieto” (p. 34ss y p.164), en las que Atanasio vuelve atomar la Escritura y responder segúnella habla y según la fe de la Iglesia harecibido, manteniendo la inalterabili-dad de la Trinidad, porque la fe exige elconocimiento pero no las cuestionesabsurdas que desbordan tanto lo trans-mitido en la fe apostólica como lo queel pensamiento puede desarrollar (pp.166-172). El apéndice ofrece un textoigualmente extraordinario sobre elpecado de blasfemia contra el EspírituSanto (pp. 178-202) pero con explica-ciones sobre la actividad de las divinaspersonas, por lo que el Espíritu actúasobre los bautizados (pp. 180-181s),pero el pecado después del bautismo –que se recibe en el nombre de la Trini-dad – es pecar contra la Santa Trinidad. En conclusión, una excelente edición ytraducción, que nos permite seguir lateología más elaborada y mejor presen-tada del siglo IV sobre el EspírituSanto y a la vez sobre los problemasque tanto se debatieron y dieron lugar aenfrentamientos y divisiones inconta-bles como refleja la historia. Es unabuena ocasión para entender el trasfon-do doctrinal que estará presente en elconcilio de Constantinopla de 381.

5. Basilio de Cesarea (330-379) esuno de los grandes escritores del sigloIV, hermano de Gregorio de Nissa,unido por una amistad profunda conGregorio de Nacianzo y los tres com-partiendo lazos comunes de honda rai-gambre espiritual, además de una pro-funda formación en la paideia y en lossecretos de la retórica (perfeccionadaen Atenas durante siete años por Basi-lio en compañía de Gregorio de

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Nacianzo). Son los tres grandes capa-docios, cuya influencia en el desarrollointerno de la Iglesia de Oriente, tantoen el aspecto doctrinal como en laorganización de la vida ascética ymonástica, como en la positiva valora-ción de la cultura pagana, es tan grandey a la vez tan profunda de precisar. DeBasilio nos ofrece la BP 73 una serie desermones panegíricos a los mártires yhomilías de tipo ascético, que introdu-ce, traduce y anota la Prof. María Ale-jandra Valdés García12.

La introducción (pp. 9-31) exponebrevemente la vida de Basilio siguien-do el riquísimo tesoro de sus cartas(365 según la ed. de los Maurinos,algunas dirigidas a Basilio) y los dospanegíricos, el de su hermano Gregoriode Nissa y el de su amigo Gregorio deNacianzo, a la vez que los excelentesestudios debidos a J. Gribomont. Laproducción literaria de Basilio es nota-ble, no sólo en obras de tipo doctrinalcomo el Contra Eunomio y el tratadosobre el Espíritu Santo (del año 375)donde expone la “homoousia” del Espí-ritu Santo (Basilio era decididamenteantiarriano, defendiendo no sólo laortodoxia doctrinal sino la unidad de laTrinidad en la veneración litúrgica de laIglesia), sino también de carácter ascé-tico – Ascetikon que ocupa más de lamitad del tomo 31 de PG -. La produc-ción homilética es considerable (23 dis-cursos en PG 31; pero cf. p. 13), sobreel Hexaemeron, los salmos, sobre Isaías

– en los que depende de Eusebio y de laexegesis origeniana – y veintitrés homi-lías y panegíricos dedicados a aspectosmorales – el ayuno, la avaricia de losricos, sobre el uso y lectura de los clási-cos, a los mártires. De esta producciónha elegido la autora de esta edición lospanegíricos a los mártires: A la mártirJulita (pp. 41- 60), al mártir Gordio (pp.61- 76), la importante homilía dedicadaa los XL mártires de Sebaste (pp. 77-90), al mártir Mamante (pp.91-100), ylas homilías que agrupa bajo el epígrafe“contra las pasiones”, sobre la frase deLc 12, 18 ‘Destruiré mis graneros’ (pp.101-113), contra la riqueza (pp. 114-131), sobre la envidia (pp.132-143) ysobre la ira (pp.144-158). Como sepuede ver, una selección limitada, peromuy interesante, por la variedad detemas y motivos reflejados.

Las cuatro homilías dedicadas a losmártires, (la autora nos ofrece la prime-ra traducción al castellano cf. p. 17),muestran que Basilio no sólo era parti-dario del culto a los mártires, sino tam-bién de la aceptación de las tradicionesorales – entre los oyentes estaban algu-nos testigos del martirio - porque sonmártires de la zona de origen de Basi-lio, y en el lugar del martirio se habíaerigido un santuario. Ofrecen el reper-torio de lugares propios del género, losejemplos bíblicos, las alusiones a lavida y a la pasión de Cristo, la alegríapor el martirio, presentado como uncombate que subraya la confesión de la

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12 BASILIO DE CESAREA, Panegíricos a los mártires. Homilías contra las pasiones.Introducción, traducción y notas de María Alejandra Valdés García. Ciudad Nueva, Madrid,Bogotá, Buenos Aires, México, Montevideo, Santiago, 2007. 174 pp. (Biblioteca de Patrís-tica = BP, 73).

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fe. De mayor entidad los de Gordio,centurión condenado a ser decapitado yel de los XL Mártires, condenados amorir congelados en pleno invierno deAnatolia. El panegírico dedicado a lamártir Julita va junto a un desarrollobasado en la frase de 1Tes5,17-18sobre la oración incesante y la acciónde gracias. El de Gordio es un ejemplode panegírico cristiano, en el que se tie-nen en cuenta las acciones del mártir –el justo alabado -, es decir, su vida y suvalor en los combates, su martirio porCristo (cf. pp. 61, 63-64) y la imitaciónque propone, manifestando que “eshermoso lo de nuestra tierra”, como unfruto familiar, pues manifestó unaactuación honrada y despegada de lagloria del mundo y de “todo cuanto escodiciado por los hombres” (p. 66). Elcarácter ejemplar del mártir es destaca-do también por su anhelo de la vidaante la muerte, sin doblez o fingimien-to de su fe (p.72-73), firme e inconmo-vible por su fe en Cristo.

Los XL Mártires, de forma pareci-da, son presentados como “hombresvalerosos y de una sola alma, quemerecen ser imitados, porque el marti-rio voluntario es signo de felicidad.Fueron constantes, unánimes en la fe,firmes al defender la Verdad, parejosen su capacidad de combate y dignosde igual gloria. El ejemplo de los már-tires es de utilidad” (p. 77), de unmismo linaje espiritual (p. 79), firmesen su decisión (p. 81-82), como mani-fiesta citando palabras de su respuesta

al juez que los condenó y en el discur-so de despedida (pp. 83-85), con ladescripción de la escena que ha queda-do plasmada en la pintura, con el deser-tor y el puesto ocupado por uno de losverdugos (pp. 86-87)13.

Las homilías de contenido moral,como la dedicada a la avaricia (pp.101-113) o la riqueza consideradainjusta – la hacienda de la injusticia(p.110) -, proponiendo la fecundidadde la tierra como paradigma – “produ-ce frutos no para disfrute, sino comoservicio” (p.104, 109), porque es impo-sible querer encerrar la riqueza, sóloproduce obsesión. Y añade una frasememorable: “tienes como graneros, siquieres, los vientres de los pobres”(p.110). Puede apreciarse un lenguajefranco, como en el discurso contra lariqueza y la preocupación por las cosaspasajeras (pp. 114-131), ya que todosterminamos en la muerte y un entierrofastuoso o un sepulcro suntuoso(p.131) vale menos que la “sepulturade la piedad”. La envidia es otro de losvicios contra los que predica Basilio,viendo en ella el veneno que corroe aquien la sufre (pp. 132-143), con frasestomadas del imaginario popular, la ser-piente, la herrumbre que estropea elhierro, las figuras clásicas, como Caíny Saúl (p.134-135) . Incluso describe laenvidia como un “genero de odio”(p.136) que contrasta con la virtud –bien mayor y duradero (p.142) -.

Sobre la ira la última exhortación(pp. 144-158) que nos ofrece este volu-

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13 La pintura de Mariano Salvador Maella, pintada en Roma en los años 1760-1762, sehalla en la iglesia de los Santos XL Mártires y de San Pascual Baylón de Roma; asimismose conserva un boceto de dicho cuadro en la Real Academia de San Fernando, de Madrid.

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men de la colección BP. Terminamosdestacando la excelente edición y sucomentario breve y ajustado a las indi-caciones del texto, remitiendo a otroslugares y a puntos que se pueden com-pletar con la bibliografía (abundante yoportuna de las pp. 33-38) que en lasnotas permite aclarar y profundizar losargumentos prácticos de esta serie dehomilías basilianas.

6. En la serie mayor – FuentesPatrísticas - la Editorial Ciudad Nuevanos presenta las obras de Ambrosio deMilán (334-391) dedicadas a la virgini-dad14 que completan las ya publicadasen el tomo 12 de la misma serie Fuen-tes Patrísticas: De virginibus ad Marce-llinam sororem, compuesta de treslibros (en el tercero se encuentra el ser-món que el Papa Liberio habría pro-nunciado en la toma del velo de estahermana de Ambrosio, pero segura-mente obra suya cf. De virg. 3, 1-3) y elDe viduis15. En el presente tomo 19 nosofrece el Prof. D. Ramos Lisson, trestratados ambrosianos, De virginitate,De institutione virginis, Exhortatio vir-ginitatis, siguiendo el texto de la edi-ción de I. Cazzaniga para el primero(Turín 1952), y para los otros dos,según la edición de los Maurinos, quees la que se encuentra en Migne, PL 16.

Ha tenido también en cuenta la recien-te edición de la Opera Omnia, tomo14,2 dedicado a las obras morales deAmbrosio, como indica en la bibliogra-fía pp. 21-23)16. El poner el texto latinojunto a la traducción española es unode los grandes valores de este tomo yde la serie de Fuentes Patrísticas, engeneral.

Dado que los Escritos que presenta-mos corresponden a la etapa final de lavida de Ambrosio, podemos deducir elinterés manifiesto en defender la virgi-nidad cristiana, el defenderla de ata-ques de diversa procedencia, que hacecon una gran aportación de textosbíblicos, indicio de que en su labor pas-toral en la interpretación de la Escritu-ra, emplea la exégesis espiritual – con-tra las tendencias literalistas maniqueas– que resolvía las dificultades de com-prensión con el sentido alegórico apli-cado a las exhortaciones parenéticas,sobre todo los textos del A.T.

El tratado De virginitate (en estaedición pp. 33-147) ha sido a vecesconsiderado el libro IV de la obra Devirginibus y como libro II de la obra Deviduis, según algunos testimonios de latradición manuscrita; de hecho, lafecha de composición es discutida,aunque se acepte la propuesta porDassmann (cf. p. 22) que se apoya en

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14 AMBROSIO DE MILÁN, La virginidad. La Educación de la virgen. Exhortación a la vir-ginidad. Introducción, traducción y notas de Domingo Ramos Lisson. Ciudad Nueva,Madrid, Bogotá, Buenos Aires, México, Montevideo, Santiago, 2007.367 pp.

15 AMBROSIO DE MILÁN, Sobre la Vírgenes y sobre las viudas, Madrid 1999. 16 AMBROSIO DE MILÁN, Sancti Ambrosii Episcopi Mediolanensis Opera, 14, 2: Vergi-

nità e vedovanza, ed. bilingüe con introduzione e note di Franco Gori, Mediolani -Romae,Città Nuova Ed., 1989.

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la opinión de Wilbrand, partidario deposponerla a la Expositio evangeliiLucae, y en las opiniones de F. Gori,partidario de una fecha tardía, en losaños finales de Ambrosio, cuando deci-dió reunir sus reflexiones para comple-tar lo escrito en el De virginibus; si setiene en cuenta el carácter fragmentariodel escrito, podría aceptarse esta expli-cación (cf. p. 13-14), y ver en esteescrito una composición con homilíaspredicadas en distintas ocasiones ypara defender la virginidad. Así seexplica también la influencia delComentario al Cantar de Orígenes.

El tratado De institutione virginis,(en esta edición pp. 149-237) se sitúatambién en los últimos años de la vidade Ambrosio (cf. p. 14-15), cuandoasistió a la velatio de la virgen Ambro-sia, como indica en el comienzo deltratado. La ceremonia de la imposicióndel velo por el obispo adquiere todo susignificado en el siglo IV. Pone derelieve el significado de la virginidad(cf. bona virginitas, p. 162, en 3,16) yde las virtudes que son propias de lasvírgenes cristianas (con abundantescitas del Cantar de los cantares; y comoes habitual de tantos pasajes de laEscritura), pero el escrito se centra enla defensa de la virginidad perpetua deMaría (este era el título antiguo delescrito), después de exponer la crea-ción y el pecado de Adán y Eva, la his-toria de Sara y Abrahán, y la nuevaEva, María (Veni ergo, Eua, iamMaria… cf. 5,33 em p. 174) que es el“Signum sacrae virginitatis” (5,35, p.174), comentando los epítetos que seaplican a María Virgen y Madre deDios: “Cuius tanta gratia, ut non solumin se virginitatis gratiam reservaret, sed

etiam his quos bizerte, integritatisinsigne conferret” (7,50, cf. p. 188);puerta, por la que Cristo ha entrado,que en el nacimiento de Cristo perma-neció “clausa” (cf. pp. 192-194, 196),tallo (según Is 11,1), huerto cerrado,fuente sellada, corona de gracia, nubeque hace llover a Cristo, copa (en14,90 p. 214). A partir de esta exposi-ción exhorta a la vírgenes a recibir estafuente de agua viva, fuente de la virgi-nidad (cf. p. 210; 13,86) y no olvidapresentar a María como “figura eccle-siae”, de la que ya había presentado unparalelo con la virginidad (virgen yesposa, cf. 1,5-6 p. 152-154 y ahora en14, 89 p. 212).

Como podemos ver, es un tratadode gran sentido espiritual y de forma-ción para la virginidad, con la aplica-ción tipológica de los textos de laEscritura a la Virgen María y propo-niendo su imitación a las vírgenes (cf.9,58-62 pp. 194-196 ya citadas antes)en la exhortación a las vírgenes paraque imiten a María.

La tercera obra, Exhortatio virgini-tatis (en esta edición pp. 239-329) es lahomilía predicada en Florencia el año394 en la deposición de las reliquias delos santos Vital y Agrícola, aunque enesta homilía sólo se menciona alsegundo. Los datos de la homilía y losde su vida escrita por Paulino contras-tan un poco, no en la veneración de losmártires, que ahora sirve de fundamen-to a la exhortación, sino en los detallessobre la posible basílica construida y ladedicación. La homilía es de granvalor, porque sigue el contenido de lapassio. Pero la obra no trata del culto aestos mártires, sino de la decisión de lapiadosa viuda Juliana que le había invi-

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tado a consagrar la iglesia construida asus expensas y que dirige a sus hijos laexhortación a vivir la virginidad, quehace por medio de Ambrosio. Dadoque es un consejo, que se propone conlos ejemplos tomados de la Escritura,que ya hemos visto en los anteriores, laimportancia del presente escrito es quealude a la persona de la madre y a suautoridad para ofrecer los argumentosde la primera parte (hasta 8, 55 cf. p.294). Después continúa en nombre pro-pio Ambrosio (“… ego quoque vos,filii, vel paucis alloquar”), partiendo deCristo y de su exhortación a buscar elReino de Dios y retomando la exégesisespiritual del Cantar de los cantares,con la Sinagoga que identifica con laesposa del Cantar y la virgen, que seconsagra a Cristo como esposa, expo-niendo las cualidades que deben ador-narla (cf. pp. 298-304; 316-), pero tam-bién la Iglesia, hermosa entre las vírge-nes (cf. p. 306).

La exhortación introduce la imagende Cristo esposo de las vírgenes conmás claridad que en los otros tratados,con aspectos concretos dedicados a lahilaridad excesiva de las vírgenes (pp.310-314), la falta de moderación en lossentimientos (cf. moderamen, parsimo-nia p.314-315), la necesidad de acre-centar el patrimonio de las buenasacciones (p.316), la sobrietas que seentiende como ausencia de lascivia yde soberbia mundana, de celo por lacastidad, y la ausencia de adornos quedestaquen la belleza personal (p.316-317), porque las vírgenes son “templo

de Dios”. La exhortación a guardar lospreceptos de la Escritura indica su con-cepción de ella como un texto normati-vo, “porque el Señor educa” (erudit etdocet, p. 320); el testimonio de laEscritura es indudable porque en ella seencuentra Cristo (ubi Christus inveni-tur, 9, 56 p. 294).

La edición de esos tratados es unacontribución excelente al conocimientode los Padres. Quien desee conocer unode los capítulos más atractivos de lavida de la Iglesia en el sigo IV puedeleer con provecho estos tratados deAmbrosio sobre la virginidad y la for-mación de las vírgenes. Los índices,bíblico, ambrosiano, de autores y deobras, antiguos y modernos, y el exce-lente índice temático ayudarán a unalectura más variada y enriquecedora.

7. Teodoreto de Ciro (ca. 393-ca.460) es uno de los autores de tradiciónantioquena más importantes, junto aJuan Crisóstomo, y del que hemos con-servado una considerable obra literaria,sobre todo obras exegéticas, aunquehemos perdido las más directamenterelacionadas con su controversia contraCirilo de Alejandría desde el año 431 ycontra el concilio de Éfeso; otras sehan transmitido bajo otros nombres deautores antiguos17. El trasfondo es el dela controversia nestoriana y la rivali-dad, no sólo doctrinal, entre Antioquíay Alejandría, como se verá en las dis-putas en torno a la fórmula de unióndel año 433, que después se traspasa ala doctrina eutiquiana.

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17 J. QUASTEN, Patrología, II, 596-614.

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De las obras polémicas y dogmáti-cas la BP 7018 nos ofrece la traducciónespañola de su obra Eranistes, conintroducción e índices; es su obra –dice Quasten – más importante dedica-da a la cristología, que fue publicada enel año 447, en cuatro libros, aunquesería más adecuado decir que son treslibros de diálogo entre un creyenteortodoxo y un monofisita (el mendigo)y un resumen en forma de compendiodogmático (cf. p. 47) que contiene die-ciséis puntos. Muchas de estas cuestio-nes las expone con claridad el autor deesta edición, Francisco M. FernándezJiménez, en su introducción; cf. la sín-tesis exacta de su vida y de la difícilrecepción en la posteridad, incluidaslas condenas, pp. 7-18; la descripciónde sus obras, pp. 18-28; la discusióncristológica en el siglo V, pp. 28-46 y lapresentación de la obra que tenemosdelante, pp. 46-56. La introducción secompleta con una nota sobre la cristo-logía de Teodoreto, pp. 56-60 y la indi-cación sobre el texto original, según laedición crítica de Gerard Ettlinger(Oxford 1975). La Bibliografía (pp. 63-65) es breve y acertada en su concisión.

Veamos un poco el significado deesta obra. Se ha discutido sobre lasfuentes, que según L. Saltet19 procede-rían de una antología dogmática de tex-tos reunidos en Antioquía y que se pen-saba usar contra Cirilo de Alejandría(cf. p. 51-53). De este florilegio proce-

derían la mayoría de los 238 pasajes deautores antiguos. Saltet en su ensayosobre las fuentes de Teodoreto, mantie-ne que hubo una segunda edición, pos-terior a Calcedonia (a. 451) y en la quese incorporó al final del segundo diálo-go los pasajes que el Papa León Magnohabía añadido a su Tomus ad Flavia-num (cf. p. 47, 51- 55). La compara-ción con el florilegio del Papa Gelasioavala esta opinión, sin excluir unalabor de selección más personal delpropio Teodoreto.

La obra tiene su punto de mira en ladoctrina de Eutiques, el monofisismo,del que dice es un fruto de la mendici-dad ejercida en lo propio de otrasmuchas herejías, por eso se denominatambién “Polymorphus”, una miscelá-nea de errores procedentes de la gnosis,de Marción, de Arrio, de Eunomio o deApolinar, a los que acusa de sentirse“fundadores de nuevas doctrinas” (p.70). El mendigo es Eutiques. El queesté en forma de diálogo es parte de lavariedad de diálogos teológicos que eneste siglo produce la literatura cristia-na, con los modelos de Platón y Cice-rón, y más cercanos en el tiempo los dePlutarco, Luciano y Macrobio. El pri-mer diálogo (cf. pp. 73-143) se dedicaa exponer la “inmutabilidad” de ladivinidad del Hijo Unigénito (cf. p.71), pero parte de la confesión de laúnica sustancia de la Trinidad, segúnlas Escrituras y Nicea (p.74) contra

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18 TEODORETO DE CIRO, El mendigo. Introducción, traducción y notas de FranciscoMaría Fernández Jiménez. Ciudad Nueva, Madrid, Bogotá, Buenos Aires, México, Monte-video, Santiago, 2007. 378 pp.

19 L. SALTET, Les sources de l’Eranistês de Théodoret, en RHE 6 (1905) 289-303; 513-536; 741-754.

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Arrio. De hecho va exponiendo la con-cepción ortodoxa, confesando un soloHijo, que ha asumido la naturalezahumana, asumiendo la carne, sin muta-ción de su naturaleza divina, y distin-guiendo el significado aplicadas a laTrinidad, de sustancia, hipóstasis, natu-raleza (cf. pp. 74-76). Las continuascitas de la Escritura sirven como argu-mentación del diálogo, como por ejem-plo la alusión a Éx 33,11 El Señorhablaba con Moisés cara a cara, paraindicar que el lenguaje de la Biblia noindica la naturaleza de lo que se ve, esdecir, que no ve la sustancia, la natura-leza divina, infinita, incomprehensible,inefable, sino lo que se manifiesta amedida de la naturaleza humana (cf. p.89).

Pero a continuación habla de laencarnación que hace visible medianteel velo de la carne la naturaleza divina(p. 90), o se extiende en la interpreta-ción del cuerpo y sangre desde los divi-nos misterios hasta la consideración delcuerpo del Verbo para su manifestacióncomo hombre, no sólo de la carne, quepor sí misma no basta (p.100-103), nitransforma la divinidad que permanecetal en su unión con la humanidad asu-miendo la carne. Las citas de autoresque se insertan, desde Atanasio a Gre-gorio Nacianzeno, Ambrosio, Flavianode Antioquía, Gelasio de Cesarea, JuanCrisóstomo, Severiano de Gabala, perotambién Ignacio de Antioquía, Ireneode Lyón, Hipólito, Metodio, Dídimo elCiego, Eustacio de Antioquía, Basiliode Cesarea, Gregorio de Nissa, Anfilo-quio de Iconio, terminando con unasfrases de Apolinar.

La parte dedicada a la no confusiónde las naturalezas (pp.144-252), y

sobre el alma racional de la naturalezahumana asumida por el Verbo (p.183),que en la persona de Cristo se unensegún la hipóstasis; la única persona deCristo es la que puede evitar el error decreer que las dos naturalezas son doshijos distintos, dividiendo a Cristo(acusación hecha a los antioquenos),pero también la de una sola naturalezaresultante de la unión (cf. p.174, elmonofisismo de Eutiques. Teodoretodefiende la doble naturaleza del Salva-dor (cf. p. 170ss), la del Verbo engen-drado por el Padre antes de todos lossiglos, inmutable y consustancial alPadre y la humana, linaje de Abrahán yde David, nacida de María sin pecado;el hecho de que Teodoreto hable deasunción de la naturaleza humana porparte del Verbo en la encarnación, dabalugar a acentuar la división, aunque élmantiene la unidad en el único proso-pon, el único sujeto, base de la commu-nicatio idiomatum, las propiedades quele asigna según manifiesta en p. 174,179.

La antología de citas comienzaahora en Ignacio de Antioquía, Hipóli-to, Ireneo de Lyón, con los fragmentosmás amplios de Ambrosio (cf. pp. 211-218) y terminando con citas de Cirilode Alejandría (pp.242-245) y de Apoli-nar (pp. 246-251) para mantener la dis-tinción de las naturalezas sin confu-sión. Pero es en el tercer diálogo dondeexpone el atributo de impasibilidad(pp.253-343) que comienza afirmandola asunción de una naturaleza humanaperfecta, pero permaneciendo inmuta-ble en su divinidad, sin confusión eimpasible en su pasión (cf. pp. 258,267), por su inmutabilidad e invaria-bilidad, pero en un cuerpo real de hom-

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bre perfecto, pasible en su carne. Ellenguaje de Teodoreto está cerca de loque veremos en Constantinopla, comose encuentra en esta misma obra resu-mido, p. 279, proclamando la unión sinconfusión de la divinidad y de la huma-nidad, en una sola persona indivisa,que es a la vez Dios y hombre; la únicapersona del Verbo encarnado, de Jesu-cristo el Hijo de Dios. La misma doc-trina que resume en el compendio dog-mático (pp. 344-358) que de nuevoexpone con referencias a la Escritura,destacando la humanidad completa (cf.p. 354), y manteniendo la impasibili-dad de la divinidad. Temas de com-prensión trabajosa en la época y en lateología de siempre. La edición es deagradecer, porque nos acerca a unaépoca dinámica en el pensamiento y lateología.

8. De Victorino de Petovio (+ ca.304 mártir)20, tenemos pocas noticias,tanto de su origen como de la época desu episcopado en la ciudad de Petovio(Ptuj, en latín Poetovio, alemán Pettauen la zona oriental de la Esloveniaactual; la antigua Panonia romana). Laserie Fuentes Patrísticas nº. 20 nosofrece la edición del texto y la traduc-ción española (por Joaquín PascualTorró) de su Comentario al Apocalip-sis, el único que nos queda de la ampliaobra de uno de los primeros exégetasque escribe en lengua latina, aunque

parece que era de lengua griega, segúnel testimonio de Jerónimo (cf. De virisill., 74 citado por el autor de esta ed. enp. 9). Este comentario era conocido porlas citas de Jerónimo, que lo había revi-sado y corregido eliminando interpreta-ciones literales y corrigiendo el texto,hasta que su texto completo fue editadoen 1916 a partir del códice vaticanoOttob. Lat. 3288, ofreciendo la posibi-lidad de comparar el doble texto, segúnla Recensio Hieronymi y la del manus-crito citado (cf. p. 22-23), que es lamisma que reeditó el p. A. Hamman enPLS21.

No sabemos por qué la obra de Vic-torino de Petovio ha desaparecido a lolargo de los siglos, y quizá su caracte-rístico milenarismo sea la razón másevidente, por lo que supone posterior-mente el Decretum Gelasianum, sobrelos libros no aceptables. Como el librodel Apocalipsis se presta a destacar losaspectos cristológicos y escatológicos,el pensamiento de Victorino es de inte-rés para comprender las explicacionessobre la preexistencia del Verbo y suencarnación, pero también cómo es elcentro de los dos Testamentos. Todo elmisterio de Cristo aparece mencionadoen el comentario (cf. pp.12-14) y enespecial su exaltación, pero se amplía ala teología del Espíritu Santo, a la Igle-sia y el bautismo, a las Escrituras, a laescatología, tanto en su fase intermediadespués de la muerte como la final, la

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20 VICTORINO DE PETOVIO, Comentarios al Apocalipsis. Introducción, traducción ynotas de Joaquín Pascual Torró. Ciudad Nueva, Madrid, Bogotá, Buenos Aires, México,Montevideo, Santiago, 2008. 276 pp. (Fuentes Patrísticas 20).

21 Es la ed. de J. HAUSSLEITER, en el CSEL 49, Viena 1916. PLS 1, 103-172 indicadopor el autor de esta edición.

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Parusía y los acontecimientos prece-dentes, una gran atención a la aparicióndel Anticristo, el anuncio del evangelioy la conversión de Israel. Además laciudad santa, la nueva Jerusalén será elpaso previo al reinado de Cristo.

Jerónimo en su mención citada Devir. Ill., habla de su coincidencia conPapías, Ireneo, Apolinar, Tertuliano yLactancio en lo referente al milenaris-mo, pero también hay que referirse aJustino, a Hipólito y a Orígenes, apesar de que Jerónimo escribe en tiem-pos de polémica antiorigeniana. Peroes aún más amplia la presencia de lastradiciones exegéticas, como indicaMaría Veronese en su edición22, y aúnmás su influencia en los posteriores,como en Gregorio de Elvira, en Aprin-gio de Beja y Beato de Liébana (cf. pp.21-22). Ya hemos aludido a la ediciónde CSEL y conviene mencionar la queapareció en la serie SC 42323 y queaporta novedades significativas a lahora de valorar las intervenciones deJerónimo, que no serían tan profundascomo se había pensado desde la edi-ción de Haussleiter. El editor de estaexcelente edición bilingüe ha tenido encuenta todas éstas. La fuentes posiblesvan anotadas al pie del doble texto lati-no en las páginas pares, y en la imparesla traducción de ambos textos y lasnotas de comentario, además de laidentificación de las abundantísimoscitas bíblicas.

El comentario de Victorino al Apo-calipsis es sobre todo cristológico,como vemos en su comienzo (p. 32-33)o en el comentario a Ap 1,7 (p. 34-35)y a Ap 1,13 “hijo de hombre” (p. 36-37) en pasajes cercanos a Ireneo deLyon como indica en las anotaciones.Recordemos, además, la referencia a latúnica, el vestido, como indicación dela carne de Cristo, no afectada por lacorrupción de la muerte y desde supasión y resurrección investida por elsacerdocio eterno (p.38-39). La inter-pretación es alegórica, como indica lainterpretación de la “espada de doblefilo” de Ap 1,16: referida a los “bonaeuangelii” y a la “legis notitiam”,transmitidos a las iglesias, pero tam-bién atributo del juez que juzga a losdestinatarios de ambos testamentos (p.40-41). En el comentario a este versí-culo hay una amplia sección sobre elcarácter de juez y el anuncio del juiciocon citas de las parábolas, y de los sal-mos, e interpretando los dos testamen-tos por los dos denarios, la monedaencontrada en la boca del pez en Mt17,26.

La figura del Anticristo es otro delos puntos presentes en el comentario,como vemos en los comentarios al capXII (p. 174-175) y a los caps. XIII YXVII (pp. 177-195), los que comentanla batalla en el cielo, con la mujer y eldragón y la batalla de Miguel y susángeles contra el dragón y las dos bes-

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22 VITTORINO DI PETOVIO, Opere. Sull’apocalisse, La costruzione del mondo, Fram-mento cronologico sulle dieci vergini, a cura di Maria VERONESE, Città Nuova, Roma, 2002,forma parte del Corpus Scriptorum ecclesiae Aquileiensis.

23 Preparada por M. DULAEY, Victorin de Petovio, Sur l’Apocalyse suivi du Fragmentchronologique et de La construction du monde, Éd. du Cerf, Paris 1997.

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tias (del mar y de la tierra). La interpre-tación de la “mujer vestida de sol” es laantigua iglesia de los patriarcas, losprofetas y los apóstoles (p.162-163), lacorona de doce estrellas, los ascendien-tes de Cristo, el sol signo de vida, laluna de muerte y de vida futura, por susfases creciente o menguante; el dragónes el diablo que no puede con Cristo,porque “non de semine natus” (pp.164-167), libre del pecado de Adán,por nacer de María y del Espíritu Santocomo había indicado ya en I,7 (cf. pp.50-51, quizá relativo a su lectura de Jn1,13). La presencia del Anticristo pare-ce identificarse con el dragón, perodespués añade la interpretación de losreyes de Roma, siete cabezas, y diceque el Anticristo pertenece a ellos.

La venida del Anticristo comienzacon la batalla contra el dragón (p.174-175), pero después de predicar Elíasdurante tres años y seis meses. Surgedel infierno, pero pudo subir al cielo dedonde es arrojado. El dragón da supoder a la bestia del mar que a su veztiene su apoyo en el poder de la bestiade la tierra (ayudante del Anticristo?),ambas significan el reino del Anticristo(cf. pp. 176-189; 188-195 la bestia dela tierra es el falso profeta), pero man-tiene la interpretación de las siete cabe-zas como las colinas de Roma, los sietereyes pasados, el presente y el futuro;la época de redacción del Apocalipsisla sitúa en tiempos de Domiciano (años95-98), aunque remite a una de las tra-

diciones curiosas de Nerón resucitado(pp.184-185), y junto a la cifra de labestia (Ap 13,18) marca de la aposta-sía, interpretando el nombre y la cifra(cf. pp. 184-189) que aplica a Genseri-co en la Recensio Hieronymi (pp. 188-189), el rey vándalo del Norte de Áfri-ca. Esto indica añadidos a la recensiónde Jerónimo (+420).

Este breve comentario ofrece unejemplo de la enorme riqueza de conte-nidos en el comentario al Apocalipsisde Victorino de Petovio, que ahorapodemos apreciar en la lectura de estaexcelente edición que nos ofrece la edi-torial y el preparador. Los índices decitas bíblicas, de nombres antiguos ymodernos completan el tomo veinte delas Fuentes patrísticas.

9. El comentario a la Biblia segúnlos Padres alcanza un panorama degran amplitud, al ofrecernos ahora elcorrespondiente a Isaías 1-39 en estetomo duodécimo de la serie dedicada alAntiguo Testamento24. Marcelo MerinoRodríguez, como responsable de la edi-ción española y los varios colaborado-res en la traducción están prestando unservicio excelente a quienes, estudian-tes, exégetas, lectores varios, deseenconocer lo que los Padres decían y pen-saban siempre partiendo de la Escritu-ra. Se supera así el planteamiento his-tórico crítico – que no se olvida ni sedesprecia, al contrario sirve de garantíapara dar a conocer la literatura cristiana

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24 STEVEN A. MCKINNON, Isaías 1-39. Ciudad Nueva, Madrid, Bogotá, Buenos Aires,México, Montevideo, Santiago, 2007. 368 pp. (La Biblia Comentada por los Padres de laIglesia y otros autores de la época patrística. Antiguo Testamento 12. Editor General ThomasG. Oden. Director de la Edición española, Marcelo Merino Rodríguez).

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en su forma más auténtica – poniéndo-se como objetivo una formación bíblicaque dé aliento espiritual profundo tantoa la predicación como a la meditación(cf. pp. 11-13). El periodo de tiempocontemplado para esta “glossa” moder-na es la Patrística hasta la Edad Mediatal como se contiene en la magna edi-ción de J.P. Migne, (cf. la lista de Auto-res en la Bibliografía pp. 17-28; glosa-rio de autores y obras pp. 333-338).

El libro de Isaías siempre ha forma-do parte del canon de la Escritura, tantodel de la Biblia hebrea – Ley, Profetas,Escritos – como en la recepción cristia-na del A.T. (la traducción griega deLXX), que era la que comentaban losPadres, tanto en lengua griega como enversión latina (cf. introducción, pp. 29-35, del editor de este volumen, StevenA. McKinnon). El comentario patrísti-co a Isaías 1-39 que nos ha llegado sóloes completo, perícopa a perícopa, dealgunos autores, como Jerónimo, Euse-bio de Cesarea y Cirilo de Alejandría,éste conocedor de los dos anteriores;un comentario a Isaías 1-16, que pareceser de Basilio de Cesarea (PG 30,162ss), según estudios más recientes (cf. p.30)25, se ha transmitido como si fueraanónimo, homilías de J. Crisóstomoque explican pasajes para instrucciónde sus fieles oyentes; el comentario deTeodoreto de Ciro (publicado en SC276,295,315 por N. Guinot) que inter-preta cristológicamente el mensaje delProfeta, como Cirilo: “el objetivo de la

Ley y de los Profetas es Cristo (cf. p.31).

Aquí nos ofrece el editor de estecomentario a Isaías 1-39 “las principa-les líneas de pensamiento en la inter-pretación cristiana primitiva” (cf. p.31) con sus temas principales, como elya indicado, del anuncio del Mesíascumplido en Jesús de Nazaret (cf. laimportancia dada a Is 7, 14, en elcomentario pp. 104-116), de ahí lainterpretación mesiánica (pp. 32-33)como también Is 9,6-7 – un niño nos hanacido… príncipe de la paz – (comen-tario pp. 117-128), y no menos Is 11,1-9 (comentario pp. 143-163), con Is11,10-16 – el vástago de Jesé… raízbandera de los pueblos”- (comentariopp. 163-165). Quizá sean estos pasajeslos que nos dan una interpretación queserá la predominante en la posteridad,aunque no conviene olvidar la llamadaa la fidelidad frente a la idolatría, y elmensaje universal, la bendición - salva-ción anunciada a todos los pueblos,junto con la negativa de Israel a reco-nocer a Jesús como el Mesías.

El tipo de hermenéutica que aplicanlos Padres, alegoría / tipología, inter-pretación literal se puede encontrar entodos los autores, sin olvidar que todoscreen que la Escritura está inspiradapor Dios y que su centro está en elanuncio de Cristo, porque es el skoposde toda la Escritura, contra Marciónque rechazaba el A.T. La diferenciaestá, como muy bien indica, en el

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25 La opinión es de N.A. Lipatov, y creo que se refiere a lo publicado por la Universi-dad Católica de Lovaina, en B. COULIE – B. KINDT, CETEDOC, Thesaurus Basilii Caesarien-sis Opera Omnia, Thurnhout, Brepols, 2002. 2 vols. LI, 525 pp. y microfichas. La ediciónde P. Trevisan en Turín 1939, 2 vols.

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carácter maximalista o minimalista queden de la interpretación cristológica delA. T. (cf. pp. 34-35). En el caso de Isa-ías, la interpretación cristológica esunánime, como se puede ver en unascuantas páginas, que cito sin serexhaustivo: 40 (sumario de varios auto-res), 41 Isaías evangelista, pero tam-bién interpretación eclesiológica cf. p.42, Jerónimo; la interpretación delbuey y del asno en Is 1-3 (cf. pp. 44-46), las ya indicadas antes, referentes ala promesa del Enmanuel, o el pasajedel Mesías Rey (Is 9, 1-6 cf. pp. 117-128) unánimemente interpretado ensentido cristológico; el resto de Israel(Is 10,20-34 cf. pp. 137-142) o pasajesmás difíciles como el oráculo del juiciocontra Egipto (Is 19,1-15) donde inter-preta la nube como signo del cuerpo deCristo, aunque también la Virgen María(p.190, Jerónimo) que sigue después enBeda, la nube es la frágil naturalezahumana que reviste el Sol de justicia(p. 190, 195). La interpretación delbanquete a todos los pueblos (Is 25,6-8) se hace desde la salvación de Cristoofrecida a todos los pueblos (pp. 220-226), la piedra angular (Is 28,16-17)significa “Cristo es la roca” (cf. pp.252-255); de Cristo salvador se dicenlos nombres (cf. Is 3,1-24 brazo en el v.2, Señor, rey, etc., pp. 291-295). Inter-pretación mesiánica ofrecen los párra-fos que comentan Is 35,1-10 “Fortale-ced … se abrirán los ojos de los cie-gos…” (cf. pp. 301-313) y lo mismo

los episodios relacionados con Ezequí-as y su poema de Is 38 8 en compara-ción de superioridad (cf. p. 327).

La edición del volumen es cuidaday elegante, suele serlo toda la serie, yademás del glosario de autores y obras,contiene un índice de autores y obrasantiguos (pp. 341-342) y un excelenteíndice temático que permite confrontarla interpretación según los motivos teo-lógicos o sobre temas concretos, comofe, esperanza, o puntos capitales, Dios,Cristo, Espíritu Santo, Escritura. Elíndice bíblico cierra el volumen, que sepresenta como un excelente instrumen-to de estudio, de lectura y de medita-ción según los Padres de la Iglesia.

10. Las Confesiones de San Agus-tín, presentadas desde una doble pers-pectiva, su composición, su estructuray la experiencia personal que en ellasse nos transmite, por un lado (primeraparte, caps. I-II, pp. 21-66); y por otro,la lectura dividida en tres aspectos fun-damentales, siempre el sujeto, la perso-na Agustín en el centro: desde el naci-miento hasta la de-construcción (cap.III, pp. 69-94), la reunificación desdela conversión (cap. IV; pp. 95-130) y lareunificación según el espejo de laEscritura (Cap. V, pp. 131-161). Ésta esla propuesta de la Profesora Vanier enun pequeño pero denso libro que mere-ce la pena leer, aunque haya que teneral lado – es preferible – la obra mismade Las Confesiones26. Ya sabemos que

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26 Marie Anne VANIER, Les Confessions de Saint Augustin. Les Éditions du Cerf, 2007.173 pp. (Classiques du Christianisme). Las regencias textuales aludidas en esta breve expo-sición las tomo de OBRAS DE SAN AGUSTÍN, Las Confesiones, ed. crítica y anotada por ÁngelCustodio Vega osa, 8ª ed., BAC 11, Madrid, 1991.

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este libro es un clásico de la literaturauniversal y aun parte del patrimoniouniversal, pero más se puede conside-rar un “texto cristiano fundador”(según D. Tracy, citado varias veces enp.7-17 pero sin indicar exactamente lafuente), y, como toda obra de arteauténtico, “experiencia real de un acon-tecimiento de la verdad” (cit. p. 12). Esun rasgo propio de “los clásicos”, dicela autora, “su capacidad de desvelar laverdad” y de “transformar a su lector oespectador” (p. 12). Pero aún hay másteniendo en cuenta que Las Confesio-nes son una experiencia personal narra-da, la de un individuo “que explora elsignificado de su propia experiencia”en varias dimensiones, personales,comunitaria, de tradición como basedonde arraiga, es decir un descubri-miento de lo que es estar en el mundo y,a la vez, “de ser humano creado y re-creado por su creador” (p. 13).

Estas indicaciones de la autora creoque son acertadas, como lo es tambiénla opinión de Tracy, cuando habla deexperiencia de la revelación de Dios enCristo – encarnación, muerte y resu-rrección – referida a lo que nos trans-miten los clásicos cristianos como tes-tigos. Las Confesiones son una tripleconfesión de Agustín que habla en todotiempo, y no menos importante es eltestimonio de Teresa de Ávila, cuyalectura la traduce en una “viva emociónde mi corazón” (p. 21), ya que es unauténtico itinerario espiritual, es decir,algo más que autobiografía – nocomienza por la 1ª persona – trazado enla presencia de Dios, a quien remitetodo (p.23); por lo tanto, su confesiónde los pecados (los libros I-IX, según laautora cf. p. 29), pero no menos impor-

tante es la confesión de la fe (los tresúltimos libros, cf. pp. 29 y 37-41) ytambién la alabanza, la acción de gra-cias (libro X, cf. pp. 30 y 41-43), por-que la confesión resulta, al fin y alcabo, un reconocimiento de la graciade Dios y de las limitaciones persona-les (p. 30). La confesión es la que trazala unidad de toda la obra (cf. p. 48). Esla experiencia del “Noverim me, nove-rium Te” traducida en una extensa ydetallada exposición de su búsqueda dela identidad verdadera, con una admi-rable penetración en la intersubjetivi-dad propia – la verdad personal – reco-nocida a la luz del diálogo en presenciade Dios (p.32).

Las estructuras posibles y, por esomismo, las lecturas posibles de la obra(pp. 45-61) las propone unificadas a laluz de su experiencia de conversión(libro VII) y a la orden recibida “tolle,lege” (libro VIII), punto de partida parala reunificación de su ser recreado (cf.p. 46s) por lo que no es de extrañar lainterna coherencia de esta narracióncon sus otras obras como expone en pp.47-49 y no obstante las propuestasindicadas en p. 50-54, pues es la con-ciencia de Agustín la que está presenteen la exposición de su experiencia reli-giosa, como de su sentido moral recu-perado en la transformación interior yen la lectura de su humanidad que esaexperiencia representa, así como sureflejo en el espejo de la Escritura (cf.p. 54). Este viaje a la interioridad no seencierra en la autosuficiencia, sino quetermina en las manos de Dios: creatio,conversio, formatio (pp. 56-57), etapasdel retorno a sí mismo, según la pro-puesta neoplatónica, pero con el “des-

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centramiento” que le proporciona larecordatio, la memoria de la presenciade Dios actuando en su vida (p. 58).

La lectura de la autora es la segun-da parte de este sabroso libro, que pro-pone en las siguientes etapas: de la cre-ación a la de-construcción (Confess. I-V, pp. 69-94), sin olvidar el episodio delas peras (cf. p. 76) y su significadoreal en la comprensión del mal – latransgresión por sí misma, rasgomodernísimo -, más allá de la anécdotapoco significativa y como indicacióndel sentido de la responsabilidad perso-nal (contra los maniqueos), con la refe-rencia a sus otras obras. La conversióny el camino de reunificación (libros VI-X, cf. pp. 95-130 el “rediret ad memetipsum, intravi in intima mea, duce te”VII, 10,16) a la luz que descubre el ojodel alma, la luz inconmutable que des-cubre y aclara, y que en último términodescubre en Cristo (cf. p.130). Terminaproponiendo su reunificación en suconfrontación personal con la Escritu-ra: Sint castae deliciae meae scripturaetuae; nec fallar in eis nec fallam ex eis(XI, 2,3), hasta descubrir la intenciónque se descubre en ellas (cf. pp. 143-144), teniendo en cuenta a Dios, eltexto de la Escritura y quien consideraautor – al menos del Pentateuco -, Moi-sés. Descubre así la creación como undon de la bondad de Dios (cf. p. 146-147) que se manifiesta como Trinidadcreadora y redentora (p. 147s). Sonsuficientes estas pocas líneas para dar aentender la importancia de este libro dela Prof. Vanier para una lectura de las

Confesiones que tenga en cuenta elalcance profundo de este texto tan capi-tal para la comprensión del pensamien-to de Agustín, pero sobre todo, de laimportancia de la experiencia religiosacomo vivencia del misterio de Diosque ilumina la realidad - tantas vecesmisteriosa – del ser humano.

11. Continuando con San Agustín,Santiago Sierra Rubio, agustino, nosinvita a pasar quince días en compañíade uno de los grandes maestros delpensamiento y de la espiritualidad27.Quince días de espiritualidad trinitariasiguiendo los pasos de Agustín, desdesu conversión (pp. 19-24), es decir,desde la vida leída a la luz que puedecambiar radicalmente la vida personal(p. 22 y 24), y teniendo como basefirme la fe en la Trinidad (cf. pp. 25-31), porque Dios es un Padre miseri-cordioso (pp. 33-38) que nos amainmensamente, pues todo “está en mar-cha por su amor” y es “el que nos ense-ña a amar”. Pero es también por Cristo,el Dios Hijo (pp. 39-45), la verdad quenos descubre el amor en persona, únicocamino hacia Dios (p.43) y es EspírituSanto para darle una presencia real alDios misericordioso y al conocimientode Cristo (cf. pp. 47-52).

A partir del fundamento, la criaturahumana se comprende como imagen deDios (cf. pp. 53-58), descubre su inte-rioridad como la verdad que ilumina suvida porque se irradia desde Diosmismo y abre el camino a la trascen-dencia; esto produce una auténtica

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27 Santiago SIERRA RUBIO, 15 días con Agustín de Hipona. Ciudad Nueva, Madrid,Bogotá, Buenos Aires, México, Montevideo, Santiago, 2007. 123 pp.

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humildad, como estilo de vida y basede nuestras relaciones (pp. 65-70): “lahumildad consiste en conocernos comosomos, reconocernos hombres” (p. 66),“débiles, humanos, pecadores”, pero“seguros de que Dios nos da su gracia”(p.67). Desde la humildad podemoscomprender el valor de la caridad, cuyoorigen es Dios mismo (pp. 71-76) y ennosotros es esperanza y tensión, o lanecesidad de la oración (pp. 77-82)como signo de su presencia en el ritmocotidiano; la esperanza (pp. 83-88 pro-pia de quien está en camino, la santidad(pp. 89-95) como rectitud de corazón ycoherencia de la vida, la Eucaristía (pp.97-103) vivencia de Cristo que en laEucaristía se nos entrega, pero tambiénfuerza de unión de la comunidad, de laIglesia (pp. 105-110), según el ejemploque vemos en María (pp.111-116).Quince días para revisar y poner apunto la vida siguiendo la propuesta deSan Agustín, su experiencia y su cor-dialidad a la hora de comprender al serhumano y de leerlo en profundidaddesde Dios y su palabra viva.

12. Siguiendo con las propuestasespirituales, la obra que comentamos,una antología de textos bíblicos ypatrísticos, dispuesta para servir a laLectio divina, se centra en la pasión deJesucristo, según las fuentes bíblicas ypatrísticas. El hecho de que se hayausado al servicio de la oración cotidia-na de la vida contemplativa y ahora se

ofrezca a un público más amplio, indi-ca que la tradición viva de la Escrituray las obras de los Padres hasta la EdadMedia son una excelente escuela deoración. El libro llega ahora a susegunda edición, propuesta no comovolumen de estudio (cf. p. 13), sinocomo una ayuda para que la oraciónsea encuentro con el amor de Dios, quese ha manifestado en Cristo Jesús. Laedición ha sido preparada por las Her-manas Adoratrices del Monasterio Cot-tolenghino de Pralormo (Turín, Ita-lia)28.

La disposición de los materiales essencilla: los textos de la Escritura enprimer lugar, desde el anuncio de laPasión por Jesús (cf. pp. 17ss) y laantología de textos escogidos, desde laDidajé (p.131), Clemente Romano (pp.128,137,196,253,280) y Carta de Ber-nabé (p.21), con Justino Mártir (pp.113, 126 sobre la Eucaristía comomemorial de su pasión, muerte y resu-rrección; y 126 mera cita de la sangrede Cristo como alimento), con frag-mentos de Ireneo de Lyón (cf. p. 19,126), Lactancio (p. 411), Nilo Abad (p.451), Dídimo el Ciego (p. 392), Tertu-liano (p. 272), Cipriano (pp. 33,188,197, 395) y los grandes autores delos siglos III y IV. Pero también, SanBenito, San Bernardo, San Buenaven-tura, Nicolás Cabásilas, Dionisio elCartujano y Ludolfo de Sajonia, Juande la Cruz, Juan Pablo II, San José B.Cottolengo.

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28 La Passione di Gesù Cristo nelle fonti bibliche e patristiche. A cura del MonasteroCottolenghino Adoratrici del Preziosissimo Sangue, Pralormo (Torino), San Paolo, CiniselloBalsamo (Milano) 2007. 526 pp.

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Es decir, nos ofrece una amplísimacolección de textos que presentan lapasión tanto en sentido objetivo,unción en Betania (p. 39ss), como laCena pascual (pp. 53ss), o la traición(pp. 71ss; la de Pedro pp. 221ss), comoel escenario de los hechos y el dramainterior vivido por Jesús (pp. 163ss), oel proceso y las afrentas a Jesús (pp.253ss), los gestos de Pilato (pp. 285ss),el camino del Calvario (pp. 313ss y elencuentro con las mujeres), como lasdimensiones significativas, salvíficasdel drama (pp.349ss), la sangre y elagua (pp.425, nacimiento de la Iglesia),la Madre y el discípulo, el sepulcro(pp. 455ss) y la resurrección (pp.479s). Todo el Misterio pascual sepuede seguir tanto en las referenciasbíblicas como en la exposición que losPadres han propuesto para una mejorcomprensión espiritual y para una ora-ción de comunión y de identificacióncon Jesús. Es un instrumento de granvalor al servicio de la renovación espi-ritual y de la oración según la tradiciónde la Iglesia.

13. Del sacerdote rumano de ritolatino Damiano Spataru, la editorial E.Studio Dominicano nos ofrece estaexposición sobre la jerarquía eclesiásti-ca según los Padres Capadocios29. Es elresultado de su tesis doctoral defendidaen la Facultad de Teología de Luganoel 12 de mayo de 2006. La importanciade los Padres Capadocios, Basilio, Gre-gorio de Nacianzo, Gregorio de Nissa,

no necesita presentación, porque sonsignificativos por su actividad pastoraly su presencia docente en el siglo IV,cuando las dificultades doctrinales leshan llevado a una actividad intensa yvaliosa tanto en la doctrina como en laordenación práctica de la vida de laIglesia. Un aspecto de la actividad es elde la jerarquía eclesiástica y sus gra-dos, así como de los requisitos que seproponen.

Hay una gran parte del trabajo dedi-cada al episcopado (caps. 3, pp. 100-192; a los “corepíscopos”, es decir, losobispos rurales, de las poblaciones delcampo (cap. 5, pp. 246-275), el cap. 5dedicado a la colegialidad episcopal(pp. 193-245). Los otros capítulosestán dedicados al presbiterado (cap. 6,pp. 277-310), al diaconado (cap. 7, pp.311-343), al tema teológico del “carác-ter sacerdotal” (cap. 8, pp. 344-362), alos órdenes inferiores (cap. 9, pp. 363-377), a los laicos y los ministerios quedesempeñan (cap. 10, pp. 378-420sobre todo el diaconado femenino),viudas, confesores, catecúmenos, peni-tentes, portero, acólito, salmista, sepul-tureros. El útlimo cap. 11 (pp. 421-430)dedicado a los ascetas, fuera del ceno-bio y dentro de una institución monás-tica: ascetas, monjes, vírgenes. A todaesta exposición ha antepuesto un capí-tulo histórico (pp. 24-70) en el querecorre los datos que muestran el desa-rrollo evolutivo del ministerio jerárqui-co en la vida de la Iglesia, desde elsiglo I hasta Gregorio el Taumaturgo,

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29 Damiano SPATARU, Sacerdoti e diaconesse. La gerarchia eclesiástica secondo iPadri Cappadoci. Edizioni Studio Domenicano, Bologna, 2007. 502 pp.

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como figura destacada de la región deCapadocia, cuyo ministerio episcopalha caracterizado el origen de la Iglesiaen Capadocia. El otro capítulo intro-ductorio, el cap. 2 (pp.72-98), exponela estructura jerárquica de la Iglesia, elorden interno distinguiendo entre cléri-gos y laicos (p.79ss), personas consa-gradas (sacerdotes, diáconos, y minis-tros inferiores, p. 81s), ministerios con-feridos por la imposición de las manos(obispo, sacerdote, diácono) y el pue-blo de Dios.

Podemos aceptar que la estructurade la Jerarquía en el siglo III ya habíaestabilizado la sucesión apostólica enlos obispos, es decir, transmitida indivi-dualmente, en una persona (p.48), y lamisma Traditio apostolica menciona laconsagración de obispos, presbíteros ydiáconos como aspecto de la liturgia dela Iglesia, pero no sólo, es también elsacerdocio supremo (Tertuliano), cuyoorigen está en Jesús de Nazaret que hacomunicado el Espíritu a los apóstolesy éstos a sus sucesores (Traditio). Losdesarrollos no son exactamente igualesen todos los ámbitos en los que la Igle-sia está presente (cf. pp. 51-59), comoindica una carta de Firmiliano (p. 59) alhablar de seniores y praepositi, peropodemos decir que la posición centraldel obispo en la iglesia local es destaca-da en general, tanto en la predicaciónde la palabra de Dios, como en elgobierno de los servicios asistenciales.Por eso es “padre y madre” (p. 58), a lavez que se distingue entre presbítero yobispo, incluso de lo que significa elministerio petrino (p.60); la figura deGregorio el Taumaturgo es de especialrelieve para la región de Capadocia y elPonto (cf. pp.66-70).

La organización de la Iglesia no semuestra totalmente definida a comien-zos del siglo IV aunque el términotÜgma se usaba ya en Clemente Roma-no), cuando el orden superior pareceya definitivamente constituido porobispo, presbítero, diácono y el ordeninferior por los ministerios de subdiá-cono, lector, exorcista; laicos son lasdiaconisas, las vírgenes, las viudas, losascetas, los monjes, las monjas. Elobispo ocupa el primer puesto (p. 71),para garantizar el orden de la comuni-dad (cf. p. 76), de las asambleas, queprocede del Espíritu Santo, alma de laIglesia como cuerpo (p. 77) segúnGregorio de Nacianzo y Basilio, perode forma complementaria, aunque elministro tenga el encargo de guiar a lacomunidad al encuentro del Señor,porque representa a Cristo cabeza dela Iglesia. El obispo es el que sigue elmodelo que es Cristo (p.78). Los nom-bres técnicos vendrán después (cf. pp.87-90; 91-95) hasta completar la dis-tinción de los órdenes superiores -imposición de las manos – y los órde-nes inferiores – conferidos sin el ritode la imposición de las manos (cf. p.97).

Al ministerio episcopal dedica laparte más amplia del estudio (cf, caps.3,4,5 pp. 99-275) exponiendo los trescampos de significado del ministerioepiscopal, el obispo desde el siglo IVen adelante (cf. pp. 100-192) se regulapor una praxis que tiende a ser comúnen toda la Iglesia: elegidos para elgobierno de una Iglesia, celibato / con-tinencia como condición necesaria, yaordenado presbítero antes (Ambrosiode Milán, ¿es un caso excepcional?),la territorialidad, la ciudad y la estabi-

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lidad, es decir, el obispo residencial.La antigua disciplina (Basilio, p. 109)proponía tanto la elección por toda lacomunidad, como el nombramientodirecto (Basilio lo ejercía en Armenia,en nombre del Emperador Valente, cf.p. 110), sólo varones, de doctrina pro-bada, celibatario o continente (cf. pp.115-120), así como las formas de elec-ción y nombramiento, el rito de la con-sagración (imposición del evangelio,de las manos, plegaria de consagra-ción, pp. 122-145). Las funcionesministeriales, presentan una tipologíadel episcopado (cf. pp. 149-192) en sumás profunda caracterización, comomaestro de doctrina, enseñanza, cate-quesis, promotor del culto, garante dela fe; de santificación, sobre todo lacelebración de la eucaristía; de gobier-no.

La otra vertiente del episcopado esla “colegialidad” y el ministerio petrino(pp. 193-245) como expresión de lacomunión de fe y de vida sacramentaly de responsabilidad para presidir en lacaridad, para lo que sigue la informa-ción contenida en las Cartas de Basi-lio, con diversas posturas (cf. pp. 198-206), pero manteniendo el deber decada obispo de mantener la unidad, lacomunión, que abarca Oriente y Occi-dente, y con el Obispo de Roma. Elotro punto que completa la exposiciónsobre el episcopado se refiere a losobispos rurales (cf. pp. 246-275) queya hemos comentado antes.

Continúa la exposición del orden dela Iglesia por el presbiterado (pp. 276-310) y por el diaconado (311-343), asícomo un capítulo sobre el caráctersacerdotal (344-362) que no se desarro-lla desde el siglo XII y sólo en funciónde las controversias del siglo XVI,frente a la negación de Lutero, sino queindica algo más que la recepción deuna función, potestad de administrarlos sacramentos, sino que mira a la dig-nidad de la persona ordenada, la marcaque permanece incluso aunque se veaprivado de las funciones, porque valigada al carisma, al don del Espíritu.El libro se completa con otros capítulosya aludidos en este comentario, dedica-dos a las órdenes inferiores, a los lai-cos, a los ascetas. Se completa con unacuidada bibliografía de fuentes de losautores tratados y cristianas antiguas,documentos del Magisterio, y mono-grafías (cf. pp. 441-484), con índicesde nombres, de términos griegos. Ladocumentación es inmensa y ordenada-mente expuesta, lo que presta un granservicio no sólo a los que estudian elargumento, sino en sentido ecuménico,para quienes deseen comprender laestructura de la Iglesia, la función delministerio jerárquico, que no se explicadesde el poder en ningún caso, sinodesde la continuidad con el ministeriosalvífico de Cristo, a pesar de las des-viaciones que la historia documente. Esun excelente estudio sobre la evolucióndel ministerio.

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